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Eclampsia
Eclampsia
Eclampsia
La eclampsia es una enfermedad que aparece en el embarazo y que se caracteriza por la aparición
de una o más convulsiones generalizadas que no pueden ser atribuidas a otra causa y/o la
aparición de un coma en el contexto de una preeclampsia.
Es raro que la eclampsia se presente antes de las 20 semanas de gestación. Un 50 % de los casos se
produce entre las semanas 20 y 37, un tercio después de la semana 37, durante el parto y en las
primeras 48 horas tras el parto y el resto de los casos a partir de transcurridas 48 horas del parto.
Aunque no se conoce el mecanismo último de las convulsiones, se piensa que son una respuesta
del cerebro (por falta de riego y por hinchazón) al aumento de la tensión arterial de la madre.
Alteraciones visuales.
Dolor abdominal.
Estado confusional.
En un tercio de los casos, las convulsiones se producen sin que se haya detectado una
preeclampsia previa debido a que el aumento de la tensión arterial no llegó a superar los 140/90
mmHg y no se encontraron proteínas en orina.
Durante la convulsión se produce una pérdida de conocimiento y, en los primeros 15-30 segundos,
el cuerpo se pone rígido, arqueando la espalda y el cuello, pudiéndose emitir un grito. Durante los
siguientes 35-40 segundos, el cuerpo sufre sacudidas rítmicas; en este momento se puede morder
la lengua o perder el control de la vejiga o del intestino. Una convulsión puede llegar a durar algo
más de 2 minutos. Tras la misma, la conciencia se recupera gradualmente durante 10-15 minutos y
la mujer puede sentirse somnolienta, aturdida, confusa o débil y puede tener dolores de cabeza o
musculares durante las 24 horas siguientes.
Más de 10 convulsiones.
En general, las mujeres con convulsiones típicas de eclampsia sin déficits neurológicos ni coma, no
precisan pruebas de imagen ni electroencefalograma para el diagnóstico. Si hubiera que realizar
alguna prueba de imagen, la más indicada es la resonancia magnética. La magnitud de la elevación
de la tensión arterial no es un signo predictivo para el desarrollo de la eclampsia.
Algunas mujeres con eclampsia tienen signos premonitorios (dolor de cabeza, dolor abdominal,
alteraciones visuales) en las horas previas a la convulsión. Así, las embarazadas deben estar
informadas de esta posible complicación del embarazo y contactar con su ginecólogo ante la
aparición de cualquiera de los signos anteriormente mencionados. Sin embargo, en otras
ocasiones, las convulsiones no están precedidas por síntomas premonitorios, y son la primera
manifestación de la enfermedad.
Error médico.
A pesar de todo, muchos casos de eclampsia no pueden prevenirse, incluso en mujeres con
atención prenatal correcta u hospitalizadas.
Estabilizar a la madre.
Tratar la hipertensión grave. Un 10-20% de las muertes maternas por eclampsia se deben a que
padecen una hemorragia cerebral. Los expertos recomiendan tratar la hipertensión de forma
agresiva si las tensiones diastólicas se mantienen por encima de 105-110 mmHg o las tensiones
sistólicas por encima de 160 mmHg. Se debe llevar la tensión hasta alcanzar valores de 100-105
mmHg de diastólica y de 140-145 mmHg de sistólica. En hipertensiones arteriales moderadamente
elevadas no se ha demostrado una mejora del curso de la eclampsia ni una disminución de la
morbimortalidad perinatal con el tratamiento antihipertensivo. Así, este tratamiento no se
recomienda en elevaciones moderadas de la tensión arterial.
Iniciar el parto. La eclampsia es una contraindicación absoluta de permanecer a la espera. Su
tratamiento definitivo es el parto, lo que no quiere decir que no se pueda intentar su inducción vía
vaginal. Para decidir el tipo de parto a realizar tras estabilizar a la madre, hay que tener en cuenta:
si ha comenzado el parto.
En embarazos de más de 32-34 semanas, con cuello del útero favorable, se puede inducir el parto
vía vaginal, evitando siempre inducciones largas (mayores de 24 horas).
Los signos vitales maternos deben monitorizarse cuidadosamente tras el parto para detectar
cambios en la tensión arterial.
Las convulsiones debidas a la eclampsia suelen desaparecer tras el parto en horas o pocos días. El
mejor indicador de la evolución de la preeclampsia/eclampsia es la cantidad de orina que se
produce, aunque nunca garantiza que no pueda producirse una convulsión.
Los fármacos anticonvulsivantes se suelen seguir administrando 24-48 horas tras el parto, cuando
el riesgo de reaparición de convulsiones es bajo. La duración del tratamiento anticonvulsivante a
partir de ese momento depende del estado de la paciente. Así, se mantiene en las mujeres que no
mejoran en el postparto y se retira en aquellas que muestran una clara mejoría.
Las complicaciones de la eclampsia en la madre ocurren hasta en un 70% de los casos e incluyen:
Daño hepático.
Rotura hepática.
Hemorragia cerebral.
Ceguera transitoria.
Parada cardiorrespiratoria.
La mortalidad y los daños graves a la madre son más bajos en las mujeres que son seguidas en
Atención Prenatal y tratadas en centros especializados, mientras que son más elevadas en países
menos desarrollados que carecen de recursos para la atención prenatal, del parto y del
posparto.El riesgo de que vuelva a producirse una eclampsia en otros embarazos es del 2%.
La mortalidad perinatal está muy relacionada con la edad gestacional. Además, el riesgo de que
nazcan niños con bajo peso para la edad gestacional es 2-3 veces superior en embarazos con
preeclampsia/eclampsia.
Parto prematuro.
Asfixia intrauterina.