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1.2.1 ¿Qué es para ti la inteligencia?

El origen etimológico del concepto de inteligencia hace referencia a quien sabe elegir.
Proviene del latín intelligentia que a su vez deriva de inteligere: intus (ʿentreʾ) y legere
(ʿescogerʾ). Durante años, la inteligencia ha sido objeto de estudio para psicólogos,
filósofos, antropólogos, etc., y sigue siendo una de las áreas más controvertidas y
complejas. No es de extrañar que nos encontremos con diferentes interpretaciones.

1.2.2 Definición de la RAE


Vamos a ver algunas definiciones que nos ofrecen componentes intervenibles y, por
tanto, prácticos como, por ejemplo, la que nos ofrece la Real Academia de la Lengua
(RAE):

 La capacidad de entender o comprender.


 La capacidad de resolver problemas.
 Sinónimo de habilidad, destreza, experiencia.

1.2.3 Definición de la American Psychological


Association
La American Psychological Association define la inteligencia como «la capacidad de
poner en marcha las funciones intelectuales que permitan comprender y utilizar los
procesos necesarios (asociación, memoria, imaginación, entendimiento, conciencia,
razón) para adaptarse al entorno, aprender de la experiencia y superar los obstáculos».

1.2.4 Definición actual


Nuestro objetivo es llegar a la definición actual de inteligencia emocional, teniendo en
cuenta los enfoques que, a lo largo de la historia, la comunidad científica ha ido
validando. Estos enfoques se han ido definiendo de forma evolutiva y han constituido la
base del actual concepto de inteligencia emocional.
1.2..4.1 Enfoque psicométrico

Y, ¿qué mediciones son esas? Varias teorías plantean un enfoque psicométrico:

 Monofactorial: un solo factor “g” que define la capacidad (inteligencia) de la


persona (autores como Galton, Spencer).
 Plurifactoriales: defienden que la inteligencia está compuesta por una serie de
factores por importancia: aptitudes, capacidades que se pondrán en marcha cuando
la persona tiene que resolver una situación. (Spearman).
 Oligárquicas: todos los factores tienen la misma importancia (Thurstone, Guilford).

El enfoque psicométrico argumenta que las personas podrán o no afrontar las


situaciones en función de factores inalterables.

1.2.4.2 Enfoque cognitivo

El enfoque cognitivo pone su atención en el modo en que procesamos la información y


trata del aprendizaje que posee la persona a través del tiempo o mediante la práctica.
Desde este enfoque, el educador tendrá como objetivo crear o modificar la forma de
pensar del alumno para provocar en la apertura al conocimiento. Diseñará y
proporcionará al alumno procesos que le permitan adquirir conocimiento y poner en
marcha sus propios recursos para la asimilación de los mismos.
 

 R. J. Sternberg (con su teoría triárquica) y Howard Gardner (autor de la teoría de las


inteligencias múltiples) han marcado el enfoque cognitivo. Más adelante, vamos a
ver sus teorías y la influencia que ejercieron en el objeto de nuestro estudio sobre
los orígenes de la inteligencia emocional.

Para nosotros, es de especial importancia centrar nuestro planteamiento y el


protagonismo de nuestras ideas, en la capacidad de las personas para sobrevivir al
entorno.
 En los años 30, aparecen algunos trabajos como los de David Wechsler, que
defiende que la inteligencia es el conjunto total de recursos de la persona para
adaptarse al medio. Elaboró dos medidores de inteligencia, uno para adultos y otro
 para niños: la Wechsler Adult Intelligence Scalle (WAIS, 1939) y la Wechsler
Intelligence ScaIIe for Children (WISC, 1949).
 Jean Piaget (1896-1980) fue un psicólogo suizo que trabajó en París con Alfred
Binet y se dedicó sobre todo a estudiar todo aquello que obstaculizase el desarrollo
de la inteligencia. Sus trabajos buscan respuestas a una pregunta fundamental:
¿cómo se construye el conocimiento?

Sus investigaciones con niños y sus pensamientos, le llevaron a afirmar que cuando
somos niños no desarrollamos nuestra lógica solamente de forma progresiva, sino que
en diferentes edades tenemos formas de pensar específicas que nos diferencian de los
adultos. En esta afirmación de Piaget de que los niños piensan de forma muy diferente a
los adultos, se observa que a medida que el niño va madurando, se producen cambios y
transformaciones en la forma de construir el pensamiento. Esa «metamorfosis», como él
la llamaba, les lleva a convertir sus procesos de pensamientos en los propios del adulto.

Estas teorías contrastaron con el enfoque psicométrico y del procesamiento de la


información de sus colegas de la época. Para Piaget, el principio de todo pensamiento
humano debe basarse en mirar a la persona como alguien que trata de comprender el
mundo, elige explorar el desarrollo cognitivo, especialmente la atención y la forma de
interpretar la información que tienen los niños. Para Piaget, el intelecto crece en el
transcurso del tiempo, los procesos de pensamiento van madurando desde la infancia
hasta la edad adulta. Veamos las etapas del desarrollo que nos ofrece Piaget:

o Etapa sensorio-motora (0 - 2 años). Sus comportamientos responden a


estímulos. Muestran una intensa curiosidad por el entorno que les rodea. Se
produce motivación simplemente por un acontecimiento que altera los sistemas
existentes.
o Etapa pre operacional (2 - 7 años). Empieza la capacidad de simbolizar. Sus
pensamientos son mágicos y egocéntricos. Sienten que son el centro de todo lo
que sucede, de cualquier situación. Creen en la magia, en los cuentos de hadas.
Con su imaginación pueden crear sus realidades.
o Etapa de las operaciones concretas (7 - 11 años). Su pensamiento empieza a
ser concreto. Empiezan a comprender, usan la lógica y secuencias de acciones.
o Etapa de las operaciones formales (11 - 15 años). Ha desarrollado ya
capacidades superiores, su proceso de pensamiento empieza a asemejarse al
adulto.

 Avanzando hacia el establecimiento del concepto de inteligencia, nos encontramos


con un autor que hay que destacar porque podría ser el antecedente remoto de la
teoría de las múltiples inteligencias de Howard Gardner. Este autor es Thurstone,
que propuso siete factores mentales primarios: comprensión verbal, fluidez
verbal, factor numérico, aptitud espacial, memoria mecánica, rapidez perceptiva y
razonamiento inductivo.
 1.2.5 La evolución del concepto
El concepto de inteligencia emocional ha llegado hasta nosotros, como parte de la
evolución de teorías e investigaciones, de una amplia comunidad científica de los
dos últimos siglos.

1.2.5.1 Las inteligencias múltiples - Gardner


La orientación de nuestro planteamiento sobre la evolución del concepto de inteligencia
emocional se base fundamentalmente en la famosa teoría de Howard Gardner de las
inteligencias múltiples. La aplicación de los modelos conductistas y psicométricos del
aprendizaje no funcionaron en el ámbito educativo, al menos parcialmente. Esta
orientación ineficaz, estimuló a Gardner a hacer un cambio de enfoque: pasar de la
perspectiva de una persona pasiva a una persona activa. Su teoría no está
fundamentada en investigaciones cuantitativas si bien en conocimientos empíricos.
La mente de las personas, según Gardner puede desarrollar diferentes realidades
mentales y usarlas de forma diferente en función de los contextos situacionales. Cuatro
son las fuentes principales de observación y estudio que utilizó Gardner para elaborar
su teoría de las inteligencias múltiples:

 Observación de personas especiales: talentosos y con trastornos.


 Observación antropológica: diferentes culturas, diferentes soluciones.
 Observación biológica: desarrollo del sistema nervioso central.
 Observación de los estudios de inteligencia artificial: desarrollo de sistemas
expertos no genéricos.

Resumimos las influencias que produjeron la explicación de la actividad cognitiva para


Gardner, cuya conclusión fue la teoría de las inteligencias múltiples:

 La mente dispone de diferentes representaciones de la realidad.


 Es posible perder algunas capacidades cognitivas, pero no todo el conjunto de
facultades intelectuales.
 Las capacidades varían de un sujeto a otro.
 Para explicar estas diferencias, los modelos unitarios no serán los más adecuados.
 Cada cultura resuelve problemas similares de forma distinta.
 En el plano de las aptitudes, tanto las personas normales como las excepcionales,
desarrollan historias evolutivas diferenciadas.
 En el cerebro tenemos diferentes patrones con finalidades independientes que, en
combinación, son capaces de llevar a cabo operaciones complejas.

Gardner, según su teoría de inteligencias múltiples (1995) define la inteligencia como:


«un potencial psicobiológico para resolver problemas o crear nuevos productos que
tienen valor en su contexto cultural». Gardner, sin negar el integrante genético,
convierte la inteligencia en una capacidad y, por tanto, en una habilidad desarrollable.
Para Gardner, y tal como lo expuso en su teoría inicial en 1983, existen siete
inteligencias con las que las personas adquieren la información del entorno, la
interpretan y reformulan para después mostrarla, desde su perspectiva a los demás:

 Inteligencia lingüística-verbal: Capacidad para utilizar el lenguaje escrito y oral.


