Ideas Clave
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INTELIGENCIA EMOCIONAL
IDEAS CLAVE
Comprender qué es la Inteligencia Emocional según los diferentes autores y las distintas épocas.
2. Historia y definiciones
Los sentimientos son inherentes al ser humano, y el estudio de cómo nos afectan no es nuevo. Veamos un poco de
historia:
Se dice que Platón dijo que «todo aprendizaje tiene una base emocional», y Aristóteles, en Ética a Nicómaco señaló
que las emociones pueden ser educadas, pero esto quedó en papel mojado durante casi 2000 años.
Edward L. Thorndike, en 1920, usa el término inteligencia social para hablar de la capacidad de comprender y
motivar a otros.
David Wechsler, en 1940, describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento y dice que los
test de inteligencia no estarían completos hasta que contemplaran esto.
En 1950, llegó Abraham Maslow y escribió acerca de cómo las personas podían mejorar sus fortalezas emocionales,
físicas, espirituales y mentales y estableció su pirámide de las necesidades. Su obra inspiró el llamado movimiento
«Potencial Humano».
Howard Gardner, en 1983, formula la Teoría de las Inteligencias Múltiples, donde habla de 9 tipos de inteligencia o
habilidades. Todos tenemos todas, pero destacamos en alguna. Aquí incluye la Inteligencia Intrapersonal y la
Inteligencia Interpersonal.
El uso del concepto Inteligencia Emocional se atribuye a Wayne Payne, en 1986, en su tesis doctoral A Study of
Emotion: Developing emotional intelligence; Self integration; relating to fear, pain and desire, aunque ya se había
mencionado en textos de Beldoch (1964) y de Leuner (1966). Stanley Greenspan también propuso un modelo de
inteligencia emocional en 1989, al igual que Peter Salovey y John D. Mayer.
A pesar de todo esto, quien popularizó el término Inteligencia Emocional, quien creó el test para medir el Cociente
Emocional (EQ) (término que acuñó Reuven Bar-On, que también fue quien hizo el primer test para medir el EQ),
quien ha creado toda una formación en torno a ella y quien, en 1995, sacó un libro llamado Inteligencia Emocional
fue Daniel Goleman.
Con todo esto, llegamos a que el ser humano Siente – Piensa – Actúa, pero… ¿en qué orden? La emoción viene
antes del pensamiento y el pensamiento es lo que nos debería de llevar a la acción. Si seguimos este orden, nuestro
cerebro estomacal no nos traicionará demasiado.
Así que, después de esta brevísima introducción, empecemos por decir que Daniel Goleman considera que la IE se
compone de diferentes patas: emociones, autoconocimiento y autoconciencia, autocontrol, habilidades sociales y
conciencia social. Veamos cada una de ellas tranquilamente, para qué sirven y entendamos cómo desarrollarlas y
trabajarlas.
3. Partes de la Inteligencia Emocional
Existen 6 emociones básicas: alegría, tristeza, ira, asco, sorpresa y miedo. Se habla mucho de una posible séptima,
llamada «kama muta», que es el embeleso, la sensación de conmoverse, el orgullo por algo, la sensación de
mariposas en el estómago. Pero basémonos en las 6 establecidas.
Antes de nada, veamos algunas definiciones de la palabra emoción para entender todos los mismos cuando
hablamos de diferentes conceptos:
«Estados afectivos o sentimientos, acompañados de cambios fisiológicos que, con frecuencia, influyen en la
conducta» (Worchel y Shebilske, 1998). «[...] se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados
biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan» (Goleman, 1996).
«Estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación fisiológica que predispone a una
respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno».
(Bisquerra, R., 2005).
«Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática»
(Diccionario RAE, 2001).
Las emociones son adaptativas; es decir, nos sirven para interactuar con el entorno, entender lo que sucede
alrededor y reaccionar ante ello. Para esto, facilita la comunicación y las interacciones sociales, informa al entorno
social de lo que puede ser la conducta futura y promueve una conducta pro-social. Según Reeve (1994) tienen 8
propósitos distintos:
Reproducción.
