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Mas Allatildeiexcl de Los Lenguajes Jacobo Grinberg Zylberbaum 5
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Editorial Trilla
Mexico ) 97ğ
Primera edición, noviembre de 1976
La presentación y disposición en coni unto de
MAS ALLA DE LOS L.ENGUA j'ES
son pro piedad del editor. Pro hibida ía re produc ció n
parci‹rf o total de esta o bra, por cualquier me dio o método
sin autorización p or esc vito del editor.
Dere c hos reservados con form e a la le y.
QC 1976 Edit ovial 7'rillas, 5. A.
Av. 5 de Mayo 43-105 México 1 D.F.
Miembro de la Cómara Nacional de la
In dustria Editorial. Re g. num. 158
Im preso en Méxic o
La gran paradoja surge al darse cuenta que algunos caminos que se
consideraban infinitos llegan al mismo punto de partida; seguramente
que volviéndolos a recorrer sucedería lo mismo. No me refiero a ese
infinito circular cuando hab›1o de infinito; ya desde aquí es posible
entrever el contenido de este libro: el infinito circular y el infinito de los
lenguajes. Sería demasiado ambicioso querer reducir el significado de
los lenguajes a palabras introductorias.
Por ello, solamente enfatizaré un punto. Este libro está escrito en
diferentes lenguajes. Cuando el lector se envuelva en su significado
sabrá lo que quiero decir. Cuando planeaba su contenido, me enfrenté
con varias posibilidades. La primera la pude descartar después de 24 ho-
ras; consistía en una especie de diccionario en el cual una frase, un
gesto o un pensamiento eran traducidos de uno a otro lenguaje. Más
adelante llegó la segunda posibilidad ; recreaba un salón de clases en
el cual se enseñaban los lenguajes, el maestro llegaba sin apuntes y sin
programa y les decía a sus alumnos que lo que sucedería sert’a. Con-
fieso que es una idea interesante, pero al recorrerla me enfrenté con un
problema insalvable: tendría que usar un solo lenguaje y además, la
totalidad del libro atentaría en contra de la idea. Quiero decir que pro-
vendría de lo imaginado.
Después de tres horas apareció el planteamiento que me decidió a
empezar a escribir.
5
Capítulo I 9 Capítulo XIV 75
Capítulo II 15 Capítulo XV 77
Capítulo III 19 Capítulo XVI 83
C.apítulo IV 25 Capítulo XVII 89
Capítulo V 29 Capítulo XVIII 97
Capítulo VI 33 Capítulo XIX 101
Capítulo VII 37 Capítulo XX 105
Capítulo VIII 43 Capítulo XXI 115
Capítulo IX 49 Capítulo XXII 119
Capítulo X 53 Capítulo XXIII 127
Capítulo XI 63 Capítulo XXIV 133
Capítulo XII 67 Capítulo XXV 139
Capítulo XIII 71 Capítulo XXVI 145
1. Después de luchar toda la tarde en contra de la sensación de satu-
ración, decidí que eran las cinco de la tarde. Había leído a Koestler,
que me sorprendió con datos estadísticos y validaciones de autoridades;
al final, dejé de tenerle confianza y salí de mi casa. Encontré a Det
en la suya, la misma que una noche anterior consideré envidiable por su
pobreza. Le costó trabajo despertar y yo volví a sentirme en presencia
de un hombre acabado; simplemente él había visto demasiado y ahora
ya nada tenía sentido. Recordé la imagen de un hombre barbado re-
cogiendo basura de las calles para limpiar el planeta y la emoción
al darme cuenta que aun a él lo había predicho; pero después pensé
que era todo menos una hazaña.
Miles de Dets se vieron en los sesentas ante la misma alternativa
que a mí me pareció fantástica cuando la escribí. Por supuesto que
ine voy dando cuenta que lo fantástico es considerarlo así.
Me ofreció una taza de té y al entregármela hirviente, si tiempo,
entendí que mucho era preparado de antemano. Me desilusioné a me-
dias y recordé que también la noche anterior me había confesado su
soledad. Decidí que no dejaría entrar su mundo, era demasiado triste
y pesimista. En cambio, asentaría el mío y, aunque ya sabía de la im-
posibilidad de transmitirlo, conocía la maniobra para no caer. Creo
que mi gesto lo asustó o por lo menos le asombró. Aquí debo explicar
una circunstancia que proyectada de mí es inocua, pero que recibida
de otro es terrible; consiste en hojear una revista.
Gasi demasiado tarde me di cuenta que Det era el receptor, así
que intenté disminuir la sensación en él, sin dejar, al mismo tiempo de
defenderme; le dije que las fotografías que veía eran muy bellas y se las
mostré. Creo que me rebajé a utilizar el primer lenguaje y para colmo
mencioné mi entusiasmo ante la perspectiva de visitar a Noj.
Definitivamente, Det no se enojó y eso confirmó mi sospecha: Ha-
bía descubierto que no era capaz de descubrirme. Me dije a mÍ mismo
que todo se ocultaba detrás de un cuerpo y que era lógico en al-
guien que, como Det, había escogido a la naturaleza y no al hombre.
DÍAS ALLÁ DE LOS LENGUAJES
11
LAS ALLA DE LOS LENGUAJ ES
14
1. —¡ Extraordinario descubrimiento! —me dije al otro día, y empecé
a escribir. Cuando estaba a punto de relatar mi viaje solitario, llegó Det.
La conversación fue en segundo lenguaje y terminó abruptamente.
Sentí que era demasiado pronto como para plantear la posibilidad
de ser. Det se asustó y yo comprendí demasiado tarde mi error.
Debo incluir aquí algo que no puedo dejar pasar. Dos días antes
habíamos escuchado a Bach, a instancia mía, cuando recordé que la úl-
tima vez me había dejado ir y que en medio de secuencias tonales
y contrapuntísticas, las cosas aparecían. Esta vez me dispuse a enten-
der y también apareció la duda. Cuando Bach moría, ¿dictó a uno de
sus hijos la transcripción musical de la muerte o simplemente continuó
defendiendo una estructura musical? Si era lo segundo, yo estaba du-
dando de la capacidad de Bach para hablar en segundo lenguaje. Det
me dijo que Bach había nacido escribiendo música y que al igual que
en Shakespeare, la conexión era directa.