Proporciona habilidades como el aprendizaje de idiomas, el uso eficaz de las
palabras en su exposición y en su significado. Se observa en escritores, periodistas,
locutores, oradores. Se estimula con actividades como la lectura, el teatro, las
exposiciones en público, etc.
 Inteligencia lógico-matemática: Es la que ponemos en acción para resolver
problemas matemáticos y se nutre del pensamiento lógico para entender causa y
efecto, relaciones, conexiones. Capacita para pensar críticamente y resolver cálculos
complejos. Se atribuye fundamentalmente a personas que desarrollan actividades de
ciencia. Algunas actividades que la estimulan son: resolución de crucigramas,
cálculo mental, problemas matemáticos, etc.
 Inteligencia musical: Habilidad relacionada con la sensibilidad a los sonidos.
Capacita para crear estructuras y procesos musicales: melodías, ritmos. Podemos
observarla en músicos y compositores de forma natural. Cantar, usar patrones
rítmicos, escuchar música son algunos de los estímulos que la potenciarán.
 Inteligencia espacial: Habilidad de formar un modelo mental del entorno en tres
dimensiones, permitiendo hacer reproducciones mentales, reconocer y comparar
objetos, visualizar espacios, relacionar colores, formas, figuras. Atribuida
normalmente a ingenieros, escultores, arquitectos, decoradores. Hay una serie de
actividades que pueden desarrollarla y estimularla: visitar exposiciones, leer mapas,
hacer rompecabezas, crear maquetas, etc.
 Inteligencia kinestésico-corporal: Habilidad para utilizar el cuerpo. A través del
movimiento permite ejecutar destrezas motoras y acciones físicas con naturalidad.
Amplia nuestro nivel de conciencia a través del cuerpo. Se utiliza en aquellas
actividades donde se necesita un control corporal para conseguir buenos resultados.
Algunas actividades de estimulación: bailar, hacer deporte, mimo, teatro, etc.
 Inteligencia naturalista: Capacidad de relacionarse con la naturaleza, observarla,
investigarla, amarla. Otorga a la persona una conciencia ambiental y de respeto por
el medio. Actividades como observar el campo, cultivar, cuidar animales y juegos
de reciclado estimulan y desarrollan su potencial.
 Inteligencia emocional: En algunos autores podrá encontrarse la inteligencia
emocional como una más. Para nosotros engloba:
o Inteligencia intrapersonal: Capacidad de comprender y desarrollar la relación
con uno mismo. Juega un papel fundamental en la capacidad de cambio. Se
encuentra desarrollada en religiosos, filósofos… Algunas actividades que
ayudarán a estimular esta capacidad. son escribir diarios reflexivos, observar
conductas en juegos y actividades, realizar cuestionarios sobre la idea de uno
mismo, etc.
o Inteligencia interpersonal: Capacidad de comprender y desarrollar la relación
con los demás. Capacita para identificar los sentimientos y necesidades de los
otros, distinción entre personas, desarrolla habilidades de comunicación verbal y
no verbal. Son características fundamentales de esta la empatía, la escucha, las
habilidades de comunicación. Se encuentra desarrollada en maestros,
vendedores, terapeutas, psicólogos. Ayudan a desarrollarla y estimularla el
trabajo en equipo, los debates en grupo, la resolución de conflictos, etc.
 Inteligencia existencial: Gardner la incluye en 1998 dentro de su teoría. Dice que
las personas tenemos inquietudes por temas esenciales, como la propia existencia, la
vida y la muerte, la belleza, la bondad, la verdad, etc.

Todas estas inteligencias no tienen por qué depender unas de otras, sino que pueden
actuar de forma aislada según las situaciones que haya que resolver. Gardner propone
que cada persona mezcla estas inteligencias de forma única e individual, lo que
conformaría la distinción de cada uno a partir de las experiencias únicas.

1.2.5.2 Habilidades - Sternberg


La propuesta de Gardner abre el concepto de “adaptabilidad” “flexibilidad” “capacidad
de desarrollo” y, en este sentido, nos interesa reconocer también el trabajo de Robert
Sternberq, una de las máximas autoridades de la actualidad en lo que se refiere al
concepto de inteligencia; su aportación está todavía viva en cuanto reconoce la
capacidad de adaptación que el ser humano utiliza. Define un nuevo concepto de
inteligencia: la inteligencia exitosa, que, según él, conlleva a la acción (a diferencia de
las inteligencias inertes) y, por tanto, al éxito en la vida. Es «la combinación de las
habilidades analíticas, creativas y prácticas de una persona». Podríamos decir que
es la capacidad para adaptarse al entorno, seleccionando aquello que es compatible con
uno mismo para sentirse bien y conseguir nuestros objetivos.
En esta propuesta, se reconocen los valores personales, sociales y culturales y la forma
de interactuar entre ellos. Sternberg dice que existen tres patrones de pensamiento
diferente que desarrollan habilidades diferentes:

 Habilidades analíticas: actúan sobre la resolución de problemas. Aparecen en el


análisis, la evaluación, la comparación.
 Habilidades creativas: con ellas desarrollamos buenas ideas, intervienen en la
creación, la innovación, el descubrimiento, la imaginación, la redefinición de
problemas, la intuición.
 Habilidades prácticas: nos ponen en marcha en el mundo real, en el aquí y el
ahora.

Cuando usemos adecuadamente las tres, obtendremos resultados adecuados a nuestras


necesidades. Diremos entonces que la inteligencia exitosa ha sido efectiva. La teoría de
Sternberg define que existe una capacidad en la persona para elegir su comportamiento,
su acción ante la situación que aparezca. Según Sternberg, esta capacidad está
determinada por tres relaciones de la inteligencia:

 Una relación es con nuestro propio mundo interno,


 La segunda, es con la experiencia individual, única en cada persona.
 Y la tercera, con el contexto, el ambiente específico en el que tenemos que actuar.

Después de realizar estudios con diferentes alumnos en Estados Unidos, Sternberg


concluye con la importancia que representa, aplicar en la educación, la perspectiva de
educar a los niños habiendo detectado la habilidad en la que se desarrollan mejor. En
otras palabras, adaptarse la transmisión de conocimientos para que puedan poner en
marcha estos grupos de habilidades. De esta forma, el mensaje llegará mejor al alumno.

1.2.5.3 Psicologia humanista


Otra perspectiva para comprender la evolución del concepto de inteligencia emocional
es la emoción.
La psicología humanista es una corriente que surge a finales de la década de los
cincuenta y que aún está vigente. Este enfoque coloca al ser humano y a su experiencia
como el centro de interés:

 Pretende llevar a la persona a su felicidad.


 Trabaja para superar la imagen determinista y mecanicista de la persona.
 Busca nuevas respuestas al sentido de la vida y a la plenitud.
 Se preocupa por ayudar a cada uno a alcanzar su potencialidad.
 Apuesta por el desarrollo del potencial humano, por las relaciones humanas, la
comunicación, los sentimientos, las emociones, la creatividad para conseguir la
autorrealización.

El enfoque humanista propone la siguiente concepción del ser humano:

 La persona sobrepasa, la suma de sus capacidades, por importantes que puedan ser.
 La persona, su existencia, se realiza con los otros. Vive interrelacionada.
 El ser humano vive consciente de que vive.
 Cada persona puede elegir. Por tanto, tiene la capacidad de cambio en sus manos.
 El ser humano vive con intencionalidad, es decir, orientado a sus objetivos, sus
metas.

Muchos autores se han sumado a este enfoque, si bien Maslow (1908-1970) tiene un
protagonismo especial por su teoría de la jerarquía de las necesidades humanas.
Maslow defiende que, a medida que se satisfacen las necesidades más básicas, la
persona busca desarrollar otras más elevadas. En otro tema del curso entraremos más en
detalle en este enfoque.
Gordon Allport propone que el desarrollo de la personalidad se produce
fundamentalmente por la suma de habilidades, rasgos y disposiciones personales. Carl
Rogers pone especial énfasis en considerar que las personas saben lo que es bueno para
ellas. Las cuestiones como el amor, el afecto, la atención son agrupadas por Rogers en
lo que llama la visión positiva de la persona.
Otros autores de esta época que hicieron grandes aportaciones fueron:

 Edward Thorndike (1920) quien fue el precursor de la inteligencia interpersonal.


 B. Leuner (1966), que reconoce la necesidad de establecer una relación entre
cognición y emoción.
 Reuven Bar-On (1985). En su tesis doctoral se habla por primera vez de
emotionalquotient(EQ), es decir, cociente emocional.
 W.L. Payne (1986). En un estudio sobre la emoción desarrolla la inteligencia
emocional y la auto integración, relacionando miedo, dolor y deseo.
 S. Greenspan (1989). Descubrió que el afecto tiene un papel fundamental en el
desarrollo de la inteligencia.

Queremos destacar a Víctor Frank, quien, buscando el sentido de la vida, propuso que
nuestra responsabilidad se encontraba en la actitud que tomamos ante los
acontecimientos. Otro autor influyente es Albert Ellis, que trataremos durante el curso
con su teoría de las ideas irracionales de la persona. Ellis busca el bienestar y la
aceptación de sí mismo.

1.2.6 Inteligencia emocional


Todos los autores anteriormente nombrados, dan un especial protagonismo a la
emoción. Sin embargo, serán John Mayer y Peter Salovey los que acuñen por primera
vez el concepto de Inteligencia Emocional.

1.2.6.1 Mayer y Salovey


Sus primeros artículos en revistas especializadas en colaboración con DiPaolo les hacen
los padres del concepto de inteligencia emocional. Mayer y Salovey querían
desarrollar un test para poder medir, de forma científica, el área emocional de las
personas. Su trabajo culminó con el MSCEIT (Mayer Salovey-Caruso-
EmotionalIntelligence Test).

