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Psicoterapia de Grupos. Clase 12
Psicoterapia de Grupos. Clase 12
Psicoterapia de Grupos. Clase 12
GRUPOS
CLASE 12
Rogers (1986b) escribe que el rol del terapeuta consiste en acompañar a los
clientes en sus viajes hacia el autodescubrimiento.
La terapia centrada en la persona conduce a un proceso de
autoexploración y autorrealización y muestra un menor interés por el
dominio de destrezas, técnicas o estrategias de liderazgo (Bozarth &
Brodley, 1986).
Rogers intentó siempre ser una persona para los miembros de sus grupos en
vez de asumir un rol directivo. En su trabajo como facilitador de grupo,
funcionaba como un guía de viaje.
Rogers (1970) subraya las siguientes características de los facilitadores
de grupos:
Confían plenamente en el proceso grupal y creen que el grupo puede
progresar sin su intervención directiva.
Escuchan atenta y sensiblemente a cada miembro.
Hacen todo lo posible para contribuir a la creación de un clima que
sea psicológicamente seguro para los miembros.
Tratan de comprender empáticamente y aceptar a los individuos y al
grupo; no presionan al grupo hacia un nivel más profundo.
Operan en términos de su propia experiencia y sentimientos, lo que
significa que expresan sus reacciones presentes.
Ofrecen a los miembros feedback y, si procede, confrontan a los
individuos en aspectos específicos de su conducta; evitan los juicios y,
en su lugar, comentan el modo en que les afecta la conducta de los
otros.
Rogers mantiene que ciertas funciones y procedimientos son contraproducentes:
1) Manipular al grupo hacia un objetivo particular no explícito;
2) Usar ejercicios destinados a provocar ciertas emociones;
3) Motivar y organizar actuaciones dramáticas de los miembros;
4) Permitir a los miembros que se ataquen entre sí o insistir continuamente en que
expresen hostilidad;
5) Presionar a los miembros para que participen en los ejercicios grupales;
6) Interpretar continuamente los motivos y las conductas de los otros;
7) Hacer comentarios frecuentes sobre el proceso grupal.
8) Ocultarse tras el rol del 'terapeuta experto' manteniéndose emocionalmente
distante y anónimo. Aunque apoya que los facilitadores participen en el grupo
expresando sus reacciones y problemas, previene de los peligros derivados de
aquellos facilitadores con graves problemas que usan el grupo para resolver sus
propios problemas.
Rogers (1970) desaprueba el uso de técnicas para mantener el grupo en marcha
y los comentarios interpretativos del facilitador. Tales comentarios, cree Rogers, no
son aptos para la autoconsciencia del grupo y retardan el proceso.
Para ayudar a delinear las diferencias entre el enfoque centrado en la persona y otros
modelos terapéuticos, se incluyen algunos procedimientos terapéuticos que
normalmente se excluyen del repertorio del facilitador:
Dar consejos.
Catalizadores y técnicas para iniciar la acción.
Diagnóstico y evaluación.
Estructura e intervención directiva.
Tareas que los miembros realizarán fuera de la sesión.
El enfoque centrado en la persona subraya la importancia de ciertas destrezas como parte
necesaria del estilo del facilitador:
Escuchar de forma activa y sensible.
Reflejar.
Clarificar.
Sintetizar.
Compartir experiencias personales.
Relacionar entre sí a los miembros del grupo.
Moverse al ritmo del grupo en vez de intentar dirigirlo.
Afirmar la capacidad de autodeterminación del cliente.
Los facilitadores efectivos del enfoque centrado en la
persona no se hallan restringidos por reglas rígidas.
Es básico en este enfoque que los miembros constituyan el
centro del grupo y no el terapeuta.
Los miembros del grupo pueden ser tan facilitadores como el
terapeuta.
Aunque la actitud receptiva del terapeuta se considera aún
de vital importancia, no excluye la posibilidad de que éste
adopte iniciativas alguna vez para estimular el proceso
experiencial del cliente.
Rogers (1970) confía en la capacidad del grupo para progresar por su propia iniciativa
y no admite que la ansiedad y la irritación pueda originarse por la falta de estructura
externa.
Los facilitadores pueden animar a los miembros para que reflexionen sobre lo que
están haciendo y lo que no hacen. Además pueden expresar sus reacciones a lo que
observan que está ocurriendo en el grupo.
Los miembros del grupo tienen el poder para avanzar a un nivel más profundo o
permanecer en el mismo en que se encuentran, pero el terapeuta puede animarles a
observar su conducta y decidir en qué aspectos pueden modificarla.
En resumen, los terapeutas del enfoque centrado en la persona pueden usarse como
instrumentos de cambio del grupo. Su función central es establecer un clima
terapéutico en el que los miembros del grupo interactúen de forma honesta y
significativa. Obviamente, las actitudes y la conducta del terapeuta y no las técnicas,
estrategias o ejercicios que éste puede emplear, son determinantes poderosos de la
atmósfera de aceptación del grupo que conduce a la comunicación real.
EL PROCESO GRUPAL
Características del Grupo
Un grupo centrado en la persona puede reunirse semanalmente en sesiones de dos
horas y por un número indeterminado de sesiones.
Otro formato consiste en los seminarios de crecimiento personal que se reúnen
durante un fin de semana, una semana o más. El carácter residencial de tales
pequeños grupos de crecimiento personal permite a sus miembros establecerse
como comunidad.
Al organizar y dirigir un grupo centrado en la persona, normalmente no existen
reglas o procedimientos para la selección de los miembros. Cuando el facilitador y
el miembro están de acuerdo en que la experiencia grupal será beneficiosa,
normalmente se introduce a la persona.
Durante el primer encuentro del grupo, el facilitador no presenta las reglas básicas
que guiarán a los miembros ni proporciona una gran cantidad de información u
orientación. A los miembros del grupo corresponde formular las reglas para sus
sesiones y establecer las normas que por consenso les ayudarán a alcanzar sus
metas.
Proceso Terapéutico/ Etapas del Grupo
Patrones de procesos que se reproducen en cualquier tipo de grupo con enfoque centrado
en la persona
1. Circulación en masa. La falta de dirección del terapeuta produce cierta confusión,
frustración y "circulación en masa" inicial. Son características las preguntas como "¿Quién
es el responsable aquí?", "¿Para qué estamos aquí?“ o "¿Qué se supone que debemos
hacer aquí?", y reflejan la preocupación que sienten los miembros en esta etapa.
2. Resistencia a la expresión o exploración personal. Inicialmente los miembros presentan
un rol público, que consideran será aceptado por el grupo. Temen y muestran resistencia
a revelar sus aspectos privados.
3. Descripción de los sentimientos pasados. A pesar de las dudas sobre el valor del grupo y
el riesgo a la exposición propia, se inicia la autoapertura de los sentimientos personales,
sin embargo, de forma dubitativa y ambivalente. Normalmente, estas revelaciones se
refieren a sucesos ajenos al grupo; los miembros tienden a describir sentimientos en la
forma de "allí y entonces".
4. Expresión de sentimientos negativos. En la medida que progresa el grupo, se produce un
avance hacia la expresión de sentimientos referidos al presente "aquí y ahora". A
menudo estas expresiones adoptan la forma de ataque dirigido al terapeuta del grupo,
normalmente por no proporcionar la dirección necesaria.
5. Expresión y exploración del material personal significativo. Si los miembros perciben
como aceptable para el grupo la expresión de los sentimientos negativos, emerge un
clima de confianza. A consecuencia de este sentimiento de confianza, los miembros
deciden arriesgarse con la revelación del material personal. En este punto, los
participantes empiezan a comprobar que el grupo es lo que ellos deciden que sea y
empiezan a experimentar la libertad.
6. Expresión de sentimientos interpersonales inmediatos en el grupo. Los miembros
tienden a expresarse mutuamente multitud de sentimientos diversos.
7. Desarrollo de la capacidad curativa del grupo. A continuación, los miembros
empiezan a conectar espontáneamente unos con otros, expresando interés, apoyo,
comprensión y preocupación. En esta etapa, se forman dentro del grupo las
relaciones de ayuda que ofrecen a los miembros el apoyo necesario para dirigir sus
vidas de forma más constructiva fuera del grupo.
8. Autoaceptación y el inicio del cambio. En esta etapa los participantes empiezan a
aceptar aspectos de sí mismos que anteriormente habían negado o distorsionado; se
acercan más a sus sentimientos y consecuentemente empiezan a mostrarse menos
rígidos y más abiertos al cambio. En la medida que los miembros aceptan sus puntos
fuertes y sus debilidades, abandonan sus defensas y aceptan el cambio.
9. Agrietamiento de las fachadas. En este momento los miembros empiezan a responder
a las demandas del grupo para el abandono de máscaras y simulaciones. Esta
revelación de la personalidad interna de algunos miembros demuestra la validez de la
teoría de que los encuentros significativos pueden ocurrir cuando las personas se
arriesgan a llegar más allá de la interacción superficial. En esta etapa el grupo lucha
por lograr una comunicación más profunda.
10. Feedback. En el proceso de recepción de feedback, los miembros adquieren multitud
de datos referidos a cómo les experimentan otros y al impacto que producen sobre
las otras personas. Esta información conduce normalmente a nuevos insights que les
ayudan a decidir aspectos de sí mismos que desean modificar.
11. Confrontación. En este momento los miembros se confrontan entre sí y se convierte en
un proceso emocional intenso que conlleva feedback. La confrontación puede verse
como un avance de las interacciones descritas en las etapas anteriores.
12. La relación de ayuda fuera de las sesiones grupales. Para esta etapa los miembros han
empezado a establecer contactos fuera del grupo.
13. E1 encuentro básico. Como los miembros establecen entre sí relaciones más directas y
cercanas de lo habitual en la vida cotidiana, surgen relaciones genuinas persona-a-
persona. En este punto los miembros empiezan a experimentar cuán significativas
pueden ser las relaciones cuando existe la sensación de comunidad y el compromiso
de trabajar por una meta común.
14. Expresión de sentimientos de cercanía. En la medida que progresan las sesiones, en el
grupo se produce el acercamiento y aceptación de los miembros derivados de la
expresión honesta de los sentimientos de los participantes hacia sí y hacia los demás.
Este sentimiento terapéutico de cercanía conduce al último y más importante cambio.
15. Modificación de conducta en el grupo. Cuando los miembros experimentan una mayor
facilidad para la expresión de sus sentimientos, sus conductas, manierismos e incluso su
aspecto físico empieza a cambiar. Tienden a actuar de forma abierta; expresan
sentimientos más profundos hacia los otros; logran una mayor compresión de sí mismos
y elaboran formas más efectivas para relacionarse con los otros. Si los cambios son
efectivos, los miembros trasladarán sus nuevas conductas a las situaciones vitales
cotidianas.