A mí me intrigaba sobremanera el que uno o dos minutos antes de
morir Bach había cambiado de estilo para después retornar al otro ...
al suyo. Por supuesto —me dijo Det— fue la validación de toda su
vida. Como el amor a la muerte en el segundo lenguaje; es decir,
cuando se sabe que en ese momento el camino recorrido se aclara en
el carácter de ta1 instante. Debe ser así y por ello, vale la pena oírlo.
4. O escribir así.
Se aprende cuando se sabe cómo aprender, antes no.
¡ Se imaginan, nacer en una sociedad en la que eso sea lo primero
que se enseñe! Por lo visto, Det no nació en una sociedad así, ni yo. Se
acuerda que a los seis años lo obligaron a repetir un año de escuela sin
habérselo explicado. Yo estoy peor, ni siquiera me puedo acordar. Lo
cierto es que decidimos averiguar qué es lo que sucedía después.
Era más que claro. Un terrible odio contra la autoridad, basado en
la desconfianza. Después una validación de aquella al atacarla y por
último, un deseo de convertirse en ella. En verdad que existen externos,
todos los anteriores lo son en el segundo lenguaje.
Emoción, deseo, lucha, odio y desconfianza. Me pregunto si no se-
rán diferentes nombres para una misma cosa: lo externo. Pero enton-
ces surge de nuevo la duda... ¿la duda? es también lo mismo quizá.
El caso es que si el deseo aparece es necesario considerarlo parte
del ser, cuando no se le comprende. En el instante en el que es enten-
dido desaparece.
16
CAPITULO II
17
1. Es posible verlo todo como impersonal, siempre y cuando enseñe.
Posiblemente las dos condiciones sean sinónimas y el no ver algo o no
aceptarlo indique un temor a perderse. En cambio, cuando se acepta la
existencia de realidades en número infinito, su observación invita al
aprendizaje; sin embargo, existe una excepción, la cual se subordina a
la existencia de una realidad que pretenda ser la única verdadera. Por
supuesto que aun de ella se puede aprender, siempre y cuando no se
valore; como los estudiosos del cerebro, que por su actividad llegan a
pensar que están frente a la única realidad. Entenderlos significaría
aceptar que dentro de su estructura tienen la razón ... pero nada más.
Lo que sucede es que se teme, en todos los niveles. Primero puede
ser a perder comodidades y después ideas. Más adelante, el yo. ¿Lo
ven?, es el mismo terrior.
En el caso de lo impersonal, es obvio el temor a perder un orden
explicativo y caer así en confusión. Simplemente basta pensar que se
dejará de ser. Lo difícil de explicar es que el ser que se piensa es sólo
un externo... explicaciones. Es como escoger atendiendo a lo que ha
demostrado ser satisfactorio. Puesto que ya se sabe que los cambios
implican la posibilidad de perder (por un tiempo al menos) lo que en
anterior vivencia probó su excelsitud, se intenta permanecer en ella.
Algunos escogen para siempre. En el primer lenguaje es de jar la
busqueda. En el se gundo, encontrar lo buscado. En estos términos me
preparé antes de visitar a Noj.
La presencia de otro universo personal es necesaria para saber lo
que de personal tiene el nuestro. Así lo comprendió Det cuando al ha-
blar de un deseo suyo se dio cuenta de que yo no lo compartía y, por
tanto, sólo era suyo... —Entonces, ¿eso también es sólo mío? —me dijo
brillándole los ojos.
Pero también puede transformarse de éxtasis en angustia. Como
una vez que platicando con Imara dije que el hombre buscaba el do-
minio; ella creyó que yo me refería al sexo masculino y en una explo-
sión de feminismo rríe consideró explotador. Cuando supo que yo me
19
US ALLA DE LOS LENGUAJ ES
2. Egroj dijo una vez que el encuentro con uno mismo transforma
un cordero en león; segundo lenguaje, por supuesto. O sea, transfor-
marse de asombro de contacto a personal-impersonal. En el caso del
editor que se niega a publicar un libro sólo entendible para el autor.
O quizá es el caso del autor. O e1 de los dos. Pero no hablemos del
primer lenguaje ; en é1 todo es posible. En cambio, en el segundo len-
guaje sólo hay certeza.
Bueno, conocí por fin a Noj y salí de ahí sintiéndome revivido.
Al principio no lo entendí y después la sensación de vida comenzó a
explicarse. En parte, me dijo que yo era ambicioso y que siempre lo
lograría. ¿Gómo lo supo si ni aun yo lo sabía de mí? Después com-
prendí que lo era y me gustó. Por lo pronto quiero saber todo lo que
él sabe. Sé que esa es la forma de lograrlo... lo sé.
Además, vi en él la llegada a lo obvio. Eso me gustó mucho;
como la aceptación total. ¡ Bello camino! Por supuesto que ya no me
convertiré en é1; he tenido suficientes experiencias de ese tipo y sé
que son desastrosas. Me imaginé diciéndole que reconocía su sabiduría
y anunciándole que mi ambición era saberlo todo de é1. —¿Qué es un
saberlo? Por ello ... lo sé.
20
ÜAPITULO III
23
LAS ALLA DE LOS LENOUAJ ES
24
1. Atir estaba ahí y yo no me asombró; era natural que estuviese.
Tampoco me paralicé demasiado; era más importante conocer a Noj.
Su descripción del Tarot fue extraordinaria. Le fue dictada por una
tabla ouija. Es decir, por él mismo a través de esa manifestación. Pero
¿se imaginan?; colores, formas y secuencias:
Después de muchos años comenzó a entender lo que había pintado
con esas instrucciones.
En verdad que somos Dioses.
vieja: todo es inclusión. Todas las palabras del segundo lenguaje lo son
a1 menos, es decir, descubren la existencia de realidades; en otras pa-
labras, se refieren a la realidad. Es lo que la ciencia ha intentado hacer,
con tan pésimas consecuencias. La razón : el método. Esto último se
entiende en primer lenguaje como sigue: El método es una de las rea-
lidades, su uso determina ser una de tantas realidades, y no 1a realidad
como conjunto de realidades.
El segundo lenguaje, en cambio, es un vislumbrar las realidades
considerándolas como tales y, por tanto, desde un plano superior.
2. Tuve visitas que se prepararon su propia comida y en caída. Fue
terrible, sobre todo por la competencia, sin aceptación. Sé que ya no
puedo volver a su mundo. Ni siquiera aceptaron la discusión. Co-
bardes. . .
