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Tesis Conflicto Peru-Colombia 1932-33
Tesis Conflicto Peru-Colombia 1932-33
Tesis Conflicto Peru-Colombia 1932-33
SUMARIO Página
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS………………………………………………….. 9
RESUMEN Y PALABRAS CLAVE………………………………………………………… 11
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………... 13
CAPÍTULO I. EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN……………………………………. 15
1.1 Planteamiento del problema……………………………………………... 17
1.2 Preguntas de investigación……………………………………………… 17
1.3 Formulación de los objetivos de la investigación……………………. 17
1.3.1 Objetivos Generales…………………………………………………….. 17
1.3.2 Objetivos Específicos…………………………………………………… 18
1.4 Hipótesis general de la investigación………………………………….. 18
CAPÍTULO II. ESTADO DE LA CUESTIÓN……………………………………………….. 19
2.1 Estado de la cuestión……………………………………………………… 21
2.1.1 Algunas consideraciones sobre la bibliografía del Conflicto Colombo-
peruano de 1932-1933……………………………………… 21
2.1.2 Bibliografía sobre aspectos de política interna e internacional del
conflicto…………………………………………………………………….. 23
2.1.3 Bibliografía sobre aspectos militares y navales del conflicto…………. 33
2.1.4 Bibliografía sobre aspectos económicos y sociales……………………. 46
2.1.5 Obras generales con un recuento histórico del conflicto………………. 52
2.2 Síntesis analítica……………………………………………………………... 54
CAPÍTULO III. MARCO TEÓRICO…………………………………………………………. 57
3.1 Marco teórico del planteamiento militar………………………………….. 59
3.2 El Proceso de Planeamiento Militar……………………………………….. 59
3.3 El Principio Militar Fundamental…………………………………………... 61
3.4 El arte o estrategia operacional……………………………………………. 63
3.5 Los niveles de la guerra, su clasificación y propósito…………………. 63
3.6 Los principios de la guerra…………………………………………………. 66
3.7 Objetivos políticos y objetivos en el campo militar…………………….. 68
3.8 Esfuerzos estratégicos operacionales…………………………………… 69
3.8.1 Esfuerzo operacional principal…………………………………………… 70
3.8.2 Esfuerzo operacional secundario………………………………………... 70
3.9 Esfuerzos operacionales y la cadena de objetivos…………………….. 71
3
CAPÍTULO IV FUENTES Y METODOLOGÍA……………………………………………... 73
4.1 Fuentes documentales utilizada…………………………………………... 75
4.2 Metodología y estructura del trabajo……………………………………... 76
CAPÍTULO V. ANTECEDENTES Y CAUSAS DEL CONFLICTO………………………. 79
5.1 Antecedentes históricos……………………………………………………. 81
5.1.1 Orígenes del conflicto: los límites al momento de la independencia y
su evolución hasta principios del siglo XX………………………………. 81
5.1.2 Evolución del tema fronterizo Perú-Colombia durante el siglo XX……. 88
5.2 El Tratado Salomón-Lozano……………………………………………….. 90
5.2.1 Las negociaciones………………………………………………………… 90
5.2.2 La firma del Tratado Salomón-Lozano………………………………….. 93
5.2.3 El proceso de aprobación del Tratado Salomón-Lozano……………… 94
5.3 La entrega de Leticia y el Trapecio Amazónico a Colombia…………... 99
5.4 Sucesos ocurridos entre agosto de 1930 y agosto de 1932 en el Perú 100
5.5 Situación interna de Perú y Colombia en 1932………………………….. 102
5.5.1 Situación en el Perú hacia 1932………………………………………….. 102
5.5.2 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en el Perú…………….. 106
5.5.3 Situación en Colombia hacia 1932………………………………………. 112
5.5.4 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en Colombia…………. 113
CAPÍTULO VI. PRIMERA FASE DEL CONFLICTO: LA OFENSIVA COLOMBIANA... 119
6.1 El frente diplomático (septiembre 1932-enero 1933)…………………… 121
6.1.1 Conversaciones directas entre las cancillerías de ambos países…….. 123
6.1.2 Las negociaciones para resolver la crisis a través de una Comisión
de Concliación…………………………………………………………….. 124
6.1.3 La mediación de Brasil……………………………………………………. 127
6.1.4 Primera intervención de la Liga de las Naciones……………………….. 129
6.2 El Teatro de Operaciones…………………………………………………… 131
6.2.1 Aspectos geográficos…………………………………………………….. 131
6.3 Las fuerzas disponibles y adquisiciones de material………………….. 134
6.3.1 Organización y composición de las fuerzas militares peruanas………. 134
6.3.2 Dispositivo militar peruano en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente
al inicio del conflicto……………………………………………………….. 143
6.3.3 Organización y composición de las fuerzas militares colombianas…... 145
6.3.4 Dispositivo militar colombiano en el Teatro de Operaciones Nor-
151
Oriente al inicio del conflicto………………………………………………
6.4 Acciones iniciales y adquisiciones militares……………………………. 153
6.4.1 Acciones iniciales por parte del Perú……………………………………. 153
4
6.4.2 Adquisiciones navales y aéreas peruanas……………………………… 154
6.4.3 Acciones iniciales por parte de Colombia y creación del
Destacamento Putumayo………………………………………………… 156
6.4.4 Adquisiciones navales colombianas…………………………………….. 157
6.4.5 Creación del Destacamento Amazonas y conformación de la
Expedición Punitiva……………………………………………………….. 160
6.4.6 La SCADTA y la Fuerza Aérea colombiana…………………………….. 161
6.4.7 Aeronaves adquiridas para la Fuerza Aérea colombiana……………… 162
6.5 El planteamiento de las operaciones militares………………………….. 167
6.5.1 Estrategia Militar colombiana…………………………………………….. 168
6.5.2 Estrategia Militar peruana………………………………………………… 170
6.5.3 La controversia sobre el empleo de la Escuadra y el Congreso
Constituyente peruano……………………………………………………. 171
6.6 Principales acontecimientos y acciones (septiembre de 1932 -
marzo de 1933)……………………………………………………………….. 177
6.6.1 Ocupación peruana de Tarapacá………………………………………... 178
6.6.2 El viaje de la Expedición Punitiva colombiana desde Francia hacia el
Teatro de Operaciones…………………………………………………… 184
6.6.3 El viaje del Destacamento Amazonas colombiano hacia el Teatro de
Operaciones……………………………………………………………….. 186
6.6.4 Operaciones a partir de enero de 1933…………………………………. 186
6.6.5 Envío de refuerzos y aeronaves adquiridas hacia el Teatro de
Operaciones……………………………………………………………….. 187
6.6.6 Situación en el frente diplomático en enero de 1933 189
6.6.7 El frente político interno en el Perú: el Congreso Constituyente y la
Escuadra peruana………………………………………………………… 190
6.6.8 El Consejo de Defensa Nacional y su rol como organismo asesor del
presidente de la República……………………………………………….. 197
6.6.9 El primer enfrentamiento armado: el choque de Puerto Meléndez (29
enero 1933)………………………………………………………………… 206
6.6.10 La recaptura colombiana de Tarapacá (14-15 febrero 1933)…………. 206
6.6.11 Otros ataques aéreos de la aviación peruana………………………….. 210
CAPÍTULO VII. SEGUNDA FASE DEL CONFLICTO: LA CONTRAOFENSIVA
PERUANA…………………………………………………………………………………….. 211
7.1 Acciones en el frente diplomático: intervención de la Liga de las
Naciones………………………………………………………………………. 213
7.2 La reorganización de las fuerzas peruanas y la creación del teatro
de operaciones nor-oriente………………………………………………… 215
7.2.1 Mensaje a la Nación del general Presidente del Perú, exigiendo la
revisión del Tratado de 1922…………………………………………… 216
5
7.2.2 La ruptura de relaciones y el ataque a la legación colombiana en Lima 218
7.2.3 Nombramiento del Comandante en Jefe de las Fuerzas en el Teatro
de Operaciones Nor-Oriente…………………………………………….. 219
7.2.4 Cambios en la Armada: nombramiento de un nuevo Jefe del Estado
Mayor General…………………………………………………………… 219
7.3 Modificación de disposiciones operacionales a todas las fuerzas a
órdenes del comandante en jefe del T.O. Nor-Oriente…………………. 220
7.4 Acciones en el frente diplomático, marzo de 1933. La Liga de las
Naciones y su resolución para la evacuación de los territorios
ocupados……………………………………………………………………… 224
7.5 Reacciones en el campo militar ante la resolución de la Liga de las
Naciones………………………………………………………………………. 226
7.6 Principales acciones en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente entre
marzo y abril de 1933………………………………………………………… 227
7.6.1 El relevo en el mando de la Expedición Punitiva colombiana…………. 229
7.6.2 Acción de Tambo Hilario o Cotuhe (17 marzo)…………………………. 230
7.6.3 El Combate y captura de Güeppi (26 de marzo)……………………….. 231
7.6.4 Ataque aéreo peruano sobre Güeppi (28 de marzo)…………………… 234
7.6.5 El ataque peruano a Puerto Calderón (16 de abril) y sobre Yabuyanos
(26 de abril)………………………………………………………………… 235
7.7 Replanteamiento de la estrategia peruana y reorganización de
fuerzas navales………………………………………………………………. 235
7.7.1 La conformación de la Fuerza Avanzada del Atlántico……………….. 236
7.7.2 La Fuerza Naval del Pacífico……………………………………………. 236
7.7.3 Fuerzas de Reserva y unidad suelta auxiliar…………………………… 237
7.7.4 Previsiones de Colombia frente al envío de unidades navales
peruanas…………………………………………………………………… 238
7.8 Principales acciones de la Fuerza Avanzada del Atlántico………….. 239
7.8.1 El viaje Almirante Grau, el R-1 y el R-4 hacia el Caribe y el Amazonas,
conformando la Fuerza Avanzada del Atlántico……………………….. 239
7.8.2 El viaje del Coronel Bolognesi a Panamá………………………………. 246
7.9 La adquisición de los destructores Almirante Guise y Almirante
Villar……………………………………………………………………………. 248
7.10 La adquisición de armamento en el Japón……………………………… 251
7.11 Los preparativos para capturar Puerto Arturo…………………………. 251
7.12 El retorno del General Oscar R. Benavides del extranjero y su
nombramiento como jefe de la defensa nacional………………………. 253
7.13 La muerte del presidente Sánchez Cerro………………………………… 256
7.14 La asunción del general Benavides a la presidencia de la República. 257
7.15 El avance colombiano hacia Puerto Arturo y últimas operaciones…. 259
6
7.16 El viaje de Alfonso López Pumarejo a Lima y la firma del armisticio.. 260
7.17 Repliegue de las fuerzas peruanas y entrega de Leticia a la Liga de
las Naciones y devolución de Güeppi al Perú………………………….. 262
7.18 El Envío de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar al
Amazonas……………………………………………………………………... 263
7.19 El viaje del crucero Lima y el cazatorpedero Teniente Rodríguez
hacia Iquitos…………………………………………………………………... 267
7.20 El Protocolo de Río de Janeiro y el final del conflicto………………… 271
7.21 El viaje hacia el Callao de los destructores Almirante Guise y
Almirante Villar……………………………………………………………….. 273
CAPÍTULO VIII. ANÁLISIS OPERACIONAL……………………………………………… 275
8.1 Análisis de las operaciones………………………………………………… 277
8.2 Análisis del conflicto empleando el principio Militar Fundamental y
la Estrategia Operacional…………………………………………………… 279
8.2.1 Planteamiento estratégico y conducción operacional de Colombia….. 280
8.2.2 Planteamiento estratégico y conducción operacional del Perú………. 288
8.3 Resultados……………………………………………………………………. 299
8.3.1 Colombia…………………………………………………………………… 299
8.3.2 Perú………………………………………………………………………… 300
CAPÍTULO IX. CONCLUSIONES…………………………………………………………... 303
Principales líneas de investigación desarrolladas acerca del
9.1
Conflicto Perú-Colombia de 1932-1933………………………………….. 305
9.2 Los antecedentes y causas del conflicto……………………………….. 306
La estrategia adoptada por el Perú y la influencia de la situación
9.3
política interna y su relación con el resultado del conflicto………… 307
9.3.1 La situación política en el Perú………………………………………………. 307
9.3.2 La estrategia adoptada por el Perú………………………………………….. 308
9.3.3 La estrategia adoptada por Colombia……………………………………….. 309
Las operaciones militares y el logro de los objetivos militares y
9.4
políticos……………………………………………………………………….. 309
Las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío de
9.5
refuerzos al Teatro de Operaciones……………………………………… 311
9.6 Comentarios finales………………………………………………………… 314
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………. 317
INDICE DE TABLAS…………………………………………………………………………. 329
ÍNDICE DE FIGURAS………………………………………………………………………… 330
LISTA DE ABREVIATURAS………………………………………………………………… 334
ANEXOS Y APÉNDICES…………………………………………………………………….. 335
Anexo 1 Tratado de Límites y Navegación Fluvial entre Colombia y el Perú………. 337
7
Anexo 2 Convención general de conciliación Interamericana………………………. 342
Anexo 3 Transcripción del Artículo 15º del pacto de la Sociedad de las Naciones.. 348
Anexo 4 Texto del Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de
Colombia y la República del Perú……………………………………………. 350
Anexo 5 Biografías de personajes mencionados en el trabajo………………………. 355
Apéndice 1 Características de los buques de la Armada Peruana………………….. 371
Apéndice 2 Características de los buques de la Armada Colombiana……………… 385
Apéndice 3 Características de las aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú………….. 393
Apéndice 4 Características de las aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana……. 413
8
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
Este trabajo lo dedico a la memoria de mis padres Juan César y Norma Rosa,
quienes siempre me incentivaron y apoyaron en mis estudios, así como a Yngrid
Portugal Arias, una excepcional compañera y gran apoyo para realizar este
trabajo.
9
10
RESUMEN
El Conflicto Perú-Colombia de 1932-1933 fue la última disputa fronteriza que enfrentó a
ambos países, colocándolos al borde de una guerra, y es el tema objeto de estudio en la
presente tesis doctoral, en donde se buscará describir los principales acontecimientos y
efectuar un estudio analítico acerca del planteamiento estratégico y la conducción
operacional de las fuerzas de ambos países.
Planteados los objetivos del trabajo, se efectúa un estado de la cuestión destinado a revisar
las principales obras publicadas con relación al tema, identificándose las principales líneas
de investigación desarrolladas hasta el presente.
En los siguientes capítulos se revisan los antecedentes y causas del mismo, derivados los
primeros de una interpretación diferente por parte de cada país de los instrumentos jurídicos
relacionados al principio del Uti posidetis, situación que los enfrentará en una guerra a poco
de nacer como repúblicas independientes y cuya solución se mantendrá pendiente hasta
principios del siglo XX.
El trabajo se halla acompañado de cartografía y material fotográfico, que permiten una mejor
comprensión de la evolución territorial de ambos países, del teatro de la guerra y el de
operaciones y del material de guerra empleado. También se incluyen tablas, anexos y
apéndices, que amplían algunas de las informaciones mencionadas en la tesis.
Palabras clave: Historia del Perú; Historia de Colombia; Historia militar; Historia naval;
Conflicto de Leticia; Conflictos del S.XX; Conflicto limítrofe; Tratado Salomón-Lozano.
11
ABSTRACT
The Peru-Colombia Conflict of 1932-1933 was the last border dispute that confronted both
countries, placing them on the brink of war, and is the subject of study in this doctoral thesis,
where the description of the main events will be sought and exams an analytical study about
the strategic approach and operational leadership of the forces of both countries.
Posing the objectives of the work, a state of the question is carried out for the main published
works in relation to the subject, identifying the main lines of research developed to date.
In the following chapters the background and causes thereof are reviewed, derived from the
first of a different interpretation by the country of the legal instruments related to the principle
of Uti posidetis, a situation that confrontations in a war shortly after being born as
independent republics and whose solution will remain pending until the beginning of the 20th
century.
Subsequently, the transactions that, favored by the US Government, are presented. The
USA achieved the signing of a treaty that definitively fixes the borders between both
countries, a treaty that is supposed to bring a new stage of peaceful coexistence, but which
was rather the seed that originated the conflict that began in 1932.
Finally, based on the information obtained and the strategic operational analysis, it is possible
to determine that the internal political situation in each country was a determining factor in
decision-making and in the operational leadership of its forces, probably in the first instance.
moment, that Colombia take the initiative and obtain military superiority in the Theater of
Operations, due to its strategic offensive attitude. Instead, Peru adopted a defensive strategic
attitude, underestimating the Colombian reaction, but before the advance and initial
successes of its forces, it will be forced to go on the offensive. The circumstances that
occurred after the assassination of its president will prevent it from achieving the political
objectives set at the beginning of the conflict.
Key words: History of Peru; Colombian History; Military history; Naval history; Leticia's
conflict; XX century conflicts; Border conflict; Solomon-Lozano Treaty.
12
INTRODUCCIÓN
La década de 1930, fue para el Perú un período de grandes convulsiones
sociales y políticas, las que tuvieron como marco de fondo la severa crisis
económica mundial.
13
coadyuvando en la solución del diferendo, evitándose se desencadene la guerra,
para la que ambos países prácticamente estaban resueltos a recurrir.
14
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
15
16
1.1 Planteamiento del problema
A la fecha, existen una serie de trabajos que han abordado el Conflicto entre
Perú y Colombia por Leticia, pero de ellos, han sido pocos los que lo han
abordado desde una perspectiva más analítica dentro del campo estratégico y
militar en el contexto histórico en el que se desarrolla. Como se podrá apreciar
en la revisión bibliográfica incluida en la presente tesis, una gran parte de la
bibliografía existente proviene de fechas cercanas a la ocurrencia de dicho
conflicto.
1.3.1.2 Determinar las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío
de refuerzos al Teatro de Operaciones, permitiendo que el Gobierno
colombiano ganara la iniciativa y superioridad militar a pocos meses de
iniciado el conflicto.
17
1.3.1.3 Describir las principales operaciones en el campo militar, llevadas a cabo
durante el Conflicto
18
CAPÍTULO II
ESTADO DE LA CUESTIÓN
19
20
2.1 Estado de la cuestión
Cuando se toma una obra histórica en las manos, no basta mirar el nombre del
autor en la cubierta: hay que ver también la fecha de publicación en que fue
escrita, porque ello puede resultar aun más revelador1.
La historia republicana del Perú registra una serie de acontecimientos que por
su trascendencia, se han convertido en efemérides nacionales, principalmente
relacionadas con episodios heroicos, ocurridos durante las guerras en las que el
país se ha visto envuelto a lo largo de su casi bicentenaria existencia. De ellos,
con justicia, por cierto, los combates y batallas que más han calado en la
memoria colectiva son las acaecidas la denominada Guerra del Pacífico (1879-
1883), conflicto que definitivamente dejaría por sus desastrosas consecuencias,
una huella aun imborrable en nuestra historia.
21
Otra característica importante vinculada a lo temprano de una buena parte de
las obras publicadas en torno al tema es que sus contenidos se hallan cargados
de un excesivo nacionalismo y patrioterismo, fruto del apasionamiento del
momento en sus autores.
Para el caso de la bibliografía peruana, tiene la particularidad, salvo una que otra
excepción, de haber sido producida en la misma década en que ocurrieron los
hechos, así como el haberse dedicado a explorar más los ámbitos diplomático y
militar, en este último, destacando las operaciones terrestres.
22
2.1.2 Bibliografía sobre aspectos de política interna e internacional del
conflicto
Como es conocido, si bien es cierto que los problemas limítrofes con Colombia
se remontan a la primera década de vida independiente del Perú (Guerra entre
el Perú y la Gran Colombia 1828-1829), el antecedente más gravitante del
Conflicto Colombo-peruano, fue sin duda el Tratado de Límites y Libre
Navegación, más conocido como tratado Salomón-Lozano, suscrito entre Perú y
Colombia el 24 de marzo de 1922. En dicho instrumento internacional, el Perú
otorgó a Colombia, acceso soberano al Amazonas, cediéndole el denominado
“Trapecio Amazónico”. Debido a la firme decisión del gobierno del presidente
Augusto B. Leguía, a pesar de cierta oposición, lo estipulado en el tratado se
cumplió finalmente cuando el 18 de agosto de 1930, Leticia, puerto ubicado
sobre la ribera norte del Amazonas, fue entregado oficialmente a Colombia. Tan
sólo dos años después de estar bajo control colombiano, un grupo de loretanos,
disconformes con la entrega de las que consideraban sus tierras por el
controvertido tratado, capturaron por la fuerza a Leticia, lo que daría origen al
conflicto.
En ese sentido, una de las obras más tempranas y crítica del tratado, es la de
Julio C. Arana El protocolo Salomón-Lozano o el pacto de límites con Colombia2,
folleto publicado en Lima, en 1927, que expresa una férrea oposición a la cesión
y entrega de territorios a Colombia. Una consideración importante respecto al
autor y por ende a su obra, estriba en el hecho que se trataba de uno de los
mayores afectados por el tratado, dado que sus tierras, dedicadas a la
explotación del otrora valioso caucho, se hallaban en el territorio que pasó a
control colombiano.
2 ARANA, Julio César. El protocolo Salomón-Lozano o el pacto de límites con Colombia. Lima:
Sanmartí, 1927.
23
Un punto de vista proveniente de las más importantes instituciones
representativas culturales de la época, lo podemos hallar en el libro titulado
Exposición de la Sociedad Geográfica y el Instituto Histórico del Perú sobre la
cuestión de Leticia3, publicado en octubre de 1932. Este pronunciamiento, fue
suscrito por miembros de las referidas instituciones, entre ellos algunos
connotados intelectuales peruanos de aquel entonces, como José de la Riva
Agüero, Horacio Urteaga, Scipión Llona y Víctor Andrés Belaúnde. Sin embargo,
llama la atención la presencia entre los firmantes, de Julio C. Arana, que, como
se ha mencionado, era uno de los principales afectados por el tratado, y, como
señalan algunas publicaciones colombianas, uno de los instigadores de la
captura de Leticia.
Otro libro con una fuerte crítica al tratado es Documentos que acusan (el Tratado
Salomón-Lozano)4, publicado en Lima en abril de 1933. Su autor Pedro
Ugarteche, opositor de Leguía e incondicional colaborador del presidente
Sánchez Cerro, presenta documentos provenientes del archivo del expresidente
Leguía y del Ministerio de Relaciones Exteriores por él hallados, cuando se
desempeñó como secretario de la Presidencia de la República y como Oficial
Mayor del Ministerio de RR.EE., cargos que ocupó entre diciembre de 1931 y
abril de 1933.
4 UGARTECHE, Pedro. Documentos que acusan (el Tratado Salomón-Lozano). Lib. tip. Lima:
Estanco del tabaco, 1933.
24
En dichos documentos, Ugarteche pone al descubierto algunos detalles hasta
ese entonces desconocidos, acerca de las negociaciones que, con posterioridad
a la fecha de firma del tratado, se efectuaron para modificar su contenido, en
tanto la diplomacia peruana veía con dificultad su ratificación, considerando que
se habían excedido en ceder más territorios de los pretendidos por Colombia.
De igual manera a lo que se sostiene en las obras peruanas antes aludidas,
propone una revisión del tratado, fundamentando su parecer en las
controvertidas circunstancias en las que se llevaron a cabo las negociaciones.
Por su contenido, este trabajo resulta muy útil para la reconstrucción del proceso
que concluyó con la ratificación de tan controvertido tratado.
De manera contraria a lo sostenido por todos los autores colombianos que han
tratado los aspectos diplomáticos, Porras resta credibilidad a las denuncias que
atribuían responsabilidad sobre los llamados “crímenes del Putumayo”,
cometidos contra de los nativos de la región, culpando más bien, a aventureros
colombianos. Por su parte, Alberto Wagner, al referirse al Incidente de Leticia y
al conflicto, aunque lo consideró como lesivo y absurdo para los intereses del
5 PORRAS, Raúl, WAGNER, Alberto. Historia de los límites del Perú. Lima: Fondo Editorial del
Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, 1997
25
Perú, pero finalmente reconoce que, en aras de la armonía, repuso las cosas a
su estado anterior, es decir, se reconoció la validez del tratado de 1922.
Para el tema específico del conflicto, Bákula presenta tres capítulos en los que
se consignan documentos importantes, algunos de ellos inéditos, sobre el
tratado de Salomón Lozano, destacando la defensa que hizo el diplomático
peruano Alberto Salomón del tratado por él firmado con Colombia.
7 MURCIA, Luis María. La Guerra con el Perú. El teatro de operaciones, antecedentes históricos,
causas justificativas, objetivos y finalidades. Bogotá: Librería nueva casa ed., 1932.
26
sobre los territorios al norte del cauce del Amazonas. En esta parte, se hace un
serio cuestionamiento a la Real Cédula de 1802, de la cual se indica que no
manifestaba una nueva organización o segregación territorial a favor del
Virreinato del Perú, y se reitera la validez de la Real Cédula de 1740, que
fundamenta los derechos colombianos sobre los territorios amazónicos.
La tesis propuesta por este autor residía en el hecho que siendo el Perú el país
que había desconocido el tratado de 1922, Colombia debía aprovechar aquella
única oportunidad para recuperar íntegramente sus derechos y restablecer la por
las armas la verdadera frontera con el Perú, el río Amazonas. Proponía, además,
atacar Iquitos, por ser el centro de donde se apoyaba todo el ejército peruano en
sus operaciones sobre el Putumayo, con el consecuente aislamiento de las
tropas invasoras peruanas que allí se hallaban.
27
Herrera, viajó en calidad de mediador al Perú, para entrevistarse con el
presidente peruano Óscar R. Benavides.
En este caso, nos hallamos con una obra en la que el autor hace un serio
cuestionamiento del tratado, al que presenta como un pacto secreto, que no sólo
fue firmado a espaldas del pueblo peruano, sino ocultándolo a otros países,
como el caso del Ecuador, cuyo tratado con Colombia de 1916, quedaba sin
9 LOPEZ, Jacinto Los Tratados de Limites y la Paz Internacional Americana - El Tratado secreto
de 1922 entre Colombia y el Perú. Nueva York: Sin pié de imprenta, 1932.
28
valor alguno. Por otro lado, justificaba la acción de los loretanos al capturar
Leticia, y el posterior respaldo del gobierno de Sánchez Cerro.
Otro libro de autor extranjero, pero más dedicado revisar las relaciones
internacionales de nuestro país, es el libro de Ronald Bruce St. John titulado La
10 CAVELIER, Germán. La política internacional de Colombia. Bogotá: Ed. Iqueima, 1960. T.III.
11 PIKE, Fredrik. The Modern History of Peru. New York: Praeger Publishers, 1962. 2° ed.
29
Política Exterior del Perú12, cuya edición original en inglés data de 1992,
habiendo sido traducida al castellano en el Perú, y publicada por la Academia
Diplomática en 1999. En este trabajo, Bruce analiza el tratado Salomón-Lozano
afirmando que dicho instrumento diplomático reforzó la posición peruana frente
al Ecuador, debido a que dicho tratado eliminó la posibilidad de apoyo militar o
diplomático al Ecuador en su disputa con el Perú, por parte de Colombia.
12 BRUCE St. John, Ronald. La política exterior del Perú. Lima: Asociación de funcionarios del
servicio diplomático del Perú, 1999.
30
En cuanto a la intervención de la desaparecida Liga de las Naciones, tenemos
un documento de suma importancia y utilidad, que fue publicado en inglés en
1933, bajo el título The Veredict of the League. Colombia and Peru at Leticia.
The Official Documents with Notes and Introduction by Manley O. Hudson14. Este
trabajo es uno de los pocos que hace un recuento a través de documentos
oficiales sobre el papel que jugó la Liga de las Naciones, en favor de una solución
pacífica al conflicto de Leticia.
14 LIGA DE LAS NACIONES. The Verdict of the League: Colombia and Peru at Leticia; the Official
Documens. Ginebra: World Peace Foundation, 1933.
31
americana, a través de la Conferencia Panamericana que se realizaba en
Montevideo al momento de escribir el libro, era la verdadera llamada a resolver
los problemas propios del continente americano.
En el tema de nuestro interés, se remonta hasta principios del siglo XIX, y hace
un recuento detallado de las negociaciones, disputas y tratados efectuados entre
el Perú y Colombia, hasta llegar al inicio, desarrollo y desenlace del Conflicto de
Leticia. El tema lo plantea de manera muy objetiva, lo que tiene el debido
respaldo por las fuentes consultadas, tanto peruanas, colombianas como
también provenientes de los EE.UU., Brasil y de la Liga de las Naciones.
32
Haciendo un balance final, a pesar de tratarse de una obra ya desactualizada,
su consulta puede resultar de suma utilidad, si se desea obtener una visión
general e imparcial de los conflictos ocurridos en el continente sudamericano.
Más que una obra interpretativa o narrativa del conflicto, se trata de una
recopilación cronológica de testimonios, documentos, reportes de las agencias
informativas internacionales y artículos publicados en la prensa peruana entre
los años 1928 y 1934, con relación a la cuestión de Leticia y al conflicto con
Colombia, efectuada por José A. Vallejo. Entre otros documentos de interés,
recoge en primer término algunas opiniones vertidas por el senador Arana en el
Congreso, que como ya se mencionó, era el principal opositor al Tratado
Salomón-Lozano; un pronunciamiento del general Benavides desde su exilio
Parísiense en febrero de 1928, en el que expresaba su oposición a la entrega
17 Esta situación particular la podemos atribuir al hecho que, en la década de 1960, el Centro de
Estudios Histórico Militares del Perú, propició el estudio de los conflictos en los que tomó parte
el Ejército del Perú, entre ellos el que ocurrió con Colombia por el asunto de Leticia. En ese
sentido, los autores que en aquella época trataron dicho tema, fueron militares que habían
participado en el conflicto, por lo que su versión de los hechos, a pesar de ser justificadora con
relación a su actuación, resulta sumamente importante por tratarse de testigos de lo ocurrido.
18 VALLEJO, José A. El conflicto Perú-colombiano: charlas militares. Tomo I. Lima: Tall. Gráficos
del diario "La Tarde", 1934.
33
del Trapecio a Colombia; los testimonios publicados en la prensa, del general
Fernando Sarmiento y el coronel Pardo, que fue motivo entre ambos de una
polémica por la actuación de cada uno de ellos durante el conflicto.
Otro libro que trata de las operaciones militares en Leticia y de publicación previa
al anterior, es la Historia Militar del Conflicto con Colombia de 193220, editado
por el Ministerio de Guerra en 1965, cuyo autor fue el teniente coronel José
Zárate Lescano. Esta obra, tiene como característica especial el efectuar un
interesante análisis empleando el método utilizado en un Estado Mayor militar,
para hacer una apreciación de la situación, previa a la elaboración de un Plan de
Guerra. En su primera parte, dedica un capítulo a revisar los antecedentes
diplomáticos en las relaciones con Colombia, el tratado Salomón-Lozano, los
prolegómenos del conflicto y la captura de Leticia. Luego, presenta los factores
20 ZÁRATE Lescano, Carlos. Historia Militar del Conflicto con Colombia de 1932. Lima: Imprenta
del Ministerio de Guerra, 1965.
34
políticos, geográficos, económicos y militares de los beligerantes, con el
propósito de determinar el poder combatiente relativo en ambos países.
Para consulta y referencia, esta obra resulta muy útil, considerando que el autor
ha recurrido al empleo de varias fuentes peruanas, alguna de ellas fuentes
primarias, así como a fuentes secundarias colombianas y ecuatorianas. Sin
embargo, el trabajo reconstruye todos principalmente el conflicto bajo una óptica
militar, considerando sus antecedentes desde la época virrenal hasta el cese de
las hostilidades, dejando de lado las acciones preventivas desarrolladas tanto
por el ejército, la armada y el cuerpo aéreo del Perú, hasta antes que se llegara
a un acuerdo definitivo con Colombia, y por otro lado, las acciones llevadas a
cabo por la Armada, son enunciadas sin entrar en mayores detalles en cuanto a
los planes y operaciones llevados a cabo por esta institución. Asimismo, el autor,
en su momento, no tuvo oportunidad de explorar en los archivos del Congreso
peruano y consultar información que se halla en las sesiones reservadas
llevadas a cabo en el año 1932, ni tampoco en las actas del Consejo de Defensa
Nacional de los años 1932 y 1933, lo cual, no le resta mérito alguno a su trabajo.
35
conflicto, con el libro titulado El Conflicto Amazónico,21 cuya edición estuvo a
cargo del general Álvaro Valencia Vargas, publicado en 1994, con ocasión de
haberse conmemorado los 60 años de finalización del conflicto con el Perú por
Leticia. Esta obra partió de una iniciativa del Ministerio de Defensa, que convocó
a una serie de autores militares, con la finalidad de elaborar un trabajo integral
para “recuperar para el país, un momento histórico que partió en dos la historia
de las Fuerzas Armadas colombianas”22 y “conmemorar una de las pocas
oportunidades en la que los colombianos se unieron para alcanzar un objetivo
común”.23 La obra se halla dividida en nueve capítulos, que tratan
específicamente temas sobre “la cuestión limítrofe”, en donde se revisan los
antecedentes al conflicto; “la fuerza militar colombiana”, en donde se presenta
una breve historia y la organización y situación tanto del personal y del material
de cada una de las fuerzas armadas en 1932; el capítulo dedicado a “la
movilización nacional”, en donde se resalta el carácter patriótico y de unidad
nacional que se generó a raíz de la invasión peruana en Leticia; luego en “el
frente de guerra”, se presentan las características particulares del terreno en
donde se llevaron a cano las operaciones militares; el siguiente capítulo es
titulado “desarrollo de las operaciones”, englobando las principales, mientras que
las aéreas, han requerido de un capítulo aparte, por la envergadura e
importancia que tuvieron en el desarrollo del conflicto. Luego, se describen las
“acciones en el frente diplomático”, en donde la conducción política estuvo
adecuadamente liderada por el presidente Enrique Olaya Herrera, quien trató de
dar solución al problema intentado hacer valer los derechos de Colombia sobre
el territorio en disputa recurriendo a los instrumentos internacionales vigentes en
la época, dejando como solución final, escalar hacia la guerra.
Toda esa información es condensada en el epílogo a manera de conclusión,
siendo estos textos acompañados por reseñas biográficas de los personajes más
importantes que tomaron parte, y un par de anexos documentales que
transcriben un relato del Combate de Güeppí y el diario de guerra del cañonero
21 VALENCIA TOVAR, Álvaro. Conflicto Amazónico 1932-1934. Bogotá: Villegas Editores, 1994.
22 Ídem, p. 13.
23 Ibídem, p. 9.
36
Cartagena, ambos escritos por sus propios protagonistas. Este trabajo, que no
tiene una réplica en el Perú, se constituye en una historia general sobre el
conflicto, que nos brinda un panorama general sobre el mismo.
37
Atlántico, pero ello no le resta en lo más mínimo el mérito de tan acusiosa
investigación
Del mismo autor, existe otro trabajo casi desconocido, publicado en 1935, Las
fuerzas de la Marina en el Nor-oriente y la guerra fluvial26, de difusión restringida
entre los oficiales de marina y del ejército de aquel entonces, debido a la
clasificación de “secreto” que recibió del Ministerio de Marina. Esta situación, ha
sido motivo que hasta la fecha ningún autor peruano o colombiano haya hecho
uso de tan invalorable fuente de datos, más aún si consideramos que Romero,
quien prestó servicios en el Oriente peruano en la década de los 30, estuvo
presente durante el conflicto con Colombia, como comandante de la cañonera
Napo.
38
Este libro, el autor lo define como “un ensayo de análisis político, estratégico,
táctico y logístico de las campañas fluviales desarrolladas por el Perú en la hoya
amazónica”.
27 CAMINO, Jorge. Apuntes para una guerra fluvial en el Nor-Oriente. Suplemento de la Revista
de Marina y Aviación. 1934, Imprenta del Ministerio de Marina.
28 PIZARRO, Rojas, Tomás M. Viaje de los Destroyers Almirante Guise y Almirante Villar. Lima:
Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos, 1934.
39
conformaron la “División de destroyers”, grupo operacional que tuvo como misión
de integrarse a la mencionada “Fuerza Avanzada del Atlántico”.
Sobre los mismos buques, pero con un enfoque más bien dirigido a detallar las
características e historial de ambos, se puede mencionar el trabajo del autor de
la presente revisión bibliográfica, publicado en el año 1988, en la Revista de
Marina el artículo “Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar adquiridos
en Estonia”29.
29 RODRÍGUEZ Asti, John. Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar adquiridos en
Estonia. Revista de Marina. 1988, Ed. abril–junio. pp.13-23.
40
Sobre el mismo tema, debe mencionarse también el artículo “Antecedentes y
viajes de los destroyers Almirante Guise y Almirante Villar”30, publicado por el
capitán de navío Luis Samanez del Risco en la Revista del Instituto de Estudios
Histórico-Marítimos del Perú, en el año 1999. El principal aporte de este trabajo
radica en que recoge información acerca de ciertas irregularidades que
cometieron los funcionarios estatales estonianos con la firma representante a
través de la cual fueron ofrecidos ambos buques al Perú.
30 SAMANEZ DEL RISCO, Luis. Antecedentes y viajes de los destroyers Almirante Guise y
Almirante Villar. Revista del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú. 1999, N° 18. pp
37-54.
31 SALMÓN DE LA JARA, Federico. El viaje sin retorno. Revista de Marina. 1996, ed. julio-
setiembre, pp. 9-20.
41
Ministerio de Marina los vapores Rímac, Ucayali y Perené, los que junto con el
petrolero Pariñas de la Armada, fueron empleados como unidades de apoyo
logístico a las fuerzas navales peruanas destacadas en el Caribe y el Atlántico.
Cabe mencionar que esta obra, de corte monográfico acerca de la historia de la
marina mercante en el Perú, lamentablemente no cuenta con las notas y
bibliografía que permitan al lector ahondar en los datos que se mencionan. No
obstante, como fuente de referencia, resulta de cierta utilidad.
Son muy pocos los autores extranjeros que se han interesado por los aspectos
militares y/o navales de este conflicto, y en este sentido, uno de ellos ha sido el
norteamericano Robert Scheina, quien ha publicado dos interesantes trabajos
en los que el tema que tratamos ha merecido una especial atención.
Más ambicioso que el anterior, es Latin America´s Wars34, publicado por Scheina
en el 2003, consta de dos volúmenes, de los que, en el segundo, en el capítulo
12, se dedica a presentar y analizar de manera breve, concisa e imparcial los
antecedentes, hechos, contendientes, las estrategias y consecuencias de la
disputa por Leticia que enfrentó al Perú y Colombia entre 1932 y 1933.
33 SCHEINA, Robert. Iberoamérica: Una Historia Naval 1810-1987. Madrid: Editorial San Martín,
1987. 1° ed.
34 SCHEINA, Robert. Latin America´s Wars. Washington D.C: Brassey’s Inc., 2003. vol II.
42
Lo interesante de la obra, es que a pesar de ser un trabajo general acerca de los
conflictos latinoamericanos, examina los acontecimientos desde un punto de
vista estratégico y militar, sin descuidar el marco histórico, enfocando a la guerra
como un instrumento de la política de cada nación.
Acerca de las fuentes empleadas para el referido capítulo, aunque en las notas
al final del mismo se aprecia que ha recurrido mayormente a fuentes impresas,
lo que no le resta mérito en la objetividad e imparcialidad con que ha trabajado
el tema, destacan algunas obras colombianas de publicación reciente, así como
el libro poco conocido de Fernando Romero, Las fuerzas de la Marina en el Nor-
oriente y la guerra fluvial, al que se ha hecho referencia anteriormente.
