Psychology">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Barrionuevo Adolescencia-y-Juventud-Consideraciones-Desde-El-Psicoanalisis U 3

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

OM

PARTE 2
ADOLESCENCIA

SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

.C
DD
¿Qué es la adolescencia?, o ¿qué entendemos cuando hablamos de
adolescencia y de adolescentes?, o también ¿cuál es el adolescente del psi-
LA

coanálisis?, involucrada la cuestión de cómo creemos que siente o


cómo vive un joven sujeto el momento que toca vivir a todos, más
allá de las peculiaridades de cada quien, pero incluidas éstas, en esa
encrucijada fundamental que se da en llamar “adolescencia”.
Son varias las preguntas para comenzar, y es una forma interesan-
FI

te de hacerlo: a través de interrogantes.


En este espacio vamos a tratar de proponer un acercamiento a la
problemática de los adolescentes, de la adolescencia, desde el psi-
coanálisis, para referirnos a lo que sucede en un sujeto que se encuen-
tra tramitando las vicisitudes de la “tormenta de la pubertad”, al decir


de Freud, estando abocado a la tarea de enfrentarse a “lo real” en sus


más diversos ámbitos, tras la irrupción en la pubertad de un cuerpo
sexual “real”, que plantea un importante esfuerzo de trabajo para su
psiquismo.
Podríamos decir en una primera aproximación, en forma general,
que la adolescencia supone una contundente conmoción estructural, un

35
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

fundamental y trabajoso replanteo del sentimiento de sí, de la identidad


del sujeto. Más adelante ampliaremos esta provisoria definición espe-

OM
cificando las peculiaridades de la adolescencia desde una perspecti-
va psicoanalítica.
El psicoanálisis, con su aparición, ha producido una transforma-
ción importante en las propuestas psicológicas aún existentes que,
más allá de su permanencia o vigencia, no pudieron menos que
replantearse algunos de sus puntos conceptuales básicos, incluyéndo-
se la consideración de la niñez y de la adolescencia.

.C
En lo que respecta al interés que aquí nos une, podríamos decir
que el psicoanálisis convive y discrepa en cuanto a la lectura respec-
to de la adolescencia con la psicología evolutiva o la psicología del
desarrollo, de fuerza y predominio en muchos espacios.
DD
La lectura psicoanalítica se diferencia rotundamente de la psi-
cología evolutiva ya que no piensa como esta última a la adolescen-
cia como etapa o fase del desarrollo “normal” de un sujeto, o como
una secuencia de movimientos esperables, en el mejor de los casos, de
algo que, previamente enrollado o envuelto, se desarrollará o desen-
volverá más o menos de la misma manera en todos los sujetos, tal
LA

como así lo supondría la idea de evolución o de desarrollo. Desde


esta última perspectiva la vida se podría representar como una suce-
sión de arranques y detenciones, como las estaciones de un subterrá-
neo o de un tren, invariables y completamente previsibles en su or-
den así como en cuanto a las características que las definen.
La psicología evolutiva y la psicología del desarrollo tienen la
FI

pregnancia del crecimiento que se produce en el orden del cuerpo y


aplican la misma lógica a las vicisitudes del psiquismo. El psicoaná-
lisis reconoce por cierto que el crecer se produce, que el hombre
nace, crece y muere, pero no considera que lo psíquico se pueda
explicar con una legalidad equivalente a la que ordena lo orgánico,


aclarándose así que la adolescencia existe, tal como la niñez, por


ejemplo, con sus vicisitudes y trabajos psíquicos respectivos, si bien
desde ciertas lecturas extremas se resisten a ello e insisten en que sólo
se puede hablar de “sujeto”, independientemente de los cambios que
a lo largo de la vida se producen, o proponiendo con supuesta creati-
vidad la afirmación “la adolescencia no existe” que lleva a no pensar

36
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

en la adolescencia o en los adolescentes, si bien los adolescentes sin


duda existen y dan que hablar.

