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1945

Facundo o civilización y barbarie


en las pampas argentinas
D.F. Sarmiento

Selección (Advertencia del autor, Introducción,


Capítulo I, II, y V)

6° año
On ne tue point les idées.
Advertencia del autor
El Gobierno, a quien se comunicó el hecho, mandó una comisión
Después de terminada la publicación de esta obra, he recibido de encargada de descifrar el jeroglífico, que se decía contener desahogos
varios amigos rectificaciones de varios hechos referidos en ella. Algunas innobles, insultos y amenazas. Oída la traducción, "¡y bien!", dijeron,
inexactitudes han debido necesariamente escaparse en un trabajo "¿qué significa
hecho de prisa, lejos del teatro de los acontecimientos, y sobre un esto?". . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
asunto de que no se había escrito nada hasta el presente. Al coordinar ..............................................................
entre sí sucesos que han tenido lugar en distintas y remotas provincias, ..............................................................
y en épocas diversas, consultando un testigo ocular sobre un punto, ..............................................................
registrando manuscritos formados a la ligera, o apelando a las propias .......................................................
reminiscencias, no es extraño que de vez en cuando el lector argentino
eche de menos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algún nombre Significaba simplemente, que venía a Chile, donde la libertad
propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar. brillaba aún, y que me proponía hacer proyectar los rayos de las luces
de su prensa hasta el otro lado de los Andes. Los que conocen mi
Pero debo declarar que en los acontecimientos notables a que me conducta en Chile saben si he cumplido aquella protesta.
refiero, y que sirven de base a las explicaciones que doy, hay una
exactitud intachable de que responderán los documentos públicos que
sobre ellos existen.
Quizá haya un momento en que, desembarazado de las
preocupaciones que han precipitado la redacción de esta obrita, vuelva
a refundirla en un plan nuevo, desnudándola de toda digresión
accidental, y apoyándola en numerosos documentos oficiales, a que
sólo hago ahora una ligera referencia.
On ne tue point les idées.
FORTOUL

A fines del año 1840, salía yo de mi patria desterrado por lástima,


estropeado, lleno de cardenales, puntazos y golpes recibidos el día
anterior en una de esas bacanales sangrientas de soldadesca y
mazorqueros. Al pasar por los baños de Zonda, bajo las Armas de la
Patria que en días más alegres había pintado en una sala, escribí con
carbón estas palabras:
Sí; grande y muy grande es para gloria y vergüenza de su patria; porque
Introducción si ha encontrado millares de seres degradados que se unzan a su carro
"Je demande à l'historien l'amour de l'humanité ou de la liberté; sa para arrastrarlo por encima de cadáveres, también se hallan a millares
justice impartiale las almas generosas que en quince años de lid sangrienta no han
ne doit pas être impassible. Il faut, au contraire, qu'il souhaite, qu'il desesperado de vencer al monstruo que nos propone el enigma de la
espère, organización política de la República. Un día vendrá, al fin, que lo
qu'il souffre, ou soit heureux de ce qu'il raconte". resuelvan; y la Esfinge Argentina, mitad mujer por lo cobarde, mitad
VILLEMAIN. tigre por lo sanguinario, morirá a sus plantas, dando a la Tebas del Plata
el rango elevado que le toca entre las naciones del Nuevo Mundo.
Cours de littérature.
Necesítase, empero, para desatar este nudo que no ha podido cortar
la espada, estudiar prolijamente las vueltas y revueltas de los hilos que
¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el lo forman, y buscar en los antecedentes nacionales, en la fisonomía del
ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la suelo, en las costumbres y tradiciones populares, los puntos en que
vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de están pegados.
un noble pueblo! Tú posees el secreto: ¡revélanoslo! Diez años aún La República Argentina es hoy la sección hispanoamericana que en
después de tu trágica muerte, el hombre de las ciudades y el gaucho de sus manifestaciones exteriores ha llamado preferentemente la atención
los llanos argentinos, al tomar diversos senderos en el desierto, decían: de las naciones europeas, que no pocas veces se han visto envueltas en
"¡No, no ha muerto! ¡Vive aún! ¡El vendrá!" ¡Cierto! Facundo no ha sus extravíos, o atraídas, como por una vorágine, a acercarse al centro
muerto; está vivo en las tradiciones populares, en la política y en que remolinean elementos tan contrarios. La Francia estuvo a punto
revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento: su de ceder a esta atracción, y no sin grandes esfuerzos de remo y vela, no
alma ha pasado a este otro molde, más acabado, más perfecto; y lo que sin perder el gobernalle, logró alejarse y mantenerse a la distancia. Sus
en él era sólo instinto, iniciación, tendencia, convirtióse en Rosas en más hábiles políticos no han alcanzado a comprender nada de lo que sus
sistema, efecto y fin; la naturaleza campestre, colonial y bárbara, ojos han visto al echar una mirada precipitada sobre el poder americano
cambióse en esta metamorfosis en arte, en sistema y en política regular que desafiaba a la gran nación. Al ver las lavas ardientes que se
capaz de presentarse a la faz del mundo como el modo de ser de un revuelcan, se agitan, se chocan bramando en este gran foco de lucha
pueblo encarnado en un hombre que ha aspirado a tomar los aires de intestina, los que por más avisados se tienen han dicho: "Es un volcán
un genio que domina los acontecimientos, los hombres y las cosas. subalterno, sin nombre, de los muchos que aparecen en la América;
Facundo, provinciano, bárbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por pronto se extinguirá"; y han vuelto a otra parte sus miradas, satisfechos
Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo él; por Rosas, falso, de haber dado una solución tan fácil como exacta de los fenómenos
corazón helado, espíritu calculador, que hace el mal sin pasión, y sociales que sólo han visto en grupo y superficialmente. A la América del
organiza lentamente el despotismo con toda la inteligencia de un Sur en general, y a la República Argentina sobre todo, le ha hecho falta
Maquiavelo. Tirano sin rival hoy en la tierra, ¿por qué sus enemigos un Tocqueville, que, premunido del conocimiento de las teorías sociales,
quieren disputarle el título de Grande que le prodigan sus cortesanos? como el viajero científico de barómetros, octantes y brújulas, viniera a
penetrar en el interior de nuestra vida política, como en un campo para la historia y la filosofía esta eterna lucha de los pueblos
vastísimo y aún no explorado ni descrito por la ciencia, y revelase a la hispanoamericanos, esa falta supina de capacidad política e industrial
Europa, a la Francia, tan ávida de fases nuevas en la vida de las diversas que los tiene inquietos y revolviéndose sin norte fijo, sin objeto preciso,
porciones de la humanidad, este nuevo modo de ser que no tiene sin que sepan por qué no pueden conseguir un día de reposo, ni qué
antecedentes bien marcados y conocidos. Hubiérase entonces explicado mano enemiga los echa y empuja en el torbellino fatal que los arrastra
el misterio de la lucha obstinada que despedaza a aquella República; mal de su grado y sin que les sea dado sustraerse a su maléfica
hubiéranse clasificado distintamente los elementos contrarios, influencia? ¿No valía la pena de saber por qué en el Paraguay, tierra
invencibles, que se chocan; hubiérase asignado su parte a la desmontada por la mano sabia del jesuitismo, un sabio educado en las
configuración del terreno, y a los hábitos que ella engendra; su parte a aulas de la antigua Universidad de Córdoba abre una nueva página en la
las tradiciones españolas, y a la conciencia nacional, íntima, plebeya, historia de las aberraciones del espíritu humano, encierra a un pueblo
que han dejado la Inquisición y el absolutismo hispano; su parte a la en sus límites de bosques primitivos, y borrando las sendas que
influencia de las ideas opuestas que han trastornado el mundo político; conducen a esta China recóndita, se oculta y esconde durante treinta
su parte a la barbarie indígena; su parte a la civilización europea; su años su presa en las profundidades del continente americano, y sin
parte, en fin, a la democracia consagrada por la revolución de 1810; a la dejarla lanzar un solo grito, hasta que muerto él mismo por la edad y la
igualdad, cuyo dogma ha penetrado hasta las capas inferiores de la quieta fatiga de estar inmóvil pisando un suelo sumiso, éste puede al
sociedad. Este estudio que nosotros no estamos aún en estado de hacer fin, con voz extenuada y apenas inteligible, decir a los que vagan por sus
por nuestra falta de instrucción filosófica e histórica, hecho por inmediaciones: ¡Vivo aún!, ¡pero cuánto he sufrido, quantum mutatus
observadores competentes, habría revelado a los ojos atónitos de la ab illo! ¡Qué transformación ha sufrido el Paraguay; qué cardenales y
Europa un mundo nuevo en política, una lucha ingenua, franca y llagas ha dejado el yugo sobre su cuello, que no oponía resistencia! ¿No
primitiva entre los últimos progresos del espíritu humano y los merece estudio el espectáculo de la República Argentina que después
rudimentos de la vida salvaje, entre las ciudades populosas y los de veinte años de convulsión interna, de ensayos de organización de
bosques sombríos. Entonces se habría podido aclarar un poco el todo género, produce al fin del fondo de sus entrañas, de lo íntimo de
problema de la España, esa rezagada a la Europa, que echada entre el su corazón, al mismo Dr. Francia en la persona de Rosas, pero más
Mediterráneo y el Océano, entre la Edad Media y el siglo XIX, unida a la grande, más desenvuelto y más hostil, si se puede, a las ideas,
Europa culta por un ancho istmo y separada del Africa bárbara por un costumbres y civilización de los pueblos europeos? ¿No se descubre en
angosto estrecho, está balanceándose entre dos fuerzas opuestas, ya él el mismo rencor contra el elemento extranjero, la misma idea de la
levantándose en la balanza de los pueblos libres, ya cayendo en la de los autoridad del Gobierno, la misma insolencia para desafiar la
despotizados; ya impía, ya fanática; ora constitucionalista declarada, ora reprobación del mundo, con más su originalidad salvaje, su carácter
despótica impudente; maldiciendo sus cadenas rotas, a veces ya fríamente feroz y su voluntad incontrastable, hasta el sacrificio de la
cruzando los brazos, y pidiendo a gritos que le impongan el yugo, que patria, como Sagunto y Numancia, hasta abjurar el porvenir y el rango
parece ser su condición y su modo de existir. ¡Qué! ¿El problema de la de nación culta, como la España de Felipe II y de Torquemada? ¿Es éste
España europea, no podría resolverse examinando minuciosamente la un capricho accidental, una desviación mecánica causada por la
España americana, como por la educación y hábitos de los hijos se aparición de la escena, de un genio poderoso; bien así como los
rastrean las ideas y la moralidad de los padres? ¡Qué! ¿No significa nada planetas se salen de su órbita regular, atraídos por la aproximación de
algún otro, pero sin sustraerse del todo a la atracción de su centro de despotismos, porque la Polonia ande errante sobre la tierra
rotación, que luego asume la preponderancia y les hace entrar en la mendigando un poco de pan y un poco de libertad? ¡Por qué lo
carrera ordinaria? M. Guizot ha dicho desde la tribuna francesa: "Hay en combatís!... ¿Acaso no estamos vivos los que después de tantos
América dos partidos: el partido europeo y el partido americano; éste es desastres sobrevivimos aún, o hemos perdido nuestra conciencia de lo
el más fuerte"; y cuando le avisan que los franceses han tomado las justo y del porvenir de la patria porque hemos perdido algunas batallas?
armas en Montevideo y han asociado su porvenir, su vida y su bienestar ¡Qué! ¿se quedan también las ideas entre los despojos de los combates?
al triunfo del partido europeo civilizado, se contenta con añadir: "Los ¿Somos dueños de hacer otra cosa que lo que hacemos, ni más ni
franceses son muy entrometidos y comprometen a su nación con los menos, como Rosas no puede dejar de ser lo que es? ¿No hay nada de
demás gobiernos." ¡Bendito sea Dios! M. Guizot, el historiador de providencial en estas luchas de los pueblos? ¿Concedióse jamás el
la civilización europea, el que ha deslindado los elementos nuevos que triunfo a quien no sabe perseverar? Por otra parte, ¿hemos de
modificaron la civilización romana y que ha penetrado en el abandonar un suelo de los más privilegiados de la América a las
enmarañado laberinto de la Edad Media para mostrar cómo la nación devastaciones de la barbarie, mantener cien ríos navegables,
francesa ha sido el crisol en que se ha estado elaborando, mezclando y abandonados a las aves acuáticas que están en quieta posesión de
refundiendo el espíritu moderno; M. Guizot, ministro del rey de Francia, surcarlos ellas solas ab initio? ¿Hemos de cerrar voluntariamente la
da por toda solución a esta manifestación de simpatías profundas entre puerta a la inmigración europea que llama con golpes repetidos para
los franceses y los enemigos de Rosas: "¡Son muy entrometidos los poblar nuestros desiertos y hacernos, a la sombra de nuestro pabellón,
franceses!" Los otros pueblos americanos, que indiferentes e impasibles pueblo innumerable como las arenas del mar? ¿Hemos de dejar
miran esta lucha y estas alianzas de un partido argentino con todo ilusorios y vanos los sueños de desenvolvimiento, de poder y de gloria
elemento europeo que venga a prestarle su apoyo, exclaman a su vez con que nos han mecido desde la infancia, los pronósticos que con
llenos de indignación: "¡Estos argentinos son muy amigos de los envidia nos dirigen los que en Europa estudian las necesidades de la
europeos!" Y el tirano de la República Argentina se encarga humanidad? Después de la Europa, ¿hay otro mundo cristiano civilizable
oficiosamente de completarles la frase, añadiendo: "¡Traidores a la y desierto que la América? ¿Hay en la América muchos pueblos que
causa americana!" ¡Cierto!, dicen todos; ¡traidores!, ésta es la palabra. estén, como el argentino, llamados por lo pronto a recibir la población
¡Cierto!, decimos nosotros; ¡traidores a la causa americana, española, europea que desborda como el líquido en un vaso? ¿No queréis, en fin,
absolutista, bárbara! ¿No habéis oído la palabra salvaje, que anda que vayamos a invocar la ciencia y la industria en nuestro auxilio, a
revoloteando sobre nuestras cabezas? De eso se trata, de ser o no llamarlas con todas nuestras fuerzas, para que vengan a sentarse en
ser salvajes. ¿Rosas, según esto, no es un hecho aislado, una aberración, medio de nosotros, libre la una de toda traba puesta al pensamiento,
una monstruosidad? ¿Es, por el contrario, una manifestación social; es segura la otra de toda violencia y de toda coacción? ¡Oh! Este porvenir
una fórmula de una manera de ser de un pueblo? ¿Para qué os obstináis no se renuncia así no más; no se renuncia porque un ejército de 20.000
en combatirlo pues, si es fatal, forzoso, natural y lógico? ¡Dios mío! hombres guarde la entrada de la patria: los soldados mueren en los
¡Para qué lo combatís!... ¿Acaso porque la empresa es ardua, es por eso combates, desertan o cambian de bandera. No se renuncia porque la
absurda? ¿Acaso porque el mal principio triunfa, se le ha de abandonar fortuna haya favorecido a un tirano durante largos y pesados años: la
resignadamente el terreno? ¿Acaso la civilización y la libertad son fortuna es ciega, y un día que no acierte a encontrar a su favorito, entre
débiles hoy en el mundo, porque la Italia gima bajo el peso de todos los el humo denso y la polvareda sofocante de los combates, ¡adiós tirano!;
¡adiós tiranía! No se renuncia porque todas las brutales e ignorantes Corrientes va a turbar tu sueño en medio del silencio sepulcral de tus
tradiciones coloniales hayan podido más en un momento de extravío en víctimas; he aquí que te has visto compelido a robar el don de lenguas
el ánimo de masas inexpertas: las convulsiones políticas traen también para paliar el mal, don que sólo fue dado para predicar el bien; he aquí
la experiencia y la luz, y es ley de la humanidad que los intereses que desciendes a justificarte, y que vas por todos los pueblos europeos
nuevos, las ideas fecundas, el progreso, triunfen al fin de las tradiciones y americanos mendigando una pluma venal y fratricida, para que por
envejecidas, de los hábitos ignorantes y de las preocupaciones medio de la prensa defienda al que la ha encadenado! ¿Por qué no
estacionarias. No se renuncia porque en un pueblo haya millares de permites en tu patria la discusión que mantienes en todos los otros
hombres candorosos que toman el bien por el mal, egoístas que sacan pueblos? ¿Para qué, pues, tantos millares de víctimas sacrificadas por el
de él su provecho, indiferentes que lo ven sin interesarse, tímidos que puñal; para qué tantas batallas, si al cabo habías de concluir por la
no se atreven a combatirlo, corrompidos, en fin, que no conociéndolo se pacífica discusión de la prensa?
