Educació Social 60

Educació Social 60 Editorial Libros recuperados Historia de la

infancia

época contempo
ránea. Este concepto y las actitudes que
despierta han ido variando a lo largo de
la historia, hasta el punto que podemos
afirmar que la concepción de la infancia
como grupo social específico no existe
hasta muy entrado el siglo xviii. Antes,
Lloyd deMause los niños/as “nos existían”. Se
Barcelona: Alianza Universidad, 1982 confunden entre la población y sufren
la agresión del adulto. De hecho, como
La tendencia tradicional de la investiga indica deMause, la historia de la
ción histórica ha sido estudiar los gran infancia es una historia trágica,
des hechos y los personajes famosos monótonamente penosa.
que han tenido alguna repercusión en la
historia. Esto ha hecho que el conoci DeMause se inspira en el psicoanálisis
miento histórico se haya realizado desde para construir la Teoría psicogénica de
una óptica restrictiva que, de manera la infancia, la tesis principal de la cual
inconsciente, ha dibujado una forma de es que la infancia debe estudiarse des
aproximarnos a la realidad que ha ob de la génesis de las relaciones paterno
viado la historia de la vida cotidiana y filiales. Es decir, el conocimiento de las
de las personas anónimas. relaciones entre adultos y niños/as nos
dará la clave para entender y conocer
DeMause plantea una investigación de las visiones que los adultos han tenido
naturaleza más intimista, con la idea de respecto a los niños/as a lo largo de la
fondo que el conocimiento de la cotidia historia.
nidad es una manera óptima para cono
cer las relaciones sociales y personales DeMause plantea tres formas de relación:
actuales. Para construir su historia se
fija en indicios indirectos, como es el Reacción proyectiva, que consiste en
estu dio de los cuentos tradicionales utilizar al niño/a como vehículo donde
como elementos que describen el se proyectan y se descargan los conteni
sentido más profundo de la sociedad dos del inconsciente del adulto, de for
hacia los niños/ as. El infanticidio, el ma que el niño/a se convierte en un tipo
abandono, por ejemplo, no están de recipiente. En este tipo de reacción el
escritos de forma ex plícita en ningún adulto considera que las diferentes ac
lugar; se puede iden tificar por las ciones de los niños/as están hechas con
constantes referencias en la literatura y intencionalidad y que tienen un compo
las narraciones orales de carácter nente de provocación hacia ellos.
tradicional.
Reacción de inversión, que consiste en
La primera idea que el autor apunta es utilizar al niño/a como sustituto de una
que el concepto de infancia que figura adulta importante en su propia
tenemos actualmente así como la
actitud hacia la infancia nace en la
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derecho a vivir del niño/a era una
decisión más o menos arbitraria de los
padres, ya que eran considerados como
de su propiedad y eran ellos los que te
nían el poder de disponer de su vida.
Otra práctica habitual era mantener una
actitud pasiva hacia los niños/as, que a
menudo también conducía a la muerte.
En este caso, los padres resuelven con
la muerte las angustias que les producen
los niños/as. Esta decisión está justifica
infancia. El niño/a debe satisfacer ne da socialmente y es una práctica habi
cesidades afectivas de los adultos y está tual bien vista.
“protegido” mientras el adulto obtiene
un provecho y reduce sus ansiedades. 2. Abandono (siglos iv-xiii)
Se da una evidente inversión de pape les Una vez que se acepta al niño/a como
donde el niño/a acostumbra a asumir ser con alma, la forma de deshacerse de
responsabilidades que corresponderían sus angustias es mediante el abandono.
al adulto mientras que el adulto mani En realidad podríamos conceptualizar
fiesta un comportamiento infantilizado. esta práctica como una forma de infan
En este caso, para dominar al niño/a el ticidio indirecto ya que no se consuma
adulto utiliza el chantaje afectivo o la el acto de matar, pero se deja al niño/a
fuerza física, si conviene. Considera una en una situación de grave desprotección
provocación que el niño/a no le obedez que a menudo acaba con la muerte.
ca en esta utilización.
3. Ambivalencia (siglos xiv-xvii) En la
Reacción empática, que consiste en ma edad media, el niño/a no tiene un lugar
nifestar una actitud comprensiva respec específico en la sociedad. El adul to no
to al niño/a, sus necesidades y sus re tenía consciencia de las particula ridades
acciones. El adulto es capaz de situarse ni de su proceso de crecimiento y
en el nivel del niño/a, identificar y com maduración. Esto se concretaba con que
prender sus necesidades, verlo como la el niño/a participaba de la vida del
persona que es hoy y no imaginarlo adulto tanto en el ocio como en el traba
desde el déficit, como el adulto que será jo, sin tener un espacio propio.
mañana.
En esta etapa, las relaciones proyectivas
En función de estos tres tipos de reac no han desaparecido, pero el niño/a en
ción, deMause establece seis grandes tra en la vida afectiva de los padres. A
periodos en las formas de relación pater partir de este punto, el niño/a es consi
no-filiales que han ido apareciendo a lo derado como un ser “malo” con tenden
largo de la historia. Estos periodos son: cias punibles. Por esta razón los adultos
infanticidio, abandono, ambivalencia, estaban preocupados en amoldarlo y,
intrusión, socialización y ayuda.

