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Miguel Hernández. Antología ALUMNOS

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ETAPA 1ª. EL MUNDO EXTERNO (1910-1934)

PRIMEROS POEMAS, POEMAS SUELTOS…


1. En cuclillas, ordeño 4. Leyendo

En cuclillas, ordeño Un ciprés: a él junto, leo.


una cabrita y un sueño. (El sol se va acortando poco
Glú, glú, glú, a poco su fulgor loco.
hace la leche al caer Preludia un ave un gorgeo).
en el cubo. En el tisú
celeste va a amanecer. Me acuesto en la hierba. Leo.
Glú, glú, glú. Se infla la espuma, (Es el poniente de hoguera:
que exhala contra él una palmera
una finísima bruma. tiene un débil cabeceo).
(Me lame otra cabra, y bala.)
Echo el ojo al hato. Leo.
2. Lagarto, mosca, grillo, reptil, sapo, (Da el sol un golpe mayúsculo
asquerosos a una montaña... Crepúsculo.
Se oye de un agua el chorreo).
Lagarto, mosca, grillo, reptil, sapo,
[asquerosos Me pongo sentado. Leo.
seres, para mi alma sois hermosos. (La muriente luz se enjambia
Porque Iris, señala fingiendo una gran Alhambra
con su regio pincel, de mármol cristaloideo).
vuestra sonora ala
y vuestra agreste piel. (Trunca el ave su gorgeo.
Porque, por vuestra boca venenosa y Por el oriente descuella
[satánica, la noche. ¿Nace una estrella?)
fluyen notas habidas en la siringa pánica. No quedan luces... No leo.
Y porque todo es armonía y belleza
en la naturaleza. 5. Pastoril

3. Día armónico Junto al río transparente


que el astro rubio colora
Hoy el día es un colegio y riza el aura naciente
musical. llora Leda la pastora.
Más de un trillón
de aves, cantan la lección De amarga hiel es su llanto.
de armonía que el egregio ¿Qué llora la pastorcilla?
profesor Sol les señala ¿Qué pan, qué gran quebranto
desde su sillón cobalto; puso blanca su mejilla?
y dan vueltas en lo alto
con un libro abierto: el ala. ¡Su pastor la ha abandonado!
A la ciudad se marchó

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y solita la dejó Mas cobra su antiguo brío,
a la vera del ganado. y hermosamente serena,
sepulta su negra pena
¡Ya no comparte su choza entre las aguas del río.
ni amamanta su cordero!
¡Ya no le dice: "Te quiero", Reina un silencio sagrado...
y llora y llora la moza! ¡Ya no llora la pastora!
¡Después parece que llora
*** llamándola, su ganado!
Decía que me quería
tu boca de fuego llena. 6. ¡En mi barraquica!
¡Mentira! –dice con pena!–
¡ay! ¿por qué me lo decía? ¡Siñor amo, por la virgencica,
ascucha al que ruega!…
Yo que ciega te creí, A este huertanico
yo que abandoné mi tierra de cana caeza,
para seguirte a tu sierra, a este probe viejo
¡me veo dejada de ti!... que a sus pies se muestra
¡y enjamás s’humilló ante denguno
Junto al río transparente que de güesos juera!
que la noche va sombreando ¡Que namá se ha postrao elande Dios
y riza el aura de Oriente, de la forma esta!
sigue la infeliz llorando. M’oiga siño amo.
M’oiga osté y comprenda
*** que no es una hestoria que yo he fabricao
Ya la tierna y blanca flor sino verdadera.
no camina hacia la choza ¿Por qué siñor amo
cuando el sol la sierra roza me echa de la tierra,
al lado de su pastor. de la barraquica ande la luz vide
por la vez primera?
Ahora va sola al barranco ¿Porque no la cumplo? ¿Porque no le
y al llano y regresa sola, [pagó?
marcha y vuelve triste y bola ¡Por la virgencica, tenga osté pacencia!
tras de su rebaño blanco. Han venío las güeltas malas, mu remalas.
¡Créalo! No han habío cuasi ná e cosechas:
¿Por qué, pastor descastado, Me s’heló la naranja del huerto;
abandonas tu pastora no valió la almendra
que sin ti llora y más llora y las crillas del verdeo, el río
a la vera del ganado? cuando se esbordó, de ellas me dió cuenta
que las pudrió tuicas: no he recogío
*** pa pagar la juerza!
La noche viene corriendo ¡Créalo siñor amo! ¡Y si no osté vaya
el azul cielo enlutado: a mi barraquica y verá pobreza!
el río sigue pasando Ella está en el derrumbe,
y la pastora gimiendo. de agujeros llena,