En primer lugar, debemos mencionar los dos tomos de la obra La verdad sobre
la guerra35, escritos por Carlos Uribe Gaviria, militar y político colombiano, quien
durante el Conflicto de Leticia, se desempeñó como Ministro de Guerra en el
Gobierno del presidente Enrique Olaya Herrera. Escritos a poco de haber
concluido el conflicto (1935). Ambos constituyen una fuente primaria muy
valiosa, puesto que contiene una narración de todos los aspectos y acciones
militares efectuadas por el autor, quien fuese ministro de guerra colombiano
entre los años 1932 y 1933. Siendo el autor uno de los actores principales en la
toma de decisiones con respecto a la estrategia adoptada para la conducción de
las operaciones en el Teatro de Guerra, su consulta es obligatoria y nos permite
apreciar cuáles fueron los condicionantes que estuvieron detrás de cada una de
sus decisiones, así como su relación tanto con el presidente Enrique Olaya
Herrera, así cmo con cada uno de los mandos militares a cargo de la conducción
operacional de las fuerzas colombianas durante el conflicto.
35 URIBE GAVIRIA, Carlos. La verdad sobre la guerra. Bogotá: Editorial Cromos, 1935. 2 T.
43
Conflicto de Leticia36, en el que justifica su actuación durante el Conflicto de
Leticia, las mismas que recogen las vivencias de quien estuvo a cargo de las
gestiones para adquirir los elementos militares necesarios para conformar,
organizar y comandar una fuerza expedicionaria para recuperar los territorios del
Trapecio Amazónico capturados a Colombia en septiembre de 1932 y la estrecha
relación que mantuvo con el presidente colombiano Olaya Herrera, así como con
otros personajes de importancia. Estas memorias, fueron recién publicadas en
el año 1960 a iniciativa de uno de sus hijos, constituyendo un testimonio valioso
y fuente primaria de importante valor.
44
Como último punto, en esta breve revisión de los aspectos bélicos referidos al
conflicto, el que ha merecido menor atención de todos, es el concerniente a la
intervención de la aviación peruana, que debutó por primera vez en una
confrontación bélica. En esta línea, tenemos La Aviación en el Perú, de Alberto
Fernández Prada38, cuya obra dividida en dos volúmenes, data de 1966. Al
conflicto de Leticia, dedica un capítulo en volumen primero, presentando de
manera narrativa la actuación de la aviación peruana en el teatro de operaciones
Nor-Oriente. Aunque el autor no es historiador de formación, su trabajo brinda
importantes aportes acerca de la participación del arma aérea en el conflicto.
Una obra de reciente producción es el libro Air War over the Putumayo39, escrito
por Amaru Tincopa y Santiago Rivas, publicado en 2018. En él, los autores tratan
el conflicto sobre la base de la actuación de ambas fuerzas aéreas, así como a
presentarnos un relato de las adquisiciones efectuadas por los dos países, así
como un recuento bien documentado de las operaciones aéreas desarrolladas
durante este conflicto que enfrentó a Perú y Colombia entre 1932 y 1933.
39 RIVAS, Santiago, TINCOPA, Amaru. Air War Over the Putumayo: Colombian and Peruvian Air
Operations During the 1932-1933 Conflict. Londres: Helion & Company, 2018.
45
conformar una poderosa fuerza aérea, que le otorgó a Colombia la superioridad
y gran ventaja táctica en esta arma frente al Perú.
Aquel presidente, comprendió que el mejor respaldo a los derechos que tenía el
Perú sobre dichos territorios se hallaba en la exploración y establecimiento de
poblados y ciudades.
Hacia fines del siglo XIX, en la disputa territorial por la Amazonía, entró en juego
un nuevo factor que despertaría un mayor interés por los recursos existentes en
la región: el caucho. Extraído de manera artesanal, el caucho silvestre, halló en
Europa y en los EE.UU. aplicación industrial, por lo que su demanda no tardaría
en crear toda una industria extractiva en la región.
Fue precisamente esta actividad, que requería de una gran fuerza de trabajo
indígena para su explotación, la que originó un nuevo motivo de disputa,
especialmente entre empresarios caucheros colombianos y peruanos. La
situación creada, sería a partir de entonces, un factor gravitante en los incidentes
que se darían lugar por el dominio de la región.
46
conflicto. La ausencia de obras al respecto en el Perú, como ya lo señalara el
propio Jorge Basadre41, es notable, pues hasta la fecha no se ha efectuado
ningún estudio sobre dicho tema.
41 BASADRE, Jorge. Introducción a las bases documentales para la historia de la República del
Perú, con algunas reflexiones. Lima: Ed.P.L. Villanueva, 1971. T.II. p.1040.
47
peruanos, representados por la Casa Comercial de Julio C. Arana & Hermanos,
en las regiones del Caquetá y Putumayo, sobre los que Colombia reclamaba
soberanía. En la segunda parte, se presenta una breve historia de las caucherías
del Putumayo, y la manera que los intereses de la Casa Arana se constituyeron
como causa fundamental para la ocurrencia del conflicto de Leticia.
44 Véase PORRAS, Raúl y WAGNER DE REYNA, Alberto. Historia de los límites del Perú. Lima:
Fondo Ed. del Min. De RR.EE., 1997. pp.87-88.
48
propósito, como lo señalan los propios autores, es el de analizar la manera
mediante la cual, el gobierno colombiano del presidente Olaya Herrera y su
ministro de Hacienda, Esteban Jaramillo, hizo frente de manera exitosa a los
gastos que tuvo que efectuar para crear y dotar a sus fuerzas armadas durante
el conflicto con el Perú. Para situar al conflicto en el contexto de la época, se
hace un análisis de la crisis económica mundial, y sus efectos sobre Colombia.
47 Ídem, p. 27.
50
ejemplo en los diarios El Tiempo, El Observador, o El País, a través de
editoriales, información o notas destinadas a tal propósito
Agrega que la guerra se convirtió en una excusa para construir entre los liberales
y conservadores un nacionalismo patriota, que mientras duró el conflicto,
superaron sus diferencias para que, con la población, todos contribuyesen en
derrotar al enemigo común.
49 GONZÁLEZ PEÑA, Mónika Liliana, SAMACÁ ALONSO, Gabriel David. El conflicto colombo-
peruano y las reacciones del Centro de Historia de Santander (CSH), 1932-1937. HiSTOReLo.
Revista de Historia Regional y Local [en linea]. 2012, 4(8), 367-400. [fecha de consulta 27 de
Marzo de 2020]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=345832081012
51
colombiana”, y ello con el propósito de incentivar el orgullo nacional buscando
lograr anular al enemigo en un nivel simbólico; una segunda estrategia, fue
difundir a través de la revista Estudio, una serie de artículos escritos por
personajes influyentes y conocedores de la nación peruana y su relación con
Colombia; y en tercer lugar, programar conferencias públicas en defensa de la
patria en diversos clubes en Santander, con la consigna de “hacerse presente y
contribuir a despertar el entusiasmo nacional frente al atropello del invasor”.
50 BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú 1823-1933. Lima: Ed. Universitaria, 1968.
T. XIII y XIV. 6° edición.
52
La segunda obra en este apartado, es el escrito por Alberto Donadio, publicado
en Bogotá al año siguiente, bajo el título de La Guerra con el Perú51, libro que,
también ha buscado dar un enfoque global del conflicto, aunque no form parte
de una historia general o una historia nacional de Colombia.
53
Salomón-Lozano, asumiendo que el lector conoce los remotos antecedentes que
desde el nacimiento de ambas naciones las mantuvo con sus fronteras
indefinidas.
54
El tercer momento en la bibliografía del conflicto, se dará principalmente en el
Perú entre las décadas del 60 y del 70, y surge del interés por parte de los
militares que fueron protagonistas del conflicto y que tratan de reconstruir
documentalmente el desarrollo de las operaciones militares, buscando dejar,
además, sus testimonios vivenciales. Es en esta época también, en la que, en el
Perú, el historiador Jorge Basadre publicó por vez primera, en la 5° edición de
su Historia de la República del Perú, sus investigaciones en torno al Conflicto
con Colombia y la campaña del Nor-Oriente. Este trabajo, hasta la fecha ha
constituido como el único que ha intentado abarcar la mayor parte de los
aspectos involucrados en este acontecimiento que enfrentó a las dos naciones
sudamericanas.
55
56
CAPÍTULO III
MARCO TEÓRICO
57
58
3.1 Marco teórico del planteamiento militar
Para el presente trabajo de tesis, como método para analizar el planteamiento
militar, así como la conducción operacional de las fuerzas por parte de Colombia
y Perú, hemos creído por conveniente evaluar dos alternativas de investigación
para su empleo como herramienta de análisis; una alternativa es emplear el
Proceso de Planeamiento Militar y la segunda es el método del Principio
Militar Fundamental. Alguno de estos métodos, más la metodología del
denominado “Arte o Estrategia Operacional”, en combinación con la
información histórica que hemos trabajado, nos servirá para que, dentro del
proceso de planteamiento estratégico, determinar si los Objetivos Estratégicos
Operacionales de ambos países fueron correctamente seleccionados y
alcanzados; si el Perú o Colombia iniciaron sus operaciones desde posiciones
favorables y si los esfuerzos operacionales concebidos y ejecutados permitieron
alcanzar los objetivos militares establecidos por el estamento o nivel político a
cargo del conflicto en ambos países. En ese sentido, nuestro análisis, lo
llevaremos hasta el nivel estratégico operacional.
• Analisis de la Misión.
• Analisis de la Situación, que incluiría la evaluación de las condiciones
geográficas, meterorologicas, de las fuerzas militares de ambos
contendientes, determinación de los factores de fuerza y debilidad,
determinación de los cursos de acción contemplados y de las
59
posibilidades del enemigo, enfrentamiento entre los cursos de acción y las
posibilidades del enemigo, selección del curso de acción.
• Decision
• Desarrollo del Plan
• Ejecución de las Operaciones y comparación con lo planeado
Luego del análisis inicial de las fuentes históricas para efectuar esta
investigación empleando el Proceso de Planeamiento Militar se han encontrado
las siguientes dificultades que no permitirían desarrollar una investigación
histórica exhaustiva en forma objetiva bajo dicho método.
60
Sin embargo, sobre la base de la documentación disponible, si es posible aplicar
de manera retrospectiva la investigación bajo el método del Principio Militar
Fundamental.
52 U.S. NAVAL WAR COLLEGE. The sound military decision. Newport: U.S. Naval War College
Press, 1942.
61
Figura 1: El Principio Militar Fundamental. Fuente: U.S. NAVAL WAR COLLEGE. The sound
military decision. Newport: U.S. Naval War College Press, 1942. p.41.
62
3.4 El arte o estrategia operacional
Estos niveles nos permiten clarificar la relación entre objetivos políticos y las
acciones tácticas. Entre ambos, se halla el nivel operacional de la guerra. Entre
estos tres niveles, los límites no son finitos. Más bien existe una frontera difusa
que los separa, pero que da coherencia a conceptos que no son mutuamente
excluyentes.55
53 PERTUSIO, Roberto. Un ensayo sobre estrategia operacional a nivel regional. Buenos Aires:
Instituto de Publicaciones Navales, 2009. p.15.
54 KENNY, Alejandro. Arte y diseño operacional, una forma de pensar opciones militares. Buenos
Aires: Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas, 2017. p.37.
55 Ídem.
63
Según Kenny, los niveles de la guerra ayudan a los comandantes a visualizar un
arreglo lógico de las operaciones, la relación entre los medios y los fines, así
como a distribuir los recursos y asignar las tareas a los comandos.56
Figura 2: Los niveles de la guerra. Fuente: KENNY, Alejandro. Arte y diseño operacional,
una forma de pensar opciones militares. Buenos Aires: Escuela Superior de Guerra Conjunta
de las Fuerzas Armadas, 2017. p.38.
56 Ibídem.
64
donde concentra el planeamiento y ejecución de maniobras operacionales (MO)
y apoyos logísticos de los recursos militares asignados a un Teatro de
Operaciones (TO), para colocarlos en la mejor situación para contribuir al logro
del estado final deseado (EFD) operacional. Es el nivel en el que se llevan a cabo
las Campañas. Todas las actividades militares incluidas en un plan de Campaña
se traducen en un diseño operacional particular.57 Finalmente, tenemos el nivel
táctico, que deberá establecer la mejor manera de ejecutar los planes empleando
los medios disponibles para el logro de los objetivos propuestos.
57 Ídem, p.37.
65
Final
Operacional
58 Íbídem.
59 KENNY, ibídem.
66
proporcionan orientaciones que facilitan la solución de los problemas
estratégicos y tácticos de la guerra, posibilitando alcanzar la victoria de
implementarse adecuadamente en base a la creatividad e ingenio militar”.61
Luego, según el mismo autor, nos plantea que siete de los principios de la guerra,
serían los más relevantes al momento de efectuar un planeamiento operacional,
el mismo que nos permitiría hallar la solución a un problema estratégico y táctico,
y que éstos serían los siguientes, con sus respectivas definiciones o concepto62:
61 Ídem, p. 22.
62 Hemos tomado parte de las definiciones que le da el autor citado a cada uno de estos siete
principios de la guerra, que son los que se indican. Véase DE IZCUE, Carlos. Op.cit. pp.28-37.
67
4) Seguridad: mediante este principio, se busca que, mediante la
implementación de medidas adecuadas, evitar que el enemigo adquiera algún
tipo de ventaja. Mediante este principio, se busca reducir cualquier tipo de
vulnerabilidad ante cualquier ofensiva y sorpresa que pretenda efectuar el
enemigo, mediante el uso adecuado de la inteligencia, así como de la
contrainteligencia.
5) Concentración o masa: mediante este principio, se busca hacer un uso
racional y proporcional de los medios, de forma tal, que se logre concentrar
todo el poder combativo necesario para que, mediante la superioridad se logre
obtener resultados decisivos. Para ello, es necesario que todas las fuerzas
disponibles se hallen sincronizadas en tiempo y espacio a fin de lograr un
efecto contundente y decisivo sobre el enemigo en un periodo corte de tiempo.
6) Movilidad: consiste en que las fuerzas sean capaces de desplazarse
adecuadamente en tiempo y espacio, de tal forma que sean capaces de
situarse en una posición ventajosa en relación con las del enemigo. Permite
colocar al adversario en una posición desventajosa mediante la aplicación
flexible del poder de combate, logrando que pierda la iniciativa y que se
desorganice, reduciendo su capacidad de reacción.
Este principio permite explotar los éxitos, preservar la libertad de acción, lograr
la concentración de las fuerzas, obtener la sorpresa a nuestro favor y evitar
ser vulnerable.
7) Economía de fuerzas: mediante este principio, se busca emplear las fuerzas
estrictamente necesarias para lograr los objetivos establecidos, considerando
en su distribución, mantener aquellos destinados para el esfuerzo principal y
usar los requeridos en el o los esfuerzos secundarios sin que afecten a los
primeros.
Los conflictos armados entre las naciones se presentan cuando hay intereses
contrapuestos entre los actores de una controversia y derivan en una situación
donde una o todas las partes vislumbran que la solución de las controversias
solo podrá alcanzarse mediante el empleo del poder militar dado el
entrampamiento en la vía diplomática. En la etapa inicial de la controversia, cada
68
una de las partes tiene “Intereses” que han propiciado la controversia y serán el
motivo de las reclamaciones políticas; estos “Intereses” normalmente se
constituyen en el “Objetivo Político o de la Guerra” que debe ser
adecuadamente definido. Alcanzar el “Objetivo Político” es el propósito de todas
las acciones que se van a desarrollar en los diferentes campos del nivel
Estratégico (Político, Militar, Económico y Sicosocial).
Como parte del nivel Estratégico, cuando los mandos militares de una Nación
son llamados porque se ha vislumbrado la necesidad del empleo del Poder
Militar para alcanzar el Objetivo Político o de la Guerra, los militares deben
concebir el Objetivo Estratégico Militar, el cual deberá alcanzarse o
mantenerse para permitir que se alcance el Objetivo Político; de esta forma, se
ha operacionalizado en el campo militar la forma de alcanzar los intereses
nacionales en el conflicto, mediante la adecuada selección de Objetivos Físicos
en el campo militar y como parte de la adecuada aplicación del Arte o Estrategia
Operacional.
69
“Es la aplicación y/o concentración de medios, fuerzas o efectos en un espacio
y tiempo dados, por medio de los cuales un Comandante Operacional /
Comandante del Teatro de Operaciones busca obtener resultados favorables.”63
70
3.9 Los Esfuerzos Operacionales y la Cadena de Objetivos
71
72
CAPÍTULO IV
FUENTES y MÉTODOLOGÍA
73
74
4.1 Fuentes documentales utilizadas
75
4.2 Metodología y estructura del trabajo
76
Luego, en los capítulos siguientes, el VI y VII, describimos los principales hechos
de armas dentro del campo de las operaciones militares en el nivel estratégico
operacional (aéreas, fluviales, navales), lo que va acompañado a su vez, de los
sucesos relevantes que se desarrollaban en el campo diplomático. Como la
reconstrucción de los hechos históricos ha sido efectuada de manera
cronológica, los descritos en el capítulo VI, se enmarcan en lo que hemos
denominado la “ofensiva colombiana”, mientras que los del siguiente, se hallan
dentro de “la contraofensiva peruana”.
Toda esta información, nos permitirá determinar si las decisiones del Estado
peruano frente al conflicto estuvieron influenciadas por la situación política
interna, y su relación con el resultado del mismo. A su vez, podremos apreciar
cual fue la causa de la demora del Gobierno peruano en enviar refuerzos al
Teatro de Operaciones, lo que permitió que Colombia ganara la iniciativa y
superioridad militar a pocos meses de iniciado el conflicto.
78
CAPÍTULO V
ANTECEDENTES Y CAUSAS DEL CONFLICTO CON
COLOMBIA DE 1932-33
79
80
5.1 Antecedentes históricos
5.1.1 Orígenes del conflicto: los límites desde la época virreinal y su
evolución hasta principios del siglo XX
El conflicto territorial entre Colombia y Perú, se remonta hasta el siglo XVIII. En
el el año 1717, Felipe V promulgó una Real Cédula, mediante la cual decretaba
la creación del Virreinato de Santa Fé del Nuevo Reino de Granada, asignándole
la Real Audiencia de Quito, que hasta ese año, había estado bajo la jurisdicción
del Virreinato del Perú.66 No obstante, en el año 1723, retornó a control peruano,
debido principalmente a que en el momento no era económicamente viable
mantener una nueva administración territorial, pero esta situación fue revertida
una vez más en 1739, quedando por segunda vez y de manera definitivamente
a cargo del Virreinato de Nueva Granada.67 Dentro de los territorios
dependientes de la Audiencia de Quito, se hallaba la Comsndancia General de
Maynas, sobre la región amazónica. No obstante, con fecha 15 de julio de 1802,
esta provincia fue transferida al Virreinato del Perú, mediante una Real Cédula.68
68 Ibídem, p. 373.
81
Figura 4. Carte du Perou pour servir à l'histoire des Incas et à celle de l'état present de cette
province... / par Philippe Buache, 1739. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothque nationale de
France.
Luego, al independizarse de España sus antiguos reinos americanos, las nuevas
Repúblicas establecieron sus límites territoriales a partir del principio del Uti
Possidetis Juris,69 que tomó como referencia para la división territorial, los
territorios que ocupaban en 1810. Sin embargo, pese al principio adoptado, las
disputas territoriales sobre la región amazónica, se iniciaron en 1822, cuando en
aquel entonces la Gran Colombia (Estado conformado por las actuales
Repúblicas de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador, heredera de los
territorios del Virreinato de Nueva Granada), reclamó supuestos derechos sobre
69 Según los autores del artículo, “el Uti Possidetis Juris es una doctrina de Derecho Internacional
Pblico y un principio del Derecho Internacional Americano. Este principio se establece con base
al Derecho Natural, es decir, aquello que es justo por naturaleza sin necesidad de la intervencin
humana. En estricta aplicacin a la realidad de los dominios espaoles en Amrica, que nacieron
a la independencia, podemos asegurar que la jurisdiccin de estas estuvieron asistidas, tanto
por el Derecho Natural en el que se asienta el principio del Uti Possidetis Juris, como por el
Derecho Positivo en el que se fundamentaron las leyes espaolas para la administracin de sus
posesiones.” GONZÁLES et al. Op.cit. p. 373-374.
82
los territorios de Tumbes y Maynas, para lo cual, enviaron a Lima al Ministro
Plenipotenciario Joaquín Mosquera. Como consecuencia de sus gestiones ante
el Gobierno peruano, el 18 de diciembre del mismo año, se firmó en Lima el
denominado Convenio Galdeano-Mosquera, mediante el cual se establecía que
“Ambas partes reconocen por límites de sus territorios respectivos, los mismos
que tenían en el año de mil ochocientos nueve los ex virreinatos del Perú y Nueva
Granada”. Este convenio fue aprobado en un primer momento por el Congreso
del Perú, sin embargo, no fue reconocido por el Congreso colombiano, en tanto
no lograba el reconocimiento de los territorios reclamados a su favor.70
72 Ibídem.
83
Figura 5. Nuevo mapa de Colombia con sus departamentos y provincias compilados
principalmente de los mapas manuscritos dibujados por orden del gobierno colombiano y
otra información auténtica; construido y dibujado bajo la dirección de H.S. Tanner. 1828.
Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France.
84
Entre 1830 y 1894, no hay mayores incidentes entre Colombia y Perú, a
diferencia de lo que, si ocurrió con Ecuador, pais con el que si se llegó a un
conflicto internacional por el tema limítrofe en el año 1859 (ver figuras 7, 8 y 9).
Figura 7. Mapa del Perú, mandado hacer por órden del Libertador Gran Mariscal Presidente
Constitucional Ramón Castilla por Mariano Felipe Paz-Soldan, 1862. Fuente: gallica.bnf.fr /
Bibliothèque nationale de France.
85
Figura 8. Mapa del Perú por Mariano Felipe Paz Soldan, 1862. En este mapa y en el
anterior, se aprecia la extensión de las fronteras con Ecuador, Colombia y Brasíl, en
una época en la que dicha representación era la que el Gobierno pretendía sobre la
base de lo establecido en el principio del Uti Posi Detis que consideraba los límites de
los reinos hispanoamericanos en el año 1810. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque
nationale de France.
86
Figura 9. Mapa del Perú, de Barrera, con adiciones para "Dos años de Hutchinson en Perú".
1871. Como se aprecia, en este mapa, los límites que Perú consideraba eran similares a los
representados en el mapa de la figura 5. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de
France.
87
Sin embargo, a partir de 1894, reaparecerá Colombia “solicitando ser parte de
los intentos de arreglo territorial entre el Perú y el Ecuador, manteniéndose a
partir de esa fecha expectante y activo en los diferentes procesos de
conversación territorial llevados adelante por dichos países”.73
73 Ídem.
74 Este tratado, conocido también como tratado “Porras-Tanco”, fue suscrito por el canciller
peruano Melitón Porras y el plenipotenciario colombiano Luis Tanco. El principal acuerdo,
establecía que la cuestión de límites entre Colombia y Perú se postergaba haste que Perú y
Ecuador obtuviesen un fallo por parte del árbitro español que en ese tiempo se hallaba
resoviendo la disputa fronteriza entre estos dos últimos países.
88
Figura 10. Obra diplomática del presidente Reyes: el modus vivendi con el Perú. Carta
dibujada en vista de documentos auténticos por Francisco J. Vergara y Velasco, 1906.
En el año 1910, el gobierno colombiano envió una expedición militar para ocupar
el lugar denominado Puerto Córdova conocido tambien en el Perú como La
Pedrera, ubicado en la margen derecha del río Caquetá. Debido a que, en ese
momento, la delimitación entre ambos paises no se hallaba resuelta, el Perú
consideraba que dicha ocupación se efectuaba sobre territorio peruano, por lo
que las autoridades en Iquitos dispusieron el envío de una fuerza a cargo del
teniente coronel Óscar R. Benavides a bordo de unidades fluviales peruanas,
con órdenes de retirar a los colombianos de allí.
89
del capitán de corbeta Manuel Clavero, luego de conminar la rendición a la
guarnición colombiana al mando del general Isaías Gamboa, procedió a la
captura de dicho lugar.
Mientras ocurrían los enfrentamientos en La Pedrera, en Bogotá, se reunían el
canciller colombiano Enrique Olaya Herrera y el ministro peruano Ernesto de
Tezanos Pinto, a fin de hallar una solución al diferendo limítrofe. Conocido el
enfrentamiento en La Pedrera, en el Convenio Tezanos Pinto-Olaya Herrera, se
acordó que la posesión de dicho lugar, correspondía a Colombia, por lo que las
tropas peruanas que lo habían conquistado, debían retirarse, lo cual ocurrió el
28 de octubre, así como devolver los trofeos de guerra capturados a los
colombianos. Con este convenio, se acordaba también un nuevo modus vivendi
en dicha región.75
90
Figura 11. Mapa administrativo y económico de la república del Perú, elaborado
por J. Forest, 1916. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France.
91
Figura 12. Mapa de la República de Colombia / construido por J. Forest, 1920.
Compárese este mapa, elaborado por el mismo cartografista del mapa de la figura (, y
se puede apreciar que Colombia aun representaba como suyos los territorios al noreste
del río Napo y Amazonas, dejando totalmente de lado lo acordado en el Modus vivendi
de 1911. Para esta época, Colombia ya había firmado el Tratado Suárez-Vernaza en
1916, acordando su línea fronteriza, en desmedro de territorios que el Perú reclamaba
suyos y en los cuales tenía posesión y presencia efectiva. Fuente: gallica.bnf.fr /
Bibliothèque nationale de France.
77 BÁKULA, Juan Miguel. La política internacional entre el Perú y Colombia. Bogotá: Ed. Temis,
1988. p. 249.
92
Alberto Salomón. Según Juan Miguel Bákula, uno de los principales escollos en
la etapa de negociación, se halló en la situación en la que quedarían las
propiedades del cauchero y senador peruano Arana78, ya fuese sean compradas
por Colombia o se contemplase alguna suerte de compensación económica.
Sobre este punto, agrega que “Lozano…. expresa que en agosto de 1921 el
presidente [Leguía] nos dijo al embajador colombiano Gómez Restrepo y a mí,
que para ajustar el tratado, el mayor obstáculo eran los intereses peruanos en el
Putumayo y que el señor Arana exigía dos millones de libras esterlinas como
indemnización.79
79 Ídem, p. 250.
80 Ibídem.
81 Ídem, p. 251.
93
Según lo que mencionan Namíhas y Novak, en este tratado, “la demarcación
establecía la cesión a Colombia del territorio situado al este de la línea recta
confluencia del río Yaguas con el Putumayo-confluencia del río Atacuarí en el
Amazonas, que delimitado al norte por el Putumayo y al sur por el Amazonas,
conforman el espacio llamado “Trapecio Amazónico”, cuyo lado oriental estaba
formado por la recta que desde Tabatinga se prolonga, cruzando el Putumayo,
hasta la confluencia del Apaporis con el Caquetá , convirtiéndose en la divisoria
entre Colombia y Brasil. Esta cesión no solo era territorial, sino que también
afectaba a la población histórica y totalmente peruana de Leticia.”83 Y esta
consecuencia, sería la principal fuente generadora del conflicto que se suscitó
en septiembre de 1932.
En cuanto al territorio entregado por Colombia al Perú, el llamado “Triángulo de
San Miguel o Sucumbios”, que se ubicaba en el extremo noroccidental del
territorio peruano, era una zona originalmente entregada por el Ecuador a
Colombia en el tratado Muñoz-Vernaza-Suárez en 1916, y ahora cedido al Perú.
El problema aquí, se hallaba en que, como ya comentamos líneas arriba, no se
hallaba integrado a territorio peruano, y en la práctica, nunca fue ocupado.
94
Por otro lado, las protestas por la cesión del Trapecio a Colombia no tardaron en
surgir. En diciembre de 1926, unos 150 vecinos de Caballococha, elevaron una
protesta en contra de versiones periodísticas colombianas, que manifestaban la
necesidad que tropas colombianas ocupasen a la brevedad el territorio cedido
por el Perú según lo pactado en el Tratado Salomón-Lozano.85
Estas informaciones motivaron el descontento de la población loretana. Parte de
la protesta, como bien lo ha señalado Novak, se debía a que “no fueron
consultados o convocados ni tuvieron oportunidad de conocer el desarrollo de la
negociación o el texto mismo del tratado, funcionarios técnicos tales como el
entonces asesor jurídico del ministro Solón Polo; diplomáticos, profesores; o
algún representante político o académico. Tampoco se consultó el Archivo de
Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores; la Sociedad Geográfica -
institución señalada por su existencia misma para conocer y opinar en tales
asuntos- o a la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores”.86
Adicionalmente, se agrega que “tampoco hubo ninguna información oficial de
parte del Gobierno peruano a la opinión pública.”87
Otro frente inesperado se abrió por la firma del tratado entre Perú y Colombia.
Brasil y Ecuador mostraron su disconformidad. Aparte de las duras críticas en el
Perú debido a la entrega a Colombia de un tramo en la orilla izquierda del
Amazonas, hubo implicancias de orden estratégico y político,88 que motivaron la
oposición de Brasil, cuya cancillería en noviembre de 1924 ya había hecho
observaciones relacionadas a que, mediante el tratado, apareciese de improviso
Colombia con un acceso al Amazonas.89
En cuanto al Ecuador, al haberse mantenido durante algún tiempo de manera
reservada el Tratado Salomón-Lozano, ese país no tuvo conocimiento del
85 Estas noticias fueron publicadas por el periódico colombiano “El Tiempo”. BÁKULA, Op.cit.,
ídem.
87 Ídem.
88 Ibídem.
89 BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933. Lima: Ed. Universitaria, 1969.
T. XIII. p. 161.
95
mismo, aun después de haberse resuelto el problema suscitado con Brasil en
1925. Sin embargo, cuando el tratado fue de conocimiento de las autoridades
ecuatorianas, produjo indignación, particularmente por la cesión colombiana al
Perú del Triángulo de Sucumbios, territorio entregado por Ecuador a Colombia
mediante el Tratado Suarez Muñoz Vernaza de 1916. Mediante una nota dirigida
al Gobierno colombiano fechada el 4 de marzo de 1925, el representante
ecuatoriano Aguirre Aparicio, presentó en nombre de su gobierno una protesta,
en la que, entre otros términos, manifestaba que “que mi Gobierno considera que
el tratado de 1922…. ha herido profundamente los sentimientos fraternales del
pueblo ecuatoriano”.90
Lo cierto fue, que Ecuador, rompió relaciones con Colombia en noviembre de
1925, y producido el conflicto en setiembre de 1932, adoptó una política neutral
frente al mismo.
En los hechos, que Perú y Colombia firmasen el Tratado de 1922, significó un
entendimiento entre ambos países para resolver su centenario problema
limítrofe, y ello a su vez, hizo que este último país reconociese como peruanos,
aquellos territorios que Ecuador demandaba como suyos. Según Basadre, “la
propaganda oficial expresó, sobre todo, que el tratado cedía a Colombia más o
menos 40,000 kilómetros, mientras incorporaba a la soberanía del Perú 45,000
que le habían sido disputados antes, más 100,000 que el Ecuador había
reconocido en 1916 a Colombia, y que este país ahora se los entregaba al Perú.
El Ecuador protestó contra el pacto y rompió relaciones con Colombia. No
aprobarlo implicaba, según se repitió mucho, la perduración de la querella de
límites en el territorio amazónico y aproximar a Colombia y al Ecuador.”91
Un punto de vista coincidente con lo manifestado en el párrafo precedente es el
que da el norteamericano Ronald Bruce St. John, quien en su libro La Política
Exterior del Perú (1992), al analizar el tratado Salomón-Lozano, afirma que dicho
instrumento diplomático reforzó la posición peruana frente al Ecuador, debido a
que aquel tratado eliminó la posibilidad de apoyo militar o diplomático al Ecuador
96
en su disputa con el Perú por parte de Colombia92. Adicionalmente, el historiador
Jorge Basadre, en su obra Historia de la República del Perú, sostiene algo
similar, al afirmar que “la cesión hecha por Colombia al Perú de la zona antedicha
(refiriéndose al triángulo de Sucumbios o San Miguel) alejó a Colombia del
oriente ecuatoriano, y cortó cualquier apoyo colombiano, militar o de otra clase,
a las pretensiones del Ecuador allí. Esa fue, según se dijo, la verdadera ventaja
que obtuvo el Perú el tratado Salomón-Lozano”.93
Lo anterior quedó demostrado años después, cuando Perú y Colombia
superaron los impasses surgidos del Conflicto de 1932-33, puesto que el Perú,
con su frontera con Colombia consolidada, hubo de negociar en condiciones
totalmente ventajosas con el Ecuador, luego del conflicto con aquel país en
1941.94
Retornado al escenario político peruano, la complicada situación a consecuencia
del Tratado de 1922, de manera especial la postura de Brasil frente al mismo fue
utilizada por los parlamentarios peruanos que estuvieron en contra de llegar a
un acuerdo destinado a retrasar su aprobación.95 Es entonces, cuando el
Gobierno de los EE.UU. interviene, dando lugar a una negociación entre los tres
países, que conllevó a la suscripción del “Acta Tripartita”, firmada en
Washington, el 4 de marzo de 1925. Los firmantes fueron los representantes de
Colombia, Enrique Olaya Herrera (quien sería futuro presidente de Colombia al
estallar el conflicto de 1932), del Perú, Hernando Velarde, del Brasil, Samuel de
Souza Leao, y el Secretario de Estado norteamericano Charles E. Hugues.96
Esta acta se hallaba relacionada con los derechos de Colombia en lo referido a
la navegación en el Amazonas y otros ríos comunes; el reconocimiento de la
94 Lo importante de este hecho, es que la existencia y validez del tratado colombo-peruano fue
reconocida por Brasil, así como por los EE.UU., con lo que había también un reconocimiento
directo de la pertenencia al Perú de la región amazónica, con lo que se dejaba sin argumentos
cualquier pretensión de terceras naciones (léase Ecuador) sobre las mismas.
96 Ídem.
97
línea Apaporis-Tabatinga como límite con el Brasil; y la obligación del Perú a
aprobar internamente sin revisar o modificar el Tratado de 1922.
Con respecto a la posición norteamericana referida a la aprobación del tratado,
el historiador Jorge Basadre, menciona que “la acción diplomática
norteamericana no aparece visible en relación con la firma misma del tratado de
1922, según la correspondencia que ha publicado el Departamento de Estado,
pero surge, en cambio, nítida y decisiva, para hacer retirar la oposición del Brasil
en 1925, para insistir en que se efectuara la aprobación del Congreso y para
precipitar el voto parlamentario de 1927. Debió ser por el afán de Estados Unidos
de conseguir la paz en América del Sur o, según se ha afirmado, para servir a
Colombia, restañar la herida causada con la independencia de Panamá y
facilitar, al mismo tiempo, los grandes empréstitos hechos entonces al Perú al
dar a los prestamistas a garantía de que no habría trastornos internacionales en
el país prestatario.”97
Finalmente, el Congreso del Perú aprobó el texto del tratado en su sesión del 20
de diciembre de 1927, habiendo sido aprobado por una mayoría de 102 votos y
en contra 7, entre estos últimos, se hallaba el voto del senador Julio C. Arana.98
Cuando este tratado fue de conocimiento público, se desató una tenaz campaña
en contra del mismo, por parte de la minoritaria oposición al presidente Leguía.
Esta campaña estuvo encabezada por el otrora todopoderoso cauchero Julio C.
Arana, quien con la entrega de territorio en los que se hallaban la mayor parte
de sus antiguas haciendas caucheras, veía eclipsar definitivamente sus
posesiones en el Oriente peruano.
Luego, el canje de ratificaciones ocurrió en Bogotá, el 19 de marzo de 1928. Para
la ejecución del tratado, se conformó una Comisión Mixta Demarcadora de
Límites, la cual, luego de instalar 14 hitos demarcadores en la nueva frontera,
culminó sus trabajos el 14 de marzo de 1930.99 Las actas relativas a la entrega
98 Según nos narra Bákula, la resolución legislativa de su aprobación fue la Nº 5940, y el acto de
ratificación salió con fecha 23 de enero de 1928. Para mayores detalles, véase BÁKULA, Op.cit.,
p.259.
98
de territorios se firmaron en Iquitos el 31 de julio para el caso de los territorios
cedidos por el Perú y el 17 de agosto, para el caso del triángulo de San Miguel
o Sucumbios.100
99
valorizadas en 100,000 dólares y pagadas por Colombia en la época de la Junta
de Gobierno de Sánchez Cerro.102
104 Ibídem.
100
además, eximir a las naves peruanas de los impuestos de tonelaje y sanidad en
la jurisdicción de los ríos Amazonas y Putumayo de dicho país. 106
Según Basadre, desde junio de 1932, en una acción individual, el alférez Juan
Francisco La Rosa, quien tenía a su cargo las guarniciones de Caballo-Cocha,
Chimbote y Ramón Castilla, ubicadas en la zona fronteriza con Colombia, y el
ingeniero Óscar Ordóñez de la Haza, empezaron a tramar la captura del puerto
de Leticia. Menciona Basadre que “En julio, Ordóñez quiso precipitar los
acontecimientos; pero La Rosa se opuso en vista de los sucesos políticos que
entonces ocurrieron (en referencia a la sublevación aprista en Trujillo).
“Acordamos (afirmó La Rosa en un documento fechado en Leticia, Perú, el 3 de
setiembre) que el movimiento sea netamente civil para no comprometer el país.
El suscrito contaba con el pueblo de Caballo-Cocha quien estaba comprometido
y con la cooperación de la guarnición militar de Chimbote formada por elementos
netamente loretanos". Aunque se dijo lo contrario, no hubo aquí participación de
los pobladores de Leticia”109
Finalmente, la fecha escogida para efectuar la captura de Leticia fue fijada para
el jueves 1º de septiembre de 1932. A las 06:00 horas de aquel día, 48
ciudadanos peruanos, armados de carabinas winchester provistas por la Casa
Arana,110 tomaron por sorpresa el puerto y la ciudad, con la finalidad de
106 Ibídem.
108 Ídem.
101
reivindicar los territorios entregados a Colombia mediante el Tratado Salomón-
Lozano de 1922.
La primera acción de los peruanos tras tomar el control del puerto fue la de
apresar a 80 ciudadanos de nacionalidad colombiana, efectivos policiales
colombianos y a las autoridades del lugar, entre los cuales se hallaba el
intendente del Amazonas, Alfredo Villamil Fajardo, quien fue tomado prisionero,
así como los efectivos policiales; todos ellos fueron expulsados de allí hacia
Brasil.111
113 CPVDC, era el acrónimo de la Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao, empresa
estatal para transporte marítimo.
102
Figura Nº 14. El teniente coronel Luis Miguel Sánchez Cerro, Presidente Constitucional del
Perú. Fuente: AHM
103
conformase un Gobierno provisorio presidido a cargo del presidente de la Corte
Suprema Ricardo Leoncio Elías y compuesto por el Jefe del Estado Mayor del
Ejército y el Comandante General de la Escuadra.
Sin embargo, lejos de calmarse la situación, el 4 de marzo una Junta Provisoria
de Arequipa, desconoció la autoridad de la de Lima, y debido a la intervención
del comandante Gustavo Jiménez, quien tomó Palacio de Gobierno, se
desconoció la autoridad de Elías.
Finalmente, el 11 de marzo 1931, luego de algunas negociaciones asumió el
poder una Junta Nacional de Gobierno presidida por David Samanez Ocampo,
la que convocó a elecciones libres para presidente de la República y un
Congreso Constituyente, las mismas que debían realizarse el 11 de octubre de
ese año.
