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lengua, que le impide el goce de sus derechos humanos. Es originado por un sentimiento irracional de
superioridad de una persona sobre otra.
Se tiene la percepción de que el racismo está dirigido hacia las personas afrodescendientes cuando en
realidad posee varios componentes entre ellos el color de piel, el origen étnico, la raza y la lengua.
Encara el Racismo” es una campaña que tiene el objetivo de crear conciencia para prevenir y eliminar el
racismo, además de mostrar que éste parte de prejuicios, estigmas y estereotipos que impiden ver el valor
real de cada persona.
La acción complementa con una serie de actividades emprendidas por distintas instituciones como la
Fundación W.K. Kellogg, el COPRED, Secretaría de Cultura CDMX, el Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social (CIESAS), Festival de Documentales Ambulante, entre otras.
Imposible hacer un inventario exhaustivo y enumerar todos los problemas observados; nos
limitaremos, pues, a decir que, en general el racismo y la discriminación se manifiestan en todos los
aspectos principales de la vida cotidiana, como el empleo, la educación, la vivienda y el acceso a los
servicios sociales; en las violaciones de los derechos humanos contra miembros de las
comunidades romaníes; en aptitudes hostiles contra los migrantes, refugiados y solicitantes de
asilo y la estigmatización de esos grupos; en la creciente frecuencia de los incidentes antisemitas;
en la intensificación de las expresiones de islamofobia; en el uso de argumentos racistas,
antisemitas y xenófobos en el discurso político; y en un clima negativo en el seno de la opinión
pública, que desempeña un papel crucial en la aparición de expresiones de racismo e intolerancia
dentro de la sociedad. Estas tendencias, por supuesto, varían en escala de un país a otro, pero son
suficientemente significativas como para suscitar preocupación.
Para hacer frente a la situación, los países europeos han concebido respuestas en el plano nacional
y europeo. La característica principal de las medidas adoptadas por los Estados miembros del
Consejo de Europa en los últimos años es que las cuestiones relacionadas con la lucha contra el
racismo y la discriminación racial se aborden desde la perspectiva de la protección y promoción de
los derechos humanos: en otras palabras, el derecho a la protección contra el racismo y la
discriminación racial se considera, en primer lugar, un derecho fundamental de todos los seres
humanos.
A la hora de elaborar soluciones duraderas, prácticas y viables para luchar contra el racismo y la
discriminación racial, las opciones pueden diferir de un país a otro. Todas las estrategias deben por
lo menos incluir medidas en materia de legislación, concienciación, educación, acción positiva y
participación. Las leyes por sí solas no son suficientes para luchar contra el racismo y la
discriminación racial, pero obviamente son la piedra angular de esa lucha. En Europa, los mayores
adelantos de los últimos años se hicieron en el ámbito legal. Muchos Estados miembros han
iniciado reformas para complementar sus leyes nacionales de lucha contra la discriminación racial.
Desde el punto de vista de las víctimas, este es un paso positivo, dado que la existencia de medidas
legales y apropiadas para luchar contra la discriminación racial en forma efectiva, disuasiva y del
modo más satisfactorio posible tiene una importancia fundamental. Pero que esa legislación exista
no significa necesariamente que se logre garantizar la igualdad de derechos para todos los que
viven en esa sociedad. No basta con tipificar como delito la discriminación; debemos también
combatirla garantizando que las disposiciones previstas se apliquen realmente y se pongan en
práctica. Lo mismo puede decirse de las disposiciones del derecho penal que prohíben los actos
racistas.
A fin de que todas estas disposiciones sean efectivas, es imperioso que todas las autoridades las
apliquen, incluidas la policía y la judicatura. Su mera existencia no basta, se necesitan grandes
campañas de concienciación dirigidas al público en general y a las posibles víctimas, y debe
capacitarse a los funcionarios encargados de su aplicación. Por esta razón, es importante
establecer un órgano nacional independiente que tenga como única función la lucha contra el
racismo y la discriminación racial2 ; muchos Estados miembros del Consejo de Europa ya han
tomado medidas para establecerlo.