OM
Empobrece también intentar un forzado enlace de psicología
evolutiva y psicoanálisis sosteniéndose una “psicología evolutiva
psicoanalítica” que supuestamente “conjugaría” opuestos que son
inconciliables en tanto provienen de ideologías o posiciones teóri-
cas diferentes.
Decíamos en cuanto a la conceptualización de la adolescencia
que parece ser que para algunas lecturas psicológicas el crecimiento

.C
orgánico o corporal posee una pregnancia tal que no se puede dejar
de leer lo psicológico sino a la luz de su óptica, llegándose así a
entender lo psíquico como una serie de transformaciones en una “evo-
lución” que se inicia desde el nacimiento con la inmadurez de la
DD
niñez y la adolescencia, le seguirá luego la adultez como punto de
madurez o plenitud de todas las funciones, siendo finalmente la an-
cianidad o la vejez sinónimo de deterioro o declinación tanto en lo
orgánico como en lo psicológico. Por cierto, el tiempo hace marca en
el sujeto, y, por lo tanto, decíamos, como todo ser vivo, el hombre
posee un cuerpo, y nace, crece y muere, pero ello no alcanza para
LA

proponer una equivalencia total entre las leyes que definen el fun-
cionamiento del organismo y aquellas que se refieren a la dimensión
de lo psíquico. El mismo Freud emplea el término “evolución”, se
podría argumentar desde una defensa de la psicología evolutiva, y
también divide en “fases” sucesivas el desarrollo libidinal, como con-
ceptos, entre otros, que derivan del pensamiento alemán, fisicista,
FI

monista materialista, imperante a fines del siglo XIX, contexto en el


cual como sujeto y como científico viviera sus primeros años de for-
mación. Pero el creador del psicoanálisis supera con su conceptuali-
zación, y va realizando correcciones al respecto, la linealidad que
supone el empobrecedor término “evolución” en lo que a la conside-


ración de lo psíquico se refiere, así como en lo relativo a otros con-


ceptos, tal como veremos oportunamente.
Es posible también observar la influencia de lo evolutivo,
recalcándose la dimensión de lo cronológico, cuando desde la
psicología evolutiva se trata de delimitar o fijar las transformaciones
que se producen en el seno mismo de la adolescencia según las edades

37
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

de aparición, así como también pasa con la niñez, dividiéndose en-


tonces la adolescencia en fases: temprana, media y tardía, mientras

OM
que el psicoanálisis, si bien no niega lo cronológico resalta el tiempo
lógico como lo esencial.1 Temporalidad lógica implica considerar
los conceptos de inscripción y transcripción y retranscripción, y los
de fijación, y los movimientos progredientes y regredientes, lejos de
la linealidad de la temporalidad cronológica.
El término pubertad lo reservamos para referirnos al crecimiento
que se produce y las transformaciones que se manifiestan en lo corpo-

.C
ral, en el orden del cuerpo, como crucial “metamorfosis”, término
este último empleado por Freud en su escrito sobre el tema.
Dicha transformación, y otras expresiones de la irrupción de lo
real en dimensiones varias, producen una conmoción estructural que se
DD
conoce con el nombre de adolescencia.
Propongo definir a la adolescencia, provisoriamente, como
reposicionamiento del sujeto en relación a la estructura opositiva falo-
castración, definición en la cual nos detendremos oportunamen-
te, y la ampliaremos, atendiendo a los términos en ella implica-
dos.
LA

En cuanto a lo referido a la presentación de la adolescencia


como síntoma de las metamorfosis que experimenta en la pubertad el
sujeto tras la latencia, ante la irrupción de lo real en sus diversas
dimensiones, lo hacemos remitiendo al concepto freudiano de sínto-
ma definido como una manifestación perceptible de una compleji-
dad estructural, o como manifestación que denuncia lo traumático
FI

de la sexualidad y en tanto “dice” sobre algo que no puede ser puesto


en palabras, pudiéndose entonces referirse a la adolescencia como
síntoma por cuanto la misma es un fenómeno esencialmente huma-
no, del ser hablante y sujeto del inconsciente.
O también puede pensarse a la adolescencia, desde el psicoaná-


lisis, como semblante de dichas metamorfosis, como aquello que se


presenta como apariencia pero que no debe ser descalificada como
tal, al decir de Lacan, en tanto “el semblante que se presenta como lo

1. Lacan, J. (1945): “El tiempo lógico y el aserto de la certidumbre anticipada.


Un nuevo sofisma”. Escritos I. Siglo Veintiuno. México, 1978.