Para la presidencia, se presentaron cuatro candidatos, de los cuales, dos
estaban llamados a disputarse la mayoría de los votos: Víctor Raúl Haya de la
Torre, dirigente máximo del Partido Aprista peruano (Apra)114 y el teniente
coronel Luis M. Sánchez Cerro, quien estrenaba su propio partido, la Unión
Revolucionaria. Este último, había retornado al Perú de París, el 2 de julio.
El 11 de octubre, luego de una intensa campaña electoral en la que no estuvieron
ausentes los enfrentamientos y la violencia, se llevaron a cabo las elecciones,
de las que salió triunfante Sánchez Cerro con 152.062 votos, frente a los 106.007
de Haya de la Torre.115 A pesar de la contundencia de los resultados, el Apra no
aceptó su derrota, pidiendo la nulidad y anunciando luego que se había
consumado un fraude. Esto, sería el motivo para que las tensiones políticas y la
agitación social se agudizara aun más en el país.
Asumido el poder por Sánchez Cerro el 8 de diciembre de 1931, pronto dio
muestras de una posición dura frente al Apra, partido contra el que inició una
persecución política. Fruto de ello, el 9 enero 1932, el Gobierno promulgó la “Ley
de Emergencia”, para el resguardo del orden público, con la que tuvo pretexto
para detener y deportar a 22 congresistas apristas y 1 del partido descentralista.
114 Este nombre, era el que se le daba al APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana,
partido político fundado por Victor Raúl Haya de la Torre en 1928.
104
Una de las consecuencias del endurecimiento del Gobierno y la escalada de
violencia política, fue el atentado perpetrado contra el presidente Sánchez Cerro
el 6 de marzo de 1932, en circunstancias que salía de una iglesia en Miraflores.
El autor del hecho fue sindicado como militante aprista, por lo que se ordenó el
apresamiento de Haya de la Torre, desatándose una persecución contra los
miembros de su partido.
Otro deplorable suceso que ocurrió dentro del contexto de violencia en el que se
vivía, se produjo el 7 de mayo de 1932, cuando personal de marinería, infiltrado
por conspiradores apristas, se sublevó a bordo de los cruceros Almirante Grau y
Coronel Bolognesi. Dicho movimiento, que no contó con apoyo en otras unidades
y del resto de personal naval, finalmente fue debelado, habiéndose recurrido al
uso de la fuerza. Los cabecillas de los insurrectos, 8 marineros, fueron fusilados
en la isla San Lorenzo.
Sin embargo, la crítica situación interna continuaría incrementándose. Entre el
11 y el 14 julio 1932, se produjo una sublevación aprista en Trujillo, cuya
consecuencia inmediata se tradujo en el asesinato de los militares que prestaban
servicios en el Cuartel O’Donovan. Luego, las FF.AA. incluyendo a unidades y
miembros de la Armada, se encargaron de restituír el orden, con el lamentable
fusilamiento de los insurrectos.116
116 Según lo que nos relata el entonces teniente primero Julio J. Elías Murguía en sus aun inéditos
Cuadernos de Viaje, “el 7 de julio de 1932, más o menos a las 10:00, principiaron a correr los
rumores de que había estallado un movimiento subversivo en el departamento de La Libertad,
de grandes proporciones; poco después conseguí permiso para saltar a tierra y me puse en
contacto con el capitán Manual A. Frías, Comandante del Resguardo, quien me confirmó que la
revolución era un hecho real ya que los apristas, desconociendo al gobierno de Lima, capturaron
la ciudad de Trujillo y que habiendo sido sorprendida la guarnición toda la oficialidad estaba
presa. Asimismo, me dijo que nuestro buque tenía que salir al Norte llevando tropa y acompañado
de dos de los submarinos. Regresé a bordo donde con actividad grande se preparaba el buque
para hacerse a la mar. A 15:50 llegó la mitad del Regimiento de Infantería Nº 7 al mando del
sargento mayor don Alfredo Miró Quesada” Este buque, transportando al personal del ejército
incdicado, llegó a Chimbote el día 8, y ese mismo día, llegaron también los submarinos R-2 y R-
3, presentándose a bordo el Comandante de la División de Submarinos, capitán de fragata
Enrique Monge y los comandantes de esas unidades. Y continua Elías: “Se acordó que una
sección reforzada del Regimiento de Infantería Nº 7, seguiría por tierra a Salaverry para dominar
el puerto y ayudar al desembarco, llevando dos armas automáticas y munición suficiente,
105
Bajo esta dificilísima situación, se produciría la captura de Leticia el 1° de
setiembre de 1932.
Figura 15. Militares y civiles peruanos izando el pabellón peruano en el puerto de Leticia. Esta
fotografía fue publicada en el diario limeño “La Crónica”, 30 de octubre de 1932. Fuente:
http://www.cyber-corredera.de/panoles/Panol-48.htm
mientras el buque continuaría con el resto del medio regimiento”. Diverso personal naval, dentro
de los que estaba el propio Elías, marchó hacia Trujillo, en apoyo al personal del ejército
designado para sofocar la rebelión, a lo que se sumarían aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú,
todos los cuales formaron parte del esfuerzo del gobierno de Sánchez Cerro por controlar la
revuelta aprista y reestablecer el control en Trujillo. Para más información, véase: Elías Murguía,
Julio. Cuadenos de Viaje, 1918-1933. T.2. Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico-
Maritimos del Perú, 1933.
106
a cabo por un grupo “partidario contrario al Gobierno”117, calificándolo como un
movimiento apro-comunista118. Esta versión de los hechos fue la informada por
el teniente coronel Jesús Ugarte, Prefecto de Loreto al Gobierno en Lima, y
contribuyó a que el presidente Sánchez Cerro atribuyese lo ocurrido a una
maquinación política para crearle problemas al Gobierno.119
Mientras que en Lima el Gobierno se hallaba desinformado de lo
verdaderamente ocurrido, en Iquitos, los partidarios de los captores de Leticia,
ya se habían encargado de movilizar a la población a favor de su causa,
constituyendo el denominado “Frente Patriótico”. Ya el mismo día 1° por la tarde,
habían realizado un mitin multitudinario, en el que los asistentes respaldaron la
captura de Leticia, y azuzados por los oradores, pidieron la destitución del
prefecto Jesús Ugarte debido a que lo consideraban como traidor al haber
formado parte de la comisión de limites que se encargó de la transferencia de
Leticia a Colombia. Entonces, la Junta Patriótica, con el respaldo de las
autoridades militares de Loreto, solicitaron la destitución del prefecto Ugarte,
cuya renuncia al cargo se produjo el día 2, asumiendo dicho cargo y el de Jefe
de la V región Militar, el coronel Isauro Calderón. Este militar, de manera conjunta
con el capitán de fragata Hernando de Tudela jefe de la Flotilla fluvial, el
comandante de aviación José Estremadoyro, el capitán de la Guardia Civil Julio
Hurtado y el capitán del cuerpo de seguridad Isaac Costa, emitieron el día 4 un
manifiesto apoyando la reintegración del territorio cedido a Colombia. En dicho
documento, se indicaba también que no podrían masacrar a sus compatriotas
para devolver ese puerto a Colombia, y que, sin precipitar al Perú a una guerra,
podrían mantener en poder de Loreto ese territorio, mientras se efectuasen las
negociaciones diplomáticas para la revisión del tratado o mediante un plebiscito
de sus habitantes.120
Esta proclama puso en aprietos al Gobierno, puesto que lo colocó en una
posición sin salida. Por un lado, apoyar la actitud del pueblo y autoridades
107
loretanas significaba desconocer el reconocimiento que el propio presidente
Sánchez Cerro había efectuado a todos los tratados internacionales al asumir su
Gobierno, incluyendo el de 1922 suscrito con Colombia, y por otro, en caso
hubiese hecho lo contrario, vale decir desconocer lo actuado por los loretanos,
le hubiese significado grandes movilizaciones en su contra, que hubiesen sido el
caldo de cultivo perfecto para sus adversarios apristas que buscaban sacarlo del
poder, y probablemente hubiese desencadenado una guerra civil.
Según lo que nos relata Basadre, la actitud del pueblo y autoridades loretanas,
fue tácitamente una rebelión en apoyo al estado de cosas creado con la captura
de Leticia, y por ello, al Gobierno no le quedó otra cosa que apoyarla.121
Con el propósito de retomar el control político y militar, el Gobierno designó como
nuevo prefecto a Oswaldo Hoyos Osores y como jefe de la V Región Militar al
coronel Víctor Ramos, quienes, a su llegada, hallaron a una población
sumamente enfervorizada que en un principio, dificultó la posesión de sus
cargos.
Ante tan difícil situación, al Gobierno no le quedaría otra alternativa que la de
respaldar a los insurrectos, y ello se produjo mediante un mensaje enviado el 7
de setiembre por el general Sánchez Cerro a los que encabezaban el
movimiento122.
Esta posición de respaldo en el ámbito interno, como se ha indicado, se debió
principalmente a que el Gobierno no tuvo otra opción: un rechazo o condena
inicial a la captura de Leticia habría ocasionado la pronta caída del régimen. Por
otro lado, Sánchez Cerro, pronto hallaría en el conflicto generado, una
oportunidad para consolidar su frente interno ante el clima de violencia política y
social imperante, dándole un uso político al conflicto.
Lo cierto es que, como bien lo señala Basadre y otros autores, el Gobierno
peruano asumió una actitud ambivalente. Por un lado, se reconocía la validez
del tratado, pero a su vez, se solicitaba negociar la revisión del mismo. En el
fondo de todo ello, se hallaba la intención de llevar a cabo negociaciones en el
121 Ídem.
122 UGARTECHE, Pedro. Sánchez Cerro, papeles y recuerdos de un presidente del Perú. Lima:
ed. Universitaria.1969, T.III, p.198.
108
terreno diplomático hasta donde fuese posible, así como mantener viva las
ambiciones y posición del pueblo loretano con la promesa de recuperar aquellos
territorios entregados a Colombia mediante un tratado que en un principio fue
ocultado por el presidente Leguía. Asimismo, considerando los últimos
acontecimientos políticos llevados a cabo por el partido aprista en contra del
Gobierno durante el año 1932, como lo fueron las ya mencionadas sublevación
de la marinería de la Armada a bordo del crucero Almirante Grau y del Coronel
Bolognesi en el mes de abril, así como la insurrección y ataque de subversivos
apristas en contra del Cuartel O`Donovan en la ciudad de Trujillo en el mes de
julio de aquel año, el Gobierno del Sánchez Cerro, no podía darse el lujo de
prescindir del apoyo a la fuerza pública que brindaban los efectivos de las fuerzas
armadas en el control del orden interno del país, tal y como se llevó a cabo en
ambas acciones subversivas.123
El traslado de efectivos militares durante la insurrección aprista del mes de julio
en Trujillo se pudo llevar a cabo de manera masiva y rápida a bordo de unidades
navales de la Armada. Mayores efectivos policiales y del Ejercito, fueron
transportados en buques de la Armada desde el Callao hasta el puerto de
Salaverry, en cercanías de Trujillo. Esta sería una de las principales razones que
gravitó en la resistencia por parte del Gobierno en reforzar las fuerzas militares
peruanas en el Teatro de Operaciones que se estableció ni bien iniciado el
conflicto, para mantener la presencia peruana sobre los territorios capturados, y
que tuvo una gran incidencia en la actitud estratégica inicial en el plano militar
del Perú como se verá más adelante.
109
pública de dicho departamento, les sirvió de respaldo…… es preciso tomar en
cuenta todas estas importantes circunstancias para una valoración exacta de
aquel momento histórico.”124
Dejando de lado el fervor patriótico que se vivía en Loreto, cuyo respaldo a los
captores de Leticia influyó notablemente en las futuras decisiones del presidente
Sánchez Cerro, en cuanto al resto del país, el historiador Jorge Basadre también
anota que “la opinión publica peruana incialmente acompañó, en su mayoría al
gobierno de Sánchez cerro en su actitud. Sin embargo, muchos sectores de ella
no consideraron que sería inevitable la guerra con Colombia….. hubo quienes
creyeron que los gobernantes colombianos, carentes de fuerza militar,
trepidarían en llegar hasta la ruptura de hostilidades al convencerse de que el
Perú, como estado y como nación respaldana enérgicamente los
acontecimientos ocurridos en Leticia. En bastante gente no bien informada,
existió la subestimación del adversario, grave falla en todo conflicto bélico.”125
Luego agrega que “Entre los sectores económicamente poderosos, ciertos
círculos bancarios y comerciales, fueron, en lo íntimo, opuestos a la guerra”.126
Otro evento similar fue noticiado en las páginas del diario El Comercio, órgano
de comunicación simpatizante del gobierno de Sánchez Cerro, cuando en su
edición del 6 de marzo de 1933, en sus titulares, informaba acerca de una
“Imponente manifestación patriótica en Lima”. En su texto se podía leer que “No
127 BUSTAMANTE Emilio. La radio en el Perú. Lima: Fondo editorial Universidad de Lima, 2017.
pp. 53-56.
110
nos equivocamos ayer al decir que Lima habría de presenciar en la tarde la más
grande manifestación patriótica de su historia, así ha sido en efecto. No
recordamos nada semejante. No sería imposible calcular con exactitud los
millares formados por el mar de gente que llenaba las calles y avenidas…. Las
cifras que se nos dan, fluctúan entre ciento y ciento cincuenta mil” y en cuanto al
éspiritu de los manifestantes, El Comercio agrega “ la manifestación de ayer,
honra al Perú, porque revela que es un pueblo patriota y digno…. Ante la
temeraria provocación colombiana ha reaccionado vigorosamente, el
sentimiento nacional y, olvidándolo todo, sólo recuerdan los hijos del Perú, que
son perunos y se unen solidariamente para manifestar su protesta en contra de
la agresión extranjera.”128
111
Figura 16. Enrique Olaya Herrera, presidente de Colombia, 1930-1934.
Fuente: https://www.villegaseditores.com/visiones-del-siglo-xx-colombiano-a-traves-de-sus-
protagonistas-ya-muertos-enrique-olaya-herrera#
112
Olaya organizó un gobierno de “concentración nacional” liderando a los liberales,
pero dando participación en su gabinete al partido conservador.
Enrique Olaya Herrera llegó al poder con el ánimo de modernizar los criterios de
desarrollo e introdujeron reformas al sistema laboral, al régimen de propiedad de
la tierra y a otros aspectos, como la educación.
El nuevo Gobierno impulsó la construcción de caminos, puertos y ferrocarriles;
fomentó la caficultura, los cultivos de tabaco, banano y la producción minera de
oro, plata y petróleo, estas últimas con fuertes inversiones extranjeras.
Durante la década de 1930, Colombia se constituyó en un importante exportador
de bananos, cacao, oro, caucho y madera, café y tabaco. Fue en esta época
especialmente entre 1930-31 (y 1938-39), que la industria colombiana avanzó a
tasas superiores a las observadas en otros países de América Latina, con
excepción de Argentina, en un momento en que las economías de la región
estaban debilitadas como consecuencia de la crisis mundialialización.130
Sin embargo, según Bákula, cuando se inicia el Conflicto con el Perú, “el
Gobierno de “concentración nacional”, había perdido la popularidad que
inicialmente gozó, puesto que, hacia mediados de 1932, Olaya Herrera
enfrentaba una situación complicada, no solo debido a la influencia de la Gran
Depresión iniciada en 1929, sino por tensiones sociales derivadas de la lucha
sindical.”131
113
comunistas, sin su consentimiento, y esperaba que el asunto fuera resuelto sin
gravedad alguna.132
114
de encausar los hechos ocurridos en Leticia, como una espontánea
manifestación de las incontenibles aspiraciones nacionales.133
Esta comunicación del Gobierno peruano al representante colombiano en Lima,
Fabián Lozano, fue puesta de conocimiento en el Congreso colombiano el 17 de
septiembre por el Canciller Roberto Urdaneta. En la sesión llevada a cabo en
aquel día, los políticos coombianos también fueron informados del cambio de
actitud del Gobierno peruano, lo que provocó una “inflamación” de los
sentimientos patrióticos, llevando a todo el senado a prometer olvidar todas sus
diferencias interpartidarias y apoyar al gobierno en su propósito de recuperar
Leticia. En esta misma sesión, fue que el Congreso aprobó por unanimidad un
empréstito por diez millones de pesos para la adquisición de equipos bélicos, la
cual se tradujo en la Ley Nº12 de 1932. En la misma sesión, se dio un famoso
discurso, dado por el jefe de la oposición y jefe del partido conservador, Laureano
Gómez, quien de manera patriótica, declaró “paz, paz en el interior y guerra,
guerra en la frontera”.134
Esta alineación de todas las tendencias políticas en Colombia frente a un
conflicto generado por un enemigo externo fue pronto imitada por todo el pueblo
colombiano, generando muestras de adhesión y de unidad nacional.
A lo largo de todo el territorio colombiano, se organizaron colectas públicas a fin
de recaudar fondos para la defensa nacional. Según nos lo relata el propio
Alberto Donadío en su libro La guerra con el Perú, “así como en el Perú el
gobierno aprovechó el asalto de los irregulares a Leticia, en el cual no tuvo
intervención previa, para soliviantar al pueblo en una supuesta causa patriótica,
en Colombia, donde el gobierno ni gestó ni propició el incidente, también se
benefició el presidente Olaya del inesperado atentado a la soberanía, porque
sirvió para desviar la atención de la violencia partidista y de otros conflictos
sociales y le permitió al jefe del Estado terminar gloriosamente su periodo
constitucional”.135
115
Por parte de algunas instituciones colombianas, como lo fue el Centro de Historia
de Santander (CHS), esta entidad asumió como propia la causa de defender los
intereses nacionales frente al conflicto con el Perú.136 El CHS, propició una
campaña, dándole un uso político al conflicto, apelando al patriotismo a través
de hechos históricos, a través de un plan, que consideraba tres líneas de acción:
la difusión a través de “eruditos del conocimiento histórico que hicieron circular
referencias de importantes personajes [colombianos] sobre la nación peruana y
sus relaciones con Colombia”137; en segundo lugar, emplear las páginas de la
Revista Estudio, para difundir a través de sus artículos escritos por notables
juristas colombianos, que demostrasen “aquellos argumentos jurídicos que
favorecían la posición de Colombia en el litigio internacional que se inició con la
ocupación de Leticia”.138 La tercera línea de acción, estuvo conformada por
conferencias públicas dictadas por miembros del CDH, “para acercarse a la alta
sociedad santadereana, y poder ganar el reconocimiento de la ciudad.”139 La
idea en el discurso, era sensibilizar a los colombianos, recuriendo al uso de
frases o citas de personajes históricos para resaltar una supuesta “perfidia del
Perú” como lo afirmó el Libertador Simón Bolívar, “opuesta a la nobleza
colombiana”.140
El respaldo de los colombianos a su gobierno no se hizo esperar. El 18 de
septiembre, unas 60,000 personas se reunieron en la Plaza de Bolívar y en el
Capitolio, en Bogotá. Allí, “una urna de guerra al pie de la estatua de Bolívar se
llenó de joyas y dinero en una hora; los cartelones proclamaban “queremos la
guerra” y “vamos a Lima”.”141
Como el priodista e historiador Alberto Donadio menciona en su libro La Guerra
con el Perú, “en Colombia, donde el Gobierno ni gestó ni propició el incidente,
139 Ídem.
116
también se benefició el presidente Olaya del inesperado atentado a la soberanía,
por que sirvió para desviar la atención de la violencia partidista y de otros
conflictos sociales y le permitió al jefe del Estado terminar gloriosamente su
periodo constitucional”142. Lo cierto es que, la defensa de su territorio significó
para los colombianos un tema prioritario y lleno de patriotismo en esos días.
A la par que en Colombia se alistaban las medidas necesarias para incrementar
los medios para la defensa nacional mediante una serie de adquisiciones
militares a fin de reforzar sus fuerzas armadas y preparar una expedición hacia
el Amazonas, también instruyó a su cuerpo diplomático, para llevar el caso
colombiano ante la Liga de las Naciones.
117
118
CAPÍTULO VI
PRIMERA FASE DEL CONFLICTO Y LA OFENSIVA
COLOMBIANA, SEPTIEMBRE 1932-FEBRERO 1933
119
120
6.1 El frente diplomático (septiembre 1932 – enero 1933)
Ante la sorpresa, el gobierno del presidente Sánchez Cerro optó inicialmente por
no manifestar posición alguna sobre dicho incidente, pero la presión del pueblo
loretano hizo que mostrara su respaldo, pero sin comprometer directamente la
posición internacional del Perú. Sin embargo, la posición de Colombia era la de
retomar el control sobre sus territorios ocupados, tratando el asunto como un
tema de policía interna. Entonces, evitando condenar la actitud de los pobladores
Loretanos que habían efectuado la captura de Leticia, buscó una salida
diplomática que no comprometiese a su Gobierno recurriendo al derecho
internacional, manifestando que los afectador con el incidente surgido por la
captura de Leticia, no sólo eran colombianos, sino también peruanos, que se
habían visto afectados por el Tratado de 1922.
Por ello, el Perú optó por llevar dicho incidente ante la Liga de las Naciones, en
la esperanza de hallar una solución favorable que conllevase a una revisión de
dicho Tratado.
Sin embargo, ambos países no deseaban que el conflicto escalase hacia una
guerra.
121
El 12, Colombia declara turbado el órden público mediante Nota Nº19 en la zona
del Trapecio, y ello en concordancia con el argumento que señalaba que el
asunto de Leticia era un tema de orden interno.143
El 15, el canciller Carlos Zavala emite la nota Nº 20 en la que expresa que debe
prescindirse de medidas de fuerza para someter a los ocupantes de Leticia, lo
que es contestado el 17 por la nota colombiana Nº21, anunciando que Colombia
“adoptará las medidas oportunas, sin necesitar el beneplácito de otro país”. En
esta “guerra” de notas diplomáticas la cancillería peruana contestaría la nota
anterior indicando que “Colombia deberá abstenerse de molestar a las
guarniciones y elementos peruanos establecidos”.144
Por otro lado, el presidente Enrique Olaya Herrera encarga a su antiguo rival
político del partido conservador en las últimas elecciones presidenciales, el
general Alfredo Vásquez Cobo, para hacerse cargo de todas las adquisiciones
militares necesarias en el extranjero para reforzar e incrementar el poder militar
colombiano. La idea del presidente colombiano, era el establecer un plan militar,
mediante el cual, con una fuerza expedicionaria, más adelante conocida como
“Expedición Punitiva” colombiana, ganarle la iniciativa militar al Perú y establecer
en el teatro de operaciones una superioridad militar, y que, mediante la ejecución
de su plan a ser desarrollado en etapas, lograr reconquistar Leticia, en el caso
las negociaciones diplomáticas no llegasen a buen término. Quien se hizo cargo
de esta expedición militar, fue el propio general Alfredo Vásquez Cobo,
designación que podemos considerarla como una decisión audaz del presidente
colombiano, mediante la cual, ganó apoyo del propio partido conservador. La
estrategia, planes y acciones militares llevadas a cabo por las fuerzas
colombianas y peruanas, serán desarrolladas posteriormente en el presente
trabajo.
122
En adición a la iniciativa para adquirir naves de guerra y armamento en el
extranjero, Colombia iniciará una amplia acción diplomática a nivel internacional.
Nombró a varios políticos para que expongan la posición de su país frente al
conflicto iniciado por el Perú. El excanciller Laureano García Ortiz, realizó un
viaje a Santiago, Buenos Aires y a Lima. Pomponio Guzmán es enviado a
Washington, mientras que Raimundo Rivas viajó a Venezuela y Antonio Gómez
Restrepo hizo lo propio hacia Guatemala. Para la Liga de las Naciones (SDN)
fue nombrado Eduardo Santos.145
En cuanto a las gestiones del enviado colombiano Laureano García Ortiz, aquel
efectuó gestiones con la cancillería peruana en Lima, de las que, para el mes de
123
diciembre y con la anuencia de la cancillería colombiana, presentó un
memorandum ante el canciller peruano Zavala y Loayza, cuyo contenido tuvo el
aval del ministro peruano, pero que, según lo que nos relata Bákula,149 tuvo una
oposición tenaz por parte de los círculos cercanos al presidente Sánchez Cerro,
situación que conllevó a la renuncia del canciller peruano Zavala el 24 de
diciembre de 1932 y el nombramiento del José Matías Manzanilla en su
reemplazo. El memorandum en cuestión, buscaba un arreglo pacífico de la crisis,
mediante las satisfacciones a Colombia por la captura de Leticia, para lo cual el
Perú devolvía los territorios ocupados sin condición alguna, así como el
reconocimiento y validez del Tratado de 1922. De haberse aceptado esta
propuesta, se tenía previsto la firma de un acuerdo entre ambos países el 24 de
diciembre, y esta propuesta fue apoyada por el canciller Zavala.
124
Este intento por parte del Perú a través del instrumento internacional antes
señalado, buscaba también lograr un acuerdo con Colombia para poner fin al
conflicto, y el documento elaborado contenía seis puntos, los que finalmente no
fueron aceptados por Colombia,152 nación que insistió que no tenía nada que
1º El Perú reitera su declaración de no haber violado y estar vigente el tratado de límites de 1922.
Colombia y el Perú declaran que el tratado debe ser aplicado y enteramente cumplido.
2º Una comisión de los delegados civiles, uno peruano y otro colombiano, se constituirá en Leticia
y, si lo considera necesario, en Loreto para arreglar, por medios pacíficos de persuasión, el
restablecimiento del orden y de la legalidad. El Perú se compromete a cooperar lealmente con el
más vivo interés en este resultado. La comisión de apaciguamiento debe realizar sus trabajos en
el término de sesenta días que, por acuerdo de los delegados, puede extenderse por treinta días
más.
6º El protocolo en que consten los acuerdos de los artículos 4 y 5 será sometido a los respectivos
Congresos y ratificado en el término de sesenta días.” Para mayores detalles, véase: BASADRE,
Op.cit., p. 358-359.
125
conciliar con el Perú, pues una de las cláusulas del tratado de 1922, indicaba
que por ese convenio, quedaban zanjadas todas las cuestiones de límites
pendientes entre ambos países153 y que era un instrumento internacional ya
reconocido por ambas partes.
Cabe señalar, que la Armada Peruana, tan sólo tenía como elementos fluviales
las antiguas cañoneras América y Napo y las lancha cañoneras Portillo e Iquitos,
naves que frente a las de la expedición colombiana eran inferiores en potencia
de fuego y poseían una muy limitada capacidad de transporte para efectivos del
ejército.
126
6.1.3 La mediación de Brasil
Fracasados los intentos anteriores para que ambos países lograsen una solución
negociada y pacífica al conflicto, la llegada de la “Expedición Punitiva” al Teatro
de Operaciones, hacía indicar que el conflicto se encaminaba hacia un
enfrentamiento militar.
127
Cabe señalar que, como bien lo señala Bákula, el canciller brasileño Mello
Franco había hecho de conocimiento previo al ministro colombiano Carlos Uribe
Echevarría el contenido de la propuesta antes de darla a conocer al
representante peruano, y en suma, lo que pretendía, era ofrecer al Perú una
especie de “statu quo” militar, es decir, la suspensión de los preparativos
militares, movilización de naves y fuerzas de ambas partes; que se entregue
Leticia al Brasil, y que las autoridades de este país, en un plazo de veinte días
restableciesen allí a las autoridades colombianas.”155
Pese a que hasta esa fecha Colombia había expresado que la cuestión de Leticia
era un asunto interno, su gobierno aceptó en un principio la mediación brasileña,
pero siempre teniendo en mente que el tratado sería respetado, y que Leticia,
finalmente retornaría a su control luego de las negociaciones en Brasilia.
Por su parte, el gobierno peruano también aceptó la propuesta, manifestando
una observación en el sentido que los territorios capturados, quedasen en manos
de las autoridades brasileñas hasta el término de las negociaciones en Río de
Janeiro, estableciéndose además un plazo perentorio de duración de estas hasta
de 60 días, luego de lo cual, en caso de no llegar a un arreglo, que se someiese
el caso a un arbitraje general.156
Lo cierto es que, como lo menciona Basadre, entre el documento propuesto a
Colombia -del que el gobierno de los EE. UU. también tenían copia- y el que se
remitió al Perú, aparentemente no coincidían en lo referido al retorno de Leticia
a Colombia, puesto que, en el remitido al gobierno peruano, se agregaba “que
ambos litigantes se reunirían en Río de Janeiro para discutir acerca del Tratado
Salomón-Lozano lo cual implicaba tacitamente que dicho pacto será
reemplazado por otro.”157
En los hechos, esta mediación estuvo destinada al fracaso, puesto que el punto
discordante fue, precisamente en poder de cual país quedrarían los territorios
ocupados por el Perú mientras durasen las negociaciones en Brasilia, así como
la inesperada intervención del Secretario de Estado norteamericano Henry. L.
128
Stimson, quien, mediante una nota perentoria de fecha 10 de enero de 1933,
instó vigorosamente al canciller peruano José Matías Manzanilla, que aceptara
la mediación brasileña, indicándole que “ese era el sentimiento de la opinión
pública del hemisferio”.158
Ante el desacuerdo subsistente y sumado al avance en el teatro de operaciones
de las fuerzas colombianas, esta mediación fracasó finalmente.
Este documento, fue el que motivó que el presidente interino del Consejo de la
Liga de las Naciones, el irlandés Eamon de Valera, solicitase al Gobierno
peruano sus puntos de vista frente al documento presentado por Colombia,
indicándole además que “el Perú, como miembro de la Liga de las Naciones y
hasta hace tres meses, miembro del Consejo de la misma, debería abstenerse
de cualquier acto que no esté en estricta conformidad con el Pacto de la Liga”.159
El 16 de enero, el canciller peruano José Matías Manzanilla, contestó a la Liga,
mediante un cablegrama en el que decía que el Perú “sin desconocer tratados
vigentes, mi Gobierno no podía sustraerse de la obligación de desamparar a
nacionales amenazados a un sometimiento violento”160 y esto refiriéndose sin
duda, a la proximidad del zarpe de la Expedición Punitiva colombiana. Por su
lado, Colombia, al día siguiente, apeló la respuesta peruana, invocando el
158 Ibídem.
129
artículo 15º del Pacto de la Liga de las Naciones161, con lo que, de manera oficial,
solicitaba la conformación de un comité especial, a fin estudie las divergencias
producidas por el Perú al ocupar ilícitamente territorio colombiano. La Liga de las
Naciones, conformó dicho comité, nombrando a representantes de Irlanda.
Guatemala y España, comunicando esta decisión a ambos países.
Será en estas circunstancias, que ambos países deciden escalar la crisis hacia
un posible conflicto, puesto que, el día 17 de enero, y ante el fracaso de la
mediación brasileña, la flotilla colombiana que conforma la Expedición Punitiva
zarpó del puerto fluvial de Manaos, Brasil, sobre el río Amazonas, en dirección
del área de operaciones para iniciar sus planes para recapturar Leticia.
TEATRO DE GUERRA
NOR-ORIENTE
(AMAZÓNICO)
RUTAS DE APROXIMACIÓN
PERÚ
Buenaventura
Tumaco
Pasto Puer to As is
Cauc ay a
Güeppi
Tonantines
Tarapacá
LEYENDA
RUTA MARÍTIMA
Callao-Panamá-Belem-Iquitos Sutziki
RUTA AÉREA
Lima-San Ramón/Sutziku-Iquitos San Ramón
Lim
a
Figura 17. El Teatro de la Guerra durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933, y las rutas
de aproximación desde la ciudad de Lima y el Callao. Por la vía marítima y fluvial, las naves
peruanas debían recorrer desde el Callao hasta Leticia aproximadamente 5,200 millas náuticas,
lo que hacía necesario contar con puntos de recalada y una nave de reaprovisionamiento con
combustible y víveres. Durante el conflicto, hubo que lidiar con las autoridades de la Zona del
Canal de Panamá, que dificultaron la entrega de provisiones a las naves peruanas.
La ruta alterna y más rápida era por vía aérea, restringida para personal, correspondencia y
provisiones menores. La vía terrestre era la mas dificultosa, puesto que había que cruzar la
cordillera, para llegar hasta San Ramón, ciudad ubicada sobre el río Chanchamayo desde donde
se partía por vía fluvial hasta Iquitos. Fuente: Elaboración propia sobre la base de un mapa de
Google maps.
130
6.2 El Teatro de Operaciones
131
TEATRO DE GUERRA
AMAZÓNICO (NOR-
ORIENTE)
RUTAS DE APROXIMACIÓN
COLOMBIA
Buenaventura
Neiv a
Tumaco
Florenc ia
Pasto Puerto As is
Caucaya
Güeppi
Tonantines
Tarapacá
LEYENDA Iquitos São Paulo
Leticia de Olivenç a
RUTA MARÍTIMA
Cartagena-Belem-Tarapacá/Letici a
RUTA TERRESTRE/FLUVIAL
Sutziki
Buenaventura-Pasto-Puerto Asís-
Caucayá.Putumayo
San R amón
Neiva-Florencia-Caucayá-Putumayo
Lim
a
Para la época, prácticamente las únicas vías de comunicación, eran los ríos, por
lo que los medios de transporte fluvial eran fundamentales, ya sea para el
transporte masivo de personas o de materiales y combustibles. En cuanto a la
aviación, en algunas ciudades y localidades existían aeródromos, pero también
era usual el empleo de hidroaviones para llegar a lugares que no contaban con
facilidades aeronáuticas en tierra.
Sin embargo, a pesar de que entre Bogotá y Leticia había 620 millas, se debe
anotar que debido a que el Perú mantenía puestos militares en el Alto Putumayo,
Colombia se veía impedida de aproximarse a Leticia por el Oeste, sin ser
interceptadas por fuerzas peruanas al compartir el derecho de paso mutuo en el
río Putumayo.
Una de las cuestiones más importantes que se planteó al Perú, fue la de cómo
emplear su superioridad naval frente a Colombia en un teatro de operaciones
eminentemente fluvial.
Figura 19. El teatro de operaciones durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933. Fuente:
Elaboración propia sobre la base del mapa obtenido en el Blog Fronteras Vivas del Perú.
Obtenido de: http://lasfronterasvivasperu.blogspot.com/2013/11/relacion-con-colombia.html
133
En tierra, el Perú aparentaba una mayor ventaja. La forma más rápida de enviar
refuerzos desde Lima debía ser efectuada por tren, carretera, a lomo de mula y
por vía fluvial, viaje que requería aproximadamente 17 días.
162 Durante los primeros meses del conflicto, la SCADTA, pudo transportar 185 toneladas de
material de guerra, incluyendo artillería ligera y 450 efectivos colombianos hasta el teatro de
operaciones.
134
ORGANIZACIÓN DE LOS MANDOS MILITARES PERUANOS, SEPTIEMBRE
1932
6.3.1.1 Armada
163 En 1924, el Almirante Grau viajó a Panamá para efectuar un recorrido general en su planta
propusora, retubado de calderas y conversión de estas para consumir petróleo en lugar de
carbón. Estos trabajos demandaron seis meses. Luego, al año siguiente, el Coronel Bolognesi
hizo lo mismo. Cabe señalar que los trabajos en ambos también incluyeron la renovación del
sistema eléctrico en su totalidad, así como dotarlos de equipos de radiocomunicaciones más
135
Teniente Rodríguez, construido en Francia en 1911, y el crucero Lima, buque
construido en Alemania durante la Guerra con Chile y en servicio en la armada
desde 1889. Estas naves, contaban con más de 23 años en servicio, y para la
época, ya era notoria su antigüedad. En contraste, los elementos de mayor valor
en la armada lo constituían los cuatro submarinos del tipo “R”, que entrados en
servicio entre 1927 y 1929, eran los más modernos en Sudamérica.
Por otro lado, la Armada contaba con una sola unidad auxiliar destinada al
transporte, pero en adición, los cargueros de la Compañía Peruana de Vapores
y Dique del Callao (CPVDC), que constituían la reserva mercante, podrían ser
empleadas en caso de emergencia nacional.
Dado que una nueva base naval y dique seco se hallaban en construcción en
tierra firme en el nuevo terminal marítimo del Callao, por esta razón, los buques
de la Escuadra anualmente eran enviados a Balboa, en Panamá, en donde
efectuaban carena y reparaciones mayores.
modernos. Para mayores detalles, ver: RODRÍGUEZ ASTI, John. Buques de la Marina de Guerra
del Perú desde 1884: Cruceros. Lima: Fondo Editorial de la Dirección de Intereses Marítimos,
2000. p. 87.
136
Figura 20. Unidades de la Escuadra peruana, fondeadas frente a la Base de Hidroaviación de
Ancón, c. 1930. Se aprecia en primer plano, al crucero Almirante Grau, a los submarinos R-1,
R-3 y R-2, y el cazatorpedero Teniente Rodríguez. Fuente: AIEHMP.
165 Durante dicho episodio, con la finalidad de conminar a los insurrectos a deponer su actitud,
las autoridades navales, tras haber intentado infructuosamente establecer el diálogo, se tuvo que
recurrir al uso de la fuerza mediante el empleo de elementos aéreos y de nuestros submarinos.
137
En el Oriente peruano, la Armada estaba operativamente organizada bajo la
Flotilla Fluvial de Loreto, cuyo centro de operaciones era la Base Fluvial de Itaya,
y su Comandancia se hallaba en el puerto y ciudad de Iquitos.
Luego de efectuar un primer vuelo sobre los dos cruceros, los aviones volvieron a pasar encima
de ellos dejando caer dos bombas en sus cercanías, que produjeron una fuerte explosión. Al
mismo tiempo los submarinos -cuyas dotaciones no se plegaron a la rebelión- efectuaron varios
disparos al aire con sus cañones. En vista que a bordo del Bolognesi los amotinados resistieron
a rendirse, el submarino R-4 efectuó un disparo que impactó en la proa de aquel buque, luego
de lo cual, los sublevados izaron bandera blanca en señal de rendición.
La rebelión tuvo un final dramático: luego de ser sometidos a un juicio sumario a cargo de una
corte marcial, 8 de los marineros sublevados, fueron condenados y fusilados en la isla San
Lorenzo, concluyendo de esta manera tan lamentable suceso. ELÍAS, Op.cit. p.29.
138
Figura 21. Base fluvial de Itaya, centro de operaciones de la Armada Peruana en el Oriente. Se
hallaba cercana a la ciudad de Iquitos. Aunque la foto es del año 1934, se aprecian sus
instalaciones que contaban con talleres, pañoles y habitabilidad para el personal de la Flotilla
Fluvial de Loreto. En la parte superior derecha, se observan los hangares empleados por las
aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú. En laépoca, Colombia no poseía ninguna estación o base
naval en el teatro de operaciones. Pese a la distancia que se hallaba de Lima y Callao, esta base
naval le otorgaba mayores capacidades a las fuerzas fluviales peruanas en Oriente, por la
capacidad de reparación y mantenimiento a su material a flote. Fuente: AIEHMP.
6.3.1.2 Ejército
139
En el Oriente, para el 1 de septiembre de 1932, el ejército contaba con la V
División con sede en Iquitos, compuesta por el regimiento de infantería Nº 17,
una sección de artillería de montaña y una sección de zapadores. El personal de
la V División estaba conformado por 52 oficiales y 605 elementos de tropa,
incluyendo al personal de servicios auxiliares. En cuanto al dispositivo fronterizo,
se contaba con un total de 505 efectivos, de los cuales en Iquitos se hallaban
305, y los 175 restantes, se distribuían en los puestos de vigilancia y
guarniciones de Pantoja (14), Curaray (22), Nashiño (7), Güepi (14), Puerto
Arturo (14), Barranca (14), Puerto Alayza (15), Chimbote (28), Corrientes (15),
Puerto Inca (25) y algunas jefaturas provinciales (6).167
6.3.1.3 Aviación
140
de Pantoja (base auxiliar), en el río Napo en la Amazonía occidental; la de
Masisea (base aérea auxiliar), en el río Ucayali; y la de Pebas (base auxiliar), en
el río Amazonas.