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por ande entra el sol, por ande entra el frío Yo le pagaré tuito lo que debo
y las lluvias entran ¡Tenga osté pacencia!
¡Créalo siño amo! Y también mi esposa ¡Ay! no m’eche por Dios
paece lo suyo y no por enferma, de la quería tierra,
que es de ver que sus pequeñujicos que yo quió morirme
de pan escasean, ande yo naciera
y lo mesmo en verano que invierno ¡En mi barraquica llena de agujeros,
desnúas sus carnes las llevan. de miseria llena!
¡Créalo siñor amo! y ¡Aspérese al tiempo
que cumplirle puea! En la huerta, 15 de enero de 1930

“PERITO EN LUNAS”, 20 de enero de 1933


lógica consecuencia de la vid.
7. III (TORO) Por mi dicha, a mi madre, con tu ardid,
en humanos hiciste entrar combates.
¡A la gloria, a la gloria toreadores! Dame, aunque se horroricen los gitanos,
La hora es de mi luna menos cuarto. veneno activo el más, de los manzanos.
Émulos imprudentes del lagarto,
Magnificáos el lomo de colores. 10. XXXIV (HUEVO)
Por el arco, contra los picadores, Coral, canta una noche por un filo,
del cuerno, flecha, a dispararme parto. y por otro su luna siembra para
¡A la gloria, si yo antes no os ancoro, otra redonda noche: luna clara,
-golfo de arena-, en mis bigotes de oro! ¡la más clara!, con un sol en sigilo.
Dirigible, al partir llevado en vilo,
8. IV (TORERO) si a las hirvientes sombras no rodara,
Por el lugar mejor de tu persona, pronto un rejoneador galán de pico
Donde capullo tórnase la seda, iría sobre el potro en abanico.
Fiel de tu peso alternativo queda,
Y de liras el alma te corona. 11. XXX (RETRETE)
¡Ya te lunaste! Y cuanto más se encona, Aquella de la cuenca luna monda,
Más. Y más te hace eje de la rueda sólo habéis de eclipsarla por completo,
De arena, que desprecia mientras junta donde vuestra existencia más se ahonda,
Todo tu oro desde punta a punta. desde el lugar preciso y recoleto.
¡Pero bajad los ojos con respeto
9. XVI (SERPIENTE) cuando la descubráis quieta y redonda!
En tu angosto silbido está tu quid, Pareja, para instar serpientes, luna,
y, cohete, te elevas o te abates; al fin, tal vez la Virgen tiene una.
de la arena, del sol con más quilates,

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ETAPA 2ª - AMOR, AMISTAD, POESÍA IMPURA (1934-1936)

12. SONETO 14. Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos

Estoy perdidamente enamorado Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
de una mujer tan bella como ingrata; que son dos hormigueros solitarios,
mi corazón otra pasión no acata y son mis manos sin las tuyas varios
y mis ojos su imagen han plasmado. intratables espinos a manojos…

Si escudriño en mi pecho, triste creo No me encuentro los labios sin tus rojos,
que otra hermosa me diera sólo enojos que me llenan de dulces campanarios,
y si sereno miro, ante mis ojos sin ti mis pensamientos son calvarios
su figura gentil tan sólo veo. criando nardos y agostando hinojos.

Con voz trémula le dije mi cariño; No sé qué es de mi oreja sin tu acento,


y sarcástica y cruel exclamó: “¡Niño, ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
conoces el amor sólo de nombre!” y mi voz sin tu trato se afemina.

Y desde entonces sufro lo indecible… Los olores persigo de tu viento


¿Por qué, amada mujer, crees imposible y la olvidada imagen de tu huella,
en un cuerpo de niño un alma de hombre? que en ti principia, amor, y en mí termina.
En la huerta, enero de 1930
15. Te me mueres de casta y de sencilla
“EL RAYO QUE NO CESA”, 24 de enero de
1936 Te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amor, estoy confeso
13. ¿No cesará este rayo que me habita… de que, raptor intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.
¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras Yo te libé la flor de la mejilla,
y de fraguas coléricas y herreras y desde aquella gloria, aquel suceso,
donde el metal más fresco se marchita? tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla.
¿No cesará esta terca estalactita
de cultivar sus duras cabelleras El fantasma del beso delincuente
como espadas y rígidas hogueras el pómulo te tiene perseguido,
hacia mi corazón que muge y grita? cada vez más potente, negro y grande.

Este rayo ni cesa ni se agota: Y sin dormir estás, celosamente,


de mí mismo tomó su procedencia vigilando mi boca ¡con qué cuido!
y ejercita en mí mismo sus furores. para que no se vicie y se desmande.

