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Tema 4. La Ortografía
Tema 4. La Ortografía
Tema 4. La Ortografía
La ortografía
1. ¿Qué es la ortografía?
[U]n conjunto de signos visibles o táctiles que se usan para representar unidades de
lenguaje de manera sistemá tica, con el propó sito de registrar mensajes que pueden
ser recuperados por cualquiera que conozca la lengua en cuestió n, y las reglas en
virtud de las cuales se codifican esos signos en el sistema escrito.
No debemos creer, sin embargo, que existe una “correlació n natural” entre la
lengua oral y la lengua escrita. La ortografía es, en ú ltimo término, convencional,
fruto de un acuerdo entre los hablantes de una comunidad lingü ística, de una
imposició n por parte de un gobierno o de una Academia, de la decantació n de los
usos de los escritores y editores a lo largo de la historia, o por una suma de estos y
otros factores. Precisamente porque no existe una correspondencia biunívoca
entre el registro oral y el registro escrito, la ortografía cambia perió dicamente. Hoy
en día a la Real Academia Españ ola le quitarían puntos en un examen de Lengua
por escribir Phelipe o phrases, por tener ese doble en necessarias o, sin ir má s lejos,
por acentuar Académia. Pero tampoco tenemos que remontarnos a tantos añ os
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Extraído de Escandell et al. 2009: El lenguaje humano, Madrid: Ramó n Areces, pá g. 83 (traducido
de The Blackwell Encyclopedia of Writing Systems).
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atrá s. Cuando nuestros padres aprendieron la ortografía del castellano, era
obligatorio acentuar el adverbio sólo y los pronombres demostrativos como éste,
mientras que hoy en día apenas se autoriza en caso de ambigü edad manifiesta.
No debemos creer tampoco que a cada lengua le corresponda una ortografía.
Dejemos de lado que, como sabemos, la mayoría de las lenguas del mundo no se
escribe. Pues bien, en aquellas en las que se escribe, es habitual que no exista un
consenso ortográ fico (esto es, que existan varias normas). Sucede en lenguas
minoritarias, donde no hay un organismo oficial que regule la ortografía ni un
sector editorial con peso suficiente para imponer una norma, pero también en
lenguas muy importantes, dentro de las que existen diferentes comunidades de
habla. Un caso bien conocido es el del inglés britá nico frente al inglés
estadounidense: colour – color, travelled – traveled, defence – defense, etc.
Otra cuestió n importante que conviene tener presente es que no existe una
correspondencia exacta entre la lengua oral y la lengua escrita: existen grafías
que no representan sonidos, sonidos que se asocian a má s de una grafía, grafías
que representan má s de un sonido, palabras tó nicas que no llevan tilde, posiciones
de pausa fó nica donde no aparece coma, signos de puntuació n cuyo uso es
estrictamente convencional (guion, raya, paréntesis, corchete…), etc.
“Se acabó : ya me he cansado de oír a locutores y locutrices [...] hablar como se escribe; ni
se dan cuenta de que a ellos mismos, en casa o de chateo con los amigos, no se les ocurre
hacer esas gracias, eKSterminio, iNStinto, oPStetricia y, ya puestos, eKStremeño, eKStraño
y oPScuridad, que só lo delante del micró fono practican, por ley de algú n imperio
pedagó gico que los mueve y que les paga.
Al fin y al cabo, el que se escriba caba o cava, hora u ora, rige o rije, zenit o cenit,
kilo o quilo, es cosa que a los hablantes puede molestarles en la escuela o a la hora de
escribir una carta a pariente de poca confianza o echar una istancia a la Superioridad,
pero nunca va a llegar a tocarles en lo vivo, en la lengua misma: hace ya mucho que los
má s recalcitrantes maestros de escuela renunciaron a obligar a sus pupilos a pronunciar
"con uve" las uves de la escritura oficial (que, por cierto, les había ya escamoteado
algunas que, como en los Imperfectos en -ava, eran del castellano viejo, donde vivía de
veras la oposició n B / V) [...]