3. Va a llover y escribo porque respeto al hombre que hay en mí; en
segundo lenguaje, por supuesto. Es decir, aparecieron caras en los cie-
los y las primeras dos fueron las de las visitas. Él, un viejo hablando,
y ella... una cabeza de muerto sin sexo. Sin embargo, todavía viva...
esperando. Y él descubrió algo que debiera haber comprendido 50 años
atrás, y ella (al principio creí que moría) adquirió rostro y se expan-
dió. Pero después él se desdijo y ella volvió a ser calavera, hasta que
murió.
Entonces las nubes dieron lugar a dos ninos, me alegré mucho y
los vi crecer. Eran el cielo y uno de ellos... yo. Pensé entonces que
nada era comparable y soñé con levantar a alguien de su silla de ruedas;
entonces aparecieron monstruos en nubes negras, anunciando tormenta.
Por eso sé que va a llover.
Más adelante eso no tuvo importancia y un pajarillo cantó y era,
con todo, yo.
Y busca las razones que me hacen escribir y es porque respeto al
hombre que hay en mí.
Pero ello me sonroja, y además me impide hacerlo. Sin embargo,
creo que ya lo dije antes: en segundo lenguaje, por supuesto.
En fin, creo que eso no es así, pues si lo fuera dejaría de escribir,
y no quiero comprender la emoción que me da.
4. Cuando alguien habla de tridimensionalidad, se puede referir a la
experiencia perceptual como tal o a sus bases. Cuando se re(iere a esto
último, penetra a su propio mundo; es decir, a la tridimensionalidad en
segundo lenguaje.
Puede encontrar que la lógica retiniana asociada con la proyección
binocular es la responsable del fenómeno o puede considerarlo física-
PIT ULO V
31
1. Aun lo que yo creía ver no veía. Aun eso.
4. Ni aun los más íntimos pensamientos están ocultos. Son los que to-
dos poseemos.
8. Debo aceptar que fue delicioso pero lento. Regresemos, pues, al se-
gundo lenguaje; sin embargo, ¿lo ven?, esto último fue tercer lenguaje
también.
Por supuesto que dentro de este contexto, el último lenguaje es el
de la ciencia. El problema es cuándo se parte de ahí. Siempre se retorna.
9. Hay muchas formas de aprender porque cada una abarca más que
las otras. Eso es lo que se dijo en aparente tercer lenguaje, en casa de
Atir, y me parece sospechoso de serlo. Se los dije y me remataron con la
frase de que era mi sospecha. Me parece que tres veces repetí:
“Es mi sospecha, por supuesto, pero me parece sospechoso.”
Al final entendieron que era algo de suma gravedad, y yo callé
asustado. No les dije que lo de mi sospecha era rollo mío pero que su
remate era rollo suyo; pura paranoia en segundo lenguaje.
33
MÁs ALLÁ DE LOS LENGUA J ES
14. Fuimos al mar, Ivete y yo. Cuatro horas fueron 10 minutos y por
primera vez me atreví a decir que lo único que había aceptado del
mundo era el pensar. Después, todo fue delicioso. Me olvidé de mi nom-
bre y sólo le veía los ojos y olía su cuerpo. Lo de los fundamentales se
comprobó en el cielo. Ella lo veía rosa y yo entendí que era como la
forma universal de Det o como la velocidad de la luz. Esta última per-
manece constante, independientemente de la velocidad de la fuente
lumínica. Penetra y viaja en un espacio que no la afecta. Su velocidad
es la misma y por ello constituye una fundamental. Por supuesto que en
el cerebro de quien lo conceptúe así. Desde un avión, la tierra se nos ofre-
ció plena y planetaria de verdor, vida y nubes. En un momento me pa-
reció que mi modo de percibir un espacio gigantesco introduce un nuevo
elemento de interacción. Todo activa mi cerebro y por ello se conecta
e interactúa a través de él. La velocidad o el tiempo no cuentan. En
otras palabras, veo una montana y simultáneamente la luna. Algo en el
espacio viaja entre esos dos lugares a velocidad infinita... yo.
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LAS AI,LA DE LOS LENOUA J ES
36
1. La filosofía es extraordinariamente honesta, pues su estudio es el
de pensadores... y lo sabe. Antes dije que la evolución de la filosofía
es un detectar laberintos o “rollos” conceptuales. Véamoslo con mayor
detenimiento; un filósofo desarrolla un pensamiento original solamente
cuando es capaz de vivirlo y después verlo en perspectiva. La capacidad
de vivirlo está en relación directa con su sensibilidad y la de verlo en
perspectiva con su libertad, es decir, con su no miedo para cambiar.
Guando se pierde la sensibilidad se cae en la redundancia. Guando se
pierde la libertad se cae en el fanatismo; esto último por una razón
sencilla. En ocasiones parecería que el final del camino se ha alcanzado
y no es posible un desarrollo mayor o distinto.
Esto sucede cuando un falso elemento conceptual experimentado
como certeza es forzado a penetrar en un argumento como axioma fun-
“damental. El ejemplo más claro lo constituye Berkeley. Como evolución
de Locke, Berkeley abandona la consideración de objetos externos de-
jando solamente las ideas y la mente.
Lo que conocemos es en nosotros y, por tanto, somos los creadores
de los objetos; sin embargo, su pensamiento se vuelve ad hoc cuando
habla de lo imaginado. Si los objetos existen por la mente, ¿qué pasa
con ellos cuando no se les piensa? La contestación de Berkeley es que
subsisten en la mente de Dios.
Hume evita la redundancia abandonando o destruyendo la existen-
cia de lo externo (objetos externos) y de la mente como conocedora,
dejando solamente, como realidad, un munde de ideas... indudable-
mente, segundo lenguaje. Me siento tentado a pensar que el final de
una filosofía cualquiera llega de la misfna forma en la que principia:
emociones. Desde luego que en segundo lenguaje; es decir, pensamien-
tos que no se quieren entender. O en tercer lenguaje...
que no puedo evitar decir que las olas, el mar y la roca eran, para mí,
olas, mar y roca. El hecho de su existencia fuera de mi percepción es
indudable pero no tienen existencia semejante para mí, en tanto no las
perciba, recuerde o imagine. En sí mismas pueden ser lo que sean :
patrones energéticos, porciones de un todo inconmensurable.
Yo las construyo en cuanto olas, mar y roca. Es decir, soy un idea-
lista realista; idealista, porque sé que son en mí (o en cualquier otro cere-
bro que tenga mi misma duración del presente e iguales circuitos) crea-
ciones absolutas; realista, porque acepto ser selectivo de una totalidad
independiente de mí mismo. La diferencia entre ver las olas e imaginarlas
no es tanto que en un caso me mojen y en el otro no, sino la dirección
del flujo energético que las hace aparecer en mi interior. En el primer
caso se construyen de mi retina hacia mis circuitos de alta inclusión
y en el otro, en dirección opuesta. Puesto que existe en mí un detector
de flujos, sé cuando percibo y cuando imagino. Esto último es irrele-
vante para el objeto o para mí mismo mientras no viva la diferencia
como última pregunta. El caso es que alguna vez lo fue, pero ahora
ya no. Creo que sucedió cuando descubrí la existencia del segundo
lenguaje.
39
Más ArnÁ DE LOS LENGUA J ES
41
1. Me sigo asombrando por la diferencia entre un conocimiento vivido
en primer lenguaje y el mismo vivido en segundo. La solución para
todos los problemas educacionales sería el manejo permanente del se-
gundo lenguaje. Mi asombro me indica que todavía no comprendo cómo
lograrlo, y en verdad me gustaria.
Recuerdo que Iram me dijo alguna vez que un problema grave
era confiar en alguien y después verse defraudado. En aquel momento
asentí, dándome cuenta solamente de que las mentiras son desagra-
dables.
Tiempo después comprendí que quizá era una falta de confianza
del que confiaba hacia el “defraudador”. Es —pensé— un olvidarse de
que las personas cambian porque aprenden. Hace unos minutos por fin
lo entendí, en segundo lenguaje.
Me imaginé a mí mismo en el proceso de confiar desde mí mismo,
es decir, sin aprendizaje previo. Mi confianza consistiría en pensar que el
mismo deseo de comprender se manifiesta en alguien. Me vería de-
fraudado si la otra persona se estancara en algún rollo cultural artificial.
Pero no, no es exactamente lo que quiero decir... de nuevo no lo pue-
do comprender.
43
LAS ALLA DE LOS LE NGUA J ES
otras chocando con ellas. Cuando no tenía otro recurso para convencer
decía algo así como “¡ vamos!”, con una risa que indicaba que veía
tan lejos como era posible, y se le aparecía un camino cuyo final
estaba cerrado. Decíalo con tanta sinceridad que yo no tenía más remedio
que aceptar.
El gesto traiciona a1 pensamiento. Se preocupaba por mantener viva
la creatividad de los que lo rodeaban ... pero el gesto lo traicionaba.
Al final recibía dos contestaciones: o la furia o la dependencia abso-
luta. Se preguntaba por qué y no sabía lo del gesto.
Sólo en los que lo comprendían no había furia ni dependencia; eran
los que él amaba. Quizá alguno de ellos le explique lo del gesto. El lo
sabe sin saberlo, o ta1 vez ya no le importe. En este último caso deja
de ser un niño viajando en el interior de un gran cerebro. Este último
sigue estando ahí... es el niño quien desaparece, al creer que lo otro
es lo que muere.
9. ilusco las verdades que lo son a todos los niveles. Algunas veces
he creído encontrar algunas, como: la peligrosidad y la nociuidad de
correr detrás de los acuerdos. Ahora lo trato de aceptar puesto que, a
pesar de todo, persiste su necesidad. Cuando uno encuentra una verdad
universal, la trata de convertir en eso. Pero al final se da uno cuenta
de que era universo en tercer lenguaje; es decir, uno mismo.
Creo que eso le pasaba a Picasso ; una lucha titánica entre la posi-
bilidad de estar representando ideas universales y la duda de su carác-
ter unirrriaf. Pero oairBrinf parecióle ser un rollo: todos los hombres.
Al final parece abandonarse en definitiva y entonces surge. Pero hay
retornos, ahora no dolorosos y en retirada, sino para obtener más ideas.
Picasso sabía que era él pero al mismo tiempo él era la posibilidad de
existencia compartida con cualquier otro. La lucha cesa y viene la cal-
ma. Y siempre después el descubrimiento recomienza la búsqueda.
Pero en estos niveles ya no es búsqueda sino continuo encuentro.
Él mismo lo dice: “¡ Ya no busco, más bien encuentro!”
Han pasado los minotauros y las muertes.
12. Soñé con un diálogo que no puedo reproducir. Sé, sin embargo,
que en él se manejaron universales.
Después lo viví en una noche de bautizo. Fue mi castigo por no
recordar mi sueño. Supe entonces que no quería saber que algún día
terminaría. De nuevo tuve que defender el pensamiento. En esta oca-
sión lo dije bien claro, pero tampoco se entendió; mi paciencia casi
termina en un desprecio hacia el hombre.
Simplemente siendo me acusaban; simplemente viviendo me decían.
Y yo sé que mi ser y mi vivir son buscar respuestas. Pero sólo yo lo sé.
Los otros lo introducen en su concepto de nulidad. ¡ Maldita sea!
13. Pero ahora que hablo conmigo debo confesar que casi no pude
resistir perder a Ivette. Entró a la casa y miró a Det; después éste me
buscó para preguntarme si éramos amantes. Al final fue maravilloso,
entendí la hone,stidad de su mirada.
6. Egroj quemó todos sus cuadros y se fue de aquí. Días antes había
anunciado que intentaría transitar por el camino de la muerte; trata-
50
ÜAPIT ULO IX
mos de entenderlo. Det dice que es una catarsis y que regresará. Nomar
afirma que lo que va a buscar fue descubierto ya hace 5 000 años en
China durante una batalla entre los señores del Sol y los de la Luna.
Al final uno de los generales llora por la muerte de tantos inocentes y
otro le reclama diciendo que los dirigentes de tales batallas no se pueden
dar el lujo de falsos sentimentalismos. Después de decirlo se separan y el
segundo general muere después de encontrar la solución; lo lunar y lo so-
lar son una unidad. Según Nomar, Egroj comete un error por igno-
rancia; yo sólo digo que Egroj no sabe. Nomar me mira y se pregunta
cómo transmitírselo.
51
1. Cada ser humano es un universo infinito. Contiene al mundo ex-
terno y al interno, incluyendo en éste último las células de su cuerpo,
sus sistemas de irrigación sanguínea, sus órganos, etc. Sin embargo, se
ve y es visto como una unidad, suma de todos los elementos: su con-
ciencia. Esta no tiene cuerpo ni requiere en sí misma de sostén mate-
rial; es decir, opera como propiedad emergente, resultado de las altera-
ciones entre todos los elementos, pero su vivencia se aleja de éstos.