Esta obstinada piedra de mí brota


y sobre mí dirige la insistencia
de sus lluviosos rayos destructores.
16. Umbrío por la pena, casi bruno 18. Vierto la red, esparzo la semilla

Umbrío por la pena, casi bruno, Vierto la red, esparzo la semilla


porque la pena tizna cuando estalla, entre ovas, aguas, surcos y amapolas,
donde yo no me hallo no se halla sembrando a secas y pescando a solas
hombre más apenado que ninguno. de corazón ansioso y de mejilla.

Sobre la pena duermo solo y uno, Espero a que recaiga en esta arcilla
pena es mi paz y pena mi batalla, la lluvia con sus crines y sus colas,
perro que ni me deja ni se calla, relámpagos sujetos a olas
siempre a su dueño fiel, pero importuno. desesperando espero en esta orilla.

Cardos y penas llevo por corona, Pero transcurren lunas y más lunas,
cardos y penas siembran sus leopardos aumenta de mirada mi deseo
y no me dejan bueno hueso alguno. y no crezco en espigas o en pescados.

No podrá con la pena mi persona Lunas de perdición como ningunas,


rodeada de penas y cardos: porque sólo recojo y sólo veo
¡cuánto penar para morirse uno! piedras como diamantes eclipsados.

17. Como el toro he nacido para el luto 19. Por una senda van los hortelanos

Como el toro he nacido para el luto Por una senda van los hortelanos,
y el dolor, como el toro estoy marcado que es la sagrada hora del regreso,
por un hierro infernal en el costado con la sangre injuriada por el peso
y por varón en la ingle con un fruto. de inviernos, primaveras y veranos.

Como el toro lo encuentra diminuto Vienen de los esfuerzos sobrehumanos


todo mi corazón desmesurado, y van a la canción, y van al beso,
y del rostro del beso enamorado, y van dejando por el aire impreso
como el toro a tu amor se lo disputo. un olor de herramientas y de manos.

Como el toro me crezco en el castigo, Por otra senda yo, por otra senda
la lengua en corazón tengo bañada que no conduce al beso aunque es la hora,
y llevo al cuello un vendaval sonoro. sino que merodea sin destino.

Como el toro te sigo y te persigo, Bajo su frente trágica y tremenda,


y dejas mi deseo en una espada, un toro solo en la ribera llora
como el toro burlado, como el toro. olvidando que es toro y masculino.

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20. Un carnívoro cuchillo se pondrá el tiempo amarillo
sobre mi fotografía.
Un carnívoro cuchillo
de ala dulce y homicida 21. SONREÍDME
sostiene un vuelo y un brillo
alrededor de mi vida. Vengo muy satisfecho de librarme
de la serpiente de las múltiples cúpulas,
Rayo de metal crispado la serpiente escamada de casullas y cálices:
fulgentemente caído, su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos
picotea mi costado [verdugos
y hace en él un triste nido. reprimieron y malaventuraron la nudosa
[sangre de mi corazón.
Mi sien, florido balcón Vengo muy dolorido de aquel infierno de
de mis edades tempranas, [incensarios locos,
negra está, y mi corazón, de aquella boba gloria: sonreídme.
y mi corazón con canas.
Sonreídme, que voy
Tal es la mala virtud a donde estáis vosotros los de siempre,
del rayo que me rodea, los que cubrís de espigas y racimos la boca
que voy a mi juventud [del que nos escupe,
como la luna a mi aldea. los que conmigo en surcos, andamios,
[fraguas, hornos,
Recojo con las pestañas os arrancáis la corona del sudor a diario.
sal del alma y sal del ojo
y flores de telarañas Me libré de los templos: sonreídme,
de mis tristezas recojo. donde me consumía con tristeza de
[lámpara
¿A dónde iré que no vaya encerrado en el poco aire de los sagrarios.
mi perdición a buscar? Salté al monte de donde procedo,
Tu destino es de la playa a las viñas donde halla tanta hermana mi
y mi vocación del mar. [sangre,
a vuestra compañía de relativo barro.
Descansar de esta labor
de huracán, amor o infierno Agrupo mi hambre, mis penas y estas
no es posible, y el dolor [cicatrices
me hará a mi pesar eterno. que llevo de tratar piedras y hachas
a vuestras hambres, vuestras penas y
Pero al fin podré vencerte, [vuestra herrada carne,
ave y rayo secular, porque para calmar nuestra desesperación
corazón, que de la muerte [de toros castigados
nadie ha de hacerme dudar. habremos de agruparnos oceánicamente.

