Tesina Jacinto Lorena 2017
Tesina Jacinto Lorena 2017
Tesina Jacinto Lorena 2017
Título:
La relación entre el Gasto Energético por Actividad Física a
intensidad moderada y la Calidad de Vida en Adultos Mayores
Este camino no lo transité sola, y por eso quiero agradecer al equipo del
Laboratorio de Ergonomía y Actividad Física (LEAF) de la UFLO que me
acompañó desde el primer momento. Principalmente a Valeria Baigún y a
Pablo Lobo, por la paciencia, las palabras de aliento, las enseñanzas y por
sobre todo, el respeto y la calidez humana; también, agradecerle a Gabriela De
Roia, por acompañar este proceso en los pequeños y grandes detalles.
Pero, hay alguien que caminó conmigo todos los días este recorrido, Dalmiro,
mi amor y compañero, quien supo adaptarse a mis cambios de humor, quien
supo cuidar a nuestro hijo con el amor y el cuidado más puro en mis ausencias
y quien siempre me apoyó para que cumpla mis objetivos.
Resumen……………………………………………………………………………….5
1. Primera Parte: Delimitación teórica del objeto de estudio………………...6
1.1. Área temática, rama y especialidad………………………………………….6
1.2. Tema y subtema…………………………………………………………………6
1.3. Introducción……………………………………………………………………...6
1.4. Problema………………………………………………………………………….8
1.5. Relevancia cognitiva……………………………………………………..........8
1.6. Marco teórico…………………………………………………………………..11
1.6.1. Capítulo 1: Envejecimiento y Adulto Mayor...………………………….11
1.6.1.1. Rol de la Actividad Física y enfermedades asociadas al
sedentarismo……………………………………………………………………......12
1.6.1.2. Características del Adulto Mayor…………………………………......18
1.6.1.3. Envejecimiento Saludable……………………………………………….22
1.6.2. Capítulo 2: Actividad Física…………………………...…………………..25
1.6.2.1. Actividad Física y sus dimensiones………………………………...…25
1.6.2.1.1. Gasto Energético por Actividad Física……………………………..27
1.6.2.2. Valoración de la Actividad Física………………………………………28
1.6.2.3. Actividad física del Adulto Mayor……………………………………...32
1.6.3. Capítulo 3: Calidad de Vida………………………………………………..35
1.6.3.1. Calidad de vida y sus dimensiones……………………………………35
1.6.3.2. Calidad de vida del Adulto Mayor……………………………………...37
1.7. Hipótesis………………………………………………………………………...40
1.8. Objetivos………………………………………………………………………..40
2. Segunda Parte: Material y Método……………………………………………41
2.1. Tipo de diseño …………………………………………………………………41
2.2. Matriz de datos………………………………………………………………...43
2.3. Fuentes de datos………………………………………………………………44
2.4. Instrumentos para la producción de datos……………………………….49
2.4.1 Instrumento para la valoración de la Actividad Física………………..50
2.4.2 Instrumento para la valoración de la Calidad de Vida………………...51
2.5. Plan de actividades en contexto…………………………...……………….53
2.6. Población y muestra…………………………...……………………………..55
2.7. Plan de tratamiento y análisis de los datos……………………...............56
3. Tercera Parte: Análisis y Conclusiones……………………………………..58
3.1. Exposición de los datos……………………………………………………...58
3.1.1. GEAF a Intensidad Moderada……………………………………………..58
3.1.2. Datos de Calidad de Vida…………………………………………………..60
3.1.2.1. Dimensión 1. Salud Física……………………………………………….60
3.1.2.2. Dimensión 2. Psicológica………………………………………………..61
3.1.2.3. Dimensión 3. Relaciones Sociales……………………………………..62
3.1.2.4. Dimensión 4. Entorno…………………………………………………….63
3.1.2.5. Calidad de Vida Total……………………………………………………..64
3.1.3. Relación entre el GEAF a Intensidad Moderada y la Calidad de
Vida……………………………………………………………………………………65
3.2. Análisis e interpretación de los datos……………………………………..67
3.3. Discusión y conclusiones……………………………………………………68
4. Anexos……………………………………………………………………………..72
4.1. Anexo 1. IPAQ………………………………………………………………….72
4.2. Anexo 2. WHOQOL-BREF……………………………………………………74
5. Bibliografía………………………………………………………………………..80
Resumen
Palabras clave
Gasto Energético por Actividad Física – Calidad de Vida – Adulto Mayor
5
1. Primera Parte: Delimitación conceptual del objeto de estudio
1.3. Introducción
6
avanzada sufren tres tipos de crisis, la primera relacionada con la identidad de
su propia imagen, con una apariencia física en deterioro; la segunda una crisis
de autonomía, por el aumento de la dependencia de otros para moverse; y
finalmente una crisis de pertenencia, por su menor participación social y su
retiro de la vida activa (Marín, Homar, Niedfeld, Matcovick, & Mamonde, 2009).
Por eso, realizar la siguiente investigación, que estudiará la calidad de vida de
los adultos mayores, será de gran aporte, no sólo para la comunidad científica
sino también para la misma población, dando respuesta a los cambios que se
vivencian.
Los factores ambientales, los estilos de vida y la práctica de actividad
física, son tres factores que influyen significativamente en el tipo de
envejecimiento que cada persona presenta (Nelson, y otros, 2007). Como
profesionales de la Actividad Física y el Deporte, de los tres factores antes
mencionados, en el que más influencia podemos generar como docentes es en
la práctica de Actividad Física; mientras que en los factores ambientales y/o
estilos de vida, es más difícil transcender. Por otra parte, el alcance de las
oportunidades que tengan los adultos mayores para una mayor longevidad
dependerá, en gran medida, de un factor clave: la salud. Es decir, que si las
personas viven esos años adicionales en buen estado de salud, su capacidad
para hacer lo que valoran será apenas diferente a la de las personas más
jóvenes. Pero si esos años adicionales se caracterizan por una disminución y
decadencia de las capacidades físicas y mentales, las consecuencias para los
adultos mayores y para la sociedad serán mucho más negativas (OMS, 2015),
y seguramente la percepción de su calidad de vida también lo será.
Por lo general, las enfermedades diagnosticadas en edades avanzadas
no son curables y, si no se tratan adecuada y oportunamente, tienden a
provocar complicaciones y secuelas que dificultan la independencia y la
autonomía de la dichas personas (Menéndez, y otros, 2005), de esta manera
se propone estudiar, investigar y generar nuevo conocimiento para brindarle a
los adultos mayores la posibilidad de transitar los últimos años de vida en una
sociedad atenta a sus necesidades.
Son varios los motivos que impulsan a iniciar esta investigación, pero
principalmente se espera que a través del estudio de la actividad física y la
calidad de vida en adultos mayores a) aumente la participación de los adultos
7
mayores en espacios creados para el desarrollo de la actividad física, como el
de los talleres del programa UPAMI, en pos de mejorar la calidad de vida; b)
genere conocimiento que enriquezca, cuestione y/o transforme con fundamento
teórico y empírico las prácticas profesionales de los docentes del área.
1.4. Problema
8
dimensiones: la salud física, la salud psicológica, las relaciones sociales y el
medio ambiente (OMS, 1996), siendo éstas las elegidas para llevar adelante la
presente investigación.
Como se puede observar, la calidad de vida es un complejo concepto
cuya definición operacional y dimensional resulta francamente difícil. No
obstante, hay acuerdo en cuanto a la necesidad de abordarla desde una
dimensión subjetiva; es decir, lo que la persona valora de ella sin restringirla a
la opinión de otras personas o terceros porque lo fundamental es la percepción
propia (Rojas, 1997).
Mora, Villalobos, Araya, & Ozols (2004) realizaron un estudio en Costa
Rica donde participaron 152 adultos mayores y relacionaron la calidad de vida
en su dominio social, su grado de autonomía y su salud psicológica, con la
actividad físico-recreativa, ligadas al género en adultos mayores. Quisieron
conocer cuál es la principal motivación para la realización de actividad física y
qué beneficios perciben de ella. Estos investigadores demostraron que la salud
fue el factor principal en la motivación para realizar actividad física y que los
beneficios percibidos por los adultos mayores fueron el sentirse más
reanimados, más alegres, con energía, y el alivio de dolores. Estos autores
concluyen que los adultos mayores con niveles altos de activdad física tanto en
frecuencia como en duración diaria tienden a tener una mejor percepción de su
calidad de vida. Sin embargo, se sigue evidenciando una vacancia de
conocmiento sobre la relación entre la actividad física y la calidad en adultos
mayores con niveles bajos de actividad física.