55
MJs AcN DE LOS LENGUAJ ES
56 •
PITULO X
61
1. Recuerdo que Vanesa me advirtió en una ocasión acerca de la
existencia de laberintos. Presumo que con el que acabo de relatar, ha
penetrado ya en dos de ellos.
El primero lo he relatado en otras ocasiones, por lo que ahora sola-
mente describiré algunos de sus detalles. En la descripción me convierto
en un ser imaginario y traslado la experiencia a otras geografías y
personajes.
2. Alfarón de Roma
Pues bien, Ipsión acostumbra pasar los día9 nones recibiendo ma-
sajes dados por esclavas negras de la región etíope. Dicen que le aclaran
el pensamiento y lo tranquilizan. ¡ “Tranquilizas” !, me río de tal su-
tileza. Si Ipsión hubiera conocido mi linaje y reino también se reiría.
Cuando vimos las columnas de humo y oímos los toques de batalla
era demasiado tarde. Días antes, unos vigías me habían anunciado la
marcha que Rómulo efectuaba en dirección a nuestro campamento ;
mas no les hice caso. Ningún hombre se atrevería a pelear en contra
nuestra, sabiendo de nuestra conciencia. Al contrario seguramente ve-
nían a nosotros para aprender.
Ese fue mi error y ahora me arrepiento. ¡ Mas, qué importa ya ! Me
trajeron encerrado en un cajón y amarrado a sus paredes, a mí ¡ Alfa-
rón del Nilo ! ... Después me hicieron comparecer ante el Senado.
Unas caras sonrientes me avergonzaron y yo sólo escupí hacia aden-
tro... ¿qué otra cosa podía hacer? No me trataron mal y de ello no
tengo quejas. Lo que me hizo enloquecer es que simplemente no me
trataron. En la humillación me cambiaron el nombre: Alfarón de Roma.
Después me encerraron en esta odiosa casa y pusieron a mi disposi- ción
servidores, amantes y uno que otro músico. Yo no necesitaba nada de
eso. Me hubieran bastado unos ojos verdes reflejando las montañas y
los valles. El hombre se adapta me dijo Rómulo y después Ipsión. Yo
los escuché temblando. Pero sigo recordando... siempre recordan-
do. . .
Después de banarnos en el río, recorríamos los dorados cañaverales.
El agua sonaba alegre mientras bañaba los tobillos bronceados de las
mujeres y los exquisitos muslos de los niños. Bastaba que alguien viese
una flor extraída para llamarnos a disfrutarla. Así, todos juntos reía-
mos, embelesados por los colores y perfumes. Cada vez que se nos ocu-
rría visitar un poblado pasaban cosas maravillosas. .. nuevas concien-
cias a las que escuchar y nuevos niños a los que ver.
Entre todos los recuerdos, uno resalta como estampado con hie-
rros al rojo. Sucedió después de visitar al más anciano de todo mi reino.
En la puerta de su casa y mientras nos despedíamos, una fuerza extraña
empezó a guiar mis pasos. Entendí que no debía resistir y al poco tiem-
po me encontré frente a una montaña gigantesca. Pero la montaiía
fue menos importante que el terreno plano, una extensión café parda
entre vegetación reptante. La fuerza continuaba y me hizo dar una
vuelta completa alrededor del centro del terreno. Más adelante, me im-
pulsó hacia aquél. Parado ahí, comencé a dudar: ¿Qué estaba hacien-
do tan lejos de mi campamento? En ese instante vi una mariposa. En
su vuelo se alejaba de la montaña y, al seguirla, adiviné su meta, un
cúmulo rocoso. A un metro de distancia sentí la presencia de una ser-
64
PITULO XI
3. La única razón válida para matar una conciencia, es saber que ella
es capaz de transmitir dolor, angustia y pesar.
La única razón válida para aislarse del resto del mundo es haber
llegado a la conclusión de que los sentimientos se transmiten, aceptar
luego la responsabilidad de su uso y, por ultimo, no poder hacerlo;
como el que decide sólo transmitir felicidad, porque es lo que recibirá a
cambio, y se da cuenta que no posee el método o la técnica para ha-
cerlo. Por tanto, no la transmite y no la recibe; su dolor es tal que
se aísla.
74
1. Estamos genéticamente construidos para vivir en sincronicidad A.
De todos los patrones energéticos que nos rodean, nuestros órganos sen-
soriales seleccionan sólo algunos, mismos que se transmiten a las es-
tructuras cerebrales centrales ; de esta forma vemos luz, oímos sonido
y aprendemos a reconocer formas, texturas y colores. Establecemos así
una comunicación directa con el mundo, comunicación que nos sincro-
niza con sus cambios.
76
1. Dios sólo mío: permíteme obrar sólo cuando pueda y no sentir
cuando no pueda.
4. Dios sólo tuyo: no dejes que los otros se olviden que tú también
existes y me dejen de amar por lo que soy.
5. Dios sólo mío: no permitas que las emociones de los otros te ha-
gan callar.
20. Dios sólo mío: jamás permitas que sienta cuando no pueda pe-
netrar a otro universo. Más bien ayúdame a hacerlo.
21. También Det estaba con Atir.Les dije que los estaba describiendo
pero con otro nombre. Les gustó y se regocijaron cuando lo oyeron.
Atir y Det son buenas personas que se aceptan y al mismo tiempo
—pensé— necesitan de aprobación externa. Pero luego les leí algo que
había escrito con la intención de describirlos en esencia, sin alabanzas
ni exageraciones, sólo una descripción, y les gustó todavía más.
29. Les platiqué a Det y Atir lo que me sucedió un día con Kire. Me
mostró su casa y me dijo que me tenía preparado un mensaje musical.
Antes, el mismo Kire me había confesado estar en búsqueda del prin-
cipio fundamental con que el cerebro trabaja, para así aplicarlo a la
construcción de una máquina superconciente que acelerara el camino
de la evolución. Primero me presentó una composición musical, resul-
tado del trabajo de un astrofísico que había hecho una grabación de
los cambios del campo magnetico terrestre, durante un año, después la
había reducido a 10 o IS minutos de grabación y por último, la había
transformado (mediante una computadora) en sonidos musicales.