Reintegración.
Afiliación.
Rechazo.
Orientación.
Con toda esta información, podemos hablar ya de las seis emociones básicas que sientes las personas:
Alegría.
Tristeza.
Ira.
Miedo.
Asco.
Sorpresa.
Ya hemos dicho que las emociones son adaptativas, es decir, saludables, y cuando esto es así, cada una de esas
emociones nos proporciona mensajes acerca de nuestro bienestar. Estos mensajes, según la emoción, son:
La alegría te dice que has alcanzado una meta u obtenido una ganancia.
La tristeza te dice que has perdido algo importante o que no sientes atendida tu necesidad de afecto y amor.
La ira te dice que tus límites han sido violados o que no te están dando lo que pides.
La sorpresa te dice que hay algo nuevo que merece la pena investigar.
Otras emociones y sentimientos te traen otro tipo de información. Por ejemplo, la vergüenza te dice que te has
expuesto en exceso, el dolor te dice que la sensación de ti mismo está rota en pedazos, etc.
4. Autoconocimiento y Autoconciencia
Por un lado, tenemos el autoconocimiento (self-consciousness), que se trata de conocer los rasgos que son más o
menos característicos de nuestra estructura de personalidad subyacente, auto-creencias precisas, o grado en el que
las opiniones sobre uno mismo se corresponden con la verdad.
Por otro lado, está la autoconciencia (self-awareness), que es la habilidad de la persona para dirigir su atención
hacia su interior y estudiarse a sí misma como si se mirara en un espejo.
La autoconciencia va un paso más allá, ya que pasa por un proceso de desdoblamiento, donde uno es observador
(propio y de otros) y sujeto de observación (propia y de otros). Y se trata de una observación crítica, reflexiva,
dispuesta a encontrar todos los puntos fuertes y las áreas de mejora. Al ser así, se puede decir que incluye
pensamiento auto-reflexivo, autoevaluación e introspección.
Concepto de uno mismo: modelo interno de evaluación. Ejemplo: creo que soy buena persona.
Imagen de uno mismo: por nuestra propia visión y la de los demás. Ejemplo: soy un buen profesional y me lo dicen.
Identidad personal: buscar una presencia propia en el mundo. Quién soy yo en relación con el resto. Ejemplo:
rebeldía adolescente en busca de identidad.
Percepción de uno mismo: percepción subjetiva del papel de uno en la sociedad. Ejemplo: busco hacer el bien y mi
rol o papel es ser ayudador.
Conocimiento personal: preocupación por uno mismo, conocer las fortalezas y debilidades personales, sabe cómo
se es. Ejemplo: soy muy bueno escuchando, pero me faltan habilidades de negociación, que puedo desarrollar.
5. Autocontrol
La propia palabra autocontrol define con bastante claridad a qué se refiere, es ser capaz de dominarse a uno
mismo, mantener la calma, no dejarse llevar por el cerebro del estómago. Sin autocontrol, se cae en lo que se llama
«falta de control de los impulsos». Esto se da en diferentes situaciones: bajo estrés, al sufrir un secuestro
emocional, cuando no existe una orientación a resultados, incapacidad de gestionar la frustración, no ser capaz de
postergar la recompensa…
6. Habilidades sociales
Hay cuatro habilidades sociales básicas que conviene desarrollar para poder mejorar la inteligencia emocional.
Estas son:
Comunicación: que se compone de los mensajes que uno lanza y los que uno recibe. Es decir, se trata de la
comunicación en sí y de la escucha. La escucha debe ser total y activa, se debe prestar atención. Siempre se debe
tener en cuenta tanto la comunicación verbal como la no verbal, por lo que hay que estar atentos a gestos y demás
expresiones. Comunicar supone procurar entender al otro.
