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América Latina en El Siglo XX

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I.E.P.

DIVINO NIÑO DEL MILAGRO


CIENCIAS SOCIALES
ALUMNO(A): ____________________________ GRADO: 5° NIVEL: Secundaria
DOCENTE DE AREA: Miss Mabel Valverde Pastor FECHA: / 04 /2022

AMÉRICA LATINA EN EL SIGLO XX

A lo largo del siglo XX, los países de América Latina iniciaron un proceso de transformaciones
políticas, sociales y económicas que permitieron, por ejemplo, que en la actualidad la democracia
sea el sistema de gobierno que predomina en los países de la región.

La historia de América Latina no puede entenderse sin considerar los sucesos mundiales del siglo
XX. Así las guerras mundiales, la Crisis del 29, la Guerra Fría, entre otros, marcaron los
acontecimientos de este lado del mundo.

Luego del proceso de modernización, desarrollado durante la primera mitad del siglo XX, América
Latina a partir de 1950 vivió un período de profundas transformaciones sociales y culturales, las
que se reflejaron en aspectos como la música o la moda, y también, en las aspiraciones de las
personas, quienes se movilizaron masivamente en búsqueda de nuevas perspectivas. Sin embargo,
este proceso no estuvo libre de momentos de tensión, los cuales llegaron incluso a la intervención
de gobiernos autoritarios. En el contexto de la Guerra Fría, y la polarización ideológica que
significó, en América Latina se recogieron las ideas y apoyos de uno y otro bloque político.

Así, durante las décadas de los años 60, 70 y 80, los países latinoamericanos encontraron
respuestas a sus problemáticas considerando las opciones presentadas por el capitalismo liberal,
el socialismo o la reforma, que mezclaba ambas propuestas. Frente a gobiernos más progresistas,
hubo intervenciones militares, instalando regímenes autoritarios. No obstante, desde los años 80,
las movilizaciones de la sociedad civil permitieron la recuperación de la democracia, proceso en el
que se ha avanzado hasta la actualidad.

Los cambios que abren una nueva época:

Desde su independencia y hasta las primeras décadas del siglo XX, la vida política de los países
latinoamericanos estuvo dominada por miembros del sector social alto, la oligarquía.

La economía de América Latina se basaba en las exportaciones, principalmente de materias primas


como productos mineros (por ejemplo, el salitre) y agropecuarios, como el café, el trigo, la carne,
las bananas, entre otros. Este modelo económico que se
denomina monoexportador, generó una importante
riqueza, pero, también presentó importantes
problemas: por una parte, la estabilidad de la
economía dependía de que los países extranjeros
compraran los productos latinoamericanos; por otro,
los beneficios del crecimiento económico se repartían
de manera desigual entre la población, ya que mientras
la oligarquía concentraba cada vez más riquezas, la mayoría de la población de los campos y
ciudades se empobrecía.

Con todo, la entrada de dinero que significó la exportación de materias primas (en el caso chileno
el salitre), llevó a que los países latinoamericanos vivieron un proceso de modernización
económica. Este proceso trajo la incorporación de elementos materiales y subjetivos en la vida de
las personas, que transformaron su vida cotidiana, como: la masificación del transporte, el acceso
a nuevos productos de consumo, acceso a educación y salud, entre muchos otros. Un símil de este
proceso se vivió en Europa durante la Revolución Industrial, donde el desarrollo del modelo
capitalista de producción generó beneficios y tensiones sociales.

En América Latina, estas tensiones se tradujeron en la organización de los trabajadores para exigir
derechos, la demanda por democratización de la creciente clase media, y la lucha por derechos
propios de mujeres y jóvenes.

La bonanza económica se vivió hasta 1929, cuando se desató una gran crisis económica tras la
caída de la Bolsa de Nueva York; ésta golpeó especialmente a los países latinoamericanos, que
dependían de las exportaciones. La crisis económica trajo consigo crisis política y social, lo que
llevó a las primeras intervenciones militares en los gobiernos latinoamericanos, como es el caso de
Ibáñez en Chile e Irigoyen en Argentina.