Sigue, pues, sigue cuchillo, Nubes tempestuosas de herramientas


volando, hiriendo. Algún día para un cielo de manos vengativas

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no es preciso. Ya relampaguean que nos hace alargar las inocentes manos
las hachas y las hoces con su metal [animales
[crispado, hacia el robo y el crimen salvadores.
ya truenan los martillos y los mazos
sobre los pensamientos de los que nos han
[hecho
burros de carga y bueyes de labor.

Salta el capitalista de su cochino lujo,


huyen los arzobispos de sus mitras
[obscenas,
los notarios y los registradores de la
[propiedad
caen aplastados bajo furiosos protocolos,
los curas se deciden a ser hombres
y abierta ya la jaula donde actúa el león
queda el oro en la más espantosa miseria.

En vuestros puños quiero ver rayos


[contrayéndose,
quiero ver a la cólera tirándoos de las
[cejas,
la cólera me nubla todas las cosas dentro
[del corazón
sintiendo el martillazo del hambre en el
[ombligo,
viendo a mi hermana helarse mientras lava
[la ropa,
viendo a mi madre siempre en ayuno
[forzoso,
viéndonos en este estado capaz de
[impacientar
a los mismos corderos que jamás se
[impacientan.

Habrá que ver la tierra estercolada


con las injustas sangres,
habrá que ver la media vuelta fiera de la
[hoz ajustándose a las nucas,
habrá que verlo todo notablemente
[impasibles,

habrá que hacerlo todo sufriendo un poco


[menos de lo que ahora sufrimos bajo el
[hambre,

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22. ELEGIA A RAMÓN SIJÉ no perdono a la tierra ni a la nada.

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha En mis manos levanto una tormenta


muerto como del rayo Ramón Sijé, con de piedras, rayos y hachas estridentes
quien sedienta de catástrofe y hambrienta
tanto quería.)
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
Yo quiero ser llorando el hortelano quiero apartar la tierra parte
de la tierra que ocupas y estercolas, a parte a dentelladas secas y calientes.
compañero del alma, tan temprano.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
Alimentando lluvias, caracoles y besarte la noble calavera
Y órganos mi dolor sin instrumento, y desamordazarte y regresarte
a las desalentadas amapolas
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
daré tu corazón por alimento. por los altos andamios de mis flores
Tanto dolor se agrupa en mi costado, pajareará tu alma colmenera
que por doler me duele hasta el aliento.
de angelicales ceras y labores.
Un manotazo duro, un golpe helado, Volverás al arrullo de las rejas
un hachazo invisible y homicida, de los enamorados labradores.
un empujón brutal te ha derribado.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
No hay extensión más grande que mi y tu sangre se irá a cada lado
[herida, disputando tu novia y las abejas.
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida. Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
Ando sobre rastrojos de difuntos, mi avariciosa voz de enamorado.
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos. A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero:
Temprano levantó la muerte el vuelo, que tenemos que hablar de muchas cosas,
temprano madrugó la madrugada, compañero del alma, compañero.
temprano estás rodando por el suelo. (1 0 de enero de 1936)

No perdono a la muerte enamorada, https://www.youtube.com/watch?v=WkbK


no perdono a la vida desatenta, vHHQmkw

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ETAPA 3ª – LA POESÍA DE GUERRA: EL POETA-SOLDADO (1936-1938)

“VIENTO DEL PUEBLO”, 1937 aragoneses de casta,


murcianos de dinamita
23. Vientos del pueblo me llevan frutalmente propagada,
Vientos del pueblo me llevan, leoneses, navarros, dueños
vientos del pueblo me arrastran, del hambre, el sudor y el hacha,
me esparcen el corazón reyes de la minería,
y me aventan la garganta. señores de la labranza,
Los bueyes doblan la frente, hombres que entre las raíces,
impotentemente mansa, como raíces gallardas,
delante de los castigos: vais de la vida a la muerte,
los leones la levantan vais de la nada a la nada:
y al mismo tiempo castigan yugos os quieren poner
con su clamorosa zarpa. gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
No soy un de pueblo de bueyes, rotos sobre sus espaldas.
que soy de un pueblo que embargan Crepúsculo de los bueyes
yacimientos de leones, está despuntando el alba.
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros Los bueyes mueren vestidos
con el orgullo en el asta. de humildad y olor de cuadra;
Nunca medraron los bueyes las águilas, los leones
en los páramos de España. y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
¿Quién habló de echar un yugo ni se enturbia ni se acaba.
sobre el cuello de esta raza? La agonía de los bueyes
¿Quién ha puesto al huracán tiene pequeña la cara,
jamás ni yugos ni trabas, la del animal varón
ni quién al rayo detuvo toda la creación agranda.
prisionero en una jaula?
Si me muero, que me muera
Asturianos de braveza, con la cabeza muy alta.
vascos de piedra blindada, Muerto y veinte veces muerto,
valencianos de alegría la boca contra la grama,
y castellanos de alma, tendré apretados los dientes
labrados como la tierra y decidida la barba.
y airosos como las alas; Cantando espero a la muerte,
andaluces de relámpagos, que hay ruiseñores que cantan
nacidos entre guitarras encima de los fusiles
y forjados en los yunques y en medio de las batallas.
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,