De manera que, no tocando a lo vivo, ¿por qué no dejar a los míseros cultiparlantes que
carguen la escritura, aparte de sus fines ú tiles, con las galas ortográ ficas que revelan las
huellas de la Cultura y demuestran que ellos saben que hombre viene de homo y
lavar de lauare, si al fin todo eso no va a pasar de la escritura y só lo va a servir, a lo peor,
para la clasificació n de las poblaciones en diversos grados de aculturació n?”.
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Esa falta de correspondencia dificulta el aprendizaje y justifica la necesidad
de su enseñ anza explícita.
Es muy interesante la canció n Let's call the whole thing off (hermanos Gershwin,
1937), que refleja las diferencias de pronunciació n de numerosas palabras en el
inglés, por razones geográ ficas y, sobre todo, de clase social. La grafía tomatoes,
por ejemplo, abarca pronunciaciones tan dispares como /təˈmeɪtoʊz/ o /tə
ˈmɑːtoʊz/”2.
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Puedes consultar la canció n en el powerpoint que acompañ a a este texto. Ten presente que grafías
como tomahto no son normativas, sino simplemente un modo de llamar la atenció n sobre una
pronunciació n diferente del está ndar.
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(hay algú n ejemplo má s en el powerpoint).
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Email real recibido por una profesora del Departamento en junio de 2012.
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beca ni yo ni mi familia podemos sobre vivir, porque yo les mantengo con el
dinero de mi beca y sin ella no se que hacer, no me quedaba otra cosa que hacer
una chuleta. la aseguro que tengo ganas de estudiar.
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aprendizaje ortográ fico no debe desplazar el conocimiento de otras habilidades
que son tan, o probablemente má s, importantes, como la claridad y cohesió n en
la composició n del texto o la pronunciació n correcta y la buena expresió n oral.
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(Martín Vegas 2009: 153)4
Conviene señ alar también que el sistema de aprendizaje de los niñ os puede
contribuir también a paliar alguno de estos inconvenientes. Aunque el sistema de
escritura sea alfabético, los niñ os no aprenden solo sobre la base de la relació n
sonido-letra, sino que también adquieren la ortografía atendiendo a las relaciones
de significado entre palabras (familias léxicas) y a las relaciones morfoló gicas de
flexió n y derivació n. Así, por ejemplo, son ú tiles normas que agrupen a las palabras
por clases, como “todos los imperfectos de indicativo de la primera conjugació n se
escriben con b: -aba”.
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No son estas, por supuesto, las ú nicas reglas. Puede tener utilidad recordar que todos los grupos
consonánticos que contengan el sonido [b] se escriben con <b>: amable, cobrar...
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− Sobrevalorizació n del contenido sobre la forma. La prioridad es producir el
texto de modo á gil, con rapidez; la pulcritud y la correcció n son accesorias.
− Mayor tolerancia de las faltas de ortografía, ya que normalmente no afectan a
la comprensió n del texto.
− Menor exposició n a la lectura o, má s bien, exposició n a textos plagados de
incorrecciones desde el punto de vista normativo (p. ej., pá ginas web o
perió dicos digitales).
− Inmersió n en un mundo audiovisual: predomina la imagen y la letra impresa
ocupa un lugar marginal.
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Texto 2 (2º ciclo de Primaria)
La niñ a escribe tres veces, en diferentes partes del escrito, horejas y gramdes,
solució n que mantiene a lo largo de todo el texto. En el caso del primer elemento,
conoce que algunas palabras llevan h y otras no, y actú a de modo coherente al
mantenerla en orejas y al no utilizarla en dos palabras que considera iguales, la
preposició n a y la forma verbal ha. En lo tocante al segundo elemento, la niñ a
escribe correctamente la palabra cuento. Podemos deducir, por tanto, que conoce
la regla de que, delante de determinadas consonantes, se escribe m, pero falla en la
extensió n de la norma, ya que no la limita a p y b, sino que también la aplica ante d.