38
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

que es, es la función primaria de la verdad”.2 Tengamos en cuenta


entonces que “aparente” en el terreno del psicoanálisis es diferente a

OM
la apariencia de las ciencias naturales, en tanto aparente no es “sim-
plemente” o pobremente lo contrario a la verdad; una y otra son las
dos caras de la banda de Moebius3 que constituyen de hecho la mis-
ma cara. Con la conceptualización del nudo borromeo, es posible
entender al semblante como reordenamiento de lo simbólico que pue-
de tener expresión, o deducirse, en lo imaginario y en lo real.
Pero veamos algunos conceptos que, desde el psicoanálisis, dan

.C
nueva luz a la consideración de la así llamada “adolescencia”, y pro-
veen basamento teórico para estudiar su complejidad.
DD
Conceptos psicoanalíticos en la consideración de la
adolescencia

El psicoanálisis, planteábamos, define al sujeto como sujeto del


inconsciente, y considera al conflicto como constitutivo del psiquismo
desde diferentes puntos de vista: conflicto entre deseo y defensa, en-
LA

tre diferentes sistemas o instancias, entre pulsiones... considerando


cómo en la conflictiva edípica se contraponen deseos contrarios y
deseo y prohibición,4 lo cual se replantea con intensidad en la
revitalización de lo edípico en la adolescencia. En sus estudios sobre
la histeria, Freud encuentra que a medida que se aproxima a recuer-
dos patógenos aparece una resistencia que sería expresión de una
FI

defensa ante representaciones intolerables.5 El síntoma neurótico se-


ría resultado de transacción o compromiso entre dos grupos de repre-
sentaciones que actúan como dos fuerzas de sentido contrario, y am-
bas de forma igualmente actual e imperiosa. Plantea Freud describien-
do la formación sintomática:


2. Lacan, J. (1971): “De un discurso que no fuese del semblante” (inédito).


3. Evans, D.: Diccionario Introductoraio de Psicoanálisis Lacaniano. Paidós. Buenos
Aires, 1997, p. 172.
4. Laplanche, J. & Pontalis, J. B.: Diccionario de Psicoanálisis. Labor. Barcelona,
1971.
5. Freud, S. (1896a): La etiología de la histeria. Amorrortu. Buenos Aires, 1994.

39
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

“El proceso aquí descernido –conflicto, represión, sustitu-


ción por formación de compromiso– retorna en todos los

OM
síntomas psiconeuróticos y proporciona la clave para en-
tender la formación del síntoma.”6

La teoría del trauma se encuentra presente en la obra de Freud en


momentos en que intentaba encontrar explicaciones a la enferme-
dad, buscando qué la provocaba, considerándolo inicialmente como
acontecimiento que por su intensidad, o por la incapacidad del suje-

.C
to de responder al mismo, ocasionaba efectos patógenos duraderos en
la organización psíquica. Este punto de vista traumático o sea, el
alcance etiológico del trauma, fue cambiando, y se integra más ade-
lante en una concepción en la cual intervienen otros factores, que-
DD
dando incluido en una serie complementaria junto con la predispo-
sición, que incluye lo endógeno y lo exógeno.7 Y finalmente, con la
teoría de la angustia, en el reordenamiento conceptual de la segunda
tópica, adquiere nueva dimensión o importancia. El concepto de
trauma no es abandonado por Freud, pero sí la teoría del trauma que
explica la aparición de una patología a partir de un acontecimiento.
LA

Veremos cómo las metamorfosis que se producen con el despertar de


la adolescencia se plantean como traumáticas y plantean exigencias
de trabajo al psiquismo del sujeto.
Al tratar de entender el funcionamiento del “mecanismo psí-
quico” Freud recurre al modelo que emplea al trabajar en su “Proyec-
to de Psicología”,8 y plantea la necesidad de un doble acontecimien-
FI

to o dos acontecimientos, donde uno resignifica al otro, definiendo


el concepto de resignificación o retranscripción por lo cual se entiende
que a partir del segundo episodio puede traducirse, se recomprende,
como sexual el primero. Sería ese episodio ulterior el que hace que el


6. Freud, S. (1899): Sobre los recuerdos encubridores. Amorrortu. Buenos


Aires, 1994.
7. Laplanche, J. & Pontalis, J. B.: Diccionario de Psicoanálisis. Labor. Barcelo-
na, 1971.
8. Freud, S. (1895): “Proyecto de una psicología para neurólogos”. Obras com-
pletas. Amorrortu. Vol. I. Buenos Aires, 1994.