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24. El niño yuntero que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello, Y como raíz se hunde
con el cuello perseguido en la tierra lentamente
por el yugo para el cuello. para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado, Me duele este niño hambriento
de una tierra descontenta como una grandiosa espina,
y un insatisfecho arado. y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida Lo veo arar los rastrojos,
un alma color de olivo y devorar un mendrugo,
vieja ya y encallecida. y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta Me da su arado en el pecho,
levantando la corteza y su vida en la garganta,
de su madre con la yunta. y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra, ¿Quién salvará este chiquillo
y a dar fatigosamente menor que un grano de avena?
en los huesos de la tierra. ¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor Que salga del corazón
es una corona grave de los hombres jornaleros,
de sal para el labrador. que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,


y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es


más raíz, menos criatura,

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25. Las abarcas desiertas y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero, Por el cinco de enero


cada enero ponía de la majada mía
mi calzado cabrero mi calzado cabrero
a la ventana fría. a la escarcha salía.

Y encontraba los días Y hacia el seis, mis miradas


que derriban las puertas, hallaban en sus puertas
mis abarcas vacías, mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas. mis abarcas desiertas

Nunca tuve zapatos, 26. Aceituneros


ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos, Andaluces de Jaén,
siempre penas y cabras. aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
Me vistió la pobreza, quién levantó los olivos?
me lamio el cuerpo el rio
y del pie a la cabeza No los levantó la nada,
pasto fui del rocío. ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
Por el cinco de enero, el trabajo y el sudor.
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero Unidos al agua pura
una juguetería. y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
Y al andar la alborada de los troncos retorcidos.
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada, Levántate, olivo cano,
mis abarcas desiertas. dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
Ningún rey coronado poderosa de cimiento.
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado Andaluces de Jaén,
de mi pobre ventana. aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
Toda gente de trono, amamantó los olivos?
toda gente de botas
se rio con encono Vuestra sangre, vuestra vida,
de mis abarcas rotas. no la del explotador
que se enriqueció en la herida
Rabie de llanto, hasta generosa del sudor.
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta

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No la del terrateniente 27. Canción del esposo soldado
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente, He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
que os redujo la cabeza.
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
eran principio de un pan esposa de, mi piel, gran trago de mi vida,
que sólo el otro comía. tus pechos locos crecen hacia mi dando saltos
de cierva concebida.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos, Ya me parece que eres un cristal delicado,
sol a sol y luna a luna, temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
pesan sobre vuestros huesos!
fuera como el cerezo.

Andaluces de Jaén,
Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
aceituneros altivos, te doy vida en la muerte que me dan y no tomo
pregunta mi alma: ¿de quién, Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
de quién son estos olivos? ansiado por el plomo.

Jaén, levántate brava Sobre los ataúdes feroces en acecho,


sobre tus piedras lunares, sobre los mismos muertos sin remedio y sin
no vayas a ser esclava [fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
con todos tus olivares.
hasta en el polvo, esposa.

Dentro de la claridad
Cuando junto a los campos de combate te
del aceite y sus aromas, [piensa
indican tu libertad mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
la libertad de tus lomas. te acercas hacia mi como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha siénteme en la trinchera:


aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo.
Y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,


envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.


Un día iré a la sombra de tu pelo lejano.
Y dormiré en la sábana de almidón y de
[estruendo
cosida por tu mano.

14
Tus piernas implacables al parto van derechas, Para el hijo será la paz que estoy forjando.
y tu implacable boca de labios indomables, Y al fin en un océano de irremediables huesos
y ante mi soledad de explosiones y brechas, tu corazón y el mío naufragarán, quedando
recorres un camino de besos implacables. una mujer y un hombre gastados por los besos.

“EL HOMBRE ACECHA”, 1937 y 1938

28. EL HERIDO
Para el muro de un hospital de sangre.

Por los campos luchados se extienden los heridos.


Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
salta un trigal de chorros calientes, extendidos
en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el ciclo.


Y las heridas suenan igual que caracoles,
cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
esencia de las olas.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.


La que contengo es poca para el gran cometido
de sangre que quisiera perder por las heridas.
Decid quién no fue herido.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.


La bodega del mar, del vino bravo, estalla
allí donde el herido palpitante se anega,
y florece y se halla.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.


¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
herido por la vida, ni en la vida reposa
herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,


se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
de adelfos florecidos ante la cirugía
de ensangrentadas puertas.

15
II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo,


Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol camal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones


que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos


de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,


ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño


reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida

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29. Canción primera 30. Canción última

Se ha retirado el campo Pintada, no vacía:


al ver abalanzarse pintada está mi casa
crispadamente al hombre. del color de las grandes
pasiones y desgracias.
¡Qué abismo entre el olivo
y el hombre se descubre! Regresará del llanto
El animal que canta: adonde fue llevada
el animal que puede con su desierta mesa
llorar y echar raíces, con su ruidosa cama.
rememoró sus garras.
Florecerán los besos
Garras que revestía sobre las almohadas.
de suavidad y flores,
pero que, al fin, desnuda Y en torno de los cuerpos
en toda su crueldad. elevará la sábana
su intensa enredadera
Crepitan en mis manos. nocturna, perfumada.
Aparta de ellas, hijo.
Estoy dispuesto a hundirlas, El odio se amortigua
dispuesto a proyectarlas detrás de la ventana.
sobre tu carne leve.
Será la garra suave.
He regresado al tigre.
Aparta, o te destrozo. Dejadme la esperanza.
Hoy el amor es muerte,
y el hombre acecha al hombre.

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ETAPA 4ª - POESÍA INTIMISTA Y POESÍA CARCELARIA (1938-1941)

“CANCIONERO Y ROMANCERO DE y la cabeza suave.


AUSENCIAS”. Poemas en la cárcel, 1938-
1941. Ahogad la voz del arma,
que no despierte y salte
31. Bocas de ira con el cuchillo de odio
que entre sus dientes late.
Bocas de ira.
Ojos de acecho. Así, dormido, el hombre
Perros aullando. toda la tierra vale.
Perros y perros.
34. ¿Qué quiere el viento de encono?
Todo baldío.
Todo reseco. ¿Qué quiere el viento de encono
Cuerpos y campos, que baja por el barranco
cuerpos y cuerpos. y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?
¡Qué mal camino,
qué ceniciento Derribarnos, arrastrarnos.
corazón tuyo,
fértil y tierno! Derribadas, arrastradas,
las dos sangres se alejaron.
32. Ausencia en todo veo ¿Qué sigue queriendo el viento
cada vez más enconado?
Ausencia en todo veo:
tus ojos la reflejan. Separarnos.
Ausencia en todo escucho:
tu voz a tiempo suena. 35. Vals de los enamorados y unidos para
Ausencia en todo aspiro: siempre
tu aliento huele a hierba.
Ausencia en todo toco: No salieron jamás
tu cuerpo se despuebla. del vergel del abrazo.
Ausencia en todo pruebo: Y ante el rojo rosal
tu boca me destierra. de los besos rodaron.
Ausencia en todo siento:
ausencia, ausencia, ausencia. Huracanes quisieron
con rencor separarlos.
33. Rumorosas pestañas Y las hachas tajantes
y los rígidos rayos.
Rumorosas pestañas
de los cañaverales. Aumentaron la tierra
Cayendo sobre el sueño de las pálidas manos.
del hombre hasta dejarle Precipicios midieron,
el pecho apaciguado por el viento impulsados

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En medio de la noche,
entre bocas deshechas. la cenicienta cámara
Recorrieron naufragios, con viento y sin amores.
cada vez más profundos
en sus cuerpos sus brazos. 37. El sol, la rosa y el niño

Perseguidos, hundidos El sol, la rosa y el niño


por un gran desamparo flores de un día nacieron.
de recuerdos y lunas Los de cada día son
de noviembres y marzos, soles, flores, niños nuevos.

aventados se vieron Mañana no seré yo:


como polvo liviano: otro será el verdadero.
aventados se vieron, Y no seré más allá
pero siempre abrazados. de quien quiera su recuerdo.

36. Un viento ceniciento Flor de un día es lo más grande


al pie de lo más pequeño.
Un viento ceniciento Flor de la luz el relámpago,
clama en la habitación y flor del instante el tiempo.
donde clamaba ella
ciñéndose a mi voz. Entre las flores te fuiste.
Entre las flores me quedo.
Cámara solitaria,
con el herido son 38. Cuerpo del amanecer
del ceniciento viento
clamante alrededor. Cuerpo del amanecer:
flor de la carne florida.
Espejo despoblado. Siento que no quiso ser
Despavorido arcón más allá de flor tu vida.
frente al retrato árido Corazón que en el tamaño
y al lecho sin calor. de un día se abre y se cierra.
La flor nunca cumple un año,
Cenizas que alborota y lo cumple bajo tierra.
el viento que no amó.

