El Pobre Gato Ñaragato
El Pobre Gato Ñaragato
El Pobre Gato Ñaragato
Personajes
EL GATO
LA RANA
PAR DE CONEJOS
EL PERRO
EL HIPOPÓTAMO
EL COCHINO
UN PAR DE PINGÜINOS
UN MONO
La acción transcurre en el bosque. Se escuchan en off los maullidos del gato adolorido. Entra el Conejo un
poco alarmado por el quejido incesante.
CONEJO: Estaba yo durmiendo la siesta después de comerme una rica ensalada de zanahorias, pero no he
podido, los maullidos del gato no me han dejado…
(Espera respuesta del público, luego vuelve a preguntar) ¿y qué creen ustedes que le puede ocurrir a un
gato a estas horas en el bosque? A ver díganme (invita al público a que contesten lo que posiblemente le
ocurre al gato, no le convence ninguna respuesta y retoma) Mejor salgo de dudas y le pregunto yo mismo…
(En dirección de donde proviene el maullido) ¡Oiga señor gato! ¿Por qué maúlla tanto?, ¿Tiene usted…?
(pregunta algunas de las respuestas más descabelladas que posiblemente le haya contestado el público,
después de la última pregunta, el maullido del gato cesa con una pausa, el Conejo retoma sorprendido)
Ha parado de maullar, ¿Lo escucharon?, Bueno ya no lo escuchan porque a parado… (Aparece el gato sin
bigotes en su hocico).
GATO: (Desesperado) ¿Es que no lo ve? (Al público) ¿Es que no lo ven?
CONEJO 2 : (Al público) Por favor repitan conmigo; ¿Qué es lo que no vemos señor gato?
GATO: Pues yo sí. Los bigotes para un gato son muy importantes.
GATO: No, no se imagina lo que esto significa para un gato como yo.
CONEJO2: Más bien de preocupación, (Al público de nuevo) ¿verdad que estábamos muy preocupados?
(Suponiendo que el público responda, retoma) Ahí lo tiene ellos y yo estábamos realmente preocupados,
tanto que ni la siesta me dejaron hacer sus maullidos.
CONEJO 1 : Tranquilo, no es para menos ahora que sabemos el porqué de sus maullidos.
GATO: Es una cosa muy seria este asunto de haber perdido mis bigotes.
CONEJO 2: Tan altos como los cuellos de seis jirafas queriendo alcanzar la luna.
GATO: Sí que lo es, me iré a maullar de nuevo detrás de ese árbol. (Sale maullando desconsoladamente)
HIPOPÓTAMO: No se preocupe no vengo aplastar a conejos indefensos, estoy aquí por los maullidos de
ese gato que llegan hasta el zoológico de donde me escapé.
HIPOPÓTAMO: (Al público) ¿Ustedes me pueden contar que le ocurre al gato? (Suponiendo que el publico
conteste, retoma) ¡Pobre gatito! Pero habrá que hacer algo.
CONEJO 2: ¿Qué se le ocurre?
CONEJO 1: Yo le proponía contratar un investigador privado pero sus honorarios son muy altos.
HIPOPÓTAMO: Tan altos como los cuellos de seis jirafas queriendo alcanzar la luna.
HIPOPÓTAMO: Pobre gato me parte el corazón escucharlo maullar así por sus bigotes.
Entra la Rana.
HIPOPÓTAMO: Buenas señorito Rana. (Al público) Niños cuando alguien dice buenas tardes hay que
responderle, vamos devuélvanle el saludo (Los invita a saludar a la rana y retoman)
RANA: Gracias, y no soy señorito, llámenme por favor, Príncipe Arturo de Reino de ciudad Pancilda…
RANA: Sí, así como lo repiten, es que soy una rana encantada.
HIPOPÓTAMO: ¡Ay que bruja tan malvada! ¿Y por qué lo embrujó señorito príncipe?
RANA: Pues como no me quise casar con ella, me hechizó convirtiéndome en rana.
HIPOPÓTAMO: Pensé que esas cosas solo pasaban en los cuentos de hadas.
RANA: Es por ello que iba camino a casa de una bruja buena que prometió desencantarme, cuando
escuche los maullidos de un gato.
RANA: (Al publico) A ver ¿y me lo pueden contar? (Suponiendo que el público conteste, retoma) ¡Qué
tragedia la de ese pobre gato!
HIPOPÓTAMO: ¿Cuál?
RANA: Quizás la Bruja buena además de ayudarme con el encantamiento pueda devolverle los bigotes al
gato.
HIPOPÓTAMO: ¡Extraordinario!
HIPOPÓTAMO: (Al público) ¿Y a ustedes qué les parece que el Príncipe Arturo del reino de ciudad Pancilda,
más conocido como la; rana encantada, vaya hasta donde la bruja buena para ayudar al gato a recuperar
sus bigotes? (Esperando que el público responda y si no se le motiva a contestar, con sinónimos de las
palabras; “Maravilloso y extraordinario”, luego de este juego retoman)
RANA: Hasta ahorita Hipopótamo, (Hacia el lugar donde se supone se escondió a maullar el gato) y usted
señor gato, no se preocupe, lo ayudaremos a recuperar sus bigotes. (Al público) Y ustedes niños también
permanezcan acá, capaz cuando regrese ya seré de nuevo un príncipe.
