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Acoge Div y RECONV. CE
Acoge Div y RECONV. CE
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Consultada sobre la remuneración que percibía, indica, “él nunca me dio dinero
por trabajar. El dejaba monedas en el velador y con eso yo tenía que darme vuelta para la
comida. No recuerdo cuánto eran las monedas. El arriendo lo pagaba él. Él esperaba que
se cortara la luz y la pagaba. En ese tiempo las niñas eran chicas”. Luego, aclara, “con las
monedas se comían sopas maggi porque no había más plata. Eso le decía él a los
clientes. Los hijos iban al colegio contra la voluntad del padre. Los puse en un colegio
municipal. Los materiales del colegio los compraba Luis”. Agrega, luego de consultada,
“me separé en julio de 2002 por una agresión. Antes de eso tuve muchas dificultades en
el matrimonio. Seguimos viviendo en habitaciones separadas, luego él quería seguir como
él quería. El amenazaba que se iba a matar. Una vez me agarró a puñetazos porque yo
no quería volver con el a su habitación”.
No sabe si el año 2002 hubo una medida cautelar, tampoco sabe si hubo una
sentencia condenatoria por violencia ese mismo año. Agrega, luego, “él se fue a la casa
de la mamá. Después del año 2002 no me relacioné con él. Desde el año 2002 hasta la
fecha ha habido contacto con él “. Señala, “él se estaba haciendo casa en el sitio, no me
venía a ver a mí, venía a ver a sus hijos y nietos”. Afirma, también, “yo iba con don Luis
en vehículo a Pichilemu, él dormía en una habitación y yo en otra”. Sostiene, “inicié causa
por violencia porque cuando empezaron a hacer la casa, él venía y decía que yo tenía
una vida liberal. El era insistente. Yo igual iba a Pichilemu con él”. Acto seguido, refrenda,
“yo la conozco como abogada de la familia Acevedo. Yo en eso representaba a mis hijas,
no a don Luis”.
Sostiene, “la última vez que salí con Luis a fines de marzo de 2019, fuimos a la
casa. No pasábamos festividades juntos”. Aclara, luego de consultada, “él compraba
vehículos usados y los vendía. El manejaba todo. Yo era una empleada para todo
servicio. No había mesa, silla, nada, gracias a mi madre teníamos ropa para mis hijos.
Ella es mi madre de crianza, no la que me parió. Nunca tuve apoyo de nadie, pero mi
madre de crianza si me ayudó”. Celia se llamaba.
También, refiere, luego de consultada, “el inmueble en que vivo está a nombre
mío, es un sitio que Luis pactó con un feriante. Don Luis decidió que el sitio estuviera a
nombre mío. Eso se pagó con 180 mil pesos al contado, y 240 costó en total, y cuotas de
10 mil el saldo. El inmueble no se compró con artículo 150, sé lo que eso significa”.
Aclara, en cuanto a su actividad laboral que “trabajó, yo trabajé hasta el año 2012
con él. Sé que él tuvo una cirugía. Se fue a la casa de tíos en Pichilemu. Un día nos
avisan que él estaba hospitalizado, no recuerdo el año. Tenía problemas a la próstata. Lo
trajimos con mi hijo a la casa. No debí hacerlo, lo hice por mi hijo. Yo en ese tiempo salía
a trabajar a casas particulares. Estuvo meses aquí. El se enfermó nuevamente y fue al
Parroquial de Padre Hurtado.
NOVENO: Que con fecha 6 de enero de 2021, en la última audiencia de juicio, con
la asistencia de las partes y sus apoderados, se procede a realizar por los intervinientes
las observaciones a la prueba rendida durante las audiencias de juicio.
DICTADA POR DON CARLOS HIDALGO HERRERA, JUEZ TITULAR DEL PRIMER
JUZGADO DE FAMILIA DE SAN MIGUEL