TABLA Nº2 AERONAVES DEL CUERPO AÉREO DEL PERÚ, SEPTIEMBRE 1932
Total
Tipo Modelo Ubicación
(en reparación)
Observación y
Vought O2U-1E 7 (1) Las Palmas / Ancón
ataque
Observación y
Douglas DT-2B 3 (1) Ancón
ataque
Total 28 (12)
Fuente: Elaboración propia con información proveniente de Rivas, Santiago, Tincopa, Amaru. Air War Over the
Putumayo: Colombian and Peruvian Air Operations During the 1932-1933 Conflict. Londres: Helion & Company, 2018. p.
14.
Al inicio del conflicto, el Cuerpo Aéreo del Perú contaba con varios tipos de
aeronaves militares, los mismos que se señalan en la Tabla Nº2.
Al igual que la Armada consideró incrementar su flota, el Cuerpo Aéreo del Perú,
también solicitaría al gobierno efectuar las adquisiciones necesarias para
enfrentar al enemigo en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Estas
adquisiciones se verán mas adelante.
EFECTIVOS
FUERZA UNIDADES
OFICIALES PERSONAL
8 Regimientos de Infantería.
2 Batallones Agregados.
4 Regimientos de Artillería.
1 Grupo de Artillería mixto.
1 Regimiento Escolta.
EJÉRCITO 1065 7980
1 Compañía de Ametralladoras
pesadas.
2 Compañías de Ingenieros.
2 Depósitos de Remonta.
1 Sección de Transmisores.
142
1 Grupo de Artillería de Campaña.
2 Cruceros ligeros.
1 Cazatorpedero.
4 Submarinos.
ARMADA 189 1775 driza de submarinos.
2 Cañoneras Fluviales.
2 Buques Transporte Artillado.
2 Lanchas cañoneras
Fuente: ZÁRATE LESCANO, José. Historia militar del conflicto con Colombia de 1932, Lima:
Imp. del Ministerio de Guerra, 1963. p. 95.
143
En cuanto al Cuerpo Aéreo del Perú, en la región había 5 hidroaviones que
normalmente operaban desde la ciudad de Iquitos y todos se hallaban bajo el
mando del comandante CAP José Estremadoyro. Para la operación de estas
aeronaves, y otras que serán enviadas al Teatro de Operaciones Nor Oriente
durante el conflicto, existirán una serie de factores limitantes, como lo fueron la
escasez de combustible de aviación en las bases de Itaya y San Ramón, así
como la existencia de bombas y municiones disponibles.169
Por otro lado, las únicas dotaciones aéreas familiarizadas con el entorno
amazónico eran un puñado de pilotos de la línea aérea de montaña operada por
el Cuerpo Aéreo del Perú, que era una unidad de transporte que operaba en la
ruta aérea Lima-San Ramón-Iquitos y viceversa. Ello será también un factor
limitante, puesto que los pilotos peruanos que serán enviados de Lima, no tenían
un entrenamiento en la región.170
En la Tabla Nº 4 se hace un resumen del dispositivo militar peruano en el Teatro
de Operaciones Nor-Oriente.
1 Regimiento de Infantería.
52 + 605 (Iquitos. V Zona) + 505 RI-17, conformado por 2
EJÉRCITO
en dispositivos fronterizos batallones, 1 batería de artillería y
1 seccion de zapadores
2 cañoneras fluviales
ARMADA 137 3 lanchas cañoneras
4 lanchas auxiliares
170 Ibídem.
144
CUERPO 59 4 hidroaviones
AÉREO
Fuente: elaboración propia, con información proveniente de ZÁRATE, Op.cit., pp. 106-108.
6.3.3.1 Armada
145
Pichincha, Junín y Carabobo. Estas naves habían sido construidas en los
astilleros franceses de “Chartiers et Atteliers” de Saint Nazaire, durante la
presidencia del general Pedro Nel Ospina. Estas unidades, posteriormente,
fueron transferidas al Ministerio de Guerra y la Pichincha tuvo participación
durante el conflicto con el Perú.
Estas tres naves fluviales, eran las de mayor valor combativo que poseía
Colombia, con armamento y blindaje superior a cualquiera de sus similares
peruanas, con lo que Colombia tenía cierta ventaja comparativa en sus fuerzas
fluviales.
172 Este buque, que era propulsado por ruedas de paletas, había sido adquirido en Manaos en
1928 para la labor de colonización del Putumayo y Amazonas. Para más información, véase
VALENCIA, Op.cit., p.75-76.
146
navales de julio de 1929, se hallaban las cañoneras fluviales Cartagena y Santa
Marta, así como la cañonera fluvial General Nariño y la lancha fluvial Huila.
Otras bases y campos aéreos eran los de Guabito, ubicada en Cali. Allí, en 1933,
fue inaugurada la nueva sede de la Escuela de Aviación Militar "Marco Fidel
Suárez", trasladada desde Madrid, Bogotá. Luego, en Flandes, frente a la ciudad
176 Ídem.
147
de Girardot, ubicada a 100 km al suroeste de Bogotá a orillas del río Magdalena,
se hallaba un campo aéreo, en donde se hallaba el cuartel general de
operaciones de SCADTA.
Total 11
Fuente: Uribe Gaviria, Carlos. La Verdad sobre la Guerra. Bogotá: Ed. Cromos, 1935.T.I.
p.24.
148
Siendo el conflicto por iniciarse, un enfrentamiento a llevarse a cabo en un teatro
de operaciones dominado por la selva amazónica que compartían ambos países,
los elementos aeronavales serán fundamentales, y en tal sentido, el empleo e
incremento de medios aéreos, será de vital importancia para ambos países. En
ese sentido, Colombia, al igual que el Perú, buscará adquirir aeronaves para
lograr la superioridad aérea.
6.3.3.3 Ejército
149
150 hombres, a los que habría que sumar 21 efectivos policiales destacados en
el puerto de Leticia.182
EFECTIVOS
FUERZA UNIDADES
OFICIALES PERSONAL
15 Batallones de Infantería
1 Batallón Guardia de Honor
EJÉRCITO 2 Grupos de Caballería
2 Grupos de artillería
1 Batallón de Ingenieros
Flotilla de Magdalena
1 transporte
ARMADA 1 cañonera
1 avión de observación
FUERZA AÉREA 8 aviones de instrucción
3 aviones de instrucción
150
6.3.4 Dispositivo militar colombiano en el Teatro de Operaciones Nor-
Oriente al inicio del conflicto
Ejército
La III División Militar, tenía jurisdicción sobre los Departamentos del Cauca,
Valle, Huila y la Intendencia del Amazonas (que se hallaba conformada por las
Comisarías del Putumayo, Caquetá y Amazonas). Dicha División Militar, tenía
los siguientes dispositivos:
En las guarniciones del Putumayo, que eran las de Caucaya, Puerto Asis,
Puerto Ospina y el Encanto, así como las ubicadas en el río Caquetá, que
eran las del tagua y La Pedrera, todas, se hallaban dotadas por los
efectivos de 2 compañías. En el caso de Leticia, allí se hallaba un efectivo
de 21 hombres de la policia nacional.183
151
TABLA Nº7: DISPOSITIVO MILITAR COLOMBIANO EN EL T.O.
AMAZÓNICO AL INICIO DEL CONFLICTO
2 cañoneras
ARMADA 87
2 transportes armados
152
Figura 22. Cañonera colombiana Cartagena. Al inicio del conflicto, los colombianos tenían en el
Putumayo sólo dos de las tres cañoneras construidas en Inglaterra en 1930, la Cartagena y la
Santa Marta. Ambas eran más modernas y mejor artilladas que las cañoneras peruanas América
y Napo. Sin embargo, eran los buques de mayor tamaño que poseía Colombia, y sus dotaciones
se hallaban conformadas por oficiales y personal del ejército, debido a que en la práctica, ese
país no contaba con una Armada. Fuente: Colección personal.
153
conformado por un efectivo de noventa hombres de tropa, al mando de un
teniente de infantería.
La flotilla fluvial, fue considerada como una fuerza de defensa móvil a disposición
del Comando, dándole la misión de interferir al enemigo en su tránsito hacia
Leticia o Tarapacá; efectuar acciones de minado y de cobertura para un posible
pliegue sobre el Ucayali y proteger el Napo con una o dos embarcaciones. El
mando de la Flotilla Fluvial le fue otorgado al capitán de fragata Germán Narváez
Larriva.
186 CASTRO HART, Juan. Actividades y adquisiciones de la Marina de Guerra del Perú en el
periodo 1930-1960. Lima: Inédito, 1979. p.10.
154
su Escuadra, para que se hallase en condiciones de enviarlas posteriormente
hacia el Atlántico. Esto se explicará más adelante en el presente trabajo.
Finalmente, sólo se obtuvo fondos para la compra de tres Curtiss Hawk II y seis
Douglas O-38, firmándose los contratos el 12 y el 17 de octubre de 1932, por un
monto total de 252.870 dólares, que incluía un juego de flotadores para cada
aeronave. Además, la comisión autorizó 45.000 dólares para la compra de cinco
motores Pratt & Whitney R-1340C-1 y cinco series de flotadores para los biplanos
Vougth Corsair que ya tenía el Cuerpo Aéreo del Perú.188
155
Figura 23. Hidroavíon de reconocimiento y ataque ligero Curtiss Model 37F Falcon. Al iniciarse
el conflicto, el Cuerpo Aéreo del Perú, contaba con aeronaves preparadas para operar en la selva
peruana y sus pilotos tenían más de una década operando en dicha región. Sin embargo, ante
la posición aparentemente favorable a Colombia por parte de los EE.UU. y ante su condición
como país inmerso en un conflicto internacional, al Perú, le fue dificultoso obtener material de
guerra adicional para sus fuerzas aéreas y sus fuerzas militares en general. Fuente: AIEHMP
156
dos batallones de infantería y uno de ingenieros. Completaba esta unidad, una
batería de artillería y dos columnas de transportes.189
Figura 24. General Alfredo Vásquez Cobo, jefe de la Expedición Punitiva colombiana, cuando
se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de Colombia en Francia, 1932. Fuente:
VÁSQUEZ, Op.cit., p. 1.
157
adecuados para “dominar a los peruanos” en el Amazonas antes de la ruptura
de las relaciones. Según este general, “obteniendo unidades navales superiores
a las cañoneras peruanas, la campaña militar se facilitaba grandemente: podía
asegurarse que, al dominar el agua, se triunfaría en tierra. Quien domina el agua,
puede mover sus fuerzas, frescas y robustas, para llevarlas a atacar el punto del
río que convenga, al día y la hora precisos. Llevar uno dos buques armados,
superiores a las cañoneras America y Napo; traer de nuestra costa atlántica un
cuerpo de ejército, que debía reunirse con los buques de guerra en Belem do
Pará, y seguir inmediatamente, sin pérdida de tiempo, hacia Leticia, era un plan
de campaña efectivo”.190
158
indicándole que el buque tendrá que estar en Manaos a la mayor brevedad
posible y listo para la acción. A este buque, se le daría en nombre de Córdoba193.
193 En el Apéndice 2, se brindan mayores datos acerca de este y otros buques colombianos.
195 Ibídem.
159
6.4.5 Creación del Destacamento Amazonas y conformación de la
“Expedición Punitiva”
Por otro lado, de acuerdo con lo dispuesto por el presidente Olaya Herrera, una
vez listos los medios y personal militar que integraba tanto la expedición que se
conformaba en Francia a cargo del general Vásquez Cobo, como la del
destacamento Amazonas a cargo del general Rojas Acevedo, se dispuso el
zarpe de ambas fuerzas para que hicieran rendesvouz en el puerto brasileño de
Belem do Pará finalizando el mes de diciembre.
El general Rojas portaba un sobre lacrado para el general Vásquez Cobo, que
contenía una nota suya, fechada el mismo día, en la que se le informaba que, de
acuerdo al decreto Nº 1846 del 3 de noviembre de 1932, el Supremo Gobierno
lo había nombrado “comandante general de las fuerzas militares del
Amazonas”.196 Este documento causó extrañeza en el general Vásquez Cobo,
160
pero luego ambos jefes, de común acuerdo, enviaron un radiograma al
presidente Olaya, solicitándole definir quien se haría cargo de las tropas y
operaciones militares. Como respuesta, el presidente comunicó que el general
Vásquez Cobo tenía en sus manos la unidad de mando de la expedición.197 Con
ello, quedaba zanjada este pequeño incidente.
Por otro lado, entre ambos generales surgieron divergencias respecto a cuál
sería la estrategia más indicada para recuperar Leticia. Este tema se verá en los
puntos 6.5.1.1 y 6.5.1.2 del presente trabajo.
161
Por otro lado, el hecho que buena parte de las dotaciones de la SCADTA
tuviesen una mayor experiencia y conocimiento en operaciones sobre la selva y
en vuelos de larga distancia, se constituyó en una importante ventaja frente a los
pilotos peruanos, cuyas dotaciones de combate no tenían ningún programa de
entrenamiento ni experiencia en vuelos sobre dícha área geográfica.200
Con acierto, Herbert Boy fue incorporado con el grado de coronel a la fuerza
aérea colombiana como asesor técnico201 y por disposición del gobierno, fue
encargado para conducir y dirigir todas las operaciones aéreas durante el
conflicto.202
162
Guerra Mundial, que hasta antes del conflicto habían pertenecido a la linea aérea
colombiana Scadta.
Las primeras aeronaves adquiridas una vez iniciado el conflicto, fueron tres
hidroaviones de bombardeo liviano Junkers K-43, de fuselaje metálico,
debidamente armados y con sus correspondientes dotaciones de bombas y
municiones.
Para los colombianos era indispensable igualar al Cuerpo Aéreo del Perú, puesto
que por informaciones de inteligencia se conocía que este país, poseía un buen
número de aviones de guerra y transporte, además de excelentes pilotos con
buena práctica y entrenamiento. Ello obligó a los colombianos organizar
rápidamente su fuerza aérea, teniendo en cuenta las posibles áreas de acción,
el Caquetá, Putumayo y Amazonas, así como también la costa del Pacífico.204
Asimismo, se adquirieron otras aeronaves en los EE.UU., las mismas que fueron
llegando tan pronto se terminaba su construcción. Este tercer grupo de
aeronaves estuvo conformado por 3 Curtiss Fledglings y 6 Curtiss Trainers, de
163
instrucción, mas 9 Curtiss Falcon de observación y bombardeo ligero, 3 Curtiss
Osprey, de observación, y 17 Curtiss Hawk de caza.205
Por lo pronto, con fecha 4 de enero de 1933, el general Alfredo Vásquez Cobo
que se hallaba aun en Manaos, recibió un documento del coronel Acevedo, que
contenía un cuadro sinóptico, en el cual se registraban las aeronaves que en esa
fecha disponía la Fuerza Aérea colombiana, que eran 23 hidroaviones de
diferentes modelos, situados en distintas partes del territorio colombiano. Sus
dotaciones, en ese momento eran trece pilotos, siete observadores y diesiciete
mecánicos. En la Tabla Nº 8, se muestran los elementos aéreos colombianos
principiando el mes de enero de 1933.
Ubicación Modelo
Magdalena 1 Junkers
Madrid 2 Dornier K
Barranquila 2 Hawk
Girardot 2 Hawk
Total 23 aeronaves
164
Posteriormente, a la oficialidad de pilotos de la SCADTA, se le sumarían 53
pilotos provenientes de la escuela de aviación militar colombiana, los que luego
fueron reforzados por otro grupo de 17 pilotos de esa empresa como parte del
acuerdo con la aviación militar de Colombia, en su mayoría de nacionalidad
alemana, pero con otros pilotos de Italia y los EE.UU. A todos ellos, se les otorgó
un rango militar, mayoritariamente el de capitán.206
3 Fledgling Instrucción
6 Trainer Instrucción
9 Falcon Observación/ataque
3 Osprey Caza/bombardero
17 Hawk Caza
6 Junkers Transporte
6 Dornier Observación
1 Hamilton Transporte
165
Patrulla
1 Commodore marítima/bombardero
Total: 53208
Figura 25. Pilotos de origen alemán al servicio de la Fuerza Aérea colombiana. Gracias a los
acuerdos suscritos entre el Gobierno colombiano y la aerolínea SCADTA, de capitales
alemanes, pero establecida en Colombia, su fuerza aérea obtuvo muchos beneficios, los que,
aparte de las naves de transporte, le permitió contar con 17 pilotos germanos veteranos de la
I Guerra Mundial y conocedores del territorio selvático. Su presencia y experiencia fue
fundamental durante la campaña colombiana en el conflicto. Fuente: AIEHMP
208 De esas 55 aeronaves adquiridas para su fuerza aérea, 6 de ellas se habían perdido en
accidentes, lo que les daba un total de 49 aeronaves.
166
6.5 El planteamiento de las operaciones militares
Debido a que el Perú había adoptado una posición ambigua para hallar una
solución del conflicto debido a que se negaba a devolver los territorios ocupados,
el Gobierno colombiano tuvo en claro desde el principio la necesidad de
desalojar a los invasores del territorio que, por el Tratado de 1922, eran
legítimamente suyos.
Por ello, Colombia no dudó en ningún instante en recurrir al uso de la fuerza para
intervenir sobre su propio territorio, mientras que como ya se explicó
anteriormente, de manera paralela buscaba negociar un arreglo pacífico con el
Perú, llevaba su caso ante la Liga de las Naciones, habiéndose asegurado
primero, una presencia militar superior en el Teatro de Operaciones.
Figura 26. Gráfico que representa los dos planes para la captura de Leticia planteados al
presidente colombiano Enrique Olaya Herrera. En lo que respecta a la estrategia finalmente
adoptada por Colombia, se decidió el plan propuesto por el general Efraín Rojas, que consistía
en lo siguiente: 1. Capturar progresivamente los destacamentos y posiciones sobre el Putumayo:
Tarapacá, Güeppí y Puerto Arturo; 2. Luego, lanzar una ofensiva aérea y fluvial hacia Iquitos,
para destruir las fuerzas peruanas allí ubicadas, 3. Finalmente, proceder a la recaptura de Leticia,
expulsando a los "invasores" peruanos, restituyéndose la soberanía colombiana en los territorios
invadidos.
Sobre este plan debemos manifestar, que en el Perú, en ninguno de los supuestos considerados
en los planes elaborados, se contempló este curso de acción llevado a cabo por las fuerzas
167
colombianas, así como se subestimó las capacidades de las fuerzas colombianas y ello en gran
medida, como consecuencia de apreciaciones alimentadas por información de inteligencia
insuficiente. Fuente: elaboración propia.
Colombia, en vista de la superioridad naval y aérea inicial del Perú, llevó a cabo
un plan de adquisiciones militares, con el propósito de armar una expedición
naval y aérea, dotada de un mayor poder combativo en comparación con las
fuerzas peruanas en la amazonía.
Con esta fuerza, procedería lo más pronto posible hacia el teatro de operaciones,
ganando con ello la iniciativa al Perú, obligándolo a negociar y forzar su retirada.
168
• Capturar progresiva y prioritariamente, los puertos y posiciones sobre el
Putumayo: Tarapacá, Güeppí y Puerto Arturo, debiendo ser reconquistados
en ese orden.
La decisión final del plan a seguir recayó en el presidente Olaya Herrera, quien
considerando las recomendaciones del general chileno Francisco Valderrama
Díaz, asesor militar del Ministerio de Defensa colombiano, decidió a favor del
plan propuesto por el general Efraín Rojas.
Por otro lado, el plan que proponía el general Rojas gozaba de la simpatía del
ministro de guerra colombiano Carlos Uribe Gaviria y del jefe del estado mayor
del ejército, general Alejandro Uribe. Este último jefe, pensaba que era un error
efectuar un asalto frontal contra una posición fortificada tal como propuso el
general Vásquez Cobo (esa era la apreciación que los colombianos tenían
acerca de Leticia y Ramón Castilla). Además, Uribe, era también de la idea de
que “antes de tomar Leticia, necesitábamos adueñarnos del Putumayo en toda
su extensión, con el claro fin de asegurar las comunicaciones entre el
Destacamento Amazonas y el Destacamento Putumayo, y el de ambos con el
interior del país.” Agregaba este ministro que “En otras palabras, no dejar
aislados a merced del enemigo a nuestros buques y tropas que integraban la
expedición amazónica… Tarapacá constituía, como lo constituirá siempre, un
169
punto estratégico de magna importancia para el dominio del Putumayo, para la
defensa de nuestro territorio, para la seguridad de nuestras comunicaciones”.209
Como se sabe, la captura de Leticia fue un hecho del que el Gobierno no tuvo
conocimiento previo, que generó un conflicto para el cual el Perú no se hallaba
preparado. Sin embargo, diversos factores, principalmente políticos, influyeron
en las decisiones que hubo de adoptar. Pese a la insistencia de algunos sectores
que demandaban el envío inmediato de refuerzos al Teatro de Operaciones, el
Gobierno en un primer momento se mostró indeciso, pero finalmente, durante el
mes de noviembre de 1932, en la quinta sesión del Consejo de Defensa
Nacional, organismo creado para brindar asesoría en el más alto nivel
estratégico del Estado, se acordó adoptar una actitud estrategica defensiva,210
lo que se tradujo posteriormente en impartir órdenes para llevar a cabo las
siguientes misiones:
210 Este tema se discute y amplía en el punto 6.6.8 del presente trabajo, bajo el parágrafo titulado
el Consejo de Defensa Nacional y su rol como organismo asesor del presidente de la República.
170
destacamentos en el Putumayo; establecer la defensa de Puerto Arturo;
ocupar el Encanto; cubrir y proteger el Napo, Marañón y afluentes.
• Al cuerpo aéreo, se le dieron las siguientes misiones: atacar objetivos en la
región de Caucaya (cercanías de Gueppí) y los buques enemigos; atacar
objetivos terrestres y fluviales en cercanías a La Pedrera; atacar cualquier
convoy que ingresara en el Amazonas peruano; y defender el eje Tarapacá,
Ramón Castilla-Leticia.
• A la Flotilla Fluvial, estimando su utilidad como unidades de defensa móvil a
disposición del Comando, se le dio las siguientes misiones: interferir el
tránsito del enemigo hacia Leticia o Tarapacá; acciones de minado y
cobertura defensiva en caso de un avance enemigo sobre el Ucayali.
211 PIZARRO ROJAS, Tomás M. El resurgir de la Armada Peruana. Memorias del Contralmirante
Tomás M. Pizarro Rojas 1884-1971. Lima: Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú,
2017. p.121.
212 La Escuela Suoerior de Guerra Naval, es la escuela de posgrado de la Armada del Perú, y
fue creada en el año 1930.
171
Constituyente, que con fecha 10 de setiembre de 1932, uno de sus
representantes, José M. Tirado, capitán de navío en retiro, presentó un pedido a
la presidencia, solicitando a los ministros de Guerra, Marina y Aviación, que las
respectivas escuelas superiores, efectuaran una apreciación técnica de la
situación, considerando todas las operaciones probables frente a un conflicto
armado con Colombia y Ecuador en contra del Perú, sobre la base de los
elementos militares que disponían los tres países en ese momento213.
214 En los hechos, lo que ocurrió, fue que aprovechando que a fines de febrero de 1933, había
concluido el año académico en la Escuela Superior, el Presidente de la República, mediante la
Resolución Suprema N° 97 del 3 de marzo de aquel año, refrendada por el Ministro de Marina y
Aviación, declararon en “receso” durante el resto de aquel año al citado centro académico.
(REPÚBLICA DEL PERÚ. MINISTERIO DE MARINA Y AVIACIÓN. Orden General de la Armada
N°6. Lima 3 de marzo 1933.)
172
política contraria al régimen de entonces215. Los profesores y oficiales alumnos
serían destacados a diferentes puestos216.
173
expedicionaria colombiana, nuestra diplomacia hubiera tenido el respaldo
necesario para el logro de sus objetivos.217
218 En aquel entonces, el cargo de comandante general de la marina no existía, y el de jefe del
estado mayor era el de mayor jerarquía en la institución.
220 El propio Elías relata lo mencionado en sus memorias de la siguiente manera: “En efecto,
sino recuerdo mal, el domingo 15 (de abril) llegó un avión con el Sr. Ministro de la Guerra coronel
don Antonio Beingolea B., acompañado del coronel don Víctor Ramos, del mayor don Alejandro
Villalobos ayudante del ministro, del coronel de Aviación don Carlos Gilardi, Director de Aviación
y del comandante de Aviación don José Estremadoyro…..” luego, prosigue su relato y comenta
que “En este momento me dio la voz el coronel Gillardi….. Cambiamos saludos con el coronel
174
Por otro lado, quizás hubo también factores de índole subjetiva. Considerando
que la Armada gozó de la simpatía y apoyo de Leguía durante el oncenio, así
como el apoyo que diera buena parte de la institución al mandatario una vez
producida la revolución en Arequipa, se podría entender las razones por las que
Sánchez Cerro tuvo animadversión hacia Armada, y quizá sus reticencias por
seguir las recomendaciones para el empleo y la inmediata intervención de la
Escuadra en el conflicto.221
Otra razón por la que se prescindió del envío de la Escuadra pudo residir en el
hecho que, dada la situación endeble del recién instalado gobierno frente a la
efervescencia popular y política, la ausencia de las principales unidades navales
en la costa hubiera dejado sin un respaldo de fuerza importante al Gobierno
frente a cualquier situación que atentara contra su estabilidad. Recuérdese, que
Gilardi y después de algunas frases comunes, me llevó el coronel al gran corredor, que ya dije
en otras líneas que tenía la vieja casa de la guarnición, y pasamos a un plano de mayor
confidencia…”. Y despues de hablar de otros temas, Elías le comenta a Gilardi “¡Dígale Ud. así
el presidente! Yo creo que ya es el momento de emprender alguna operación de envergadura,
de gran aliento, por ejemplo: atacar la costa colombiana efectuando un grueso desembarco o
bloquearla llamando a filas a miles de ciudadanos y declarar la guerra.” Y el coronel de aviación
le responde “Es que Ud. ignora cómo está el asunto interno, empeorando a cada momento; se
conspira o parece que se conspira en mil partes, el presidente se ríe de tales rumores, pero el
Gabinete y el Ministerio de Gobierno dan bastante importancia a la situación interna y no quieren
desprenderse de las tropas fieles, ni que salgan fuera de Lima”. En: ELÍAS MURGUÍA, Julio.
Cuadenos de Viaje, 1918-1933. T.3. Lima: Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico
Maritimos del Perú, 1933.
221 Sobre este punto, el capitán de fragata Juan Manuel Castro Hart, quien tomó parte de dicho
conflicto en 1933 cuando era alférez de fragata a bordo del crucero Lima, ha escrito en su aún
inédito relato titulado Actividades y adquisiciones de la Marina de Guerra del Perú en el periodo
1930 – 1960, que “Es interesante anotar que al tomarse Leticia en Setiembre de 1932 nuestra
Escuela Superior de Guerra Naval hizo una apreciación de la situación, recomendado un
conjunto de acciones que implicaban un criterio distinto al que mantenía el Gobierno en ese
momento, pues este consideraba la situación como un problema interno y local; en forma
extraña, en vez de implementar lo que la Escuela Superior había apreciado como conveniente,
se clausuro dicho Instituto pensándose sin duda que los integrantes de la Escuela asumían una
actitud política contraria al Gobierno de entonces, los profesores y alumnos fueron destacados a
diferentes puestos.” En: CASTRO, Op.cit., p.12.
175
cuando se produjeron los luctuosos sucesos en Trujillo en julio de 1932, fueron
enviados de inmediato varios buques de la Escuadra, llevando a bordo
contingente militar que contribuyó a restablecer el orden en el lugar.222
Un tercer factor que pudo obrar para que el Gobierno desestimara el empleo de
la Escuadra, se halla en el hecho que, conociendo la inferioridad militar
colombiana frente a las FF.AA peruanas, se subestimó la reacción colombiana y
su decisión de conformar una expedición militar. Esta apreciación, de manera
independiente a las negociaciones diplomáticas que Colombia inició ante la Liga
de las Naciones, resultó ser totalmente errónea y fatal para el resultado que
tomarían las acciones luego de iniciado el conflicto.
Pero más allá de las teorías que al respecto se han enunciado en los párrafos
precedentes, hacia el interior de la Armada, se presentaron dos posturas: la de
aquellos que consideraban indispensable el envío de las unidades de la
Escuadra para hacer frente a los buques que Colombia enviaría hacia el
Amazonas, y la de aquellos, que, en sintonía con el Gobierno, lo consideraban
innecesario. En los hechos, esta errónea decisión, fue la que permitió que
Colombia pudiera ganar la iniciativa al Perú, y una vez que su fuerza
expedicionaria arribara al Amazonas en diciembre de 1932, consiguiera
superioridad frente a las fuerzas peruanas, con lo que iniciaría su campaña para
recapturar o tomar las posiciones militares peruanas en el Putumayo.
Las dudas respecto al empleo de las fuerzas navales peruanas para servir de
contención y disuasión frente a la expedición colombiana, sería materia de una
nueva citación al ministro de Marina y Aviación al Congreso, para que diese las
explicaciones del caso en el mes de enero de 1933, situación que relataremos
más adelante.
176
6.6 Principales acontecimientos y acciones (setiembre 1932 – segunda
quincena de febrero 1933)
Habiendo apreciado los aprestos llevados a cabo por ambos países referidos a
su planteamiento estratégico inicial y adquisiciones, reiteramos que en el caso
de Colombia, ya había preparado y organizado una expedición naval/fluvial, la
que como hemos visto se presentó finalizando el mes de diciembre de 1933 en
el Amazonas.
177
una o dos embarcaciones. Su comando se le entrego al señor capitán de
fragata German Narváez Larriva.”223
Figura 27. Puesto colombiano de Tarapacá, ubicado sobre la margen derecha del río Putumayo,
junto a la boca del río Cotuhé, en otro de los vértices del trapecio cedido a Colombia por el tratado
178
de 1922. La posesión de dicho puesto era estratégica, pues otorgaba el control sobre el tráfico
fluvial en el Putumayo. Fuente: AIEHMP.
En cuanto a la Armada, cuyos medios materiales eran muy antiguos, se tuvo que
recurrir a naves mercantes fluviales y a sus dotaciones, militarizando al personal
de la flota mercante fluvial, a fin de incorporarlo a las dotaciones de las lanchas
de guerra, adquiriéndose además maquinarias para una factoría de
reparaciones.224
179
enviada al puesto de Ramón Castilla, con el comandante de la Flotilla Fluvial
capitán de fragata Narváez, llevando una compañía del Batallón de Infantería
Nº17 y un equipo de sanidad, con la misión de proteger a los connacionales de
Leticia contra cualquier agresión y con órdenes de no ocupar posiciones en el
Trapecio. En ese momento, conociendo la precaria situación de las tropas y en
conocimiento de la movilización ordenada en Colombia, el comando de Iquitos,
sugirió a Lima, el envío del caza-torpedero Teniente Rodríguez y solicita con
urgencia oficiales, vestuario, armamento, munición, equipos de comunicación y
gasolina de aviación.228 Uno de los principales problemas de las guarniciones
del Putumayo (Güeppí y Puerto Arturo), era la carencia de víveres y falta de
equipos de comunicación, a lo que se sumaba la falta de gasolina en Iquitos para
el empleo de hidroaviones, que en ese momento eran los únicos elemento de
enlace con dichos puestos.229
229 Ídem.
180
Luego, a Leticia fue enviada la lancha cañonera Coronel Portillo, cuyo mando le
fue otorgado al teniente primero Julio Elías Murguía, oficial que ni bien llegó a
Iquitos desde Lima, fue asignado a dicho puesto. Su llegada transportando dos
secciones de infantería y una ametralladora Maxim, se verificó el 15 de octubre
de 1932, asumiendo también el cargo de comandante de todas las fuerzas de
Leticia, Portillo y Chimbote. Luego, el 17 de noviembre, el comando de todas las
fuerzas Leticia-Portillo-Chimbote fue entregado al capitán de caballería don
Pedro Noel.230 Posteriormente, la Coronel Portillo brindaría apoyo a la escuadrilla
de exploración aérea asignada al Teatro de Operaciones Nor Oriente, como se
verá más adelante.
181
En la guarnición de Todos los Santos, se habían instalado dos cañones de
37mm, que fueron reforzados por la reparada cañonera Napo, que trajo un tercer
cañón del similar calibre el día 6 de diciembre.
Lo cierto, es que luego de efectuar el envío de otros refuerzos por vía fluvial,
para el día 1º de enero de 1933, el dispositivo defensivo peruano en el Teatro de
Operaciones Nor-Oriente, de acuerdo con lo informado por el coronel Víctor
Ramos, se hallaba conformado por los siguientes elementos y personal,
conforme lo señalamos en la siguiente Tabla (Tabla Nº 10)232:
182
Tabla Nº 10 DISPOSITIVO DEFENSIVO PERUANO EN EL TEATRO DE OPERACIONES
NOR-ORIENTE, 1º ENERO 1933
• Destacamento
Oeste (Barranca,
136 h.
Corrientes,
Puerto Alayza
• Puerto Inca 25 h.
• Iquitos 676 h.
Total 2.190 h.
Fuente: Zárate, Op.cit. p.123.
Por otro lado, antes de finalizar el año 1932, desde el Callao, fue enviado el
transporte de la CPVDC Marañón, el cual, zarpó hacia Iquitos vía Canal de
Panamá, conduciendo tropas, armas, municiones y elementos diversos. El viaje
183
de esta nave se vió demorada en Panamá por problemas técnicos, pero pronto
pudo reanudar su viaje a Iquitos.233
Figura 28. Cañonero colombiano Córdoba, fondeado en el Amazonas, frente a Belem do Pará,
16 diciembre 1932. De todos los buques adquiridos por Colombia en Europa principiando el
conflicto, el Córdoba, al igual que el Bogotá, originalmente habían sido construidos como
minadores para la marina Imperial Alemana. Sin embargo, lno llegaron a ser concluidos y
completados como tal, siendo utilizados luego de la guerra como buques mercantes. Cuando
Colombia los compra en 1932, se les instala artillería, pero su real valor militar era prácticamente
nulo, puesto que parte de sus sistemas de provisión de municiones había sido desabilitado al ser
convertidos en transbordadores. Fuente: colección personal.
184
Figura 29. Transporte armado colombiano Mosquera. La mayor parte de las naves adquiridas
por Colombia, eran naves de uso mercante, las que al ser adquiridas, habian sido adaptadas,
en algunos casos, para montar artillería. Otra desventaja, era que sus tripulaciones eran
extranjeras. Fuente: www.histamar.com.ar
185
6.6.3 El viaje del Destacamento Amazonas colombiano hacia el Teatro de
Operaciones
Luego, el 28 diciembre 1932, arribó otra flotilla colombiana conformada por la
cañonera fluvial Barranquilla, la Pichincha y los transportes Boyacá y Nariño, los
mismos que llevaban al denominado “Destacamento Amazonas”, conformado
por un total de 791 efectivos pertenecientes al batallón de Infantería del Ejército
Juanambu.
La llegada de ambas flotillas al puerto brasileño hizo que las autoridades de dicho
lugar notificasen a las naves colombianas la necesidad que observasen
rigurosamente lo dispuesto por los tratados internacionales respecto a la
neutralidad. Por ello, el Mosquera y el Boyacá, zarparon hacia Manaos, en donde
luego se reencontrarían con el resto de naves el 14 de enero de 1933.
186
A la cañonera América la emplazó en las inmediaciones de la boca del
Putumayo para seguir al enemigo, ya fuese hacia Leticia, o hacia
Tarapacá;
Sin embargo, todo ese personal y material no resultaba ser suficiente para
enfrentar las fuerzas colombianas que se harían presentes en el T.O. con la
llegada de la expedición punitiva.
187
Para reforzar los elementos aéreos en el Teatro de Operaciones Nor Oriente, se
designó a la Escuadrilla de aviones de observación y bombardeo ligero
conformada por aviones Vought O2U-1E Corsair de la 8º Escuadrilla de
Observación, iniciando su despliegue a principios de noviembre desde la base
aérea de Las Palmas en Lima hacia Sotziki, sobre el río Perené, en donde los
Corsairs fueron equipados con flotadores. Una vez completada la conversión a
hidroaviones, las aeronaves despegaron del río Perené volando hacia Iquitos.
Luego, fueron asignadas para operar desde Pebas, lugar situado a 100 Km al
Oeste de Leticia, en el río Amazonas. Allí se hallaban la lancha cañonera y los
transportes fluviales San Miguel y Estefita, estos dos que habían sido
convertidos como buques nodriza para los hidroaviones, proporcionando
alojamiento y suministros para pilotos y personal de mantenimiento. En el caso
de la lancha cañonera Coronel Portillo, esta nave contaba con una estación de
telegrafía inalámbrica, que servía para comunicarse con Iquitos, y posibilitó que
la escuadrilla cambiase su ubicación, evitando ser localizada por las aeronaves
enemigas.236
237 Ídem, p. 1.
188
1933, un avión Travelair B-6000S adquirido a la compañía de aviación Faucett,
fue enviado hacia San Ramón.238
238 Ibídem.
239 Ídem.
189
fuerzas militares del Perú no emprenderán acción que no sea en defensa del
territorio peruano y no estorben a las autoridades colombianas en el ejercicio de
su plena soberanía y jurisdicción en el territorio reconocido por el tratado como
perteneciente a Colombia”.240 Asimismo, en dicho telegrama se indicaba que “el
Consejo expresó su esperanza de que, al proceder a restaurar el orden, las
autoridades colombianas emplearían toda la clemencia posible y limitarían su
acción estrictamente a la conservación del orden en su propio territorio.”241 Como
hemos apreciado, en todos los foros internacionales y mecanismos multilaterales
derivados de los pactos suscritos por Perú y Colombia, se le daba la razón al
último país, en cuanto la comunidad internacional consideraba que el Perú,
ocupaba indebidamente territorios que mediante el tratado de 1922, le habían
sido otorgados a su vecino del norte.
241 Ídem.
190
Canseco, ministro de Marina y Aviación, en los que intentó responder a las
criticas recibidas de aquellos que propugnaban el empleo de la Escuadra y su
envío para hacer frente a la expedición colombiana:
Respecto al envío del crucero Lima, que con tanta insistencia se hiciera
desde Iquitos, indicó que el “estado actual de este viejo barco, con más
de 50 años de servicios, su ineficacia en esa región desprovista de
combustible que necesita, son razones para no adoptar esa medida”242.
191
Luego, respecto al empleo de los cruceros y a su envío al Amazonas, expuso
que:
“No contando sino con dos cruceros, elementos casi insuficientes para
realizar una labor eficaz en la costa del Pacífico, el caso de un conflicto
armado, no sé que barco hubiera podido ir a desempeñar en el Atlántico
la misión que se insinuaba.
243 Se referìa a la Compañía Peruana de Vapores, empresa naviera del Estado peruano.
244 Aquí se referían al vapor Marañón, que había sido enviado hacia el Teatro de Operaciones.
192
La crítica, como sabéis señores, es muy fácil y es un arma que se esgrime
bien inspirada muchas veces, pero también a veces aconsejada por
sentimientos apasionados”245.