Schapira & Soderlung (2006) manifiestan que los programas de
promoción de la salud dirigidos a los adultos mayores no deben ir enfocados a
prolongar la vida indefinidamente, sino a brindar la mejor calidad de vida
posible durante los años que le queden a esa persona, mediante una serie de
actividades para reducir los riesgos y el deterioro funcional de los procesos
asociados al envejecimiento, proponiendo postergarlos y manteniendo una vida
física, mental y social activa.
Branch & Jette (1982) revelaron que la calidad de vida es tan importante
como la duración de la vida de muchos adultos mayores. Sin embargo, Koltyn
(2001) del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Wisconsin-
Madison, EE.UU., en su artículo “La relación entre Actividad Física y Calidad de
9
Vida en Mujeres Mayores” se propuso investigar la relación entre la actividad
física y la calidad de vida en mujeres mayores. Sostuvo que las mujeres
mayores pasan una parte sustancial de su tercera edad con enfermedades
crónicas y discapacidades, lo que puede afectar negativamente la calidad de
vida de ellas. Por tales motivos, esta investigadora cree necesario encontrar
formas seguras y eficaces de alentar a los adultos mayores a volverse
físicamente activos y así prevenir distintos tipos de enfermedades y mejorar la
percepción de su calidad de vida.
A su vez, Koltyn (2001), manifiesta la vacancia de conocimiento en el
tema, ya que plantea la duda sobre si la actividad física cumple un rol en la
mejora de la calidad de vida en los adultos mayores, diciendo que sólo una
cantidad limitada de investigaciones se han llevado a cabo en esta área, y los
resultados de algunas son relativos. Por otro lado, en su estudio se citan a
algunos investigadores que han dado a conocer la mejora de la calidad de vida
en relación con la participación en diversos programas de actividad física
(Emery & Blumenthal, 1990; Mihalko & McAuley, 1996); sin embargo, otros
investigadores no han encontrado tal relación (Blumenthal , y otros, 1989).
Asimismo, la OMS (2015) en su Informe Mundial sobre “El
Envejecimiento y la Salud” manifiesta la necesidad de comenzar acciones
integrales de salud pública para hacer frente al envejecimiento activo.
Otro estudio, realizado en el año 2009 por investigadores pertenecientes
al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, han evaluado la eficacia
de un programa de promoción de la salud, con la intención de fomentar la
actividad física y la prevención de patologías asociadas al envejecimiento, para
evitar complicaciones asociadas y mejorar la calidad de vida en adultos
mayores. Este estudio demostró que la participación de los adultos mayores en
programas de promoción de la salud conlleva a efectos y resultados positivos
en cuanto a la prevención y mejoría de su salud y calidad de vida. Asimismo,
descubrieron que la participación en estos programas demostró que tener
amistades, en esta etapa de la vida, está relacionado con una buena salud
mental y física, con una moral elevada, y con la sensación de bienestar. Estos
beneficios se manifiestan tras el estar en contacto con personas del mismo
grupo etario, reduciendo la ansiedad y la tensión que los cambios vitales
generan en esta etapa. Entre los adultos mayores se forman así vínculos de
10
apoyo, destacando la comprensión y el compañerismo (Marín, Homar,
Niedfeld, Matcovick, & Mamonde, 2009).
Teniendo en cuenta que los adultos mayores que participan en distintos
programas de actividad física, suelen tener mejorías en algunos dominios de su
la calidad de vida, resulta interesante iniciar esta investigación para aportar
datos que arrojen la relación que existe entre la actividad física a intensidad
moderada y las cuatro dimensiones de la calidad de vida en adultos mayores
con nivel bajo de actividad física.
El mismo estudio demostró que la actividad física desempeña un papel
importante en la salud de los adultos mayores; no sólo reduce las limitaciones
físicas y mejora la calidad de vida, sino que disminuye los factores de riesgo de
sufrir enfermedades cardiovasculares y traumatismos.
Como se puede observar, estudiar la actividad física y la calidad de vida
en los adultos mayores será relevante para la comunidad científica, ya que es
un tema que viene siendo estudiado por diversas investigaciones y brindará
datos que podrán ser utilizados por otros investigadores en futuros estudios.
Sin embargo, no se han encontrado investigaciones que estudien los
niveles de actividad física en relación con la calidad de vida, y tampoco sobre
una población de adultos mayores con nivel bajo de actividad física.
11
en todo los seres vivos a consecuencia de la interacción de la genética del
individuo y su medio ambiente (Rinessi, Saiach, & Lecuna, 2000). Asimismo,
según la OMS (2015) desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es la
consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y
celulares que se producen a lo largo de los años, lo que lleva a un descenso
paulatino de las capacidades físicas y mentales, un aumento del riesgo de
contraer enfermedades, y finalmente a la muerte. Sin embargo, el
envejecimiento y la vejez, como estado o período, deben ser considerados no
sólo desde una perspectiva biológica sino bio-psico-social. Es decir que,
cualquier consideración sobre el envejecimiento, la vejez o los adultos mayores
deberá integrar los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de ese proceso,
estado o grupo de edad (IMSERSO, 2011).
Ahora bien, aunque tomemos una edad concreta para marcar el inicio
del proceso de envejecimiento, existe una amplia diversidad de adultos
mayores, ya que esos cambios que se manifiestan en esta etapa no son
lineales ni uniformes, y su vinculación es relativa. Si bien algunos adultos
mayores disfrutan de una excelente salud y se desenvuelven perfectamente en
su vida cotidiana, otros necesitan de una considerable ayuda para el desarrollo
del día a día (OMS, 2015).
12
Ahora bien, en los últimos años uno de los debates que se plantea es
que si ese aumento de la población de adultos mayores, lograda por una mayor
longevidad, tiene relación con mejores condiciones de vida o se está
cambiando mortalidad por discapacidad (IMSERSO, 2011).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2002), manifestó que en
América se han observado cambios en los patrones de consumo y en los
hábitos de vida de los adultos mayores. Estos cambios están asociados con
dietas abundantes en contenido graso, con el aumento del consumo de
productos de origen animal, disminuyendo los de origen vegetal, y
principalmente con adoptar estilos de vida sedentarios.
Para continuar, se cree necesario aclarar el significado de los
términos sedentario, inactivo e insuficientemente activo, ya que se suelen usar
como sinónimos pero no lo son (Farinola, 2010).
El término inactivo refiere específicamente a la ausencia de actividad,
ya que el prefijo in indica negación o privación (Real Academia Española,
2001). Esto es muy poco común, se da en muy pocas situaciones de la vida, ya
que es cuando el trabajo muscular está ausente o es mínimo, como por
ejemplo cuando se está quieto en la cama o en los viajes espaciales, donde no
hay necesidad de contraer los músculos (Farinola, 2010). Asimismo, la palabra
“inactivo” y “sedentario” se suelen usar como sinónimos para clasificar a
aquellas personas que no alcanzan un nivel esperado de AF para su salud,
pero veamos: sedentario quiere decir estar sentado (Real Academia Española,
2001), lo cual implica una actividad muscular muy baja y por eso la confusión
de los términos. Pero como indica Farinola (2010) utilizar el término conducta
sedentaria sería lo más apropiado para delimitar el tiempo que la persona pasa
sentada y las consecuencias que conlleva esta conducta. Por último, el término
insuficientemente activo hace referencia a la persona que no alcanza un nivel
de AF mínimo necesario para llevar adelante una vida saludable,
independientemente del tiempo que esté sentada.
Se conoce que la AF reduce, retrasa o impide considerablemente los
factores de riesgo para contraer muchas de las enfermedades crónicas
degenerativas del mundo civilizado (Farinola, 2006). Evolutivamente, el rol que
ocupaba la AF en la vida de los seres humanos hace 2 mil millones de años
atrás, era fundamental para sobrevivir y conseguir alimento. Nuestro cuerpo se
13
fue adaptando a las demandas del paisaje y nuestro patrón de subsistencia se
fue modificando ante la necesidad de cazar y correr para conseguir alimento.