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39. HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA

I
(HIJO DE LA SOMBRA)

Eres la noche, esposa: la noche en el instante


mayor de su potencia lunar y femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina el sueño, donde el amor culmina.

Forjado por el día, mi corazón que quema


lleva su gran pisada de sol a donde quieres,
con un solar impulso, con una luz suprema,
cumbre de las mañanas y los atardeceres.

Daré sobre tu cuerpo cuando la noche arroje


su avaricioso anhelo de imán y poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi osamenta con un escalofrío.

El aire de la noche desordena tus pechos,


y desordena y vuelca los cuerpos con su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las parejas, las hace un solo bloque.

La noche se ha encendido como una sorda hoguera


de llamas minerales y oscuras embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de los pozos y el vino difundidas.

Ya la sombra es el nido cerrado, incandescente,


la visible ceguera puesta sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.

La sombra pide, exige seres que se entrelacen,


besos que la constelen de relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.

Pide que nos echemos tú y yo sobre la manta,


tú y yo sobre la luna, tú y yo sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.
El hijo está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus solitarias y apagadas ciudades.

El hijo está en la sombra: de la sombra ha surtido,


y a su origen infunden los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.

Moviendo está la sombra sus fuerzas siderales,


tendiendo está la sombra su constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.

II
(HIJO DE LA LUZ)

Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,


recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera


en el umbral de un fuego que el fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,


se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:


estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida


por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,


se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,

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que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!


Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.


Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo y el corazón me sale en el aliento.


Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa. Yo soy el mediodía.

III
(HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA)

Tejidos en el alba, grabados, dos panales


no pueden detener la miel en los pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se atropellan con blancas efusiones.

Se han desbordado, esposa, lunarmente tus venas,


hasta inundar la casa que tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.

Es como si tu sangre fuera dulzura toda,


laboriosas abejas filtradas por tus poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti, recorrida por caudales sonoros.

Caudalosa mujer, en tu vientre me entierro.


Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían qué grabada llevo allí tu figura.

Para siempre fundidos en el hijo quedamos:


fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces.

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Los muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.

Haremos de este hijo generador sustento,


y hará de nuestra carne materia decisiva:
donde sienten su alma las manos y el aliento,
las hélices circulen, la agricultura viva.

Él hará que esta vida no caiga derribada,


pedazo desprendido de nuestros dos pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos brazos eternos de nuestros cuatro brazos.

No te quiero a ti sola: te quiero en tu ascendencia


y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia,
la familia del hijo será la especie humana.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,


seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.

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40. NANAS DE LA CEBOLLA y las alondras.
Rival del sol.
La cebolla es escarcha Porvenir de mis huesos
cerrada y pobre: y de mi amor.
escarcha de tus días
y de mis noches. La carne aleteante,
Hambre y cebolla: súbito el párpado,
hielo negro y escarcha el vivir como nunca
grande y redonda. coloreado.
¡Cuánto jilguero
En la cuna del hambre se remonta, aletea,
mi niño estaba. desde tu cuerpo!
Con sangre de cebolla
se amamantaba. Desperté de ser niño.
Pero tu sangre, Nunca despiertes.
escarchada de azúcar, Triste llevo la boca.
cebolla y hambre. Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
Una mujer morena, defendiendo la risa
resuelta en luna, pluma por pluma.
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna. Ser de vuelo tan alto,
Ríete, niño, tan extendido,
que te tragas la luna que tu carne parece
cuando es preciso. cielo cernido.
¡Si yo pudiera
Alondra de mi casa, remontarme al origen
ríete mucho. de tu carrera!
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo. Al octavo mes ríes
Ríete tanto con cinco azahares.
que en el alma al oírte, Con cinco diminutas
bata el espacio. ferocidades.
Con cinco dientes
Tu risa me hace libre, como cinco jazmines
me pone alas. adolescentes.
Soledades me quita,
cárcel me arranca. Frontera de los besos
Boca que vuela, serán mañana,
corazón que en tus labios cuando en la dentadura
relampaguea. sientas un arma.
Sientas un fuego
Es tu risa la espada correr dientes abajo
más victoriosa. buscando el centro.
Vencedor de las flores