1.2.6.2 Goleman
Sin embargo, fue Daniel Goleman con su bestseller Inteligencia Emocional el que
consiguió difundir el concepto sacándolo del entorno puramente científico. Él reconoce
que su trabajo se basa en los estudios de John Mayer y Peter Salovey. Goleman plantea
que “lo emocional” ya no es considerado inferior a lo racional, sino una parte
importante del proceso cognitivo, nuestros comportamientos y nuestras motivaciones
responden más a aspectos emocionales que cognitivos.
Goleman concibe que la Inteligencia Emocional está basada en 5 áreas:

Áreas de la inteligencia emocional


Concepto que
Área Competencia
trabaja
Autoconcepto,
Autoconocimiento autoestima,
autorrealización
Gestión
Intrapersonal Autorregulación
emocional
Orientación al
Automotivación logro,
compromiso
Orientación al
Conciencia social servicio,
empatía
Interpersonal Gestión de las
Habilidades relaciones,
sociales comunicación,
influencia

Tabla 1. Áreas de la inteligencia emocional.


Estas áreas serán la base de estudio de este curso. Profundizaremos en cada una de ellas
para obtener la visión y la acción que nos proponen.

Por último, la definición más reproducida de Inteligencia Emocional, propuesta por


Goleman (1995): «La capacidad de reconocer, aceptar y canalizar nuestras emociones
para dirigir nuestras conductas a objetivos deseados, lograrlo y compartirlos con los
demás».
1.3 Neurociencia
En este apartado vamos a analizar los puntos fundamentales para poder entender cómo
funciona nuestro cerebro emocional:

 Bases anatómicas del sistema nervioso.


 Estructuras cerebrales implicadas en la emoción.
 Mecanismos básicos de comunicación neuronal.
 Fundamentos neurobiológicos de las emociones.
 Mecanismos asociados al procesamiento emocional.

1.3.1 Bases anatómicas del sistema nervioso


El sistema nervioso coordina nuestras acciones voluntarias e involuntarias y nos permite
interrelacionarnos con nuestro entorno. Un ejemplo simple de interacción con el entorno
sería el caso de un cambio postural, en este caso las neuronas sensitivas (vista, tacto,
presión, temperatura…) captan la información de las alteraciones que ocurren en el
ambiente externo. Pensemos, por ejemplo, que el sol encandila nuestra visión, esta
información viaja a los centros de procesamiento situados en el sistema nervioso central
(SNC) y permiten elaborar una respuesta. En este caso específico, probablemente
existan señales que indiquen una sensación de disgusto originada por el exceso de luz
captada por la retina del ojo.
Esta información se procesa para elaborar una respuesta (motora consciente), que se
transmite por las vías aferentes motoras, dando como resultado que movamos nuestra
mano y la situemos a la altura del ojo. Este movimiento muscular voluntario impide que
la luz del sol llegue hasta la retina. Pero, además, pueden existir acciones involuntarias,
programadas de forma inconsciente y, como norma general, muy rápidas. En este
ejemplo, la contracción de las pupilas en respuesta a la luminosidad sería una acción
involuntaria y rápida que ocurre de manera automática cuando nuestras retinas captan
mucha luz. Esta acción también está orquestada por nuestro SNC.
Por medio de estos mecanismos, nuestro sistema nervioso analiza, organiza y guarda
registros de sus experiencias. Estos mecanismos nerviosos están configurados en líneas
de comunicación llamadas en su conjunto sistema nervioso. A nivel celular, el sistema
nervioso está formado por un tipo especial de célula, llamada neurona, también
conocida como célula nerviosa. Las neuronas tienen estructuras especiales que les
permiten enviar señales rápidamente y con precisión a otras células. Estas
configuraciones neuronales pueden estudiarse en base a su anatomía y su función. Así,
el sistema nervioso se ha dividido en Sistema Nervioso Central (SNC) y  Sistema
nervioso periférico (SNP.
1.3.1.1 El sistema nervioso central (SNC)
Está formado por el encéfalo y la médula espinal. Ambas estructuras anatómicas están
recubiertas por envolturas óseas, que son el cráneo y la columna vertebral. El SNC es el
encargado de recibir y analizar los estímulos del medio interno o externo y elaborar una
respuesta adecuada.

1.3.1.2 El Sistema nervioso periférico (SNP)


Puede dividirse a su vez en dos grandes subsistemas:

 El sistema nervioso somático: incluye a las neuronas sensitivas asociadas a los


receptores sensoriales (retina, corpúsculos de Ruffini, tímpano, papilas
gustativas…) que transmiten la información captada por estos hasta el SNC. Estas
vías de información se denominan eferentes. También incluye a las neuronas
motoras, encargadas de transmitir las respuestas elaboradas en el SNC al músculo
esquelético, permitiendo el movimiento de los músculos y cambios posturales. Estas
vías de información se denominan aferentes. En el caso de que la información
transmitida por las neuronas sensitivas se procese en una parte u otra del SNC
podremos estar ante actos voluntarios (procesamiento consciente a nivel cortical) o
reflejos (procesamiento inconsciente, respuesta rápida a nivel de la médula espinal).
 El sistema nervioso autónomo (SNA): que comprende el sistema nervioso
simpático y el sistema nervioso parasimpático y la regulación de las funciones
vegetativas. Estas funciones están asociadas al latido cardiaco, la tasa respiratoria, la
secreción de glándulas, etc. La división simpática y parasimpática del SNA
presentan una función antagónica. Así, la activación de la división simpática está
preparada para una respuesta tipo lucha/huida, principalmente gobernada por
catecolaminas (adrenalina, noradrenalina), mientras que la división parasimpática
está implicada en la conservación de la energía del organismo y en el
restablecimiento de la homeostasis (vuelta a las condiciones fisiológicas normales).
Por ejemplo, una activación simpática incrementaría el latido cardiaco,
incrementando la capacidad del organismo para el transporte de oxígeno, necesario
a su vez para el metabolismo energético y para preparar a nuestros músculos para
enfrentarnos a una situación de estrés. En biología, se define el estrés como
cualquier fenómeno asociado a un cambio. Esto quiere decir que, a nivel biológico,
una célula humana que se someta a una temperatura mayor que su temperatura
normal (37ºC) estará sometida a estrés, pues ha sufrido un cambio, pero este
concepto es aún más amplio. Podemos considerar que una situación de estrés es
aquella que nos enfrenta a un cambio en nuestro entorno. Por ejemplo, si vemos que
nuestra tostadora se prende fuego estamos ante una situación de estrés agudo, en el
que nuestra vida puede peligrar y tenemos que enfrentarnos a esta situación
mediante un cambio rápido. Para ello, nuestro organismo responderá ante esta
situación con una sobre-activación del sistema nervioso simpático. Se secretarán
adrenalina y noradrenalina que incrementarán el latido cardiaco y aumentará la
irrigación de sangre a los músculos. En este caso, estos cambios nos preparan para
la huida, aunque en otro tipo de peligros nos podrían preparar para luchar. Por
ejemplo, en el caso de que nos tengamos que defender de alguna agresión.

La noradrenalina, por su parte, actuará en el cerebro incrementando nuestra


atención, lo que facilitará una mayor precisión en nuestras acciones. En definitiva,
el cuerpo se pone en alerta roja. Está preparado para actuar y no puede permitirse el
lujo de fallar, pues, nuestra vida depende de ello. En estos momentos el resto de
procesos biológicos, pasan a un segundo plano. 
Además, el estrés puede ser crónico convirtiéndose en un problema. Es una
respuesta des-adaptativa que pierde su valor biológico, ya que un estrés crónico no
facilita al individuo la puesta en marcha de conductas pro-activas para enfrentarnos
a la situación que nos estresa. Pensemos que perdemos nuestro trabajo y no sabemos
cuándo podremos encontrar uno nuevo. Esta situación de incertidumbre nos genera
un estrés continuado y crónico. Este estrés se manifiesta en nuestro organismo por
una sobre-activación del sistema simpático que nos genera tensión, una especie de
estado de alerta continuado.
Además, la activación del sistema nervioso simpático se asociará a su vez con una
secreción continuada de cortisol (hormonas del estrés que se secretan por acción de
las catecolaminas sobre el hipotálamo cerebral). Un nivel alto de cortisol
incrementará nuestro nivel de nerviosismo. A este también se le asociarán otro tipo
de signos patológicos como trastornos de ansiedad, falta de atención, alteración del
estado de ánimo y aparición de enfermedades. Este último signo está asociado al
efecto que tiene el estrés sobre el sistema inmune, ya que en una situación de estrés
nuestro sistema inmune se deprime, está menos activo. Esto puede parecernos
paradójico en determinadas situaciones como, por ejemplo, cuando estamos
sometidos a un gran estrés durante un determinado período de tiempo, por ejemplo,
en época de exámenes. Es frecuente que en estas situaciones enfermemos una vez la
situación de estrés ha finalizado, pero no solemos enfermar durante ese período
estresante. Aunque esto es simplemente una sensación. Debido al estrés, nuestro
sistema inmune está más deprimido y enfermamos. También debido a ese estrés, no
nos damos cuenta de que hemos enfermado, pues nuestro cuerpo está en estado de
alerta focalizado en la situación que le estresa sin poder permitirse el lujo de sentirse
enfermo. Así, cuando volvemos al estado de reposo sentimos que estamos enfermos.
En el caso del estrés crónico, la enfermedad aparecerá tarde o temprano. 
Al contrario de lo que hace el sistema nervioso simpático, la activación
parasimpática nos permitirá volver al estado de reposo, actuando de forma
antagónica a como lo hace la división simpática. Así, mientras que el sistema
nervioso simpático incrementa el latido cardiaco, el parasimpático lo disminuye.
1.3.1.3 Filogénia del sistema nervioso central: la teoría de los 3 cerebros
Según el profesor MacLean (1970), «nuestro cerebro es producto de la larga zaga
filogenética y está conformado por tres subsistemas. Por orden de aparición en la
evolución, esos cerebros son: el reptiliano (reptiles), el límbico (mamíferos primitivos)
y el neocórtex (mamíferos evolucionados o superiores)».
La anatomía del tallo cerebral, incluye las siguientes estructuras anatómicas:
mesencéfalo, ponte, bulbo raquídeo y médula espinal (ver figura 2). Esta estructura es
esencialmente semejante en todos los animales y su principal misión es la de
proporcionar los mecanismos que permitan integrar los mensajes procedentes del medio
(tanto interno como externo), y actuar sobre ellos. La manera de actuar resultante es en
general de tipo reflejo, estereotipada. Esta armazón neural, muy reactivo a estímulos
directos (supervivencia), podría compararse a la del chasis de un coche, donde lo que
necesitamos es un conductor al volante para conducirlo en la dirección adecuada y
decidir sobre los diversos rumbos de la conducta.