Empatía: la empatía implica escuchar al otro para comprenderlo. No es ponernos en su lugar, no es sentir que vives
lo que el otro, sino entender lo que el otro vive y empatizar con lo que está sintiendo. Una anécdota para entender
la empatía, o la falta de ella, sería esta: Un ayudante de María Antonieta, le dijo a la gran dama: «el pueblo no tiene
pan», a lo que ella contestó: «pues que coman pasteles». Según Goleman, la empatía se compone de 5 partes:
Entender a los demás: relacionada con las habilidades de escucha y la comunicación no verbal.
El desarrollo de los otros: implica actuar sobre sus necesidades. Proporcionar feedback. Desarrollo de otras
capacidades como liderazgo, motivar a otros, crear ambiente motivacional, trabajo en equipo. (Coaching y
mentoring).
Tener una orientación de servicio (en el entorno de trabajo): poner al cliente en primer lugar, entendiendo que
nuestros primeros clientes son nuestros empleados.
Aprovechar la diversidad: personalizar la forma de interactuar con otros para encajar en sus necesidades y
sentimientos. Roles grupales y trabajo en equipo.
Además, existen cinco tipos de empatía, pero dos de ellos son cuadros más psicopatológicos, así que nos
centraremos en tres:
Empatía cognitiva: se denomina «toma de perspectiva» y es entender la empatía en un sentido racional, más que
emocional.
Empatía emocional: se conoce como contagio emocional, es atrapar los sentimientos de otro para que los sientas
también.
Puede ser buena, sobre todo para enfermeros, médicos… es poder entender las emociones de otras personas.
Puede ser mala: sobrecarga empática. Sentirse abrumado por los sentimientos y perder el control.
Disposición empática o empatía en acción: entender los sentimientos de alguien para ayudarle. Se trata de sentir
preocupación por alguien, es un equilibrio entre la lógica y la emoción.
Hay otros dos tipos que no vienen a cuento en este curso ya que son más psicopatológicos.
Feedback (o retroalimentación): para poder saber el efecto que tenemos en otros, lo que piensan de nosotros y ver
los puntos de mejora que tenemos, el feedback es básico. Necesitamos que nos digan qué tal lo hemos hecho y es
necesario que nosotros también demos feedback a los nuestros para que mejoren. Dar feedback no es solo
centrarse en lo malo, intentando que el de enfrente se sienta mal por haber fallado o haber metido la pata. Esto
origina inseguridad psicológica, es decir, miedo. Y con miedo no hay productividad. El feedback debe ser
productivo, dirigido al crecimiento y a la mejora, no a machacar al otro para que se sienta fatal. A base de feedback
y de confianza, se van a poder ir inculcando e instaurando nuevos hábitos interpersonales que sean saludables que
favorezcan el crecimiento.
Conciencia organizacional: conocer el objetivo de la organización (visión, misión y valores), comprender cuál es el
rol de cada cual, perfiles de los puestos, objetivos personales de los integrantes de los equipos, organigrama
empresarial, procesos que deben seguirse, despertar conciencia de equipo, potenciar equipos para fomentar la
creatividad, la innovación y la confianza.
Conciencia social
La conciencia social es la capacidad de comprender las situaciones, interpretando estímulos y sensaciones internos
y externos, lo que favorece la conciencia sobre el estado personal y/o de otros individuos dentro de una comunidad
o grupo. Se trata de entenderse a uno como miembro de un todo y reconocer a los demás miembros como
integrantes de una comunidad.
En todo el mundo se encuentran comunidades o grupos. El ser humano es sociable y tiende a juntarse, formando
comunidades unidas por distintas afinidades o puntos en común. Estas comunidades generan sus formas de
comportamiento, sus creencias y una narrativa propia de su existencia.
La experiencia de las personas hay que aprovecharlas dentro de las comunidades. El pastelero enseña a su
aprendiz, porque la experiencia le ha enseñado cosas. Cuando uno vive una situación aprende de una forma
diferente, más profunda. El aprendizaje por experiencia genera nuevas formas de actuar, lo que lleva a crear
nuevos hábitos y hará que los miembros de dicha comunidad crezcan. Y todas las empresas se componen de
comunidades, equipos o grupos, que conforman el todo, que es otra comunidad o grupo. Por eso, el mentoring
funciona.
Según la RAE, un mentor es un «consejero o guía» o un «maestro, padrino». Partiendo de estas definiciones, se
podría decir que el mentoring no es más que alguien ejerza de mentor —consejero o guía, o maestro, padrino—
para con otra persona, a quien ayuda, guía, enseña y favorece para el crecimiento de dicha persona. Para que el
mentoring funcione, es necesario generar conciencia de comunidad de aprendizaje, de equipo unido, de grupo que
tiene un objetivo común y que está dispuesto a compartir y favorecer el crecimiento de los demás miembros de su
comunidad.
Así que, para que la conciencia social se desarrolle, crezca y favorezca el crecimiento y empoderamiento de las
personas, de manera que facilite el desarrollo de la IE, hay que tener en cuenta que hay que llevar a cabo lo que se
llama «gestión de las relaciones», que se compone de una serie de habilidades blandas o soft skills.
Relacionarse con otros requiere de unas pautas, bases o formas de hacer que favorecerán la cohesión, la
integración y la comprensión de los demás, y además ayudarán a mejorar las habilidades interpersonales. Las bases
son las siguientes:
Influencia.
Gestión de conflictos.
Trabajo en equipo.
Liderazgo.
El autor de «Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas», Stephen Covey, estableció el Principio 90/10 que
dice que el 10 % de la vida está compuesta de situaciones que suceden y sobre las que no tenemos control, y el
otro 90 % es cómo reaccionamos, nuestra actitud, frente a estas situaciones, es decir, cómo reaccionamos hacia
ese 10 % que está fuera de nuestro control. Se podría hablar aquí de las reacciones en cadena, ya que, en el
ejemplo que él mismo pone, es eso lo que sucede: durante el desayuno, tu hija tira sin querer la taza de cacao
sobre tu camisa.
Tú te pones en pie y le gritas, llamándola torpe. Además, le reprochas a tu pareja que había puesto la taza muy en
el borde de la mesa. Vas y te cambias. Mientras, oyes a tu hija llorar. No ha terminado de desayunar ni ha
preparado la mochila. Como va tarde, pierde el autobús y tienes que llevarla en coche, con lo que llegas tarde a
trabajar. Además, con todo el estrés, te has dejado unos papeles y los necesitas para la reunión. El día es un horror
y, al regresar a casa, tu pareja y tu hija están enfadadas. Y todo empezó porque tu hija había tirado sin querer el
cacao y tú reaccionaste como una hiena.
Pero no solo esto. Francis Galton, gran psicólogo, hizo un experimento, el llamado Paseo de Francis Galton. Entre
1822 y 1911 vivió Francis Galton, considerado el padre de la psicología diferencial y primo del famoso Charles
Darwin. También se le atribuye el descubrimiento de que cada persona tiene en la punta de sus dedos un patrón
único y diferenciador: as huellas dactilares. Merece la pena hablar de uno de sus estudios.
Un día decidió ser el protagonista de uno de sus experimentos. Intentaba ver cómo los pensamientos influyen de
manera directa en nosotros y en nuestro entorno. Para poder hacerlo, utilizó la autosugestión y el hipnotismo, y se
decía a sí mismo: «soy el hombre más odiado de Londres». Con este pensamiento y con la consiguiente emoción
que florecía en su interior, salió a pasear. Y, durante el paseo, sucedió algo inusual. Durante el paseo, le insultaron,
le dieron codazos e incluso un caballo le dio una coz.
Así que, efectivamente, nuestra actitud frente al mundo y frente a lo que sucede, los mensajes que nos contamos a
nosotros mismos y nuestras reacciones ante aquello que sucede a nuestro alrededor marcan la diferencia y es un
baremo para comprender cómo vamos de inteligencia emocional.
8. Referencias bibliográficas
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