“Quiero ahora decir dos palabras sobre los excesos de imaginación que
aumenta desconsoladamente el valor de las adquisiciones hechas por
Colombia y reduce a proporciones insignificantes nuestros elementos de
defensa…..Es hecho seguro que Colombia ha realizado lo que jamás
nación alguna pudo efectuar en el mundo, improvisar una marina de
guerra, cuando en realidad se trata de pobres adquisiciones de barcos
mercantes armados con pequeños cañones y tripulados por dotaciones
mercenarias e incapaces de realizar campaña alguna y prestas a desertar,
como ya lo han hecho en presencia de peligro real o imaginario.
193
en el Tabla Nº 9, y una numerosa expedición naval, componentes ambos que
le habían otorgado superioridad sobre las fuerzas peruanas, y lo más
importante, ya poseía la iniciativa para decidir cuándo, cómo y dónde efectuar
la ofensiva sobre las posiciones en poder del Perú. Por otro lado, recordemos
que, como se mencionó en la Tabla Nº 10, el gobierno colombiano logrará
disponer de 49 aeronaves nuevas en su fuerza aérea.
Por otra parte, la práctica ha demostrado que los cañones en tierra tienen
un poder ofensivo seis veces superior a uno de igual calibre a flote y por
consiguiente, que la fuerza moral que la presencia que un crucero podía
significar en aguas de Leticia, coeficiente moral que puede estar amplia y
más seguramente representado por los rifles, ametralladores y cañones
en lugares invisibles en esa zona del bosque.
247 La frase de Méndez Núñez a la que aludió el comandante Sotíl era: Mas quiero honra sin
barcos que buques sin honra
195
Bajo el punto de vista político ¿Qué nos garantiza la actitud de nuestro
vecino del norte?...
196
Si la expedición Vázquez Cobo pudo ingresar libremente al Amazonas, lo hizo
con la seguridad que no existían elementos capaces de hacerle frente. Por otro
lado, Brasil no objetó la presencia de estas naves en el Amazonas. ¿Acaso la
presencia de las naves colombianas con más de 6.000 efectivos en Belem do
Pará, ocasionó un incidente diplomático entre ambas naciones?
Luego, acerca del avance colombiano sobre posiciones peruanas, cabe
formularnos la siguiente pregunta: ¿ello fue impedido por las baterías de tierra
de alguna posición o guarnición peruana? Definitivamente, los hechos ocurridos
echaron abajo la posición del ministro y del entonces Jefe del Estado Mayor
General de la Marina. Sería la propia institución, la que, frente a la gravedad de
los hechos ocurridos durante los tres primeros meses de 1933, la que demostró
en la práctica su capacidad para organizar una fuerza expedicionaria, aun a
pesar de contar con exiguos recursos.
En resumen, aquellos argumentos, no hicieron sino subestimar la capacidad de
nuestras fuerzas, y fueron parte de una decisión, que como mencionamos y
también insinuó el historiador Basadre, se basó en razones de índole política,
que, debemos recalcar, tuvieron un costo militar muy alto para el Perú.
Fueron estas apreciaciones erróneas, como ya lo hemos expresado
anteriormente, las que permitieron un fácil avance de la Expedición Punitiva
colombiana, posibilitando luego la captura de Tarapacá y Güeppí, así como
consolidar su presencia sobre el Putumayo, lo que les permitiría proseguir con
sus planes sin mayores dificultades.
Durante las postrimerías del Oncenio de Leguía, se promulgo una Ley, mediante
la cual se creó el Consejo de Defensa Nacional, integrado por los ministros de
guerra, marina y aviación, relaciones exteriores, hacienda y el de fomento y
obras públicas, así como por los jefes de estado mayor del ejército y la marina,
y el director de aviación. Adicionalmente serían incorporados los inspectores
generales de las tres armas y otros dos oficiales generales en condición de
asesores. Este organismo, creado para asesorar al presidente de la República
197
en temas vinculados a la defensa y seguridad nacional, recién llegaría a entrar
en funciones debido al Conflicto con Colombia dos años después de su creación.
249 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, primera sesión, 23 setiembre 1932, ff.1-3.
250 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, segunda sesión, 15 de octubre 1932, ff.4-7..
198
enemigo, considerando un ataque colombiano que podría ser sobre Leticia o tal
vez Iquitos y que, si el Perú mantuviese aún su superioridad militar, habría que
pensar en abrir otro frente sobre el Pacífico para efectuar un desembarco anfibio
sobre costas colombianas y a la vez llevar a cabo una ofensiva sobre Caucaya
y la Tagua. Sobre esto último, otra alternativa que fue planteada fue capturar las
guarniciones de Caucaya y El Encanto con civiles armados, todas estas
acciones, con la finalidad de desmoralizar a los colombianos. Luego de ello,
preparar una posible ofensiva para la recuperación de los límites nacionales en
el Nororiente.251 Sin embargo, en una posición más ceñida al derecho
internacional, intervino el oficial mayor de ministerio de RR.EE., Dr. Attilio
Tássara, quien era de la opinión de no atacar el Caucaya, ni llevar a cabo otras
acciones ofensivas porque ello conllevaría a la guerra, posición que fue
secundada por el ministro de marina, Dr. Alfredo Benavides.252
Por su parte el jefe de Estado Mayor de la Marina, capitán de navío Manuel Sotíl
manifestó que por razones eminentemente técnicas no era conveniente el envío
de ninguna de las unidades de la escuadra hacia el Amazonas.253 Debemos
inferir sobre esto último, que la opinión del capitán de navío Sotíl iba encaminada
a contradecir la propuesta surgida por parte de un sector de oficiales de la
Armada, que desde la Escuela Superior de Guerra Naval, mediante un estudio
de estado mayor, habían planteado el envío de una fuerza naval hacia la boca
del Amazonas, en cercanías del Atlántico brasileño, en previsión que Colombia
conformase una fuerza expedicionaria para recuperar los territorios ocupados,
tal y como sería discutido y planteado también en el Congreso.
251 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, tercera sesión, 16 noviembre 1932, f.13.
199
En esta sesión, una subcomisión presidida por el inspector general del ejército
elaboró un Plan de Guerra que fue leído y presentado a los asistentes, y que en
resumen, decía lo siguiente:
Luego, en cuanto a los objetivos políticos, en el plan se indicaba que una vez
rotas las hostilidades, se debía ocupar la región del Caquetá-Putumayo hasta la
localidad de Tres Esquinas y Puerto Asís, origen de la navegación sobre el río
Caquetá y el río Putumayo, respectivamente, debiéndose completar esta acción
ofensiva mediante operaciones combinadas sobre el litoral colombiano
destinadas a efectuar un bloqueo de sus actividades económicas por la vía
marítima.
En ese sentido, se presentó como parte del plan, una alternativa, que
consideraba un proyecto de operaciones defensivas, destinado a conservar
Leticia bajo la soberanía nacional. Un punto importante que consideraba esta
alternativa era que se hacía mención de que Brasil y Ecuador asumirían una
actitud de neutralidad frente al conflicto.
200
ofensiva, que consideraba como teatro principal de operaciones, al Nor Oriente
peruano.
Cabe señalar, que el plan de campaña Nº 1, tal cual fue planteado, si bien es
cierto fue aprobado por el consejo, finalmente no lo logró con el presidente, y
más bien, se llevó a la practica el plan alterno, que era el plan Ofensivo Nº 2, que
201
era de tipo defensivo, pero que erróneamente se basaba en supuestos que
consideraban que las fuerzas colombianas, marcharían sobre el Amazonas, para
atacar Leticia o Iquitos. Al parecer, nunca se contempló la posibilidad tal cual fue
planteada por los colombianos, de llevar a cabo una maniobra estratégica
ofensiva indirecta, que como veremos, consistía en ocupar primero el Putumayo
y luego de establecer su superioridad allí, atacar Iquitos y finalmente recuperar
Leticia.254
Luego, el presidente manifestó que era propósito firme del gobierno, de conducir
las negociaciones diplomáticas a fin de obligar a Colombia la revisión del Tratado
de 1922, y que según parecía, por la actitud hostil de dicho país, las
negociaciones hasta la fecha no eran tomadas con la seriedad que el caso exigía
y era posible que dicho país precipitase el casus belli.
En dicha reunión, aparte del planteamiento de los diferentes jefes de las FF.AA.
en torno a sus requerimientos, se informó al presidente, la situación a la fecha
de las fuerzas en el Nor-Oriente. En cuanto a la Armada, el presidente indicó
conocer todo lo que se había adelantado especialmente sobre la carena de los
buques, y que todas las disposiciones ya habían sido dictadas para ese
254 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, quinta sesión, 30 noviembre 1932, ff.25-37.
202
propósito, así como establecer con urgencia el orden en que deben enviarse las
unidades para su carena y dique, tan luego como se dispusiese de dinero. Indicó,
además, que los buques debían dirigirse para esos trabajos, preferentemente,
“hacia los diques del Sur, por las mil razones que dan preferencia a esta
determinación”.255 Esto lo dijo el presidente refiriéndose a las dificultades que se
preveían si los buques peruanos viajasen hacia Panamá, considerando la actitud
preferencial que se observaba hacia Colombia por parte de los Estados Unidos.
Por otro lado, se debe recordar, que, en el año 1930, luego de la devolución de
Tacna al Perú por parte de Chile, la Escuadra peruana, había efectuado una
visita de “buena voluntad”, y se consideraba factible que los buques nacionales
pudiesen efectuar su carena allí, tal y como ocurrió en 1935.
Acto seguido, el presidente comentó que “no debemos olvidar que la llamada
Escuadra colombiana adolece de defectos capitales: las unidades que la
componen son de tipo bien distinto y algunas bien anticuadas, por cierto,
improvisadas para la empresa que pretenden llevar a cabo. El material que
montan es diferente y por tanto su aprovisionamiento y manejo no es nada fácil
y con tanta mayor razón, si el personal de que dispone ha sido reclutado en
distintos países, sin sujeción a ningún control militar, con precipitación, sin
ninguna selección, y que ese personal es mercenario.” Agregó luego que, “en
suma, una expedición en estas condiciones es peor que las de filibusteros de
épocas pretéritas y todos sabemos bien como dichas expediciones casi siempre
255 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, octava sesión, 11 enero 1933, ff. 38-48.
203
fracasaron, especialmente en nuestras costas, las que no se encontraban
defendidas como se cree que actualmente se encuentra Leticia.”
256 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, octava sesión, 11 enero 1933, ff. 38-48.
204
Como se aprecia en estas sesiones, ni los ministros, ni los jefes militares que la
integraban, y tampoco el presidente, hasta antes de que la Expedición Punitiva
colombiana iniciase su marcha sobre el Amazonas (lo que ocurrió a partir del 17
de enero), y efectuase sus primeras acciones ofensivas sobre Tarapacá (el 16
de febrero), no tenían realmente idea de la magnitud de la preparación y de las
capacidades de esta fuerza expedicionaria y mucho menos, de las que había
adquirido la Fuerza Aérea colombiana, gracias a su “alianza” con la empresa
SCADTA, que contribuyó a obtener la superioridad aérea.
Por las informaciones que manejaban los miembros de este consejo, que
constituía el más alto nivel político-estratégico del Estado Peruano, se aprecia
que no contaban con la debida información de inteligencia, puesto que no se
tuvo datos precisos del esfuerzo que había realizado Colombia en sus
adquisiciones aéreas y navales, y mucho menos sobre las capacidades reales
que habían adquirido y su poder combatiente frente a los elementos peruanos
existentes en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Por otro lado, llama la
atención que no se pudo conocer con exactitud, la magnitud del poder aéreo que
había logrado Colombia, al incorporar a los pilotos, mecánicos y aeronaves
procedentes de la línea aérea SCADTA, lo que, sumado a las aeronaves
adquiridas en el extranjero, establecieron superioridad sobre el Cuerpo Aéreo
del Perú.
205
6.6.9 Primer enfrentamiento armado: el choque de Puerto Meléndez (29 de
enero 1933)
De manera independiente al avance de la Expedición Punitiva, las acciones en
el Teatro de Operaciones se iniciaron el 29 de enero de 1933, cuando se produjo
el primer incidente armado entre fuerzas de ambos países. Desde el puesto de
vigilancia de Puerto Arturo sobre el río Putumayo, partió una patrulla al mando
del teniente Gregorio Vargas que marchó hacia la boca del río Cara Paraná,
afluente desde el lado colombiano del Putumayo, en donde los peruanos habían
instalado un puesto de vigilancia a cargo de un subteniente de reserva con diez
soldados armados de fusiles. En línea recta, la distancia de Puerto Arturo a la
boca del Cara Paraná es de unos diez kilómetros. Allí, el 29 de enero, se
interceptó a un grupo de soldados colombianos que cruzaban usualmente el río
para coger monos, internándose demasiado en la selva.257 A esta acción se le
dio el nombre de “Combate de Puerto Meléndez” y en esta acción fortuita que no
formaba parte de ningún plan, falleció el sargento colombiano Leguízamo, que
se convirtió en el primer muerto colombiano caído en acción durante el Conflicto
con el Perú.
Sin embargo, y como parte del plan ya establecido por la Expedición Punitiva,
las fuerzas colombianas iniciaron sus maniobras para recuperar su presencia en
el Putumayo, zarpando desde Belém do Pará el 17 de enero, teniendo en mente
que el primer objetivo era la recuperación de la guarnición ubicada en Leticia.
Hasta esa fecha, el presidente colombiano Enrique Olaya Herrera aún no había
tomado una decisión respecto a que, si era conveniente marchar sobre Leticia,
tal y como lo planteaba el general Alfredo Váquez Cobo. En los días
206
subsiguientes, navegando la expedición hacia el objetivo primigenio, el 27 de
enero efectuó una escala en Tonantines, poblado brasileño en el Amazonas,
lugar en el que se recibieron nuevas instrucciones del presidente Olaya Herrera,
en las que se le daba órdenes de dirigirse hacia el Putumayo para efectuar la
recaptura de Tarapacá.
Un par de días antes -el 11 de febrero- dos aeronaves Vought Corsair, fueron
enviados desde su base en la desembocadura del río Yacu hacia Tarapacá, en
misión de reconocimiento. Allí detectaron la presencia de naves colombianas en
aguas brasileñas del río Putumayo, luego de lo cual, regresaron a su base para
informar del avistamiento. Conocido el reporte, el comando aéreo ordenó un
ataque para ser efectuado al día siguiente. Entonces, el día 12, una escuadrilla
de cuatro aeronaves Corsair, armados cada uno con ocho bombas de 15 Kg,
despegaron para atacar a la expedición colombiana, que se hallaba en aguas
brasileñas, efectuando preparativos para atacar Tarapacá. Sin embargo, pese a
que tuvo el elemento sorpresa, el ataque no tuvo los resultados esperados,
puesto que las bombas no explotaron.258
207
y más de 20 minutos de vuelo.259 Había entre su personal muchos enfermos. En
la boca del Cotuhé, se había destacado a 30 efectivos, cubiertos por un tercer
cañón Krupp de 75mm y la lancha Estefita, que cubría la entrada del río Cotuhé.
261 Ídem.
208
dos días para contestar, pues hallábase lejos de sus superiores, agregando que
ellos, no dispararían primero.262
Mientras que estos hechos ocurrían, las aeronaves de la escuadrilla Corsair
peruana, intentaron sorprender de nuevo a la expedición colombiana tal y como
había ocurrido el 12, pero en esta oportunidad, por un lado, uno de los aviones
tuvo que retornar a su base sobre el río Yacu (Napo), y por otro, al acercarse
sobre su objetivo, que era la flotilla colombiana que se hallaba en inmediaciones
de Tarapacá, las aeronaves peruanas fueron sorprendidas por una escuadrilla
de aviones caza Hawk II colombianos. Al hallarse sin la escolta de aviones caza,
las aeronaves peruanas, con pocas posibilidades de éxito en su ataque, lanzaron
sus bombas sobre la cañonera colombiana Córdoba, que aún se hallaba en
aguas brasileñas, pero sin mayor efecto, y fueron perseguidas por las
colombianas. Durante la persecución, un Corsair al mando del alférez Secada,
se enfrentó a las aeronaves colombianas, permitiendo al resto de aeronaves
peruanas escapar. Este último Corsair peruano logró eludir a las aeronaves
colombianas, las que abandonaron la persecución, retornando a Tarapacá.263
209
En esta acción, intervino por vez primera la aviación en combate, Colombia tuvo
superioridad de medios, no había presencia de naves peruanas, la cañonera
América se hallaba desde hacía pocos días reforzando las defensas en Leticia,
y la Napo, se hallaba en reparaciones en Iquitos, por haber perdido una hélice.
En esta oportunidad, Colombia tuvo la iniciativa y la superioridad, que le permitió
decidir cómo y cuándo combatir, lo que le permitió lograr el objetivo estratégico.
Al dia siguiente, salieron tres aeronaves Corsair, acompañadas por dos aviones
caza Douglas O-38P, enfrentándose nuevamente a la aviación colombiana a la
altura de la zona de Collaru-La Victoria. En la acción resultó herido el mecánico
que operaba la ametralladora en la nave piloteada por el alférez Secada.265
264 FERNÁNDEZ PRADA, Alberto. La Aviación en el Perú. Lima: Talleres de la Editorial del CIMP,
1966. p. 373.
265 Ídem.
210
CAPÍTULO VII
SEGUNDA FASE DEL CONFLICTO Y LA
CONTRAOFENSIVA PERUANA.
211
212
7.1 Acciones en el frente diplomático en febrero 1933: intervención de la
Liga de las Naciones
Esta respuesta sin un sustento valedero fue contestada por el presidente del
Comité Especial del Consejo de la Liga de las Naciones, Sean Lester, el 17 de
febrero, quien indicaba que “El Comité del Consejo de la Liga, encargado de
informar sobre el caso de Leticia, no puede, sin embargo, comprender cómo
estando situado el puerto de Tarapacá dentro del Territorio Colombiano, había
allí, guarniciones militares del Perú.”267
Luego, vino la respuesta del canciller peruano, quien dijo que “Tarapacá no era
un puesto militar propiamente dicho” sino un lugar que siempre perteneció al
Perú, “ocupado por peruanos en movimiento espontáneo de reintegración
nacional”.268
267 Ídem.
213
gobierno brasileño y las actividades militares peruanas destinadas a impedir el
restablecimiento de las autoridades colombianas en Leticia, solicitando, que se
convocara inmediatamente al Consejo, “en virtud del Artículo 15 del Pacto, con
el fin de examinar la situación planteada por la agresión peruana hacia Colombia
y por la Violación de tratados tan claros como solemnes, solicitando además, de
restablecer, como lo exige el principio insustituible del respeto a los compromisos
internacionales, el estado de cosas anterior al 1° de septiembre de 1932; y de
determinar la naturaleza y cuantía de las reparaciones a que tiene derecho la
República de Colombia”.269
214
Ese mismo día, se reunió en Ginebra el Consejo de la Liga, autorizando a
Colombia efectuar operaciones para el restablecimiento del orden en los
territorios ocupados, pero sin violar el territorio del Perú.273
En cuanto a las gestiones ante la Liga de las Naciones, las mismas habían
resultado infructuosas, puesto que hasta la fecha se le daba la razón a Colombia.
Por otro lado, se evidenciaba la carencia de los medios fluviales necesarios para
mantener las líneas de comunicaciones entre las bases principales de
operaciones e Iquitos. Tampoco, había sido posible elaborar y ejecutar el Plan
de Guerra y el de Campaña en su oportunidad, ni acumular los medios
necesarios para oponerse a la amenaza que representaba la expedición
colombiana.
215
Asimismo, con la llegada de la Expedición Punitiva y las acciones desarrolladas
durante la primera quincena de febrero, se demostraba claramente la pérdida de
la iniciativa y de la superioridad militar en el Teatro de Operaciones.
Finamente, se concluía que no quedaba otra cosa que efectuar las siguientes
acciones:
216
bombardeado cobardemente a compatriotas nuestros, en el río
Putumayo, porque repudian lo nacionalidad que les impuso un Tratado
negociado o espaldas de lo ciudadanía peruana; y rechazada, en
absoluto, desde el instante que se le conoció .
217
fuerzas colombianas intentado abrir otro frente de guerra lejos del Teatro de
Operaciones amazónico.
Dos días después de este discurso, que como se comentó fue retransmitido
por todas las estaciones radiales a lo largo del país, tuvo lugar en Lima, una
gigantesca manifestación de apoyo organizada por la Municipalidad de Lima,
en la que se estimó una asistencia de unas 100.000 personas, de acuerdo
con lo informado por las radios. Tal como lo informó el diario “La Crónica”,
los discursos de ese día, dados nuevamente por el presidente y también por
el alcalde de Lima, fueron también escuchados por todo el país, gracias a
que en diferentes ciudades se colocaron altoparlantes.278 En su discurso,el
alcalde, José Manuel García Bedoya, declaró que “Leticia es y será siempre
peruana”.279
280 CAVELIER, Germán. La política internacional de Colombia. Bogota: Ed. Iqueima, T.III, 1960.
p. 207.
218
escándalo. En la turba no aparecieron elementos políticamente vinculados al
partido de gobierno y, más bien, actuaron tal vez elementos de la oposición.”281
219
grado Carlos Rotalde de Romaña282. El capitán de navío Carlos Rotalde, se
había desempeñado como ministro de Marina y Aviación en el año 1930, en la
Junta de Gobierno luego de la caída del presidente Leguía. Al parecer, la
disconformidad con la gestión del comandante Sotil al frente de la Armada,
generó que fuera destinado al Ministerio de Marina “en comisión” y sin cargo
alguno durante siete meses.
220
órdenes de atacar de manera enérgica a cualquier nave que intentase
remontar el río por uno u otro canal de dicha isla;
2. Tomar parte en la defensa de Leticia, en cooperación estrecha con las tropas
en tierra.
3. Establecer un servicio de vigilancia con todos los elementos ligeros que
dispusiese (lanchas menores), situados a distancia conveniente aguas
debajo de la línea Leticia-Ramón Castilla, con el fin de prevenir e imposibilitar
cualquier sorpresa sobre Leticia.
4. La comandancia de la Flotilla, quedaba a órdenes del comandante de la
Posición de Leticia.
221
territorio nacional. Actuará para el cumplimiento de su misión, a órdenes del
Comandante General del Agrupamiento Leticia.
B. Se hallará listo a trasladarse al Putumayo, a la primera orden de la
Comandancia en Jefe de las Fuerzas de Operaciones del Nor-Oriente, para
atacar a aeronaves o buques enemigos que amenazaran la región Güeppí-
Tarapacá.285
Por otro lado, se había designado al teniente coronel Isauro Calderón, como
Comandante General del Agrupamiento de Leticia. A dicho oficial superior, en la
“Instrucción personal y secreta Nº3”,286 se le otorgaba la misión de “mantener,
cueste lo que cueste, y hasta el último sacrificio, la ocupación del sector de
Leticia-Ramón Castilla, contra todo intento del enemigo invasor y cerrar a este
el paso por el Amazonas”. Para cumplir dicha misión, se le instruía para organizar
la cooperación mutua de las fuerzas asignadas bajo su mando, las mismas que
eran las que se muestran en la tabla Nº 11:287
222
Tabla Nº 11 FUERZAS DISPONIBLES A ÓRDENES DEL COMANDANTE
GENERAL DEL AGRUPAMIENTO LETICIA, TENIENTE CORONEL ISAURO
CALDERÓN, 13 MARZO 1933
B.A.P. América
B.A.P. Cahuapanas
Fuente: elaboración propia, con información de ZÁRATE, Op.cit. T.III, pp. 77-78.
Posición de Ramón Castilla, debiendo organizarla para impedir que los buques
enemigos remonten un río y defenderla en contra de un desembarco allí o en las
proximidades;
223
A. Destruir con sus medios cualquier buque que intente remontar el río, así
como rechazar el desembarco del enemigo en Leticia o en sus proximidades.
B. Rechazar y contraatacar energéticamente todo ataque proveniente de la
hacienda La Victoria o sus playas adyacentes.
Asimismo, los elementos aéreos quedaban bajo sus órdenes directas, con la
salvedad que estaría lista a acudir a otros frentes con órden del Comandante en
Jefe de Nor-Oriente.
224
El Comité de los Tres, el mismo día, emitió un pronunciamiento manifestando su
opinión en el sentido de que “no consideraba que las contrapropuestas de
Gobierno peruano para la solución del diferendo que pudiesen ser
recomendadas al Consejo y al gobierno de Colombia.” Agregando “que la
situación resultante de la presencia de fuerzas peruanas en territorio Colombiano
es incompatible con los principios de derecho internacional, así cmo los del Pacto
de la Liga de las Naciones y del Pacto de París, que vinculan a las dos partes y
a los cuales de debe conformar la solución del diferendo”289
290 Ídem.
291 Ibídem.
225
de acción por la vía diplomática para negociar una revisión del Tratado de 1922.
Este acto, implicaba además la aplicación del parágrafo 6 del artículo 15 del
Pacto de la Liga, que decía que: “Si el dictamen del Consejo fuere aceptado por
unanimidad… los miembros de la Liga, se comprometen a no recurrir a la guerra
contra ninguna parte que se conforme con las conclusiones del dictamen”.292
226
Al respecto, se dictaron tres medidas que habían sido consideradas en ordenes
internas anteriores:
Con el último dictamen e informe del Consejo de la Liga que fue favorable hacia
Colombia, y por otro lado, con la decisión peruana de enviar refuerzos hacia el
Teatro de Operaciones, quedó en claro que el conflicto escalaría hacia una
confrontación directa. Desde el punto de vista colombiano, esa nación contaba
con la aprobación de sus tesis jurídicas y ello le hacía acreedora del apoyo de la
Liga de las Naciones. Sin embargo, en Colombia eran conscientes que ello no
227
significaba que el Perú abandonaría los territorios ocupados, o que existiese una
acción internacional que le obligara a ello por la fuerza.295 Hay que tener en
cuenta que, desde el punto de vista militar, la desocupación de Leticia había
quedado en suspenso, debido a que Colombia, de acuerdo con el Pacto de la
Liga de las Naciones, tampoco podría recurrir a la guerra.296
Sin embargo, las decisiones que el Gobierno peruano adoptó en rebeldía frente
a lo resuelto por la Liga tendrían consecuencias frente a Colombia, puesto que
sus fuerzas hallarían legitimidad en responder frente a los ataques peruanos que
se producirían pronto.
Por ello, Colombia se vio forzada a buscar una solución con sus propias fuerzas.
Según las propias palabras del ministro de guerra colombiano, Carlos Uribe
Gaviria, “Como nada en definitivo resolviera la Liga de las Naciones para obtener
del Perú la aceptación de la fórmula aprobada por ella, no nos quedaba otro
camino que el de la violencia”.297
La ventaja en ese momento para las fuerzas colombianas era que, habiendo
conquistado Tarapacá, desde allí podía movilizar sus naves por el Putumayo
hasta Caucayá. Las fuerzas peruanas, sin haber recibido todos los refuerzos
solicitados, se hallaban dispersas en posiciones fijas, débiles cada una frente a
un ataque en el que Colombia podría reunir superioridad táctica local.298 Para los
colombianos, se presentaban dos objetivos principales, Güeppi en el curso alto
del río Putumayo, que a su vez se hallaba comunicado por varias trochas o
varaderos299 con la guarnición de Pantoja ubicada en el río Napo, y Puerto
Arturo, ubicado en el bajo Putumayo, y comunicado también con el río Napo,
299 En la selva peruana, se denomina trocha o varadero, a una especie de camino inundable, que
se hace entre dos ríos o una cocha (laguna) y un río, cuando entre ellos no existe una
comunicación natural, a fin de permitir el transporte de un lugar a otro.
228
desde donde habían posibilidades de proyección, aunque limitadas, hacia
Leticia.300
Para los colombianos, el ataque y captura de Güeppi, debería preceder a
cualquier maniobra sobre Puerto Arturo, debido a que dicha posición era más
débil y podía ser tomada por el Destacamento Putumayo sin la colaboración del
Destacamento Amazonas, cuyas fuerzas tendría opción de iniciar operaciones
de reconocimiento hacia Puerto Arturo. Asimismo, la captura de Güeppi, le daría
a los colombianos el dominio total del Alto Putumayo, asegurando el eje de
comunicaciones hacia Puerto Asís, liberando a esa zona de cualquier amenaza
por parte del Perú.301
301 Ibídem.
229
Por otro lado, finalizando el mes de marzo, dos buques adquiridos por Colombia
en el extranjero arribaron al Amazonas. El cañonero Bogotá, había llegado a
mediados de marzo a Belem do Pará, seguido por el cañonero Mariscal Sucre.
Ambos buques luego navegaron hacia Manaos, en donde dieron encuentro al
Mosquera. Estas tres naves, partieron hacia Tarapacá el 23 de marzo.
Figura 31. Cañonero colombiano Mariscal Sucre, a su arribo a Belem do Pará, marzo 1933.
Este buque, al igual que el resto de naves adquiridas durante el conflicto, era de procedencia
civil, y anteriormente había sido un yate de propiedad de un magnate norteamericano. Tenía la
particularidad de haber sido construido con planos de un torpedero y se hallaba propulsado por
una planta a turbinas de vapor, situación poco común en la época. Fuente: col. personal.
230
ataque iniciado por ellos, cuando navegaban en el río Cotuhé, en busca de la
lancha Estefita, en lo que han denominado “Combate de Buenos Aires”, nombre
dado debido a que el lugar de encuentro se hallaba cercano a una guarnición
peruana ubicada cerca de un lugar con el mismo nombre.
En el mismo día, gracias a que el Servicio de Criptografía de la Armada había
roto las claves colombianas, la aviación peruana efectuó un ataque. Dos
escuadrillas peruanas, una de ellas conformada por dos aviones Douglas al
mando del mayor Ergasto Silva y sus pilotos el capitán Luis Sologuren y los
alfereces Luis Cayo y Juan Blume; y la otra, por aviones Corsair, al mando del
comandante Baltazar Montoya, con los pilotos alféreces Francisco Secada,
Rafael Dañino y Víctor Gal’lino, efectuaron una misión de bombardeo contra las
naves colombianas, pero sin los resultados esperados.302
Como al retorno a las aeronaves les agarró la noche, solo dos aeronaves
llegaron a su base, mientras que las otras dos, como no vieron las fogatas,
volaron hacia el Amazonas. Del primer grupo se accidentó la nave del
comandante Montoya, salvándose él y su mecánico.303
La guarnición peruana de Güeppi, se hallaba ubicada sobre la ribera sur del río
Putumayo, sobre un promontorio con 40 metros sobre el nivel medio del río, en
una posición dominante que favorecía su defensa frente a cualquier amenaza
porveniente desde el río.304 En Güeppí, se hallaban 209 efectivos militares
peruanos, dotados tan solo de ametralladoras y fusiles.
Para el mes de marzo de 1933, entre la ribera sur peruana y la ribera norte
colombiana, existían cuatro islas, de las que tres se hallaban del lado peruano,
contribuyendo a su defensa en el entendido que limitaba el paso de cualquier
embarcación que intentase atacar el puesto peruano. La cuarta isla, que era la
303 Ídem.
231
de mayor tamaño y que se hallaba del lado colombiano, era la isla de Chavaco,
en donde los colombianos habían instalado un puesto atrincherado.
El 18 de marzo, el coronel Roberto Rico, comandante del Destacamento
colombiano Putumayo, recibió órdenes del ministro de guerra Carlos Uribe
Gaviria, para preparar la operación de ataque sobre Güeppi, para lo que debería
efectuar coordinaciones previas con el coronel Herbert Boy.305 El destacamento
Putumayo, contaba con 1.858 combatientes repartidos en 15 guarniciones y en
las dos cañoneras disponibles en la parte alta del río Putumayo (la Cartagena y
la Santa Marta).306 Para el día 21, lo colombianos se hallaban concentrando sus
tropas en el destacamento de Chavaco, ubicado sobre el río Putumayo, casi al
frente de Güeppi, en el lado norte del río, disponiendo allí de la cañonera
Cartagena y de las lanchas de transporte de origen civil Huayna Capac y Sinchi
Roca, capturadas a los peruanos al inicio del conflicto, las que de acuerdo al plan
colombiano, atacarían desde el lado oeste, para luego efectuar un desembarco,
mientras que la cañonera Santa Marta, atacaría y efectuaría un desembarco
desde el lado este de la guarnición peruana.307 En frente de la guarnición, entre
las tres islas sobre el río y la orilla peruana, se posicionarían tres planchones
(barcazas a remolque) llevando más tropas de infantería listas a desembarcar.
Precediendo la acción de las cañoneras contra Güeppi, la aviación colombiana
efectuaría un ataque aéreo sostenido. En suma, el plan consistía en dividir sus
fuerzas en dos alas envolventes y una frontal, con la del Este que avanzaría en
profundidad para bloquear la trocha Güeppi-Pantoja, evitando con ello la posible
llegada de refuerzos y cortar la retirada. 308
Finalmente, el ataque se fijó para el día 26 de marzo por la madrugada.
Entonces, a eso de las 02:00 del 26, desde los cañoneros colombianos, se
procedió a desembarcar 150 efectivos que avanzaron por ambos flancos, y hacia
306 Ídem.
232
las 08:40, al arribar la aviación colombiana, se inició el ataque contra Güeppi.309
La artillería de las cañoneras Santa Marta y Cartagena, apoyado por las bombas
lanzadas por seis hidroaviones colombianos, y el efectivo avance de la infantería
colombiana, lograron conquistar las posiciones defensivas peruanas a eso de
las 16:00, tras una infructuosa defensa por parte de la guarnición peruana al
mando del capitán Víctor Tenorio. Este oficial, de acuerdo con las órdenes
recibidas previamente, ante la captura de su guarnición, se replegó 3 Km hacia
el sureste, pero luego, intentó efectuar un contraataque con 2 oficiales y 80
hombres reunidos de las secciones de la guarnición, pero el mismo, cuando se
hallaban a 500 m. de su objetivo, fue rechazado por las defensas que habían
caído en manos colombianas.310
Figura 32. Puesto peruano de Güeppi, que fue capturado por tropas colombianas del
Destacamento Putumayo, el 26 de marzo de 1933. La caída de dicho puesto en manos
colombianas, les otorgó el control del curso superior del Putumayo, facilitando el desplazamiento
de sus fuerzas en preparación para la captura de Puerto Arturo, con lo que obtendían el dominio
absoluto de dicho río. Fuente: IEHMP.
233
Al culminar el combate, que duró aproximadamente 8 horas, del lado peruano,
hubo de lamentar la muerte de 10 hombres, y la captura de 1 oficial, 24 hombres
y 2 heridos; muentras que del lado colombiano, hubo 5 muertos y 9 heridos.311
La captura de Güeppi por parte de fuerzas colombianas, determinó que el Perú,
perdiese su guarnición más avanzada sobre el Putumayo, y como anotamos
anteriormente, que Colombia obtuviese el dominio total del alto Putumayo.
Otra incursión aérea sobre las fuerzas colombianas por parte de aeronaves
peruanas se produjo el 28 de marzo. Tres aeronaves Vought Corsair del
escuadrón Nº 10, salieron de Puca Barranca en misión del reconocimiento hacia
Pantoja, volando sobre la margen izquierda del río Putumayo, sobre territorio
peruano. Cuando se hallaban a pocos kilómetros de la guarnición colombiana
“El Hacha”, avistaron a la lancha Sinchi Roca, preparándose entonces para
atacarla. La escuadrilla se hallaba comandada por el mayor José Estremadoyro
e integrada por los alféreces Alfredo Secada y Alfredo Roldán, acompañados de
los mecánicos Hipólito Paredes, Adolfo Granadino y Daniel Valdivia.312
313 Ídem.
234
7.6.5 El ataque peruano a Puerto Calderón (16 de abril) y sobre Yabutanos
(26 de abril)
316 Ibídem.
235
de la Armada, en seguir las recomendaciones formuladas desde la Escuela de
Guerra Naval. Se había llegado a una situación en la que los intereses políticos
del régimen no podían estar por encima de los intereses de la Nación, y esta
situación demandaba acciones inmediatas por parte de quienes desde Lima
debían conducir la guerra.
236
• Hacer una demostración naval, para obligar a descongestionar la presión de
las fuerzas aéreas colombianas sobre la región del Putumayo y sobre el
Caribe;
319 Ídem.
237
llevar a parte de las dotaciones de los destructores Almirante Guise y Almirante
Villar que serían adquiridos en Estonia.
238
Bayona Posada. Las dos piezas de artillería fueron emplazadas en Punta
Soldado y en Punta Bazán, que delimitan La Bocana, y las obras de montaje
estuvieron a cargo de un oficial de la marina rusa de apellido Maletvich.322
Figura 33. Crucero peruano Almirante Grau, al ancla en Ancón, 1928. Fuente: AHM.
Hubo un factor muy importante que resultó ser crítico, y era el referido a la
capacidad antiaérea de las tres unidades que componían esta fuerza. Colombia,
en el Caribe, no contaba con elementos navales capaces de enfrentar a las
naves peruanas, pero para mayo de 1933, había logrado disponer de la
formidable cantidad de sesenta naves aéreas de guerra de diferente tipo, tanto
322 COLOMBIA, Fuerzas Militares. La artilleria colombiana: ciento cincuenta años de historia,
1810-1960. Bogota: Ed. Sección Impr. y Publicaciones de las Fuerzas Militares, 1960. p. 59.
239
de combate como de transporte323. Considerando el despliegue naval peruano,
se esperaba que Colombia reasignara hacia sus costas caribeñas parte de sus
aeronaves, lo que constituiría la principal amenaza de importancia contra aquella
fuerza.
Esto se debía a que el Almirante Grau y los dos submarinos carecían de artillería
antiaérea necesaria para batir aeronaves. Para resolver esta deficiencia, la
Armada logró que el gobierno gestionara la adquisición de armamento antiaéreo
en el Japón, efectuándose dicha operación mediante la venta de 6.000 toneladas
de guano a la firma Okura C° Trading Ltd. de Tokio, a cambio de armamento
antiaéreo, que consistió en cuatro cañones de 76,2 mm con sus respectivos
ascensores de munición324. Sin embargo, estos cañones no llegaron en las
fechas requeridas, lo que obligó a nuestros marinos a transformar los cañones
Vickers de 37mm de los cruceros en armas antiaéreas. Para ello, se les diseñó
una nueva cureña con elevación de 90°, elaborándoseles, además, las
respectivas alzas y tablas de tiro contra blancos aéreos325.
Se completó la batería antiaérea del Almirante Grau (y también la del Coronel
Bolognesi), con cuatro ametralladoras Madsen de 7.65mm.
Adicionalmente y con la finalidad de aparentar una mayor capacidad antiaérea,
a sabiendas que cuando cruzara el Almirante Grau el Canal de Panamá sería
visto por espías colombianos, se prepararon e instalaron en el lugar de los
antiguos montajes de 37mm, falsos cañones hechos de bambú, que con sus
fundas de lona engañarían a cualquier observador. Se dispuso también, que
mientras navegasen juntos los tres buques, lo hicieran en una formación en la
que los submarinos ocuparan estación a 1.800 metros de distancia y a 45° por
323PINZÓN, Op.cit. Esta fuerza aérea fue conformada por Colombia en el corto lapso de nueve
meses, entre setiembre de 1932 y mayo de 1933, gracias a la colaboración de los pilotos
alemanes que trabajaban para la línea aérea colombiana SCADTA. De los 56 pilotos al servicio
de Colombia, 56 eran alemanes, y la mayor parte de ellos había participado en la Primera Guerra
Mundial.
325 Ídem.
240
ambas aletas del crucero, con lo que la fuerza estaría bajo la protección de la
modesta artillería antiaérea del Almirante Grau, en caso de un ataque aéreo.
Con respecto a los preparativos previos al zarpe, antes de partir del Callao, el
Almirante Grau se abasteció a su máxima capacidad de munición, además de
800.000 tiros para fusil y ametralladora, así como víveres secos y frescos, hasta
ganado en pie326.