o En el desarrollo del complejo reptiliano hacia estructuras más complejas,


encontramos como principal precursor al hipotálamo y al aparato olfatorio de
los peces, dos estructuras íntimamente ligadas entre sí y que resultan
prácticamente indistinguibles en dichos animales. Se ha demostrado que las vías
predominantes asociadas al primitivo cerebro reptilinano son las que conducen
las excitaciones olfatorio-gustativas. 

En el desarrollo del complejo reptiliano hacia estructuras más complejas, encontramos


como principal precursor al hipotálamo y al aparato olfatorio de los peces, dos
estructuras íntimamente ligadas entre sí y que resultan prácticamente indistinguibles en
dichos animales. Se ha demostrado que las vías predominantes asociadas al primitivo
cerebro reptilinano son las que conducen las excitaciones olfatorio-gustativas. 
Podríamos entender cómo el cerebro reptil percibe su mundo si pensamos en él como en
una pantalla donde la información recibida por las neuronas sensitivas se integra y se
fusiona proporcionando una imagen espacio-sensitiva, siempre cambiante, de su
entorno. El reptil está involucrado en la concepción de delimitación territorial, así
como en una existencia estereotipada y casi programada y muy alejada de la
improvisación o de la generación de nuevas conductas. Un reptil no investigará nuevas
formas para poder ir de un río hasta una piedra, ya que, una vez ha aprendido como se
hace algo, morirá haciéndolo una y otra vez.

 El desarrollo del cerebro implicó el crecimiento de estructuras anatómicas que se


superponían al ya preexistente complejo reptiliano. Este nuevo complejo de
estructuras que se hallan por encima y alrededor del tálamo, y justo bajo la corteza
(septum, amígdala, hipotálamo, hipocampo, corteza límbica) aparece en los
mamíferos primitivos. MacLean denominó sistema límbico a estas estructuras. La
aparición de este cerebro límbico permitió la posibilidad de sentir y expresar
emociones. MacLean observa que todo en el sistema límbico es «agradable o
desagradable». Aquí, la supervivencia está basada en la evasión de dolor
(desagradable) y la recurrencia de placer (agradable). El sistema límbico
interacciona de forma rápida con el sistema hormonal (hipotálamo-hipófisis) y con
el sistema nervioso autónomo (SNA simpático y parasimpático). Así, la emoción
actúa súbita y repentinamente sobre nosotros y produciéndonos cambios físicos
(latido cardiaco, sudoración, tono muscular, flujo sanguíneo, sistema digestivo, etc.)
y, como veremos más adelante, permitiendo la aparición de un estilo cognitivo
asociado a dicha emoción. Las funciones principales del sistema límbico son: 
o La motivación por la preservación del organismo y la especie (supervivencia).
o Integrar la información genética y ambiental mediante el aprendizaje.
o Integrar las señales internas y externas de manera previa a la realización de una
conducta.
 Una vez puesta en marcha la emoción, la evolución biológica da otra vuelta de
tuerca al incorporar al neocórtex. Esta estructura está conformada por varias capas
de neuronas que tapizan el lóbulo prefrontal y, en especial, frontal de los mamíferos.
Se encuentra muy desarrollado en los primates, especialmente en el hombre. El
neocórtex controla tanto las emociones como las capacidades cognitivas
(memorización, concentración, auto-reflexión, resolución de problemas). También
juega un papel importante en funciones como el razonamiento espacial o el
pensamiento consciente y, en los humanos, el desarrollo de dos áreas fundamentales
de esta región anatómica (áreas de Wernicke y Broca) ha posibilitado el desarrollo
del lenguaje.

Figura 1. Desarrollo del neocórtex en los mamíferos. Destaca el crecimiento del lóbulo
prefrontal (rojo) en primates y humanos respecto a otros lóbulos corticales.

Este gran desarrollo producido en el neocórtex, que se asocia a la aparición y formación


de funciones cerebrales más complejas, aún con ciertos rasgos anatómicos propios
(presencia de 6 capas neuronales), no presenta grandes diferencias moleculares o
celulares con respecto a otras áreas cerebrales. Por lo tanto, se cree que las funciones del
neocórtex no se derivan de las características biológicas de este, sino de su capacidad
para generar, modificar y regular un gran número de conexiones interneuronales, lo que
quiere decir que esta estructura anatómica tiene un papel fundamental la regulación y
dirección del flujo de información que se establece entre las distintas áreas cerebrales, y
por tanto, en los fenómenos de plasticidad neuronal, como veremos más adelante.
El sistema límbico se comunica mediante emociones, vísceras y síntomas ligados a
ellas: náuseas, sofocos, rabia, miedo, respiración y pulso agitado, pena, conducta
agresiva, contracturas musculares, entre otros. El desarrollo del córtex prefrontal hace
posible que seamos conscientes de nuestras emociones y las controlemos, a pesar de
que las podamos sentir en ocasiones como algo desagradable. Por lo tanto, gracias a la
evolución y a ese resultado de emoción consciente podemos desarrollar nuestra
inteligencia emocional.

1.3.2 Estructuras cerebrales implicadas en la emoción


En los siguientes apartados estudiaremos las diferentes estructuras cerebrales que
intervienen en la emoción. 

1.3.2.1 La amígdala cerebral


Es una masa de neuronas con forma de dos almendras que se sitúa bajo los lóbulos
temporales. Tiene un papel fundamental en el procesamiento de la memoria y la
reacción emocional. Si se estimula, se responde con agresión, y cuando es extirpada,
con docilidad, por lo que la amígdala tiene un papel importante en la conducta agresiva
derivada de emociones, como el enfado. Esta estructura también es la principal
responsable de que sintamos miedo. Pero, además, su actividad se ha asociado a
funciones cerebrales muy diversas, tales como la modulación de la memoria, el
aprendizaje emocional, las relaciones sociales e incluso con la orientación sexual.
Actualmente, se considera que la amígdala juega un papel muy importante en la
toma de decisiones, y tal como sugiere Antonio Damasio, es una estructura clave que
implica la emoción en la toma de decisiones. Normalmente, se piensa que individuos
cuya amígdala se activa más a la hora de tomar una decisión arriesgada, optan por
opciones más conservadoras que aquellos individuos cuya amígdala es menos activa.
Por lo tanto, se cree que la amígdala es el origen de las respuestas emocionales
inconscientes y nos ayuda a ser más cautos e incluso más prudentes ante, por ejemplo,
la posible pérdida de dinero. Así, la amígdala activa mecanismos que inhiben
cualquier actuación cuyo resultado pueda ser adverso.

1.3.2.2 La corteza prefrontal ventromedial (CPFVM)


Es una región del cerebro de los mamíferos situada en el lóbulo frontal, en la parte
inferior de los hemisferios cerebrales. Es la región cerebral en la que se procesan los
refuerzos y castigos asociados a la conducta. Estos refuerzos/castigos serán
determinantes a la hora de optimizar y hacer más adaptativas nuestras respuestas
conductuales futuras ante situaciones en las que no existe un patrón de actuación claro,
como podría ser el caso de situaciones en las que no está en juego nuestra supervivencia
de manera directa.
Como hemos comentado, esta región cerebral forma parte de la neocorteza, por lo que,
como tal, tiene un papel determinante en la regulación de la respuesta emoción. De
hecho, esta región cerebral es la encargada de inhibir determinadas respuestas
emocionales derivadas de la activación de la amígdala, como es el caso del enfado.
Así, la corteza prefrontal regula otras funciones asociadas a la amígdala, como es el
caso del procesamiento de riesgo, el miedo y la toma de decisiones.

1.3.2.3 El córtex cingulado anterior


Es una parte del cerebro situado en la cara medial de la corteza cerebral. Incluye la
corteza de la circunvolución cingular, que se encuentra inmediatamente por encima del
cuerpo calloso, y el surco del cíngulo. Esta región cerebral también se considera parte
del sistema límbico. Sus principales funciones se asocian a las conductas
anticipatorias, y al igual que la corteza prefrontal, regula y modula determinados
estados afectivos. Además, recientemente se ha asociado al córtex cingulado anterior
con el dolor emocional. Este tipo de dolor es diferente del físico, cuyo procesamiento
ocurre en regiones cerebrales distintas.
Al igual que el dolor físico, puede considerarse como una advertencia para no hacer
algo, por ejemplo, no andar con una pierna rota, el dolor emocional nos advierte para,
por ejemplo, no volvernos a acercar a cierto tipo de hombre o de mujer que nos puede
herir emocionalmente. Parece ser que este tipo de dolor está asociado a la cohesión del
grupo y, en términos evolutivos, esto ha sido muy importante para establecer sociedades
de homínidos y para la vida en comunidad. Así, cuando se nos separa de una relación, o
un grupo nos rechaza, sentimos dolor emocional, lo que influirá en nuestras conductas
futuras, en las que intentaremos evitar el rechazo fomentando un sistema de uniones
sociales en las que el ser humano permanezca conectado a otros humanos.

1.3.2.4 La corteza insular o ínsula


Es una parte de la corteza cerebral situada dentro del surco lateral (fisura que separa el
lóbulo lateral del parietal y frontal). La localización anatómica de la ínsula permite la
integración de la información asociada a estados corporales (físicos) con procesos
emocionales y cognitivos de orden superior, por lo que también se ha denominado
córtex interoceptivo. La ínsula recibe información del tálamo (vías asociadas con la
percepción exterior) y envía información a un gran número de estructuras relacionadas
con el procesamiento de la emoción, tales como la amígdala o córtex prefrontal. Se cree
que la ínsula es necesaria para la representación de la acción y la emoción, y se ha
asociado a diferentes estados emocionales como el asco, el enfado, el disgusto, la
aversión, la indignación, el estado de unión con Dios, el contagio emocional y la
comprensión empática. También tiene un papel importante en los mecanismos
neurobiológicos de la adicción a la nicotina y otras drogas.

1.3.2.5 El hipocampo
Es un componente importante de cerebro mamífero, se encuentra en el lóbulo temporal
medial, debajo de la superficie cortical. Esta estructura pertenece al sistema límbico y
juega un papel importante en la consolidación de la memoria a corto y largo plazo y en
la navegación espacial. Pero, además, el hipocampo tiene un papel importante en
procesamiento emocional, puesto que es una estructura implicada en la formación de la
memoria. Así, el hipocampo tiene una participación directa en el recuerdo. Si dichos
recuerdos presentan un componente emocional importante, por ejemplo, si al observar
una fotografía recordamos a un familiar fallecido, el condicionamiento contextual que
se produce presentará una carga emocional. De este modo, la memoria emocional
puede provocar emociones. Es la amígdala la principal implicada en generar una
memoria emocional que condiciona todo nuestro comportamiento y nuestra percepción
del mundo.

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1.3.2.6 Sistema corticolímbico

Además del estrecho vínculo que existe entre la amígdala y el hipocampo y que van a
tener un papel importante en reconocer lo que nos gusta y lo que no, o en determinar si
queremos a una persona o no, existe una interconexión de estas estructuras con otras
áreas corticales. Este tipo de interconexiones entre las distintas partes del cerebro
emocional como el hipocampo, la amígdala, el córtex prefrontal o el córtex cingulado
anterior nos lleva a hablar del sistema corticolímbico. En este sistema es donde se
conforma el cerebro emocional y en donde se han desarrollado las principales teorías de
conducta emocional.

Figura 2. Esquema repesentativo de las principales estructuras que conforman el sistema


corticolímbico. Fuente: Neuropsychopharmacology (2010) 35, 239–257.
 

1.3.3 Mecanismos básicos de comunicación neuronal


La comunicación neuronal es posible gracias a varios mecanismos.
A continuación, los desarrollaremos uno por uno.