40
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

primero tenga eficacia psíquica, dota de valor causal, por ejemplo, al


acontecimiento de los ocho años en el historial de Emma.9 Pensamos

OM
entonces en retraducciones de representaciones previas, de acuerdo a
la lógica imperante, que permite que ciertos recuerdos sean
retraducidos o reordenados. Freud trabaja en esta línea de pensa-
miento en el Capítulo VII de La interpretación de los sueños y en la
carta 52 a Fliess, para citar algunos puntos de importancia al referirse
al tema. Dice en la carta mencionada:

.C
“...nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estrati-
ficación sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material
preexistente de huellas mnémicas experimenta un reorde-
namiento según nuevos nexos, una retranscripción...”,10
DD
y agrega que la memoria estaría registrada en diversas clases de signos:

“Yo no sé cuántas de estas transcripciones existen. Por lo


menos tres, tal vez más... (...) Quiero destacar que las trans-
cripciones que se siguen unas a otras, constituyen la opera-
LA

ción psíquica de épocas sucesivas de la vida”.

No constituye un desatino considerar que una de dichas trans-


cripciones, podríamos decir, a nivel de una fundamental
retranscripción, se produciría en la adolescencia, aunque Freud no se
detenga a definir la ubicación en la vida del sujeto de dichas “...tres,
FI

tal vez más...” operaciones psíquicas.


El concepto de a posteriori implica que en determinados mo-
mentos de la vida se resignifican sucesos o fantasías de épocas ante-
riores. Y esto es importante para entender cómo en la adolescencia
ciertos “recuerdos póstumos” se volverían traumáticos, en el sentido


de complejizantes, aclarándose que no derivarían necesariamente de


vivencias sino de la eficacia de la constitución de ciertas estructuras

9. Ver Historiales Clínicos, en “Estudios sobre la histeria”. Obras completas.


10. Freud, S. (1896b): “Fragmentos de la correspondencia con Fliess. Carta
52”. Obras completas. Amorrortu. Vol. I. Buenos Aires, 1994, p. 274.

41
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

psíquicas a las cuales se arriba en determinado momento y que


transcriben recuerdos de los que no se puede fugar o que escapan al

OM
accionar de la represión.
Siguiendo el pensamiento de Freud podríamos considerar que
en la adolescencia se producirían “nuevos enlaces y nuevas composi-
ciones en mecanismos complejos” 11 o, en otros términos, un
“reordenamiento”12 fundamental.
Con la “tormenta de la pubertad”, tal como la define en la Con-
ferencia 20,13 en una segunda oleada de la sexualidad con la “acome-

.C
tida en dos tiempos de la vida sexual”,14 citando ambas expresiones
que fueran utilizadas por Freud, se reactivarían fantasías edípicas
incestuosas articulándose esto con un cambio o transformación en el
erotismo, en una combinación que provoca angustia por culpa y por
DD
miedo. Dice Freud:

“Toda persona adolescente lleva en sí rastros mnemónicos


que sólo pueden ser comprendidos una vez despertadas sus
propias sensaciones sexuales; toda persona adolescente,
pues, lleva en sí el germen de la histeria”.
LA

Así pues, el psicoanálisis propone una dimensión temporal, un


tiempo lógico, en un planteo por el cual el pasado transformado en
recuerdo cobra eficacia psíquica en doble movimiento: progrediente
y regrediente, asignándole nueva significación a posteriori,
reordenando y reestructurando el sentido al integrar los recuerdos
FI

dialécticamente en nuevas organizaciones. Es decir, reorganización del


material psíquico desde modos anteriores de adjudicación de sentido,
bajo la forma de regresión, y, a la inversa, cada nueva experiencia


11. Freud, S. (1905a): “Las metamorfosis de la pubertad”, en Tres ensayos de


teoría sexual. Amorrortu. Buenos Aires, 2000, p. 189.
12. Freud, S. (1905a): “Las metamorfosis de la pubertad”, en Tres ensayos de
teoría sexual. Amorrortu. Buenos Aires, 2000, p. 190.
13. Freud, S. (1916a): “Conferencia 20: La vida sexual de los seres humanos”.
Obras completas. Amorrortu. Vol. XVI. Buenos Aires, 1994, p. 285.
14. Freud, S. (1940): “Esquema del psicoanálisis”. Obras completas. Amorrortu.
Vol. XXIII. Buenos Aires, 1986, p. 151.

