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Ministerio de Mujer..... Mensajes
Ministerio de Mujer..... Mensajes
Ministerio de Mujer..... Mensajes
Introducción
Dios anhela que cada una de nosotras reciba su amor. Su amor nos
llena, nos transforma y nos capacita para bendecir a los demás en su
nombre. No hacemos esto por nuestras propias fuerzas. Necesitamos
cultivar una comunión diaria con Dios y permitir que su Espíritu Santo
nos llene. Cuando abrimos nuestro corazón a su mover, él comienza
a limar las asperezas de nuestra vida y a capacitarnos para que
seamos de bendición a otros. Puede que sea un proceso largo y
hasta doloroso, pero vale la pena.
En la Biblia hay unos versículos muy conocidos que nos hablan sobre
la mujer que teme al Señor. Se encuentran en Proverbios 31:10-31. A
muchas mujeres nos intimida ese capítulo, porque lo vemos como
una lista inacabable de deberes por hacer... Sin embargo, ese
capítulo contiene en realidad las enseñanzas de una madre para su
hijo "el rey Lemuel". En los versículos 1-9 ella le advierte sobre la
inmoralidad sexual. El resto del capítulo habla sobre la mujer virtuosa
que teme al Señor, esa que sería buena como esposa para el rey
Lemuel.
No teme al futuro
¿Cómo son las palabras que salen de nuestra boca? ¿Son palabras
de ansiedad? ¿Son palabras hirientes? ¿Son chismes? ¡Evaluemos
nuestras palabras! Busquemos la sabiduría que viene de Dios y
hablemos cosas que reflejen su corazón (Santiago 3:17). Nuestras
palabras muestran nuestro nivel de madurez en el Señor. Según
crecemos en nuestro andar con Dios nuestras palabras tenderán más
a edificar y bendecir.
Conclusión
Son muchas las cosas buenas que podemos aportar a esta sociedad.
¡Hagámoslas! Bendigamos a los que nos rodean, movámonos en
amor. Es verdad que no lo lograremos solas. Lo haremos con las
fuerzas que el Señor nos da. Que nuestro deseo sea de vestirnos
cada día más de él, que su corazón y sus actitudes vengan a ser
nuestra norma. Pidamos al Espíritu Santo que nos llene y nos
capacite para impactar a nuestras familias y a la sociedad que nos
rodea en el nombre de Jesús, con su amor y su poder.
2. Mujer: ¡usa tus dones!
Tema: Todos tenemos por lo menos un don dado por Dios y él desea
que lo usemos para el bien de los demás.
Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de
servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que
hace todas las cosas en todos.
A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.
A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo
Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros,
y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a
otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y
a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien
reparte a cada uno según él lo determina.
(1 Corintios 12:4-11)
Introducción
¿Conoces tus dones? ¿Podrías enumerar las cosas que haces que te
hacen sentir feliz y realizada? Algo se renueva dentro de nuestro ser
cuando usamos los dones que Dios nos ha dado. Hemos sido
diseñadas para usarlos, para compartirlos. Para ser más efectivas
debemos conocer los dones que Dios nos dio.
Los dones del Espíritu Santo: cuáles son, significado y cómo usarlos
Objetivo: Animar a cada mujer a fijar sus ojos en Dios. Así logrará
entender que su identidad y su valor vienen de Jesús, de la obra
redentora que él hizo en la cruz por ella.
Introducción
Nuestra identidad, quiénes somos, qué nos hace valiosas... ¿Te has
preguntado alguna vez qué es lo que te caracteriza frente a los
demás? ¿Tus posesiones o estatus social? ¿Tu éxito laboral?
Algunas personas se escudan tras esas cosas pensando que su
verdadero valor procede de ellas. Otras se sienten marcadas por su
pasado, por acciones cometidas por ellas o contra ellas. Esto las lleva
a esconderse o a andar siempre a la defensiva.
La realidad es que nuestra verdadera identidad está en Dios. Cuando
buscamos a Dios de todo corazón y le permitimos que transforme
nuestra vida, descubrimos quiénes somos en realidad.
Vivas en Cristo
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida
con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido
salvados!
(Efesios 2:4-5)
Dios nos amó y nos recibió como hijas porque quiso. Él nos dio vida
con Cristo porque así le plació. No es por nuestros méritos, no es
porque lo hemos ganado. ¡No! Fue por su amor. Él te amó a ti y él me
amó a mí. Vivimos rodeadas de su amor. Solo necesitamos tener un
corazón receptivo para sentirlo.
Tenemos valor
Pero no termina ahí: para Dios también somos valiosas. Dios hasta
sabe el número de cabellos que hay en nuestra cabeza (Lucas 12:6-
7). Una vez más, no es por nuestros méritos sino porque él así lo
desea. Nuestro valor viene de él. Él nos creó, él nos salvó, en él
estamos completas (Colosenses 2:9-10).
Pero cuidado: es cierto que no valemos menos que los demás, pero
tampoco somos más importantes que ellos. Dios nos ama a todos y
desea transformarnos porque para él todos somos valiosos. Por lo
tanto, debemos agradecer la obra de Dios en nosotras, el valor que
tenemos en él y también necesitamos apreciar su obra en los demás.