Ambas acciones demandan un alto esfuerzo físico. Si comparamos estas
acciones con las del mundo actual, se puede decir que hoy en día prevalecen
las conductas sedentarias, siendo éstas casi un comportamiento antinatural
para nuestro diseño genético (Farinola, 2006).
Ésta conducta sedentaria y los cambios en el estilo de vida, no sólo
afectan a la población adulta en general, sino también a los adultos mayores:
aparecen enfermedades tales como la obesidad, la diabetes mellitus tipo II, la
hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer y la cardiopatía isquémica.
Por lo general, las enfermedades diagnosticadas en los adultos
mayores no son curables y, si no se tratan adecuada y oportunamente, tienden
a provocar complicaciones y secuelas que dificultan la independencia y la
autonomía de la dichas personas (Menéndez, y otros, 2005).
Aquellos adultos mayores que realizan AF presentan una menor tasa
de mortalidad y menor riesgo de contraer cardiopatías, hipertensión, ACV,
diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. También, presentan mejor
funcionamiento cardio-respiratorio y muscular, una composición corporal
saludable y mejor salud ósea (Paterson, Jones, Rice, 2007, citado en Manual
Director de AF y Salud de la República Argentina, 2013).
Una de las enfermedades asociadas al sedentarismo es la diabetes
(Wei, Gibons, & Kampert, 2000). Un 91% de los casos de diabetes tipo 2
podrían evitarse adoptando un estilo de vida en presencia de la práctica regular
de AF (Hu, y otros, 2001). La práctica de AF es fundamental para que las
personas diagnosticadas con diabetes puedan alcanzar un control metabólico
adecuado. Incluso realizar AF a baja intensidad también ha demostrado
notorios beneficios en los pacientes diabéticos (Kirk, Mutrie, McIntyre, & Fisher,
2003).
Varo y otros (2003) establecieron que el sedentarismo también se asocia
con enfermedades cardiovasculares, tales como la hipertensión arterial,
accidentes cerebro vasculares (ACV) y cardiopatías isquémicas. En este
mismo estudio han demostrado que la práctica regular y controlada de AF,
disminuye la presión sistólica y diastólica. Melano Carranza, Lasses Ojeda, &
Ávila Funes (2008) sostienen que las enfermedades cardiovasculares
14
constituyen la primera causa de muerte entre los adultos mayores y de igual
manera la cardiopatía isquémica. Se establece en otro estudio que el rol de la
AF se convierte en un modelo de prevención para luchar contra las
cardiopatías, tanto en hombres como en mujeres mayores (Manson, y otros,
2002).
Otras investigaciones, han demostrado que la AF posee efectos
terapéuticos en el tratamiento de la depresión y la ansiedad en adultos
mayores, mejorando entre otros aspectos las funciones cognitivas de estas
personas (Fox, 1999). De igual manera, la obesidad es otra enfermedad
asociada al sedentarismo que aparece y se mantiene en la población de
adultos mayores (DiPietro, 1999).
Otro importante rol que tiene la AF en los adultos mayores es en la
prevención de sufrir caídas. La AF disminuye la pérdida de masa ósea en
general, esto repercute en el descenso del número de caídas tan frecuentes en
esta edad, siendo así que los adultos mayores que realizan AF sufren menor
número de caídas, lesiones y fracturas, que los adultos mayores sedentarios.
(Batty, 2002)
Según Hardman (2001, citado en Salinas Martínez, Cocca, Mohamed, &
Ramírez, 2010) la práctica de actividad física puede reducir el porcentaje de
contraer algunos tipos de cáncer hasta un 40-50%. Sin embargo, la literatura
científica desarrollada hasta el momento no muestra una evidencia confiable
acerca de este hecho (Salinas Martínez, Cocca, Mohamed, & Ramírez, 2010).
El Colegio Americano de Medicina del Deporte (1998) sostiene que la
presencia de AF y fomentar estilos de vida activos son importantes, ya que la
participación en actividades físicas de forma regular provoca varias respuestas
favorables que contribuyen al envejecimiento saludable. Algunos de los
beneficios que se han atribuido a la AF regular incluyen:
1) minimizar los cambios biológicos asociados con el envejecimiento;
2) retrasar los signos producidos por el sedentarismo;
3) controlar y mejorar las enfermedades crónicas;
4) beneficiar la salud psicológica,
5) incrementar la movilidad y funcionalidad y;
6) colaborar en la rehabilitación de enfermedades agudas y crónicas.
15
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) (2002) menciona que los
beneficios para la salud que presenta la AF en el adulto mayor se pueden
diferenciar según distintos aspectos, siendo el aspecto cardiovascular el que
mayores beneficios presenta:
16
norepinefrina y serotonina, generando mejor ánimo y satisfacción. Por último, el
aspecto de la capacidad funcional en general de un adulto mayor que realiza
AF será beneficiado tras reducir el riesgo de caídas debido a un incremento en
el equilibrio, la fuerza y la flexibilidad, previniendo el riesgo de fracturas.
Asimismo, disminuye el tiempo de reacción de las respuestas cerebrales,
manteniendo la irrigación cerebral y la cognición saludables (OPS, 2002).
17
1.6.1.2. Características del Adulto Mayor
18
generalizado relacionado con la vejez es que los adultos mayores son
dependientes o representan una carga; esto puede dar lugar a que, al formular
las políticas, se suponga que el gasto en los adultos mayores sea una pérdida
en la economía y se contenga de ese gasto. Del mismo modo, la sociedad
actual piensa que tener relaciones sexuales se termina con la edad, o que la
capacidad fisiológica no permite a los adultos mayores tener conductas
sexuales, o que el deseo sexual desaparece en la vejez. Es cierto que las
trasformaciones anatómicas y funcionales que presentan los órganos sexuales
en los adultos mayores, y las alteraciones hormonales que se generan, pueden
condicionar la actividad sexual tanto en su periodicidad como en su desarrollo.
Sin embargo, se conoce que la necesidad del contacto físico y la manifestación
de emociones van más allá de la función reproductiva (IMSERSO, 2011).
Por otro lado, los adultos mayores que participan en actividades
sociales suelen relacionarse mejor con sus pares y familiares. Las relaciones
con la comunidad y las amistades son una fuente importante de apoyo para los
adultos mayores. La ayuda que les proporciona el resto de la comunidad es
voluntaria y muchas veces se da en ambos sentidos, por lo que es algo
mutuamente satisfactorio, que reafirma la identidad y la autoestima de ambas
partes (Guzmán, Huenchuan, & Montes de Oca, 2003). Asimismo, tener
amistades en la última etapa de la vida se correlaciona con una buena salud
mental y física, con una moral elevada, y se asocia a una sensación de
bienestar (Observatorio de Personas Mayores del M.T.A.S., 2006). Los
entornos sociales incluyen el hogar, el vecindario y la comunidad, y pueden
afectar la salud de forma directa o por medio de obstáculos o incentivos que
repercuten en las oportunidades, decisiones y comportamientos de los adultos
mayores (OMS, 2015).
Otra vivencia que experimentan los adultos mayores va en relación a
las funciones y las posiciones sociales, y la necesidad de hacer frente a la
pérdida de relaciones estrechas. Así es, pues que los adultos mayores suelen
concentrarse en menos metas y actividades, pero más significativas para ellos.
Además, optimizan sus capacidades existentes a través de la práctica y las
nuevas tecnologías, compensando la pérdida de algunas habilidades con otras
maneras de realizar tareas (Baltes, Freund, & Li, 2005).