(Entra el Perro)
HIPOPÓTAMO: Que le digan los niños, yo ya no puedo se me arruga el corazón. (Invita al público a contarle
la tragedia del Gato al Perro, después de esto retoman)
PERRO: Para nadie es un secreto que los perros y los gatos no nos llevamos para nada bien.
PERRO: Vamos a acabar con esto, voy a dejar sin pelaje a ese gato.
HIPOPÓTAMO: ¡Señor perro basta ya! (Al público) ¿Niños ustedes quieren que el perro deje sin pelos al
gato, al pobre gato que se ha quedado sin bigotes? (Suponiendo que el publico conteste algo afirmativo
o si en el caso no es como se espera, retomar nuevamente al dialogo entre los animales). Bueno ya oyó a
los niños, es mejor que se vaya por donde llegó.
HIPOPÓTAMO: Aquí solo son bienvenidos los que aportan soluciones a los problemas, no necesitamos
otro más.
PERRO: (Al público) Mejor me largo, este Hipopótamo no tiene sentido del humor. (Sale el perro y del otro
lado llegan los pingüinos, son gemelos y se comunican en su propio idioma inentendible para el público).
HIPOPÓTAMO: ¡Buenos días jóvenes pingüinos! (Al público) Niños saluden a los jóvenes pingüinos. (Espera
el momento a que el público responda y luego retoma el dialogo con los jóvenes Pingüinos)
HIPOPÓTAMO: No les preguntaré el porqué han venido, imagino fueron atraídos por los maullidos del
gato.
PINGÜINOS: (Contestándole)
PINGÜINOS: (Contestándole para que le conteste el porqué del desconsuelo del gato)
HIPOPÓTAMO: Que los niños les cuenten que lo saben mejor que yo.
PINGÜINOS: (Los pingüinos le hablan al público en su idioma, para que los niños le cuenten lo ocurrido
que el hipopótamo no les quiere contar).
HIPOPÓTAMO: (Al público) Niños, los jóvenes pingüinos no pueden hablarnos como nosotros en español,
ellos tienen su propio idioma pingüinoide, pero pueden entendernos, así que cuéntenle ustedes lo que le
ocurrió al pobre gato porque yo no puedo, se me arruga el corazón. (El Hipopótamo los conduce a decirle
lo ocurrido a los jóvenes pingüinos, luego retoma el dialogo con los pingüinos) Eso es lo que ocurre por
aquí…
PINGÜINOS: (Contestándole)
HIPOPÓTAMO: Claro que debemos ayudarlo, un pobre gato no puede estar sin sus bigotes.
PINGÜINOS: (Contestándole)
HIPOPÓTAMO: No, no creo que un poco de hielo lo solucione. (Al público aparte) Los jóvenes pingüinos
vienen de la Antártida. ¿Ustedes saben dónde queda la Antártida? (Espera la respuesta y retoma) Un poco
lejos sí que esta, pero ellos son mis compañeros en el zoológico, son tan tiernos, quieren ayudar al pobre
gato y dicen que si colocándole en el hocico un poco de hielo el gato se soluciona el problema.
HIPOPÓTAMO: Bueno pero si insisten ustedes en este asunto con el hielo, nada se los puede impedir, son
bienvenidos quienes aporten soluciones a los problemas.
PINGÜINOS: (Salen por donde entraron no sin antes despedirse de los niños)
HIPOPÓTAMO: Niños despídanse de los jóvenes pingüinos (espera que los niños respondan, luego retoma
cuando los pingüinos salen tempestuosamente) Los jóvenes pingüinos insisten en que el hielo es la
solución a todo, yo espero que no se les derrita…
MONO: Tranquila es algo que me ocurre a diario, la gente se deja llevar por las apariencias.
HIPOPÓTAMO: (Al público) Niños por favor saluden al señor Oso. (Espera que el público responda y luego
retoman)
HIPOPÓTAMO: Señor oso, perdón. Le decía que lo que ocurre aquí es un caso de salir en la noticias.
HIPOPÓTAMO: Mucho.
MONO: ¡Ah caramba! No se nos vaya a infartar, Mejor que me lo cuenten los niños.
El Mono se prepara para preguntarles a los niños, y es interrumpido por la entrada del Cochino.
HIPOPÓTAMO: Buenos días señor cochino. (Al público) Niños saluden al señor Cochino. (Esperando que
el público responda, luego retoman)
HIPOPÓTAMO: ¿A qué se debe su visita, en esta tarde tan calurosa? ¡Ah! No me diga, ya lo sé, ha venido
por lo que todos los demás…
COCHINO: He venido…
HIPOPÓTAMO: La misma.
