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Socio Comunitaria
Socio Comunitaria
Socio Comunitaria
Mérida – Venezuela
Profesora:
Alumno:
C.I: 28692862
TLF: 04147318246
TMD –
D02
Mayo de 2022
Índice:
Introducción:….………………………………………………………..………..…….. (/)
Salud Pública:………………………………………………………..…...………....…(4)
La salud bucal es parte integral de la salud general, las enfermedades que afectan la
cavidad oral repercuten en la salud mental y física de los individuos. Entre los actuales
objetivos de la política de salud pública se incluye el subsanar las desigualdades
sanitarias y los determinantes sociales de la salud. Ello constituye una respuesta a los
informes de la Comisión de la OMS sobre los Determinantes Sociales de la Salud. Los
determinantes estructurales y las condiciones de la vida diaria responsables de buena
parte de las inequidades sanitarias entre los países y dentro de un mismo país, derivados
de el entorno social y físico, así como la conducta individual y la genética.
La salud pública puede ser administrada por una comunidad organizada, por un
organismo estatal o por uno internacional. Normalmente, cada país cuenta con su
correspondiente Ministerio de Salud o Secretaría de Salud, que es el organismo del
Estado responsable de velar por las condiciones de salud de la población. Del mismo
modo, existen organismos internacionales, como la Organización Panamericana de la
Salud (OPS) o la Organización Mundial de la Salud (OMS), creados para la gestión de
políticas de prevención y cuidados de la salud a niveles supranacionales.
Por ello es fundamental cepillarse los dientes 3 veces al día con pasta
fluorada, siendo especialmente importante que no se olvide antes de ir a
dormir. Además, se recomienda completar la limpieza con hilo dental y un
irrigador.
Dejar de fumar es una de las mejores medidas que se pueden tomar para
ayudar a mantener una buena salud bucodental y general.
Piercings: Los piercings son otro de los factores de riesgo para la salud
bucodental a tener en cuenta ya que pueden erosionar los dientes,
exponerlos a traumatismos y dañar o provocar patologías en los tejidos
blandos.
No hace demasiados años, el sistema de salud tenía como objetivo prioritario salvar
la vida de las personas y prolongarla a cualquier precio, es decir, conseguir “más
cantidad de vida”. A partir de los años 60 la perspectiva cambió desde las metas
“materiales” a otras vinculadas con necesidades psicológicas y sociales. La
investigación sobre las condiciones objetivas y subjetivas de la calidad de vida sirvió
para introducir este concepto en el debate de los objetivos del tratamiento médico a
largo plazo, subrayando el hecho de que no sólo la cura y la supervivencia de los
pacientes es importante, sino también la mejora de su calidad de vida y el aumento del
bienestar subjetivo.
Aún en nuestros días, siguen manteniéndose las discusiones acerca de cuáles son esos
elementos que definen la calidad de vida, ya que se trata de un concepto complejo,
integrado por muy diversos dominios y dimensiones de difícil definición operacional.
Lo que sí parece asumirse es que, en general, se trata de un juicio subjetivo acerca del
grado en que se ha alcanzado la felicidad y la satisfacción, aunque dicho juicio está
estrechamente relacionado con determinados indicadores “objetivos”, biológicos,
psicológicos, comportamentales y psicosociales por tanto, la calidad de vida de los
pacientes se lograría no sólo mejorando sus condiciones físicas y biológicas, sino
también incrementando su nivel de satisfacción y valoración subjetiva con respecto al
tratamiento dispensado.
Por otro lado, desde la implantación de los modelos de calidad en el ámbito sanitario a
partir de la década de los noventa, la satisfacción del paciente como usuario de los
servicios de cuidado de salud se ha convertido en un resultado fundamental para
garantizar la eficacia de dichos servicios y facilitar la toma de decisiones para la mejora
de los mismos. La orientación hacia la calidad otorga, pues, al usuario el papel central
en la gestión de cualquier tipo de organización, convirtiendo la satisfacción de sus
necesidades y expectativas en uno de los criterios últimos de la calidad.
Sin embargo, la mejora de la calidad asistencial va mucho más allá que el proporcionar
satisfacción a las necesidades y expectativas de los pacientes. En ella intervienen
aspectos ligados al propio servicio (elementos tangibles, fiabilidad, seguridad, etc.), a la
competencia social de los profesionales, su satisfacción laboral, la calidad científico-
técnica de los servicios prestados y, de especial relevancia, las relaciones
interpersonales de los usuarios con los profesionales de la salud.
Desde esta consideración, se plantea que en el ámbito de la salud deben estar presentes
las siguientes exigencias: (a) ejercicio de la responsabilidad de forma justa y
satisfactoria a todos los niveles; (b) ofrecimiento de incentivos más allá de los
puramente materiales; (c) fomento de la empatía como forma de comprensión y
consideración de las necesidades y deseos de los profesionales y usuarios; y (d)
adquisición de habilidades de relación y comunicación interpersonal.
La salud bucal es parte integral de la salud general, las enfermedades que afectan la
cavidad oral repercuten en la salud mental y física de los individuos. Existe evidencia de
la relación existente entre las afecciones orales y un peso corporal bajo, trastornos del
sueño y de la alimentación debidos al dolor y cambios en los procesos digestivos,
etcétera.
La salud bucodental es definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como “la ausencia de dolor orofacial crónico, cáncer de boca o garganta, llagas bucales,
defectos congénitos como labio leporino o paladar hendido, enfermedades periodontales
(de las encías), caries dental y pérdida de dientes, y otras enfermedades y trastornos que
afectan la boca y la cavidad bucal”. Esta definición normativa3 es reconocida por
investigadores y profesionales de la salud en todo el mundo, sin embargo, el concepto
de salud bucodental, el proceso salud-enfermedad, y por lo tanto, el sentirse sano o
enfermo es diferente para cada grupo social. La conceptualización de salud bucal que
cada persona perteneciente a un grupo social tiene está determinada por los parámetros
de “normalidad” que el grupo acepta y determina; además, se ve influida por las
condiciones socioeconómicas y culturales en las que éste se desarrolla.
Diferentes estudios han informado una disminución de los índices de caries en los
últimos años en los países desarrollados. Sin embargo, en los países emergentes, la
situación no presenta el mismo panorama favorable, debido, entre otras factores, a la
falta de programas preventivos culturalmente adecuados, aunada al poco conocimiento
de las necesidades reales de las comunidades sobre el cual se puede basar el diseño de
los programas y las políticas públicas tendientes prevenir la aparición de nuevos
padecimientos y al mejoramiento de la salud bucal de los individuos. En México, la
descripción y evaluación de los componentes culturales que influyen en la salud bucal
de los mexicanos es fundamental para promover y desarrollar soluciones
interdisciplinarias para el fortalecimiento de los proyectos y las políticas públicas
tendientes a mejorar la salud bucal de la población. Tomando en cuenta lo anterior, la
presente revisión bibliográfica plantea realizar un acercamiento a la descripción de los
componentes culturales, conocimientos, actitudes y prácticas que afectan la salud bucal
en la población mexicana.
Referencias Bibliográficas: