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Vuelo de Los Cóndores
Vuelo de Los Cóndores
Vuelo de Los Cóndores
II.
Aquella noche soñé con el circo. Llegó el sábado mi padre ¡había traído
entradas!, en un sobre se las dio a mi madre. Mi hermano mayor leyó el
programa, entre ellas estaba la presentación principal, del “vuelo de los
cóndores”, ejecutada por la pequeñísima artista Miss Orquídea. Me dio
una corazonada era la niña frágil y delicada que iba a realizar aquel
prodigio.
III.
¡El “convite”! ¡El “convite”!, gritaba mi hermanita. Salimos a la puerta,
tocaba sonoro la banda y los artistas que se iban a presentar, entre ellas
estaba montada en un caballo, Miss Orquídea, la bellísima criatura, que
sonreía tristemente. Una nube de polvo los seguía y nosotros nuevamente
entramos en casa.
IV.
Nos dirigimos presurosos al pueblo, allí en un inmenso corralón,
levantábase la carpa del circo, había mucha gente, la banda empezó a
tocar, salieron todos los artistas entre ellos Miss Orquídea con su
admirable cuerpecito, vestido de punto, con zapatillas rojas sonreía. Salió
el barrista, pasó Miss Blutner corriendo en su caballo, salió Míster Glandys
con su oso, pirueteo el mono, posteriormente al terminar el segundo
entreacto el público exclamo: ¡El Vuelo de los Cóndores!
V.
Apareció Miss Orquídea, se ubicó en el estrado, la prueba consistía en que
la niña tomase el trapecio y colgada de él atravesaba el espacio donde
otro trapecio lo esperaba debiendo en la gran altura cambiar de trapecio y
detenerse nuevamente en el estrado opuesto. ¡Cuánto habría dado yo
porque esa niña rubia y triste no volase!, termino el acto y todos
aplaudieron. Pero el hombre que la traía en el muelle de la mano habló unas
palabras con los otros. La prueba iba a repetirse. En este segundo intento,
Miss Orquídea, cogió mal el trapecio se soltó a destiempo, titubeo un poco,
dio un grito profundo, horrible, pavoroso y cayó como una avecilla herida
en el vuelo, la malla amortiguó la caída pero estaba herida y escupía
sangre, se la llevaron.
VI.
Recordaba con tristeza a la dulce niña, la imaginaba escupiendo sangre, el
sábado siguiente, con mi hermana oímos música: ¡El convite! ¡Los
volatineros!, salimos a ver pero ya no pasó Miss Orquídea, tan solamente su
caballo que llevaba un listón negro en la cabeza. Entre a mi cuarto y llore
la ausencia de la pobrecita artista.
VII.
Pasaron los días, un día cuando volvía a la escuela vi en la terraza de una
casa sentada a una niña pálida, muy delgada, mirando desde allí al mar, ella
era ¡Miss Orquídea!, ¡cuán enferma debía estar!, me acerque y así durante
ocho días nos mirábamos pero no nos hablábamos, nos sonreíamos mudos y
yo estaba mucho tiempo a su lado. Al noveno día me acerque a la casa Miss
Orquídea ya no estaba corrí al muelle, seguramente ya se iba, me miró en
los ojos y dulcemente me dijo: Adiós, adiós, mis ojos la vieron bajar en
manos de Kendall al botecillo inestable, y ella me miro triste con los ojos
húmedos sacó su pañuelo y la agitó mirándome, yo lo salude con la mano y
así se fue esfumándose.
Mensaje
EL ARGUMENTO:
Un circo itinerante llega al puerto de Pisco, creando
una gran algarabía en los niños. El protagonista, el niño
Abraham, cuando sale de la escuela, se dirige
inmediatamente al muelle para ver a los artistas del circo,
con los cuales se queda muy impresionado: el barrista
Mister Kendall, el gran domador Mister Glandys, la bella
Miss Blutner, el payasito Confitito, y la niñita trapecista
Miss Orquídea. El día de la función circense, el niño
Abraham asiste alegremente junto con su padre y sus
hermanos. Los primeros fueron espectaculares y
aclamados por los asistentes; pero al llegar el número
central, “El vuelo de los cóndores”, cuya estrella principal
era nada menos que Miss Orquídea, despierta tal
entusiasmo que el público asistente obliga a repetir el
peligroso número y ocurre un accidente. La pequeña
malabarista cae del trapecio, salvándose de una muerte
segura gracias a la red de protección. Miss Orquídea
queda imposibilitada de continuar actuando en la
temporada del circo. Días después, el niño Abraham
descubre a la niña trapecista en una terraza. El niño y ella
se miran, se sonríen y así, diariamente, va naciendo un
lindo sentimiento entre ambos. Llega el día inesperado de
la partida, el circo debe retirarse del pueblo de Pisco y
con él: la bella Miss Orquídea. Finalmente, se produce la
conmovedora despedida entre la bella niña trapecista y el
niño Abraham.
ANÁLISIS LITERARIO DE “EL VUELO DE LOS
CONDORES”