19
Se debe recordar que después de los 60 años y dependiendo el
proceso de envejecimiento que transita el individuo, sobrevienen las
discapacidades, en gran parte debido a las pérdidas de audición, visión y
movilidad relacionadas con la edad y a las enfermedades no transmisibles, que
incluyen las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades
respiratorias crónicas, el cáncer y la demencia (OMS, 2015). Asimismo, los
subsistemas somatosensoriales, se tornan menos eficientes, produciéndose un
deterioro progresivo en las características físicas tales como la elasticidad de la
piel, la fuerza muscular, la agudeza visual y auditiva. Sin embargo, como se ha
establecido al principio del capítulo, el envejecimiento es un proceso bio-psico-
social, y por lo tanto el deterioro biofísico transcurre paralelamente al
envejecimiento psico-social. Aunque la mayoría de las limitaciones que
aparecen en la vejez proceden de nuestra biología, genera un amplio impacto
en la posibilidad de cambio y la actuación, el medio ambiente; ya que
dependiendo de qué tipo de relación establece el adulto mayor con él, va a dar
como resultado a qué tipo de envejecimiento se enfrenta: un envejecimiento
activo y positivo, o un envejecimiento con enfermedad, dependencia y
padecimiento (Fernández-Ballesteros, 2011). Biológicamente, el envejecimiento
es un proceso gradual y adaptativo que se caracteriza por una disminución de
la respuesta homeostática, debido a las modificaciones morfológicas,
fisiológicas, bioquímicas y psicológicas, propiciadas por los cambios inherentes
a la edad y al desgaste acumulado que fue enfrentando el organismo durante
todo el transcurso de la vida (Sánchez-Rodriguez & Mendoza-Nuñez, 2003). De
esta manera, los humanos envejecen de forma distinta y la edad cronológica no
siempre es representativa a la edad biológica (Semsei, 2000). La población de
adultos mayores se caracteriza por una gran diversidad. Algunas personas de
80 años tienen niveles de capacidad física y mental comparables a los de
muchos jóvenes de 20 años. Mientras que otras personas, en cambio,
presentan una disminución considerable de sus capacidades a edades muchos
menores. Por ejemplo, algunas personas en el entorno de los 60 años de edad
pueden requerir la ayuda de terceros para llevar a cabo actividades incluso
básicas (OMS, 2015). Esta diversidad observada en los adultos mayores
responde en parte a la herencia genética, y por otro lado, a los entornos físicos
y sociales en los que habitan (Steves, Spector, & Jackson, 2012). Sin embargo,
20
las distintas formas de envejecer no se dan al azar, y tampoco son exclusiva
responsabilidad del organismo (sentido biológico) y del ambiente (estímulos
físicos y sociales); sino que el tipo de envejecimiento está vinculado con la
relación que la persona establece con estos factores, y con la manera que
adopta el individuo para ir construyendo su propio proceso de envejecimiento
(IMSERSO, 2011). Estas relaciones que establece el individuo con su contexto,
su sentido biológico, psicológico y su comportamiento, se dan a lo largo del
transcurso de toda la vida. De esta forma, los seres humanos a lo largo de la
vida desarrollan distintos comportamientos adaptativos para seleccionar y crear
el entorno y las situaciones. En la vejez, el funcionamiento intelectual,
emocional, social y la salud, van a depender en gran medida de cómo el
individuo fue capaz de ir construyendo y optimizando sus hábitos y recursos a
lo largo de toda su vida (INMERSO, 2011).
Según Torres & Castillo Herrera (2011), los adultos mayores
necesitan mejorar su salud y para ello se requiere de una atención integral.
Esta atención establece primero que exista una solidaridad consiente por parte
de toda la población en acompañar el proceso de envejecimiento de cada
individuo. A su vez, es necesario que los adultos mayores adopten estilos de
vida saludables y tengan estricto control sobre las enfermedades que puedan
contraer. También manifiesta la necesidad que se mejore la situación
económica y el acceso a la asistencia social que atraviesan los adultos
mayores. Por otra parte, es importante fomentar el desarrollo personal y la
integración social, así como también el uso adecuado y creativo del tiempo libre
y la recreación. Estas son cuestiones claves para transitar de una manera más
favorable el envejecimiento.
Así como los factores ambientales y los estilos de vida influyen
significativamente en el tipo de envejecimiento, identificar las cuestiones que
favorecen al “envejecimiento saludable” es uno de los objetivos fundamentales
de la ecología humana y de la gerontología (Mendoza-Nuñez, 2007).
A continuación se ampliará el concepto de “Envejecimiento
Saludable”.
21
1.6.1.3. Envejecimiento saludable
22
positiva la experiencia de envejecer dependiendo de los factores del entorno
(OMS, 2015).
Aunque el envejecimiento es multifactorial e individualizado, existe una
vulnerabilidad inherente al proceso que involucra aspectos biológicos,
psicológicos y sociales (Mendoza-Nuñez, 2007). Teniendo en cuenta éstos tres
aspectos del ser humano, la OMS (2015) propone a todos los países adoptar
medidas de salud pública integral sobre el envejecimiento. Asimismo, alienta a
que los sistemas de salud que se ocupan de los requerimientos
multidimensionales de los adultos mayores trabajen de una manera integrada,
entendiendo al adulto mayor como un ser bio-psico-social, y advirtiendo que los
servicios de salud que trabajan de esta forma han demostrado dar mejores
resultados. A su vez, aclara que no son económicamente más costosos que los
servicios tradicionales, siendo éstos últimos los que se ocupan del adulto
mayor en sus particularidades específicas por separado. Es decir, si se
gestiona un sistema de salud multidimensional se estaría implementando un
sistema de salud pensado en promover un envejecimiento saludable en la
población.
Recordando que según la OMS (2015) el concepto de “envejecimiento
saludable” comprende la optimización de la capacidad funcional del ser
humano, es importante mencionar que a esa capacidad la engloban cinco
dominios fundamentales, que se interconectan y son esenciales para que los
adultos mayores puedan continuar realizando en su vejez aquello que valoran.
Esos dominios son el de satisfacer las necesidades básicas; el de aprender, de
crecer y tomar decisiones; el de tener movilidad; el de crear y mantener
relaciones; y el de contribuir. Juntos estos dominios conforman la capacidad
funcional permitiendo a los adultos mayores envejecer saludablemente: de
forma segura en un lugar adecuado, continuar desarrollándose, contribuir en su
entorno y conservar su autonomía y bienestar.
El envejecimiento debe ser considerado como una experiencia positiva
para el ser humano, ya que está relacionado con la posibilidad de tener una
vida más larga. Sin embargo, la longevidad junto con el funcionamiento
intelectual, emocional, social y la salud van a depender en gran medida de
cómo se comporte el individuo a lo largo de toda su vida. La OMS (2002) ha
citado a los autores Kalache y Kickbush (1997) para explicar que las formas de
23
envejecer y la gran variedad de tipos de envejecimiento que pueden presentar
los individuos dependen del proceso de envejecimiento que se desarrolla a lo
largo de toda la vida. Es decir, las formas de envejecer van a estar
relacionadas con la optimización de los recursos que logre el individuo durante
la infancia y la adolescencia, también con la capacidad de maximizar esos
recursos en la adultez, y finalmente con el mantenimiento justo que se logre en
la vejez. Si el individuo logra al máximo el uso de los recursos a lo largo de
todas las etapas de la vida, es probable que la inclinación hacia padecer
discapacidades sea menor en la vejez.
A continuación se expone el gráfico que muestra los ciclos de la vida
sobre un envejecimiento activo propuesto por la OMS (2002) extraído de
Kalache y Kickbusch (1997) (IMSERSO, 2011).
24
1.6.2. Capítulo 2: Actividad Física
25
el 50 al 69% de la frecuencia cardíaca máxima. Este tipo de intensidad incluye
actividades tales como caminar enérgicamente, bajar escaleras, bailar, andar
en bicicleta, nadar. Por otro lado, también se puede identificar a las actividades
de intensidad moderada como aquellas que implican un esfuerzo físico
moderado y causan una ligera aceleración de la respiración o del ritmo
cardíaco. La AF de intensidad vigorosa es aquella actividad que representa un
consumo de oxigeno mayor al 60% del máximo posible, la frecuencia cardíaca
es mayor al 70% de la máxima e incluye actividades tales como correr, subir
escaleras, bailar a un ritmo intenso, andar en bicicleta cuesta arriba, saltar la
cuerda, jugar al fútbol. Por otro lado, también se puede identificar a las
actividades de intensidad vigorosa como aquellas que implican un esfuerzo
físico importante y que causan una gran aceleración de la respiración o del
ritmo cardíaco.
Sin embargo, el Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ)
utiliza también el término leve o bajo para referirse a las actividades de
intensidad que no alcanzan a ninguno de los criterios anteriores. De esta forma,
aquellas actividades que no alcancen una intensidad moderada o vigorosa,
están consideradas actividades de intensidad leve o baja.
La duración de la AF va a indicar la cantidad de tiempo que la
actividad es realizada en cada momento, generalmente se expresa en minutos.