entregan a él por inclinación al mal, por depravación: siempre ha habido
El que haya leído las páginas que preceden creerá que es mi ánimo
en los pueblos todo esto, y nunca el mal ha triunfado definitivamente.
trazar un cuadro apasionado de los actos de barbarie que han
No se renuncia porque los demás pueblos americanos no puedan
deshonrado el nombre de D. Juan Manuel de Rosas. Que se tranquilicen
prestarnos su ayuda; porque los gobiernos no ven de lejos sino el brillo
los que abriguen este temor. Aún no se ha formado la última página de
del poder organizado, y no distinguen en la oscuridad humilde y
esta biografía inmoral; aún no está llena la medida; los días de su héroe
desamparada de las revoluciones los elementos grandes que están
no han sido contados aún. Por otra parte, las pasiones que subleva
forcejeando por desenvolverse; porque la oposición pretendida liberal
entre sus enemigos son demasiado rencorosas aún para que pudieran
abjure de sus principios, imponga silencio a su conciencia, y por aplastar
ellos mismos poner fe en su imparcialidad o en su justicia. Es de otro
bajo su pie un insecto que la importuna, huelle la noble planta a que ese
personaje de quien debo ocuparme: Facundo Quiroga es el caudillo
insecto se apegaba. No se renuncia porque los pueblos en masa nos den
cuyos hechos quiero consignar en el papel.
la espalda a causa de que nuestras miserias y nuestras grandezas están
demasiado lejos de su vista para que alcancen a conmoverlos. ¡No!, no Diez años ha que la tierra pesa sobre sus cenizas, y muy cruel y
se renuncia a un porvenir tan inmenso, a una misión tan elevada, por emponzoñada debiera mostrarse la calumnia que fuera a cavar los
ese cúmulo de contradicciones y dificultades: ¡las dificultades se vencen, sepulcros en busca de víctimas. ¿Quién lanzó la bala oficial que detuvo
las contradicciones se acaban a fuerza de contradecirlas! su carrera? ¿Partió de Buenos Aires o de Córdoba? La historia explicará
este arcano. Facundo Quiroga, empero, es el tipo más ingenuo del
Desde Chile, nosotros nada podemos dar a los que perseveran en la
carácter de la guerra civil de la República Argentina; es la figura más
lucha bajo todos los rigores de las privaciones y con la cuchilla
americana que la revolución presenta. Facundo Quiroga enlaza y
exterminadora que, como la espada de Damocles, pende a todas horas
eslabona todos los elementos de desorden que hasta antes de su
sobre sus cabezas. ¡Nada!, excepto ideas, excepto consuelos, excepto
aparición estaban agitándose aisladamente en cada provincia; él hace
estímulos, arma ninguna nos es dado llevar a los combatientes, si no es
de la guerra local la guerra nacional, argentina, y presenta triunfante, al
la que la prensa libre de Chile suministra a todos los hombres libres. ¡La
fin de diez años de trabajos, de devastaciones y de combates, el
prensa!, ¡la prensa! He aquí, tirano, el enemigo que sofocaste entre
resultado de que sólo supo aprovecharse el que lo asesinó.
nosotros; he aquí el vellocino de oro que tratamos de conquistar; he
aquí cómo la prensa de Francia, Inglaterra, Brasil, Montevideo, Chile,
He creído explicar la revolución argentina con la biografía de Juan Por esto nos es necesario detenernos en los detalles de la vida
Facundo Quiroga, porque creo que él explica suficientemente una de las interior del pueblo argentino, para comprender su ideal, su
tendencias, una de las dos fases diversas que luchan en el seno de personificación.
aquella sociedad singular.
Sin estos antecedentes, nadie comprenderá a Facundo Quiroga,
He evocado, pues, mis recuerdos, y buscado para completarlos los como nadie, a mi juicio, ha comprendido todavía al inmortal Bolívar, por
detalles que han podido suministrarme hombres que lo conocieron en la incompetencia de los biógrafos que han trazado el cuadro de su vida.
su infancia, que fueron sus partidarios o sus enemigos, que han visto En la Enciclopedia Nueva he leído un brillante trabajo sobre el general
con sus ojos unos hechos, oído otros, y tenido conocimiento exacto de Bolívar, en el que se hace a aquel caudillo americano toda la justicia que
una época o de una situación particular. Aún espero más datos de los merece por sus talentos, por su genio; pero en esta biografía, como en
que poseo, que ya son numerosos. Si algunas inexactitudes se me todas las otras que de él se han escrito, he visto al general europeo, los
escapan, ruego a los que las adviertan que me las comuniquen; porque mariscales del Imperio, un Napoleón menos colosal; pero no he visto al
en Facundo Quiroga no veo un caudillo simplemente, sino una caudillo americano, al jefe de un levantamiento de las masas; veo el
manifestación de la vida argentina tal como la han hecho la colonización remedo de la Europa y nada que me revele la América.
y las peculiaridades del terreno, a lo cual creo necesario consagrar una
Colombia tiene llanos, vida pastoril, vida bárbara, americana pura, y
seria atención, porque sin esto la vida y hechos de Facundo Quiroga son
de ahí partió el gran Bolívar; de aquel barro hizo su glorioso edificio.
vulgaridades que no merecerían entrar sino episódicamente en el
dominio de la historia. Pero Facundo en relación con la fisonomía de la ¿Cómo es, pues, que su biografía lo asemeja a cualquier general
naturaleza grandiosamente salvaje que prevalece en la inmensa europeo de esclarecidas prendas? Es que las preocupaciones clásicas
extensión de la República Argentina; Facundo, expresión fiel de una europeas del escritor desfiguran al héroe, a quien quitan el poncho para
manera de ser de un pueblo, de sus preocupaciones e instintos; presentarlo desde el primer día con el frac, ni más ni menos como los
Facundo, en fin, siendo lo que fue, no por un accidente de su carácter, litógrafos de Buenos Aires han pintado a Facundo con casaca de solapas,
sino por antecedentes inevitables y ajenos de su voluntad, es el creyendo impropia su chaqueta, que nunca abandonó. Bien: han hecho
personaje histórico más singular, más notable, que puede presentarse a un general, pero Facundo desaparece. La guerra de Bolívar pueden
la contemplación de los hombres que comprenden que un caudillo que estudiarla en Francia en la de los chouanes: Bolívar es un Charette de
encabeza un gran movimiento social no es más que el espejo en que se más anchas dimensiones. Si los españoles hubieran penetrado en la
reflejan en dimensiones colosales las creencias, las necesidades, República Argentina el año 11, acaso nuestro Bolívar habría sido Artigas,
preocupaciones y hábitos de una nación en una época dada de su si este caudillo hubiese sido tan pródigamente dotado por la naturaleza
historia. Alejandro es la pintura, el reflejo de la Grecia guerrera, literaria, y la educación.
política y artística; de la Grecia escéptica, filosófica y emprendedora, La manera de tratar la historia de Bolívar de los escritores europeos y
que se derrama sobre el Asia, para extender la esfera de su acción americanos conviene a San Martín y a otros de su clase. San Martín no
civilizadora. fue caudillo popular; era realmente un general. Habíase educado en
Europa y llegó a América, donde el Gobierno era el revolucionario, y
podía formar a sus anchas el ejército europeo, disciplinarlo y dar
batallas regulares según las reglas de la ciencia. Su expedición sobre
Chile es una conquista en regla, como la de Italia por Napoleón. Pero si
San Martín hubiese tenido que encabezar montoneras, ser vencido aquí,
para ir a reunir un grupo de llaneros por allá, lo habrían colgado a su
segunda tentativa.
El drama de Bolívar se compone, pues, de otros elementos de los
que hasta hoy conocemos: es preciso poner antes las decoraciones y los
trajes americanos para mostrar en seguida el personaje. Bolívar es
todavía un cuento forjado sobre datos ciertos: Bolívar, el verdadero
Bolívar, no lo conoce aún el mundo, y es muy probable que, cuando lo
traduzcan a su idioma natal, aparezca más sorprendente y más grande
aún.
Razones de este género me han movido a dividir este precipitado
trabajo en dos partes: la una en que trazo el terreno, el paisaje, el teatro
sobre que va a representarse la escena; la otra en que aparece el
personaje con su traje, sus ideas, su sistema de obrar; de manera que la
primera esté ya revelando a la segunda sin necesidad de comentarios ni
explicaciones.
reunida en torno del escaso fuego vuelve maquinalmente la vista hacia
Capítulo I el sud al más ligero susurro del viento que agita las yerbas secas, para
Aspecto físico de la República Argentina, y hundir sus miradas en las tinieblas profundas de la noche, en busca de
los bultos siniestros de la horda salvaje que puede de un momento a
caracteres, hábitos e ideas que engendra. otro sorprenderla desapercibida. Si el oído no escucha rumor alguno, si
L'étendue des Pampas est si prodigieuse, qu'au nord elles sont bornées la vista no alcanza a calar el velo oscuro que cubre la callada soledad,
par des bosquets de palmiers, et au midi par des neiges éternelles. vuelve sus miradas, para tranquilizarse del todo, a las orejas de algún
Head caballo que está inmediato al fogón, para observar si están inmóviles y
negligentemente inclinadas hacia atrás. Entonces continúa la
El Continente Americano termina al Sud en una punta en cuya conversación interrumpida, o lleva a la boca el tasajo de carne medio
extremidad se forma el Estrecho de Magallanes. Al Oeste, y a corta sollamado de que se alimenta. Si no es la proximidad del salvaje lo que
distancia del Pacífico, se extienden paralelos a la costa los Andes inquieta al hombre del campo, es el temor de un tigre que lo acecha, de
chilenos. La tierra que queda al Oriente de aquella cadena de montañas una víbora que no puede pisar. Esta inseguridad de la vida, que es
y al occidente del Atlántico, siguiendo el Río de la Plata hacia el interior habitual y permanente en las campañas, imprime, a mi parecer, en el
por el Uruguay arriba, es el territorio que se llamó Provincias Unidas del carácter argentino cierta resignación estoica para la muerte violenta,
Río de la Plata, y en el que aún se derrama sangre por denominarlo que hace de ella uno de los percances inseparables de la vida, una
República Argentina o Confederación Argentina. Al Norte están el manera de morir como cualquiera otra; y puede quizá explicar en parte
Paraguay, el Gran Chaco y Bolivia, sus límites presuntos. la indiferencia con que dan y reciben la muerte, sin dejar en los que
La inmensa extensión de país que está en sus extremos, es sobreviven impresiones profundas y duraderas.
enteramente despoblada, y ríos navegables posee que no ha surcado La parte habitada de este país privilegiado en dones y que encierra
aún el frágil barquichuelo. El mal que aqueja a la República Argentina es todos los climas, puede dividirse en tres fisonomías distintas, que
la extensión: el desierto la rodea por todas partes y se le insinúa en las imprimen a la población condiciones diversas, según la manera como
entrañas; la soledad, el despoblado sin una habitación humana, son, por tiene que entenderse con la naturaleza que la rodea. Al norte,
lo general, los límites incuestionables entre unas y otras provincias. Allí confundiéndose con el Chaco, un espeso bosque cubre con su
la inmensidad por todas partes: inmensa la llanura, inmensos los impenetrable ramaje extensiones que llamaríamos inauditas, si en
bosques, inmensos los ríos, el horizonte siempre incierto, siempre formas colosales hubiese nada inaudito en toda la extensión de la
confundiéndose con la tierra, entre celajes y vapores tenues, que no América. Al centro, y en una zona paralela, se disputan largo tiempo el
dejan, en la lejana perspectiva, señalar el punto en que el mundo acaba terreno la Pampa y la Selva: domina en partes el bosque, se degrada en
y principia el cielo. Al sud y al norte acéchanla los salvajes, que aguardan matorrales enfermizos y espinosos, preséntase de nuevo la selva a
las noches de luna para caer, cual enjambre de hienas, sobre los merced de algún río que la favorece, hasta que al fin al sud triunfa la
ganados que pacen en los campos y sobre las indefensas poblaciones. Pampa, y ostenta su lisa y velluda frente, infinita, sin límite conocido, sin
En la solitaria caravana de carretas que atraviesa pesadamente las accidente notable: es la imagen del mar en la tierra; la tierra como en el
Pampas, y que se detiene a reposar por momentos, la tripulación mapa; la tierra aguardando todavía que se la mande producir las plantas
y toda clase de simiente. Pudiera señalarse, como un rasgo notable de la alternativamente las ventajas de su envidiable posición. Buenos Aires
fisonomía de este país, la aglomeración de ríos navegables que al Este está llamada a ser un día la ciudad más gigantesca de ambas Américas.
