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Pautas para Una Crianza Positiva

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Pautas para una Crianza Positiva

El estilo de crianza positiva es un estilo de crianza que se basa en el respeto a los


hijos, en criar con amor y, sobre todo, en hacerlo a través de una conducta no violenta, que
sea dignificante, óptima, segura, actualizada y contextualizada.

Las madres y padres, inician los procesos de crianza con muy poca conciencia de la
forma en que realmente desean educar a sus hijos e hijas, dándose en su lugar una
repetición de patrones de sus propias experiencias de crianza. (Víquez, 2014).

Los tiempos cambian y nuestros niños también.


Hay que entender que vivimos en una nueva realidad los niños y niñas del Siglo
XXI, son muy diferentes a los nacidos en siglos anteriores. Hay nuevas manifestaciones de
la inteligencia, mayor conciencia de ser ciudadanos sujetos sociales de derechos, una mente
más orientada a la tecnología y muchos estímulos del medio que propician
cuestionamientos sobre las relaciones familiares.

Educarnos como familia.


En las realidades del Siglo XXI, los padres y madres de familia descubren la
necesidad de prepararse para responder adecuadamente dentro de responsabilidad a fin de
enseñar valores transversales y fortalecer los factores protectores de estas familias y
contribuir de esta manera, no solo a fortalecer la relación con sus hijos, sino a romper el
ciclo intergeneracional de violencia

La educación a la familia contribuye a reducir las denuncias por maltrato y


negligencia, así como también, prevenir situaciones de riesgo en familias de riesgo
moderado o alto. Un acercamiento dentro de una relación padres e hijos en una práctica de
patrones de crianza debe ser asertivo, respetuoso, dignificante, potenciador del amor y las
buenas relaciones familiares.

¿Por qué la crianza es tan complicada?


El ambiente en que se desarrolla el niño, la niña o el adolescente es determinante
puesto que el desarrollo integral de la niñez y adolescencia se encuentra en interacción con
el entorno, en este proceso intervienen una serie de factores, es en ese ambiente donde se le
proporciona la información, la procesa y almacena.

- Factores internos: los biológicos, como el crecimiento, maduración; psicológicos,


sociales, morales y espirituales.
- Factores externos: la familia, la cultura y la sociedad.

El desarrollo cerebral generado durante la niñez, tiene una influencia determinante


en el aprendizaje, la conducta y la salud integral.

Deberes parentales
- Ejercer la autoridad de manera en que se preserven los derechos, realizar un proceso
educativo para facilitar las herramientas básicas para desarrollar un ambiente de
diálogo, reflexión y de confianza.
- Enfrentar la cotidianidad y poner en práctica patrones de crianza centrados en un
desarrollo integral, que respeta los derechos de la niñez y construyan espacios de
convivencia saludables.
- Proteger, dar oportunidades, seguridad física y emocional
- Transmitir amor, la alegría de vivir y la esperanza
- El “sentirse parte de”
- La capacidad de tener, en primer orden autocontrol de sus propias emociones y haber
ensayado y aplicado el respeto como pauta permanente de la dinámica familiar.

El juego como herramienta de crianza


- El juego permite el desarrollo de habilidades, actitudes, valores, hábitos, creatividad e
imaginación, la integración y adaptación.
- Facilita libertad de adaptación, complementación en las diferentes actividades que se
organizan y diversidad en cada una de las estrategias que se ofrecen.
- Permite nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse en forma fluida, amplía su
vocabulario.
- Permite relacionarse con otras personas y desarrolla la imaginación participando.
Pautas para el autocontrol y nivelación de la tensión familiar

Cálmese en silencio: El silencio y la calma son imprescindibles para llegar a cualquier tipo
de negociación en la familia. A partir de los acuerdos familiares, la interacción mejora
incidiendo en el comportamiento de los niños y las niñas.
Los adultos deben aprender y practicar algunas estrategias para calmarse: tiempo fuera,
respiraciones profundas, practicar la meditación, visualizaciones y otras. Es importante
poder guardar silencio temporalmente ante ciertas situaciones ya que el riesgo de decir
palabras hirientes es muy grande cuando una persona se encuentra en estados alterados.
Escuche: El arte de escuchar está poco desarrollado en nuestras familias. Es importante
notar cómo en las conversaciones nos interrumpimos constantemente y en ocasiones se
torna imposible terminar de decir una idea en un grupo.
Igualmente, las familias se encuentran invadidas por sonidos externos como televisión,
música, internet y otros medios que impiden una escucha respetuosa a nuestros hijos, esto,
sumado a que muchas personas no logran poner atención cuando les hablan.
Converse: Conversar implica ponerse cara a cara con el niño y permitir que él o ella a su
propio ritmo pueda decir lo que siente o piensa. Esto se debe hacer con paciencia (amor) y
bondad, ya que el niño o niña puede ser lento o poco asertivo para comunicarse. La idea es
sustituir los regaños y gritos por conversaciones.
Explique: Una conversación productiva implica tener los argumentos de ambas partes. Por
qué se desea que el niño, niña o adolescente haga o no haga lo que se está pidiendo. Para
explicarle al niño, debo primero tener claridad sobre lo que quiero o necesito que haga.
Llegue a acuerdos: A mayor edad, mayor posibilidad de lograr acuerdos con los niños y
adolescentes. Un acuerdo es una propuesta que resulta positiva para ambas partes, aunque
implica en muchas ocasiones ceder. Es importante que, como adultos responsables de la
protección y oportunidades, tengamos muy claro que la concesión de los adultos debe ser
siempre vigilar por la seguridad e intereses del menor.
Pirámide de Maslow

La pirámide de Maslow es una teoría psicológica sobre la motivación humana, donde se


expone que conforme satisfacemos las necesidades más básicas, aspiramos a otras más
complejas. (Maslow, 1993)

Salud física y psicológica. La prioridad siempre debe ser garantizar una buena salud, física
y psicológica. Esto incluye la eliminación de estrés. Encontrarse bien.
Seguridad. Crear un vínculo con los hijos y ofrecerles seguridad y afecto, sería la segunda
fase de necesidades básicas para los niños.
Valores, límites y normas para aportar a la seguridad emocional.
Cariño, amor y protección para brindar seguridad y protección.
El aprendizaje y la sociabilidad.
Relaciones sociales
Creación de vínculos más allá de la familia.
Participación en actividades extraescolares.
Formar parte de equipos o determinados deportes, asociaciones, grupos de teatro...
Sentirse aceptado por los demás.
Autoestima y reconocimiento.  Es importante ayudar a nuestro hijo a potenciar la
autoestima y la confianza en sí mismo para que pueda llegar a la cúspide de la pirámide.
Quererse a sí mismo como es, con sus limitaciones e imperfecciones. 
La ilusión, la motivación y superar nuevos retos y obstáculos son motores del aprendizaje y
el esfuerzo.
Reconocimiento de los triunfos, los elogios y los refuerzos positivos en todo lo que haga
bien y en sus grandes esfuerzos.
Dale herramientas para aprender a solucionar conflictos y tolerancia a la frustración.
Enseña a tu hijo a enfrentarse a las derrotas y caídas.
Los sueños. Una vez atendidas todas las necesidades básicas está el gran objetivo, todo lo
que tu hijo sueñe. Son sus grandes aspiraciones, pero no podrá llegar a ellas si descuidamos
las otras necesidades.

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