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Naturaleza Humana y Actos Humanos - UNIDAD I
Naturaleza Humana y Actos Humanos - UNIDAD I
Naturaleza Humana y Actos Humanos - UNIDAD I
UNIDAD I
Los actos humanos1 son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del
hombre, es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad (cfr. S.Th., I-II,
q.1, a.1, c.). En ellos, interviene primero el entendimiento o sea la inteligencia,
porque no se puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el
hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez
conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia él porque lo desea, o se aparta de él,
rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen inteligencia y voluntad el
hombre es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente responsable de ellos. Y sólo
en los actos humanos puede darse valoración moral. No todos los actos que realiza
el hombre son propiamente humanos, ya que como hemos señalado antes, pueden
ser también:
1
Apunte sobre los Actos Humanos. Universidad Fasta - departamento de Formación Humanística 1 Ética y Bioética (dhm34).
Ética, Bioética y Ética Profesional (DHM35, DHM36), pág. 1-10
https://www.ufasta.edu.ar/carteleravirtual/files/2016/03/Apunte-sobre-los-actos-humanos.pdf
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Actos del hombre: los que proceden del hombre, pero faltando ya la
advertencia (niños pequeños, distracción total), ya la voluntariedad (por
coacción física, por ejemplo), ya ambas (por ejemplo, en el que duerme).
II. DIFERENCIA ENTRE ACTOS HUMANOS Y ACTOS DEL HOMBRE.
2
Los actos humanos y los actos del hombre. noviembre 25. 2017. http://programacionneurol.blogspot.com/2017/11/los-
actos-humanos.html. Fuente. http://valoresmorales.galeon.com/aficiones1812654.html
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Diferencias entre actos humanos y actos del hombre.
Concepto Ejemplo
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III. DIVISIÓN DEL ACTO HUMANO.
• Bueno o lícito, si está conforme con la ley moral (por ejemplo, el dar limosna).
• Malo o ilícito, si le es contrario (por ejemplo, mentir). • Indiferente, cuando
ni le es contrario ni conforme a la moral (por ejemplo, el caminar)
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La advertencia
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El consentimiento
Lleva al hombre a querer realizar ese acto previamente conocido, buscando con
ello un fin. Como señala Santo Tomás (S. Th, I-II, q. 6, a. 1), acto voluntario o
consentido es “el que procede de un principio intrínseco con conocimiento del fin”.
El acto voluntario indirecto se da cuando al realizar una acción, además del efecto
que se persigue de modo directo con ella, se sigue otro efecto adicional, que no se
pretende sino sólo se tolera por venir unido al primero (por ejemplo, el militar que
bombardea una ciudad enemiga, a sabiendas de que morirán muchos inocentes:
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quiere directamente destruir al enemigo -voluntario directo-, y tolera la muerte de
inocentes -voluntario indirecto-). Es un acto, por tanto, del que se sigue un efecto
bueno y otro malo, y por eso se le llama también voluntario de doble efecto.
Es importante percatarse de que no es un acto hecho con doble fin (por ejemplo,
robar al rico para darle al pobre), sino un acto del que se siguen dos efectos: doble
efecto, no doble fin. Por ejemplo, Robin Hood realiza acciones con doble fin: el fin
inmediato es robar al rico, el fin mediato es darles ese dinero a los pobres. No es
una acción de doble efecto, sino una acción con un fin propio y un fin ulterior.
Hay casos en que es lícito realizar acciones en que, junto a un efecto bueno se
seguirá otro malo. Para que sea lícito realizar una acción de la que se siguen dos
efectos: bueno uno (voluntario directo) y malo el otro (voluntario indirecto), es
necesario que se reúnan determinadas condiciones:
1. Que la acción sea buena en sí misma, o al menos indiferente: Así, nunca es lícito
realizar acciones malas (por ejemplo, mentir, jurar en falso, etc.), aunque con ellas
se alcanzaran óptimos efectos, ya que el fin nunca justifica los medios, y por tanto
no se puede hacer el mal para obtener un bien. Para saber si la acción es buena o
indiferente habrá que atender, como se verá más adelante, a su objeto, fin y
circunstancias.
2. Que el efecto inmediato o primero que se produce sea el bueno, y el malo sea
sólo su consecuencia necesaria: Es un principio que se deriva del anterior. Es
necesario que el buen efecto derive directamente de la acción, y no del efecto malo
(por ejemplo, no sería lícito que por salvar la fama de una muchacha se procurara
el aborto, pues el efecto primero es el aborto; no sería lícito matar a un inocente
para después llegar hasta donde está el culpable, porque el efecto primero es la
muerte del inocente).
3. Que uno se proponga el fin bueno, es decir, el resultado del efecto bueno, y no
el malo, que solamente se tolera: Si se intentara el fin malo, aunque fuera a través
del bueno, la acción sería inmoral, por la perversidad de la intención. El fin malo sólo
se tolera por ser imposible separarlo del bueno, con disgusto o desagrado. Ni
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siquiera es lícito intentar los dos efectos, sino únicamente el bueno, permitiendo el
malo solamente por su absoluta inseparabilidad del primero (por ejemplo, el
empleado que amenazado de muerte da el dinero a los asaltantes, ha de tener
como fin salvar su vida, y no que le roben al patrón). Aun teniendo los dos fines a la
vez, el acto sería inmoral.