MONO: Señor Cochino espere su turno porque yo estaba a punto de saber el porqué de los maullidos del
gato.
HIPOPÓTAMO: Los niños estaban a punto de contarle al señor Mono, (Se corrige) perdón, al señor Oso, el
porqué de los maullidos del gato. (Al público) Vamos niños cuéntenle (Espera a que el público responda y
luego retoman).
MONO: Yo propongo, hacerle unos bigotes nuevos y pegárselos al hocico mientras duerma, y cuando
despierte se encuentre con que ya tiene bigotes de nuevo.
COCHINO: ¿Ah sí? Pero antes hay que logar que se duerma.
MONO: Le cantamos una canción de cuna, siempre funciona (Al público) ¿verdad niños?
MONO: No.
MONO: Tampoco es que se necesite cantar muy bien para entonar una canción de cuna.
HIPOPÓTAMO: Sometámoslo a votación del público. (Pregunta al público) ¿Niños quieren escuchar al
Mono, (Se corrige) perdón al Oso cantar una canción de cuna para que el gato la escuche y se duerma o
prefieren que lo haga yo? (En este juego deben llevar al publico a que se decida por algunos de los dos,
pero por otro lado, el Cochino a escondidas de el Hipopótamo y el Mono, perdón, el Oso, conducirá al
público para que finalmente no voten por ninguno de los dos y luego retoman).
HIPOPÓTAMO: La Rana encantada Príncipe Arturo del reino de Ciudad Pancilda y el Conejo fueron a donde
la bruja buena a que lo desencantara y les diera una solución mágica al problema, deben estar por
regresar, al menos eso espero.
COCHINO: Justo eso es lo que necesitamos una solución mágica. Yo me regreso a mi porqueriza. Adiós y
oing oing dice el cochino (Aparte, al público) Y gracias a ustedes que este par no cantó la canción de cuna
porque esta obra hubiese llegado hasta ahí. (Sale el Cochino).
HIPOPÓTAMO: Al perro lo echamos, tras que el pobre gato andaba sin bigotes también lo quería dejar sin
pelaje.
HIPOPÓTAMO: Yo tenía mis esperanzas de que se resolvieran las diferencias entre ambos.
HIPOPÓTAMO: Alguien tiene que esperar al Príncipe Arturo la Rana encantada y al Conejo y además el
pobre gato no debe quedarse solo
HIPOPÓTAMO: (Al público) Ya que todos se han ido, faltan ustedes por aportar una solución para que el
pobre gato recupere de nuevo sus bigotes. ¿Qué se les ocurre que podemos hacer? (Conduce al público
para que aporte una solución al conflicto del pobre gato que ha perdido sus bigotes, después de escuchar
las posibles soluciones, interrumpen entrando de nuevo la Rana y el Conejo
HIPOPÓTAMO: ¡Menos mal ya están aquí! Los niños nos estaban dando unas ideas para recuperar los
bigotes del gato
HIPOPÓTAMO: (Enumera algunas respuestas, las más importantes y descabelladas que pueda haber
aportado el público).
HIPOPÓTAMO: Pero, príncipe usted sigue siendo Rana, la Bruja no pudo desencantarlo.
RANA: Descuide, no pudo desencantarme inmediatamente, me dio a comer una dona, y a la media noche
seria príncipe de nuevo.
HIPOPÓTAMO: ¡Increíble!
GATO: Pues los quiero ya, que me duelen las cuerdas vocales de tanto maullar.
HIPOPÓTAMO: ¿¡Nos lo cuentan ya!?
HIPOPÓTAMO: Pero si los niños aman a los animales, nos dan de comer, nos cuidan, nos dan cariño y
ternura…
RANA: Y también les gusta jugar. (Al público) ¿Verdad niños? (Espera que el público responda y luego
retoma) Si buscan debajo de su asiento los bigotes del gato encontraran.
HIPOPÓTAMO: A ver niños todos a buscar bajo sus asientos los bigotes del gato. (Se conduce el juego para
que los niños busquen debajo de sus asientos, o se podría antes de empezar la obra entregarle unos
bigotes a un niño y que este los guarde en secreto para que cuando inicie este juego, junto con la maestra
pueda gritar ¡aquí están! suponiendo que el juego final se de cómo se plantea, se retoma nuevamente).
HIPOPÓTAMO: Por favor sube hasta acá y colócale tu mismo los bigotes al gato.
(Se conduce el juego a que el niño entregue los bigotes se los coloca el gato y continua la acción para
llegar al final de la obra)
GATO: (Emocionado) Ya tengo bigotes de nuevo. ¡Gracias!, (Abraza a los demás animales a medida que
los nombra) Gracias señor, Conejo, Gracia hipopótamo que se preocupo tanto por mí, y gracias a usted su
Alteza. (Dirigiéndose a la rana)
CONEJO: Ahora podemos volver todos a estar tranquilos, el gato ha recuperado sus bigotes.
EL FIN