se dan cita de todos los rumbos del horizonte, para reunirse en el Plata, Bajo un clima benigno, señora de la navegación de cien ríos que fluyen a
y presentar dignamente su estupendo tributo al Océano, que lo recibe sus pies, reclinada muellemente sobre un inmenso territorio, y con trece
en sus flancos, no sin muestras visibles de turbación y de respeto. Pero provincias interiores que no conocen otra salida para sus productos,
estos inmensos canales excavados por la solícita mano de la naturaleza fuera ya la Babilonia Americana, si el espíritu de la Pampa no hubiese
no introducen cambio ninguno en las costumbres nacionales. El hijo de soplado sobre ella, y si no ahogase en sus fuentes el tributo de riqueza
los aventureros españoles que colonizaron el país detesta la navegación, que los ríos y las provincias tienen que llevarla siempre. Ella sola en la
y se considera como aprisionado en los estrechos límites del bote o de vasta extensión argentina, está en contacto con las naciones europeas;
la lancha. Cuando un gran río le ataja el paso, se desnuda ella sola explota las ventajas del comercio extranjero; ella sola tiene
tranquilamente, apresta su caballo y lo endilga nadando a algún islote poder y rentas. En vano le han pedido las provincias que les deje pasar
que se divisa a lo lejos; arribado a él, descansan caballo y caballero, y de un poco de civilización, de industria y de población europea: una política
islote en islote se completa al fin la travesía. De este modo, el favor más estúpida y colonial se hizo sorda a estos clamores. Pero las provincias se
grande que la Providencia depara a un pueblo, el gaucho argentino lo vengaron, mandándole en Rosas mucho y demasiado de la barbarie que
desdeña, viendo en él más bien un obstáculo opuesto a sus a ellas les sobraba. Harto caro la han pagado los que decían: "la
movimientos, que el medio más poderoso de facilitarlos: de este modo República Argentina acaba en el Arroyo del Medio." Ahora llega desde
la fuente del engrandecimiento de las naciones, lo que hizo la los Andes hasta el mar: la barbarie y la violencia bajaron a Buenos Aires
celebridad remotísima del Egipto, lo que engrandeció a la Holanda y es más allá del nivel de las provincias. No hay que quejarse de Buenos
la causa del rápido desenvolvimiento de Norte-América, la navegación Aires, que es grande y lo será más, porque así le cupo en suerte.
de los ríos, o la canalización, es un elemento muerto, inexplotado por el Debiéramos quejarnos antes de la Providencia, y pedirle que rectifique
habitante de las márgenes del Bermejo, Pilcomayo, Paraná, Paraguay y la configuración de la tierra. No siendo esto posible, demos por bien
Uruguay. Desde el Plata remontan aguas arriba algunas navecillas hecho lo que de mano de Maestro está hecho. Quejémonos de la
tripuladas por italianos y carcamanes; pero el movimiento sube unas ignorancia de este poder brutal que esteriliza para sí y para las
cuantas leguas y cesa casi de todo punto. No fue dado a los españoles el provincias los dones que natura prodigó al pueblo que extravía. Buenos
instinto de la navegación, que poseen en tan alto grado los sajones del Aires, en lugar de mandar ahora luces, riqueza y prosperidad al interior,
norte. Otro espíritu se necesita que agite esas arterias en que hoy se mándale sólo cadenas, hordas exterminadoras y tiranuelos subalternos.
estagnan los fluidos vivificantes de una nación. De todos estos ríos que ¡También se venga del mal que las provincias le hicieron con prepararle
debieran llevar la civilización, el poder y la riqueza hasta las a Rosas!
profundidades más recónditas del continente, y hacer de Santa Fe,
He señalado esta circunstancia de la posición monopolizadora de
Entre Ríos, Corrientes, Córdoba, Salta, Tucumán y Jujuy otros tantos
Buenos Aires, para mostrar que hay una organización del suelo, tan
pueblos nadando en riquezas y rebosando población y cultura, sólo uno
central y unitaria en aquel país, que aunque Rosas hubiera gritado de
hay que es fecundo en beneficio para los que moran en sus riberas: el
buena fe: "¡Federación o muerte!" habría concluido por el sistema
Plata, que los resume a todos juntos. En su embocadura están situadas
unitario que hoy ha establecido. Nosotros, empero, queríamos la unidad
dos ciudades, Montevideo y Buenos Aires, cosechando hoy
en la civilización y en la libertad, y se nos ha dado la unidad en la
barbarie y en la esclavitud. Pero otro tiempo vendrá en que las cosas debilidad del individuo, las dimensiones colosales de la obra arredrarían
entren en su cauce ordinario. Lo que por ahora interesa conocer, es que a los más emprendedores, y la incapacidad del esfuerzo lo haría
los progresos de la civilización se acumulan en Buenos Aires solo: la inoportuno. Así, en materia de caminos, la naturaleza salvaje dará la ley
Pampa es un malísimo conductor para llevarla y distribuirla en las por mucho tiempo, y la acción de la civilización permanecerá débil e
provincias, y ya veremos lo que de aquí resulta. Pero sobre todos estos ineficaz.
accidentes peculiares a ciertas partes de aquel territorio, predomina
Esta extensión de las llanuras imprime por otra parte a la vida del
una facción general, uniforme y constante; ya sea que la tierra esté
interior cierta tintura asiática que no deja de ser bien pronunciada.
cubierta de la lujosa y colosal vegetación de los trópicos, ya sea que
Muchas veces al salir la luna tranquila y resplandeciente por entre las
arbustos enfermizos, espinosos y desapacibles revelen la escasa porción
yerbas de la tierra, la he saludado maquinalmente con estas palabras de
de humedad que les da vida; ya en fin, que la Pampa ostente su
Volney en su descripción de las Ruinas: "La pleine lune à l'Orient
despejada y monótona faz, la superficie de la tierra es generalmente
s'élevait sur un fond bleuâtre aux plaines rives de l'Euphrate". Y en
llana y unida, sin que basten a interrumpir esta continuidad sin límites
efecto, hay algo en las soledades argentinas que trae a la memoria las
las Sierras de San Luis y Córdoba en el centro, y algunas ramificaciones
soledades asiáticas; alguna analogía encuentra el espíritu entre la
avanzadas de los Andes al Norte. Nuevo elemento de unidad para la
Pampa y las llanuras que median entre el Tigris y el Eúfrates; algún
nación que pueble un día aquellas grandes soledades, pues que es
parentesco en la tropa de carretas solitaria que cruza nuestras
sabido que las montañas que se interponen entre unos y otros países y
soledades para llegar, al fin de una marcha de meses, a Buenos Aires, y
los demás obstáculos naturales, mantienen el aislamiento de los
la caravana de camellos que se dirige hacia Bagdad o Esmirna. Nuestras
pueblos y conservan sus peculiaridades primitivas. Norte América está
carretas viajeras son una especie de escuadra de pequeños bajeles, cuya
llamada a ser una federación, menos por la primitiva independencia de
gente tiene costumbres, idiomas y vestidos peculiares que la distinguen
las plantaciones, que por su ancha exposición al Atlántico y las diversas
de los otros habitantes, como el marino se distingue de los hombres de
salidas que al interior dan: el San Lorenzo al norte, el Mississippi al sud,
tierra. Es el capataz un caudillo, como en Asia el jefe de la caravana:
y las inmensas canalizaciones al centro. La República Argentina es "una
necesítase para este destino una voluntad de hierro, un carácter
e indivisible".
arrojado hasta la temeridad, para contener la audacia y turbulencia de
Muchos filósofos han creído también que las llanuras preparaban los filibusteros de tierra que ha de gobernar y dominar él solo en el
las vías al despotismo, del mismo modo que las montañas prestaban desamparo del desierto. A la menor señal de insubordinación, el capataz
asidero a las resistencias de la libertad. Esta llanura sin límites que, enarbola su chicote de fierro, y descarga sobre el insolente golpes que
desde Salta a Buenos Aires y de allí a Mendoza por una distancia de más causan contusiones y heridas: si la resistencia se prolonga, antes de
de setecientas leguas, permite rodar enormes y pesadas carretas sin apelar a las pistolas, cuyo auxilio por lo general desdeña, salta del
encontrar obstáculo alguno, por caminos en que la mano del hombre caballo con el formidable cuchillo en mano, y reivindica bien pronto su
apenas ha necesitado cortar algunos árboles y matorrales, esta llanura autoridad por la superior destreza con que sabe manejarlo. El que
constituye uno de los rasgos más notables de la fisonomía interior de la muere en estas ejecuciones del capataz no deja derecho a ningún
República. Para preparar vías de comunicación, basta sólo el esfuerzo reclamo, considerándose legítima la autoridad que lo ha asesinado. Así
del individuo y los resultados de la naturaleza bruta; si el arte quisiera es como en la vida argentina empieza a establecerse por estas
prestarle su auxilio, si las fuerzas de la sociedad intentaran suplir la peculiaridades el predominio de la fuerza brutal, la preponderancia del
más fuerte, la autoridad sin límites y sin responsabilidad de los que desgraciado la incorporación de indígenas que hizo la colonización. Las
mandan, la justicia administrada sin formas y sin debates. La tropa de razas americanas viven en la ociosidad, y se muestran incapaces, aun
carretas lleva además armamento, un fusil o dos por carreta, y a veces por medio de la compulsión, para dedicarse a un trabajo duro y seguido.
un cañoncito giratorio en la que va a la delantera. Si los bárbaros la Esto sugirió la idea de introducir negros en América, que tan fatales
asaltan, forma un círculo atando unas carretas con otras, y casi siempre resultados ha producido. Pero no se ha mostrado mejor dotada de
resisten victoriosamente a las codicias de los salvajes ávidos de sangre y acción la raza española cuando se ha visto en los desiertos americanos
de pillaje. La árrea de mulas cae con frecuencia indefensa en manos de abandonada a sus propios instintos. Da compasión y vergüenza en la
estos beduinos americanos, y rara vez los troperos escapan de ser República Argentina comparar la colonia alemana o escocesa del Sud de
degollados. En estos largos viajes, el proletario argentino adquiere el Buenos Aires, y la villa que se forma en el interior: en la primera las
hábito de vivir lejos de la sociedad y de luchar individualmente con la casitas son pintadas, el frente de la casa siempre aseado, adornado de
naturaleza, endurecido en las privaciones, y sin contar con otros flores y arbustillos graciosos; el amueblado sencillo, pero completo, la
recursos que su capacidad y maña personal para precaverse de todos vajilla de cobre o estaño reluciente siempre, la cama con cortinillas
los riesgos que le cercan de continuo. graciosas; y los habitantes en un movimiento y acción continuos.
Ordeñando vacas, fabricando mantequilla y quesos, han logrado algunas
El pueblo que habita estas extensas comarcas se compone de dos
familias hacer fortunas colosales y retirarse a la ciudad a gozar de las
razas diversas, que mezclándose, forman medios tintes imperceptibles,
comodidades. La villa nacional es el reverso indigno de esta medalla:
españoles e indígenas. En las campañas de Córdoba y San Luis
niños sucios y cubiertos de harapos viven en una jauría de perros;
predomina la raza española pura, y es común encontrar en los campos,
hombres tendidos por el suelo en la más completa inacción, el desaseo
pastoreando ovejas, muchachas tan blancas, tan rosadas y hermosas,
y la pobreza por todas partes, una mesita y petacas por todo
como querrían serlo las elegantes de una capital. En Santiago del Estero
amueblado, ranchos miserables por habitación, y un aspecto general de
el grueso de la población campesina habla aún la Quichua, que revela su
barbarie y de incuria los hacen notables.
origen indio. En Corrientes los campesinos usan un dialecto español
muy gracioso. "Dame, general, un chiripá", decían a Lavalle sus Esta miseria, que ya va desapareciendo, y que es un accidente de
soldados. En la campaña de Buenos Aires se reconoce todavía el soldado las campañas pastoras, motivó sin duda las palabras que el despecho y
andaluz; y en la ciudad predominan los apellidos extranjeros. La raza la humillación de las armas inglesas arrancaron a Walter Scott: "Las
negra, casi extinta ya -excepto en Buenos Aires-, ha dejado sus zambos y vastas llanuras de Buenos Aires, dice, no están pobladas sino por
mulatos, habitantes de las ciudades, eslabón que liga al hombre cristianos salvajes, conocidos bajo el nombre de Guachos (por
civilizado con el palurdo, raza inclinada a la civilización, dotada de decir Gauchos), cuyo principal amueblado consiste en cráneos de
talento y de los más bellos instintos del progreso. caballos, cuyo alimento es carne cruda y agua, y cuyo pasatiempo
favorito es reventar caballos en carreras forzadas. Desgraciadamente -
Por lo demás, de la fusión de estas tres familias ha resultado un
añade el buen gringo- prefirieron su independencia nacional, a nuestros
todo homogéneo, que se distingue por su amor a la ociosidad e
algodones y muselinas". ¡Sería bueno proponerle a la Inglaterra por ver
incapacidad industrial, cuando la educación y las exigencias de una
no más, cuántas varas de lienzo y cuántas piezas de muselina daría por
posición social no vienen a ponerle espuela y sacarla de su paso
poseer estas llanuras de Buenos Aires!
habitual. Mucho debe haber contribuido a producir este resultado
Por aquella extensión sin límites tal como la hemos descrito, están cuadradas, apenas interrumpido por una que otra villa de
esparcidas aquí y allá catorce ciudades capitales de provincia, que si consideración. Buenos Aires y Córdoba son las que mayor número de
hubiéramos de seguir el orden aparente, clasificáramos por su villas han podido echar sobre la campaña, como otros tantos focos de
colocación geográfica: Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes a civilización y de intereses municipales: ya esto es un hecho notable. El
las márgenes del Paraná; Mendoza, San Juan, Rioja, Catamarca, hombre de la ciudad viste el traje europeo, vive de la vida civilizada tal
Tucumán, Salta y Jujuy, casi en línea paralela con los Andes chilenos; como la conocemos en todas partes: allí están las leyes, las ideas de
Santiago, San Luis y Córdoba al centro. Pero esta manera de enumerar progreso, los medios de instrucción, alguna organización municipal, el
los pueblos argentinos no conduce a ninguno de los resultados sociales gobierno regular, etc. Saliendo del recinto de la ciudad todo cambia de
que voy solicitando. La clasificación que hace a mi objeto, es la que aspecto: el hombre de campo lleva otro traje, que llamaré americano
resulta de los medios de vivir del pueblo de las campañas, que es lo que por ser común a todos los pueblos; sus hábitos de vida son diversos, sus
influye en su carácter y espíritu. Ya he dicho que la vecindad de los ríos necesidades peculiares y limitadas: parecen dos sociedades distintas,
no imprime modificación alguna, puesto que no son navegados sino en dos pueblos extraños uno de otro. Aún hay más; el hombre de la
una escala insignificante y sin influencia. Ahora, todos los pueblos campaña, lejos de aspirar a semejarse al de la ciudad, rechaza con
argentinos, salvo San Juan y Mendoza, viven de los productos del desdén su lujo y sus modales corteses; y el vestido del ciudadano, el
pastoreo; Tucumán explota además la agricultura; y Buenos Aires, a más frac, la silla, la capa, ningún signo europeo puede presentarse
de un pastoreo de millones de cabezas de ganado, se entrega a las impunemente en la campaña. Todo lo que hay de civilizado en la ciudad
múltiples y variadas ocupaciones de la vida civilizada. está bloqueado allí, proscrito afuera; y el que osara mostrarse con
levita, por ejemplo, y montado en silla inglesa, atraería sobre sí las
Las ciudades argentinas tienen la fisonomía regular de casi todas
burlas y las agresiones brutales de los campesinos.