En lo que respecta a Europa en general, el adelanto más importante de los últimos años ha sido la
aprobación del Protocolo No. 12 del Convenio Europeo sobre Derechos Humanos, que entró en
vigor el 1° de abril de 2005. Este Protocolo contiene una cláusula general independiente que
prohíbe la discriminación. El hecho de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pueda recibir
solicitudes individuales en este ámbito convierte al Protocolo en un instrumento especialmente útil
para luchar contra la discriminación racial. Por el momento, sin embargo, sólo 35 de los 47 Estados
miembros del Consejo de Europa han firmado el Protocolo No. 12 y sólo 15 de ellos lo han
ratificado3.
Por último, los Estados miembros dieron un nuevo paso en la lucha contra el racismo y la
discriminación racial en 1994 cuando establecieron y pusieron en funcionamiento la Comisión
Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI). Esta Comisión, cuya labor se basa en el respeto
de los derechos humanos, tiene como función proteger contra el racismo y todas las formas de
discriminación racial a todas las personas que se encuentran en el territorio de los Estados
miembros del Consejo de Europa. La ECRI está formada por miembros independientes e
imparciales cuyas actividades estatutarias incluyen la vigilancia del racismo y la discriminación
racial en cada país, la formulación de recomendaciones sobre políticas generales y la
concienciación y difusión de información a través de sus relaciones con la sociedad civil4.
Uno de los principales logros de la ECRI es haber conseguido que se modifiquen las leyes y la
práctica en el plano nacional y en el plano europeo para luchar contra el racismo y la intolerancia en
forma más efectiva5. Sin duda una de sus principales contribuciones es que ha hecho comprender
que "racismo" y "discriminación racial" son conceptos que cambian y ahora incluyen actos dirigidos
contra personas o grupos, no sólo a causa de su color u origen étnico, sino también de su idioma,
religión o nacionalidad. El prerrequisito fundamental para luchar efectivamente contra el racismo y
la discriminación racial es reconocer que estos problemas existen. La ECRI ha revelado formas
cotidianas y generalizadas de racismo y discriminación racial en el plano paneuropeo, que crean
obstáculos importantes y a veces insuperables para muchos individuos.
En el futuro inmediato, los gobiernos europeos deben hacer frente a varios retos, dos de los cuales
son muy importantes: conseguir la aplicación efectiva de las medidas de lucha contra el racismo y
la discriminación racial en un entorno cada vez más determinado por la lucha contra el terrorismo; y
abordar la cuestión de la integración, que es objeto de un debate general en la mayoría de los países
europeos. Cabe señalar la Recomendación No. 8 de política general de la ECRI relativa a la lucha
contra el racismo en el marco de la lucha contra el terrorismo y la Recomendación No. 11 de
política general, aprobada el 29 de junio de 2007, relativa a la lucha contra el racismo y la
discriminación racial en las actividades de la policía. Esta última contiene una definición del uso de
perfiles raciales y pide a los Estados Miembros que definan claramente y prohíban por ley el uso de
estos perfiles. Dado que el uso de perfiles raciales ha aumentado y cobrado nuevas dimensiones en
el marco de la lucha contra el terrorismo, la Recomendación No. 11 es un medio útil de hacer frente
a una forma concreta de discriminación racial. En cuanto a la integración, es esencial subrayar
enérgicamente que el éxito de toda estrategia de integración se basará esencialmente en la
importancia que asigne a la lucha contra la discriminación en general, sobre todo la discriminación
racial. El principio de no discriminación y las políticas encaminadas a la consecución de la igualdad
son la base necesaria para lograr la integración.
En definitiva, los signos alentadores que se observan en el plano nacional y en Europa demuestran
que los gobiernos y la sociedad civil participan en forma genuina en la lucha contra el racismo y la
discriminación racial en todo el continente. Sin embargo, esta lucha está lejos de haberse ganado y
ahora más que nunca es necesario avanzar para orientar a nuestros países y para poner en práctica
y permitir que cobre su pleno significado el principio universal "Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos".