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Tesis Conflicto Peru-Colombia 1932-33

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UNIVERSIDAD DE MURCIA

ESCUELA INTERNACIONAL DE DOCTORADO

El Conflicto Perú-Colombia de 1932-1933:


Análisis del planteamiento estratégico y la
conducción operacional de las fuerzas de ambos
países

D. John Rolando Rodríguez Asti


2020
2
EL CONFLICTO PERÚ-COLOMBIA DE 1932-1933: ANÁLISIS DEL
PLANTEAMIENTO ESTRATÉGICO Y LA CONDUCCIÓN OPERACIONAL DE
LAS FUERZAS DE AMBOS PAÍSES

SUMARIO Página
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS………………………………………………….. 9
RESUMEN Y PALABRAS CLAVE………………………………………………………… 11
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………... 13
CAPÍTULO I. EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN……………………………………. 15
1.1 Planteamiento del problema……………………………………………... 17
1.2 Preguntas de investigación……………………………………………… 17
1.3 Formulación de los objetivos de la investigación……………………. 17
1.3.1 Objetivos Generales…………………………………………………….. 17
1.3.2 Objetivos Específicos…………………………………………………… 18
1.4 Hipótesis general de la investigación………………………………….. 18
CAPÍTULO II. ESTADO DE LA CUESTIÓN……………………………………………….. 19
2.1 Estado de la cuestión……………………………………………………… 21
2.1.1 Algunas consideraciones sobre la bibliografía del Conflicto Colombo-
peruano de 1932-1933……………………………………… 21
2.1.2 Bibliografía sobre aspectos de política interna e internacional del
conflicto…………………………………………………………………….. 23
2.1.3 Bibliografía sobre aspectos militares y navales del conflicto…………. 33
2.1.4 Bibliografía sobre aspectos económicos y sociales……………………. 46
2.1.5 Obras generales con un recuento histórico del conflicto………………. 52
2.2 Síntesis analítica……………………………………………………………... 54
CAPÍTULO III. MARCO TEÓRICO…………………………………………………………. 57
3.1 Marco teórico del planteamiento militar………………………………….. 59
3.2 El Proceso de Planeamiento Militar……………………………………….. 59
3.3 El Principio Militar Fundamental…………………………………………... 61
3.4 El arte o estrategia operacional……………………………………………. 63
3.5 Los niveles de la guerra, su clasificación y propósito…………………. 63
3.6 Los principios de la guerra…………………………………………………. 66
3.7 Objetivos políticos y objetivos en el campo militar…………………….. 68
3.8 Esfuerzos estratégicos operacionales…………………………………… 69
3.8.1 Esfuerzo operacional principal…………………………………………… 70
3.8.2 Esfuerzo operacional secundario………………………………………... 70
3.9 Esfuerzos operacionales y la cadena de objetivos…………………….. 71

3
CAPÍTULO IV FUENTES Y METODOLOGÍA……………………………………………... 73
4.1 Fuentes documentales utilizada…………………………………………... 75
4.2 Metodología y estructura del trabajo……………………………………... 76
CAPÍTULO V. ANTECEDENTES Y CAUSAS DEL CONFLICTO………………………. 79
5.1 Antecedentes históricos……………………………………………………. 81
5.1.1 Orígenes del conflicto: los límites al momento de la independencia y
su evolución hasta principios del siglo XX………………………………. 81
5.1.2 Evolución del tema fronterizo Perú-Colombia durante el siglo XX……. 88
5.2 El Tratado Salomón-Lozano……………………………………………….. 90
5.2.1 Las negociaciones………………………………………………………… 90
5.2.2 La firma del Tratado Salomón-Lozano………………………………….. 93
5.2.3 El proceso de aprobación del Tratado Salomón-Lozano……………… 94
5.3 La entrega de Leticia y el Trapecio Amazónico a Colombia…………... 99
5.4 Sucesos ocurridos entre agosto de 1930 y agosto de 1932 en el Perú 100
5.5 Situación interna de Perú y Colombia en 1932………………………….. 102
5.5.1 Situación en el Perú hacia 1932………………………………………….. 102
5.5.2 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en el Perú…………….. 106
5.5.3 Situación en Colombia hacia 1932………………………………………. 112
5.5.4 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en Colombia…………. 113
CAPÍTULO VI. PRIMERA FASE DEL CONFLICTO: LA OFENSIVA COLOMBIANA... 119
6.1 El frente diplomático (septiembre 1932-enero 1933)…………………… 121
6.1.1 Conversaciones directas entre las cancillerías de ambos países…….. 123
6.1.2 Las negociaciones para resolver la crisis a través de una Comisión
de Concliación…………………………………………………………….. 124
6.1.3 La mediación de Brasil……………………………………………………. 127
6.1.4 Primera intervención de la Liga de las Naciones……………………….. 129
6.2 El Teatro de Operaciones…………………………………………………… 131
6.2.1 Aspectos geográficos…………………………………………………….. 131
6.3 Las fuerzas disponibles y adquisiciones de material………………….. 134
6.3.1 Organización y composición de las fuerzas militares peruanas………. 134
6.3.2 Dispositivo militar peruano en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente
al inicio del conflicto……………………………………………………….. 143
6.3.3 Organización y composición de las fuerzas militares colombianas…... 145
6.3.4 Dispositivo militar colombiano en el Teatro de Operaciones Nor-
151
Oriente al inicio del conflicto………………………………………………
6.4 Acciones iniciales y adquisiciones militares……………………………. 153
6.4.1 Acciones iniciales por parte del Perú……………………………………. 153

4
6.4.2 Adquisiciones navales y aéreas peruanas……………………………… 154
6.4.3 Acciones iniciales por parte de Colombia y creación del
Destacamento Putumayo………………………………………………… 156
6.4.4 Adquisiciones navales colombianas…………………………………….. 157
6.4.5 Creación del Destacamento Amazonas y conformación de la
Expedición Punitiva……………………………………………………….. 160
6.4.6 La SCADTA y la Fuerza Aérea colombiana…………………………….. 161
6.4.7 Aeronaves adquiridas para la Fuerza Aérea colombiana……………… 162
6.5 El planteamiento de las operaciones militares………………………….. 167
6.5.1 Estrategia Militar colombiana…………………………………………….. 168
6.5.2 Estrategia Militar peruana………………………………………………… 170
6.5.3 La controversia sobre el empleo de la Escuadra y el Congreso
Constituyente peruano……………………………………………………. 171
6.6 Principales acontecimientos y acciones (septiembre de 1932 -
marzo de 1933)……………………………………………………………….. 177
6.6.1 Ocupación peruana de Tarapacá………………………………………... 178
6.6.2 El viaje de la Expedición Punitiva colombiana desde Francia hacia el
Teatro de Operaciones…………………………………………………… 184
6.6.3 El viaje del Destacamento Amazonas colombiano hacia el Teatro de
Operaciones……………………………………………………………….. 186
6.6.4 Operaciones a partir de enero de 1933…………………………………. 186
6.6.5 Envío de refuerzos y aeronaves adquiridas hacia el Teatro de
Operaciones……………………………………………………………….. 187
6.6.6 Situación en el frente diplomático en enero de 1933 189
6.6.7 El frente político interno en el Perú: el Congreso Constituyente y la
Escuadra peruana………………………………………………………… 190
6.6.8 El Consejo de Defensa Nacional y su rol como organismo asesor del
presidente de la República……………………………………………….. 197
6.6.9 El primer enfrentamiento armado: el choque de Puerto Meléndez (29
enero 1933)………………………………………………………………… 206
6.6.10 La recaptura colombiana de Tarapacá (14-15 febrero 1933)…………. 206
6.6.11 Otros ataques aéreos de la aviación peruana………………………….. 210
CAPÍTULO VII. SEGUNDA FASE DEL CONFLICTO: LA CONTRAOFENSIVA
PERUANA…………………………………………………………………………………….. 211
7.1 Acciones en el frente diplomático: intervención de la Liga de las
Naciones………………………………………………………………………. 213
7.2 La reorganización de las fuerzas peruanas y la creación del teatro
de operaciones nor-oriente………………………………………………… 215
7.2.1 Mensaje a la Nación del general Presidente del Perú, exigiendo la
revisión del Tratado de 1922…………………………………………… 216

5
7.2.2 La ruptura de relaciones y el ataque a la legación colombiana en Lima 218
7.2.3 Nombramiento del Comandante en Jefe de las Fuerzas en el Teatro
de Operaciones Nor-Oriente…………………………………………….. 219
7.2.4 Cambios en la Armada: nombramiento de un nuevo Jefe del Estado
Mayor General…………………………………………………………… 219
7.3 Modificación de disposiciones operacionales a todas las fuerzas a
órdenes del comandante en jefe del T.O. Nor-Oriente…………………. 220
7.4 Acciones en el frente diplomático, marzo de 1933. La Liga de las
Naciones y su resolución para la evacuación de los territorios
ocupados……………………………………………………………………… 224
7.5 Reacciones en el campo militar ante la resolución de la Liga de las
Naciones………………………………………………………………………. 226
7.6 Principales acciones en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente entre
marzo y abril de 1933………………………………………………………… 227
7.6.1 El relevo en el mando de la Expedición Punitiva colombiana…………. 229
7.6.2 Acción de Tambo Hilario o Cotuhe (17 marzo)…………………………. 230
7.6.3 El Combate y captura de Güeppi (26 de marzo)……………………….. 231
7.6.4 Ataque aéreo peruano sobre Güeppi (28 de marzo)…………………… 234
7.6.5 El ataque peruano a Puerto Calderón (16 de abril) y sobre Yabuyanos
(26 de abril)………………………………………………………………… 235
7.7 Replanteamiento de la estrategia peruana y reorganización de
fuerzas navales………………………………………………………………. 235
7.7.1 La conformación de la Fuerza Avanzada del Atlántico……………….. 236
7.7.2 La Fuerza Naval del Pacífico……………………………………………. 236
7.7.3 Fuerzas de Reserva y unidad suelta auxiliar…………………………… 237
7.7.4 Previsiones de Colombia frente al envío de unidades navales
peruanas…………………………………………………………………… 238
7.8 Principales acciones de la Fuerza Avanzada del Atlántico………….. 239
7.8.1 El viaje Almirante Grau, el R-1 y el R-4 hacia el Caribe y el Amazonas,
conformando la Fuerza Avanzada del Atlántico……………………….. 239
7.8.2 El viaje del Coronel Bolognesi a Panamá………………………………. 246
7.9 La adquisición de los destructores Almirante Guise y Almirante
Villar……………………………………………………………………………. 248
7.10 La adquisición de armamento en el Japón……………………………… 251
7.11 Los preparativos para capturar Puerto Arturo…………………………. 251
7.12 El retorno del General Oscar R. Benavides del extranjero y su
nombramiento como jefe de la defensa nacional………………………. 253
7.13 La muerte del presidente Sánchez Cerro………………………………… 256
7.14 La asunción del general Benavides a la presidencia de la República. 257
7.15 El avance colombiano hacia Puerto Arturo y últimas operaciones…. 259

6
7.16 El viaje de Alfonso López Pumarejo a Lima y la firma del armisticio.. 260
7.17 Repliegue de las fuerzas peruanas y entrega de Leticia a la Liga de
las Naciones y devolución de Güeppi al Perú………………………….. 262
7.18 El Envío de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar al
Amazonas……………………………………………………………………... 263
7.19 El viaje del crucero Lima y el cazatorpedero Teniente Rodríguez
hacia Iquitos…………………………………………………………………... 267
7.20 El Protocolo de Río de Janeiro y el final del conflicto………………… 271
7.21 El viaje hacia el Callao de los destructores Almirante Guise y
Almirante Villar……………………………………………………………….. 273
CAPÍTULO VIII. ANÁLISIS OPERACIONAL……………………………………………… 275
8.1 Análisis de las operaciones………………………………………………… 277
8.2 Análisis del conflicto empleando el principio Militar Fundamental y
la Estrategia Operacional…………………………………………………… 279
8.2.1 Planteamiento estratégico y conducción operacional de Colombia….. 280
8.2.2 Planteamiento estratégico y conducción operacional del Perú………. 288
8.3 Resultados……………………………………………………………………. 299
8.3.1 Colombia…………………………………………………………………… 299
8.3.2 Perú………………………………………………………………………… 300
CAPÍTULO IX. CONCLUSIONES…………………………………………………………... 303
Principales líneas de investigación desarrolladas acerca del
9.1
Conflicto Perú-Colombia de 1932-1933………………………………….. 305
9.2 Los antecedentes y causas del conflicto……………………………….. 306
La estrategia adoptada por el Perú y la influencia de la situación
9.3
política interna y su relación con el resultado del conflicto………… 307
9.3.1 La situación política en el Perú………………………………………………. 307
9.3.2 La estrategia adoptada por el Perú………………………………………….. 308
9.3.3 La estrategia adoptada por Colombia……………………………………….. 309
Las operaciones militares y el logro de los objetivos militares y
9.4
políticos……………………………………………………………………….. 309
Las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío de
9.5
refuerzos al Teatro de Operaciones……………………………………… 311
9.6 Comentarios finales………………………………………………………… 314
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………. 317
INDICE DE TABLAS…………………………………………………………………………. 329
ÍNDICE DE FIGURAS………………………………………………………………………… 330
LISTA DE ABREVIATURAS………………………………………………………………… 334
ANEXOS Y APÉNDICES…………………………………………………………………….. 335
Anexo 1 Tratado de Límites y Navegación Fluvial entre Colombia y el Perú………. 337

7
Anexo 2 Convención general de conciliación Interamericana………………………. 342
Anexo 3 Transcripción del Artículo 15º del pacto de la Sociedad de las Naciones.. 348
Anexo 4 Texto del Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de
Colombia y la República del Perú……………………………………………. 350
Anexo 5 Biografías de personajes mencionados en el trabajo………………………. 355
Apéndice 1 Características de los buques de la Armada Peruana………………….. 371
Apéndice 2 Características de los buques de la Armada Colombiana……………… 385
Apéndice 3 Características de las aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú………….. 393
Apéndice 4 Características de las aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana……. 413

8
DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS
Este trabajo lo dedico a la memoria de mis padres Juan César y Norma Rosa,
quienes siempre me incentivaron y apoyaron en mis estudios, así como a Yngrid
Portugal Arias, una excepcional compañera y gran apoyo para realizar este
trabajo.

Deseo expresar mi agradecimiento al Director de la Cátedra de Historia Naval,


Dr. Juan José Sánchez Baena y a la Dra. Celia Chaín Navarro por su invalorable
apoyo y guía para hacer realidad el presente trabajo.

De igual forma, agradecer a quienes me han apoyado en mi investigación, ya


sea con documentación o material bibliográfico. Del Instituto de Estudios
Histórico-Marítimos del Perú, he contado con el valioso apoyo de la historiadora
Rosario Calmet Aranguren, así como de la Sra. Esperanza Navarro y del Sr. Neil
Cárdenas, con material bibliográfico.

Del Archivo Histórico de Marina debo mencionar a la Sra. Elia Chávez, y de la


Biblioteca Central de Marina a la Sra. Sulema Robles.

De igual manera, he contado con el apoyo del historiador Carlos Camacho


Arango, del Mayor E.P. e historiador Alberto Castro Villa y del Sr. Amaru Tincopa
Gallegos, quien me apoyó con información y fotografías relativas al Cuerpo
Aéreo del Perú.

Finalmente, mi agradecimiento al Contralmirante Giancarlo Polar Figari, un gran


amigo, de quien obtuve un valioso asesoramiento en lo referido a temas de
estrategia y operaciones.

Lima, 2 de mayo de 2020

9
10
RESUMEN
El Conflicto Perú-Colombia de 1932-1933 fue la última disputa fronteriza que enfrentó a
ambos países, colocándolos al borde de una guerra, y es el tema objeto de estudio en la
presente tesis doctoral, en donde se buscará describir los principales acontecimientos y
efectuar un estudio analítico acerca del planteamiento estratégico y la conducción
operacional de las fuerzas de ambos países.

Planteados los objetivos del trabajo, se efectúa un estado de la cuestión destinado a revisar
las principales obras publicadas con relación al tema, identificándose las principales líneas
de investigación desarrolladas hasta el presente.

En los siguientes capítulos se revisan los antecedentes y causas del mismo, derivados los
primeros de una interpretación diferente por parte de cada país de los instrumentos jurídicos
relacionados al principio del Uti posidetis, situación que los enfrentará en una guerra a poco
de nacer como repúblicas independientes y cuya solución se mantendrá pendiente hasta
principios del siglo XX.

Posteriormente se presentan las negociaciones que, propiciadas por el Gobierno de los


EE.UU., logran la firma de un tratado que fija definitivamente las fronteras entre ambos
países, tratado que se suponía que traería una nueva etapa de convivencia pacífica, pero
que más bien fue la semilla que originó el conflicto iniciado en 1932.

Finalmente, sobre la base de la información obtenida y del análisis estratégico operacional,


se logra determinar que la coyuntura política interna de cada país, fue un factor determinante
en la toma de decisiones y en la conducción operacional de sus fuerzas, permitiendo, en un
primer momento, que Colombia tome la iniciativa y que obtenga la superioridad militar en el
Teatro de Operaciones, debido a su actitud estratégica ofensiva. En cambio, el Perú
adoptará una actitud estratégica defensiva, subestimando la reacción colombiana, pero ante
el avance y éxitos iniciales de sus fuerzas, se verá forzado a pasar a la ofensiva. Las
circunstancias ocurridas tras el magnicidio de su presidente, impedirán que alcance los
objetivos políticos trazados al iniciarse el conflicto.

El trabajo se halla acompañado de cartografía y material fotográfico, que permiten una mejor
comprensión de la evolución territorial de ambos países, del teatro de la guerra y el de
operaciones y del material de guerra empleado. También se incluyen tablas, anexos y
apéndices, que amplían algunas de las informaciones mencionadas en la tesis.

Palabras clave: Historia del Perú; Historia de Colombia; Historia militar; Historia naval;
Conflicto de Leticia; Conflictos del S.XX; Conflicto limítrofe; Tratado Salomón-Lozano.

11
ABSTRACT
The Peru-Colombia Conflict of 1932-1933 was the last border dispute that confronted both
countries, placing them on the brink of war, and is the subject of study in this doctoral thesis,
where the description of the main events will be sought and exams an analytical study about
the strategic approach and operational leadership of the forces of both countries.

Posing the objectives of the work, a state of the question is carried out for the main published
works in relation to the subject, identifying the main lines of research developed to date.

In the following chapters the background and causes thereof are reviewed, derived from the
first of a different interpretation by the country of the legal instruments related to the principle
of Uti posidetis, a situation that confrontations in a war shortly after being born as
independent republics and whose solution will remain pending until the beginning of the 20th
century.

Subsequently, the transactions that, favored by the US Government, are presented. The
USA achieved the signing of a treaty that definitively fixes the borders between both
countries, a treaty that is supposed to bring a new stage of peaceful coexistence, but which
was rather the seed that originated the conflict that began in 1932.

Finally, based on the information obtained and the strategic operational analysis, it is possible
to determine that the internal political situation in each country was a determining factor in
decision-making and in the operational leadership of its forces, probably in the first instance.
moment, that Colombia take the initiative and obtain military superiority in the Theater of
Operations, due to its strategic offensive attitude. Instead, Peru adopted a defensive strategic
attitude, underestimating the Colombian reaction, but before the advance and initial
successes of its forces, it will be forced to go on the offensive. The circumstances that
occurred after the assassination of its president will prevent it from achieving the political
objectives set at the beginning of the conflict.

The work is accompanied by cartography and photographic material, allowing a better


understanding of the territorial evolution of both countries, the theater of war and the theater
of operations and the material of war used. Tables, annexes and appendices are also
included, which expand on some of the information detailed in the thesis.

Key words: History of Peru; Colombian History; Military history; Naval history; Leticia's
conflict; XX century conflicts; Border conflict; Solomon-Lozano Treaty.

12
INTRODUCCIÓN
La década de 1930, fue para el Perú un período de grandes convulsiones
sociales y políticas, las que tuvieron como marco de fondo la severa crisis
económica mundial.

En este contexto, el Perú se vio involucrado de manera inesperada en un


conflicto no deseado, el cual tuvo ciertas características particulares, que lo
diferencian de otros conflictos limítrofes en los que se ha visto envuelto a lo largo
de su historia republicana.

En cuanto al hecho histórico, el mismo tiene ciertas peculiaridades:

En primer lugar, el conflicto no se produce como consecuencia de la intervención


directa de alguno de los estados involucrados, sino más bien, ocurre por acción
de un grupo de pobladores loretanos, que en desacuerdo con el Tratado
Salomón-Lozano que cedió a Colombia el denominado “Trapecio Amazónico”,
capturaron por la fuerza el puerto colombiano de Leticia.

En segundo lugar, el Gobierno peruano, en un principio, marcó cierta distancia


respecto de la actitud de los loretanos, pero luego, ante la convulsa situación
política y social imperante en el país, se vio obligado a respaldar tal actitud de
fuerza, generándose un conflicto internacional para el que el Perú no se hallaba
preparado.

Un tercer aspecto, radica en el hecho de que, debido a la lejanía y aislamiento


del territorio en disputa, el Perú tuvo serias dificultades para efectuar un
adecuado despliegue militar y logístico.

Esto, ante los reveses que se presentaron conforme se desarrollaban las


operaciones militares, en las que Colombia tuvo la iniciativa desde un primer
momento, obligó a que nuestro el Perú replanteara su estrategia, viéndose en la
necesidad de enviar por vez única en su historia, una fuerza naval para que
operase en otro océano.

Asimismo, en este conflicto debutarían en combate por vez primera, aeronaves


de ambos bandos.

En cuarto lugar, el Conflicto de Leticia fue uno de los pocos conflictos


internacionales en que la fenecida Liga de las Naciones intervino directamente,

13
coadyuvando en la solución del diferendo, evitándose se desencadene la guerra,
para la que ambos países prácticamente estaban resueltos a recurrir.

14
CAPÍTULO I

EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

15
16
1.1 Planteamiento del problema

A la fecha, existen una serie de trabajos que han abordado el Conflicto entre
Perú y Colombia por Leticia, pero de ellos, han sido pocos los que lo han
abordado desde una perspectiva más analítica dentro del campo estratégico y
militar en el contexto histórico en el que se desarrolla. Como se podrá apreciar
en la revisión bibliográfica incluida en la presente tesis, una gran parte de la
bibliografía existente proviene de fechas cercanas a la ocurrencia de dicho
conflicto.

Sin embargo, del estado de la cuestión con su respectiva revisión bibliográfica


hemos podido apreciar de que no se ha efectuado un análisis estratégico
operacional que nos permita conocer de manera cercana si en el caso peruano,
este conflicto tuvo objetivos claramente definidos por parte del estamento
político, y si estos realmente fueron alcanzados. Por otro lado, hemos podido
apreciar de que hay un tema que prácticamente no sido abordado por ninguno
de los autores, y es el referido al empleo de las fuerzas navales y fluviales por
parte del Perú, y el rol que les cupo a estas durante el conflicto.

1.2 Preguntas de investigación

La pregunta principal que nos planteamos para desarrollar la presente tesis ha


sido ¿El planteamiento estratégico de Perú y Colombia fueron los adecuados
para alcanzar sus respectivos objetivos políticos en el Conflicto por Leticia en
1932-33?

1.3 Formulación de los objetivos de la investigación

1.3.1 Objetivos generales

1.3.1.1 Determinar las estrategias militares de Perú y Colombia durante el


Conflicto por Leticia de 1932-33.

1.3.1.2 Determinar las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío
de refuerzos al Teatro de Operaciones, permitiendo que el Gobierno
colombiano ganara la iniciativa y superioridad militar a pocos meses de
iniciado el conflicto.

17
1.3.1.3 Describir las principales operaciones en el campo militar, llevadas a cabo
durante el Conflicto

1.3.2 Objetivos específicos

1.3.2.1 Determinar las principales líneas de investigación que a la fecha se han


desarrollado en relación con el Conflicto Perú-Colombia 1932-33

1.3.2.2 Determinar los antecedentes y causas del conflicto en el nivel político,


diplomático, social y económico.

1.3.2.3. Determinar si la estrategia adoptada por el Perú estuvo influenciada por


la situación política interna y su impacto sobre el resultado del conflicto.

1.3.2.4 Describir los principales hechos de armas en el campo aéreo, fluvial y


naval, dentro del desarrollo de las operaciones militares.

1.3.2.5 Establecer, analizar y comparar las estrategias de ambos países en el


campo militar.

1.3.2.6 Determinar si las estrategias adoptadas por el Gobierno peruano y el


Gobierno colombiano fueron las adecuada para alcanzar sus objetivos
militares y politicos.

1.4 Hipótesis general de la investigación

El planteamiento estratégico militar del Perú al inicio del conflicto estuvo


influenciado por la situación política interna, adoptando una actitud estratégica
defensiva, perdiendo la iniciativa militar y permitiendo a Colombia fortalecer sus
fuerzas en el Teatro de Operaciones. Ante el arribo de su fuerza expedicionaria,
Colombia logra la superioridad militar en el Amazonas, y Perú se ve forzado a
cambiar su estrategia militar, adoptando una actitud estratégica ofensiva, que no
llega a concretarse y no permite alcanzar el objetivo político nacional. Colombia
recupera Leticia, alcanzando el objetivo político trazado.

18
CAPÍTULO II
ESTADO DE LA CUESTIÓN

19
20
2.1 Estado de la cuestión

Cuando se toma una obra histórica en las manos, no basta mirar el nombre del
autor en la cubierta: hay que ver también la fecha de publicación en que fue
escrita, porque ello puede resultar aun más revelador1.

En el presente estado de la cuestión se efectuará una revisión bibliográfica de


las principales obras que han sido publicadas en torno al Conflicto con Colombia
de 1932-1933.

2.1.1 Algunas consideraciones sobre la bibliografía del Conflicto Colombo-


peruano de 1932-1933

La historia republicana del Perú registra una serie de acontecimientos que por
su trascendencia, se han convertido en efemérides nacionales, principalmente
relacionadas con episodios heroicos, ocurridos durante las guerras en las que el
país se ha visto envuelto a lo largo de su casi bicentenaria existencia. De ellos,
con justicia, por cierto, los combates y batallas que más han calado en la
memoria colectiva son las acaecidas la denominada Guerra del Pacífico (1879-
1883), conflicto que definitivamente dejaría por sus desastrosas consecuencias,
una huella aun imborrable en nuestra historia.

Sin embargo, en el caso del conflicto materia de la presente revisión bibliográfica,


nos hallamos con la particularidad que, a pesar de ser un hecho de relativa
cercanía cronológica, su ocurrencia ha quedado prácticamente en el olvido, así
como que es notable la ausencia de un estudio integral del mismo.

En efecto, como se apreciará a lo largo de la presente revisión bibliográfica, cuya


finalidad principal será revisar los trabajos de mayor importancia en torno al
tema, gran parte de ellos fueron escritos al mismo tiempo o poco después de
producirse los hechos y bajo un planteamiento demasiado compartimentado,
tendiente a aislar los diferentes aspectos y factores que contribuyeron a su
ocurrencia.

1 CARR, Edward H. Que es la historia. Seix Barral. Barcelona, 1972. p.56.

21
Otra característica importante vinculada a lo temprano de una buena parte de
las obras publicadas en torno al tema es que sus contenidos se hallan cargados
de un excesivo nacionalismo y patrioterismo, fruto del apasionamiento del
momento en sus autores.

Por otro lado, salvo ciertas publicaciones de fecha relativamente reciente en


Colombia, es notable la ausencia, de manera especial en la bibliografía peruana,
de una obra que trate específicamente de este conflicto que incorpore todos los
aspectos que involucró.

Un trabajo de esta índole no deberá entonces concentrarse únicamente en


aspectos diplomáticos, políticos y militares, sino también en los de orden
económico y sociales.

Para el caso de la bibliografía peruana, tiene la particularidad, salvo una que otra
excepción, de haber sido producida en la misma década en que ocurrieron los
hechos, así como el haberse dedicado a explorar más los ámbitos diplomático y
militar, en este último, destacando las operaciones terrestres.

En el caso colombiano, las tendencias temáticas se reproducen de manera


similar a lo publicado en el Perú, pero con la diferencia que, como se mencionó,
el conflicto ha sido materia de estudios recientes a través de ciertas obras que
han visto la luz en las últimas dos décadas. Como es conocido, no hace muchos
años, que Colombia se halló inmersa en una crisis política y social como
consecuencia del accionar de las guerrillas y del narcotráfico, que controlaban
buena parte de su territorio.

Entonces, el estudio y recuerdo del Conflicto de Leticia, hecho que para la


mayoría de los colombianos sirvió para unificar y consolidar a su patria frente a
la agresión peruana, pudo tener el propósito de rescatar una serie de valores, en
medio de una sociedad que se halla llena de contradicciones y que estuvo
envuelta en un proceso de desintegración.

Considerando los aspectos indicados, para efectos de dar una clasificación a la


bibliografía seleccionada en nuestro trabajo, las obras revisadas han sido
agrupadas en cuatro grandes temas y en orden cronológico de publicación.

22
2.1.2 Bibliografía sobre aspectos de política interna e internacional del
conflicto

Como es conocido, si bien es cierto que los problemas limítrofes con Colombia
se remontan a la primera década de vida independiente del Perú (Guerra entre
el Perú y la Gran Colombia 1828-1829), el antecedente más gravitante del
Conflicto Colombo-peruano, fue sin duda el Tratado de Límites y Libre
Navegación, más conocido como tratado Salomón-Lozano, suscrito entre Perú y
Colombia el 24 de marzo de 1922. En dicho instrumento internacional, el Perú
otorgó a Colombia, acceso soberano al Amazonas, cediéndole el denominado
“Trapecio Amazónico”. Debido a la firme decisión del gobierno del presidente
Augusto B. Leguía, a pesar de cierta oposición, lo estipulado en el tratado se
cumplió finalmente cuando el 18 de agosto de 1930, Leticia, puerto ubicado
sobre la ribera norte del Amazonas, fue entregado oficialmente a Colombia. Tan
sólo dos años después de estar bajo control colombiano, un grupo de loretanos,
disconformes con la entrega de las que consideraban sus tierras por el
controvertido tratado, capturaron por la fuerza a Leticia, lo que daría origen al
conflicto.

No será necesario entonces explicar la razón por la que resulta indispensable


revisar los estudios relacionados al Tratado Salomón Lozano de 1922, para
comprender el impacto que tuvo en la sociedad peruana de aquel entonces.

En ese sentido, una de las obras más tempranas y crítica del tratado, es la de
Julio C. Arana El protocolo Salomón-Lozano o el pacto de límites con Colombia2,
folleto publicado en Lima, en 1927, que expresa una férrea oposición a la cesión
y entrega de territorios a Colombia. Una consideración importante respecto al
autor y por ende a su obra, estriba en el hecho que se trataba de uno de los
mayores afectados por el tratado, dado que sus tierras, dedicadas a la
explotación del otrora valioso caucho, se hallaban en el territorio que pasó a
control colombiano.

2 ARANA, Julio César. El protocolo Salomón-Lozano o el pacto de límites con Colombia. Lima:
Sanmartí, 1927.

23
Un punto de vista proveniente de las más importantes instituciones
representativas culturales de la época, lo podemos hallar en el libro titulado
Exposición de la Sociedad Geográfica y el Instituto Histórico del Perú sobre la
cuestión de Leticia3, publicado en octubre de 1932. Este pronunciamiento, fue
suscrito por miembros de las referidas instituciones, entre ellos algunos
connotados intelectuales peruanos de aquel entonces, como José de la Riva
Agüero, Horacio Urteaga, Scipión Llona y Víctor Andrés Belaúnde. Sin embargo,
llama la atención la presencia entre los firmantes, de Julio C. Arana, que, como
se ha mencionado, era uno de los principales afectados por el tratado, y, como
señalan algunas publicaciones colombianas, uno de los instigadores de la
captura de Leticia.

En el documento, recogiendo principalmente el sentir de la población loretana,


se propone la revisión del tratado, su adaptación a la realidad geográfica y
política de la región, y la rectificación de las fronteras. Uno de los puntos
principales en los que se sustenta su propuesta, se halla por un lado en que la
entrega de territorios a Colombia no contó con la venia y consentimiento del
pueblo loretano, y por otro en que dichos territorios no tenían ninguna utilidad
para dicha nación. Se señala, además, el incumplimiento de Colombia, al no
haber entregado territorios en la región de Sucumbios.

Otro libro con una fuerte crítica al tratado es Documentos que acusan (el Tratado
Salomón-Lozano)4, publicado en Lima en abril de 1933. Su autor Pedro
Ugarteche, opositor de Leguía e incondicional colaborador del presidente
Sánchez Cerro, presenta documentos provenientes del archivo del expresidente
Leguía y del Ministerio de Relaciones Exteriores por él hallados, cuando se
desempeñó como secretario de la Presidencia de la República y como Oficial
Mayor del Ministerio de RR.EE., cargos que ocupó entre diciembre de 1931 y
abril de 1933.

3 SOCIEDAD GEOGRÁFICA DE LIMA. Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, La cuestión


de Leticia. Lima: Imprenta de la Sociedad Geográfica de Lima, 1934.

4 UGARTECHE, Pedro. Documentos que acusan (el Tratado Salomón-Lozano). Lib. tip. Lima:
Estanco del tabaco, 1933.

24
En dichos documentos, Ugarteche pone al descubierto algunos detalles hasta
ese entonces desconocidos, acerca de las negociaciones que, con posterioridad
a la fecha de firma del tratado, se efectuaron para modificar su contenido, en
tanto la diplomacia peruana veía con dificultad su ratificación, considerando que
se habían excedido en ceder más territorios de los pretendidos por Colombia.
De igual manera a lo que se sostiene en las obras peruanas antes aludidas,
propone una revisión del tratado, fundamentando su parecer en las
controvertidas circunstancias en las que se llevaron a cabo las negociaciones.
Por su contenido, este trabajo resulta muy útil para la reconstrucción del proceso
que concluyó con la ratificación de tan controvertido tratado.

Un texto fundamental para el conocimiento de la evolución de los tratados


limítrofes del Perú es la Historia de los Límites del Perú5, edición a cargo del
Ministerio de RR.EE. y publicada en Lima en 1997, que, con textos de Alberto
Wagner de Reyna, complementó y actualizó el libro de título similar,
originalmente publicado en 1930 por Raúl Porras Barrenechea.

Como el título del libro lo sugiere, su contenido está dedicado a explicar la


evolución de los límites del Perú a través de su historia, remontándose hasta
antes del incanato. En lo que refiere a los límites con Colombia, hay un capítulo
que se dedica a explicar los antecedentes de las negociaciones con la Gran
Colombia, y ya en referencia al tema de nuestra revisión, dedica también a
explicar los antecedentes al conflicto por Leticia, concluyendo con los acuerdos
que pusieron punto final al diferendo entre ambos países.

De manera contraria a lo sostenido por todos los autores colombianos que han
tratado los aspectos diplomáticos, Porras resta credibilidad a las denuncias que
atribuían responsabilidad sobre los llamados “crímenes del Putumayo”,
cometidos contra de los nativos de la región, culpando más bien, a aventureros
colombianos. Por su parte, Alberto Wagner, al referirse al Incidente de Leticia y
al conflicto, aunque lo consideró como lesivo y absurdo para los intereses del

5 PORRAS, Raúl, WAGNER, Alberto. Historia de los límites del Perú. Lima: Fondo Editorial del
Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, 1997

25
Perú, pero finalmente reconoce que, en aras de la armonía, repuso las cosas a
su estado anterior, es decir, se reconoció la validez del tratado de 1922.

Siempre refiriéndonos a la bibliografía peruana sobre los aspectos diplomáticos


del conflicto, el texto más completo y reciente hasta la fecha publicado, es el de
Juan Miguel Bákula, Las Relaciones Internacional entre Perú y Colombia:
memorias de ruptura, imágenes de amistad6. Esta obra, publicada en Bogotá en
1997, se halla dividida en dos partes principales: la primera que trata acerca de
las relaciones culturales entre ambas naciones, en la que se rescata muchos
aspectos olvidados de común historia; mientras que la segunda parte, contiene
once capítulos en los que analiza documentación que en su momento sirvió de
base para la solución de las centenarias disputas fronterizas.

Para el tema específico del conflicto, Bákula presenta tres capítulos en los que
se consignan documentos importantes, algunos de ellos inéditos, sobre el
tratado de Salomón Lozano, destacando la defensa que hizo el diplomático
peruano Alberto Salomón del tratado por él firmado con Colombia.

Por el lado colombiano, tenemos la temprana obra de Luis María Murcia, La


Guerra con el Perú: el teatro de operaciones, antecedentes históricos, causas
justificativas, objetivos y finalidades7, editado en Bogotá en 1932. Este trabajo,
al igual que otros publicados en pleno conflicto, brinda el sentir colombiano del
momento, y se trata, como el mismo autor lo define, de un libro destinado a
resumir todo cuanto pueda interesar a un colombiano acerca del litigio fronterizo
con el Perú.

De una orientación eminentemente antiperuana, fruto de las comprensibles


pasiones del momento, esta obra, se halla dividida en cuatro partes. Efectúa en
primer lugar, una descripción de la Amazonía colombiana, para luego hacer una
revisión de los fundamentos jurídicos de los derechos que respaldan a Colombia

6 BÁKULA, Juan Miguel. Relaciones internacionales entre Perú y Colombia: memorias de


ruptura, imágenes de amistad. Santa Fé de Bogota: Temis, 1997.

7 MURCIA, Luis María. La Guerra con el Perú. El teatro de operaciones, antecedentes históricos,
causas justificativas, objetivos y finalidades. Bogotá: Librería nueva casa ed., 1932.

26
sobre los territorios al norte del cauce del Amazonas. En esta parte, se hace un
serio cuestionamiento a la Real Cédula de 1802, de la cual se indica que no
manifestaba una nueva organización o segregación territorial a favor del
Virreinato del Perú, y se reitera la validez de la Real Cédula de 1740, que
fundamenta los derechos colombianos sobre los territorios amazónicos.

Luego, en la tercera parte, se compendia la historia de las negociaciones


diplomáticas con el Perú, cuyo gobierno es calificado como de una permanente
actitud pérfida con sus vecinos; y en la cuarta parte, presenta lo que denomina
las invasiones peruanas para lograr una ocupación de hecho en la zona del
Putumayo. Aquí se recogen las versiones que presentaban como bárbaros a los
caucheros peruanos, que, como los hermanos Arana, cometieron terribles
crímenes en contra de colonos colombianos y aborígenes de la región, en su
afán de dominar y controlar la explotación del caucho.

La tesis propuesta por este autor residía en el hecho que siendo el Perú el país
que había desconocido el tratado de 1922, Colombia debía aprovechar aquella
única oportunidad para recuperar íntegramente sus derechos y restablecer la por
las armas la verdadera frontera con el Perú, el río Amazonas. Proponía, además,
atacar Iquitos, por ser el centro de donde se apoyaba todo el ejército peruano en
sus operaciones sobre el Putumayo, con el consecuente aislamiento de las
tropas invasoras peruanas que allí se hallaban.

Otra obra colombiana, pero de carácter documental, es La Política Internacional.


Discursos, mensajes, cablegramas y otros documentos del presidente Alfonso
López sobre asuntos internacionales8, editado en Bogotá en 1938. Como su
nombre lo indica, se trata de una valiosa recopilación de documentos oficiales
del presidente Alfonso López Pumarejo.

Este político y hombre de estado colombiano, tuvo una intervención decisiva


para la solución pacífica del diferendo entre ambas naciones, cuando en mayo
de 1934, con la aprobación del entonces presidente colombiano Enrique Olaya

8 LÓPEZ, Alfonso. La política internacional. Discursos, mensajes, cablegramas y otros


documentos del presidente López sobre asuntos internacionales. Bogotá: Imp. Nacional, 1936.

27
Herrera, viajó en calidad de mediador al Perú, para entrevistarse con el
presidente peruano Óscar R. Benavides.

Refiriéndonos al libro aludido, contiene los textos de la correspondencia entre


López Pumarejo y Benavides, que conllevaría a concretar la conferencia entre
ambos personajes, ocurrida en Lima el 12 de mayo de 1934, luego de la cual, se
lograría una solución diplomática al conflicto. También se podrá encontrar un
discurso del mismo personaje, dirigido al ministro del Perú en México el 7 de julio
de 1934, en el que resalta la actitud conciliadora del presidente Benavides por
lograr un arreglo pacífico, y lo actuado en la Conferencia de Río de Janeiro.

El libro recoge, asimismo, los mensajes que dirigiera López al Congreso, ya en


su condición de presidente de Colombia, con el propósito de someter a
aprobación el texto del Protocolo de Río de Janeiro. Finalmente, se recoge
también la correspondencia que enviara nuevamente al presidente Benavides,
comunicándole la aprobación en Colombia del protocolo con el Perú, con lo que
la cuestión de límites con Colombia quedaría definitivamente zanjada.

El contenido de este texto que resalta la impecable y conciliadora actitud de


aquel político colombiano frente al Perú constituye una valiosa fuente para
conocer el interés de Colombia por lograr una solución pacífica al conflicto.

Un autor extranjero, que simpatizaba notablemente con la causa peruana, fue


sin lugar a duda el historiador venezolano Jacinto López, más recordado por su
Historia de la guerra del Guano y el Salitre. Dicha simpatía por nuestro país, lo
llevó en 1932, a publicar Los tratados de Límites y la paz internacional
americana. El tratado secreto de 1922 entre Perú y Colombia9.

En este caso, nos hallamos con una obra en la que el autor hace un serio
cuestionamiento del tratado, al que presenta como un pacto secreto, que no sólo
fue firmado a espaldas del pueblo peruano, sino ocultándolo a otros países,
como el caso del Ecuador, cuyo tratado con Colombia de 1916, quedaba sin

9 LOPEZ, Jacinto Los Tratados de Limites y la Paz Internacional Americana - El Tratado secreto
de 1922 entre Colombia y el Perú. Nueva York: Sin pié de imprenta, 1932.

28
valor alguno. Por otro lado, justificaba la acción de los loretanos al capturar
Leticia, y el posterior respaldo del gobierno de Sánchez Cerro.

Coincidiendo con la tesis de la mayor parte de los autores peruanos de aquel


momento, López era de la idea de efectuar una revisión del tratado mediante un
arbitraje, pero consideraba también necesaria la intervención del Ecuador, como
única alternativa para llegar a una solución justa y completa al litigio.

Un autor colombiano, cuya obra es indipensable para conocer aspectos de las


relaciones internacionales de Colombia, es Germán Cavelier Gaviria. En 1960,
Cavelier publicó sus cuatro tomos bajo el título de La Política Internacional de
Colombia10, trabajo que resulta ser una historia crítica y analítica de las
relaciones exteriores de ese país, desde la fundación de la República hasta el
año 1959. En el tomo III, consultado para el presente trabajo de tesis, se trata el
Conflicto de Leticia en un capítulo especial y completo, en donde el autor detalla
ampliamente el tema, complementando su narración y análisis con abundante
documentación referida a los convenios y tratados involucrados o empleados
durante las negociaciones relacionadas al conflicto.

La historia política y diplomática del Perú, en años recientes ha merecido la


atención de varios autores extranjeros. Una de dichas obras, que presenta una
visión general de la historia del Perú, es el libro de Fredrick B. Pike, The Modern
History of Perú11. Aunque publicado en 1962, analiza diversos aspectos del Perú
Republicano, de manera especial los económicos, políticos y sociales. Con
referencia al tema que nos interesa en el presente trabajo, en el capítulo noveno
efectúa un interesante análisis de cómo el presidente Sánchez Cerro se vio
forzado a involucrar al Perú en un conflicto no deseado, fundamentalmente por
cuestiones políticas.

Otro libro de autor extranjero, pero más dedicado revisar las relaciones
internacionales de nuestro país, es el libro de Ronald Bruce St. John titulado La

10 CAVELIER, Germán. La política internacional de Colombia. Bogotá: Ed. Iqueima, 1960. T.III.

11 PIKE, Fredrik. The Modern History of Peru. New York: Praeger Publishers, 1962. 2° ed.

29
Política Exterior del Perú12, cuya edición original en inglés data de 1992,
habiendo sido traducida al castellano en el Perú, y publicada por la Academia
Diplomática en 1999. En este trabajo, Bruce analiza el tratado Salomón-Lozano
afirmando que dicho instrumento diplomático reforzó la posición peruana frente
al Ecuador, debido a que dicho tratado eliminó la posibilidad de apoyo militar o
diplomático al Ecuador en su disputa con el Perú, por parte de Colombia.

Sin embargo, respecto al incidente de Leticia, sostiene que la posición peruana


carecía de verdaderos argumentos legales sólidos, demostrando ser a la postre
indefendible. Indica, asimismo, que el real obstáculo para que el Perú llegara a
un arreglo con Colombia, se personificó en el presidente Sánchez Cerro, quien
le dio un uso político al conflicto.

La bibliografía consultada por el autor, consistente en una considerable cantidad


de fuentes documentales de primera mano, publicadas e inéditas, proviene del
Perú y de sus países limítrofes, lo que le ha permitido contar con los elementos
de juicio suficientes para plantear una interpretación objetiva de los temas
tratados.

Otra fuente foránea, en la que se pueden hallar referencias a la situación política


en la cual se desarrolló este conflicto, es el libro de Daniel Masterson, Fuerzas
Armadas y Sociedad en el Perú Moderno13. Este trabajo, de reciente publicación,
se halla respaldado por una muy completa bibliografía. Respecto al conflicto por
Leticia, se reseña brevemente las causas y desarrollo del mismo, reafirmando lo
expresado por otros autores, en cuanto a que la situación derivada de la toma
de Leticia, se debió fundamentalmente del uso político que se le dio al conflicto.
La importancia del trabajo de Masterson, radica en que nos brinda un panorama
de las complejas relaciones entre los grupos dominantes en el Perú, que hallaron
en el militarismo, un respaldo para lograr plasmar sus aspiraciones económicas.

12 BRUCE St. John, Ronald. La política exterior del Perú. Lima: Asociación de funcionarios del
servicio diplomático del Perú, 1999.

13 MASTERSON, Daniel M. Fuerza Armada y sociedad en el Perú moderno. Un estudio sobre


relaciones civiles militares. 1930-2000. Lima: Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos, 2001.

30
En cuanto a la intervención de la desaparecida Liga de las Naciones, tenemos
un documento de suma importancia y utilidad, que fue publicado en inglés en
1933, bajo el título The Veredict of the League. Colombia and Peru at Leticia.
The Official Documents with Notes and Introduction by Manley O. Hudson14. Este
trabajo es uno de los pocos que hace un recuento a través de documentos
oficiales sobre el papel que jugó la Liga de las Naciones, en favor de una solución
pacífica al conflicto de Leticia.

En la introducción, ante la falta de definición de los límites existente en algunas


naciones sudamericanas de aquel entonces, se menciona que los problemas
fronterizos eran un terreno fértil para las disputas internacionales, en especial en
la cuenca del Amazonas. Por otro lado, se destaca el progreso dado por el Perú
y Colombia al firmar el tratado en Lima el 24 de marzo de 1922. Luego, se hace
un recuento de las negociaciones entre ambos países, hasta la captura de Leticia
en setiembre de 1932.

En los siguientes capítulos, se exponen todos los documentos presentados por


ambas partes tan pronto como Colombia recurriera a la Sociedad el 4 de enero
de 1933, así como los reportes del Comité Consultivo y resoluciones del Consejo
de la Liga de las Naciones, que finalmente le dio la razón a aquella nación.

En La lección de América15, se puede hallar el testimonio de Antonio Jaén,


diplomático español que estuvo frente a la legación de su país en el Perú. Entre
los aportes más importantes del libro, se hallan informaciones relativas acerca
del desarrollo del conflicto, los preparativos militares observados en ambos
países, y al comentar la actitud de estricta neutralidad observada por el gobierno
español, relata la anulación de la venta de un buque de guerra, el cañonero Dato
a Colombia.

Al hablar de los esfuerzos que la comunidad internacional desarrolló para una


solución pacífica del conflicto, manifiesta una posición contraria a la intervención
de la Liga de las Naciones, y en cambio es de la idea que la comunidad

14 LIGA DE LAS NACIONES. The Verdict of the League: Colombia and Peru at Leticia; the Official
Documens. Ginebra: World Peace Foundation, 1933.

15 JAÉN, Antonio. La Lección de América. Bogotá: Universidad de Córdoba, 1934.

31
americana, a través de la Conferencia Panamericana que se realizaba en
Montevideo al momento de escribir el libro, era la verdadera llamada a resolver
los problemas propios del continente americano.

De lo publicado en el extranjero, merece un comentario especial el libro del


norteamericano Gordon Ireland, Conflictos de límites y de posesiones en
Sudamérica16, cuya versión traducida al español fuera publicada en Buenos
Aires por la Escuela de Guerra Naval en 1940. El autor, dedica dos capítulos a
las disputas entre el Perú y Colombia por Loreto y Leticia, resulta ser de sumo
interés por varios motivos.

Se trata de un compendio muy completo acerca de la historia de los litigios


fronterizos, transacciones y tratados existentes entre las diversas naciones
sudamericanas, el mismo que ha sido redactado ordenando de manera
esquemática y cronológica cada uno de los temas que trata. Cada capítulo, se
halla acompañado de una cantidad considerable de notas con referencias
bibliográficas, que como el autor lo indica, permiten validar las informaciones
consignadas en la obra y servir como dato importante para una consulta más
específica.

Siendo un estudio escrito originalmente en 1937 en los EE.UU., su publicación


debió responder al interés que despertaban los asuntos latinoamericanos en
dicha nación, y ello motivado principalmente por una política que buscaba
cohesionar a “las Américas” frente a los totalitarismos que avanzaban en el
mundo de aquel entonces.

En el tema de nuestro interés, se remonta hasta principios del siglo XIX, y hace
un recuento detallado de las negociaciones, disputas y tratados efectuados entre
el Perú y Colombia, hasta llegar al inicio, desarrollo y desenlace del Conflicto de
Leticia. El tema lo plantea de manera muy objetiva, lo que tiene el debido
respaldo por las fuentes consultadas, tanto peruanas, colombianas como
también provenientes de los EE.UU., Brasil y de la Liga de las Naciones.

16 IRELAND, Gordon. Conflicto de límites y de posesiones en Sudamérica. Buenos Aires:


Escuela de Guerra Naval, 1940.

32
Haciendo un balance final, a pesar de tratarse de una obra ya desactualizada,
su consulta puede resultar de suma utilidad, si se desea obtener una visión
general e imparcial de los conflictos ocurridos en el continente sudamericano.

2.1.3 Bibliografía sobre aspectos militares y navales del conflicto

El conflicto materia de la presente revisión bibliográfica, tuvo la particularidad de


haber involucrado a fuerzas terrestres, navales y aéreas por vez primera en el
continente. No obstante, ello, en el caso del Perú, el aspecto que ha concentrado
mayor interés y tenido mayor difusión, ha sido el de las operaciones terrestres,
dejándose de lado, hasta cierto punto, la intervención de las fuerzas navales y
fluviales, así como aéreas17.

En este sentido, un trabajo de temprana publicación ha sido el titulado Datos


para la Historia. El Conflicto Perú-Colombiano Charlas Militares18, publicado en
Lima en 1934.

Más que una obra interpretativa o narrativa del conflicto, se trata de una
recopilación cronológica de testimonios, documentos, reportes de las agencias
informativas internacionales y artículos publicados en la prensa peruana entre
los años 1928 y 1934, con relación a la cuestión de Leticia y al conflicto con
Colombia, efectuada por José A. Vallejo. Entre otros documentos de interés,
recoge en primer término algunas opiniones vertidas por el senador Arana en el
Congreso, que como ya se mencionó, era el principal opositor al Tratado
Salomón-Lozano; un pronunciamiento del general Benavides desde su exilio
Parísiense en febrero de 1928, en el que expresaba su oposición a la entrega

17 Esta situación particular la podemos atribuir al hecho que, en la década de 1960, el Centro de
Estudios Histórico Militares del Perú, propició el estudio de los conflictos en los que tomó parte
el Ejército del Perú, entre ellos el que ocurrió con Colombia por el asunto de Leticia. En ese
sentido, los autores que en aquella época trataron dicho tema, fueron militares que habían
participado en el conflicto, por lo que su versión de los hechos, a pesar de ser justificadora con
relación a su actuación, resulta sumamente importante por tratarse de testigos de lo ocurrido.

18 VALLEJO, José A. El conflicto Perú-colombiano: charlas militares. Tomo I. Lima: Tall. Gráficos
del diario "La Tarde", 1934.

33
del Trapecio a Colombia; los testimonios publicados en la prensa, del general
Fernando Sarmiento y el coronel Pardo, que fue motivo entre ambos de una
polémica por la actuación de cada uno de ellos durante el conflicto.

Dentro de las obras más destacables acerca de las operaciones militares,


tenemos la obra de Humberto Araujo Arana, capitán del ejército peruano en
retiro, quien entre 1965 y 1969, publicó en cuatro volúmenes una historia
narrativo-documental, bajo el título de Conflicto fronterizo Perú-Colombia año
1932-193319. Lo valioso de la obra en su conjunto, es la recopilación de
documentos que efectúa, principalmente vinculados al ejército peruano, sus
planes y operaciones, así como datos referidos al accionar de las tropas
colombianas en la zona del conflicto. A esto se debe agregar el conocimiento de
lo ocurrido durante los hechos, debido a que el capitán Araujo, sirvió con el grado
de subteniente de infantería en Leticia.

No obstante, los aportes mencionados, la mayor parte de la documentación, ha


sido transcrita en su integridad, lo que si bien es cierto le da valor a la obra como
fuente documental, dificulta un tanto la fluidez en su relato, al no haberla
procesado debidamente.

Otro libro que trata de las operaciones militares en Leticia y de publicación previa
al anterior, es la Historia Militar del Conflicto con Colombia de 193220, editado
por el Ministerio de Guerra en 1965, cuyo autor fue el teniente coronel José
Zárate Lescano. Esta obra, tiene como característica especial el efectuar un
interesante análisis empleando el método utilizado en un Estado Mayor militar,
para hacer una apreciación de la situación, previa a la elaboración de un Plan de
Guerra. En su primera parte, dedica un capítulo a revisar los antecedentes
diplomáticos en las relaciones con Colombia, el tratado Salomón-Lozano, los
prolegómenos del conflicto y la captura de Leticia. Luego, presenta los factores

19 ARAUJO Arana, Humberto. Conflicto fronterizo Perú-Colombia, 1932-1933. Lima:


Lit."Huascarán", 1965. 3 t.

20 ZÁRATE Lescano, Carlos. Historia Militar del Conflicto con Colombia de 1932. Lima: Imprenta
del Ministerio de Guerra, 1965.

34
políticos, geográficos, económicos y militares de los beligerantes, con el
propósito de determinar el poder combatiente relativo en ambos países.

En una segunda parte, presenta las fuerzas existentes en el teatro de


operaciones, y los movimientos y acciones militares iniciales en ambos lados de
la frontera.

En la tercera y última parte, dedica a presentar las operaciones acciones


militares y combates ocurridos hasta el cese de hostilidades; la propaganda e
informaciones que eran divulgadas en cada uno de los países y finalmente,
expone unas consideraciones generales en torno al conflicto a manera de
conclusión, en las que hace una autocrítica, explicando que el pobre desempeño
de las fuerzas peruanas, se debió principalmente al mal equipamiento, descuido
e improvisación en las tres armas, de manera especial, en los destacamentos de
la zona Nor-Oriente del Perú.

Para consulta y referencia, esta obra resulta muy útil, considerando que el autor
ha recurrido al empleo de varias fuentes peruanas, alguna de ellas fuentes
primarias, así como a fuentes secundarias colombianas y ecuatorianas. Sin
embargo, el trabajo reconstruye todos principalmente el conflicto bajo una óptica
militar, considerando sus antecedentes desde la época virrenal hasta el cese de
las hostilidades, dejando de lado las acciones preventivas desarrolladas tanto
por el ejército, la armada y el cuerpo aéreo del Perú, hasta antes que se llegara
a un acuerdo definitivo con Colombia, y por otro lado, las acciones llevadas a
cabo por la Armada, son enunciadas sin entrar en mayores detalles en cuanto a
los planes y operaciones llevados a cabo por esta institución. Asimismo, el autor,
en su momento, no tuvo oportunidad de explorar en los archivos del Congreso
peruano y consultar información que se halla en las sesiones reservadas
llevadas a cabo en el año 1932, ni tampoco en las actas del Consejo de Defensa
Nacional de los años 1932 y 1933, lo cual, no le resta mérito alguno a su trabajo.

En cuanto a fuentes colombianas, el tema ha merecido recientemente el interés


de diversos autores, y el primero de ellos proviene de un esfuerzo importante en
elaborar una obra general sobre los diversos aspectos involucrados en un

35
conflicto, con el libro titulado El Conflicto Amazónico,21 cuya edición estuvo a
cargo del general Álvaro Valencia Vargas, publicado en 1994, con ocasión de
haberse conmemorado los 60 años de finalización del conflicto con el Perú por
Leticia. Esta obra partió de una iniciativa del Ministerio de Defensa, que convocó
a una serie de autores militares, con la finalidad de elaborar un trabajo integral
para “recuperar para el país, un momento histórico que partió en dos la historia
de las Fuerzas Armadas colombianas”22 y “conmemorar una de las pocas
oportunidades en la que los colombianos se unieron para alcanzar un objetivo
común”.23 La obra se halla dividida en nueve capítulos, que tratan
específicamente temas sobre “la cuestión limítrofe”, en donde se revisan los
antecedentes al conflicto; “la fuerza militar colombiana”, en donde se presenta
una breve historia y la organización y situación tanto del personal y del material
de cada una de las fuerzas armadas en 1932; el capítulo dedicado a “la
movilización nacional”, en donde se resalta el carácter patriótico y de unidad
nacional que se generó a raíz de la invasión peruana en Leticia; luego en “el
frente de guerra”, se presentan las características particulares del terreno en
donde se llevaron a cano las operaciones militares; el siguiente capítulo es
titulado “desarrollo de las operaciones”, englobando las principales, mientras que
las aéreas, han requerido de un capítulo aparte, por la envergadura e
importancia que tuvieron en el desarrollo del conflicto. Luego, se describen las
“acciones en el frente diplomático”, en donde la conducción política estuvo
adecuadamente liderada por el presidente Enrique Olaya Herrera, quien trató de
dar solución al problema intentado hacer valer los derechos de Colombia sobre
el territorio en disputa recurriendo a los instrumentos internacionales vigentes en
la época, dejando como solución final, escalar hacia la guerra.
Toda esa información es condensada en el epílogo a manera de conclusión,
siendo estos textos acompañados por reseñas biográficas de los personajes más
importantes que tomaron parte, y un par de anexos documentales que
transcriben un relato del Combate de Güeppí y el diario de guerra del cañonero

21 VALENCIA TOVAR, Álvaro. Conflicto Amazónico 1932-1934. Bogotá: Villegas Editores, 1994.

22 Ídem, p. 13.

23 Ibídem, p. 9.

36
Cartagena, ambos escritos por sus propios protagonistas. Este trabajo, que no
tiene una réplica en el Perú, se constituye en una historia general sobre el
conflicto, que nos brinda un panorama general sobre el mismo.

De lo escrito en los últimos años en Colombia, el trabajo más exaustivo dedicado


a aspectos militares del conflicto, es el de Carlos Camacho Arango, titulado El
conflicto de Leticia (1932-1933) y los ejércitos de Perú y Colombia,24 publicado
en 2016. Este libro, fue su tesis doctoral, y está ordenado en trece capitulos.
Como el autor lo señala, el trabajo trata de responder dos preguntas que se
hallan relacionadas entre sí, ¿qué pasó en la frontera de Perú y Colombia entre
1932 y 1933? y ¿cómo era la vida militar en estos países antes del Conflicto de
Leticia? . Las respuestas a la primera pregunta las absuelve en los capítulos
impares, desarrollando un relato de lo ocurrido, acompañado de un análisis de
las operaciones militares.
Respecto a la segunda pregunta, en los capítulos pares, empieza por abordar
las causas, para luego analizar las transferencias militares entre los periodos
1895 y 1914, y 1919-1933, y su relación entre intereses económicos que en
algunos casos vinculaban a proveedores y algunos funcionarios
gubernamentales. En otro capítulo titulado “Anatomía y fisiología del cuerpo
militar”, analiza los ejércitos da ambos países, desde una optica sociológica,
tratando temas como la estructura, ascensos, reclutamiento y aspectos
logísticos. Finalmente, en los capítulos 10 y 12, revisa la relación entre políticos
y militares entre los años 20 y el primer trienio de la siguiente década.
Para elaborar su trabajo, el autor recurrió a archivos colombianos, peruanos,
norteamericanos, franceses y británicos, pero curiosamente, y como él lo señala,
no tuvo acceso a los archivos militares de su país. En el caso del Perú, obtuvo
información documental del conflicto existente en el Archivo del Centro de
Estudios Histórico Militares. Se debe señalar que un aspecto no tratado en este
trabajo, ha sido el accionar de las fuerzas navales peruanas en el Caribe y en el

24 CAMACHO ARANGO, Carlos. El conflicto de Leticia (1932-1933) y los ejércitos de Perú y


Colombia. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2016.

37
Atlántico, pero ello no le resta en lo más mínimo el mérito de tan acusiosa
investigación

Como ya se indicó, acerca de la actuación de las fuerzas navales y fluviales, son


pocos los autores que se han referido al tema, y los trabajos existentes que
mencionaremos a continuación, han tenido una difusión muy restringida.

Destaca en primer lugar, el aporte de Fernando Romero, historiador y marino,


quien tempranamente entre los años 1933 y 1936, publicó en las páginas de la
Revista de Marina, una serie de artículos bajo el título “Marinos en la Selva”.
Estos escritos serían reunidos en una publicación posterior bajo el título Notas
para una historia de la Marina fluvial de Guerra, editado de manera limitada por
la Escuela Naval del Perú en 1959. Una tercera edición revisada y ampliada de
este trabajo, fue editada por la Dirección General de Intereses Marítimos en
1983, esta vez bajo el título de Iquitos y la Fuerza Naval de la Amazonía (1830-
193325). En la obra de Romero, se hallan importantes datos referentes a la
composición de las fuerzas fluviales, y la real situación de las fuerzas militares
peruanas en general al momento de producirse la captura de Leticia.

Del mismo autor, existe otro trabajo casi desconocido, publicado en 1935, Las
fuerzas de la Marina en el Nor-oriente y la guerra fluvial26, de difusión restringida
entre los oficiales de marina y del ejército de aquel entonces, debido a la
clasificación de “secreto” que recibió del Ministerio de Marina. Esta situación, ha
sido motivo que hasta la fecha ningún autor peruano o colombiano haya hecho
uso de tan invalorable fuente de datos, más aún si consideramos que Romero,
quien prestó servicios en el Oriente peruano en la década de los 30, estuvo
presente durante el conflicto con Colombia, como comandante de la cañonera
Napo.

25 ROMERO, Fernando. Iquitos y la Fuerza Naval de la Amazonía (1830-1933). Lima: Dirección


General de Intereses Marítimos, 1983.

26 ROMERO, Fernando. Las fuerzas de la Marina en el nor-oriente y la guerra fluvial. Lima:


Imprenta del Ministerio de Marina, 1935.

38
Este libro, el autor lo define como “un ensayo de análisis político, estratégico,
táctico y logístico de las campañas fluviales desarrolladas por el Perú en la hoya
amazónica”.

A pesar de no ser un texto con la historia de la presencia y actividades de la


marina en la selva, como aportes importantes en el tema que tratamos, Romero
efectúa una descripción completa del teatro de operaciones de la región,
presentando un detallado análisis de las operaciones de guerra fluvial en la
campaña de 1903 contra el Ecuador, contra Colombia en 1911, y contra este
último país en 1932-33. Asimismo, se expone en uno de sus capítulos de manera
muy ilustrativa, la experiencia extranjera sobre guerra fluvial y selvática en
Mesopotamia y en las colonias alemanas de África.

Otro trabajo relacionado con las operaciones fluviales durante el conflicto es el


artículo Apuntes para una guerra fluvial en el Nor-Oriente27 publicado como
anexo a la Revista de Marina y Aviación en 1934, en el que el entonces teniente
segundo Enrique Camino. El autor, actor y testigo de lo acontecido con
Colombia, efectúa una serie de apreciaciones acerca del tema, pero con menor
rigurosidad que el caso de la obra de Romero.

Otro marino que se ha referido al Conflicto con Colombia, ha sido el


contralmirante Tomás Pizarro Rojas, quien escribió dos valiosos testimonios
personales -inéditos aun- pero cuyas copias mecanografiadas se conservan
tanto en el archivo Histórico de la Marina, así como en la biblioteca del Instituto
de Estudios Histórico-Marítimos del Perú. El primero de ellos, es un trabajo
titulado “Viaje de los Destroyers Almirante Guise y Almirante Villar”28. Como el
propio título lo indica, el texto, a lo largo de sus páginas, presenta una narración
detallada de la actuación que le correspondió a este jefe de la marina peruana,
a quien se le encomendó la misión de hacerse cargo del reacondicionamiento,
alistamiento y viaje de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar, que

27 CAMINO, Jorge. Apuntes para una guerra fluvial en el Nor-Oriente. Suplemento de la Revista
de Marina y Aviación. 1934, Imprenta del Ministerio de Marina.

28 PIZARRO, Rojas, Tomás M. Viaje de los Destroyers Almirante Guise y Almirante Villar. Lima:
Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos, 1934.

39
conformaron la “División de destroyers”, grupo operacional que tuvo como misión
de integrarse a la mencionada “Fuerza Avanzada del Atlántico”.

La compra de ambos buques respondió a una decisión del gobierno para


contrarrestar las adquisiciones que efectuaba el general colombiano Vázquez
Cobo en Europa.

Considerando que en nuestros archivos navales lamentablemente no se han


conservado los diarios de bitácora de las unidades de la Armada que tomaron
parte en este conflicto, así como otros documentos relativos a los planes
estratégicos y de operaciones del mando naval de la época, este trabajo resulta
por ello una fuente primaria de gran valor para reconstruir las operaciones
navales, las actividades realizadas y el papel disuasivo ejercido por la Armada
durante el desarrollo del conflicto, cuyo estudio con detenimiento y detalle hasta
la fecha no ha sido realizado.

Sobre los mismos buques, pero con un enfoque más bien dirigido a detallar las
características e historial de ambos, se puede mencionar el trabajo del autor de
la presente revisión bibliográfica, publicado en el año 1988, en la Revista de
Marina el artículo “Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar adquiridos
en Estonia”29.

El principal aporte del artículo con referencia al conflicto radica en la información


de primera mano y detallada que brinda acerca de todas las gestiones y
negociaciones que el Gobierno peruano tuvo que efectuar en Estonia para la
adquisición de ambos buques. Se menciona que en dicho esfuerzo también se
halló Colombia, pero gracias a la habilidad la diplomacia y oficiales de marina
peruanos destacados con tal propósito, se lograron bloquear las gestiones de
aquel país, siendo el Perú el que finalmente compró ambos destructores.

29 RODRÍGUEZ Asti, John. Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar adquiridos en
Estonia. Revista de Marina. 1988, Ed. abril–junio. pp.13-23.

40
Sobre el mismo tema, debe mencionarse también el artículo “Antecedentes y
viajes de los destroyers Almirante Guise y Almirante Villar”30, publicado por el
capitán de navío Luis Samanez del Risco en la Revista del Instituto de Estudios
Histórico-Marítimos del Perú, en el año 1999. El principal aporte de este trabajo
radica en que recoge información acerca de ciertas irregularidades que
cometieron los funcionarios estatales estonianos con la firma representante a
través de la cual fueron ofrecidos ambos buques al Perú.

Otro trabajo destinado a rescatar del olvido la participación de la Marina peruana


en el conflicto, es el testimonio del contralmirante Federico Salmón de la Jara,
quien en 1996 ha publicado en la Revista de Marina el artículo “El viaje sin
retorno”31. Se trata de una narración detallada del viaje que efectuó el autor como
alférez de fragata a bordo del crucero Lima, veterano buque que con el
cazatorpedero Teniente Rodríguez fuera enviado a Iquitos, vía Canal de Panamá
en octubre de 1933. Este documento, por su carácter testimonial, resulta también
de mucho valor para apreciar los aprestos efectuados por el mando naval
peruano en caso las negociaciones diplomáticas con Colombia no llegaran a
buen término.

Acerca del papel de la fenecida marina mercante peruana, en apoyo para el


transporte de pertrechos y personal militar de refuerzo hacia el teatro de
operaciones, no existe una monografía o trabajo específico referido al tema. Sin
embargo, en el segundo tomo de La Marina Mercante en la República 1821-
196832, publicado en 1980, cuyo autor es el vicealmirante Mario Castro de
Mendoza, se pueden hallar algunos datos de interés al respecto. Allí se señala
que como consecuencia de la movilización a que dio lugar el conflicto, la
Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao, puso a disposición del

30 SAMANEZ DEL RISCO, Luis. Antecedentes y viajes de los destroyers Almirante Guise y
Almirante Villar. Revista del Instituto de Estudios Histórico Marítimos del Perú. 1999, N° 18. pp
37-54.

31 SALMÓN DE LA JARA, Federico. El viaje sin retorno. Revista de Marina. 1996, ed. julio-
setiembre, pp. 9-20.

32 CASTRO DE MENDOZA, Mario. La Marina Mercante en la República 1821-1968. Dirección


de Intereses Marítimos. Tomo II. 1980.

41
Ministerio de Marina los vapores Rímac, Ucayali y Perené, los que junto con el
petrolero Pariñas de la Armada, fueron empleados como unidades de apoyo
logístico a las fuerzas navales peruanas destacadas en el Caribe y el Atlántico.
Cabe mencionar que esta obra, de corte monográfico acerca de la historia de la
marina mercante en el Perú, lamentablemente no cuenta con las notas y
bibliografía que permitan al lector ahondar en los datos que se mencionan. No
obstante, como fuente de referencia, resulta de cierta utilidad.

Son muy pocos los autores extranjeros que se han interesado por los aspectos
militares y/o navales de este conflicto, y en este sentido, uno de ellos ha sido el
norteamericano Robert Scheina, quien ha publicado dos interesantes trabajos
en los que el tema que tratamos ha merecido una especial atención.

El primero de ellos es el libro Latinoamérica, una historia naval 1810-198733,


versión en español del publicado originalmente en inglés por el U.S. Naval
Institute de Annapolis, Maryland en 1987. Este trabajo, dedicado a un análisis de
las operaciones navales, sin dejar de lado antecedentes políticos, diplomáticos
y económicos de los procesos que han influenciado en el desarrollo y
participación de las armadas de Sudamérica en su rol en la defensa de sus
respectivos países, se halla dividido en varios capítulos ordenados
cronológicamente. El capítulo octavo, lo dedica a las guerras fluviales en el siglo
XX, y respecto al conflicto con Colombia, efectúa un recuento de lo ocurrido,
recogiendo información de primera y segunda mano tanto de fuentes peruanas,
colombianas como norteamericanas, lo que le da una visión más imparcial
respecto al conflicto.

Más ambicioso que el anterior, es Latin America´s Wars34, publicado por Scheina
en el 2003, consta de dos volúmenes, de los que, en el segundo, en el capítulo
12, se dedica a presentar y analizar de manera breve, concisa e imparcial los
antecedentes, hechos, contendientes, las estrategias y consecuencias de la
disputa por Leticia que enfrentó al Perú y Colombia entre 1932 y 1933.

33 SCHEINA, Robert. Iberoamérica: Una Historia Naval 1810-1987. Madrid: Editorial San Martín,
1987. 1° ed.

34 SCHEINA, Robert. Latin America´s Wars. Washington D.C: Brassey’s Inc., 2003. vol II.

42
Lo interesante de la obra, es que a pesar de ser un trabajo general acerca de los
conflictos latinoamericanos, examina los acontecimientos desde un punto de
vista estratégico y militar, sin descuidar el marco histórico, enfocando a la guerra
como un instrumento de la política de cada nación.

Acerca de las fuentes empleadas para el referido capítulo, aunque en las notas
al final del mismo se aprecia que ha recurrido mayormente a fuentes impresas,
lo que no le resta mérito en la objetividad e imparcialidad con que ha trabajado
el tema, destacan algunas obras colombianas de publicación reciente, así como
el libro poco conocido de Fernando Romero, Las fuerzas de la Marina en el Nor-
oriente y la guerra fluvial, al que se ha hecho referencia anteriormente.

Al igual con lo que sucedido con la producción historiográfica militar en el Perú,


también en Colombia hubo una serie de obras de temprana producción, pero en
fechas más recientes, el tema ha sido materia de nuevos estudios.

En primer lugar, debemos mencionar los dos tomos de la obra La verdad sobre
la guerra35, escritos por Carlos Uribe Gaviria, militar y político colombiano, quien
durante el Conflicto de Leticia, se desempeñó como Ministro de Guerra en el
Gobierno del presidente Enrique Olaya Herrera. Escritos a poco de haber
concluido el conflicto (1935). Ambos constituyen una fuente primaria muy
valiosa, puesto que contiene una narración de todos los aspectos y acciones
militares efectuadas por el autor, quien fuese ministro de guerra colombiano
entre los años 1932 y 1933. Siendo el autor uno de los actores principales en la
toma de decisiones con respecto a la estrategia adoptada para la conducción de
las operaciones en el Teatro de Guerra, su consulta es obligatoria y nos permite
apreciar cuáles fueron los condicionantes que estuvieron detrás de cada una de
sus decisiones, así como su relación tanto con el presidente Enrique Olaya
Herrera, así cmo con cada uno de los mandos militares a cargo de la conducción
operacional de las fuerzas colombianas durante el conflicto.

En el mismo sentido, el general Alfredo Vásquez Cobo, dejó escritas sus


memorias en el libro titulado, Pro-Patria: La expedición militar al Amazonas en el

35 URIBE GAVIRIA, Carlos. La verdad sobre la guerra. Bogotá: Editorial Cromos, 1935. 2 T.

43
Conflicto de Leticia36, en el que justifica su actuación durante el Conflicto de
Leticia, las mismas que recogen las vivencias de quien estuvo a cargo de las
gestiones para adquirir los elementos militares necesarios para conformar,
organizar y comandar una fuerza expedicionaria para recuperar los territorios del
Trapecio Amazónico capturados a Colombia en septiembre de 1932 y la estrecha
relación que mantuvo con el presidente colombiano Olaya Herrera, así como con
otros personajes de importancia. Estas memorias, fueron recién publicadas en
el año 1960 a iniciativa de uno de sus hijos, constituyendo un testimonio valioso
y fuente primaria de importante valor.

De gran valor testimonial, es el libro La Colonización militar y el Conflicto


Colombo-peruano de 1932-3337 publicado en Bogotá, 1990, escrito por Alfonso
Pinzón Forero, militar colombiano, que con el grado de capitán, estuvo presente
en el área en disputa, desde antes de producirse el conflicto. Pinzón, formó parte
de un grupo de militares colombianos a los que se les encomendó en 1930, la
colonización de los territorios cedidos por el Perú a Colombia, en virtud del
tratado de 1922; y cuando se produjo el conflicto como consecuencia de la
captura de Leticia, tomó parte activa, haciéndose cargo de los vapores fliviales
mercantes capturados al Perú, el Huayna Capac y Sinchi Roca.

En su condición de testigo presencial de los hechos, su relato y análisis del


conflicto resulta muy ilustrativo, más aún si presenta el planeamiento estratégico
y los planes de operaciones desarrollados por ambos países, lo que es
complementado por un análisis del poder combatiente relativo de las partes
enfrentadas. Su bibliografía, aunque breve, hace referencia a algunas fuentes
peruanas y colombianas de segunda mano, lo que, sin embargo, no resta validez
a su relato, en tanto a los aportes, que como ya se mencionó, brinda como
participante de los hechos que relata. De este autor, no debe soslayarse el hecho
que, a pesar de ser militar, ha tratado el tema con una imparcialidad inobjetable.

36 VÁSQUEZ COBO, Alfredo. Pro-Patria: La expedición militar al Amazonas en el Conflicto de


Leticia. Bogotá: Ed. Banco de la República, 1985.

37 PINZÓN FORERO, Alfonso. La Colonización militar y el Conflicto Colombo-peruano de 1932-


33. Bogotá: Ediciones Acore, 1990.

44
Como último punto, en esta breve revisión de los aspectos bélicos referidos al
conflicto, el que ha merecido menor atención de todos, es el concerniente a la
intervención de la aviación peruana, que debutó por primera vez en una
confrontación bélica. En esta línea, tenemos La Aviación en el Perú, de Alberto
Fernández Prada38, cuya obra dividida en dos volúmenes, data de 1966. Al
conflicto de Leticia, dedica un capítulo en volumen primero, presentando de
manera narrativa la actuación de la aviación peruana en el teatro de operaciones
Nor-Oriente. Aunque el autor no es historiador de formación, su trabajo brinda
importantes aportes acerca de la participación del arma aérea en el conflicto.

Una obra de reciente producción es el libro Air War over the Putumayo39, escrito
por Amaru Tincopa y Santiago Rivas, publicado en 2018. En él, los autores tratan
el conflicto sobre la base de la actuación de ambas fuerzas aéreas, así como a
presentarnos un relato de las adquisiciones efectuadas por los dos países, así
como un recuento bien documentado de las operaciones aéreas desarrolladas
durante este conflicto que enfrentó a Perú y Colombia entre 1932 y 1933.

Del lado colombiano, una obra fundamental es el libro Historia de la Aviación de


Colombia40, (Bogotá, 1964) de José I. Forero, aviador que, con el grado de
teniente, fue uno de los 21 pilotos colombianos que también tomó parte en las
operaciones aéreas conta el Perú, en la recién creada aviación militar, surgida
como consecuencia directa del conflicto. Destaca la participación fundamental
de la Sociedad Aérea SCADTA, empresa comercial conformada principalmente
por capitales y pilotos alemanes, veteranos de la I Guerra Mundial, de los que
uno de ellos, desempeñaría un papel fundamental como organizador del arma
aérea colombiana. Nos referimos al coronel alemán Herbert Boy, quien tuvo a su
cargo tan importante misión, que, en un plazo sorprendentemente corto, logró

38 FERNÁNDEZ PRADA, Alberto. La aviación en el Perú: 1751-1942. Callao: Talleres de la


Editorial del "CIMP", 1966.

39 RIVAS, Santiago, TINCOPA, Amaru. Air War Over the Putumayo: Colombian and Peruvian Air
Operations During the 1932-1933 Conflict. Londres: Helion & Company, 2018.

40 FORERO, José I. Historia de la Aviación de Colombia. Bogotá: Ed. Aedita, 1964.

45
conformar una poderosa fuerza aérea, que le otorgó a Colombia la superioridad
y gran ventaja táctica en esta arma frente al Perú.

2.1.4 Bibliografía sobre aspectos económicos y sociales

Es un hecho indudable que el origen más remoto de la mayor parte de los


conflictos entre las naciones sudamericanas se halla en la falta de definición de
sus fronteras luego de nacer a la vida independiente durante el siglo XIX. En este
sentido, el proceso más complejo de todos es el que se dio en torno a la disputa
entre Colombia, Ecuador y Perú, que reclamaban como suya la amplia región
comprendida entre los ríos Napo, Putumayo y Amazonas, lo que daría lugar a
una serie de conflictos fronterizos y choques armados, aun hasta fecha reciente.

De los tres países, el Perú fue el único en desarrollar tempranamente una


ocupación efectiva sobre los territorios de la región amazónica que
legítimamente reclamaba como suyos, gracias a la visionaria política de Estado
desarrollada por el presidente Castilla a partir de 1853.

Aquel presidente, comprendió que el mejor respaldo a los derechos que tenía el
Perú sobre dichos territorios se hallaba en la exploración y establecimiento de
poblados y ciudades.

Hacia fines del siglo XIX, en la disputa territorial por la Amazonía, entró en juego
un nuevo factor que despertaría un mayor interés por los recursos existentes en
la región: el caucho. Extraído de manera artesanal, el caucho silvestre, halló en
Europa y en los EE.UU. aplicación industrial, por lo que su demanda no tardaría
en crear toda una industria extractiva en la región.

Fue precisamente esta actividad, que requería de una gran fuerza de trabajo
indígena para su explotación, la que originó un nuevo motivo de disputa,
especialmente entre empresarios caucheros colombianos y peruanos. La
situación creada, sería a partir de entonces, un factor gravitante en los incidentes
que se darían lugar por el dominio de la región.

El impacto económico y social que representó la explotación del caucho en la


Amazonía y su vinculación directa con el diferendo fronterizo existente entre
Colombia y el Perú, ha sido un tema muy poco tratado por la historiografía del

46
conflicto. La ausencia de obras al respecto en el Perú, como ya lo señalara el
propio Jorge Basadre41, es notable, pues hasta la fecha no se ha efectuado
ningún estudio sobre dicho tema.

En Colombia, en cambio, han visto la luz varias contribuciones sustanciales por


lograr un mayor entendimiento del conflicto bajo un enfoque económico y social,
y ello queda claro al revisar la producción historiográfica respecto a estos temas,
pudiéndose apreciar que, en los últimos años, ha existido un impulso de
investigadores colombianos que con sus trabajos, le han dado nuevamente
visibilidad al conflicto.

El antecedente más remoto en este enfoque, lo hallamos en Cuestiones


Internacionales y económicas. El conflicto Colombo-peruano de 1932 y la crisis
económica, fiscal y financiera del mismo año, 42 obra publicada en Cartagena en
1950, escrita por colombiano Luis A. Muñera.

Siguiendo la misma orientación, tenemos al libro Caucherías y conflicto


Colombo-peruano. Testimonios 1904-193443, publicado en Bogotá en 1995,
cuya autoría es compartida por el antropólogo Augusto Gómez, la historiadora
Ana Cristina Lesmes y la socióloga Claudia Rocha. Como principal aporte, los
autores han rescatado documentos, testimonios e informes vinculados a la
explotación del caucho, actividad efectuada por intereses empresariales
privados, los que para ellos, constituyeron el germen de las controversias y
conflictos entre Colombia y el Perú, que tuvieron como punto culminante el
conflicto de 1932.

La obra se halla dividida en tres partes, dedicándose la primera a presentar


algunos documentos provenientes de archivos colombianos y luego a analizar
las circunstancias en las cuales se facilitó el avance de intereses económicos

41 BASADRE, Jorge. Introducción a las bases documentales para la historia de la República del
Perú, con algunas reflexiones. Lima: Ed.P.L. Villanueva, 1971. T.II. p.1040.

42 MUÑERA, Luis A. Cuestiones internacionales y económicas. Cartagena: Ed. Bolívar, 1950.

43 GÓMEZ, Augusto, LESMES, Ana y ROCHA, Calduia. Caucherías y conflicto colombo-


peruano: testimonios, 1904-1934. Bogotá: Ed. Disloque. Bogotá, 1995.

47
peruanos, representados por la Casa Comercial de Julio C. Arana & Hermanos,
en las regiones del Caquetá y Putumayo, sobre los que Colombia reclamaba
soberanía. En la segunda parte, se presenta una breve historia de las caucherías
del Putumayo, y la manera que los intereses de la Casa Arana se constituyeron
como causa fundamental para la ocurrencia del conflicto de Leticia.

En la tercera y última parte, se recogen testimonios e informes que desde la


época en que la Casa Arana se estableciera en el Putumayo (1903), daban
cuenta de las condiciones inhumanas en las que los obreros y nativos trabajaban
de manera forzada en las caucherías. Entre los testimonios, destacan los de
trabajadores nativos, que corroboran el trato que recibían por parte de los
caucheros, lo que es complementado por informes y expedientes provenientes
de las Misiones Católicas en Colombia. También se incluye el informe del Cónsul
británico en Iquitos, Roger Casement, documento que causó revuelo en su
momento, debido a que puso en evidencia las atrocidades que cometían los
caucheros a órdenes de Arana con los nativos de la región. Sobre el autor de
este documento, se debe señalar que debido a que fue ejecutado en la horca en
Gran Bretaña en el año 1916, su informe sería descalificado por algunos autores
peruanos44. Sin embargo, la documentación y testimonios rescatados en el libro
que se comenta, a la luz de los hechos relatados y libres de las pasiones que en
su momento el conflicto despertó, merecen ser tomados en consideración, para
un estudio más exhaustivo desde el lado peruano.

En resumen, se puede afirmar, que, a pesar de ser un trabajo multidisciplinario,


resulta interesante para una mejor comprensión de las causas del conflicto, así
como por constituirse en un enfoque novedoso respecto al tema.

El trabajo más reciente publicado en Colombia con un enfoque económico es


Economía y conflicto Colombo-peruano45, (Bogotá, 2001), de los economistas
Juan Camilo Restrepo y Luis Ignacio Betancur. Se trata de un estudio, cuyo

44 Véase PORRAS, Raúl y WAGNER DE REYNA, Alberto. Historia de los límites del Perú. Lima:
Fondo Ed. del Min. De RR.EE., 1997. pp.87-88.

45 BETANCUR, Luis, RESTREPO, Juan. Economía y conflicto Colombo-peruano. Bogotá: Ed.


Disonex, Limited, 2001.

48
propósito, como lo señalan los propios autores, es el de analizar la manera
mediante la cual, el gobierno colombiano del presidente Olaya Herrera y su
ministro de Hacienda, Esteban Jaramillo, hizo frente de manera exitosa a los
gastos que tuvo que efectuar para crear y dotar a sus fuerzas armadas durante
el conflicto con el Perú. Para situar al conflicto en el contexto de la época, se
hace un análisis de la crisis económica mundial, y sus efectos sobre Colombia.

En un segundo capítulo, se revisan de manera breve, los antecedentes


diplomáticos, económicos y políticos del conflicto, y específicamente, al referirse
a los aspectos económicos del conflicto, se señalará, al igual que lo expresado
por otros autores colombianos, que una de las causas principales de las disputas
territoriales entre ambos países, estuvieron directamente ligadas a la explotación
del caucho en la región.

Culminando su análisis, el tercer capítulo, trata sobre los aspectos financieros


de la guerra, que como ya dijimos, tuvo una acertada conducción, gracias a la
habilidad del ministro Jaramillo. En la etapa posterior al conflicto, la economía
colombiana, a pesar del esfuerzo financiero que significó el gasto militar, según
los autores, no se vio afectada por desequilibrios financieros.

Finalmente, tratándose de un trabajo de historia económica, su esquema es de


corte analítico, pero para una mayor comprensión del lector, se ha recurrido a
explicaciones de índole narrativa, dejándose las cifras referidas a los principales
indicadores de la evolución de la economía colombiana, para cinco anexos al
final del libro.

De producción más reciente tenemos el artículo El Conflicto Colombo-peruano,


apuntes acerca de su desarrollo e importancia histórica, escrito por Adolfo
Atehortúa Cruz, quien es profesor tiyular del departamento de Ciencias Sociales
de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. En su trabajo, el autor
presenta uns síntesis acerca de los hechos que caracterizaron a este conflicto
que enfrentó a ambos países luego de la ocupación peruana de Leticia, territorio
cedido a Colombia por el Tratado Salomón Lozano de 1922. Saliendo de los
lugares comunes en los que un trabajo de síntesis histórica, el autor ha matizado
el trabajo revisando algunos documentos de los representantes diplomáticos
norteamericanos, tanto en Bogotá, como en Lima, a través de sus informes al
Departamento de Estado norteamericano, información que brinda la apreciación
49
de los propios representantes diplomáticos. Por otro lado, la información
consignada en el artículo, la conlleva hacia un análisis en el que plantea, como
argumento principal, que el conflicto sirvió para la construcción de una nueva
identidad de las fuerzas armadas colombianas, tanto así que “gracias a la guerra
con el Perú, las fuerzas armadas experimentaron que políticamente eran
productivas, pues los esfuerzos realizados en el plazo militar impulsaron, por la
vía disuasiva, los arreglos diplomáticos”.46 Concluye indicando que “La historia
de un Ejército sin experiencia concreta en la defensa de la soberanía nacional,
era parte de la historia de un Estado que a través del tiempo no había tenido
nunca una política orgánica de fronteras. Por esa razón fue tan importante, tanto
para el gobierno, como para las Fuerzas Armadas, esta experiencia internacional
del conflicto colombo-peruano”.47

Bajo una perspectiva de la construcción identitaria nacional de la población, la


politóloga colombiana Olga Acuña, en su trabajo “La guerra con el Perú, una
perspectiva en la construcción de la nación colombiana”48, nos presenta un
estudio destinado a demostrar que el conflicto colombo-peruano iniciado en
1932, fue instrumentalizado para generar un sentido nacionalista en la población,
con el propósito de defender el territorio colombiano de la agresión peruana. Esta
estrategia gubernamental, contribuyó a crear un imaginario en torno a la
representación del mapa para motivarlos a contribuir en la defensa de su
territorio, ya fuese a través de donativos en las colectas nacionales o
enrolándose en el ejército colombiano.

En opinión de la autora, la guerra contribuyó a crear un “patriotismo apasionado,


construcción imaginaria en la cual contribuyó la prensa colombiana -como por

46 ATEHORTÚA CRUZ, Adolfo León. El Conflicto Colombo-peruano, apuntes acerca de su


desarrollo e importancia histórica. Historia y Espacio. 2007, Vol.29, p. 25. pp.20-30.

47 Ídem, p. 27.

48 ACUÑA RODRÍGUEZ, Olga. La Guerra Con El Perú, Una Perspectiva En La Construcción


De La Nación Colombiana. Pensamiento Y Acción [en línea]. 2016, n.º 21 (septiembre), 28-
42. [fecha de consulta 27 de Marzo de 2020]. Disponible
en: https://revistas.uptc.edu.co/index.php/pensamiento_accion/article/view/5404.

50
ejemplo en los diarios El Tiempo, El Observador, o El País, a través de
editoriales, información o notas destinadas a tal propósito

Agrega que la guerra se convirtió en una excusa para construir entre los liberales
y conservadores un nacionalismo patriota, que mientras duró el conflicto,
superaron sus diferencias para que, con la población, todos contribuyesen en
derrotar al enemigo común.

Finaliza comentado que cuando culminó el conflicto, el gobierno se olvidó de sus


combatientes y que tal cual se presentaron los hecchos, ni el conflicto con el
Perú, ni la donación de pertenencias, ni la participación “heróica” de los soldados
frente a un enemigo bien entrenado y conocedor de la selva, lograron construir
realmente un imaginario de la colombianidad que transformara las relaciones
políticas y el enfrentamiento entre liberales y conservadores.

En el artículo El conflicto colombo-peruano y las reacciones del Centro de


Historia de Santander (CSH), 1932-193749, sus autores analizan y describen las
reacciones que tuvo esta entidad académica en torno al conflicto de Colombia
con el Perú. Este centro de investigación, establecido en el año 1928, una vez
estallado el conflicto tuvo a su cargo la organización de una campaña de
propaganda sobre la población colombiana, que estuvo basada en utilizar el
pasado para estimular el patriotismo, un uso político de la historia. En la primara
parte del artículo, se explican los orígenes del conflicto, remontándose hasta la
época virreinal para ello, y en una segúnda parte, se hace un recuento de las
acciones llevada a cabo por el Centro de Historia de Santander ante el conflicto
colombo-peruano.

Luego, se explica que para desarrollar su estrategia comunicacional, se recurrió


a elaborar citas relacionadas a las relaciones tormentosas entre ambas naciones
atribuidas a personajes históricos como lo fue el libertador Simón Bolívar, en
donde se resaltaba la supuesta “perfidia peruana” frente a una “nobleza

49 GONZÁLEZ PEÑA, Mónika Liliana, SAMACÁ ALONSO, Gabriel David. El conflicto colombo-
peruano y las reacciones del Centro de Historia de Santander (CSH), 1932-1937. HiSTOReLo.
Revista de Historia Regional y Local [en linea]. 2012, 4(8), 367-400. [fecha de consulta 27 de
Marzo de 2020]. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=345832081012

51
colombiana”, y ello con el propósito de incentivar el orgullo nacional buscando
lograr anular al enemigo en un nivel simbólico; una segunda estrategia, fue
difundir a través de la revista Estudio, una serie de artículos escritos por
personajes influyentes y conocedores de la nación peruana y su relación con
Colombia; y en tercer lugar, programar conferencias públicas en defensa de la
patria en diversos clubes en Santander, con la consigna de “hacerse presente y
contribuir a despertar el entusiasmo nacional frente al atropello del invasor”.

2.1.5 Obras generales con un recuento histórico del conflicto

En el Perú, la única obra escrita por un historiador, que contiene un recuento


completo del conflicto con Colombia, es la Historia de la República del Perú
1821-193350, de Jorge Basadre. Este monumental trabajo, tuvo varias ediciones,
habiendo sido tratado el tema de Leticia por primera vez, en su quinta edición,
aparecida en el año 1961 y posteriormente en la sexta, publicada en 1968.

Como el propio Basadre lo indica en el prólogo de su quinta edición, su historia


es una combinación de historia estructural e historia narrativa, cuyo desarrollo
es abordado cronológicamente. En ese sentido, a lo largo de la obra, se podrá
hallar detalladamente todos los antecedentes referidos a las negociaciones e
incidentes que a lo largo de siglo XIX y en el XX, hasta el año 1932, precedieron
al conflicto ocurrido en aquel año, que llevó a ambas naciones al borde de la
guerra. Luego, dedicará un capítulo completo al conflicto en mención, tema que
lo aborda bajo sus diversos aspectos de una manera sobria y objetiva. Una
consideración importante respecto a lo escrito por Basadre es la cercanía del
tiempo en el que efectúa su estudio con respecto a los hechos, lo que podría
llevar a pensar que sus fuentes aun se hallarían influenciadas por un tema que
en su momento levanto grandes apasionamientos en ambas partes. Sin
embargo, debe mencionarse que no obstante ello, la abundancia de fuentes
consultadas, hacen de lo escrito por Basadre, la más importante fuente de
referencia general en torno a lo sucedido con Colombia entre 1932 y 1933.

50 BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú 1823-1933. Lima: Ed. Universitaria, 1968.
T. XIII y XIV. 6° edición.

52
La segunda obra en este apartado, es el escrito por Alberto Donadio, publicado
en Bogotá al año siguiente, bajo el título de La Guerra con el Perú51, libro que,
también ha buscado dar un enfoque global del conflicto, aunque no form parte
de una historia general o una historia nacional de Colombia.

En general, el tema ha sido planteado adecuadamente por el autor, quien, a


pesar de ser un abogado dedicado al periodismo, ha sabido hacer uso de la
abundante y extensa bibliografía a la que ha recurrido. Su aporte más
importante, reside en el haber consultado documentación proveniente del
Departamento de Estado de los EE.UU. no empleada con anterioridad por
ningún otro autor peruano, colombiano o de otra nacionalidad.

Sin embargo, la subdivisión por capítulos a la que ha recurrido presenta en


algunos momentos cierta inconsistencia, que se hace patente al hallar capítulos
de más de veinte páginas al lado de otros que no superan las tres. Eso sería un
síntoma que el esquema sobre el que trabajó el autor no ha sido ordenado
debidamente.

Por otro lado, Donadio tiene la tendencia de emplear adjetivos calificativos al


describir a los personajes principales y actores en este conflicto, sobre quienes
recayó la conducción política, militar y diplomática del mismo, lo que denota
ciertas reminiscencias románticas del pasado, haciendo que por momentos su
relato pierda la objetividad.

Otra observación importante a este trabajo es el hecho que, en su análisis, hay


una incompleta presentación de la compleja situación de crisis política,
económica y social en la que se hallaba inmerso el Perú. Se hace notar también
la ausencia de una explicación acerca del papel que jugó la diplomacia de las
principales potencias mundiales del momento en la resolución del conflicto, de
manera especial, el supuesto apoyo de los EE.UU a Colombia, en compensación
por el asunto de la independencia de Panamá.

En cuanto a los antecedentes del conflicto, se ha limitado a presentar los


pormenores que rodearon a las negociaciones para la firma del Tratado

51 DONADIO, Alberto. La Guerra con el Perú. Bogotá: Ed. Planeta, 1995.

53
Salomón-Lozano, asumiendo que el lector conoce los remotos antecedentes que
desde el nacimiento de ambas naciones las mantuvo con sus fronteras
indefinidas.

En la medida que atribuye en gran parte la ocurrencia del conflicto al perjuicio


que la cesión del Trapecio a Colombia generó entre los otrora terratenientes
caucheros, inicia el libro con un capítulo dedicado a las actividades de la Casa
Arana, empresa dedicada a la explotación del caucho en la región. Esta
actividad, que tuvo su apogeo a principios del siglo XX, generó una serie de
acusaciones por el inhumano y a veces criminal trato que los trabajadores
nativos recibían. Precisamente, uno de los hombres fuertes del caucho, Julio C.
Arana, se desempeñó como senador en el Congreso durante el oncenio de
Leguía, y fue uno de los más tenaces opositores al tratado firmado con Colombia.

2.2 Síntesis analítica

En las páginas precedentes, se ha pretendido efectuar una evaluación de las


principales fuentes bibliográficas para el estudio del Conflicto Colombo-peruano
de 1932-1933.

Si se hace un recuento cronológico de la bibliografía, se podrá apreciar la


existencia de cuatro momentos importantes en la producción bibliográfica del
conflicto. El primero de ellos referido a los antecedentes y vinculado
principalmente al protocolo Salmón-Lozano de 1922, va desde que el tratado se
hizo público en 1927, hasta el año 1933, en donde hay un predominio de títulos
publicados en el Perú, en los que sus autores ponen de manifiesto su
desacuerdo con el tratado.

El segundo momento va desde el inicio del conflicto, es decir desde setiembre


de 1932, hasta finales de la década del 30. En esta etapa hallamos tanto obras
colombianas como peruanas, en las que, al calor de los hechos, los autores en
cada una de las partes tratan de legitimar las respectivas posiciones oficiales de
sus naciones. En esta época aparecen también, algunas obras extranjeras,
principalmente norteamericanas, en las que se presentan los hechos desde una
perspectiva que pretende ser neutral.

54
El tercer momento en la bibliografía del conflicto, se dará principalmente en el
Perú entre las décadas del 60 y del 70, y surge del interés por parte de los
militares que fueron protagonistas del conflicto y que tratan de reconstruir
documentalmente el desarrollo de las operaciones militares, buscando dejar,
además, sus testimonios vivenciales. Es en esta época también, en la que, en el
Perú, el historiador Jorge Basadre publicó por vez primera, en la 5° edición de
su Historia de la República del Perú, sus investigaciones en torno al Conflicto
con Colombia y la campaña del Nor-Oriente. Este trabajo, hasta la fecha ha
constituido como el único que ha intentado abarcar la mayor parte de los
aspectos involucrados en este acontecimiento que enfrentó a las dos naciones
sudamericanas.

Finalmente, el cuarto momento de producción bibliográfica en torno al tema, se


dará en Colombia desde principios de la década de 1990, con una casi
abundante producción de títulos, que han buscado nuevas interpretaciones al
conflicto desde diferentes enfoques temáticos. Un factor común en todos estos
escritos es el intento por parte de sus autores de rescatar la importancia de
aquella pequeña guerra sobre el pueblo colombiano, en la que todos coinciden
que logró cohesionar posiciones políticas irreconciliables desde la Guerra de los
Mil Días y que contribuyó a crear un nacionalismo y unidad nacional entre los
colombianos.

Mientras que en Colombia lo ocurrido en setiembre de 1932 dio inicio a la única


situación de guerra externa durante el siglo XX, en cambio, en el Perú, resulta
interesante de ser puesto en relieve, el hecho de cómo el conflicto Colombo-
peruano por Leticia es apenas recordado, siendo consignado a lo sumo en los
libros de historia del Perú en breves párrafos o en notas marginales al pie de
página, mientras que a otros conflictos y guerras en los que el Perú también ha
sufrido o no desmembramientos territoriales, se les ha dedicado mayor atención.

Finalmente, reiterando lo mencionado acerca de la ausencia de obras de


reciente producción y que posean un contenido más amplio, no dudaremos en
afirmar que se hace imprescindible una nueva aproximación al tema, tratado con
todos los aspectos que involucró, y bajo nuevos enfoques metodológicos e
interpretativos, que sirvan para una mejor comprensión de este conflicto que a
diferencia de otros, prácticamente ha quedado en el olvido.

55
56
CAPÍTULO III
MARCO TEÓRICO

57
58
3.1 Marco teórico del planteamiento militar
Para el presente trabajo de tesis, como método para analizar el planteamiento
militar, así como la conducción operacional de las fuerzas por parte de Colombia
y Perú, hemos creído por conveniente evaluar dos alternativas de investigación
para su empleo como herramienta de análisis; una alternativa es emplear el
Proceso de Planeamiento Militar y la segunda es el método del Principio
Militar Fundamental. Alguno de estos métodos, más la metodología del
denominado “Arte o Estrategia Operacional”, en combinación con la
información histórica que hemos trabajado, nos servirá para que, dentro del
proceso de planteamiento estratégico, determinar si los Objetivos Estratégicos
Operacionales de ambos países fueron correctamente seleccionados y
alcanzados; si el Perú o Colombia iniciaron sus operaciones desde posiciones
favorables y si los esfuerzos operacionales concebidos y ejecutados permitieron
alcanzar los objetivos militares establecidos por el estamento o nivel político a
cargo del conflicto en ambos países. En ese sentido, nuestro análisis, lo
llevaremos hasta el nivel estratégico operacional.

3.2. El Proceso de Planeamiento Militar

Emplear el Proceso de Planeamiento Militar para efectuar la investigación


permitiría analizar a fondo el proceso de la toma de decisiones a nivel estratégico
y operacional efectuados por Perú y Colombia y permitiría determinar aciertos y
desaciertos durante el conflicto.

Para este proceso procederíamos a efectuar un análisis en cada una de las


etapas del planeamiento militar, para lo que emplearemos el procedimiento
usado en la Marina de Guerra del Perú, el cual deriva del proceso de planemiento
de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de Norteamerica:

• Analisis de la Misión.
• Analisis de la Situación, que incluiría la evaluación de las condiciones
geográficas, meterorologicas, de las fuerzas militares de ambos
contendientes, determinación de los factores de fuerza y debilidad,
determinación de los cursos de acción contemplados y de las

59
posibilidades del enemigo, enfrentamiento entre los cursos de acción y las
posibilidades del enemigo, selección del curso de acción.
• Decision
• Desarrollo del Plan
• Ejecución de las Operaciones y comparación con lo planeado

Para poder efectuar la investigación empleando el Proceso de Planeamiento


Militar, se requiere de fuentes históricas relacionadas con el proceso de toma de
decisiones y no únicamente de las decisiones y acciones efectuadas; es decir
que se necesitaría información de los documentos empleados para efectuar la
evaluación de los problemas militares efrentados en los niveles estratégicos y
operacionales durante el conflicto y de como se adoptaron las decisiones que
conllevaron a las acciones efectuadas por las fuerzas militares.

Luego del análisis inicial de las fuentes históricas para efectuar esta
investigación empleando el Proceso de Planeamiento Militar se han encontrado
las siguientes dificultades que no permitirían desarrollar una investigación
histórica exhaustiva en forma objetiva bajo dicho método.

• El primer problema es que no se ha encontrado documentación suficiente


que permita acceder a fuentes respecto a los procesos de toma de
decisiones; es decir que la documentación empleada en la época
normalmente permitiría determinar el problema y la decisión adoptada,
pero no hay suficiente información respecto al procedimiento de
evaluación, es decir que no existen datos sufiecientes para evaluar el
proceso de planeamiento.
• La segunda dificultad es que de la información evaluada, no se ha podido
determinar si en la época, se empleaba un proceso de planeamiento que
puediese ser evaluado exhaustivamente bajo los criterios de
planeamiento modernos, debido a la falta de documentación histórica del
procedimiento de evaluación previa a la toma de decisiones.

Teniendo en cuenta la falta de suficiente documentación histórica para efectuar


la investigación empleando el Proceso de Planeamiento Militar, se ha tomado la
decisión de no continuar la investigación empleando este método.

60
Sin embargo, sobre la base de la documentación disponible, si es posible aplicar
de manera retrospectiva la investigación bajo el método del Principio Militar
Fundamental.

3.3. El Principio Militar Fundamental

El Principio Militar Fundamental, es un método que fue enunciado en el año 1948


en una publicación del U.S. Naval War College, titulada The sound military
decision52 (La buena decisión militar).

Mediante este método, se analizan las operaciones militares, indicándose que


para el logro de un objetivo militar (la creación o el mantenimiento de una
situación militar favorable) depende de operaciones efectivas que consideren las
siguientes características:

• Elección adecuada de los objetivos físicos (objetivos físicos correctos).

• Proyección de acción desde posiciones relativas ventajosas,


• Distribución adecuada de la fuerza de combate, y
• Garantizar una adecuada libertad de acción,

Cada característica debe cumplir a su vez con los siguientes requisitos:

• Idoneidad, según lo determinado por el factor del efecto apropiado deseado,


• Viabilidad, debido a la relativa fuerza de combate determinada por los
factores de los medios disponibles y opuestos, influenciados por el factor de
las características del teatro de operaciones, y
• Aceptabilidad, según lo determinado por el factor de las consecuencias en
cuanto a costos.

Todos estos factores se interrelacionan entre ellos (interdependientes). En la


Figura 1, se presenta un esquema de los conceptos relacionados al Principio
Militar Fundamental.

52 U.S. NAVAL WAR COLLEGE. The sound military decision. Newport: U.S. Naval War College
Press, 1942.

61
Figura 1: El Principio Militar Fundamental. Fuente: U.S. NAVAL WAR COLLEGE. The sound
military decision. Newport: U.S. Naval War College Press, 1942. p.41.

Adicionalmente a lo anterior, también emplearemos en nuestros análisis, el “Arte


o Estrategia Operacional”, que nos servirá como método para conocer si las
fuerzas de ambos países fueron conducidas de la manera más adecuada, de
acuerdo con la maniobra planteada para la campaña, y si las mismas fueron las
más adecuadas y que si lograron alcanzar los objetivos estratégicos planteados.

62
3.4 El arte o estrategia operacional

La correcta aplicación del Arte o Estrategia Operacional permite el empleo


creativo y eficaz de las fuerzas militares, se utiliza para alcanzar un objetivo
estratégico u operacional a través del diseño, organización, conducción e
integración de estrategias, campañas, operaciones y batallas.

El arte operacional combinado con el diseño operacional, constituyen un nexo


entre el nivel Estratégico de la guerra y el nivel Táctico de la guerra. Ello permite
el empleo de todas las fuerzas disponibles en combate, para lograr alcanzar los
Objetivos Estratégicos Operacionales de una campaña.

Según Pertusio, la Estrategia Operacional, es uno de los tres niveles que


caracteriza a la cadena de mandos de la Conducción Militar. Es el nivel
intermedio, los otros dos son: la Estrategia Militar y la Táctica.53

3.5 Los niveles de la guerra, su clasificación y propósito


De acuerdo con lo que nos explica Kenny en su libro Arte y diseño operacional,
una forma de pensar opciones militares,54 los niveles de la guerra son tres: el
nivel estratégico, el nivel estratégico operacional y el nivel táctico.

Estos niveles nos permiten clarificar la relación entre objetivos políticos y las
acciones tácticas. Entre ambos, se halla el nivel operacional de la guerra. Entre
estos tres niveles, los límites no son finitos. Más bien existe una frontera difusa
que los separa, pero que da coherencia a conceptos que no son mutuamente
excluyentes.55

53 PERTUSIO, Roberto. Un ensayo sobre estrategia operacional a nivel regional. Buenos Aires:
Instituto de Publicaciones Navales, 2009. p.15.

54 KENNY, Alejandro. Arte y diseño operacional, una forma de pensar opciones militares. Buenos
Aires: Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas, 2017. p.37.

55 Ídem.

63
Según Kenny, los niveles de la guerra ayudan a los comandantes a visualizar un
arreglo lógico de las operaciones, la relación entre los medios y los fines, así
como a distribuir los recursos y asignar las tareas a los comandos.56

Figura 2: Los niveles de la guerra. Fuente: KENNY, Alejandro. Arte y diseño operacional,
una forma de pensar opciones militares. Buenos Aires: Escuela Superior de Guerra Conjunta
de las Fuerzas Armadas, 2017. p.38.

De acuerdo con lo que se ilustra en la Figura 2 propuesta por Kenny, niveles de


la guerra, el nivel estratégico operacional, es aquel que enlaza el nivel
estratégico, con el nivel táctico. El nivel estratégico, es el que se halla vinculado
al nivel político, es aquí en donde se determinan los fines de la guerra. El nivel
estratégico operacional, se halla vinculado al ámbito militar, es aquí en donde
se determina la estrategia militar a seguir y se elaboran los planes de campaña
y operaciones, vale decir el modo de cómo se hará la guerra para alcanzar los
fines de la misma, establecidos por el estamento político. Es aquí también, en

56 Ibídem.

64
donde concentra el planeamiento y ejecución de maniobras operacionales (MO)
y apoyos logísticos de los recursos militares asignados a un Teatro de
Operaciones (TO), para colocarlos en la mejor situación para contribuir al logro
del estado final deseado (EFD) operacional. Es el nivel en el que se llevan a cabo
las Campañas. Todas las actividades militares incluidas en un plan de Campaña
se traducen en un diseño operacional particular.57 Finalmente, tenemos el nivel
táctico, que deberá establecer la mejor manera de ejecutar los planes empleando
los medios disponibles para el logro de los objetivos propuestos.

Tabla 1: NIVELES DE LA GUERRA Y NIVELES DE CONDUCCIÓN

NIVELES DE NIVELES DE ENFRENTAN


FINES MEDIOS
LA GUERRA CONDUCCIÓN (Método)

Político, Todos los


Estratégico Estado Final instrumentos
General o Estratégico del poder
ESTRATÉGICO Nacional nacional
Voluntades
(dialéctico)
Instrumento
Estado Final
Estratégico militar del
Estratégico
Militar poder
Militar
nacional

ESTRATÉGICO Los medios


Maniobras
OPERACIONAL Estado Final militares
Operacional Operacionales
Operacional asuignados al
(heurístico)
T.O.

Los medios Maniobras


Condiciones enfrentados Tácticas
TÁCTICO
Táctico decisivas en cada Medios de
para lograr operación Combate
el Estado militar (empírico)

57 Ídem, p.37.

65
Final
Operacional

Tabla 1: Los niveles de la guerra y niveles de conducción. Fuente: KENNY, Alejandro.


Arte y diseño operacional, una forma de pensar opciones militares. Buenos Aires:
Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas, 2017. p.38.

Como se aprecia en la Tabla 1, el nivel estratégico operacional es el nivel que


enlaza o conecta al nivel estratégico con el nivel táctico.58

De los niveles de la guerra, tal como se expresa en la Tabla 1, también propuesta


por Kenny, se derivan también los niveles de conducción y de planeamiento;
pero estos dependerán más de la naturaleza de los objetivos fijados por el poder
político que de la magnitud de las fuerzas a emplear. En tal sentido, los objetivos
tácticos se determinan previamente al enfrentamiento, y lograrlos depende de
los comandantes en el nivel táctico.59

En el presente trabajo de tesis, nuestro análisis abarcará hasta el nivel


estratégico operacional, no evaluándose los aspectos tácticos.

3.6 Los principios de la guerra


A través de las diversas guerras a lo largo de la historia, se han presentado una
serie de normas rectoras que han demostrado su valor tanto en el ámbito
estratégico como también en el táctico, por lo que han sido denominadas
Principios de la Guerra.60

El contralmirante Carlos De Izcue, en su libro Apuntes de Estrategia Operacional,


afirma que “Los Principios de la Guerra son normas, guías o reglas generales,
extraídos del estudio y análisis histórico de los conflictos armados, que

58 Íbídem.

59 KENNY, ibídem.

60 DE IZCUE, Carlos. Apuntes de Estrategia Operacional. Callao: Oficina de Desarrollo


Bibliográfico de la Marina, 2013. p.20.

66
proporcionan orientaciones que facilitan la solución de los problemas
estratégicos y tácticos de la guerra, posibilitando alcanzar la victoria de
implementarse adecuadamente en base a la creatividad e ingenio militar”.61

Luego, según el mismo autor, nos plantea que siete de los principios de la guerra,
serían los más relevantes al momento de efectuar un planeamiento operacional,
el mismo que nos permitiría hallar la solución a un problema estratégico y táctico,
y que éstos serían los siguientes, con sus respectivas definiciones o concepto62:

1) Objetivo: es la determinación y la búsqueda permanente del efecto final


deseado. Da dirección al esfuerzo bélico y a la mente del estratega. El objetivo
debe ser adecuadamente definido, puesto que un objetivo mal definido nos
llevará a un resultado final no deseado, generalmente en una derrota o una
situación que no aporte al objetivo estratégico superior o al de la guerra, con
el consecutivo desgaste improductivo de medios y tiempo.
2) Ofensiva, denominada también como “Acción Ofensiva” o “Iniciativa”. La
ofensiva a cualquier nivel sea estratégico o táctico, va a permitir obtener la
iniciativa e imponer el ritmo de las acciones bélicas; así, se obtiene la libertad
de acción y la posibilidad de alcanzar resultados decisivos. En el lado opuesto,
se halla la defensiva, pues esta es una actitud de tipo reactiva y que actúa
ante la acción ofensiva del adversario.
3) Sorpresa: este principio, nos indica que se debe buscar golpear al adversario
en un momento, lugar o de una manera para la cual no se halle preparado:
Un ataque sorpresivo, quiebra la cohesión en el dispositivo del enemigo,
debilitándole la moral, sembrando el pánico entre sus miembros e impotencia
en sus líderes. Uno de las denominadas “piedras o principios” fundamentales
de la táctica, también es aplicable a este principio, y es el de “atacar
eficazmente primero”, para que, mediante un golpe imprevisto, disminuir la
fortaleza y moral de un adversario.

61 Ídem, p. 22.

62 Hemos tomado parte de las definiciones que le da el autor citado a cada uno de estos siete
principios de la guerra, que son los que se indican. Véase DE IZCUE, Carlos. Op.cit. pp.28-37.

67
4) Seguridad: mediante este principio, se busca que, mediante la
implementación de medidas adecuadas, evitar que el enemigo adquiera algún
tipo de ventaja. Mediante este principio, se busca reducir cualquier tipo de
vulnerabilidad ante cualquier ofensiva y sorpresa que pretenda efectuar el
enemigo, mediante el uso adecuado de la inteligencia, así como de la
contrainteligencia.
5) Concentración o masa: mediante este principio, se busca hacer un uso
racional y proporcional de los medios, de forma tal, que se logre concentrar
todo el poder combativo necesario para que, mediante la superioridad se logre
obtener resultados decisivos. Para ello, es necesario que todas las fuerzas
disponibles se hallen sincronizadas en tiempo y espacio a fin de lograr un
efecto contundente y decisivo sobre el enemigo en un periodo corte de tiempo.
6) Movilidad: consiste en que las fuerzas sean capaces de desplazarse
adecuadamente en tiempo y espacio, de tal forma que sean capaces de
situarse en una posición ventajosa en relación con las del enemigo. Permite
colocar al adversario en una posición desventajosa mediante la aplicación
flexible del poder de combate, logrando que pierda la iniciativa y que se
desorganice, reduciendo su capacidad de reacción.
Este principio permite explotar los éxitos, preservar la libertad de acción, lograr
la concentración de las fuerzas, obtener la sorpresa a nuestro favor y evitar
ser vulnerable.
7) Economía de fuerzas: mediante este principio, se busca emplear las fuerzas
estrictamente necesarias para lograr los objetivos establecidos, considerando
en su distribución, mantener aquellos destinados para el esfuerzo principal y
usar los requeridos en el o los esfuerzos secundarios sin que afecten a los
primeros.

3.7 Objetivos politicos y objetivos en el campo militar

Los conflictos armados entre las naciones se presentan cuando hay intereses
contrapuestos entre los actores de una controversia y derivan en una situación
donde una o todas las partes vislumbran que la solución de las controversias
solo podrá alcanzarse mediante el empleo del poder militar dado el
entrampamiento en la vía diplomática. En la etapa inicial de la controversia, cada

68
una de las partes tiene “Intereses” que han propiciado la controversia y serán el
motivo de las reclamaciones políticas; estos “Intereses” normalmente se
constituyen en el “Objetivo Político o de la Guerra” que debe ser
adecuadamente definido. Alcanzar el “Objetivo Político” es el propósito de todas
las acciones que se van a desarrollar en los diferentes campos del nivel
Estratégico (Político, Militar, Económico y Sicosocial).

Como parte del nivel Estratégico, cuando los mandos militares de una Nación
son llamados porque se ha vislumbrado la necesidad del empleo del Poder
Militar para alcanzar el Objetivo Político o de la Guerra, los militares deben
concebir el Objetivo Estratégico Militar, el cual deberá alcanzarse o
mantenerse para permitir que se alcance el Objetivo Político; de esta forma, se
ha operacionalizado en el campo militar la forma de alcanzar los intereses
nacionales en el conflicto, mediante la adecuada selección de Objetivos Físicos
en el campo militar y como parte de la adecuada aplicación del Arte o Estrategia
Operacional.

Definido y aprobado el Objetivo Estratégico Militar, el planeamiento militar


permitirá determinar la organización de las Fuerzas Militares y diseñar las
operaciones que deberán desarrollarse. La aplicación del Principio Militar
Fundamental permitirá definir adecuadamente los Objetivos Estratégicos
Operacionales. Si el planeamiento ha sido debidamente desarrollado y las
operaciones son eficazmente ejecutadas, el conjunto de Objetivos permitirá
alcanzar mediante el uso del Poder Militar el Objetivo Político o de la Guerra,
estableciéndose una Cadena de Objetivos que muestra la relación entre
operaciones y objetivos físicos y permite visualizar el camino diseñado para
finalmente alcanzar el objetivo trazado por cada Gobierno.

3.8 Esfuerzos Estratégicos Operacionales

Para alcanzar los Objetivos Estratégicos Operacionales, los Comandantes


Operacionales, deben diseñar la maniobra, estableciendo el Esfuerzo
Estratégico Principal y el o los Esfuerzos Estratégicos Operacionales
Secundarios.

El Esfuerzo Estratégico Operacional se define como:

69
“Es la aplicación y/o concentración de medios, fuerzas o efectos en un espacio
y tiempo dados, por medio de los cuales un Comandante Operacional /
Comandante del Teatro de Operaciones busca obtener resultados favorables.”63

Los esfuerzos estratégicos operacionales pueden ser principales o


secundarios y se hallan vinculados a sus respectivos Objetivos Estratégicos
Operacionales. Ellos son las grandes partes que componen la Maniobra
Estratégica Operacional, abarcando una serie de operaciones, conjuntas o
específicas, en procura de un Objetivo Estratégico Operacional, ya sea principal
o secundario.64

En toda Campaña, siempre existirá un solo Esfuerzo Estratégico Operacional


Principal (EE.OO.PP) y ninguno, uno o varios Esfuerzos Operacionales
Secundarios (EE-OO.SS.). Estos esfuerzos pueden cambiar en cada fase o
momento de la Campaña.65

3.8.1 Esfuerzo Estratégico Operacional Principal (EE.OO.PP)

Como mencionamos, en una Campaña, sólo existe un Esfuerzo Estratégico


Operacional Principal, el mismo que puede cambiar a lo largo de la propia
campaña y que es crucial para lograr con éxito la misión.

3.8.2 Esfuerzo Operacional Secundario (EE.OO.SS.)

En una Campaña, pueden existir ninguno, uno o varios esfuerzos estratégicos


operacionales secundarios. Estos esfuerzos, están destinados, entre otras
cosas, para crear otro frente de guerra, un apremio, o una distracción al enemigo,
con el propósito de, por ejemplo, distraer fuerzas que podrían ser empleadas en
el esfuerzo estratégico operacional principal.

63 KENNY, Op.cit., p.66.

64 DE IZCUE, Carlos. Op.cit., p. 42.

65 KENNY, Op.cit., p.67.

70
3.9 Los Esfuerzos Operacionales y la Cadena de Objetivos

La cadena de objetivos permite visualizar los objetivos estratégicos


operacionales y su relación con los diferentes Esfuerzos Operacionales
concebidos para alcanzar en el ámbito militar el Objetivo Estratégico Militar, el
cual permitirá alcanzar el Objetivo Político o de la Guerra. Siguiendo con el
desarrollo del ejemplo, el cuadro N° 2 nos muestra una imaginada
descomposición de los Esfuerzos Estratégicos Operacionales en Operaciones
Especificas y muestran que cada uno de estos Esfuerzos Operacionales pueden
tener uno o varios Objetivos Estratégicos Operacionales debidamente alineados
para alcanzar el Objetivo Estratégico Militar.

Entonces, para el análisis que efectuaremos sobre la Campaña de Leticia de


1932-1933, emplearemos el marco teórico planteado, mediante el empleo del
Principio Militar Fundamental, del Arte o Estrategia Operacional, así como los
Principios de la Guerra. Todo ello, con la finalidad de ayudarnos a resolver la
pregunta planteada acerca de ¿cuál fue el planteamiento estratégico militar del
Perú y el de Colombia durante el Conflicto por Leticia en 1932-33.

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
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

71

72
CAPÍTULO IV
FUENTES y MÉTODOLOGÍA

73
74
4.1 Fuentes documentales utilizadas

En nuestro trabajo, para el levantamiento y obtención de la información, hemos


recurrido a fuentes primarias y secundarias, ya sea con obras coetáneas o
posteriores al conflicto, lo que nos ha permitido efectuar una aproximación lo
más cercana posible a los hechos ocurridos durante el conflicto, materia del
análisis en la presente tesis.

Asimismo, la revisión bibliográfica, nos ha permitido, a la luz de los principales


estudios que se han hecho hasta la fecha sobre este conflicto, comprobar si
existen líneas de investigación en temas aún no abordados en función a las
fuentes primarias por ser estudiadas o revisadas.

De igual manera, de la mayor parte de los textos revisados, hemos podido


obtener información, que nos ha servido para conocer y redactar los diferentes
aspectos vinculados al conflicto entre Perú y Colombia, sus antecedentes, las
causas, los principales acontecimientos diplomáticos, políticos, sociales y
militares, así como la resolución final de dicho conflicto, situación que permitió
alcanzar la paz entre ambos países.

En cuanto a las fuentes secundarias, conforme se puede apreciar en el capítulo


II, se ha seleccionado, tanto para la elaboración del estado de la cuestión, como
para la obtención de información, bibliografía proveniente de ambos países, la
que podemos agrupar en cuatro grandes áreas. La primera, que considera obras
sobre aspectos de política interna e internacional del conflicto; la segunda, que
recoge información acerca de los aspectos militares y navales del conflicto; la
tercera, sobre aspectos económicos y sociales vinculados a los antecedentes
del conflicto; y finalmente, obras generales con un recuento histórico del
conflicto.

Con respecto a las fuentes primarias consultadas, se ha revisado documentación


relacionada al conflicto proveniente del Archivo del Centro de Estudios Histórico-
Militares del Perú (CEHMP), del Archivo Histórico de Marina (AHM) de la Armada
del Perú, del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, del
Archivo del Congreso de la República del Perú, así como consultas en el Archivo
Oral del Instituto de Estudios-Histórico Marítimos del Perú.

75
4.2 Metodología y estructura del trabajo

En cuanto al desarrollo del trabajo, además de los títulos introductorios y el


correspondiente a los objetivos que se tratan en el capítulo I, en el siguiente
capítulo, hemos efectuado un proceso de revisión en los ámbitos historiográfico
y bibliográfico, con la finalidad de efectuar un estado de la cuestión respecto a
tema, y apreciar el posicionamiento de los autores y sus líneas de investigación
respecto al mismo, así como evaluar cuáles podrían haber sido sus mayores
aportes. Consideramos que al haber analizado la historiografía existente acerca
del tema, no sólo sobre una única perspectiva, sino sobre varias perspectivas,
hemos apreciado cuáles han sido los principales enfoques que ha tenido el tema
a lo largo del tiempo y determinar cuáles han sido las principales líneas de
investigación.

En el capítulo III, para efectuar el análisis comparativo del planteamiento


estratégico y la conducción operacional de las fuerzas en conflicto, hemos
recurrido al principio militar fundamental, la estrategia o arte operacional, y al
empleo de los principios de la guerra, conforme se han explicado estos métodos
en el capítulo referido al marco teórico.

En cuanto al desarrollo propio del trabajo de investigación, el mismo se ha divido


en tres grandes capítulos. El primero de ellos, el V, ofrece un panorama general
referido al contexto del conflicto, se describen y determinan sus antecedentes
desde la época virreinal. En él se podrá apreciar también la manera de cómo las
disputas territoriales surgidas luego de la independencia ocasionaron hasta dos
conflictos entre ambas repúblicas, hasta el año 1922, que finalmente se logró un
acuerdo que en su momento se pensó sería definitivo. Posteriormente se
presentan las causas inmediatas que originaron el conflicto del año 1932,
complementadas por un panorama general en los ámbitos político, económico,
social y militar. Esta información va acompañada de mapas de la época, a través
de los cuales se podrá apreciar la evolución de la construcción del espacio
territorial que tanto Colombia como el Perú, consideraban era suyo y se
proyectaba en el imaginario de sus pobladores, para finalmente arribar a los
límites actuales, acordados por el tratado de 1922.

76
Luego, en los capítulos siguientes, el VI y VII, describimos los principales hechos
de armas dentro del campo de las operaciones militares en el nivel estratégico
operacional (aéreas, fluviales, navales), lo que va acompañado a su vez, de los
sucesos relevantes que se desarrollaban en el campo diplomático. Como la
reconstrucción de los hechos históricos ha sido efectuada de manera
cronológica, los descritos en el capítulo VI, se enmarcan en lo que hemos
denominado la “ofensiva colombiana”, mientras que los del siguiente, se hallan
dentro de “la contraofensiva peruana”.

Toda esta información, nos permitirá determinar si las decisiones del Estado
peruano frente al conflicto estuvieron influenciadas por la situación política
interna, y su relación con el resultado del mismo. A su vez, podremos apreciar
cual fue la causa de la demora del Gobierno peruano en enviar refuerzos al
Teatro de Operaciones, lo que permitió que Colombia ganara la iniciativa y
superioridad militar a pocos meses de iniciado el conflicto.

Con lo ya descrito, en el capítulo VIII, empleando el método del principio militar


fundamental, la estrategia o arte operacional y recurriendo a los principios de la
guerra, se establecen las estrategias de ambos países en el campo militar, a fin
de analizarlas y compararlas, luego de lo cual, analizamos si fueron las
adecuadas para alcanzar sus objetivos militares y nacionales. Posteriormente,
como en todo trabajo científico, en el capítulo IX, se presentarán las
conclusiones.

En los anexos, se adjunta el texto del “Tratado de Límites y Navegación Fluvial


entre Colombia y Perú de 1922, más conocido como Tratado Salomón-Lozano,
que fue el que delimitó definitivamente las fronteras entre ambos países, así
como el texto de la “Convención General de Conciliación Interamericana” y el
Artículo 15ª del Pacto de la Liga de las Naciones, ambos referenciados en el
texto de la presente tesis. Toda esa información, es complementada por breves
biografías de algunos personajes protagonistas en ambos países, así como
apéndices en los que se detallan imágenes y las características principales de
los buques y aeronaves involucradas en el conflicto y que participaron en los
teatros de operaciones.

Además de las fuentes de archivo escritas e impresas, hemos recopilado y


analizado un importante acervo de fuentes fotográficas de las naves y aeronaves
77
que tomaron parte en este conflicto, trabajo que ha requerido cierto tiempo en su
búsqueda, con material proveniente del Archivo Histórico de Marina, del Archivo
del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú, y de otros repositorios
privados. La inclusión de dicho material, que ha sido complementada en los
anexos con sus características principales, la consideramos necesaria para
apreciar algunas de las capacidades de dicho material bélico.

En cuanto a la obtención de información sobre operaciones de las fuerzas


navales peruanas, así como las del Cuerpo Aéreo del Perú, hemos hallado que
en la documentación de la época, existe un “vacío” en cuanto a fuentes primarias
en lo relacionado a libros de bitácora o a informes de las operaciones efectuados
por los comandos de fuerza y/o por los propios comandantes de las unidades
navales y aéreas, que nos hubiesen permitido reconstruir en detalle su
participación durante las operaciones llevadas a cabo durante el conflicto. Sin
embargo, hemos podido revisar algunos documentos e informes provenientes
del Archivo del Centro de Estudios Históricos Militares relacionados con el
conflicto; los que, en algunos casos, se hallan muy deteriorados y casi ilegibles;
de igual manera, pudimos obtener información inédita proveniente de las
sesiones reservadas del Congreso Constituyente de 1932-33, en las que
participó el ministro de guerra y aviación. Toda esta información creemos ha sido
complementada por algunos diarios y memorias aun no publicadas de oficiales
navales contemporáneos al conflicto, así como por fuentes secundarias escritas
por políticos y militares coetáneos también.

78
CAPÍTULO V
ANTECEDENTES Y CAUSAS DEL CONFLICTO CON
COLOMBIA DE 1932-33

79
80
5.1 Antecedentes históricos
5.1.1 Orígenes del conflicto: los límites desde la época virreinal y su
evolución hasta principios del siglo XX
El conflicto territorial entre Colombia y Perú, se remonta hasta el siglo XVIII. En
el el año 1717, Felipe V promulgó una Real Cédula, mediante la cual decretaba
la creación del Virreinato de Santa Fé del Nuevo Reino de Granada, asignándole
la Real Audiencia de Quito, que hasta ese año, había estado bajo la jurisdicción
del Virreinato del Perú.66 No obstante, en el año 1723, retornó a control peruano,
debido principalmente a que en el momento no era económicamente viable
mantener una nueva administración territorial, pero esta situación fue revertida
una vez más en 1739, quedando por segunda vez y de manera definitivamente
a cargo del Virreinato de Nueva Granada.67 Dentro de los territorios
dependientes de la Audiencia de Quito, se hallaba la Comsndancia General de
Maynas, sobre la región amazónica. No obstante, con fecha 15 de julio de 1802,
esta provincia fue transferida al Virreinato del Perú, mediante una Real Cédula.68

66 GONZÁLEZ et al. Op.cit. p.372

67 Ver figura 4. Ídem.

68 Ibídem, p. 373.

81
Figura 4. Carte du Perou pour servir à l'histoire des Incas et à celle de l'état present de cette
province... / par Philippe Buache, 1739. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothque nationale de
France.
Luego, al independizarse de España sus antiguos reinos americanos, las nuevas
Repúblicas establecieron sus límites territoriales a partir del principio del Uti
Possidetis Juris,69 que tomó como referencia para la división territorial, los
territorios que ocupaban en 1810. Sin embargo, pese al principio adoptado, las
disputas territoriales sobre la región amazónica, se iniciaron en 1822, cuando en
aquel entonces la Gran Colombia (Estado conformado por las actuales
Repúblicas de Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador, heredera de los
territorios del Virreinato de Nueva Granada), reclamó supuestos derechos sobre

69 Según los autores del artículo, “el Uti Possidetis Juris es una doctrina de Derecho Internacional
Pblico y un principio del Derecho Internacional Americano. Este principio se establece con base
al Derecho Natural, es decir, aquello que es justo por naturaleza sin necesidad de la intervencin
humana. En estricta aplicacin a la realidad de los dominios espaoles en Amrica, que nacieron
a la independencia, podemos asegurar que la jurisdiccin de estas estuvieron asistidas, tanto
por el Derecho Natural en el que se asienta el principio del Uti Possidetis Juris, como por el
Derecho Positivo en el que se fundamentaron las leyes espaolas para la administracin de sus
posesiones.” GONZÁLES et al. Op.cit. p. 373-374.

82
los territorios de Tumbes y Maynas, para lo cual, enviaron a Lima al Ministro
Plenipotenciario Joaquín Mosquera. Como consecuencia de sus gestiones ante
el Gobierno peruano, el 18 de diciembre del mismo año, se firmó en Lima el
denominado Convenio Galdeano-Mosquera, mediante el cual se establecía que
“Ambas partes reconocen por límites de sus territorios respectivos, los mismos
que tenían en el año de mil ochocientos nueve los ex virreinatos del Perú y Nueva
Granada”. Este convenio fue aprobado en un primer momento por el Congreso
del Perú, sin embargo, no fue reconocido por el Congreso colombiano, en tanto
no lograba el reconocimiento de los territorios reclamados a su favor.70

Como relatan Namíhas y Novak, “las pretensiones territoriales colombianas


resurgen en 1828 cuando Bolívar, ofendido por el despido de sus tropas y la
expulsión de su ministro plenipotenciario colombiano, Cristóbal Armero, exigió al
representante peruano en Bogotá, José Villa, la “restitución” de las provincias de
Jaén y Maynas”71, agregando luego que “Tales sucesos desencadenaron en
enero de 1829 la guerra entre la Gran Colombia y el Perú, llegándose a su
término con la suscripción del Tratado de Paz, Amistad y Límites del 22 de
setiembre del mismo año, conocido también como Tratado de Guayaquil o
Tratado Larrea-Gual (ver figura 6), el cual nunca entró en vigor”.72

70 NAMIHAS, Sandra, NOVAK, Fabián. Perú-Colombia: La construcción de una asociación


estratégica y un desarrollo fronterizo. Lima: Instituto de Estudios Internacionales, 2011. p. 14.

71 Ídem, p.13. Ver figura 5.

72 Ibídem.

83
Figura 5. Nuevo mapa de Colombia con sus departamentos y provincias compilados
principalmente de los mapas manuscritos dibujados por orden del gobierno colombiano y
otra información auténtica; construido y dibujado bajo la dirección de H.S. Tanner. 1828.
Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France.

Figura 6. Mapa de la Gran Colombia, 1828. Se observa que en la representación territorial


consideraba como suyos los territorios al norte del río Amazonas, que también eran reclamados
y pertenecían al Perú. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France.

84
Entre 1830 y 1894, no hay mayores incidentes entre Colombia y Perú, a
diferencia de lo que, si ocurrió con Ecuador, pais con el que si se llegó a un
conflicto internacional por el tema limítrofe en el año 1859 (ver figuras 7, 8 y 9).

Figura 7. Mapa del Perú, mandado hacer por órden del Libertador Gran Mariscal Presidente
Constitucional Ramón Castilla por Mariano Felipe Paz-Soldan, 1862. Fuente: gallica.bnf.fr /
Bibliothèque nationale de France.

85
Figura 8. Mapa del Perú por Mariano Felipe Paz Soldan, 1862. En este mapa y en el
anterior, se aprecia la extensión de las fronteras con Ecuador, Colombia y Brasíl, en
una época en la que dicha representación era la que el Gobierno pretendía sobre la
base de lo establecido en el principio del Uti Posi Detis que consideraba los límites de
los reinos hispanoamericanos en el año 1810. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque
nationale de France.

86
Figura 9. Mapa del Perú, de Barrera, con adiciones para "Dos años de Hutchinson en Perú".
1871. Como se aprecia, en este mapa, los límites que Perú consideraba eran similares a los
representados en el mapa de la figura 5. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de
France.

87
Sin embargo, a partir de 1894, reaparecerá Colombia “solicitando ser parte de
los intentos de arreglo territorial entre el Perú y el Ecuador, manteniéndose a
partir de esa fecha expectante y activo en los diferentes procesos de
conversación territorial llevados adelante por dichos países”.73

5.1.2 Evolución del tema fronterizo Perú-Colombia durante el siglo XX


A principios del siglo XX, Perú y Colombia buscarán de manera bilateral efectuar
un arreglo a su diferendo limítrofe para lograr un acuerdo, debido, entre otros
motivos, a los incidentes que se producían en la zona de producción cauchera
comprendida entre los rios Caquetá y Putumayo.

En 1904, ambos países suscribieron un acuerdo, mediante el cual se estableció


un statu-quo en dicha región, en el que Colombia mantenía sus posiciones sobre
la margen izquierda del rio Putumayo, y el Perú, sobre la margen derecha. Sin
embargo, en 1907, Colombia declaró la nulidad del statu-quo y el modus vivendi
sobre el Putumayo.

Luego, en 1909, los ministros de relaciones exteriores de ambos paises retoman


las conversaciones en Lima, teniendo como resultado la firma de un Tratado de
Amistad y Arbitraje (ver figura 10)74, en el que se acordaba el arreglo de la
disputa limítrofe, una vez el Perú lograse solucionar su problema fronterizo con
el Ecuador, que se hallaba en esos momentos a la espera de un fallo a cargo del
Rey de España. Asimismo, en el tratado se acordaba nuevamente un modus
vivendi sobre el Putumayo, similar al de 1904.

73 Ídem.

74 Este tratado, conocido también como tratado “Porras-Tanco”, fue suscrito por el canciller
peruano Melitón Porras y el plenipotenciario colombiano Luis Tanco. El principal acuerdo,
establecía que la cuestión de límites entre Colombia y Perú se postergaba haste que Perú y
Ecuador obtuviesen un fallo por parte del árbitro español que en ese tiempo se hallaba
resoviendo la disputa fronteriza entre estos dos últimos países.

88
Figura 10. Obra diplomática del presidente Reyes: el modus vivendi con el Perú. Carta
dibujada en vista de documentos auténticos por Francisco J. Vergara y Velasco, 1906.

En el año 1910, el gobierno colombiano envió una expedición militar para ocupar
el lugar denominado Puerto Córdova conocido tambien en el Perú como La
Pedrera, ubicado en la margen derecha del río Caquetá. Debido a que, en ese
momento, la delimitación entre ambos paises no se hallaba resuelta, el Perú
consideraba que dicha ocupación se efectuaba sobre territorio peruano, por lo
que las autoridades en Iquitos dispusieron el envío de una fuerza a cargo del
teniente coronel Óscar R. Benavides a bordo de unidades fluviales peruanas,
con órdenes de retirar a los colombianos de allí.

Mientras los militares peruanos se dirigían a La Pedrera para desalojar a los


colombianos, los cónsules de Perú y Colombia en Manaos, conociendo la
proximidad de un enfrentamiento, se reunieron y propusieron a sus gobiernos
prescindir de la solución militar y retomar las conversaciones. Sin embargo, la
decisión de ambos gobiernos a favor de lo último no pudo ser conocida por los
militares de ambos países, siendo inevitable el enfrentamiento, el que se produjo
entre los días 10 y 12 de julio en La Pedrera. Las fuerzas peruanas al mando del
teniente coronel Benavides con apoyo de la cañonera América bajo en mando

89
del capitán de corbeta Manuel Clavero, luego de conminar la rendición a la
guarnición colombiana al mando del general Isaías Gamboa, procedió a la
captura de dicho lugar.
Mientras ocurrían los enfrentamientos en La Pedrera, en Bogotá, se reunían el
canciller colombiano Enrique Olaya Herrera y el ministro peruano Ernesto de
Tezanos Pinto, a fin de hallar una solución al diferendo limítrofe. Conocido el
enfrentamiento en La Pedrera, en el Convenio Tezanos Pinto-Olaya Herrera, se
acordó que la posesión de dicho lugar, correspondía a Colombia, por lo que las
tropas peruanas que lo habían conquistado, debían retirarse, lo cual ocurrió el
28 de octubre, así como devolver los trofeos de guerra capturados a los
colombianos. Con este convenio, se acordaba también un nuevo modus vivendi
en dicha región.75

5.2 El Tratado Salomón-Lozano

5.2.1 Las negociaciones

Luego de los sucesos de La Pedrera en 1911, el modus vivendi acordado en


Bogotá el 19 de julio de 1910, fue puesto en práctica. Sin embargo, como el litigio
de límites aun no había sido resuelto, en mayo de 1912, el cancillero peruano
Leguía y Martínez, presentó a la legación colombiana en Lima un proyecto de
arbitraje de derecho y conveniencia, sometiendo el diferendo al Rey de
Inglaterra, cuyo fallo sería inapelable. Ello no fue aceptado por Colombia, quien
en respuesta propuso un modus vivendi sobre la base del recorrido del río
Putumayo, lo que a su vez, tampoco fue aceptado por el Perú.76 Pese a esta
intención, acontecimientos internos de cada uno de los países, tomaron una
mayor prioridad por parte de los respectivos gobiernos, postergándose la
solución al diferendo limítrofe (ver figuras 8 y 9).

75 BASADRE, Op.cit., T. XII, p.123.

76 Ídem, pp. 124-125.

90
Figura 11. Mapa administrativo y económico de la república del Perú, elaborado
por J. Forest, 1916. Fuente: gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France.

91
Figura 12. Mapa de la República de Colombia / construido por J. Forest, 1920.
Compárese este mapa, elaborado por el mismo cartografista del mapa de la figura (, y
se puede apreciar que Colombia aun representaba como suyos los territorios al noreste
del río Napo y Amazonas, dejando totalmente de lado lo acordado en el Modus vivendi
de 1911. Para esta época, Colombia ya había firmado el Tratado Suárez-Vernaza en
1916, acordando su línea fronteriza, en desmedro de territorios que el Perú reclamaba
suyos y en los cuales tenía posesión y presencia efectiva. Fuente: gallica.bnf.fr /
Bibliothèque nationale de France.

En el año 1920, los gobiernos de ambos países optaron por la negociación


directa. Entre agosto de ese año y noviembre de 1921, se llevó a cabo un
proceso de acercamiento entre las dos posiciones en Bogotá.77 La posición
colombiana buscaba lograr un acceso al Amazonas. Luego, a partir del 9 de
diciembre, las conversaciones se trasladarán a Lima, ya entre el ministro Fabián
Lozano Torrijos y el presidente peruano Augusto B. Leguía con el Canciller

77 BÁKULA, Juan Miguel. La política internacional entre el Perú y Colombia. Bogotá: Ed. Temis,
1988. p. 249.

92
Alberto Salomón. Según Juan Miguel Bákula, uno de los principales escollos en
la etapa de negociación, se halló en la situación en la que quedarían las
propiedades del cauchero y senador peruano Arana78, ya fuese sean compradas
por Colombia o se contemplase alguna suerte de compensación económica.
Sobre este punto, agrega que “Lozano…. expresa que en agosto de 1921 el
presidente [Leguía] nos dijo al embajador colombiano Gómez Restrepo y a mí,
que para ajustar el tratado, el mayor obstáculo eran los intereses peruanos en el
Putumayo y que el señor Arana exigía dos millones de libras esterlinas como
indemnización.79

Siendo la pretensión colombiana lograr un acceso al Amazonas, por parte del


representante del Perú, el Canciller Salomón, planteó en enero de 1922, un canje
territorial, siendo esta zona, la conocida como el “triángulo de San Miguel o
Sucumbios”80. Un detalle curioso de la zona que el Perú demandaba consiste en
que se hallaba sin comunicación terrestre con el territorio peruano.81

5.2.2 La firma del Tratado de Límites y Libre Navegación Fluvial entre


Colombia y el Perú (Tratado Salomón-Lozano)

Lo cierto es que, las negociaciones que llevaron a cabo ambos gobiernos


finalmente dieron su fruto el 24 de marzo de 1922, cuando el Ministro de
Relaciones Exteriores del Perú , Alberto Salomón y el ministro Plenipotenciario
de Colombia, Fabio Lozano y Torrijos, firmaron el “Tratado de Límites y Libre
Navegación Fluvial entre Colombia y el Perú”82, conocido como Tratado
Salomón-Lozano.

78 BÁKULA, Op.cit., Ídem.

79 Ídem, p. 250.

80 Ibídem.

81 Ídem, p. 251.

82 En el anexo 1 del presente trabajo, se reproduce íntegramente el texto de este tratado. En


nuestro trabajo, a partir de ahora, referenciaremos este tratado como “Tratado Salomón-Lozano”.

93
Según lo que mencionan Namíhas y Novak, en este tratado, “la demarcación
establecía la cesión a Colombia del territorio situado al este de la línea recta
confluencia del río Yaguas con el Putumayo-confluencia del río Atacuarí en el
Amazonas, que delimitado al norte por el Putumayo y al sur por el Amazonas,
conforman el espacio llamado “Trapecio Amazónico”, cuyo lado oriental estaba
formado por la recta que desde Tabatinga se prolonga, cruzando el Putumayo,
hasta la confluencia del Apaporis con el Caquetá , convirtiéndose en la divisoria
entre Colombia y Brasil. Esta cesión no solo era territorial, sino que también
afectaba a la población histórica y totalmente peruana de Leticia.”83 Y esta
consecuencia, sería la principal fuente generadora del conflicto que se suscitó
en septiembre de 1932.
En cuanto al territorio entregado por Colombia al Perú, el llamado “Triángulo de
San Miguel o Sucumbios”, que se ubicaba en el extremo noroccidental del
territorio peruano, era una zona originalmente entregada por el Ecuador a
Colombia en el tratado Muñoz-Vernaza-Suárez en 1916, y ahora cedido al Perú.
El problema aquí, se hallaba en que, como ya comentamos líneas arriba, no se
hallaba integrado a territorio peruano, y en la práctica, nunca fue ocupado.

5.2.3 El proceso de aprobación del Tratado Salomón-Lozano


En el caso colombiano, el gobierno hizo los trámites necesarios para obtener la
aprobación parlamentaria del Tratado Salomón-Lozano, lo que se hizo efectivo
con la ley Nº 55 del 30 de octubre de 1925. En el caso peruano, por diversos
motivos, el proceso de aprobación fue muy complicado.

El gobierno de Leguía, mediante decreto supremo del 28 de octubre de 1924, lo


remitió al parlamento. En esos momentos, tanto el gobierno como la opinión
pública peruana se hallaban centrados en las negociaciones con el Gobierno
chileno relativas a la cuestión de Tacna y Arica, y la legislatura de 1926 concluyó
sin conocerse el tema.84

83 NOVAK, Fabián, NAMIHAS, Sandra. Op.cit., pp.14-15.

84 BÁKULA, Op.cit., p 251.

94
Por otro lado, las protestas por la cesión del Trapecio a Colombia no tardaron en
surgir. En diciembre de 1926, unos 150 vecinos de Caballococha, elevaron una
protesta en contra de versiones periodísticas colombianas, que manifestaban la
necesidad que tropas colombianas ocupasen a la brevedad el territorio cedido
por el Perú según lo pactado en el Tratado Salomón-Lozano.85
Estas informaciones motivaron el descontento de la población loretana. Parte de
la protesta, como bien lo ha señalado Novak, se debía a que “no fueron
consultados o convocados ni tuvieron oportunidad de conocer el desarrollo de la
negociación o el texto mismo del tratado, funcionarios técnicos tales como el
entonces asesor jurídico del ministro Solón Polo; diplomáticos, profesores; o
algún representante político o académico. Tampoco se consultó el Archivo de
Límites del Ministerio de Relaciones Exteriores; la Sociedad Geográfica -
institución señalada por su existencia misma para conocer y opinar en tales
asuntos- o a la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores”.86
Adicionalmente, se agrega que “tampoco hubo ninguna información oficial de
parte del Gobierno peruano a la opinión pública.”87
Otro frente inesperado se abrió por la firma del tratado entre Perú y Colombia.
Brasil y Ecuador mostraron su disconformidad. Aparte de las duras críticas en el
Perú debido a la entrega a Colombia de un tramo en la orilla izquierda del
Amazonas, hubo implicancias de orden estratégico y político,88 que motivaron la
oposición de Brasil, cuya cancillería en noviembre de 1924 ya había hecho
observaciones relacionadas a que, mediante el tratado, apareciese de improviso
Colombia con un acceso al Amazonas.89
En cuanto al Ecuador, al haberse mantenido durante algún tiempo de manera
reservada el Tratado Salomón-Lozano, ese país no tuvo conocimiento del

85 Estas noticias fueron publicadas por el periódico colombiano “El Tiempo”. BÁKULA, Op.cit.,
ídem.

86 NOVAK, Fabian. Op.cit., p.18.

87 Ídem.

88 Ibídem.

89 BASADRE, Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933. Lima: Ed. Universitaria, 1969.
T. XIII. p. 161.

95
mismo, aun después de haberse resuelto el problema suscitado con Brasil en
1925. Sin embargo, cuando el tratado fue de conocimiento de las autoridades
ecuatorianas, produjo indignación, particularmente por la cesión colombiana al
Perú del Triángulo de Sucumbios, territorio entregado por Ecuador a Colombia
mediante el Tratado Suarez Muñoz Vernaza de 1916. Mediante una nota dirigida
al Gobierno colombiano fechada el 4 de marzo de 1925, el representante
ecuatoriano Aguirre Aparicio, presentó en nombre de su gobierno una protesta,
en la que, entre otros términos, manifestaba que “que mi Gobierno considera que
el tratado de 1922…. ha herido profundamente los sentimientos fraternales del
pueblo ecuatoriano”.90
Lo cierto fue, que Ecuador, rompió relaciones con Colombia en noviembre de
1925, y producido el conflicto en setiembre de 1932, adoptó una política neutral
frente al mismo.
En los hechos, que Perú y Colombia firmasen el Tratado de 1922, significó un
entendimiento entre ambos países para resolver su centenario problema
limítrofe, y ello a su vez, hizo que este último país reconociese como peruanos,
aquellos territorios que Ecuador demandaba como suyos. Según Basadre, “la
propaganda oficial expresó, sobre todo, que el tratado cedía a Colombia más o
menos 40,000 kilómetros, mientras incorporaba a la soberanía del Perú 45,000
que le habían sido disputados antes, más 100,000 que el Ecuador había
reconocido en 1916 a Colombia, y que este país ahora se los entregaba al Perú.
El Ecuador protestó contra el pacto y rompió relaciones con Colombia. No
aprobarlo implicaba, según se repitió mucho, la perduración de la querella de
límites en el territorio amazónico y aproximar a Colombia y al Ecuador.”91
Un punto de vista coincidente con lo manifestado en el párrafo precedente es el
que da el norteamericano Ronald Bruce St. John, quien en su libro La Política
Exterior del Perú (1992), al analizar el tratado Salomón-Lozano, afirma que dicho
instrumento diplomático reforzó la posición peruana frente al Ecuador, debido a
que aquel tratado eliminó la posibilidad de apoyo militar o diplomático al Ecuador

90 BÁKULA, Op.cit., p.281.

91 BASADRE, Op.cit., p. 165.

96
en su disputa con el Perú por parte de Colombia92. Adicionalmente, el historiador
Jorge Basadre, en su obra Historia de la República del Perú, sostiene algo
similar, al afirmar que “la cesión hecha por Colombia al Perú de la zona antedicha
(refiriéndose al triángulo de Sucumbios o San Miguel) alejó a Colombia del
oriente ecuatoriano, y cortó cualquier apoyo colombiano, militar o de otra clase,
a las pretensiones del Ecuador allí. Esa fue, según se dijo, la verdadera ventaja
que obtuvo el Perú el tratado Salomón-Lozano”.93
Lo anterior quedó demostrado años después, cuando Perú y Colombia
superaron los impasses surgidos del Conflicto de 1932-33, puesto que el Perú,
con su frontera con Colombia consolidada, hubo de negociar en condiciones
totalmente ventajosas con el Ecuador, luego del conflicto con aquel país en
1941.94
Retornado al escenario político peruano, la complicada situación a consecuencia
del Tratado de 1922, de manera especial la postura de Brasil frente al mismo fue
utilizada por los parlamentarios peruanos que estuvieron en contra de llegar a
un acuerdo destinado a retrasar su aprobación.95 Es entonces, cuando el
Gobierno de los EE.UU. interviene, dando lugar a una negociación entre los tres
países, que conllevó a la suscripción del “Acta Tripartita”, firmada en
Washington, el 4 de marzo de 1925. Los firmantes fueron los representantes de
Colombia, Enrique Olaya Herrera (quien sería futuro presidente de Colombia al
estallar el conflicto de 1932), del Perú, Hernando Velarde, del Brasil, Samuel de
Souza Leao, y el Secretario de Estado norteamericano Charles E. Hugues.96
Esta acta se hallaba relacionada con los derechos de Colombia en lo referido a
la navegación en el Amazonas y otros ríos comunes; el reconocimiento de la

92 BRUCE SAINT JOHN, Op.cit., p.159.

93 BASADRE, Op.cit., T.XIV, p.349.

94 Lo importante de este hecho, es que la existencia y validez del tratado colombo-peruano fue
reconocida por Brasil, así como por los EE.UU., con lo que había también un reconocimiento
directo de la pertenencia al Perú de la región amazónica, con lo que se dejaba sin argumentos
cualquier pretensión de terceras naciones (léase Ecuador) sobre las mismas.

95 VALENCIA, Op.cit., pp. 44.

96 Ídem.

97
línea Apaporis-Tabatinga como límite con el Brasil; y la obligación del Perú a
aprobar internamente sin revisar o modificar el Tratado de 1922.
Con respecto a la posición norteamericana referida a la aprobación del tratado,
el historiador Jorge Basadre, menciona que “la acción diplomática
norteamericana no aparece visible en relación con la firma misma del tratado de
1922, según la correspondencia que ha publicado el Departamento de Estado,
pero surge, en cambio, nítida y decisiva, para hacer retirar la oposición del Brasil
en 1925, para insistir en que se efectuara la aprobación del Congreso y para
precipitar el voto parlamentario de 1927. Debió ser por el afán de Estados Unidos
de conseguir la paz en América del Sur o, según se ha afirmado, para servir a
Colombia, restañar la herida causada con la independencia de Panamá y
facilitar, al mismo tiempo, los grandes empréstitos hechos entonces al Perú al
dar a los prestamistas a garantía de que no habría trastornos internacionales en
el país prestatario.”97
Finalmente, el Congreso del Perú aprobó el texto del tratado en su sesión del 20
de diciembre de 1927, habiendo sido aprobado por una mayoría de 102 votos y
en contra 7, entre estos últimos, se hallaba el voto del senador Julio C. Arana.98
Cuando este tratado fue de conocimiento público, se desató una tenaz campaña
en contra del mismo, por parte de la minoritaria oposición al presidente Leguía.
Esta campaña estuvo encabezada por el otrora todopoderoso cauchero Julio C.
Arana, quien con la entrega de territorio en los que se hallaban la mayor parte
de sus antiguas haciendas caucheras, veía eclipsar definitivamente sus
posesiones en el Oriente peruano.
Luego, el canje de ratificaciones ocurrió en Bogotá, el 19 de marzo de 1928. Para
la ejecución del tratado, se conformó una Comisión Mixta Demarcadora de
Límites, la cual, luego de instalar 14 hitos demarcadores en la nueva frontera,
culminó sus trabajos el 14 de marzo de 1930.99 Las actas relativas a la entrega

97 BASADRE, Op.cit., Vol. XIII, p. 167.

98 Según nos narra Bákula, la resolución legislativa de su aprobación fue la Nº 5940, y el acto de
ratificación salió con fecha 23 de enero de 1928. Para mayores detalles, véase BÁKULA, Op.cit.,
p.259.

99 VALENCIA, Op.cit. p. 45.

98
de territorios se firmaron en Iquitos el 31 de julio para el caso de los territorios
cedidos por el Perú y el 17 de agosto, para el caso del triángulo de San Miguel
o Sucumbios.100

Figura Nº 13. Mapa de la frontera Perú-Colombia de acuerdo con el Tratado Salomón-Lozano de


1922. La línea fronteriza fue establecida mayormente sobre el río Putumayo, a excepción del
sector del denominado “Trapecio Amazónico” en donde se hallaba el puerto fluvial de Leticia,
sobre el río Amazonas. Fuente: http://lasfronterasvivasperu.blogspot.com/2013/11/relacion-con-
colombia.html

5.3 La entrega de Leticia y el Trapecio Amazónico


La entrega del Trapecio Amazónico y del puerto de Leticia, se llevó a cabo sin
mayores contratiempos el 17 de agosto de 1930, y estuvo a cargo del prefecto
del departamento del Loreto, coronel Temístocles Molina Derteano, quien
entregó oficialmente el “Trapecio Amazónico” al coronel colombiano Luis
Acevedo a bordo de la cañonera peruana América, en el puerto de Leticia,
firmándose el acta respectiva.101 Las instalaciones y obras existentes fueron

100 BÁKULA, Op.cit., p.259.

101 VALENCIA, Op.cit., p.45.

99
valorizadas en 100,000 dólares y pagadas por Colombia en la época de la Junta
de Gobierno de Sánchez Cerro.102

5.4 Sucesos ocurridos entre agosto de 1930 y agosto de 1932 en el Perú


Luego de la caída del Presidente Leguía por el Golpe de Estado del 25 de agosto
de 1930, la junta militar presidida por el general Manuel María Ponce, expresó
en el manifiesto que publicó ese mismo día, que “cumpliría estrictamente los
tratados internacionales que ligan al Perú con los países extranjeros”.103 Tres
días más tarde, al organizarse una nueva Junta de Gobierno, su presidente, el
teniente coronel Luis M. Sánchez Cerro, declaró ante la prensa internacional en
el mismo sentido, indicando que “los arreglos (tratados) hechos por el anterior
gobierno, fueron hechos a nombre del Perú… y que su único interés era la
reorganización interna del país..”104 Como se puede apreciar de las
declaraciones de quienes asumieron el Gobierno del Perú luego del
derrocamiento del presidente Leguía, no existía un interés oficial en revisar el
Tratado Salomón-Lozano.

Sin embargo, en el año 1932, instalado el nuevo Congreso Constituyente, la


célula parlamentaria aprista, pidió la revisión del tratado con Colombia, y en una
moción, se propuso citar al Ministro de Relaciones Exteriores, a fin explique la
forma y condiciones mediante se habían cedido el territorio del Trapecio
Amazónico a Colombia. Sin embargo, esta moción no prosperó.105
Por otro lado, ambos gobiernos pusieron en marcha una serie de mecanismos
derivados del tratado, tales como acuerdos de comercio, aduanas,
comunicaciones y de policía de fronteras, permitiendo el Gobierno colombiano,

102 BASADRE, Op.cit., T.XIV, p.346.

103 Ídem, p.350.

104 Ibídem.

105 Ídem, p. 351.

100
además, eximir a las naves peruanas de los impuestos de tonelaje y sanidad en
la jurisdicción de los ríos Amazonas y Putumayo de dicho país. 106

Recordemos que allí se hallaban haciendas que pertenecían a dos importantes


firmas caucheras, una de propiedad de la Casa Arana y la otra, la hacienda “La
Victoria” de los hermanos Vigil, situada al oeste de Leticia, que también era
fuente de importantes negocios madereros y agrícolas.107 Con poderosas
influencias en los círculos políticos del Perú, la casa Arana y la familia Vigil,
presionaban por la recuperación de los territorios cedidos a Colombia por el Perú
en virtud del Tratado de 1922.108

Según Basadre, desde junio de 1932, en una acción individual, el alférez Juan
Francisco La Rosa, quien tenía a su cargo las guarniciones de Caballo-Cocha,
Chimbote y Ramón Castilla, ubicadas en la zona fronteriza con Colombia, y el
ingeniero Óscar Ordóñez de la Haza, empezaron a tramar la captura del puerto
de Leticia. Menciona Basadre que “En julio, Ordóñez quiso precipitar los
acontecimientos; pero La Rosa se opuso en vista de los sucesos políticos que
entonces ocurrieron (en referencia a la sublevación aprista en Trujillo).
“Acordamos (afirmó La Rosa en un documento fechado en Leticia, Perú, el 3 de
setiembre) que el movimiento sea netamente civil para no comprometer el país.
El suscrito contaba con el pueblo de Caballo-Cocha quien estaba comprometido
y con la cooperación de la guarnición militar de Chimbote formada por elementos
netamente loretanos". Aunque se dijo lo contrario, no hubo aquí participación de
los pobladores de Leticia”109

Finalmente, la fecha escogida para efectuar la captura de Leticia fue fijada para
el jueves 1º de septiembre de 1932. A las 06:00 horas de aquel día, 48
ciudadanos peruanos, armados de carabinas winchester provistas por la Casa
Arana,110 tomaron por sorpresa el puerto y la ciudad, con la finalidad de

106 Ibídem.

107 VALENCIA, Op.cit., p. 27.

108 Ídem.

109 BASADRE, Op.cit., p.352.

110 NOVAK, Op.cit., p. 19.

101
reivindicar los territorios entregados a Colombia mediante el Tratado Salomón-
Lozano de 1922.

La primera acción de los peruanos tras tomar el control del puerto fue la de
apresar a 80 ciudadanos de nacionalidad colombiana, efectivos policiales
colombianos y a las autoridades del lugar, entre los cuales se hallaba el
intendente del Amazonas, Alfredo Villamil Fajardo, quien fue tomado prisionero,
así como los efectivos policiales; todos ellos fueron expulsados de allí hacia
Brasil.111

5.5 Situación interna de Perú y Colombia en 1932

5.5.1 Situación en el Perú hacia 1932

La captura de Leticia, y el conflicto que originó, llegó en el peor momento que


vivía el Perú, desde la infausta Guerra con Chile. En el Perú, la crisis económica
se unía a la política, sobreviniente a la caída del presidente Leguía, cada vez
más aguda.112 El país, se hallaba convulsionado y al borde de una guerra civil.

Entre el 25 de agosto de 1930, fecha en la que el comandante Luis Sánchez


Cerro, dio un Golpe de Estado derrocando al presidente Leguía, hasta el 1 de
setiembre de 1932, habían ocurrido los siguientes hechos de importancia y
trascendencia política:

El 23 febrero 1931, se convocó a un Congreso Constituyente, el mismo que


debía a su vez convocar a elecciones generales y municipales. La posibilidad
que Sánchez Cerro, se presentara como candidato a la presidencia, ocasionó el
rechazo en algunos sectores políticos y militares, generando rebeliones en el Sur
del Perú. Entonces, el Gobierno, se vio obligado a enviar expediciones militares
para controlar el orden interno, tanto hacia el norte, como hacia el Sur, a bordo
de los transportes de la Armada Rímac y el de la CPVDC Apurímac113.

111 BASADRE, ídem.

112 Bákula, Op.cit., p. 283.

113 CPVDC, era el acrónimo de la Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao, empresa
estatal para transporte marítimo.

102
Figura Nº 14. El teniente coronel Luis Miguel Sánchez Cerro, Presidente Constitucional del
Perú. Fuente: AHM

Ante la frágil estabilidad de la situación, el 1° marzo de 1931, el presidente


Sánchez Cerro, luego de convocar a las autoridades y representantes de todos
los sectores de la opinión publica, presentó su renuncia a la Junta de Gobierno.
Luego, los presentes, constituyendo una asamblea, acordaron que se

103
conformase un Gobierno provisorio presidido a cargo del presidente de la Corte
Suprema Ricardo Leoncio Elías y compuesto por el Jefe del Estado Mayor del
Ejército y el Comandante General de la Escuadra.
Sin embargo, lejos de calmarse la situación, el 4 de marzo una Junta Provisoria
de Arequipa, desconoció la autoridad de la de Lima, y debido a la intervención
del comandante Gustavo Jiménez, quien tomó Palacio de Gobierno, se
desconoció la autoridad de Elías.
Finalmente, el 11 de marzo 1931, luego de algunas negociaciones asumió el
poder una Junta Nacional de Gobierno presidida por David Samanez Ocampo,
la que convocó a elecciones libres para presidente de la República y un
Congreso Constituyente, las mismas que debían realizarse el 11 de octubre de
ese año.
Para la presidencia, se presentaron cuatro candidatos, de los cuales, dos
estaban llamados a disputarse la mayoría de los votos: Víctor Raúl Haya de la
Torre, dirigente máximo del Partido Aprista peruano (Apra)114 y el teniente
coronel Luis M. Sánchez Cerro, quien estrenaba su propio partido, la Unión
Revolucionaria. Este último, había retornado al Perú de París, el 2 de julio.
El 11 de octubre, luego de una intensa campaña electoral en la que no estuvieron
ausentes los enfrentamientos y la violencia, se llevaron a cabo las elecciones,
de las que salió triunfante Sánchez Cerro con 152.062 votos, frente a los 106.007
de Haya de la Torre.115 A pesar de la contundencia de los resultados, el Apra no
aceptó su derrota, pidiendo la nulidad y anunciando luego que se había
consumado un fraude. Esto, sería el motivo para que las tensiones políticas y la
agitación social se agudizara aun más en el país.
Asumido el poder por Sánchez Cerro el 8 de diciembre de 1931, pronto dio
muestras de una posición dura frente al Apra, partido contra el que inició una
persecución política. Fruto de ello, el 9 enero 1932, el Gobierno promulgó la “Ley
de Emergencia”, para el resguardo del orden público, con la que tuvo pretexto
para detener y deportar a 22 congresistas apristas y 1 del partido descentralista.

114 Este nombre, era el que se le daba al APRA, Alianza Popular Revolucionaria Americana,
partido político fundado por Victor Raúl Haya de la Torre en 1928.

115 BASADRE, Op.cit., p. 167.

104
Una de las consecuencias del endurecimiento del Gobierno y la escalada de
violencia política, fue el atentado perpetrado contra el presidente Sánchez Cerro
el 6 de marzo de 1932, en circunstancias que salía de una iglesia en Miraflores.
El autor del hecho fue sindicado como militante aprista, por lo que se ordenó el
apresamiento de Haya de la Torre, desatándose una persecución contra los
miembros de su partido.
Otro deplorable suceso que ocurrió dentro del contexto de violencia en el que se
vivía, se produjo el 7 de mayo de 1932, cuando personal de marinería, infiltrado
por conspiradores apristas, se sublevó a bordo de los cruceros Almirante Grau y
Coronel Bolognesi. Dicho movimiento, que no contó con apoyo en otras unidades
y del resto de personal naval, finalmente fue debelado, habiéndose recurrido al
uso de la fuerza. Los cabecillas de los insurrectos, 8 marineros, fueron fusilados
en la isla San Lorenzo.
Sin embargo, la crítica situación interna continuaría incrementándose. Entre el
11 y el 14 julio 1932, se produjo una sublevación aprista en Trujillo, cuya
consecuencia inmediata se tradujo en el asesinato de los militares que prestaban
servicios en el Cuartel O’Donovan. Luego, las FF.AA. incluyendo a unidades y
miembros de la Armada, se encargaron de restituír el orden, con el lamentable
fusilamiento de los insurrectos.116

116 Según lo que nos relata el entonces teniente primero Julio J. Elías Murguía en sus aun inéditos
Cuadernos de Viaje, “el 7 de julio de 1932, más o menos a las 10:00, principiaron a correr los
rumores de que había estallado un movimiento subversivo en el departamento de La Libertad,
de grandes proporciones; poco después conseguí permiso para saltar a tierra y me puse en
contacto con el capitán Manual A. Frías, Comandante del Resguardo, quien me confirmó que la
revolución era un hecho real ya que los apristas, desconociendo al gobierno de Lima, capturaron
la ciudad de Trujillo y que habiendo sido sorprendida la guarnición toda la oficialidad estaba
presa. Asimismo, me dijo que nuestro buque tenía que salir al Norte llevando tropa y acompañado
de dos de los submarinos. Regresé a bordo donde con actividad grande se preparaba el buque
para hacerse a la mar. A 15:50 llegó la mitad del Regimiento de Infantería Nº 7 al mando del
sargento mayor don Alfredo Miró Quesada” Este buque, transportando al personal del ejército
incdicado, llegó a Chimbote el día 8, y ese mismo día, llegaron también los submarinos R-2 y R-
3, presentándose a bordo el Comandante de la División de Submarinos, capitán de fragata
Enrique Monge y los comandantes de esas unidades. Y continua Elías: “Se acordó que una
sección reforzada del Regimiento de Infantería Nº 7, seguiría por tierra a Salaverry para dominar
el puerto y ayudar al desembarco, llevando dos armas automáticas y munición suficiente,

105
Bajo esta dificilísima situación, se produciría la captura de Leticia el 1° de
setiembre de 1932.

Figura 15. Militares y civiles peruanos izando el pabellón peruano en el puerto de Leticia. Esta
fotografía fue publicada en el diario limeño “La Crónica”, 30 de octubre de 1932. Fuente:
http://www.cyber-corredera.de/panoles/Panol-48.htm

5.5.2 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en el Perú. La


ciudadanía frente al conflicto.

Tratándose de una acción planeada de manera secreta por pobladores


loretanos, el Gobierno peruano, fue ajeno totalmente a dicho incidente, y según
algunas versiones, se pensó en un principio que se trataba de una acción llevada

mientras el buque continuaría con el resto del medio regimiento”. Diverso personal naval, dentro
de los que estaba el propio Elías, marchó hacia Trujillo, en apoyo al personal del ejército
designado para sofocar la rebelión, a lo que se sumarían aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú,
todos los cuales formaron parte del esfuerzo del gobierno de Sánchez Cerro por controlar la
revuelta aprista y reestablecer el control en Trujillo. Para más información, véase: Elías Murguía,
Julio. Cuadenos de Viaje, 1918-1933. T.2. Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico-
Maritimos del Perú, 1933.

106
a cabo por un grupo “partidario contrario al Gobierno”117, calificándolo como un
movimiento apro-comunista118. Esta versión de los hechos fue la informada por
el teniente coronel Jesús Ugarte, Prefecto de Loreto al Gobierno en Lima, y
contribuyó a que el presidente Sánchez Cerro atribuyese lo ocurrido a una
maquinación política para crearle problemas al Gobierno.119
Mientras que en Lima el Gobierno se hallaba desinformado de lo
verdaderamente ocurrido, en Iquitos, los partidarios de los captores de Leticia,
ya se habían encargado de movilizar a la población a favor de su causa,
constituyendo el denominado “Frente Patriótico”. Ya el mismo día 1° por la tarde,
habían realizado un mitin multitudinario, en el que los asistentes respaldaron la
captura de Leticia, y azuzados por los oradores, pidieron la destitución del
prefecto Jesús Ugarte debido a que lo consideraban como traidor al haber
formado parte de la comisión de limites que se encargó de la transferencia de
Leticia a Colombia. Entonces, la Junta Patriótica, con el respaldo de las
autoridades militares de Loreto, solicitaron la destitución del prefecto Ugarte,
cuya renuncia al cargo se produjo el día 2, asumiendo dicho cargo y el de Jefe
de la V región Militar, el coronel Isauro Calderón. Este militar, de manera conjunta
con el capitán de fragata Hernando de Tudela jefe de la Flotilla fluvial, el
comandante de aviación José Estremadoyro, el capitán de la Guardia Civil Julio
Hurtado y el capitán del cuerpo de seguridad Isaac Costa, emitieron el día 4 un
manifiesto apoyando la reintegración del territorio cedido a Colombia. En dicho
documento, se indicaba también que no podrían masacrar a sus compatriotas
para devolver ese puerto a Colombia, y que, sin precipitar al Perú a una guerra,
podrían mantener en poder de Loreto ese territorio, mientras se efectuasen las
negociaciones diplomáticas para la revisión del tratado o mediante un plebiscito
de sus habitantes.120
Esta proclama puso en aprietos al Gobierno, puesto que lo colocó en una
posición sin salida. Por un lado, apoyar la actitud del pueblo y autoridades

117 BOLETÍN DE LA JUNTA PATRIÓTICA DE LORETO. Iquitos: 21 setiembre 1932. p. 2.

118 BASADRE, Op.cit., T.XIV. pp.354-355.

119 Ídem, p.354.

120 Ibídem, p.355.

107
loretanas significaba desconocer el reconocimiento que el propio presidente
Sánchez Cerro había efectuado a todos los tratados internacionales al asumir su
Gobierno, incluyendo el de 1922 suscrito con Colombia, y por otro, en caso
hubiese hecho lo contrario, vale decir desconocer lo actuado por los loretanos,
le hubiese significado grandes movilizaciones en su contra, que hubiesen sido el
caldo de cultivo perfecto para sus adversarios apristas que buscaban sacarlo del
poder, y probablemente hubiese desencadenado una guerra civil.
Según lo que nos relata Basadre, la actitud del pueblo y autoridades loretanas,
fue tácitamente una rebelión en apoyo al estado de cosas creado con la captura
de Leticia, y por ello, al Gobierno no le quedó otra cosa que apoyarla.121
Con el propósito de retomar el control político y militar, el Gobierno designó como
nuevo prefecto a Oswaldo Hoyos Osores y como jefe de la V Región Militar al
coronel Víctor Ramos, quienes, a su llegada, hallaron a una población
sumamente enfervorizada que en un principio, dificultó la posesión de sus
cargos.
Ante tan difícil situación, al Gobierno no le quedaría otra alternativa que la de
respaldar a los insurrectos, y ello se produjo mediante un mensaje enviado el 7
de setiembre por el general Sánchez Cerro a los que encabezaban el
movimiento122.
Esta posición de respaldo en el ámbito interno, como se ha indicado, se debió
principalmente a que el Gobierno no tuvo otra opción: un rechazo o condena
inicial a la captura de Leticia habría ocasionado la pronta caída del régimen. Por
otro lado, Sánchez Cerro, pronto hallaría en el conflicto generado, una
oportunidad para consolidar su frente interno ante el clima de violencia política y
social imperante, dándole un uso político al conflicto.
Lo cierto es que, como bien lo señala Basadre y otros autores, el Gobierno
peruano asumió una actitud ambivalente. Por un lado, se reconocía la validez
del tratado, pero a su vez, se solicitaba negociar la revisión del mismo. En el
fondo de todo ello, se hallaba la intención de llevar a cabo negociaciones en el

121 Ídem.

122 UGARTECHE, Pedro. Sánchez Cerro, papeles y recuerdos de un presidente del Perú. Lima:
ed. Universitaria.1969, T.III, p.198.

108
terreno diplomático hasta donde fuese posible, así como mantener viva las
ambiciones y posición del pueblo loretano con la promesa de recuperar aquellos
territorios entregados a Colombia mediante un tratado que en un principio fue
ocultado por el presidente Leguía. Asimismo, considerando los últimos
acontecimientos políticos llevados a cabo por el partido aprista en contra del
Gobierno durante el año 1932, como lo fueron las ya mencionadas sublevación
de la marinería de la Armada a bordo del crucero Almirante Grau y del Coronel
Bolognesi en el mes de abril, así como la insurrección y ataque de subversivos
apristas en contra del Cuartel O`Donovan en la ciudad de Trujillo en el mes de
julio de aquel año, el Gobierno del Sánchez Cerro, no podía darse el lujo de
prescindir del apoyo a la fuerza pública que brindaban los efectivos de las fuerzas
armadas en el control del orden interno del país, tal y como se llevó a cabo en
ambas acciones subversivas.123
El traslado de efectivos militares durante la insurrección aprista del mes de julio
en Trujillo se pudo llevar a cabo de manera masiva y rápida a bordo de unidades
navales de la Armada. Mayores efectivos policiales y del Ejercito, fueron
transportados en buques de la Armada desde el Callao hasta el puerto de
Salaverry, en cercanías de Trujillo. Esta sería una de las principales razones que
gravitó en la resistencia por parte del Gobierno en reforzar las fuerzas militares
peruanas en el Teatro de Operaciones que se estableció ni bien iniciado el
conflicto, para mantener la presencia peruana sobre los territorios capturados, y
que tuvo una gran incidencia en la actitud estratégica inicial en el plano militar
del Perú como se verá más adelante.

En lo referido a la opinión pública, en donde el conflicto tuvo un respaldo


inmediato, fue en el Departamento de Loreto, de manera especial en su capital,
Iquitos. La población pronto se solidarizó con lo ocurrido en Leticia el 1º de
setiembre. La proclama lanzada por los jefes más antiguos de las fuerzas
armadas y policiales en Iquitos el día 4 de setiembre, contaron con el apoyo de
todos los pobladores loretanos. Como el propio historiador Jorge Basadre
menciona, “se produjo así una situación de rebelión tácita en las fuerzas
armadas de Loreto….. la enorme resonancia que tuvo esta actitud en la opinión

123 Véase la nota 116.

109
pública de dicho departamento, les sirvió de respaldo…… es preciso tomar en
cuenta todas estas importantes circunstancias para una valoración exacta de
aquel momento histórico.”124

Dejando de lado el fervor patriótico que se vivía en Loreto, cuyo respaldo a los
captores de Leticia influyó notablemente en las futuras decisiones del presidente
Sánchez Cerro, en cuanto al resto del país, el historiador Jorge Basadre también
anota que “la opinión publica peruana incialmente acompañó, en su mayoría al
gobierno de Sánchez cerro en su actitud. Sin embargo, muchos sectores de ella
no consideraron que sería inevitable la guerra con Colombia….. hubo quienes
creyeron que los gobernantes colombianos, carentes de fuerza militar,
trepidarían en llegar hasta la ruptura de hostilidades al convencerse de que el
Perú, como estado y como nación respaldana enérgicamente los
acontecimientos ocurridos en Leticia. En bastante gente no bien informada,
existió la subestimación del adversario, grave falla en todo conflicto bélico.”125
Luego agrega que “Entre los sectores económicamente poderosos, ciertos
círculos bancarios y comerciales, fueron, en lo íntimo, opuestos a la guerra”.126

Al igual que lo ocurrido en Colombia, en el Perú, también hubo manifestaciones


populares, aparte de las de Iquitos. Por ejemplo, el 20 de febrero de 1933, hubo
una masiva manifestación en la ciudad de Lima en apoyo a la causa peruana
frente al conflicto, ocasión aprovechada por el presidente y el alcalde de Lima,
para dar discursos radiales difundidos en las principales ciudades del Perú.127

Otro evento similar fue noticiado en las páginas del diario El Comercio, órgano
de comunicación simpatizante del gobierno de Sánchez Cerro, cuando en su
edición del 6 de marzo de 1933, en sus titulares, informaba acerca de una
“Imponente manifestación patriótica en Lima”. En su texto se podía leer que “No

124 BASADRE, Op.cit. pp. 355-356.

125 Ídem, p. 359.

126 Ibídem, p. 360.

127 BUSTAMANTE Emilio. La radio en el Perú. Lima: Fondo editorial Universidad de Lima, 2017.
pp. 53-56.

110
nos equivocamos ayer al decir que Lima habría de presenciar en la tarde la más
grande manifestación patriótica de su historia, así ha sido en efecto. No
recordamos nada semejante. No sería imposible calcular con exactitud los
millares formados por el mar de gente que llenaba las calles y avenidas…. Las
cifras que se nos dan, fluctúan entre ciento y ciento cincuenta mil” y en cuanto al
éspiritu de los manifestantes, El Comercio agrega “ la manifestación de ayer,
honra al Perú, porque revela que es un pueblo patriota y digno…. Ante la
temeraria provocación colombiana ha reaccionado vigorosamente, el
sentimiento nacional y, olvidándolo todo, sólo recuerdan los hijos del Perú, que
son perunos y se unen solidariamente para manifestar su protesta en contra de
la agresión extranjera.”128

Aparte de las manifestaciones patrióticas de respaldo al Gobierno, en el Peru


también se efectuaron colectas, que solamente recaudo cien mil dólares en el
primer mes de la invasión.129

128 DIARIO El COMERCIO. Lima, edición lunes 6 de marzo 1933. p. 1.

129 DONADIO, Op.cit. p. 195.

111
Figura 16. Enrique Olaya Herrera, presidente de Colombia, 1930-1934.
Fuente: https://www.villegaseditores.com/visiones-del-siglo-xx-colombiano-a-traves-de-sus-
protagonistas-ya-muertos-enrique-olaya-herrera#

5.5.3 Situación en Colombia en 1932

Colombia, desde el término de la denominada "Guerra de los Mil Días", en la


primera década del siglo XX, gozaba de una relativa calma política, en la que se
consolidó el bipartidismo liberal-conservador.

Los conservadores, que estuvieron en el poder desde 1886, perdieron las


elecciones de febrero de 1930, frente al candidato liberal, Enrique Olaya Herrera,
político y diplomático de destacada trayectoria, que, por su liderazgo y
popularidad, pudo acaparar el voto mayoritario de los colombianos.

112
Olaya organizó un gobierno de “concentración nacional” liderando a los liberales,
pero dando participación en su gabinete al partido conservador.
Enrique Olaya Herrera llegó al poder con el ánimo de modernizar los criterios de
desarrollo e introdujeron reformas al sistema laboral, al régimen de propiedad de
la tierra y a otros aspectos, como la educación.
El nuevo Gobierno impulsó la construcción de caminos, puertos y ferrocarriles;
fomentó la caficultura, los cultivos de tabaco, banano y la producción minera de
oro, plata y petróleo, estas últimas con fuertes inversiones extranjeras.
Durante la década de 1930, Colombia se constituyó en un importante exportador
de bananos, cacao, oro, caucho y madera, café y tabaco. Fue en esta época
especialmente entre 1930-31 (y 1938-39), que la industria colombiana avanzó a
tasas superiores a las observadas en otros países de América Latina, con
excepción de Argentina, en un momento en que las economías de la región
estaban debilitadas como consecuencia de la crisis mundialialización.130
Sin embargo, según Bákula, cuando se inicia el Conflicto con el Perú, “el
Gobierno de “concentración nacional”, había perdido la popularidad que
inicialmente gozó, puesto que, hacia mediados de 1932, Olaya Herrera
enfrentaba una situación complicada, no solo debido a la influencia de la Gran
Depresión iniciada en 1929, sino por tensiones sociales derivadas de la lucha
sindical.”131

5.5.4 Reacciones iniciales ante la captura de Leticia en Colombia. La


ciudadanía frente al conflicto.

El presidente Enrique Olaya Herrera tomó conocimiento de lo que había ocurrido


en Leticia a través del embajador colombiano en Lima, quien le había informado
con la primera versión obtenida del propio presidente Sánchez Cerro, en el
sentido que se trataba de un asalto que se había realizado por civiles

130 KALMANOVITZ, Salomón y LÓPEZ, Enrique. Instituciones y desarrollo agrícola en Colombia


a principios del siglo XX (parte II), p.14. [en línea]. Bogotá. [consulta: 22-03-2020]. Disponible en:
https://ideas.repec.org/p/col/000094/002885.html

131 BÁKULA, Op.cit., p.282.

113
comunistas, sin su consentimiento, y esperaba que el asunto fuera resuelto sin
gravedad alguna.132

En ese sentido, el Gobierno colombiano inicialmente tratará los hechos


acaecidos en Leticia, como un asunto interno, y mantendrá la serenidad para no
agravar el conflicto que recién se iniciaba, puesto que sabía también que
Colombia no se hallaba militarmente preparada para enfrentar al Perú.
No obstante, vistos los acontecimientos que se daban en Loreto, en donde la
población demandaba al Gobierno de Sánchez Cerro mantener el territorio
colombiano ocupado exigiendo la devolución de todo el Trapecio al Perú, el
Gobierno del presidente Olaya, apreció, que más allá de los arreglos
diplomáticos a efectuarse con el Perú para la devolución de los territorios
ocupados, sería necesario reforzar a sus FF.AA. con los elementos requeridos
para el caso de una situación de guerra contra el Perú.
Por otro lado, hasta antes del 15 de septiembre, desde Lima, a través del ministro
de RR.EE. Carlos Zavala Loayza, se aseguraba al embajador colombiano Fabio
Lozano, que la posición del Gobierno peruano iba por respetar el Tratado de
1922. Sin embargo, fue el propio presidente Sánchez Cerro, quien consciente de
lo que le significaría no apoyar al pueblo loretano, desconociendo la “legitimidad”
de la captura de Leticia, hubo de cambiar su posición frente a este hecho
consumado. Y desde Bogotá, el propio presidente Olaya Herrera se dio cuenta
de ello, cuando el 15 de septiembre, Fabio Lozano le pregunto a Zavala,
invocando la recíproca asistencia que se deben los países vecinos en caso de
conmociones internas, respecto a que si las guarniciones peruanas estaban
advertidas que no debían estorbar el paso de las cañoneras colombianas que
transportaban tropas del Putumayo hacia el Sur, para sofocar el levantamiento
en Leticia. El ministro Zavala respondió en la correspondiente nota diplomática,
que, para propiciar un arreglo pacífico, era indispensable prescindir de toda
medida de fuerza, calificando de “inconveniente” el envío de tropas para someter
a los ocupantes de Leticia. También reiteró el propósito del Gobierno peruano

132 ATEHORTÚA, Op.cit., p.2.

114
de encausar los hechos ocurridos en Leticia, como una espontánea
manifestación de las incontenibles aspiraciones nacionales.133
Esta comunicación del Gobierno peruano al representante colombiano en Lima,
Fabián Lozano, fue puesta de conocimiento en el Congreso colombiano el 17 de
septiembre por el Canciller Roberto Urdaneta. En la sesión llevada a cabo en
aquel día, los políticos coombianos también fueron informados del cambio de
actitud del Gobierno peruano, lo que provocó una “inflamación” de los
sentimientos patrióticos, llevando a todo el senado a prometer olvidar todas sus
diferencias interpartidarias y apoyar al gobierno en su propósito de recuperar
Leticia. En esta misma sesión, fue que el Congreso aprobó por unanimidad un
empréstito por diez millones de pesos para la adquisición de equipos bélicos, la
cual se tradujo en la Ley Nº12 de 1932. En la misma sesión, se dio un famoso
discurso, dado por el jefe de la oposición y jefe del partido conservador, Laureano
Gómez, quien de manera patriótica, declaró “paz, paz en el interior y guerra,
guerra en la frontera”.134
Esta alineación de todas las tendencias políticas en Colombia frente a un
conflicto generado por un enemigo externo fue pronto imitada por todo el pueblo
colombiano, generando muestras de adhesión y de unidad nacional.
A lo largo de todo el territorio colombiano, se organizaron colectas públicas a fin
de recaudar fondos para la defensa nacional. Según nos lo relata el propio
Alberto Donadío en su libro La guerra con el Perú, “así como en el Perú el
gobierno aprovechó el asalto de los irregulares a Leticia, en el cual no tuvo
intervención previa, para soliviantar al pueblo en una supuesta causa patriótica,
en Colombia, donde el gobierno ni gestó ni propició el incidente, también se
benefició el presidente Olaya del inesperado atentado a la soberanía, porque
sirvió para desviar la atención de la violencia partidista y de otros conflictos
sociales y le permitió al jefe del Estado terminar gloriosamente su periodo
constitucional”.135

133 DONADÍO, Op.cit., p.184.

134 Ídem, p.185. Citado también por BÁKULA, Op.cit., p.286.

135 Ibídem, p. 188.

115
Por parte de algunas instituciones colombianas, como lo fue el Centro de Historia
de Santander (CHS), esta entidad asumió como propia la causa de defender los
intereses nacionales frente al conflicto con el Perú.136 El CHS, propició una
campaña, dándole un uso político al conflicto, apelando al patriotismo a través
de hechos históricos, a través de un plan, que consideraba tres líneas de acción:
la difusión a través de “eruditos del conocimiento histórico que hicieron circular
referencias de importantes personajes [colombianos] sobre la nación peruana y
sus relaciones con Colombia”137; en segundo lugar, emplear las páginas de la
Revista Estudio, para difundir a través de sus artículos escritos por notables
juristas colombianos, que demostrasen “aquellos argumentos jurídicos que
favorecían la posición de Colombia en el litigio internacional que se inició con la
ocupación de Leticia”.138 La tercera línea de acción, estuvo conformada por
conferencias públicas dictadas por miembros del CDH, “para acercarse a la alta
sociedad santadereana, y poder ganar el reconocimiento de la ciudad.”139 La
idea en el discurso, era sensibilizar a los colombianos, recuriendo al uso de
frases o citas de personajes históricos para resaltar una supuesta “perfidia del
Perú” como lo afirmó el Libertador Simón Bolívar, “opuesta a la nobleza
colombiana”.140
El respaldo de los colombianos a su gobierno no se hizo esperar. El 18 de
septiembre, unas 60,000 personas se reunieron en la Plaza de Bolívar y en el
Capitolio, en Bogotá. Allí, “una urna de guerra al pie de la estatua de Bolívar se
llenó de joyas y dinero en una hora; los cartelones proclamaban “queremos la
guerra” y “vamos a Lima”.”141
Como el priodista e historiador Alberto Donadio menciona en su libro La Guerra
con el Perú, “en Colombia, donde el Gobierno ni gestó ni propició el incidente,

136 GONZÁLEZ et.al. Op.cit., p. 382.

137 Ídem, p. 382-383.

138 Ibídem, p. 382.

139 Ídem.

140 Ídem, p. 383.

141 DONADIO, Op.cit. p. 186.

116
también se benefició el presidente Olaya del inesperado atentado a la soberanía,
por que sirvió para desviar la atención de la violencia partidista y de otros
conflictos sociales y le permitió al jefe del Estado terminar gloriosamente su
periodo constitucional”142. Lo cierto es que, la defensa de su territorio significó
para los colombianos un tema prioritario y lleno de patriotismo en esos días.
A la par que en Colombia se alistaban las medidas necesarias para incrementar
los medios para la defensa nacional mediante una serie de adquisiciones
militares a fin de reforzar sus fuerzas armadas y preparar una expedición hacia
el Amazonas, también instruyó a su cuerpo diplomático, para llevar el caso
colombiano ante la Liga de las Naciones.

142 Ídem, p. 188.

117
118
CAPÍTULO VI
PRIMERA FASE DEL CONFLICTO Y LA OFENSIVA
COLOMBIANA, SEPTIEMBRE 1932-FEBRERO 1933

119
120
6.1 El frente diplomático (septiembre 1932 – enero 1933)

Como hemos apreciado en el capítulo prcedente, la captura de Leticia tomo


totamente desprevenido al Gobierno peruano.

Ante la sorpresa, el gobierno del presidente Sánchez Cerro optó inicialmente por
no manifestar posición alguna sobre dicho incidente, pero la presión del pueblo
loretano hizo que mostrara su respaldo, pero sin comprometer directamente la
posición internacional del Perú. Sin embargo, la posición de Colombia era la de
retomar el control sobre sus territorios ocupados, tratando el asunto como un
tema de policía interna. Entonces, evitando condenar la actitud de los pobladores
Loretanos que habían efectuado la captura de Leticia, buscó una salida
diplomática que no comprometiese a su Gobierno recurriendo al derecho
internacional, manifestando que los afectador con el incidente surgido por la
captura de Leticia, no sólo eran colombianos, sino también peruanos, que se
habían visto afectados por el Tratado de 1922.

Por ello, el Perú optó por llevar dicho incidente ante la Liga de las Naciones, en
la esperanza de hallar una solución favorable que conllevase a una revisión de
dicho Tratado.

Colombia apelará a la recíproca asistencia que paises vecinos se debían en caso


de conmociones internas, pero considerando la captura de Leticia como producto
de una sedición, adoptaría las medidas del caso sin la aprobación del Perú. Por
su parte, el Perú, adoptó una actitud hasta cierto punto contradictoria,
reconociendo la validez del Tratado de 1922, pero apoyando las aspiraciones
nacionales que buscaban su revisión.

Sin embargo, ambos países no deseaban que el conflicto escalase hacia una
guerra.

A poco de iniciado el conflicto, el 10 de septiembre, es nombrado Ministro de


Relaciones Exteriores del Perú Carlos Zavala y Loayza, en reemplazo de Alberto
Freundt Rosell.

121
El 12, Colombia declara turbado el órden público mediante Nota Nº19 en la zona
del Trapecio, y ello en concordancia con el argumento que señalaba que el
asunto de Leticia era un tema de orden interno.143

El 15, el canciller Carlos Zavala emite la nota Nº 20 en la que expresa que debe
prescindirse de medidas de fuerza para someter a los ocupantes de Leticia, lo
que es contestado el 17 por la nota colombiana Nº21, anunciando que Colombia
“adoptará las medidas oportunas, sin necesitar el beneplácito de otro país”. En
esta “guerra” de notas diplomáticas la cancillería peruana contestaría la nota
anterior indicando que “Colombia deberá abstenerse de molestar a las
guarniciones y elementos peruanos establecidos”.144

En contrapartida, Colombia, el día 24, invoca la Convención de Caracas sobre


Conmociones Internas, para resguardar el orden interno en su territorio.

Por otro lado, el presidente Enrique Olaya Herrera encarga a su antiguo rival
político del partido conservador en las últimas elecciones presidenciales, el
general Alfredo Vásquez Cobo, para hacerse cargo de todas las adquisiciones
militares necesarias en el extranjero para reforzar e incrementar el poder militar
colombiano. La idea del presidente colombiano, era el establecer un plan militar,
mediante el cual, con una fuerza expedicionaria, más adelante conocida como
“Expedición Punitiva” colombiana, ganarle la iniciativa militar al Perú y establecer
en el teatro de operaciones una superioridad militar, y que, mediante la ejecución
de su plan a ser desarrollado en etapas, lograr reconquistar Leticia, en el caso
las negociaciones diplomáticas no llegasen a buen término. Quien se hizo cargo
de esta expedición militar, fue el propio general Alfredo Vásquez Cobo,
designación que podemos considerarla como una decisión audaz del presidente
colombiano, mediante la cual, ganó apoyo del propio partido conservador. La
estrategia, planes y acciones militares llevadas a cabo por las fuerzas
colombianas y peruanas, serán desarrolladas posteriormente en el presente
trabajo.

143 Bákula, Op.cit., p. 315.

144 Ídem, p. 316.

122
En adición a la iniciativa para adquirir naves de guerra y armamento en el
extranjero, Colombia iniciará una amplia acción diplomática a nivel internacional.
Nombró a varios políticos para que expongan la posición de su país frente al
conflicto iniciado por el Perú. El excanciller Laureano García Ortiz, realizó un
viaje a Santiago, Buenos Aires y a Lima. Pomponio Guzmán es enviado a
Washington, mientras que Raimundo Rivas viajó a Venezuela y Antonio Gómez
Restrepo hizo lo propio hacia Guatemala. Para la Liga de las Naciones (SDN)
fue nombrado Eduardo Santos.145

6.1.1 Conversaciones directas entre las cancillerías de ambos países

Laureano García Ortiz llegó a Lima el día 8 de octubre y presentó sus


credenciales al canciller peruano Zavala y Loayza. Su viaje, por instrucciones del
presidente Olaya Herrera, era de carácter informativo ante la legación
colombiana en Lima, puesto que no tenía facultades para discutir o negociar,
pero si de contemporarizar con personalidades limeñas con las que tendría que
entrevistarse. 146

Luego, el día 13 de octubre, el ministro de Colombia en Lima, Fabio Lozano,


presentó a la cancillería peruana la Nota Nº 23, en la que la cancillería
colombiana reafirmaba que “la cuestion de Leticia es es de orden público interno
que cae bajo la competencia exclusiva del Estado colombiano”.147

El 20 de octubre, el canciller peruano Zavala y Loayza, envía en respuesta una


nota al ministro colombiano en Lima Fabio Lozano, afirmando el carácter
internacional del conflicto, debido a que “es la consecuencia de un tratado y la
demostración de las dificultades de su aplicación”.148

En cuanto a las gestiones del enviado colombiano Laureano García Ortiz, aquel
efectuó gestiones con la cancillería peruana en Lima, de las que, para el mes de

145 BÁKULA, Op.cit., p.317.

146 DONADIO, Op.cit., p.203.

147 Bákula, ídem.

148 DONADIO, Ídem.

123
diciembre y con la anuencia de la cancillería colombiana, presentó un
memorandum ante el canciller peruano Zavala y Loayza, cuyo contenido tuvo el
aval del ministro peruano, pero que, según lo que nos relata Bákula,149 tuvo una
oposición tenaz por parte de los círculos cercanos al presidente Sánchez Cerro,
situación que conllevó a la renuncia del canciller peruano Zavala el 24 de
diciembre de 1932 y el nombramiento del José Matías Manzanilla en su
reemplazo. El memorandum en cuestión, buscaba un arreglo pacífico de la crisis,
mediante las satisfacciones a Colombia por la captura de Leticia, para lo cual el
Perú devolvía los territorios ocupados sin condición alguna, así como el
reconocimiento y validez del Tratado de 1922. De haberse aceptado esta
propuesta, se tenía previsto la firma de un acuerdo entre ambos países el 24 de
diciembre, y esta propuesta fue apoyada por el canciller Zavala.

6.1.2 Las negociaciones para resolver la crisis a través de una Comisión de


Conciliación

Como contrapartida de las negociaciones que se efecuaban en Lima, mediante


Nota Nº 22 de fecha 30 de septiembre de 1933 de la cancillería peruana, el
ministro de RR.EE. Zavala, manifestó la posición peruana en el sentido que el
Perú no había violado el Tratado de 1922, y a la vez proponía la conformación
de una Comisión de Conciliación, invocando la Convención de Conciliación
Interamericana de Washington del 5 de enero de 1929,150 la misma que se
hallaba destinada para prevenir o evitar conflictos entre Estados americanos.151
Para tal finalidad, se nombró comisionado en Washington a Víctor M. Maúrtua.

149 Ibídem, p. 286.

150 En el anexo 2, se transcribe el íntegro del texto de este Tratado Internacional.

151 Esta Convención de Conciliación, en su artículo 3º indicaba lo siguiente: “Las Comisiones


Permanentes creadas en cumplimiento del Artículo 3 del Tratado de Santiago de Chile de 3 de
mayo de 1923, tendrán la obligación de ejercer funciones conciliatorias ya sea por iniciativa
propia cuando haya probabilidad de que se perturben las relaciones pacíficas o a petición de
cualquiera de las Partes en desacuerdo, mientras no se constituya la Comisión de que trata el
artículo anterior.” En: http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-4.html

124
Este intento por parte del Perú a través del instrumento internacional antes
señalado, buscaba también lograr un acuerdo con Colombia para poner fin al
conflicto, y el documento elaborado contenía seis puntos, los que finalmente no
fueron aceptados por Colombia,152 nación que insistió que no tenía nada que

152Este plan, conocido como “Plan Maúrtua”, consistía en lo siguiente:

1º El Perú reitera su declaración de no haber violado y estar vigente el tratado de límites de 1922.
Colombia y el Perú declaran que el tratado debe ser aplicado y enteramente cumplido.

2º Una comisión de los delegados civiles, uno peruano y otro colombiano, se constituirá en Leticia
y, si lo considera necesario, en Loreto para arreglar, por medios pacíficos de persuasión, el
restablecimiento del orden y de la legalidad. El Perú se compromete a cooperar lealmente con el
más vivo interés en este resultado. La comisión de apaciguamiento debe realizar sus trabajos en
el término de sesenta días que, por acuerdo de los delegados, puede extenderse por treinta días
más.

3º Se desmilitarizarán la región convulsionada colombiana y la región limítrofe, equivalente


peruana. Una agencia de la comisión permanente vigilará y garantizará la realización de esta
medida, la que debe subsistir hasta después de que terminen las negociaciones o el arbitraje
eventual previsto en el artículo siguiente.

4º Inmediatamente después de restablecido el orden, el Perú y Colombia arbitrarán


negociaciones sobre las reclamaciones del Perú, relativas a la inaplicabilidad del tratado en una
zona, a su interpretación y a su incumplimiento por Colombia. Si en el término de seis meses no
hubiese sido posible llegar a ningún acuerdo, ni sobre estos puntos ni sobre las consecuencias
jurídicas de ellos, las partes someterán sus diferencias al arbitraje, conforme a los artículos 22 a
26 del Acta General “para el arreglo pacifico de las disputas internacionales adoptadas por la
Novena Asamblea de la Liga de las Naciones el 26 de septiembre de 1928. El procedimiento
arbitral estará de acuerdo con los artículos 60 a 85 de la convención de La Haya de 18 de octubre
de 1907. Es decir, el arbitraje sería ante el Tribunal de esa ciudad.

5º El Perú y Colombia se obligan a no hacerse la guerra ni a emplear la fuerza ni directa ni


indirectamente de un Estado contra el otro en el arreglo de sus diferencias actuales ni de las que
surgieran posteriormente por cualquier causa. Todos sus desacuerdos y diferencias serán
arreglados por medios pacíficos y legales. No podrán modificar en ningún tiempo la frontera
establecida por el tratado de límites sino por medios de conciliación y, si no dieran resultados,
por decisión de la justicia internacional.

6º El protocolo en que consten los acuerdos de los artículos 4 y 5 será sometido a los respectivos
Congresos y ratificado en el término de sesenta días.” Para mayores detalles, véase: BASADRE,
Op.cit., p. 358-359.

125
conciliar con el Perú, pues una de las cláusulas del tratado de 1922, indicaba
que por ese convenio, quedaban zanjadas todas las cuestiones de límites
pendientes entre ambos países153 y que era un instrumento internacional ya
reconocido por ambas partes.

Mientras las negociaciones en el plano diplomático se llevaban a cabo, Colombia


continuaba con sus planes militares, y estuvo en la capacidad de ganarle la
iniciativa militar al Perú en lo que se refiere a montar la ya mencionada
“Expedición Punitiva”, equiparla con naves auxiliares armadas y transportes, lo
que le permitió que, para el 21 de diciembre de 1932, arribasen al puerto
brasileño de Belem do Pará. Esta expedición, se hallaba conformada por el
cañonero Córdoba y el transporte General Mosquera, al mando del General
Vázquez Cobo, naves que habían zarpado del puerto francés de Rouen el 30 de
noviembre, llevando a bordo de ambas naves un total de 1000 efectivos. Luego,
el 28 de diciembre, arribarían también a Pará, el denominado “Destacamento
Amazonas”, que se hallaba conformado por la cañonera fluvial Barranquilla, el
cañonero Pichincha, y los transportes Boyacá y Nariño, tansportando estos
últimos, a un efectivo total de 791 hombres que integraban el batallón de
infantería del ejército “Juananbú”. A estas naves, había que sumar las que ya se
encontraban en el área del conflicto, tales como las cañoneras Cartagena y
Santa Marta, ubicadas aguas arriba del río Putumayo, y el cañonero Sucre, que
arribaría a Belem do Pará durante el mes de enero de 1933.

Cabe señalar, que la Armada Peruana, tan sólo tenía como elementos fluviales
las antiguas cañoneras América y Napo y las lancha cañoneras Portillo e Iquitos,
naves que frente a las de la expedición colombiana eran inferiores en potencia
de fuego y poseían una muy limitada capacidad de transporte para efectivos del
ejército.

Como ya hemos comentado anteriormente, en el punto 6.3 se presentará y


analizará mas detalladamente las fuerzas disponibles por cada uno de los países
en conflicto.

153 DONADIO, Op.cit. p.199.

126
6.1.3 La mediación de Brasil

Fracasados los intentos anteriores para que ambos países lograsen una solución
negociada y pacífica al conflicto, la llegada de la “Expedición Punitiva” al Teatro
de Operaciones, hacía indicar que el conflicto se encaminaba hacia un
enfrentamiento militar.

Consciente de ello, como nos lo indica el historiador Jorge Basadre, el Gobierno


del Brasil por intermedio del canciller Afranio de Mello Franco, elaboró hacia el
30 de diciembre, una propuesta de mediación para luego someterla a la
consideración de ambos gobiernos, la misma que fue hecha de conocimiento del
Perú el 13 de enero, en los siguientes términos:
“1º El Gobiemo peruano, aunque nada tuvo que ver con el levantamiento del 19
de setiembre en Leticia, dará su entero apoyo moral y empleara su influencia
persuasiva ante sus ciudadanos que residen en aquella zona, de modo que
el territorio en cuestión pueda ser confiado a la guarda del Gobierno
brasileño que lo administrará provisoriamente por medio del delegado o
delegados en quienes tenga confianza.
2º Tan pronto como sea posible, las autoridades brasileñas reintegraran en sus
cargos a las autoridades colombianas depuestas por los insurrectos.
3º En compensación, el Gobierno colombiano se compromete, inmediatamente
después, a que los delegados de los dos países se reúnan en Río de Janeiro
con los técnicos que se estime necesarios, con el propósito de considerar el
Tratado Salomón-Lozano con un amplio espíritu de conciliación y buscar una
fórmula susceptible de recíproca aceptación que incluirá medidas
económicas, comerciales y culturales que puedan constituir un lazo moral
más estrecho en forma de un estatuto territorial adecuado a este propósito y
peculiar de esa región. La propuesta fue aprobada por los gobiernos de
Estados Unidos, Argentina, Chile y otros Estados americanos y por los
principales de Europa.”154

154 BASADRE, Op.cit., p. 361.

127
Cabe señalar que, como bien lo señala Bákula, el canciller brasileño Mello
Franco había hecho de conocimiento previo al ministro colombiano Carlos Uribe
Echevarría el contenido de la propuesta antes de darla a conocer al
representante peruano, y en suma, lo que pretendía, era ofrecer al Perú una
especie de “statu quo” militar, es decir, la suspensión de los preparativos
militares, movilización de naves y fuerzas de ambas partes; que se entregue
Leticia al Brasil, y que las autoridades de este país, en un plazo de veinte días
restableciesen allí a las autoridades colombianas.”155
Pese a que hasta esa fecha Colombia había expresado que la cuestión de Leticia
era un asunto interno, su gobierno aceptó en un principio la mediación brasileña,
pero siempre teniendo en mente que el tratado sería respetado, y que Leticia,
finalmente retornaría a su control luego de las negociaciones en Brasilia.
Por su parte, el gobierno peruano también aceptó la propuesta, manifestando
una observación en el sentido que los territorios capturados, quedasen en manos
de las autoridades brasileñas hasta el término de las negociaciones en Río de
Janeiro, estableciéndose además un plazo perentorio de duración de estas hasta
de 60 días, luego de lo cual, en caso de no llegar a un arreglo, que se someiese
el caso a un arbitraje general.156
Lo cierto es que, como lo menciona Basadre, entre el documento propuesto a
Colombia -del que el gobierno de los EE. UU. también tenían copia- y el que se
remitió al Perú, aparentemente no coincidían en lo referido al retorno de Leticia
a Colombia, puesto que, en el remitido al gobierno peruano, se agregaba “que
ambos litigantes se reunirían en Río de Janeiro para discutir acerca del Tratado
Salomón-Lozano lo cual implicaba tacitamente que dicho pacto será
reemplazado por otro.”157
En los hechos, esta mediación estuvo destinada al fracaso, puesto que el punto
discordante fue, precisamente en poder de cual país quedrarían los territorios
ocupados por el Perú mientras durasen las negociaciones en Brasilia, así como
la inesperada intervención del Secretario de Estado norteamericano Henry. L.

155 BÁKULA, Op.cit., p.319.

156 BASADRE, Op.cit., p.361.

157 Ídem, p. 362.

128
Stimson, quien, mediante una nota perentoria de fecha 10 de enero de 1933,
instó vigorosamente al canciller peruano José Matías Manzanilla, que aceptara
la mediación brasileña, indicándole que “ese era el sentimiento de la opinión
pública del hemisferio”.158
Ante el desacuerdo subsistente y sumado al avance en el teatro de operaciones
de las fuerzas colombianas, esta mediación fracasó finalmente.

6.1.4 Primera intervención de la Liga de las Naciones

En vista que los acontecimientos en torno a la situación producida por la captura


de Leticia, en vez de hallar un arreglo pacífico, pese a las conversaciones e
intercambio de notas entre ambos gobiernos, y por los fallidos intentos de
mediación de Brasil, es que con fecha 2 de enero de 1933, Colombia presentó
mediante memorándum a la Liga de las Naciones un informe preliminar acerca
del conflicto con el Perú por la ocupación de Leticia.

Este documento, fue el que motivó que el presidente interino del Consejo de la
Liga de las Naciones, el irlandés Eamon de Valera, solicitase al Gobierno
peruano sus puntos de vista frente al documento presentado por Colombia,
indicándole además que “el Perú, como miembro de la Liga de las Naciones y
hasta hace tres meses, miembro del Consejo de la misma, debería abstenerse
de cualquier acto que no esté en estricta conformidad con el Pacto de la Liga”.159
El 16 de enero, el canciller peruano José Matías Manzanilla, contestó a la Liga,
mediante un cablegrama en el que decía que el Perú “sin desconocer tratados
vigentes, mi Gobierno no podía sustraerse de la obligación de desamparar a
nacionales amenazados a un sometimiento violento”160 y esto refiriéndose sin
duda, a la proximidad del zarpe de la Expedición Punitiva colombiana. Por su
lado, Colombia, al día siguiente, apeló la respuesta peruana, invocando el

158 Ibídem.

159 Ídem, p.364

160 BÁKULA, Op.cit., p. 321.

129
artículo 15º del Pacto de la Liga de las Naciones161, con lo que, de manera oficial,
solicitaba la conformación de un comité especial, a fin estudie las divergencias
producidas por el Perú al ocupar ilícitamente territorio colombiano. La Liga de las
Naciones, conformó dicho comité, nombrando a representantes de Irlanda.
Guatemala y España, comunicando esta decisión a ambos países.
Será en estas circunstancias, que ambos países deciden escalar la crisis hacia
un posible conflicto, puesto que, el día 17 de enero, y ante el fracaso de la
mediación brasileña, la flotilla colombiana que conforma la Expedición Punitiva
zarpó del puerto fluvial de Manaos, Brasil, sobre el río Amazonas, en dirección
del área de operaciones para iniciar sus planes para recapturar Leticia.

TEATRO DE GUERRA
NOR-ORIENTE
(AMAZÓNICO)
RUTAS DE APROXIMACIÓN
PERÚ

Buenaventura

Tumaco
Pasto Puer to As is
Cauc ay a
Güeppi


Tonantines
 
Tarapacá

Iquitos São Paulo


Leticia de Oliv enç a

LEYENDA
RUTA MARÍTIMA
Callao-Panamá-Belem-Iquitos Sutziki

RUTA AÉREA
Lima-San Ramón/Sutziku-Iquitos San Ramón

Lim
a

Figura 17. El Teatro de la Guerra durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933, y las rutas
de aproximación desde la ciudad de Lima y el Callao. Por la vía marítima y fluvial, las naves
peruanas debían recorrer desde el Callao hasta Leticia aproximadamente 5,200 millas náuticas,
lo que hacía necesario contar con puntos de recalada y una nave de reaprovisionamiento con
combustible y víveres. Durante el conflicto, hubo que lidiar con las autoridades de la Zona del
Canal de Panamá, que dificultaron la entrega de provisiones a las naves peruanas.
La ruta alterna y más rápida era por vía aérea, restringida para personal, correspondencia y
provisiones menores. La vía terrestre era la mas dificultosa, puesto que había que cruzar la
cordillera, para llegar hasta San Ramón, ciudad ubicada sobre el río Chanchamayo desde donde
se partía por vía fluvial hasta Iquitos. Fuente: Elaboración propia sobre la base de un mapa de
Google maps.

161 En el anexo 3, se transcribe completo el artículo 15º del referido Pacto.

130
6.2 El Teatro de Operaciones

6.2.1 Aspectos geográficos (clima, hidrografía y vías de comunicación)


Leticia, y las áreas circundantes, que se convirtieron en la principal área de
operaciones de ambos bandos cuando se desarrolló el conflicto, se hallan
ubicadas en la Amazonía, región dominada por una intrincada red fluvial y
espesa vegetación. Para navegar en los ríos amazónicos, se requiere el empleo
de prácticos del lugar, con la suficiente experiencia y conocimiento de la región.
En la región amazónica, durante los meses de diciembre a mayo, los vientos
predominantes provienen del sureste, y son los que causan altas temperaturas,
humedad y precipitaciones, presentándose una máxima creciente en los ríos
entre marzo y mayo, y media creciente entre junio y julio, con lo que el nivel de
los rios aumenta considerablemente. El resto de meses, vale decir, cuando las
lluvias disminuyen considerablemente, desde agosto a octubre, se presenta lo
que se conoce como vaciante y entre noviembre y febrero, la media vaciante. La
peor época del año para la navegación, ocurre generalmente durante las épocas
de vaciante, debido a a la formación de playas al bajar el nivel de los ríos en lo
que se conoce como “vaciante”. Para la época del Conflicto con Colombia, el
medio de transporte más rápido era el fluvial: de allí la importancia de contar con
los medios adecuados para la defensa y el transporte de las tropas.

Por otro lado, la espesura de la vegetación y lo fangoso e inundable del terreno,


hacen prácticamente muy difícil el desplazamiento por tierra, y los precarios
caminos o trochas existentes, requieren de permanente “limpieza”, puesto que
la vegetación prontamente recupera el terreno que con mucha dificultad el
hombre abre con machetazos. A esto debe sumarse otro factor crítico, que a
través de todos los conflictos ha ocasionado más bajas en los combatientes que
las propias balas: las enfermedades y epidemias tropicales. La región selvática,
por la abundancia de insectos, las extremas temperaturas y la insanía de sus
aguas, ha sido y es fuente constante de diversas enfermedades y epidemias de
necesidad mortal, que hacen de la subsistencia humana en la selva, todo un reto,
al que los combatientes no han sido ajenos.

131
TEATRO DE GUERRA
AMAZÓNICO (NOR-
ORIENTE)
RUTAS DE APROXIMACIÓN
COLOMBIA

Buenaventura

Neiv a
Tumaco
Florenc ia
Pasto Puerto As is
Caucaya
Güeppi


Tonantines
    
Tarapacá
LEYENDA Iquitos São Paulo
Leticia de Olivenç a
RUTA MARÍTIMA
Cartagena-Belem-Tarapacá/Letici a

RUTA TERRESTRE/FLUVIAL
Sutziki
Buenaventura-Pasto-Puerto Asís-
Caucayá.Putumayo
San R amón
Neiva-Florencia-Caucayá-Putumayo
Lim
a

Figura 18. El Teatro de la Guerra durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933,


mostrando las rutas de aproximación desde las bases militares y navales principales. En el
caso de Colombia, las distancias al T.O. eran menores en comparación al Perú. Entre
Cartagena y Leticia, había aproximadamente 3,000 millas náuticas. Fuente: Elaboración
propia sobre la base de un mapa de Google maps.

Para la época, prácticamente las únicas vías de comunicación, eran los ríos, por
lo que los medios de transporte fluvial eran fundamentales, ya sea para el
transporte masivo de personas o de materiales y combustibles. En cuanto a la
aviación, en algunas ciudades y localidades existían aeródromos, pero también
era usual el empleo de hidroaviones para llegar a lugares que no contaban con
facilidades aeronáuticas en tierra.

Colombia poseía ventajas geográficas en comparación al Perú, puesto que


existía una menor distancia entre el área en conflicto y los centros poblados.

Sin embargo, a pesar de que entre Bogotá y Leticia había 620 millas, se debe
anotar que debido a que el Perú mantenía puestos militares en el Alto Putumayo,
Colombia se veía impedida de aproximarse a Leticia por el Oeste, sin ser
interceptadas por fuerzas peruanas al compartir el derecho de paso mutuo en el
río Putumayo.

Esta aparente dificultad, se veía compensada con el hecho que la distancia


navegable entre el puerto de Barranquilla con Leticia (Barranquilla es el más
cercano de la costa colombiana en el Atlántico), es aproximadamente de 3.000
millas náuticas (casi similar con Cartagena), mucho menos de la distancia
132
existente entre el Callao y Leticia vía Canal de Panamá, que es de 5.200 millas
náuticas.

A ello se sumaba favorablemente a Colombia, su acceso prácticamente libre


hacia el Amazonas, lo que le permitía reabastecer a sus fuerzas militares sin
mayores obstáculos. El Perú, en cambio, requería efectuar el cruce del Canal de
Panamá, situación que, en la práctica, por el favoritismo norteamericano hacia
Colombia, no estuvo exento de dificultades, tal como ocurriría cuando el Perú
decidió reforzar su presencia naval en el Amazonas y en el Caribe.

Una de las cuestiones más importantes que se planteó al Perú, fue la de cómo
emplear su superioridad naval frente a Colombia en un teatro de operaciones
eminentemente fluvial.

Figura 19. El teatro de operaciones durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933. Fuente:
Elaboración propia sobre la base del mapa obtenido en el Blog Fronteras Vivas del Perú.
Obtenido de: http://lasfronterasvivasperu.blogspot.com/2013/11/relacion-con-colombia.html

133
En tierra, el Perú aparentaba una mayor ventaja. La forma más rápida de enviar
refuerzos desde Lima debía ser efectuada por tren, carretera, a lomo de mula y
por vía fluvial, viaje que requería aproximadamente 17 días.

Para Colombia, el hecho de disponer un gran número de aeronaves para


transporte le otorgaba una gran ventaja frente al Perú162.

6.3 Las fuerzas disponibles y adquisiciones de material

6.3.1 Organización y composición de las fuerzas militares peruanas


Como en todo conflicto en el que dos naciones se enfrentan, la composición de
las fuerzas militares involucradas se constituye en un factor influyente en la
estrategia que cada una de las partes adoptará.

En el siguiente esquema, se muestra la organización de los mandos político y


militares peruanos.

162 Durante los primeros meses del conflicto, la SCADTA, pudo transportar 185 toneladas de
material de guerra, incluyendo artillería ligera y 450 efectivos colombianos hasta el teatro de
operaciones.

134
ORGANIZACIÓN DE LOS MANDOS MILITARES PERUANOS, SEPTIEMBRE
1932

6.3.1.1 Armada

En materia naval, a pesar de ciertas limitaciones debidas a la antigüedad de las


unidades de superficie, el inicio del conflicto halló al Perú en una condición
relativamente superior en comparación a Colombia.

La Armada Peruana, en lo que refiere a su organización administrativa y


operativa, se hallaba en un proceso de reestructuración institucional, gracias a
los aportes de la Misión Naval Americana, que había contribuido notablemente
a convertirla en una institución moderna y eficiente, durante su presencia entre
los años 1920 y 1930.

Refiriéndonos a sus elementos operativos, en el Océano Pacífico la Armada


estaba organizada con una Escuadra, conformada por los cruceros Almirante
Grau y Coronel Bolognesi, construidos en 1907 en Gran Bretaña, los que habían
sido sometidos a una modernización limitada en 1925163; por el cazatorpedero

163 En 1924, el Almirante Grau viajó a Panamá para efectuar un recorrido general en su planta
propusora, retubado de calderas y conversión de estas para consumir petróleo en lugar de
carbón. Estos trabajos demandaron seis meses. Luego, al año siguiente, el Coronel Bolognesi
hizo lo mismo. Cabe señalar que los trabajos en ambos también incluyeron la renovación del
sistema eléctrico en su totalidad, así como dotarlos de equipos de radiocomunicaciones más

135
Teniente Rodríguez, construido en Francia en 1911, y el crucero Lima, buque
construido en Alemania durante la Guerra con Chile y en servicio en la armada
desde 1889. Estas naves, contaban con más de 23 años en servicio, y para la
época, ya era notoria su antigüedad. En contraste, los elementos de mayor valor
en la armada lo constituían los cuatro submarinos del tipo “R”, que entrados en
servicio entre 1927 y 1929, eran los más modernos en Sudamérica.

Por otro lado, la Armada contaba con una sola unidad auxiliar destinada al
transporte, pero en adición, los cargueros de la Compañía Peruana de Vapores
y Dique del Callao (CPVDC), que constituían la reserva mercante, podrían ser
empleadas en caso de emergencia nacional.

La Armada Peruana tenía para ese entonces como base de operaciones el


puerto del Callao, con una base naval en la isla San Lorenzo inaugurada en
1926, en donde se hallaban facilidades para reparaciones a través de un
varadero para embarcaciones del porte de un submarino y talleres de mecánica.
Adicionalmente allí se encontraba el depósito de municiones de la Armada.

Dado que una nueva base naval y dique seco se hallaban en construcción en
tierra firme en el nuevo terminal marítimo del Callao, por esta razón, los buques
de la Escuadra anualmente eran enviados a Balboa, en Panamá, en donde
efectuaban carena y reparaciones mayores.

modernos. Para mayores detalles, ver: RODRÍGUEZ ASTI, John. Buques de la Marina de Guerra
del Perú desde 1884: Cruceros. Lima: Fondo Editorial de la Dirección de Intereses Marítimos,
2000. p. 87.

136
Figura 20. Unidades de la Escuadra peruana, fondeadas frente a la Base de Hidroaviación de
Ancón, c. 1930. Se aprecia en primer plano, al crucero Almirante Grau, a los submarinos R-1,
R-3 y R-2, y el cazatorpedero Teniente Rodríguez. Fuente: AIEHMP.

En lo que respecta al personal, la institución no fue ajena a las influencias


políticas de la época, que habían llevado al país a una situación de convulsión
social y al borde de una guerra civil. Como ya hemos comentado anteriormente,
en el mismo año 1932, ocurrió un episodio muy lamentable a bordo de los
cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi. Este infausto suceso aconteció el
7 de mayo de aquel año, cuando la marinería de ambos buques, luego de un
proceso de infiltración de origen aprista164, se sublevó, hecho que
afortunadamente no tuvo eco ni en la oficialidad ni en el personal subalterno,
logrando ser dominado, no sin haber tenido que lamentarse la muerte de ocho
de los insurrectos, que fueron condenados a la pena capital y ejecutados luego
de un juicio sumario165.

164BASADRE, Op.cit., T. XIV. p. 223.

165 Durante dicho episodio, con la finalidad de conminar a los insurrectos a deponer su actitud,
las autoridades navales, tras haber intentado infructuosamente establecer el diálogo, se tuvo que
recurrir al uso de la fuerza mediante el empleo de elementos aéreos y de nuestros submarinos.

137
En el Oriente peruano, la Armada estaba operativamente organizada bajo la
Flotilla Fluvial de Loreto, cuyo centro de operaciones era la Base Fluvial de Itaya,
y su Comandancia se hallaba en el puerto y ciudad de Iquitos.

La Flotilla Fluvial se hallaba integrada por dos cañoneras, la América, construida


en 1904, veterana del combate de La Pedrera de 1911, y la Napo, de menor
tamaño que la anterior, construida en 1925. Tres lanchas de guerra o lanchas
cañoneras fluviales, que en realidad eran embarcaciones mercantes convertidas
a uso militar, completaban la pequeña flotilla peruana. Ellas eran la Iquitos,
construida en 1875, la Cahuapanas y la Portillo, ambas construidas en 1880.

Como se verá más adelante, comparativamente, entre las fuerzas fluviales de


ambos contendores, la balanza se inclinaba favorable a Colombia, ello debido a
la adquisición que hizo aquel país en Inglaterra, de tres cañoneras fluviales con
armamento superior al de las peruanas.

Luego de efectuar un primer vuelo sobre los dos cruceros, los aviones volvieron a pasar encima
de ellos dejando caer dos bombas en sus cercanías, que produjeron una fuerte explosión. Al
mismo tiempo los submarinos -cuyas dotaciones no se plegaron a la rebelión- efectuaron varios
disparos al aire con sus cañones. En vista que a bordo del Bolognesi los amotinados resistieron
a rendirse, el submarino R-4 efectuó un disparo que impactó en la proa de aquel buque, luego
de lo cual, los sublevados izaron bandera blanca en señal de rendición.

La rebelión tuvo un final dramático: luego de ser sometidos a un juicio sumario a cargo de una
corte marcial, 8 de los marineros sublevados, fueron condenados y fusilados en la isla San
Lorenzo, concluyendo de esta manera tan lamentable suceso. ELÍAS, Op.cit. p.29.

138
Figura 21. Base fluvial de Itaya, centro de operaciones de la Armada Peruana en el Oriente. Se
hallaba cercana a la ciudad de Iquitos. Aunque la foto es del año 1934, se aprecian sus
instalaciones que contaban con talleres, pañoles y habitabilidad para el personal de la Flotilla
Fluvial de Loreto. En la parte superior derecha, se observan los hangares empleados por las
aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú. En laépoca, Colombia no poseía ninguna estación o base
naval en el teatro de operaciones. Pese a la distancia que se hallaba de Lima y Callao, esta base
naval le otorgaba mayores capacidades a las fuerzas fluviales peruanas en Oriente, por la
capacidad de reparación y mantenimiento a su material a flote. Fuente: AIEHMP.

Sin embargo, considerando la experiencia y capacidad profesional de los


marinos peruanos, en este sentido, el Perú tenía ventajas frente a Colombia, las
que, por razones que se verán posteriormente, no fueron aprovechadas en su
momento.

6.3.1.2 Ejército

En 1932, el ejército peruano, se hallaba conformado por un total de 9,045


efectivos. Militarmente, el país se hallaba dividido en 5 regiones militares166, cuyo
comando principal, se hallaba en Lima.

166 ZÁRATE, Op.cit. pp. 106-108.

139
En el Oriente, para el 1 de septiembre de 1932, el ejército contaba con la V
División con sede en Iquitos, compuesta por el regimiento de infantería Nº 17,
una sección de artillería de montaña y una sección de zapadores. El personal de
la V División estaba conformado por 52 oficiales y 605 elementos de tropa,
incluyendo al personal de servicios auxiliares. En cuanto al dispositivo fronterizo,
se contaba con un total de 505 efectivos, de los cuales en Iquitos se hallaban
305, y los 175 restantes, se distribuían en los puestos de vigilancia y
guarniciones de Pantoja (14), Curaray (22), Nashiño (7), Güepi (14), Puerto
Arturo (14), Barranca (14), Puerto Alayza (15), Chimbote (28), Corrientes (15),
Puerto Inca (25) y algunas jefaturas provinciales (6).167

En la frontera con Colombia, sobre el río Putumayo, se hallaban las guarniciones


de Puerto Arturo, a 129 millas al norte de Iquitos, y Güeppí, a 273 millas al
noroeste de Iquitos. Sobre el río Amazonas, hacia en Este de Iquitos, se hallaba
la guarnición de Chimbote. En el río Napo, estaba la guarnición de Pantoja.

En cuanto al parque de artillería y armas menores, en la región existían 698


fusiles antiguos, 2 ametralladores, 5 cañones Krupp (mod.1904) y 3 cañones
Krupp (mod.1905).

6.3.1.3 Aviación

En el Perú, la aviación militar tuvo sus antecedentes en la Aviación Naval,


conformada a fines de 1919, gracias al decisivo impulso del Gobierno del
presidente Leguía y al asesoramiento de la Misión Naval Americana, que, unida
a la aviación militar, en 1931, pasó a constituir el Cuerpo Aéreo del Perú.

Para la formación de oficiales y pilotos, se contaba con la Escuela de Aviación


de las Palmas que contaba con una base aérea y pista de aterrizaje; en Ancón,
al norte de Lima, se hallaba una base de hidroaviones, mientras que en Iquitos
se contaba con otra base aérea. Adicionalmente, se contaba con las bases
aéreas de Teniente Gustavo Cornejo, en el río Itaya, Iquitos; la de San Ramón
en Junín, la de Puca-Barranca (base auxiliar), en el río Napo en la Amazonía; la

167 Ídem, p. 107.

140
de Pantoja (base auxiliar), en el río Napo en la Amazonía occidental; la de
Masisea (base aérea auxiliar), en el río Ucayali; y la de Pebas (base auxiliar), en
el río Amazonas.

TABLA Nº2 AERONAVES DEL CUERPO AÉREO DEL PERÚ, SEPTIEMBRE 1932

Total
Tipo Modelo Ubicación
(en reparación)

Instrucción Boeing Model 21 2 (1) Ancón

Observación Change Vought OU-1 2 Ancón

Transporte Stearman C-3R 5 (5) Las Palmas / Ancón

Observación y
Vought O2U-1E 7 (1) Las Palmas / Ancón
ataque

Observación y
Douglas DT-2B 3 (1) Ancón
ataque

Transporte Keystone K-55 Pronto 4 (3) Itaya, Masisea, Las Palmas

Transporte Hamilton H-45 1 (0) Itaya

Transporte Travelair E-400 1 (0) Las Palmas

Transporte Boeing Model 40B-2 2 (0) San Ramón

Instrucción Consolidated PT-3 1 (0) Las Palmas

Instrucción Klemn Kl-25 I 1 (0) Las Palmas

Instrucción Udet U12b 1 (1) Las Palmas

Total 28 (12)

Fuente: Elaboración propia con información proveniente de Rivas, Santiago, Tincopa, Amaru. Air War Over the
Putumayo: Colombian and Peruvian Air Operations During the 1932-1933 Conflict. Londres: Helion & Company, 2018. p.
14.

Al inicio del conflicto, el Cuerpo Aéreo del Perú contaba con varios tipos de
aeronaves militares, los mismos que se señalan en la Tabla Nº2.

De las 28 aeronaves existentes, 7 de ellas, las Vought O2U-1E “Corsair”, con


capacidad de ataque y las más modernas de todas, no se encontraban listas
para el combate, debido a la falta de municiones y problemas técnicos con el
141
sistema de alimentación por sus ametralladoras 7,65 mm Colt. Además, y quizás
aún más importante, sólo había cinco conjuntos de flotadores disponibles para
ellas.168 Por otro lado, en Iquitos, sólo había 5 hidroaviones (4 Keystone Pronto
y un Hamilton H-45), con una dotación aérea de 59 efectivos.

Resulta de gran importancia poner en relieve, que la integración del oriente


peruano por vía aérea fue un gran logro efectuado gracias a la audacia de los
pilotos de la aviación naval, pioneros que establecieron con sus hidroaviones la
línea aérea de montaña uniendo Iquitos, Masisea, San Ramón, Yurimaguas y
Moyobamba, así como la línea aérea del Norte, uniendo Lima con Pacasmayo,
Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba.

Al igual que la Armada consideró incrementar su flota, el Cuerpo Aéreo del Perú,
también solicitaría al gobierno efectuar las adquisiciones necesarias para
enfrentar al enemigo en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Estas
adquisiciones se verán mas adelante.

En la siguiente tabla (Tabla nº 3), se puede apreciar cual era la composición


general de las Fuerzas Armadas peruanas en el año 1932:

TABLA Nº 3: COMPOSICIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS DEL PERÚ, 1932

EFECTIVOS
FUERZA UNIDADES
OFICIALES PERSONAL
8 Regimientos de Infantería.
2 Batallones Agregados.
4 Regimientos de Artillería.
1 Grupo de Artillería mixto.
1 Regimiento Escolta.
EJÉRCITO 1065 7980
1 Compañía de Ametralladoras
pesadas.
2 Compañías de Ingenieros.
2 Depósitos de Remonta.
1 Sección de Transmisores.

168 RIVAS, Santiago, Tincopa, Amaru. Op.cit. p. 15.

142
1 Grupo de Artillería de Campaña.
2 Cruceros ligeros.
1 Cazatorpedero.
4 Submarinos.
ARMADA 189 1775 driza de submarinos.
2 Cañoneras Fluviales.
2 Buques Transporte Artillado.
2 Lanchas cañoneras

FUERZA AÉREA 48 232 28 aeronaves.

Fuente: ZÁRATE LESCANO, José. Historia militar del conflicto con Colombia de 1932, Lima:
Imp. del Ministerio de Guerra, 1963. p. 95.

6.3.2 Dispositivo militar peruano en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente


al inicio del conflicto

Al iniciarse el conflicto, el oficial más antiguo de las fuerzas peruanas en el Teatro


de Operaciones, era el coronel Isauro Calderón, quien fue sustituído el día 2 de
septiembre por el coronel Víctor Ramos. El cargo al que fue nombrado el coronel
Ramos, era el de Comandante de la V Región Militar, y bajo sus órdenes se
hallaba el Regimiento de Infantería Nº 17 con sede en Iquitos, conformado por 2
batallones, una batería de artillería, una sección de zapadores, y personal de
apoyo de los servicios de intendencia, armamento y arsenal, de la zona judicial,
y de transmisiones. Adicionalmente, se hallaba todo el personal de los
dispositivos fronterizos y jefaturas provinciales del departamento de Loreto.

En cuanto a la Armada, las naves que integraban la Flotilla Fluvial de Loreto se


hallaban bajo el mando del capitán de fragata Hernando Tudela y Lavalle, y eran
las cañoneras América y Napo, más las lanchas cañoneras Coronel Portillo,
Cahuapanas e Iquitos. Adicionalmente se contaba con cuatro lanchas auxiliares
de transporte. En la época, de los medios militares y navales en el Oriente
peruano, las unidades fluviales de la Armada y algunos destacamentos militares,
contaban con un equipo de comunicaciones. Esto se constituirá en un serio
limitante para la coordinación y transmisión de órdenes desde el comando
central de la V División militar ubicada en Iquitos.

143
En cuanto al Cuerpo Aéreo del Perú, en la región había 5 hidroaviones que
normalmente operaban desde la ciudad de Iquitos y todos se hallaban bajo el
mando del comandante CAP José Estremadoyro. Para la operación de estas
aeronaves, y otras que serán enviadas al Teatro de Operaciones Nor Oriente
durante el conflicto, existirán una serie de factores limitantes, como lo fueron la
escasez de combustible de aviación en las bases de Itaya y San Ramón, así
como la existencia de bombas y municiones disponibles.169
Por otro lado, las únicas dotaciones aéreas familiarizadas con el entorno
amazónico eran un puñado de pilotos de la línea aérea de montaña operada por
el Cuerpo Aéreo del Perú, que era una unidad de transporte que operaba en la
ruta aérea Lima-San Ramón-Iquitos y viceversa. Ello será también un factor
limitante, puesto que los pilotos peruanos que serán enviados de Lima, no tenían
un entrenamiento en la región.170
En la Tabla Nº 4 se hace un resumen del dispositivo militar peruano en el Teatro
de Operaciones Nor-Oriente.

TABLA Nº4: DISPOSITIVO MILITAR PERUANO EN EL T.O. AMAZÓNICO


AL INICIO DEL CONFLICTO

FUERZA EFECTIVOS UNIDADES

1 Regimiento de Infantería.
52 + 605 (Iquitos. V Zona) + 505 RI-17, conformado por 2
EJÉRCITO
en dispositivos fronterizos batallones, 1 batería de artillería y
1 seccion de zapadores

2 cañoneras fluviales
ARMADA 137 3 lanchas cañoneras
4 lanchas auxiliares

169 Ídem, p.16.

170 Ibídem.

144
CUERPO 59 4 hidroaviones
AÉREO

Fuente: elaboración propia, con información proveniente de ZÁRATE, Op.cit., pp. 106-108.

6.3.3 Organización y composición de las fuerzas militares colombianas

En el siguiente gráfico, se muestra la organización de los mandos político y


militares colombianos antes del conflicto.

ORGANIZACIÓN DE LOS MANDOS MILITARES COLOMBIANOS

6.3.3.1 Armada

Hacia 1932, la Armada Colombiana era una fuerza reducida, eminentemente


dedicada a labores costeras, con personal proveniente del ejército, puesto que
dicho país carecía de un centro de formación profesional, debido a que la
Escuela Naval fundada en 1907, había sido clausurada tan solo dos años
después171.

El material a flote estaba conformado por tres cañoneras guardacostas,


construidas en 1925, que dependían del Ministerio de Hacienda, llamadas

171 PINZÓN, Op.cit., Vol. 1, p. 161.

145
Pichincha, Junín y Carabobo. Estas naves habían sido construidas en los
astilleros franceses de “Chartiers et Atteliers” de Saint Nazaire, durante la
presidencia del general Pedro Nel Ospina. Estas unidades, posteriormente,
fueron transferidas al Ministerio de Guerra y la Pichincha tuvo participación
durante el conflicto con el Perú.

Luego, en agosto de 1929, se contrató a los astilleros de la Yarrow para construir


otras tres cañoneras, que fueron bautizados Barranquilla, Cartagena y Santa
Marta. Inicialmente, fueron asignadas a la Flotilla Fluvial de Guerra del río
Magdalena. Luego, en agosto de 1931 el gobierno ordenó el traslado de las
cañoneras Cartagena y Santa Marta desde Santa Cruz, en el río Magdalena a
Caucaya, en el Putumayo.

Estas tres naves fluviales, eran las de mayor valor combativo que poseía
Colombia, con armamento y blindaje superior a cualquiera de sus similares
peruanas, con lo que Colombia tenía cierta ventaja comparativa en sus fuerzas
fluviales.

En los ríos Amazonas y Putumayo, se hallaban dos buques de transporte, el


Nariño172 y el Huila, a cargo del Ministerio de Industrias, naves que habían
contribuido en el proceso de colonización militar durante la década de 1920, y
que en septiembre de 1932, habían sido transferidas al Ministerio de Guerra. A
bordo del Nariño, viajaron a Leticia los comisionados colombianos a cargo de la
toma de posesión de otorgados a Colombia por el Tratado Salomón-Lozano.
Este buque fue transferido en 1933 a la Flotilla del Amazonas. La lancha Huila,
había sido adquirida en Manaos en 1919, y también fue empleada durante el
proceso de colonización del Putumayo y el Amazonas. En 1932, fue integrada a
la Flotilla del Amazonas.173

Al inicio del conflicto, estas naves se hallaban distribuidas de la siguiente


manera: en el Alto Putumayo, de acuerdo con la reorganización de las fuerzas

172 Este buque, que era propulsado por ruedas de paletas, había sido adquirido en Manaos en
1928 para la labor de colonización del Putumayo y Amazonas. Para más información, véase
VALENCIA, Op.cit., p.75-76.

173 Ídem, Op.cit., p.75.

146
navales de julio de 1929, se hallaban las cañoneras fluviales Cartagena y Santa
Marta, así como la cañonera fluvial General Nariño y la lancha fluvial Huila.

En el Caribe, se hallaban adscritas las cañoneras costeras Junín y Pichincha,


mientras que la cañonera fluvial Barranquilla y la Presidente Mosquera, se
hallaban destacadas en el río Magdalena. En la costa del Pacífico, únicamente
se contaba con la cañonera Carabobo.

Más adelante en el presente trabajo, nos explayaremos en las adquisiciones a


las que se vio obligada Colombia para poder montar una expedición militar hacia
el Amazonas, a fin de desalojar a los invasores peruanos sobre su territorio.

6.3.3.2 Elementos aéreos

La aviación militar colombiana, conformada en el año 1916, al 1º de septiembre


de 1932, era una fuerza muy pequeña, que se hallaba comprendida por una
escuela de aviación con un total de doce aeronaves, que no eran aptas para el
combate.174 Sus elementos aéreos los conformaban un Curtiss D-12 Falcon
(llamado Ricaurte) de observación, ocho Wild-Comte X (series de 101 a 106 y
108), también de observación, y tres Curtiss J-2 (series de 15 a 17). De la lista
anterior, sólo el D-12 Falcon y el Wild-X tenían algún tipo de capacidad ofensiva,
pero el “Ricaurte” no estaba armado.175 En la tabla Nº 5, se presenta un resumen
de los elementos aéreos de Colombia en septiembre de 1932.

Todas tenían como base el campo de entrenamiento de Madrid, denominada


base Aérea “Mayor Justo Mariño”, ubicada en Cundinamarca, en la sabana de
Bogotá. Con respecto al personal, se contaba únicamente con 13 pilotos y un
pequeño grupo de mecánicos176.

Otras bases y campos aéreos eran los de Guabito, ubicada en Cali. Allí, en 1933,
fue inaugurada la nueva sede de la Escuela de Aviación Militar "Marco Fidel
Suárez", trasladada desde Madrid, Bogotá. Luego, en Flandes, frente a la ciudad

174 URIBE, Op.cit., T.I. p.24.

175 Rivas et. al, Op.cit., p. 6.

176 Ídem.

147
de Girardot, ubicada a 100 km al suroeste de Bogotá a orillas del río Magdalena,
se hallaba un campo aéreo, en donde se hallaba el cuartel general de
operaciones de SCADTA.

En la región de Caucaya, existía un campo de aviación auxiliar; otro en Tres


Esquinas, en el Caquetá, y dos bases auxiliares en Potosí y en Puerto Arica.

Adicionalmente Colombia tenía una línea aérea comercial privada, la SCADTA


(Sociedad Colombo-Alemana de transporte Aéreo) que contaba con pilotos
colombianos y alemanes, estos últimos veteranos de la Primera Guerra Mundial,
uno de ellos era el piloto jefe de la empresa, el comandante Herbert Boy.

La SCADTA disponía de 23 aeronaves al inicio del conflicto, dentro de las que


tenían hidroaviones Junkers F-13 e hidroaviones Junkers W-33177, y poseía de
los aeropuertos de Barranquilla, Techo (Bogotá), Girardot, Medellín, Cali, Puerto
Vilchez, Bucaramanga y La Gómez178. Iniciado el conflicto con el Perú, se
construyó la base aérea de Palanquero, en la región de Cundinamarca, sobre el
campo de aviación de la SCADTA existente allí. Otra base auxiliar sería
construida en Curiplaya y bautizada “Puerto Boy”.

TABLA Nº5 AERONAVES DE LA AVIACIÓN MILITAR COLOMBIANA,


SEPTIEMBRE 1932

Tipo Modelo Total Ubicación

Observación Curtiss D-12 Falcon 1 Madrid, Bogotá

Instrucción Wild-Comte X 8 Madrid, Bogotá

Instrucción Curtiss J-2 Fledgling 3 Madrid, Bogotá

Total 11

Fuente: Uribe Gaviria, Carlos. La Verdad sobre la Guerra. Bogotá: Ed. Cromos, 1935.T.I.
p.24.

177 A estas aeronaves, se sumarían luego de producida la captura de Leticia un hidroavión


Dornier Wall 34 y un hidroavión Hamilton.

178 DONADIO, Op.cit., p. 224.

148
Siendo el conflicto por iniciarse, un enfrentamiento a llevarse a cabo en un teatro
de operaciones dominado por la selva amazónica que compartían ambos países,
los elementos aeronavales serán fundamentales, y en tal sentido, el empleo e
incremento de medios aéreos, será de vital importancia para ambos países. En
ese sentido, Colombia, al igual que el Perú, buscará adquirir aeronaves para
lograr la superioridad aérea.

6.3.3.3 Ejército

El ejército colombiano, había recibido el asesoramiento de una Misión Militar


Suiza entre 1925 y 1928, que se dedicó principalmente a transformar su
estructura orgánica, elevando el nivel de instrucción y profesional de la oficialidad
en sus diferentes escalones para el mando y conducción de tropas179.

Operacionalmente, el ejército colombiano se hallaba constituido por 16


Batallones de infantería (incluyendo una guardia de honor), 2 grupos de artillería
(con 4 baterías en total), 3 regimientos de caballería, 1 batallón de ingenieros y
3 batallones de ferrocarrileros. El personal en servicio llegaba a 409 oficiales y
8.000 subalternos.180

En la frontera con el Perú, el ejército colombiano había destacado a la III División,


cuyo puesto de comando se hallaba en la ciudad de Cali. Esta división se hallaba
conformada por tres Batallones de Infantería, distribuidos en Pasto, Popayan y
en Cali, así como por un Batallón de Artilleria y uno de Ingenieros.181

A lo largo de las regiones del Putumayo, Caquetá y del Amazonas, se hallaban


las guarniciones de Puerto Asis, Puerto Ospina, Caucaya, El Encanto, la Tagua
y La Pedrera. Entre todas esas guarniciones, sus efectivos sumaban un total de

179 PINZÓN, Op. cit., pp.160-161.

180 ZARATE, Op.cit. pp. 92-93.

181 Ídem, p. 205.

149
150 hombres, a los que habría que sumar 21 efectivos policiales destacados en
el puerto de Leticia.182

A manera de resúmen, en la Tabla Nº 6, presentamos la composición de


personal y las principales unidades de las fuerzas armadas colombianas en
septiembre de 1932.

TABLA Nº 6: COMPOSICIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS DE


COLOMBIA, 1932

EFECTIVOS
FUERZA UNIDADES
OFICIALES PERSONAL

15 Batallones de Infantería
1 Batallón Guardia de Honor
EJÉRCITO 2 Grupos de Caballería
2 Grupos de artillería
1 Batallón de Ingenieros
Flotilla de Magdalena
1 transporte
ARMADA 1 cañonera

400 6.000 Flotilla del Putumayo


2 cañoneras

1 avión de observación
FUERZA AÉREA 8 aviones de instrucción
3 aviones de instrucción

Fuente: elaboración propia con información de Zárate, Op.cit., p. 93.

182 VALENCIA, Op.cit., p.154.

150
6.3.4 Dispositivo militar colombiano en el Teatro de Operaciones Nor-
Oriente al inicio del conflicto

En cuanto a la composición del dispositivo militar colombiano al inicio del


conflicto en el Teatro de Operaciones, se hallaba conformado de la siguiente
manera y conforme se resume en la Tabla Nª 7.

Ejército

La III División Militar, tenía jurisdicción sobre los Departamentos del Cauca,
Valle, Huila y la Intendencia del Amazonas (que se hallaba conformada por las
Comisarías del Putumayo, Caquetá y Amazonas). Dicha División Militar, tenía
los siguientes dispositivos:

 Cali: Sede del Comando de la Región, el Batallón de Infantería Pichincha,


el Batallón de Ingeniería Mejía y el 1º Grupo de Artillería.

 Popayán: El Batallón de Infantería Junín.

 Nieva: Un Regimiento de Caballería.

 Pasto: El Batallón de Infantería Boyacá.

 En las guarniciones del Putumayo, que eran las de Caucaya, Puerto Asis,
Puerto Ospina y el Encanto, así como las ubicadas en el río Caquetá, que
eran las del tagua y La Pedrera, todas, se hallaban dotadas por los
efectivos de 2 compañías. En el caso de Leticia, allí se hallaba un efectivo
de 21 hombres de la policia nacional.183

183 ZÁRATE Op.cit., p.105.

151
TABLA Nº7: DISPOSITIVO MILITAR COLOMBIANO EN EL T.O.
AMAZÓNICO AL INICIO DEL CONFLICTO

FUERZA EFECTIVOS UNIDADES

EJÉRCITO 1.291 + 21 policia III División Militar

2 cañoneras
ARMADA 87
2 transportes armados

FUERZA AÉREA 0 Ninguno

Fuente: ZÁRATE, Op.cit., p.106.

La Armada colombiana contaba con las cañoneras Santa Marta y Cartagena en


el Putumayo, con un total de 30 hombres cada una y las lanchas de transporte
Huila y Nariño, con un total de 27 tripulantes.

En el caso de la aviación colombiana, no contaba con ninguna aeronave en el


T.O., salvo ocho hombres a cargo de los aeródromos de Caucaya y Puerto
Boy.184

A manera de resúmen, en la Tabla Nº 8, presentamos la composición de


personal y las principales unidades de las fuerzas armadas colombianas en
septiembre de 1932 en el T.O. Amazónico (Nor Oriente) en septiembre 1932.

184 Ídem, p. 106.

152
Figura 22. Cañonera colombiana Cartagena. Al inicio del conflicto, los colombianos tenían en el
Putumayo sólo dos de las tres cañoneras construidas en Inglaterra en 1930, la Cartagena y la
Santa Marta. Ambas eran más modernas y mejor artilladas que las cañoneras peruanas América
y Napo. Sin embargo, eran los buques de mayor tamaño que poseía Colombia, y sus dotaciones
se hallaban conformadas por oficiales y personal del ejército, debido a que en la práctica, ese
país no contaba con una Armada. Fuente: Colección personal.

6.4 Acciones iniciales y adquisiciones militares

6.4.1 Acciones iniciales por parte del Perú


En el caso del Perú, luego del desconcierto inicial por la captura de Leticia, el
gobierno nombró comandante general de la V Región Militar al coronel Victor
Ramos. Una de las primeras medidas que adoptó el nuevo jefe, fue incrementar
el efectivo del Regimiento de Infantería Nº 17. Adicionalmente, se determinó la
conveniencia de aumentar la presencia peruana sobre el río Putumayo,
creándose el “Destacamento Putumayo”. Como consecuencia de lo anterior, el
21 de octubre fuerzas peruanas ocuparon Tarapacá, sobre la margen derecha
del río mencionado, junto a la boca del río Cotuhé, en otro de los vértices del
trapecio cedido a Colombia por el tratado de 1922.185 Este destacamento, quedó

185 BASADRE, Op.cit., p.360.

153
conformado por un efectivo de noventa hombres de tropa, al mando de un
teniente de infantería.

A la guarnición peruana establecida allí, se le dio como misión el impedir el


ingreso de buques colombianos al Putumayo; impedir desembarcos enemigos;
mantener informado al comando y al destacamento organizado en el Putumayo.

A este destacamento, a su vez, se le dio la misión de organizarse y defender


Puerto Arturo; ocupar la guarnición de El Encanto; impedir el enlace de las
fuerzas enemigas de Caucaya y las que pudieran surcar el Putumayo; y dar
cobertura en los ríos Napo, Marañón y sus afluentes.186

En tanto, al Cuerpo Aéreo, en caso de ser necesario, se le dio como misión


atacar objetivos en la región de Caucaya y a los buques enemigos; en la región
de La Pedrera, atacar todo convoy que penetrara en el Amazonas para defender
Tarapacá, Ramón Castilla y Leticia.187

La flotilla fluvial, fue considerada como una fuerza de defensa móvil a disposición
del Comando, dándole la misión de interferir al enemigo en su tránsito hacia
Leticia o Tarapacá; efectuar acciones de minado y de cobertura para un posible
pliegue sobre el Ucayali y proteger el Napo con una o dos embarcaciones. El
mando de la Flotilla Fluvial le fue otorgado al capitán de fragata Germán Narváez
Larriva.

6.4.2 Adquisiciones navales y aéreas del Perú

Luego de estallado el conflicto en septiembre de 1932, transcurrieron algunos


meses para que el Perú decidiese emplear sus medios navales ubicados en el
Pacífico para enviarlos hacia el Teatro de Operaciones Nor-Oriente y hacia el
Caribe colombiano. Esta medida, correspondió a un nuevo planteamiento
estratégico, que conllevó a iniciar gestiones para adquirir naves a fin de reforzar

186 CASTRO HART, Juan. Actividades y adquisiciones de la Marina de Guerra del Perú en el
periodo 1930-1960. Lima: Inédito, 1979. p.10.

187 Ídem, p.11.

154
su Escuadra, para que se hallase en condiciones de enviarlas posteriormente
hacia el Atlántico. Esto se explicará más adelante en el presente trabajo.

Las naves adquiridas, fueron dos destructores comprados en Estonia, y un


petrolero, comprado en Noruega.

El Gobierno peruano, consciente de la necesidad de incrementar los elementos


aéreos necesarios para hacer frente a los que se hallaba adquiriendo Colombia
en el exterior, con el apoyo de fondos provenientes de una colecta nacional, dio
prioridad para la compra de aeronaves de combate, así como para motores y
piezas de repuesto para los aviones que ya se hallaban en servicio. La
evaluación del material necesario recayó en una Comisión Técnica de Defensa
Nacional, la misma que propuso la adquisición de lo siguiente:

• 15 Douglas O-38 de reconocimiento-bombarderos ligeros;

• 10 Curtiss Model 35-A Hawk II de caza;

• 200 bombas de demolición de 50Kg;

• 600 bombas de demolición de 25 Kg;

• 1200 bombas de fragmentación 25 Kg.

Finalmente, sólo se obtuvo fondos para la compra de tres Curtiss Hawk II y seis
Douglas O-38, firmándose los contratos el 12 y el 17 de octubre de 1932, por un
monto total de 252.870 dólares, que incluía un juego de flotadores para cada
aeronave. Además, la comisión autorizó 45.000 dólares para la compra de cinco
motores Pratt & Whitney R-1340C-1 y cinco series de flotadores para los biplanos
Vougth Corsair que ya tenía el Cuerpo Aéreo del Perú.188

188 RIVAS et.al., Op.cit., p. 16.

155
Figura 23. Hidroavíon de reconocimiento y ataque ligero Curtiss Model 37F Falcon. Al iniciarse
el conflicto, el Cuerpo Aéreo del Perú, contaba con aeronaves preparadas para operar en la selva
peruana y sus pilotos tenían más de una década operando en dicha región. Sin embargo, ante
la posición aparentemente favorable a Colombia por parte de los EE.UU. y ante su condición
como país inmerso en un conflicto internacional, al Perú, le fue dificultoso obtener material de
guerra adicional para sus fuerzas aéreas y sus fuerzas militares en general. Fuente: AIEHMP

6.4.3 Acciones iniciales por parte de Colombia y creación del


Destacamento Putumayo
En el caso de Colombia, el Gobierno decidió inicialmente reforzar sus
guarniciones sobre el río Putumayo, creando el denominado “Destacamento
Putumayo”, designándose el 15 de septiembre de 1932 como comandante del
mismo, al coronel Roberto Rico, con su cuartel general situado en Caucayá.
Principiando octubre, se le asignó oficiales, suboficiales y elementos de tropa,
cuyo efectivo sumaba 400 hombres.

En adición, le fueron asignados las cañoneras Santa Marta y Cartagena, así


como tres lanchas de transporte y tres hidroaviones.

En octubre de 1932, se le dio formalidad legal al nuevo destacamento,


asignándosele una plana mayor, un pelotón de transmisiones y otro de sanidad,

156
dos batallones de infantería y uno de ingenieros. Completaba esta unidad, una
batería de artillería y dos columnas de transportes.189

Figura 24. General Alfredo Vásquez Cobo, jefe de la Expedición Punitiva colombiana, cuando
se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de Colombia en Francia, 1932. Fuente:
VÁSQUEZ, Op.cit., p. 1.

6.4.4 Adquisiciones navales colombianas

Ni bien tuvo conocimiento de lo acontecido en Leticia, el ministro colombiano en


París, general Alfredo Vásquez Cobo, ofreció al presidente Enrique Olaya
Herrera hacer todas las gestiones necesarias para conseguir buques de guerra

189 VALENCIA, Op.cit., p.154.

157
adecuados para “dominar a los peruanos” en el Amazonas antes de la ruptura
de las relaciones. Según este general, “obteniendo unidades navales superiores
a las cañoneras peruanas, la campaña militar se facilitaba grandemente: podía
asegurarse que, al dominar el agua, se triunfaría en tierra. Quien domina el agua,
puede mover sus fuerzas, frescas y robustas, para llevarlas a atacar el punto del
río que convenga, al día y la hora precisos. Llevar uno dos buques armados,
superiores a las cañoneras America y Napo; traer de nuestra costa atlántica un
cuerpo de ejército, que debía reunirse con los buques de guerra en Belem do
Pará, y seguir inmediatamente, sin pérdida de tiempo, hacia Leticia, era un plan
de campaña efectivo”.190

Para el 17 de septiembre, Vásquez Cobo informaba que luego de haber


efectuado las averiguaciones del caso, era imposible adquirir buques de guerra,
pero que el astillero francés Penhöet le ofrecía habilitar un buque mercante en
perfecto estado, todo de acero, de 360 toneladas, 16 millas de velocidad por
hora, capaz de transportar 300 hombres, armado con un cañón de 100mm a
proa, tres de 75mm a popa, dos de 40mm a los costados y cinco ametralladoras,
estos últimas para tiro aintiaéreo. Asimismo, estaría dotado de una estación de
radio inalámbrica. El precio ofrecido era de 200.000 dólares. El buque vendría
tripulado por un comandante, tres oficiales, venticinco marineros y personal para
otros servicios, en su gran mayoría extranjeros, cuyo coste mensual bordeaba
los 3000 dólares y podría estar listo para zarpar en 30 días y contaba con un
calado que le permitiría remontar el Amazonas.191 Este buque, era el Dixmude,
antiguo minador alemán (antes llamado Grille) que se dedicaba al servicio de
pasajeros entre Francia e Inglaterra.192 Desde el ministerio de guerra colombiano
se estudió la propuesta y el día 19 el propio presidente autorizó a Vásquez Cobo
para que efectúe las gestiones necesarias para la compra del buque ofertado,

190 VÁSQUEZ, Op.cit., p. 59.

191 URIBE, Op.cit., p.174-175.

192 VÁSQUEZ, Op.cit., p.70.

158
indicándole que el buque tendrá que estar en Manaos a la mayor brevedad
posible y listo para la acción. A este buque, se le daría en nombre de Córdoba193.

Por otro lado, el 24 de septiembre, Vásquez Cobo informaba de la posibilidad de


conseguir otro buque con capacidad de transportar por el Amazonas a unos 500
hombres, bien artillado, con estación de telecomunicaciones, velocidad de 16
millas por hora, al que se le podría artillar y transformar para uso militar, a un
coste de 200.000 dólares y que podría estar listo en seis semanas.194 Se trataba
de un buque destinado al transporte de pasajeros, el Royal Higlander, que sería
rebautizado Mosquera,195 y fue armado como crucero auxiliar, siendo dotado de
dos cañones de 75mm, dos ametralladoras antiáereas y 10 livianas.

Un tercer buque comprado, fue el mercante Heligoland, rebautizado Bogotá, que


tenía un desplazamiento de 685 toneladas, con 16 nudos de velocidad y
capacidad de transporte de 140 hombres. Este buque se sumaría posteriormente
a las fuerzas colombianas que viajaron hacia el Amazonas conformando la
Expedición Punitiva. Este buque era similar al Córdoba, puesto que ambos
habían sido construidos originalmente como minadores para la Marina Imperial
alemana durante la I Guerra Mundial, pero que habían sido completados
despues de concluido el conflicto como buques mercantes.

En fecha posterior, también se tomó en arriendo a la United Fruit Company un


barco frutero, el cual llegaría a Colombia cuando el conflicto se hallaba por
finalizar. Este buque fue rebautizado Ciudad de Pasto.

Otro buque integrado a la Expedición Punitiva fue la cañonera Mariscal Sucre,


que se trataba originalmente de un yate, el ex Fliying Fox, adquirido en los
EE.UU., pero construido por los astilleros británicos Yarrow en 1909. Fue
artillado con dos cañones de 76mm y 1 ametralladora. Desplazaba 125
toneladas y desarrollaba 25 nudos gracias a sus turbinas parsons.

193 En el Apéndice 2, se brindan mayores datos acerca de este y otros buques colombianos.

194 URIBE, Op.cit., p. 176.

195 Ibídem.

159
6.4.5 Creación del Destacamento Amazonas y conformación de la
“Expedición Punitiva”

Simultáneamente con la organización del Destacamento Putumayo, se creo otro


destacamento destinado a operar desde el Oriente del Trapecio Amazónico. Su
cuartel general inicialmente fue establecido en Barranquilla, bajo el mando del
general Efraín Rojas Acevedo, siendo nombrado comandante de dicha fuerza en
diciembre de 1932.

A esta organización se le asignó 791 efectivos del destacamento Juanambú,


disponiéndose para su traslado al transporte Boyacá, acompañado del Nariño,
nave acondicionada como buque hospital. Ambas, irían escoltadas por las
cañoneras Pichincha y Barranquilla.

Por otro lado, de acuerdo con lo dispuesto por el presidente Olaya Herrera, una
vez listos los medios y personal militar que integraba tanto la expedición que se
conformaba en Francia a cargo del general Vásquez Cobo, como la del
destacamento Amazonas a cargo del general Rojas Acevedo, se dispuso el
zarpe de ambas fuerzas para que hicieran rendesvouz en el puerto brasileño de
Belem do Pará finalizando el mes de diciembre.

Una vez reunidos allí, ambos elementos operacionales conformarían la


denominada “Expedición Punitiva”.

Entonces, el general Alfredo Vásquez Cobo, con el Mosquera y el Córdoba,


dotados por tripulaciones contratadas al mando de oficiales colombianos, zarpó
del puerto francés de Rouen el 30 de noviembre de 1931, arribando a Belem do
Pará el 21 de diciembre. Una semana después, el 28, llegaban procedentes de
Colombia, el Destacamento Amazonas, al mando del general Efraín Rojas.

El general Rojas portaba un sobre lacrado para el general Vásquez Cobo, que
contenía una nota suya, fechada el mismo día, en la que se le informaba que, de
acuerdo al decreto Nº 1846 del 3 de noviembre de 1932, el Supremo Gobierno
lo había nombrado “comandante general de las fuerzas militares del
Amazonas”.196 Este documento causó extrañeza en el general Vásquez Cobo,

196 CAMACHO, Op.cit. p.143.

160
pero luego ambos jefes, de común acuerdo, enviaron un radiograma al
presidente Olaya, solicitándole definir quien se haría cargo de las tropas y
operaciones militares. Como respuesta, el presidente comunicó que el general
Vásquez Cobo tenía en sus manos la unidad de mando de la expedición.197 Con
ello, quedaba zanjada este pequeño incidente.

Por otro lado, entre ambos generales surgieron divergencias respecto a cuál
sería la estrategia más indicada para recuperar Leticia. Este tema se verá en los
puntos 6.5.1.1 y 6.5.1.2 del presente trabajo.

6.4.6 La Scadta y la Fuerza Aérea colombiana

La línea aérea SCADTA (Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos),


que hacia 1932 era la principal linea aérea comercial en Colombia, y tuvo un
papel fundamental en las actividades de la Aviación Militar colombiana durante
las operaciones aéreas en el Teatro de Operaciones Amazónico (Nor-Oriente).
Establecida en 1919 por pilotos y mecánicos de aviación de procedencia
alemana y veteranos de la I Guerra Mundial, hacia 1932 poseía una flota
relativamente moderna de aeronaves e infraestructura de apoyo en tierra, que
en una situación bélica como la que se le presentaba a Colombia, resultó ser de
un apoyo fundamental.198

Lo que permitió que la SCADTA ofreciese sus elementos al gobierno


colombiano, fue la legislación existente, que estipulaba que en caso de
perturbación del orden público nacional, todas las aeronaves civiles quedarían a
órdenes del Ministerio de Guerra con todo su personal y material.199

Tanto las aeronaves como el personal de esta empresa aérea constituyeron un


importante apoyo en un principio, puesto que mientras se gestionaban las
aeronaves nuevas, buena parte del paque aéreo de SCADTA era apropiado para
su empleo en los ríos amazónicos al contar con flotadores.

197 Ídem, p. 145.

198 RIVAS, et.al., Op.cit., p. 7.

199 VALENCIA, Op.cit., p.95.

161
Por otro lado, el hecho que buena parte de las dotaciones de la SCADTA
tuviesen una mayor experiencia y conocimiento en operaciones sobre la selva y
en vuelos de larga distancia, se constituyó en una importante ventaja frente a los
pilotos peruanos, cuyas dotaciones de combate no tenían ningún programa de
entrenamiento ni experiencia en vuelos sobre dícha área geográfica.200

Una vez conocido el incidente de Leticia, el ministro de guerra colombiano,


Carlos Uribe Gaviria, convocó al representante de la empresa SCADTA, Herman
Kuehl, quien asistió a dicha reunión acompañado del ciudadano alemán Herbert
Boy, quien era el piloto más experimentado de la aerolinea y oficial veterano de
la I Guerra Mundial.

Con acierto, Herbert Boy fue incorporado con el grado de coronel a la fuerza
aérea colombiana como asesor técnico201 y por disposición del gobierno, fue
encargado para conducir y dirigir todas las operaciones aéreas durante el
conflicto.202

6.4.7 Aeronaves adquiridas para la Fuerza Aérea colombiana

Mientras que en Europa se habia logrado adquirir buques para conformar la


Expedición Punitiva hacia el Amazonas, el Gobierno colombiano también
desarrollo un gran esfuerzo para adquirir aeronaves, teniendo siempre en mente
lograr una superioridad militar frente al Perú, considerando además, que
disponían de aeronaves en número muy limitado con un corto radio de acción.
Ésta fue una razón suficiente para que el Gobierno de Colombia de manera
urgente considerarase un proceso de rearme.

Por ello, se adquirieron una serie de aeronaves que llegaron progresivamente


finalizando el año 1932 y a lo largo de 1933, cuyos pilotos provenían de la
aerolínea SCADTA y que mayoritariamente eran alemanes veteranos de la I

200 RÍVAS, et. al. Op.cit. p. 16.

201 RIVAS et.al., Op.cit., p. 7.

202 VALENCIA, Op.cit., p.97.

162
Guerra Mundial, que hasta antes del conflicto habían pertenecido a la linea aérea
colombiana Scadta.

La estrecha relación con la Scadta, permitió contar con asesoría técnica y un


trato directo con los diferentes fabricantes de aeronaves. A través de esta
empresa, se gestionó la obtención de aviones, pilotos, mecánicos, observadores
y técnicos en bombas.203

Las primeras aeronaves adquiridas una vez iniciado el conflicto, fueron tres
hidroaviones de bombardeo liviano Junkers K-43, de fuselaje metálico,
debidamente armados y con sus correspondientes dotaciones de bombas y
municiones.

Para los colombianos era indispensable igualar al Cuerpo Aéreo del Perú, puesto
que por informaciones de inteligencia se conocía que este país, poseía un buen
número de aviones de guerra y transporte, además de excelentes pilotos con
buena práctica y entrenamiento. Ello obligó a los colombianos organizar
rápidamente su fuerza aérea, teniendo en cuenta las posibles áreas de acción,
el Caquetá, Putumayo y Amazonas, así como también la costa del Pacífico.204

Adicionalmente, se adquirieron otras aeronaves, hidroaviones bimotores y


aviones de combate, principalmente en los EE.UU.

Entre las nuevas aeronaves adquiridas, se hallaban las siguientes: 3 Dornier


Wall de bombardeo pesado; 2 Dornier C2A, marítimos de combate; 1
Commodore o Siesquiplano marítimo. Para que pudiesen operar, se instalaron
bases aéreas a lo largo de las costas colombianas, en Buenaventura, Palestina,
Cuapi, Tumaco, Utría, Sautata (en el río Atrato), en Cartagena y en Barranquilla.

Asimismo, se adquirieron otras aeronaves en los EE.UU., las mismas que fueron
llegando tan pronto se terminaba su construcción. Este tercer grupo de
aeronaves estuvo conformado por 3 Curtiss Fledglings y 6 Curtiss Trainers, de

203 URIBE, Op.cit., p 142.

204 Ídem, p.143.

163
instrucción, mas 9 Curtiss Falcon de observación y bombardeo ligero, 3 Curtiss
Osprey, de observación, y 17 Curtiss Hawk de caza.205

Después de los acuerdos con SCADTA, el gobierno colombiano determinó que


fuerza aérea colombiana quedase a órdenes del jefe de la Expedición Punitiva
general Alfredo Vásquez Cobo, con el coronel Herbert Boy como asesor técnico.

Por lo pronto, con fecha 4 de enero de 1933, el general Alfredo Vásquez Cobo
que se hallaba aun en Manaos, recibió un documento del coronel Acevedo, que
contenía un cuadro sinóptico, en el cual se registraban las aeronaves que en esa
fecha disponía la Fuerza Aérea colombiana, que eran 23 hidroaviones de
diferentes modelos, situados en distintas partes del territorio colombiano. Sus
dotaciones, en ese momento eran trece pilotos, siete observadores y diesiciete
mecánicos. En la Tabla Nº 8, se muestran los elementos aéreos colombianos
principiando el mes de enero de 1933.

TABLA Nº8 AERONAVES DE LA FUERZA AÉREA COLOMBIANA Y SU


UBICACIÓN AL 4 DE ENERO DE 1933

Ubicación Modelo

Puerto Boy 3 Dornier Wal, 1 Osprey, 1 Curtiss, 2 K-43, 1 Junkers, 1 Hamilton

Buenaventura 1 Dornier Wal, 2 Dornier K, 1 Commodore

Caucayá 1 Hawk, 1 K-43, 1 Junkers

Magdalena 1 Junkers

Madrid 2 Dornier K

Barranquila 2 Hawk

Girardot 2 Hawk

Total 23 aeronaves

Fuente: Elaboración propia con información proveniente de VÁSQUEZ, Op.cit. p.202.

205 Ibídem, p. 144.

164
Posteriormente, a la oficialidad de pilotos de la SCADTA, se le sumarían 53
pilotos provenientes de la escuela de aviación militar colombiana, los que luego
fueron reforzados por otro grupo de 17 pilotos de esa empresa como parte del
acuerdo con la aviación militar de Colombia, en su mayoría de nacionalidad
alemana, pero con otros pilotos de Italia y los EE.UU. A todos ellos, se les otorgó
un rango militar, mayoritariamente el de capitán.206

Esa cantidad de pilotos, fue suficiente para cubrir la cantidad de aeronaves


que Colombia adicionó para su fuerza aérea, la que durante el segundo
semestre de 1933, contaba con un total de 49 aeronaves nuevas.207 En suma,
habían logrado obtener la superioridad aérea frente a las aeronaves con las
que contaba el Perú en ese momento. En la Tabla Nº 9, se muestran las
aeronaves adquiridas por Colombia durante el conflicto.

TABLA Nº 9, AERONAVES ADQUIRIDAS POR COLOMBIA DESDE EL 1º


DE SEPTIEMBRE DE 1932 HASTA EL SEGUNDO SEMESTRE DE 1933

Cantidad Aeronave Tipo

3 Fledgling Instrucción

6 Trainer Instrucción

9 Falcon Observación/ataque

3 Osprey Caza/bombardero

17 Hawk Caza

3 Junkers Ju-52 Transporte/bombardero

6 Junkers Transporte

6 Dornier Observación

1 Hamilton Transporte

206 RIVAS, et.al., Op.cit., p. 8.

207 URIBE, Op.cit., p. 162-163.

165
Patrulla
1 Commodore marítima/bombardero

Total: 53208

Fuente: elaboración propia a partir de la información consignada en URIBE, Op.cit., p. 162-163.

Figura 25. Pilotos de origen alemán al servicio de la Fuerza Aérea colombiana. Gracias a los
acuerdos suscritos entre el Gobierno colombiano y la aerolínea SCADTA, de capitales
alemanes, pero establecida en Colombia, su fuerza aérea obtuvo muchos beneficios, los que,
aparte de las naves de transporte, le permitió contar con 17 pilotos germanos veteranos de la
I Guerra Mundial y conocedores del territorio selvático. Su presencia y experiencia fue
fundamental durante la campaña colombiana en el conflicto. Fuente: AIEHMP

208 De esas 55 aeronaves adquiridas para su fuerza aérea, 6 de ellas se habían perdido en
accidentes, lo que les daba un total de 49 aeronaves.

166
6.5 El planteamiento de las operaciones militares

Debido a que el Perú había adoptado una posición ambigua para hallar una
solución del conflicto debido a que se negaba a devolver los territorios ocupados,
el Gobierno colombiano tuvo en claro desde el principio la necesidad de
desalojar a los invasores del territorio que, por el Tratado de 1922, eran
legítimamente suyos.

Por ello, Colombia no dudó en ningún instante en recurrir al uso de la fuerza para
intervenir sobre su propio territorio, mientras que como ya se explicó
anteriormente, de manera paralela buscaba negociar un arreglo pacífico con el
Perú, llevaba su caso ante la Liga de las Naciones, habiéndose asegurado
primero, una presencia militar superior en el Teatro de Operaciones.

Figura 26. Gráfico que representa los dos planes para la captura de Leticia planteados al
presidente colombiano Enrique Olaya Herrera. En lo que respecta a la estrategia finalmente
adoptada por Colombia, se decidió el plan propuesto por el general Efraín Rojas, que consistía
en lo siguiente: 1. Capturar progresivamente los destacamentos y posiciones sobre el Putumayo:
Tarapacá, Güeppí y Puerto Arturo; 2. Luego, lanzar una ofensiva aérea y fluvial hacia Iquitos,
para destruir las fuerzas peruanas allí ubicadas, 3. Finalmente, proceder a la recaptura de Leticia,
expulsando a los "invasores" peruanos, restituyéndose la soberanía colombiana en los territorios
invadidos.
Sobre este plan debemos manifestar, que en el Perú, en ninguno de los supuestos considerados
en los planes elaborados, se contempló este curso de acción llevado a cabo por las fuerzas

167
colombianas, así como se subestimó las capacidades de las fuerzas colombianas y ello en gran
medida, como consecuencia de apreciaciones alimentadas por información de inteligencia
insuficiente. Fuente: elaboración propia.

6.5.1 Estrategia militar colombiana

Colombia, en vista de la superioridad naval y aérea inicial del Perú, llevó a cabo
un plan de adquisiciones militares, con el propósito de armar una expedición
naval y aérea, dotada de un mayor poder combativo en comparación con las
fuerzas peruanas en la amazonía.

Con esta fuerza, procedería lo más pronto posible hacia el teatro de operaciones,
ganando con ello la iniciativa al Perú, obligándolo a negociar y forzar su retirada.

Luego de haber efectuado este primer despliegue de fuerzas, los colombianos


planertearon inicialmente dos planes con sus respectivas estrategias a fin de
someterlos al presidente Enrique Olaya Herrera para una decisión final. Estos
planes en detalle consideraban lo siguiente:

6.5.1.1 El Plan de Operaciones planteado por el General Alfredo Vásquez


Cobo

Este plan, consistía fundamentalmente en concentrar fuerzas en Belem do Pará,


y luego efectuar un ataque frontal contra las fuerzas peruanas ubicadas en
Leticia. Esta idea de maniobra ya había sido concebida por el general Vásquez
Cobo desde antes de llegar al teatro de Operaciones, a través de un
memorándum que le dirigió al ministro de guerra con fecha 23 de noviembre de
1932.

6.5.1.2 El Plan de Operaciones planteado por el General Efraín Rojas

Este plan, lo elaboró el general Efraín Rojas, quien lo puso a consideración el 25


de enero de 1933 al presidente Enrique Olaya Herrera, y proponía llevar a cabo
una maniobra estratégica indirecta, que consideraba las siguientes acciones:

168
• Capturar progresiva y prioritariamente, los puertos y posiciones sobre el
Putumayo: Tarapacá, Güeppí y Puerto Arturo, debiendo ser reconquistados
en ese orden.

• Luego, el “Destacamento Amazonas”, en conjunción con las fuerzas


disponibles en el río Napo, apoyadas por la aviación basada en Puerto Boy
(en donde se había establecido una base aérea), se encargarían de lanzar
una ofensiva militar hacia Iquitos, para destruir las fuerzas peruanas allí
ubicadas.

• Finalmente, lanzar una ofensiva fluvial y aérea sobre Leticia para su


recaptura, expulsando definitivamente a los “invasores” peruanos.

Este segundo planteamiento también permitiría llevar a cabo las negociaciones


diplomáticas a la par que se desarrollaban las operaciones militares.

La decisión final del plan a seguir recayó en el presidente Olaya Herrera, quien
considerando las recomendaciones del general chileno Francisco Valderrama
Díaz, asesor militar del Ministerio de Defensa colombiano, decidió a favor del
plan propuesto por el general Efraín Rojas.

Por otro lado, el plan que proponía el general Rojas gozaba de la simpatía del
ministro de guerra colombiano Carlos Uribe Gaviria y del jefe del estado mayor
del ejército, general Alejandro Uribe. Este último jefe, pensaba que era un error
efectuar un asalto frontal contra una posición fortificada tal como propuso el
general Vásquez Cobo (esa era la apreciación que los colombianos tenían
acerca de Leticia y Ramón Castilla). Además, Uribe, era también de la idea de
que “antes de tomar Leticia, necesitábamos adueñarnos del Putumayo en toda
su extensión, con el claro fin de asegurar las comunicaciones entre el
Destacamento Amazonas y el Destacamento Putumayo, y el de ambos con el
interior del país.” Agregaba este ministro que “En otras palabras, no dejar
aislados a merced del enemigo a nuestros buques y tropas que integraban la
expedición amazónica… Tarapacá constituía, como lo constituirá siempre, un

169
punto estratégico de magna importancia para el dominio del Putumayo, para la
defensa de nuestro territorio, para la seguridad de nuestras comunicaciones”.209

Esta decisión presidencial, le fue comunicada al general Vásquez Cobo el día 5


de febrero, cuando la Expedición, se hallaba en Tonantines en el Amazonas
brasileño, en camino hacia Leticia. Luego de un intenso periodo de
deliberaciones, finalmente Vásquez Cobo aceptó las órdenes que provenían de
Bogotá coincidentes con el plan esbozado por el general Efraín Rojas, por lo que
la expedición se dirigió hacia el Putumayo con la finalidad de aproximarse a su
nuevo objetivo que era la guarnición de Tarapacá.

6.5.2 Estrategia militar peruana

Como se sabe, la captura de Leticia fue un hecho del que el Gobierno no tuvo
conocimiento previo, que generó un conflicto para el cual el Perú no se hallaba
preparado. Sin embargo, diversos factores, principalmente políticos, influyeron
en las decisiones que hubo de adoptar. Pese a la insistencia de algunos sectores
que demandaban el envío inmediato de refuerzos al Teatro de Operaciones, el
Gobierno en un primer momento se mostró indeciso, pero finalmente, durante el
mes de noviembre de 1932, en la quinta sesión del Consejo de Defensa
Nacional, organismo creado para brindar asesoría en el más alto nivel
estratégico del Estado, se acordó adoptar una actitud estrategica defensiva,210
lo que se tradujo posteriormente en impartir órdenes para llevar a cabo las
siguientes misiones:

• Ocupar el puesto colombiano de Tarapacá, sobre el río Putumayo, con el


propósito de impedir el ingreso de buques colombianos a ese río; evitar
desembarcos enemigos; establecer una línea de comunicación con otros

209 URIBE, Op.cit., pp. 210-211.

210 Este tema se discute y amplía en el punto 6.6.8 del presente trabajo, bajo el parágrafo titulado
el Consejo de Defensa Nacional y su rol como organismo asesor del presidente de la República.

170
destacamentos en el Putumayo; establecer la defensa de Puerto Arturo;
ocupar el Encanto; cubrir y proteger el Napo, Marañón y afluentes.
• Al cuerpo aéreo, se le dieron las siguientes misiones: atacar objetivos en la
región de Caucaya (cercanías de Gueppí) y los buques enemigos; atacar
objetivos terrestres y fluviales en cercanías a La Pedrera; atacar cualquier
convoy que ingresara en el Amazonas peruano; y defender el eje Tarapacá,
Ramón Castilla-Leticia.
• A la Flotilla Fluvial, estimando su utilidad como unidades de defensa móvil a
disposición del Comando, se le dio las siguientes misiones: interferir el
tránsito del enemigo hacia Leticia o Tarapacá; acciones de minado y
cobertura defensiva en caso de un avance enemigo sobre el Ucayali.

6.5.3 La controversia sobre el empleo de la Escuadra y el Congreso


Constituyente peruano
Respecto al empleo de la Escuadra, por testimonios de oficiales de la época, a
muy poco de iniciado el conflicto, con el concurso de todos los alumnos de la
Escuela Superior de Guerra Naval, se preparó un Plan de Operaciones, que
contemplaba el envío de una pequeña fuerza naval conformada por un buque
tipo crucero acompañado de un petrolero para reabastecerlo. Este plan, fue
remitido al Ministerio de Marina, para su aprobación211.

Al respecto, desde varios sectores, se recomendó al Gobierno el envío de


refuerzos navales al contingente militar existente en el Oriente peruano,
coincidiendo con lo propuesto por la oficialidad de la Escuela Superior de Guerra
Naval.

Esta propuesta temprana por parte de los oficiales alumnos de la Escuela


Superior de Guerra Naval,212 respondió a una iniciativa proveniente del Congreso

211 PIZARRO ROJAS, Tomás M. El resurgir de la Armada Peruana. Memorias del Contralmirante
Tomás M. Pizarro Rojas 1884-1971. Lima: Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú,
2017. p.121.

212 La Escuela Suoerior de Guerra Naval, es la escuela de posgrado de la Armada del Perú, y
fue creada en el año 1930.

171
Constituyente, que con fecha 10 de setiembre de 1932, uno de sus
representantes, José M. Tirado, capitán de navío en retiro, presentó un pedido a
la presidencia, solicitando a los ministros de Guerra, Marina y Aviación, que las
respectivas escuelas superiores, efectuaran una apreciación técnica de la
situación, considerando todas las operaciones probables frente a un conflicto
armado con Colombia y Ecuador en contra del Perú, sobre la base de los
elementos militares que disponían los tres países en ese momento213.

La Escuela Superior de Guerra Naval por aquel entonces se hallaba a cargo de


un miembro de la Misión Naval Americana, el contralmirante William O. Spears.

Al parecer, la apreciación que se hizo de la situación y las acciones


recomendadas en el mencionado plan consideraban un conjunto de medidas,
entre ellas la conformación de una fuerza naval con la misión de viajar hacia la
zona en conflicto y hacer frente a cualquier acción ofensiva que intentaran hacer
las fuerzas que Colombia alistaba en Europa. Estas ideas implicaban un criterio
distinto al que mantenía el Gobierno, cuya percepción inicial era la de un conflicto
que podía ser solucionado localmente y ello, motivó la clausura de la Escuela
Superior214, pensándose que los integrantes de la Escuela asumían una actitud

213 REPÚBLICA DEL PERÚ. CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1931. Actas y debates


conteniendo oficios, proyectos, dictámenes y demás documentos. Legajo N° 27. Año 1932, T. 2.
F. 319.

214 En los hechos, lo que ocurrió, fue que aprovechando que a fines de febrero de 1933, había
concluido el año académico en la Escuela Superior, el Presidente de la República, mediante la
Resolución Suprema N° 97 del 3 de marzo de aquel año, refrendada por el Ministro de Marina y
Aviación, declararon en “receso” durante el resto de aquel año al citado centro académico.
(REPÚBLICA DEL PERÚ. MINISTERIO DE MARINA Y AVIACIÓN. Orden General de la Armada
N°6. Lima 3 de marzo 1933.)

172
política contraria al régimen de entonces215. Los profesores y oficiales alumnos
serían destacados a diferentes puestos216.

Esta posición que consideraba indispensable movilizar a las unidades de la


Escuadra hacia el Atlántico en espera de cualquier refuerzo colombiano enviado
por a vía marítimo-fluvial hacia el Amazonas, queda corroborado por lo que nos
señala el teniente coronel José Zárate, quien en su Historia del Conflicto con
Colombia de 1932, hace referencia a la quinta conferencia que dio el
contralmirante norteamericano William S. Pye en la Escuela Superior de Guerra
Naval, en el mes de junio de 1933. Zárate, indica que dicho jefe, al hablar sobre
la propuesta de la Armada sobre el envío de unidades de la Escuadra hacia el
Atlántico principiando el conflicto, manifestó que si en esa época la potencia
naval peruana era de una superioridad tan grande y manifiesta sobre la
colombiana, se hallaba en las manos del Perú poder obtener cualquier objetivo
preliminar, refiriéndose a que el poder naval peruano en ese momento le
posibilitaba al Perú presionar a Colombia para obtener el objetivo naval nacional
de obligar a esa República a revisar el tratado. Indicó además que sobre la
potencia naval que poseía el Perú al inicio del conflicto, ella era un respaldo
suficiente para un objetivo nacional debidamente escogido. Él era también de la
idea, que si se enviaba a dos submarinos y a uno de los cruceros al inicio del
conflicto, para interceptar cualquier refuerzo bélico que por la única vía
disponible para Colombia, el río Amazonas, hubiese enviado esta Nación, con lo
que se habría asegurado la superioridad peruana y obteniendo rápidamente por
la fuerza, lo que no se pudo obtener más adelante diplomáticamente. En síntesis,
lo que planteaba este jefe Naval norteamericano, era que si el Perú hubiese
recurrido oportunamente al empleo de sus Escuadra frente a la fuerza

215 De acuerdo con testimonios de oficiales de marina de la época, a la Escuela Superior de


Guerra Naval, fueron destinados todos aquellos oficiales que eran considerados leguiistas.
Véase PIZARRO, Tomás M. Viaje de las dotaciones hasta Tallin y de la división de destroyers
hasta Iquitos río Amazonas: 8 julio 1933-21 setiembre 1934. Lima, 1958. Inédito. p.119.

216 CASTRO, Op.cit., p.13.

173
expedicionaria colombiana, nuestra diplomacia hubiera tenido el respaldo
necesario para el logro de sus objetivos.217

En los hechos, fue el Gobierno el que decidió no enviar a ninguna de las


unidades de la Escuadra hacia el área en conflicto. Esta decisión provino del
Ministerio de Marina y Aviación, cargo ocupado por el Dr. Alfredo Benavides
Canseco, quien la formuló sobre las recomendaciones recibidas del jefe del
Estado Mayor General de la Marina218, capitán de navío Manuel Sotil.

Lo cierto es que, esta decisión, contraria a la percepción que muchos sectores


políticos, militares y navales tenían acerca de la necesidad de reforzar el
predominio y presencia militar y naval peruana en el Amazonas y el Putumayo,
resultó ser un tema muy controversial. El propio historiador Jorge Basadre,
recoge una versión muy difundida en la época, que afirmaba “que se
concentraban las mejores armas en Lima para defender, en caso necesario, a
Sánchez Cerro y su Gobierno”219. Esta versión la hemos podido confirmar en un
diálogo recogido en los “Cuadernos de Viaje”, que son las memorias del
entonces teniente primero Julio J. Elías Murguía, quien durante el Conflicto con
Colombia, se desempeñó como jefe militar de Leticia y luego, jefe de artillería de
los puestos de Todos los Santos y de Puerto Arturo, cuando encontrándose en
este último lugar, dicho puesto fue visitado el 15 de abril por una comitiva dentro
de la cual se hallaba el Director de Aeronáutica, coronel Carlos Gilardi Vera,
quien le dijo que el Gobierno no deseaba desprenderse de las tropas ni enviarlas
fuera de Lima.220

217 ZÁRATE, Op.cit., pp. 289-290.

218 En aquel entonces, el cargo de comandante general de la marina no existía, y el de jefe del
estado mayor era el de mayor jerarquía en la institución.

219 BASADRE, Op.cit., T.XIV. p. 374.

220 El propio Elías relata lo mencionado en sus memorias de la siguiente manera: “En efecto,
sino recuerdo mal, el domingo 15 (de abril) llegó un avión con el Sr. Ministro de la Guerra coronel
don Antonio Beingolea B., acompañado del coronel don Víctor Ramos, del mayor don Alejandro
Villalobos ayudante del ministro, del coronel de Aviación don Carlos Gilardi, Director de Aviación
y del comandante de Aviación don José Estremadoyro…..” luego, prosigue su relato y comenta
que “En este momento me dio la voz el coronel Gillardi….. Cambiamos saludos con el coronel

174
Por otro lado, quizás hubo también factores de índole subjetiva. Considerando
que la Armada gozó de la simpatía y apoyo de Leguía durante el oncenio, así
como el apoyo que diera buena parte de la institución al mandatario una vez
producida la revolución en Arequipa, se podría entender las razones por las que
Sánchez Cerro tuvo animadversión hacia Armada, y quizá sus reticencias por
seguir las recomendaciones para el empleo y la inmediata intervención de la
Escuadra en el conflicto.221

Otra razón por la que se prescindió del envío de la Escuadra pudo residir en el
hecho que, dada la situación endeble del recién instalado gobierno frente a la
efervescencia popular y política, la ausencia de las principales unidades navales
en la costa hubiera dejado sin un respaldo de fuerza importante al Gobierno
frente a cualquier situación que atentara contra su estabilidad. Recuérdese, que

Gilardi y después de algunas frases comunes, me llevó el coronel al gran corredor, que ya dije
en otras líneas que tenía la vieja casa de la guarnición, y pasamos a un plano de mayor
confidencia…”. Y despues de hablar de otros temas, Elías le comenta a Gilardi “¡Dígale Ud. así
el presidente! Yo creo que ya es el momento de emprender alguna operación de envergadura,
de gran aliento, por ejemplo: atacar la costa colombiana efectuando un grueso desembarco o
bloquearla llamando a filas a miles de ciudadanos y declarar la guerra.” Y el coronel de aviación
le responde “Es que Ud. ignora cómo está el asunto interno, empeorando a cada momento; se
conspira o parece que se conspira en mil partes, el presidente se ríe de tales rumores, pero el
Gabinete y el Ministerio de Gobierno dan bastante importancia a la situación interna y no quieren
desprenderse de las tropas fieles, ni que salgan fuera de Lima”. En: ELÍAS MURGUÍA, Julio.
Cuadenos de Viaje, 1918-1933. T.3. Lima: Inédito. Archivo del Instituto de Estudios Histórico
Maritimos del Perú, 1933.

221 Sobre este punto, el capitán de fragata Juan Manuel Castro Hart, quien tomó parte de dicho
conflicto en 1933 cuando era alférez de fragata a bordo del crucero Lima, ha escrito en su aún
inédito relato titulado Actividades y adquisiciones de la Marina de Guerra del Perú en el periodo
1930 – 1960, que “Es interesante anotar que al tomarse Leticia en Setiembre de 1932 nuestra
Escuela Superior de Guerra Naval hizo una apreciación de la situación, recomendado un
conjunto de acciones que implicaban un criterio distinto al que mantenía el Gobierno en ese
momento, pues este consideraba la situación como un problema interno y local; en forma
extraña, en vez de implementar lo que la Escuela Superior había apreciado como conveniente,
se clausuro dicho Instituto pensándose sin duda que los integrantes de la Escuela asumían una
actitud política contraria al Gobierno de entonces, los profesores y alumnos fueron destacados a
diferentes puestos.” En: CASTRO, Op.cit., p.12.

175
cuando se produjeron los luctuosos sucesos en Trujillo en julio de 1932, fueron
enviados de inmediato varios buques de la Escuadra, llevando a bordo
contingente militar que contribuyó a restablecer el orden en el lugar.222

Un tercer factor que pudo obrar para que el Gobierno desestimara el empleo de
la Escuadra, se halla en el hecho que, conociendo la inferioridad militar
colombiana frente a las FF.AA peruanas, se subestimó la reacción colombiana y
su decisión de conformar una expedición militar. Esta apreciación, de manera
independiente a las negociaciones diplomáticas que Colombia inició ante la Liga
de las Naciones, resultó ser totalmente errónea y fatal para el resultado que
tomarían las acciones luego de iniciado el conflicto.

Pero más allá de las teorías que al respecto se han enunciado en los párrafos
precedentes, hacia el interior de la Armada, se presentaron dos posturas: la de
aquellos que consideraban indispensable el envío de las unidades de la
Escuadra para hacer frente a los buques que Colombia enviaría hacia el
Amazonas, y la de aquellos, que, en sintonía con el Gobierno, lo consideraban
innecesario. En los hechos, esta errónea decisión, fue la que permitió que
Colombia pudiera ganar la iniciativa al Perú, y una vez que su fuerza
expedicionaria arribara al Amazonas en diciembre de 1932, consiguiera
superioridad frente a las fuerzas peruanas, con lo que iniciaría su campaña para
recapturar o tomar las posiciones militares peruanas en el Putumayo.

Las dudas respecto al empleo de las fuerzas navales peruanas para servir de
contención y disuasión frente a la expedición colombiana, sería materia de una
nueva citación al ministro de Marina y Aviación al Congreso, para que diese las
explicaciones del caso en el mes de enero de 1933, situación que relataremos
más adelante.

222 Este tema ya fue ampliado en la nota 116.

176
6.6 Principales acontecimientos y acciones (setiembre 1932 – segunda
quincena de febrero 1933)

Habiendo apreciado los aprestos llevados a cabo por ambos países referidos a
su planteamiento estratégico inicial y adquisiciones, reiteramos que en el caso
de Colombia, ya había preparado y organizado una expedición naval/fluvial, la
que como hemos visto se presentó finalizando el mes de diciembre de 1933 en
el Amazonas.

En cambio, en el Perú, se optó por una actitud defensiva, que se tradujo en un


tardío y restringido incremento de sus fuerzas en el Amazonas.

Según el capitán de fragata Juan Manuel Castro Hart, en su obra inédita


Actividades y adquisiciones de la Marina de Guerra del Perú en el periodo 1930-
1960, nos dice que:

“Apenas fue tomada Leticia el 1° de setiembre de 1932 se envió una


guarnición militar a Tarapacá en la margen derecha del Putumayo y en la
parte septentrional del trapecio. Tomar Tarapacá significa para las fuerzas
peruanas la siguiente misión: a) impedir el ingreso de buques colombianos
al Putumayo, b) impedir desembarcos enemigos c) mantener informado al
comando y al destacamento organizado en el Putumayo, cuya misión era: a)
organizarse y defender Puerto Arturo; b) ocupar El Encanto; c) impedir el
enlace de las fuerzas enemigas de caucaya y las que pudieran zurcar el
Putumayo; d) la cobertura del Napo, Marañón y sus afluentes.

A las fuerzas áreas se le dio como misión atacar objetivos: a) en la región de


Caucaya y los buques enemigos; b) en la región de La Pedrera: c) atacar
todo convoy que penetrara en el Amazonas para defender Tarapacá o
Ramón Castilla-Leticia.

A la flotilla de cañoneras peruanas se le estimó como una fuerza de defensa


móvil a disposición del Comando dándoles la misión de: a) interferir al
enemigo en su tránsito hacia Leticia o Tarapacá; b) acciones de minado y de
cobertura para un posible pliegue sobre el Ucayali y proteger el Napo con

177
una o dos embarcaciones. Su comando se le entrego al señor capitán de
fragata German Narváez Larriva.”223

Lo cierto es que, pese a las órdenes dadas, el personal disponible en esos


momentos a órdenes de la V Región Militar (incluyendo la Armada, Cuerpo Aéreo
del Perú y Ejército) era muy limitado y el material era totalmente insuficiente para
poder cumplir con la misión que se les estaba asignando.

6.6.1 Ocupación peruana de Tarapacá


Una de las primeras acciones por parte de las fuerzas peruanas en el Teatro de
Operaciones Nor-Oriente, fue llevada a cabo el 21 de octubre de 1932, cuando
se ocupó el puesto colombiano de Tarapacá, ubicado en la margen derecha del
río Putumayo. Las fuerzas tenían un efectivo de noventa hombres de tropa al
mando de un teniente de infantería. Complementariamente, el Perú actúa en
Güeppí, Puerto Arturo y Pantoja, reforzando y consolidando todas sus
posesiones. La idea, era controlar la vía fluvial sobre el río Putumayo, a fin de
negar su uso a las fuerzas colombianas que operaban desde Caucaya.

Figura 27. Puesto colombiano de Tarapacá, ubicado sobre la margen derecha del río Putumayo,
junto a la boca del río Cotuhé, en otro de los vértices del trapecio cedido a Colombia por el tratado

223 CASTRO, Op.cit. p. 70.

178
de 1922. La posesión de dicho puesto era estratégica, pues otorgaba el control sobre el tráfico
fluvial en el Putumayo. Fuente: AIEHMP.

En cuanto a la Armada, cuyos medios materiales eran muy antiguos, se tuvo que
recurrir a naves mercantes fluviales y a sus dotaciones, militarizando al personal
de la flota mercante fluvial, a fin de incorporarlo a las dotaciones de las lanchas
de guerra, adquiriéndose además maquinarias para una factoría de
reparaciones.224

El Gobierno emitió un decreto supremo sobre requisiciones, disponiendo se


incorporasen a la Flotilla Fluvial de Loreto, a los mejores y más grandes vapores
de la flota mercante, los cuales fueron armados con artillería de 47mm, que fue
remitida de Lima, constituyéndose dos divisiones de combate y una de
transportes, las cuales fueron organizadas para trasladar tropas y
reaprovisionamientos hacia las guarniciones del Amazonas, Napo y
Putumayo.225

En el caso de los territorios ocupados, en el puerto de Leticia progresivamente


se efectuaron algunos trabajos para improvisar las defensas frente a un posible
desembarco fluvial colombiano, instalándose artillería naval de pequeño calibre
consistente en cañones de 37mm. Asimismo, se estableció una capitanía al
mando de un teniente de la Armada, con una dotación de cinco lanchas armadas
para efectuar patrullajes en la zona de la Boca del Yavarí y frontera con el
Brasil.226

En el puesto de Tarapacá, se instaló también tres cañones de 37mm, operación


llevada a cabo durante el mes de febrero de 1933 y que estuvo a cargo de un
oficial de marina, el teniente primero Julio J. Elías Murguía.227

En cuanto al movimiento de las naves de guerra fluviales peruanas, la primera


de ellas en ser enviada al área en conflicto fue la cañonera América, que fue

224 ARAUJO, Op.cit., V.3, p. 13.

225 CASTRO, Op.cit., p.7.

226 ARAUJO, Op.cit., V.3. p.12.

227 ELÍAS, Op.cit., p.147.

179
enviada al puesto de Ramón Castilla, con el comandante de la Flotilla Fluvial
capitán de fragata Narváez, llevando una compañía del Batallón de Infantería
Nº17 y un equipo de sanidad, con la misión de proteger a los connacionales de
Leticia contra cualquier agresión y con órdenes de no ocupar posiciones en el
Trapecio. En ese momento, conociendo la precaria situación de las tropas y en
conocimiento de la movilización ordenada en Colombia, el comando de Iquitos,
sugirió a Lima, el envío del caza-torpedero Teniente Rodríguez y solicita con
urgencia oficiales, vestuario, armamento, munición, equipos de comunicación y
gasolina de aviación.228 Uno de los principales problemas de las guarniciones
del Putumayo (Güeppí y Puerto Arturo), era la carencia de víveres y falta de
equipos de comunicación, a lo que se sumaba la falta de gasolina en Iquitos para
el empleo de hidroaviones, que en ese momento eran los únicos elemento de
enlace con dichos puestos.229

El 24 de septiembre, se refuerza el Destacamento Ramón Castilla con una


compañía, quedando dicho destacamento conformado por 2 compañías del
Regimiento de Infantería Nº 17, una sección de ametralladoras, 1 sección de
artillería, 1 sección de zapadores y una sección de sanidad, totalizando 14
oficiales y 450 hombres de tropa. Tres días después, a este destacamento se le
sumaron 77 hombres llegados de Iquitos, pasando a conformar el
“Destacamento Putumayo”.

Mientras tanto, en Leticia queda el ingeniero Ordóñez y 28 civiles, dotados de 22


fusiles Máuser y 30 carabinas winchester, con 2800 cartuchos de guerra.

Atendiendo los requerimientos inciales, se envía a bordo de la cañonera BAP


Napo y de los transportes Alberto y Huallaga, un destacamento con destino a
Puerto Arturo, al mando del teniente coronel Isauro Calderón. Como este convoy
demorase en llegar por la disminución del caudal del Putumayo, se envió un
refuerzo adicional de dos secciones de infantería con 83 hombres, que llegaron
a Puerto Arturo el día 9 de octubre.

228 ZÁRATE, Op.cit., T.II, p 118.

229 Ídem.

180
Luego, a Leticia fue enviada la lancha cañonera Coronel Portillo, cuyo mando le
fue otorgado al teniente primero Julio Elías Murguía, oficial que ni bien llegó a
Iquitos desde Lima, fue asignado a dicho puesto. Su llegada transportando dos
secciones de infantería y una ametralladora Maxim, se verificó el 15 de octubre
de 1932, asumiendo también el cargo de comandante de todas las fuerzas de
Leticia, Portillo y Chimbote. Luego, el 17 de noviembre, el comando de todas las
fuerzas Leticia-Portillo-Chimbote fue entregado al capitán de caballería don
Pedro Noel.230 Posteriormente, la Coronel Portillo brindaría apoyo a la escuadrilla
de exploración aérea asignada al Teatro de Operaciones Nor Oriente, como se
verá más adelante.

Por su parte, las guarniciones militares fueron reforzadas enviando efectivos y


armamento, aunque de manera limitada. En la misma fecha del 17 de noviembre,
el teniente Elías fue nombrado para hacerse cargo de la expedición que a bordo
de la lancha Estefita, la cual había arribado a Leticia / Ramón Castilla, con 80
hombres con y una sección de cañones antiaéreos; además, las bodegas iban
repletas de víveres para llevarlas a las tropas peruanas en el Putumayo.231

Posteriormente, la cañonera América, comandada por el capitan de corbeta


Lastres, fue enviada hacia la guarnición de Tarapacá, adonde arribó el 23 de
noviembre acompañado de la lancha Estefita. Luego, el 26, zarparon ambas
naves en convoy hasta la boca del río Yaguas: de allí partió únicamente la
Estefita para encontrarse aguas arriba el 30 de noviembre con la cañonera BAP
Napo, comandada por el teniente segundo Fernando Romero. Sin embargo, a
bordo de la Napo se produjo una avería al perder esta nave una de sus hélices
(2 de diciembre), por lo que la Estefita continuó sin escolta hasta su destino, la
guarnición militar de Puerto Arturo, lugar al que llega sin novedad el 4 de
diciembre. Al dia siguiente, zarpó nuevamente en demanda de la guarnicion
peruana de Todos los Santos, llegando allí el día 7 del mismo mes.

230 ELÍAS, Op.cit., T.II. p.216.

231 Ídem, p.245.

181
En la guarnición de Todos los Santos, se habían instalado dos cañones de
37mm, que fueron reforzados por la reparada cañonera Napo, que trajo un tercer
cañón del similar calibre el día 6 de diciembre.

Lo cierto, es que luego de efectuar el envío de otros refuerzos por vía fluvial,
para el día 1º de enero de 1933, el dispositivo defensivo peruano en el Teatro de
Operaciones Nor-Oriente, de acuerdo con lo informado por el coronel Víctor
Ramos, se hallaba conformado por los siguientes elementos y personal,
conforme lo señalamos en la siguiente Tabla (Tabla Nº 10)232:

232 ZÁRATE, Op.cit., p. 123.

182
Tabla Nº 10 DISPOSITIVO DEFENSIVO PERUANO EN EL TEATRO DE OPERACIONES
NOR-ORIENTE, 1º ENERO 1933

• Destacamento
Oeste (Barranca,
136 h.
Corrientes,
Puerto Alayza

• Dest. Ramón 1 Cia. De Infantería


Castilla-Leticia
1 Cía de Ametralladoras
307 h.
1 Batería artillería

• Sector Napo Pantoja 1 Cía


1 Secc. Zapadores
Curaray Grupo de mando
290 h.
6º Cía. Infantería
Santa Helena 1 Secc. Zapadores
Nashiño 1 Grupo

• Dest. Putumayo 1 Batallón


1 Cía ametralladoras
1 Secc. Artillería Krupp
1 Secc. Art. A/A
697 h.
1 Bat. Auto-lancha 37mm
1 Secc. Zapadores
3 Lanchas

• Tarapacá 1 Secc. Infantería


59 h.
1 Secc. Artillería

• Puerto Inca 25 h.

• Iquitos 676 h.

Total 2.190 h.
Fuente: Zárate, Op.cit. p.123.

Por otro lado, antes de finalizar el año 1932, desde el Callao, fue enviado el
transporte de la CPVDC Marañón, el cual, zarpó hacia Iquitos vía Canal de
Panamá, conduciendo tropas, armas, municiones y elementos diversos. El viaje

183
de esta nave se vió demorada en Panamá por problemas técnicos, pero pronto
pudo reanudar su viaje a Iquitos.233

6.6.2 El viaje de la Expedición Punitiva colombiana de Francia hacia el


Teatro de Operaciones Amazonas (Nor-Oriente)
Como hemos mencionado anteriormente, una vez listas las naves y sus
heterogéneas tripulaciones, el general Alfredo Vásquez Cobo zarpó del puerto
francés de Rouen al mando de la Expedición Punitiva el 30 de noviembre de
1932, con destino al puerto de Belem do Pará. A bordo del cañonero Córdoba y
del transporte armado Mosquera, llevaban unos 1.000 efectivos, y arribaron al
dicho puerto fluvial brasilero el 21 de diciembre del mismo año.

Figura 28. Cañonero colombiano Córdoba, fondeado en el Amazonas, frente a Belem do Pará,
16 diciembre 1932. De todos los buques adquiridos por Colombia en Europa principiando el
conflicto, el Córdoba, al igual que el Bogotá, originalmente habían sido construidos como
minadores para la marina Imperial Alemana. Sin embargo, lno llegaron a ser concluidos y
completados como tal, siendo utilizados luego de la guerra como buques mercantes. Cuando
Colombia los compra en 1932, se les instala artillería, pero su real valor militar era prácticamente
nulo, puesto que parte de sus sistemas de provisión de municiones había sido desabilitado al ser
convertidos en transbordadores. Fuente: colección personal.

233 URIBE, Op.cit., p. 231-232.

184
Figura 29. Transporte armado colombiano Mosquera. La mayor parte de las naves adquiridas
por Colombia, eran naves de uso mercante, las que al ser adquiridas, habian sido adaptadas,
en algunos casos, para montar artillería. Otra desventaja, era que sus tripulaciones eran
extranjeras. Fuente: www.histamar.com.ar

Figura 30: Transporte colombiano Boyacá. Fuente: colección personal.

185
6.6.3 El viaje del Destacamento Amazonas colombiano hacia el Teatro de
Operaciones
Luego, el 28 diciembre 1932, arribó otra flotilla colombiana conformada por la
cañonera fluvial Barranquilla, la Pichincha y los transportes Boyacá y Nariño, los
mismos que llevaban al denominado “Destacamento Amazonas”, conformado
por un total de 791 efectivos pertenecientes al batallón de Infantería del Ejército
Juanambu.

La llegada de ambas flotillas al puerto brasileño hizo que las autoridades de dicho
lugar notificasen a las naves colombianas la necesidad que observasen
rigurosamente lo dispuesto por los tratados internacionales respecto a la
neutralidad. Por ello, el Mosquera y el Boyacá, zarparon hacia Manaos, en donde
luego se reencontrarían con el resto de naves el 14 de enero de 1933.

6.6.4 Operaciones a partir de enero de 1933


Con la Expedición Punitiva colombiana ya en el Amazonas, el coronel peruano
Víctor Ramos, comandante general de la V División, emitió su orden de
operaciones Nº1 de fecha 6 de enero de 1933, en la que establecía la misión de
las fuerzas bajo sus ordenes de acuerdo con los siguientes lineamientos:

Misión General: mantener la integridad territorial y garantizar la vida e intereses


nacionales.

1° Cerrar el paso al enemigo en el Amazonas y en el Putumayo.

2° Cubrirse en las direcciones de Caucaya y vigilar la frontera ecuatoriana.

3° El dispositivo de las tropas y sus respectivas misiones quedaron establecidas


de la siguiente manera:

 A la guarnición de Güepí, se le dio como misión oponerse a la ocupación


de dicha guarnición, y en caso de verse atacada por fuerzas superiores,
replegarse cubriendo la trocha hacia Pantoja.

 A la aviación, actuar en masa contra las cañoneras y lanchas enemigas y


contra el convoy que penetrase por el Amazonas.

 A la Flotilla Fluvial de Loreto, la mantuvo a su disposición como "Reserva


Móvil".

186
 A la cañonera América la emplazó en las inmediaciones de la boca del
Putumayo para seguir al enemigo, ya fuese hacia Leticia, o hacia
Tarapacá;

 Finalmente, a la flotilla y comando de Marina, se le indicaba que:

o Preparará el repliegue de las naves, caso fuerza mayor, en las


direcciones Ucayali y Huallaga.

o La fuerza fluvial en Leticia tenía como mision: defender esta


posición "Llave" del oriente peruano, oponiéndose a la fuerte
expedición del general Vásquez Cobo, que comandaba un
escuadrón compuesto de cinco barcos armados y dos cañoneras,
tripuladas con personal extranjero y que, surcando el Amazonas
desde el puerto brasilero de Belem do Pará, deberían asaltar
Leticia. 234

Sin embargo, todo ese personal y material no resultaba ser suficiente para
enfrentar las fuerzas colombianas que se harían presentes en el T.O. con la
llegada de la expedición punitiva.

Desde Iquitos, se reiteró insistentemente el envío de unidades navales, ya fuese


el cazatorpedero Teniente Rodríguez o el crucero Lima, con la idea de
emplearlos como baterías móviles flotantes para la defensa de Leticia, así como
aeronaves para dar la cobertura aérea.235

6.6.5 Envío de refuerzos y aeronaves adquiridas hacia el Teatro de


Operaciones
En el caso del Cuerpo Aéreo del Perú, las aeronaves fueron llegando al Teatro
de Operaciones y para el 10 noviembre de 1932, habían 2 Vought O2U-1E
Corsair y 1 Hamilton H-45 operativos; 2 aviones Keystone K-55 operativos (1 en
Iquitos, 1 en el Putumayo), mas 1 avion Corsair en reparación.

234 ZÁRATE, Op. cit. pp. 123-126.

235 Ídem, p. 186.

187
Para reforzar los elementos aéreos en el Teatro de Operaciones Nor Oriente, se
designó a la Escuadrilla de aviones de observación y bombardeo ligero
conformada por aviones Vought O2U-1E Corsair de la 8º Escuadrilla de
Observación, iniciando su despliegue a principios de noviembre desde la base
aérea de Las Palmas en Lima hacia Sotziki, sobre el río Perené, en donde los
Corsairs fueron equipados con flotadores. Una vez completada la conversión a
hidroaviones, las aeronaves despegaron del río Perené volando hacia Iquitos.
Luego, fueron asignadas para operar desde Pebas, lugar situado a 100 Km al
Oeste de Leticia, en el río Amazonas. Allí se hallaban la lancha cañonera y los
transportes fluviales San Miguel y Estefita, estos dos que habían sido
convertidos como buques nodriza para los hidroaviones, proporcionando
alojamiento y suministros para pilotos y personal de mantenimiento. En el caso
de la lancha cañonera Coronel Portillo, esta nave contaba con una estación de
telegrafía inalámbrica, que servía para comunicarse con Iquitos, y posibilitó que
la escuadrilla cambiase su ubicación, evitando ser localizada por las aeronaves
enemigas.236

Inicialmente, estas aeronaves efectuaban vuelos de reconocimiento diarios


sobre los ríos Yavarí y Amazonas, así como sobre el Putumayo, en un radio de
acción comprendido entre los 100 a 150 Km., buscando la presencia de fuerzas
colombianas. Estas misiones de reconocimiento fueron efectuadas desde el 21
de enero hasta el 13 de febrero de 1933, partiendo de distintas localidades
peruanas, como La Victoria, Chimbote y Santa Sofía.

En lo referido a la llegada del material comprado en el extranjero, el 8 de enero


de 1933, arribó al puerto del Callao el transporte de la CPVDC Ucayali,
descargando una capitanía O-38P adquiridos en octubre.237

Estas aeronaves fueron ensambladas y luego enviadas a la base de


hidroaviones de Ancón, para instalarles los flotadores y prepararlos para
enviarlos al Teatro de Operaciones. Fueron asignadas al 2º Escuadrilla de
Exploración del recién creado 1º Escuadrón de Aviación. Luego, el 27 enero de

236 RIVAS et. al., Op.cit., p. 21.

237 Ídem, p. 1.

188
1933, un avión Travelair B-6000S adquirido a la compañía de aviación Faucett,
fue enviado hacia San Ramón.238

Otro buque de la CPVDC, el Urubamba, llegó al Callao transportando los tres


Curtiss Hawk II 35 A adquiridos también en octubre, los que una vez
ensamblados y probados, fueron asignados a la 3ª escuadrilla de caza del 1er
Escuadrón de Aviación.239

El 5 de febrero, tres aeronaves Douglas fueron enviadas a Iquitos, haciendo


escala en Santa María de Nieva. Al despegar hacia Iquitos el 9 de febrero, una
de las aeronaves tuvo un accidente, perdiéndose en el río, salvándose sus
tripulantes. Otro accidente ocurrió en Pebas con un Corsair, cuando efectuaba
el despegue.

6.6.6 Situación en el frente diplomático en enero de 1933


Recapitulando lo visto anteriormente, el día 2 de enero Colombia había
presentado mediante memorándum a la Liga de las Naciones un informe
preliminar acerca del conflicto con el Perú por la ocupación de Leticia. La Liga
de las Naciones se dirigió al gobierno peruano solicitando un informe, del que
luego de tomar conocimiento, le contestó mediante una nota diplomática, que el
Perú debía abstenerse de cualquier acto que no estuviese en estricta
conformidad con el Pacto de la Liga. Luego, el Perú, conociendo que el 17 de
enero había zarpado de Belem do Pará la expedición colombiana, con fecha 26
de enero efectuó una petición a la Liga de las Naciones para que la Liga tomase
las acciones pertinentes para impedir el avance de la expedición. Según
Basadre, por acuerdo unánime, el Presidente del Consejo de la Liga, “envió a
Lima un cablegrama en que decia: “Cree de su obligación llamar la atención del
Gobierno peruano sobre el hecho de que es obligación del Perú, como miembro
de la Liga, de abstenerse de cualquier intervención por la fuerza en territorio
colombiano y de asegurarse de que todas las instrucciones necesarias sean
impartidas a los jefes peruanos correspondientes para los efectos de que las

238 Ibídem.

239 Ídem.

189
fuerzas militares del Perú no emprenderán acción que no sea en defensa del
territorio peruano y no estorben a las autoridades colombianas en el ejercicio de
su plena soberanía y jurisdicción en el territorio reconocido por el tratado como
perteneciente a Colombia”.240 Asimismo, en dicho telegrama se indicaba que “el
Consejo expresó su esperanza de que, al proceder a restaurar el orden, las
autoridades colombianas emplearían toda la clemencia posible y limitarían su
acción estrictamente a la conservación del orden en su propio territorio.”241 Como
hemos apreciado, en todos los foros internacionales y mecanismos multilaterales
derivados de los pactos suscritos por Perú y Colombia, se le daba la razón al
último país, en cuanto la comunidad internacional consideraba que el Perú,
ocupaba indebidamente territorios que mediante el tratado de 1922, le habían
sido otorgados a su vecino del norte.

6.6.7 El frente político interno en el Perú: el Congreso Constituyente y la


Escuadra peruana
Ante la grave amenaza que representaba la Expedición Vázquez Cobo a las
endebles fuerzas militares y fluviales peruanas que aun se mantenían firmes en
el Putumayo y en Leticia, el Congreso Constituyente invitó a los ministros de
Relaciones Exteriores, de Guerra, de Marina y Aviación, y al de Hacienda, para
que respondieran a un pliego de preguntas e informaran acerca de las gestiones
y acciones que se estaban tomando en torno al diferendo limítrofe y conflicto
existente con Colombia. La presentación de los ministros de las carteras
mencionadas, se llevó a cabo el día 2 de enero en sesión reservada, y en ella,
para el tema que nos interesa, el Ministro de Marina y Aviación, dejó en claro su
posición, de oponerse al envío de refuerzos a los defensores peruanos en la
región del Oriente, no obstante la amenaza colombiana presente en la entrada
del Amazonas.

Por ser de interés para el presente trabajo, a continuación, reproduciremos


algunos pasajes de la exposición efectuada por el Dr. Alfredo Benavides

240 BASADRE, Op.cit., T.XIV., p. 367-368

241 Ídem.

190
Canseco, ministro de Marina y Aviación, en los que intentó responder a las
criticas recibidas de aquellos que propugnaban el empleo de la Escuadra y su
envío para hacer frente a la expedición colombiana:

“Entiendo que son dos las críticas o acusaciones que se hacen al


Ministerio a mi cargo.

¿Por qué no se ha enviado un barco de guerra la Amazonas? Y ¿Por qué


no se ha enviado una escuadra a la entrada de este río?

Esas criticas no creo que puedan alcanzar a un Ministro de Estado, puesto


que corresponden al Estado Mayor todas las disposiciones de carácter
técnico. El ministro que habla, recibió oportunamente los pedidos o las
insinuaciones de enviar un barco al Amazonas y una escuadra al Atlántico.
Razones de orden técnico, económico y político perfectamente razonadas
y fundamentadas decidieron al Estado Mayor General de la Marina a no
acceder a tan desacertada medida.

Si el Perú contara con una numerosa escuadra capaz de custodiar su


larga costa del Pacífico y pudiera distraer otra escuadra debidamente
aprovisionada, naturalmente habríamos enviado al Amazonas algunos
barcos para que sirvan de fuertes flotantes, y una escuadra a la boca del
mismo río, para impedir, en caso de declaratoria de guerra, el ingreso de
cualquier expedición enemiga. Pero desgraciadamente con esa numerosa
escuadra, no contamos.”

Respecto al envío del crucero Lima, que con tanta insistencia se hiciera
desde Iquitos, indicó que el “estado actual de este viejo barco, con más
de 50 años de servicios, su ineficacia en esa región desprovista de
combustible que necesita, son razones para no adoptar esa medida”242.

242 REPÚBLICA DEL PERÚ. CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1931. Actas y debates


conteniendo oficios, proyectos, dictámenes y demás documentos. Legajo N° 28. Año 1933, T.1.
ff. 274-275.

191
Luego, respecto al empleo de los cruceros y a su envío al Amazonas, expuso
que:

“No contando sino con dos cruceros, elementos casi insuficientes para
realizar una labor eficaz en la costa del Pacífico, el caso de un conflicto
armado, no sé que barco hubiera podido ir a desempeñar en el Atlántico
la misión que se insinuaba.

Supongamos señores un momento, que hubiéramos podido mandar


algunos barcos a la entrada del Amazonas, que hubiéramos tenido en ese
lado bases para su aprovisionamiento, díganme Uds., señores
¿Hubiéramos podido detener una expedición colombiana sin haber
declarado la guerra? ¿Hubiera permitido ese envío nuestro canciller?
¿Hubiera aceptado el Brasil que interrumpiéramos el libre tráfico de sus
aguas? ¿No estarían hoy en día los críticos pacifistas gritando en los
clubes y en las plazuelas, de la inconciencia del Ministerio de Marina?

Ahora señores, no contando sino con dos cruceros en condiciones de


realizar la travesía hasta el Atlántico, ¿Podemos dejar abandonadas
nuestras costas en el Pacífico? Se ha dicho también ¿por qué no se ha
enviado una flota mercante? ¡Ahí están los barcos de la CPVDC!243 Sí
señores, todo se ha estudiado debidamente en el ministerio a mi cargo,
se ha tenido que desistir de la idea ante la imposibilidad de conseguir los
recursos para coronarlos, aprovisionarlos y armarlos. A mérito de grandes
esfuerzos, después de retardos de fuerza mayor se ha conseguido, que
salga el único barco mercante particular que podía hacer ese viaje en
condiciones favorables.244

243 Se referìa a la Compañía Peruana de Vapores, empresa naviera del Estado peruano.

244 Aquí se referían al vapor Marañón, que había sido enviado hacia el Teatro de Operaciones.

192
La crítica, como sabéis señores, es muy fácil y es un arma que se esgrime
bien inspirada muchas veces, pero también a veces aconsejada por
sentimientos apasionados”245.

Acerca de la adquisición de naves para su uso militar, aeronaves y demás


pertrechos militares por parte de Colombia, para conformar la Expedición
Punitiva al mando del general Vázquez Cobo, es de importancia el hacer notar
de cómo erróneamente desde Lima, el ministro subestimaba al adversario:

“Quiero ahora decir dos palabras sobre los excesos de imaginación que
aumenta desconsoladamente el valor de las adquisiciones hechas por
Colombia y reduce a proporciones insignificantes nuestros elementos de
defensa…..Es hecho seguro que Colombia ha realizado lo que jamás
nación alguna pudo efectuar en el mundo, improvisar una marina de
guerra, cuando en realidad se trata de pobres adquisiciones de barcos
mercantes armados con pequeños cañones y tripulados por dotaciones
mercenarias e incapaces de realizar campaña alguna y prestas a desertar,
como ya lo han hecho en presencia de peligro real o imaginario.

El Perú, en cambio, tiene lo que hace muchos años constituye su orgullo,


un Servicio Militar capaz de proporcionar los cuadros de una movilización,
y una armada cuyos jefes y oficiales estén imbuidos de las más nobles
tradiciones y que no actúen bajo el acicate de un puñado de monedas.

Si a esto agregamos el mérito de nuestros pilotos... bien podemos decir


que el valor de nuestro personal militar duplica la eficacia del material
disponible, tras del cual existe en el Perú, todo un pueblo vibrante de
entusiasmos...”246

Considerando la fecha, 2 de enero de 1933, Colombia para ese momento ya


contaba con una fuerza aérea debidamente organizada, conforme se indica

245 REPÚBLICA DEL PERÚ. CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1931. Actas y debates


conteniendo oficios, proyectos, dictámenes y demás documentos. Legajo N° 28. Año 1933, T.1.,
f. 275.

246 Ibídem, f. 276.

193
en el Tabla Nº 9, y una numerosa expedición naval, componentes ambos que
le habían otorgado superioridad sobre las fuerzas peruanas, y lo más
importante, ya poseía la iniciativa para decidir cuándo, cómo y dónde efectuar
la ofensiva sobre las posiciones en poder del Perú. Por otro lado, recordemos
que, como se mencionó en la Tabla Nº 10, el gobierno colombiano logrará
disponer de 49 aeronaves nuevas en su fuerza aérea.

En el aspecto naval, al parecer pudo más la influencia política sobre algunos


mandos navales en la toma de sus decisiones. Esta apreciación, la
formulamos sobre la base del informe del jefe del Estado Mayor General de
Marina, capitán de navío Manuel Sotil, que fue leído por el Ministro Benavides
en la sesión reservada que tratamos. En este informe, que transcribimos a
continuación, se decía principalmente lo siguiente:

“Serenado el ambiente que provocarán las conclusiones del estudio


presentado por los alumnos de la Escuela Superior de Guerra Naval,
sobre la comparación de fuerzas marítimas y fluviales del Perú y
Colombia, estudio del cual se dedujo a mi juicio, equivocadamente la
necesidad de enviar a uno de nuestros cruceros a las aguas amazónicas,
cumplo con el deber, Señor ministro de expresar las razones por las
cuales fui opuesto a que se adoptara semejante medida.

No era posible que por tener superioridad en el mar y la inferioridad en el


río fuéramos de hecho a invertir los términos del problema, no era posible
que así, y sin pensar; que si en el mar teníamos superioridad por las dos
únicas condiciones de nuestros buques; mayor andar y mayor alcance de
sus cañones, los perdiéramos, con los estrechos márgenes de un río, en
donde la corriente impide toda libertad de maniobra, el canal, el reducido
campo de tiro, es decir un combate obligado y en condiciones con otros
dos factores en contra... la debilidad del casco de nuestros cruceros que
no tienen protección y la iniciativa de esperar la ocasión propicia, la que
conduce así siempre y por regla general a la victoria .

No es posible tampoco aceptar la teoría de que los buques se han


construido para combatir y hundirse, y no para tenerlos fondeados
inútilmente en las aguas del Callao, los buques se construyen y son para
conducir la nación a la victoria, en el medio para el cual fueron ideados y
194
hundirse tristemente sin la menor probabilidad de éxito en las aguas de
un río.

Proceder en otra forma es repetir en la práctica la frase inútil de Méndez


Núñez247.

Por otra parte, la práctica ha demostrado que los cañones en tierra tienen
un poder ofensivo seis veces superior a uno de igual calibre a flote y por
consiguiente, que la fuerza moral que la presencia que un crucero podía
significar en aguas de Leticia, coeficiente moral que puede estar amplia y
más seguramente representado por los rifles, ametralladores y cañones
en lugares invisibles en esa zona del bosque.

El efecto de la presencia de un crucero cuyas características son bien


conocidas es incomparablemente menor que los elementos que acabo de
citar y que constituirán una verdad incógnita para el probable enemigo, sin
que halla necesidad de exponer un crucero del valor de 7’000,000
completamente inerme a los avatares de un disparo de fortuna o como
seguro blanco para un ataque con aviones.

Estos son los postulados técnicos del problema, claros, precisos,


aplicados al caso que se presenta. Sin embargo, puedo hacer todavía
algunas citas al respecto. En el estudio del método seguido para conseguir
la conquista del predominio del mar, de la batalla por la batalla, no he
encontrado el caso aplicable a los ríos.

La razón es bien clara, el mar es infinito, el río es limitado por sus


márgenes, paso obligado para todos, el cañón y la mina lo impiden.

Vamos a examinarlo bajo su fase económica: el viaje de un crucero


acompañado por un barco petrolero que sería indispensable fletar o
adquirir según se ha recomendado, no constaría menos de 200.000 soles
¿Valdría la pena arriesgar también esta cantidad y no invertirla en algo
más positivo y útil para la defensa?

247 La frase de Méndez Núñez a la que aludió el comandante Sotíl era: Mas quiero honra sin
barcos que buques sin honra

195
Bajo el punto de vista político ¿Qué nos garantiza la actitud de nuestro
vecino del norte?...

Teniendo nosotros pues la supremacía naval único punto en el que


estamos de acuerdo confirmémoslo no separando nuestras unidades, así
lo aconseja la más elemental precaución de orden político militar”.

Respecto al envío de un crucero a la boca del Amazonas, el comandante Sotil


agregó:

“No he podido encontrar ninguna razón que aconsejara el envío de un


crucero a la boca del río Amazonas. Este hecho no habría tenido otro
resultado que provocar un conflicto armado, posiblemente en aguas
neutrales con graves complicaciones para nuestra Cancillería”248.

En resumen, de lo informado por el comandante Sotil, no se consideraba posible


el envío de elementos navales a la zona del conflicto por no ser unidades
aparentes para operaciones fluviales, y por el costo que ello demandaba,
además de requerir de un buque de aprovisionamiento logístico para su travesía.
Se ha mencionado que en el campo naval, el Perú era superior a Colombia. Sin
embargo, coincidiendo con quienes eran de la idea de darle un empleo a la
Escuadra, y como ya se mencionó, una de las cuestiones más importantes que
se planteó al Perú, fue la de cómo emplear su superioridad naval en un teatro de
operaciones eminentemente fluvial.
La respuesta y demostración que tanto el ministro Benavides, como el capitán
de navío Sotil se hallaban equivocados, la dieron los propios colombianos, y los
acontecimientos adversos al Perú, que se sucedieron en el área del conflicto en
los tres primeros meses de 1933.
Ambos, aparte de subestimar la reacción y la capacidad de los elementos
adquiridos por los colombianos, se olvidaron de un factor decisivo en el
desarrollo de cualquier conflicto: la capacidad de disuasión.

248 REPÚBLICA DEL PERÚ. CONGRESO CONSTITUYENTE DE 1931. Actas y debates


conteniendo oficios, proyectos, dictámenes y demás documentos. Legajo N° 28. Año 1933, T.1.
ff. 278-281.

196
Si la expedición Vázquez Cobo pudo ingresar libremente al Amazonas, lo hizo
con la seguridad que no existían elementos capaces de hacerle frente. Por otro
lado, Brasil no objetó la presencia de estas naves en el Amazonas. ¿Acaso la
presencia de las naves colombianas con más de 6.000 efectivos en Belem do
Pará, ocasionó un incidente diplomático entre ambas naciones?
Luego, acerca del avance colombiano sobre posiciones peruanas, cabe
formularnos la siguiente pregunta: ¿ello fue impedido por las baterías de tierra
de alguna posición o guarnición peruana? Definitivamente, los hechos ocurridos
echaron abajo la posición del ministro y del entonces Jefe del Estado Mayor
General de la Marina. Sería la propia institución, la que, frente a la gravedad de
los hechos ocurridos durante los tres primeros meses de 1933, la que demostró
en la práctica su capacidad para organizar una fuerza expedicionaria, aun a
pesar de contar con exiguos recursos.
En resumen, aquellos argumentos, no hicieron sino subestimar la capacidad de
nuestras fuerzas, y fueron parte de una decisión, que como mencionamos y
también insinuó el historiador Basadre, se basó en razones de índole política,
que, debemos recalcar, tuvieron un costo militar muy alto para el Perú.
Fueron estas apreciaciones erróneas, como ya lo hemos expresado
anteriormente, las que permitieron un fácil avance de la Expedición Punitiva
colombiana, posibilitando luego la captura de Tarapacá y Güeppí, así como
consolidar su presencia sobre el Putumayo, lo que les permitiría proseguir con
sus planes sin mayores dificultades.

6.6.8 El Consejo de Defensa Nacional y su rol como organismo asesor del


presidente de la República

Durante las postrimerías del Oncenio de Leguía, se promulgo una Ley, mediante
la cual se creó el Consejo de Defensa Nacional, integrado por los ministros de
guerra, marina y aviación, relaciones exteriores, hacienda y el de fomento y
obras públicas, así como por los jefes de estado mayor del ejército y la marina,
y el director de aviación. Adicionalmente serían incorporados los inspectores
generales de las tres armas y otros dos oficiales generales en condición de
asesores. Este organismo, creado para asesorar al presidente de la República

197
en temas vinculados a la defensa y seguridad nacional, recién llegaría a entrar
en funciones debido al Conflicto con Colombia dos años después de su creación.

La primera sesión de este consejo que fue la de instalación, se llevó a cabo el


23 de septiembre de 1932 y de acuerdo con su ley orgánica, el presidente del
Consejo era el ministro de guerra, cargo desempeñado por el coronel Antonio
Beingolea. En esta primera sesión se discutieron algunos temas relacionados a
la situación de nuestras fuerzas en Oriente y sus requerimientos. Se hizo
hincapié que en las órdenes impartidas a la V División y sus comandos
subordinados, “debía mantenerse una actitud defensiva e impedir que se
efectúen desembarcos en Leticia o en territorio nacional y que naves enemigas
surquen el Amazonas peruano”, agregando luego, que “las tropas sólo debían
intervenir en caso de ser atacadas”. 249 Por otro lado, es preciso señalar, que
conforme consta en actas, aún faltaba designar a algunos de los generales que
debían integrar el consejo.

En la segunda sesión llevada cabo el 15 de octubre de 1932 , aparte de plantear


los requerimientos que necesitaba cada una de las fuerzas para reforzar,
mantener y preparar sus elementos de guerra y al personal, así como discutir
temas presupuestales, el ministro de guerra, coronel Beingolea, mencionó que
hasta esa fecha no se habían observado movimientos del enemigo y que no
había variación en la situación actual de las fuerzas peruanas en el teatro
operaciones, pero que era necesario estar preparados y evitar el ingreso del
enemigo, recalcando que solo se debía responder a los colombianos en caso de
ser atacados. Para esta sesión ya se habían incorporado dos miembros
designados para integrar el consejo, que fueron los generales de brigada Enrique
Ruiz y Manuel M. Ponce.250

Para la tercera sesión, efectuada el 16 de noviembre, los integrantes presentes


intercambiaron algunas ideas y discutieron sobre posibles cursos de acción del

249 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, primera sesión, 23 setiembre 1932, ff.1-3.

250 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, segunda sesión, 15 de octubre 1932, ff.4-7..

198
enemigo, considerando un ataque colombiano que podría ser sobre Leticia o tal
vez Iquitos y que, si el Perú mantuviese aún su superioridad militar, habría que
pensar en abrir otro frente sobre el Pacífico para efectuar un desembarco anfibio
sobre costas colombianas y a la vez llevar a cabo una ofensiva sobre Caucaya
y la Tagua. Sobre esto último, otra alternativa que fue planteada fue capturar las
guarniciones de Caucaya y El Encanto con civiles armados, todas estas
acciones, con la finalidad de desmoralizar a los colombianos. Luego de ello,
preparar una posible ofensiva para la recuperación de los límites nacionales en
el Nororiente.251 Sin embargo, en una posición más ceñida al derecho
internacional, intervino el oficial mayor de ministerio de RR.EE., Dr. Attilio
Tássara, quien era de la opinión de no atacar el Caucaya, ni llevar a cabo otras
acciones ofensivas porque ello conllevaría a la guerra, posición que fue
secundada por el ministro de marina, Dr. Alfredo Benavides.252

Por su parte el jefe de Estado Mayor de la Marina, capitán de navío Manuel Sotíl
manifestó que por razones eminentemente técnicas no era conveniente el envío
de ninguna de las unidades de la escuadra hacia el Amazonas.253 Debemos
inferir sobre esto último, que la opinión del capitán de navío Sotíl iba encaminada
a contradecir la propuesta surgida por parte de un sector de oficiales de la
Armada, que desde la Escuela Superior de Guerra Naval, mediante un estudio
de estado mayor, habían planteado el envío de una fuerza naval hacia la boca
del Amazonas, en cercanías del Atlántico brasileño, en previsión que Colombia
conformase una fuerza expedicionaria para recuperar los territorios ocupados,
tal y como sería discutido y planteado también en el Congreso.

Posteriormente a esta tercera sesión, es relevante mencionar lo discutido en la


quinta, realizada el 30 de noviembre del mismo año.

251 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, tercera sesión, 16 noviembre 1932, f.13.

252 Ídem, f. 14.

253 Ibídem, f. 16.

199
En esta sesión, una subcomisión presidida por el inspector general del ejército
elaboró un Plan de Guerra que fue leído y presentado a los asistentes, y que en
resumen, decía lo siguiente:

Se establecía que la finalidad de la guerra era conservar el Trapecio de Leticia


bajo soberanía nacional y que, en caso de ruptura de hostilidades, se debía
recuperar e imponer la línea del [río] Caquetá como límite internacional.

Luego, en cuanto a los objetivos políticos, en el plan se indicaba que una vez
rotas las hostilidades, se debía ocupar la región del Caquetá-Putumayo hasta la
localidad de Tres Esquinas y Puerto Asís, origen de la navegación sobre el río
Caquetá y el río Putumayo, respectivamente, debiéndose completar esta acción
ofensiva mediante operaciones combinadas sobre el litoral colombiano
destinadas a efectuar un bloqueo de sus actividades económicas por la vía
marítima.

En cuanto a la actitud estratégica general, se mencionaba que la finalidad de la


guerra sería ofensiva; y que la actitud inicial de las operaciones bajo la actual
situación era defensiva-ofensiva.

En lo referido a los teatros de operaciones se establecían los siguientes:

Principal: el Nor Oriente peruano.

Secundario: el litoral colombiano del Pacífico.

Este plan, fue presentado de manera conjunta con un Plan de Campaña, en el


que uno de los supuestos era que Colombia se hallaba preparando una fuerza
expedicionaria, y que, con ella, pudiese efectuar un golpe sorpresivo atacando
Leticia, y que ello podría poner en riesgo la superioridad peruana que se creía
poseer hasta esa fecha.

En ese sentido, se presentó como parte del plan, una alternativa, que
consideraba un proyecto de operaciones defensivas, destinado a conservar
Leticia bajo la soberanía nacional. Un punto importante que consideraba esta
alternativa era que se hacía mención de que Brasil y Ecuador asumirían una
actitud de neutralidad frente al conflicto.

En este segundo plan (Plan Nº2), la actitud estratégica inicial considerando la


actual situación del Perú (en noviembre de 1932), era una actitud defensiva-

200
ofensiva, que consideraba como teatro principal de operaciones, al Nor Oriente
peruano.

Luego, en lo que respecta al género de las operaciones, se mencionaba que se


trataría de una guerra defensiva, mediante la ocupación de los accesos al Teatro
de Operaciones, a fin de negarle al adversario recursos y capacidad de
transportar sus fuerzas; la interdicción de las rutas fluviales; y llevar a cabo una
preparación intensa de la ofensiva por acumulación.

En cuanto a las posibilidades del enemigo, se sabía que Colombia disponía de


dos vías para llegar a Leticia, una a través del Putumayo, y la otra, una variante
desde Puerto Asís hacia Caucaya, para lo cual debían ingresar a territorio
ecuatoriano, para que través del río Napo, se dirigieran hacia la guarnición
peruana de Pantoja. Para este caso, se requeriría reforzar el dispositivo de
defensa, disponiéndose ciertas medias de urgencia tales como implementar una
red para obtener información del enemigo y para espionaje de las actividades
colombianas en el área del Amazonas brasileño, así como dotar a las
embarcaciones fluviales y guarniciones militares de equipos de radio. En cuanto
a las vías de comunicaciones terrestres-fluviales, se incidía en intensificar los
trabajos de la vía del Pichis (que no llegó a ser terminada), así como la
culminación de la vía Santa Elena a Puerto Arturo (que tampoco fue concluida);
y en cuanto a las defensas, incrementar el armamento y composición de las
fuerzas, formando dos regimientos más similares al Regimiento de Infantería Nº
17 que se hallaba en Iquitos. En cuanto a la flotilla fluvial, se indicaba que se
debía efectuar su reforzamiento a través de adquisiciones en el Brasil o
Argentina lo más pronto posible, para ganar tiempo, o en todo caso, intentar
capturar las cañoneras Santa Marta y Cartagena que se estimaba se
encontraban en Caucaya.

Luego de discutirse otros temas vinculados con la provisión de fondos


necesarios para el requerimiento de las fuerzas, el ministro de guerra quien
presidió la sesión solicitó la aprobación del plan presentado, el mismo que fue
aprobado por mayoría de los presentes.

Cabe señalar, que el plan de campaña Nº 1, tal cual fue planteado, si bien es
cierto fue aprobado por el consejo, finalmente no lo logró con el presidente, y
más bien, se llevó a la practica el plan alterno, que era el plan Ofensivo Nº 2, que
201
era de tipo defensivo, pero que erróneamente se basaba en supuestos que
consideraban que las fuerzas colombianas, marcharían sobre el Amazonas, para
atacar Leticia o Iquitos. Al parecer, nunca se contempló la posibilidad tal cual fue
planteada por los colombianos, de llevar a cabo una maniobra estratégica
ofensiva indirecta, que como veremos, consistía en ocupar primero el Putumayo
y luego de establecer su superioridad allí, atacar Iquitos y finalmente recuperar
Leticia.254

Luego de esta sesión, se llevaron a cabo la 6º el 20 de diciembre y la 7º, el 28


de diciembre. Cabe señalar, que, hasta la última fecha, las sesiones del consejo,
habían estado presididas por el ministro de guerra, general Antonio Beingolea.

Llegado el nuevo año, la octava sesión se efectuó el 11 de enero de 1933, y a


diferencia de todas las sesiones anteriores, a partir de entonces, las tres
siguientes, contarían con la presencia del presidente de la República, general
Luis M. Sánchez Cerro.

En esta oportunidad, se discutió sobre la opinión del comandante de la V División


Militar, que solicitaba adelantar un ataque sobre territorio colombiano,
específicamente sobre sus bases militares que se hallaban en proceso de
formación, pero el presidente manifestó que no era conveniente hacerlo, porque
implicaba el rompimiento de hostilidades.

Luego, el presidente manifestó que era propósito firme del gobierno, de conducir
las negociaciones diplomáticas a fin de obligar a Colombia la revisión del Tratado
de 1922, y que según parecía, por la actitud hostil de dicho país, las
negociaciones hasta la fecha no eran tomadas con la seriedad que el caso exigía
y era posible que dicho país precipitase el casus belli.

En dicha reunión, aparte del planteamiento de los diferentes jefes de las FF.AA.
en torno a sus requerimientos, se informó al presidente, la situación a la fecha
de las fuerzas en el Nor-Oriente. En cuanto a la Armada, el presidente indicó
conocer todo lo que se había adelantado especialmente sobre la carena de los
buques, y que todas las disposiciones ya habían sido dictadas para ese

254 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, quinta sesión, 30 noviembre 1932, ff.25-37.

202
propósito, así como establecer con urgencia el orden en que deben enviarse las
unidades para su carena y dique, tan luego como se dispusiese de dinero. Indicó,
además, que los buques debían dirigirse para esos trabajos, preferentemente,
“hacia los diques del Sur, por las mil razones que dan preferencia a esta
determinación”.255 Esto lo dijo el presidente refiriéndose a las dificultades que se
preveían si los buques peruanos viajasen hacia Panamá, considerando la actitud
preferencial que se observaba hacia Colombia por parte de los Estados Unidos.
Por otro lado, se debe recordar, que, en el año 1930, luego de la devolución de
Tacna al Perú por parte de Chile, la Escuadra peruana, había efectuado una
visita de “buena voluntad”, y se consideraba factible que los buques nacionales
pudiesen efectuar su carena allí, tal y como ocurrió en 1935.

En esta sesión el presidente le pidió al general Ponce expresara su opinión


respecto al conflicto y este general le manifestó que desde la segunda sesión del
Consejo de Defensa Nacional, había coincidido con el inspector general del
ejército, en lo relativo a que estábamos en mejores y superiores condiciones con
respecto a Colombia. Agregó luego, que con los elementos que en ese momento
se disponía, si eran bien aprovechados, se podría obtener con éxito la solución
del conflicto.

Acto seguido, el presidente comentó que “no debemos olvidar que la llamada
Escuadra colombiana adolece de defectos capitales: las unidades que la
componen son de tipo bien distinto y algunas bien anticuadas, por cierto,
improvisadas para la empresa que pretenden llevar a cabo. El material que
montan es diferente y por tanto su aprovisionamiento y manejo no es nada fácil
y con tanta mayor razón, si el personal de que dispone ha sido reclutado en
distintos países, sin sujeción a ningún control militar, con precipitación, sin
ninguna selección, y que ese personal es mercenario.” Agregó luego que, “en
suma, una expedición en estas condiciones es peor que las de filibusteros de
épocas pretéritas y todos sabemos bien como dichas expediciones casi siempre

255 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, octava sesión, 11 enero 1933, ff. 38-48.

203
fracasaron, especialmente en nuestras costas, las que no se encontraban
defendidas como se cree que actualmente se encuentra Leticia.”

Luego, le pidió opinión al inspector general del ejército respecto a la defensa de


Leticia y este jefe manifestó, que, según lo informado, se encontraba
actualmente en buenas condiciones de defensa, a lo que el jefe de Estado Mayor
de Marina opinó que “los primeros disparos de nuestros cañones en Leticia y
teniendo en cuenta la heterogeneidad del enemigo, como bien lo ha manifestado
el señor presidente de la República, la escuadra colombiana abandonará el
combate”. En un sentido similar se manifestó el comandante Ragúz,
representante del Inspector de Aeronáutica, quien dijo que el ataque de Leticia
y el desembarque de la fuerzas expedicionarias colombianas, era una operación
muy difícil de realizar pues era necesario que la operación estuviese
debidamente montada y que la sincronización con la aviación fuese casi
perfecta, lo que se les hacía más difícil por lo alejado de sus bases y que al
contrario, la defensa con conocimientos perfectos del terreno, con personal
homogéneo y bien preparado, refiriéndose a los militares peruanos, no sólo
técnicamente, sino con la moral muy levantada, con bases para la aviación
mucho más cercanas y con pilotos expertos en la selva, hacen esperar con
fundamento, que la defensa peruana en Leticia, será efectuada con todo éxito.
El coronel Beingolea, ministro de guerra, dijo que “además de ser militares, lo
que defienden Leticia, eran peruanos y que en cambio los atacantes no son ni
del país y ni tampoco militares, por lo que las posibilidades de éxito estaban
completamente de nuestra parte”. Luego, el jefe del Estado Mayor General de la
Marina, capitán de navío Manuel Sotíl, sostuvo que “siendo la lucha sólo entre
Colombia y Perú, podríamos estar seguros del éxito ”.256

Luego de esta sesión, el consejo no tuvo ninguna reunión hasta el 9 de abril,


fecha en la que se realizó la 9º sesión. La décima fue llevada a cabo al día
siguiente y la undécima, que fue la última, y con el presidente aun con vida, se
llevó a cabo el 22 de abril.

256 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Libro de Actas
del Consejo de Defensa Nacional, octava sesión, 11 enero 1933, ff. 38-48.

204
Como se aprecia en estas sesiones, ni los ministros, ni los jefes militares que la
integraban, y tampoco el presidente, hasta antes de que la Expedición Punitiva
colombiana iniciase su marcha sobre el Amazonas (lo que ocurrió a partir del 17
de enero), y efectuase sus primeras acciones ofensivas sobre Tarapacá (el 16
de febrero), no tenían realmente idea de la magnitud de la preparación y de las
capacidades de esta fuerza expedicionaria y mucho menos, de las que había
adquirido la Fuerza Aérea colombiana, gracias a su “alianza” con la empresa
SCADTA, que contribuyó a obtener la superioridad aérea.

Por las informaciones que manejaban los miembros de este consejo, que
constituía el más alto nivel político-estratégico del Estado Peruano, se aprecia
que no contaban con la debida información de inteligencia, puesto que no se
tuvo datos precisos del esfuerzo que había realizado Colombia en sus
adquisiciones aéreas y navales, y mucho menos sobre las capacidades reales
que habían adquirido y su poder combatiente frente a los elementos peruanos
existentes en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Por otro lado, llama la
atención que no se pudo conocer con exactitud, la magnitud del poder aéreo que
había logrado Colombia, al incorporar a los pilotos, mecánicos y aeronaves
procedentes de la línea aérea SCADTA, lo que, sumado a las aeronaves
adquiridas en el extranjero, establecieron superioridad sobre el Cuerpo Aéreo
del Perú.

Apreciamos también, que las decisiones que involucraron efectuar acciones


ofensivas o abrir otros frentes no se concretaron, y ello debido a que siendo un
organismo de asesoría, sus decisiones no eran mandatorias para la toma de
decisiones por parte del presidente. Por otro lado, independientemente de los
planes que se sometieron a su aprobación, las decisiones se tomaban allí, eran
generalmente surgidas de apreciaciones relativamente subjetivas y no de un
análisis exhaustivo de la situación. Por último, como se observará más adelante,
las decisiones que adoptó el presidente a partir de la segunda quincena de
febrero, luego de la captura de Güeppi, no surgieron sobre la base de lo
propuesto por este consejo, puesto que, hasta el mes de abril, no hubo ninguna
otra reunión, y más bien, fueron las circunstancias que lo obligaron a
implementar una actitud ofensiva en el conflicto.

205
6.6.9 Primer enfrentamiento armado: el choque de Puerto Meléndez (29 de
enero 1933)
De manera independiente al avance de la Expedición Punitiva, las acciones en
el Teatro de Operaciones se iniciaron el 29 de enero de 1933, cuando se produjo
el primer incidente armado entre fuerzas de ambos países. Desde el puesto de
vigilancia de Puerto Arturo sobre el río Putumayo, partió una patrulla al mando
del teniente Gregorio Vargas que marchó hacia la boca del río Cara Paraná,
afluente desde el lado colombiano del Putumayo, en donde los peruanos habían
instalado un puesto de vigilancia a cargo de un subteniente de reserva con diez
soldados armados de fusiles. En línea recta, la distancia de Puerto Arturo a la
boca del Cara Paraná es de unos diez kilómetros. Allí, el 29 de enero, se
interceptó a un grupo de soldados colombianos que cruzaban usualmente el río
para coger monos, internándose demasiado en la selva.257 A esta acción se le
dio el nombre de “Combate de Puerto Meléndez” y en esta acción fortuita que no
formaba parte de ningún plan, falleció el sargento colombiano Leguízamo, que
se convirtió en el primer muerto colombiano caído en acción durante el Conflicto
con el Perú.

6.6.10 La recaptura colombiana de Tarapacá. (14-15 febrero 1933)


Como se recordará, desde el 21 de octubre de 1932, las fuerzas peruanas
habían ocupado la guarnición colombiana de Tarapacá, reforzando también de
las guarniciones peruanas establecidas en Leticia y las existente en Ramón
Castilla, Güeppí, Puerto Arturo y Pantoja.

Sin embargo, y como parte del plan ya establecido por la Expedición Punitiva,
las fuerzas colombianas iniciaron sus maniobras para recuperar su presencia en
el Putumayo, zarpando desde Belém do Pará el 17 de enero, teniendo en mente
que el primer objetivo era la recuperación de la guarnición ubicada en Leticia.
Hasta esa fecha, el presidente colombiano Enrique Olaya Herrera aún no había
tomado una decisión respecto a que, si era conveniente marchar sobre Leticia,
tal y como lo planteaba el general Alfredo Váquez Cobo. En los días

257 ELÍAS, Op.cit., T. II, pp. 49-50.

206
subsiguientes, navegando la expedición hacia el objetivo primigenio, el 27 de
enero efectuó una escala en Tonantines, poblado brasileño en el Amazonas,
lugar en el que se recibieron nuevas instrucciones del presidente Olaya Herrera,
en las que se le daba órdenes de dirigirse hacia el Putumayo para efectuar la
recaptura de Tarapacá.

Como también ya expresamos anteriormente, esta decisión se derivó del plan


presentado por el general Rojas, e iba más acorde para otorgar un mayor margen
de maniobra a las gestiones diplomáticas.

Entonces, con un nuevo objetivo en mente, el zarpe de la flotilla expedicionaria


se verificó el día 8 de febrero y las naves colombianas arribaron a cercanías del
puesto peruano de Tarapacá el 13 de febrero de 1933.

Un par de días antes -el 11 de febrero- dos aeronaves Vought Corsair, fueron
enviados desde su base en la desembocadura del río Yacu hacia Tarapacá, en
misión de reconocimiento. Allí detectaron la presencia de naves colombianas en
aguas brasileñas del río Putumayo, luego de lo cual, regresaron a su base para
informar del avistamiento. Conocido el reporte, el comando aéreo ordenó un
ataque para ser efectuado al día siguiente. Entonces, el día 12, una escuadrilla
de cuatro aeronaves Corsair, armados cada uno con ocho bombas de 15 Kg,
despegaron para atacar a la expedición colombiana, que se hallaba en aguas
brasileñas, efectuando preparativos para atacar Tarapacá. Sin embargo, pese a
que tuvo el elemento sorpresa, el ataque no tuvo los resultados esperados,
puesto que las bombas no explotaron.258

En Tarapacá, los peruanos habían improvisado en la parte más elevada del


terreno, aproximadamente sobre unos 50 metros del nivel medio de las aguas,
unas defensas conformadas por dos cañones de 75mm. En dicho puesto, se
hallaba un destacamento al mando del teniente Gonzalo Díaz Rojas, e integrado
por 94 efectivos. Al arribo de la expedición colombiana, el destacamento de
Tarapacá se hallaba incomunicado con su comando ubicado en Leticia y no tenía
apoyo inmediato de él; la distancia era de más de 160 km por agua o por tierra

258 RIVAS et.al., Op.cit., p. 27.

207
y más de 20 minutos de vuelo.259 Había entre su personal muchos enfermos. En
la boca del Cotuhé, se había destacado a 30 efectivos, cubiertos por un tercer
cañón Krupp de 75mm y la lancha Estefita, que cubría la entrada del río Cotuhé.

El dispositivo militar colombiano, conformado por el Destacamento Amazonas,


se hallaba integrado por 791 hombres, llevados a bordo de los transportes
Boyacá y Nariño, apoyados por las cañoneras Barranquilla, Pichincha, Córdoba,
Mosquera y cuatro lanchas a gasolina, contándose además de cobertura aérea
proporcionada por tres aeronaves al mando del coronel Herbert Boy. Toda esta
fuerza se hallaba a órdenes del general Efraín Rojas.260

De acuerdo con el plan de operaciones colombiano, las fuerzas a flote se habían


dividido en tres secciones: la Primera Sección, conformada por las cañoneras
Córdoba, Barranquilla y Pichincha, dos lanchas más el transporte Nariño, este
último, llevando al general Rojas, a la plana mayor del Batallón Juanambú y 270
hombres para el desembarco, con el objetivo específico de atacar, desembarcar
y ocupar en puesto de Tarapacá.

Una segunda sección, se hallaba conformada por la cañonera Mosquera y el


transporte Boyacá, situados en la retaguardia, ubicados arriba de la boca del río
Putumayo, en inmediaciones del puerto brasileño de San Pablo de Olivenza, con
la idea de servir de estratagema y hacerle creer a las fuerzas peruanas que por
allí también se podría efectuar el ataque y con ello, impedir su concentración en
Tarapacá.261

Entonces, con la superioridad total sobre el pequeño contingente peruano


destacado en Tarapacá, el general Alfredo Vázquez Cobo, demandó la rendición
de sus defensores como si fuesen unos revolucionarios, pero el teniente Díaz, a
cargo de la guarnición, aclaró que él era un oficial del Ejército peruano y pidió

259 BASADRE, Op.cit., T.XIV, p. 371.

260 VALENCIA, Op.cit. p. 325.

261 Ídem.

208
dos días para contestar, pues hallábase lejos de sus superiores, agregando que
ellos, no dispararían primero.262
Mientras que estos hechos ocurrían, las aeronaves de la escuadrilla Corsair
peruana, intentaron sorprender de nuevo a la expedición colombiana tal y como
había ocurrido el 12, pero en esta oportunidad, por un lado, uno de los aviones
tuvo que retornar a su base sobre el río Yacu (Napo), y por otro, al acercarse
sobre su objetivo, que era la flotilla colombiana que se hallaba en inmediaciones
de Tarapacá, las aeronaves peruanas fueron sorprendidas por una escuadrilla
de aviones caza Hawk II colombianos. Al hallarse sin la escolta de aviones caza,
las aeronaves peruanas, con pocas posibilidades de éxito en su ataque, lanzaron
sus bombas sobre la cañonera colombiana Córdoba, que aún se hallaba en
aguas brasileñas, pero sin mayor efecto, y fueron perseguidas por las
colombianas. Durante la persecución, un Corsair al mando del alférez Secada,
se enfrentó a las aeronaves colombianas, permitiendo al resto de aeronaves
peruanas escapar. Este último Corsair peruano logró eludir a las aeronaves
colombianas, las que abandonaron la persecución, retornando a Tarapacá.263

Con este ataque, se produjeron los primeros disparos de la contienda al


responder la nave atacada con sus armas antiaéreas.
Acto seguido, las fuerzas colombianas traspasaron la línea fronteriza dejando
aguas brasileñas y por la tarde ingresaron en aguas del río Putumayo, que en el
lugar, eran colombianas por el tratado de 1922. Despues de haber efectuado los
aprestos necesarios, por la mañana del día 15, las naves iniciaron el bombardeo
en contra de las posiciones peruanas, seguidas por la acción de la escuadrilla
aérea colombiana. Luego de una hora de bombardeo continuo, se produjo el
desembarco y Tarapacá logró ser conquistada. Los defensores peruanos habían
recibido instrucciones que en caso el enemigo tuviese superioridad numérica
(como fue el caso), se retirasen con su tropa por el río Cotuhé hacia Leticia. Sin
embargo, al hacerlo, no lograron inutilizar dos de las tres piezas Krupp de
75mmm que quedaron en poder de los colombianos.

262 BASADRE, Op.cit., T.XIV, p. 370.

263 RIVAS et.al., Op.cit., pp. 27-28.

209
En esta acción, intervino por vez primera la aviación en combate, Colombia tuvo
superioridad de medios, no había presencia de naves peruanas, la cañonera
América se hallaba desde hacía pocos días reforzando las defensas en Leticia,
y la Napo, se hallaba en reparaciones en Iquitos, por haber perdido una hélice.
En esta oportunidad, Colombia tuvo la iniciativa y la superioridad, que le permitió
decidir cómo y cuándo combatir, lo que le permitió lograr el objetivo estratégico.

6.6.11 Otros ataques aéreos de la aviación peruana


El 19 de febrero, partió la Escuadrilla Corsair al mando del comandante Baltazar
Montoya, acompañado por el capitán Pedro Canga, el teniente Arturo Lecca y el
alférez Francisco Secada, en reconocimiento hacia Tarapacá, bombardeando a
la flotilla colombiana, luego de lo cual, aparecieron once aeronaves caza Hawk
II colombianas, empeñándose en combate, pero sin resultados adversos.264

Al dia siguiente, salieron tres aeronaves Corsair, acompañadas por dos aviones
caza Douglas O-38P, enfrentándose nuevamente a la aviación colombiana a la
altura de la zona de Collaru-La Victoria. En la acción resultó herido el mecánico
que operaba la ametralladora en la nave piloteada por el alférez Secada.265

264 FERNÁNDEZ PRADA, Alberto. La Aviación en el Perú. Lima: Talleres de la Editorial del CIMP,
1966. p. 373.

265 Ídem.

210
CAPÍTULO VII
SEGUNDA FASE DEL CONFLICTO Y LA
CONTRAOFENSIVA PERUANA.

211
212
7.1 Acciones en el frente diplomático en febrero 1933: intervención de la
Liga de las Naciones

Luego de la toma de Tarapacá, los colombianos retomaron las gestiones ante la


Liga de las Naciones, la cual dio la razón a Colombia, solicitándole a ese país,
“que tenga clemencia con los peruanos que violaron el territorio colombiano”.266
Luego, con fecha 16 de febrero, la Liga solicitó información al Gobierno peruano
acerca de los combates ocurridos en territorio colombiano. El canciller Jose M.
Manzanilla, respondió que se trataba de una agresion de fuerzas colombianas
contra ocupantes peruanos de Tarapacá. En su cable, mencionó los puntos de
vista del Gobierno peruano, indicando, además, que fuerzas peruanas se vieron
en la necesidad de defender sus posiciones contra fuerzas colombianas venidas
especialmente para agredirlos en un número y condiciones que evidenciaban un
propósito deliberado de agresion. Concluía el cable, con una denuncia del Perù
hacia Colombia ante la Liga, al incumplir el pacto.

Esta respuesta sin un sustento valedero fue contestada por el presidente del
Comité Especial del Consejo de la Liga de las Naciones, Sean Lester, el 17 de
febrero, quien indicaba que “El Comité del Consejo de la Liga, encargado de
informar sobre el caso de Leticia, no puede, sin embargo, comprender cómo
estando situado el puerto de Tarapacá dentro del Territorio Colombiano, había
allí, guarniciones militares del Perú.”267

Luego, vino la respuesta del canciller peruano, quien dijo que “Tarapacá no era
un puesto militar propiamente dicho” sino un lugar que siempre perteneció al
Perú, “ocupado por peruanos en movimiento espontáneo de reintegración
nacional”.268

El delegado colombiano ante la Liga, Eduardo Santos, presentó el día 17 de


febrero, un documento en el que, después de enumerar nuevamente todos los
antecedentes principales de su gestión anterior ante ese organismo
internacional, informaba sobre el fracaso de las gestiones amistosas del

266 URIBE, Op.cit., p. 33.

267 Ídem.

268 BASADRE, Op.cit., T. XIV. p. 374.

213
gobierno brasileño y las actividades militares peruanas destinadas a impedir el
restablecimiento de las autoridades colombianas en Leticia, solicitando, que se
convocara inmediatamente al Consejo, “en virtud del Artículo 15 del Pacto, con
el fin de examinar la situación planteada por la agresión peruana hacia Colombia
y por la Violación de tratados tan claros como solemnes, solicitando además, de
restablecer, como lo exige el principio insustituible del respeto a los compromisos
internacionales, el estado de cosas anterior al 1° de septiembre de 1932; y de
determinar la naturaleza y cuantía de las reparaciones a que tiene derecho la
República de Colombia”.269

El 21 de febrero se reunió el Consejo sin la presencia del delegado del Perú,


Francisco García Calderón, quien se hallaba en espera de instrucciones del
Gobierno peruano, para escuchar la demanda del Gobierno colombiano.270
Entonces, el delegado de Colombia ante la Liga, Eduardo Santos, hizo una
nueva exposición en la que solicitaba que se adoptara una resolución definitiva
al problema con el Perú.271 Luego de esta sesión, el Consejo de la Liga, encargó
al Comité de los Tres, buscar un terreno de entendimiento entre las partes,
formulando un nuevo llamado a ambos gobiernos para resover de manera
pacífica el conflicto.272

Mientras tanto, el 26 del mismo mes, el presidente Sánchez Cerro, comunicaba


mediante un cablegrama al delegado peruano en la Liga de las Naciones,
Francisco García Calderón, una serie de instrucciones terminantes de rechazar
toda propuesta de negociación sobre la base de entregar Leticia. Le indicaba
además, que para todo acuerdo, tener presente se considere una suspensión de
actividades, quedando tropas en el mismo lugar al momento de darse el
armisticio; una negociación directa entre Perú y Colombia, y que dichas
negociaciones tendrían por objeto revisar el tratado.

269 URIBE, Op.cit., p. 34.

270 BÁKULA, Op.cit., p. 302.

271 URIBE, ídem.

272 BÁKULA, ídem.

214
Ese mismo día, se reunió en Ginebra el Consejo de la Liga, autorizando a
Colombia efectuar operaciones para el restablecimiento del orden en los
territorios ocupados, pero sin violar el territorio del Perú.273

7.2 La reorganización de las fuerzas peruanas y la creación del Teatro de


Operaciones Nor-Oriente
Luego de la captura de Tarapacá, ocurrida entre el 14 y 15 de febrero, las
autoridades navales peruanas efectuaron un análisis y recapitulación de hechos
desarrollados desde el 1 de septiembre de 1932 hasta febrero de 1933, el mismo
que quedó plasmado en el “Análisis de las operaciones en el Oriente” de fecha
15 de febrero, elaborado por la 1º Sección del Estado Mayor General de la
Marina, y que era distribuido a varios destinatarios de las fuerzas armadas. 274
En este documento, se analizaba el rol jugado por la diplomacia, del cual
quedaba claro el indiscutible el fracaso para los fines que se propuso, al no
obtener ninguna posición favorable a través de la Comisión de Conciliación de
Washington, y mucho menos mediante la mediación del Brasil, que más bien
favorecía a Colombia.

En cuanto a las gestiones ante la Liga de las Naciones, las mismas habían
resultado infructuosas, puesto que hasta la fecha se le daba la razón a Colombia.

Por otro lado, se evidenciaba la carencia de los medios fluviales necesarios para
mantener las líneas de comunicaciones entre las bases principales de
operaciones e Iquitos. Tampoco, había sido posible elaborar y ejecutar el Plan
de Guerra y el de Campaña en su oportunidad, ni acumular los medios
necesarios para oponerse a la amenaza que representaba la expedición
colombiana.

273 URIBE, íIbídem.

274 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO-MILITARES DEL PERÚ.


Boletines de Información del Ministerio de Marina. Legajo N° 1. Análisis de las operaciones en el
Oriente del 15 febrero 1933. f.0001.

215
Asimismo, con la llegada de la Expedición Punitiva y las acciones desarrolladas
durante la primera quincena de febrero, se demostraba claramente la pérdida de
la iniciativa y de la superioridad militar en el Teatro de Operaciones.

Finamente, se concluía que no quedaba otra cosa que efectuar las siguientes
acciones:

1° Emprender la ofensiva sobre el litoral colombiano, Nororiente, teatro de


operaciones secundario y tratar de obtener la solución del problema en Colombia
mismo, mediante presión de sus puertos;

2° Desoír el consejo de nuestra diplomacia que no merece contársela en ella;

3° Empeñar a fondo, con energía, los recursos en la adquisición de los medios


(conquista del aire).

Por último, si no se realizaban estas tres cuestiones, no quedaría sino llevar a


cabo arreglos directos.275

7.2.1 Mensaje a la Nación del General Presidente del Perú, exigiendo la


revisión del Tratado de 1922

La gravedad de la situación en el teatro de operaciones Oriente, que tras la caída


de Tarapacá se vislumbraba cada vez más adverso a las fuerzas peruanas,
motivó que el presidente Luis M. Sánchez Cerro, diese un mensaje a la Nación
el 18 de febrero, que fue transmitido radialmente a todo el país,276 el mismo que
a continuación transcribimos:

"Ante Ia expectación de América y el mundo todo, la tranquilidad del Perú


acaba de ser perturbada por una expedición en la que abundan
mercenarios de diferentes nacionalidades transportadas en buques que
llevan bandera colombiana.

Esa expedición, quebrantando la neutralidad del Brasil, guareciéndose


en sus aguas y rompiendo una mediación todavía en curso, ha

275 Ídem, ff.0001-0003.

276 BUSTAMANTE, Op.cit. pp. 54.

216
bombardeado cobardemente a compatriotas nuestros, en el río
Putumayo, porque repudian lo nacionalidad que les impuso un Tratado
negociado o espaldas de lo ciudadanía peruana; y rechazada, en
absoluto, desde el instante que se le conoció .

En todo momento y bien de verdad. asimismo, hemos puesto en


manifiesto la impracticabilidad del Tratado, a tal punto de que cumplido
en todas sus partes por la República del Perú , nunca lo ha sido ni podrá
serlo jamás por lo República de Colombia.

Y, sin embargo, el Perú , hasta hoy, sólo se ha limitado a exigir con


firmeza, como efectivamente exige, la revisión del Tratado.

El clamor de los peruanos es aceleradamente juzgado por Colombia con


inflexible arcaico criterio jurídico; más no con comprensión humana.

El Gobierno colombiano, intransigente, no quiere comprender lo


gravedad de la realidad; y allí está el resultado; Colombia apeló a la
fuerza de las armas para someter a nuestros conciudadanos, leales a la
Patria; y nosotros, al rechazar, indignados esta agresión, apelamos a la
conciencia de todos los hombres que aman la tierra donde nacieron.

En esta situación, si Colombia lo pretende, ha llegado la hora de repeler


la fuerza por lo fuerza. El Perú entero estoá de pie, y va a defender su
nacionalidad y su honra.

Serenamente, Ia Nación afrontará toda emergencia, luego, ya sabrán


nuestros adversarios lo que significa atacar al Perú .

Lima, 18 de febrero de 1933

(Fdo.) LUIS M. SANCHEZ CERRO”277

Como consecuencia de la situación y de lo expresado por el presidente


Sánchez Cerro, el mandatario adoptaría una serie de medidas a fin de
reorganizar e incrementar las fuerzas en el Nor-Oriente así como disponder,
finalmente, el envío de fuerzas navales hacia el Caribe para distraer a las

277 DIARIO El COMERCIO. Lima, edición domingo 19 de febrero 1933. p. 1.

217
fuerzas colombianas intentado abrir otro frente de guerra lejos del Teatro de
Operaciones amazónico.

Dos días después de este discurso, que como se comentó fue retransmitido
por todas las estaciones radiales a lo largo del país, tuvo lugar en Lima, una
gigantesca manifestación de apoyo organizada por la Municipalidad de Lima,
en la que se estimó una asistencia de unas 100.000 personas, de acuerdo
con lo informado por las radios. Tal como lo informó el diario “La Crónica”,
los discursos de ese día, dados nuevamente por el presidente y también por
el alcalde de Lima, fueron también escuchados por todo el país, gracias a
que en diferentes ciudades se colocaron altoparlantes.278 En su discurso,el
alcalde, José Manuel García Bedoya, declaró que “Leticia es y será siempre
peruana”.279

7.2.2 La ruptura de relaciones y el ataque a la legación colombiana en Lima


Pese a haber sido las fuerzas colombianas quienes iniciaron el ataque a la
guarnición de Tarapacá, el gobierno colombiano elevó su protesta por el ataque
previo de aeronaves peruanas a la flotilla clombiana antes de que esta atacase
y capturase dicho puesto. Luego de ello, entregó sus pasaportes al ministro
peruano en Bogotá, suspendiendo así las relaciones diplomáticas y consulares
entre ambos países. Igual protesta hizo en Lima el ministro colombiano Fabio
Lozano, y notificó a la Cancillería su retiro.280
En un hecho en el que el gobierno peruano no tuvo ninguna vinculación y que la
cancullería lo aclaró, el día 18 de febrero, el mismo día que el presidente
Sánchez Cerro había dado su discurso radial a la nación, una turba asaltó y
saqueó la legación colombiana en Lima, no produciéndose felizmente ningún
daño personal. En esa lamentable intervención, según nos relata Basadre, “no
hubo intervención dolosa del Gobierno, que nada podía ganar con ese

278 BUSTAMANTE, Op.cit. pp. 53-56.

279 BASADRE, Op.cit., T. XIV, p. 374.

280 CAVELIER, Germán. La política internacional de Colombia. Bogota: Ed. Iqueima, T.III, 1960.
p. 207.

218
escándalo. En la turba no aparecieron elementos políticamente vinculados al
partido de gobierno y, más bien, actuaron tal vez elementos de la oposición.”281

7.2.3 Nombramiento del Comandante en Jefe de las Fuerzas del Teatro de


Operaciones Nor-Oriente

Para el Gobierno peruano, la captura de Tarapacá, estableció un punto de


inflexión sobre su actitud frente al conflicto. El discurso dado por el presidente
Sanchez Cerro, indicaba que se recurriría al uso de la fuerza, es decir que ya no
se continuaría con la actitud defensiva, sino que se pasaría a la acción. En la
medida que Tarapacá, le otorgaba el control del ingreso al río Putumayo desde
el Amazonas a los colombianos, para revertir esa importante perdida de una
posición estratégica, así como para lograr la iniciativa en las operaciones, se hizo
imprescindible una reorganización y replanteamiento de la estrategia militar
peruana. Una de las primeras medidas fue la creación mediante Resolución
Suprema del 20 de febrero, del Teatro de Operaciones del Nor-Oriente, y como
comandante general, se nombró el 25 del mismo mes al general de división
Fernando Sarmiento, con lo que se relevaba del mando al coronel Ramos. Para
integrar su Estado Mayor, se designó al coronel Ernesto Montagne, y como jefes
de sección, al comandante Óscar N. Gomes y al capitán de corbeta Manuel R.
Nieto, entre otros.

7.2.4 Cambios en la Armada: nombramiento de un nuevo Jefe del Estado


Mayor General

Los cambios suscitados por los desastrosos resultados en el Oriente, al parecer


no fueron ajenos a la Armada, puesto que con fecha 17 de febrero de 1933, es
decir, al día siguiente de la caída de Tarapacá en manos colombianas, el
presidente Sánchez Cerro relevó del cargo de Jefe de Estado Mayor General de
la Marina al capitán de navío Manuel Sotil, nombrando en su lugar, al de igual

281 BASADRE, Op.cit., T. XIV, pp.374-375.

219
grado Carlos Rotalde de Romaña282. El capitán de navío Carlos Rotalde, se
había desempeñado como ministro de Marina y Aviación en el año 1930, en la
Junta de Gobierno luego de la caída del presidente Leguía. Al parecer, la
disconformidad con la gestión del comandante Sotil al frente de la Armada,
generó que fuera destinado al Ministerio de Marina “en comisión” y sin cargo
alguno durante siete meses.

Lo cierto es que, con un nuevo comando al frente de la Armada, se decidió


finalmente emplear a la Escuadra, para lo que fue reorganizada en varios grupos
operacionales con tareas específicas, creándose la denominada “Fuerza
Avanzada del Atlántico”, una fuerza destacada en servicio especial y una fuerza
de reserva.

Este replanteamiento de la estrategia fue una consecuencia directa de la captura


de Tarapacá por parte de las fuerzas colombianas ocurrida a mediados de
febrero, y era la única manera mediante la cual el Gobierno peruano podría
revertir la situación en el Teatro de Operaciones que hasta el momento era
favorable a Colombia.

7.3 Modificación de disposiciones operacionales a todas las fuerzas a


órdenes del comandante en jefe del Teatro de Operaciones Nor-Oriente

Ni bien llegó el general Sarmiento a Iquitos para asumir la comandancia en jefe


del Teatro de Operaciones Nor-Oriente, reasignó tareas a los diferentes
componentes subordinados.

A la Flotilla Fluvial de Loreto, al mando del capitán de fragata Germán Narváez,


mediante Instrucción Personal y Secreta Nº1 de fecha 28 de febrero, se le dio
las siguientes misiones283:

1. El grueso de la flotilla se establecerá en la margen derecha del Amazonas


protegida por la Isla Rondilla, debiendo cerrar la entrada del Amazonas con

282 REPÚBLICA DEL PERÚ. BIBLIOTECA CENTRAL DE MARINA. MINISTERIO DE MARINA Y


AVIACIÓN. Orden General de la Armada N° 5. Lima, 18 de febrero 1933.

283 ZÁRATE, Op.cit. T.III, p.69.

220
órdenes de atacar de manera enérgica a cualquier nave que intentase
remontar el río por uno u otro canal de dicha isla;
2. Tomar parte en la defensa de Leticia, en cooperación estrecha con las tropas
en tierra.
3. Establecer un servicio de vigilancia con todos los elementos ligeros que
dispusiese (lanchas menores), situados a distancia conveniente aguas
debajo de la línea Leticia-Ramón Castilla, con el fin de prevenir e imposibilitar
cualquier sorpresa sobre Leticia.
4. La comandancia de la Flotilla, quedaba a órdenes del comandante de la
Posición de Leticia.

Luego, al capitán de corbeta Manuel R. Nieto, con su ayudante teniente segundo


José Mosto, se le dio órdenes para zarpar hacia Leticia a bordo del vapor Liberal,
y que ambos, organizasen un sistema de defensa de minas y torpedos de fondo
frente a Leticia, con la finalidad de obstaculizar el paso de las fuerzas enemigas
por el río Amazonas, en una zona aguas debajo de la línea de frontera con el
Brasil.284

En el caso del componente aéreo, se dieron instrucciones al teniente-coronel


Baltazar Montoya, en el sentido de:

1. Que lo mas pronto posible, las aeronaves disponibles debían concentrar en la


región Chimbote-Leticia, seguidas por las que se hallasen reparando en
Iquitos y las que estaban por venir de Lima.
2. Para el caso de las aeronaves de transporte comercial, debían hallarse en
Iquitos, y una de ellas en estado de alistamiento y operatividad permanente.
3. Las máquinas debían ser distribuidas en dos fracciones, en coordinación con
el Comandante General del Agrupamiento Leticia.

En adición a su distribución, se les daba como misión:

A. Cooperar con las fuerzas de tierra y fluviales encargadas de la defensa de


Leticia y la destrucción de las fuerzas enemigas que tratasen invadir el

284 Ídem, pp. 70-71.

221
territorio nacional. Actuará para el cumplimiento de su misión, a órdenes del
Comandante General del Agrupamiento Leticia.
B. Se hallará listo a trasladarse al Putumayo, a la primera orden de la
Comandancia en Jefe de las Fuerzas de Operaciones del Nor-Oriente, para
atacar a aeronaves o buques enemigos que amenazaran la región Güeppí-
Tarapacá.285

Por otro lado, se había designado al teniente coronel Isauro Calderón, como
Comandante General del Agrupamiento de Leticia. A dicho oficial superior, en la
“Instrucción personal y secreta Nº3”,286 se le otorgaba la misión de “mantener,
cueste lo que cueste, y hasta el último sacrificio, la ocupación del sector de
Leticia-Ramón Castilla, contra todo intento del enemigo invasor y cerrar a este
el paso por el Amazonas”. Para cumplir dicha misión, se le instruía para organizar
la cooperación mutua de las fuerzas asignadas bajo su mando, las mismas que
eran las que se muestran en la tabla Nº 11:287

285 Ibídem, pp. 71-72.

286 Ídem, pp. 72-74.

287 Ibídem, pp.77-78.

222
Tabla Nº 11 FUERZAS DISPONIBLES A ÓRDENES DEL COMANDANTE
GENERAL DEL AGRUPAMIENTO LETICIA, TENIENTE CORONEL ISAURO
CALDERÓN, 13 MARZO 1933

• Seis cañones Krupp.


• Dos secciones de c
añones-ametralladoras.
Batallón Mixto Nº17
Fuerzas terrestres • Dos cañones de Marina de
Batallón Mixto Nº 19
37mm.
• Una batería (4 piezas) de
montaña Schmeider-Canet.

B.A.P. América

Flotilla de Guerra B.A.P. Napo

B.A.P. Cahuapanas

Un Escuadrón de aviación conformado por:

• Una Escuadrilla de guerra Douglas Hawk de caza (3


Fuerzas Aéreas aeronaves)
• Una Escuadrilla de exploración y bombardeo ligero
Corsair (4 aeronaves)

Fuente: elaboración propia, con información de ZÁRATE, Op.cit. T.III, pp. 77-78.

En cuanto a la manera de organizar a sus fuerzas, en líneas generales, se le


daba instrucciones a fin de evitar cualquier intento de invadir el territorio de
acuerdo con los siguientes sectores:288

Posición de Ramón Castilla, debiendo organizarla para impedir que los buques
enemigos remonten un río y defenderla en contra de un desembarco allí o en las
proximidades;

Posición de Leticia, organizarla para hallarse en condiciones de:

288 Ídem, pp. 78-79.

223
A. Destruir con sus medios cualquier buque que intente remontar el río, así
como rechazar el desembarco del enemigo en Leticia o en sus proximidades.
B. Rechazar y contraatacar energéticamente todo ataque proveniente de la
hacienda La Victoria o sus playas adyacentes.

En Saraiva, en el río Cotuhé y alrededores, asegurar un servicio de vigilancia:

A. En Saraiva, con una sección de Infantería, encargada de prevenir la


aproximación de barcos enemigos;
B. En el río Cotuhé, con una Compañía de Infantería, con la misión de impedir
la infiltración del enemigo por el Varadero de Hamacayacu.
C. Por reconocimientos aéreos, en lanchas a motor, aguas debajo de Leticia,
entre Ramón Castilla y Saraiva.

Asimismo, los elementos aéreos quedaban bajo sus órdenes directas, con la
salvedad que estaría lista a acudir a otros frentes con órden del Comandante en
Jefe de Nor-Oriente.

En cuanto a las fuerzas disponibles en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente,


para el mes de marzo de 1933, las mismas eran las siguientes:

7.4 Acciones en el frente diplomático, marzo de 1933. La Liga de las


Naciones y su resolución para la evacuación de los territorios ocupados

El 1 de marzo, el Consejo de la Liga se volvió a reunir con la finalidad de recibir


el informe del Comité de los Tres, que había sostenido varias reunones con los
delegados de ambos países. Dicho informe en sus conclusiones insistía en
apreciar de llegar a una solución pacífica, observándose sin embargo, que
Colombia aceptaba de inmediato las propuestas, que consideraban la no
internacionalización de Leticia, ni que tampoco una revisión del tratado. El
representante peruano solicito una ampliación del plazo para dar una respuesta
definitiva.

Luego el 6 de marzo el delegado peruano comunicó por nota diplomática al


presidente del Consejo las observaciones de su gobierno, objetando la presencia
de fuerzas colombianas, Y proponiendo someter integralmente el diferendo con
Colombia a un reglamento arbitral.

224
El Comité de los Tres, el mismo día, emitió un pronunciamiento manifestando su
opinión en el sentido de que “no consideraba que las contrapropuestas de
Gobierno peruano para la solución del diferendo que pudiesen ser
recomendadas al Consejo y al gobierno de Colombia.” Agregando “que la
situación resultante de la presencia de fuerzas peruanas en territorio Colombiano
es incompatible con los principios de derecho internacional, así cmo los del Pacto
de la Liga de las Naciones y del Pacto de París, que vinculan a las dos partes y
a los cuales de debe conformar la solución del diferendo”289

El anterior pronunciamiento fue escuchado por el Consejo de la Liga el 8 de


marzo, aprobando todas sus recomendaciones. En consecuencia, el día 16,
aprobó una resolucion, en la que dentro de sus considerandos se mencionaba
que los términos de la propuesta habían sido aceptados por Colombia, pero no
por el Perú, recomendando en un primer párrafo, “la evacuación completa de las
fuerzas peruanas del territorio comprendido en el Trapecio de Leticia, así como
la suspensión de todo apoyo a los elementos peruanos que han ocupado esa
región”; agregando además en un segundo párrafo, otra recomendación
indicando “Que las negociaciones sean iniciadas y proseguidas con la mayor
diligencia, a partir del momento en que medidas apropiadas hayan sido
adoptadas para le ejecución de la primera recomendación”290

Dos días después, el 18 de marzo, el Consejo de la Liga, mediante resolución,


determinó la conformación de un Comité Consultivo de 13 países, encargado de
hacer seguimiento a la situación y facilitar la tarea del Consejo. Los países que
conformaban este Comité Consultivo fueron Alemania, Gran Bretaña, China,
España, Francia, Guatemala, Irlanda, Italia, México, Noruega, Panamá, Polonia
y Checoslovaquia.291

Con la aprobación del informe por el Consejo y su dictamen, el Perú, perdió la


batalla diplomática ante la Liga de las Naciones, puesto que dicho informe le
daba la razón a Colombia y en los hechos le dejaba al Perú sin ningún margen

289 BÁKULA, Op.cit., pp. 303-304.

290 Ídem.

291 Ibídem.

225
de acción por la vía diplomática para negociar una revisión del Tratado de 1922.
Este acto, implicaba además la aplicación del parágrafo 6 del artículo 15 del
Pacto de la Liga, que decía que: “Si el dictamen del Consejo fuere aceptado por
unanimidad… los miembros de la Liga, se comprometen a no recurrir a la guerra
contra ninguna parte que se conforme con las conclusiones del dictamen”.292

Como bien lo señala el diplomático colombiano Germán Cavelier, “Mas de


acuerdo con el parágrafo 1º del artículo 13, ninguna parte podía recurir a la
guerra antes de que hubiera transcurrido un plazo de tres meses después del
dictamen del Consejo. Si una parte violase esta disposición y recurriere a la
guerra, se consideraría ipso facto como si hubiere cometido un acto de guerra
contra todos los demás miembros de la Sociedad, quienes se comprometían a
aplicar las sanciones financieras y militares contra la parte culpable de violación
del Pacto” (artículo 16).

En cuanto Colombia había aceptado el informe del Consejo, estaba en una


posición más favorable que el Perú, siempre que no recurriera a la guerra, pues
“de lo contrario se colocaba en rebeldía contra el Pacto, que le prohibía ese acto
dentro del plazo de los tres meses siguientes.”293

7.5 Reacciones en el campo militar en el Perú ante la resolución de la Liga


de las Naciones

Hacia el 20 de marzo, desde Lima, desde el Consejo de Defensa Nacional, se


analizó la situación resultante de las gestiones diplomáticas que dieron el
lamentable resultado del rechazo de las propuestas peruanas por parte de la
Liga de Naciones, y entonces al Gobierno peruano no le quedó otra opción de
escalar el conflicto.

Ante esta coyuntura, se previó actuar en el Pacífico colombiano y a la vez, estar


prevenido contra el Ecuador en caso mostrase intensiones de intervenir, sin
descuidar las operaciones en el Nor-Oriente.

292 CAVELIER, Op.cit., pp.225-226.

293 Ídem, p.226.

226
Al respecto, se dictaron tres medidas que habían sido consideradas en ordenes
internas anteriores:

1° Para las fuerzas navales: Preparación inmediata de medios navales de guerra


y transporte armados y dotados;

2° Para las fuerzas terrestres: Movilización de la I División, la que debía


organizarse en tres regimientos de tres grupos de artillería 75mm (incluyendo
el Grupo Montado), Agrupamiento tres regimientos de caballería, los números
3, 5, y 7. Movilización de la II División, a base de infantería, regimiento escolta,
escuadrón de la escuela militar y fuerzas de policía;

3° Adquisiciones: Munición para artillería, no existe más que los que se


encuentra en los mismos grupos, muy escasa existencia en el Parque de
munición. A la fecha El Estado Mayor General del Ejército ignora la fecha en
que llegará lo que se hubiera pedido. Las de infantería suficientes para un
primer período de operaciones. Se reiteraba el pedido de vestuario, equipo en
general todas las armas, elementos de transmisión, material de ingenieros,
defensa antiaérea, aviación, granadas de aviación. La carencia completa,
juzga de hacer, en el día, las adquisiciones.294

En resumen, estas disposiciones prevían el envío de refuerzos hacia el Teatro


de Operaciones Nor-Oriente, y efectuar las adquisiciones necesarias, de manera
especial la munición.

7.6 Principales acciones en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente entre


marzo y abril 1933

Con el último dictamen e informe del Consejo de la Liga que fue favorable hacia
Colombia, y por otro lado, con la decisión peruana de enviar refuerzos hacia el
Teatro de Operaciones, quedó en claro que el conflicto escalaría hacia una
confrontación directa. Desde el punto de vista colombiano, esa nación contaba
con la aprobación de sus tesis jurídicas y ello le hacía acreedora del apoyo de la
Liga de las Naciones. Sin embargo, en Colombia eran conscientes que ello no

294 ZÁRATE, Op.cit., T.III., pp. 13-14.

227
significaba que el Perú abandonaría los territorios ocupados, o que existiese una
acción internacional que le obligara a ello por la fuerza.295 Hay que tener en
cuenta que, desde el punto de vista militar, la desocupación de Leticia había
quedado en suspenso, debido a que Colombia, de acuerdo con el Pacto de la
Liga de las Naciones, tampoco podría recurrir a la guerra.296
Sin embargo, las decisiones que el Gobierno peruano adoptó en rebeldía frente
a lo resuelto por la Liga tendrían consecuencias frente a Colombia, puesto que
sus fuerzas hallarían legitimidad en responder frente a los ataques peruanos que
se producirían pronto.
Por ello, Colombia se vio forzada a buscar una solución con sus propias fuerzas.
Según las propias palabras del ministro de guerra colombiano, Carlos Uribe
Gaviria, “Como nada en definitivo resolviera la Liga de las Naciones para obtener
del Perú la aceptación de la fórmula aprobada por ella, no nos quedaba otro
camino que el de la violencia”.297
La ventaja en ese momento para las fuerzas colombianas era que, habiendo
conquistado Tarapacá, desde allí podía movilizar sus naves por el Putumayo
hasta Caucayá. Las fuerzas peruanas, sin haber recibido todos los refuerzos
solicitados, se hallaban dispersas en posiciones fijas, débiles cada una frente a
un ataque en el que Colombia podría reunir superioridad táctica local.298 Para los
colombianos, se presentaban dos objetivos principales, Güeppi en el curso alto
del río Putumayo, que a su vez se hallaba comunicado por varias trochas o
varaderos299 con la guarnición de Pantoja ubicada en el río Napo, y Puerto
Arturo, ubicado en el bajo Putumayo, y comunicado también con el río Napo,

295 CAVELIER, Op.cit., p. 226.

296 BÁKULA, Op.cit., p. 305.

297 URIBE, Op.cit., T.II, pp. 60-61.

298 VALENCIA, Op.cit., p.187.

299 En la selva peruana, se denomina trocha o varadero, a una especie de camino inundable, que
se hace entre dos ríos o una cocha (laguna) y un río, cuando entre ellos no existe una
comunicación natural, a fin de permitir el transporte de un lugar a otro.

228
desde donde habían posibilidades de proyección, aunque limitadas, hacia
Leticia.300
Para los colombianos, el ataque y captura de Güeppi, debería preceder a
cualquier maniobra sobre Puerto Arturo, debido a que dicha posición era más
débil y podía ser tomada por el Destacamento Putumayo sin la colaboración del
Destacamento Amazonas, cuyas fuerzas tendría opción de iniciar operaciones
de reconocimiento hacia Puerto Arturo. Asimismo, la captura de Güeppi, le daría
a los colombianos el dominio total del Alto Putumayo, asegurando el eje de
comunicaciones hacia Puerto Asís, liberando a esa zona de cualquier amenaza
por parte del Perú.301

7.6.1 El relevo en el mando de la Expedición Punitiva colombiana y llegada


de los cañoneros Bogotá y Mariscal Sucre al Teatro de Operaciones

Luego de la captura de Tarapacá, el presidente Olaya Herrera convocó al


general Alfredo Vásquez Cobo a una conferencia para analizar la situación
estratégica de las fuerzas colombianas en el Teatro de Operaciones.

Antes de aquella reunión, llevada a cabo en la hacienda La Capilla el día 3 de


marzo, el general Vásquez Cobo, efectuó una visita de inspección a las
guarniciones colombianas del alto Putumayo.

Al término del encuentro con el presidente Enrique Olaya Herrera, reunión en la


que estuvo también el ministro de guerra Carlos Uribe Gaviria, el propio
presidente le comunicó su decisión de relevarlo del mando de la Expedición,
indicándole que su nuevo destino sería el de retornar a París, para hacerse
nuevamente cargo de la legación colombiana en Francia. Como era de esperar,
su relevo frente a las fuerzas colombianas en el Teatro de Operaciones fue el
general Efraín Rojas, quien asumió el cargo tan pronto tomo conocimiento del
relevo.

300 VALENCIA, ídem.

301 Ibídem.

229
Por otro lado, finalizando el mes de marzo, dos buques adquiridos por Colombia
en el extranjero arribaron al Amazonas. El cañonero Bogotá, había llegado a
mediados de marzo a Belem do Pará, seguido por el cañonero Mariscal Sucre.
Ambos buques luego navegaron hacia Manaos, en donde dieron encuentro al
Mosquera. Estas tres naves, partieron hacia Tarapacá el 23 de marzo.

Figura 31. Cañonero colombiano Mariscal Sucre, a su arribo a Belem do Pará, marzo 1933.
Este buque, al igual que el resto de naves adquiridas durante el conflicto, era de procedencia
civil, y anteriormente había sido un yate de propiedad de un magnate norteamericano. Tenía la
particularidad de haber sido construido con planos de un torpedero y se hallaba propulsado por
una planta a turbinas de vapor, situación poco común en la época. Fuente: col. personal.

7.6.2 Acción de Tambo Hilario o Cotuhe (17 marzo)

Las tropas peruanas que se habían replegado de Tarapacá, hallándose sobre el


río Cotuhé, tributario del Putumayo por su margen derecha, el 17 de marzo de
1933 efectuaron un ataque sorpresivo sobre el cañonero colombiano Pichincha
y a la lancha Magdalena.

No obstante, la carencia de medios adecuados hizo de esta sorpresa una acción


que no logró detener a las naves colombianas, pese a los daños recibidos. Cabe
señalar que, los colombianos, mencionan que este encuentro fue fruto de un

230
ataque iniciado por ellos, cuando navegaban en el río Cotuhé, en busca de la
lancha Estefita, en lo que han denominado “Combate de Buenos Aires”, nombre
dado debido a que el lugar de encuentro se hallaba cercano a una guarnición
peruana ubicada cerca de un lugar con el mismo nombre.
En el mismo día, gracias a que el Servicio de Criptografía de la Armada había
roto las claves colombianas, la aviación peruana efectuó un ataque. Dos
escuadrillas peruanas, una de ellas conformada por dos aviones Douglas al
mando del mayor Ergasto Silva y sus pilotos el capitán Luis Sologuren y los
alfereces Luis Cayo y Juan Blume; y la otra, por aviones Corsair, al mando del
comandante Baltazar Montoya, con los pilotos alféreces Francisco Secada,
Rafael Dañino y Víctor Gal’lino, efectuaron una misión de bombardeo contra las
naves colombianas, pero sin los resultados esperados.302

Como al retorno a las aeronaves les agarró la noche, solo dos aeronaves
llegaron a su base, mientras que las otras dos, como no vieron las fogatas,
volaron hacia el Amazonas. Del primer grupo se accidentó la nave del
comandante Montoya, salvándose él y su mecánico.303

7.6.3 El Combate y captura de Güeppí (26 marzo)

La guarnición peruana de Güeppi, se hallaba ubicada sobre la ribera sur del río
Putumayo, sobre un promontorio con 40 metros sobre el nivel medio del río, en
una posición dominante que favorecía su defensa frente a cualquier amenaza
porveniente desde el río.304 En Güeppí, se hallaban 209 efectivos militares
peruanos, dotados tan solo de ametralladoras y fusiles.

Para el mes de marzo de 1933, entre la ribera sur peruana y la ribera norte
colombiana, existían cuatro islas, de las que tres se hallaban del lado peruano,
contribuyendo a su defensa en el entendido que limitaba el paso de cualquier
embarcación que intentase atacar el puesto peruano. La cuarta isla, que era la

302 FERNÁNDEZ PRADA, Op.cit. p. 373.

303 Ídem.

304 VALENCIA, Op.cit., p. 187.

231
de mayor tamaño y que se hallaba del lado colombiano, era la isla de Chavaco,
en donde los colombianos habían instalado un puesto atrincherado.
El 18 de marzo, el coronel Roberto Rico, comandante del Destacamento
colombiano Putumayo, recibió órdenes del ministro de guerra Carlos Uribe
Gaviria, para preparar la operación de ataque sobre Güeppi, para lo que debería
efectuar coordinaciones previas con el coronel Herbert Boy.305 El destacamento
Putumayo, contaba con 1.858 combatientes repartidos en 15 guarniciones y en
las dos cañoneras disponibles en la parte alta del río Putumayo (la Cartagena y
la Santa Marta).306 Para el día 21, lo colombianos se hallaban concentrando sus
tropas en el destacamento de Chavaco, ubicado sobre el río Putumayo, casi al
frente de Güeppi, en el lado norte del río, disponiendo allí de la cañonera
Cartagena y de las lanchas de transporte de origen civil Huayna Capac y Sinchi
Roca, capturadas a los peruanos al inicio del conflicto, las que de acuerdo al plan
colombiano, atacarían desde el lado oeste, para luego efectuar un desembarco,
mientras que la cañonera Santa Marta, atacaría y efectuaría un desembarco
desde el lado este de la guarnición peruana.307 En frente de la guarnición, entre
las tres islas sobre el río y la orilla peruana, se posicionarían tres planchones
(barcazas a remolque) llevando más tropas de infantería listas a desembarcar.
Precediendo la acción de las cañoneras contra Güeppi, la aviación colombiana
efectuaría un ataque aéreo sostenido. En suma, el plan consistía en dividir sus
fuerzas en dos alas envolventes y una frontal, con la del Este que avanzaría en
profundidad para bloquear la trocha Güeppi-Pantoja, evitando con ello la posible
llegada de refuerzos y cortar la retirada. 308
Finalmente, el ataque se fijó para el día 26 de marzo por la madrugada.
Entonces, a eso de las 02:00 del 26, desde los cañoneros colombianos, se
procedió a desembarcar 150 efectivos que avanzaron por ambos flancos, y hacia

305 URIBE, Op.cit. p. 61.

306 Ídem.

307 Ibídem, p. 62.

308 VALENCIA, Op.cit., p. 191.

232
las 08:40, al arribar la aviación colombiana, se inició el ataque contra Güeppi.309
La artillería de las cañoneras Santa Marta y Cartagena, apoyado por las bombas
lanzadas por seis hidroaviones colombianos, y el efectivo avance de la infantería
colombiana, lograron conquistar las posiciones defensivas peruanas a eso de
las 16:00, tras una infructuosa defensa por parte de la guarnición peruana al
mando del capitán Víctor Tenorio. Este oficial, de acuerdo con las órdenes
recibidas previamente, ante la captura de su guarnición, se replegó 3 Km hacia
el sureste, pero luego, intentó efectuar un contraataque con 2 oficiales y 80
hombres reunidos de las secciones de la guarnición, pero el mismo, cuando se
hallaban a 500 m. de su objetivo, fue rechazado por las defensas que habían
caído en manos colombianas.310

Figura 32. Puesto peruano de Güeppi, que fue capturado por tropas colombianas del
Destacamento Putumayo, el 26 de marzo de 1933. La caída de dicho puesto en manos
colombianas, les otorgó el control del curso superior del Putumayo, facilitando el desplazamiento
de sus fuerzas en preparación para la captura de Puerto Arturo, con lo que obtendían el dominio
absoluto de dicho río. Fuente: IEHMP.

309 Ídem, p. 193.

310 Ibídem, pp. 196-197.

233
Al culminar el combate, que duró aproximadamente 8 horas, del lado peruano,
hubo de lamentar la muerte de 10 hombres, y la captura de 1 oficial, 24 hombres
y 2 heridos; muentras que del lado colombiano, hubo 5 muertos y 9 heridos.311
La captura de Güeppi por parte de fuerzas colombianas, determinó que el Perú,
perdiese su guarnición más avanzada sobre el Putumayo, y como anotamos
anteriormente, que Colombia obtuviese el dominio total del alto Putumayo.

7.6.4 Ataque aéreo peruano sobre Güeppi (28 de marzo)

Otra incursión aérea sobre las fuerzas colombianas por parte de aeronaves
peruanas se produjo el 28 de marzo. Tres aeronaves Vought Corsair del
escuadrón Nº 10, salieron de Puca Barranca en misión del reconocimiento hacia
Pantoja, volando sobre la margen izquierda del río Putumayo, sobre territorio
peruano. Cuando se hallaban a pocos kilómetros de la guarnición colombiana
“El Hacha”, avistaron a la lancha Sinchi Roca, preparándose entonces para
atacarla. La escuadrilla se hallaba comandada por el mayor José Estremadoyro
e integrada por los alféreces Alfredo Secada y Alfredo Roldán, acompañados de
los mecánicos Hipólito Paredes, Adolfo Granadino y Daniel Valdivia.312

Cuando se hallaban cerca de la embarcación, la escuadrilla rompió la formación


para ir en picada sobre ella, y una de las aeronaves, piloteada por el alférez
Roldán consiguió unos impactos, y la del alférez Secada lanzó una bomba que
explotó cerca de la popa de la Sinchi Roca, dejándola sin gobierno, retornando
nuevamente para atacarla, logrando que la embarcación fuese varada.313 Debido
a la autonomía de las aeronaves, que era de cuatro horas, así como debido a
que habían recibido perforaciones de bala en sus fuselajes, decidieron retornar
a Puerto Arturo, pero debido a que hallaron mal tiempo, la escuadrilla fue
sorprendida por una fuerte tempestad, logrando acuatizar con los tanques casi
vacíos.314

311 URIBE, Op.cit. T.II., p.73.

312 RIVAS et.al., Op.cit. p. 30.

313 Ídem.

314 BASADRE, Op.cit., T. XVI, p. 387.

234
7.6.5 El ataque peruano a Puerto Calderón (16 de abril) y sobre Yabutanos
(26 de abril)

El 16 de abril una patrulla peruana compuesta por 21 efectivos que salieron de


Puerto Arturo cuatro dias antes al mando del teniente coronel Oscar Sevilla,
sorprendieron a 50 militares colombianos que se hallaban custodiando el puesto
ubicado en el varadero de Puerto Calderón, ubicado a 45 millas al norte sobre el
Putumayo.
Sin embargo, las tropas colombianas se refugiaron bajo la protección de la
artillería de las cañoneras Santa Marta y Cartagena por lo que los atacantes se
vieron obligados a retornar a Puerto Arturo.315
Otra acción ofensiva por parte de tropas peruanas, también al mando del
teniente coronel Sevilla, ocurrió el 26 de abril, cuando con su patrulla
transportaban un cañón Krupp a bordo de la lancha San Miguel, se internó en el
río Campuya sorprendiendo a la posición colombiana en Yabuyanos. Allí
obtuvieron información sobre la hora en que debían pasar los barcos enemigos,
y abrieron fuego sobre las cañoneras Santa Marta y Cartagena por la noche del
28, iniciándose un duelo artillero con las tropas peruanas, que duró hasta la
madrugada del 29.
Las cañoneras, sin poder desembarcar a su personal, tuvieron que retirarse, con
la cañonera Cartagena impactada, y con algunas bajas entre su personal. Por
su parte, los peruanos se replegaron una vez más a Puerto Arturo.316

7.7 Replanteamiento de la estrategia peruana y reorganización de fuerzas


navales

Ya desde la llegada de la Expedición Vázquez Cobo a Belem do Pará en


diciembre de 1932, no quedaba dudas acerca de la firme decisión de Colombia
por recuperar Leticia y el Trapecio, aun a costa de una guerra. Sin embargo, en
Lima, a fines de diciembre y principios de enero de 1933, subsistía la terca
oposición por parte del ministro de Marina y Aviación y del Jefe de Estado Mayor

315 Ídem, p. 387.

316 Ibídem.

235
de la Armada, en seguir las recomendaciones formuladas desde la Escuela de
Guerra Naval. Se había llegado a una situación en la que los intereses políticos
del régimen no podían estar por encima de los intereses de la Nación, y esta
situación demandaba acciones inmediatas por parte de quienes desde Lima
debían conducir la guerra.

7.7.1 La conformación de la Fuerza Avanzada del Atlántico

La Fuerza Avanzada del Atlántico, estaba compuesta por el crucero Almirante


Grau y los submarinos R-1 y R-4, bajo el mando del Comandante General de la
Escuadra, capitán de navío Héctor Mercado, secundado por el comandante de
la División de Submarinos, capitán de fragata Enrique Monge. Comandaba el
Almirante Grau el capitán de fragata Víctor Escudero, el R-1 el capitán de corbeta
Juan Bacigalupo y el R-4, el capitán de corbeta Antonio Trigoso.
A la Fuerza Avanzada del Atlántico, se le asignaron las siguientes misiones:

• Desorganizar el tráfico comercial colombiano en la zona del Caribe y el


Atlántico, cubriendo las rutas entre la isla Trinidad y Pará (Brasil).
• Interrumpir las comunicaciones de las fuerzas colombianas que operan en la
ruta fluvial del río Amazonas hasta Manaos, para interrumpir las
comunicaciones marítimas y obstaculizando su reaprovisionamiento.317

7.7.2 La Fuerza Naval del Pacífico

En adición a la Fuerza Avanzada del Atlántico, se creó otra organización naval,


denominada Fuerza Naval del Pacífico, integrada por el crucero Coronel
Bolognesi, nave al mando del capitán de navío Enrique Maura, a quien se le dió
la misión de patrullar el área marítima comprendida entre Talara y la costa del
Pacífico colombiano, dándosele los siguientes objetivos:

317 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Boletines de


Información del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1933. Legajo 2. Análisis de las Operaciones
Mes de Mayo. f.0026.

236
• Hacer una demostración naval, para obligar a descongestionar la presión de
las fuerzas aéreas colombianas sobre la región del Putumayo y sobre el
Caribe;

• Mostrar la bandera en las rutas comerciales de la costa del Pacífico,


procurando hacerse ver de todo buque mercante, como un medio de
desorganizar el tráfico comercial y sembrar alarma entre los colombianos.

• Obtener toda información que se pueda respecto a Colombia.

• Se respetará el pabellón neutral mercante. 318

7.7.3 Fuerzas de Reserva y unidad suelta auxiliar

En adición a los dos grupos operacionales antes mencionados, con el propósito


de reforzar a uno o a otro, de acuerdo a como evolucionara la situación, quedó
establecida una fuerza de reserva, conformada por el crucero Lima, el
cazatorpedero Teniente Rodríguez, los submarinos R-2 y R-3, y el remolcador
Condestable Celendón, todos ellos agrupados bajo el mando del capitán de
fragata José Carrillo.

Estas naves se hallaban fondeadas frente a la Base Naval de San Lorenzo,


llevando a cabo reparaciones y en espera de órdenes para ser desplegadas
hacia el área de operaciones en donde fuesen requeridas.319
Todas las fuerzas operaban bajo las órdenes del Estado Mayor General de
Marina.

En adición a las fuerzas mencionadas, el transporte de la Armada Rímac, que


operaba comercialmente a cargo de la Compañía Peruana de Vapores y Dique
del Callao, retornó al control de la Armada, luego de haber retornado de Chile,
en donde había embarcado carbón para la Armada. Este buque, comandado por
el capitán de fragata Roque A. Saldías, sería comisionado posteriormente para

318 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Boletines de


Información del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1933. Legajo 2. Análisis de las Operaciones
Mes de Mayo. f.0027.

319 Ídem.

237
llevar a parte de las dotaciones de los destructores Almirante Guise y Almirante
Villar que serían adquiridos en Estonia.

7.7.4 Previsiones de Colombia frente al envío de unidades navales


peruanas

Sobre el envío de las naves de la Escuadra peruana, tanto al Atlántico como al


Pacífico, los colombianos ya habían previsto las posibles intenciones de tal
despliegue. Como el ministro de guerra colombiano Carlos Uribe Gaviria, señala
en su libro La verdad sobre la guerra, “ese plan (refiriéndose al elaborado por la
Armada peruana) no se reducía solamente al bloqueo de Cartagena, Puerto
Colombia y Santa Marta, sino también un ataque en regla contra Tumaco y
Buenaventura, para el cual, seguramente emplearían al Bolognesi y otras de sus
unidades navales, además de un número de aviones que recibirían en esos
mismos días por la vía de Panamá”320 y luego, relata que “Creían
indudablemente, el Gobierno peruano y el estado mayor de su ejército, que estos
puertos nuestros y que nuestra fuerza aérea era inferior a la suya; porque de otra
manera no alcanzo a comprender que éxito esperaba obtener con semejante
aventura. Pero la situación de Colombia era muy otra: contamos con una
escuadrilla aérea cuya base en Buenaventura le permitía moverse rápidamente
hacia el norte y hacia el sur valiéndose de otras bases auxiliares a todo lo largo
de la costa sobre el Pacífico; esta flotilla podría ser reforzada en breves horas,
llegado el caso, con aviones que teníamos en palenquero, Barranquilla y aún
trayéndolos de Puerto Boy”. Además, es importante mencionar que para la
fortificar el puerto de Buenaventura, en donde se hallaba la base naval
colombiana en el Pacífico, en noviembre de 1932, se había adquirido a la Casa
Vickers, dos cañones de 120 mm, con alcance de 19.500 metros, y con
capacidad de perforar un blindaje de 60mm a 15.000 metros de distancia.321

Esta artillería fue colocada en mayo de 1933, constituyendo la Batería de costa


San Mateo Nº 1 de la cual fue su primer comandante el señor capitán Ricardo

320 URIBE, Op.cit., p. 149.

321 Ídem, p.195.

238
Bayona Posada. Las dos piezas de artillería fueron emplazadas en Punta
Soldado y en Punta Bazán, que delimitan La Bocana, y las obras de montaje
estuvieron a cargo de un oficial de la marina rusa de apellido Maletvich.322

Figura 33. Crucero peruano Almirante Grau, al ancla en Ancón, 1928. Fuente: AHM.

7.8 Principales acciones de la Fuerza Avanzada del Atlántico


7.8.1 El viaje del Almirante Grau y del R-1 y el R-4 hacia el Caribe y el
Amazonas, conformando la Fuerza Avanzada del Atlantico

Considerando la larga travesía que estaban por emprender hacia aguas


distantes de su puerto base, los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico
debieron ser dotados convenientemente con personal, munición, repuestos y
provisiones.

Hubo un factor muy importante que resultó ser crítico, y era el referido a la
capacidad antiaérea de las tres unidades que componían esta fuerza. Colombia,
en el Caribe, no contaba con elementos navales capaces de enfrentar a las
naves peruanas, pero para mayo de 1933, había logrado disponer de la
formidable cantidad de sesenta naves aéreas de guerra de diferente tipo, tanto

322 COLOMBIA, Fuerzas Militares. La artilleria colombiana: ciento cincuenta años de historia,
1810-1960. Bogota: Ed. Sección Impr. y Publicaciones de las Fuerzas Militares, 1960. p. 59.

239
de combate como de transporte323. Considerando el despliegue naval peruano,
se esperaba que Colombia reasignara hacia sus costas caribeñas parte de sus
aeronaves, lo que constituiría la principal amenaza de importancia contra aquella
fuerza.

Esto se debía a que el Almirante Grau y los dos submarinos carecían de artillería
antiaérea necesaria para batir aeronaves. Para resolver esta deficiencia, la
Armada logró que el gobierno gestionara la adquisición de armamento antiaéreo
en el Japón, efectuándose dicha operación mediante la venta de 6.000 toneladas
de guano a la firma Okura C° Trading Ltd. de Tokio, a cambio de armamento
antiaéreo, que consistió en cuatro cañones de 76,2 mm con sus respectivos
ascensores de munición324. Sin embargo, estos cañones no llegaron en las
fechas requeridas, lo que obligó a nuestros marinos a transformar los cañones
Vickers de 37mm de los cruceros en armas antiaéreas. Para ello, se les diseñó
una nueva cureña con elevación de 90°, elaborándoseles, además, las
respectivas alzas y tablas de tiro contra blancos aéreos325.
Se completó la batería antiaérea del Almirante Grau (y también la del Coronel
Bolognesi), con cuatro ametralladoras Madsen de 7.65mm.
Adicionalmente y con la finalidad de aparentar una mayor capacidad antiaérea,
a sabiendas que cuando cruzara el Almirante Grau el Canal de Panamá sería
visto por espías colombianos, se prepararon e instalaron en el lugar de los
antiguos montajes de 37mm, falsos cañones hechos de bambú, que con sus
fundas de lona engañarían a cualquier observador. Se dispuso también, que
mientras navegasen juntos los tres buques, lo hicieran en una formación en la
que los submarinos ocuparan estación a 1.800 metros de distancia y a 45° por

323PINZÓN, Op.cit. Esta fuerza aérea fue conformada por Colombia en el corto lapso de nueve
meses, entre setiembre de 1932 y mayo de 1933, gracias a la colaboración de los pilotos
alemanes que trabajaban para la línea aérea colombiana SCADTA. De los 56 pilotos al servicio
de Colombia, 56 eran alemanes, y la mayor parte de ellos había participado en la Primera Guerra
Mundial.

324 CASTRO, Op.cit., p. 13.

325 Ídem.

240
ambas aletas del crucero, con lo que la fuerza estaría bajo la protección de la
modesta artillería antiaérea del Almirante Grau, en caso de un ataque aéreo.
Con respecto a los preparativos previos al zarpe, antes de partir del Callao, el
Almirante Grau se abasteció a su máxima capacidad de munición, además de
800.000 tiros para fusil y ametralladora, así como víveres secos y frescos, hasta
ganado en pie326.
Un detalle importante de ser resaltado en esta operación fue el haber dotado al
Almirante Grau de un hidroavión, con lo que se le proporcionaba a la fuerza la
capacidad para efectuar misiones de exploración y alarma temprana más allá del
horizonte. La aeronave que se embarcó fue un hidroavión tipo Vought UO-5, para
lo que se tuvo que acondicionar al buque, dotándolo de una plataforma ubicada
entre el palo trinquete y la primera chimenea, debiéndose retirar los pescantes
de los botes allí ubicados. La maniobra de izado y arriado del hidroavión se
efectuaría por una pluma preparada para tal fin327.
El zarpe de las tres unidades se produjo finalmente el 17 de abril de 1933,
realizando una escala breve en Ancón, en donde fue izado el hidroavión Vought
a bordo del Almirante Grau, embarcándose también su piloto, el teniente primero
José San Martín y personal técnico. Este hecho, poco conocido, tiene gran
significado, por ser la primera oportunidad en la que a bordo de un buque de
guerra peruano se embarcó una aeronave con fines operacionales.
Durante toda la navegación, a bordo de los tres buques, se hicieron ejercicios y
zafarranchos de todo tipo, inclusive con cortinas de humo para ocultamiento.
Desde el 29 de abril, se navegó frente a costas colombianas, arribando el 1° de
mayo al puerto de Balboa, en Panamá.

326 Ibídem, p.15.

327 RODRÍGUEZ ASTI, John. Buques de la Marina de Guerra del Perú desde 1884: Cruceros.
Lima: Fondo de Publicaciones de la dirección de Intereses Marítimos, 2000.p. 93.

241
Figura 34. Instantes en que el hidroavión Vought UO-5 es izado a bordo del crucero
Almirante Grau, frente a las instalaciones de la Estación de Hidroaviones de Ancón, el
17 de abril de 1933, en momentos previos al zarpe de la Fuerza Avanzada del
Atlántico hacia Panamá. Esta fue la primera vez que una aeronave era embarcada a
bordo de un buque de la Armada Peruana. Fuente: colección Amaru Tincopa.

Figura 35. Dotación y personal técnico del hidroavión Vought UO-5, a bordo del crucero
Almirante Grau. El piloto de la aeronave era el teniente primero CAP José San Martin, de
procedencia naval. El embarque de esta aeronave, le permitía al buque contar con un
elemento de exploración avanzada y alerta temprana, y con una capacidad limitada para
atacar blancos aéreos y en superficie con sus ametralladoras. Fuente: colección Amaru
Tincopa.

242
Fue en este lugar, en el que se hizo notar la presión de la Liga de Naciones, así
como el accionar de la diplomacia colombiana. Las autoridades del Canal,
únicamente brindaron las facilidades que el derecho internacional permitía a las
naves de una nación beligerante, autorizando tan sólo el aprovisionamiento de
petróleo suficiente para llegar hasta el próximo puerto328.
Mientras los buques hacían la faena de petróleo, las autoridades del Canal,
impidieron la salida del personal de a bordo, así como el ingreso de personas
foráneas.
Concluida la estadía en Balboa, las naves peruanas iniciaron el cruce del Canal,
ingresando al Caribe el día 4 de mayo, dirigiéndose hacia Curazao, adonde
arribaron el 9 a 15:00 horas para reabastecerse.
Allí, una vez más, los buques tuvieron ciertas dificultades para tomar carbón y
provisiones. A su arribo, recibieron la visita del Cónsul peruano, quien informó al
comandante Mercado, que la Liga de las Naciones había presionado a las
autoridades holandesas para que negara toda ayuda a las naves peruanas y
limitara su permanencia a un máximo de ocho horas, concediéndose únicamente
autorización para tomar petróleo y víveres en cantidad suficiente para llegar al
siguiente puerto de destino, tratándoseles como una fuerza beligerante.329
Ante tan serias limitaciones, el comandante Mercado, recurriendo a la habilidad
e inteligencia del personal a sus órdenes, lograría abastecer a sus buques más
allá de lo permitido. Este interesante episodio, lo relata el comandante Castro en
la obra que ya se ha citado, de la siguiente manera: “El jefe del muelle no quiso
bombear petróleo sin la autorización del gobernador. Breve tiempo después, el
señor gobernador llegó con su familia, y el comandante Mercado lo invitó a subir
a bordo (del Almirante Grau), pasando a la cámara del almirante, y allí se quedó
con sus acompañantes a puerta cerrada amablemente atendidos por oficiales
del Estado Mayor.

328 CASTRO, Op.cit., p. 16.

329 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Boletines de


Información del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1933. Legajo 2. Análisis de las Operaciones
Mes de Mayo. f. 0026.

243
El personal peruano conectó las mangueras, cuando el jefe del estado mayor,
capitán de fragata Enrique Monge, avisó al jefe del muelle, que, por orden del
gobernador, se bombeara petróleo. Cuando se terminó la faena y llegaron los
camiones con los víveres, recién se abrió la puerta de la cámara, y el señor
gobernador, más rojo que al entrar, fue despedido por el jefe de la fuerza con los
honores reglamentarios. El tiempo de estadía del gobernador, fue lo
suficientemente dilatado como para permitir que los buques tomaran petróleo,
llenando todos sus tanques, mientras ocurría lo propio con los pañoles de
víveres.”330
Lo cierto es que, una vez logrado su propósito, esta fuerza zarpó de la isla el día
8 a 15:00 horas, en demanda de Puerto España, en la Isla Trinidad. A este último
lugar arribó el 12 de mayo, hallando similares inconvenientes a los encontrados
en los puertos previos. Sin embargo, una vez más, la habilidad del jefe naval
peruano permitió el reabastecimiento de la fuerza a su mando, reiniciando su
viaje el 14. El destino era en esta oportunidad el puerto de Belem do Pará, en
Brasil, adonde arribaron el 15 de mayo.
Fue durante el tránsito hacia este último puerto, en donde se recibió la noticia
del cese del fuego entre ambos países, por lo que los buques peruanos
permanecieron en espera de órdenes de Lima.

330 CASTRO, Op.cit., p. 17.

244
Figura 36. Los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico cruzando el Canal de
Panamá. Se aprecia al crucero Almirante Grau en primer plano y a los submarinos R-1
y R-4 en su retaguardia. Esta fue la primera ocasión que naves de guerra peruanas
fueron desplazadas para operar a distancia y en otro océano. Fuente: colección
personal.

245
7.8.2 El viaje del Coronel Bolognesi a Panamá

Como se mencionó anteriormente, al crucero Coronel Bolognesi se le


encomendó patrullar el Pacífico colombiano, y para tal propósito, zarpó del
Callao el 6 de mayo, llegando a Talara a rellenar sus tanques de combustible.331
Luego de ello, se dirigió hacia Balboa para someterse a una breve carena. Sin
embargo, las autoridades norteamericanas del Canal, no le permitieron al
crucero peruano efectuar el ingreso a dique y mucho menos la carena prevista.

Figura 37. Petrolero peruano Pariñas, adquirido en Noruega en mayo de 1933, prestó valiosos
servicios como buque de reaprovisionamiento logístico durante el conflicto con Colombia. Su
primera comisión, fue llevar a Estonia a las dotaciones de los recién adquiridos destructores
Almirante Guise y Almirante Villar. Luego, se unió a las naves de la Fuerza Avanzada del
Atlántico. Esta unidad permitió a las fuerzas navales peruanas operar a distancia, sin necesidad
de reabastecerse en puerto. Fuente: colección personal.

331 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Boletines de


Información del Ministerio de Guerra y Marina. Año 1933. Ídem.

246
Figura 38. Crucero Almirante Grau en maniobra de transferencia recibiendo petróleo del
Pariñas. Fuente: AIEHMP

Figura 39. Submarinos R-1 y R-4 abarloados al petrolero Pariñas. Fuente: AIEHMP

247
7.9 La adquisición de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar
en Estonia

En el transcurso del mes de marzo, por informaciones de inteligencia, el mando


naval peruano pudo conocer que la marina colombiana gestionaba en Europa la
compra de buques adicionales a los adquiridos inicialmente por el general Alfredo
Vázquez Cobo. Conforme lo ha descrito el propio general colombiano en su libro
Pro-Patria, su intención era comprar a Estonia, dos buques ofrecidos en febrero
de 1933 al Gobierno colombiano a través de su legación en Francia. Se trataba
de los destructores de origen ruso, el Lennuk y el Wambola, cuya construcción
databa de 1917332. Esta operación, fue confirmada por el ministro peruano en
Brasil, Ventura García Calderón, a quien uno de los agentes intermediarios en la
venta, Antonio Segadas Vianna, le hizo el ofrecimiento para el Perú de ambos
buques333.
De acuerdo con la versión del entonces oficial mayor del Ministerio de RR.EE
Pedro Ugarteche334, el día 5 de abril, al recibirse la información desde Brasil, de
inmediato fue comunicada al presidente de la República, general Sánchez Cerro,
quién convocó al ministro de Marina, Alfredo Benavides Diez Canseco para que
la hiciera conocer a las autoridades navales.
Luego, contando con la recomendación de la Marina, el presidente ordenó que se
manifestara el interés por la oferta. Tras el asesinato de Sánchez Cerro, su
sucesor, el general Benavides, no obstante haberse acordado un armisticio el 25
de mayo, dispuso continuar con las negociaciones y con fecha 13 de junio,
mediante un cablegrama promovido por el nuevo ministro de Marina, Dr. Luis A.
Flores335, se ordenó al capitán de navío Manuel Faura, Agregado Naval en Gran

332 VÁZQUEZ, Op.cit., pp. 390-400.

333 UGARTECHE, Pedro. “Para la historia marítima del Perú. La adquisición de los cruceros
Guisse y Villar”. En el diario El Comercio, Lima, 21 de marzo 1968. En este artículo, el
diplomático Pedro Ugarteche, por aquel entonces al servicio del gobierno de Sánchez Cerro
relata los pormenores de la forma como se gestó la compra de los citados buques, destacando
la rápida intervención de nuestros funcionarios en el exterior.

334Ídem.

335Ibidem.

248
Bretaña, inspeccionar los buques estonianos y concretar la compra si era
conveniente.
Para ello, viajó en una misión de carácter extraoficial a Estonia en donde también
confirmó el interés de Colombia y adicionalmente de Finlandia para comprarlos.
Luego de conocer ambas unidades y verificar el buen estado en que se hallaban,
recibió instrucciones definitivas para adquirirlos, logrando ganarle la iniciativa a
Colombia 336. El precio se estipuló en 210.000 libras esterlinas.
En aquel momento, el Lennuk y el Wambola se hallaban en reserva y la intención
era venderlos para que con los recursos obtenidos se compraran dos submarinos
en Inglaterra. Estos planes no contaban con la total simpatía por parte de algunos
sectores políticos del Gobierno estoniano, generándose por ello una atmósfera
adversa con la operación de venta al Perú. Por ello, se estimó conveniente en un
principio efectuar la transferencia a nuestra armada en algún puerto de un país
Atlántico, pero esta idea fue descartada y se decidió tomar posesión de los buques
en el puerto estoniano de Tallin en el tiempo más corto posible, y de esta manera,
concretada la compra, el 30 de junio, fueron incorporados a la Armada Peruana
con los nombres de Almirante Villar (ex-Wambola) y Almirante Guise (ex-Lennuk).
Para tripularlos, con fecha 3 de julio la armada dispuso la conformación de una
comisión reducida al mando del capitán de navío Tomás Pizarro, que fue
constituida por oficiales y personal provenientes de varias unidades de la
escuadra. Asimismo, se nombró comandante del Almirante Villar al capitán de
fragata Grimaldo Bravo Arenas y para el Almirante Guise al capitán de fragata
Federico Díaz Dulanto.

336 Sin embargo, ante la eficaz reacción y compra de ambos buques por el Gobierno peruano,
Colombia, logró en marzo de 1933 la compra de dos destructores nuevos de construcción inglesa
en Portugal, el Antioquía (ex-Douro) y el Caldas (ex-Tejo). Estos buques, fueron tripulados
incialmente por dotaciones británicas contratadas para tal fin, pero recién pudieron ser
incorporados en marzo de 1934, cuando el conflicto había concluido. Con respecto a la
incorporación de dichos buques, Robert L. Scheina en su libro “Iberoamérica, una historia naval
1810-1987” afirma que por parte del plan peruano consistía en que el Almirante Guise y Almirante
Villar se encargaron de interceptar en el Caribe a los buques colombiano mediante una vigilancia
que les llevó dos meses, utilizando como bases de aprovisionamiento Martinica y Trinidad, y
que a pesar de la misión de los buques peruanos, los dos destructores colombianos llegaron a
sus destinos sin incidentes.

249
Como aún se consideraba la situación entre el Perú y Colombia como no resuelta,
mediante un Plan de Operaciones, se organizó la “Fuerza de Destroyers”
quedando conformada por el Almirante Guise, el Almirante Villar y el petrolero
Pariñas bajo el mando del capitán de navío Tomás Pizarro con órdenes iniciales
de reconcentrar la flota hacia su base principal del Callao, para lo cual el Pariñas
debería zarpar el 8 de julio hacia Europa vía Canal de Panamá, conduciendo parte
de las tripulaciones, combustibles y materiales del Almirante Guise y Almirante
Villar.

Figura 40. Destructores Lennuk y Wambola, en su amarradero en Tallin, Estonia. Al ser


adquiridos, ambos buques se hallaban en buen estado y listos para ser empleados. Fuente:
AIEHMP

Luego de ello, los dos destructores zarparían hacia Pará (Brasil), donde se
reunirían con los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico al mando del capitán
de navío Héctor Mercado, constituida por el crucero Almirante Grau y los
submarinos R-1 y R-4. De allí, tras encontrarse con el Pariñas en Puerto España,

250
iniciarían su retorno el Callao vía Canal de Panamá.337. Sin embargo, como se
verá más adelante, este plan sería alterado posteriormente.

7.10 La adquisición de armamento en el Japón

Debido a que, por asuntos relacionados al conflicto en marcha, a ambos países


se le hizo un tanto complicado la adquisición de armamento en el exterior,
principalmente al Perú. En el caso del gobierno peruano, mediante resolución
suprema del 10 de noviembre de 1932, se autorizó la venta de guano a Okura
Cº Trading Ltd. de Tokio, a cambio de armamento proporcionado por dicha
firma.338

7.11 Los preparativos colombianos para capturar Puerto Arturo

Concluida la captura de Güeppi, el general Efraín Rojas, inició la preparación de


sus fuerzas para marchar sobre Puerto Arturo. Este general, por informaciones
de inteligencia, sabía que el crucero Almirante Grau había cruzado el Canal de
Panamá el 4 de mayo, y vio por conveniente llevar a cabo lo más pronto posible
su planeado ataque contra Puerto Arturo. Ello se debía a que en caso de que
llegase el buque peruano a Manaos, la guarnición colombiana establecida en
Tarapacá correría peligro, requiriendo ser reforzada con la presencia de las
cañoneras Santa Marta y Cartagena, tropas del ejército y artillería adicional de

337 REPÚBLICA DEL PERÚ. MARINA DE GUERRA DEL PERÚ. Plan de Operaciones Nº 04 de
fecha 03 de Julio 1933 del Estado Mayor General de Marina. Archivo General de Marina, folio Nº
03.

338 Parte de dicho armamento fueron cuatro cañones antiaéreos destinados a los cruceros
Almirante Grau y Coronel Bolognesi. Acerca del origen de estos cañones, tradicionalmente se
ha atribuido su fabricación a la firma Okura, lo cual no se ajusta a la verdad, puesto que dicha
firma fue tan sólo la que se encargó de conseguir los cañones cuya fabricación, por ese entonces
estaba a cargo del gobierno japonés. Ver mayores detalles sobre esta compra en: Basadre,
Jorge. Historia de la República del Perú 1822-1933. Ed. Universitaria Lima, 1969. Tomo XIV, pp.
401-402.

251
5mm, para lo cual, resultaba indispensable asegurar el dominio colombiano en
el Puntumayo339.

Figura 41. Destructores Almirante Guise (ex Lennuk) y Almirante Villar (ex Wambola), amarrados
al muelle en Tallin, Estonia, el día de su comisionamiento a la Armada Peruana, 24 de agosto de
1933. Si bien es cierto que ambos buques no eran nuevos, su adquisición resultó ser importante
en un contexto en el que las ventas de armas prácticamente habían sido vetadas al Perú por los
Estados Unidos y algunos países europeos. Adicionalmente, le permitió al Perú, contar con dos
unidades listas para intervenir en el Caribe en contra de las líneas de comunicaciones marítimas
colombianas, sin ninguna oposición, salvo la aérea. Fuente: AIEHMP.

339 REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES. Boletines de


Información del Ministerio de Marina. Legajo N° 2. Análisis de las operaciones en el Oriente del
1° al 9 de mayo 1933. ff. 28 al 29.

252
Figura 42. Petrolero Pariñas, abarloado a los destructores Almirante Guise y Almirante Villar, en
Tallin, Estonia. Agosto de 1933. Fuente: AIEHMP

7.12 El retorno del General Oscar R. Benavides del extranjero y su


nombramiento como Jefe de la Defensa Nacional

Un personaje cuya presencia sería determinante para la terminación del


conflicto, fue sin lugar a duda el general Oscar R. Benavides. Este militar de
heroica actuación frente a tropas colombianas durante la recaptura del puesto
peruano de La Pedrera se hallaba al momento de iniciarse el conflicto
desempeñando el cargo de enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario
ante el gobierno británico, habiendo solicitado su retorno al Perú, al Presidente
Sánchez Cerro.
En el libro El Mariscal Benavides, su vida y su obra, se halla la versión que desde
el momento que el incidente de Leticia se transformó en una confrontación
armada, Benavides se había manifestado dispuesto a dirigir la campaña,

253
proponiendo al Gobierno un plan, cuyo objetivo era evitar que las fuerzas
colombianas incrementasen sus ventajas en la zona del conflicto340.
El plan aludido, consistía en lo siguiente:

• Cerrar con fuertes destacamentos todos los puntos de ingreso a territorio


peruano por los ríos Putumayo y Amazonas;
• Emplazar en el Atlántico dos buques de superficie, que podían ser el crucero
Almirante Grau y el cazatorpedero Teniente Rodríguez, frente a la
desembocadura del Amazonas, fuera de aguas territoriales de Brasil, para
impedir el ingreso de todo barco de bandera colombiana.
• Con ello, se lograría aislar por completo a las cañoneras Cartagena y Santa
Marta, quedando a merced de las cañoneras peruanas341.

Es de interés anotar, que las recomendaciones efectuadas por el general


Benavides coincidían en mucho, con las formuladas por la oficialidad de la
Escuela Superior de Guerra Naval. En los hechos, ambos planes, no fueron
llevados a la práctica por el Gobierno.
Ante la situación cada vez más desfavorable para el Perú, el general Benavides,
previo aviso a la Cancillería, decidió retornar al Perú, llegando a bordo del vapor
Orazio al Callao, el sábado 25 de marzo. Al día siguiente de la llegada de
Benavides, se produciría el Combate de Güeppí, cuyo resultado, como ya se ha
mencionado, fue desfavorable a las fuerzas peruanas.

340 BENAVIDES DE PEÑA, Paquita. El Mariscal Benavides, su vida y su obra. Lima: Ed. Atlántida,
1981. Tomo II. p.106.

341 Ídem.

254
Figura 43. Fotografía de la agencia de prensa “ACME”, cuya leyenda dice que “Mientras miles
de residentes vitoreaban la calle, parte de los 24,000 nuevos reclutas del ejército peruano
desfilan ante el general Luis M. Sánchez Cerro, presidente de Perú, durante una revista militar
llevada a cabo en Lima el 26 de marzo de 1933. Estos hombres son entrenados dos horas diarias
y serán incorporados al ejército para reforzar a las tropas peruanas en su disputa fronteriza con
Colombia. Fuente: colección Maguiña.

Con un panorama cada vez más adverso al Perú, el 27 de marzo, por


recomendación del presidente Sánchez Cerro, con la propuesta del ministro de
guerra, general Beingolea y con el acuerdo unánime del Consejo de Ministros,
el general Benavides, fue designado jefe del Consejo de Defensa Nacional.342
Por otro lado, el 31 del mismo mes, sería ascendido a General de división, por
el Congreso Constituyente.
Recordemos que el Consejo Nacional de Defensa, funcionaba como un ente de
coordinación multisectorial para el planeamiento de las acciones en todos los
frentes y sectores que involucraba la guerra.

342 BÁKULA, Op.cit., p. 326.

255
7.13 La muerte del presidente Sánchez Cerro

Un hecho, que cambiaría por completo el futuro de los acontecimientos, habría


de producirse el domingo 30 de abril.

En aquella fecha, tras haber presenciado en el Hipódrome de Santa Beatriz


(actual Campo de Marte, en Lima) una revista a 25.000 reservistas que se
alistaban para marchar hacia el frente, el presidente de la República, general
Luis Sánchez Cerro, abordó el vehículo oficial descapotable para retirarse del
lugar. El presidente iba acompañado a su izquierda del presidente del consejo
de ministros José Matías Manzanilla y en los asientos delanteros se hallaban el
coronel Antonio Rodríguez, jefe de la Casa Militar y el edecán, mayor Eleazar
Atencio. Luego de despedirse de la multitud que presenció el desfile cuando el
vehículo se hallaba próximo a salir del lugar, un individuo, rompiendo la fila de
gendarmes, se abalanzó sobre el automóvil presidencial, apoyando luego su
mano izquierda sobre la capota, y con un revólver, le disparó varios tiros al
presidente a quemarropa por la espalda, de los que tres impactaron en el
gobernante. Acto seguido, desde el auto que escoltaba al presidente, bajaron los
otrs edecanes e hicieron uso de sus armas, matando al agresor, quien fue
identificado como Abelardo Mendiza Leiva, militante del Partido Aprista.343

Luego, el vehículo presidencial se dirigió de inmediato a la Clínica Italiana,


ubicado en aquel entonces en la avenida Abancay, en donde el presidnte fue
atendido, pero entró en agonía falleciendo a las 13:10 horas.344

Tan pronto se produjo este magnicidio, el Consejo de Ministros asumió el Poder


Ejecutivo, declarando el estado de sitio en toda la República suspendiendo las
garantías constitucionales el mismo día. Por la tarde, todo el Consejo de
Ministros se dirigió hacia el Congreso, que, conociendo la noticia, había
convocado a una sesión de emergencia. En dicha sesión, los 88 representantes

343 BASADRE, Op.cit., pp. 403-404.

344 Ídem, p. 404.

256
eligieron por mayoría al general Oscar R. Benavides para que asuma la
presidencia de la República.345

Figura 44. Funerales del general Luis M, Sánchez Cerro en Lima, 4 de mayo de 1933.
Fuente: AHM.

7.14 La asunción del general Benavides a la presidencia de la República


Luego de la votación, el general Benavides se presentó ante el Congreso,
acompañado del Consejo de Ministros, y en el salón de sesiones fue investido
por la insignia de mando supremo por el presidente del Congreso, haciendo
luego el juramento respectivo.
Benavides, confirmó a la mayoría de los ministros del gabinete Manzanilla,
excepto en las carteras de Fomento y de Marina y Aviación, nombrando en ellos
a Pablo E. Sánchez Cerro y a Luis A. Flores, respectivamente. Ambos
pertenecían al partido Unión Revolucionaria, fundado por el extinto presidente.

345 Ibídem, p. 407.

257
Figura 45. Presidente Oscar R. Benavides y su primer gabinete ministerial, mayo 1933. Fuente:
AIEHMP.

En cuanto a la actitud del nuevo presidente peruano frente al conflito, según nos
relata Carlos Camacho en su libro El Conflicto de Leticia (1932-1933) y los
ejércitos de Perú y Colombia, que “por esos días el nuevo presidente de Perú
habló ante la Asamblea Constituyente sobre el desenlace del Conflicto. Su tono
era pesimista: la caída de Puerto Arturo era probable y no había esperanza de
vencer a Colombia en la Amazonía”346 y luego continúa mencionando que “La
situación diplomática era aun peor que la militar: Benavides temía que todos los
países miembros de la Sociedad de las Naciones retiraran pronto sus
plenipotenciarios de Lima en señal de protesta; temía también un embargo de
armas y un boicot económico; el país estaba aislado internacionalmente y la
mejor prueba de ello era el viaje de la flotilla al Amazonas, accidentado al

346 CAMACHO, Op.cit., pp. 467-468.

258
extremo, pues los países en cuyos puertos debía reaprovisionarse de
combustible y víveres, estaban unidos en contra del Perú”.347

7.15 El avance colombiano hacia Puerto Arturo y últimas operaciones

Mientras acontecían los hechos descritos en Lima, la flotilla colombiana inició su


marcha hacia Puerto Arturo.
En aquel momento, dicho puerto fluvial peruano se hallaba defendido por 630
hombres que contaban con 2 viejos cañones Krupp y 2 cañones de 37 mm.
El 4 de mayo, aviones peruanos atacaron sin éxito a la flotilla colombiana que
avanzaba sobre el Putumayo en demanda de Puerto Arturo.
Cuatro días después -el 8- se repitió un ataque similar, cuando una escuadrilla
de tres aeronaves Douglas, fue misionada para bombardear los buques
colombianos que habían salido de su base en Igaraparaná, en misión de
reconocimiento y exploración sobre el Putumayo. A estas naves, las escoltó un
avión Hawk piloteado por el alférez Secada.
Otra misión importante, fue la efectuada 10 de mayo, por una escuadrilla de tres
aeronaves Douglas que habían despegado de su base en Pebas con rumbo al
área comprendida entre Puerto Arica y el Rio Algodón, buscando hostigar las
líneas de abastecimiento fluvial colombianas. Cuando se hallaban cerca de su
objetivo, fueron interceptadas por tres cazas cazas colombianos Curtiss model
35A Hawk II. Consciente de que los tres pesados biplanos serían presa fácil de
los cazas enemigos, el teniente Américo Vargas, a bordo del O-38P matrícula ½-
VG-4, ordenó a los demás miembros de la escuadrilla se retiraran de la zona
mientras él rompía formación a fin de atraer a los cazas que se acercaban a cada
minuto, logrando su objetivo de permitir el escape de sus camaradas. En el
desigual combate que siguió, el cual se extendió por más de 10 minutos, Vargas
y su artillero realizaron audaces maniobras para evitar el fuego de las
ametralladoras enemigas. Sin embargo, el número y velocidad de las aeronaves
colombianas terminó por inclinar las acciones a favor de los colombianos, y al
tiempo que el biplano Douglas comenzaba a recibir impactos de bala, resultaban

347 Ídem.

259
heridos Vargas y su artillero el Sub Oficial Octavio Méndez, viéndose forzado a
acuatizar en las aguas del río Algodón ubicado debajo y abandonando la
aeronave para internarse en el monte a fin de evitar su captura por parte de las
fuerzas colombianas.
Cabe señalar que, para el caso del equipamiento de aeronaves del Cuerpo
Aéreo del Perú, la principal limitación en las misiones asignadas que tuvieron
que enfrentar los pilotos, fue la carencia de aviones caza para escoltar a los
aviones de bombardeo ligero Douglas, los cuales eran muy lentos y no poseían
las prestaciones de los Hawk colombianos.

7.16 El viaje de Alfonso López Pumarejo a Lima y la firma del armisticio

En momentos que los colombianos se alistaban para el asalto a Puerto Arturo,


el entonces candidato por el partido liberal colombiano, Alfonso López Pumarejo,
que se hallaba en gira política en el Departamento de Caldas, el 2 de mayo, se
dirigió a su antiguo colega diplomático en Londres el general -y ahora presidente
del Perú- Oscar R. Benavides, con quien tenía una firme y sincera amistad, para
felicitarlo por haber asumido la presidencia de su país, aprovechando en dicha
comunicación para manifestarle “el deseo que el gobierno del Perú, pueda
facilitar un arreglo satisfactorio de la cuestión de Leticia, abreviando el proceso
diplomático que para resolverla ha venido siguiéndose en distintas capitales sin
resultados positivos y evitando, tanto al Perú como a Colombia, las ruinosas
consecuencias de un conflicto armado, que en las actuales circunstancias
económicas no podría sostenerse por algún tiempo sin extender el luto y la
miseria en ests dos pueblos hermanos”.348

En su comunicación, López también le indicó a Benavides “la necesidad que


tienen las naciones sudamericanas de estrechar sus vínculos en defensa de sus
intereses económicos y con el fin de mejorar las condiciones de vida en ambos
países Y terminó manifestando que ni aun los preparativos militares que en esos
días se activaban, tanto del lado peruano como del colombiano, le hacían

348 URIBE, Op.cit., T. II. p. 188.

260
desesperar de que le quepaba en suerte poder contribuir de alguna manera a
evitar la guerra entre ambos pueblos”349.

Hubo de pasar seis días desde que en Lima se había recibido la comunicación
del López al presidente Benavides, y la respuesta de este último, finalmente
auguraba una salida pacífica al conflicto. En efecto, el 8 de mayo, el presidente
Benavides contestó el mensaje, agradeciendo la felicitación, efectuando además
declaraciones amistosas no solo para su amigo candidato, sinó también para el
presidente Olaya Herrera, “de quien estaba seguro seía el primer obrero en tan
noble empresa en pro de la paz, a cuya inmediata y completa realización estaba
resuelto a cooperar, sin eludismos ni dilaciones”. En su mensaje, indicaba
además que había que buscar métodos rápidos y eficaces para lograr una
conciliación, invitándolo para celebrar una conferencia, así como sugerir un a
suspensión de hostilidades que evitase se continúe el derramamiento de
sangre.350

Entonces, con la venia del presidente Olaya Herrera, el doctor López replicó el
10 de mayo a Benavides su mensaje, indicando su voluntad de viajar a Lima y
conversar con el presidente peruano, para suspender las hostilidades u lograr
un acuerdo para lograr los objetivos propuestos.

El 14 de mayo, viajó a Lima Alfonso López Pumarejo, reuniéndose con el


presidente Benavides en varias y frecuentes conferencias.
Por su parte, el nuevo presidente peruano, el general Benavides, como ya
mencionamos, conocía la grave crisis interna por la que atravesaba el país y el
peligro de guerra civil existente, así como el nulo respaldo internacional con el
que contaba el Perú.
A ello se sumaba, la dificultad de emprender en esas condiciones, una ofensiva
contra Colombia, a pesar de que las fuerzas peruanas destinadas a fortalecer a
las existentes en el teatro de operaciones se hallaban en camino.

Lo cierto es que como resultado de las conversaciones y conferencias en Lima,


entre el presidente Benavides y el doctor Alfonso López, enviado por el gobierno

349 Ídem.

350 Ibídem.

261
colombiano, el gobierno peruano aceptó la fórmula para el arreglo pacífico del
conflicto, a través de un acuerdo y la suspensión inmediata de las hostilidades.
En virtud de ello, ambos países firmaron el 25 mayo de 1933, el armisticio en la
Liga de las Naciones, en un documento conocido como el Convenio de Ginebra.
Por medio de este convenio, se acordó que Leticia seía entregada a una
Comisión de la Liga de las Naciones que, a nombre de Colombia, se haría cargo
de la administración de dicho territorio. Esta comisión, designaría fuerzas
militares a su elección para mantener el orden en el territorio en cuestión.
En cuanto a Güeppi y a otras guarniciones que ocupaban los colombianos en la
ribera del Putumayo, serían devueltos a Perú, al mismo tiempo que las fuerzas
peruanas evacuaban Leticia.
La administración de Leticia sería por el plazo de un año y todos los gastos
efectuados, correríana cargo del gobierno de Colombia.
En cuanto a los alcances de las negociaciones que se llevarían a cabo en Rio
de Janeiro, las estableció el secretario de la Liga de las Naciones, Sean Lester,
en un anexo al convenio, en los siguientes términos:
“Considerando que el Consejo ha reconocido la necesidad de proceder sobre la
base de los tratados vigentes a negociaciones entre las Partes a fin de discutir
la totalidad de los problemas pendientes y la mejor manera de darles solución
justa, duradera y satisfactoria y que la discusión de esos problemas
comprenderá el estudio de todo interés legítimo del Perú, recomienda que se
entablen y prosigan con la mayor diligencia las negociaciones tan pronto como
se hayan tomado medidas prácticas para la ejecución de la primera
recomendación”.351

7.17 Repliegue de las fuerzas peruanas y entrega de Leticia a la Liga de las


Naciones y devolución de Güeppi al Perú
La Liga de las Naciones, designó una comisión para hacerse cargo del control
de Leticia, conformada por el doctor Armando Bencia, funcionario de la Liga y
Secretario General de la Comisión, el coronel Arthur W. Brown de los EE. UU.,
el capitán Alberto de Lemos Bastos de Brasil y el capitán Francisco Yglesias de

351 URIBE, Op.cit., T.II., p. 217.

262
España, quienes luego de arribar a Colombia, se trasladaron hacia el Amazonas,
abordando el transporte colombiano Mosquera. Luego, el 23 de junio, recibieron
de los comisionados peruanos, el puerto colombiano de Leticia, izando la
bandera colombiana y la de la comisión de administración de ese territorio.
De manera simultanea a la entrega de Leticia a la comisión y la evacuación de
las tropas peruanas, Colombia entregó Gëppi y demás puestos peruanos sobre
el Putumayo. Con ello, se daba cumplimiento a lopactado en el Acuerdo de
Ginebra.
Luego de lo anterior, ambos países determinaron que las negociaciones para
arribar a un acuerdo definitivo de los problemas existentes se llevasen a cabo en
la ciudad de Río de Janeiro.352

7.18 El envío de los destructores Almirante Guise y Almirante Villar al


Amazonas

Mientras ambas naciones se preparaban para llegar a un acuerdo diplomático


definitivo en Río de Janeiro, el gobierno peruano dio instrucciones a la Armada,
para que continuase con el alistamiento de los destructores Almirante Guise y
Almirante Villar para su viaje hacia el Perú.
Luego de haberse conformado las dotaciones respectivas de los dos buques, se
determinó que efectuaran el viaje hacia Estonia a bordo del petrolero BAP Pariñas.
El zarpe de dicho buque desde el Callao se efectuó el 8 de Julio, arribando a su
destino el 20 de agosto de 1933.
Para ese entonces, ambos buques ya habían sido inspeccionados durante la
carena en dique a la que se les sometió, por el comandante Faura y por un perito
de la firma inglesa Vickers, que participaba como asesor técnico.
Ni bien llegadas las dotaciones y cumplidos ciertos requisitos del contrato (que
tenía a la firma Vickers como intermediaria), se procedió a efectuar pruebas de
velocidad para evaluar el estado de las máquinas. Luego de ello, el 24 de agosto
se efectuó la ceremonia de afirmado del Pabellón Nacional.

352 CAVELIER, Op.cit., pp. 238-239.

263
Como el personal de dotación era insuficiente y teniendo el tiempo en contra, se
estimó conveniente embarcar como asesores a oficiales y tripulantes estonianos
en la primera etapa de la travesía, hasta Inglaterra, aprovechando de esta forma
la experiencia y conocimiento en la operación y manejo de los sistemas de bordo.
El zarpe de Tallin se realizó el 2 de Setiembre, cruzaron el canal de Kiel, llegando
a Gravensend Inglaterra el 6 de Setiembre. En dicho puerto se efectuó un
rendesvouz con el transporte Rímac que llevó a cadetes de la Escuela Naval de
5º y 6º año, y tripulación adicional a fin de completar en su mayor parte las
dotaciones, y con esto, retornaron los estonianos a su país.
Tras zarpar nuevamente, el siguiente puerto fue El Ferrol, España. Allí el Almirante
Villar efectuó reparaciones en sus máquinas por habérsele presentando averías
menores. Concluidas éstas, recalaron luego en Santa Cruz de Tenerife (Islas
Canarias) y después en San Vicente, donde recibieron nuevas órdenes, de
navegar hacia Iquitos, con el propósito de unirse al crucero Lima y al
cazatorpedero Teniente Rodríguez, y reforzar la presencia naval peruana en el
Amazonas, como medida disuasiva y de precaución, mientras los diplomáticos
peruanos buscaban llegar a un acuerdo definitivo con Colombia en Río de Janeiro.
Ambos destructores, llegaron el 9 de noviembre a Belem do Pará (Brasil),
reuniéndose con el Lima y el Teniente Rodríguez, así como con el vapor Perené
de la CPVD, que habían llegado allí emismo día.

264
Figura 46. Capitán de Fragata Grimaldo Bravo Arenas, comandante del destructor Almirante
Villar, acompañado del capitán de fragata estoniano A. Treumund,, a bordo de dicho buque
durante las pruebas de velocidad, 22 agosto 1933. Fuente: AIEHMP.

Figura 47. Destructor Almirante Guise, retornando de sus pruebas en la mar, Tallin, Estonia, 22
agosto 1933. Fuente: AIEHMP

265
Figura 48. Destructor Almirante Villar en maniobra de amarre a muelle en Belem do Pará, 9
de noviembre de 1933. Fuente: colección personal.

Figura 49. Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar a su arribo a Belem do Pará, 9
de noviembre de 1933. Fuente: colección personal.

266
Los destructores permanecieron unos días más. Luego, ambos zarparon hacia
Iquitos el 21 de diciembre. Al pasar por Leticia, territorio en litigio bajo la
administración de la Liga de las Naciones, se presentó el saludo oficial a sus
autoridades. Habiendo hecho rendesvouz nuevamente con el Lima, el Teniente
Rodríguez y el Perené, todos, llegaron a su destino el 5 de enero de 1934, cuando
aun ambos gobiernos negociaban el Rio de Janeiro un acuerdo para solucionar
los desacuerdos existentes.

7.19 El viaje del crucero Lima y el cazatorpedero Teniente Rodríguez hacia


Iquitos

En lo referente a los buques que se habían quedado en el Callao conformando


las fuerzas de reserva, durante el mes de setiembre, no obstante que para ese
momento ya habían cesado las hostilidades y Leticia se hallaba desde el 25 de
junio bajo control de la Liga de las Naciones, el Gobierno estimó necesario
reforzar las fuerzas navales presentes en el Amazonas, como medida disuasiva
en previsión que las conversaciones con Colombia no llegasen a buen término.
Para ello, se dispuso el envío hacia el Amazonas del crucero Lima y del
cazatorpedero Teniente Rodríguez. El misionamiento dado a ambos buques, era
el de servir como baterías flotantes móviles para la defensa de Iquitos, en caso
fuera dicha ciudad atacada por las naves y aviones colombianos353.
El viaje de los dos buques fue iniciado en fechas distintas y de manera
independiente. El alistamiento del Lima, que era el buque más antiguo en
servicio en la Escuadra y que había sido construido en plena Guerra con Chile,
fue iniciado el 16 de setiembre. El buque, fue abastecido al máximo que sus
capacidades lo permitían, puesto que, por delante, tenía que cubrir una
singladura de 5.810 millas para llegar a su destino.
Como parte de los preparativos, en los días previos al zarpe, se efectuó las
necesarias pruebas en la mar para verificar el buen estado de las máquinas,
ejercicios de tiro, y compensación de compases magnéticos con los que contaba
el buque.

353 CASTRO, Op.cit., p.16.

267
En adición a la artillería con que contaba a bordo, consistente en cuatro cañones
de 102mm, al Lima, se le adicionó dos ametralladoras Oerlikon antiaéreas de
20mm, las que fueron instaladas en los alerones del puente de comando.
Finalmente, hallándose listo en todo sentido, el Lima zarpó del Callao en la
noche del 1º de octubre de 1933, acompañado por los submarinos R-2 y R-3,
que viajaban hacia Balboa, para ser sometidos a trabajos de carena y pintado
de sus cascos354. Los tres buques iniciaron el viaje en convoy, adoptando una
formación en columna, con el Lima como buque guía, a una velocidad de 10
nudos.
Estando a la altura de Lobos de Afuera, se recibió órdenes de entrar a Paita
para recibir y dar apoyo a una escuadrilla de tres hidroaviones Douglas que
debían hacer una primera escala en ese puerto y continuar a Masisea y luego a
Iquitos. Cumplida la misión, el convoy, reinició su viaje en demanda de Balboa,
a donde arribaron a las 21:35 horas del 9 de octubre.
Conforme a las instrucciones recibidas, los dos submarinos "R" se quedaron en
dicho puerto para los trabajos previstos para retornar con posterioridad al Callao.
Por su parte, el Lima, también ingresó a dique seco para efectuar carena y
algunas reparaciones, labores que demandaron una permanencia por un lapso
de quince días.
Una vez listo, el día 26, el Lima cruzó el Canal de Panamá, fondeando en
Cristóbal, para amarrar poco después a muelle, para realizar faena de carbón y
disponer del combustible necesario para llegar al siguiente puerto en su ruta
hacia el Amazonas. Dos horas más tarde y con sus carboneras llenas a su
máxima capacidad, el viejo crucero inició su travesía por el Caribe en demanda
de Puerto España, en la Isla de Trinidad.

354 En esta época, la Armada aun no contaba con un dique capaz de efectuar carena o
reparaciones a las unidades de la Escuadra.

268
Figura 50. Crucero Lima, a su arribo a Belem do Pará, 19 noviembre 1933.

Pasado el mediodía del 1º de noviembre, el Lima fondeaba en Puerto España,


escala que tuvo como propósito el reabastecerse de carbón. A diferencia de la
anterior faena efectuada en Panamá, en esta oportunidad, el carboneo tardó
dos días, debido a que dicho puerto no contaba con elementos mecanizados
para tal propósito.
Con las carboneras repletas una vez más, a 17:30 horas del día 3 de noviembre,
se reemprendió viaje, esta vez hacia Belem do Pará.
De conformidad con los planes elaborados por el Estado Mayor General de
Marina, a dicho puerto brasileño debían arribar el crucero Lima, el cazatorpedero
Teniente Rodríguez y el transporte de la CPVD Perené, este último con
abastecimientos logísticos, los mismos que habían zarpado
independientemente del Callao en fechas distintas, así como con los
destructores Almirante Guise y Almirante Villar, que a órdenes del capitán de
navío Tomas Pizarro, navegaban desde Estonia, en demanda de Iquitos.
Entonces, conforme a lo previsto, el rendesvouz de los buques peruanos con el
Lima, ocurrió durante la madrugada del día 9, a unas cuarenta millas de la
desembocadura del río Amazonas.

269
Figura 51. Crucero Lima y destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934. Fuente: AIEHMP.

El 14 de noviembre, acatando órdenes superiores, el Lima inició su navegación


a lo largo del río más caudaloso del mundo.

Las instrucciones decían que el buque debía dirigirse a Manaos, en las orillas
del río negro, muy cerca de su confluencia con el Amazonas, con el fin de "hacer
relay en las comunicaciones" con los destroyers que permanecían en Belem
esperando órdenes de Lima. Dos expertos prácticos brasileños nos
acompañaron durante toda la travesía hasta Manaos. El buque, calando
dieciocho pies, navegó día y noche a una velocidad estimada de ocho nudos.

En la mañana del día 19 de noviembre, el BAP Lima arribó al puerto de Manaos.

Cumplida la misión asignada, se recibió órdenes de proseguir a Iquitos. El 4 de


diciembre de dejó el puerto y reanudó la navegación. Por razones logísticas y
operativas convenía ahorrar el combustible y así se siguió el procedimiento de
reemplazar el carbón por la leña, material con que fue abastecido el buque en
algunos caseríos ribereños del Amazonas.

El 12 de diciembre, el Lima tuvo a la vista el puerto de Leticia, y luego el puesto


militar peruano de Ramón Castilla. Finalmente, el Lima, aunado a los
destructores Almirante Guise y Almirante Villar, así como el cazatorpedero
Teniente Rodríguez, arribaron juntos a Iquitos el 5 de enero de 1934, fondeando
frente al malecón Tarapacá.

270
Figura 52. Destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934. Fuente: AIEHMP.

Figura 53. Cazatorpedero Teniente Rodríguez, Iquitos, enero 1934. Fuente: AIEHMP

7.20 El Protocolo de Río de Janeiro y el final del conflicto

Ni bien se cumplió con la primera parte de las recomendaciones de la Liga de


las Naciones al evacuar Leticia y haber entregado la administración del Trapecio
Amazónico a una comisión internacional que la administraría a nombre de
Colombia, ambos países se alistaron a iniciar conversaciones para proceder a la
segunda parte de las recomendaciones.

271
En un primer momento, Colombia sugirió llevar a cabo dichas negociaciones en
Ginebra y luego Panamá, pero ante la negativa del Perú, finalmente ambos
países acirdaron efectuarlas en Río de Janeiro.
Este proceso de negociación se inicio en Río el 24 de octubre de 1933,
representando a Colombia, el ministro de Ralaciones Exteriores Roberto
Urdaneta acompañado de Guillermo Valencia y Luis Cano. En el caso del Perú,
sus representantes fueron los diplomáticos Víctor M. Maúrtua, Víctor A.
Belaunde y Alberto Ulloa. A cargo de las conversaciones, el Gobierno brasileño
designó al ministro de ralaciones Exteriores, Afranio de Mello Franco.
Previamente, el presidente Enrique Olaya Herrera, había instruido a sus
representantes, con quienes se reunió para efectuar un estudio de los
posibilidades que tenía el Perú de intentar alguna modificación al Tratado de
1922, indicándoles que si ese país intentaba cualquier cuestión de naturaleza
diferente a lo que estipulaba el tratado, la delegación de Colombia, debía
negarse a disentirla, rechazando cualquier idea de arbitrajes especiales,
debiendo, en último caso, a atenerse a lo estipulado por la Corte Permanente de
Justicia de la Haya, en caso no se llegase a ningún acuerdo.355
Pese a que el Perú presento una serie de objeciones respecto a lo que establecía
el Tratado Salomón Lozano de 1922, finalmente los representantes de los dos
países plasmaron sus acuerdos en un documento, que fue cononocido como
Protocolo de Amistad y Cooperación entre Colombia y el Perú, el mismo que fue
firmado el 24 de mayo de 1934.356 Adicionalmente al Protocolo, se suscribió
también un acta adicional, en la que se trataban asuntos pendientes entre ambos
países, relativos al manejo de la cuenca amazónica, específicamente sobre
comercio aduanero, la navegación y otros.
Luego, de acuerdo con lo pactado, ambos países sometieron a aprobación el
nuevo tratado, y finalmente, se llevó a cabo la entrega de Leticia por parte de la
comisión de administración a Colombia, el 19 de junio de 1934, con lo que se
daba por concluido el conflicto derivado de la ocupación ilegal de los territorios
entregados en virtud del tratado de 1922.

355 CAVELIER, Op.cit., pp. 239-240.

356 El texto de este protocolo, lo transcribimos en el Anexo 4.

272
Con relación a todos los esfuerzos efectuados por el Perú a lo largo del conflicto
para que el inicidente de Leticia fuese revisado por la Sociedad de Naciones y
presentando a Colombia como la nación que había recurrido al uso de la fuerza
y violencia, a pesar de ello, finalmente se le reconoció a Colombia su soberanía
sobre los territorios del Trapecio Amazónico, como lo validaba el Tratado de
1922.357
Con la suscripción de este último instrumento internacional entre ambos países,
finalmente se logró alcanzar la paz. A partir de entonces, las relaciones entre
Colombia y Perú lograron recomponerse y es preciso señalar, que por ejemplo,
en el campo naval, en el año 1944, los cruceros Almirante Grau y Coronel
Bolognesi, dentro de sus actividades durante el Crucero de Verano llevando
cadetes de la escuela naval, efectuaron una visita de buena voluntad al puerto
de Cartagena.

7.21 El viaje hacia el Callao de los destructores Almirante Guise y Almirante


Villar
Sólo los dos destructores permanecieron en Iquitos durante 98 días, transcurridos
los cuales se solucionó diplomáticamente el conflicto con Colombia. Luego de ello,
mientras que el Lima y el Teniente Rodríguez permanecieron en Iquitos, los dos
destructores emprendieron viaje hacia el Callao, efectuando escalas cortas en
Belem Do Pará y Puerto España (Isla Trinidad). En Fort de France (Martinica)
efectuaron carena y reparaciones en dique por un lapso de 44 días. Luego,
cruzaron el Canal de Panamá, en Talara se reabastecieron el 2 de julio y
finalmente arribaron al Callao el 5 de julio de 1934.

357 AMES, Marty. Protocolo de Rio de Janeiro de 1934: Ratificación del Tratado de Limites con
Colombia. En: Revista Política Internacional, Nº 116-117, abril-setiembre 2015. pp.132-140.

273
274
CAPÍTULO VIII

ANÁLISIS OPERACIONAL Y ESTRATÉGICO

275
276
8.1 Análisis de las operaciones

La toma de Leticia el 1º de setiembre de 1932 fue el detonante inicial del conflicto


que tomó por sorpresa a las fuerzas militares de ambos países, sobre todo
porque los gobiernos implicados teóricamente no tuvieron ninguna participación
en los hechos, y sus instituciones militares tampoco, por lo cual las FF.AA. de
los dos países no estaban preparadas para enfrentarse militarmente en el área
amazónica en litigio, además de carecer de los medios de transporte así como
el alistamiento del material necesario para enfrentar un conflicto armado en esa
zona. Dada la limitada situación militar de ambos contendientes, debe resaltarse
que, en los primeros meses del conflicto, los esfuerzos de ambos países estarán
centrados en el refuerzo de los medios disponibles para las operaciones en el
Teatro de Operaciones (T.O.) en la Amazonia, el cual comprendía las áreas
ribereñas de los ríos Napo, Putumayo, Caquetá y Amazonas.

Es importante reconocer que con la firma del Tratado de Límites Salomón-


Lozano (1922), se zanjó todo litigio territorial entre Perú y Colombia, el mismo
que fue ratificado por ambos países en 1928 y 1925 respectivamente; por lo cual
la toma de Leticia en 1932 no tenía ningún sustento legal, más que una mera
aspiración de un grupo de pobladores de Loreto quienes simplemente no
estaban de acuerdo con los términos del Tratado. Sin embargo, a pesar de ello,
y con un panorama complicado por la efervescencia popular en el frente interno,
el Gobierno peruano asumió una doble posición; en primer lugar, reconoció la
validez del Tratado de Salomón- Lozano mientras buscaba negociar su revisión
y por último se rehusó a expulsar a la fuerza a los connacionales que tomaron
Leticia. Por tal motivo, ante la opinión pública internacional los argumentos
peruanos carecían de solidez y claridad, siendo considerado el país agresor, que
finalmente se evidenció en las dificultades al momento de querer comprar
material de guerra. En cambio, Colombia fue reconocido mundialmente como el
país agredido y por lo tanto tuvo menos dificultades al momento de sus
adquisiciones militares.

Luego de la toma de Leticia por ciudadanos peruanos, se puede considerar que


el Gobierno colombiano estableció como su Objetivo Político la “Recuperar
Leticia y hacer respetar el Tratado Salomón-Lozano mediante acciones
diplomáticas y operaciones militares en el T.O amazónico”, lo que trataría de

277
alcanzar por la vía diplomática o militar. En el caso del Gobierno peruano, se
puede contemplar que su Objetivo Político era “Mantener el control sobre
Leticia mediante el empleo del poder militar y con la revisión del Tratado de
1922”; al respecto, es importante resaltar que las posibilidades diplomáticas del
Perú eran limitadas al incumplir por el uso de la Fuerza un Tratado Fronterizo,
siendo su mayor probabilidad, alcanzar una solución en el campo militar.

En este conflicto, la geografía ha tenido una gran incidencia en el esfuerzo de la


guerra de ambos países, ya que el acceso al Teatro de Operaciones desde las
Capitales o centros de Poder de ambos países presentaba una serie de
dificultades para el sostenimiento de las operaciones militares, siendo estas
dificultades mayores para las Fuerzas Armadas del Perú debido a la mayor
distancia y complejidad de la geografía para el envío de refuerzos y del soporte
logístico que tomaban al menos 17 días para llegar a dicha zona desde Lima.

Colombia tenía una cierta ventaja geográfica y consecuentemente logística, pues


tenía a favor una menor distancia hacia el Teatro de Operaciones desde sus
principales centros poblados. Por ambos lados de la frontera no existían ni
carreteras, ferrocarriles o rutas afirmadas, menos aún aeródromos, siendo las
únicas vías de acceso los ríos y sus tributarios. Ciertamente los traslados de
tropas, pertrechos y el sistema logístico en ambos bandos fue muy complicado.

Como en todo conflicto entre dos naciones, los medios militares involucrados
constituyen el factor determinante en la estrategia que cada una de las partes
asumirá. Desde el punto de vista militar esta geografía anteriormente detallada,
se convierte en un punto crítico en las operaciones militares, debido a las
limitaciones existentes en sus vías o direcciones de aproximación, lo que limita
la Movilidad y la Libertad de Acción, afectando la concentración de fuerzas y
medios y dificulta el soporte logístico.

Al momento de la toma de Leticia el 1º de setiembre de 1932, las FF.AA.


peruanas eran superiores tanto en efectivos como en material a las colombianas
en las tres ramas, de acuerdo a lo que se explica en el anexo 1 del presente
trabajo; sin embargo, habiendo previsto ambos contendientes que las
operaciones que llevarían a cabo, solo se ejecutarían en el Teatro de
Operaciones en la Amazonía, la ventaja militar la tendría el país que
oportunamente concentrase mayor Poder Militar en esta zona, no siendo
278
relevante en tanto no se ampliasen las operaciones a todo el Teatro de la Guerra,
los medios superiores disponibles fuera del Teatro de Operaciones.

Luego de la toma de Leticia por los peruanos y durante la primera fase del
Conflicto entre setiembre de 1932 y marzo de 1933, Colombia adopta una actitud
estratégica “ofensiva” en el campo militar, para lo cual va a movilizar los medios
necesarios para la recuperación de Leticia, ciudad que se constituía en el
objetivo físico a alcanzar finalmente.

A pesar de que el Perú también tenía una doctrina orientada hacia la “ofensiva”,
las acciones realizadas para reforzar militarmente las posiciones relevantes en
el Teatro de Operaciones fueron muy restringidas hasta marzo de 1933,
apreciándose en conjunto como medidas limitadas y de carácter defensivo, a
pesar de algunas acciones ofensivas en el nivel táctico que tuvieron poca
incidencia en las operaciones, al no haber podido mantenerse la ocupación de
las posiciones conquistadas.

8.2 Análisis del conflicto empleando el Principio Militar Fundamental y la


Estrategia Operacional

Como ya se comentó en el capítulo III, referido al marco teórico utilizado en el


presente trabajo de tesis, hemos empleado como método para analizar el
planteamiento militar, así como la conducción operacional de las fuerzas por
parte de Colombia y Perú, el Principio Militar Fundamental, el cual establece
que las operaciones militares eficaces están basadas en:

- La correcta selección del objetivo;


- La distribución adecuada del poder combativo;
- La proyección del poder desde posiciones relativas favorables; y,
- La conservación de una adecuada libertad de acción.
Por otro lado, también emplearemos la metodología del denominado “Arte o
Estrategia Operacional”, que nos servirán, para que en combinación con la
información histórica que se ha obtenido, se pueda reconstruir el proceso de
planeamiento estratégico que conllevó a ambos países a determinar sus propios
Objetivos, los que, a su vez, analizaremos para determinar si fueron
correctamente seleccionados y alcanzados. Por otra parte, se analizará si tanto

279
el Perú, como Colombia, iniciaron sus operaciones desde posiciones favorables
y si los esfuerzos operacionales concebidos y ejecutados, permitieron alcanzar
los objetivos militares establecidos por el estamento o nivel político a cargo del
conflicto en ambos países. En ese sentido, nuestro análisis, lo llevaremos hasta
el nivel estratégico operacional.

8.2.1 Planteamiento estratégico y conducción operacional de Colombia

8.2.1.1 Correcta selección de los Objetivos colombianos:

El poder político colombiano definió adecuadamente el Objetivo Político o de


la Guerra, que era la “Recuperar Leticia y hacer respetar el Tratado Salomón-
Lozano mediante acciones diplomáticas y operaciones militares en el Teatro de
Operaciones amazónico”, permitiendo la adecuada elección de los objetivos
estratégico-militares y estratégicos operacionales.
En este caso, el Objetivo Estratégico Militar de las Fuerzas Armadas de
Colombia era similar al Objetivo Político; es decir “Efectuar operaciones fluviales,
aéreas y terrestres ofensivas sobre objetivos militares peruanos en el Putumayo,
Iquitos y posteriormente en Leticia (con el propósito de recuperar el territorio
colombiano)”. Respecto a los Objetivos Estratégicos Operacionales, los mismos
fueron claramente planeados y elegidos a poco de iniciarse el conflicto y fueron
alcanzados secuencialmente conforme se desarrollaron las operaciones hasta
su interrupción a consecuencia del armisticio entre ambos países.
Como resultado, se tuvo que Colombia logró su objetivo político; consiguió
restituir su soberanía en el territorio indebidamente ocupado por fuerzas
peruanas, mantuvo su integridad territorial y se restablecieron las condiciones
iniciales anteriores al conflicto, respetándose el tratado Salomón-Lozano de
1922. De acuerdo con lo anterior, se ha elaborado la siguiente tabla (Tabla Nº
12), en el que se indican la cadena de objetivos con sus respectivos esfuerzos
estratégicos operacionales.

280
TABLA Nº 12 CADENA DE OBJETIVOS Y ESFUERZOS ESTRATÉGICOS
OPERACIONALES DE COLOMBIA

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Fuente: elaboración propia.

281
8.2.1.2 La distribución adecuada del poder combativo

En el caso colombiano, el inicio del conflicto halló en líneas generales a sus


fuerzas militares con ciertas desventajas con respecto a las del Perú.
Conociendo ello, y aprovechando la actitud pasiva del gobierno peruano para
reforzar sus fuerzas en el Teatro de Operaciones Nor-Oriente teniendo en cuenta
el Objetivo Estratégico Militar y la maniobra operacional concebida.

Los colombianos organizaron inicialmente dos destacamentos para actuar en los


dos ejes de aproximación hacia Leticia que habían establecido; el Destacamento
Putumayo que ejecutaría su avance desde el alto Putumayo hacia el sur y el
Destacamento Amazonas que actuaría en su aproximación Este - Oeste por el
Amazonas. Es importante considerar que ambos destacamentos fueron
organizados y conformados para contar con superioridad local para enfrentarse
a las fuerzas peruanas existentes en ambos ejes de aproximación.
Adicionalmente, el gobierno colombiano efectuó la adquisición de otros medios
fluviales y equipamiento militar que les permitió incrementar su capacidad militar
y formar la “Expedición Punitiva” que se sumaría con el Destacamento
Amazonas para las operaciones en el Amazonas.

Teniendo en cuenta lo antes señalado, los colombianos lograron conformar una


expedición militar que les permitió contar con la superioridad de medios, lo cual
le permitió distribuir adecuadamente sus unidades y su poder combativo para
iniciar su maniobra estratégica u ejecutar cada una de las acciones desarrolladas
de acuerdo con sus planes operacionales.

8.2.1.3 La proyección del poder desde posiciones relativas favorables

Luego de la captura de Leticia, las fuerzas colombianas se encontraban en


posiciones desfavorables para iniciar las operaciones para la recuperación de su
territorio, al no contar con los militares necesarios en el Teatro de Operaciones
y por falta bases de apoyo para el soporte logístico de las operaciones; sin
embargo, una vez concebida la maniobra y los esfuerzos estratégicos
operacionales, conformaron y organizaron sus fuerzas, para proyectar su poder
desde posiciones relativas favorables, Entonces, el esfuerzo militar colombiano,
se centrará inicialmente en recuperar posiciones favorables sobre el río

282
Putumayo, para luego de haberse consolidado allí, ejecutar su plan de maniobra
indirecta atacando Iquitos con la Expedición Punitiva para luego ir sobre Leticia
y recuperarla.

8.2.1.4 La conservación de una adecuada libertad de acción.

Para evaluar la libertad de acción, entre otros aspectos debe analizarse la


organización de los mandos militares y la capacidad de organización y empleo
que tienen de los mandos subordinados y su capacidad de control de las fuerzas
de acuerdo con las condiciones geográficas existentes y a los medios de
comunicaciones disponibles. En este contexto se ha formulado la Tabla Nº 13
que muestra la organización de los mandos militares de Colombia, debiendo
señalarse que los conceptos de mandos operacionales no eran usados en la
época del conflicto; sin embargo, en el presente estudio se ha decidido su
empleo para comprender mejor la organización de las Fuerzas Militares.

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Fuente: elaboración propia

283
Es importante recordar que las operaciones principales como el ataque a Iquitos
y la posterior toma de Leticia eran responsabilidad del Jefe de la Expedicion
Punitiva y constituia el Esfuerzo Prinicipal de la Maniobra Estrategica concebida,
recayendo esta responsabilidad en primer lugar en el Gral Vasquez Cobo y
posteriormente en su relevo el Gral Rojas, los cuales contaban con los medios
necesarios y con la debida libertad de acción requerida; sin embargo, por el inicio
de las negociaciones diplomáticas para la solución pacifica del conflicto, estas
operaciones no fueron ejecutadas.

Las Fuerzas Militares obtienen una adecuada libertad de acción cuando tienen
la capacidad de concebir las operaciones y son aprobadas sin injerencia política,
cuando cuentan con los recursos necesarios para la ejecución de las
operaciones y su soporte logístico y cuentan con una movilidad adecuada para
las condiciones en el Teatro de Operaciones. En este contexto, las fuerzas
colombianas contaron con una adecuada libertad de acción para el logro de los
objetivos y de la M.E.O. que se puede inferir concibió, consistente en una
aproximación indirecta a los objetivos operativos. Finalmente, el Objetivo
Político fue alcanzado, circunscribiendo las operaciones en el teatro de
Operaciones de la Amazonia circundante al territorio y espacio aéreo en el área
invadida por el Perú.

8.2.1.5 Aplicación de los criterios de idoneidad, factibilidad y aceptabilidad.

1) Idoneidad: La Maniobra Estratégica Operacional concebida permitía alcanzar


el Objetivo Estratégico Militar y el Objetivo Político, debiéndose considerar que
cumplía el criterio de Idoneidad.
2) Factibilidad: Luego de la captura de Leticia por parte de los peruanos, las
Fuerzas Colombianas no se encontraban en condiciones de ejecutar la
Maniobra Estratégica Operacional concebida; sin embargo, con la asignación
de medios a los dos destacamentos conformados y con la adquisición de
unidades y equipamiento militar para la Expedición Punitiva, el plan pudo
cumplir con el criterio de factibilidad, pudiéndose iniciar las operaciones con
una elevada certeza de éxito.

284
3) Aceptabilidad: Los costos de las operaciones respecto a la ocurrencia de
bajas y perdida de unidades era aceptable para Colombia teniendo en cuenta
que habían logrado tener superioridad local en el Teatro de Operaciones y a
que su lucha estaba orientada para recuperar el territorio que, de acuerdo con
los tratados internacionales, era legítimamente colombiano.

8.2.1.6 Aplicación de los Principios de la Guerra - Colombia

1) Objetivo: El Objetivo Político y el Objetivo Estratégico Militar estaban


debidamente alineados y todas las operaciones concebidas estaban
orientadas a alcanzar este objetivo principal que era la recuperación de
Leticia. La maniobra estratégica estuvo concebida para alcanzarlo
militarmente, a través de objetivos secundarios en las etapas previas, como
lo fueron, Gueppi, Tarapacá y otros que habían sido considerados.
2) Ofensiva: Las fuerzas colombianas cumplieron con el principio de la Ofensiva
al concebir su maniobra estratégica operacional con carácter ofensivo, la cual
pudo iniciarse en el mes de octubre, cuando acumularon los medios
suficientes para cumplir su maniobra estratégica operacional con superioridad
local que les garantizase el éxito en cada una de las operaciones.
3) Concentración o Masa: Como se ha señalado anteriormente, la
conformación de los Destacamentos y de la Expedición Punitiva se realizó
considerando tener superioridad local para que las operaciones les sean
favorables; esto lo consiguieron con la asignación de unidades militares,
aeronaves y unidades fluviales que les otorgase un mejor poder combatiente
relativo sobre las fuerzas militares peruanas.
4) Movilidad: Para lograr la adecuada movilidad para el desarrollo de las
operaciones en el Teatro de Operaciones, las fuerzas colombianas asignaron
suficientes unidades fluviales militares y de transporte que les permitiese
realizar las operaciones en la secuencia establecida.
5) Economía de Fuerzas: Durante la captura de Leticia por los peruanos y
durante el primer mes del conflicto, las fuerzas colombianas no cumplieron
con este principio de la guerra; sin embargo, la maniobra estratégica
operacional concebida cumplía perfectamente este principio al asegurar que

285
cada uno de los Destacamentos cuente con superioridad local y movilidad
adecuada para la ejecución de las operaciones concebida.
6) Sorpresa: En la captura de Leticia y posteriormente en la captura del puesto
militar de Tarapacá las fuerzas colombianas fueron sorprendidas;
posteriormente en las operaciones ejecutadas en el Putumayo y el arribo del
Destacamento Amazonas y de la Expedición Punitiva fueron desarrolladas
gozando favorablemente de la sorpresa táctica y operacional.

A pesar de lo antes señalado, debe considerarse que el Gobierno de Colombia


y sus Fuerzas Militares -pese a sus previsiones- no contemplaban del todo, la
posibilidad de que las Fuerzas Armadas del Perú actuasen fuera del Teatro
de Operaciones Nor-Oriente, por lo que debe contemplarse que de haber
continuado el conflicto en el campo militar, las fuerzas colombianas hubiesen
podido tener una gran dificultad al ser sorprendidas con las operaciones de
las fuerzas navales peruanas que se habían previsto desarrollar en el Pacifico
y el Caribe Colombiano, prácticamente sin oposición.

7) Seguridad: El cumplimiento de este principio de la guerra no fue permanente


por parte de las fuerzas colombianas, no cumpliéndose en la captura de
Leticia y Tarapacá; sin embrago, en forma posterior se cumplió
adecuadamente. Debe señalarse que la adquisición de medios militares para
las operaciones por parte de Colombia se realizó sin contratiempos y sin que
el Perú actuase oportunamente para impedirlo o contrarrestar su impacto en
el Teatro de Operaciones.

8.2.1.7 Aplicación del Arte o Estrategia Operacional

En el caso de Colombia, la maniobra estratégica operacional diseñada


contemplaba dos líneas de aproximación con objetivos físicos que debían
conquistarse en forma secuencial para tomar el control en el rio Putumayo,
posteriormente proceder a atacar los objetivos en la ciudad de Iquitos, para
finalmente iniciar la conquista del objetivo estratégico militar que era la
reconquista de Leticia. Su maniobra contemplaba la captura de Gueppi,
Tarapacá y finalmente Puerto Arturo en el Putumayo, siendo un planteamiento
adecuado, se cumplieron los dos primeros objetivos, no siendo necesario el

286
ultimo, al haber cesado el conflicto por el armisticio. Debe señalarse que se
considera que se cumplieron acertadamente los conceptos del Arte o Estrategia
Operacional, habiéndose diseñado correctamente la maniobra, organizado
eficazmente las fuerzas y conducido acertadamente las operaciones previstas.

8.2.1.8 Conducción Operacional


Como se ha analizado en los párrafos precedentes, el planeamiento realizado
por las Fuerzas Armadas Colombianas cumplía con el Principio Militar
Fundamental y con los conceptos que hoy en día se consideran para la
aplicación del Arte Operacional, debiéndose resaltar que al haberse
seleccionado adecuadamente la cadena de objetivos, al organizarse a las
fuerzas en relación con el Esfuerzo Principal y los Esfuerzos Secundarios
concebidos y habiéndose designado a los mandos responsables de cada uno de
los Esfuerzos con una apreciada libertad de acción, las operaciones realizadas
en el Putumayo se realizaron exitosamente observándose una conducción
operacional adecuada en las primeras acciones concebidas en el plan para la
recuperación del territorio colombiano.

Como se ha indicado, las operaciones en el Putumayo para la captura de Gueppi,


Puerto Arturo y Tarapacá se realizaron exitosamente; sin embargo, las
siguientes fases del plan colombiano que incluían el ataque a Iquitos y
posteriormente la recaptura de Leticia hubiesen demandado un mayor esfuerzo
militar y el enfrentamiento con las principales Fuerzas Militares del Perú
desplegadas en el Teatro de Operaciones, lo que hubiese sido más exigente
para las Fuerzas Colombianas.

8.2.1.9 Logistica
El soporte logístico de las fuerzas es fundamental para el cumplimiento de
la misión asignada, siendo importante hacer el siguiente análisis teniendo
en cuenta algunos conceptos y principios logisticos:

1) Prevision: La logística es una ciencia que debe contemplar la previsión; los


recursos que no se tengan disponibles al inicio de las operaciones militares
condicionaran los resultados y su obtención será mas difícil y costosa una vez

287
iniciado un conflicto. En este sentido debe considerarse que las Fuerzas
Militares colombianas no contaron con los medios necesarios para defender
sus intereses nacionales al inicio del conflicto, debiendo adquirir unidades
navales y aeronaves para poder implementar la maniobra estratégica
concebida, siendo importante mencionar que una de las principales falencias
fueron el no contar con suficiente personal colombiano para dotar aeronaves
y buques, debiendo considerar la contratación de extranjeros.
2) Interdependencia: La logística soporta a la Táctica y a la Estrategia y puede
condicionar la maniobra estratégica, esta interdependencia se presentó en
este caso, ya que las fuerzas colombianas no pudieron iniciar operaciones
hasta contar con los medios fluviales, aéreos y terrestres para implementar su
maniobra estratégica, pasando varios meses desde la toma de Leticia por
parte de ciudadanos peruanos. De haber contado Colombia con los medios
militares necesarios, quizás no hubiese sido factible la toma de Leticia o su
recuperación hubiese sido inmediatamente posterior a los hechos de
setiembre.

8.2.2 Planteamiento estratégico y conducción operacional de Perú

8.2.2.1 Correcta selección de los Objetivos peruanos:


El Objetivo Político inicial del Perú, de reforzar y afirmar la presencia en el
territorio invadido a la par que se buscaba negociar la revisión del Tratado con
el fin de que la ciudad de Leticia sea considerada como peruana, el Objetivo
Político o de la Guerra inferido era el de “Mantener la ocupación de Leticia y
mediante la revisión del Tratado Salomón-Lozano, recuperar el Trapecio
Amazónico” siendo concordante con las acciones diplomáticas y militares
adoptadas por el Perú.
A pesar de que el Gobierno peruano a los pocos días de la ocupación de Leticia
se decantara por la decisión de retener el control de la ciudad de Leticia y buscar
su incorporación al territorio nacional mediante la revisión del Tratado de 1922,
preocupado por asuntos internos y quizás pensando en que mantenía una
superioridad militar respecto a las fuerzas colombianas, no tomó la decisión de
escalar el conflicto y tardó demasiado tiempo en elegir adecuados Objetivos
Físicos, siendo relevante considerar que hasta marzo de 1933 al mantener una

288
actitud estratégica defensiva no se había diseñado una maniobra y establecido
los Objetivos Operacionales, lo que trajo consigo la pérdida en la iniciativa
estratégica y operacional y permitiría que Colombia acumule suficientes fuerzas
para lograr la superioridad militar en el T.O.

Teniendo en cuenta que la posición peruana no se hallaba respaldada por el


Derecho Internacional, el Gobierno peruano cometió el error de confiar
demasiado en las posibilidades de las acciones políticas y diplomáticas, las
cuales estimaban que permitirían alcanzar el Objetivo Político planteado en la
primera etapa del conflicto, subestimando la reacción colombiana.

Teniendo definido el Objetivo Político del conflicto, el Objetivo Estratégico


Militar de las Fuerzas Armadas peruanas se considera que era concurrente con
el político, infiriéndose que en la primera fase este era “Efectuar operaciones
militares para mantener el control de Leticia y de los puestos fronterizos en el
Putumayo (con el fin de facilitar las negociaciones diplomáticas de revisión del
tratado fronterizo)”. Las acciones efectuadas durante esta primera fase se
orientaron principalmente al refuerzo de los puestos militares fronterizos y de la
ciudad de Leticia, no vislumbrándose que Colombia reforzaría sus posiciones y
estaba en proceso de conformar dos Destacamentos que superarían la
capacidad militar del Perú en el Teatro de Operaciones.

Cuando el gobierno peruano toma conocimiento del arribo del Destacamento


Colombiano en el Amazonas implicaba una decisión del gobierno colombiano de
recuperar militarmente la ciudad de Leticia, se diseña una maniobra estratégica
con nuevos objetivos físicos y se vislumbra la ejecución de operaciones militares
en otras áreas del territorio colombiano con la finalidad de hacer uso del poder
naval peruano en los puertos colombianos del Pacifico y el Caribe y se decide
reforzar con más medios las fuerzas en el Teatro de Operaciones de la
Amazonia, habiéndose determinado que en esta nueva fase el Objetivo
Estratégico Militar cambia, pudiéndose inferir que es “Efectuar operaciones
militares en el ámbito fluvial, aéreo y terrestre en el Teatro de Operaciones
amazónico y operaciones navales en el Teatro de Operaciones marítimo del
Pacífico y Caribe colombiano”.

289
De acuerdo con lo anterior, se ha elaborado la siguiente Tabla (tabla Nº14), en
el que se indican la cadena de objetivos con sus respectivos esfuerzos
estratégicos operacionales.

TABLA Nº 14 CADENA DE OBJETIVOS Y ESFUERZOS ESTRATÉGICOS


OPERACIONALES DEL PERÚ

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Fuente: elaboración propia.

290
8.2.2.2 La distribución adecuada del poder combativo

Al inicio del conflicto, el Perú poseía un mayor poder combatiente en relación


con Colombia; sin embargo, casi la totalidad de los medios de sus FF.AA. se
concentraban en la costa sobre el Pacífico, lejos del Teatro de Operaciones en
la Amazonia. El Perú tenía superioridad total en fuerzas navales, poseía una
Escuadra que Colombia no tenía, no obstante, esta ventaja no fue aprovechada
debido a una decisión eminentemente política, a pesar de haberse recomendado
el envío de dichas fuerzas al iniciarse el conflicto a fin de ganar iniciativa frente
al adversario, impidiendo que enviase refuerzos hacia el T.O. y se estableciese
un nuevo frente secundario que apremiara a las fuerzas armadas colombianas.
Esta decisión inicial, no fue coherente y no permitía alcanzar el Objetivo Político;
sin embargo, el mayor error adoptado por el gobierno peruano fue que no reforzó
adecuadamente las fuerzas disponibles en el Teatro de Operaciones de la
Amazonia, lo que conllevó a que a la conformación de los destacamentos
colombianos concebidos en su maniobra, las fuerzas peruanas se encontrasen
en inferioridad y con un poder combatiente relativo inferior, lo que les impediría
alcanzar los objetivos previstos. La distribución de medios fue deficiente por
parte de las fuerzas peruanas para enfrentar las amenazas que presentarían los
colombianos.

Posteriormente, cuando el Perú decide adoptar una actitud estratégica ofensiva


después que Colombia enviara su expedición punitiva hacia el Amazonas, se
planteó abrir otro frente de guerra con el envío de la Fuerza Avanzada del
Atlántico, la misma que también se hallaría en capacidad de interrumpir la
principal línea de reabastecimiento de las fuerzas colombianas; sin embargo,
estas decisiones fueron tardías y no tuvieron relevancia en el acontecer de los
sucesos y en el término del conflicto.

Se puede llegar a la conclusión que a nivel Estratégico y Operacional el Perú no


manejó adecuadamente la distribución de las fuerzas y no diseño e implemento
oportunamente una Maniobra Estratégica Operacional que aproveche
adecuadamente los factores operacionales de Espacio, Masa y Tiempo.

291
8.2.2.3 La proyección del poder desde posiciones relativas favorables

Las fuerzas peruanas tenían un gran conocimiento del Teatro de Operaciones y


experiencia en combate; sin embargo, esta ventaja no fue aprovechada en este
conflicto, quizás debido a que el conflicto se inició de manera sorpresiva y sin
ser conocido y generado desde el Estado. A pesar de la superioridad general en
el campo militar del Perú, las fuerzas peruanas ubicadas en el T.O. no se
hallaban debidamente equipadas, descuidándose el envío de refuerzos por una
decisión eminentemente política y en cantidad adecuada para enfrentar las
futuras operaciones, este error político y militar desatendió el Factor Operacional
correspondiente a la Fuerza o Masa. En cuanto al Factor Operacional del
Tiempo, la subestimación inicial de la reacción colombiana y la necesidad de
emplear a las FF.AA. para sustentar el frente interno por razones políticas
conllevaron a una tardía decisión para adoptar la estrategia más adecuada a fin
de lograr ganar la iniciativa en el T.O. para obtener la superioridad militar allí,
afectándose el Tiempo Oportunidad. Finalmente, respecto al otro Factor
Operacional del Espacio, la lejanía del T.O. del centro de poder político y militar
(Lima y Callao) impedía un rápido acceso para el envío de refuerzos y el
establecimiento de una adecuada línea de comunicaciones y de la cadena
logística, lo que trajo consigo -cuando se tomó la decisión de enviar refuerzos-
la necesidad de improvisar planes y un gran esfuerzo operacional; asimismo, las
limitaciones geográficas del Teatro de Operaciones no fueron debidamente
contempladas para afrontar las posibles acciones que podrían adoptar las
fuerzas colombianas. La complejidad del T.O. afectaban los traslados logísticos
y el desplazamiento operacional de las fuerzas, que debían hacerse por vía
marítima y fluvial o por vía terrestre y fluvial.

Con todas las fallas para el correcto diseño de la maniobra considerando los
Factores Operacionales de Masa, Tiempo y Espacio, las fuerzas peruanas no se
encontraron en posiciones favorables al inicio de las operaciones con relación a
las fuerzas colombianas, ello debido a los problemas políticos internos y la
superioridad general en el campo militar de Colombia en el Teatro de
Operaciones, lo que contribuyo a que los refuerzos iniciales del Perú en el Teatro
de Operaciones de la Amazonia hayan sido deficientes.

292
8.2.2.4 La conservación de una adecuada libertad de acción.

Como se ha señalado anteriormente, es importante analizar la conformación de


los mandos para evaluar la libertad de acción, para lo cual se ha formulado la
siguiente tabla donde se aprecian los mandos en los niveles político, estratégico
militar y operacional del Perú. Al respecto es importante resaltar que el asesinato
del presidente Sanchez Cerro genero un cambio en la continuidad de la
estrategia nacional y conllevo al inicio de las negociaciones para el termino del
conflicto.

Por otro lado, de la información que hemos revisado y de la Tabla Nº 15 que con
la misma hemos elaborado, se puede apreciar que durante el conflicto se
efectuaron cambios del Jefe de Estado Mayor de la Marina y en la V Region
Militar que tenia e Mando de todas las fuerzas militares asignadas en el Teatro
de Operaciones Amazonico. Se considera que el cambio de la mas alta autoridad
de la Marina se debió a controversias suscitadas entre el ministro de Marina y
Aviación y el Jefe de Estado Mayor de la Marina, lo cual también coincidió con
el cambio de la actitud estratégica, pasándose a concebir los esfuerzos
secundarios a ser ejecutados por las Unidades Navales en el Pacifico, Caribe y
Atlantico.

Por otro lado, se considera que la designación del comandante de la V Region


Militar a cargo del Teatro de Operaciones, no fue adecuadamente evaluada, lo
cual se desprende de los relevos efectuados durante el conflicto, situación que
denota falta de confianza y quizás una limitada libertad de acción otorgada para
el cumplimiento de la misión.

No hubo libertad de acción en la primera etapa del conflicto por imposiciones del
poder político. Se impuso una restricción operacional, al limitarse las
operaciones tan sólo con el objetivo de mantener la posesión de los puestos
colombianos capturados, sin haberse concebido una maniobra estratégica
operacional que tenga una actitud estratégica ofensiva y que permita afrontar
con éxito las acciones de las fuerzas colombianas.

Sin embargo, en la segunda etapa del conflicto, cuando se envía la Fuerza


Avanzada del Atlántico, al comandante operacional de dicha fuerza se le otorga

293
la libertad de acción necesaria para alcanzar los objetivos de su Maniobra
Estratégica Operacional (M.E.O.) secundaria.

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Fuente: elaboración propia.

294
8.2.2.5 Aplicación de los criterios de idoneidad, factibilidad y
aceptabilidad.

1) Idoneidad: En la primera fase del conflicto el Perú adoptó una actitud


estratégica defensiva y al no haberse concebido una maniobra estratégica
operacional, no se podría haber alcanzado el Objetivo Estratégico Militar y el
Objetivo Político, debiéndose considerar que no se cumplía con el criterio de
Idoneidad.

En la segunda fase, la maniobra estratégica operacional y los esfuerzos


concebidos podrían haber permitido que se alcance el Objetivo Estratégico
Militar y el Objetivo Político, cumpliéndose con el criterio de idoneidad; sin
embargo, la tardía decisión política no permitió su implementación oportuna y
el armisticio dio fin al conflicto sin que se alcancen los Objetivos trazados.

2) Factibilidad: En la primera fase del conflicto no se pudo alcanzar los


Objetivos contemplados, debido la inferioridad de medios disponibles en el
Teatro de Operaciones (T.O.), no cumpliéndose con el criterio de factibilidad.
Cuando el Perú organiza y decide enviar los refuerzos para el periodo que se
ha considerado como la segunda fase en este trabajo de investigación, la
maniobra estratégica operacional cumplía con el criterio de factibilidad; sin
embargo, debe considerarse que en estas circunstancias las fuerzas
colombianas en el T.O. ya contaban con posiciones favorables y el control del
Putumayo, lo que dificultaría las operaciones de las fuerzas peruanas.
3) Aceptabilidad: En la primera fase del conflicto, la perdida de Tarapacá y
Güeppi por no haber reforzado adecuadamente estos puestos militares y la
falta de medios fluviales y aéreos en el Putumayo, habrían conllevado a tener
un elevado costo en la segunda fase para su reconquista por parte de las
fuerzas peruanas. El descuido se iba a traducir en un mayor esfuerzo militar
y mayor número de bajas si el conflicto hubiese continuado; sin embargo, las
fuerzas militares son medios de cambio y la cantidad de bajas y pérdidas
podrían haber sido aceptables en función de la importancia del Objetivo
Político o de la Guerra.

295
8.2.2.6 Aplicación de los principios de la guerra - Perú

1) Objetivo: A pesar de que el Objetivo Político era Leticia, las decisiones


políticas y los refuerzos enviados en la primera fase del conflicto vislumbran
el incumplimiento del principio del Objetivo; en la segunda fase la maniobra
estratégica estuvo concebida adecuadamente y orientada con el cumplimiento
del principio del Objetivo por parte de las fuerzas peruanas.
2) Ofensiva: este principio fue logrado pero en la segunda fase contemplada en
este trabajo de investigación; es decir cuando el gobierno peruano conforma
la Fuerza Avanzada del Atlántico y organiza las fuerzas militares que serán
enviadas al Teatro de Operaciones de la Amazonia, decisión que fue tardía y
no tuvo incidencia en el término del conflicto.
3) Concentración o Masa: No se cumplió este principio de la guerra por parte
de las fuerzas peruanas en el T.O., habiéndosele otorgado la ventaja a las
fuerzas colombianas presentes en el Putumayo y el Amazonas.
4) Movilidad: Las fuerzas peruanas no contaron con la movilidad adecuada en
el T.O. durante las operaciones, debido a la limitada cantidad de medios
fluviales y aéreos, asi como por su estado de alistamiento. Se considera que
uno de los mayores errores de las fuerzas peruanas, fue la no disponibilidad
de unidades fluviales y aéreas en la cuenca del Putumayo que pudiesen
enfrentarse a las fuerzas colombianas del Destacamento Putumayo.
5) Economía de Fuerzas: La asignación de fuerzas en los puestos fronterizos y
en el Teatro de Operaciones por parte de las fuerzas peruanas fue insuficiente
e inadecuado, desaprovechándose la mayor capacidad militar que se tenía
principiando el conflicto, incumpliéndose este principio de la guerra.
6) Sorpresa: Las fuerzas peruanas no explotaron la sorpresa, por el contrario,
fueron sorprendidas durante la primera fase del conflicto, no habiendo previsto
las acciones en el Putumayo y el arribo de las fuerzas de la Expedición
Punitiva en el Amazonas. Cuando se diseña la maniobra estratégica con la
intervención de la Fuerza Avanzada del Atlántico, se considera que sí se
explotaba la sorpresa, al ampliar las operaciones en el Caribe y el Pacífico.
7) Seguridad: Las fuerzas peruanas no cumplieron con el principio de
seguridad, el ejemplo más claro es la captura de Tarapacá y Gueppi.

296
8.2.2.7 Aplicación del Arte o Estrategia Operacional

En el caso de Perú, en la primera fase del conflicto no se vislumbra el diseño de


una maniobra estratégica operacional, apreciándose acciones limitadas de
refuerzo de algunos puestos fronterizos; quizás esta situación obedecía a las
decisiones políticas que priorizaban la situación interna y confiaban en la
superioridad militar del Perú. Recién, cuando se decide conformar la Fuerza
Avanzada del Atlántico, se adquieren Unidades Navales para ser enviadas al
Teatro de Operaciones y se convoca la movilización nacional para el envío de
refuerzos al Teatro de Operaciones de la Amazonia, se diseña una Maniobra
Estratégica Operacional coherente y que cumple con los criterios del Arte o
Estrategia; a pesar de lo cual, esta maniobra no se logra implementar por la firma
del armisticio.

8.2.2.8 Conducción Operacional


Cuando una fuerza militar no cuenta con la inteligencia necesaria para
desarrollar eficazmente el planeamiento a nivel estratégico, las decisiones que
se adoptan carecen de eficacia debido a que no se han concebido considerando
todas las posibilidades del enemigo. En este conflicto, las decisiones a nivel
estratégico y operacional se adoptaron tomando como premisa que Colombia
tenia inferioridad de medios en general y en el teatro de operaciones y que sus
operaciones podrían limitarse a la recaptura directa de Leticia, estimándose en
forma muy limitada otras opciones como posibles ataques a Iquitos o a las
guarniciones ubicadas en los ríos Putumayo o el Napo.

Esta visión poco exhaustiva de parte de los mandos militares a nivel estratégico
y operacional del Perú, ocasionó que los refuerzos en el Putumayo sean
insuficientes y no se enviase al citado río ninguna cañonera o buque de guerra
que pudiese enfrentar a las unidades colombianas, o que tampoco se dotase al
componente aéreo de las aeronaves, combustible, municiones y bombas que se
solicitaban de manera urgente para contrarrestar la superioridad aérea que los
colombianos habían logrado en el Teatro de Operaciones. Otro aspecto
importante y de influencia en una adecuada conducción operacional, fue la
deficiencia existente en las comunicaciones entre el comando en Iquitos y sus

297
componentes militares, debido a la carencia de equipos de radio en algunos de
los destacamentos sobre el Putumayo. La falta de una visión más amplia
respecto a las posibilidades de los colombianos, la restringida libertad de acción
que tuvieron los sucesivos comandantes en el Teatro de Operaciones del Nor
Oriente debido a que muchas decisiones se adoptaban en la capital o se
rechazaban las propuestas del comandante de la V División y la deficiente
inteligencia estratégica, operacional y táctica fueron algunas de las causas de la
pérdida de las guarniciones militares que se tenían en el Putumayo,
apreciándose una limitada o deficiente conducción militar.

A pesar de lo señalado en los párrafos precedentes, debe resaltarse que a


consecuencia el arribo de los refuerzos colombianos al Amazonas y de las
operaciones exitosas que desarrollaron al recapturar el puesto de Tarapacá y la
toma del puesto peruano de Güeppi, el Gobierno peruano finalmente dispuso el
incremento de las fuerzas militares en el Teatro de Operaciones; concretó
nuevas adquisiciones para el Ejercito, la Marina y el Cuerpo Aéreo y tomo la
decisión de disponer el empleo de sus fuerzas navales en el Pacifico y en el
Caribe colombianos, lo que hubiese explotado la superior capacidad militar del
Perú; sin embargo, estas decisiones fueron tardías y no tuvieron impacto en el
devenir del conflicto luego de la muerte del Presidente Sánchez Cerro debido a
la solución del conflicto por la vía diplomática.

8.2.2.9 Logística

Teniendo en cuenta que ya se ha mencioando la importancia del soporte


logístico de las fuerzas para el cumplimiento de la misión asignada, igualmente
en el caso del Perú se considera necesario hacer el siguiente análisis teniendo
en cuenta algunos conceptos y principios logisticos:

1) Prevision: Al igual que el caso colombiano, las fuerzas militares peruanas


tuvieron una deficiencia logística por falta de previsión, al no haber contado
con lo recursos necesarios para la defensa de sus intereses nacionales; sin
embargo, puede considerarse como un aliciente, que la toma de Leticia no
era parte de los planes del gobierno peruano.

298
A pesar de lo antes señalado, debe considerarse que las condiciones de als
fuerzas en el Teatro de Operaciones de la Amazonia no era la mas optima
si se tiene en cuenta el estado de alistamiento y cantidad de las unidades
fluviales, aeronaves y unidades del ejercito. La limitada situación de las
fuerzas peruanas al inicio del conflicto forzó a la necesidad de reforzar las
Unidades Militares en el citado teatro de operaciones durante los siguientes
meses y cuando se tomo conocimiento de la llegada de la expedición punitiva
colombiana al Amazonas, se tuvo que alistar nuevas unidades en Lima para
ser enviadas a Iquitos y disponer la adquisición de buques, aeronaves y
equipamiento militar, muchos de los cuales no llegaron a desplegarse por el
inicio de las negociaciones diplomáticas con el cambio de gobierno.
Debe tenerse en cuenta también que al no haber sido respaldada
internacionalmente la posición peruana, las adquisiciones peruanas para
reforzar a las fuerzas armadas fueron mas complicadas debido a la oposición
de varios gobiernos.

2) Interdependencia: Como se ha mencionado anteriormente, la Estrategia y


la Táctica están condicionadas por la Logistica, apreciándose que debido a
la limitada disponibilidad de equipamiento militar y a la falta de suficientes
medios fluviales para su transporte, las guarniciones peruanas en el rio
Putumayo no fueron adecuadamente dotadas de la cantidad de piezas de
artillería necesarias para rechazar a las fuerzas colombianas que lograron la
captura de Gueppi y la reconquista de Tarapacá. En ambos casos, la falta
de suficientes medios y soporte logístico condicionó los resultados de las
operaciones, junto con otras deficiencias en la maniobra estratégica peruana
al no haber contado con medios fluviales que pudiesen oponerse a las
cañoneras y lanchas colombianas.

8.3 Resultados

8.3.1 Colombia

Colombia logró su objetivo político; se restituyó su soberanía en el territorio


indebidamente ocupado por fuerzas peruanas; se mantuvo su integridad

299
territorial; se restablecieron las condiciones iniciales anteriores al conflicto,
respetándose el tratado Salomón-Lozano de 1922.

8.3.2 Perú

Perú no logró su objetivo político; el asesinato del presidente de la República y


el cambio del Gobierno conllevó al replanteamiento de la situación frente al
conflicto y conllevó a la firma del armisticio, no pudiéndose ejecutar la Maniobra
Estratégica Operacional diseñada en la segunda fase del conflicto.

A manera de resúmen y con la finalidad de apreciar de manera esquemática los


objetivos inferidos en el presente análisis, hemos elaborado la Tabla Nª 16, en
la que se presentan la cadena de objetivos políticos y militares, con sus
respectivos esfuerzos estratégicos durante las dos fases que hemos
considerado el conflicto entre el Perú y Colombia en los años 1932-1933.

300
TABLA Nº 16: CADENA DE OBJETIVOS POLÍTICOS Y MILITARES DE PERÚ Y COLOMBIA DURANTE EL CONFLICTO POR LETICIA, 1932-1933
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301
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Fuente: elaboración propia.

302
CAPÍTULO IX
CONCLUSIONES

303
304
Conclusiones
En el presente capítulo, teniendo en cuenta los acontecimientos históricos
tratados y desarrollados a lo largo del trabajo, así como las herramientas
proporcionadas en el capítulo III referido al marco teórico, contestaremos las
preguntas y objetivos de investigación, indicados en el capítulo I.

9.1. Principales líneas de investigación desarrolladas acerca del Conflicto


Perú-Colombia de 1932-1933
En lo referido a determinar las principales líneas de investigación que a la fecha
se han desarrollado en relación con el Conflicto Perú-Colombia 1932-33, hemos
podido apreciar a través de las obras revisadas en el estado de la cuestión, que
como primera línea de investigación, a la fecha se han escrito y publicado una
serie de trabajos relacionados a aspectos de política interna e internacional, en
los que se trata los diversos aspectos en estos campos, considerando sus
antecedentes y causas, así como que ha sido motivo de publicaciones
especializadas sobre las relaciones diplomáticas y la política internacional o bien
bilateral de ambos países, todo ello como parte de una historia general referida
a estos aspectos o como obras específicas destinadas a tratar el conflicto.
En segundo término, otra línea de investigación es aquella vinculada a trabajos
sobre aspectos económicos y sociales, que desde una perspectiva bajo un relato
en el cual la guerra deja de ser un objetivo como materia de estudio, el conflicto
de Leticia se convierte más bien en una causa, que tiene un impacto en la
sociedad sobre ambos campos. La guerra será entonces, un elemento
moldeador e influyente, capaz de generar cambios, tanto en la sociedad en
conjunto o en cada uno de sus miembros, como, por ejemplo, un elemento
formador de una identidad nacional.
Otra línea de investigación que hemos identificado la hallamos en las obras
sobre historia general de cada país, en las que este conflicto es una parte más
en el relato histórico de cada uno de ellos. Estas obras permiten un primer
acercamiento a este conflicto, sin profundizar en aspectos particulares.
Finalmente una cuarta línea de investigación, es aquella en la que este conflicto
(que algunos autores lo denominan guerra), lo abordan bajo una óptica militar,
ya sea en obras en donde prima el relato histórico sobre el análisis y otras en las
que precisamente es a través de un análisis detallado de las operaciones

305
militares llevadas a cabo, se pueden extraer lecciones aprendidas que pueden
servir para ser estudiadas ya sea por los profesionales de las Fuerzas Armadas
o también por aquellos interesados en conocer cómo se tomaron las decisiones
en momentos de crisis generada por el conflicto entre ambas naciones y
comprender los factores que influyeron en dichas decisiones. Estas historias
analíticas, han sido abordadas con aspectos que han incluido las causas del
conflicto, el análisis de las operaciones militares, la estrategia y la táctica, así
como revisar las relaciones entre el estamento político con el estamento militar.
Sin embargo, han sido pocas las publicaciones que han considerado dentro de
su estudio, las operaciones navales al detalle, para conocer la influencia que
tuvieron ambas armadas en el esfuerzo de la guerra, así como tampoco se han
estudiado aspectos vinculados a la tecnología empleada o también a la logística,
que con la estrategia y la táctica, forman parte del Arte de la Guerra. Por ello,
consideramos que sobre estos últimos aspectos, existen posibles líneas de
investigación específicas, que merecerán ser estudiadas y dadas a conocer.

9.2. Los antecedentes y causas del conflicto

En cuanto a los antecedentes y causas del conflicto, podemos indicar que en


cuanto a lo primero, lo hallamos en la falta de precisión originada en la
delimitación territorial de los reinos hispanos en Sudamérica durante la época
virreinal. Esta indefinición de sus límites fronterizos, fue la principal causa de la
mayor parte de las disputas territoriales entre las nuevas Repúblicas, pese a que
entre éstas, se había acordado establecer los límites sobre la base del principio
del Uti posidetis en torno a los territorios que en 1810 tenían los virreinatos sobre
los cuales se habían constituido. Ello, a su vez, generó diversas interpretaciones
que conllevaron a guerras y conflictos de manera especial sobre los territorios
amazónicos que compartían Ecuador, Colombia y el Perú. Por otro lado, la
temprana ocupación efectiva por parte del Perú en los territorios amazónicos que
consideraba suyos durante el siglo XIX, y el posterior descubrimiento y
explotación del caucho, trajo consigo un renovado interés por parte de ese país
y de Colombia, en incrementar su presencia en dichos territorios y fue motivo de
nuevos enfrentamientos.

306
Finalmente, bajo los auspicios de los EE.UU., Perú y Colombia lograron un
acuerdo a través del Tratado Salomón-Lozano de 1922, el que se consideraba
definitivo y que zanjaba el problema. Sin embargo, debido a un mal manejo
político interno en el Perú, la población del Departamento de Loreto consideró
que la entrega del llamado Trapecio Amazónico vulneraba la integridad regional
y también la nacional, sentimiento que fue influenciado por intereses económicos
vinculados a los antiguos propietarios de haciendas caucheras, que se vieron
afectadas por la entrega de territorios a Colombia en donde se hallaban sus
propiedades. Esto último, sumado a la difícil situación política derivada de la
inestabilidad generada por el accionar subversivo del partido Aprista, condicionó
al Gobierno peruano a respaldar a los captores de Leticia, en vez de demandar
su retiro del territorio capturado por la fuerza.

9.3. La estrategia adoptada por el Perú y la influencia de la situación política


interna y su relación con el resultado del conflicto

En cuanto a determinar las estrategias militares de Perú y Colombia durante el


Conflicto por Leticia de 1932-33 y determinar las causas por las que el Gobierno
peruano demoró el envío de refuerzos al Teatro de Operaciones, permitiendo
que el Gobierno colombiano ganara la iniciativa y superioridad militar a pocos
meses de iniciado el conflicto, así en lo referido al objetivo específico para
determinar si las decisiones del Estado frente al conflicto por parte del Gobierno
peruano estuvieron influenciadas por la situación política interna del Perú y el
grado de influencia que ello trajo consigo en el resultado del mismo, podemos
enunciar lo siguiente:

9.3.1. La situación política en el Perú

La situación política a la que tuvo que enfrentar el Gobierno del presidente


Sánchez Cerro, derivada de las actividades de agitación y subversivas
provocadas por el partido Aprista, que estuvo detrás del intento de magnicidio
del presidente del Perú, que organizó e indujo el levantamiento de la marinería
a bordo de los cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi, así como la
denominada “revolución de Trujillo” de 1932, fueron sucesos que condicionaron

307
que el gobierno del presidente Sánchez Cerro decidiese no enviar refuerzos
militares al Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Esta decisión fue tomada debido
a que el gobierno peruano no quería prescindir de las fuerzas militares, que eran
las que lo sustentaban en el poder y brindaban el control territorial para el manejo
del orden interno en toda la República. Ello conllevó que el Perú no atendiese
los requerimientos de refuerzos provenientes tanto desde el propio Teatro de
Operaciones, como de aquellas recomendaciones dadas desde algunos
sectores de la Armada, en el sentido de enviar a su Escuadra hacia el Amazonas,
no aprovechando su superioridad naval frente a una improvisada y heterogénea
Expedición Punitiva colombiana.
Ello, conllevó a que las decisiones de Estado por parte del Gobierno peruano se
viesen influenciadas por la situación interna, influyendo en sus decisiones
respecto a la actitud estratégica adoptada, que impidió hacer uso desde un
principio de todo su poder militar, en momentos en los que era aun superior al
colombiano.

9.3.2. La estrategia adoptada por el Perú


En virtud a lo anterior, el Perú determinó, adoptar una postura y planteamiento
eminentemente defensivo, que se tradujo tan solo en reforzar sus posiciones
actuales con los elementos existentes en el Teatro de Operaciones Nor Oriente
(amazónico) y con algunos refuerzos enviados desde Lima, subestimándose la
reacción y estrategia que adoptó el Gobierno colombiano (que al principio del
conflicto no contaba con un poder militar capaz de enfrentar al Perú), y de quien
no se esperaba tomase la iniciativa y lograse obtener superioridad militar en el
Teatro de Operaciones. Las apreciaciones que se tenían desde el Consejo de
Defensa Nacional que hemos revisado hasta el mes de enero de 1933,
subestimaban la reacción colombiana, menospreciando las capacidades
operacionales, tanto de la Expedición Punitiva como de sus fuerzas aéreas. Las
acciones iniciales exitosas llevadas a cabo por Colombia constituyeron una total
sorpresa que nunca fue contemplada en los planes que desde dicho Consejo se
plantearon al presidente peruano, por lo que se optó por mantener y preservar
las fuerzas tal cual se hallaban, enviando algunos refuerzos, sin comprometer la
disminución de las fuerzas disponibles por el Gobierno en la costa peruana.

308
9.3.3. La estrategia adoptada por Colombia
En el caso de Colombia el conflicto llevó a su Gobierno a tratar la invasión en su
territorio como un tema de orden interno, conformando una Expedición Punitiva
encargada de recuperar el control sobre el río Putumayo y luego actuar sobre
los territorios invadidos (el Trapecio Amazónico). Para ello tuvo que reforzar y
dotar a todos sus dispositivos aéreos, terrestres y fluviales, de los elementos
necesarios para estar preparados y hacerle frente militarmente al Perú, que con
la prontitud con la que llevó a cabo este esfuerzo, logró obtener la superioridad
militar, adoptando su Gobierno un planteamiento estratégico ofensivo, lo que
finalmente le permitió obtener la superioridad militar e iniciativa para iniciar las
operaciones militares.

9.4. Las operaciones militares y el logro de los objetivos militares y


políticos
Sobre la base de la estrategia defensiva adoptada, las principales operaciones
llevadas a cabo por el Perú entre setiembre de 1932 y febrero de 1933,
consistieron fundamentalmente en reforzar sus guarniciones y luego capturar la
guarnición colombiana de Tarapacá, con la finalidad de lograr el dominio sobre
el Putumayo, y obtener el control en la parte sur del acceso hacia ese río,
negando su uso a las fuerzas colombianas. Esta importante conquista lograda
en los primeros meses de la guerra requería, para ser preservada, mantener la
superioridad fluvial y también la aérea, la misma que no pudo ser mantenida
luego de la llegada de la expedición colombiana, por lo que el valor que tuvo ese
esfuerzo militar fue relativo y de nada sirvió.
En este sentido, aparte del material naval que en el Teatro de Operaciones las
fuerzas colombianas dispusieron, que en comparación al que el Perú poseía, era
infinitamente de mayor poder y capacidad ofensiva, en lo referente al
equipamiento y capacidades del material aéreo, las fuerzas colombianas
contaban con un poder aéreo superior, gracias a haber dispuesto de una mayor
cantidad de aeronaves de todo tipo, pilotos más experimentados (que como se
ha mencionado provenían de la SCADTA) y con mejor entrenamiento en
operaciones en la selva, y con una superior capacidad logística (combustible,
repuestos, etc). A ello se sumó una óptima coordinación entre los mandos

309
operacionales, que le permitió un accionar conjunto entre el componente aéreo
y el comando de la expedición punitiva.
Otro aspecto, fueron las capacidades de comando control y comunicaciones, que
por parte de las fuerzas peruanas estuvo muy limitado, al no contarse con los
equipos de radiocomunicaciones que permitiese un enlace entre los
destacamentos peruanos sobre el Putumayo y el comando central de la V
División con sede en Iquitos, siendo este un factor que la adecuada conducción
de las operaciones militares.
A la par de los acontecimientos en el campo militar, debe tenerse en cuenta lo
ocurrido en el campo diplomático, puesto que la posición ambigua del Perú
reconociendo el Tratado de 1922, pero a la vez buscando negociar su revisión,
si bien es cierto le permitió ganar tiempo para retrasar el inicio de hostilidades y
efectuar algunas acciones y refuerzos con el contingente y material disponible
en el Teatro de Operaciones Nor Oriente (Amazónico), ello fue la causa de que
perdiese legitimidad frente a la Liga de las Naciones y con la comunidad
internacional, que censuraron su posición por no respetar los tratados
internacionales.
Luego la llegada al Amazonas de la Expedición Punitiva y el accionar combinado
de los destacamentos Putumayo y Amazonas, les permitió a los colombianos
iniciar operaciones conjuntas en el Teatro de Operaciones Amazónico (Nor
Oriente) en enero de 1933, logrando en tan solo dos meses, incursionar, atacar
y capturar las guarniciones de Tarapacá y Güeppi, sin ninguna resistencia por
parte de los defensores peruanos, que con el comando de la V División militar
con sede en Iquitos, que como ya se comentó, clamaban por el envío de
refuerzos. Ambos logros en el campo militar, aunados a los obtenidos por
Colombia en el campo diplomático (al haber obtenido el respaldo en la Liga de
las Naciones), son los que conllevaron a que el Perú cambiase su estrategia
militar durante la segunda quincena de febrero, adoptando una actitud ofensiva,
creando dos nuevos Teatros de Operaciones, uno en el Caribe y otro en el
Pacífico, así como disponer el envío de las unidades de su Escuadra hacia el
Amazonas para reforzar el componente fluvial y las defensas antiaéreas de allí,
así como movilizar y enviar a sus reservas militares para reforzar a los efectivos
de su ejército. La idea era, en esencia, crear nuevos frentes (T.O. Caribe y T.O.

310
Pacífico), para distraer a las fuerzas colombianas y disminuir su presión sobre
las peruanas en el T.O. principal en el Nor Oriente.
Sin embargo, esta última parte no se llegó a ejecutar del todo, puesto que el
magnicidio contra el presidente Sánchez Cerro y la asunción del general
Benavides a la presidencia, dio un giro total al conflicto, lográndose
posteriormente el cese de las hostilidades, el retomar las negociaciones
diplomáticas para lograr la paz y finalmente la suscripción del Protocolo de Río
de Janeiro, mediante el cual Colombia retomó el control sobre el Trapecio
Amazónico, dándose por concluido el conflicto. Con ello Colombia logró alcanzar
su objetivo político, que inferimos en el capítulo VIII y que fue “recuperar Leticia
y hacer respetar el Tratado Salomón-Lozano mediante acciones diplomáticas y
operaciones militares en el Teatro de Operaciones amazónico”.358 En cuanto al
Perú, consideramos que el objetivo político de “mantener la ocupación de Leticia
y mediante la revisión del Tratado Salomón. Lozano, recuperar el Trapecio
Amazónico”,359 no logró ser alcanzado, puesto que tal y como se ha podido
apreciar en el presente trabajo, la situación final deseada, de lograr tal objetivo,
revirtió a su estado original. Vale decir que Colombia recuperó su soberanía
sobre los territorios que le fueron otorgados por el Tratado Salomón-Lozano de
1922.

9.5. Las causas por las que el Gobierno peruano demoró el envío de
refuerzos al Teatro de Operaciones

Se debe mencionar que el inicio del conflicto tomó por sorpresa al Estado
peruano, que, en la época, debido a diversas circunstancias, no contemplaba lo
que hoy conocemos como “hipótesis de guerra” con Colombia, habida cuenta
que ya en 1922 se había suscrito un tratado limítrofe con esa República y que la
entrega del Trapecio Amazónico se había dado de manera pacífica y conforme
lo acordado en 1930.

358 Véase la Tabla Nº 12 y la Tabla Nº 16.

359 Véase la Tabla Nº 14 y la Tabla Nº 16.

311
Entonces, al no existir planes preconcebidos, la decisión del Perú fue reactiva,
limitada y dependiente en gran medida de los requerimientos del Gobierno de no
disminuir los efectivos y las fuerzas que se consideraban necesarias para
mantener el orden interno en la República frente a las actividades revolucionarias
del APRA.
En toda guerra siempre hay un alto grado de incertidumbre, y la particularidad
de este conflicto fue su inesperado inicio, que halló a un Estado débil, inmerso
en una coyuntura política muy crítica y casi al borde de la guerra civil. Las
indecisiones iniciales estuvieron influenciadas por la situación interna, que como
ya se ha mencionado, requería del apoyo de las fuerzas armadas para preservar
el orden público.
Aunque en nuestra investigación no hemos hallado información acerca de un
plan de guerra preconcebido con Colombia (ello se debe principalmente a la
ausencia de una hipótesis de guerra), una vez iniciado el conflicto, las decisiones
en el más alto nivel -pese a que si existió un órgano de asesoramiento al más
alto nivel como lo fue el Consejo de Defensa Nacional- serán tomadas por el
propio presidente de la República, general Luis M. Sánchez Cerro. De lo
apreciado en las actas de dicho consejo, los estados mayores de las FF.AA.
asesoraban y proveían de información, y los planes de campaña se elaboraban
sobre la base de las directivas impartidas por el propio presidente. Las
decisiones de sus integrantes eran previamente discutidas en dicho consejo, con
criterios a veces muy subjetivos, desechando las recomendaciones que, por
ejemplo, le proporcionó la Armada. Sobre este punto, como ya se ha mencionado
anteriormente, tenemos la propuesta formulada por un grupo de oficiales de la
Escuela Superior de Guerra Naval, en la que se le presentó un plan que
consideraba el envío de unidades de la Escuadra destinadas a impedir el ingreso
de naves de guerra colombianas por el Amazonas hacia el Teatro de
Operaciones. Lo paradójico fue que esta decisión fue desechada inicialmente,
pero el éxito de las operaciones militares que Colombia llevó a cabo entre enero
y febrero de 1933, obligarían al Gobierno a cambiar su actitud estratégica.
Como lo señaló el teniente coronel José Zárate, “Si desde el primer momento se
envían nuestros submarinos y uno por lo menos de nuestros cruceros, no
propiamente al mismo escenario de la guerra, sino únicamente al Atlántico,
hubiera podido impedirse que la fuerza expedicionaria colombiana llegue, como

312
lo hizo, al Amazonas, única vía capaz de proporcionarle alguna superioridad
sobre nuestras fuerzas. Hecho que pudo comprobarse, más tarde, con el envío
nuestra escuadra, la que, venciendo los más inverosímiles sacrificios, cruzó
contra todos los obstáculos el Canal de Panamá y evitó, indirectamente la caída
de Puerto Arturo, a la vez que obligó a Colombia a aceptar la solución
diplomática”360 En el mismo sentido, el Gobierno peruano no aprovecho las
capacidades de las unidades de su Escuadra, que si bien es cierto, salvo los
submarinos de reciente manufactura,361 no eran naves de última generación,
ellas si eran más modernas y de mayor poder ofensivo que las naves de la
Expedición Punitiva colombiana.
Finalmente, el tiempo perdido en el envío de refuerzos por vía marítima, es decir
que el Perú hiciese uso de su poder naval para obtener el control del mar y
negarlo a las fuerzas colombianas, fue aprovechado por Colombia, que, en el
término de los últimos cuatro meses de 1932, pudo conformar y enviar al Teatro
de Operaciones una fuerza expedicionaria, que logró establecer una
superioridad militar sobre las débiles fuerzas peruanas. Esto último, la
concepción estratégica defensiva y el no haber contemplado planes alternos,
puesto que se esperaba una acción ofensiva colombiana contra Leticia, más no
la que llevaron a cabo para controlar el Putumayo, fue lo que posibilitó el éxito
inicial a las fuerzas colombianas.
Queda claro entonces que si el gobierno peruano decidió mantener la posesión
de Leticia, debió desde un principio tomar todas las medidas necesarias para
fortalecer los medios materiales de las FF.AA. presentes en el teatro de
operaciones, de manera independiente a los resultados que se esperaban de las
conversaciones diplomáticas. En ese sentido, si tomo tal decisión, debió
asumirlas con los riesgos que ello implicaba ante la situación en el frente interno.
Sin embargo, se optó por reforzar con lo mínimo indispensable, asumiendo que
los colombianos, quienes al empezar el conflicto contaban con unas FF.AA. muy

360 Zárate, Op.cit., pp. 283-284.

361 En la época, en hispanoamérica, eran cuatro los países que contaban con submarinos en sus
respectivas Armadas: Brasil, Argentina, Chile y Perú. De todos ellos, los submarinos peruanos
eran los más modernos.

313
débiles, no se hallarían en condiciones de llevar a cabo una operación para
desalojar a las fuerzas peruanas en el teatro de operaciones. Y en esta decisión,
que finalmente se tradujo en adoptar una estrategia defensiva, influyó
notablemente la percepción inicial existente en el más alto nivel estratégico
gubernamental del Perú, que menospreciaba las capacidades de las fuerzas y
del Estado colombiano. Ello queda demostrado en las apreciaciones que
manifestaba el presidente Sánchez Cerro sobre las fuerzas militares
colombianas en las reuniones del Consejo de Defensa Nacional.
Los planes y órdenes dadas consideraron siempre, hasta antes de la captura
colombiana de Güeppí, acciones eminentemente defensivas y de mantener el
control sobre los territorios propios o capturados. Sin embargo, el punto de
inflexión en la actitud estratégica peruana ocurre en la segunda quincena de
febrero, cuando inmediatamente después de la captura de Güeppí, el presidente
se pronuncia mediante un discurso a la nación, en el que indica su la voluntad
de determinar de escalar el conflicto hacia una guerra. De allí, se efectuará una
remoción de algunos cargos militares, entre ellos el del jefe de estado mayor de
la Marina, así como la creación de una nueva organización operacional para el
Teatro de Operaciones Nor-Oriente, con un nuevo jefe de mayor jerarquía y que
debía asumir el mando de las tres fuerzas en la V Región. Sin embargo, cuando
el Perú se alistaba a retomar la iniciativa y decidido a ir a la guerra con Colombia,
un hecho azaroso ocurre, siendo asesinado el presidente Sánchez Cerro, suceso
que trajo consigo un cambio total en la dirección de los acontecimientos,
generándose una vía inesperada hacia una tregua, que conllevó al cese de
hostilidades, y que finalmente se lograra reestablecer la paz en ambos países,
respetando los tratados internacionales.

9.6 Comentarios finales


El Conflicto por Leticia entre Perú y Colombia de 1932-1933, fue el último
conflicto entre ambos países. En el caso del Perú, el tema limítrofe con Colombia,
se constituyó desde entonces en un caso cerrado, quedando tan solo la
definición del tema limítrofe pendiente con el Ecuador. Desde entonces, el
Gobierno y la Cancillería dedicaron sus esfuerzos para buscar un arreglo
definitivo con ese país, que, a diferencia de lo ocurrido con Colombia, se asimiló
la lección aprendida y las fuerzas militares peruanas fueron debidamente

314
equipadas, entrenadas y reorganizadas, para actuar en respaldo a su
diplomacia.
En el caso de Colombia, a la par que el enfrentamiento sirvió de catalizador para
lograr la cohesion de su población ante un objetivo en común, también sirvió para
refundar y darle importancia a sus fuerzas armadas como pilar y apoyo en la
defensa de sus intereses nacionales.

315
316
BIBLIOGRAFÍA

317
318
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

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Archivo del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú.

REPÚBLICA DEL PERÚ. CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICO MILITARES


DEL PERÚ. Boletines de Información del Ministerio de Marina. Legajo N° 2.

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327
328
ÍNDICE DE TABLAS

NRO TÍTULO PÁGINA

1 Niveles de la guerra y niveles de conducción………….......................... 65

2 Aeronaves del Cuerpo Aéreo del Perú, septiembre 1932………………. 141

3 Composición de las Fuerzas Armadas del Perú, 1932………………… 142

4 Dispositivo militar peruano en el T.O. Amazónico al inicio del conflicto 144

5 Aeronaves de la aviación militar colombiana, septiembre 1932………. 148

6 Composición de las Fuerzas Armadas de Colombia, 1932……………. 150

Dispositivo militar colombiano en el T.O. Amazónico al inicio del


7 152
conflicto……………………………………………………………………….
Aeronaves de la Fuerza Aérea colombiana y su ubicación al 4 de enero
8 164
de 1933……………………………………………………………………….
Aeronaves adquiridas por colombia desde el 1º de septiembre de
9 165
1932 hasta el segundo semestre de 1933……………………………..
Dispositivo defensivo peruano en el teatro de operaciones Nor-
10 183
Oriente, 1º enero 1933………………………………………………………
Fuerzas disponibles a órdenes del Comandante General del
11 Agrupamiento Leticia, Teniente Coronel Isauro Calderón, 13 marzo 223
1933…………………………………………………………………………..
Cadena de objetivos y esfuerzos estratégicos operacionales de
12 281
Colombia……………………………………………………………………..

13 Tabla nº 14: cadena de mandos de Colombia……………………………. 283

14 Cadena de objetivos y esfuerzos estratégicos del Perú………………… 290

15 Cadena de mandos de Perú……………………………………………….. 294

Cadena de objetivos políticos y militares de Perú y Colombia durante


16 301
el conflicto por Leticia, 1932-1933…………………………………………

329
ÍNDICE DE FIGURAS
NRO TÍTULO PAGINA

1 El Principio Militar Fundamental…………………………………………........ 62

2 Los niveles de la guerra……………………………………………………….. 64

3 Maniobra estratégica operacional y cadena de objetivos………………….. 71

Carte du Perou pour servir à l'histoire des Incas et à celle de l'état present
4
de cette province... / par Philippe Buache, 1739…………………………….. 82
Nuevo mapa de Colombia con sus departamentos y provincias compilados
principalmente de los mapas manuscritos dibujados por orden del gobierno
5
colombiano y otra información auténtica; construido y dibujado bajo la
dirección de H.S. Tanner. 1828…………………………… 84

6 Mapa de la Gran Colombia, 1828…………………………………………… 84

Mapa del Perú, mandado hacer por órden del Libertador Gran Mariscal
7 Presidente Constitucional Ramón Castilla por Mariano Felipe Paz-Soldan,
1862……………………………………………………………………. 85

8 Mapa del Perú por Mariano Felipe Paz Soldan, 1862……………………… 86

Mapa del Perú, de Barrera, con adiciones para "Dos años de Hutchinson
9
en Perú". 1871………………………………………………………………….. 87
Obra diplomática del presidente Reyes: el modus vivendi con el Perú. Carta
10 dibujada en vista de documentos auténticos por Francisco J. Vergara y
Velasco, 1906……………………………………………………… 89

Mapa administrativo y económico de la república del Perú, elaborado por


11
J. Forest, 1916………………………………………………………………….. 91

12 Mapa de la república de Colombia / construido por J. Forest, 1920……… 92

Frontera Perú-Colombia establecida según el Tratado Salomón-Lozano de


13
1922…………………………………………………………….................... 99
El teniente coronel Luis Miguel Sánchez Cerro, Presidente Constitucional
14
del Perú…………………………………………………….............................. 103
Militares y civiles peruanos izando el pabellón peruano en el puerto de
15 Leticia. Esta fotografía fue publicada en el diario limeño “La Crónica”, 30 de
octubre de 1932…………………………………………………………….. 106

16 Enrique Olaya Herrera, presidente de Colombia, 1930-1934……………… 112

El Teatro de la Guerra durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933, y


17
las rutas de aproximación desde la ciudad de Lima y el Callao…………. 130
El Teatro de la Guerra durante el conflicto Perú Colombia de 1932-1933,
18 mostrando las rutas de aproximación desde las bases militares y navales
principales………………………………………………………………………... 132

El teatro de operaciones durante el conflicto Perú Colombia de 1932-


19
1933………………………………………………………………………………. 133

330
Unidades de la Escuadra peruana, fondeadas frente a la Base de
20
Hidroaviación de Ancón, c. 1930………………………………………………. 137
21 Base fluvial de Itaya, centro de operaciones de la Armada Peruana en el
Oriente…………………………………………………………………………… 139
22 Cañonera colombiana Cartagena…………………………………………….. 153

23 Hidroavíon de reconocimiento y ataque ligero Curtiss Model 37F Falcon… 156

24 General Alfredo Vásquez Cobo, Jefe de la Expedición Punitiva colombiana 157

25 Pilotos de origen alemán al servicio de la Fuerza Aérea colombiana……… 166

26 Gráfico que representa los dos planes para la captura de Leticia planteados
al presidente colombiano Enrique Olaya Herrera……………… 167
27 Puesto colombiano de Tarapacá, ubicado sobre la margen derecha del río
Putumayo………………………………………………………………………… 178

28 Cañonero colombiano Córdoba, fondeado en el Amazonas, frente a Belem


do Pará, 16 diciembre 1932……………………………………………………. 184
29 Transporte armado colombiano Mosquera.................................................. 185

30 Transporte colombiano Boyacá.................................................................... 185

31 Cañonero colombiano Mariscal Sucre, a su arribo a Belem do Pará, marzo


1933……………………………………………………………………………….. 230
32 Puesto peruano de Güeppi, que fue capturado por tropas colombianas del
Destacamento Putumayo, el 26 de marzo de 1933………………………….. 233
33 Crucero peruano Almirante Grau, al ancla en Ancón, 1928………………… 239

34 Instantes en que el hidroavión Vought UO-5 es izado a bordo del crucero


Almirante Grau, frente a las instalaciones de la Estación de Hidroaviones
de Ancón………………………………………………………………………….. 242

35 Dotación y personal técnico del hidroavión Vought UO-5, a bordo del


crucero Almirante Grau………………………………………………………….. 242
36 Los buques de la Fuerza Avanzada del Atlántico cruzando el Canal de
Panamá……………………………………………………………………………. 245
37 Petrolero peruano Pariñas, adquirido en Noruega en mayo de 1933………. 246

38 Crucero Almirante Grau en maniobra de transferencia recibiendo petróleo


del Pariñas………………………………………………………………………… 247

39 Submarinos R-1 y R-4 abarloados al petrolero Pariñas………………………. 247

40 Destructores Lennuk y Wambola, en su amarradero en Tallin, Estonia……. 250

Destructores Almirante Guise (ex Lennuk) y Almirante Villar (ex Wambola),


41 amarrados al muelle en Tallin, Estonia, el día de su comisionamiento a la
Armada Peruana, 24 de agosto de 1933………………………………………. 252

Petrolero Pariñas, abarloado a los destructores Almirante Guise y Almirante


42
Villar, en Tallin, Estonia. Agosto de 1933………………………………………. 253

331
Fotografía de la agencia de prensa “ACME”, cuya leyenda dice que
“Mientras miles de residentes vitoreaban la calle, parte de los 24,000
43
nuevos reclutas del ejército peruano desfilan ante el general Luis M.
Sánchez Cerro, presidente de Perú……………………………………………. 255

44 Funerales del general Luis M, Sánchez Cerro en Lima, 4 de mayo de 1933 257

45 Presidente Oscar R. Benavides y su primer gabinete ministerial, mayo 1933 258

Capitán de Fragata Grimaldo Bravo Arenas, comandante del destructor


Almirante Villar, acompañado del capitán de fragata estoniano A.
46
Treumund, a bordo de dicho buque durante las pruebas de velocidad, 22
agosto 1933………………………………………………………………………. 265
Destructor Almirante Guise, retornando de sus pruebas en la mar, Tallin,
47
Estonia, 22 agosto 1933…………………………………………………………. 265
Destructor Almirante Villar en maniobra de amarre a muelle en Belem do
48
Pará, 9 de noviembre de 1933………………………………………………….. 266
Los destructores Almirante Guise y Almirante Villar a su arribo a Belem do
49
Pará, 9 de noviembre de 1933………………………………………………….. 266

50 Crucero Lima, a su arribo a Belem do Pará, 19 noviembre 1933……………. 269

51 Crucero Lima y destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934…………. 270

52 Destructor Almirante Villar, Iquitos, enero de 1934…………………………… 271

53 Cazatorpedero Teniente Rodríguez, Iquitos, enero 1934…………………….. 271

54 Crucero Almirante Grau................................................................................. 371

55 Crucero Lima……………………………………………………………………… 372

56 Destructor Almirante Villar………………………………………………………. 373

57 Destructor Almirante Guise……………………………………………………… 374

58 Cazatorpedero Teniente Rodríguez……………………………………………. 375

59 Submarino R-4.............................................................................................. 376

60 Transporte Rímac.......................................................................................... 377

61 Petrolero Pariñas…………………………………………………………………. 378

62 Cañonera América……………………………………………………………….. 379

63 Cañonera Napo…………………………………………………………………… 380

64 Lancha cañonera Iquitos………………………………………………………… 381

65 Lancha cañonera Coronel Portillo……………………………………………… 382

66 Vapor Mantaro……………………………………………………………………. 383

67 Cañonera Pichincha……………………………………………………………… 385

68 Cañonera Cartagena…………………………………………………………….. 386

332
69 Cañonero Córdoba........................................................................................ 387

70 Cañonero Bogotá………………………………………………………………… 388

71 Cañonero Mariscal Sucre en Belem do Para…………………………………... 389

72 Transporte armado Mosquera....................................................................... 390

73 Transporte Boyacá……………………………………………………………….. 391

74 Transporte Cúcuta……………………………………………………………….. 392

75 Avión Vought UO-1………………………………………………………………. 393

76 Avión Vought O2U1E……………………………………………………………. 395

77 Avión Douglas O-38P……………………………………………………………. 397

78 Aeronaves Boeing Model 21……………………………………………………. 399

79 Avión Boeing 40B-2……………………………………………………………… 401

80 Avión Consolidated PT-3 Husky………………………………………………… 403

81 Avión Curtiss P-1B Hawk……………………………………………………….. 405

82 Avión Curtiss 35AHawk II………………………………………………………. 407

83 Aeronaves Keystone K-55 Pronto………………………………………………. 410

84 Aeronaves Curtiss Export Falcon F-8………………………………………… 413

85 Avión Curtiss Model 35A / F-11 HAWK II……………………………………… 415

86 Avión Commodore P2Y-1……………………………………………………….. 417

87 Avión Junkers K-43………………………………………………………………. 419

88 Avión Junkers Ju-52……………………………………………………………… 420

89 Avión Junkers W34………………………………………………………………. 422

90 Avión Junkers F-13………………………………………………………………. 424

91 Avión Osprey C-14……………………………………………………………….. 426

92 Avión Dornier Wal DO-J…………………………………………………………. 427

93 Avión Dornier Merkur II DO-K…………………………………………………… 429

94 Avión Junkers F-13………………………………………………………………. 431

95 Avión Falcon O-1…………………………………………………………………. 433

333
LISTA DE ABREVIATURAS

ACEHMP Archivo del Centro de Estudios Histórico Militares

AHM Archivo Histórico de Marina

AIEHMP Archivo del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú

EE.OO.PP Esfuerzo estratégico operacional principal

EE.OO.SS. Esfuerzo estratégico operacional secundario

T.O. Teatro de Operaciones

334
ANEXOS

335
336
ANEXO 1
TRATADO DE LIMITES Y NAVEGACION FLUVIAL ENTRE COLOMBIA Y EL
PERU362

Firmado en Lima el 24 de marzo de 1922.

Aprobado por el Congreso de Colombia, por la Ley 55, de 5 de octubre de 1925.

Aprobado por el Congreso del Perú, por Resolución legislativa número 5940, de
20 de diciembre de 1927.

Ratificado por el Presidente de Colombia el 17 de marzo de 1928. Ratificado por


el Presidente del Perú el día 23 de enero de 1928. Canjeadas las ratificaciones
en Bogota’, el 19 de marzo de 1928.

Promulgado el 31 de marzo de 1928.

Inscrito en la Secretaria de la Sociedad de las Naciones el 29 de mayo de 1928,


bajo el número 1726 del Registro Oficial de Tratados.

La República de Colombia y la República Peruana, con el propósito de resolver


definitivamente toda controversia relativa a sus respectivos derechos
territoriales, y con el fin de estrechar de ese modo sus relaciones de amistad y
atender a sus conveniencias y mutuos intereses, han resuelto fijar su común
frontera por medio de un Tratado público para lo cual han nombrado
Plenipotenciarios suyos, respectivamente, a saber:

Su Excelencia el Presidente de la República de Colombia, al señor doctor don


Fabio Lozano T., Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Lima; y

Su Excelencia el Presidente de la República Peruana, al señor doctor don


Alberto Salomón, Ministro de Relaciones Exteriores;

Quienes, habiéndose comunicado y hallado en debida forma sus


correspondientes plenos poderes, han pactado lo siguiente:

362 Tomado de:


https://sogeocol.edu.co/Ova/fronteras_colombia/documentos/tratados/tratado_limites_peru.pdf

337
ARTICULO I

La línea de frontera entre la República de Colombia y la República Peruana


queda acordada, convenida y fijada en los términos que en seguida se expresan:
Desde el punto en que el meridiano de la boca del río Cuhimbé en el Putumayo
corta al río San Miguel o Sucumbíos, sube por ese mismo meridiano hasta dicha
boca del Cuhimbé; de allí por el thalweg del río Putumayo hasta la confluencia
del río Yaguas; “sigue por una línea recta que de esta confluencia vaya a la del
río Atacuari en el Amazonas, y de allí por el thalweg del río Amazonas hasta el
límite entre el Perú y el Brasil establecido en el Tratado Perú-Brasileño de 23 de
octubre de 1851”.

Colombia declara que pertenecen al Perú en virtud del presente Tratado, los
territorios comprendidos entre la margen derecha del río Putumayo, hacia el
oriente de la boca del Cuhimbe, y la línea establecida y amojonada como frontera
entre Colombia y el Ecuador en las hoyas del

Putumayo y del Napo, en virtud del Tratado de Limites celebrado entre ambas
Repúblicas, el 15 de julio de 1916.

Colombia declara que se reserva respecto del Brasil sus derechos a los territorios
situados al oriente de la línea Tabatinga-Apaporis, pactada entre el Perú y el
Brasil por el Tratado de 23 de octubre de 1851.

Las Altas Partes Contratantes declaran que quedan definitiva e irrevocablemente


terminadas todas y cada una de las diferencias que, por causa de los límites
entre Colombia y el Perú, habían surgido hasta ahora, sin que en adelante pueda
surgir ninguna que altere de cualquier modo la línea de frontera fijada en el
presente Tratado.

ARTICULO II

Los Gobiernos de Colombia y el Perú nombrarán una Comisión Mixta,


compuesta de tres individuos por cada parte, para que señale y amojone sobre
el terreno la línea de frontera convenida. La Comisión será nombrada dentro de
los dos meses siguientes al canje de las ratificaciones del presente Tratado; se
instalará en la ciudad de Iquitos, dentro del plazo que se considere necesario,

338
que no excederá de seis meses, para que sus individuos puedan reunirse; y
comenzará inmediatamente sus trabajos, salvo que lo impida algún accidente
imprevisto, en cuyo caso los dos Gobiernos podrán señalar un nuevo término
para empezar los trabajos de demarcación.

ARTICULO III

La Comisión Demarcadora hará que, en los lugares donde la frontera no esté


formada por límites naturales, como corrientes de agua1 montes, cordilleras,
etc., quede señalada por postes, columnas u otros signos perdurables, de modo
que la línea divisoria pueda reconocerse en cualquier tiempo con toda exactitud.
A fin de facilitar el trabajo de la Comisión, los dos Gobiernos la autorizan
plenamente para hacer aclaraciones y para introducir ligeras modificaciones y
compensaciones en la raya fronteriza, si ellas fueren indispensables a efecto de
que la línea divisoria quede establecida, con toda fijeza y claridad.

ARTICULO IV

Si entre los grupos de la Comisión Demarcadora ocurrieren diferencias acerca


de las operaciones de su cargo, esas diferencias serán sometidas para su
resolución a los dos Gobiernos, sin interrumpirse por esto la demarcación de la
línea; y si ellos no pudieren arreglarse amigablemente serán resueltas por la
Corte Permanente de Arbitraje de La Haya cuyo fallo será inapelable y se
cumplirá sin demora alguna.

ARTICULO V

Los trabajos de la Comisión Mixta Demarcadora serán definitivos y de efecto


inmediato en todos los casos en que haya habido acuerdo entre los dos grupos.

ARTICULO VI

Si alguno de los dos Gobiernos no hiciere los nombramientos que le


corresponden para constituir la Comisión en los términos que quedan
establecidos, o si los comisionados nombrados dejaren de concurrir dentro de
los lapsos señalados, puede el otro Gobierno disponer que sus comisionados
procedan por sí solos al trazo y amojonamiento de la línea, con la escrupulosa
probidad y rectitud que cumple a la lealtad y buen nombre de las Naciones. En

339
este caso, la Comisión Deslindadora tiene derecho a usar el territorio del uno o
del otro país, para las operaciones conducentes al desempeño de su encargo; y
la línea que trace será el límite definitivo entre las dos Naciones.

ARTICULO VII

Con excepción de los sueldos de los respectivos grupos de la Comisión Mixta


Demarcadora, los demás gastos que cause la demarcación, serán por mitad de
cargo de los dos Gobiernos.

ARTICULO VIII

Colombia y el Perú se reconocen recíprocamente y a perpetuidad, de la manera


más amplia, la libertad de tránsito terrestre y el derecho de navegación de sus
ríos comunes y de sus afluentes y confluentes, sujetándose a las leyes y
reglamentos fiscales y de policía fluvial; sin perjuicio de poder otorgarse mutuas
y amplias franquicias aduaneras y cualesquiera otras que sirvan para el
desenvolvimiento de los intereses de los dos Estados. Los reglamentos fiscales
y de policía serán tan uniformes en sus disposiciones y tan favorables al
comercio y a la navegación como fuere posible.

ARTICULO IX

Las Altas Partes Contratantes se obligan a mantener y respetar todas las


concesiones de terrenos de que estuvieren en posesión antes de la fecha del
presente Tratado los nacionales de la otra y, en general, todos los derechos
adquiridos por nacionales y extranjeros, conforme a las legislaciones
respectivas, sobre las tierras que, por efecto de la determinación de fronteras
constante en el artículo 19 del presente Tratado, quedan reconocidas como
pertenecientes, respectivamente, a Colombia y al Perú.

340
ARTICULO X

Los colombianos o peruanos que, a causa de la fijación de la línea divisoria


hubieren de pasar de una jurisdicción a otra, conservarán su antigua
nacionalidad, a menos que opten por la nueva en declaración hecha y firmada
ante la autoridad respectiva dentro de los seis meses posteriores a la ratificación
del presente Tratado.

ARTICULO XI

Este Tratado será aprobado y ratificado por las Altas Partes Contratantes, de
acuerdo con la legislación de cada una de ellas; y las ratificaciones se canjearán
en Bogotá o en Lima, a la mayor brevedad posible.

En fe de lo cual, los Plenipotenciarios expresados firman en doble ejemplar el


presente Tratado y lo sellan con sus respectivos sellos, en la ciudad de Lima, el
veinticuatro de marzo de mil novecientos veintidós.

(L. S.). (Firmado), FABIO LOZANO T.

(L. S.). (Firmado), A. SALOMON.

Aprobado por el Perú por Resolución legislativa número 5940, de 20 de


diciembre de 1927, y por el de Colombia el 17 de marzo de 1928

Ratificado por el Perú el día 23 de enero de 1928 y por el de Colombia el 17 de


marzo de 1928 Inscrito el 31 de marzo de 1928

341
ANEXO 2
CONVENCION GENERAL DE CONCILIACION INTERAMERICANA363

Suscrita en Washington el 5 de enero de 1929

Los Gobiernos de Venezuela, Chile, Bolivia, Uruguay, Costa Rica, Perú,


Honduras, Guatemala, Haití, Ecuador, Colombia, Brasil, Panamá, Paraguay,
Nicaragua, México, El Salvador, la República Dominicana, Cuba y Estados
Unidos de América, representados en la Conferencia de Conciliación y Arbitraje
reunida en Washington conforme a la Resolución aprobada el 18 de febrero de
1928 por la Sexta Conferencia Internacional Americana celebrada en la ciudad
de La Habana;

Deseosos de demostrar que la condenación de la guerra como instrumento de


política nacional en sus relaciones mutuas, contenida en la Resolución antes
mencionada, constituye una de las bases fundamentales en las relaciones
interamericanas;

Animados del propósito de promover de todas las maneras posibles el desarrollo


de los métodos internacionales para el arreglo pacífico de los conflictos entre los
Estados;

Convencidos de que el "Tratado para evitar o prevenir conflictos entre los


Estados Americanos" firmado en Santiago de Chile el 3 de mayo de 1923,
constituye una conquista preciosa en las relaciones interamericanas, que es
necesario mantener prestigiando y fortaleciendo la acción de las comisiones
estatuidas por los artículos 3 y 4 del Tratado antes referido;

Reconociendo la necesidad de dar forma convencional a estos propósitos, han


resuelto celebrar la presente Convención para lo cual han nombrado los
Plenipotenciarios que a continuación se expresan:

Siguen los nombres de los Plenipotenciarios….

Quienes, después de haber depositado sus plenos poderes, que fueron hallados
en buena y debida forma por la Conferencia, han convenido lo siguiente:

363 http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/b-4.html

342
ARTICULO 1

Las Altas Partes Contratantes se obligan a someter al procedimiento de


conciliación que se crea por la presente Convención todas las controversias de
cualquier naturaleza que por cualquier causa hayan surgido o surgieren entre
ellas y que no haya sido posible resolver por la vía diplomática.

ARTICULO 2

La Comisión de Investigación que se organice conforme a lo dispuesto en el


artículo 4 del Tratado suscrito en Santiago de Chile el 3 de mayo de 1923, tendrá
también el carácter de Comisión de Conciliación.

ARTICULO 3

Las Comisiones Permanentes creadas en cumplimiento del Artículo 3 del


Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923, tendrán la obligación de
ejercer funciones conciliatorias ya sea por iniciativa propia cuando haya
probabilidad de que se perturben las relaciones pacíficas o a petición de
cualquiera de las Partes en desacuerdo, mientras no se constituya la Comisión
de que trata el artículo anterior.

ARTICULO 4

Las funciones conciliatorias de Comisión mencionada en el Artículo 2 se


ejercerán en las oportunidades que se enuncian a continuación:

(1) Será facultativo para la Comisión iniciar sus trabajos con una tentativa para
procurar la conciliación de las diferencias sometidas a su examen, tendiente a
obtener un arreglo entre las Partes.

(2) Será facultativo, asimismo, para dicha Comisión intentar la conciliación de las
Partes en cualquier momento que a juicio de la Comisión sea propicio durante el
proceso de investigación y dentro del plazo fijado para la misma en el Artículo 5
del Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923.

343
(3) Finalmente, será obligatorio para la Comisión desarrollar su función
conciliatoria dentro del plazo de seis meses a que se refiere el artículo 7 del
Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923.

Las Partes en controversia podrán, sin embargo, prorrogar este plazo si así lo
acuerdan y lo comunican oportunamente a la Comisión.

ARTICULO 5

La presente Convención no constituye obstáculo a que cualquiera o cualesquiera


de las Altas Partes Contratantes, conjunta o separadamente, por iniciativa propia
o a requerimiento de una o más de las Partes en controversia, puedan ofrecer
sus buenos oficios o su mediación; pero las Altas Partes Contratantes convienen
en no hacer uso de esos medios de arreglo pacífico desde el momento en que
se constituya la Comisión mencionada en el artículo 2 hasta la firma del acta final
a que se refiere el artículo 11 de esta Convención.

ARTICULO 6

La misión de la Comisión, como órgano de conciliación, en todos los casos


especificados en el artículo 2 de esta Convención, es la de procurar la
conciliación de las diferencias sometidas a su examen, esforzándose en obtener
un arreglo entre las Partes.

Cuando la Comisión se encuentre en el caso previsto en el inciso 3 del artículo


4 de esta Convención, hará un examen concienzudo e imparcial de las
cuestiones que sean materia de la diferencia, consignará en un informe los
resultados de sus labores y propondrá a las Partes las bases de arreglo para la
solución equitativa de la controversia.

ARTICULO 7

Salvo acuerdo en contrario de las Partes, las decisiones y recomendaciones de


cualquiera de las Comisiones de Conciliación deberán adoptarse por mayoría de
votos.

344
ARTICULO 8

La Comisión mencionada en el artículo 2 de esta Convención establecerá por sí


misma las reglas de su procedimiento. A falta de acuerdo en contrario, regirá el
procedimiento indicado en el artículo 4 del Tratado de Santiago de Chile de 3 de
mayo de 1923.

Cada Parte sufragará sus propios gastos y una parte igual de los gastos de
la Comisión.

ARTICULO 9

El informe y las recomendaciones de la Comisión, en cuanto actúe como órgano


de conciliación, no tendrán carácter de sentencia ni de laudo arbitral y no serán
obligatorios para las Partes ni en lo concerniente a la exposición o interpretación
de los hechos ni en lo relativo a las cuestiones de derecho.

ARTICULO 10

En el más breve plazo posible después de la terminación de sus labores, la


Comisión trasmitirá a las Partes copia auténtica del informe y de las bases de
arreglo que proponga.

La Comisión al trasmitir a las Partes el informe y las recomendaciones les fijará


un término, que no excederá de seis meses, dentro del cual deberán
pronunciarse sobre las bases de arreglo antes mencionadas.

ARTICULO 11

Expirado el plazo fijado por la Comisión para que las Partes se pronuncien, la
Comisión hará constar en un acta final la decisión de las Partes y, si se ha
efectuado la conciliación, los términos del arreglo.

345
ARTICULO 12

Las obligaciones estipuladas en la segunda parte del párrafo primero del artículo
1 del Tratado de Santiago de Chile de 3 de mayo de 1923, se extenderán hasta
el momento de la firma del acta final a que se refiere el artículo precedente.

ARTICULO 13

Una vez iniciado el procedimiento de conciliación sólo se interrumpirá por el


arreglo directo entre las Partes o por el acuerdo de aceptar en absoluto la
decisión ex aequo et bono de un Jefe de Estado americano o de someter
la diferencia al arbitraje o a la justicia internacional.

ARTICULO 14

En los casos en que por cualquier causa no pudiere aplicarse el Tratado de


Santiago de Chile de 3 de Mayo de 1923, se organizará la Comisión a que se
refiere el artículo 2 de la presente Convención a fin de que ejerza las funciones
conciliatorias estipuladas en ella, procediéndose para la organización de la
Comisión en forma igual a la prescrita en el artículo 4 de aquel Tratado.

En tales casos, la Comisión así constituida se regirá para su funcionamiento por


las estipulaciones de la presente Convención relativas a la conciliación.

ARTICULO 15

Se aplicará también lo estipulado en el artículo anterior respecto de las


Comisiones Permanentes creadas por el referido Tratado de Santiago de Chile,
a fin de que dichas Comisiones desempeñen las funciones conciliatorias
estipuladas en el artículo 3 de la presente Convención.

ARTICULO 16

La presente Convención será ratificada por las Altas Partes Contratantes de


acuerdo con sus procedimientos

346
constitucionales, debiendo ratificar previamente el Tratado de Santiago de Chile
de 3 de mayo de 1923 las que no lo hubiesen hecho.

La Convención original y los instrumentos de ratificación serán depositados en


el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile, que comunicará
las ratificaciones por la vía diplomática a los demás Gobiernos signatarios,
entrando la Convención en vigor entre las Altas Partes Contratantes en el orden
en que vayan depositando sus ratificaciones.

Esta Convención regirá indefinidamente; pero podrá ser denunciada mediante


aviso dado con un año de anticipación, transcurrido el cual cesará en sus efectos
para el denunciante, quedando subsistente para los demás signatarios. La
denuncia será dirigida al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de
Chile, que la trasmitirá a los demás Gobiernos signatarios a los efectos
consiguientes.

Los Estados americanos que no hayan suscrito esta Convención podrán


adherirse a ella, enviando el instrumento oficial en que se consigne esta
adhesión al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Chile que lo
notificará a las otras Altas Partes Contratantes en la forma antes expresada.

EN TESTIMONIO DE LO CUAL, los Plenipotenciarios arriba nombrados firman


la presente Convención, en español, inglés, portugués y francés, y estampan sus
respectivos sellos.

Hecho en la ciudad de Washington, a los cinco días del mes de enero de mil
novecientos veintinueve.

Siguen las firmas de los Plenipotenciarios

RESERVA HECHA AL FIRMARSE LA CONVENCION

Chile: Chile exceptúa en esta Convención las cuestiones que tengan origen en
situaciones o hechos anteriores a ella.

347
ANEXO 3
TRANSCRIPCIÓN DEL ARTÍCULO 15º DEL PACTO DE LA SOCIEDAD DE
NACIONES364
Artículo 15

1) Si entre los miembros de la sociedad surgiera una divergencia susceptible


de provocar una ruptura y si esta divergencia no fuera sometida al
procedimiento de arbitraje o a un arreglo judicial previsto en el artículo 13,
los miembros de la sociedad convienen en someterla al consejo. A tal efecto,
basta que uno de ellos informe de esa divergencia al secretario general,
quien tomará todas las disposiciones tendientes a una encuesta y a un
examen completos.
2) A la brevedad posible las partes deben comunicarle la exposición de su
causa con todos los hechos pertinentes y los documentos justificativos. El
consejo puede ordenar su publicación inmediata.
3) El consejo se esfuerza en asegurar el arreglo de la divergencia. Si tiene éxito,
publica, dentro de la medida que juzgara útil, una exposición relatando los
hechos, las explicaciones que comportan y los términos de ese arreglo.
4) Si la divergencia no ha podido arreglarse, el consejo redacta y publica un
informe, votado sea por unanimidad o por mayoría de votos, para hacer
conocer las circunstancias de la divergencia y las soluciones que
recomienda como las más equitativas y mejor apropiadas para el caso.
5) Todo miembro de la sociedad representado en el consejo puede igualmente,
publicar una exposición de los hechos de la divergencia y sus propias
conclusiones.
6) Si el informe del consejo es aceptado por unanimidad, no contando para el
cálculo de esa unanimidad el voto de los representantes de las partes, los
miembros de la sociedad se comprometen a no recurrir a la guerra contra
ninguna parte que se conforme a las conclusiones del informe.

364 Tomado de: http://ocw.uc3m.es/periodismo/periodismo-internacional-ii/lecturas/leccion-


7/Pacto_de_la_Sociedad_de_Naciones.pdf

348
7) En el caso en que el consejo no consiguiera hacer aceptar su informe por
todos los miembros, fuera de los representantes de toda parte en la
divergencia, los miembros de la sociedad se reservan el derecho de
proceder como lo juzgaran necesario para el mantenimiento del derecho y
de la justicia.
8) Si una de las partes pretende y si el consejo reconoce que la divergencia se
refiere a una cuestión que el derecho internacional deja a la competencia
exclusiva de esta parte, el consejo lo constatará en un informe, pero sin
recomendar solución alguna.
9) El consejo puede, en todos los casos previstos en el presente artículo,
someter la divergencia a la asamblea. A ésta deberá igualmente someterse
la divergencia a requerimiento de una de las partes; este requerimiento debe
ser presentado dentro de los 14 días a partir del momento en que la
divergencia fuera sometida al consejo.
10) En todo asunto sometido a la asamblea, las disposiciones del presente
artículo y del artículo 12 relativas a la acción y a las facultades del consejo,
se aplican igualmente a la acción y a las facultades de la asamblea. Queda
entendido que un informe expedido por la asamblea con aprobación de los
representantes de los miembros de la sociedad representados en el consejo
y de una mayoría de los otros miembros de la sociedad, con exclusión, en
cada caso, de los representantes de las partes, tiene el mismo efecto que un
informe del consejo por unanimidad de sus miembros, fuera de los
representantes de las partes.

349
ANEXO 4
Texto del Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de
Colombia y la República del Perú365

La República de Perú y la República de Colombia en ejecución del acuerdo que


adoptaron en Ginebra el veinticinco de mayo de mil novecientos treinta y tres:

CONSIDERANDO

Que ambas Repúblicas, en armonía con la conciencia moral de la humanidad,


afirman como deber fundamental de los Estados proscribir la guerra, solucionar
política o jurídicamente sus diferencias, y prevenir la posibilidad de conflictos
entre ellos;

Que ese deber es más grato para los Estados que forman la comunidad
americana y entre los cuales existen vínculos históricos, sociales y afectivos que
no pueden debilitarse por divergencias o sucesos que deben ser siempre
considerados con espíritu de recíproca comprensión y buena voluntad;

Que tal deber de paz y cordialidad se cumple mejor aplicando las instituciones
creadas por el derecho internacional contemporáneo para el ordenamiento
jurídico de las diferencias entre los Estados y para garantizar y desarrollar los
derechos humanos;

Que la actitud que ahora adoptan debe servir de fraternal estímulo para la
solución de otros conflictos internacionales americanos:

Han nombrado sus respectivos Delegados Plenipotenciarios a saber:

Su Excelencia el Señor Presidente de la República del Perú a los Excelentísimos


Señores Víctor Maurtua, Víctor Andrés Belaúnde y Alberto Ulloa, y su Excelencia
el señor Presidente de la República de Colombia a los Excelentísimos señores
Roberto Urdaneta Arbeláez, Guillermo Valencia y Luis Cano. Los cuales
reunidos en la ciudad de Río de Janeiro, capital de la República del Brasil, bajo
la presidencia del excelentísimo señor Afranio de Mello Franco, y, después de

365 Texto tomado de: Herrera Cunti, Arístides. Divagaciones en la Web. Lima: ACH ediciones,
2006. pp. 111-115.

350
cambiar sus plenos poderes, que encontraron en buena y debida forma, han
convenido en suscribir en nombre de sus respectivos Gobiernos, un Protocolo
de amistad y cooperación y un Acta Adicional como siguen:

ARTÍCULO I

El Perú deplora sinceramente, como ya lo ha hecho en declaraciones anteriores,


los acontecimientos ocurridos a partir del primero de septiembre de mil
novecientos treinta y dos, que perturbaron sus relaciones con Colombia.
Habiendo resuelto las dos Repúblicas restablecer sus relaciones, el Perú
manifiesta el deseo de que se restauren con la intima amistad del pasado y la
profunda cordialidad de dos pueblos hermanos. Colombia comparte esos
sentimientos y declara que tiene idénticos propósitos. En consecuencia, el Perú
y Colombia convienen en acreditar simultáneamente las Legaciones respectivas
en Bogotá y en Lima.

ARTICULO II

El Tratado de Límites de 24 de marzo de 1922, ratificado el 23 de enero de 1928,


constituye uno de los vínculos jurídicos que unen a Colombia y al Perú, y no
podrá ser modificado o afectado sino por mutuo consentimiento de las partes o
por decisión de la Justicia Internacional, en los términos que más adelante
establece el artículo séptimo.

ARTÍCULO III

Las negociaciones entre los dos países continuarán, por la vía diplomática
normal, para dar a todos los problemas pendientes una solución justa, duradera
y satisfactoria; y se observarán, en el desarrollo de tales negociaciones, los
principios establecidos en el presente Protocolo.

ARTÍCULO IV

351
En vista de las necesidades comunes a los dos Estados en las cuencas del
Amazonas y del Putumayo, el Perú y Colombia adoptan acuerdos especiales
sobre aduanas, comercio, libre navegación de los ríos, protección a los
pobladores, transito y policía de fronteras; y adoptarán los demás acuerdos que
fueren necesarios para obviar cualesquiera dificultades que se presenten o
puedan presentarse en la región de frontera entre los dos países.

ARTÍCULO V

Los dos Estados estudiarán un acuerdo de desmilitarización de la frontera, según


las necesidades normales de su seguridad. Los dos Gobiernos nombrarán para
este efecto una comisión técnica, compuesta de dos miembros por cada una de
las Altas Partes Contratantes, presidida alternativamente de mes a mes por el
oficial de más alta graduación de una y de otra. El primer presidente será
escogido por la suerte. La sede de la comisión será fijada, de común acuerdo
por los Gobiernos.

ARTÍCULO VI

Para velar por los acuerdos de que trata el artículo cuarto y estimular su
ejecución, queda creada una comisión de tres miembros nombrados por los
Gobiernos del Perú, de Colombia y del Brasil, cuyo presidente será el nombrado
por este último. La sede de la comisión estará en el territorio de una u otra de las
Altas Partes Contratantes, dentro de los límites de la región a que se aplican los
precitados acuerdos. La comisión tendrá la facultad de trasladarse de un punto
a otro, dentro de aquellos límites, a fin de colaborar más eficazmente con las
autoridades locales de ambos Estados para el mantenimiento de un régimen de
paz permanente y de buena vecindad en la frontera común.

El período de duración de esta comisión será de cuatro años, prorrogable a juicio


de los dos Gobiernos.

Parágrafo primero. La referida Comisión Mixta no tiene poder de policía, función


administrativa, ni competencia judicial en los territorios sujetos a la jurisdicción

352
de las Altas Partes Contratantes cuya autoridad se ejercerá allí en toda su
plenitud.

Parágrafo segundo. Sin embargo, si en la ejecución de los acuerdos antes


mencionados, que son parte integrante del presente Protocolo, surgieren
conflictos por efecto de actos o decisiones que importen una violación de alguno
de dichos acuerdos, o se refieran a la interpretación de éstos, o a la naturaleza
o extensión de la reparación debida por la ruptura de uno de ellos - y tales
conflictos fueren llevados, por los interesados, a conocimiento de la comisión-
ésta los transmitirá, con su informe, a los dos Gobiernos a fin de que ellos tomen,
de mutuo acuerdo, las providencias adecuadas.

Parágrafo tercero. A falta de este entendimiento, y transcurrido el plazo de


noventa días, contados desde la fecha de la comunicación a los dos Gobiernos,
el conflicto será resuelto por la comisión. Cualquiera de los dos Gobiernos podrá
apelar, en el plazo de treinta días, de esta decisión, ante la Corte Permanente
de Justicia Internacional de la Haya.

Parágrafo cuarto. Los dos Gobiernos solicitarán del Gobierno del Brasil que
coopere para la composición de la Comisión.

ARTÍCULO VII

Colombia y el Perú se obligan solemnemente a no hacerse la guerra ni emplear,


directa o indirectamente, la fuerza, como medio de solución de sus problemas
actuales o de cualesquiera otros que puedan surgir en lo futuro. Si en cualquiera
eventualidad no llegaren a resolverlos por negociaciones diplomáticas directas,
cualquiera de las Altas Partes Contratantes podrá recurrir al procedimiento
establecido por el artículo treinta y seis del Estatuto de la Corte Permanente de
Justicia Internacional, sin que la jurisdicción de ésta pueda ser excluida o limitada
por las reservas que cualquiera de ellas hubiere hecho en el acto de suscribir la
disposición facultativa.

Parágrafo único. En este caso, pronunciada la sentencia, las Altas Partes


Contratantes se comprometen a acordar entre sí los medios de su realización.
Si no llegaren a un acuerdo, quedan atribuidas a la misma Corte, además de su
competencia ordinaria, las facultades necesarias a fin de que haga efectiva la

353
sentencia en que haya declarado el derecho de una de las Altas Partes
Contratantes.

ARTÍCULO VIII

El presente Protocolo y los acuerdos a que se refiere el artículo cuarto serán


sometidos, en el plazo más breve, a la ratificación del Poder Legislativo de las
Altas Partes contratantes, sin perjuicio de la inmediata aplicación de todas las
medidas que, conforme al derecho constitucional de cada una de ellas, no
dependen de la aprobación previa del mencionado Poder.

ARTÍCULO IX

El canje de los instrumentos de ratificación del presente Protocolo y del Acta


Adicional que lo acompaña, se efectuará, en el plazo más breve, antes del treinta
y uno de diciembre del año en curso.

En fe de lo cual los Plenipotenciarios arriba nombrados firmaron el presente


Protocolo y pusieron sus sellos, en doble ejemplar, en la Ciudad de Río de
Janeiro el día veinticuatro de mayo de mil novecientos treinta y cuatro.

L.S. (f) V.A. BELAUNDE

L.S. (f) Luis CANO

L.S. (f) Alberto ULLOA

L.S. (f.) R. URDANETA ARBELAEZ

L.S. (f.) VÍCTOR M. MAURTUA

(f) Guillermo VALENCIA

354
ANEXO 5: BIOGRAFIAS DE ALGUNOS PERSONAJES
MENCIONADOS EN LA TESIS

PERÚ

Arana del Águila, Julio César.

Empresario cauchero y político peruano, nacido en la ciudad de Rioja, San


Martín en 1864. Fundo su propia empresa, la Casa Arana y se dedicó a la
explotación del caucho. En 1907, constituyó la Peruvian Amazon Rubber
Company, con participación de capitales británicos y con sede en Londres. Con
sus negocios caucheros, logró una gran fortuna, controlando una gran extensión
de territorio ubicado en el río Putumayo, sobre la región fronteriza entre Perú y
Colombia. Al desatarse los denominados escándalos del Putumayo, fue
sindicado como el responsable de la explotación y la muerte de miles de
indígenas amazónicos, sometidos a un régimen esclavizante. Ante ello, en 1910,
el gobierno británico nombró a Roger Casement para que efectuase una
investigación, la que determino fuese enjuiciado, pero el inicio de la Primera
Guerra Mundial hizo que el proceso se frustrase. Durante el Oncenio de Leguia,
fue senador por Loreto, siendo uno de los más acendrados oponentes del
Tratado Salomón-Lozano que definía la frontera con Colombia. Falleció en Lima
en 1952.366

Benavides Larrea, Oscar Raymundo.

Nacido en Lima en 1976, ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos, egresando


como subteniente de artillería en 1894. En 1905 fue enviado a Francia para
seguir estudios de especialización, retornando al Perú en 1910. En julio de 1911,
participó en la campaña contra Colombia, tomando parte en el combate de la
Pedrera, recuperando dicho destacamento de manos colombianas.

Durante el Gobierno del presidente Guillermo Billinghurst, fue nombrado jefe de


Estado Mayor del Ejército en 1913, pero poco después fue destituido por negarse
a participar en la disolución del Congreso, ordenada por el propio presidente. El

366 DONADIO, Op.cit.

355
4 de febrero de 1914 lideró el golpe de Estado contra Billinghurst, encabezando
una junta militar, siendo nombrado después presidente provisorio hasta 1915.
Su sucesor, José Pardo y Barreda, luego de asumir el poder, lo destacó a Europa
en misión diplomática, puesto que lo consideraba peligroso para la estabilidad
del nuevo gobierno. Por ese motivo, se le destacó a Francia como observador
de la Primera Guerra Mundial. Luego fue nombrado ministro plenipotenciario en
España, renunciando al cargo tres años después, siendo nombrado como
embajador en ese país y después en Italia. A su retorno al Perú pidió su pase al
retiro.

Durante el Conflicto con Colombia, en marzo de 1933 retornó al Perú, siendo


nombrado jefe del Consejo de Defensa Nacional y en abril, tras el asesinato de
del presidente Luis M. Sánchez Cerro, fue nombrado presidente provisorio por
el Congreso de la República para gobernar hasta 1936. Convocó elecciones
generales en 1936, pero ante la aparente victoria del APRA decidió anular los
comicios y el Congreso lo ratificó en la presidencia hasta diciembre de 1939,
cuando le entregó el mando a Manuel Prado Ugarteche, elegido por votación
popular.

En 1940, a Benavides se le otorgó el grado de mariscal del Perú. Posteriormente,


retornó a la diplomacia, siendo nombrado embajador en España y en Argentina.
Desde Buenos Aires desempeñó un papel importante en las negociaciones que
culminaron en el Protocolo de Río de Janeiro y que zanjaron el litigio fronterizo
con el Ecuador. En 1944, retornó al Perú interviniendo en política al impulsar el
Frente Democrático Nacional, que unía al APRA y otros partidos. Falleció en
Lima en el año 1945.367

Elías Murguía, Julio J.

Nació en Ica, el 22 de abril de 1901. Ingresó a la Escuela Naval en 1918,


graduándose como alférez de fragata en 1924. En sus primeros años como

367 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografía de Óscar Benavides. En Biografías
y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/benavides_oscar.htm el 20 de abril de 2020.

356
oficial navegó en los vapores de la CPVD Mantaro y Perené, y en 1929 fue
enviado a Loreto, asumiendo el mando de la lancha cañonera Cahuapanas. De
retorno a Lima, en mayo de 1932 se encontraba como dotación del crucero
Almirante Grau cuando se produjo la rebelión de la marinería por instigación
aprista. Durante el conflicto con Colombia (1932-1933) fue jefe militar de Leticia,
y jefe de artillería de Todos los Santos y de Puerto Arturo. Entre 1934 y 1936
estuvo en el Servicio Geográfico del Ejército, pasando después al Servicio de
Hidrografia y Faros. En 1941 fue capitán de puerto de Salaverry, sirviendo luego
como segundo comandante del petrolero Pariñas y subdirector de las Escuelas
Técnicas de la Armada. Pasó al retiro en 1959 como capitán de navío,
dedicándose a la investigación histórica. Fue fundador y director del Museo
Naval del Perú que hoy lleva su nombre; presidente de la Sociedad Fundadores
de la Independencia y miembro de la Sociedad Geográfica de Lima. En su haber,
hay varias publicaciones históricas, participando en la Comisión Bibliográfica del
Sesquicentenario de la Independencia, en la cual estuvo a cargo de los tomos
dedicados a la Armada. Falleció en Lima, el 23 de octubre de 1972.368

Haya de la Torre, Víctor Raúl.

Político peruano. Nacido en Trujillo en 1895, sus estudios superiores los realizó
en la Universidad Nacional de Trujillo y a partir de 1922 se traslada a la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos en donde estudió Derecho y
Educación.

Como líder universitario asumió la presidencia de la Federación de Estudiantes


del Perú en 1919, apoyando el movimiento obrero que exigía la jornada de ocho
horas laborables. Opuesto a la actitud dictatorial del presidente Leguía, en
octubre de 1923 fue apresado y conducido a la isla San Lorenzo, en donde se
declaró en huelga de hambre, siendo desterrado a Panamá. De allí, viajó a Cuba
y luego a México, en donde fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana
(APRA), en 1924, denominada posteriormente el Partido Aprista Peruano, en

368 CASTAÑEDA, Alicia y ORTIZ, Jorge. Diccionario biográfico marítimo peruano. Lima:
Asociación de Historia Marítima y Naval, 2007. pp. 93-94.

357
1930. Regresó al Perú tras el derrocamiento de Leguía, participando en las
elecciones de 1931, de la que ocupó el segundo lugar. De inmediato, su partido,
el APRA, inició una serie de acciones subversivas en contra del gobierno de
Sánchez Cerro, propiciando dos rebeliones militares en 1932, que
desestabilizaron al gobierno, llevando la situación interna del país al borde de la
guerra civil. Proscrito su partido, en 1936 tuvo que exiliarse de nuevo al ser
anuladas las elecciones en las participó nuevamente su partido. Vuelto al Perú
en 1943, dos años después, su partido apoyó la candidatura de José Luis
Bustamante y Rivero, quien resultó ganador de las elecciones generales llevadas
a cabo en ese año. Sin embargo, ante la negativa del nuevo presidente de
adoptar medidas políticas que el partido de Haya de la Torre le quería imponer,
el APRA nuevamente optó por intentar subvertir el orden constitucional, y en
octubre de 1948, luego de intentar una rebelión en las filas de la Armada, un
golpe de Estado llevado a cabo por el general Manuel A. Odría en ese mismo
mes, lo obligó a refugiarse en la embajada de Colombia en Lima, quedándose
allí hasta 1954, cuando se le permitió exiliarse en México. Tres años después,
en 1957 retornó al Perú, y en 1962, participó como candidato de su partido en
unas elecciones que fueron desconocidas por los militares, quienes dieron un
golpe de Estado, convocando a nuevas elecciones para el siguiente año, de las
que Fernando Belaúnde resultó ganador. Con el golpe de Estado militar de 1968,
el APRA y otros partidos quedaron proscritos.

En 1978, la Junta Militar convocó a elecciones para una Asamblea Constituyente


para redactar una nueva Constitución, de la que el partido aprista logró mayoría,
por lo que Haya de la Torre fue elegido presidente de dicha asamblea. El 12 de
julio de 1979 Víctor Raúl Haya de la Torre firmó la Constitución de 1979, y el 2
de agosto del mismo año, falleció en Lima, a consecuencia de una penosa
enfermedad.369

369 Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Víctor Raúl Haya de la Torre.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado
de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/haya.htm el 10 de abril de 2020.

358
Leguía Salcedo, Augusto Bernardino.

Nació en Lambayeque en 1863. Cursó estudios primarios en Lambayeque,


trasladándose luego a Valparaíso, Chile para estudiar comercio. A su regreso a
Perú, laboró en la casa Prevost y Compañía. Al estallar la guerra con Chile, en
1879, se incorporó en el Ejército, y combatió en las batallas de San Juan y en la
de Miraflores.

Al concluir la guerra, volvió a su trabajo en la casa Prevost y en la New York


Insurance; en representación de esta compañía viajó a Ecuador y Estados
Unidos. Finalmente formó su propia empresa, que le permitió, hacerse una
posición holgada en lo económico y encumbrada en el ámbito social. Leguía
ingresó a la política como miembro del Partido Civil, que en ese momento
lideraba Manuel Candamo, quien luego fue presidente. Durante el gobierno de
éste y en el de José Pardo, Leguía fue ministro de Hacienda. En 1907 lanzó su
candidatura presidencial, contando con el apoyo de su partido. Elegido en 1908,
su gobierno estuvo marcado por cierta inestabilidad política. En el terreno de la
política exterior, Leguía buscó resolver los conflictos con Ecuador, Brasil y
Bolivia. En el aspecto interno, dio importancia al desarrollo de la agricultura y la
minería. En 1912 entregó el gobierno a Guillermo Billinghurst y al año siguiente
fue desterrado a Panamá.

En 1919, cuando el presidente José Pardo concluía su mandato presidencial,


Augusto B. Leguía reapareció en la escena política peruana, lanzando
nuevamente su candidatura, ganando las elecciones apoyado por el Partido
Constitucional y de algunos sectores del civilismo. Sin embargo, Leguía no
esperó la transferencia del poder, dando un golpe de Estado en julio de 1919,
con el apoyo de los militares.

Comenzó así el largo periodo conocido como el Oncenio, durante el cual se


produjo una transformación política del Perú. Tuvo gran preocupación por
solucionar los problemas limítrofes, lográndose firmar los tratados definitivos con
Colombia y Chile. Afectada la economía nacional luego del crack de 1929, el
régimen de Leguía se tambaleó, tras más de diez años de férreo gobierno,
durante los cuales había prohibido la actividad de los partidos políticos. Durante
este periodo, se celebró el centenario de la Independencia y de las batallas de
Junín y Ayacucho; se efectuaron grandes obras de carácter vial, sanitario, de
359
viviendas y de monumentos conmemorativos. La educación fue asimismo una
de las áreas que recibieron un mayor impulso.

Sin embargo, su larga permanencia en el poder debilitó su autoridad, y luego de


haber sido reelegido para un cuarto periodo, fue depuesto en agosto de 1930
por un movimiento que había estallado en Arequipa liderado por el comandante
Luis M. Sánchez Cerro.

Luego de ello, Leguía intentó exiliarse en el extranjero con el apoyo de la


Armada, pero la nave en la que había partido, el crucero Almirante Grau fue
obligado a retornar al Callao. Tomado prisionero, enfermó de gravedad y murió
en el hospital naval de Bellavista el 6 de febrero de 1932.370

Narváez Larriva, Germán.

Nacido en el Callao el 14 de enero de 1888, ingresó a la Escuela Naval en 1905


y se graduó como guardiamarina en febrero de 1910. Su primer destino fue el
transporte Iquitos, siendo destacado en 1915 a Loreto, en donde fue comandante
de la cañonera América, cargo que ejerció nuevamente en 1926. En 1932, al
producirse el conflicto con Colombia, ejerció el cargo de comandante de la Flotilla
Fluvial. Luego, sirvió en otras dependencias de la Armada y también estuvo a
órdenes del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Gobierno. Se desempeñó
también como Prefecto de los Departamentos de Amazonas y de Ica. En 1948,
siendo capitán de navío, se retiró del servicio activo. Falleció en Lima en el año
1982.371

Pizarro Rojas, Tomás M.

Nacido en Chachapoyas en 1884, ingresó a la Escuela Militar Preparatoria y


Naval en 1899 y se graduó como guardiamarina en la Escuela Naval en marzo

370 En: RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografia de Augusto Bernardino Leguía.
En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/leguia.htm el 23 de abril de 2020.

371 Castañeda, Op.cit., p. 183.

360
de 1904. Realizó prácticas profesionales en la Armada española. Retornó al Perú
en 1907 y dos años después fue enviado a Loreto, tomando parte en el conflicto
con Colombia (1911) al mando de la lancha cañonera Iquitos. Posteriormente
viajó a Francia para tripular el crucero acorazado Comandante Aguirre, pero
debido a la anulación de la compra de ese buque, retornó al Perú en 1915. Fue
comandante del Coronel Bolognesi y del Almirante Grau, viajando en 1927 a
Estados Unidos como comandante de la División de Submarinos para recibir el
R-3 y el R-4. En 1933 fue enviado a Europa como jefe de la comisión que trajo a
los destructores adquiridos en Estonia con ocasión del conflicto con Colombia,
desempeñándose también como comandante de la División de Destructores. En
1934 fue jefe del Estado Mayor General de Marina, ascendiendo a contralmirante
en 1941. Pasó al retiro en 1948 por limite de edad. Falleció en Lima en el año
1971.372

Rotalde González del Valle, Carlos.

