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Tecnicas de Control Emocional
Tecnicas de Control Emocional
Tecnicas de Control Emocional
Las emociones son reacciones naturales que nos permiten ponernos en alerta ante
determinadas situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc.
Los componentes centrales de las emociones son las reacciones fisiológicas (incremento de la
tasa cardiaca y de la respiración, tensión muscular, etc.) y los pensamientos. Es necesario adquirir
ciertas habilidades para manejar las emociones ya que una intensidad excesiva puede hacer que
las personas las vivan como estados desagradables o les lleven a realizar conductas indeseables.
Ante este tipo de situaciones en la mayoría de los seres vivos suelen producirse una serie de
reacciones fisiológicas dirigidas a poner el organismo en alerta. En las personas también se
producen estas reacciones, pero son más complejas que en los animales ya que esas reacciones
van acompañadas por pensamientos específicos, que nos permiten diferenciar un rango mayor de
emociones. Además, las personas no debemos reaccionar de forma instintiva (por ejemplo
agrediendo a aquello que nos amenaza o escapando de la situación), sino que a lo largo de
nuestra infancia aprendemos formas de comportarnos más adecuadas.
La ansiedad y la ira son reacciones naturales y positivas que tenemos para ponernos en alerta
ante determinadas situaciones, que son consideradas como peligrosas. Pero también pueden ser
emociones negativas que no funcionan como debieran, activándose ante estímulos inofensivos y
provocando malestar y conductas inadecuadas. Comprender, conocer y admitir las emociones es
el procedimiento para poder controlarlas.
La ansiedad
La ansiedad es una de esas emociones que hay que saber manejar porque son vividas como
desagradables y pueden provocar conductas inapropiadas, especialmente cuando se producen
ante contextos sociales (por ejemplo hablar en público) o ante situaciones que no entrañan ningún
peligro (por ejemplo subir en ascensor, salir a la calle, etc.).
Las sensaciones físicas que se producen cuando estamos nerviosos o furiosos. (fisiológico).
En la ansiedad, como en cualquier otra emoción, juega un papel muy importante el tipo de
pensamientos que tenemos y las reacciones físicas experimentadas. El modo en que nos
comportamos cuando estamos ansiosos a menudo es inadecuado e interfiere en nuestro
funcionamiento normal. Es muy importante controlar este tipo de emociones ya que pueden
afectar seriamente a la capacidad de desarrollar una vida sana.
La ira
La ira es otra emoción que puede ser problemática. La ira hace referencia a un conjunto particular
de sentimientos que incluyen el enfado, la irritación, la rabia, el enojo, etc. y que suele aparecer
ante una situación en la que no conseguimos lo que deseamos. Las reacciones fisiológicas ante la
ira son similares a las que se producen ante la ansiedad; lo que diferencia a una de la otra es el
tipo de situaciones que las provocan, los pensamientos que se producen en esas situaciones y las
conductas que se desencadenan.
ANSIEDAD IRA
- respirar - distraerse
profundamente - gritar
- fumar - atacar al otro/a
- hacer ejercicio - reprimirse
- beber alcohol - insultar
- morderse las uñas - dar puñetazos a
- evitar la situación la pared
Muchas personas desarrollan estrategias específicas para manejar sus emocio¬nes. Algunas de
ellas pueden ser adecuadas, pero también hay otras que pueden ser ineficaces o tener
consecuencias negativas.
Esta estrategia se centra en el control del pensamiento. Para ponerla en práctica debes seguir los
siguientes pasos:
PENSAMIENT
PENSAMIENT
OS
OS POSITIVOS
NEGATIVOS
“Soy capaz de
superar esta
situación”
“Soy un desastre”
“Si me esfuerzo
“No puedo
tendré éxito”
soportarlo”
“Preocuparse no
“Me siento
facilita las cosas”
desbordado”
“Esto no va a ser tan
“Todo va a salir
terrible”
mal”
“Seguro que lo
“No puedo controlar
lograré”
esta situación”
“Posiblemente no se
“Lo hace a
haya dado cuenta
propósito”
“que lo que hace
provoca que yo me
moleste”
Una vez que hayas relajado todos los músculos de tu cuerpo, imagínate en un lugar pacífico y
relajante (por ejemplo, tumbado en una playa). Cualquiera que sea el lugar que elijas,
imagínate totalmente relajado y despreocupado.
Imagínate en ese lugar lo más claramente posible. Practica este ejercicio tan a menudo como sea
posible, al menos una vez al día durante unos 10 minutos en cada ocasión. Si te ha convencido la
utilidad del ejercicio, recuerda que debes practicarlo para llegar a automatiza el proceso y
conseguir relajarte en unos pocos segundos.