las ciudades americanas: sus calles cortadas en ángulos rectos, su
población diseminada en una ancha superficie, si se exceptúa a Estudiemos ahora la fisonomía exterior de las extensas campañas
Córdoba, que edificada en corto y limitado recinto, tiene todas las que rodean las ciudades, y penetremos en la vida interior de sus
apariencias de una ciudad europea, a que dan mayor realce la multitud habitantes. Ya he dicho que en muchas provincias el límite forzoso es un
de torres y cúpulas de sus numerosos y magníficos templos. La ciudad es desierto intermedio y sin agua. No sucede así por lo general con la
el centro de la civilización argentina, española, europea; allí están los campaña de una provincia, en la que reside la mayor parte de su
talleres de las artes, las tiendas del comercio, las escuelas y colegios, los población. La de Córdoba, por ejemplo, que cuenta ciento sesenta mil
juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos cultos. La almas, apenas veinte de éstas están dentro del recinto de la aislada
elegancia en los modales, las comodidades del lujo, los vestidos ciudad; todo el grueso de la población está en los campos, que así como
europeos, el frac y la levita tienen allí su teatro y su lugar conveniente. por lo común son llanos, casi por todas partes son pastosos, ya estén
No sin objeto hago esta enumeración trivial. La ciudad capital de las cubiertos de bosques, ya desnudos de vegetación mayor, y en algunas
provincias pastoras existe algunas veces ella sola sin ciudades menores, con tanta abundancia y de tan exquisita calidad, que el prado artificial
y no falta alguna en que el terreno inculto llegue hasta ligarse con las no llegaría a aventajarles. Mendoza, y San Juan sobre todo, se
calles. El desierto las circunda a más o menos distancia, las cerca, las exceptúan de esta peculiaridad de la superficie inculta, por lo que sus
oprime; la naturaleza salvaje las reduce a unos estrechos oasis de habitantes viven principalmente de los productos de la agricultura. En
civilización enclavados en un llano inculto de centenares de millas todo lo demás, abundando los pastos, la cría de ganados es, no la
ocupación de los habitantes, sino su medio de subsistencia. Ya la vida gobierno se hace imposible: la municipalidad no existe, la policía no
pastoril nos vuelve impensadamente a traer a la imaginación el puede ejercerse, y la justicia civil no tiene medios de alcanzar a los
recuerdo del Asia, cuyas llanuras nos imaginamos siempre cubiertas delincuentes. Ignoro si el mundo moderno presenta un género de
aquí y allá de las tiendas del Kalmuko, del Cosaco o del Arabe. La vida asociación tan monstruoso como éste. Es todo lo contrario del
primitiva de los pueblos, la vida eminentemente bárbara y estacionaria, municipio romano, que reconcentraba en un recinto toda la población, y
la vida de Abraham, que es la del beduino de hoy, asoma en los campos de allí salía a labrar los campos circunvecinos. Existía, pues, una
argentinos, aunque modificada por la civilización de un modo extraño. organización social fuerte, y sus benéficos resultados se hacen sentir
La tribu árabe, que vaga por las soledades asiáticas, vive reunida bajo el hasta hoy, y han preparado la civilización moderna. Se asemeja a la
mando de un anciano de la tribu o un jefe guerrero; la sociedad existe, antigua Sloboda Esclavona, con la diferencia que aquélla era agrícola, y
aunque no esté fija en un punto determinado de la tierra; las creencias por tanto, más susceptible de gobierno: el desparramo de la población
religiosas, las tradiciones inmemoriales, la invariabilidad de las no era tan extenso como éste. Se diferencia de la tribu nómade, en que
costumbres, el respeto a los ancianos, forman reunidos un código de aquélla anda en sociedad siquiera ya que no se posesiona del suelo. Es,
leyes, de usos y de prácticas de gobierno, que mantiene la moral tal en fin, algo parecido a la feudalidad de la Edad Media, en que los
como la comprenden, el orden y la asociación de la tribu. Pero el barones residían en el campo, y desde allí hostilizaban las ciudades y
progreso está sofocado, porque no puede haber progreso sin la asolaban las campañas; pero aquí falta el barón y el castillo feudal. Si el
posesión permanente del suelo, sin la ciudad, que es la que desenvuelve poder se levanta en el campo, es momentáneamente, es democrático;
la capacidad industrial del hombre y le permite extender sus ni se hereda, ni puede conservarse, por falta de montañas y posiciones
adquisiciones. fuertes. De aquí resulta que aun la tribu salvaje de la Pampa está
organizada mejor que nuestras campañas para el desarrollo moral.
En las llanuras argentinas no existe la tribu nómade: el pastor
posee el suelo con títulos de propiedad, está fijo en un punto que le Pero lo que presenta de notable esta sociedad en cuanto a su
pertenece; pero para ocuparlo, ha sido necesario disolver la asociación y aspecto social, es su afinidad con la vida antigua, con la vida espartana o
derramar las familias sobre una inmensa superficie. Imaginaos una romana, si por otra parte no tuviese una desemejanza radical. El
extensión de dos mil leguas cuadradas, cubierta toda de población, pero ciudadano libre de Esparta o de Roma echaba sobre sus esclavos el peso
colocadas las habitaciones a cuatro leguas de distancia unas de otras, a de la vida material, el cuidado de proveer a la subsistencia, mientras
ocho a veces, a dos las más cercanas. El desenvolvimiento de la que él vivía libre de cuidados en el foro, en la plaza pública, ocupándose
propiedad mobiliaria no es imposible, los goces del lujo no son del todo exclusivamente de los intereses del Estado, de la paz, la guerra, las
incompatibles con este aislamiento: puede levantar la fortuna un luchas de partido. El pastoreo proporciona las mismas ventajas, y la
soberbio edificio en el desierto; pero el estímulo falta, el ejemplo función inhumana del Ilota antiguo la desempeña el ganado. La
desaparece, la necesidad de manifestarse con dignidad, que se siente en procreación espontánea forma y acrece indefinidamente la fortuna; la
las ciudades, no se hace sentir allí en el aislamiento y la soledad. Las mano del hombre está por demás; su trabajo, su inteligencia, su tiempo
privaciones indispensables justifican la pereza natural, y la frugalidad en no son necesarios para la conservación y aumento de los medios de
los goces trae en seguida todas las exterioridades de la barbarie. La vivir. Pero si nada de esto necesita para lo material de la vida, las
sociedad ha desaparecido completamente; queda sólo la familia feudal, fuerzas que economiza no puede emplearlas como el romano: fáltale la
aislada, reconcentrada; y no habiendo sociedad reunida, toda clase de ciudad, el municipio, la asociación íntima, y por tanto, fáltale la base de
todo desarrollo social; no estando reunidos los estancieros, no tienen nunca he visto escena más religiosa; creía estar en los tiempos de
necesidades públicas que satisfacer: en una palabra, no hay res publica. Abraham, en su presencia, en la de Dios y de la naturaleza que lo revela.
La voz de aquel hombre candoroso e inocente me hacía vibrar todas las
El progreso moral, la cultura de la inteligencia descuidada en la
fibras, y me penetraba hasta la médula de los huesos.
tribu árabe o tártara, es aquí no sólo descuidada, sino imposible.
¿Dónde colocar la escuela para que asistan a recibir lecciones los niños He aquí a lo que está reducida la religión en las campañas
diseminados a diez leguas de distancia en todas direcciones? Así, pues, pastoras, a la religión natural: el cristianismo existe, como el idioma
la civilización es del todo irrealizable, la barbarie es normal, y gracias si español, en clase de tradición que se perpetúa, pero corrompido,
las costumbres domésticas conservan un corto depósito de moral. La encarnado en supersticiones groseras, sin instrucción, sin culto y sin
religión sufre las consecuencias de la disolución de la sociedad: el curato convicciones. En casi todas las campañas apartadas de las ciudades
es nominal, el púlpito no tiene auditorio, el sacerdote huye de la capilla ocurre que cuando llegan comerciantes de San Juan o de Mendoza, les
solitaria o se desmoraliza en la inacción y en la soledad; los vicios, el presentan tres o cuatro niños de meses y de un año para que los
simoniaquismo, la barbarie normal penetran en su celda, y convierten bauticen, satisfechos de que por su buena educación podrán hacerlo de
su superioridad moral en elementos de fortuna y de ambición, porque al un modo válido; y no es raro que a la llegada de un sacerdote se le
fin concluye por hacerse caudillo de partido. Yo he presenciado una presenten mocetones que vienen domando un potro a que les ponga el
escena campestre, digna de los tiempos primitivos del mundo, óleo y administre el bautismo sub conditione.
anteriores a la institución del sacerdocio. Hallábame en 1838 en la Sierra
A falta de todos los medios de civilización y de progreso, que no
de San Luis, en casa de un estanciero cuyas dos ocupaciones favoritas
pueden desenvolverse sino a condición de que los hombres estén
eran rezar y jugar. Había edificado una capilla en la que los domingos
reunidos en sociedades numerosas, ved la educación del hombre del
por la tarde rezaba él mismo el rosario, para suplir al sacerdote, y al
campo. Las mujeres guardan la casa, preparan la comida, trasquilan las
oficio divino de que por años habían carecido. Era aquél un cuadro
ovejas, ordeñan las vacas, fabrican los quesos, y tejen las groseras telas
homérico: el sol llegaba al ocaso; las majadas que volvían al redil
de que se visten: todas las ocupaciones domésticas, todas las industrias
hendían el aire con sus confusos balidos; el dueño de la casa, hombre de
caseras las ejerce la mujer: sobre ella pesa casi todo el trabajo; y gracias
sesenta años, de una fisonomía noble, en que la raza europea pura se
si algunos hombres se dedican a cultivar un poco de maíz para el
ostentaba por la blancura del cutis, los ojos azulados, la frente espaciosa
alimento de la familia, pues el pan es inusitado como mantención
y despejada, hacía coro, a que contestaban una docena de mujeres y
ordinaria. Los niños ejercitan sus fuerzas y se adiestran por placer en el
algunos mocetones, cuyos caballos, no bien domados aún, estaban
manejo del lazo y de las bolas, con que molestan y persiguen sin
amarrados cerca de la puerta de la capilla. Concluido el rosario, hizo un
descanso a las terneras y cabras: cuando son jinetes, y esto sucede
fervoroso ofrecimiento. Jamás he oído voz más llena de unción, fervor
luego de aprender a caminar, sirven a caballo en algunos quehaceres:
más puro, fe más firme, ni oración más bella, más adecuada a las
más tarde, y cuando ya son fuertes, recorren los campos cayendo y
circunstancias, que la que recitó. Pedía en ella a Dios lluvia para los
levantando, rodando a designio en las vizcacheras, salvando precipicios,
campos, fecundidad para los ganados, paz para la República, seguridad
y adiestrándose en el manejo del caballo: cuando la pubertad asoma, se
para los caminantes... Yo soy muy propenso a llorar, y aquella vez lloré
consagran a domar potros salvajes, y la muerte es el castigo menor que
hasta sollozar, porque el sentimiento religioso se había despertado en
mi alma con exaltación y como una sensación desconocida, porque
les aguarda, si un momento les faltan las fuerzas o el coraje. Con la soldados argentinos; y es fácil imaginarse lo que hábitos de este género
juventud primera viene la completa independencia y la desocupación. pueden dar en valor y sufrimiento para la guerra. Añádase que desde la
infancia están habituados a matar las reses, y que este acto de crueldad
Aquí principia la vida pública, diré, del gaucho, pues que su
necesaria los familiariza con el derramamiento de sangre, y endurece su
educación está ya terminada. Es preciso ver a estos españoles por el
corazón contra los gemidos de las víctimas.
idioma únicamente y por las confusas religiosas que conservan, para
saber apreciar los caracteres indómitos y altivos que nacen de esta La vida del campo, pues, ha desenvuelto en el gaucho las
lucha del hombre aislado con la naturaleza salvaje, del racional con el facultades físicas, sin ninguna de las de la inteligencia. Su carácter moral
bruto; es preciso ver estas caras cerradas de barbas, estos semblantes se resiente de su hábito de triunfar de los obstáculos y del poder de la
graves y serios, como los de los árabes asiáticos, para juzgar del naturaleza: es fuerte, altivo, enérgico. Sin ninguna instrucción, sin
compasivo desdén que les inspira la vista del hombre sedentario de las necesitarla tampoco, sin medios de subsistencia, como sin necesidades,
ciudades, que puede haber leído muchos libros, pero que no sabe es feliz en medio de la pobreza y de sus privaciones, que no son tales
aterrar un toro bravío y darle muerte, que no sabrá proveerse de para el que nunca conoció mayores goces, ni extendió más altos sus
caballo a campo abierto, a pie y sin el auxilio de nadie, que nunca ha deseos. De manera que si esta disolución de la sociedad radica
parado un tigre, y recibídolo con el puñal en una mano y el poncho hondamente la barbarie por la imposibilidad y la inutilidad de la
envuelto en la otra para meterle en la boca, mientras le traspasa el educación moral e intelectual, no deja, por otra parte, de tener sus
corazón y lo deja tendido a sus pies. Este hábito de triunfar de las atractivos. El gaucho no trabaja; el alimento y el vestido lo encuentra
resistencias, de mostrarse siempre superior a la naturaleza, desafiarla y preparado en su casa; uno y otro se lo proporcionan sus ganados, si es
vencerla, desenvuelve prodigiosamente el sentimiento de la propietario; la casa del patrón o pariente, si nada posee. Las atenciones
importancia individual y de la superioridad. Los argentinos, de cualquier que el ganado exige se reducen a correrías y partidas de placer; la
clase que sean, civilizados o ignorantes, tienen una alta conciencia de su hierra, que es como la vendimia de los agricultores, es una fiesta cuya
valer como nación; todos los demás pueblos americanos les echan en llegada se recibe con transportes de júbilo: allí es el punto de reunión de
cara esta vanidad, y se muestran ofendidos de su presunción y todos los hombres de veinte leguas a la redonda, allí la ostentación de la
arrogancia. Creo que el cargo no es del todo infundado, y no me pesa de increíble destreza en el lazo. El gaucho llega a la hierra al paso lento y
ello. ¡Ay del pueblo que no tiene fe en sí mismo! ¡Para ése no se han mesurado de su mejor parejero, que detiene a distancia apartada; y
hecho las grandes cosas! ¿Cuánto no habrá podido contribuir a la para gozar mejor del espectáculo, cruza la pierna sobre el pescuezo del
independencia de una parte de la América la arrogancia de estos caballo. Si el entusiasmo lo anima, desciende lentamente del caballo,
gauchos argentinos que nada han visto bajo el sol, mejor que ellos, ni el desarrolla su lazo y lo arroja sobre un toro que pasa con la velocidad del
hombre sabio, ni el poderoso? El europeo es para ellos el último de rayo a cuarenta pasos de distancia: lo ha cogido de una uña, que era lo
todos, porque no resiste a un par de corcovos del caballo. Si el origen de que se proponía, y vuelve tranquilo a enrollar su cuerda.
esta vanidad nacional en las clases inferiores es mezquino, no son por
eso menos nobles las consecuencias; como no es menos pura el agua de
un río porque nazca de vertientes cenagosas e infectas. Es implacable el
odio que les inspiran los hombres cultos, e invencible su disgusto por
sus vestidos, usos y maneras. De esta pasta están amasados los
pero sin suceso y sin consecuencia, porque nada agregaban al caudal de
Capítulo II nociones europeas, y volvió sus miradas al Desierto, y allá en la
Originalidad y caracteres argentinos inmensidad sin límites, en las soledades en que vaga el salvaje, en la
lejana zona de fuego que el viajero ve acercarse cuando los campos se
Ainsi que l'océan, les steppes remplissent l'esprit du sentiment de l'infini.