Nacido en Lima el 22 de enero de 1886, ingresó a la Escuela Naval en 1900 y


se graduó como guardiamarina en febrero de 1905. Estuvo embarcado en la
escuadra norteamericana y en 1909 fue destacado a la Escuela Naval,
ejerciendo posteriormente el cargo de Capitán de Puerto en Iquitos en 1917.
Luego, fue jefe de la Flotilla Fluvial de Loreto, adjunto a la Misión Naval
Americana en 1920, Jefe del Estado Mayor de la Escuadra en 1926, y
Comandante de la Base Naval de San Lorenzo en 1928. En 1930, se le nombró
ministro de Marina y Aviación. Al año siguiente, fue nombrado Director de la
Escuela Naval, y en 1932 ejerció el cargo de Jefe del Estado Mayor General de
la Marina. En el año 1933, fue designado nuevamente como ministro de Marina
y Aviación. En 1937 fue comandante general de la Escuadra y en 1940 volvió a
desempeñarse como Jefe del Estado Mayor General de Marina. En 1941 fue
nombrado comisionado naval en Estados Unidos, pasando en 1943 al Consejo
Superior de Marina. En 1948, luego de la rebelión del 3 de octubre, Presidió el
Consejo de Guerra que juzgó al personal insurrecto. En 1949 fue ascendido a

372 Ídem, pp. 204-205

361
vicealmirante, siendo designado como inspector general de Marina y al año
siguiente como Jefe del Estado Mayor General de Marina. En 1953, pasó a la
situación de retiro. Falleció en el Callao el 10 de julio de 1974.

Salomón Osorio, Alberto.

Diplomático peruano, nacido en el Callao en 1877. Estudió la carrera de Derecho


en la Universidad de San Marcos, y también se dedicó a la poesía. En 1902 se
doctoró en Derecho y en Ciencias Políticas. En 1905, fue designado profesor de
derecho constitucional en San Marcos, cátedra que ejerció hasta el 11, en que
fue electo diputado por el Departamento de Andahuailas. En 1917 volvió a ser
elegido por dicho departamento y ocupó la vicepresidencia de la Asamblea
Nacional Constituyente. Poco después fue nombrado por el presidente Augusto
B. Leguía para el desempeño del Ministerio de Justicia. En 1922, fue designado
como Canciller y como tal, en 1922, representó al Perú en las negociaciones con
Colombia para la subscripción del Tratado que lleva su nombre con el
representante colombiano Fabio Lozano Torrijos. En 1925 dejó la Cancillería y
fue electo senador por Junín y luego asesor de la Embajada del Perú en los
Estados Unidos. En 1926 volvió a ejercer el cargo de ministro de Justicia, y a la
caída del régimen de Leguia en 1931, se retiró de la vida política. Murió en Lima
el 7 de abril de 1959 de 82 años.373

Sarmiento Ramírez, Fernando.

Militar y político peruano, nacido en Lima en 1874. Ingresó a la Escuela de


Clases del Ejército y luego a la Escuela Militar de Chorrillos. El 22 de agosto de
1930, cuando desde Arequipa el teniente coronel Luis M. Sánchez Cerro emitió
un pronunciamiento en contra del presidente Leguía, este último conformó dos
días después un nuevo gabinete conformado por militares, en el que el general
Fernando Sarmiento era el presidente del Consejo de Ministros y ministro de

373 PEREZ Pimentel, Rodolfo. (2005). Biografía de Alberto Salomón Osorio. Diccionario
biográfico del Ecuador. Guayaquíl (Ecuador). Recuperado de http://raboninco.com/M38l el 20 de
abril de 2020.

362
Guerra. Sin embargo, este gabinete tuvo que renunciar al día siguiente, luego de
lo cual, el general Sarmiento se retiró de la actividad política. En febrero de 1933,
con ocasión del Conflicto con Colombia por Leticia, fue nombrado Comandante
en Jefe del Teatro de Operaciones Nor-Oriente, cargo que desempeñó hasta el
final del conflicto. Falleció en Lima, en 1939.374

Sánchez Cerro, Luis Miguel.

Militar y político peruano, nacido en Piura en 1889. En 1906 viajó a Lima para
ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos, egresando como subteniente de
infantería en 1910. En 1914, tomó parte en el movimiento que dio el golpe de
Estado que derrocó al presidente Guillermo Billinghurst. En 1922, efectuó un
pronunciamiento fallido en contra del régimen del presidente Leguía. Fue
confinado en la isla Taquile en el lago Titicaca y luego en la Isla San Lorenzo.
En 1924. Se le permitió volver al servicio activo, siendo asignado como ayudante
del ministro de guerra. Luego, en 1925, fue enviado a Europa a seguir estudios,
habiendo estado en Italia y en Francia. Retornó al Perú en 1929. En 1930, agosto
de 1930, cuando se hallaba a cargo de la guarnición de Arequipa, se sublevó
contra el gobierno de Leguía.

Como jefe de la junta de gobierno que constituyó, gobernó el país desde el 27


de agosto de 1930 al 1 de marzo de 1931, fecha en la que renunció para postular
a las elecciones generales que se iban a convocar. Ganador de las elecciones,
asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1931. Durante su gobierno, contó con
la oposición del partido aprista -derrotado en las elecciones- cuyas acciones
subversivas, organizando sublevaciones militares, llevaron al país al borde de la
guerra civil. Para complicar la situación, tuvo que afrontar el conflicto surgido
con Colombia, ocasionado por la captura del puerto colombiano de Leticia por
parte de un grupo de pobladores loretanos. Militantes apristas intentaron atentar

374 SIN AUTOR. Peruvian politician and military personnel (1874-1939). Biography of Fernando
Sarmiento Ramírez. [en línea]. 2013, vol. 99, n. 3, pp. 262-274. Disponible en
https://peoplepill.com/people/fernando-sarmiento-ramirez/

363
en dos oportunidades contra su vida, hasta que el día 30 de abril de 1930, fue
asesinado en un atentado en el hipódromo de Santa Beatriz, llevado a cano por
el joven Abelardo Mendoza Leyva, quien estaba inscrito en el Partido Aprista
desde 1931.375

Sotil Cornejo, Manuel.

Ingresó como alumno a la Escuela Naval y Preparatoria en marzo de 1896,


egresando como guardiamarina el 27 de febrero de 1903. Durante su servicio,
sirvió a bordo de los transportes Chalaco y Constitución, en el crucero Almirante
Grau, en el crucero Lima y en el cazatorpedero Teniente Rodríguez, en el que
llegó a ser su comandante. En dependencias de tierra, se desempeñó como
capitán de puerto de Pacasmayo, Sub-Director de Material, Director de Material,
Jefe de Estado Mayor de la División Naval, Inspector de Faros, capitán de puerto
de Ilo y Salaverry, entre otros.

El 18 de junio de 1932, siendo capitán de navío, fue nombrado jefe del Estado
mayor General de la Marina, máximo cargo en la Armada por aquel entonces, el
mismo en el que estuvo hasta el 17 de febrero de 1933, fecha en la que fue
relevado en el cargo por el capitán de navío Carlos Rotalde de Romaña.376

Tirado Gómez, José M.

Nacido en Lima el 13 de enero de 1884, ingresó como alumno a bordo del Pontón
Perú en noviembre de 1889, pasando a servir como guardiamarina en el crucero
Lima en abril de 1895. A lo largo de su carrera como oficial naval, sirvió a bordo
de los transportes Chalaco y Constitución, del crucero Lima, del cual fue 2°
comandante; se desempeñó asimismo como Capitán de Puerto en Cerro Azul,
Samanco y el Callao; subdirector de la Escuela Naval, y director de la misma en
1930. Con el grado de capitán de navío, pasó a la disponibilidad a su solicitud
en julio de 1931, pasando al retiro el 13 de enero de 1932. Sin embargo, fue

375 BASADRE, Op.cit., T. XIV, pp. 8-15.

376 CASTAÑEDA, Op.cit., p. 244-245.

364
reinscrito en el escalafón de Actividad el 20 de junio de 1932, fecha en la que
también asumió el cargo de Representante al Congreso Constituyente. Pasó
definitivamente al retiro el 13 de enero de 1934. Falleció en Lima el 27 de
setiembre de 1958. En: Castañeda, Alicia y Ortiz, Jorge. Diccionario biográfico
marítimo peruano. Asociación de Historia Marítima y Naval. Lima, 2007. p.377

Tudela de Lavalle, Hernando.

Nacido en La Paz, Bolivia el 18 de marzo de 1891, ingresó a la Escuela aval, de


donde egresó como guardiamarina en enero de 1912. Fue enviado a Francia
para integrar la dotación del crucero-acorazado Comandante Aguirre, retornando
en 1914 al Perú, al haberse anulado la compra de ese buque. Luego, sirvió a
bordo del crucero Coronel Bolognesi, del cazatorpedero Teniente Rodríguez y
del crucero Almirante Grau. Formó parte de las comisiones de límites con Brasil
en 1914 y con Chile en 1929. Fue comandante de la lancha cañonera
Cahuapanas en 1923, de la cañonera América en 1931 y de la cañonera Napo.
Durante el Conflicto con Colombia, se desempeñó como Jefe del Estado Mayor
de la Flotilla Fluvial de Loreto. En 1936, fue nombrado comandante del transporte
Rímac, y en 1941, fue comandante del destructor Almirante Villar, durante el
Conflicto con el Ecuador, tomando parte activa en el bloqueo contra Guayaquil y
Puerto Bolívar. Ascendió a capitán de navío en 1943 y luego se desempeñó
como Agregado Naval en Chile entre los años 1944 y 1946. Falleció en Lima el
11 de febrero de 1950.378

COLOMBIA

Alfonso López Pumarejo.

Político colombiano, nacido en Honda, Tolima en 1886. Estudió economía y


finanzas en Londres y Nueva York. A su regreso, asumió en 1904, la
administración de la Casa López. nició con otros jóvenes el movimiento

377 Ídem, p. 253.

378 Ibídem, p. 259.

365
republicano alrededor del periódico El Liberal, desde donde comenzó su carrera
política; colaboró también con El Republicano y el Diario Nacional. Miembro
destacado del partido, resultó elegido diputado a la Asamblea del Tolima en
1915; fundó en 1918 el Banco Mercantil Americano; fue representante de la
Cámara en 1925 y senador en 1930. En 1929 presidió la convención nacional de
su partido. Finalmente, tras triunfar en las elecciones de 1934, sucedió en la
presidencia a Enrique Olaya Herrera (1930-1934). El primer mandato de Alfonso
López Pumarejo (1934-1938), considerado por los analistas e historiadores
como el más progresista de Colombia durante el siglo XX, arrojó como balance
la transformación de la política agrícola e industrial del país, la reforma del
régimen laboral, tributario y judicial y la mejora de la educación universitaria. Fue
elegido por segunda vez para la presidencia en 1942. En julio de 1944 se produjo
un movimiento militar en Pasto que intentó un fallido golpe de Estado, reflejo del
descontento de las élites y la agudización de la crisis; finalmente renunció a la
presidencia, que fue asumida por Alberto Lleras Camargo. En 1948 fue
presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Murió en Londres
en 1959, donde se hallaba destinado como embajador.379

Lozano Torrijos, Fabio.

Diplomático colombiano. Fue designado ministro plenipontenciario para entablar


negociaciones diplomáticas con el Perú, y en marzo de 1922, fue quien, en
representación del Gobierno de Colombia, firmó el Tratado de Límites y Libre
Navegación Fluvial entre Colombia y el Perú”. En el año 1932, se desempeaba
como ministro plenipotenciario de Colombia ante la República del Perú.380

379 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografía de Alfonso López Pumarejo
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lopez_pumarejo.htm el 20 de abril de 2020.

380 Basadre, Jorge, Op.cit. Vol. XIII, p. 170.

366
Olaya Herrera, Enrique.

Político colombiano, nacido en Guateque, Boyacá en 1880. Realizó sus estudios


de derecho en la Universidad Republicana y se especializó en la Universidad
Libre de Bruselas. Enrique Olaya Herrera dio sus primeros pasos como
periodista a los doce años de edad, puesto que fundó y dirigió el periódico El
Patriota. También fundó el semanario El Estudiante, el periódico El Diario
Nacional, El Comercio y el Boletín del Ministerio de Relaciones Exteriores. Olaya
Herrera inició su actuación política en la Guerra de los Mil Días (1899-1902). En
1909 fundó con Carlos E. Restrepo el Partido Republicano. En 1910 participó
como miembro de la Asamblea Constituyente para la reforma de la Constitución
de 1886. Fue Ministro de Relaciones Exteriores (1910-1911, 1921-1922, 1935),
ocupó, además, el cargo de Ministro de Agricultura durante la administración del
presidente Jorge Holguín. En 1922 fue designado para ocupar la legación
diplomática en Washington. En 1930, como candidato del Partido Liberal, ganó
las elecciones presidenciales, asumiendo el cargo para el periodo 1930-1934.
Como presidente de la República inició la hegemonía liberal de las décadas del
treinta y cuarenta, y le tocó afrontar el conflicto que surgió con el Perú por el
Trapecio Amazónico, resuelto por la Sociedad de Naciones y por el Protocolo de
Río de Janeiro en 1934. Su mayor interés se centró en dar solución a los
problemas y reformas sociales, tales como la legislación obrera, la asistencia
pública y la protección al obrero y al campesino. Falleció en Roma en febrero de
1937, mientras se desempeñaba como jefe de la misión diplomática de Colombia
ante la Santa Sede.381

Uribe Gaviria, Carlos.

Militar y político colombiano, nacido en Rionegro, Antioquia en 1892. Hizo sus


estudios enla Escuela Militar de Chile, cuando su padre se desempeñaba como
agregado militar en dicha República. Luego de graduarse, prestó servicios en el

381 RUIZA, M., Fernández, T. y TAMARO, E. (2004). Biografia de Enrique Olaya Herrera
Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/olaya.htm el 20 de abril de 2020.

367
ejército chileno, retirándose con el grado de capitán. De regreso a Colombia,
militó en el partido liberal, y en el año 1932, el presidente Olaya lo nombró
ministro de guerra el 23 de mayo de 1932. A Uribe le cupo dirigir ese ministerio
durante el conflicto con el Perú, y su obra ha quedado registrada en los dos
tomos de su obra La verdad sobre la guerra, escrito en 1934. Permaneció en el
cargo hasta el 26 de noviemnre de 1933. Falecióen el año 1982.382

Vásquez Cobo, Alfredo.

Militar y político colombiano. Nació en la ciudad de Cali, el 9 de febrero de 1869.


Sus estudios colegiales los hizo en el antiguo seminario de Popayán. Viajó a
Paris para adelantar sus estudios de ingeniería en la escuela Saint Barbé. De
retorno a Colombia se desempeñó como ingeniero y debido a la denominada
Guerra de los Cien Días, ingresó al ejército, llegando hasta el grado de general.
En 1902, junto a otros líderes conservadores, tomó parte en las conversaciones
para solucionar el conflicto surgido por la guerra interna, llevadas a cabo del USS
Wisconsin. Durante el gobierno del presidente Marroquín, fue designado ministro
de guerra, y en el gobierno de Rafael Reyes, ocupó la cartera de Relaciones
Exteriores.

A partir de 1911, integró el Congreso Nacional como jefe del Partido


Conservador, siendo candidato a la presidencia de la República en varias
oportunidades, la última, en las elecciones de 1930, en la que ocupó el segundo
lugar, detrás del candidato liberal Enrique Olaya Herrera.

Cuando estalló el conflicto con el Perú en 1932, se desempeñaba como ministro


plenipotenciario de Colombia en Francia, y el presidente Olaya lo nombró Jefe
de la Expedición Punitiva colombiana destinada a recuperar Leticia,
encargándole además, la adquisición en Europa de material bélico. Dirigió las
primeras operaciones en el Amazonas, hasta el mes de marzo, cuando el
presidente Olaya dispuso su relevo por el general Efraín Rojas, asumiendo

382 VALENCIA, Op.cit. p. 240.

368
nuevamente la legación colombiana en Paris. Retirado de la vida pública, falleció
en Cali, en 1941.

369
370
APENDICE 1: CARACTERÍSTICAS DE LOS BUQUES DE LA ARMADA
PERUANA QUE PARTICIPARON EN EL CONFLICTO
CRUCEROS LIGEROS
ALMIRANTE GRAU, CORONEL BOLOGNESI

Figura 54. Crucero Almirante Grau (AHM)

Características principales
Dimensiones
Eslora: 115,85m (máxima); 112,8 m (entre perpendiculares)
Manga: 12,34 m
Calado: 4,34 m
Desplazamiento
Estándar: 3.251 t (3.200 tons) Almirante Grau; 3.231t (3.180 tons) Coronel Bolognesi
Armamento
 Dos cañones de 152,4 mm
 Ocho cañones de 76,2 mm (3”)
 Dos ametralladoras de 37 mm Vickers
 Dos tubos lanzatorpedos sumergidos de 457 mm (18”)
Protección
 Cubierta protectriz de popa a proa de 15,8 mm
 Protección encima de la sala de máquinas de 38,1 mm
 Torre de mando bajo la caseta de gobierno: 76,2 mm
 Manteletes de los montajes de 152,4 mm: 76,2 mm
Propulsión
 Dos maquinas alternativas con cuatro cilindros de triple expansión.
 Diez calderas acuotubulares Yarrow a carbón, modificadas en 1923 para consumir
petróleo.
Potencia: 14.000 HP a 216 r.p.m. por eje.
Ejes: Dos, con hélices de tres palas
Capacidad de combustible: 500 toneladas de carbón
Velocidad: 24,6 nudos
Autonomía: 3.275 millas a 10 nudos consumiendo carbón.
Dotación: 320 hombres.
Notas: Construidos en el astillero Vickers Sons and Maxim de Barrow in Furness, Inglaterra,
entre los años 1905 y 1907. Fueron los primeros buques modernos con los que contó la
Armada peruana principiando el siglo XX. Durante el Conflicto con Colombia, el Almirante
Grau estuvo al mando del capitán de fragata Víctor Escudero y el Coronel Bolognesi al
mando del capitán de fragata Enrique Maura. Ambos fueron modernizados entre 1942.
Dados de baja en 1958.

371
CRUCERO

LIMA

Figura 55. Crucero Lima (AIEHMP)

Características principales
Dimensiones
Eslora 77,70 m
Manga 10,67 m
Puntal 5,0 m
Calado de Proa 4,20 m
Calado de Popa 4,80 m
Desplazamiento: 1.790 toneladas
Armamento
− Cuatro cañones Vickers de 101,6 mm
− Ocho cañones Maxim-Nordenfeldt de 47 mm de
tiro rápido
− Dos ametralladoras Maxim-Nordenfeldt
Propulsión:
− Dos máquinas horizontales de alta y baja presión compound con condensadores de superficie.
− Cuatro Calderas
− Un motor con dínamo para generar energía al proyector.
Ejes: Dos, con hélices de paso fijo
Velocidad: de diseño 16.2 nudos, normal: 10 nudos
Potencia nominal de las máquinas : 2.000 hp
− Capacidad de combustible: 320 t. de carbón
− Consumo diario con andar económico: 22 t. de carbón a 960 hp y 46 r.p.m.,
− Consumo diario a toda fuerza: 35 t. de carbón a 2.000 hp y 70 r.p.m.
− Radio de acción con andar económico: 3.316 millas
− Radio de acción a toda fuerza: 312 millas
Tripulación:
130 hombres
Notas
Construido en plena Guerra con Chile en el astillero Howaldtswerke, Kiel entre 1880 y 1881.
Luego, fue trasladado a Southampton y allí fue embargado ante una protesta del gobierno de
Chile ante las autoridades británicas. En junio de 1889, tras una serie de negociaciones con el
astillero que se quedó a cargo el buque, el gobierno peruano tomó su control rebautizándolo
Lima. Su artillería fue cambiada en 1905. En 1928 fue convertido en nodriza de submarinos. En
1933, al mando del capitán de fragata Carlos Pffeifer viajó a Iquitos en compañía del
cazatorpedero Teniente Rodríguez a fin de reforzar las defensas de Iquitos en caso de un ataque
de fuerzas colombianas. Fue dado de baja en el año 1940.

372
DESTRUCTOR
ALMIRANTE VILLAR

Figura 56. Destructor Almirante Villar (AHM)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 98,00 m
Manga: 9,34 m
Calado: 3,90 m
Desplazamiento
Estándar: 1.260 tons
A plena carga: 1.620 tons
Armamento
 Cuatro montajes simples de 101,6 mm/62 cal
 Un montaje simple de 37 mm AA
 Dos ametralladoras Madsen de 12,7 mm
 Tres montajes triples de tubos lanzatorpedos de 450 mm
 Capacidad para 80 minas tipo 1926
Propulsión
 Dos juegos de turbinas AEG Curtis
 Cuatro calderas Normand
Potencia: 31.500 SHP
Velocidad: 32 nudos (máxima); 15 nudos (económica)
Autonomía: 634 m.n. a 24 nudos; 1.253 m.n. a 16 nudos
Combustible: Petróleo Bunker, 500 tons
Dotación: 142 hombres

Notas
Construido en el astillero Bocker Reval S.B. Co, Tallin para la Armada rusa con el nombre
de Spartak entre los años 1914 y 1917. Capturado por fuerzas británicas en 1919, fue
entregado a Estonia bajo el nombre de Wambola. Adquirido por el Perú en 1933, fue
rebautizado con el nombre de Almirante Villar. Dado de baja en 1952. Durante el conflicto,
su comandante era el capitán de fragata Grimaldo Bravo Arenas.

373
DESTRUCTOR
ALMIRANTE GUISE

Figura 57. Destructor Almirante Guise (AHM)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 107,00 m
Manga: 9,50 m
Calado: 4,90 m
Desplazamiento
Estándar: 1.354 tons
A plena carga: 1.757 tons
Armamento
- Cinco montajes simples de 101,6 mm/62 cal
- Un montaje simple de 37 mm AA.
- Dos ametralladoras Madsen de 12,7 mm
- Tres montajes triples de tubos lanzatorpedos de 450mm
- Capacidad para 80 minas tipo 1926
Propulsión
- Dos juegos de turbinas Parsons
- Cinco calderas Normand
Potencia: 32.700 SHP
Velocidad: 32 nudos(máxima); 15 nudos (económica)
Combustible: Petróleo Bunker, 570 tons
Autonomía: 2.400 m.n. a 15 nudos
Dotación: 142 hombres
Notas
Construido en el astillero Putilov Works, Petrogrado, para la Armada rusa con el nombre de
Avtroil entre los años 1913 y 1917. Capturado por fuerzas británicas en 1919, fue entregado a
Estonia bajo el nombre de Lennuk. Adquirido por el Perú en 1933, fue rebautizado con el nombre
de Almirante Guise. Dado de baja en 1949. Durante el conflicto, su comandante era el capitán
de fragata Federico Díaz Dulanto.

374
CAZATORPEDERO
TENIENTE RODRÍGUEZ

Figura 58. Cazatorpedero Teniente Rodríguez (AIEHMP)


Caracteristicas principales
Desplazamiento
490 tons. Standard
800 tons. a plena carga
Dimensiones
- Eslora: 64.61 m
- Manga: 6.49 m
- Calado: 4.41 m
Armamento
 3 tubos lanzatorpedos de 457 mm. (18’’) uno ubicado en proa y dos en montajes simples sobre
la cubierta principal centro.
 6 cañones de 65 mm en montajes simples
Propulsión
- Cuatro calderas Du Temple
- Turbinas Schneider- Zoelly
Potencia: 8, 600 HP
Velocidad: 28 nudos (máx.)
Combustible: 100 tons. de carbón
Autonomía: 1,200 millas a 10 nudos
Dotación: 8 oficiales y 50 tripulantes
Notas
Construido en los astilleros Schneider, fue adquirido por el Perú en Francia en 1911. Luego de
ser comisionado, viajó a Iquitos para reforzar la presencia naval en la Amazonía ente un posible
conflicto con el Ecuador. En julio de 1914, zarpó al Callao, siendo el primer buque de guerra en
cruzar el recién inaugurado Canal de Panamá. En 1933, durante el Conflicto con Colombia, fue
enviado a Iquitos al mando del capitán de fragata Alberto Arnillas , acompañando al crucero Lima,
con la finalidad de reforzar las defensas de de la ciudad ante un posible ataque de fuerzas
colombianas. Fue dado de baja en 1940.

375
SUBMARINOS
R-1, R-2, R-3, R-4

Figura 59. Submarino R-4 (AHM)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 56,84 m
Manga: 5,33 m
Calado: 4,57 m
Desplazamiento
Superficie: 576 tons
Sumergido: 755 tons
Armamento
- Cuatro tubos lanzatorpedos de 533mm en proa
- Un montaje simple de 76 mm sobre cubierta
Propulsión
 Dos motores diesel Nelseco con 1.000 HP
 Dos motores eléctricos con 880 HP
Potencia: 880 HP en baterías; 1.000 HP con diesel
Velocidad: 14.5 nudos (máxima en superficie);;
5 nudos (sumergidos)
Radio de acción: 8.000 millas a velocidad económica
Dotación: 30 hombres

Notas
Construidos en los astilleros Electric Boat Co. Groton, Connecticut., EE.UU., entre los años 1926
y 1928. Dados de baja en 1960. Durante el conflicto con Colombia, los submarinos estuvieron al
mando del capitán de corbeta Juan Bacigalupo (R-1); capitán de corbeta Antonio Trigoso (R-4).

376
BUQUE TRANSPORTE
RÍMAC

Figura 60. Transporte Rímac (AHM)

Características principales
Dimensiones
Eslora: 147,98 m
Manga: 16,15 m
Calado: 7,92 m
Desplazamiento
Estándar: 6.848 tons
Capacidad de carga: 8.500 tons
Armamento: ninguno
Propulsión:
Dos maquinas alternativas acopladas a 2 ejes
Potencia: 3.200 IHP
Velocidad: 12 nudos (máximo)
Combustible: carbón, 1.600 tons
Dotación: 11 oficiales, 78 tripulantes

Notas
Construido en el astillero Blohm & Voss, Hamburgo con el nombre de Rakhotis. Incorporado y
administrado por la Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao con el nombre de Eten en
1921. En enero de 1933 fue incorporado a la Armada con el nombre de Rímac. Durante
elConflicto con Colombia, estuvo al mando del capitán de fragata Roque A. Saldías. Luego de la
II Guerra Mundial, realizo varios viajes a Europa para repatriar ciudadanos peruanos. A partir de
abril de 1958 operó a cargo de la Oficina Naviera Comercial hasta el 29 de mayo de 1959 que
fue dado de baja con el D.S. N°33.

377
BUQUE TRANSPORTE DE PETROLEO
PARIÑAS

Figura 61. Petrolero Pariñas (IEHMP).


Características principales
Dimensiones
Eslora: 91,44 m
Manga: 13,41 m
Calado: 6,55 m
Desplazamiento
Estándar: 2.820 tons
Capacidad de carga de combustible: 4.300 tons
Armamento: ninguno
Propulsión
Dos juegos de turbinas a vapor
Dos calderas
Potencia: 1600 HP
Velocidad: 12 nudos
Combustible: petróleo, con capacidad de 560 tons.

Notas
El petrolero Pariñas (ex Sjomand) adquirido a una empresa noruega en mayo de 1933, fue el
primer buque de su tipo en servicio en la Armada y el primero también en llevar dicho nombre.
Este buque había sido construido en 1921 por J.L. Thornycroft & Co. Su primera comisión, al
mando del fue llevar a Estonia a las dotaciones de los recién adquiridos destructores Almirante
Guise y Almirante Villar, así como prestar destacados servicios como buque de apoyo logístico
durante el conflicto con Colombia en 1933. En el año 1941, participó apoyando a la Escuadra
mientras duró el conflicto con el Ecuador. Debido a la II Guerra Mundial el Pariñas operó
ininterrumpidamente abasteciendo de petróleo y sus derivados a lo largo de los puertos del litoral
peruano. Concluido el conflicto, continuó dedicado al trafico comercial de petróleo; a partir de
1958 estuvo a cargo de la Oficina Naviera Comercial, hasta el 8 de julio del año siguiente, que
fue dado de baja con el D.S. N°35.

378
CAÑONERAS FLUVIALES
AMÉRICA

Figura 62. Cañonera América (AHM)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 4,05 m
Manga: 5,94 m
Calado: 1,37 m
Desplazamiento
Estándar: 240 tons
Armamento
- Dos cañones de 40 mm
- Cuatro cañones de 20 mm AA
Propulsión: Una máquina de triple expansión; una caldera
Potencia: 350 IHP
Velocidad: 14 nudos (máxima)
Combustible: 42 tons de carbón y leña
Dotación: 26 hombres

Nota
Construida en 1904 en Inglaterra, actualmente es preservada como buque museo en
Iquitos. Durante el Conflicto con Colombia, fue la primera nave de guerra peruana
movilizada hacia el teatro de operaciones. En ese entonces, su comandante fue el
capitán de corbeta Guillermo Lastres.

379
CAÑONERA FLUVIAL
NAPO

Figura 63. Cañonera Napo (AHM)

Características principales
Dimensiones
Eslora: 30,93 m
Manga: 5,48 m
Calado: 0,91 m
Desplazamiento
Estándar: 98 tons
Armamento
- Cuatro cañones de 47 mm
- Dos ametralladoras de pequeño calibre AA.
Propulsión: Una máquina de triple expansión; una caldera
Potencia: 250 IHP
Velocidad: 12 nudos (máxima)
Combustible: carbón y leña
Dotación: 22 hombres

Notas: Construida en 1904 en el astillero Yarrow, Escocia.Durante el Conflicto con


Colombia, estuvo comandada inicialmente por el teniente segundo Fernando Romero
Pintado y luego por el capitán de corbeta Aureliano Navarrete.

380
LANCHAS CAÑONERAS
IQUITOS

Figura 64. Lancha cañonera Iquitos (AHM)

Características principales
Dimensiones
Eslora: 23,46 m
Manga: 3,65 m
Calado: 2,28 m
Desplazamiento
Estándar: 50 tons
Armamento
- Dos cañones de 37 mm
- Dos ametralladoras AA
- Dos cañones de 20 mm
Propulsión
Una maquina de triple expansión
Velocidad: 7,5 nudos (máxima)
Combustible: carbón y leña
Notas
Construida en 1875, reconstruida en 1896.Durante el Conflicto con Colombia, estuvo
comandada por el teniente primero Héctor Castro de Mendoza.

381
LANCHA CAÑONERA
CORONEL PORTILLO

Figura 65. Lancha cañonera Coronel Portillo. AIEHMP.


Características principales
Dimensiones
Eslora: 24,47 m
Manga: 4,95 m
Calado: 1,21 m
Desplazamiento
Estándar: 49 tons
Armamento
- Dos cañones de 47 mm
- Dos cañones de 37 mm
- Tres ametralladoras AA
Propulsión: maquinas alternativas de triple expansión; una caldera
Velocidad: 7 nudos (máxima)
Combustible: carbón y leña

Notas
Construida en 1902. El 3 de diciembre de 1928 se negoció la adquisición de la lancha
fluvial San Pablo, perteneciente a la firma comercial Israel & Cia., con el propósito de
reemplazar a la cañonera Cahuapanas. Luego de ser comprada, fue rebautizada
Coronel Portillo.

382
BUQUES MERCANTES DE APOYO
MANTARO

Figura 66. Vapor Mantaro. Fuente: AIEHMP.


Características principales
Desplazamiento
Toneladas de registro bruto: 4.700 tons
Toneladas de porte bruto: 3.970 tons
Propulsión: Turbinas a vapor y calderas
Velocidad: 13,5 nudos
Dotación: 63 hombres
Notas
Vapor construido para la Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao (CPVDC) en el
astillero francés de Societé Anonyme des Chantiers & Ateliers de Saint Nazaire entre 1908 y
1910. Llegó al Callao el 8 de marzo de 1911, y tuvo otros dos gemelos, el Urubamba y el
Pachitea. Estaba provisto de reductos de acero en ambas bandas, con capacidad de recibir
cañones de 102mm y poder transportar 2.500 elementos de tropa, convirtiéndose en cruceros
auxiliares.

OTROS BUQUES MERCANTES


La Compañía Peruana de Vapores y Dique del Callao (CPVD), en marzo de 1933 dispuso el
apoyo al Ministerio de Marina de los vapores Mantaro, Ucayali, Apurimac y Perené, como
unidades de apoyo logístico a las fuerzas navales destacadas por el Perú para actuar en el
Caribe, Atlántico y el Amazonas. 383

Tipo Nombre TRB TPB Constructor Año


Vapor Apurimac 4.763 8.000 Francia 1908
Vapor Ucayali 3.800 4.478 EE.UU. 1917
Vapor Marañón 3.300 4.070 Alemania 1922
Vapor Perené 1.866 3.000 Alemania 1909

383 Castro de Mendoza, Mario. La marina mercante en el Perú. Ed. Dirección de Intereses
Marítimos. Lima, 1986. p. 94.

383
384
APENDICE 2: CARACTERÍSTICAS DE LOS BUQUES DE LA ARMADA
COLOMBIANA QUE PARTICIPARON EN EL CONFLICTO
CAÑONERAS FLUVIALES
PICHINCHA, JUNIN, CARABOBO

Figura 67. Cañonera Pichincha. Fuente: colección personal.


Características principales
Dimensiones
Eslora: 30,48m (máxima)
Manga: 6,29m
Calado: 2,50m
Desplazamiento
Estándar: 120 tons.
Armamento
Un cañon de 75 mm en proa
Un cañón de 37 mm en popa
Propulsión
Una máquina vertical de triple expansión
Una caldera Thornicroft
Potencia: 300HP
Ejes: 1
Combustible: diesel
Velocidad: 13 nudos
Autonomía: ? millas
Dotación: 2 oficiales; 35 tripulantes
Notas
Estas tres cañoneras fluviales fueron construidas en los astilleros St. Nazaire Penhöet en Rouen,
en el gobierno del presidente Pedro Nel Ospina, siendo destinadas al Ministerio de Hacienda
para el servicio de aduanas. Ambas fueron transferidas al Ministerio de Guerra en 1932, para se
usadas por la Armada durante el conflicto con el Perú. De las tres cañoneras, la Pichincha fue
enviada hacia el Teatro de Operaciones Amazónico tomarndo parte en las operaciones fluviales
durante la Campaña contra el Perú. En 1937, el Boyacá, fue rebautizado Junín. Las tres
cañoneras fueron desarmadas en 1956 y dadas de baja en 1961.
Durante el conflicto, el comandante de la Pichincha era el capitán Bertram Taylor, luego el capitán
Fajardo y después el teniente Galindo.

385
CAÑONERAS FLUVIALES
CARTAGENA, SANTA MARTA, BARRANQUILLA

Figura 68. Cañonera Cartagena (AIEHMP)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 41,9m (máxima);
Manga: 7,16m
Calado: 0,9m proa; 1,21m popa
Desplazamiento
Estándar: 142 tons.
Armamento
Dos cañones de 75 mm Bofors
Un cañón antiaéreo de 20 mm Oerlikon
Cuatro ametralladoras Vickers de 7,62 mm
Propulsión
Dos maquinas máquinas Gardner Semi-Diesel
Potencia: 600HP
Ejes: 2
Combustible: diesel
Velocidad: 10-15.5 nudos
Autonomía: 2,100 millas a 15 nudos
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes
Notas
Estas tres cañoneras fluviales fueron construidas en 1930 durante el gobierno del presidente
Miguel Abadía Martínez en los astilleros de Yarrow Shipbuilders Limited, Glasgow, Escocia, y
destinadas originalmente para servir en el río Magdalena. En agosto de 1930, el gobierno decide
enviar al Putumayo a las cañoneras Santa Marta y Cartagena, llegando al Encanto en 13 de
enero de 1931. Luego, fueron enviadas al puerto en Caucaya, sobre el margen norte del río
Putumayo.
La Barranquilla fue enviada en 1933 al Amazonas para integrar la Expedición Punitiva a órdenes
del General Vásquez Cobo.
Concluido el conflicto entre Colombia y Perú, el Cartagena y el Santa Marta, permanecieron en
la zona siendo destinados a efectuar patrullajes a lo largo de los ríos Caquetá y Putumayo. La
Barranquilla estuvo en servicio hasta 1970; la Santa Marta hasta 1962; y la Cartagena hasta
1987, siendo preservada como buque museo.
Durante el conflicto con el Perú, el comandante de la Santa Marta era el capitán Luis E. Gaitán;
el de la Cartagena, era el capitán Hernán Mora; y el de la Barranquilla era mayor Galloso.

386
CAÑONERO
CÓRDOBA (ex-Dixmude, ex-Dinnard, ex-Grille, ex-M158)

Figura 69. Cañonero Córdoba (AIEHMP)


Características principales
Dimensiones
Eslora: 59.6m (máxima);
Manga: 7,50m
Calado: 2,15m
Desplazamiento
Estándar: 508 tons.
Máximo: 630 tons.
Armamento
Seis cañones de 75 mm
Dos cañones A/A de 13mm
Seis ametralladoras pesadas
Diez ametralladoras ligeras
Propulsión
Dos maquinas alternativas de triple expansión; dos Calderas acuotubulares
Potencia: 1850 hp
Ejes: 2
Combustible: 160 tons carbón o leña
Velocidad: 16 nudos
Autonomía: 1.680 millas a 14 nudos
Dotación: 40 hombres.
Notas
Buque construido originalmente por el astillero Nordseerke, Emden, como buscaminas del Tipo
M15 para la marina alemana con el numeral de M-158. Su construcción se detuvo en 1918 y fue
lanzado recién en 1920. Fue concluido como barcaza de transporte civil bajo el nombre de Grille.
En 1922 fue vendido a Francia bajo el nombre de Dinard y operando desde el puerto de St. Malo.
Posteriormente fue adquirido por una empresa naviera siendo rebautizado Dixmude, para el
servicio de pasajeros entre Francia e Inglaterra.
Comprado en 1932 por el gobierno colombiano y bautizado Córdoba. Fue reacondicionado por
el astillero Penhöet para su uso militar. Utilizado por Colombia integrando la Expedición Punitiva
a órdenes del general Alfredo Vásquez Cobo, llegando al puerto de Belem do Pará en Brasil el
24 de febrero de 1933 con una tripulación francesa. Fue colisionado en 1937 y hundido como
blanco el 11 de junio de 1937 por los destructores Antioquia y Caldas.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Camilo Vásquez Carrizosa.

387
CAÑONERO
BOGOTÁ (ex-Tonsberg I, ex-Helgoland, ex-M139)

Figura 70. Cañonero Bogotá. Fuente: Internet.


Características principales
Dimensiones
Eslora: 59.6m (máxima);
Manga: 7,50m
Calado: 2,15m
Desplazamiento
Estándar: 508 tons.; Máximo: 630 tons.
Armamento
Un cañón de 88mm
Dos cañones de 75mm
Cuatro ametralladoras de 13,2mm
Propulsión
Dos maquinas alternativas de triple expansión
Dos Calderas acuotubulares
Potencia: 1850 hp
Ejes: 2
Combustible: 160 tons carbón o leña
Velocidad: 16 nudos
Autonomía: 1.680 millas a 14 nudos
Dotación: 40 hombres.
Notas
Buque construido originalmente por el astillero Tecklenborg, Geestemunde, como buscaminas
del Tipo M15 para la marina alemana con el numeral de M-139. Su construcción se detuvo en
1918 y fue lanzado recién el 12 de marzo de 1919. Fue concluido como la barcaza de transporte
Heligoland, y en 1922 fue vendido en Noruega y rebautizado Tonsberg I. Este buque fue
comprado en 1932 por Colombia y entró en servicio con el nombre de Bogotá y originalmente
había sido similar al Córdoba. Luego de ser rearmado en el puerro de Rouan, zarpó con
tripulación francesa, llegando a Belem do Pará el 24 de febrero de 1933. Allí, su tripulación fue
reemplazado por personal colombiano. Luego de efectuar algunas reparaciones, fue enviado
hacia el teatro de operaciones. En 1946, fue dado de baja luego de una colisión.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Joseph Benedict Sharkey.

388
CAÑONERO
MARISCAL SUCRE (ex Fliying Fox)


Figura 71. Cañonero Mariscal Sucre en Belem do Para. Fuente: colección personal.
Características principales
Dimensiones
Eslora: 50.04m
Manga: 4,72 m
Calado: 2,83 m
Desplazamiento
Estándar: 136 tons.
Armamento
-Dos cañones de 75mm
-Una ametralladora antiaérea
-Cuatro ametralladoras pesadas
Propulsión
Tres turbinas a vapor; dos calderas
Potencia: 2,500 hp
Ejes: 3
Combustible: N/D
Velocidad: 25 nudos
Autonomía: N/D
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes

Notas
Originalmente construido en 1908 como yate bajo los planos de un torpedero con el nombre de
Winchester en los astilleros Yarrow en Glasgow, siendo concluido en el año 1909. En 1913 tomó
el nombre de Flying Fox. Adquirido a finales de 1932 en los EE.UU., fue artillado y alistado para
ser enviado al Teatro de Operaciones Nor-Oriente. Una vez listo, zarpó de EE.UU., recalando a
finales de enero en Puerto España, luego en Trinidad, en Cayena, Guayana Francesa, arribando
a Belén del Pará el 5 de marzo de 1933. De allí zarpó posteriormente en demanda de la
Expedición Punitiva, que se hallaba en el Amazonas, siendo acompañado en su navegación por
el cañonero Bogotá. Modernizado en los Estados Unidos en 1936, fue rearmado como lancha
patrullera y dotado de dos cañones de 76 mm; se adjunta a la Escuela Naval. Fue retirado del
servicio en 1955 y rematado en 1961.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Pinto Payán.

389
TRANSPORTE ARMADO
MOSQUERA (ex Royal Highlander)

Figura 72. Transporte armado Mosquera. Fuente: www.histamar.com.ar


Características principales
Dimensiones
Eslora: 88,40m; Manga: 11,60m; Puntal: 5,50m
Desplazamiento
1.725 toneladas gruesas.
Armamento
Dos cañones de 75 mm
Dos cañones de 75mm
Una ametralladora antiaérea
Propulsión
Una máquina alternativa a vapor de triple expansión; dos calderas
Potencia: 530 nhp
Ejes: 1
Combustible: N/D
Velocidad: 17 nudos
Autonomía: N/D
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes

Notas
Originalmente era el buque carguero y de pasajeros Royal Scot, construido para la London &
Edimburgh Shipping Co. Ltd, por los astilleros Caledon Shipbuilding & Engineering Co. De
Dundee, Escocia en 1910. En octubre de 1914, fue requisdopor el Almirantazgo británico y
empleado como mercante armado. Al finalizar la guerra, fue devuelto a sus dueños. En el año
1930, fue rebautizado Royal Highlander. En el año 1933, fue adquirido por el gobierno
colombiano y rebautizado Mosquera, tomando parte en la Expedición Punitiva hacia el Amazonas
y en el conflicto con el Perú. En el año 1945 fue desguazado en Colombia.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán F. Gauché.

390
TRANSPORTE
BOYACÁ

Figura 73. Transporte Boyacá. Fuente: colección personal.


Características principales
Dimensiones
Eslora: 123,50m
Manga: 15,90m
Calado: 8,50m
Desplazamiento
5.378 toneladas gruesas. 3,322 toneladas registro bruto.
Armamento
Dos cañones de 75 mm
Dos cañones de 75mm
Una ametralladora antiaérea
Propulsión
Una máquina alternativa a vapor de triple expansión
Dos calderas
Potencia: 507 nhp
Ejes: 1
Combustible: N/D
Velocidad: 12.0 nudos
Autonomía: N/D
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes

Notas
Este buque fue originalmente el buque carguero y de pasajeros Crofton Hall, construido entre los
años 1912 y 1913 en los astilleros Glen Yard, Port Glasgow en Escocia para la empresa naviera
C.G. Dunn & Co. De Liverpool. En 1914, fue vendido a la naviera U.S. Steel Products Co. De
Nueva York, manteniendo el mismo nombre. En 1917, fue requisado por el departamento de
guerra y retornado a sus dueños en julio de 1919. En 1933, fue vendido a la Moore McCormack
Lines de nueva York y rebautizado Cimmercial Traveller. En 1934, mediante una operación a
través de un particular, fue comprado por el gobierno colombiano a un precio de 120,000 dólares.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Carlos Fransen y posteriormente
el mayor Miguel Silva Palacios.

391
TRANSPORTE
CÚCUTA (ex Commercial Traveller; ex Crofton Hall)

Figura 74 Transporte Cúcuta. Fuente: colección personal.


Características principales
Dimensiones
Eslora: 123,50m
Manga: 15,90m
Calado: 8,50m
Desplazamiento
5.378 toneladas gruesas. 3,322 toneladas registro bruto.
Armamento
Dos cañones de 75 mm
Dos cañones de 75mm
Una ametralladora antiaérea
Propulsión
Una máquina alternativa a vapor de triple expansión
Dos calderas
Potencia: 507 nhp
Ejes: 1
Combustible: N/D
Velocidad: 12.0 nudos
Autonomía: N/D
Dotación: 2 oficiales; 32 tripulantes
Notas
Este buque fue originalmente el buque carguero y de pasajeros Crofton Hall, construido entre los
años 1912 y 1913 en los astilleros Glen Yard, Port Glasgow en Escocia para la empresa naviera
C.G. Dunn & Co. De Liverpool. En 1914, fue vendido a la naviera U.S. Steel Products Co. De
Nueva York, manteniendo el mismo nombre. En 1917, fue requisado por el departamento de
guerra y retornado a sus dueños en julio de 1919. En 1933, fue vendido a la Moore McCormack
Lines de nueva York y rebautizado Cimmercial Traveller. En 1934, mediante una operación a
través de un particular, fue comprado por el gobierno colombiano a un precio de 120,000 dólares.
Durante el conflicto con el Perú, su comandante era el capitán Carlos Fransen y posteriormente
el mayor Miguel Silva Palacios.

392
APÉNDICE 3: CARACTERÍSTICAS DE LAS AERONAVES DEL CUERPO
AÉREO DEL PERÚ QUE INTERVINIERON EN EL CONFLICTO384

CHANGE VOUGHT UO – 1

Figura 75. Vought UO-1. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo UO - 1
Tipo Hidroavión de exploración
Año de diseño 1921
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright J-3 radial
Potencia 190 HP
Performance
Velocidad máxima 120 nudos
Velocidad a nivel del 200 Km/h (124 mph)
mar
Techo de servicio 5.730 m (18.800 pies)
Autonomía 626 Km (339 millas)
Pesos
Vacío 678 Kg (1.494 lb)
Máximo de despegue 1.046 Kg (2.305 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,45 m
Largo 7,45 m
Altura 2,67 m
Superficie alar 26,92 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm

384 En el presente apéndice, se ha empleado información proveniente de: RIVAS, Santiago,


TINCOPA, Amaru. Air War Over the Putumayo: Colombian and Peruvian Air Operations During
the 1932-1933 Conflict. Londres: Helion & Company, 2018.

393
Dotación Dos

Notas
El UO-1 fue un biplano de reconocimiento y dirección de tiro naval con capacidad de combate
diseñado por la Chance-Vought Corporation en el año 1921, realizando su primer vuelo a finales
del año siguiente. De inmediato sus favorables características lo mostraron superior a los
competidores y pronto se convirtió en el único tipo de aeroplano de observación en uso en los
buques de combate equipados con catapultas de la Marina Estadounidense.
El gobierno del Perú adquirió un par de UO-1A en el mes de julio del año 1926, siendo estas
unidades asignadas a la Escuadrilla de Entrenamiento del Cuerpo de Aviación Naval basado en
Ancón con las matrículas I-E-4 y I-E-8. En el mes de marzo del año 1933, durante el conflicto
con Colombia, una de estas aeronaves fue embarcada a bordo del crucero BAP Almirante Grau
con la finalidad de ser empleada para brindar cobertura aérea, reconocimiento y observación de
tiro naval en favor de la Fuerza Avanzada del Atlántico, que fue enviada hacia el Caribe.
Los Chance-Vought, los cuales eran conocidos localmente por sus tripulaciones como “Chambot”
por la pronunciación en inglés, sirvieron sin inconvenientes hasta diciembre del año 1935 en que
fueron dados de baja por obsolescencia.

394
Change Vought O2U1E

Figura 76. Vought O2U1E. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo O2U - 5
Tipo Hidroavión de exploración
Año de diseño 1918
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Whitney R-1340 Wasp de 9 cilindros
Potencia 298 kW (400 hp)
Performance
Velocidad máxima 269 km/h
Velocidad a nivel del N/D
mar
Techo de servicio 5.670 m (18.600 pies)
Alcance 1.940 km
Pesos
Vacío 1.502 kg ( 3.311 lb)
Máximo de despegue 2.161 kg (4.764 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,97 m
Largo 8,37 m
Altura 3,45 m
Superficie alar 31,31 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm
Dotación Dos

Notas

395
El Vought O2U Corsair fue un avión biplano de observación y ataque ligero
diseñado por la Vought Corporation en 1918 y entró en servicio con la Armada
norteamericana en 1927. Por diseño contaba con una estructura del fuselaje con
tubos de acero y las alas tenían una estructura de madera con revestimiento de
tela, pudiendo operar indistintamente con flotadores y ruedas.
En julio de 1930 el Cuerpo Aéreo del Perú recibió un total de 12 O2U-1E los
cuales fueron distribuidos entre Ancón y Las Palmas para funciones de
instrucción avanzada, aunque las aeronaves contaban con completa capacidad
de llevar armamento. Los O2U-1E vieron acción contra las facciones sediciosas
del APRA en las zonas del norte del país así como también contra buques y
aeronaves colombianos durante el conflicto en el Putumayo. Fue durante este
último que el entonces Alférez Francisco Secada Vignetta se enfrentó, justo a su
artillero el Subo Oficial Mario Dolci, en su Corsair matrícula 5-E-6 a tres
aeronaves Curtiss Hawk II de la Aviación Militar de Colombia sobre los cielos de
Tarapacá, burlando exitosamente el fuego enemigo para permitir el escape de la
escuadrilla de bombardeo peruana.
A mediados de 1933 se recibieron tres O2U-3, versión optimizada para labores
de instrucción, los cuales fueron asignados al Quinto Escuadrón de Instrucción
en Las Palmas.
Hacia 1939 la mayoría de O2U Corsair había sido relegado a misiones de
entrenamiento y/o enlace sirviendo con el Primer Escuadrón de Instrucción en
Las Palmas y el LI Escuadrón de Aviación en el oriente. Para finales del año
1943 todos habían sido retirados de servicio debido a su obsolescencia.

396
Douglas O-38P

Figura 77. Douglas O-38P. Fuente: colección Amaru Tincopa.


ESPECIFICACIONES TÉCNICAS

Modelo O-38P
Tipo Aeroplano de observación y ataque ligero
Año de diseño 1931
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright R-1820F
Potencia 522 kW (700 hp)
Performance
Velocidad máxima 240 Km/h
Velocidad a nivel del 206 Km/h
mar
Techo de servicio 6.020 m (19.750 pies)
Alcance 906 Km
Pesos
Vacío 1.393 Kg (1.494 lb)
Máximo de despegue 2.449,85 Kg (2.305 lb)
Dimensiones
Envergadura 12,19 m
Largo 9,75 m
Altura 3,25 m
Superficie alar 35,0 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm; 4 bombas de 45,4 Kg
Dotación Dos de 7,62mm

397
Notas
El O-38 fue un aeroplano de observación y ataque ligero producido por la Douglas
Aircraft Co. como un derivado más moderno del O-25 entre los años 1931 y 1934. Fue
empleado principalmente por el United States Air Corps.
El Cuerpo de Aviación del Perú adquirió un total de seis aeroplanos del modelo O-38P
en el mes de noviembre de 1932 durante el conflicto con Colombia. El O-38P era
idéntico al modelo E en todos los detalles salvo en la planta motriz, ya que el modelo
ordenado por el gobierno peruano contaba con un motor radial Wright Cyclone, de
mayor potencia, requerido para evitar la pérdida de performance cuando la aeronave se
encontraba equipada con flotadores.
Las primeras unidades arribaron al Perú en enero de 1933 y de inmediato se trasladaron
al teatro de operaciones del oriente a fin de colaborar con el esfuerzo bélico.
Lamentablemente, la premura y poca preparación de las tripulaciones para lidiar con las
dificultades operativas que presentaba la selva amazónica dieron cuenta de dos
aeronaves antes de que estas pudiesen siquiera arribar al frente de batalla, perdiendo
la vida en una de ellas el Alférez Alfredo Rodríguez Ballón. Una vez en el frente del
Putumayo los O-38P y sus tripulaciones llevaron a cabo numerosas misiones en apoyo
de las fuerzas terrestres peruanas así como en contra de las fuerzas fluviales de la
Armada de Colombia presentes en el rio Putumayo.
Tras el conflicto los O-38P continuaron prestando servicio con el CAP sirviendo tanto en
Ancón como en Las Palmas, en ambos casos en el rol de entrenamiento avanzado
gracias a estar equipados con doble comando. Los Douglas O-38P se mantuvieron en
servicio con el CAP hasta principios del año 1941 en que fueron retirados del servicio
en razón a su obsolescencia.

398
BOEING MODEL 21

Figura 78. Boeing Model 21. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Model 21 (nombre comercial) / NB-1 (version US Navy)


Tipo Biplano de entrenamiento
Año de diseño 1923 (versión inicial del NB-1)
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright J-5 radial
Potencia 164 kW (220 hp)
Performance
Velocidad máxima 160 Km/h
Velocidad a nivel del 145 Km/h
mar
Techo de servicio 3.110 m (10.200 pies)
Alcance 480 Km
Pesos
Vacío 969 Kg
Máximo de despegue 1.287 Kg
Dimensiones
Envergadura 11,23 m
Largo 8,76 m
Altura 3,56 m
Superficie alar 32,0 m²
Armamento Una ametralladora de 7,62 mm
Dotación Dos

Notas

399
El Boeing model 21 fue un excelente biplano de entrenamiento primario diseñado por la
Boeing en el año 1923 y adoptado principalmente por la Marina Estadounidense bajo la
denominación NB-1. Fue una aeronave muy popular debido a su docilidad de comando
y su sencillez de mantenimiento. Asimismo, fue una de las primeras aeronaves
diseñadas ex profeso para operar tanto con flotadores como con tren de aterrizaje
convencional.
Cinco de estos aparatos fueron adquiridos por el gobierno peruano, en el año 1925 y
asignados al Servicio de Aviación Naval operando desde Ancón con la Escuela de
Hidroaviación allí ubicada. Hacia 1932 aún se encontraban en servicio con la Primera
Escuadrilla de Instrucción un par de aeronaves.

400
BOEING 40B-2

Figura 79. Boeing 40B-2. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo 40B
Tipo Biplano de transporte y enlace
Año de diseño
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Whitney Wasp
Potencia 420 hp
Performance
Velocidad máxima 206 km/h
Velocidad a nivel del 169 km/h
mar
Techo de servicio 4.420 m (14.501 pies)
Alcance 1.046 km
Pesos
Vacío 1.605 Kg (3.538 lb)
Máximo de despegue 2.727 Kg (6.012 lb)
Dimensiones
Envergadura 13,47 m
Largo 10,12 m
Altura 3,74 m
Superficie alar 50,82 m²
Armamento Ninguno
Dotación Dos pasajeros o 540 kg de carga

Notas

401
El Boeing Model 40 fue un avión de transporte de correos y pasajeros diseñado por esta
compañía estadounidense a mediados de los 20 del siglo XX. Era un biplano monomotor
de cuatro plazas denominado oficialmente como Model 40A Commercial Transport.
La aviación militar peruana operó un total de dos Boeing model 40B2 los cuales fueron
adquiridos en julio del año 1930 durante el gobierno de Augusto B. Leguía. Estas
unidades sirvieron con la Primer y Segunda Escuadrillas de Reconocimiento en las
labores de transporte de carga, estafeta y de pasajeros principalmente entre San Ramón
y Lima, destacándose a otras regiones del país según los requerimientos del estado.
Ambas unidades brindaron un valioso aporte al esfuerzo bélico durante el denominado
Conflicto del Putumayo desarrollado entre los meses de setiembre del año 1932 y mayo
de 1933, perdiéndose una de ellas en un accidente en el transcurso de las operaciones.
Tras numerosos años de servicio en las rutas de la Amazonía, el Boeing modelo 40
sobreviviente fue retirado de servicio en el año 1939.

402
CONSOLIDATED PT-3 HUSKY

Figura 80. Consolidated PT-3 Husky. Fuente: colección Amaru Tincopa.


ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo PT-3
Tipo Biplano de entrenamiento
Año de diseño 1920
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright R-790-AB radial
Potencia 164 kW (220 hp)
Performance
Velocidad máxima 164 km/h
Velocidad a nivel del 130 km/h
mar
Techo de servicio 4.267 m (14.000 pies)
Alcance 483 km
Pesos
Vacío 810 Kg
Máximo de despegue 1.125 Kg
Dimensiones
Envergadura 10,52 m
Largo 8,56 m
Altura 3,12 m
Superficie alar 27,87 m²
Armamento Dos ametralladoras de 7,62 mm
Dotación Dos

403
Notas
El Consolidated PT-3 'Husky' fue un biplano de dos plazas de entrenamiento primario
desarrollado a finales de la década de 1920 acoplando en motor Wright J-5 con el PT-1
empleado por la Armada de los EE.UU.. El aeroplano resultante fue
El 31 de enero del año 1926 una misión comercial enviada por la Curtiss Airplane y
Motor Co. llegó al puerto de Callao a bordo del SS Santa Luisa. La misión, liderada por
el capitán C. Travis, incluía entre sus pilotos al futuro "Tokyo Raider” el teniente James
H. Doolitle así como un avión Curtiss O-1E Falcon, un Curtiss P-1B Hawk y un
Consolidated PT-3 Husky, aeronaves que fueron mostradas a los oficiales de la aviación
militar tanto en Ancón como en Las Palmas.
Fueron las positivas cualidades de pilotaje del biplano de la Consolidated las que
promovieron al alto mando del entonces servicio de aviación militar a la compra de una
unidad, la cual fue entregada en marzo de 1928. Esta aeronave fue asignada a la
Primera Escuadrilla de Instrucción con base en Las Palmas y sirvió fielmente hasta
mediados de 1933 cuando, tras haber sobrevivido a numerosos incidentes, fue dada de
baja debido a su precario estado de conservación.

404
CURTISS P-1B HAWK

Figura 81. Curtiss P-1B Hawk. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo P-1 Hawk


Tipo Caza
Año de diseño 1920
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor V12 Curtiss V-1150-3 refrigerado por agua
Potencia 164 kW (435 hp)
Performance
Velocidad máxima 249 km/h
Velocidad a nivel del 198 km/h
mar
Techo de servicio 6.340 m (20.800 pies)
Alcance 483 km
Pesos
Vacío 996 Kg (2.196 lb)
Máximo de despegue 1.349 Kg (2.974 lb)
Dimensiones
Envergadura 9,6 m
Largo 7,01 m
Altura 2,67 m
Superficie alar 23,31 m²
Armamento 2 ametralladoras de 7,62 mm
Dotación Uno

Notas

405
El Curtiss P-1 Hawk (también conocido como Modelo 34) fue un caza biplano de cabina
abierta diseñado durante la década de 1920 por la Curtiss Aeroplane & Motor Co. para
el Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos. Esta aeronave, en su primer modelo
el P-1A, entró en servicio el 17 de agosto de 1925, y fue seguido en años sucesivos por
las variantes P-1B y P-1C con motores mejorados. Las variantes P-1 más nuevas
permanecieron en servicio operativo hasta 1930. 93 P-1 de las variantes P-1, P-1A, P-
1B y P-1C entraron en servicio junto con otros 52 P-1 de las variantes P-1D, P-1E y P-
1F, convertidos a partir de otras variantes del Hawk, principalmente entrenadores AT-4
y AT-5.
El Perú operó un solitario P-1B Hawk equipado con motor D-12 adquirido a la misión
comercial de Curtiss en 1928 y fue entregado a principios del año siguiente. Esta
aeronave fue asignada a tareas de entrenamiento avanzado hasta el año 1935 en que
fue dada de baja.

406
CURTISS 35A HAWK II

Figura 82. Curtiss 35AHawk II. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo 35A Hawk II


Tipo Caza
Año de diseño 1932
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright J R-1820-78 Cyclone radial
Potencia 522 kW (700 hp)
Performance
Velocidad máxima 311 km/h
Velocidad a nivel del 266 km/h
mar
Techo de servicio 7.300 m (23.900 pies)
Autonomía 393 km
Pesos
Vacío 1.378 Kg (3.038 lb)
Máximo de despegue 1.874 Kg (4.131 lb)
Dimensiones
Envergadura 9,60 m
Largo 6,88 m
Altura 2,96 m
Superficie alar 24,34 m²
Armamento 2 ametralladoras de 7,6mm
Dotación uno

407
Notas
El Curtiss modelo 35 o Hawk II (o Goshawk) fue una versión de exportación del caza P-
6 Hawk equipado con un tren de aterrizaje más robusto y un motor radial Wright Cyclone
en lugar del motor lineal Curtiss Conqueror que impulsaba al P-6E operado por el
Cuerpo Aéreo de los EE.UU. así como por la Armada de los EE.UU..
El Hawk II salió a la venta en 1932 e inmediatamente fue un éxito en ventas, recibiendo
órdenes sustanciales por parte de Turquía, China, Bolivia y Colombia, esta última
ordenando una variante equipada con flotadores para su empleo desde los ríos de la
Amazonía.
Perú también fue operador del Hawk II, ordenando 3 ejemplares en el mes de octubre
de 1932 las cuales fueron recibidas en febrero siguiente e inmediatamente destacadas
al oriente a fin de colaborar con el esfuerzo bélico. Desafortunadamente, una seguidilla
de accidentes mermó su número y, consecuentemente, su impacto en el devenir de las
acciones militares. Concluido el conflicto el gobierno peruano realizó una orden por
cuatro unidades adicionales con la finalidad tanto de reemplazar las perdidas como para
equipar al IV Escuadrón de Aviación con una escuadrilla de caza basada en el oriente.
Hacia 1939 estas aeronaves fueron retiradas de servicio en primera línea y asignadas
a labores de entrenamiento avanzado sirviendo en dicho rol primero con el Primer
Escuadrón de Instrucción y luego, a partir de enero de 1942, con su sucesor, el 28
Escuadrón de Instrucción en Las Palmas. Las tres unidades sobrevivientes fueron
retiradas de servicio en 1944.

408
Douglas DT-2B

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo DT-2B
Tipo Biplano bombardero-torpedero biplaza
Año de diseño 1932
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor lineal Liberty V-12
Potencia 336 kW (450 hp)
Performance
Velocidad máxima 161 km/h
Velocidad a nivel del N/D
mar
Techo de servicio 2.256 m
Alcance 441 km
Pesos
Vacío 2.054 Kg
Máximo de despegue 3.308 Kg
Dimensiones
Envergadura 15.8 m
Largo 11,8 m
Altura 4,6 m
Superficie alar 65,7 m²
Armamento Una ametralladora de 7,62 mm; un torpedo de 832 kg
Dotación Dos

Notas
Estas aeronaves fueron diseñadas para actuar como bombarderos y torpederos para
ser empleados a bordo de los portaaviones de la Armada de los Estados Unidos, desde
bases terrestres y desde portahidroaviones. Estuvieron en producción entre 1921 y
1929.

409
Keystone K-55 Pronto

Figura 83. Keystone K-55 Pronto. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo K-55
Tipo Biplano de observación y enlace
Año de diseño 1927
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright J-5 de 9 cilindros
Potencia 164 kw (220 hp)
Performance
Velocidad máxima 180 km/h
Velocidad a nivel del S/D
mar
Techo de servicio S/D
Autonomía 800 km
Pesos
Vacío S/D
Máximo de despegue 1.100 kg
Dimensiones
Envergadura 12,17 m
Largo 8,15 m
Altura S/D
Superficie alar S/D
Armamento Ninguno
Dotación Un piloto y dos pasajeros
Notas
Estas aeronaves fueron adquiridas para la aviación naval peruana en 1927 e iniciaron
el primer servicio de correo aéreo en la Amazonía peruana. Su primer vuelo fue
efectuado desde Lima a san Ramón el 26 de octubre de 1927 por los pilotos navales
Harold B. Grow y Leonardo Alvariño Herr. Las aeronaves empleadas durante el Conflicto
por Leticia, fueron equipadas con flotadores.

410
Hamilton H-45
ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo H-45
Tipo Monoplano de ala alta
Año de diseño 1926
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Pratt & Withney Wasp de 9 cil
Potencia 450 hp (325 kw)
Performance
Velocidad máxima 218 km/k
Velocidad a nivel del 201 km/h
mar
Techo de servicio 4.600 m (15.000 pies)
Alcance 966 km
Pesos
Vacío 1.678 kg
Máximo de despegue 2.608 kg
Dimensiones
Envergadura 16,59
Largo 10,41 m
Altura 2,84 m
Superficie alar 36 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos (piloto y copiloto mas 6 pasajeros

Notas
Estas aeronaves, furon diseñadas por la Hamilton Metalplane Company, la que luego
de fusionó con la Boeing en 1926. La Armada Peruana compró algunos ejemplares para
ser empleados para transporte de pasajeros y enlace.

411
Travelair E-4000

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo E-4000
Tipo Avión biplano de transporte y enlace
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright J-5
Potencia 220 hp (160 kw)
Performance
Velocidad máxima 160 km/
Velocidad a nivel del 137 km/h
mar
Techo de servicio 3.000m (10.000 pies)
Autonomía 684 km
Pesos
Vacío 606 kg (1,335 lb)
Máximo de despegue 989 kg (2.180 lb)
Dimensiones
Envergadura 10,57 m
Largo 7,37 m
Altura 2,72 m
Superficie alar 27,6 m2
Armamento Ninguno
Dotación Un piloto mas 2 pasajeros

Notas
Este avión fue diseñado por Travel Air y era un avión biplano de cabina abierta para el
transporte de pasajeros y tuvo las variantes 2000, 3000 y 4000. El Cuerpo Aéreo del
Perú, empleó una de estas aeronaves durante el Conflicto por Leticia en 1932 y 1933.

412
APÉNDICE 4: CARACTERÍSTICAS DE LAS AERONAVES COLOMBIANAS
EMPLEADAS EN EL CONFLICTO385

CURTISS EXPORT FALCON F-8

Figura 84. Curtiss Export Falcon F-8. Fuente: colección personal Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo Export Falcon F-8F
Tipo Avión Biplaza de Combate- caza
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Wright Cyclone R-1820 de 9 cilindros
Potencia 700 HP
Performance
Velocidad máxima 172 nudos (320 kph)
Velocidad a nivel del 130 nudos
mar
Techo de servicio 24.000 pies (7.875 m)
Radio de acción 360 millas (580 km)
Pesos
Vacío 3.930 lbs
Máximo de despegue 5.180 lbs
Dimensiones
Envergadura 9,75 m
Largo 7,82 m
Altura 3,23 m (en ruedas) 3.65 m (en flotadores)
Superficie alar
Armamento Dos ametralladoras fijas, sincronizadas con la hélice,
operadas por el piloto, tipo Colt MG41 de 7.62 mm.
Una ametralladora operada por el artillero.
Dotación Dos

385 Para elaborar el presente apéndice, se han consultado las siguientes fuentes:
https://www.fac.mil.co y de VALENCIA TOVAR, Álvaro. Conflicto Amazónico 1932-1934. Bogotá:
Villegas Editores, 1994.

413
Notas
El Curtiss Falcon F-8, era una aeronave monomotor biplaza de entrenamiento
avanzado, observación y de combate. Tenía estructura metálica, revestida de aluminio
y tela. El tren de aterrizaje podía ser el convencional fijo con ruedas o sobre flotadores
gemelos. Durante el Conflicto de Leticia, Colombia compro 30 aeronaves. Fueron
retirados del servicio en 1946.

414
CURTISS Model 35A / F-11 HAWK II

Figura 85. Curtiss Model 35A / F-11 HAWK II. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo Hawk II F11C
Tipo Avión monoplaza de combate - caza
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Wright Cyclone R-1820 de 9 cilindros
Potencia 700 HP
Performance
Velocidad máxima 172 nudos (320 kph)
Velocidad a nivel del 135 nudos
mar
Techo de servicio 27.000 pies (8.860 m)
Radio de acción 260 millas (580 km)
Pesos
Vacío 3.138 lbs
Máximo de despegue 4.638 lbs
Dimensiones
Envergadura 9,60 m
Largo 7,862m
Altura 3,23 m (en ruedas) 3,70 m (en flotadores)
Superficie alar
Armamento Dos ametralladoras fijas y sincronizadas, operadas por
piloto, tipo Browning o Lewis.30mm
Seis perchas debajo de cada ala con capacidad para
bombas entre 10 y 50 kg o cohetes
Dotación Dos

Notas
415
Biplano de caza, de una sola plaza. Tenía Estructura metálica recubierta en aluminio y
tela. El tren de aterrizaje podía ser fijo en ruedas o flotadores gemelos.
Su desarrollo comenzó también a partir del prototipo XO-1 en el año 1924, iniciándose
su producción en serie en 1932. Colombia compró 30 aeronaves entre 1932 y 1933
durante el Comflicto de Leticia.

416
COMMODORE P2Y-1

Figura 86. Commodore P2Y-1. Fuente: Internet.

ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo P2-Y1
Tipo Avión de combate
Año de diseño 1929
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Dos motores Wright Cyclone R-1820-E1 de 9 cilindros
Potencia 700 HP c/u
Performance
Velocidad máxima 135 nudos (250 kph)
Velocidad nivel del 100 nudos
mar
Techo de servicio 20.000 pies (6.000 m)
Alcance 1.000 millas náuticas; autonomía de 10 horas
Pesos
Vacío 11,081 lbs
Máximo de despegue 22.046 lbs
Dimensiones
Envergadura 27,45 m
Largo 19,05 m
Altura 6,10 m
Armamento Una Ametralladora sencilla en la torreta giratoria de la nariz,
marca Browning o Lewis .50.
Dos ametralladoras sencillas laterales .50
Perchas para bombas de 10 a 50 kg, bajo las alas
principales.
Dotación 8 hombres

Notas

417
El P2Y-1, era un sesquiplano (ala y media) de ala alta, para patrullaje marítimo y
bombardeo, desarrollado por la Consolidated Aircraft Co. Poseía estructuras metálicas
recubiertas con aluminio y tela. La parte inferior de su fuselaje semejaba al casco de un
bote y poseía flotadores pendientes de sus planos medios inferiores.. Su tren de
aterrizaje era fijo con ruedas gemelas en el casco y un tren simple como patín de cola.
El prototipo, XP2-Y, inició sus vuelos de prueba a finales de 1929 a requerimiento de la
Armada de los Estados Unidos.
La aviación militar colombiana adquirió dos de estas máquinas en 1932 durante el
Conflicto de Leticia. Operaban principalmente desde la Base de Hidroaviación de
Buenaventura en el Pacífico y también desde Cartagena, en el Caribe. Fueron retirados
del servicio en 1939.

418
JUNKERS K-43

Figura 87. Junkers K-43. Fuente: Internet.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Junkers K-43


Tipo Monoplano multiplaza de Combate
Año de diseño 1927
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Un motor BMW Hornet C de 9 cilindros radial refrigerado
por aire
Potencia 600 HP
Performance
Velocidad máxima 120 nudos
Velocidad a nivel del 110 nudos
mar
Techo de servicio 21.000 pies (6.400 m)
Alcance 474 millas náuticas; autonomía: 4:00 horas
Pesos
Vacío 4.255 lbs
Máximo de despegue 7.055 lbs
Dimensiones
Envergadura 18,40 m
Largo 11,13 m
Altura 4,70 m
Superficie alar
Armamento Una ametralladora gemela MG-17 de 7.9 mm
Perchas para bombas entre 10 y 25 kg, bajo sus alas
Dotación Cuatro

Notas
Estas aeronaves tenían estructuras y revestimientos metálicos (lámina corrugada),
similares a los empleados por los Junker W-34. Su tren de acuatizaje se hallaba sobre
flotadores gemelos. El prototipo de esta máquina se desarrolló en 1927 y se produjo en
serie hasta 1934. Colombia compró tres aeronaves al gobierno alemán, que operaron
desde enero del año 1933, durante el conflicto con el Perú.

419
JUNKERS JU-52

Figura 88. Junkers Ju-52. Fuente: http://suenodenubes.com/junkers-ju-52/

ESPECIFICACIONES TÉCNICAS

Modelo Junkers JU-52-3M


Tipo Avión de Transporte, monoplano de ala baja
Año de diseño
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Tres radial BMW 132-T de 9 cilindros refrigerado por aire
Potencia 830 HP c/u
Performance
Velocidad máxima 164 nudos (300 kph)
Velocidad a nivel del 123 nudos
mar
Techo de servicio 20.670 pies
Alcance 700 millas náuticas; autonomía: 4:30 horas
Pesos
Vacío 13.900 lbs
Máximo de despegue 24.900 lbs (incluyendo 3.300 lb de bombas)
Dimensiones
Envergadura 29,25 m
Largo 18,90 m
Altura 5,00 m (en ruedas) 6,10 m (sobre flotadores)
Superficie alar
Armamento Dos ametralladoras gemelas y 1 sencilla, en torretas
giratorias, dorsales tipo MG-15 de 7.9 mm
Un cañón doble en la torreta ventral, mod. MG-131 de 13
mm
Dotación Tres tripulantes y veinte pasajeros

420
Notas
Desarrollado originalmente por las factorías Junkers de Alemania. Estructuras y
revestimientos enteramente metálicos (lámina corrugada), característica propia de la
Junkers. Tren de aterrizaje convencional fijo sobre ruedas o sobre flotadores gemelos.
Su prototipo, el Junker L-88 realizó su vuelo de prueba en octubre de 1930 y su
producción en serie comenzó en 1932. En ese mismo año, se emplearon en el conflicto
con el Perú, las tres aeronaves que había comprado la SCADTA. Luego, en julio de
1933, llegaron tres aeronaves más adquiridas por el Gobierno colombiano. Fueron
retirados del servicio en 1950.

421
JUNKERS W34

Figura 89. Junkers W34. Fuente: colección Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TÉCNICAS

Modelo Junkers W-34


Tipo Avión de Transporte
Año de diseño
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Un motor Junkers L5G radial de 9 cilindros
Potencia 425 H.P
Performance
Velocidad máxima 117 nudos
Velocidad a nivel del 105 nudos
mar
Techo de servicio 20.000 pies
Alcance 450 millas náuticas; 4 horas de autonomía
Pesos
Vacío 3.577 lbs
Máximo de despegue 6.615 lbs
Dimensiones
Envergadura 17,75 m
Largo 10,27 m
Altura 3,53 m
Superficie alar 43 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos tripulantes y seis pasajeros

422
Notas
Los primeros aviones en arribar a Colombia lo hicieron en 1929 a través de la SCADTA,
con el propósito de incremental su flota aérea. A raíz del conflicto con el Perú en 1932,
el gobierno colombiano dispuso el traslado de 7 aeronaves a la aviación militar. Estas
aeronaves fueron utilizadas para realizar misiones de transporte de pasajeros, carga,
correo, evacuaciones, relevos, enlace y reconocimiento, para lo cual fue necesario
adaptarles trenes de aterrizaje con ruedas o flotadores. Fueron retirados del servicio en
1952.

423
JUNKERS F-13

Figura 90. Junkers F-13. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Junkers F-13


Tipo Avión de Transporte
Año de diseño
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Un motor Junkers L6 lineal de 6 cilindros
Potencia 310 hp
Performance
Velocidad máxima 95 nudos
Velocidad a nivel del 90 nudos
mar
Techo de servicio 18.000 pies
Alcance 270 millas náuticas; autonomía: 3:00 horas
Pesos
Vacío 2.300 lbs
Máximo de despegue 4.250 lbs
Dimensiones
Envergadura 17,75 m
Largo 9,60 m
Altura 4,10 m
Superficie alar 43 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos tripulantes y ocho pasajeros

424
Notas
Estas aeronaves llegaron a Colombia en 1920 para operar para la SCADTA. En 1932,
cuatro de ellas fueron cedidas en préstamo a la Fuerza Aérea colombiana, siendo
modificadas para el empleo de flotadores y que pudiesen operar desde los ríos de la
amazonía. para que puedan utilizar los ríos como pistas de aterrizaje. Desempeñaron
un papel importante como aeronaves de transporte durante el Conflicto con el Perú.
Fueron retiradas deñ servicio en 1939.

425
CURTISS-WRIGHT C-14 OSPREY

Figura 91. Osprey C-14. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.


ESPECIFICACIONES TECNICAS
Modelo C-14 Osprey
Tipo Avión de Combate
Año de diseño 1931
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Wright Whirlwind R-975-22 de 9 cilindros
Potencia 420 HP
Performance
Velocidad máxima 255 km/h 152 nudos
Velocidad a nivel del 120 nudos
mar
Techo de servicio 18.500 pies
Alcance 350 millas náuticas; autonomía 2:30 horas
Pesos
Vacío 2.325 lbs
Máximo de despegue 2.866 lbs
Dimensiones
Envergadura 9,45 m
Largo 7,06 m
Altura 2,77 m
Superficie alar 23,0 m2
Armamento Dos ametralladoras calibre 0.30 mm
Dotación Dos
Notas
Estas aeronaves fueron adquiridas para la fuerza aérea colombiana en 1932. Operaron
durante el conflicto con el Perú. Fueron retiradas del servicio en 1947.

426
DORNIER WAL DO-J

Figura 92. Dornier Wal DO-J. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.
ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Dornier Wal DO-J


Tipo Avión de Transporte
Año de diseño 1922
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Dos motores Napier lion de 12 cilindros en V de
Potencia 450 HP
Performance
Velocidad máxima 120 nudos
Velocidad a nivel del 108 nudos
mar
Techo de servicio 15.500 pies
Alcance 1.190 millas Náuticas; autonomía: 10 horas
Pesos
Vacío 13.237 lbs
Máximo de despegue 17.637 lbs
Dimensiones
Envergadura 22 ,0 m
Largo 17,25 m
Altura 5,62 m
Armamento Ninguno
Dotación Dos tripulantes y diez pasajeros

Notas

427
Estas aeronaves llegaron a Colombia para ser operadas por la SCADTA en 1929.
Debido al conflicto con el Perú, la fuerza aérea colombiana adquirio cuatro de estas
aeronaves, fueron empleadas las bases aéreas de Buenaventura y Cartagena, donde
cumplieron misiones de patrullaje y observación marítima y fluvial, transporte de tropas,
de equipo y evacuación de enfermos y heridos. Al término del conflicto, fueron enviadas
a la Base Aérea de Palanquero, donde operaron hasta 1947.

428
Dornier Merkur II DO-K

Figura 93. Merkur II DO-K. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Merkur II DO-K


Tipo Avión de Transporte
Año de diseño
País Alemania
Planta propulsora
Modelo Dos motores Napier lion de 12 cilindros en V
Un motor Napier lion de 12 cilindros en V
Potencia 450 HP
Performance
Velocidad máxima 108 nudos
Velocidad a nivel del 96 nudos
mar
Techo de servicio 20.670 pies
Alcance 700 millas náuticas, autonomía: 3:30 horas
Pesos
Vacío 2.780 kg (4.861 lbs)
Máximo de despegue 4.100 kg (7936 lbs)
Dimensiones
Envergadura 19,60 m
Largo 12,85 m
Altura 3,56 m
Superficie alar 62,00 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos tripulantes y diez pasajeros

429
Notas
Estas aeronaves llegaron a Colombia para ser operadas por la SCADTA en 1930.
Debido al conflicto con el Perú, la fuerza aérea colombiana adquirio dos de estas
aeronaves, empleadas para efectuar misiones de transporte, evacuación, enlace y
reconocimiento. Al término del conflicto, fueron enviadas a lala Base Aérea de
Palanquero, donde operaron hasta 1939 cuando fueron retiradas del servicio.

430
JUNKERS F-13

Figura 94. Junkers F-13. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Junkers F-13


Tipo Avión de Transporte
Año de diseño
País Alemania
Planta propulsora Un motor Junkers L6 lineal de 6 cilindros
Modelo
Potencia 310 hp
Performance
Velocidad máxima 95 nudos
Velocidad a nivel del 90 nudos
mar
Techo de servicio 18.000 pies
Alcance 270 millas náuticas; autonomía: 3:00 horas
Pesos
Vacío 2.300 lbs
Máximo de despegue 4.250 lbs
Dimensiones
Envergadura 17,75 m
Largo 9,60 m
Altura 4,10 m
Superficie alar 43,0 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos tripulantes y ocho pasajeros

Notas

431
Estas aeronaves llegaron a Colombia en 1920 para operar para la SCADTA. En 1932,
cuatro de ellas fueron cedidas en préstamo a la Fuerza Aérea colombiana, siendo
modificadas para el empleo de flotadores y que pudiesen operar desde los ríos de la
amazonía. para que puedan utilizar los ríos como pistas de aterrizaje. Desempeñaron
un papel importante como aeronaves de transporte durante el Conflicto con el Perú.
Fueron retiradas del servicio en 1939.

432
CURTISS FALCON O-1

Figura 95. Falcon O-1. Fuente: colección particular Amaru Tincopa.


ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Falcon O-1 (Ricaurte)


Tipo Avión biplaza de combate y reconocimiento
Año de diseño 1924
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor Conqueror D-12D en V de 12 cilindros
Potencia 400 HP
Performance
Velocidad máxima 165nudos
Velocidad a nivel del 130 nudos
mar
Techo de servicio 18.000 pies
Alcance Alcance: 450 millas náuticas; autonomía: 3:00 horas
Pesos
Vacío 2.220 lbs
Máximo de despegue 3.170 lbs
Dimensiones
Envergadura 11,6 m
Largo 8,3 m
Altura 3,2 m
Superficie alar 32,8 m2
Armamento 1 ametralladora 7,62 mm; 2 ametralladoras de 7,7 mm
Dotación Dos (piloto y observador/artillero)

Notas
Adquirida en enero de 1927. Perdida en un accidente en febrero de 1933 por fallas
mecánicas.

433
CURTISS FLEDGLING J-2

ESPECIFICACIONES TECNICAS

Modelo Fledgling J-2


Tipo Avión biplaza de entrenamiento
Año de diseño 1927
País Estados Unidos
Planta propulsora
Modelo Un motor radial Wright R-760-94
Potencia 240 hp
Performance
Velocidad máxima 175 km/h (100nudos)
Velocidad a nivel del 140 km/h (95 nudos)
mar
Techo de servicio 16.000 pies
Autonomía 2 horas 30 min
Pesos
Vacío 968 kg
Máximo de despegue 1.285 kg (2.835 lbs)
Dimensiones
Envergadura 11,93 m
Largo 8,33 m
Altura 3,14 m
Superficie alar 33,9 m2
Armamento Ninguno
Dotación Dos (piloto y observador/artillero)

Notas
Estas aeronaves fueron incorporadas por la Fuerza Aérea colombiana en 1931. Fue
retirado en 1950

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