1.3.3.1 Impulso nervioso y sinapsis


Como hemos comentado, la neurona es la unidad funcional del sistema nervioso. La
neurona es una célula, y como tal, está compuesta por un núcleo, un citoplasma y una
membrana celular con diversas prolongaciones que se originan en el cuerpo celular
(dendritas y axones). Está altamente especializada en la transmisión del impulso
nervioso y ello es posible gracias a una serie de características que la convierten en
única.
¿Y qué quiere decir que la neurona transmite un impulso nervioso? Imaginemos
que alguien nos pincha el dedo con un alfiler. Inicialmente, este pinchazo producirá la
activación de los nociceptores (receptores del dolor) de la piel, que activarán a las
neuronas sensoriales asociadas. Esta activación se denomina potencial de acción. Lo
que quiere decir que solo un estímulo adecuado generará el potencial de acción
necesario para que comience la transmisión del impulso nervioso. Este potencial de
acción se transmitirá a lo largo de la membrana de la neurona sensorial, como lo haría
una corriente eléctrica (potencial de acción) a lo largo de un cable de cobre (axón). En
general, la comunicación del impulso nervioso presenta una direccionalidad que se
denomina dendro-axónica. Es decir, cuando la neurona sensorial se ha activado, lo ha
hecho gracias a que sus dendritas, asociadas al receptor del dolor, han recibido los
estímulos necesarios para generar un potencial de acción. Una vez ese potencial se ha
desencadenado, este viaja a lo largo de la membrana neuronal hasta el final del axón,
también denominado botón sináptico o terminal axónica.
Una vez el impulso nervioso llega a la terminal sináptica, nos encontramos con una
característica importante de la funcionalidad cerebral. Si en la neurona el impulso
nervioso se transmite como si de un cable se tratase, cuando el potencial de acción llega
a la terminal axónica surge un impedimento físico: el espacio sináptico. En este espacio,
no es posible transmitir el impulso nervioso, pues no hay una continuidad de ese cable
trasmisor (axón). Para que este impulso se transmita necesitamos los transmisores
químicos del impulso nervioso o neurotransmisores. Estos son liberados por la
neurona presináptica al espacio extrasináptico y viajan hasta alcanzar sus receptores
situados en las terminales dendríticas de la neurona postsináptica. Una vez el
neurotransmisor se une a su receptor, se produce la activación de la neurona
postsináptica, continuando así la transmisión del impulso nervioso.
Este tipo de comunicación interneuronal denominado sinapsis química, permite la
transmisión nerviosa y fue descubierto por el científico español Ramón y Cajal. De
este hecho, se observa que una neurona es capaz de activar a otra neurona de manera
concreta y localizada mediante la secreción de un neurotransmisor. Esto quiere decir
que las neuronas son células con una propiedad única para activarse. Pero, además de
definir la localización exacta de la activación, las neuronas pueden definir la naturaleza
de esa activación, ya que dependiendo del neurotransmisor que liberen, la activación
puede ser de un tipo u otro, (Ej. GABA vs. Glutamato, como veremos más adelante).
Esto permite la existencia de corrientes eléctricas a lo largo de nuestro sistema nervioso.
La localización, repetición, duración, intensidad y naturaleza de estas corrientes
determina nuestra existencia, desde la meramente biológica hasta procesos más
complejos, como sentir una emoción, fenómeno asociado a corrientes eléctricas que
discurren por el sistema límbico, el hipocampo y la corteza. En otro tipo de acciones,
como en la comunicación oral, las principales corrientes eléctricas que desencadenan
esta acción discurrirán principalmente por las áreas neocorticales del cerebro asociadas
al procesamiento verbal, pero también por el tálamo y por el canal medular, que
modularán el movimiento muscular de la lengua y el diafragma permitiendo el habla.
Así, millones de sinapsis químicas o activaciones neuronales se producen segundo tras
segundo, permitiendo nuestro funcionamiento como organismos e individuos.
1.3.3.2 Los neurotransmisores y sus vías cerebrales
Los neurotransmisores son pequeñas moléculas, muchos de ellos corresponden a
derivados peptídicos que se sintetizan en el interior de la neurona y se almacenan en
vesículas. Estas vesículas liberan su contenido (los neurotransmisores) al exterior
(espacio sináptico) cuando una corriente eléctrica activa una neurona. Existen
diferentes tipos de neurotransmisores, que se clasifican según su naturaleza. Dentro de
los más importantes cabe destacar los adrenérgicos: catecolaminas (adrenalina,
noradrenalina, dopamina) y las indolaminas (serotonina), muy asociados a estados
emocionales. Su deficiencia está asociada, por el contrario, a estados depresivos o de
ansiedad. Las neuronas también pueden clasificarse en función del neutransmisor al que
respondan. Así, tenemos neuronas gabaérgicas si responden a GABA, dopaminérgicas
si responden a dopamina, colinérgicas, si responden a acetilcolina, etc.
Es importante destacar que las neuronas que responden a un tipo determinado de
neurotransmisor no se encuentran distribuidas de manera difusa a lo largo y
ancho del parénquima cerebral, sino que lo hacen en localizaciones que conforma
vías concretas de señalización y que están muy relacionadas con la función de cada área
del cerebro.
Los neutransmisores cuya distribución es mejor conocía son: acetilcolina (vías
colinérgicas), noradrenalina (vías noradrenérgicas), serotonina (vías serotoninérgicas) y
dopamina (vías dopaminérgicas). Además, el nivel de activación de cada una de estas
vías va a influenciar de manera concreta uno o varios procesos cognitivos que van desde
la regulación de nuestro estado emocional hasta aspectos como el aprendizaje, la
creatividad o la memoria. Por ejemplo, en el caso de la acetilcolina, la activación de las
vías acetilcolinérgicas del sistema nervioso central va a asociarse al incremento de la
memoria, la agilidad en el procesamiento verbal y en la atención. Una de las sustancias
exógenas que actúa de manera similar a como lo hace la acetilcolina en el cerebro es la
nicotina del tabaco. Esta sustancia, cuyas vías de administración son nocivas para
nuestra salud, es además adictiva. Su adicción se asocia a la capacidad que presenta la
acetilcolina para activar el centro de la recompensa cerebral, lo que provocará que
generemos dependencia, en el caso de la nicotina, que continuemos fumando y que no
fumar nos provoque, entre otros aspectos, ansiedad o nerviosismo, sensaciones
asociadas al síndrome de abstinencia.
Este tipo de sintomatología alcanza su clímax con drogas de abuso tales como la heroína
o la cocaína. El síndrome de abstinencia sucederá cuando el centro de recompensa
cerebral ha sido sobre-estimulado de manera exógena. Una vez desaparece el agente
inductor, por ejemplo, el tabaco, nuestro centro de recompensa deja de activarse y
nuestro cerebro busca la manera de volverlo a activar, puesto que el activar nuestro
centro de recompensa nos produce placer. Un neurotransmisor fundamental para
mantener activo el centro de recompensa cerebral es la dopamina. Aunque otras vías
nerviosas diferentes de las de la dopamina pueden activar o inhibir la activación las vías
dopaminérgicas que controlan la actividad del centro de recompensa cerebral. Esto, por
extensión, generará una activación o inhibición del centro de recompensa cerebral. Tal
es el caso de las endorfinas, que van a incrementar la actividad dopaminérgica en esta
área cerebral pero que no median su activación directa. En el polo opuesto tenemos a las
hormonas del estrés como el cortisol, cuyos niveles elevados en plasma disminuyen la
secreción de dopamina.
Por lo tanto, en nuestro organismo existen estructuras que al activarse producen placer.
El centro de recompensa cerebral puede ser activado por determinadas sustancias
exógenas tales como la nicotina, la heroína o la cocaína. Además, nuestro cuerpo
también podrá activar estas estructuras y generar placer de manera endógena. Así,
nosotros generamos diariamente dopamina, endorfinas, serotonina, oxitocina, etc., y
todas estas sustancias activarán de forma directa o indirecta las neuronas
dopaminérgicas que se encuentran en nuestro centro de recompensa produciéndonos
placer. En general, la activación del centro de recompensa cerebral se asocia a perpetuar
conductas muy adaptativas tales como la reproducción o comer. La ingesta de alimentos
nos genera placer, este puede ser menos intenso que el obtenido con el sexo, pero es
suficiente para que decidamos seguir comiendo. Si comer fuese algo desagradable para
nosotros, entonces dejaríamos de comer, pues no obtendríamos una recompensa (placer)
a cambio y moriríamos.
Muy asociadas con el placer, encontramos a las endorfinas, neurotransmisores de
naturaleza opioide. Estas sustancias presentan un papel importante en la modulación
del dolor, de hecho, la morfina que se emplea en medicina para disminuir el dolor
produce un efecto análogo al de nuestras endorfinas. Las endorfinas actúan en nuestro
cerebro, que desarrollará un estado cognitivo asociado al bienestar. Estos opioides
endógenos se liberan, por ejemplo, tras la realización del ejercicio físico. Otras
actividades que potencian la liberación de endorfinas son las relaciones sexuales, la
acupuntura o la sugestión. Además de incrementar nuestra sensación subjetiva de
bienestar, tienen un efecto asociado a disminuir la ansiedad. Posiblemente, esta
disminución de la ansiedad se deba al efecto sinérgico que presentan las endorfinas en
incrementar la activación de las vías dopaminérgicas.
Así, los neurotransmisores, o, mejor dicho, la modulación de la actividad de las
diferentes vías nerviosas presentes en nuestro cerebro, pueden conducir nuestro
estado emocional. Además de los efectos comentados en el caso de las endorfinas o la
acetilcolina, las vías dopaminérgicas y la serotoninérgicas juegan un papel muy
importante en la regulación de nuestro estado de ánimo. Así, una baja activación de
las vías dopaminérgicas y serotoninérgicas puede producir estados depresivos. En estas
condiciones, nuestro cerebro responde mediante un estado emocional asociado a la
tristeza y donde la motivación, debido al efecto de la dopamina sobre el deseo
anticipatorio, se ve también afectada.
Es por esto que estos dos neurotransmisores constituyen las dianas terapéuticas
para el desarrollo de muchos antidepresivos, como el Prozac, un inhibidor selectivo
de la recaptación de serotonina. Este fármaco, al inhibir la recaptación, es decir, la
eliminación de la serotonina del espacio extrasináptico, aumenta la disponibilidad de
esta en dicho espacio. Esto conlleva a una sobre-activación de las neuronas
serotoninérgicas, es decir, de las vías serotoninérgicas. Estas vías proyectan a regiones
cerebrales muy diversas, como el núcleo acumbens y el área tegmental ventral (VTA),
que conforman el centro de recompensa cerebral (refuerzo=placer/ castigo=disgusto) y
cuya importancia hemos comentado anteriormente. Esto implica directamente a la
serotonina en sentir bienestar. El mecanismo es similar al ejercido por las endorfinas,
pues la serotonina incrementa de manera indirecta la activación de las neuronas
dopaminérgicas del centro de recompensa cerebral.
Además, a partir de sus proyecciones localizadas en los núcleos de Raphe, las vías
serotoninérgicas proyectan a diferentes áreas del cerebro, tales como los ganglios
basales, el hipotálamo, el tálamo y el sistema límbico y córtex prefrontal, donde tienen
un importante papel en el control emocional. Tal y como hemos comentado, la
regulación de la activación de las vías serotoninérgicas estará implicada en el
control de la felicidad, pero también del humor, el sueño o el amor. En el caso de las
vías dopaminérgicas, estas se localizan principalmente en el centro de recompensa
cerebral, donde controlarán el estado motivacional, el sentimiento de placer y la
euforia, pero también, las inervaciones dopaminérgicas localizadas en el VTA
proyectarán a otras regiones cerebrales asociadas con la emoción, tales como el córtex
prefrontal, la amígdala o el hipocampo.
Por lo tanto, inhibir o activar estas vías de la transmisión nerviosa tiene un claro
efecto sobre diferentes capacidades cognitivas asociadas a procesos tales como la
memoria, el aprendizaje, la creatividad o la planificación y, por supuesto, en el control
de nuestro estado emocional.

1.3.3.3 Plasticidad neuronal


Las neuronas se encuentran formando asociaciones unas con otras gracias a que
determinadas conexiones neuronales permanecen activas de manera permanente por
acción, principalmente, de la actividad glutamatérgica. Aun así, este tipo de conexiones
no es del todo estable, hoy en día sabemos que nuestro cerebro cambia día a día, y esto
es debido a que la naturaleza de las conexiones que se establece entre distintos
grupos neuronales es cambiante.
Desde el punto de vista de la neurociencia se entiende que el cerebro es plástico porque
la eficacia en la transferencia de la información que se establece entre diferentes
neuronas puede modificarse. A esta capacidad de modulación se la denomina
plasticidad sináptica.
El cerebro no cambia simplemente por estar expuesto a la novedad, sino que este
cambio está soportado por cambios físicos reales en las neuronas que pueden
determinarse utilizando diferentes técnicas de biología molecular. Así, para que el
proceso de plasticidad ocurra, coexisten procesos de regulación de la expresión génica
que responden a los estímulos que desencadenan el cambio. Por lo tanto, la señal
inductora del cambio desencadena que nuestros genes medien diferentes procesos
bioquímicos asociados con ese cambio y que pueden concretarse en la activación de la
síntesis de proteínas importantes para el mantenimiento de las conexiones sinápticas.
Por ejemplo, determinados estímulos, en concreto, aquellos asociados con incrementar
la capacidad de resolver problemas (puede ser el hecho de que diariamente, por nuestro
trabajo, nos enfrentemos a determinadas situaciones que requieren de la resolución
rápida de problemas), pueden mediar un incremento en la síntesis de receptores de
dopamina en las áreas de la corteza prefrontal, las cuales, por tanto, serán más reactivas
a la dopamina, incrementando nuestra capacidad para resolver problemas. Otro ejemplo,
puede ser el observado en los taxistas, que debido a su trabajo presentan un
engrosamiento del hipocampo asociado a un mayor incremento en la memoria espacial.
Este engrosamiento es físico, y se asocia a diferentes procesos, tales como
neurogénesis, o generación de nuevas neuronas en el hipocampo, o con procesos de
potenciación glutamatérgica, fundamentales para fijar las memorias. En estos procesos,
las neuronas del hipocampo necesitan sintetizar más receptores para el glutamato con el
fin de conseguir procesos de potenciación duraderos. Así, determinados estímulos
generadores de plasticidad van a provocar cambios físicos en nuestras neuronas.
Profundicemos en los procesos de potenciación, procesos de gran importancia en la
plasticidad sináptica. Estos procesos se denominan así porque potencian conexiones
entre las neuronas, es decir, incrementan la fuerza de conexión que tienen las redes
neuronales por estar relacionadas entre sí. Así, una neurona, al establecer conexiones
con una mayor cantidad de neuronas, presentará una estimulación más fuerte que
generará “huellas” o “surcos” cada vez más estables, más “profundos”. Así, las sinapsis
se hacen “más fuertes”, cuanto mayor es el número de conexiones entre las neuronas, es
decir se potencian, conduciendo a conexiones que se mantendrán activas a largo plazo.
De esta propiedad, se entiende que de las conductas que realizamos de manera más
frecuente, surgen conexiones neuronales muy estables, muy profundas y muy bien
aprendidas, pues se han potenciado conforme hemos ido realizando la acción una y otra
vez. Así, la repetición es un elemento clave para “fijar” determinados tipos de
aprendizaje. No basta con saber algo, sino que hay que integrarlo.
No solo necesitamos repetir una acción una y otra vez para aprender. La plasticidad
neural se pone en marcha con la emoción. En este punto, el interés, atracción o la
motivación facilitarán la integración del aprendizaje. Al contrario, una baja motivación,
el desinterés o la ansiedad dificultarán el aprendizaje.
En este contexto, y según estudios realizados por la Dra. Baram de la Universidad de
California, el estrés agudo perturba el proceso por el cual el cerebro recoge y
almacena los recuerdos, perjudicando así a la memoria y el aprendizaje.
Siguiendo estos razonamientos, es posible que en el plano educativo facilitar el
aprendizaje de los estudiantes requiera de una concepción más holística de los factores
que determinan que un niño aprenda peor que el resto de sus compañeros. Las nuevas
herramientas que se ponen a disposición de los profesionales de la educación deberían
orientarse a determinar las causas concretas que provocan diferentes déficits cognitivos.