incendian, halló las inspiraciones que proporciona a la imaginación el
Humboldt espectáculo de una naturaleza solemne, grandiosa, inconmensurable,
callada; y entonces el eco de sus versos pudo hacerse oír con
Si de las condiciones de la vida pastoril tal como la ha constituido la aprobación aun por la península española.
colonización y la incuria, nacen graves dificultades para una Hay que notar de paso un hecho que es muy explicativo de los
organización política cualquiera, y muchas más para el triunfo de la fenómenos sociales de los pueblos. Los accidentes de la naturaleza
civilización europea, de sus instituciones y de la riqueza y libertad, que producen costumbres y usos peculiares a estos accidentes, haciendo
son sus consecuencias, no puede por otra parte negarse que esta que donde estos accidentes se repiten, vuelvan a encontrarse los
situación tiene su costado poético, y faces dignas de la pluma del mismos medios de parar a ellos, inventados por pueblos distintos. Esto
romancista. Si un destello de literatura nacional puede brillar me explica por qué la flecha y el arco se encuentran en todos los
momentáneamente en las nuevas sociedades americanas, es el que pueblos salvajes, cualesquiera que sean su raza, su origen y su
resultará de la descripción de las grandiosas escenas naturales, y sobre colocación geográfica. Cuando leía en El último de los Mohicanos de
todo, de la lucha entre la civilización europea y la barbarie indígena, Cooper, que Ojo de Halcón y Uncas habían perdido el rastro de los
entre la inteligencia y la materia: lucha imponente en América, y que da Mingos en un arroyo, dije para mí: van a tapar el arroyo. Cuando en La
lugar a escenas tan peculiares, tan características y tan fuera del círculo Pradera el Trampero mantiene la incertidumbre y la agonía mientras el
de ideas en que se ha educado el espíritu europeo, porque los resortes fuego los amenaza un argentino habría aconsejado lo mismo que el
dramáticos se vuelven desconocidos fuera del país donde se toman, los Trampero sugiere al fin, que es limpiar un lugar para guarecerse, e
usos sorprendentes, y originales los caracteres. incendiar a su vez, para poderse retirar del fuego que invade sobre las
El único romancista norte-americano que haya logrado hacerse un cenizas del punto que se ha incendiado. Tal es la práctica de los que
nombre europeo, es Fenimore Cooper, y eso, porque transportó la atraviesan la Pampa para salvarse de los incendios del pasto. Cuando los
escena de sus descripciones fuera del círculo ocupado por los fugitivos de La Pradera encuentran un río, y Cooper describe la
plantadores, al límite entre la vida bárbara y la civilizada, al teatro de la misteriosa operación del Pawnie con el cuero de búfalo que recoge: va a
guerra en que las razas indígenas y la raza sajona están combatiendo hacer la pelota, me dije a mí mismo: lástima es que no haya una mujer
por la posesión del terreno. que la conduzca, que entre nosotros son las mujeres las que cruzan los
ríos con la pelota tomada con los dientes por un lazo. El procedimiento
No de otro modo nuestro joven poeta Echeverría ha logrado llamar para asar una cabeza de búfalo en el desierto, es el mismo que nosotros
la atención del mundo literario español con su poema titulado La usamos para batear una cabeza de vaca o un lomo de ternera. En fin,
Cautiva. Este bardo argentino dejó a un lado a Dido y Argia, que sus mil otros accidentes que omito, prueban la verdad de que
predecesores los Varela trataron con maestría clásica y estro poético, modificaciones análogas del suelo traen análogas costumbres, recursos
y expedientes. No es otra la razón de hallar en Fenimore Cooper ilumina un instante las tinieblas, y muestra la Pampa a distancias
descripciones de usos y costumbres que parecen plagiadas de la Pampa; infinitas, cruzándola vivamente el rayo, en fin, símbolo del poder. Estas
así, hallamos en los hábitos pastoriles de la América, reproducidos hasta imágenes han sido hechas para quedarse hondamente grabadas. Así,
los trajes, el semblante grave y hospitalidad árabes. cuando la tormenta pasa, el gaucho se queda triste, pensativo, serio, y
la sucesión de luz y tinieblas se continúa en su imaginación, del mismo
Existe, pues, un fondo de poesía que nace de los accidentes
modo que cuando miramos fijamente el sol nos queda por largo tiempo
naturales del país y de las costumbres excepcionales que engendra.
su disco en la retina.
La poesía, para despertarse (porque la poesía es como el
Preguntadle al gaucho a quién matan con preferencia los rayos, y
sentimiento religioso, una facultad del espíritu humano), necesita el
os introducirá en un mundo de idealizaciones morales y religiosas
espectáculo de lo bello, del poder terrible, de la inmensidad, de la
mezcladas de hechos naturales pero mal comprendidos, de tradiciones
extensión, de lo vago, de lo incomprensible; porque sólo donde acaba lo
supersticiosas y groseras. Añádase que si es cierto que el fluido eléctrico
palpable y vulgar empiezan las mentiras de la imaginación, el mundo
entra en la economía de la vida humana, y es el mismo que llaman
ideal. Ahora yo pregunto: ¿Qué impresiones ha de dejar en el habitante
fluido nervioso, el cual excitado subleva las pasiones y enciende el
de la República Argentina el simple acto de clavar los ojos en el
entusiasmo, muchas disposiciones debe tener para los trabajos de la
horizonte, y ver... no ver nada; porque cuanto más hunde los ojos en
imaginación el pueblo que habita bajo una atmósfera recargada de
aquel horizonte incierto, vaporoso, indefinido, más se le aleja, más lo
electricidad hasta el punto que la ropa frotada chisporrotea como el
fascina, lo confunde, y lo sume en la contemplación y la duda? ¿Dónde
pelo contrariado del gato.
termina aquel mundo que quiere en vano penetrar? ¡No lo sabe! ¿Qué
hay más allá de lo que ve? ¡La soledad, el peligro, el salvaje, la muerte! ¿Cómo no ha de ser poeta el que presencia estas escenas
He aquí ya la poesía: el hombre que se mueve en estas escenas, se imponentes?
siente asaltado de temores e incertidumbres fantásticas, de sueños que
                                   "Gira en vano, reconcentra
le preocupan despierto. De aquí resulta que el pueblo argentino es
                                   Su inmensidad, y no encuentra
poeta por carácter, por naturaleza. ¿Ni cómo ha de dejar de serlo,
                                   La vista en su vivo anhelo
cuando en medio de una tarde serena y apacible una nube torva y negra
                                   Do fijar su fugaz vuelo,
se levanta sin saber de dónde, se extiende sobre el cielo mientras se
                                   Como el pájaro en la mar.
cruzan dos palabras, y de repente el estampido del trueno anuncia la
                                   Doquier campo y heredades
tormenta que deja frío al viajero, y reteniendo el aliento por temor de
                                   Del ave y bruto guaridas;
atraerse un rayo de dos mil que caen en torno suyo? La oscuridad se
                                   Doquier cielo y soledades
sucede después a la luz: la muerte está por todas partes; un poder
                                   De Dios sólo conocidas,
terrible, incontrastable le ha hecho en un momento reconcentrarse en
                                   Que él sólo puede sondear".
sí mismo, y sentir su nada en medio de aquella naturaleza irritada; sentir
                                                                         (Echeverría).
a Dios, por decirlo de una vez, en la aterrante magnificencia de sus
obras. ¿Qué más colores para la paleta de la fantasía? Masas de
tinieblas que anublan el día, masas de luz lívida, temblorosa, que ¿O el que tiene a la vista esta naturaleza engalanada?
flauta, el violín o la guitarra: los mestizos se dedican casi exclusivamente
a la música, y son muchos los hábiles compositores e instrumentistas
                                   "De las entrañas de América
que salen de entre ellos. En las noches de verano se oye sin cesar la
                                   Dos raudales se desatan;
guitarra en la puerta de las tiendas; y tarde de la noche, el sueño es
                                   El Paraná, faz de perlas,
dulcemente interrumpido por las serenatas y los conciertos ambulantes.
                                   Y el Uruguay, faz de nácar.
                                   Los dos entre bosques corren El pueblo campesino tiene sus cantares propios.
                                   O entre floridas barrancas,
El triste, que predomina en los pueblos del Norte, es un canto
                                   Como dos grandes espejos
frigio, plañidero, natural al hombre en el estado primitivo de barbarie,
                                   Entre marcos de esmeraldas.
según Rousseau.
                                   Salúdanlos en su paso
                                   La melancólica pava, La vidalita, canto popular con coros, acompañado de la guitarra y
                                   El picaflor y el jilguero, un tamboril, a cuyos redobles se reúne la muchedumbre y va
                                   El zorzal y la torcaza. engrosando el cortejo y el estrépito de las voces. Este canto me parece
                                   Como ante reyes se inclinan heredado de los indígenas, porque lo he oído en una fiesta de indios en
                                   Ante ellos seibos y palmas, Copiapó en celebración de la Candelaria; y como canto religioso, debe
                                   Y le arrojan flor del aire, ser antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los
                                   Aroma y flor de naranja. españoles argentinos. La vidalita es el metro popular en que se cantan
                                   Luego en el Guazú se encuentran, los asuntos del día, las canciones guerreras: el gaucho compone el verso
                                   Y reuniendo sus aguas, que canta, y lo populariza por la asociación que su canto exige.
                                   Mezclando nácar y perlas Así, pues, en medio de la rudeza de las costumbres nacionales,
                                   Se derraman en el Plata." estas dos artes que embellecen la vida civilizada y dan desahogo a
                                                                          (Domínguez) tantas pasiones generosas, están honradas y favorecidas por las masas
mismas que ensayan su áspera musa en composiciones líricas y
Pero ésta es la poesía culta, la poesía de la ciudad. Hay otra que hace oír poéticas. El joven Echeverría residió algunos meses en la campaña en
sus ecos por los campos solitarios: la poesía popular, candorosa y 1840, y la fama de sus versos sobre la Pampa le había precedido ya: los
desaliñada del gaucho. gauchos lo rodeaban con respeto y afición, y cuando un recién venido
mostraba señales de desdén hacia el cajetiya, alguno le insinuaba al
También nuestro pueblo es músico. Esta es una predisposición
oído: "es poeta", y toda prevención hostil cesaba al oír este título
nacional que todos los vecinos le reconocen. Cuando en Chile se anuncia
privilegiado.
por la primera vez un argentino en una casa, lo invitan al piano en el
acto, o le pasan una vihuela y si se excusa diciendo que no sabe pulsarla, Sabido es, por otra parte, que la guitarra es el instrumento popular
lo extrañan, y no le creen, "porque siendo argentino", dicen, "debe ser de los españoles, y que es común en América. En Buenos Aires, sobre
músico". Esta es una preocupación popular que acusa nuestros hábitos todo, está todavía muy vivo el tipo popular español, el majo.
nacionales. En efecto: el joven culto de las ciudades toca el piano o la Descúbresele en el compadrito de la ciudad y en el gaucho de la
campaña. El jaleo español vive en el cielito: los dedos sirven de puede fallarle. Un robo se ha ejecutado durante la noche: no bien se
castañuelas: todos los movimientos del compadrito revelan al majo: el nota, corren a buscar una pisada del ladrón, y encontrada, se cubre con
movimiento de los hombros, los ademanes, la colocación del sombrero, algo para que el viento no la disipe. Se llama en seguida al Rastreador,
hasta la manera de escupir por entre los dientes: todo es aún andaluz que ve el rastro y lo sigue sin mirar sino de tarde en tarde el suelo, como
genuino. si sus ojos vieran de relieve esta pisada que para otro es imperceptible.
Sigue el curso de las calles, atraviesa los huertos, entra en una casa, y
Del centro de estas costumbres y gustos generales se levantan
señalando un hombre que encuentra, dice fríamente: "¡Este es!" El
especialidades notables, que un día embellecerán y darán un tinte
delito está probado, y raro es el delincuente que resiste a esta
original al drama y al romance nacional. Yo quiero sólo notar aquí
acusación. Para él, más que para el juez, la deposición del Rastreador es
algunas que servirán a completar la idea de las costumbres, para trazar
la evidencia misma: negarla sería ridículo, absurdo. Se somete, pues, a
en seguida el carácter, causas y efectos de la guerra civil.
este testigo, que considera como el dedo de Dios que lo señala. Yo
El Rastreador mismo he conocido a Calíbar, que ha ejercido en una provincia su oficio
durante cuarenta años consecutivos. Tiene ahora cerca de ochenta
El más conspicuo de todos, el más extraordinario, es el Rastreador. años: encorvado por la edad, conserva, sin embargo, un aspecto
Todos los gauchos del interior son rastreadores. En llanuras tan venerable y lleno de dignidad. Cuando le hablan de su reputación
dilatadas, en donde las sendas y caminos se cruzan en todas fabulosa, contesta: "ya no valgo nada; ahí están los niños." Los niños son
direcciones, y los campos en que pacen o transitan las bestias son sus hijos, que han aprendido en la escuela de tan famoso maestro. Se
abiertos, es preciso saber seguir las huellas de un animal, y distinguirlas cuenta de él que durante un viaje a Buenos Aires le robaron una vez su
de entre mil; conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o montura de gala. Su mujer tapó el rastro con una artesa. Dos meses
de vacío: ésta es una ciencia casera y popular. Una vez caía yo de un después Calíbar regresó, vio el rastro ya borrado e inapercibible para
camino de encrucijada al de Buenos Aires, y el peón que me conducía otros ojos, y no se habló más del caso. Año y medio después, Calíbar
echó, como de costumbre, la vista al suelo: "Aquí va", dijo luego, "una marchaba cabizbajo por una calle de los suburbios, entra a una casa, y
mulita mora, muy buena... ésta es la tropa de D. N. Zapata..., es de muy encuentra su montura ennegrecida ya y casi inutilizada por el uso. Había
buena silla..., va ensillada..., ha pasado ayer..." Este hombre venía de la encontrado el rastro de su raptor después de dos años. El año 1830, un
Sierra de San Luis, la tropa volvía de Buenos Aires, y hacía un año que él reo condenado a muerte se había escapado de la cárcel. Calíbar fue
había visto por última vez la mulita mora, cuyo rastro estaba confundido encargado de buscarlo: El infeliz, previendo que sería rastreado, había
con el de toda una tropa en un sendero de dos pies de ancho. Pues esto tomado todas las precauciones que la imagen del cadalso le sugirió.