Se trata ahora de analizar algunos factores que afectan a los actos humanos, ya
impidiendo el debido conocimiento de la acción, ya la libre elección de la voluntad;
es decir, las causas que de alguna manera pueden modificar el acto humano en
cuanto a su voluntariedad o a su advertencia y, por tanto, en relación con su
moralidad. Algunas de esas causas afectan al elemento cognoscitivo del acto
humano (la advertencia), y otras al elemento volitivo (el consentimiento). Estos
obstáculos pueden incluso llegar a hacer que un “acto humano” pase a ser tan sólo
“acto del hombre”3-
3
Apunte sobre los Actos Humanos. Universidad Fasta - departamento de Formación Humanística 1 Ética y Bioética (dhm34).
Ética, Bioética y Ética Profesional (DHM35, DHM36), pág. 1-10
https://www.ufasta.edu.ar/carteleravirtual/files/2016/03/Apunte-sobre-los-actos-humanos.pdf
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En Ética, definirse como la falta de la debida ciencia moral en un sujeto capaz; es
decir, la ausencia de un conocimiento moral que se podría y debería tener. De este
modo, podemos distinguirla de:
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• La ignorancia invencible quita toda responsabilidad ya que es involuntaria y
por tanto inculpable (por ejemplo, no es inmoral el niño pequeño que sin
saber hace una cosa mala). Es fácil entender este principio moral si se
considera “nada es deseado si antes no es conocido”
• La ignorancia vencible es siempre culpable, en mayor o menor grado según la
negligencia en averiguar la verdad. Así, es mayor la responsabilidad de una
mala acción realizada con ignorancia por negligencia, que con simplemente
vencible. Consecuentemente, puede ser considerarse ilícito un acto que nace
de descuidos graves.
• La ignorancia afectada, lejos de disminuir la responsabilidad, la aumenta, por
la mayor malicia que supone.
Los obstáculos que dificultan la libre elección de la voluntad son: el miedo, las
pasiones, la violencia y los hábitos.
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El miedo.
Es una vacilación del ánimo ante un mal presente o futuro que nos amenaza, y que
influye en la voluntad del que actúa. En general, el miedo -aunque sea grande- no
destruye el acto voluntario, a menos que su intensidad haga perder el uso de razón.
El miedo no es razón suficiente para cometer un acto malo, aunque el motivo sea
considerable: salvar la propia vida, o la fama, etc. Sería ilícito, por ejemplo, renegar
de la honestidad por miedo a perder el empleo. Por el contrario, si a pesar del miedo
el sujeto realiza la acción buena, es mayor el valor moral de esa acción. A veces, sin
embargo, el miedo puede excusar del cumplimiento de leyes positivas que mandan
practicar un acto bueno, si causan gran incomodidad, porque en estos casos se
sobreentiende que el legislador no tiene intención de obligar. Sería el caso, por
ejemplo, de la persona que para evitar un grave conflicto familiar guarda una
verdad que podría revelar. Es una aplicación del principio que dice que las leyes
positivas no obligan con grave incomodidad.
Las pasiones.
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paso entre la vida sensible y la vida del espíritu. Ejemplos de pasiones son el amor y
el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. Las pasiones son en sí
mismas indiferentes, pero se convierten en buenas o malas según el objeto al que
tiendan. Por eso, deben ser dirigidas por la razón y regidas por la voluntad, para
que no conduzcan al mal. Por ejemplo, la ira es buena cuando nos lleva a defender
los derechos de las familias, el placer es bueno si está regido por la recta razón. Si
los objetos a que tienden las pasiones son malos, nos apartan del fin último: odio al
prójimo, ira por motivos egoístas, placer desordenado, etc.
Para luchar eficazmente contra las pasiones desordenadas no basta una resistencia
negativa, puesto que supone quedar expuesto al peligro de consentir en ellas. Es
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necesario rechazarlas formalmente llevando el ánimo a otra cosa: es el medio más
fácil y seguro, sobre todo para combatir los movimientos de ira.
El naturalismo es la falsa doctrina que invita a no poner ninguna traba a las pasiones
humanas, bajo pretextos pseudo-psicológicos (dar origen a traumas, por ejemplo).
Cae en el error base de olvidar que el hombre tiene las pasiones desordenadas y
proclives al mal moral. La recta razón, como potencia superior, iluminada y
fortalecida por la gracia, ha de someter y regir esos movimientos en el hombre.
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Los hábitos. Muy relacionados con el consentimiento están los hábitos o
costumbres contraídas por la repetición de actos, y que se definen como firme y
constante tendencia a actuar de una determinada forma. Esos hábitos pueden ser
buenos y en ese caso los llamamos virtudes, o malos, estos últimos constituyen los
vicios. El hábito de tener un vicio arraigado disminuye la responsabilidad si hay
esfuerzo por combatirlo, pero no de otra manera, ya que quien no lucha por
desarraigar un hábito malo contraído voluntariamente se hace responsable no sólo
de los actos que comete con advertencia, sino también de los inadvertidos: cuando
no se combate la causa, al querer la causa se quiere el efecto. Por el contrario, quien
lucha contra sus vicios es responsable de los actos que comete con advertencia,
pero no de los que comete inadvertidamente, porque ya no hay voluntario en
causa.