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fó nica, tiene que segmentar las unidades, porque así lo ha visto en otras ocasiones
(su casa; [dile] que baje; [voy] a comprar). Es posible que, má s adelante, la niñ a
sustituya esa hipó tesis por la de la unidad léxica (amigo, quedar...).
A la hora de diagnosticar las carencias de los alumnos (o, dicho de otro modo,
el grado de desarrollo de su proceso de aprendizaje) y diseñ ar ejercicios
apropiados, es importante analizar qué errores se cometen, cuá l es su tipología y
cuá l es el subsistema de la lengua afectado.
En la tradició n pedagó gica españ ola ha tenido mucho éxito una divisió n
propuesta en 1926 por el maestro e historiador catalá n Alexandre Galí. Este
pensador distingue una ortografía natural y una ortografía arbitraria,
separadas por el mayor o menor convencionalismo (arbitrariedad) de la norma
ortográ fica.
a) La ortografía natural es aquella que comprende las normas elementales de
correspondencia entre sonido y grafía, aquella que obedece a relaciones
regulares entre ambos planos. La lectura se ve alterada. Errores en el plano
de la ortografía natural pueden ser:
− Omisió n de sonidos: lota por pelota.
− Alteraciones en el orden de las letras: mánica por máquina, pograma
por programa, etc.
− Errores infantiles de pronunciació n: pático por plástico, sopar por
soplar.
− Conocimiento incompleto de la correspondencia sonido-grafía: ceso
por queso.
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− Es má s difícil de lo que parece señ alar cuá ndo hay correspondencia entre
sonido y grafía, ya que en la lengua oral hay una gran variedad de
realizaciones fó nicas, dependiendo del dialecto; tampoco puede obviarse el
problema de los errores causados por interferencia lingü ística.
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3.3. Orientaciones metodológicas para la enseñanza de la ortografía 5.
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Daremos simplemente algunos apuntes bá sicos sobre estas cuestiones; pueden ampliarse en los
manuales de Cassany y Prado Aragonés, así como en las obras especializadas de Camps et al. y de
Barberá et al.
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● El maestro tiene que adecuarse a la edad del alumno y a su nivel de
desarrollo. Es importante tener en cuenta, en primer lugar, que los niñ os
tienen una capacidad de generalizació n limitada. Por tanto, su capacidad de
aplicar las reglas también será limitada. No debemos esperar, por tanto, que
vayan a aplicar sistemá ticamente a toda su producció n cada regla que
aprendan. Tampoco deberemos ceñ irnos inexorablemente a la
programació n didá ctica o al libro de texto si comprobamos que una
determinada cuestió n ya está bien adquirida.
De la lectura de los apartados 3.2. y 3.3. se deduce que hay que combatir el
concepto de error como sanción, muy vigente todavía en algunas escuelas. Este
enfoque obedece a un concepto mecanicista de la enseñ anza de la ortografía,
aislada de otros elementos lingü ísticos, con una evaluació n eminentemente
cuantitativa. La falta ortográ fica se pone en el primer plano, es el centro de
atenció n. La competencia ortográ fica del alumno es inversamente proporcional al
nú mero de faltas (el objetivo es acercarse al valor cero). Así, el error es un
problema que el niñ o debe superar; su comisió n se castiga con ejercicios
adicionales y/o con malas notas.
Sin embargo, hemos visto que el error es esencial en el proceso de
aprendizaje, no son “defectos”, sino marcadores del proceso de aprendizaje.
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Cometer faltas es normal, no es algo anó malo. No son, ademá s, buenos indicadores
del proceso de aprendizaje, ya que un niñ o que conozca las reglas puede cometer
faltas por cansancio o, viceversa, aunque no se conozca bien la regla, puede
acertarse con la ortografía.
La valoració n cuantitativa de las faltas de ortografía tiene que evitar
discriminar a los alumnos que escriben mucho (por ejemplo, no penalizar las faltas
a partir de un determinado nú mero de palabras) y debe tener en cuenta la
“gravedad” del error cometido. Obviamente, deberemos prestar mucha atenció n a
la valoració n cualitativa.
3.5. Actividades
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