Un detalle importante de ser resaltado en esta operación fue el haber dotado al
Almirante Grau de un hidroavión, con lo que se le proporcionaba a la fuerza la
capacidad para efectuar misiones de exploración y alarma temprana más allá del
horizonte. La aeronave que se embarcó fue un hidroavión tipo Vought UO-5, para
lo que se tuvo que acondicionar al buque, dotándolo de una plataforma ubicada
entre el palo trinquete y la primera chimenea, debiéndose retirar los pescantes
de los botes allí ubicados. La maniobra de izado y arriado del hidroavión se
efectuaría por una pluma preparada para tal fin327.
El zarpe de las tres unidades se produjo finalmente el 17 de abril de 1933,
realizando una escala breve en Ancón, en donde fue izado el hidroavión Vought
a bordo del Almirante Grau, embarcándose también su piloto, el teniente primero
José San Martín y personal técnico. Este hecho, poco conocido, tiene gran
significado, por ser la primera oportunidad en la que a bordo de un buque de
guerra peruano se embarcó una aeronave con fines operacionales.
Durante toda la navegación, a bordo de los tres buques, se hicieron ejercicios y
zafarranchos de todo tipo, inclusive con cortinas de humo para ocultamiento.
Desde el 29 de abril, se navegó frente a costas colombianas, arribando el 1° de
mayo al puerto de Balboa, en Panamá.
327 RODRÍGUEZ ASTI, John. Buques de la Marina de Guerra del Perú desde 1884: Cruceros.
Lima: Fondo de Publicaciones de la dirección de Intereses Marítimos, 2000.p. 93.
241
Figura 34. Instantes en que el hidroavión Vought UO-5 es izado a bordo del crucero
Almirante Grau, frente a las instalaciones de la Estación de Hidroaviones de Ancón, el
17 de abril de 1933, en momentos previos al zarpe de la Fuerza Avanzada del
Atlántico hacia Panamá. Esta fue la primera vez que una aeronave era embarcada a
bordo de un buque de la Armada Peruana. Fuente: colección Amaru Tincopa.
Figura 35. Dotación y personal técnico del hidroavión Vought UO-5, a bordo del crucero
Almirante Grau. El piloto de la aeronave era el teniente primero CAP José San Martin, de
procedencia naval. El embarque de esta aeronave, le permitía al buque contar con un
elemento de exploración avanzada y alerta temprana, y con una capacidad limitada para
atacar blancos aéreos y en superficie con sus ametralladoras. Fuente: colección Amaru
Tincopa.
242
Fue en este lugar, en el que se hizo notar la presión de la Liga de Naciones, así
como el accionar de la diplomacia colombiana. Las autoridades del Canal,
únicamente brindaron las facilidades que el derecho internacional permitía a las
naves de una nación beligerante, autorizando tan sólo el aprovisionamiento de
petróleo suficiente para llegar hasta el próximo puerto328.
Mientras los buques hacían la faena de petróleo, las autoridades del Canal,
impidieron la salida del personal de a bordo, así como el ingreso de personas
foráneas.
Concluida la estadía en Balboa, las naves peruanas iniciaron el cruce del Canal,
ingresando al Caribe el día 4 de mayo, dirigiéndose hacia Curazao, adonde
arribaron el 9 a 15:00 horas para reabastecerse.
Allí, una vez más, los buques tuvieron ciertas dificultades para tomar carbón y
provisiones. A su arribo, recibieron la visita del Cónsul peruano, quien informó al
comandante Mercado, que la Liga de las Naciones había presionado a las
autoridades holandesas para que negara toda ayuda a las naves peruanas y
limitara su permanencia a un máximo de ocho horas, concediéndose únicamente
autorización para tomar petróleo y víveres en cantidad suficiente para llegar al
siguiente puerto de destino, tratándoseles como una fuerza beligerante.329
Ante tan serias limitaciones, el comandante Mercado, recurriendo a la habilidad
e inteligencia del personal a sus órdenes, lograría abastecer a sus buques más
allá de lo permitido. Este interesante episodio, lo relata el comandante Castro en
la obra que ya se ha citado, de la siguiente manera: “El jefe del muelle no quiso
bombear petróleo sin la autorización del gobernador. Breve tiempo después, el
señor gobernador llegó con su familia, y el comandante Mercado lo invitó a subir
a bordo (del Almirante Grau), pasando a la cámara del almirante, y allí se quedó
con sus acompañantes a puerta cerrada amablemente atendidos por oficiales
del Estado Mayor.
243
El personal peruano conectó las mangueras, cuando el jefe del estado mayor,
capitán de fragata Enrique Monge, avisó al jefe del muelle, que, por orden del
gobernador, se bombeara petróleo. Cuando se terminó la faena y llegaron los
camiones con los víveres, recién se abrió la puerta de la cámara, y el señor
gobernador, más rojo que al entrar, fue despedido por el jefe de la fuerza con los
honores reglamentarios. El tiempo de estadía del gobernador, fue lo
suficientemente dilatado como para permitir que los buques tomaran petróleo,
llenando todos sus tanques, mientras ocurría lo propio con los pañoles de
víveres.”330
Lo cierto es que, una vez logrado su propósito, esta fuerza zarpó de la isla el día
8 a 15:00 horas, en demanda de Puerto España, en la Isla Trinidad. A este último
lugar arribó el 12 de mayo, hallando similares inconvenientes a los encontrados
en los puertos previos. Sin embargo, una vez más, la habilidad del jefe naval
peruano permitió el reabastecimiento de la fuerza a su mando, reiniciando su
viaje el 14. El destino era en esta oportunidad el puerto de Belem do Pará, en
Brasil, adonde arribaron el 15 de mayo.
Fue durante el tránsito hacia este último puerto, en donde se recibió la noticia
del cese del fuego entre ambos países, por lo que los buques peruanos
permanecieron en espera de órdenes de Lima.
244
Figura 36. Los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico cruzando el Canal de
Panamá. Se aprecia al crucero Almirante Grau en primer plano y a los submarinos R-1
y R-4 en su retaguardia. Esta fue la primera ocasión que naves de guerra peruanas
fueron desplazadas para operar a distancia y en otro océano. Fuente: colección
personal.
245
7.8.2 El viaje del Coronel Bolognesi a Panamá
Figura 37. Petrolero peruano Pariñas, adquirido en Noruega en mayo de 1933, prestó valiosos
servicios como buque de reaprovisionamiento logístico durante el conflicto con Colombia. Su
primera comisión, fue llevar a Estonia a las dotaciones de los recién adquiridos destructores
Almirante Guise y Almirante Villar. Luego, se unió a las naves de la Fuerza Avanzada del
Atlántico. Esta unidad permitió a las fuerzas navales peruanas operar a distancia, sin necesidad
de reabastecerse en puerto. Fuente: colección personal.
246
Figura 38. Crucero Almirante Grau en maniobra de transferencia recibiendo petróleo del
Pariñas. Fuente: AIEHMP
Figura 39. Submarinos R-1 y R-4 abarloados al petrolero Pariñas. Fuente: AIEHMP
247
7.9 La adquisición de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar
en Estonia
333 UGARTECHE, Pedro. “Para la historia marítima del Perú. La adquisición de los cruceros
Guisse y Villar”. En el diario El Comercio, Lima, 21 de marzo 1968. En este artículo, el
diplomático Pedro Ugarteche, por aquel entonces al servicio del gobierno de Sánchez Cerro
relata los pormenores de la forma como se gestó la compra de los citados buques, destacando
la rápida intervención de nuestros funcionarios en el exterior.
334Ídem.
335Ibidem.
248
Bretaña, inspeccionar los buques estonianos y concretar la compra si era
conveniente.
Para ello, viajó en una misión de carácter extraoficial a Estonia en donde también
confirmó el interés de Colombia y adicionalmente de Finlandia para comprarlos.
Luego de conocer ambas unidades y verificar el buen estado en que se hallaban,
recibió instrucciones definitivas para adquirirlos, logrando ganarle la iniciativa a
Colombia 336. El precio se estipuló en 210.000 libras esterlinas.
En aquel momento, el Lennuk y el Wambola se hallaban en reserva y la intención
era venderlos para que con los recursos obtenidos se compraran dos submarinos
en Inglaterra. Estos planes no contaban con la total simpatía por parte de algunos
sectores políticos del Gobierno estoniano, generándose por ello una atmósfera
adversa con la operación de venta al Perú. Por ello, se estimó conveniente en un
principio efectuar la transferencia a nuestra armada en algún puerto de un país
Atlántico, pero esta idea fue descartada y se decidió tomar posesión de los buques
en el puerto estoniano de Tallin en el tiempo más corto posible, y de esta manera,
concretada la compra, el 30 de junio, fueron incorporados a la Armada Peruana
con los nombres de Almirante Villar (ex-Wambola) y Almirante Guise (ex-Lennuk).
Para tripularlos, con fecha 3 de julio la armada dispuso la conformación de una
comisión reducida al mando del capitán de navío Tomás Pizarro, que fue
constituida por oficiales y personal provenientes de varias unidades de la
escuadra. Asimismo, se nombró comandante del Almirante Villar al capitán de
fragata Grimaldo Bravo Arenas y para el Almirante Guise al capitán de fragata
Federico Díaz Dulanto.
336 Sin embargo, ante la eficaz reacción y compra de ambos buques por el Gobierno peruano,
Colombia, logró en marzo de 1933 la compra de dos destructores nuevos de construcción inglesa
en Portugal, el Antioquía (ex-Douro) y el Caldas (ex-Tejo). Estos buques, fueron tripulados
incialmente por dotaciones británicas contratadas para tal fin, pero recién pudieron ser
incorporados en marzo de 1934, cuando el conflicto había concluido. Con respecto a la
incorporación de dichos buques, Robert L. Scheina en su libro “Iberoamérica, una historia naval
1810-1987” afirma que por parte del plan peruano consistía en que el Almirante Guise y Almirante
Villar se encargaron de interceptar en el Caribe a los buques colombiano mediante una vigilancia
que les llevó dos meses, utilizando como bases de aprovisionamiento Martinica y Trinidad, y
que a pesar de la misión de los buques peruanos, los dos destructores colombianos llegaron a
sus destinos sin incidentes.
249
Como aún se consideraba la situación entre el Perú y Colombia como no resuelta,
mediante un Plan de Operaciones, se organizó la “Fuerza de Destroyers”
quedando conformada por el Almirante Guise, el Almirante Villar y el petrolero
Pariñas bajo el mando del capitán de navío Tomás Pizarro con órdenes iniciales
de reconcentrar la flota hacia su base principal del Callao, para lo cual el Pariñas
debería zarpar el 8 de julio hacia Europa vía Canal de Panamá, conduciendo parte
de las tripulaciones, combustibles y materiales del Almirante Guise y Almirante
Villar.
Luego de ello, los dos destructores zarparían hacia Pará (Brasil), donde se
reunirían con los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico al mando del capitán
de navío Héctor Mercado, constituida por el crucero Almirante Grau y los
submarinos R-1 y R-4. De allí, tras encontrarse con el Pariñas en Puerto España,
250
iniciarían su retorno el Callao vía Canal de Panamá.337. Sin embargo, como se
verá más adelante, este plan sería alterado posteriormente.
337 REPÚBLICA DEL PERÚ. MARINA DE GUERRA DEL PERÚ. Plan de Operaciones Nº 04 de
fecha 03 de Julio 1933 del Estado Mayor General de Marina. Archivo General de Marina, folio Nº
03.
338 Parte de dicho armamento fueron cuatro cañones antiaéreos destinados a los cruceros
Almirante Grau y Coronel Bolognesi. Acerca del origen de estos cañones, tradicionalmente se
ha atribuido su fabricación a la firma Okura, lo cual no se ajusta a la verdad, puesto que dicha
firma fue tan sólo la que se encargó de conseguir los cañones cuya fabricación, por ese entonces
estaba a cargo del gobierno japonés. Ver mayores detalles sobre esta compra en: Basadre,
Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933. Ed. Universitaria Lima, 1969. Tomo XIV, pp.
401-402.
251
5mm, para lo cual, resultaba indispensable asegurar el dominio colombiano en
el Puntumayo339.
Figura 41. Destructores Almirante Guise (ex Lennuk) y Almirante Villar (ex Wambola), amarrados
al muelle en Tallin, Estonia, el día de su comisionamiento a la Armada Peruana, 24 de agosto de
1933. Si bien es cierto que ambos buques no eran nuevos, su adquisición resultó ser importante
en un contexto en el que las ventas de armas prácticamente habían sido vetadas al Perú por los
Estados Unidos y algunos países europeos. Adicionalmente, le permitió al Perú, contar con dos
unidades listas para intervenir en el Caribe en contra de las líneas de comunicaciones marítimas
colombianas, sin ninguna oposición, salvo la aérea. Fuente: AIEHMP.
252
Figura 42. Petrolero Pariñas, abarloado a los destructores Almirante Guise y Almirante Villar, en
Tallin, Estonia. Agosto de 1933. Fuente: AIEHMP
253
proponiendo al Gobierno un plan, cuyo objetivo era evitar que las fuerzas
colombianas incrementasen sus ventajas en la zona del conflicto340.
El plan aludido, consistía en lo siguiente:
340 BENAVIDES DE PEÑA, Paquita. El Mariscal Benavides, su vida y su obra. Lima: Ed. Atlántida,
1981. Tomo II. p.106.
341 Ídem.
254
Figura 43. Fotografía de la agencia de prensa “ACME”, cuya leyenda dice que “Mientras miles
de residentes vitoreaban la calle, parte de los 24,000 nuevos reclutas del ejército peruano
desfilan ante el general Luis M. Sánchez Cerro, presidente de Perú, durante una revista militar
llevada a cabo en Lima el 26 de marzo de 1933. Estos hombres son entrenados dos horas diarias
y serán incorporados al ejército para reforzar a las tropas peruanas en su disputa fronteriza con
Colombia. Fuente: colección Maguiña.
255
7.13 La muerte del presidente Sánchez Cerro
256
eligieron por mayoría al general Oscar R. Benavides para que asuma la
presidencia de la República.345
Figura 44. Funerales del general Luis M, Sánchez Cerro en Lima, 4 de mayo de 1933.
Fuente: AHM.
257
Figura 45. Presidente Oscar R. Benavides y su primer gabinete ministerial, mayo 1933. Fuente:
AIEHMP.
En cuanto a la actitud del nuevo presidente peruano frente al conflito, según nos
relata Carlos Camacho en su libro El Conflicto de Leticia (1932-1933) y los
ejércitos de Perú y Colombia, que “por esos días el nuevo presidente de Perú
habló ante la Asamblea Constituyente sobre el desenlace del Conflicto. Su tono
era pesimista: la caída de Puerto Arturo era probable y no había esperanza de
vencer a Colombia en la Amazonía”346 y luego continúa mencionando que “La
situación diplomática era aun peor que la militar: Benavides temía que todos los
países miembros de la Sociedad de las Naciones retiraran pronto sus
plenipotenciarios de Lima en señal de protesta; temía también un embargo de
armas y un boicot económico; el país estaba aislado internacionalmente y la
mejor prueba de ello era el viaje de la flotilla al Amazonas, accidentado al
258
extremo, pues los países en cuyos puertos debía reaprovisionarse de
combustible y víveres, estaban unidos en contra del Perú”.347
347 Ídem.
259
heridos Vargas y su artillero el Sub Oficial Octavio Méndez, viéndose forzado a
acuatizar en las aguas del río Algodón ubicado debajo y abandonando la
aeronave para internarse en el monte a fin de evitar su captura por parte de las
fuerzas colombianas.
Cabe señalar que, para el caso del equipamiento de aeronaves del Cuerpo
Aéreo del Perú, la principal limitación en las misiones asignadas que tuvieron
que enfrentar los pilotos, fue la carencia de aviones caza para escoltar a los
aviones de bombardeo ligero Douglas, los cuales eran muy lentos y no poseían
las prestaciones de los Hawk colombianos.
260
desesperar de que le quepaba en suerte poder contribuir de alguna manera a
evitar la guerra entre ambos pueblos”349.
Hubo de pasar seis días desde que en Lima se había recibido la comunicación
del López al presidente Benavides, y la respuesta de este último, finalmente
auguraba una salida pacífica al conflicto. En efecto, el 8 de mayo, el presidente
Benavides contestó el mensaje, agradeciendo la felicitación, efectuando además
declaraciones amistosas no solo para su amigo candidato, sinó también para el
presidente Olaya Herrera, “de quien estaba seguro seía el primer obrero en tan
noble empresa en pro de la paz, a cuya inmediata y completa realización estaba
resuelto a cooperar, sin eludismos ni dilaciones”. En su mensaje, indicaba
además que había que buscar métodos rápidos y eficaces para lograr una
conciliación, invitándolo para celebrar una conferencia, así como sugerir un a
suspensión de hostilidades que evitase se continúe el derramamiento de
sangre.350
Entonces, con la venia del presidente Olaya Herrera, el doctor López replicó el
10 de mayo a Benavides su mensaje, indicando su voluntad de viajar a Lima y
conversar con el presidente peruano, para suspender las hostilidades u lograr
un acuerdo para lograr los objetivos propuestos.
349 Ídem.
350 Ibídem.
261
colombiano, el gobierno peruano aceptó la fórmula para el arreglo pacífico del
conflicto, a través de un acuerdo y la suspensión inmediata de las hostilidades.
En virtud de ello, ambos países firmaron el 25 mayo de 1933, el armisticio en la
Liga de las Naciones, en un documento conocido como el Convenio de Ginebra.
Por medio de este convenio, se acordó que Leticia seía entregada a una
Comisión de la Liga de las Naciones que, a nombre de Colombia, se haría cargo
de la administración de dicho territorio. Esta comisión, designaría fuerzas
militares a su elección para mantener el orden en el territorio en cuestión.
En cuanto a Güeppi y a otras guarniciones que ocupaban los colombianos en la
ribera del Putumayo, serían devueltos a Perú, al mismo tiempo que las fuerzas
peruanas evacuaban Leticia.
La administración de Leticia sería por el plazo de un año y todos los gastos
efectuados, correríana cargo del gobierno de Colombia.
En cuanto a los alcances de las negociaciones que se llevarían a cabo en Rio
de Janeiro, las estableció el secretario de la Liga de las Naciones, Sean Lester,
en un anexo al convenio, en los siguientes términos:
“Considerando que el Consejo ha reconocido la necesidad de proceder sobre la
base de los tratados vigentes a negociaciones entre las Partes a fin de discutir
la totalidad de los problemas pendientes y la mejor manera de darles solución
justa, duradera y satisfactoria y que la discusión de esos problemas
comprenderá el estudio de todo interés legítimo del Perú, recomienda que se
entablen y prosigan con la mayor diligencia las negociaciones tan pronto como
se hayan tomado medidas prácticas para la ejecución de la primera
recomendación”.351
262
España, quienes luego de arribar a Colombia, se trasladaron hacia el Amazonas,
abordando el transporte colombiano Mosquera. Luego, el 23 de junio, recibieron
de los comisionados peruanos, el puerto colombiano de Leticia, izando la
bandera colombiana y la de la comisión de administración de ese territorio.
De manera simultanea a la entrega de Leticia a la comisión y la evacuación de
las tropas peruanas, Colombia entregó Gëppi y demás puestos peruanos sobre
el Putumayo. Con ello, se daba cumplimiento a lopactado en el Acuerdo de
Ginebra.
Luego de lo anterior, ambos países determinaron que las negociaciones para
arribar a un acuerdo definitivo de los problemas existentes se llevasen a cabo en
la ciudad de Río de Janeiro.352
263
Como el personal de dotación era insuficiente y teniendo el tiempo en contra, se
estimó conveniente embarcar como asesores a oficiales y tripulantes estonianos
en la primera etapa de la travesía, hasta Inglaterra, aprovechando de esta forma
la experiencia y conocimiento en la operación y manejo de los sistemas de bordo.
El zarpe de Tallin se realizó el 2 de Setiembre, cruzaron el canal de Kiel, llegando
a Gravensend Inglaterra el 6 de Setiembre. En dicho puerto se efectuó un
rendesvouz con el transporte Rímac que llevó a cadetes de la Escuela Naval de
5º y 6º año, y tripulación adicional a fin de completar en su mayor parte las
dotaciones, y con esto, retornaron los estonianos a su país.
Tras zarpar nuevamente, el siguiente puerto fue El Ferrol, España. Allí el Almirante
Villar efectuó reparaciones en sus máquinas por habérsele presentando averías
menores. Concluidas éstas, recalaron luego en Santa Cruz de Tenerife (Islas
Canarias) y después en San Vicente, donde recibieron nuevas órdenes, de
navegar hacia Iquitos, con el propósito de unirse al crucero Lima y al
cazatorpedero Teniente Rodríguez, y reforzar la presencia naval peruana en el
Amazonas, como medida disuasiva y de precaución, mientras los diplomáticos
peruanos buscaban llegar a un acuerdo definitivo con Colombia en Río de Janeiro.
Ambos destructores, llegaron el 9 de noviembre a Belem do Pará (Brasil),
reuniéndose con el Lima y el Teniente Rodríguez, así como con el vapor Perené
de la CPVD, que habían llegado allí emismo día.
264
Figura 46. Capitán de Fragata Grimaldo Bravo Arenas, comandante del destructor Almirante
Villar, acompañado del capitán de fragata estoniano A. Treumund,, a bordo de dicho buque
durante las pruebas de velocidad, 22 agosto 1933. Fuente: AIEHMP.
Figura 47. Destructor Almirante Guise, retornando de sus pruebas en la mar, Tallin, Estonia, 22
agosto 1933. Fuente: AIEHMP
265
Figura 48. Destructor Almirante Villar en maniobra de amarre a muelle en Belem do Pará, 9
de noviembre de 1933. Fuente: colección personal.
Figura 49. Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar a su arribo a Belem do Pará, 9
de noviembre de 1933. Fuente: colección personal.
266
Los destructores permanecieron unos días más. Luego, ambos zarparon hacia
Iquitos el 21 de diciembre. Al pasar por Leticia, territorio en litigio bajo la
administración de la Liga de las Naciones, se presentó el saludo oficial a sus
autoridades. Habiendo hecho rendesvouz nuevamente con el Lima, el Teniente
Rodríguez y el Perené, todos, llegaron a su destino el 5 de enero de 1934, cuando
aun ambos gobiernos negociaban el Rio de Janeiro un acuerdo para solucionar
los desacuerdos existentes.
267
En adición a la artillería con que contaba a bordo, consistente en cuatro cañones
de 102mm, al Lima, se le adicionó dos ametralladoras Oerlikon antiaéreas de
20mm, las que fueron instaladas en los alerones del puente de comando.
Finalmente, hallándose listo en todo sentido, el Lima zarpó del Callao en la
noche del 1º de octubre de 1933, acompañado por los submarinos R-2 y R-3,
que viajaban hacia Balboa, para ser sometidos a trabajos de carena y pintado
de sus cascos354. Los tres buques iniciaron el viaje en convoy, adoptando una
formación en columna, con el Lima como buque guía, a una velocidad de 10
nudos.
Estando a la altura de Lobos de Afuera, se recibió órdenes de entrar a Paita
para recibir y dar apoyo a una escuadrilla de tres hidroaviones Douglas que
debían hacer una primera escala en ese puerto y continuar a Masisea y luego a
Iquitos. Cumplida la misión, el convoy, reinició su viaje en demanda de Balboa,
a donde arribaron a las 21:35 horas del 9 de octubre.
Conforme a las instrucciones recibidas, los dos submarinos "R" se quedaron en
dicho puerto para los trabajos previstos para retornar con posterioridad al Callao.
Por su parte, el Lima, también ingresó a dique seco para efectuar carena y
algunas reparaciones, labores que demandaron una permanencia por un lapso
de quince días.
Una vez listo, el día 26, el Lima cruzó el Canal de Panamá, fondeando en
Cristóbal, para amarrar poco después a muelle, para realizar faena de carbón y
disponer del combustible necesario para llegar al siguiente puerto en su ruta
hacia el Amazonas. Dos horas más tarde y con sus carboneras llenas a su
máxima capacidad, el viejo crucero inició su travesía por el Caribe en demanda
de Puerto España, en la Isla de Trinidad.
354 En esta época, la Armada aun no contaba con un dique capaz de efectuar carena o
reparaciones a las unidades de la Escuadra.
268
Figura 50. Crucero Lima, a su arribo a Belem do Pará, 19 noviembre 1933.
269
Figura 51. Crucero Lima y destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934. Fuente: AIEHMP.
Las instrucciones decían que el buque debía dirigirse a Manaos, en las orillas
del río negro, muy cerca de su confluencia con el Amazonas, con el fin de "hacer
relay en las comunicaciones" con los destroyers que permanecían en Belem
esperando órdenes de Lima. Dos expertos prácticos brasileños nos
acompañaron durante toda la travesía hasta Manaos. El buque, calando
dieciocho pies, navegó día y noche a una velocidad estimada de ocho nudos.
270
Figura 52. Destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934. Fuente: AIEHMP.
Figura 53. Cazatorpedero Teniente Rodríguez, Iquitos, enero 1934. Fuente: AIEHMP
271
En un primer momento, Colombia sugirió llevar a cabo dichas negociaciones en
Ginebra y luego Panamá, pero ante la negativa del Perú, finalmente ambos
países acirdaron efectuarlas en Río de Janeiro.
Este proceso de negociación se inicio en Río el 24 de octubre de 1933,
representando a Colombia, el ministro de Ralaciones Exteriores Roberto
Urdaneta acompañado de Guillermo Valencia y Luis Cano. En el caso del Perú,
sus representantes fueron los diplomáticos Víctor M. Maúrtua, Víctor A.
Belaunde y Alberto Ulloa. A cargo de las conversaciones, el Gobierno brasileño
designó al ministro de ralaciones Exteriores, Afranio de Mello Franco.
Previamente, el presidente Enrique Olaya Herrera, había instruido a sus
representantes, con quienes se reunió para efectuar un estudio de los
posibilidades que tenía el Perú de intentar alguna modificación al Tratado de
1922, indicándoles que si ese país intentaba cualquier cuestión de naturaleza
diferente a lo que estipulaba el tratado, la delegación de Colombia, debía
negarse a disentirla, rechazando cualquier idea de arbitrajes especiales,
debiendo, en último caso, a atenerse a lo estipulado por la Corte Permanente de
Justicia de la Haya, en caso no se llegase a ningún acuerdo.355
Pese a que el Perú presento una serie de objeciones respecto a lo que establecía
el Tratado Salomón Lozano de 1922, finalmente los representantes de los dos
países plasmaron sus acuerdos en un documento, que fue cononocido como
Protocolo de Amistad y Cooperación entre Colombia y el Perú, el mismo que fue
firmado el 24 de mayo de 1934.356 Adicionalmente al Protocolo, se suscribió
también un acta adicional, en la que se trataban asuntos pendientes entre ambos
países, relativos al manejo de la cuenca amazónica, específicamente sobre
comercio aduanero, la navegación y otros.
Luego, de acuerdo con lo pactado, ambos países sometieron a aprobación el
nuevo tratado, y finalmente, se llevó a cabo la entrega de Leticia por parte de la
comisión de administración a Colombia, el 19 de junio de 1934, con lo que se
daba por concluido el conflicto derivado de la ocupación ilegal de los territorios
entregados en virtud del tratado de 1922.
272
Con relación a todos los esfuerzos efectuados por el Perú a lo largo del conflicto
para que el inicidente de Leticia fuese revisado por la Sociedad de Naciones y
presentando a Colombia como la nación que había recurrido al uso de la fuerza
y violencia, a pesar de ello, finalmente se le reconoció a Colombia su soberanía
sobre los territorios del Trapecio Amazónico, como lo validaba el Tratado de
1922.357
Con la suscripción de este último instrumento internacional entre ambos países,
finalmente se logró alcanzar la paz. A partir de entonces, las relaciones entre
Colombia y Perú lograron recomponerse y es preciso señalar, que por ejemplo,
en el campo naval, en el año 1944, los cruceros Almirante Grau y Coronel
Bolognesi, dentro de sus actividades durante el Crucero de Verano llevando
cadetes de la escuela naval, efectuaron una visita de buena voluntad al puerto
de Cartagena.
357 AMES, Marty. Protocolo de Rio de Janeiro de 1934: Ratificación del Tratado de Limites con
Colombia. En: Revista Política Internacional, Nº 116-117, abril-setiembre 2015. pp.132-140.
273
274
CAPÍTULO VIII
275
276
8.1 Análisis de las operaciones
277
alcanzar por la vía diplomática o militar. En el caso del Gobierno peruano, se
puede contemplar que su Objetivo Político era “Mantener el control sobre
Leticia mediante el empleo del poder militar y con la revisión del Tratado de
1922”; al respecto, es importante resaltar que las posibilidades diplomáticas del
Perú eran limitadas al incumplir por el uso de la Fuerza un Tratado Fronterizo,
siendo su mayor probabilidad, alcanzar una solución en el campo militar.
Como en todo conflicto entre dos naciones, los medios militares involucrados
constituyen el factor determinante en la estrategia que cada una de las partes
asumirá. Desde el punto de vista militar esta geografía anteriormente detallada,
se convierte en un punto crítico en las operaciones militares, debido a las
limitaciones existentes en sus vías o direcciones de aproximación, lo que limita
la Movilidad y la Libertad de Acción, afectando la concentración de fuerzas y
medios y dificulta el soporte logístico.
Luego de la toma de Leticia por los peruanos y durante la primera fase del
Conflicto entre setiembre de 1932 y marzo de 1933, Colombia adopta una actitud
estratégica “ofensiva” en el campo militar, para lo cual va a movilizar los medios
necesarios para la recuperación de Leticia, ciudad que se constituía en el
objetivo físico a alcanzar finalmente.
A pesar de que el Perú también tenía una doctrina orientada hacia la “ofensiva”,
las acciones realizadas para reforzar militarmente las posiciones relevantes en
el Teatro de Operaciones fueron muy restringidas hasta marzo de 1933,
apreciándose en conjunto como medidas limitadas y de carácter defensivo, a
pesar de algunas acciones ofensivas en el nivel táctico que tuvieron poca
incidencia en las operaciones, al no haber podido mantenerse la ocupación de
las posiciones conquistadas.
279
el Perú, como Colombia, iniciaron sus operaciones desde posiciones favorables
y si los esfuerzos operacionales concebidos y ejecutados, permitieron alcanzar
los objetivos militares establecidos por el estamento o nivel político a cargo del
conflicto en ambos países. En ese sentido, nuestro análisis, lo llevaremos hasta
el nivel estratégico operacional.
280
TABLA Nº 12 CADENA DE OBJETIVOS Y ESFUERZOS ESTRATÉGICOS
OPERACIONALES DE COLOMBIA
281
8.2.1.2 La distribución adecuada del poder combativo
282
Putumayo, para luego de haberse consolidado allí, ejecutar su plan de maniobra
indirecta atacando Iquitos con la Expedición Punitiva para luego ir sobre Leticia
y recuperarla.
283
Es importante recordar que las operaciones principales como el ataque a Iquitos
y la posterior toma de Leticia eran responsabilidad del Jefe de la Expedicion
Punitiva y constituia el Esfuerzo Prinicipal de la Maniobra Estrategica concebida,
recayendo esta responsabilidad en primer lugar en el Gral Vasquez Cobo y
posteriormente en su relevo el Gral Rojas, los cuales contaban con los medios
necesarios y con la debida libertad de acción requerida; sin embargo, por el inicio
de las negociaciones diplomáticas para la solución pacifica del conflicto, estas
operaciones no fueron ejecutadas.
Las Fuerzas Militares obtienen una adecuada libertad de acción cuando tienen
la capacidad de concebir las operaciones y son aprobadas sin injerencia política,
cuando cuentan con los recursos necesarios para la ejecución de las
operaciones y su soporte logístico y cuentan con una movilidad adecuada para
las condiciones en el Teatro de Operaciones. En este contexto, las fuerzas
colombianas contaron con una adecuada libertad de acción para el logro de los
objetivos y de la M.E.O. que se puede inferir concibió, consistente en una
aproximación indirecta a los objetivos operativos. Finalmente, el Objetivo
Político fue alcanzado, circunscribiendo las operaciones en el teatro de
Operaciones de la Amazonia circundante al territorio y espacio aéreo en el área
invadida por el Perú.
284
3) Aceptabilidad: Los costos de las operaciones respecto a la ocurrencia de
bajas y perdida de unidades era aceptable para Colombia teniendo en cuenta
que habían logrado tener superioridad local en el Teatro de Operaciones y a
que su lucha estaba orientada para recuperar el territorio que, de acuerdo con
los tratados internacionales, era legítimamente colombiano.
285
cada uno de los Destacamentos cuente con superioridad local y movilidad
adecuada para la ejecución de las operaciones concebida.
6) Sorpresa: En la captura de Leticia y posteriormente en la captura del puesto
militar de Tarapacá las fuerzas colombianas fueron sorprendidas;
posteriormente en las operaciones ejecutadas en el Putumayo y el arribo del
Destacamento Amazonas y de la Expedición Punitiva fueron desarrolladas
gozando favorablemente de la sorpresa táctica y operacional.
286
ultimo, al haber cesado el conflicto por el armisticio. Debe señalarse que se
considera que se cumplieron acertadamente los conceptos del Arte o Estrategia
Operacional, habiéndose diseñado correctamente la maniobra, organizado
eficazmente las fuerzas y conducido acertadamente las operaciones previstas.
8.2.1.9 Logistica
El soporte logístico de las fuerzas es fundamental para el cumplimiento de
la misión asignada, siendo importante hacer el siguiente análisis teniendo
en cuenta algunos conceptos y principios logisticos:
287
iniciado un conflicto. En este sentido debe considerarse que las Fuerzas
Militares colombianas no contaron con los medios necesarios para defender
sus intereses nacionales al inicio del conflicto, debiendo adquirir unidades
navales y aeronaves para poder implementar la maniobra estratégica
concebida, siendo importante mencionar que una de las principales falencias
fueron el no contar con suficiente personal colombiano para dotar aeronaves
y buques, debiendo considerar la contratación de extranjeros.
2) Interdependencia: La logística soporta a la Táctica y a la Estrategia y puede
condicionar la maniobra estratégica, esta interdependencia se presentó en
este caso, ya que las fuerzas colombianas no pudieron iniciar operaciones
hasta contar con los medios fluviales, aéreos y terrestres para implementar su
maniobra estratégica, pasando varios meses desde la toma de Leticia por
parte de ciudadanos peruanos. De haber contado Colombia con los medios
militares necesarios, quizás no hubiese sido factible la toma de Leticia o su
recuperación hubiese sido inmediatamente posterior a los hechos de
setiembre.
288
actitud estratégica defensiva no se había diseñado una maniobra y establecido
los Objetivos Operacionales, lo que trajo consigo la pérdida en la iniciativa
estratégica y operacional y permitiría que Colombia acumule suficientes fuerzas
para lograr la superioridad militar en el T.O.
289
De acuerdo con lo anterior, se ha elaborado la siguiente Tabla (tabla Nº14), en
el que se indican la cadena de objetivos con sus respectivos esfuerzos
estratégicos operacionales.
290
8.2.2.2 La distribución adecuada del poder combativo
291
8.2.2.3 La proyección del poder desde posiciones relativas favorables
Con todas las fallas para el correcto diseño de la maniobra considerando los
Factores Operacionales de Masa, Tiempo y Espacio, las fuerzas peruanas no se
encontraron en posiciones favorables al inicio de las operaciones con relación a
las fuerzas colombianas, ello debido a los problemas políticos internos y la
superioridad general en el campo militar de Colombia en el Teatro de
Operaciones, lo que contribuyo a que los refuerzos iniciales del Perú en el Teatro
de Operaciones de la Amazonia hayan sido deficientes.
292
8.2.2.4 La conservación de una adecuada libertad de acción.
Por otro lado, de la información que hemos revisado y de la Tabla Nº 15 que con
la misma hemos elaborado, se puede apreciar que durante el conflicto se
efectuaron cambios del Jefe de Estado Mayor de la Marina y en la V Region
Militar que tenia e Mando de todas las fuerzas militares asignadas en el Teatro
de Operaciones Amazonico. Se considera que el cambio de la mas alta autoridad
de la Marina se debió a controversias suscitadas entre el ministro de Marina y
Aviación y el Jefe de Estado Mayor de la Marina, lo cual también coincidió con
el cambio de la actitud estratégica, pasándose a concebir los esfuerzos
secundarios a ser ejecutados por las Unidades Navales en el Pacifico, Caribe y
Atlantico.
No hubo libertad de acción en la primera etapa del conflicto por imposiciones del
poder político. Se impuso una restricción operacional, al limitarse las
operaciones tan sólo con el objetivo de mantener la posesión de los puestos
colombianos capturados, sin haberse concebido una maniobra estratégica
operacional que tenga una actitud estratégica ofensiva y que permita afrontar
con éxito las acciones de las fuerzas colombianas.
293
la libertad de acción necesaria para alcanzar los objetivos de su Maniobra
Estratégica Operacional (M.E.O.) secundaria.
294
8.2.2.5 Aplicación de los criterios de idoneidad, factibilidad y
aceptabilidad.
295
8.2.2.6 Aplicación de los principios de la guerra - Perú
296
8.2.2.7 Aplicación del Arte o Estrategia Operacional
Esta visión poco exhaustiva de parte de los mandos militares a nivel estratégico
y operacional del Perú, ocasionó que los refuerzos en el Putumayo sean
insuficientes y no se enviase al citado río ninguna cañonera o buque de guerra
que pudiese enfrentar a las unidades colombianas, o que tampoco se dotase al
componente aéreo de las aeronaves, combustible, municiones y bombas que se
solicitaban de manera urgente para contrarrestar la superioridad aérea que los
colombianos habían logrado en el Teatro de Operaciones. Otro aspecto
importante y de influencia en una adecuada conducción operacional, fue la
deficiencia existente en las comunicaciones entre el comando en Iquitos y sus
297
componentes militares, debido a la carencia de equipos de radio en algunos de
los destacamentos sobre el Putumayo. La falta de una visión más amplia
respecto a las posibilidades de los colombianos, la restringida libertad de acción
que tuvieron los sucesivos comandantes en el Teatro de Operaciones del Nor
Oriente debido a que muchas decisiones se adoptaban en la capital o se
rechazaban las propuestas del comandante de la V División y la deficiente
inteligencia estratégica, operacional y táctica fueron algunas de las causas de la
pérdida de las guarniciones militares que se tenían en el Putumayo,
apreciándose una limitada o deficiente conducción militar.
8.2.2.9 Logística
298
A pesar de lo antes señalado, debe considerarse que las condiciones de als
fuerzas en el Teatro de Operaciones de la Amazonia no era la mas optima
si se tiene en cuenta el estado de alistamiento y cantidad de las unidades
fluviales, aeronaves y unidades del ejercito. La limitada situación de las
fuerzas peruanas al inicio del conflicto forzó a la necesidad de reforzar las
Unidades Militares en el citado teatro de operaciones durante los siguientes
meses y cuando se tomo conocimiento de la llegada de la expedición punitiva
colombiana al Amazonas, se tuvo que alistar nuevas unidades en Lima para
ser enviadas a Iquitos y disponer la adquisición de buques, aeronaves y
equipamiento militar, muchos de los cuales no llegaron a desplegarse por el
inicio de las negociaciones diplomáticas con el cambio de gobierno.
Debe tenerse en cuenta también que al no haber sido respaldada
internacionalmente la posición peruana, las adquisiciones peruanas para
reforzar a las fuerzas armadas fueron mas complicadas debido a la oposición
de varios gobiernos.