El tipo de AF puede hacer referencia a varias cuestiones: desde una
mirada fisiológica se puede decir que la AF puede ser de tipo aeróbica o
anaeróbica en función del sistema energético se utilice durante la actividad;
pero también puede hacer referencia a la acción misma que se lleve a cabo,
por ejemplo: caminar, correr, andar en bicicleta, nadar, etc. Y por otro lado,
también puede hacer referencia al objetivo que se persiga con dicha actividad,
por ejemplo pueden diferenciarse en actividades de fuerza o actividades de
resistencia.
El dominio de la AF va a indicar al contexto en el cual ésta se lleva a
cabo, por ejemplo, el hogar, el trabajo, el tiempo libre, el transporte (Marshall &
Welk, 2008, citado en Farinola, 2010).
26
1.6.2.1.1. Gasto Energético por Actividad Física
27
El GET es la energía que el organismo requiere para sostener los
sistemas corporales en funcionamiento y la actividad de la bomba de sodio
explica hasta un 30% de ese gasto. El GET “es la producción de calor medida
en estado post absorción, 12 a 18 horas después de la última comida y en
estado de reposo” El GET varía de persona a persona, sin embargo está
influenciado por aspectos genéticos, por la edad, y el sexo (Bazán, 2014).
El ETD está relacionado con la digestión, la absorción, el trasporte, el
metabolismo y el almacenamiento de los alimentos. Va a depender de los
nutrientes ingeridos (Bazán, 2014).
El GEAF, como se mencionó anteriormente, es el que más
variaciones tiene ya que comprende las actividades de la vida diaria de una
persona, como bañarse, alimentarse, vestirse, realizar un deporte, el descanso
y el trabajo. Así, quienes mantengan una vida físicamente más activa tendrán
un porcentaje mayor de GEAF. También se debe tener en cuenta que la
cantidad de energía que se consume durante una actividad dependerá de la
intensidad y la duración de la misma, así como también de la edad, el sexo, la
talla, el estado físico y el nivel de entrenamiento de la persona que lo realiza
(Bazán, 2014).
Para conocer el GEAF de una persona, previamente es necesario
identificar los valores MET (unidad de medida del índice metabólico). Para ello,
es necesario establecer alguna técnica de valoración de actividad física para
poder luego medir el GEAF.
28
importancia de establecer patrones estándar de medición de la AF que
perrmitan realizar comparaciones y mantener análisis de datos válidos.
Se conoce que más de 30 técnicas distintas se han usado para medir
la AF, pero ninguna fue lo suficientemente práctica y válida como para destacar
a una por sobre otra. Por lo general, cuánto más sencilla y práctica es la
técnica, menos precisa se vuelve (Corder & Ekelund, 2008; Rowland, 1996, en
Farinola, 2010). Si se quisiera establecer una técnica de valoración como la
ideal, se tendría que tener en cuenta su precision, su objetividad, su simpleza,
su eficiencia en cuanto al tiempo, su robustez, su aceptabilidad a nivel social,
ser capaz de mantener un seguimiento, y finalmente que se pueda utilizar a
gran escala (Valanou, Bamia & Trichopoulou, 2006, en Farinola, 2010). Sin
embargo, una técnica que reúna todas esas cuestiones no existe hasta el
momento (Farinola, 2010).
Según Sirard & Pate (2011, citado en Farinola, 2010) las técnicas de
valoración de la AF se pueden agrupar en tres categorías: las técnicas patrón,
las técnicas objetivas y las técnicas subjetivas.
Las técnicas patrón, son las más objetivas, válidas y confiables, pero
las menos factibles. Entre ellas encontramos las técnicas de agua doblemente
marcada, la calorimetría directa e indirecta, y la observación directa.
Las ténicas objetivas, son las que los datos pueden ser recolectados
sin necesidad de involucrarse en los procesos cognitivos o perceptivos del
individuo, ya que mide cuestiones relacionadas al GEAF o a los movimientos
corporales. Entre ellas encontramos los sensores de movimiento (podómetros y
acelerómetros), monitores de ritmo cardíaco, y equipos de GPS.
Las técnicas subjetivas, requieren de algún tipo de procesamiento
cognitivo o perceptivo del individuo para construir el dato. Son las técnicas de
menor válidez, pero de bajo costo económico y alto grado de practicidad. Sin
embargo, tomando los recaudos necesarios, es la técnica más utilizada
(Valanou, Bamia & Trichopoulou, 2006, en Farinola, 2010). Entre ellas
encontramos el cuestionario y el diario.
Considerando entonces que no existe una técnica ideal, y sabiendo
que cuando se seleccione una de ellas se va a tener que dejar de lado alguna
de sus caracteristicas, es importante establecer un equilibrio entre la
practicidad y la precisión. Por lo general, cuando el investigador buscaprecisión
29
en el dato, deberá sacrificarla practicidad; y cuando busca practicidad, deberá
sacrificar precisión (Farinola, 2010).
En la presente investigación se ha optado por la utilización de una
técnica subjetiva: el cuestionario. Éste, es una técnica capaz de valorar la AF
en una situación cotidiana, no es invasiva, es bastante práctica, no es costosa,
puede valorar la mayoría de las dimensiones de la AF como el tipo, la
frecuencia, la duración y ranquear el gasto energético (Corder & Ekelund, 2008,
citado en Farinola, 2010).
Más especificamente, se ha utilizado el “Cuestionario Internacional de
Actividad Física” (IPAQ, por sus siglas en inglés). El IPAQ ha sido
implementado desde el año 2000 y validado en diversos estudios realizados en
poblaciones europeas, asiáticas, australianas, africanas y americanas (Brown,
y otros, 2004; Pardini, y otros, 2001, citado en Mantilla Toloza & Gómez-
Conesa, 2007). Este cuestionario surgió tras la necesidad de crear una técnica
estandarizada para estudios poblacionales a nivel mundial, y controlar el
exceso de información que generaron distintos cuestionarios de medición
dificultando la comparación de resultados y siendo poco eficientes a la hora de
valorar la AF en diferentes ámbitos (Mantilla Toloza & Gómez-Conesa, 2007).
Los investigadores del IPAQ han desarrollado dos versiones del
instrumento de acuerdo al número de preguntas: la versión larga y la versión
corta. La versión corta está formada por 9 ítems, proporcionando información
sobre el tiempo utilizado para caminar, el tiempo utilizado en realizar
actividades moderadas, actividades vigorosas y el tiempo en actividades
sedentarias, en los últimos 7 días. Por otro lado, la versión larga está formada
por 31 ítems, registra y proporciona información sobre actividades relacionadas
al mantenimiento del hogar y la jardinería, actividades laborales, transporte,
tiempo libre y actividades sedentarias. Ambas versiones evalúan tres
dimensiones de la AF: la intensidad (leve, moderada o vigorosa), la frecuencia
(la cantidad de días por semana) y la duración (el tiempo por día) (Mantilla
Toloza & Gómez-Conesa, 2007). La AF semanal se mide a través del registro
en METs por minuto por semana. El término MET hace referencia a las siglas
del equivalente metabólico, y 1 MET es la tasa de consumo de energía en
estado de reposo (OMS, 2010).
30
La guía para el procesamiento de datos de la versión corta (2005)
establece que se pueden extraer METs promedio como resultado de la
intensidad de cada actividad y se creó un valor medio de METs para cada
categoría. Para la actividad de “caminar” se estableció el valor igual a 3.3
METs, para la AF moderada se estableció el valor igual a 4.0 METs y para la
AF vigorosa se estableció el valor igual a 8.0 METs.
Ahora bien, utilizando estos valores, se obtiene el índice de AF, que se alcanza
por el producto de la intensidad (en METs), la frecuencia y la duración. A
continuación se presenta la fórmula para cada actividad (Guía para el
procesamiento de datos y análisis del IPAQ, 2005):
1. Caminar MET-minutos/semana = 3.3*minutos andando*días andando
31
c) 5 o más días de cualquier combinación de caminar, AF moderada y
AF vigorosa sumando un Total de AF de al menos 600 MET-
minutos/semana.
32
acciones llevadas a cabo luego de la aparición de la enfermedad o
discapacidad, para evitar futuros deterioros sobre la salud (Gordon, 1989,
citado en Farinola, 2010).