42
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

reordenará o reestructurará el sentido de los recuerdos o de la expe-


riencia anterior por retroacción.

OM
La regresión no es pues peculiar a una determinada “etapa” de la
vida, de la adolescencia o de la vejez por ejemplo, si bien por cierto
está presente en el trabajo de duelo en cualesquiera de los
reposicionamientos del sujeto en tanto la condición misma del suje-
to del psicoanálisis está sostenida en la regresión como uno de los
pilares o soportes de su estructura.
Lacan decía en “La dirección de la cura y los principios de su

.C
poder”, que la regresión remitiría a los significantes orales, anales... de
la demanda. Sostiene:

“La regresión no alcanza sino a los significantes (orales,


DD
anales, etc.), de la demanda y no interesa a la pulsión co-
rrespondiente sino a través de ellos”,15

Mientras que en otro espacio, en “Función y campo de la pala-


bra y del lenguaje en psicoanálisis”, remarca:
LA

“...no mostraría sino el retorno al presente de significantes


usuales para los cuales hay prescripción...”16

Freud plantea en la tónica del lenguaje de su época algo que


Lacan luego retomaría desde su lectura: que la sexualidad es, inexo-
rable, inevitablemente, traumática; y podemos agregar que la pre-
FI

gunta acerca del deseo del Otro, en términos lacanianos, produce


un impacto de carácter traumático en tanto no existiría adecuación
entre sexualidad y cultura, siendo imposible armonizar, al decir de
Freud, las exigencias culturales y las de la pulsión sexual. A este
imposible se enfrenta el sujeto adolescente, agregándose a esto que


al hacerse obsoletos los emblemas identificatorios que sostienen el

15. Lacan, J. (1958b): “La dirección de la cura y los principios de su poder”.


Escritos I. Siglo Veintiuno Editores. México, 1978, p. 266.
16. Lacan, J. (1953a): “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoa-
nálisis”. Escritos I, op. cit., p. 74.

43
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

propio sentimiento de sí, o debilitados los mismos, el duelo adquiere


especial magnitud.

OM
Veamos cómo Lacan sigue las propuestas de Freud respecto del
tema. En el prefacio que Lacan escribiera para una obra de Frank
Wedekind, El despertar de la primavera, y que lleva ese mismo nom-
bre,17 dedica unas líneas al encuentro del adolescente con la excita-
ción sexual y con el partenaire, con el otro sexuado. Lacan dice a
propósito de los adolescentes que comienzan a pensar en las chicas,
que seguramente está todo el empuje hormonal que se quiera, pero

.C
ellos no pensarían sin el despertar de sus sueños, fantasías o
ensoñaciones. Pero lo real de la pubertad también es la aparición de
los caracteres sexuales, específicamente aquellos que se llaman se-
cundarios, es decir, la modificación de la imagen del cuerpo. Enton-
DD
ces, es en estos dos planos, el del cuerpo como objeto pulsional y el
del cuerpo como imagen, que la pubertad viene a trastocar, a conmo-
ver al sujeto.
Se refiere a aquello que Freud delimitó con el nombre de “sexuali-
dad” y afirma: que hace “agujero en lo real”,18 y agrega en la misma frase:
LA

“...es lo que se palpa en el hecho de que al nadie zafarse


bien del asunto, nadie se preocupe más por él”.

¿A qué se refiere Lacan cuando habla de lo real? ¿Qué significa


que la sexualidad hace agujero en lo real?
En otro espacio escrito respecto de la temática aquí trabajada19
FI

puntualizaba que Lacan define lo real como “lo estrictamente impen-


sable”,20 como aquello que vuelve al mismo lugar, no existiendo la
menor esperanza de alcanzar lo real por medio de la representación en
tanto comporta la exclusión de todo sentido.