8.3 Resultados
8.3.1 Colombia
299
territorial; se restablecieron las condiciones iniciales anteriores al conflicto,
respetándose el tratado Salomón-Lozano de 1922.
8.3.2 Perú
300
TABLA Nº 16: CADENA DE OBJETIVOS POLÍTICOS Y MILITARES DE PERÚ Y COLOMBIA DURANTE EL CONFLICTO POR LETICIA, 1932-1933
301
Fuente: elaboración propia.
302
CAPÍTULO IX
CONCLUSIONES
303
304
Conclusiones
En el presente capítulo, teniendo en cuenta los acontecimientos históricos
tratados y desarrollados a lo largo del trabajo, así como las herramientas
proporcionadas en el capítulo III referido al marco teórico, contestaremos las
preguntas y objetivos de investigación, indicados en el capítulo I.
305
militares llevadas a cabo, se pueden extraer lecciones aprendidas que pueden
servir para ser estudiadas ya sea por los profesionales de las Fuerzas Armadas
o también por aquellos interesados en conocer cómo se tomaron las decisiones
en momentos de crisis generada por el conflicto entre ambas naciones y
comprender los factores que influyeron en dichas decisiones. Estas historias
analíticas, han sido abordadas con aspectos que han incluido las causas del
conflicto, el análisis de las operaciones militares, la estrategia y la táctica, así
como revisar las relaciones entre el estamento político con el estamento militar.
Sin embargo, han sido pocas las publicaciones que han considerado dentro de
su estudio, las operaciones navales al detalle, para conocer la influencia que
tuvieron ambas armadas en el esfuerzo de la guerra, así como tampoco se han
estudiado aspectos vinculados a la tecnología empleada o también a la logística,
que con la estrategia y la táctica, forman parte del Arte de la Guerra. Por ello,
consideramos que sobre estos últimos aspectos, existen posibles líneas de
investigación específicas, que merecerán ser estudiadas y dadas a conocer.
306
Finalmente, bajo los auspicios de los EE.UU., Perú y Colombia lograron un
acuerdo a través del Tratado Salomón-Lozano de 1922, el que se consideraba
definitivo y que zanjaba el problema. Sin embargo, debido a un mal manejo
político interno en el Perú, la población del Departamento de Loreto consideró
que la entrega del llamado Trapecio Amazónico vulneraba la integridad regional
y también la nacional, sentimiento que fue influenciado por intereses económicos
vinculados a los antiguos propietarios de haciendas caucheras, que se vieron
afectadas por la entrega de territorios a Colombia en donde se hallaban sus
propiedades. Esto último, sumado a la difícil situación política derivada de la
inestabilidad generada por el accionar subversivo del partido Aprista, condicionó
al Gobierno peruano a respaldar a los captores de Leticia, en vez de demandar
su retiro del territorio capturado por la fuerza.
307
que el gobierno del presidente Sánchez Cerro decidiese no enviar refuerzos
militares al Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Esta decisión fue tomada debido
a que el gobierno peruano no quería prescindir de las fuerzas militares, que eran
las que lo sustentaban en el poder y brindaban el control territorial para el manejo
del orden interno en toda la República. Ello conllevó que el Perú no atendiese
los requerimientos de refuerzos provenientes tanto desde el propio Teatro de
Operaciones, como de aquellas recomendaciones dadas desde algunos
sectores de la Armada, en el sentido de enviar a su Escuadra hacia el Amazonas,
no aprovechando su superioridad naval frente a una improvisada y heterogénea
Expedición Punitiva colombiana.
Ello, conllevó a que las decisiones de Estado por parte del Gobierno peruano se
viesen influenciadas por la situación interna, influyendo en sus decisiones
respecto a la actitud estratégica adoptada, que impidió hacer uso desde un
principio de todo su poder militar, en momentos en los que era aun superior al
colombiano.
308
9.3.3. La estrategia adoptada por Colombia
En el caso de Colombia el conflicto llevó a su Gobierno a tratar la invasión en su
territorio como un tema de orden interno, conformando una Expedición Punitiva
encargada de recuperar el control sobre el río Putumayo y luego actuar sobre
los territorios invadidos (el Trapecio Amazónico). Para ello tuvo que reforzar y
dotar a todos sus dispositivos aéreos, terrestres y fluviales, de los elementos
necesarios para estar preparados y hacerle frente militarmente al Perú, que con
la prontitud con la que llevó a cabo este esfuerzo, logró obtener la superioridad
militar, adoptando su Gobierno un planteamiento estratégico ofensivo, lo que
finalmente le permitió obtener la superioridad militar e iniciativa para iniciar las
operaciones militares.
309
operacionales, que le permitió un accionar conjunto entre el componente aéreo
y el comando de la expedición punitiva.
Otro aspecto, fueron las capacidades de comando control y comunicaciones, que
por parte de las fuerzas peruanas estuvo muy limitado, al no contarse con los
equipos de radiocomunicaciones que permitiese un enlace entre los
destacamentos peruanos sobre el Putumayo y el comando central de la V
División con sede en Iquitos, siendo este un factor que la adecuada conducción
de las operaciones militares.
A la par de los acontecimientos en el campo militar, debe tenerse en cuenta lo
ocurrido en el campo diplomático, puesto que la posición ambigua del Perú
reconociendo el Tratado de 1922, pero a la vez buscando negociar su revisión,
si bien es cierto le permitió ganar tiempo para retrasar el inicio de hostilidades y
efectuar algunas acciones y refuerzos con el contingente y material disponible
en el Teatro de Operaciones Nor Oriente (Amazónico), ello fue la causa de que
perdiese legitimidad frente a la Liga de las Naciones y con la comunidad
internacional, que censuraron su posición por no respetar los tratados
internacionales.
Luego la llegada al Amazonas de la Expedición Punitiva y el accionar combinado
de los destacamentos Putumayo y Amazonas, les permitió a los colombianos
iniciar operaciones conjuntas en el Teatro de Operaciones Amazónico (Nor
Oriente) en enero de 1933, logrando en tan solo dos meses, incursionar, atacar
y capturar las guarniciones de Tarapacá y Güeppi, sin ninguna resistencia por
parte de los defensores peruanos, que con el comando de la V División militar
con sede en Iquitos, que como ya se comentó, clamaban por el envío de
refuerzos. Ambos logros en el campo militar, aunados a los obtenidos por
Colombia en el campo diplomático (al haber obtenido el respaldo en la Liga de
las Naciones), son los que conllevaron a que el Perú cambiase su estrategia
militar durante la segunda quincena de febrero, adoptando una actitud ofensiva,
creando dos nuevos Teatros de Operaciones, uno en el Caribe y otro en el
Pacífico, así como disponer el envío de las unidades de su Escuadra hacia el
Amazonas para reforzar el componente fluvial y las defensas antiaéreas de allí,
así como movilizar y enviar a sus reservas militares para reforzar a los efectivos
de su ejército. La idea era, en esencia, crear nuevos frentes (T.O. Caribe y T.O.
310
Pacífico), para distraer a las fuerzas colombianas y disminuir su presión sobre
las peruanas en el T.O. principal en el Nor Oriente.
Sin embargo, esta última parte no se llegó a ejecutar del todo, puesto que el
magnicidio contra el presidente Sánchez Cerro y la asunción del general
Benavides a la presidencia, dio un giro total al conflicto, lográndose
posteriormente el cese de las hostilidades, el retomar las negociaciones
diplomáticas para lograr la paz y finalmente la suscripción del Protocolo de Río
de Janeiro, mediante el cual Colombia retomó el control sobre el Trapecio
Amazónico, dándose por concluido el conflicto. Con ello Colombia logró alcanzar
su objetivo político, que inferimos en el capítulo VIII y que fue “recuperar Leticia
y hacer respetar el Tratado Salomón-Lozano mediante acciones diplomáticas y
operaciones militares en el Teatro de Operaciones amazónico”.358 En cuanto al
Perú, consideramos que el objetivo político de “mantener la ocupación de Leticia
y mediante la revisión del Tratado Salomón. Lozano, recuperar el Trapecio
Amazónico”,359 no logró ser alcanzado, puesto que tal y como se ha podido
apreciar en el presente trabajo, la situación final deseada, de lograr tal objetivo,
revirtió a su estado original. Vale decir que Colombia recuperó su soberanía
sobre los territorios que le fueron otorgados por el Tratado Salomón-Lozano de
1922.
9.5. Las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío de
refuerzos al Teatro de Operaciones
Se debe mencionar que el inicio del conflicto tomó por sorpresa al Estado
peruano, que, en la época, debido a diversas circunstancias, no contemplaba lo
que hoy conocemos como “hipótesis de guerra” con Colombia, habida cuenta
que ya en 1922 se había suscrito un tratado limítrofe con esa República y que la
entrega del Trapecio Amazónico se había dado de manera pacífica y conforme
lo acordado en 1930.
311
Entonces, al no existir planes preconcebidos, la decisión del Perú fue reactiva,
limitada y dependiente en gran medida de los requerimientos del Gobierno de no
disminuir los efectivos y las fuerzas que se consideraban necesarias para
mantener el orden interno en la República frente a las actividades revolucionarias
del APRA.
En toda guerra siempre hay un alto grado de incertidumbre, y la particularidad
de este conflicto fue su inesperado inicio, que halló a un Estado débil, inmerso
en una coyuntura política muy crítica y casi al borde de la guerra civil. Las
indecisiones iniciales estuvieron influenciadas por la situación interna, que como
ya se ha mencionado, requería del apoyo de las fuerzas armadas para preservar
el orden público.
Aunque en nuestra investigación no hemos hallado información acerca de un
plan de guerra preconcebido con Colombia (ello se debe principalmente a la
ausencia de una hipótesis de guerra), una vez iniciado el conflicto, las decisiones
en el más alto nivel -pese a que si existió un órgano de asesoramiento al más
alto nivel como lo fue el Consejo de Defensa Nacional- serán tomadas por el
propio presidente de la República, general Luis M. Sánchez Cerro. De lo
apreciado en las actas de dicho consejo, los estados mayores de las FF.AA.
asesoraban y proveían de información, y los planes de campaña se elaboraban
sobre la base de las directivas impartidas por el propio presidente. Las
decisiones de sus integrantes eran previamente discutidas en dicho consejo, con
criterios a veces muy subjetivos, desechando las recomendaciones que, por
ejemplo, le proporcionó la Armada. Sobre este punto, como ya se ha mencionado
anteriormente, tenemos la propuesta formulada por un grupo de oficiales de la
Escuela Superior de Guerra Naval, en la que se le presentó un plan que
consideraba el envío de unidades de la Escuadra destinadas a impedir el ingreso
de naves de guerra colombianas por el Amazonas hacia el Teatro de
Operaciones. Lo paradójico fue que esta decisión fue desechada inicialmente,
pero el éxito de las operaciones militares que Colombia llevó a cabo entre enero
y febrero de 1933, obligarían al Gobierno a cambiar su actitud estratégica.
Como lo señaló el teniente coronel José Zárate, “Si desde el primer momento se
envían nuestros submarinos y uno por lo menos de nuestros cruceros, no
propiamente al mismo escenario de la guerra, sino únicamente al Atlántico,
hubiera podido impedirse que la fuerza expedicionaria colombiana llegue, como
312
lo hizo, al Amazonas, única vía capaz de proporcionarle alguna superioridad
sobre nuestras fuerzas. Hecho que pudo comprobarse, más tarde, con el envío
nuestra escuadra, la que, venciendo los más inverosímiles sacrificios, cruzó
contra todos los obstáculos el Canal de Panamá y evitó, indirectamente la caída
de Puerto Arturo, a la vez que obligó a Colombia a aceptar la solución
diplomática”360 En el mismo sentido, el Gobierno peruano no aprovecho las
capacidades de las unidades de su Escuadra, que si bien es cierto, salvo los
submarinos de reciente manufactura,361 no eran naves de última generación,
ellas si eran más modernas y de mayor poder ofensivo que las naves de la
Expedición Punitiva colombiana.
Finalmente, el tiempo perdido en el envío de refuerzos por vía marítima, es decir
que el Perú hiciese uso de su poder naval para obtener el control del mar y
negarlo a las fuerzas colombianas, fue aprovechado por Colombia, que, en el
término de los últimos cuatro meses de 1932, pudo conformar y enviar al Teatro
de Operaciones una fuerza expedicionaria, que logró establecer una
superioridad militar sobre las débiles fuerzas peruanas. Esto último, la
concepción estratégica defensiva y el no haber contemplado planes alternos,
puesto que se esperaba una acción ofensiva colombiana contra Leticia, más no
la que llevaron a cabo para controlar el Putumayo, fue lo que posibilitó el éxito
inicial a las fuerzas colombianas.
Queda claro entonces que si el gobierno peruano decidió mantener la posesión
de Leticia, debió desde un principio tomar todas las medidas necesarias para
fortalecer los medios materiales de las FF.AA. presentes en el teatro de
operaciones, de manera independiente a los resultados que se esperaban de las
conversaciones diplomáticas. En ese sentido, si tomo tal decisión, debió
asumirlas con los riesgos que ello implicaba ante la situación en el frente interno.
Sin embargo, se optó por reforzar con lo mínimo indispensable, asumiendo que
los colombianos, quienes al empezar el conflicto contaban con unas FF.AA. muy
361 En la época, en hispanoamérica, eran cuatro los países que contaban con submarinos en sus
respectivas Armadas: Brasil, Argentina, Chile y Perú. De todos ellos, los submarinos peruanos
eran los más modernos.
313
débiles, no se hallarían en condiciones de llevar a cabo una operación para
desalojar a las fuerzas peruanas en el teatro de operaciones. Y en esta decisión,
que finalmente se tradujo en adoptar una estrategia defensiva, influyó
notablemente la percepción inicial existente en el más alto nivel estratégico
gubernamental del Perú, que menospreciaba las capacidades de las fuerzas y
del Estado colombiano. Ello queda demostrado en las apreciaciones que
manifestaba el presidente Sánchez Cerro sobre las fuerzas militares
colombianas en las reuniones del Consejo de Defensa Nacional.
Los planes y órdenes dadas consideraron siempre, hasta antes de la captura
colombiana de Güeppí, acciones eminentemente defensivas y de mantener el
control sobre los territorios propios o capturados. Sin embargo, el punto de
inflexión en la actitud estratégica peruana ocurre en la segunda quincena de
febrero, cuando inmediatamente después de la captura de Güeppí, el presidente
se pronuncia mediante un discurso a la nación, en el que indica su la voluntad
de determinar de escalar el conflicto hacia una guerra. De allí, se efectuará una
remoción de algunos cargos militares, entre ellos el del jefe de estado mayor de
la Marina, así como la creación de una nueva organización operacional para el
Teatro de Operaciones Nor-Oriente, con un nuevo jefe de mayor jerarquía y que
debía asumir el mando de las tres fuerzas en la V Región. Sin embargo, cuando
el Perú se alistaba a retomar la iniciativa y decidido a ir a la guerra con Colombia,
un hecho azaroso ocurre, siendo asesinado el presidente Sánchez Cerro, suceso
que trajo consigo un cambio total en la dirección de los acontecimientos,
generándose una vía inesperada hacia una tregua, que conllevó al cese de
hostilidades, y que finalmente se lograra reestablecer la paz en ambos países,
respetando los tratados internacionales.
314
equipadas, entrenadas y reorganizadas, para actuar en respaldo a su
diplomacia.
En el caso de Colombia, a la par que el enfrentamiento sirvió de catalizador para
lograr la cohesion de su población ante un objetivo en común, también sirvió para
refundar y darle importancia a sus fuerzas armadas como pilar y apoyo en la
defensa de sus intereses nacionales.
315
316
BIBLIOGRAFÍA
317
318
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
FUENTES PRIMARIAS
DOCUMENTALES
319
Lima: Archivo del Instituto de Estudios Histórico Maritimos del Perú, 1958.
Inédito.
PUBLICACIONES
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Tomos I y II.
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pp. 132-140. [Consulta: 27-05-2019]. Disponible en
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tado_limites_peru.pdf>.
BRUCE ST. JOHN, Ronald. La política exterior del Perú. Lima: Asociación de
funcionarios del servicio diplomático del Perú, 1999.
321
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de Lima, 2017.
DONADIO, Alberto. La Guerra con el Perú. Bogotá: Ed. Planeta. Bogotá, 1995.
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Conflicto Colombo-peruano. Testimonios 1904-1934. Bogotá: Disloque
editores, 1995.
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Leticia; the Official Documents. Ginebra: World Peace Foundation, 1933.
323
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estudio sobre relaciones civiles militares. 1930-2000. Lima: Instituto de
Estudios Políticos y Estratégicos, 2001.
PIKE, Fredrik. The Modern History of Peru. 2ª ed. New York: Praeger
Publishers,1962.
RIVAS, Santiago y TINCOPA, Amaru. Air War Over the Putumayo: Colombian
and Peruvian Air Operations During the 1932-1933 Conflict. Londres:
Helion & Company, 2018.
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Cruceros. Lima: Fondo editorial de la Dirección de Intereses Marítimos,
2000.
SCHEINA, Robert. Latin America´s Wars. T. II. Washington D.C.: Brassey’s Inc.,
2003.
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Santa Fé de Bogotá: Ed. Roca, 1994.
U.S. NAVAL WAR COLLEGE. The sound military decision. Newport: U.S. Naval
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Conflicto de Leticia. Bogotá: Ed. Banco de la República, 1985.
ZÁRATE LESCANO, Carlos. Historia Militar del Conflicto con Colombia de 1932.
Lima: Imprenta del Ministerio de Guerra, 1965.
DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS
326
República de Colombia. Fuerza Aérea [en línea]. [Consulta: 24-05-2020].
Disponible en <https://www.fac.mil.co>.
327
328
ÍNDICE DE TABLAS
329
ÍNDICE DE FIGURAS
NRO TÍTULO PAGINA
Carte du Perou pour servir à l'histoire des Incas et à celle de l'état present
4
de cette province... / par Philippe Buache, 1739…………………………….. 82
Nuevo mapa de Colombia con sus departamentos y provincias compilados
principalmente de los mapas manuscritos dibujados por orden del gobierno
5
colombiano y otra información auténtica; construido y dibujado bajo la
dirección de H.S. Tanner. 1828…………………………… 84
Mapa del Perú, mandado hacer por órden del Libertador Gran Mariscal
7 Presidente Constitucional Ramón Castilla por Mariano Felipe Paz-Soldan,
1862……………………………………………………………………. 85
Mapa del Perú, de Barrera, con adiciones para "Dos años de Hutchinson
9
en Perú". 1871………………………………………………………………….. 87
Obra diplomática del presidente Reyes: el modus vivendi con el Perú. Carta
10 dibujada en vista de documentos auténticos por Francisco J. Vergara y
Velasco, 1906……………………………………………………… 89
330
Unidades de la Escuadra peruana, fondeadas frente a la Base de
20
Hidroaviación de Ancón, c. 1930………………………………………………. 137
21 Base fluvial de Itaya, centro de operaciones de la Armada Peruana en el
Oriente…………………………………………………………………………… 139
22 Cañonera colombiana Cartagena…………………………………………….. 153
26 Gráfico que representa los dos planes para la captura de Leticia planteados
al presidente colombiano Enrique Olaya Herrera……………… 167
27 Puesto colombiano de Tarapacá, ubicado sobre la margen derecha del río
Putumayo………………………………………………………………………… 178
331
Fotografía de la agencia de prensa “ACME”, cuya leyenda dice que
“Mientras miles de residentes vitoreaban la calle, parte de los 24,000
43
nuevos reclutas del ejército peruano desfilan ante el general Luis M.
Sánchez Cerro, presidente de Perú……………………………………………. 255
44 Funerales del general Luis M, Sánchez Cerro en Lima, 4 de mayo de 1933 257
332
69 Cañonero Córdoba........................................................................................ 387
333
LISTA DE ABREVIATURAS
334
ANEXOS
335
336
ANEXO 1
TRATADO DE LIMITES Y NAVEGACION FLUVIAL ENTRE COLOMBIA Y EL
PERU362
Aprobado por el Congreso del Perú, por Resolución legislativa número 5940, de
20 de diciembre de 1927.
337
ARTICULO I
Colombia declara que pertenecen al Perú en virtud del presente Tratado, los
territorios comprendidos entre la margen derecha del río Putumayo, hacia el
oriente de la boca del Cuhimbe, y la línea establecida y amojonada como frontera
entre Colombia y el Ecuador en las hoyas del
Putumayo y del Napo, en virtud del Tratado de Limites celebrado entre ambas
Repúblicas, el 15 de julio de 1916.
Colombia declara que se reserva respecto del Brasil sus derechos a los territorios
situados al oriente de la línea Tabatinga-Apaporis, pactada entre el Perú y el
Brasil por el Tratado de 23 de octubre de 1851.
ARTICULO II
338
que no excederá de seis meses, para que sus individuos puedan reunirse; y
comenzará inmediatamente sus trabajos, salvo que lo impida algún accidente
imprevisto, en cuyo caso los dos Gobiernos podrán señalar un nuevo término
para empezar los trabajos de demarcación.
ARTICULO III
ARTICULO IV
ARTICULO V
ARTICULO VI
339
este caso, la Comisión Deslindadora tiene derecho a usar el territorio del uno o
del otro país, para las operaciones conducentes al desempeño de su encargo; y
la línea que trace será el límite definitivo entre las dos Naciones.
ARTICULO VII
ARTICULO VIII
ARTICULO IX
340
ARTICULO X
ARTICULO XI
Este Tratado será aprobado y ratificado por las Altas Partes Contratantes, de
acuerdo con la legislación de cada una de ellas; y las ratificaciones se canjearán
en Bogotá o en Lima, a la mayor brevedad posible.
341
ANEXO 2
CONVENCION GENERAL DE CONCILIACION INTERAMERICANA363
Quienes, después de haber depositado sus plenos poderes, que fueron hallados
en buena y debida forma por la Conferencia, han convenido lo siguiente:
363 http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-4.html
342
ARTICULO 1
ARTICULO 2
ARTICULO 3
ARTICULO 4
(1) Será facultativo para la Comisión iniciar sus trabajos con una tentativa para
procurar la conciliación de las diferencias sometidas a su examen, tendiente a
obtener un arreglo entre las Partes.
(2) Será facultativo, asimismo, para dicha Comisión intentar la conciliación de las
Partes en cualquier momento que a juicio de la Comisión sea propicio durante el
proceso de investigación y dentro del plazo fijado para la misma en el Artículo 5
del Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923.
343
(3) Finalmente, será obligatorio para la Comisión desarrollar su función
conciliatoria dentro del plazo de seis meses a que se refiere el artículo 7 del
Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923.
Las Partes en controversia podrán, sin embargo, prorrogar este plazo si así lo
acuerdan y lo comunican oportunamente a la Comisión.
ARTICULO 5
ARTICULO 6
ARTICULO 7
344
ARTICULO 8
Cada Parte sufragará sus propios gastos y una parte igual de los gastos de
la Comisión.
ARTICULO 9
ARTICULO 10
ARTICULO 11
Expirado el plazo fijado por la Comisión para que las Partes se pronuncien, la
Comisión hará constar en un acta final la decisión de las Partes y, si se ha
efectuado la conciliación, los términos del arreglo.
345
ARTICULO 12
Las obligaciones estipuladas en la segunda parte del párrafo primero del artículo
1 del Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923, se extenderán hasta
el momento de la firma del acta final a que se refiere el artículo precedente.
ARTICULO 13
ARTICULO 14
ARTICULO 15
ARTICULO 16
346
constitucionales, debiendo ratificar previamente el Tratado de Santiago de Chile
de 3 de mayo de 1923 las que no lo hubiesen hecho.
Hecho en la ciudad de Washington, a los cinco días del mes de enero de mil
novecientos veintinueve.
Chile: Chile exceptúa en esta Convención las cuestiones que tengan origen en
situaciones o hechos anteriores a ella.
347
ANEXO 3
TRANSCRIPCIÓN DEL ARTÍCULO 15º DEL PACTO DE LA SOCIEDAD DE
NACIONES364
Artículo 15
348
7) En el caso en que el consejo no consiguiera hacer aceptar su informe por
todos los miembros, fuera de los representantes de toda parte en la
divergencia, los miembros de la sociedad se reservan el derecho de
proceder como lo juzgaran necesario para el mantenimiento del derecho y
de la justicia.
8) Si una de las partes pretende y si el consejo reconoce que la divergencia se
refiere a una cuestión que el derecho internacional deja a la competencia
exclusiva de esta parte, el consejo lo constatará en un informe, pero sin
recomendar solución alguna.
9) El consejo puede, en todos los casos previstos en el presente artículo,
someter la divergencia a la asamblea. A ésta deberá igualmente someterse
la divergencia a requerimiento de una de las partes; este requerimiento debe
ser presentado dentro de los 14 días a partir del momento en que la
divergencia fuera sometida al consejo.
10) En todo asunto sometido a la asamblea, las disposiciones del presente
artículo y del artículo 12 relativas a la acción y a las facultades del consejo,
se aplican igualmente a la acción y a las facultades de la asamblea. Queda
entendido que un informe expedido por la asamblea con aprobación de los
representantes de los miembros de la sociedad representados en el consejo
y de una mayoría de los otros miembros de la sociedad, con exclusión, en
cada caso, de los representantes de las partes, tiene el mismo efecto que un
informe del consejo por unanimidad de sus miembros, fuera de los
representantes de las partes.
349
ANEXO 4
Texto del Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de
Colombia y la República del Perú365
CONSIDERANDO
Que ese deber es más grato para los Estados que forman la comunidad
americana y entre los cuales existen vínculos históricos, sociales y afectivos que
no pueden debilitarse por divergencias o sucesos que deben ser siempre
considerados con espíritu de recíproca comprensión y buena voluntad;
Que tal deber de paz y cordialidad se cumple mejor aplicando las instituciones
creadas por el derecho internacional contemporáneo para el ordenamiento
jurídico de las diferencias entre los Estados y para garantizar y desarrollar los
derechos humanos;
Que la actitud que ahora adoptan debe servir de fraternal estímulo para la
solución de otros conflictos internacionales americanos:
365 Texto tomado de: Herrera Cunti, Arístides. Divagaciones en la Web. Lima: ACH ediciones,
2006. pp. 111-115.
350
cambiar sus plenos poderes, que encontraron en buena y debida forma, han
convenido en suscribir en nombre de sus respectivos Gobiernos, un Protocolo
de amistad y cooperación y un Acta Adicional como siguen:
ARTÍCULO I
ARTICULO II
ARTÍCULO III
Las negociaciones entre los dos países continuarán, por la vía diplomática
normal, para dar a todos los problemas pendientes una solución justa, duradera
y satisfactoria; y se observarán, en el desarrollo de tales negociaciones, los
principios establecidos en el presente Protocolo.
ARTÍCULO IV
351
En vista de las necesidades comunes a los dos Estados en las cuencas del
Amazonas y del Putumayo, el Perú y Colombia adoptan acuerdos especiales
sobre aduanas, comercio, libre navegación de los ríos, protección a los
pobladores, transito y policía de fronteras; y adoptarán los demás acuerdos que
fueren necesarios para obviar cualesquiera dificultades que se presenten o
puedan presentarse en la región de frontera entre los dos países.
ARTÍCULO V
ARTÍCULO VI
Para velar por los acuerdos de que trata el artículo cuarto y estimular su
ejecución, queda creada una comisión de tres miembros nombrados por los
Gobiernos del Perú, de Colombia y del Brasil, cuyo presidente será el nombrado
por este último. La sede de la comisión estará en el territorio de una u otra de las
Altas Partes Contratantes, dentro de los límites de la región a que se aplican los
precitados acuerdos. La comisión tendrá la facultad de trasladarse de un punto
a otro, dentro de aquellos límites, a fin de colaborar más eficazmente con las
autoridades locales de ambos Estados para el mantenimiento de un régimen de
paz permanente y de buena vecindad en la frontera común.
352
de las Altas Partes Contratantes cuya autoridad se ejercerá allí en toda su
plenitud.
Parágrafo cuarto. Los dos Gobiernos solicitarán del Gobierno del Brasil que
coopere para la composición de la Comisión.
ARTÍCULO VII
353
sentencia en que haya declarado el derecho de una de las Altas Partes
Contratantes.
ARTÍCULO VIII
ARTÍCULO IX
354
ANEXO 5: BIOGRAFIAS DE ALGUNOS PERSONAJES
MENCIONADOS EN LA TESIS
PERÚ
355
4 de febrero de 1914 lideró el golpe de Estado contra Billinghurst, encabezando
una junta militar, siendo nombrado después presidente provisorio hasta 1915.
Su sucesor, José Pardo y Barreda, luego de asumir el poder, lo destacó a Europa
en misión diplomática, puesto que lo consideraba peligroso para la estabilidad
del nuevo gobierno. Por ese motivo, se le destacó a Francia como observador
de la Primera Guerra Mundial. Luego fue nombrado ministro plenipotenciario en
España, renunciando al cargo tres años después, siendo nombrado como
embajador en ese país y después en Italia. A su retorno al Perú pidió su pase al
retiro.
367 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografía de Óscar Benavides. En Biografías
y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/benavides_oscar.htm el 20 de abril de 2020.
356
oficial navegó en los vapores de la CPVD Mantaro y Perené, y en 1929 fue
enviado a Loreto, asumiendo el mando de la lancha cañonera Cahuapanas. De
retorno a Lima, en mayo de 1932 se encontraba como dotación del crucero
Almirante Grau cuando se produjo la rebelión de la marinería por instigación
aprista. Durante el conflicto con Colombia (1932-1933) fue jefe militar de Leticia,
y jefe de artillería de Todos los Santos y de Puerto Arturo. Entre 1934 y 1936
estuvo en el Servicio Geográfico del Ejército, pasando después al Servicio de
Hidrografia y Faros. En 1941 fue capitán de puerto de Salaverry, sirviendo luego
como segundo comandante del petrolero Pariñas y subdirector de las Escuelas
Técnicas de la Armada. Pasó al retiro en 1959 como capitán de navío,
dedicándose a la investigación histórica. Fue fundador y director del Museo
Naval del Perú que hoy lleva su nombre; presidente de la Sociedad Fundadores
de la Independencia y miembro de la Sociedad Geográfica de Lima. En su haber,
hay varias publicaciones históricas, participando en la Comisión Bibliográfica del
Sesquicentenario de la Independencia, en la cual estuvo a cargo de los tomos
dedicados a la Armada. Falleció en Lima, el 23 de octubre de 1972.368
Político peruano. Nacido en Trujillo en 1895, sus estudios superiores los realizó
en la Universidad Nacional de Trujillo y a partir de 1922 se traslada a la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos en donde estudió Derecho y
Educación.
368 CASTAÑEDA, Alicia y ORTIZ, Jorge. Diccionario biográfico marítimo peruano. Lima:
Asociación de Historia Marítima y Naval, 2007. pp. 93-94.
357
1930. Regresó al Perú tras el derrocamiento de Leguía, participando en las
elecciones de 1931, de la que ocupó el segundo lugar. De inmediato, su partido,
el APRA, inició una serie de acciones subversivas en contra del gobierno de
Sánchez Cerro, propiciando dos rebeliones militares en 1932, que
desestabilizaron al gobierno, llevando la situación interna del país al borde de la
guerra civil. Proscrito su partido, en 1936 tuvo que exiliarse de nuevo al ser
anuladas las elecciones en las participó nuevamente su partido. Vuelto al Perú
en 1943, dos años después, su partido apoyó la candidatura de José Luis
Bustamante y Rivero, quien resultó ganador de las elecciones generales llevadas
a cabo en ese año. Sin embargo, ante la negativa del nuevo presidente de
adoptar medidas políticas que el partido de Haya de la Torre le quería imponer,
el APRA nuevamente optó por intentar subvertir el orden constitucional, y en
octubre de 1948, luego de intentar una rebelión en las filas de la Armada, un
golpe de Estado llevado a cabo por el general Manuel A. Odría en ese mismo
mes, lo obligó a refugiarse en la embajada de Colombia en Lima, quedándose
allí hasta 1954, cuando se le permitió exiliarse en México. Tres años después,
en 1957 retornó al Perú, y en 1962, participó como candidato de su partido en
unas elecciones que fueron desconocidas por los militares, quienes dieron un
golpe de Estado, convocando a nuevas elecciones para el siguiente año, de las
que Fernando Belaúnde resultó ganador. Con el golpe de Estado militar de 1968,
el APRA y otros partidos quedaron proscritos.
369 Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Víctor Raúl Haya de la Torre.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/haya.htm el 10 de abril de 2020.
358
Leguía Salcedo, Augusto Bernardino.
370 En: RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografia de Augusto Bernardino Leguía.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leguia.htm el 23 de abril de 2020.
360
de 1904. Realizó prácticas profesionales en la Armada española. Retornó al Perú
en 1907 y dos años después fue enviado a Loreto, tomando parte en el conflicto
con Colombia (1911) al mando de la lancha cañonera Iquitos. Posteriormente
viajó a Francia para tripular el crucero acorazado Comandante Aguirre, pero
debido a la anulación de la compra de ese buque, retornó al Perú en 1915. Fue
comandante del Coronel Bolognesi y del Almirante Grau, viajando en 1927 a
Estados Unidos como comandante de la División de Submarinos para recibir el
R-3 y el R-4. En 1933 fue enviado a Europa como jefe de la comisión que trajo a
los destructores adquiridos en Estonia con ocasión del conflicto con Colombia,
desempeñándose también como comandante de la División de Destructores. En
1934 fue jefe del Estado Mayor General de Marina, ascendiendo a contralmirante
en 1941. Pasó al retiro en 1948 por limite de edad. Falleció en Lima en el año
1971.372
361
vicealmirante, siendo designado como inspector general de Marina y al año
siguiente como Jefe del Estado Mayor General de Marina. En 1953, pasó a la
situación de retiro. Falleció en el Callao el 10 de julio de 1974.
373 PEREZ Pimentel, Rodolfo. (2005). Biografía de Alberto Salomón Osorio. Diccionario
biográfico del Ecuador. Guayaquíl (Ecuador). Recuperado de http://raboninco.com/M38l el 20 de
abril de 2020.
362
Guerra. Sin embargo, este gabinete tuvo que renunciar al día siguiente, luego de
lo cual, el general Sarmiento se retiró de la actividad política. En febrero de 1933,
con ocasión del Conflicto con Colombia por Leticia, fue nombrado Comandante
en Jefe del Teatro de Operaciones Nor-Oriente, cargo que desempeñó hasta el
final del conflicto. Falleció en Lima, en 1939.374
Militar y político peruano, nacido en Piura en 1889. En 1906 viajó a Lima para
ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos, egresando como subteniente de
infantería en 1910. En 1914, tomó parte en el movimiento que dio el golpe de
Estado que derrocó al presidente Guillermo Billinghurst. En 1922, efectuó un
pronunciamiento fallido en contra del régimen del presidente Leguía. Fue
confinado en la isla Taquile en el lago Titicaca y luego en la Isla San Lorenzo.
En 1924. Se le permitió volver al servicio activo, siendo asignado como ayudante
del ministro de guerra. Luego, en 1925, fue enviado a Europa a seguir estudios,
habiendo estado en Italia y en Francia. Retornó al Perú en 1929. En 1930, agosto
de 1930, cuando se hallaba a cargo de la guarnición de Arequipa, se sublevó
contra el gobierno de Leguía.
374 SIN AUTOR. Peruvian politician and military personnel (1874-1939). Biography of Fernando
Sarmiento Ramírez. [en línea]. 2013, vol. 99, n. 3, pp. 262-274. Disponible en
https://peoplepill.com/people/fernando-sarmiento-ramirez/
363
en dos oportunidades contra su vida, hasta que el día 30 de abril de 1930, fue
asesinado en un atentado en el hipódromo de Santa Beatriz, llevado a cano por
el joven Abelardo Mendoza Leyva, quien estaba inscrito en el Partido Aprista
desde 1931.375
El 18 de junio de 1932, siendo capitán de navío, fue nombrado jefe del Estado
mayor General de la Marina, máximo cargo en la Armada por aquel entonces, el
mismo en el que estuvo hasta el 17 de febrero de 1933, fecha en la que fue
relevado en el cargo por el capitán de navío Carlos Rotalde de Romaña.376
Nacido en Lima el 13 de enero de 1884, ingresó como alumno a bordo del Pontón
Perú en noviembre de 1889, pasando a servir como guardiamarina en el crucero
Lima en abril de 1895. A lo largo de su carrera como oficial naval, sirvió a bordo
de los transportes Chalaco y Constitución, del crucero Lima, del cual fue 2°
comandante; se desempeñó asimismo como Capitán de Puerto en Cerro Azul,
Samanco y el Callao; subdirector de la Escuela Naval, y director de la misma en
1930. Con el grado de capitán de navío, pasó a la disponibilidad a su solicitud
en julio de 1931, pasando al retiro el 13 de enero de 1932. Sin embargo, fue
364
reinscrito en el escalafón de Actividad el 20 de junio de 1932, fecha en la que
también asumió el cargo de Representante al Congreso Constituyente. Pasó
definitivamente al retiro el 13 de enero de 1934. Falleció en Lima el 27 de
setiembre de 1958. En: Castañeda, Alicia y Ortiz, Jorge. Diccionario biográfico
marítimo peruano. Asociación de Historia Marítima y Naval. Lima, 2007. p.377
COLOMBIA
365
republicano alrededor del periódico El Liberal, desde donde comenzó su carrera
política; colaboró también con El Republicano y el Diario Nacional. Miembro
destacado del partido, resultó elegido diputado a la Asamblea del Tolima en
1915; fundó en 1918 el Banco Mercantil Americano; fue representante de la
Cámara en 1925 y senador en 1930. En 1929 presidió la convención nacional de
su partido. Finalmente, tras triunfar en las elecciones de 1934, sucedió en la
presidencia a Enrique Olaya Herrera (1930-1934). El primer mandato de Alfonso
López Pumarejo (1934-1938), considerado por los analistas e historiadores
como el más progresista de Colombia durante el siglo XX, arrojó como balance
la transformación de la política agrícola e industrial del país, la reforma del
régimen laboral, tributario y judicial y la mejora de la educación universitaria. Fue
elegido por segunda vez para la presidencia en 1942. En julio de 1944 se produjo
un movimiento militar en Pasto que intentó un fallido golpe de Estado, reflejo del
descontento de las élites y la agudización de la crisis; finalmente renunció a la
presidencia, que fue asumida por Alberto Lleras Camargo. En 1948 fue
presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Murió en Londres
en 1959, donde se hallaba destinado como embajador.379
379 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografía de Alfonso López Pumarejo
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lopez_pumarejo.htm el 20 de abril de 2020.
366
Olaya Herrera, Enrique.
381 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografia de Enrique Olaya Herrera
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/olaya.htm el 20 de abril de 2020.
367
ejército chileno, retirándose con el grado de capitán. De regreso a Colombia,
militó en el partido liberal, y en el año 1932, el presidente Olaya lo nombró
ministro de guerra el 23 de mayo de 1932. A Uribe le cupo dirigir ese ministerio
durante el conflicto con el Perú, y su obra ha quedado registrada en los dos
tomos de su obra La verdad sobre la guerra, escrito en 1934. Permaneció en el
cargo hasta el 26 de noviemnre de 1933. Falecióen el año 1982.382
368
nuevamente la legación colombiana en Paris. Retirado de la vida pública, falleció
en Cali, en 1941.
369
370
APENDICE 1: CARACTERÍSTICAS DE LOS BUQUES DE LA ARMADA
PERUANA QUE PARTICIPARON EN EL CONFLICTO
CRUCEROS LIGEROS
ALMIRANTE GRAU, CORONEL BOLOGNESI
Características principales
Dimensiones
Eslora: 115,85m (máxima); 112,8 m (entre perpendiculares)
Manga: 12,34 m
Calado: 4,34 m
Desplazamiento
Estándar: 3.251 t (3.200 tons) Almirante Grau; 3.231t (3.180 tons) Coronel Bolognesi
Armamento
Dos cañones de 152,4 mm
Ocho cañones de 76,2 mm (3”)
Dos ametralladoras de 37 mm Vickers
Dos tubos lanzatorpedos sumergidos de 457 mm (18”)
Protección
Cubierta protectriz de popa a proa de 15,8 mm
Protección encima de la sala de máquinas de 38,1 mm
Torre de mando bajo la caseta de gobierno: 76,2 mm
Manteletes de los montajes de 152,4 mm: 76,2 mm
Propulsión
Dos maquinas alternativas con cuatro cilindros de triple expansión.
Diez calderas acuotubulares Yarrow a carbón, modificadas en 1923 para consumir
petróleo.
Potencia: 14.000 HP a 216 r.p.m. por eje.
Ejes: Dos, con hélices de tres palas
Capacidad de combustible: 500 toneladas de carbón
Velocidad: 24,6 nudos
Autonomía: 3.275 millas a 10 nudos consumiendo carbón.
Dotación: 320 hombres.
Notas: Construidos en el astillero Vickers Sons and Maxim de Barrow in Furness, Inglaterra,
entre los años 1905 y 1907. Fueron los primeros buques modernos con los que contó la
Armada peruana principiando el siglo XX. Durante el Conflicto con Colombia, el Almirante
Grau estuvo al mando del capitán de fragata Víctor Escudero y el Coronel Bolognesi al
mando del capitán de fragata Enrique Maura. Ambos fueron modernizados entre 1942.
Dados de baja en 1958.
371
CRUCERO
LIMA
Características principales
Dimensiones
Eslora 77,70 m
Manga 10,67 m
Puntal 5,0 m
Calado de Proa 4,20 m
Calado de Popa 4,80 m
Desplazamiento: 1.790 toneladas
Armamento
− Cuatro cañones Vickers de 101,6 mm
− Ocho cañones Maxim-Nordenfeldt de 47 mm de
tiro rápido
− Dos ametralladoras Maxim-Nordenfeldt
Propulsión:
− Dos máquinas horizontales de alta y baja presión compound con condensadores de superficie.
− Cuatro Calderas
− Un motor con dínamo para generar energía al proyector.
Ejes: Dos, con hélices de paso fijo
Velocidad: de diseño 16.2 nudos, normal: 10 nudos
Potencia nominal de las máquinas : 2.000 hp
− Capacidad de combustible: 320 t. de carbón
− Consumo diario con andar económico: 22 t. de carbón a 960 hp y 46 r.p.m.,
− Consumo diario a toda fuerza: 35 t. de carbón a 2.000 hp y 70 r.p.m.
− Radio de acción con andar económico: 3.316 millas
− Radio de acción a toda fuerza: 312 millas
Tripulación:
130 hombres
Notas
Construido en plena Guerra con Chile en el astillero Howaldtswerke, Kiel entre 1880 y 1881.
Luego, fue trasladado a Southampton y allí fue embargado ante una protesta del gobierno de
Chile ante las autoridades británicas. En junio de 1889, tras una serie de negociaciones con el
astillero que se quedó a cargo el buque, el gobierno peruano tomó su control rebautizándolo
Lima. Su artillería fue cambiada en 1905. En 1928 fue convertido en nodriza de submarinos. En
1933, al mando del capitán de fragata Carlos Pffeifer viajó a Iquitos en compañía del
cazatorpedero Teniente Rodríguez a fin de reforzar las defensas de Iquitos en caso de un ataque
de fuerzas colombianas. Fue dado de baja en el año 1940.
372
DESTRUCTOR
ALMIRANTE VILLAR
Notas
Construido en el astillero Bocker Reval S.B. Co, Tallin para la Armada rusa con el nombre
de Spartak entre los años 1914 y 1917. Capturado por fuerzas británicas en 1919, fue
entregado a Estonia bajo el nombre de Wambola. Adquirido por el Perú en 1933, fue
rebautizado con el nombre de Almirante Villar. Dado de baja en 1952. Durante el conflicto,
su comandante era el capitán de fragata Grimaldo Bravo Arenas.
373
DESTRUCTOR
ALMIRANTE GUISE
374
CAZATORPEDERO
TENIENTE RODRÍGUEZ
375
SUBMARINOS
R-1, R-2, R-3, R-4
Notas
Construidos en los astilleros Electric Boat Co. Groton, Connecticut., EE.UU., entre los años 1926
y 1928. Dados de baja en 1960. Durante el conflicto con Colombia, los submarinos estuvieron al
mando del capitán de corbeta Juan Bacigalupo (R-1); capitán de corbeta Antonio Trigoso (R-4).
376
BUQUE TRANSPORTE
RÍMAC
Características principales
Dimensiones
Eslora: 147,98 m
Manga: 16,15 m
Calado: 7,92 m
Desplazamiento
Estándar: 6.848 tons
Capacidad de carga: 8.500 tons
Armamento: ninguno
Propulsión:
Dos maquinas alternativas acopladas a 2 ejes
Potencia: 3.200 IHP
Velocidad: 12 nudos (máximo)
Combustible: carbón, 1.600 tons
Dotación: 11 oficiales, 78 tripulantes
Notas
Construido en el astillero Blohm & Voss, Hamburgo con el nombre de Rakhotis. Incorporado y
administrado por la Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao con el nombre de Eten en
1921. En enero de 1933 fue incorporado a la Armada con el nombre de Rímac. Durante
elConflicto con Colombia, estuvo al mando del capitán de fragata Roque A. Saldías. Luego de la
II Guerra Mundial, realizo varios viajes a Europa para repatriar ciudadanos peruanos. A partir de
abril de 1958 operó a cargo de la Oficina Naviera Comercial hasta el 29 de mayo de 1959 que
fue dado de baja con el D.S. N°33.
377
BUQUE TRANSPORTE DE PETROLEO
PARIÑAS
Notas
El petrolero Pariñas (ex Sjomand) adquirido a una empresa noruega en mayo de 1933, fue el
primer buque de su tipo en servicio en la Armada y el primero también en llevar dicho nombre.
Este buque había sido construido en 1921 por J.L. Thornycroft & Co. Su primera comisión, al
mando del fue llevar a Estonia a las dotaciones de los recién adquiridos destructores Almirante
Guise y Almirante Villar, así como prestar destacados servicios como buque de apoyo logístico
durante el conflicto con Colombia en 1933. En el año 1941, participó apoyando a la Escuadra
mientras duró el conflicto con el Ecuador. Debido a la II Guerra Mundial el Pariñas operó
ininterrumpidamente abasteciendo de petróleo y sus derivados a lo largo de los puertos del litoral
peruano. Concluido el conflicto, continuó dedicado al trafico comercial de petróleo; a partir de
1958 estuvo a cargo de la Oficina Naviera Comercial, hasta el 8 de julio del año siguiente, que
fue dado de baja con el D.S. N°35.
378
CAÑONERAS FLUVIALES
AMÉRICA
Nota
Construida en 1904 en Inglaterra, actualmente es preservada como buque museo en
Iquitos. Durante el Conflicto con Colombia, fue la primera nave de guerra peruana
movilizada hacia el teatro de operaciones. En ese entonces, su comandante fue el
capitán de corbeta Guillermo Lastres.
379
CAÑONERA FLUVIAL
NAPO
Características principales
Dimensiones
Eslora: 30,93 m
Manga: 5,48 m
Calado: 0,91 m
Desplazamiento
Estándar: 98 tons
Armamento
- Cuatro cañones de 47 mm
- Dos ametralladoras de pequeño calibre AA.
Propulsión: Una máquina de triple expansión; una caldera
Potencia: 250 IHP
Velocidad: 12 nudos (máxima)
Combustible: carbón y leña
Dotación: 22 hombres
380
LANCHAS CAÑONERAS
IQUITOS
Características principales
Dimensiones
Eslora: 23,46 m
Manga: 3,65 m
Calado: 2,28 m
Desplazamiento
Estándar: 50 tons
Armamento
- Dos cañones de 37 mm
- Dos ametralladoras AA
- Dos cañones de 20 mm
Propulsión
Una maquina de triple expansión
Velocidad: 7,5 nudos (máxima)
Combustible: carbón y leña
Notas
Construida en 1875, reconstruida en 1896.Durante el Conflicto con Colombia, estuvo
comandada por el teniente primero Héctor Castro de Mendoza.
381
LANCHA CAÑONERA
CORONEL PORTILLO
Notas
Construida en 1902. El 3 de diciembre de 1928 se negoció la adquisición de la lancha
fluvial San Pablo, perteneciente a la firma comercial Israel & Cia., con el propósito de
reemplazar a la cañonera Cahuapanas. Luego de ser comprada, fue rebautizada
Coronel Portillo.
382
BUQUES MERCANTES DE APOYO
MANTARO
383 Castro de Mendoza, Mario. La marina mercante en el Perú. Ed. Dirección de Intereses
Marítimos. Lima, 1986. p. 94.
383
384
APENDICE 2: CARACTERÍSTICAS DE LOS BUQUES DE LA ARMADA
COLOMBIANA QUE PARTICIPARON EN EL CONFLICTO
CAÑONERAS FLUVIALES
PICHINCHA, JUNIN, CARABOBO
385
CAÑONERAS FLUVIALES
CARTAGENA, SANTA MARTA, BARRANQUILLA
386
CAÑONERO
CÓRDOBA (ex-Dixmude, ex-Dinnard, ex-Grille, ex-M158)
387
CAÑONERO
BOGOTÁ (ex-Tonsberg I, ex-Helgoland, ex-M139)
388
CAÑONERO
MARISCAL SUCRE (ex Fliying Fox)
Figura 71. Cañonero Mariscal Sucre en Belem do Para. Fuente: colección personal.
Características principales
Dimensiones
Eslora: 50.04m
Manga: 4,72 m
Calado: 2,83 m
Desplazamiento
Estándar: 136 tons.
Armamento
-Dos cañones de 75mm
-Una ametralladora antiaérea
-Cuatro ametralladoras pesadas
Propulsión
Tres turbinas a vapor; dos calderas
Potencia: 2,500 hp
Ejes: 3
Combustible: N/D
Velocidad: 25 nudos
Autonomía: N/D
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes
Notas
Originalmente construido en 1908 como yate bajo los planos de un torpedero con el nombre de
Winchester en los astilleros Yarrow en Glasgow, siendo concluido en el año 1909. En 1913 tomó
el nombre de Flying Fox. Adquirido a finales de 1932 en los EE.UU., fue artillado y alistado para
ser enviado al Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Una vez listo, zarpó de EE.UU., recalando a
finales de enero en Puerto España, luego en Trinidad, en Cayena, Guayana Francesa, arribando
a Belén del Pará el 5 de marzo de 1933. De allí zarpó posteriormente en demanda de la
Expedición Punitiva, que se hallaba en el Amazonas, siendo acompañado en su navegación por
el cañonero Bogotá. Modernizado en los Estados Unidos en 1936, fue rearmado como lancha
patrullera y dotado de dos cañones de 76 mm; se adjunta a la Escuela Naval. Fue retirado del
servicio en 1955 y rematado en 1961.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Pinto Payán.
389
TRANSPORTE ARMADO
MOSQUERA (ex Royal Highlander)
Notas
Originalmente era el buque carguero y de pasajeros Royal Scot, construido para la London &
Edimburgh Shipping Co. Ltd, por los astilleros Caledon Shipbuilding & Engineering Co. De
Dundee, Escocia en 1910. En octubre de 1914, fue requisdopor el Almirantazgo británico y
empleado como mercante armado. Al finalizar la guerra, fue devuelto a sus dueños. En el año
1930, fue rebautizado Royal Highlander. En el año 1933, fue adquirido por el gobierno
colombiano y rebautizado Mosquera, tomando parte en la Expedición Punitiva hacia el Amazonas
y en el conflicto con el Perú. En el año 1945 fue desguazado en Colombia.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán F. Gauché.
390
TRANSPORTE
BOYACÁ
Notas
Este buque fue originalmente el buque carguero y de pasajeros Crofton Hall, construido entre los
años 1912 y 1913 en los astilleros Glen Yard, Port Glasgow en Escocia para la empresa naviera
C.G. Dunn & Co. De Liverpool. En 1914, fue vendido a la naviera U.S. Steel Products Co. De
Nueva York, manteniendo el mismo nombre. En 1917, fue requisado por el departamento de
guerra y retornado a sus dueños en julio de 1919. En 1933, fue vendido a la Moore McCormack
Lines de nueva York y rebautizado Cimmercial Traveller. En 1934, mediante una operación a
través de un particular, fue comprado por el gobierno colombiano a un precio de 120,000 dólares.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Carlos Fransen y posteriormente
el mayor Miguel Silva Palacios.
391
TRANSPORTE
CÚCUTA (ex Commercial Traveller; ex Crofton Hall)
392
APÉNDICE 3: CARACTERÍSTICAS DE LAS AERONAVES DEL CUERPO
AÉREO DEL PERÚ QUE INTERVINIERON EN EL CONFLICTO384
CHANGE VOUGHT UO – 1
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo UO - 1
Tipo Hidroavión de exploración
Año de diseño 1921
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright J-3 radial
Potencia 190 HP
Performance
Velocidad máxima 120 nudos
Velocidad a nivel del 200 Km/h (124 mph)
mar
Techo de servicio 5.730 m (18.800 pies)
Autonomía 626 Km (339 millas)
Pesos
Vacío 678 Kg (1.494 lb)
Máximo de despegue 1.046 Kg (2.305 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,45 m
Largo 7,45 m
Altura 2,67 m
Superficie alar 26,92 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm
393
Dotación Dos
Notas
El UO-1 fue un biplano de reconocimiento y dirección de tiro naval con capacidad de combate
diseñado por la Chance-Vought Corporation en el año 1921, realizando su primer vuelo a finales
del año siguiente. De inmediato sus favorables características lo mostraron superior a los
competidores y pronto se convirtió en el único tipo de aeroplano de observación en uso en los
buques de combate equipados con catapultas de la Marina Estadounidense.
El gobierno del Perú adquirió un par de UO-1A en el mes de julio del año 1926, siendo estas
unidades asignadas a la Escuadrilla de Entrenamiento del Cuerpo de Aviación Naval basado en
Ancón con las matrículas I-E-4 y I-E-8. En el mes de marzo del año 1933, durante el conflicto
con Colombia, una de estas aeronaves fue embarcada a bordo del crucero BAP Almirante Grau
con la finalidad de ser empleada para brindar cobertura aérea, reconocimiento y observación de
tiro naval en favor de la Fuerza Avanzada del Atlántico, que fue enviada hacia el Caribe.
Los Chance-Vought, los cuales eran conocidos localmente por sus tripulaciones como “Chambot”
por la pronunciación en inglés, sirvieron sin inconvenientes hasta diciembre del año 1935 en que
fueron dados de baja por obsolescencia.
394
Change Vought O2U1E
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo O2U - 5
Tipo Hidroavión de exploración
Año de diseño 1918
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Whitney R-1340 Wasp de 9 cilindros
Potencia 298 kW (400 hp)
Performance
Velocidad máxima 269 km/h
Velocidad a nivel del N/D
mar
Techo de servicio 5.670 m (18.600 pies)
Alcance 1.940 km
Pesos
Vacío 1.502 kg ( 3.311 lb)
Máximo de despegue 2.161 kg (4.764 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,97 m
Largo 8,37 m
Altura 3,45 m
Superficie alar 31,31 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm
Dotación Dos
Notas
395
El Vought O2U Corsair fue un avión biplano de observación y ataque ligero
diseñado por la Vought Corporation en 1918 y entró en servicio con la Armada
norteamericana en 1927. Por diseño contaba con una estructura del fuselaje con
tubos de acero y las alas tenían una estructura de madera con revestimiento de
tela, pudiendo operar indistintamente con flotadores y ruedas.
En julio de 1930 el Cuerpo Aéreo del Perú recibió un total de 12 O2U-1E los
cuales fueron distribuidos entre Ancón y Las Palmas para funciones de
instrucción avanzada, aunque las aeronaves contaban con completa capacidad
de llevar armamento. Los O2U-1E vieron acción contra las facciones sediciosas
del APRA en las zonas del norte del país así como también contra buques y
aeronaves colombianos durante el conflicto en el Putumayo. Fue durante este
último que el entonces Alférez Francisco Secada Vignetta se enfrentó, justo a su
artillero el Subo Oficial Mario Dolci, en su Corsair matrícula 5-E-6 a tres
aeronaves Curtiss Hawk II de la Aviación Militar de Colombia sobre los cielos de
Tarapacá, burlando exitosamente el fuego enemigo para permitir el escape de la
escuadrilla de bombardeo peruana.
A mediados de 1933 se recibieron tres O2U-3, versión optimizada para labores
de instrucción, los cuales fueron asignados al Quinto Escuadrón de Instrucción
en Las Palmas.
Hacia 1939 la mayoría de O2U Corsair había sido relegado a misiones de
entrenamiento y/o enlace sirviendo con el Primer Escuadrón de Instrucción en
Las Palmas y el LI Escuadrón de Aviación en el oriente. Para finales del año
1943 todos habían sido retirados de servicio debido a su obsolescencia.
396
Douglas O-38P
Modelo O-38P
Tipo Aeroplano de observación y ataque ligero
Año de diseño 1931
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright R-1820F
Potencia 522 kW (700 hp)
Performance
Velocidad máxima 240 Km/h
Velocidad a nivel del 206 Km/h
mar
Techo de servicio 6.020 m (19.750 pies)
Alcance 906 Km
Pesos
Vacío 1.393 Kg (1.494 lb)
Máximo de despegue 2.449,85 Kg (2.305 lb)
Dimensiones
Envergadura 12,19 m
Largo 9,75 m
Altura 3,25 m
Superficie alar 35,0 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm; 4 bombas de 45,4 Kg
Dotación Dos de 7,62mm
397
Notas
El O-38 fue un aeroplano de observación y ataque ligero producido por la Douglas
Aircraft Co. como un derivado más moderno del O-25 entre los años 1931 y 1934. Fue
empleado principalmente por el United States Air Corps.
El Cuerpo de Aviación del Perú adquirió un total de seis aeroplanos del modelo O-38P
en el mes de noviembre de 1932 durante el conflicto con Colombia. El O-38P era
idéntico al modelo E en todos los detalles salvo en la planta motriz, ya que el modelo
ordenado por el gobierno peruano contaba con un motor radial Wright Cyclone, de
mayor potencia, requerido para evitar la pérdida de performance cuando la aeronave se
encontraba equipada con flotadores.
Las primeras unidades arribaron al Perú en enero de 1933 y de inmediato se trasladaron
al teatro de operaciones del oriente a fin de colaborar con el esfuerzo bélico.
Lamentablemente, la premura y poca preparación de las tripulaciones para lidiar con las
dificultades operativas que presentaba la selva amazónica dieron cuenta de dos
aeronaves antes de que estas pudiesen siquiera arribar al frente de batalla, perdiendo
la vida en una de ellas el Alférez Alfredo Rodríguez Ballón. Una vez en el frente del
Putumayo los O-38P y sus tripulaciones llevaron a cabo numerosas misiones en apoyo
de las fuerzas terrestres peruanas así como en contra de las fuerzas fluviales de la
Armada de Colombia presentes en el rio Putumayo.
Tras el conflicto los O-38P continuaron prestando servicio con el CAP sirviendo tanto en
Ancón como en Las Palmas, en ambos casos en el rol de entrenamiento avanzado
gracias a estar equipados con doble comando. Los Douglas O-38P se mantuvieron en
servicio con el CAP hasta principios del año 1941 en que fueron retirados del servicio
en razón a su obsolescencia.
398
BOEING MODEL 21
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
399
El Boeing model 21 fue un excelente biplano de entrenamiento primario diseñado por la
Boeing en el año 1923 y adoptado principalmente por la Marina Estadounidense bajo la
denominación NB-1. Fue una aeronave muy popular debido a su docilidad de comando
y su sencillez de mantenimiento. Asimismo, fue una de las primeras aeronaves
diseñadas ex profeso para operar tanto con flotadores como con tren de aterrizaje
convencional.
Cinco de estos aparatos fueron adquiridos por el gobierno peruano, en el año 1925 y
asignados al Servicio de Aviación Naval operando desde Ancón con la Escuela de
Hidroaviación allí ubicada. Hacia 1932 aún se encontraban en servicio con la Primera
Escuadrilla de Instrucción un par de aeronaves.
400
BOEING 40B-2
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo 40B
Tipo Biplano de transporte y enlace
Año de diseño
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Whitney Wasp
Potencia 420 hp
Performance
Velocidad máxima 206 km/h
Velocidad a nivel del 169 km/h
mar
Techo de servicio 4.420 m (14.501 pies)
Alcance 1.046 km
Pesos
Vacío 1.605 Kg (3.538 lb)
Máximo de despegue 2.727 Kg (6.012 lb)
Dimensiones
Envergadura 13,47 m
Largo 10,12 m
Altura 3,74 m
Superficie alar 50,82 m²
Armamento Ninguno
Dotación Dos pasajeros o 540 kg de carga
Notas
401
El Boeing Model 40 fue un avión de transporte de correos y pasajeros diseñado por esta
compañía estadounidense a mediados de los 20 del siglo XX. Era un biplano monomotor
de cuatro plazas denominado oficialmente como Model 40A Commercial Transport.
La aviación militar peruana operó un total de dos Boeing model 40B2 los cuales fueron
adquiridos en julio del año 1930 durante el gobierno de Augusto B. Leguía. Estas
unidades sirvieron con la Primer y Segunda Escuadrillas de Reconocimiento en las
labores de transporte de carga, estafeta y de pasajeros principalmente entre San Ramón
y Lima, destacándose a otras regiones del país según los requerimientos del estado.
Ambas unidades brindaron un valioso aporte al esfuerzo bélico durante el denominado
Conflicto del Putumayo desarrollado entre los meses de setiembre del año 1932 y mayo
de 1933, perdiéndose una de ellas en un accidente en el transcurso de las operaciones.
Tras numerosos años de servicio en las rutas de la Amazonía, el Boeing modelo 40
sobreviviente fue retirado de servicio en el año 1939.
402
CONSOLIDATED PT-3 HUSKY
Modelo PT-3
Tipo Biplano de entrenamiento
Año de diseño 1920
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright R-790-AB radial
Potencia 164 kW (220 hp)
Performance
Velocidad máxima 164 km/h
Velocidad a nivel del 130 km/h
mar
Techo de servicio 4.267 m (14.000 pies)
Alcance 483 km
Pesos
Vacío 810 Kg
Máximo de despegue 1.125 Kg
Dimensiones
Envergadura 10,52 m
Largo 8,56 m
Altura 3,12 m
Superficie alar 27,87 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm
Dotación Dos
403
Notas
El Consolidated PT-3 'Husky' fue un biplano de dos plazas de entrenamiento primario
desarrollado a finales de la década de 1920 acoplando en motor Wright J-5 con el PT-1
empleado por la Armada de los EE.UU.. El aeroplano resultante fue
El 31 de enero del año 1926 una misión comercial enviada por la Curtiss Airplane y
Motor Co. llegó al puerto de Callao a bordo del SS Santa Luisa. La misión, liderada por
el capitán C. Travis, incluía entre sus pilotos al futuro "Tokyo Raider” el teniente James
H. Doolitle así como un avión Curtiss O-1E Falcon, un Curtiss P-1B Hawk y un
Consolidated PT-3 Husky, aeronaves que fueron mostradas a los oficiales de la aviación
militar tanto en Ancón como en Las Palmas.
Fueron las positivas cualidades de pilotaje del biplano de la Consolidated las que
promovieron al alto mando del entonces servicio de aviación militar a la compra de una
unidad, la cual fue entregada en marzo de 1928. Esta aeronave fue asignada a la
Primera Escuadrilla de Instrucción con base en Las Palmas y sirvió fielmente hasta
mediados de 1933 cuando, tras haber sobrevivido a numerosos incidentes, fue dada de
baja debido a su precario estado de conservación.
404
CURTISS P-1B HAWK
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
405
El Curtiss P-1 Hawk (también conocido como Modelo 34) fue un caza biplano de cabina
abierta diseñado durante la década de 1920 por la Curtiss Aeroplane & Motor Co. para
el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos. Esta aeronave, en su primer modelo
el P-1A, entró en servicio el 17 de agosto de 1925, y fue seguido en años sucesivos por
las variantes P-1B y P-1C con motores mejorados. Las variantes P-1 más nuevas
permanecieron en servicio operativo hasta 1930. 93 P-1 de las variantes P-1, P-1A, P-
1B y P-1C entraron en servicio junto con otros 52 P-1 de las variantes P-1D, P-1E y P-
1F, convertidos a partir de otras variantes del Hawk, principalmente entrenadores AT-4
y AT-5.
El Perú operó un solitario P-1B Hawk equipado con motor D-12 adquirido a la misión
comercial de Curtiss en 1928 y fue entregado a principios del año siguiente. Esta
aeronave fue asignada a tareas de entrenamiento avanzado hasta el año 1935 en que
fue dada de baja.
406
CURTISS 35A HAWK II
ESPECIFICACIONES TECNICAS
407
Notas
El Curtiss modelo 35 o Hawk II (o Goshawk) fue una versión de exportación del caza P-
6 Hawk equipado con un tren de aterrizaje más robusto y un motor radial Wright Cyclone
en lugar del motor lineal Curtiss Conqueror que impulsaba al P-6E operado por el
Cuerpo Aéreo de los EE.UU. así como por la Armada de los EE.UU..
El Hawk II salió a la venta en 1932 e inmediatamente fue un éxito en ventas, recibiendo
órdenes sustanciales por parte de Turquía, China, Bolivia y Colombia, esta última
ordenando una variante equipada con flotadores para su empleo desde los ríos de la
Amazonía.
Perú también fue operador del Hawk II, ordenando 3 ejemplares en el mes de octubre
de 1932 las cuales fueron recibidas en febrero siguiente e inmediatamente destacadas
al oriente a fin de colaborar con el esfuerzo bélico. Desafortunadamente, una seguidilla
de accidentes mermó su número y, consecuentemente, su impacto en el devenir de las
acciones militares. Concluido el conflicto el gobierno peruano realizó una orden por
cuatro unidades adicionales con la finalidad tanto de reemplazar las perdidas como para
equipar al IV Escuadrón de Aviación con una escuadrilla de caza basada en el oriente.
Hacia 1939 estas aeronaves fueron retiradas de servicio en primera línea y asignadas
a labores de entrenamiento avanzado sirviendo en dicho rol primero con el Primer
Escuadrón de Instrucción y luego, a partir de enero de 1942, con su sucesor, el 28
Escuadrón de Instrucción en Las Palmas. Las tres unidades sobrevivientes fueron
retiradas de servicio en 1944.
408
Douglas DT-2B
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo DT-2B
Tipo Biplano bombardero-torpedero biplaza
Año de diseño 1932
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor lineal Liberty V-12
Potencia 336 kW (450 hp)
Performance
Velocidad máxima 161 km/h
Velocidad a nivel del N/D
mar
Techo de servicio 2.256 m
Alcance 441 km
Pesos
Vacío 2.054 Kg
Máximo de despegue 3.308 Kg
Dimensiones
Envergadura 15.8 m
Largo 11,8 m
Altura 4,6 m
Superficie alar 65,7 m²
Armamento Una ametralladora de 7,62 mm; un torpedo de 832 kg
Dotación Dos
Notas
Estas aeronaves fueron diseñadas para actuar como bombarderos y torpederos para
ser empleados a bordo de los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos, desde
bases terrestres y desde portahidroaviones. Estuvieron en producción entre 1921 y
1929.
409
Keystone K-55 Pronto
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo K-55
Tipo Biplano de observación y enlace
Año de diseño 1927
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright J-5 de 9 cilindros
Potencia 164 kw (220 hp)
Performance
Velocidad máxima 180 km/h
Velocidad a nivel del S/D
mar
Techo de servicio S/D
Autonomía 800 km
Pesos
Vacío S/D
Máximo de despegue 1.100 kg
Dimensiones
Envergadura 12,17 m
Largo 8,15 m
Altura S/D
Superficie alar S/D
Armamento Ninguno
Dotación Un piloto y dos pasajeros
Notas
Estas aeronaves fueron adquiridas para la aviación naval peruana en 1927 e iniciaron
el primer servicio de correo aéreo en la Amazonía peruana. Su primer vuelo fue
efectuado desde Lima a san Ramón el 26 de octubre de 1927 por los pilotos navales
Harold B. Grow y Leonardo Alvariño Herr. Las aeronaves empleadas durante el Conflicto
por Leticia, fueron equipadas con flotadores.
410
Hamilton H-45
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo H-45
Tipo Monoplano de ala alta
Año de diseño 1926
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Withney Wasp de 9 cil
Potencia 450 hp (325 kw)
Performance
Velocidad máxima 218 km/k
Velocidad a nivel del 201 km/h
mar
Techo de servicio 4.600 m (15.000 pies)
Alcance 966 km
Pesos
Vacío 1.678 kg
Máximo de despegue 2.608 kg
Dimensiones
Envergadura 16,59
Largo 10,41 m
Altura 2,84 m
Superficie alar 36 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos (piloto y copiloto mas 6 pasajeros
Notas
Estas aeronaves, furon diseñadas por la Hamilton Metalplane Company, la que luego
de fusionó con la Boeing en 1926. La Armada Peruana compró algunos ejemplares para
ser empleados para transporte de pasajeros y enlace.
411
Travelair E-4000
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo E-4000
Tipo Avión biplano de transporte y enlace
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright J-5
Potencia 220 hp (160 kw)
Performance
Velocidad máxima 160 km/
Velocidad a nivel del 137 km/h
mar
Techo de servicio 3.000m (10.000 pies)
Autonomía 684 km
Pesos
Vacío 606 kg (1,335 lb)
Máximo de despegue 989 kg (2.180 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,57 m
Largo 7,37 m
Altura 2,72 m
Superficie alar 27,6 m2
Armamento Ninguno
Dotación Un piloto mas 2 pasajeros
Notas
Este avión fue diseñado por Travel Air y era un avión biplano de cabina abierta para el
transporte de pasajeros y tuvo las variantes 2000, 3000 y 4000. El Cuerpo Aéreo del
Perú, empleó una de estas aeronaves durante el Conflicto por Leticia en 1932 y 1933.
412
APÉNDICE 4: CARACTERÍSTICAS DE LAS AERONAVES COLOMBIANAS
EMPLEADAS EN EL CONFLICTO385
Figura 84. Curtiss Export Falcon F-8. Fuente: colección personal Amaru Tincopa.
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo Export Falcon F-8F
Tipo Avión Biplaza de Combate- caza
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Wright Cyclone R-1820 de 9 cilindros
Potencia 700 HP
Performance
Velocidad máxima 172 nudos (320 kph)
Velocidad a nivel del 130 nudos
mar
Techo de servicio 24.000 pies (7.875 m)
Radio de acción 360 millas (580 km)
Pesos
Vacío 3.930 lbs
Máximo de despegue 5.180 lbs
Dimensiones
Envergadura 9,75 m
Largo 7,82 m
Altura 3,23 m (en ruedas) 3.65 m (en flotadores)
Superficie alar
Armamento Dos ametralladoras fijas, sincronizadas con la hélice,
operadas por el piloto, tipo Colt MG41 de 7.62 mm.
Una ametralladora operada por el artillero.
Dotación Dos
385 Para elaborar el presente apéndice, se han consultado las siguientes fuentes:
https://www.fac.mil.co y de VALENCIA TOVAR, Álvaro. Conflicto Amazónico 1932-1934. Bogotá:
Villegas Editores, 1994.
413
Notas
El Curtiss Falcon F-8, era una aeronave monomotor biplaza de entrenamiento
avanzado, observación y de combate. Tenía estructura metálica, revestida de aluminio
y tela. El tren de aterrizaje podía ser el convencional fijo con ruedas o sobre flotadores
gemelos. Durante el Conflicto de Leticia, Colombia compro 30 aeronaves. Fueron
retirados del servicio en 1946.
414
CURTISS Model 35A / F-11 HAWK II
Figura 85. Curtiss Model 35A / F-11 HAWK II. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo Hawk II F11C
Tipo Avión monoplaza de combate - caza
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Wright Cyclone R-1820 de 9 cilindros
Potencia 700 HP
Performance
Velocidad máxima 172 nudos (320 kph)
Velocidad a nivel del 135 nudos
mar
Techo de servicio 27.000 pies (8.860 m)
Radio de acción 260 millas (580 km)
Pesos
Vacío 3.138 lbs
Máximo de despegue 4.638 lbs
Dimensiones
Envergadura 9,60 m
Largo 7,862m
Altura 3,23 m (en ruedas) 3,70 m (en flotadores)
Superficie alar
Armamento Dos ametralladoras fijas y sincronizadas, operadas por
piloto, tipo Browning o Lewis.30mm
Seis perchas debajo de cada ala con capacidad para
bombas entre 10 y 50 kg o cohetes
Dotación Dos
Notas
415
Biplano de caza, de una sola plaza. Tenía Estructura metálica recubierta en aluminio y
tela. El tren de aterrizaje podía ser fijo en ruedas o flotadores gemelos.
Su desarrollo comenzó también a partir del prototipo XO-1 en el año 1924, iniciándose
su producción en serie en 1932. Colombia compró 30 aeronaves entre 1932 y 1933
durante el Comflicto de Leticia.
416
COMMODORE P2Y-1
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo P2-Y1
Tipo Avión de combate
Año de diseño 1929
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Dos motores Wright Cyclone R-1820-E1 de 9 cilindros
Potencia 700 HP c/u
Performance
Velocidad máxima 135 nudos (250 kph)
Velocidad nivel del 100 nudos
mar
Techo de servicio 20.000 pies (6.000 m)
Alcance 1.000 millas náuticas; autonomía de 10 horas
Pesos
Vacío 11,081 lbs
Máximo de despegue 22.046 lbs
Dimensiones
Envergadura 27,45 m
Largo 19,05 m
Altura 6,10 m
Armamento Una Ametralladora sencilla en la torreta giratoria de la nariz,
marca Browning o Lewis .50.
Dos ametralladoras sencillas laterales .50
Perchas para bombas de 10 a 50 kg, bajo las alas
principales.
Dotación 8 hombres
Notas
417
El P2Y-1, era un sesquiplano (ala y media) de ala alta, para patrullaje marítimo y
bombardeo, desarrollado por la Consolidated Aircraft Co. Poseía estructuras metálicas
recubiertas con aluminio y tela. La parte inferior de su fuselaje semejaba al casco de un
bote y poseía flotadores pendientes de sus planos medios inferiores.. Su tren de
aterrizaje era fijo con ruedas gemelas en el casco y un tren simple como patín de cola.
El prototipo, XP2-Y, inició sus vuelos de prueba a finales de 1929 a requerimiento de la
Armada de los Estados Unidos.
La aviación militar colombiana adquirió dos de estas máquinas en 1932 durante el
Conflicto de Leticia. Operaban principalmente desde la Base de Hidroaviación de
Buenaventura en el Pacífico y también desde Cartagena, en el Caribe. Fueron retirados
del servicio en 1939.
418
JUNKERS K-43
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
Estas aeronaves tenían estructuras y revestimientos metálicos (lámina corrugada),
similares a los empleados por los Junker W-34. Su tren de acuatizaje se hallaba sobre
flotadores gemelos. El prototipo de esta máquina se desarrolló en 1927 y se produjo en
serie hasta 1934. Colombia compró tres aeronaves al gobierno alemán, que operaron
desde enero del año 1933, durante el conflicto con el Perú.
419
JUNKERS JU-52
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS
420
Notas
Desarrollado originalmente por las factorías Junkers de Alemania. Estructuras y
revestimientos enteramente metálicos (lámina corrugada), característica propia de la
Junkers. Tren de aterrizaje convencional fijo sobre ruedas o sobre flotadores gemelos.
Su prototipo, el Junker L-88 realizó su vuelo de prueba en octubre de 1930 y su
producción en serie comenzó en 1932. En ese mismo año, se emplearon en el conflicto
con el Perú, las tres aeronaves que había comprado la SCADTA. Luego, en julio de
1933, llegaron tres aeronaves más adquiridas por el Gobierno colombiano. Fueron
retirados del servicio en 1950.
421
JUNKERS W34
ESPECIFICACIONES TÉCNICAS
422
Notas
Los primeros aviones en arribar a Colombia lo hicieron en 1929 a través de la SCADTA,
con el propósito de incremental su flota aérea. A raíz del conflicto con el Perú en 1932,
el gobierno colombiano dispuso el traslado de 7 aeronaves a la aviación militar. Estas
aeronaves fueron utilizadas para realizar misiones de transporte de pasajeros, carga,
correo, evacuaciones, relevos, enlace y reconocimiento, para lo cual fue necesario
adaptarles trenes de aterrizaje con ruedas o flotadores. Fueron retirados del servicio en
1952.
423
JUNKERS F-13
ESPECIFICACIONES TECNICAS
424
Notas
Estas aeronaves llegaron a Colombia en 1920 para operar para la SCADTA. En 1932,
cuatro de ellas fueron cedidas en préstamo a la Fuerza Aérea colombiana, siendo
modificadas para el empleo de flotadores y que pudiesen operar desde los ríos de la
amazonía. para que puedan utilizar los ríos como pistas de aterrizaje. Desempeñaron
un papel importante como aeronaves de transporte durante el Conflicto con el Perú.
Fueron retiradas deñ servicio en 1939.
425
CURTISS-WRIGHT C-14 OSPREY
426
DORNIER WAL DO-J
Figura 92. Dornier Wal DO-J. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
427
Estas aeronaves llegaron a Colombia para ser operadas por la SCADTA en 1929.
Debido al conflicto con el Perú, la fuerza aérea colombiana adquirio cuatro de estas
aeronaves, fueron empleadas las bases aéreas de Buenaventura y Cartagena, donde
cumplieron misiones de patrullaje y observación marítima y fluvial, transporte de tropas,
de equipo y evacuación de enfermos y heridos. Al término del conflicto, fueron enviadas
a la Base Aérea de Palanquero, donde operaron hasta 1947.
428
Dornier Merkur II DO-K
ESPECIFICACIONES TECNICAS
429
Notas
Estas aeronaves llegaron a Colombia para ser operadas por la SCADTA en 1930.
Debido al conflicto con el Perú, la fuerza aérea colombiana adquirio dos de estas
aeronaves, empleadas para efectuar misiones de transporte, evacuación, enlace y
reconocimiento. Al término del conflicto, fueron enviadas a lala Base Aérea de
Palanquero, donde operaron hasta 1939 cuando fueron retiradas del servicio.
430
JUNKERS F-13
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
431
Estas aeronaves llegaron a Colombia en 1920 para operar para la SCADTA. En 1932,
cuatro de ellas fueron cedidas en préstamo a la Fuerza Aérea colombiana, siendo
modificadas para el empleo de flotadores y que pudiesen operar desde los ríos de la
amazonía. para que puedan utilizar los ríos como pistas de aterrizaje. Desempeñaron
un papel importante como aeronaves de transporte durante el Conflicto con el Perú.
Fueron retiradas del servicio en 1939.
432
CURTISS FALCON O-1
Notas
Adquirida en enero de 1927. Perdida en un accidente en febrero de 1933 por fallas
mecánicas.
433
CURTISS FLEDGLING J-2
ESPECIFICACIONES TECNICAS
Notas
Estas aeronaves fueron incorporadas por la Fuerza Aérea colombiana en 1931. Fue
retirado en 1950
434