La OMS (2010) estableció que los adultos mayores que realizan una
mayor actividad, en comparación con las personas menos activas, presentan
tasas más bajas de mortalidad, cardiopatía coronaria, hipertensión, ACV,
diabetes de tipo 2, cáncer de colon, cáncer de mama, funciones
cardiorespiratorias y musculares mejoradas, una masa y composición corporal
más sanas. Además, se afirma que hay evidencia clara sobre estudios que
demuestran que la actividad física está asociada a una mejor salud funcional, a
un menor riesgo de caídas y a una mejora de las funciones cognitivas.
Asimismo, todos los adultos mayores que realizan actividad física con
regularidad presentan un menor riesgo de limitaciones funcionales moderadas
y severas, y de limitaciones en su desenvolvimiento en general.
La OMS (2010) establece que la AF en los adultos mayores consiste en la
práctica de ejercicio durante el tiempo libre o los desplazamientos, por ejemplo
mediante paseos a pie o en bicicleta, actividades ocupacionales (si aún
desempeña una actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o
ejercicios programados, en el contexto de las actividades diarias, familiares y
comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias, la buena
forma muscular y la salud ósea y funcional, y de reducir el riesgo de
enfermedades no trasmisibles (ENT), depresión y deterioro cognitivo, la OMS
(2010, pág. 29) recomienda que:
33
semanales de actividad aeróbica vigorosa, o bien una combinación equivalente
de actividad física moderada y vigorosa.
4. Los adultos de mayor edad con dificultades de movilidad deberían dedicar
tres o más días a la semana a realizar actividades físicas para mejorar su
equilibrio y evitar las caídas.
5. Deberían realizarse actividades de fortalecimiento muscular de los grandes
grupos musculares dos o más veces a la semana.
6. Cuando los adultos de este grupo no puedan realizar la actividad física
recomendada debido a su estado de salud, deberían mantenerse activos hasta
donde les sea posible y les permita su salud.
*Ejercicio de resistencia:
Frecuencia: para actividades de intensidad moderada, se recomienda acumular
al menos 30 o hasta 60 minutos por día, en series de al menos de 10 minutos
cada una para un total de 150-300 min por semana; o al menos 20-30 min (o
más) por día de actividades de intensidad vigorosa para un total de 75-150min
por semana; o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
Intensidad: en una escala de 0 a 10 para el nivel de esfuerzo físico, de 5 a 6
para intensidad moderada y de 7 a 8 para intensidad vigorosa.
Duración: Para actividades de intensidad moderada, acumular al menos 30 min
por día en series de al menos 10 minutos cada una o al menos 20 min por día
de actividad continua para actividades de intensidad vigorosa.
Tipo: cualquier modalidad que no imponga un cansancio excesivo; caminar es
el tipo más recomendado de actividad. El ejercicio acuático y la bicicleta fija
pueden ser actividades ventajosas para aquellos con tolerancia limitada para la
actividad de soporte de peso.
34
*Ejercicio de fortalecimiento muscular para adultos mayores:
Frecuencia: al menos 2 veces por semana.
Intensidad: Entre intensidad moderada (5-6) y vigorosa (7-8) en una escala de
0 a 10.
Tipo: Programa progresivo de entrenamiento con pesas o calistenia para
soportar peso (8-10 ejercicios que involucran a los principales grupos
musculares de 8-12 repeticiones cada uno)
35
considerar la existencia de todas sus dimensiones, ya que éstas interactúan
entre sí (Kerman, 2011). La OMS (1998) ha identificado seis dimensiones que
describen aspectos fundamentales de la calidad de vida: a) la salud física, b)la
salud psicológica, c) el nivel de independencia, d) las relaciones sociales, e) el
medio ambiente y f) las creencias personales y/o espirituales.
Ellas son:
a) Salud física,
b) Psicológico,
c) Relaciones sociales
d) Entorno
36
Por último, la dimensión entorno, incorpora aspectos que incluyen los
recursos financieros, la libertad, la seguridad física y la seguridad social, la
salud y la asistencia social: su accesibilidad y calidad, el ambiente del hogar,
las oportunidades de adquirir nueva información y habilidades, la participación
y las oportunidades de recreación y actividades de ocio, el entorno físico
(contaminación / ruido / tráfico / clima) y el transporte.
37
relación a su entorno (Fletcher A, y otros, 1992, citado en Azpiazu Garrido, y
otros, 2002).
Los adultos mayores prestan gran atención al apoyo y a la oferta que
tienen de protección social, ya que sufren muchos problemas crónicos y
discapacidades y es la población que con mayor frecuencia concurre a los
centros sanitarios y sociales (García Cardova, 1994, citado en Azpiazu Garrido,
y otros, 2002)
Diversos estudios han considerado que para la CV de los adultos
mayores es importante tener en cuenta algunas variables, como las relaciones
familiares y el contacto social, la salud en general, el estado funcional, la
vivienda y la disponibilidad económica (Farquhar, 1995, Rubio Herrera, 1997,
citado en Azpiazu Garrido y otros, 2002). Por otro lado, Kerschner & Pegnes,
(1998) establecen que lo que los adultos mayores necesitan, para disfrutar de
la vida, es ser productivos y contribuir activamente en la vida de algún modo.
Asimismo, afirman que el crecimiento personal, el tener un propósito y una
meta, y mantener relaciones sociales sanas, son parte de un funcionamiento
positivo para la CV en los adultos mayores. Sin embargo, si bien los factores
sociales son sumamente importantes para la CV de los adultos mayores, éstos
no indican necesariamente el grado de satisfacción que podría percibir el
individuo, ya que éste depende de sus valores y aprendizajes previos (Kerman,
2011).
Otro factor importante en la CV de los adultos mayores es el grado de
autonomía. El inicio del envejecimiento, por lo general se da paralelamente al
inicio de la jubilación, y los adultos mayores comienzan a introducir cambios en
su “nueva” vida. Comienzan a planificar nuevos proyectos, cuidar su salud
física y psicológica, disfrutan de iniciativas que antes en su vida activa laboral
no habían podido y comienzan a generar un proceso de independencia que les
permite vivir de acuerdo a sus preferencias, sin depender de otros (IMSERSO,
2011).
Tener la posibilidad de dar respuesta a las necesidades a cualquier
edad, es un factor muy importante para elevar el grado de satisfacción
(Kerman, 2011), por tal motivo es importante que los adultos mayores
mantengan relaciones estrechas con aquellos ámbitos de la vida donde puedan
desempeñar un rol activo y participativo. Hace unos años se viene trabajando
38
sobre la idea de brindar más servicios y programas pensados para que los
adultos mayores continúen aprendiendo, ya que el aprender se considera un
aspecto esencial para la CV de los adultos mayores (IMSERSO, 2011).
De esta manera, se cree que tener la posibilidad de continuar
aprendiendo a lo largo de la vida, teniendo en cuenta aspectos tales como el
desarrollo personal, el bienestar emocional, las relaciones sociales, la
autodeterminación, la inclusión social y la defensa de los derechos, son
factores que se ven fortalecidos gracias a la experiencia del aprendizaje. El
aprender a lo largo de la vida permite avanzar como sociedad en materia de
derechos para los adultos mayores, como el derecho a la libertad de
pensamiento, de creencia y de acción. Independientemente de sus dificultades
o limitaciones, el continuar aprendiendo, aún pasados los 60 años acercará a
las generaciones de los más jóvenes y adultos a la de los adultos mayores
(IMSERSO, 2011).
De esta forma, varias Universidades han comenzado a ofrecer un
espacio creado para la enseñanza de diversos temas para los adultos mayores,
denominado UPAMI (Universidad para Adultos Mayores Integrados). Estos
programas ofrecen diferentes talleres con el objetivo de adaptar los contenidos
al nivel de los adultos mayores que participan, tienen en cuenta las situaciones
específicas de aprendizaje de los adultos mayores y buscan que los talleres se
complementen con otras actividades fuera del contexto universitario para
generar un espacio sociocultural (IMSERSO, 2011). Siguiendo con esta idea,
la Universidad de Flores se unió a la iniciativa y es sede de UPAMI, lugar
donde se llevó a cabo el presente estudio.
39
1.7. Hipótesis
1.8 Objetivos
40
2. Segunda Parte: Materiales y Método
41
adultos mayores con nivel de actividad física bajo, que participan del programa
UPAMI.
Los estudios correlaciónales, miden dos o más variables; en este caso
son dos. Primero se describirá cada una, luego se establecerá si están o no
relacionadas y finalmente se analizará su correlación.