Aunque favorecer actividades que reduzcan el estrés del estudiante, tales como el
ejercicio físico o la meditación, pueden tener un efecto beneficioso sobre el aprendizaje,
la gestión emocional del alumnado para colaborar de forma activa en incrementar el
interés, potenciar la motivación y la creatividad parece fundamental para incrementar
el rendimiento académico.
De hecho, hay una gran variedad de estímulos que son capaces de producir cambios en
nuestras huellas neuronales, capaces de cambiar nuestro cerebro. Actividades cotidianas
como el aprendizaje de nuevos conceptos, la música o la generación de nuevos
pensamientos. Así, si la generación de nuevos pensamientos es capaz de producir
cambios físicos en nuestro cerebro, la psicoterapia será de vital importancia para la
plasticidad neuronal. Esto explicaría las bases científicas de los efectos de este tipo de
terapias en la modificación duradera de nuestra conducta. De especial interés en este
aspecto son los trabajos realizados por Erik Kandel, premio Nobel de Medicina, sobre
plasticidad sináptica y sobre el estudio de las bases moleculares de la psicoterapia.
1.3.4 Fundamentos neurobiológicos de las emociones
En neurobiología se habla de estímulos emocionalmente competentes como aquellos
estímulos capaces de activar las regiones anatómicas cerebrales implicadas en la
generación de las emociones, tanto en sus manifestaciones físicas (latido cardiaco,
sudoración, llanto, soponcio, enrojecimiento cutáneo, etc.), como psicológicas
(sensación de felicidad, bienestar, euforia, tristeza, agresividad, miedo, etc.). Así que
todos los estímulos emocionales inducirán en nosotros un patrón conductual con un
componente emocional. Nuestra conducta puede ser más visceral o más racional
dependiendo de la carga emocional que genere ese estímulo. Incrementar nuestra
inteligencia emocional nos permitirá tomar consciencia sobre determinadas conductas
emocionales muy viscerales y poder actuar sobre ellas en el caso en que así lo
requiramos.
Antonio Damasio, neurobiólogo, premio Príncipe de Asturias por sus trabajos sobre el
cerebro emocional, ha definido determinadas características que pueden resumir las
bases neurobiológicas de nuestra conducta emocional:

 Las emociones son un conjunto de respuestas químicas generadas en nuestro


cerebro mediante diversos mecanismos (transmisión de un potencial de acción,
activación neuronal, plasticidad sinápitica, surcos neuronales) que están implicados
en nuestra forma de adaptarnos al entorno y vivir.
 Toda emoción es un proceso que está determinado biológicamente. Todos los
animales donde se han desarrollado las estructuras anatómicas necesarias para el
procesamiento emocional (principalmente el sistema límbico) sentirán emoción,
independientemente del aprendizaje o la cultura. Estos dos últimos conceptos, en el
caso de los humanos, pueden estar implicados en modificar la expresión de nuestras
emociones o en la generación de nuevos significados emocionales, pero el hecho de
sentir una emoción no depende de estos, sino de la presencia de determinadas
estructuras biológicas.
 Siguiendo con el punto anterior, las estructuras anatómicas cerebrales implicadas en
el procesamiento emocional en los humanos van a ocupar determinadas regiones
encefálicas que van desde el tallo cerebral, pasando por el sistema límbico, hasta el
córtex prefrontal.
 Al ser procesos determinados biológicamente, una emoción ocurre,
independientemente de que seamos conscientes o no de ello. Cuando tomamos
consciencia de que sentimos, entonces a esa emoción se la denomina sentimiento.
 La emoción se manifiesta y se experimenta en nuestro cuerpo, de manera física,
provocando cambios fisiológicos notables. Esto pone de relevancia el papel crucial
de esta en nuestra adaptación al medio, en nuestro instinto de supervivencia. Así, el
papel de las emociones es principalmente biológico, asociado a una interacción
rápida con nuestro entorno y encaminado a la preservación de la especie. Además
de los cambios físicos, las emociones producen cambios cognitivos. Es el caso del
enfado, donde aparece una conducta agresiva asociado a este estado emocional y
derivado de la secreción de catecolaminas.

 1.3.5 Mecanismos asociados al procesamiento


emocional
Una vez asimilados estos conceptos, y tras el estudio anatómico del cerebro emocional y
de los mecanismos implicados en la activación y regulación de la actividad neuronal,
podremos comprender cómo actúa nuestro organismo ante un estímulo emocionalmente
competente. En los siguientes esquemas se resumen los principales eventos que suceden
en nuestro cuerpo cuando generamos una emoción:

Como se puede observar, cuando nuestros sentidos, nuestro córtex asociativo y nuestra
memoria determinan que un estímulo es emocionalmente competente, se produce la
activación de los inductores emocionales. Los principales serían los que ya hemos
estudiado: la amígdala (A), el córtex prefrontralventromedial (CPFVM), el córtex
cingulado anterior (CCA) y la ínsula (I). Así, dependiendo de qué emoción se le asigne
a nuestro estímulo emocionalmente competente, se activarán unas áreas del cerebro u
otras. Por ejemplo, si nos sentimos rechazados por un grupo, se activará el CCA, como
principal área anatómica implicada en el dolor emocional. Si por el contrario sentimos
amor, posiblemente se producirá un incremento del flujo sanguíneo en el córtex
interoceptivo o ínsula.
En el caso del enfado, se producirá un incremento en la actividad de las neuronas de la
amígdala y del córtex prefrontal. El incremento de actividad en determinadas regiones
anatómicas de la amígdala como consecuencia del enfado provocará la activación de
otras áreas cerebrales que conducirán hacia los cambios fisiológicos y cognitivos
propios de esta emoción. Estos cambios se asocian con un incremento en la secreción de
catecolaminas que conducirán a una activación de SNA simpático, pero también tienen
efectos en la cognición, volviéndonos más agresivos. En el caso del enfado, es
interesante recalcar que el córtex pre-frontal juega un papel muy importante en la
regulación de la activación de la amígdala, permitiéndonos «digerir» de una manera
menos impulsiva, agresiva y errática nuestro enfado.
En relación con el papel regulador del córtex pre-frontal en la sobre-activación de la
amígdala se ha observado que la existencia de lesiones en esta región, provocan una
distorsión significativa a la hora de planificar y tomar decisiones. Según Damasio,
esto es debido a una incapacidad para activar estados somáticos asociados a
recompensas y castigos que previamente lo habían estado a situaciones sociales
específicas. El análisis de la conducta, en la edad adulta, de dos sujetos que sufrieron
una lesión pre-frontal en una etapa temprana del desarrollo (antes de los 16 meses), el
primero por un traumatismo y el segundo por un tumor, puso en evidencia su
incapacidad para poner en práctica reglas sociales complejas que requerían de un
análisis de las consecuencias a medio y largo plazo.
Sin embargo, cuando la lesión se produce en el adulto, las personas pueden responder
adecuadamente a supuestos sociales en los que se exige una capacidad suficiente de
planificación, aunque no pueden llevarlos a la práctica. Este fue el caso de Phineas
Gage, quien en el año 1848 sufrió un accidente en el que una barra de hierro atravesó su
cráneo destruyendo el lóbulo frontal izquierdo y dañando irreversiblemente la actividad
del córtex prefrontal.
El efecto potenciador de la amígdala en el enfado también se pone de manifiesto en
distintos experimentos con animales, en los que la activación de la amígdala mediante
estimulación eléctrica produce agresividad y la extirpación de esta docilidad en
estos animales. Efectivamente, en los animales de experimentación, principalmente
roedores, el desarrollo del córtex pre-frontal es menor que en el de los humanos, con lo
que sus conductas emocionales están muy gobernadas por la actividad de la amígdala.