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Vuela niño en la doble Odio, vida: ¡cuánto odio
luna del pecho. sólo por amor!
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho. No es posible acariciarte
No te derrumbes. con las manos que me dio
No sepas lo que pasa el fuego de más deseo,
ni lo que ocurre. el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
https://www.youtube.com/watch?v=Eed6g abaten en ellas hoy
_9H6NQ&feature=kp hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
41. Menos tu vientre Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Menos tu vientre, Sólo por amor odiado,
todo es confuso. sólo por amor.
Menos tu vientre,
todo es futuro Amor, tu bóveda arriba
fugaz, pasado y no abajo siempre, amor,
baldío, turbio. sin otra luz que estas ansias,
Menos tu vientre, sin otra iluminación.
todo es oculto. Mírame aquí encadenado,
Menos tu vientre, escupido, sin calor,
todo inseguro, a los pies de la tiniebla
todo postrero, más súbita, más feroz,
polvo sin mundo. comiendo pan y cuchillo
Menos tu vientre, como buen trabajador
todo es oscuro. y a veces cuchillo sólo,
Menos tu vientre sólo por amor.
claro y profundo.
Todo lo que significa
42. ANTES DEL ODIO golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
Beso soy, sombra con sombra. decidido espacio, sol,
Beso, dolor con dolor, horizonte aleteante,
por haberme enamorado, sepultado en un rincón.
corazón sin corazón, Esperanza, mar, desierto,
de las cosas, del aliento sangre, monte rodador:
sin sombra de la creación. libertades de mi alma
Sed con agua en la distancia, clamorosas de pasión,
pero sed alrededor. desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
Corazón en una copa pero donde se despliegan,
donde me lo bebo yo sólo por amor.
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor. Porque dentro de la triste

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guirnalda del eslabón, 44. LA BOCA
del sabor a carcelero
constante, y a paredón, Boca que arrastra mi boca:
y a precipicio en acecho, boca que me has arrastrado:
alto, alegre, libre soy. boca que vienes de lejos
Alto, alegre, libre, libre, a iluminarme de rayos.
sólo por amor.
Alba que das a mis noches
No, no hay cárcel para el hombre. un resplandor rojo y blanco.
No podrán atarme, no. Boca poblada de bocas:
Este mundo de cadenas pájaro lleno de pájaros.
me es pequeño y exterior. Canción que vuelve las alas
¿Quién encierra una sonrisa? hacia arriba y hacia abajo.
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola Muerte reducida a besos,
que la muerte, la una y yo. a sed de morir despacio,
A lo lejos tú, sintiendo das a la grama sangrante
en tus brazos mi prisión, dos fúlgidos aletazos.
en tus brazos donde late El labio de arriba el cielo
la libertad de los dos. y la tierra el otro labio.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor. Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
43. Besarse, mujer desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Besarse, mujer, Astro que tiene tu boca
al sol, es besarnos enmudecido y cerrado
en toda la vida. hasta que un roce celeste
Asciende los labios, hace que vibren sus párpados.
eléctricamente
vibrantes de rayos, Beso que va a un porvenir
con todo el furor de muchachas y muchachos,
de un sol entre cuatro. que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.
Besarse a la luna,
mujer, es besarnos ¡Cuánta boca enterrada,
en toda la muerte: sin boca, desenterramos!
descienden los labios,
con toda la luna Beso en tu boca por ellos,
pidiendo su ocaso, brindo en tu boca por tantos
del labio de arriba, que cayeron sobre el vino
del labio de abajo, de los amorosos vasos.
gastada y helada Hoy son recuerdos, recuerdos,
y en cuatro pedazos. besos distantes y amargos.

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Hundo en tu boca mi vida, dentro del aire que no tiene vuelo,
oigo rumores de espacios, dentro del árbol de los imposibles.
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado. Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
He de volverte a besar, Oscuridad del rencor absoluto.
he de volver, hundo, caigo, Cuerpos lo mismo que pozos cegados.
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
como una febril nevada Ya no es posible lanzarse a la altura.
de besos y enamorados. El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro Carne sin norte que va en oleada
con tu lengua. Tres palabras, hacia la noche siniestra, baldía.
tres fuegos has heredado: ¿Quién es el rayo de sol que la invada?
vida, muerte, amor. Ahí quedan Busco. No encuentro ni rastro del día.
escritos sobre tus labios.
Sólo el fulgor de los puños cerrados,
45. ETERNA SOMBRA el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Yo que creí que la luz era mía Más que las manos, los montes se
precipitado en la sombra me veo. estrechan.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo. Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Sangre ligera, redonda, granada: Soy una cárcel con una ventana
raudo anhelar sin perfil ni penumbra. ante una gran soledad de rugidos.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra. Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo. Pero hay un rayo de sol en la lucha
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles que siempre deja la sombra vencida.

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