Teniendo en cuenta a Gómez (2014), ubicamos a esta investigación,
según la búsqueda de conocimiento, como aplicada o práctica, pues los fines
son generar y transferir conocimientos, que luego puedan ser administrados de
manera inmediata en nuestras prácticas profesionales. En este caso lo que se
busca es generar nuevos conocimientos para los Profesores y Licenciados de
Educación Física, y que así puedan trasmitirlo en sus futuras prácticas.
Según el contexto del dato, estamos frente a una investigación de
campo, ya que el conocimiento se generó a través de la recolección empírica
de datos, por medio de dos cuestionarios aplicados a adultos mayores que
asisten a los talleres del programa UPAMI, en el marco de una situación real
determinada (Gómez, 2014), es decir, en una universidad de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
42
2.2. Diseño del objeto: Matriz de datos
43
2.3. Fuentes de datos
44
IPAQ, pero el grupo de investigadores junto con el grupo de tutores han podido
repreguntar explicando nuevamente la pregunta, o en los casos que fue
necesario se contactaron los encuestados cuyos cuestionarios generaban
dudas, volviendo a preguntar y así corroborar la validez de sus respuestas.
Esto valida los datos recolectados. Puede destacarse que los cuestionarios
fueron realizados correctamente respetando las pautas establecidas, realizados
a voluntad y a conciencia, comprendiendo los ítems y lo que se les solicitaba,
por lo que los datos recolectados permitieron cumplir con los objetivos. Los
cuestionarios confusos y que generaban cierto grado de inconsistencia e
inverosimilitud fueron descartados.
45
En cuanto a la accesibilidad de los datos, es “la posibilidad de acceder
a su conocimiento y empleo” (Samaja, 1994, pág. 260). En el momento de
llevar a cabo los cuestionarios, las condiciones de accesibilidad se vieron
reflejadas gracias a la buena predisposición de los adultos mayores. Asimismo,
estas condiciones fueron también expresadas en la gestión brindada por las
tutoras generando los espacios de encuentro entre los investigadores y los
adultos mayores. Gracias a que la población encuestada asiste semanalmente
a los talleres del Programa de UPAMI en la sede de la Universidad de Flores,
se ha podido tener un acceso a ellos fácil y directo. En relación a la
intervención activa de las tutoras dentro del terreno posibilitó un control más
minucioso del procedimiento de recolección de datos y facilitó la resolución de
cualquier inconveniente a la hora de la realización de los cuestionarios.
46
preguntado todas las actividades que realizaban en uno de los días, desde
que se levantaban hasta que se iban a dormir. De esta forma se pudo
plasmar la cantidad de horas que pasan sentados de una manera específica
y confiable.
47
mismo Programa. Esto no presentó ningún tipo de dificultad ya que todos se
encuentran en el mismo lugar.
48
2.4. Instrumentos para la producción de datos
49
2.4.1. Instrumento N°1: IPAQ versión corta
50
dichos resultados, obteniendo así el Gasto Energético por Actividad Física
(GEAF) expresada en MET-minuto/semana.
51
sumas parciales que van de 0 a 100 puntos y a mayor puntaje, mejor es la
calidad de vida de esa persona.
Es un instrumento de fácil comprensión y no necesita demasiado tiempo
para contestarlo. Según la OMS (2015) este instrumento se ha aplicado en
diversas ocasiones, como para medir la calidad de vida en adultos mayores
pobres y calidad de vida asociados a mujeres con tratamiento oncológico. Por
tal motivo al observar que ya ha sido utilizado en la misma población se
consideró pertinente su utilización.
(Ver cuestionario WHOQOL BREF en anexo 2).
52
resolver las ecuaciones. Las respuestas van cambiando según la pregunta,
pero a continuación se expresan todas las posibilidades.
Puntaje Respuestas
1 Muy mal / Muy insatisfecho / Nada / Nunca
2 Poco / Un poco / Raramente
3 Lo normal / Moderado / Medianamente
4 Bastante / Bastante satisfecho / Frecuentemente
5 Muy bien / Muy satisfecho / Extremadamente / Totalmente / Siempre
53
Se presenta a continuación, el cronograma de las actividades desarrolladas
durante el trabajo de campo.
Actividad Fecha
Comunicación con los adultos
mayores para introducirlos en el tema
e informarles sobre la intervención
05 de Junio de 2017
que se realizará en los próximos
encuentros para llevar adelante las
entrevistas personales.
Presentación de un Power Point a los
adultos mayores sobre el tema de 06 de Junio de 2017
investigación. Despejar dudas.
1° día de entrevistas 12 de Junio de 2017
2° día de entrevistas 13 de Junio de 2017
3° día de entrevistas 19 de Junio de 2017
4° día de entrevistas 26 de Junio de 2017
5° día de entrevistas 27 de Junio de 2017
6° día de entrevistas 03 de Julio de 2017
54
2.6. Población y muestra
La población la componen:
Todos los adultos mayores que participan de los talleres del Programa
UPAMI;
con nivel de actividad física bajo, excluyendo a quienes tienen nivel de
actividad física alto y medio;
que tengan más de 60 años, ya que es la edad considerada como corte
para la asignación al grupo «adulto mayor»; excluyendo a aquellos que
tengan menos años;
adultos mayores que puedan moverse por sus propios medios, ya que el
Cuestionario Internacional de Actividad Física mide el nivel de actividad
física a través de las actividades moderadas, vigorosas y caminatas que
realiza la persona durante su vida cotidiana, es necesario y excluyente que
la persona sea capaz de desplazarse y moverse por sus propios medios;
adultos mayores que tengan la lucidez necesaria para exponer y
comprender de manera coherente las preguntas que le son formuladas.
55
El tamaño muestral se determinó de modo arbitrario, sin mediar cálculo
estadístico para una muestra representativa, sino limitado por motivos de
acceso a la población. Por otra parte, la técnica utilizada para seleccionar la
muestra fue de tipo no probabilística ya que la elección de los elementos no
dependió de la probabilidad, sino de las causas relacionadas con las
características de la investigación y los propósitos del equipo de
investigadores. Durante el proceso de selección, los individuos de la población
no tuvieron la misma probabilidad de ser elegidos o de participar en la muestra
(Hernández Sampieri, Baptista Lucio, & Fernández Collado, 2010). La muestra
fue de tipo intencional, ya que fue el resultado de una selección de casos de
forma arbitraria según los criterios que estableció el equipo de investigadores
(Padua, 1994).
56
El procesamiento de la información empírica se realizará cargando los
datos en el software Microsoft Excel 2010. Se crearán dos planillas, una por
cada uno de los cuestionarios. En las columnas de las planillas se encontrarán
los ítems utilizados en cada cuestionario y en las filas las respuestas obtenidas
de cada unidad de análisis.
Para ilustrar los datos producidos se incluirán tablas y gráficos. Los gráficos
que se usarán serán:
57
3. Tercera Parte: Análisis y conclusiones
58
Gasto Energético Frecuencia Frecuencia
por AF moderada Absoluta Porcentual
0-99 9 53%
100-199 0 0%
200-299 4 23%
300-399 2 12%
400-499 2 12%
500-599 0 0%
Total 17 100%
59
3.1.2. Calidad de Vida
A continuación se expondrán las medidas de frecuencia porcentual de
las cuatro dimensiones de la Calidad de Vida (salud física, psicológica,
relaciones sociales y entorno) y del total de Calidad de Vida.
Dimensión Física
Frecuencia Frecuencia
de la Calidad de
Absoluta porcentual
Vida
0-9,9% 0 0%
10-19,9% 0 0%
20-29,9% 0 0%
30-39,9% 2 12%
40-49,9% 1 6%
50-59,9% 1 6%
60-69,9% 7 41%
70-79,9% 2 12%
80-89,9% 3 18%
90-99,9% 1 6%
Total 17
60
3.1.2.2 Dimensión Psicológica
Dimensión
Frecuencia Frecuencia
psicológica de la
Absoluta Porcentual
Calidad de Vida
0-9,9% 0 0%
10-19,9% 0 0%
20-29,9% 1 6%
30-39,9% 0 0%
40-49,9% 1 6%
50-59,9% 6 35%
60-69,9% 3 18%
70-79,9% 1 6%
80-89,9% 4 24%
90-99,9% 1 6%
Total 17
61
3.1.2.3 Dimensión Relaciones Sociales
Dimensión Social
Frecuencia Frecuencia
de la Calidad de
Absoluta porcentual
Vida
0-9,9% 1 6%
10-19,9% 0 0%
20-29,9% 1 6%
30-39,9% 0 0%
40-49,9% 3 18%
50-59,9% 3 18%
60-69,9% 1 6%
70-79,9% 5 29%
80-89,9% 2 12%
90-99,9% 1 6%
Total 17
62
3.1.2.4 Dimensión Entorno
Dimensión
Frecuencia Frecuencia
ambiente de
Absoluta porcentual
Calidad de Vida
0-9,9% 0 0%
10-19,9% 0 0%
20-29,9% 0 0%
30-39,9% 0 0%
40-49,9% 0 0%
50-59,9% 6 35%
60-69,9% 5 29%
70-79,9% 2 12%
80-89,9% 4 24%
90-99,9% 0 0%
Total 17
63
3.1.2.5 Calidad de Vida Total
64
3.1.3 Relación entre Gasto Energético por Actividad Física a intensidad
moderada y Calidad de Vida
65
Gasto Energético por AF
Calidad de Vida
ID Intensidad Moderada
(Total)
(METs-minutos/semana)
1 240 83,0%
2 0 87,8%
3 0 67,3%
4 0 64,3%
5 240 51,8%
6 0 61,0%
7 360 72,0%
8 240 50,0%
9 0 54,8%
10 240 61,0%
11 360 72,0%
12 0 56,5%
13 480 67,3%
14 480 84,8%
15 0 57,8%
16 0 34,5%
17 0 76,5%
66
Se puede observar que los datos del Gasto Energético por Actividad
Física a intensidad Moderada y la Calidad de Vida se presentan en el gráfico
de manera dispersa. Esta dispersión, se confirma a través de la correlación
lineal de Pearson, siendo el valor de R2 de 0,096, demostrando así que no
existe relación lineal entre las variables. Para que exista una correlación
positiva perfecta entre las variables el valor de R2 debe ser lo más cercano a 1
(uno).
67
Como se observó en el gráfico de dispersión, la calidad de vida total tuvo
valores por arriba del 50%, es decir que a pesar del bajo gasto energético que
estas mujeres presentaron, perciben 16 de ellas su calidad de vida total con
valores superiores al 50%, mientras solo 1 entre 30-40%.
Si se realiza un análisis por cada una de las dimensiones se puede
observar que el dominio relaciones sociales es el que presenta datos más
distribuidos en relación al resto de los dominios. Esto puede interpretarse como
la dimensión que mayor duda generó a la hora de establecer las respuestas. El
dominio de salud física y psicológica presentan datos muy parecidos,
ubicándose la mayoría de las mujeres por arriba del 50%, habiendo 2 casos en
cada una menor al 50%. Para el dominio del entorno, resultaron todas las
mujeres tener más del 50% de calidad de vida.
68
manera independiente con las que viven en centros de asistencia médica;
descubrió que la relación entre la actividad física y la calidad de vida, reveló
una asociación positiva y significativa. La correlación alcanzada por Koltyn
(2001) no se registró de igual manera para la investigación aquí presente. Por
el contrario, la correlación entre variables en la presente investigación no ha
estadísticamente significativa. Los valores porcentuales de la calidad de vida
resultaron altos (promedio de 65%) mientras que los valores del gasto
energético resultaron muy bajos (promedio de 155 METs minutos-semana).
Como se ha mencionado en el análisis de los datos, si bien la
población estuvo conformada por adultos mayores con nivel de actividad física
bajo, se esperaba que los valores del gasto energético por actividad física a
intensidad moderada sean más cercanos a los 600 METs minutos-semana.
Nueve mujeres presentaron 0 METs minutos-semana, generando esto mayor
dispersión en la correlación.
Los valores obtenidos en las dimensiones de la calidad de vida dan
lugar a interpretar que son mujeres que están satisfechas con su salud, que su
cuerpo les permite hacer lo que necesitan, que disfrutan de la vida, que sienten
seguridad en su vida diaria para desplazarse de un lugar a otro sin ayuda de
nadie, que tienen la energía y entusiasmo suficiente para asistir y participar de
los talleres, que están satisfechas con sus habilidades, con sus relaciones
personales, con las condiciones del lugar donde viven y con su transporte,
valorando así de manera positiva su calidad de vida.
Continuando con la discusión, es interesante recordar un estudio
realizado por el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires (Marín,
Homar, Niedfeld, Matcovick, & Mamonde, 2009), sobre la evaluación y eficacia
de un programa de promoción de la salud y prevención de patologías
vinculadas al envejecimiento, para evitar complicaciones asociadas y mejorar la
calidad de vida en adultos mayores durante los años 2006 y 2007. Este estudio
ha demostrado que tanto la actividad física, como la capacitación para una
adecuada nutrición y el acompañamiento personalizado en el cumplimiento del
programa, no sólo tuvieron efecto en la reducción de las limitaciones físicas y
en la mejora de la calidad de vida, sino que también favorecieron la
disminución de los factores de riesgo de sufrir enfermedades.
69
Tomando los datos alcanzados por la investigación mencionada, se
puede discutir que las mujeres que conformaron la muestra de la presente
investigación, son mujeres que asisten a los talleres del programa UPAMI y,
teniendo en cuenta que el desempeñarse de manera activa en alguno de los
ámbitos de su vida, como puede ser la continuidad del aprendizaje, el
desarrollo personal, el bienestar emocional, las relaciones sociales, la
autodeterminación y la inclusión social, son factores que fortalecen la
percepción de la calidad de vida, independientemente de las dificultades, las
limitaciones o el nivel de actividad física que tengan. Esta interpretación puede
ser la causa para comprender por qué teniendo un nivel de actividad física
bajo, mantienen altos valores de calidad de vida.
De esta manera, se propone continuar investigando en futuros estudios
la relación que existe entre la participación en programas de promoción para la
salud, el nivel de actividad física y la calidad de vida en adultos mayores.
Se concluye que 17 mujeres mayores de 60 años, con nivel de
actividad física bajo, que participan en los talleres del Programa UPAMI,
durante el año 2017 reportaron un valor promedio del 65% de su calidad de
vida.
70
pudieron relevar datos sobre las cuatro dimensiones, y así conocer la
percepción que mantienen los adultos mayores que participan de los
talleres del Programa UPAMI sobre su calidad de vida.
o Los instrumentos de recolección de datos tienen limitaciones. Si bien
son instrumentos económicos, capaces de ser utilizados en la
población elegida y responden a los objetivos alcanzando un rápido
acceso a los datos, son instrumentos subjetivos (Farinola, 2010), ya
que los datos quedan expuestos a la luz de la interpretación del
sujeto.
o Poco tiempo de capacitación a los encuestadores. Si bien el plan de
actividades en contexto se logró y permitió acceder a los datos,
durante el trabajo de campo se observaron limitaciones a la hora de
encuestar a los adultos mayores, teniendo que repreguntar o
descartar casos, ya que algunos datos resultaban inverosímiles.
71
4. Anexos
4.1 Anexo 1. Cuestionario Internacional de Actividad Física (IPAQ)
72
Este es el final del cuestionario, gracias por su participación
73
4.2 Anexo 2. Cuestionario de Calidad de Vida - WHOQOL-BREF
Cuestionario WHOQOL-BREF
Este cuestionario sirve para conocer su opinión acerca de su
calidad de vida, su salud y otras áreas de su vida. Por favor,
conteste a todas las preguntas. Si no está seguro qué respuesta
dar a una pregunta, escoja la que le parezca más apropiada. A
veces, ésta puede ser su primera respuesta.
Tenga presente su modo de vivir, expectativas, placeres y
preocupaciones. Le pedimos que piense en su vida durante las
últimas dos semanas. Por favor lea cada pregunta, valores sus
sentimientos y haga un círculo en el número de la escala de
cada pregunta que sea su mejor respuesta.
FECHA:
EDAD:
SEXO:
74
Las siguientes preguntas hacen referencia a cuánto ha
experimentado ciertos hechos en las últimas dos semanas:
75
1 2 3 4 5
76
Nada Un Poco Moderado Bastante Totalmente
1 2 3 4 5
77
20 ¿Cuán satisfecho está con sus relaciones personales?
78
La siguiente pregunta hace referencia a la frecuencia con que
Ud. ha sentido o experimentado ciertos sentimientos en las
últimas dos semanas.
79
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