Me pareció oír en ocasiones a Bach y en otras a Debussy. Era
—le dije a Atir— como si ellos hubieran tenido acceso a la conciencia
planetaria. Poco después reconocí Las estaciones de Vivaldi, y cambié
con ellas. Antes me parecía natural el haberlas detectado, pero recuer-
do que la mirada de Kire indicaba asombro.
Ahora considero que eso significó una prueba que Kire me planteó
para ver si yo también tenía acceso. Después oímos una música muy
moderna; era la segunda parte del mensaje musical y confieso que no
me gustó. Cuando se lo dije, Kire accedió a comunicarme la tercera
parte del mensaje. Era la Misa Pane Lin qua, de Josquin Des Prez.
Esta música hizo que apareciera la imagen de un campo y una ca-
rretera de tierra por la cual transitaba un anciano en una carreta ti-
rada por bueyes. Extrañamente, era la misma imagen que meses des-
pués vería con Det, camino a casa de Noj. Después me introduje en los
ojos del anciano y descubrí un mundo de gremios viviendo en un pe-
queíío pueblo medieval. Entonces recordé que la Mia se había escrito
en el siglo xili o xrv y que su título significaba, “para todas las len-
guas”. Es decir, que Josquin Des Prez, en ese tiempo ya tan remoto,
había encontrado la forma de transmitir las características de su mundo
utilizando la música; en otras palabras, su música era el medio por el
cual comunicaba su época. En mí, la comunicación era a través de imá-
genes y emociones. El anciano pertenecía al gremio de herreros. Actual-
mente vivo en un pequeno pueblo lleno de gremios. Pero no de herre-
ros, sino de artistas, lo que en última instancia significa lo mismo.
Kire sabía lo que hacía y eso me hace recordarlo con mucha sim-
patía. Sin embargo, después ocurrieron ciertas circunstancias que me
‘79
LAS ALLA DE LOS LEN GUAJ ES
82
1. Cuando la palabra
es el acto, amor
significa todo.
5. Los habitantes del siglo xii, como lo reflejan los manuscritos del
monasterio de Benediktbeuren vivían en relación lirecta con sus emo-
ciones, trasladando su significado y acaecer a fuerzas del mundo; su
amor era buen destino y, su dolor, tormenta. Las estaciones eran vistas
como seres humanos que se enfriaban con la nieve recién caída o se
vestían de flores y colores cálidos cuando las abejas buscaban miel.
17. Se vuelve cada vez más clara la existencia de una relación entre
sincronicidad, expansión del tiempo y surgimiento de la experiencia sub-
jetiva, como resultado de la activación de patrones neuronales. Todo
parece indicar que la base de estos fenómenos radica en la existencia
de patrones energéticos hipercomplejos.
88
1. Preocupado por hallar una solución a la relación entre el tiempo,
la experiencia y la .incronicidad, tuve el siguiente bueno:
Vivía en una ciudad gigantesca con dos amigos y supe que cada uno
de nosotros experimentaba una diferente duración del tiempo. La si-
tuación de superestimulación de la ciudad provocaba tales problemas
entre sus habitantes, que el gobierno de aquella había establecido lu-
gares especiales edificios gigantescos) en los cuales ocurrían escapes
en el tiempo. Decididos a resolver nuestros problemas penetramos en
uno de los edificios; tenía la forma de un cine con butacas y pan-
talla gigantesca.
Al sentarnos en las butacas, mis amigos y yo comenzamos a sen-
tir un giro de centrífuga; más bien, nos experimentamos dentro de
una centrífuga que giraba a una velocidad gigantesca. En ese instante
nos dimos cuenta que los giros significan un medio para trasladarnos
en el tiempo ; entonces desperté.
89
US ALLA DE LOS LENGUAJ ES
Puesto que no coincidía, lo que sucedió fue una detención del tiempo
interno para cada uno de los participantes. Uri Geller reporta una
experiencia semejante, pero con un efecto claro —ahora sí— sobre la
maquinaria; nuestra experiencia, en cambio, hace pensar que el cere-
bro puede desconectarse de la dimensión temporal. Lo más interesante
es que durante la desconexión, la actividad cognoscitiva persiste y la
impresión subjetiva es que en lugar de retardarse se acelera. La tercera
vivencia está asociada con las imágenes que ya he descrito en otros
capítulos.
Estas —novísimas, complejísimas y originales— aparecen durante
un retardo de la frecuencia electroencelafográfica; es decir, durante una
situación de presente alterado, como si lo que sucediera fuera un ac-
ceso a procesos internos que en situaciones diferentes están vedados al
escrutinio consciente. En otras palabras, las imágenes podrían ser la trans-
formación de patrones estructurales (de estructura cerebral, lógica
neuronal o aun estructura química de los componentes del cerebro) a
imágenes visuales, que sucede sólo cuando el cerebro es capaz de fun-
cionar con un detalle magnificado; es decir, cuando lo que en condicio-
nes normales constituye un pensamiento unitario es transformado, en
la situación de presente alterado, a un acceso de la secuencia del proceso
cognoscitivo.
Por último, en la vivencia de girar en centrífuga y transformarla
a visiones fantásticas (también ya relatada en capítulos anteriores) una
súbita sensación de giro se transforma en experiencias visuales que siem-
pre hacen pensar en otras épocas.
Un ejemplo claro de esta vivencia fue la visión de un viejo en su
carreta durante la Mira Pane Lingua. Es posible suponer que el giro
(también experimentado durante el sueño) no sea más que una ex-
pansión del presente y por tanto, un acceso a los detalles del proce-
samiento cognoscitivo; por supuesto, del procesamiento aquí transfor-
mado en visiones. Esta interpretación se asocia con las observaciones de
Noj según las cuales el acceso es a instancias del pasado grabadas en la
estructura genética. Independientemente de la mayor o menor veraci-
dad de tal interpretación, lo que se puede afirmar con certeza es que
la experiencia no es la de un viaje externo sino interno.
91
LAS ALLA DE LOS LE NGUAJ ES
8. Lo que antes era sólo intuición, ahora aparece más claro. Existe
una relación entre sincronicidad, tiempo y experiencia, que se basa en
la existencia de campos y patrones energéticos.
95
1. Si realmente existe la propuesta identidad entre experiencia y cam-
pos energéticos, debe ser posible analizar sus características y sobre todo
postular la forma en que ocurre la transformación de un campo ener-
gético en experiencia.