17. Lacan, J. (1974b): “El despertar de la primavera”, en Intervenciones y Textos


2. Manantial. Buenos Aires, 2001.
18. Lacan, J. (1974b): “El despertar de la primavera”, op. cit., p. 110.
19. Barrionuevo, J.: “Despertar de la adolescencia”, en Escritos psicoanalíticos
sobre Adolescencia. Eudeba. Buenos Aires, 2007.
20. Lacan, J. (1974a): Seminario 22. “R.S.I.”. Publicación EFBA. Buenos
Aires, 1989.

44
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

Lo real es definido como aquello que escapa a las posibilidades


de ser pensado, de ser puesto en palabras, que irrumpe de pronto y

OM
resiste los esfuerzos del sujeto de tratar de asirlo, de ponerle significa-
ción, no puede ser representado o simbolizado. Y ante lo real el sujeto
puede responder en lo real o en lo imaginario.
La muerte es el más claro y contundente ejemplo de lo real.
Nadie tiene representación de la muerte, y no puede hablar de la
misma si no es refiriéndose a que alguien se murió, a muertes ajenas
pero no a la propia pues lo cierto es que no hay “vivencias” o expe-

.C
riencia personal sobre la muerte.
Pero también en el vivir mismo, por supuesto, en diversas expre-
siones, se evidencia lo real; no en vano el registro de lo real es defini-
do como “vida” por Lacan:
DD
“...algo se abre por supuesto a nosotros, que de alguna ma-
nera parece ir de suyo, a saber designar como la vida ese
agujero de lo Real, y también es una pendiente a la que el
mismo Freud no ha resistido oponiendo pulsión de vida a
pulsión de muerte”,
LA

dice en el anteriormente citado Seminario,21 en una expresión en la


que alude a los enigmas que al decir freudiano llevan el nombre de
muerte y sexualidad.
Así pues, podemos entender en la expresión respecto de que la
sexualidad agujerea lo real que en cuanto al acceso al otro sexo no
FI

hay nada programado o definido de antemano, o sea que la sexuali-


dad siempre tiene fallas, nadie tiene el saber ni pleno éxito en ella, y
en tanto nadie zafa bien, Lacan sintetiza esa imposibilidad generaliza-
da en una fórmula: “no hay relación sexual”.
Con la pubertad se impone al joven o a la joven un tiempo


crítico de revalidamiento fálico en el movimiento de resurgimiento


del erotismo genital en una alternativa que implica al cuerpo y, como
toda disrupción, hace presente la angustia que, dice Lacan en una de

21. Lacan, J. (1974a): Seminario 22. “R.S.I.”, op. cit.

45
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

sus formulaciones, irrumpe ante lo irreductible de lo real, la muerte


en sus diversas dimensiones: del cuerpo del niño que fuera, de la

OM
identidad infantil, de los padres de la infancia. Tomando las conside-
raciones de Freud al referirse al malestar del sujeto en la cultura,
podemos sostener que el sufrimiento amenaza al sujeto durante la adoles-
cencia por tres vías:

1. Desde el propio cuerpo, con las transformaciones en el orden del


cuerpo en la pubertad enfrentando al dolor y a la angustia

.C
producida la desestructuración de su imagen corporal y de-
biendo enfrentar la irrupción del erotismo genital en fuerte acome-
tida o como impetuosa oleada.
2. Desde el mundo exterior, que se manifiesta en la furia y en el
DD
poder destructivo con que cae sobre el sujeto como Freud lo
observara en su tiempo y a lo que hoy se agregaría la comple-
jidad de las condiciones de vida imperantes en tiempos del
capitalismo tardío, en la sociedad de consumo, en el marco de la
globalización como fenómeno mundial.
3. Desde los vínculos con los otros seres humanos, fundamentalmen-
LA

te en la línea del complejo de Edipo y, agregamos, en la corres-


pondiente al complejo fraterno, como veremos más adelante
con detenimiento en lo referido específicamente a los proce-
sos identificatorios y de desidentificación durante la adoles-
cencia. Afirma Freud que el padecer que viene de esta última
fuente, desde los vínculos con los otros, lo sentimos como el
FI

más doloroso.

Por estos tres lugares se presenta lo real, en tanto los contunden-


tes cambios en las dimensiones del mundo exterior o de los vínculos
con los otros, o en el desconocimiento en cuanto a aquello que se


presenta desde lo real sexual, imponen pertinentes trabajos psíquicos


para su procesamiento.
Mucho antes de su conceptualización formal de lo real en los
últimos seminarios, la idea respecto de algo que no alcanza a com-
prenderse o a ser representado ocupa un lugar importante en el pensa-
miento de Lacan.