1. Infanticidio (antigüedad-siglo iv) El

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siglo xx)
En la medida en que las proyecciones
descienden notablemente, el carácter
habitual se decanta más hacia cuidar
y formar (guiarlo) en lugar de domi nar
la voluntad del niño/a. Es la época en la
que los tratados de educación se
centran básicamente en la socialización
del niño/a y, por primera vez, los padres
se interesan de forma sistemática por el
niño/a.
de esta forma, evitar la aparición de las
reacciones “peligrosas” que en realidad El siglo xix es, por primera vez, el siglo
eran sus proyecciones. Los castigos fí de la infancia y habrá una clara preocu
sicos eran muy habituales y tenían una pación pedagógica por la protección,
doble función: purificar al niño/a y des más allá del modelo caritativo y benéfi
cargar el peso emocional del adulto. Es co de los siglos precedentes.
una época de ambivalencia entre la apa
rente preocupación por la educación de Por otro lado, el trabajo educativo se
los niños/as (se escriben muchos trata hace en toda la población. De todas for
dos sobre cómo tratar a la infancia) y la mas, sigue predominando una mirada
actitud de fondo de carácter proyectivo. del niño/a desde el déficit porque el pa
trón de referencia es el adulto. En este
4. Intrusión (siglo xviii) sentido, se puede hablar de los “todavía
Durante el siglo xviii aparece el senti no” (todavía no adulto, no responsables,
miento moderno de la infancia, aunque no autónomos…).
no se generalizará hasta bien entrado el
siglo xix, casi el xx. Una vez que las 6. Ayuda (mediados siglo xx).
reacciones proyectivas y de inversión La relación con el niño/a en esta épo ca
disminuyen, la visión del niño/a como es básicamente empática. El interés ya
un enemigo peligroso se difumina hacia no está ni en dominar ni en sociali zar
otra en la que el niño/a empieza a ser únicamente, sino en desarrollar las
considerado por él mismo, pero todavía características propias de cada niño/a,
perfectible. Todavía no es una aproxi comprender sus necesidades y poten
mación de carácter empático, pero está ciar sus habilidades. La actitud de los
en el camino de serlo. En esta época padres es paciente y dedicada para que
nace la pediatría y las miradas cientifis el niño/a vaya creciendo en un ambien
tas hacia la infancia, que superan clara te agradable y cuidador. Las evidencias
mente las miradas moralistas que había más claras de este cambio es la apari
habido hasta el momento y que, sumada ción de las condiciones que iniciarán el
a la actitud de cuidado de los padres y camino desde la Declaración de Ginebra
madres, disminuyó notablemente la de 1924 (Eglantyne Jebb) hasta las Ob-
mortalidad infantil.

5. Socialización (siglo xix – mediados

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servaciones Generales de Naciones Uni

das para la concreción de los aspectos
críticos de la Convención de los Dere
chos de la Infancia, ya en el siglo xxi.

Esta teoría, como todas, tiene un cierto

esquematismo pero nos ayuda a enten
der la forma en que los adultos se rela
cionan con los niños/as. Por otro lado,
estas etapas no se anulan entre ellas, sino
que conviven, aunque las más primarias
tengan una frecuencia menor. De esta
forma, podemos entender cómo hoy en
día todavía hay casos de infanticidio, de
abandono o de violencia intrusiva. Los
arquetipos en la relación adulto-niño/a
continúan presentes y tienen mucha
fuerza. Esto también permite entender
por qué es tan difícil implementar en la
vida cotidiana los principios de la Con
vención de los Derechos de la Infancia.
Posiblemente deberemos concluir que
la sociedad adulta todavía no ha llegado
plenamente a una etapa de empatía. El
libro de deMause sigue siendo una refe
rencia a tener en cuenta en el apasionan
te estudio de la relación entre los adultos
y los niños; nos interpela y nos pone en
cuestión.

Jesús Vilar Martín

Profesor de la Facultad de Educación
Social y Trabajo Social
Pere Tarrés - Universidad Ramon Llull
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