En este capítulo se postula la forma en que se realiza dicha trans-
formación, considerando solamente el sistema visual y el producto de
su actividad: los perceptos; sin embargo, la postulación puede ser apli-
cada a otros sistemas. Por último, intentaré introducirse a lo que po-
dría ser denominado “conciencia perceptual”.
haber tenido tal experiencia. Llevarlo a aceptar que su deseo era mo-
tivado por consideraciones puramente personales y que por ellas se ol-
vidaba y generalizaba, requirió un esfuerzo gigantesco. Por último,
aceptó la posibilidad de viajar al futuro, pero sólo conceptualmente;
el verdadero viaje siempre es conceptual y en el caso del futuro sólo es
posible a nivel predictivo. Cuando, en cambio, va acompañado de ac-
tos, su realidad se incrementa.
104
1. Toda actividad cuya única finalidad sea mostrarse al exterior está
destinada al fracaso. La danza es un buen ejemplo, al principio dirigida
a lograr una comunicación con patrones fundamentales (conciencia) se
convirtió en entretenimiento o en demostración externa de una habili-
dad. Su carácter esencial se abandonó por artificios automatizados.
Enseñar sólo es posible cuando no se pretende ensenar. La danza es
auténtica únicamente cuando se aprende de ella, y esto sucede cuando
se es capaz de no predecir el aprendizaje. Los ritos serán nefastos en
tanto no se extiendan como lenguaje totalizador o no lo sean de matu
proprio. La imitación sin conciencia sólo conduce a la imitación sin con-
ciencia, jamás al verdadero aprendizaje.
2. Cada quien escoge un mundo; sin embargo, todos ellos son simi-
lares en cuanto escogidos y mundos.
El proceso creativo
La noche anterior había llovido. En la mañana los camp›os despe-
dian un vapor húmedo y las piedras de las calles amanecieron cubiertas
107
MES ALLA DE LOS LE NGUA J ES
113
1. Toda fantasía es realidad desde el momento en que ocurre, no
importa que sea interna o externa. Ya analizamos esta dicotomía fan-
tástica en términos de expansión y por tanto, descartamos la aparente
diferencia que contenía. Por tanto, toda fantasía es real.
117
1. Hoy experimentó la sensación de presente sin expectancias a un ni-
vel que nunca había conocido. Simplemente estuve aquí, y ahora sin
suponerme en camino de un conocimiento futuro y sin ideas preconce-
bidas. Llegué a pensar que la vida es larga y mi cuerpo la maquinaria
que sostiene mi conciencia, conciencia que se recreará cada vez que
alguien lea esto.
120
Crízuno XXII
mero de dimensiones, haciendo clara la noción de centralización, el
punto.
Expandida en el mundo geométrico, la cruz seííala la existencia de
un principio generatriz, el punto, como origen del mundo lineal, y
de dos líneas, como el principio de una nueva dimensión espacial. Como
postulación de principios fundamentales, la cruz también indica la for-
ma en que la energía crea realidades. Si cada línea que la constituye se
conceptúa como fuerza energética, su conformación geométrica indica
que dos campos energéticos en interacción no sólo suman sus poderes
sino que dan nacimiento a uno nuevo.
Puesto que la cruz es un método para entender las bases del mun-
do, también puede ser vislumbrada su enseñanza desde una perspectiva
más global. En otras palabras, es la presentación de un camino mo-
ral ... el buen camino es la simpleza interactuante que señala y permite
un camino ilimitado e infinito en posibilidades.
El hecho de que la interacción de los elementos que la forman se-
ñala dos direcciones de un mismo desarrollo (hacia arriba, la super-
ficie bidimensional y hacia bajo el punto unidimensional) quiere decir
que todo auténtico avance conceptual no debe restringirse en cuanto
a posibilidades; en otras palabras, cuando cada nivel de desarrollo con-
ceptual sea capaz de contener los previos y además señale varias direc-
ciones posibles, habrá la seguridad de que se transita por buen camino,
es decir se es libre. En cambio, cuando sólo senale en una dirección se
'irá en mal camino, habrá falta de libertad y dogmatismo.
Si se quiere, pone sobreaviso en contra del dogmatismo conceptual.
Puesto que no es azarosa la creación de un símbolo que como la cruz
se ha mantenido en el tiempo, permite conocer el nivel de pensamiento
y la capacidad de abstracción de quienes la crearon; lo que quiere de-
cir que la visión de un símbolo como la cruz, es la de un algoritmo que
descifrado, permite conocer las bases fundamentales de los hombres y
la civilización que la creó y la usa. Además, indica o demuestra un
principio básico en el desarrollo y existencia del Universo, al señalar
las características de éste.
16. Antes de que el fuego aparezca la savia húmeda del tronco hierve.
Espuma verdosa se vislumbra y despues se piensa en la vida. Los tron-
cos se mueven y ennegrecen; cambios nuevos y sorprendentes aguardan
la oportunidad de aparecer, como la vida; nuevas propiedades resul-
tado de aceleración energética. De pronto, la luz rojiza transforma la
negrura de un tronco. De las ramas salen a presión gruesas columnas
de vapor espeso que se elevan. El momento ha llegado, en un cambio
cuántico y cualitativo increíble las llamas se elevan por entre los car-
bones encendidos y las maderas. Se vuelve a pensar en la aparición
de la vida y asombra la semejanza.
Después alguien pregunta cómo se supo el instante preciso y uno
contesta con una descripción. Al relatar la experiencia nos damos cuen-
ta que el antecedente inmediato a una nueva propiedad emergente es la
aceleración de procesos energéticos. El resultado puede ser la muerte
o la vida, todo depende de un ajuste en la dimensión temporal. Estoy
hablando en forma clásica, por tanto, pido que no tomes las palabras
a la ligera.
Nueva dimensión, la plática contigo; modo de funcionamiento que
de obvio se convierte en fantástico y delicioso. Es más, yo siempre dialogo
con alguien que está adentro. En ocasiones me contesta y en una de
ellas me asombró de mi propio diálogo. Pero ahora es la forma de ma-
nifestarme también y eso me acerca a mi esencia; bellísimo descubri-
miento que como siempre me lleva del entender al poderlo ver y des-
pués a sentirlo, nuevo entenderlo que se transforma en certeza. Y
aquí, sin embargo, surge la pregunta: ¿confundo una emoción con
la verdad que yo llamo certeza o es que la certeza se acompaña natu-
ralmente de emoción?