1.4. Beneficios de la inteligencia emocional


En este apartado, comprobaremos cómo una buena inteligencia emocional puede
ayudarnos a prevenir enfermedades y mejorar sustancialmente nuestro rendimiento y
relaciones personales, tanto en el ámbito académico como en el profesional. 
Para ello, analizaremos cómo impactan las emociones en nuestra salud (enfermedades
cardiovasculares, cáncer, gripe, esperanza de vida) y en nuestro rendimiento (laboral y
académico), basándonos en estudios e investigaciones de prestigiosas universidades y
expertos de diferentes ámbitos (cardiólogos, oncólogos, psicólogos, etc.). 
También conoceremos los resultados de diversos programas de inteligencia emocional
realizados en los sectores de la salud, la empresa y la educación.
Cada vez son más los estudios e investigaciones científicas que demuestran, con datos
contrastados, el impacto de las emociones y los beneficios que implica desarrollar la
inteligencia emocional en las personas, en los equipos y en las organizaciones de
diferentes ámbitos.

1.4.1 Investigaciones que demuestran el impacto de las


emociones en la salud
Para entender los beneficios que implica el desarrollo de la inteligencia emocional,
hemos recopilado estudios contrastados.

1.4.1.1 Relación entre estrés y tristeza con las enfermedades cardiovasculares

 Sir William Osler realizó investigaciones que demostraron la existencia de una


relación entre las enfermedades del corazón y determinados patrones de conducta
característicos de los pacientes con enfermedades cardiovasculares. Casi un siglo
más tarde, los cardiólogos Friedman y Rosenman descubrieron en sus pacientes un
patrón de comportamiento: por un lado, vivir siempre con prisas y por otro,
experimentar con frecuencia sentimientos de enfado, hostilidad y agresividad.
Nuestro organismo, ante este tipo de sentimientos, libera la hormona de la
corticotropina (HLC), la cual provoca un aumento de la presión arterial y del gasto
cardíaco, taquicardia, etc. En definitiva, se ha demostrado que existe una relación
entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares.
 Epidemiólogos de la University College (Londres) monitorizaron estímulos
mentales positivos y negativos para medir biológicamente la felicidad y la tristeza
(presión arterial, cortisol). Las personas de carácter triste producían un 32% más
de cortisol. Concluyeron que quienes tienen un ánimo positivo padecen menos
problemas endocrinos y vasculares.
 Christopher Peterson, psicólogo de la Universidad de Michigan, realizó un estudio
con 122 hombres que habían sufrido un ataque al corazón. Se evaluó su grado de
optimismo. Ocho años más tarde, 21 de los 25 hombres más pesimistas habían
muerto, y tan solo 6 de los 25 más optimistas habían muerto. Se demostró así una
relación entre el grado de optimismo y la probabilidad de supervivencia. Otras
investigaciones realizadas a pacientes con bypass, demostraron que aquellos que
eran más optimistas se recuperaban más rápidamente y con menos complicaciones
postoperatorias que los pesimistas. 
 Bruce McEwen, psicólogo de la Universidad de Yale, publicó en 1993 un estudio en
el que demostraba la relación entre estrés-enfermedad. Señaló que el estrés
provocaba:
o Alteración de la función inmunológica, pudiendo incluso acelerar la metástasis
de cáncer.
o El aumento de la probabilidad de sufrir infecciones virales.
o Incremento de la placa que provoca la arterioesclerosis, aumentando los
coágulos en sangre y la probabilidad de sufrir infartos.
o La aceleración del comienzo de la diabetes.
o El incremento de ataques de asma.
o Daños en el hipocampo, perjudicando así a la memoria (cuando el estrés se
mantiene de forma prolongada en el tiempo).

1.4.1.2 Relación entre emociones positivas y salud

 Norman Cousins, director de la revista Saturday Review en la década de 1970, fue


diagnosticado con una enfermedad autoinmune, con solo una posibilidad sobre 500
de curarse. Siendo consciente de que el estrés y la preocupación solo podrían
empeorar su estado, concluyó, por simple deducción, que las emociones positivas
podrían mejorar su salud. Cousins, con la aprobación de su médico, se instaló en un
hotel, estuvo viendo día tras día películas cómicas, vídeos y espectáculos
humorísticos, para beneficiarse de las virtudes terapéuticas de la risa. También
recibía frecuentes visitas de sus amigos y solo tomaba fuertes dosis de vitamina C.
De forma casi milagrosa, la enfermedad remitió y Cousins se curó. Su experiencia
fue publicada en el New England Journal of Medicine.
 El suceso anterior fue considerado como fundamento científico por muchos
investigadores, entre ellos el Dr. Lee Berk. Este y su equipo realizaron un estudio en
el que descubrieron que la risa tiene efectos significativos y sorprendentes sobre
dos hormonas: las beta-endorfinas (sustancias químicas de la familia que eleva el
estado de ánimo) y la hormona de crecimiento humano (HGH, lo que contribuye a
la optimización de la inmunidad). Tomando dos grupos de pacientes, uno de ellos
visualizó películas y vídeos humorísticos. Por otro lado, se formó un grupo de
control, al que no se le proyectaron dichas filmaciones. Las personas que vieron los
vídeos, aumentaron en un 27% y 87%, respectivamente dichas hormonas. Sin
embargo, el grupo de control, que no vio películas, no experimentó dicho aumento. 

1.4.1.3 Relación entre emociones y cáncer

 E. Evans, en 1926, realizó una investigación en la que pudo establecer una conexión
entre la pérdida de una relación afectiva y la probabilidad de desarrollar
cáncer. En concreto, observó que un alto porcentaje de los pacientes con cáncer
habían sufrido una pérdida de una relación emotiva importante (viudos, divorciados
o separados). En este sentido, se concluyó que las personas que no lograban asumir
la pérdida, tenían más probabilidades de contraer la enfermedad. En esta misma
línea, otros investigadores establecieron relaciones entre la incapacidad de expresar
emociones genuinas y una mayor probabilidad de padecer cáncer. 
 En 1996, el psicoterapeuta clínico americano Lawrence LeShan, realizó un estudio
con más de 500 pacientes de cáncer, en el que concluyó que había una relación entre
la aparición de tumores malignos y la pérdida del sentido de la vida (desesperanza,
desamparo), la incapacidad para expresar enfado y la pérdida de una relación
emocional importante.
 Investigadores del Royal Marsden Hospital (Londres) analizaron en 1999 a más de
600 mujeres con cáncer de pecho. Comprobaron que las mujeres con cáncer de
pecho que manifestaban desesperanza, tenían un índice de supervivencia menor. 
 El investigador Joseph C. Courtney realizó un estudio con 569 pacientes de cáncer
de colon y recto y otro de personas sanas. Los pacientes que decían que en los
últimos diez años habían tenido serios problemas de estrés en el trabajo,
multiplicaban por cinco veces y media la probabilidad de tener cáncer, comparados
con aquellos que no sufrían ese tipo de problemas.  

1.4.1.4 Relación entre emociones y esperanza de vida

 La Universidad de Kentucky publicó en 2001 un estudio realizado en un convento


de monjas. A través del análisis de los votos de ingreso que habían hecho las
novicias, se concluyó que aquellas monjas que se planteaban los votos con una
actitud optimista, vivían más años (una media de casi ocho más) que aquellas que
plantearon los votos como un sacrificio.
 Un estudio realizado durante 7 años a más de 3500 ancianos de Canadá concluyó
que aquellos ancianos que consideraban, al comienzo del estudio, que su salud era
mala, tuvieron una tasa de mortalidad tres veces superior a la del grupo de ancianos
que opinaban que su salud era excelente (incluso habiendo casos en que los
optimistas tenían, según los médicos, un estado de salud peor que algunos del grupo
de los pesimistas).

1.4.1.5 Relación entre emociones y la gripe

 El psicólogo Sheldon Cohen realizó un estudio sobre la gripe. Realizaron una


evaluación del grado de estrés de un grupo de personas y luego las expuso al virus.
En el estudio, concluyeron que cuanto mayor era el nivel de estrés en la vida de
los participantes, más probabilidades tenían de contraer la gripe. Tan solo el
27% de los que tenían poco estrés, desarrollaron posteriormente la gripe. Sin
embargo, del grupo que tenía mayor nivel de estrés, el 47% contrajeron la gripe. Se
demostró así que el estrés debilita nuestro sistema inmunológico.
 La Clínica de Reducción del Estrés, de Jon Kabat-Zinn, ha demostrado que el
entrenamiento en relajación ayuda a los pacientes a reducir los síntomas de sus
aflicciones y acelera la recuperación de sus enfermedades.

1.4.2 Investigaciones que demuestran los beneficios de


programas de intervención para desarrollar la inteligencia
emocional

 Un estudio realizado por The Societyfor Human Resource Management (SHRM), en


más de 600 empresas, demuestra que los programas de entrenamiento de
habilidades socio-emocionales mejoran la salud y el equilibrio emocional de sus
trabajadores (reduce el estrés, el absentismo y la rotación) y el rendimiento de los
equipos de trabajo (incremento de resultados de hasta un 56% y mejora del clima
laboral).
Para ver dichos beneficios ilustrados con casos concretos, es recomendable que leas el
estudio Business Case for Emotional Intelligence, que tienes disponible para su lectura
en el apartado de + Información. 

ARTICULO

TV | Orígenes, teorías y modelos de Inteligencia


Emocional
Daremos un paseo histórico por la evolución del concepto de inteligencia haciendo
especial hincapié en aquellos autores que dan a la persona un protagonismo consciente
en su vida para llegar al concepto actual de Inteligencia Emocional.

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