Como respuesta a la crisis, los gobiernos latinoamericanos comenzaron a instaurar, a fines de la


década del 30 y durante la del 40, un nuevo modelo económico, llamado Industrialización por
Sustitución de Importaciones, cuyo objetivo era producir la mayor cantidad de bienes posible
dentro de cada país, de forma que se dependiera cada vez menos de las exportaciones, para
generar recursos, y de las importaciones para acceder a productos manufacturados. Esta política
se acompañó de una política social y económica que involucraba directamente al Estado en la
resolución de problemas que afectaban a la población en áreas como educación, salud y vivienda.

Este proceso de industrialización tuvo importantes consecuencias para las sociedades


latinoamericanas:

• Se formó un sector social integrado por los grandes empresarios industriales, los
que comenzaron a ganar influencia política.

• Los sectores obreros aumentaron en número y se fortalecieron, constituyéndose en


actores políticos importantes. Los sindicatos se hicieron más fuertes y los partidos
políticos de raíz obrera comenzaron a participar activamente en la vida política,
integrándose incluso a los gobiernos de la época.

• La clase media, que se había comenzado a formar con el proceso de modernización,


se consolidó como grupo social. De tal forma que cobró importancia, tanto como
grupo a considerar por las políticas públicas, como porque comenzó a formar parte de
la burocracia estatal, interviniendo dentro del Estado.

América Latina en la segunda mitad del siglo XX:


La segunda mitad del siglo XX trajo consigo una serie de transformaciones fuertemente
influenciadas por los procesos políticos y económicos que ocurrían a nivel mundial. La Guerra Fría
marcaba las relaciones de las grandes potencias —Estados Unidos y la Unión Soviética—, con el
resto del mundo.

La polarización ideológica (ver Módulo 3, Unidad 3), provocó tensiones al interior de los países
latinoamericanos, ya que se enfrentaron posiciones políticas antagónicas al momento de plantear
proyectos de gobierno.

La década del 50 marcó la recuperación económica de los países capitalistas, que comenzaron a
vivir su época de oro, lo que significó el aumento de la producción de objetos de consumo, con lo
que se desarrolló lo que conocemos como sociedad de consumo, cuya característica es la
ampliación de la posibilidad de compra de bienes, valiéndose de herramientas como el crédito.

Por otra parte, la sociedad vivió importantes cambios, ya que la población aumentó en número, y
se definieron nuevos grupos etarios como los jóvenes quienes desarrollaron ideas propias y las
expresaron a través del rock, la rebeldía o la liberación de una nueva cultura jusexual, todas
expresiones venil.

Por su parte, las mujeres que ya habían comenzado a luchar por sus derechos en los siglos
anteriores, se consolidaron como
sujetos de derecho en el mundo
público, logrando que, durante el
siglo XX, los distintos países
latinoamericanos les reconocieran su
derecho a voto.

Las décadas de los años 60 y 70


fueron efervescentes y de búsqueda
de soluciones a los problemas de
América Latina, lo que se tradujo en
una ampliación de la participación de
la población tanto en organizaciones
comunitarias, sindicales o
estudiantiles, como en partidos
políticos. La polarización ideológica
aumentó, y se anunciaba la toma de decisiones radicales.

Incluso dentro de la Iglesia Católica se plantearon diferentes posturas frente a la respuesta de


cambio social que pedía la sociedad. Una de ellas salió desde la reunión que se realizó en 1968 en
la ciudad colombiana de Medellín en la cual, la iglesia latinoamericana, acordó desempeñar un rol
activo en los procesos de cambio social que vivía el continente, apoyando diversas iniciativas de
participación popular, sindicalización y reforma agraria.

Otro sector dentro de la Iglesia planteó una postura más radical, como la Teología de la Liberación,
la que llamaba a terminar con las desigualdades de la sociedad capitalista.

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