que parece increíble, es con todo, la ciencia vulgar; éste era un peón de ¡Precauciones inútiles! Acaso sólo sirvieron para perderle; porque
árrea, y no un rastreador de profesión. comprometido Calíbar en su reputación, el amor propio ofendido le hizo
El RASTREADOR es un personaje grave, circunspecto, cuyas desempeñar con calor una tarea que perdía a un hombre pero que
aseveraciones hacen fe en los tribunales inferiores. La conciencia del probaba su maravillosa vista. El prófugo aprovechaba todos los
saber que posee le da cierta dignidad reservada y misteriosa. Todos le accidentes del suelo para no dejar huellas; cuadras enteras había
tratan con consideración: el pobre, porque puede hacerle mal, marchado pisando con la punta del pie; trepábase en seguida a las
calumniándolo o denunciándolo; el propietario, porque su testimonio murallas bajas; cruzaba su sitio, y volvía para atrás, Calíbar lo seguía sin
perder la pista. Si le sucedía momentáneamente extraviarse, al hallarla traidor a su lado y a pedirle los conocimientos indispensables para
de nuevo exclamaba: "¡dónde te mias dir!" Al fin llegó a una acequia de triunfar. Un Baqueano encuentra una sendita que hace cruz con el
agua en los suburbios, cuya corriente había seguido aquél para burlar al camino que lleva: él sabe a qué aguada remota conduce: si encuentra
Rastreador... ¡Inútil! Calíbar iba por las orillas sin inquietud, sin vacilar. mil, y esto sucede en un espacio de mil leguas, él las conoce todas, sabe
Al fin se detiene, examina unas yerbas y dice: "Por aquí ha salido; no hay de dónde vienen y adónde van. El sabe el vado oculto que tiene un río,
rastro, ¡pero estas gotas de agua en los pastos lo indican!" Entra en una más arriba o más abajo del paso ordinario, y esto en cien ríos o arroyos;
viña: Calíbar reconoció las tapias que la rodeaban, y dijo: "dentro está." él conoce en los ciénagos extensos un sendero por donde pueden ser
La partida de soldados se cansó de buscar, y volvió a dar cuenta de la atravesados sin inconveniente, y esto, en cien ciénagos distintos.
inutilidad de las pesquisas. "No ha salido", fue la breve respuesta que
En lo más oscuro de la noche, en medio de los bosques o en las
sin moverse, sin proceder a nuevo examen, dio el Rastreador. No había
llanuras sin límites, perdidos sus compañeros, extraviados, da una
salido, en efecto, y al día siguiente fue ejecutado. En 1831, algunos
vuelta en círculo de ellos, observa los árboles; si no los hay, se
presos políticos intentaban una evasión: todo estaba preparado, los
desmonta, se inclina a tierra, examina algunos matorrales y se orienta
auxiliares de fuera, prevenidos. En el momento de efectuarla, uno dijo:
de la altura en que se halla; monta en seguida, y les dice para
"¿Y Calíbar?", "¡Cierto!" contestaron los otros anonadados, aterrados.
asegurarlos: "Estamos en dereceras de tal lugar, a tantas leguas de las
¡Calíbar! Sus familias pudieron conseguir de Calíbar que estuviese
habitaciones; el camino ha de ir al sud"; y se dirige hacia el rumbo que
enfermo cuatro días contados desde la evasión, y así pudo efectuarse
señala, tranquilo, sin prisa de encontrarlo, y sin responder a las
sin inconveniente.
objeciones que el temor o la fascinación sugiere a los otros.
¿Qué misterio es éste del Rastreador? ¿Qué poder microscópico se
Si aún esto no basta, o si se encuentra en la Pampa y la oscuridad
desenvuelve en el órgano de la vista de estos hombres? ¡Cuán sublime
es impenetrable, entonces arranca pastos de varios puntos, huele la raíz
criatura es la que Dios hizo a su imagen y semejanza!
y la tierra, las masca, y después de repetir este procedimiento varias
El Baqueano veces, se cerciora de la proximidad de algún arroyo salado o de agua
dulce, y sale en su busca para orientarse fijamente. El general Rosas,
Después del Rastreador viene el Baqueano, personaje eminente, y dicen, conoce por el gusto el pasto de cada estancia del sud de Buenos
que tiene en sus manos la suerte de los particulares y de las provincias. Aires.
El Baqueano es un gaucho grave y reservado que conoce a palmos
Si el Baqueano lo es de la Pampa, donde no hay caminos para
veinte mil leguas cuadradas de llanuras, bosques y montañas. Es el
atravesarla, y un pasajero le pide que lo lleve directamente a un paraje
topógrafo más completo, es el único mapa que lleva un general para
distante cincuenta leguas, el Baqueano se para un momento, reconoce
dirigir los movimientos de su campaña. El Baqueano va siempre a su
el horizonte, examina el suelo, clava la vista en un punto y se echa a
lado. Modesto y reservado como una tapia, está en todos los secretos
galopar con la rectitud de una flecha, hasta que cambia de rumbo por
de la campaña; la suerte del ejército, el éxito de una batalla, la
motivos que sólo él sabe, y galopando día y noche llega al lugar
conquista de una provincia, todo depende de él. El Baqueano es casi
designado.
siempre fiel a su deber; pero no siempre el general tiene en él plena
confianza. Imaginaos la posición de un jefe condenado a llevar un El Baqueano anuncia también la proximidad del enemigo; esto es,
diez leguas, y el rumbo por donde se acerca, por medio del movimiento
de los avestruces, de los gamos y guanacos, que huyen en cierta El Gaucho Malo
dirección. Cuando se aproxima, observa los polvos, y por su espesor
cuenta la fuerza: "Son dos mil hombres", dice: "quinientos, Este es un tipo de ciertas localidades, un outlaw, un squatter, un
"doscientos", y el jefe obra bajo este dato, que casi siempre es infalible. misántropo particular. Es el Ojo de Halcón, el Trampero de Cooper, con
Si los cóndores y cuervos revolotean en un círculo del cielo, él sabrá toda su ciencia del desierto, con toda su aversión a las poblaciones de
decir si hay gente escondida, o es un campamento recién abandonado, los blancos, pero sin su moral natural, y sin sus conexiones con los
o un simple animal muerto. El baqueano conoce la distancia que hay de salvajes. Llámanle el gaucho malo, sin que este epíteto lo desfavorezca
un lugar a otro, los días y las horas necesarias para llegar a él, y a más, del todo. La justicia lo persigue desde muchos años; su nombre es
una senda extraviada e ignorada por donde se puede llegar de sorpresa temido, pronunciado en voz baja, pero sin odio y casi con respeto. Es un
y en la mitad del tiempo: así es que las partidas de montoneras personaje misterioso; mora en la Pampa; son su albergue los cardales;
emprenden sorpresas sobre pueblos que están a cincuenta leguas de vive de perdices y mulitas; y si alguna vez quiere regalarse con una
distancia, que casi siempre las aciertan. ¿Creeráse exagerado? ¡No! El lengua, enlaza una vaca, la voltea solo, la mata, saca su bocado
general Rivera, de la Banda Oriental, es un simple Baqueano, que predilecto, y abandona lo demás a las aves mortecinas. De repente se
conoce cada árbol que hay en toda la extensión de la República del presenta el Gaucho Malo en un pago de donde la partida acaba de salir;
Uruguay. No la hubieran ocupado los brasileros sin su auxilio; no la conversa pacíficamente con los buenos gauchos, que lo rodean y
hubieran libertado sin él los argentinos. admiran; se provee de los vicios, y si divisa la partida, monta
tranquilamente en su caballo, y lo apunta hacia el desierto, sin prisa, sin
Oribe, apoyado por Rosas, sucumbió después de tres años de lucha
aparato, desdeñando volver la cabeza. La partida rara vez lo sigue;
con el general Baqueano, y todo el poder de Buenos Aires hoy con sus
mataría inútilmente sus caballos; porque el que monta el Gaucho Malo
numerosos ejércitos que cubren toda la campaña del Uruguay, puede
es un parejero pangaré tan célebre como su amo. Si el acaso lo echa
desaparecer destruido a pedazos por una sorpresa hoy, por una fuerza
alguna vez de improviso entre las garras de la justicia, acomete a lo más
cortada mañana, por una victoria que él sabrá convertir en su provecho
espeso de la partida, y a merced de cuatro tajadas que con su cuchillo
por el conocimiento de algún caminito que cae a retaguardia del
ha abierto en la cara o en el cuerpo de los soldados, se hace paso por
enemigo, o por otro accidente inapercibido o insignificante. El general
entre ellos; y tendiéndose sobre el lomo del caballo para sustraerse a la
Rivera principió sus estudios del terreno el año 1804: y haciendo la
acción de las balas que lo persiguen, endilga hacia el desierto, hasta que
guerra a las autoridades, entonces como contrabandista, a los
poniendo espacio conveniente entre él y sus perseguidores, refrena su
contrabandistas después como empleado, al rey en seguida como
trotón y marcha tranquilamente. Los poetas de los alrededores agregan
patriota, a los patriotas más tarde como montonero, a los argentinos
esta nueva hazaña a la biografía del héroe del desierto, y su nombradía
como jefe brasilero, a éstos como general argentino, a Lavalleja como
vuela por toda la vasta campaña. A veces se presenta a la puerta de un
Presidente, al Presidente Oribe como jefe proscripto, a Rosas, en fin,
baile campestre con una muchacha que ha robado, entra en baile con su
aliado de Oribe, como general Oriental ha tenido sobrado tiempo para
pareja, confúndese en las mudanzas del cielito, y desaparece sin que
aprender un poco de la ciencia del Baqueano.
nadie se aperciba de ello. Otro día se presenta en la casa de la familia
ofendida, hace descender de la grupa a la niña que ha seducido, y
desdeñando las maldiciones de los padres que lo siguen, se encamina escena, entre las luchas de las ciudades y del feudalismo de los campos,
tranquilo a su morada sin límites. entre la vida que se va y la vida que se acerca. El cantor anda de pago en
pago, "de tapera en galpón", cantando sus héroes de la Pampa,
Este hombre divorciado con la sociedad, proscripto por las leyes;
perseguidos por la justicia, los llantos de la viuda a quienes los indios
este salvaje de color blanco no es en el fondo un ser más depravado que
robaron sus hijos en un malón reciente, la derrota y la muerte del
los que habitan las poblaciones. El osado prófugo que acomete una
valiente Rauch, la catástrofe de Facundo Quiroga, y la suerte que cupo a
partida entera, es inofensivo para los viajeros: el Gaucho Malo no es un
Santos Pérez. El cantor está haciendo candorosamente el mismo trabajo
bandido, no es un salteador; el ataque a la vida no entra en su idea,
de crónica, costumbres, historia, biografía que el bardo de la Edad
como el robo no entraba en la idea del Churriador: roba, es cierto; pero
Media; y sus versos serían recogidos más tarde como los documentos y
ésta es su profesión, su tráfico, su ciencia. Roba caballos. Una vez viene
datos en que habría de apoyarse el historiador futuro, si a su lado no
al real de una tropa del interior: el patrón propone comprarle un caballo
estuviese otra sociedad culta con superior inteligencia de los
de tal pelo extraordinario, de tal figura, de tales prendas, con una
acontecimientos, que la que el infeliz despliega en sus rapsodias
estrella blanca en la paleta. El gaucho se recoge, medita un momento, y
ingenuas. En la República Argentina se ven a un tiempo dos
después de un rato de silencio contesta: "no hay actualmente caballo
civilizaciones distintas en un mismo suelo: una naciente, que sin
así." ¿Qué ha estado pensando el gaucho? En aquel momento ha
conocimiento de lo que tiene sobre su cabeza, está remedando los
recorrido en su mente mil estancias de la Pampa, ha visto, y examinado
esfuerzos ingenuos y populares de la Edad Media; otra que sin cuidarse
todos los caballos que hay en la Provincia, con sus marcas, color, señales
de lo que tiene a sus pies, intenta realizar los últimos resultados de la
particulares, y convencídose de que no hay ninguno que tenga una
civilización europea. El siglo XIX y el XII viven juntos; el uno, dentro de
estrella en la paleta; unos la tienen en la frente, otros una mancha
las ciudades, el otro en las campañas.
blanca en el anca. ¿Es sorprendente esta memoria? ¡No! Napoleón
conocía por sus nombres doscientos mil soldados, y recordaba, al verlos, El cantor no tiene residencia fija: su morada está donde la noche le
todos los hechos que a cada uno de ellos se referían. Si no se le pide, sorprende: su fortuna en sus versos y en su voz. Dondequiera que
pues, lo imposible, en día señalado, en un punto dado del camino el cielito enreda sus parejas sin tasa, dondequiera que se apura una
entregará un caballo tal como se le pide, sin que el anticiparle el dinero copa de vino, el cantor tiene su lugar preferente, su parte escogida en el
sea motivo de faltar a la cita. Tiene sobre este punto el honor de los festín. El gaucho argentino no bebe, si la música y los versos no lo
tahúres sobre las deudas. excitan, [1] y cada pulpería tiene su guitarra para poner en manos
del cantor, a quien el grupo de caballos estacionados a la puerta anuncia
Viaja a veces a la campaña de Córdoba, a Santa Fe. Entonces se le
a lo lejos dónde se necesita el concurso de su gaya ciencia.
ve cruzar la Pampa con una tropilla de caballos por delante: si alguno lo
encuentra, sigue su camino sin acercársele, a menos que él lo solicite. El cantor mezcla entre sus cantos heroicos la relación de sus
propias hazañas. Desgraciadamente el cantor, con ser el bardo
El Cantor argentino, no está libre de tener que habérselas con la justicia. También
tiene que dar la cuenta de sendas puñaladas que ha distribuido, una o
Aquí tenéis la idealización de aquella vida de revueltas, de
dos desgracias (¡muertes!) que tuvo, y algún caballo o una muchacha
civilización, de barbarie y de peligros. El gaucho cantor es el mismo
que robó. El año 1840, entre un grupo de gauchos y a orillas del
bardo, el vate, el trovador de la Edad Media, que se mueve en la misma
majestuoso Paraná, estaba sentado en el suelo, y con las piernas anteriores, la peculiaridad de revelar las costumbres nacionales, sin lo
cruzadas, un cantor que tenía azorado y divertido a su auditorio con la cual es imposible comprender nuestros personajes políticos, ni el
larga y animada historia de sus trabajos y aventuras. Había ya contado carácter primordial y americano de la sangrienta lucha que despedaza a
lo del rapto de la querida, con los trabajos que sufrió; lo de la desgracia, la República Argentina. Andando esta historia, el lector va a descubrir
y la disputa que la motivó; estaba refiriendo su encuentro con la partida por sí solo dónde se encuentra el Rastreador, el Baqueano, el Gaucho
y las puñaladas que en su defensa dio, cuando el tropel y los gritos de Malo o el Cantor. Verá en los caudillos cuyos nombres han traspasado
los soldados le avisaron que esta vez estaba cercado. La partida, en las fronteras argentinas, y aun en aquellos que llenan el mundo con el
efecto, se había cerrado en forma de herradura; la abertura quedaba horror de su nombre, el reflejo vivo de la situación interior del país, sus
hacia el Paraná, que corría veinte varas más abajo, tal era la altura de la costumbres y su organización.
barranca. El cantor oyó la grita sin turbarse: viósele de improviso sobre
el caballo, y echando una mirada escudriñadora sobre el círculo de
soldados con las tercerolas preparadas, vuelve el caballo hacia la
barranca, le pone el poncho en los ojos y clávale las espuelas. Algunos
instantes después se veía salir de las profundidades del Paraná, al
caballo sin freno, a fin de que nadase con más libertad, y
el cantor tomado de la cola, volviendo la cara quietamente, cual si fuera
en un bote de ocho remos, hacia la escena que dejaba en la barranca.
Algunos balazos de la partida no estorbaron que llegase sano y salvo al
primer islote que sus ojos divisaron.
Por lo demás, la poesía original del cantor es pesada, monótona,
irregular, cuando se abandona a la inspiración del momento. Más
narrativa que sentimental, llena de imágenes tomadas de la vida
campestre, del caballo y de las escenas del desierto, que la hacen
metafórica y pomposa. Cuando refiere sus proezas o las de algún
afamado malévolo, parécese al improvisador napolitano, desarreglado,
prosaico de ordinario, elevándose a la altura poética por momentos,
para caer de nuevo al recitado insípido y casi sin versificación.
Fuera de esto, el cantor posee su repertorio de poesías populares:
quintillas, décimas y octavas, diversos géneros de versos octosílabos.
Entre éstas hay muchas composiciones de mérito, y que descubren
inspiración y sentimiento.
Aún podría añadir a estos tipos originales muchos otros
igualmente curiosos, igualmente locales, si tuviesen como los
su carne, y se llama cebado cuando se ha dado a este nuevo género de
Capítulo V caza, la caza de hombres. El juez de la campaña inmediata al teatro de
sus devastaciones convoca a los varones hábiles para la correría, y bajo
Vida de Juan Facundo Quiroga su autoridad y dirección se hace la persecución del tigre cebado, que
rara vez escapa a la sentencia que lo pone fuera de la ley.
Au surplus, ces traits appartiennent au caractère original du genre
humain. L'homme de la nature, et qui n'a pas encore appris à contenir Cuando nuestro prófugo había caminado cosa de seis leguas, creyó
ou déguiser ses passions, les montre dans toute leur énergie, et se livre à oír bramar el tigre a lo lejos, y sus fibras se estremecieron. Es el bramido
toute leur impétuosité. del tigre un gruñido como el del cerdo, pero agrio, prolongado,
Alix estridente, y que sin que haya motivo de temor, causa un sacudimiento
Histoire de l'Empire Ottoman involuntario en los nervios, como si la carne se agitara, ella sola, al
anuncio de la muerte. Algunos minutos después, el bramido se oyó más
distinto y más cercano; el tigre venía ya sobre el rastro, y sólo a la larga
distancia se divisaba un pequeño algarrobo. Era preciso apretar el paso,
Infancia y Juventud correr en fin, porque los bramidos se sucedían con más frecuencia, y el
último era más distinto, más vibrante que el que le precedía. Al fin,
Media entre las ciudades de San Luis y San Juan un dilatado
arrojando la montura a un lado del camino, dirigióse el gaucho al árbol
desierto, que por su falta completa de agua, recibe el nombre
que había divisado, y no obstante la debilidad de su tronco, felizmente
de travesía. El aspecto de aquellas soledades es por lo general triste y
bastante elevado, pudo trepar a su copa y mantenerse en una continua
desamparado, y el viajero que viene del Oriente no pasa la
oscilación, medio oculto entre el ramaje. Desde allí pudo observar la
última represa o aljibe de campo, sin proveer sus chifles de suficiente
escena que tenía lugar en el camino: el tigre marchaba a paso
cantidad de agua. En esta travesía tuvo una vez lugar la extraña escena
precipitado, oliendo el suelo, y bramando con más frecuencia a medida
que sigue: Las cuchilladas tan frecuentes entre nuestros gauchos habían
que sentía la proximidad de su presa. Pasa adelante del punto en que
forzado a uno de ellos a abandonar precipitadamente la ciudad de San
ésta se había separado del camino, y pierde el rastro: el tigre se
Luis, y ganar la travesía a pie, con la montura al hombro, a fin de
enfurece, remolinea, hasta que divisa la montura, que desgarra de un
escapar de las persecuciones de la justicia. Debían alcanzarlo dos
manotón, esparciendo en el aire sus prendas. Más irritado aún con este
compañeros tan luego como pudieran robar caballos para los tres. No
chasco, vuelve a buscar el rastro, encuentra al fin la dirección en que va,
eran por entonces sólo el hambre o la sed los peligros que le
y levantando la vista, divisa a su presa haciendo con el peso balancearse
aguardaban en el desierto aquel, que un tigre cebado andaba hacía un
el algarrobillo, cual la frágil caña cuando las aves se posan en sus
año siguiendo los rastros de los viajeros, y pasaban ya de ocho los que
puntas. Desde entonces ya no bramó el tigre: acercábase a saltos, y en
habían sido víctimas de su predilección por la carne humana. Suele
un abrir y cerrar de ojos, sus enormes manos estaban apoyándose a dos
ocurrir a veces en aquellos países en que la fiera y el hombre se
varas del suelo sobre el delgado tronco, al que comunicaban un temblor
disputan el dominio de la naturaleza, que éste cae bajo la garra
convulsivo que iba a obrar sobre los nervios del mal seguro gaucho.
sangrienta de aquélla: entonces el tigre empieza a gustar de preferencia
Intentó la fiera dar un salto impotente; dio vuelta en torno del árbol
midiendo su altura con ojos enrojecidos por la sed de sangre; y al fin, terror en aquellos sobre quienes alguna vez llegaban a fijarse; porque
bramando de cólera, se acostó en el suelo batiendo sin cesar la cola, los Facundo no miraba nunca de frente, y por hábito, por arte, por deseo de
ojos fijos en su presa, la boca entreabierta y reseca. Esta escena horrible hacerse siempre temible, tenía de ordinario la cabeza inclinada, y
duraba ya dos horas mortales: la postura violenta del gaucho, y la miraba por entre las cejas, como el Alí-Bajá de Monvoisin. El Caín que
fascinación aterrante que ejercía sobre él la mirada sanguinaria, inmóvil representaba la famosa Compañía Ravel me despierta la imagen de
del tigre, del que por una fuerza invencible de atracción no podía Quiroga, quitando las posiciones artísticas de la estatuaria, que no le
apartar los ojos, habían empezado a debilitar sus fuerzas, y ya veía convienen. Por lo demás, su fisonomía era regular, y el pálido moreno
próximo el momento en que su cuerpo extenuado iba a caer en su de su tez sentaba bien a las sombras espesas en que quedaba
ancha boca, cuando el rumor lejano del galope de caballos le dio encerrada.
esperanza de salvación. En efecto, sus amigos habían visto el rastro del
La estructura de su cabeza revelaba, sin embargo, bajo esta
tigre, y corrían sin esperanza de salvarlo. El desparramo de la montura
cubierta selvática, la organización privilegiada de los hombres nacidos
les reveló el lugar de la escena, y volar a él, desenrollar sus lazos,
para mandar. Quiroga poseía esas cualidades naturales que hicieron del
echarlos sobre el tigre empacado y ciego de furor, fue obra de un
estudiante de Brienne el Genio de la Francia, y del mameluco oscuro
segundo. La fiera, estirada a dos lazos, no pudo escapar a las puñaladas
que se batía con los franceses en las Pirámides, el virrey de Egipto. La
repetidas con que, en venganza de su prolongada agonía, le traspasó el
sociedad en que nacen da a estos caracteres la manera especial de
que iba a ser su víctima. "Entonces supe lo que era tener miedo", decía
manifestarse: sublimes, clásicos, por decirlo así, van al frente de la
el general D. Juan Facundo Quiroga, contando a un grupo de oficiales
humanidad civilizada en unas partes; terribles, sanguinarios y malvados,
este suceso.
son en otras su mancha, su oprobio.
También a él le llamaron tigre de los Llanos, y no le sentaba mal
Facundo Quiroga fue hijo de un sanjuanino de humilde condición,
esta denominación a fe. La frenología y la anatomía comparada han
pero que avecindado en los Llanos de La Rioja había adquirido en el
demostrado, en efecto, las relaciones que existen en las formas
pastoreo una regular fortuna. El año 1799 fue enviado Facundo a la
exteriores y las disposiciones morales, entre la fisonomía del hombre y
patria de su padre a recibir la educación limitada que podía adquirirse
de algunos animales a quienes se asemeja en su carácter. Facundo,
en las escuelas, leer y escribir. Cuando un hombre llega a ocupar las cien
porque así lo llamaron largo tiempo los pueblos del interior; el general
trompetas de la fama con el ruido de sus hechos, la curiosidad o el
D. Facundo Quiroga, el Exmo. Brigadier general D. Juan Facundo
espíritu de investigación van hasta rastrear la insignificante vida del
Quiroga, todo eso vino después, cuando la sociedad lo recibió en su
niño, para anudarla a la biografía del héroe; y no pocas veces entre
seno y la victoria lo hubo coronado de laureles: Facundo, pues, era de
fábulas inventadas por la adulación, se encuentran ya en germen, en
estatura baja y fornida; sus anchas espaldas sostenían sobre un cuello
ella, los rasgos característicos del personaje histórico. Cuéntase de
corto una cabeza bien formada, cubierta de pelo espesísimo, negro y
Alcibíades que jugando en la calle se tendía a lo largo del pavimento
ensortijado. Su cara un poco ovalada estaba hundida en medio de un
para contrariar a un cochero que le prevenía que se quitase del paso a
bosque de pelo, a que correspondía una barba igualmente crespa y
fin de no atropellarlo; de Napoleón, que dominaba a sus condiscípulos, y
negra, que subía hasta los juanetes, bastante pronunciados para
se atrincheraba en su cuarto de estudiante para resistir a un ultraje. De
descubrir una voluntad firme y tenaz. Sus ojos negros, llenos de fuego y
Facundo se refieren hoy varias anécdotas, muchas de las cuales lo
sombreados por pobladas cejas, causaban una sensación involuntaria de
revelan todo entero. En la casa de sus huéspedes jamás se consiguió para hacerlos fusilar en expiación de los manes de Villafañe. En la
sentarlo a la mesa común; en la escuela era altivo, huraño y solitario; no campaña de Buenos Aires también mostraba algunos monumentos de
se mezclaba con los demás niños sino para encabezar en actos de su vida de peón errante. ¿Qué causas hacen a este hombre, criado en
rebelión y para darles de golpes. El magister, cansado de luchar con este una casa decente, hijo de un hombre acomodado y virtuoso, descender
carácter indomable, se provee una vez de un látigo nuevo y duro, y a la condición del gañán, y en ella escoger el trabajo más estúpido, más
enseñándolo a los niños aterrados: "éste es", les dice "para estrenarlo brutal, en el que sólo entra la fuerza física y la tenacidad? ¿Será que el
en Facundo". Facundo, de edad de once años, oye esta amenaza, y al tapiador gana doble sueldo, y que se da prisa para juntar un poco de
día siguiente la pone a prueba. No sabe la lección; pero pide al maestro dinero?
que se la tome en persona, porque el pasante lo quiere mal. El maestro
Lo más ordenado que de esta vida oscura y errante he podido
condesciende; Facundo comete un error, comete dos, tres, cuatro;
recoger es lo siguiente: Hacia el año 1806 vino a Chile con un
entonces el maestro hace uso del látigo; y Facundo, que todo lo ha
cargamento de grana de cuenta de sus padres. Jugólo, con la tropa y los
calculado, hasta la debilidad de la silla en que su maestro está sentado,
troperos, que eran esclavos de su casa. Solía llevar a San Juan y
dale una bofetada, vuélcalo de espaldas, y entre el alboroto que esta
Mendoza arreos de ganado de la estancia paterna, que tenían siempre
escena suscita, toma la calle, y va a esconderse en ciertos parrones de
la misma suerte; porque en Facundo era el juego una pasión feroz,
una viña, de donde no se le saca sino después de tres días. ¿No es ya el
ardiente, que le resacaba las entrañas. Estas adquisiciones y pérdidas
caudillo que va a desafiar más tarde a la sociedad entera?
sucesivas debieron cansar las larguezas paternales, porque al fin
Cuando llega a la pubertad, su carácter toma un tinte más interrumpió toda relación amigable con su familia. Cuando era ya el
pronunciado. Cada vez más sombrío, más imperioso, más selvático; la terror de la República preguntábale uno de sus cortesanos: "¿Cuál es,
pasión del juego, la pasión de las almas rudas que necesitan fuertes general, la parada más grande que ha hecho en su vida?" "Setenta
sacudimientos para salir del sopor que las adormeciera, domínalo pesos", contestó Quiroga con indiferencia. Acababa de ganar, sin
irresistiblemente desde la edad de quince años. Por ella se hace una embargo, una de doscientas onzas. Era, según lo explicó después, que
reputación en la ciudad; por ella se hace intolerable en la casa en que se en su juventud, no teniendo sino setenta pesos, los había perdido juntos
le hospeda; por ella, en fin, derrama por un balazo dado a un Jorge a una sota. Pero este hecho tiene su historia característica. Trabajaba de
Peña, el primer reguero de sangre que debía entrar en el ancho torrente peón en Mendoza en la hacienda de una Señora, sita aquélla en el
que ha dejado marcado su pasaje en la tierra. Plumerillo. Facundo se hacía notar hacía un año por su puntualidad en
salir al trabajo, y por la influencia y predominio que ejercía sobre los
Desde que llega a la edad adulta, el hilo de su vida se pierde en un
demás peones. Cuando éstos querían hacer falla para dedicar el día a
intrincado laberinto de vueltas y revueltas, por los diversos pueblos
una borrachera, se entendían con Facundo quien lo avisaba a la Señora
vecinos: oculto unas veces, perseguido siempre, jugando, trabajando en
prometiéndole responder de la asistencia de todos al día siguiente, la
clase de peón, dominando todo lo que se le acerca, y distribuyendo
que era siempre puntual. Por esta intercesión llamábanle los peones
puñaladas. En San Juan muéstranse hoy en la quinta de los Godoyes
el Padre. Facundo, al fin de un año de trabajo asiduo, pidió su salario,
tapias pisadas por Quiroga; en La Rioja las hay de su mano en Fiambalá.
que ascendía a setenta pesos; montó en su caballo sin saber adónde iba,
El enseñaba otras en Mendoza en el lugar mismo en que una tarde hacía
vio gente en una pulpería, desmontóse, y alargando la mano sobre el
traer de sus casas veintiséis oficiales de los que capitularon en Chacón,
grupo que rodeaba al tallador, puso sus setenta pesos en una carta:
perdiólos y montó de nuevo marchando sin dirección fija hasta que, a Quiroga, como Rosas, como todas estas víboras que han medrado a la
poco andar un juez Toledo, que acertaba a pasar a la sazón, le detuvo sombra de los laureles de la Patria, se ha hecho notar por su odio a los
para pedirle su papeleta de conchavo. Facundo aproximó su caballo en militares de la Independencia, en los que uno y otro han hecho una
ademán de entregársela, afectó buscar algo en el bolsillo, y dejó tendido horrible matanza.
al juez de una puñalada. ¿Se vengaba en el juez de la reciente pérdida?