Otra vez quiero que lo entiendas y no dudes de haberlo visto y sen-
tido, por lo menos así funciono yo. Se termina cuando dudo y dudo
porque paso del sentirlo al verlo y de nuevo a intentar entenderlo. Así,
de círculo en círculo, vivo. Pero la sensación es “de espiral de diámetro
expandido”, es decir, el entender no permanece en el mismo plano sino
que se transforma, transformando cada vez más mi vida. Al final siem-
pre encuentro que el pensar puede llegar a ser aburrido y busco...
sentir. Y en el nuevo sentir hay otro universo; de retorno de ahí paso
a ver en mí mismo y después a entenderme.
Espirales en expansión con vueltas nuevas y sorprendentes; en oca-
siones me pierdo y la búsqueda se acompaña de desagrado. Es cuando
124
Cufruio XXII
espero que dependo de alguien; corto mi espiral yo mismo, sabiendo
y no queriendo saber lo que ocurre. Es sólo cuando me respeto, o por
lo menos lo era, porque ahora empiezo a sentir mi cuerpo sabiendo
que me sostiene. Confieso que alguna vez traté de entenderlo, en otra
casi lo ví y ahora empiezo a sentirlo.
125
1. A las personas hay que aceptarías con sus máscaras; es la única
‹forma de quitárselas.
131
1. En el principio sólo existía vivencia;
7. Y se vivió.
137
1. El efecto de un campo gravitacional es similar al de una acelera-
ción, tanto a nivel de experiencia subjetiva como con respecto al espacio
y al tiempo. Un ser humano sometido a una aceleración muy grande
envejece más lentamente que el que permanece estático. Lo mismo su-
cede con un campo gravitacional. La identidad entre campo gravita-
cional y aceleración y su contacto conceptual con la noción de espacio
son aparentes. Es más difícil entrever cómo se establece la relación con
el tiempo, a menos que, como dijimos antes, el tiempo en sí no exista
sino como cambio en la organización energética del espacio.
supe entonces que un centro decidía. Las decisiones eran varias; pero
la más fundamental consistía en escoger un punto de referencia. En-
tonces el yo era incambiable y al mismo tiempo cambiante... el centro
y el yo respectivamente.
Me entretuve en averiguar cuál era mi punto de referencia y me
encontré con que podía ser cualquiera. Después jugué a reconocerme
y entendí la ocasión en que me sentí transparente y sólo naturaleza.
19. Preocupado por las caídas, por las propias decepciones, caí en el
pesimismo más frío. Consideré que mi capacidad de desarrollo se había
detenido y aun revertido hacia niveles más primitivos. Det me hizo ver
la ineficacia y falsedad de tales pensamientos. Dijo que el pensamiento
y la propia identidad y cambios se ven, cuando hay caídas; he aquí la
función e importancia de los mismos. Uno puede estar viviendo cada
instante como sagrado y de pronto caer en el aburrimiento. Es el abu-
rrimiento el espejo que permite reconocer el éxtasis.
143
1. Existen hombres que creen poseer el conocimiento acerca de otros.
Crean instituciones que establecen reglas y procedimientos de control
sobre otras conciencias; se revisten de leyes y se rodean de autoridad;
decretar la muerte, el cambio o la cárcel.
Una de esas instituciones es la psiquiatría ortodoxa; sus miembros
se creen facultados para diagnosticar la enfermedad o salud mental de
seres humanos a los que en realidad sólo entienden dentro de sus reglas,
pero jamás en sí mismos. Las personas revestidas de tal autoridad son
las más dormidas al creer ser las más despiertas. Pueden sufrir en sí
mismas de dudas y depresiones y al mismo tiempo tratar las de sus
contemporáneos cuando en realidad funcionan de acuerdo a esquemas
y reglas automatizados y preestablecidos.
3. El gong que los orientales hacen resonar, posee una frecuencia ca-
racterística; esa es su finalidad real, resonar a una cierta frecuencia.
Por supuesto, la importancia de esto está en quién recibe las vibra-
ciones; pueden actuar como un mantra... hacen vibrar.
4. Hoy al llegar a una tienda supe que veía con otros ojos. Una rea-
lidad distinta a la mía se apoderó de mí y por un instante apenas sopor-
table penetré a otro cerebro.
145
MxS ALLÍ e LOS LRNGUAJ ES
5. Sin embargo, todavía dudo, creo que los gestos o las palabras fue-
ron las responsables y no un contacto directo. La existencia de campos
en expansión, la invención de términos como vibraciones, ondas, etc.,
dicen que las mismas experiencias han tenido otros seres además de mí.
Esto haría posible la conclusión de que a cierto nivel de funcionamiento
es la estructura misma del cerebro (común a la especie) la que se ac-
tiva determinando niveles vivenciales idénticos; más bien, pasos de
desarrollo similares. Me refiero al hecho de transmisión directa (telepá-
tica, si se quiere) de emociones, modos de percibir y aún experiencias.
12. La vida es ahora. Nunca antes fue más claro. Cada acto es sa-
grado, cada gesto, error, palabra y pensamiento forman parte de una
historia y dentro de ella significan.
Ninguna acción está de5ligada de la que le antecede y de la que
le sigue. Podrán parecer aberrantes para un observador externo, pero
no para quien las vive. De nuevo es la existencia de una experiencia lo
146
ÜAPÍT ULO XXVI
20. Sin prejuicios, vanidades y egoísmos. Sólo ver sin historia, pasado
o futuro. Ver que la vida es ahora, que el momento es éste, que cada
acto es el más valioso. Ver todo nuevo, todo puro y limpio de impu-
rezas. Ver el conocimiento y regocijarse en él. Saber de dónde procede
y saberlo nuevo ... ambas cosas.
33. Sin embargo, ellos son variables; por tanto también lo son las inter-
pretaciones. Pero ¡ cuidado !, esto es tercer lenguaje y significa que la
realidad es transformable aun a nivel de perceptos.
35. Pero también puede ser antes. Una posibilidad interesante es ace-
lerar el proceso transformando las emociones en imágenes y dejando
que con el gozo resultante aumente el entendimiento; aun el gozo se
subordina al entendimiento y eso sólo se da en seres orgánicamente
vivos.
43. Es posible considerar que cada uno de los componentes del mun-
do material estén conectados en forma invisible, pero altamente inter-
activa, con los otros.
44. Esto podría explicar por qué una carga eléctrica en movimiento
crea una alteración energética (campo magnético) perpendicular al
plano de su movimiento. Si consideramos que la carga en movimiento
hace oscilar estas conexiones, el campo magnético resultante sería la ma-
nifestación de la alteración de éstas.
151