46
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
PARTE 2. ADOLESCENCIA. SEMBLANTE DE LAS METAMORFOSIS DE LA PUBERTAD

“Ante el desorden del mundo” el sujeto, decía Lacan,22 intenta


imponer “la ley de su corazón”, poner nuevo orden desde el narcisis-

OM
mo, y queda de esta forma prisionero de su propio narcisismo.
Podemos remarcar la relación planteada: irrupción de lo real -
respuesta desde el narcisismo.
Agrega Lacan en el escrito anteriormente citado23 que, ante
el desorden del mundo (ante lo irreductible de lo real, decía-
mos), el “desconocimiento”, como función desde el “modo ima-
ginario” (aún no habla de “registro” imaginario), sería posible

.C
respuesta. Dicho desconocimiento supondría el intento de desau-
torizar aquello que sin embargo es reconocido. Este concepto de
Lacan remite claramente al concepto de desmentida de Freud como
mecanismo defensivo que condensa la oposición ante la exigen-
DD
cia de reconocer un juicio, traumático, que se refiere a la pérdida
del objeto, juicio que es por cierto reconocido o aceptado, co-
existiendo la renuencia a aceptar lo enunciado en el juicio que
proviene de la realidad y el reconocimiento del mismo. Interjuego
entre reconocimiento y desautorización que deriva en la cons-
trucción de fantasías, juicios diversos o argumentación discursiva
LA

en refuerzo de la lógica del yo placer, o bien ubica un fetiche ante


la falta inquietante.
Para dar cuenta del accionar del mecanismo desmentidor, Freud
proponía considerar a modo de ejemplo la posición de dos jóvenes
frente a la muerte del padre:
FI

“Sólo una corriente de su vida psíquica no había reconoci-


do la muerte del padre, pero existía también otra que se
percataba plenamente de ese hecho; una y otra actitud, la
consistente con la realidad y la conformada al deseo, sub-
sistían paralelamente.”24


22. Lacan, J. (1949b): “Acerca de la causalidad psíquica”. Escritos I. Siglo


Veintiuno Editores.
23. Lacan, J. (1949b): “Acerca de la causalidad psíquica”, op. cit.
24. Freud, S. (1927): “Fetichismo”. Amorrortu. Obras completas. Buenos Aires,
1986.

47
Este archivo fue descargado de https://filadd.com
ADOLESCENCIA Y JUVENTUD. CONSIDERACIONES DESDE EL PSICOANÁLISIS

Decíamos que como resultado de la interacción reconocimien-


to-desautorización en la desmentida, el sujeto construye fetiche, jui-

OM
cio o fantasía según el caso o circunstancia vivida. En cuanto a lo
relativo a los juicios y a las fantasías en la adolescencia nos ocupare-
mos específicamente en otro espacio de este libro, dejando de lado la
problemática del objeto fetiche en tanto esta última, como expresión
máxima de la desmentida, de la castración, correspondería ser desa-
rrollada desde la perspectiva de la psicopatología y fuera de un espa-
cio dedicado al estudio de la adolescencia.
Luego de una primera aproximación sería conveniente definir

.C
con precisión “lo real”, para poder entender las consideraciones refe-
ridas a la desbordante irrupción del erotismo genital en la adolescen-
cia como “lo real sexual” que exige un esfuerzo de trabajo al psiquismo
para su procesamiento. Veamos, entonces, ¿qué es lo real?
DD
Lo real

Cuando Lacan se refiere a lo real lo define como uno de los


registros del nudo borromeo de tres y lo relaciona, en íntima interco-
LA

nexión, con los registros imaginario y simbólico. Desde las considera-


ciones lacanianas del nudo, R, S e I son los tres registros de la realidad
humana. Observamos las relaciones entre los registros definidas por
Lacan en la versión aplanada del nudo:
FI


Lo imaginario es uno de los tres registros del nudo así como el


primer efecto de la estructuración del sujeto por el otro, como vere-
mos en próximo espacio de este trabajo en el que consideraremos la

48
Este archivo fue descargado de https://filadd.com

También podría gustarte