Facundo, desertando de Buenos Aires, se encamina a las provincias
¿Quería sólo saciar el encono de gaucho malo contra la autoridad civil, y
con tres compañeros. Una partida le da alcance; hace frente, libra una
añadir este nuevo hecho al brillo de su naciente fama? Lo uno y lo otro.
verdadera batalla, que permanece indecisa por algún tiempo, hasta que
Estas venganzas sobre el primer objeto que se presentaba son
dando muerte a cuatro o cinco, puede continuar su camino, abriéndose
frecuentes en su vida. Cuando se apellidaba General y tenía coroneles a
paso todavía a puñaladas por entre otras partidas que hasta San Luis le
sus órdenes, hacía dar en su casa, en San Juan, doscientos azotes a uno
salen al paso. Más tarde debía recorrer este mismo camino con un
de ellos por haberle ganado mal, decía Facundo; a un joven doscientos
puñado de hombres, disolver ejércitos en lugar de partidas, e ir hasta la
azotes, por haberse permitido una chanza en momentos en que él no
ciudadela famosa de Tucumán a borrar los últimos restos de la república
estaba para chanzas; a una mujer en Mendoza que le había dicho al
y del orden civil. Facundo reaparece en los Llanos en la casa paterna. A
paso: "Adiós, mi general", cuando él va enfurecido porque no había
esta época se refiere un suceso que está muy valido y del que nadie
conseguido intimidar a un vecino tan pacífico, tan juicioso, como era
duda. Sin embargo, en uno de los manuscritos que consulto,
valiente y gaucho, doscientos azotes.
interrogado su autor sobre este mismo hecho, contesta: "que no sabe
Facundo reaparece después en Buenos Aires, donde en 1810 es que Quiroga haya tratado nunca de arrancar a sus padres dinero por la
enrolado como recluta en un regimiento de Arribeños que mandaba el fuerza"; y contra la tradición constante, contra el asentimiento general,
general Ocampo, su compatriota, después Presidente de Charcas. La quiero atenerme a este dato contradictorio. ¡Lo contrario es horrible!
carrera gloriosa de las armas se abría para él con los primeros rayos del Cuéntase que habiéndose negado su padre a darle una suma de dinero
sol de Mayo; y no hay duda que con el temple de alma de que estaba que le pedía, acechó el momento en que su padre y madre dormían la
dotado, con sus instintos de destrucción y carnicería, Facundo, siesta para poner aldaba a la pieza donde estaban, y prender fuego al
moralizado por la disciplina y ennoblecido por la sublimidad del objeto techo de pajas con que están cubiertas por lo general las habitaciones
de la lucha, habría vuelto un día del Perú, Chile o Bolivia, uno de los de los Llanos. Pero lo que hay de averiguado es que su padre pidió una
generales de la República Argentina, como tantos otros valientes vez al Gobierno de La Rioja que lo prendieran para contener sus
gauchos que principiaron su carrera desde el humilde puesto del demasías y que Facundo, antes de fugarse de los Llanos, fue a la ciudad
soldado. Pero el alma rebelde de Quiroga no podía sufrir el yugo de la de La Rioja donde a la sazón se hallaba aquél, y cayendo de improviso
disciplina, el orden del cuartel, ni la demora de los ascensos. Se sentía sobre él, le dio una bofetada, diciéndole: "¿Usted me ha mandado
llamado a mandar, a surgir de un golpe, a crearse él solo, a despecho de prender? ¡Tome! ¡mándeme prender ahora!". Con lo cual montó en su
la sociedad civilizada y en hostilidad con ella, una carrera a su modo, caballo y partió a galope para el campo. Pasado un año, preséntase de
asociando el valor y el crimen, el gobierno y la desorganización. Más nuevo en la casa paterna, échase a los pies del anciano ultrajado,
tarde fue reclutado para el ejército de los Andes, y enrolado en los confunden ambos sus sollozos y, entre las protestas de enmienda del
Granaderos a Caballo: un teniente García lo tomó de asistente, y bien hijo y las reconvenciones del padre, la paz queda restablecida, aunque
pronto la deserción dejó un vacío en aquellas gloriosas filas. Después, sobre base tan deleznable y efímera.
Pero su carácter y hábitos desordenados no cambian, y las es una traducción argentina de la quijada de Sansón, el Hércules hebreo.
carreras, el juego, las correrías del campo son el teatro de nuevas Pero Facundo la aceptaba como un timbre de gloria, según su bello
puñaladas y agresiones, hasta llegar al fin a hacerse intolerable para ideal, y macho de grillos, o bayoneta, él asociándose a otros soldados y
todos e insegura su posición. Entonces un gran pensamiento viene a presos a quienes su ejemplo alentó, logró sofocar el alzamiento y
apoderarse de su espíritu, y lo anuncia sin empacho. El desertor de los reconciliarse por este acto de valor con la sociedad, y ponerse bajo la
Arribeños, el soldado de granaderos a caballo, que no ha querido protección de la Patria, consiguiendo que su nombre volase por todas
inmortalizarse en Chacabuco y en Maipú, resuelve ir a reunirse a la partes ennoblecido y lavado, aunque con sangre, de las manchas que lo
montonera de Ramírez, vástago de la de Artigas y cuya celebridad en afeaban. Facundo cubierto de gloria, mereciendo bien de la Patria, y con
crímenes y en odio a las ciudades a que hace la guerra, ha llegado hasta una credencial que acredita su comportación, vuelve a la Rioja, y
los Llanos y tiene llenos de espanto a los gobiernos. Facundo parte a ostenta en los Llanos, entre los gauchos, los nuevos títulos que justifican
asociarse a aquellos filibusteros de la Pampa, y acaso la conciencia que el terror que ya empieza a inspirar su nombre; porque hay algo de
deja de su carácter e instintos, y de la importancia del esfuerzo que va a imponente, algo que subyuga y domina en el premiado asesino de
dar a aquellos destructores, alarma a sus compatriotas, que instruyen a catorce hombres a la vez.
las autoridades de San Luis por donde debía pasar, del designio infernal
Aquí termina la vida privada de Quiroga, de la que he omitido una
que lo guía. Dupuy, gobernador entonces (1818), lo hace aprehender, y
larga serie de hechos que sólo pintan el mal carácter, la mala educación,
por algún tiempo permanece confundido entre los criminales que la
y los instintos feroces y sanguinarios de que estaba dotado. Sólo he
cárcel encierra. Esta cárcel de San Luis, empero, debía ser el primer
hecho uso de aquellos que explican el carácter de la lucha; de aquellos
escalón que había de conducirlo a la altura a que más tarde llegó. San
que entran en proporciones distintas, pero formados de elementos
Martín había hecho conducir a San Luis un gran número de oficiales
análogos, en el tipo de los caudillos de las campañas que han logrado, al
españoles de todas las graduaciones de los que habían sido tomados
fin sofocar la civilización de las ciudades, y que últimamente ha venido a
prisioneros en Chile. Sea hostigados por las humillaciones y
completarse en Rosas, el legislador de esta civilización tártara, que ha
sufrimientos, sea que previesen la posibilidad de reunirse de nuevo a los
ostentado toda su antipatía a la civilización europea en torpezas y
ejércitos españoles, el depósito de prisioneros se sublevó un día, y abrió
atrocidades sin nombre aún en la historia.
las puertas de los calabozos de reos ordinarios, a fin de que les
prestasen ayuda para la común evasión. Facundo era uno de estos reos, Pero aún quédame algo por notar en el carácter y espíritu de esta
y no bien se vio desembarazado de las prisiones, cuando enarbolando columna de la Federación. Un hombre iletrado, un compañero de
el macho de los grillos, abre el cráneo al español mismo que se los ha infancia y de juventud de Quiroga, que me ha suministrado muchos de
quitado, y yendo por entre el grupo de los amotinados, deja una ancha los hechos que dejo referidos, me incluye en su manuscrito, hablando
calle sembrada de cadáveres en el espacio que ha querido correr. Dícese de los primeros años de Quiroga estos datos curiosos: "Que no era
que el arma de que hizo uso fue una bayoneta y que los muertos no ladrón antes de figurar como hombre público - que nunca robó, aun en
pasaron de tres. Quiroga, empero, hablaba siempre del macho de los sus mayores necesidades - que no sólo gustaba de pelear, sino que
grillos, y de catorce muertos. Acaso es esta suma una de esas pagaba por hacerlo, y por insultar al más pintado - que tenía mucha
idealizaciones con que la imaginación poética del pueblo embellece los aversión a los hombres decentes - que no sabía tomar licor nunca - que
tipos de la fuerza brutal que tanto admira; acaso la historia de los grillos de joven era muy reservado, y no sólo quería infundir miedo, sino
aterrar, para lo que hacía entender a hombres de su confianza, que linda señorita a quien ni seducir ni forzar podía. En todos sus actos
tenía agoreros o era adivino - que con los que tenía relación, los trataba mostrábase el hombre bestia aún, sin ser por eso estúpido, y sin carecer
como esclavos - que jamás se ha confesado, rezado ni oído misa - que de elevación de miras. Incapaz de hacerse admirar o estimar, gustaba de
cuando estuvo de general, lo vio una vez en misa - que él mismo le decía ser temido; pero este gusto era exclusivo, dominante hasta el punto de
que no creía en nada". El candor con que estas palabras están escritas, arreglar todas las acciones de su vida a producir el terror en torno suyo,
revela su verdad. Toda la vida pública de Quiroga me parece resumida sobre los pueblos como sobre los soldados, sobre la víctima que iba a
en estos datos. Veo en ellos el hombre grande, el hombre de genio a su ser ejecutada, como sobre su mujer y sus hijos. En la incapacidad de
pesar, sin saberlo él, el César, el Tamerlán, el Mahoma. Ha nacido así, y manejar los resortes del gobierno civil, ponía el terror como expediente
no es culpa suya; descenderá en las escalas sociales para mandar, para para suplir al patriotismo y la abnegación; ignorante, rodeábase de
dominar, para combatir el poder de la ciudad, la partida de la policía. Si misterios y haciéndose impenetrable, valiéndose de una sagacidad
le ofrecen una plaza en los ejércitos, la desdeñará, porque no tiene natural, una capacidad de observación no común, y de la credulidad del
paciencia para aguardar los ascensos; porque hay mucha sujeción, vulgo, fingía una presciencia de los acontecimientos, que le daba
muchas trabas puestas a la independencia individual; hay generales que prestigio y reputación entre las gentes vulgares. Es inagotable el
pesan sobre él, hay una casaca que oprime el cuerpo, y una táctica que repertorio de anécdotas de que está llena la memoria de los pueblos
regla los pasos; ¡todo esto es insufrible! La vida de a caballo, la vida de con respecto a Quiroga; sus dichos, sus expedientes, tienen un sello de
peligros y emociones fuertes, han acerado su espíritu y endurecido su originalidad que le daban ciertos visos orientales, cierta tintura de
corazón; tiene odio invencible, instintivo, contra las leyes que lo han sabiduría salomónica en el concepto de la plebe. ¿Qué diferencia hay,
perseguido, contra los jueces que lo han condenado, contra toda esa en efecto, entre aquel famoso expediente de mandar partir en dos el
sociedad y esa organización a que se ha sustraído desde la infancia, y niño disputado, a fin de descubrir la verdadera madre, y este otro para
que lo mira con prevención y menosprecio. Aquí se eslabona encontrar un ladrón?
insensiblemente el lema de este capítulo: "Es el hombre de la naturaleza
Entre los individuos que formaban una compañía, habíase robado
que no ha aprendido aún a contener o a disfrazar sus pasiones, que las
un objeto, y todas las diligencias practicadas para descubrir el ladrón
muestra en toda su energía, entregándose a toda su impetuosidad. Este
habían sido infructuosas. Quiroga forma la tropa, hace cortar tantas
es el carácter original del género humano"; y así se muestra en las
varitas de igual tamaño cuantos soldados había; hace enseguida que se
campañas pastoras de la República Argentina. Facundo es un tipo de la
distribuyan a cada uno; y luego, con voz segura, dice: "Aquél cuya varita
barbarie primitiva: no conoció sujeción de ningún género; su cólera era
amanezca mañana más grande que las demás, ése es el ladrón". Al día
la de las fieras: la melena de sus renegridos y ensortijados cabellos caía
siguiente fórmase de nuevo la tropa, y Quiroga procede a la verificación
sobre su frente y sus ojos, en guedejas como las serpientes de la cabeza
y comparación de las varitas. Un soldado hay, empero, cuya vara
de Medusa; su voz se enronquecía, y sus miradas se convertían en
aparece más corta que las otras. "¡Miserable!",le grita Facundo con voz
puñaladas. Dominado por la cólera, mataba a patadas estrellándoles los
aterrante, "¡tú eres!..." y en efecto él era; su turbación lo dejaba
sesos a N. por una disputa de juego; arrancaba ambas orejas a su
conocer demasiado. El expediente es sencillo; el crédulo gaucho,
querida, porque le pidió una vez 30 pesos para celebrar un matrimonio
temiendo que efectivamente creciese su varita, le había cortado un
consentido por él; y abría a su hijo Juan la cabeza de un hachazo, porque
pedazo. Pero se necesita cierta superioridad y cierto conocimiento de la
no había forma de hacerlo callar; daba de bofetadas en Tucumán, a una
naturaleza humana, para valerse de estos medios.
Habíanse robado algunas prendas de la montura de un soldado, y 1. ↑ Después de escrito lo que precede, he recibido de persona
todas las pesquisas habían sido inútiles para descubrir al ladrón: fidedigna la aseveración de haber el mismo Quiroga contado en
Facundo hace formar la tropa y que desfile por delante de él, que está Tucumán, ante señoras que viven aún, la historia del incendio
con los brazos cruzados, la mirada fija, escudriñadora, terrible. Antes ha de la casa. Toda duda desaparece ante deposiciones de este
dicho: "yo sé quién es", con una seguridad que nada desmiente. género. Más tarde he obtenido la narración circunstanciada de
Empiezan a desfilar, desfilan muchos, y Quiroga permanece inmóvil; es testigo presencial y compañero de infancia de Facundo
la estatua de Júpiter Tonante, es la imagen del Dios del Juicio Final. De Quiroga, que le vio a éste dar a su padre una bofetada y huirse;
repente se abalanza sobre uno, le agarra del brazo, le dice en voz breve pero estos detalles contristan sin aleccionar y es deber
y seca: "¿Dónde está la montura?..." "Allá, señor", contesta señalando impuesto por el decoro apartarlos de la vista.
un bosquecillo. "Cuatro tiradores", grita entonces Quiroga.
¿Qué revelación era ésta? La del terror y la del crimen hecha ante
un hombre sagaz. Estaba otra vez un gaucho respondiendo a los cargos
que se le hacían por un robo. Facundo le interrumpe diciendo: "ya este
pícaro está mintiendo; ¡a ver...! cien azotes..." Cuando el reo hubo
salido, Quiroga dijo a alguno que se hallaba presente: "Vea, patrón:
cuando un gaucho al hablar esté haciendo marcas con el pie, es señal
que está mintiendo." Con los azotes, el gaucho contó la historia como
debía de ser; esto es, que se había robado una yunta de bueyes.
Necesitaba otra vez y había pedido un hombre resuelto, audaz,
para confiarle una misión peligrosa. Escribía Quiroga cuando le trajeron
el hombre; levanta la cara después de habérselo anunciado varias veces,
lo mira, y dice continuando de escribir: "¡Eh!... ¡Ese es un miserable!
¡Pido un hombre valiente y arrojado!" Averiguóse, en efecto, que era un
patán.
De estos hechos hay a centenares en la vida de Facundo, y que al
paso que descubren un hombre superior, han servido eficazmente para
labrarle una reputación misteriosa entre hombres groseros que llegaban
a atribuirle poderes sobrenaturales [1].

Notas del autor

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