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Para dictaminar la moralidad de cualquier acción, hay que reflexionar antes
sobre estos tres aspectos.
El objeto
Las circunstancias
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1. Quién realiza la acción (por ejemplo, la autoridad que comete un
ilícito.).
2. Las consecuencias o efectos que se siguen de la acción (un leve
descuido del médico puede ocasionar la muerte del paciente).
3. Qué cosa: designa la cualidad de un objeto (por ejemplo, el robo de
una cosa sagrada) o su cantidad (por ejemplo, el monto de lo
robado).
4. Dónde: el lugar donde se realiza la acción (por ejemplo, un acto ilícito
cometido en público es más grave, por el escándalo que supone).
5. Con qué medios se realizó la acción (por ejemplo, si hubo fraude o
engaño, o si se utilizó la violencia).
6. El modo como se realizó el acto (por ejemplo, rezar con atención o
distraídamente, castigar a los hijos con crueldad).
7. Cuándo se realizó la acción, ya que en ocasiones el tiempo influye en
la moralidad (por ejemplo, no pagar impuesto en la fecha
correspondiente)
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• Circunstancias que cambian la especie teológica del pecado, haciendo que un
pecado pase de mortal a venial o al contrario (por ejemplo, el monto de lo
robado indica si un pecado es venial o mortal).
La finalidad
1) Si el fin es bueno, agrega al acto bueno una nueva bondad (por ejemplo, oír
Misa objeto bueno- en reparación por los pecados -fin bueno-).
4) Si el fin es malo, agrega una nueva malicia a un acto de suyo malo (por
ejemplo, robar -objeto malo- para después embriagarse -fin malo-).
5) El fin bueno del que actúa nunca puede convertir en buena una acción de
suyo mala. Dice San Pablo: “No deben hacerse cosas malas para que resulten
bienes” (cfr. Rom. 8,3). Por ejemplo, no se puede jurar en falso -objeto malo-
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para salvar a un inocente -fin bueno-, o dar muerte a alguien para liberarlo de
sus dolores, o robar al rico para dar a los pobres, etc.
Para que una acción sea buena, es necesario que lo sean sus tres elementos: objeto
bueno, fin bueno y circunstancias buenas; para que el acto sea malo, basta que lo
sea cualquiera de sus elementos (“bonum ex integra causa, malum ex quocumque
defectu”: el bien nace de la rectitud total; el mal nace de un sólo defecto.
La razón es clara: estos tres elementos forman una unidad indisoluble en el acto
humano, y aunque uno sólo de ellos sea contrario a la ley divina, si la voluntad obra
a pesar de esta oposición, el acto es moralmente malo.
La ilicitud de obrar sólo por placer es un principio moral que tiene en la vida práctica
muchas consecuencias. Las premisas son las siguientes4:
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Apunte sobre los Actos Humanos. Universidad Fasta - departamento de Formación Humanística 1 Ética y Bioética (dhm34).
Ética, Bioética y Ética Profesional (DHM35, DHM36), pág. 1-10
https://www.ufasta.edu.ar/carteleravirtual/files/2016/03/Apunte-sobre-los-actos-humanos.pdf
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gravemente. Por ello, nunca es lícito obrar solamente por placer (por
ejemplo, comer y beber por el sólo placer es pecado; igualmente realizar el
acto conyugal exclusivamente por el deleite que lo acompaña; cfr. Dz. 1158
y 1159).
Se puede actuar con placer, pero no siendo el deleite la realidad pretendida
en sí misma (por ejemplo, es lícito el placer conyugal en orden a los fines del
matrimonio, pero no cuando se busca como única finalidad. Lo mismo
puede decirse de aquel que busca divertirse por divertirse).
Para que los actos tengan rectitud es siempre bueno referirlos a Dios, fin
último del hombre, al menos de manera implícita: “Ya comáis ya bebáis,
hacedlo por la gloria de Dios” (I Cor. 10, 31). Si se excluye en algún acto la
intención de agradar a Dios, sería pecaminoso, aunque esta exclusión de la
voluntad de agradar a Dios hace el acto pecaminoso si se efectúa de modo
directo, no si se omite por inadvertencia.
VIII. BIBLIOGRAFIA.
1. Apunte sobre los Actos Humanos. Universidad Fasta - departamento de
Formación Humanística 1 Ética y Bioética (dhm34). Ética, Bioética y Ética
Profesional (DHM35, DHM36), pág. 1-10
https://www.ufasta.edu.ar/carteleravirtual/files/2016/03/Apunte-sobre-los-
actos-humanos.pdf
2. Los actos humanos y los actos del hombre. noviembre 25. 2017.
http://programacionneurol.blogspot.com/2017/11/los-actos-
humanos.html. Fuente.
http://valoresmorales.galeon.com/aficiones1812654.html
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