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Monografia Esquizofrenia Catatonica Terminada

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ESQUIZOFRENIA CATATÓNICA

INTERNA: MARIA CLAUDIA CASTAÑEDA BARRETO

UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

POLICLINICO MILITAR DE CHORRILLOS

DOCTORA: NINOSKA ANA MARIA DE LA CRUZ VILLACORTA

TEMA: ESQUIZOFRENIA CATATÓNICA

20 de Agosto del 2021


INTRODUCCIÓN
La catatonía es un síndrome neuropsiquiátrico caracterizado por anormalidades motoras, que se
presentan en asociación con alteraciones en la conciencia, el afecto y el pensamiento. Inicialmente,
Kahlbaum describió el síndrome, en 1868, cuando observó pacientes que padecían una condición de
profunda melancolía. En 1893, Kraepelin limita la catatonía a un subtipo de demencia precoz, pero
posteriormente fue redefinida por Bleuler, en 1906, como esquizofrenia de tipo catatónico. Desde
entonces, se ha hecho cada vez más evidente su relación con patologías etiológicas, fuera de los
límites de la esquizofrenia y los trastornos del afecto, lo que ha llevado a ampliar su categoría en la
clasificación de los trastornos mentales (DSM-IV), para incluir estas otras patologías asociadas.
CAPITULO I
1 ¿Qué es la esquizofrenia catatónica?
Es un síndrome psicomotor, que incluía una constelación peculiar de síntomas motores,
afectivos y comportamentales. El diagnóstico de la catatonía recae en un grupo de
características clínicas típicas, que comprenden anormalidades motoras que se presentan en
asociación con alteraciones en la conciencia, el afecto y el pensamiento. Los signos más comunes
son el mutismo, el negativismo extremo, la adopción de posturas extrañas, la ecolalia y la
ecopraxia.
La catatonía se presenta de dos formas: una variedad estuporosa (lentificada) y una variedad de
excitación (delirante). Varios estudios reportan patrones correspondientes a estas formas de
presentación, asociados a los múltiples signos clínicos, lo cual sugiere la existencia de un
síndrome que los contiene uno, que consiste en catalepsia, posturas extrañas, mutismo y
negativismo (estuporosa), y otro, en ecolalia o ecopraxia, obediencia automática y movimientos
estereotipados (delirante). También sugieren la correlación de la manía con el primer patrón
descrito, y de la esquizofrenia con el segundo, aunque de pobre significancia estadística.

1.1 ¿Cuáles son sus síntomas?


 Inmovilidad motora manifestada por catalepsia (incluida flexibilidad cérea) y estupor.
 Actividad motora excesiva (que aparentemente carece de propósito y no está influida
por estímulos externos).
 Negativismo extremo (resistencia aparentemente inmotivada a todas las órdenes o
mantenimiento de una postura rígida en contra de los intentos de ser movido) o
mutismo.
 Peculiaridades del movimiento voluntario, manifestadas por la adopción de posturas
extrañas (adopción voluntaria de posturas raras o inapropiadas), movimientos
estereotipados, manierismos marcados o muecas llamativas.
 Ecolalia o ecopraxia
 Estupor (marcada disminución de la capacidad de reacción al ambiente y reducción de la
actividad y de los movimientos espontáneos) o mutismo.
 Excitación (actividad motriz sin propósito aparente, no influida por estímulos externos).
 Catalepsia (adopción y mantenimiento voluntarios de posturas inadecuadas o
extravagantes).
 Negativismo (resistencia, aparentemente sin motivo, a cualquier instrucción o intento de
ser movilizado o presencia de movimientos de oposicionismo).
 Rigidez (mantenimiento de una postura rígida contra los intentos de ser movilizado).
 Flexibilidad cérea (mantenimiento de los miembros y del cuerpo en posturas impuestas
desde el exterior).
 Obediencia automática (cumplimiento automático de las instrucciones).
1.2 Hallazgos y diagnósticos reconocidos
Se encuentran la acinesia y el mutismo. A diferencia de patologías como el síndrome de Parkinson,
en las que también hay acinesia, en la catatonía se mantienen posturas de las extremidades o de la
cabeza contra la gravedad y sin conciencia de ello. Además, a pesar de la acinesia, los pacientes
catatónicos pueden iniciar y ejecutar movimientos. Por ejemplo, aun en un estado a cinético agudo
con mutismo, pueden ser capaces de atrapar y arrojar una pelota. En contraste, la terminación de los
movimientos sí se encuentra alterada. Aunque el paciente puede iniciar y ejecutar el movimiento
necesario, permanece luego en esta posición, en lugar de retornar a la posición ‘normal’ o neutral.

Los pacientes catatónicos experimentan emociones intensas e incontrolables. Aunque más


frecuentemente se experimenta ansiedad, la alegría extrema también puede inducir catatonía. A
diferencia de lo que ocurre con los síntomas motores, los pacientes catatónicos están plenamente
conscientes de sus alteraciones afectivas.

Los pacientes pueden presentar muchos otros síntomas, incluso, sin mutismo o acinesia. Algunos de
estos otros signos clásicamente descritos, como la obediencia automática, la paratonía o rigidez y la
ambitendencia o expresión simultánea de conductas opuestas, con frecuencia no se evalúan, aun
cuando exista la sospecha de catatonía. Es claro que usualmente la gran mayoría de signos
catatónicos no es identificada y su consideración en el diagnóstico pasa inadvertida.

La catatonía también se ha descrito en niños y adolescentes. Similar a los adultos en cuanto a


presentación clínica, causas etiológicas, complicaciones y tratamiento, difiere en la relación hombre-
mujer, ya que se reporta en un mayor número de hombres que de mujeres adolescentes se calculan
una tasa de incidencia de catatonía en jóvenes de aproximadamente 0,16 por un millón, en un año.

CAPITULO II
2 Etiología
Los trastornos del afecto, las condiciones médicas y neurológicas y las anormalidades genéticas
pueden estar asociados con la catatonía, aunque hasta el momento no existen pruebas
concluyentes que apoyen una asociación directa de causa-efecto. En la actualidad, se reconoce
que su la naturaleza de la catatonía sigue siendo desconocida y que faltan marcadores biológicos
que soporten su existencia como un trastorno aislado.

2.1 Trastornos de afecto


Comúnmente, los síntomas catatónicos se relacionan con la presencia de un trastorno afecto
bipolar de base, en particular con episodios de manía. Se reportan que un 25% de pacientes con
manía tiene suficientes signos catatónicos como para cumplir los criterios diagnósticos del DSM-
IV y que más de la mitad de los pacientes con catatonía tiene un trastorno afectivo bipolar de
base, también sugieren una asociación entre la gravedad de la manía y la presentación de
síntomas catatónicos
2.2 Trastornos psicóticos
Los pacientes con catatonía, sin presencia o antecedentes de episodios afectivos, cumplen los
criterios para esquizofrenia entre un 10% y un 15%. La catalepsia, el mutismo, las posturas
extrañas y los movimientos estereotipados son signos característicos del subtipo catatónico de la
esquizofrenia.
2.3 Condiciones médicas y neurológicas
A pesar de que existe la tendencia a considerar la catatonía una condición puramente
psiquiátrica sobre todo consecuencia de la esquizofrenia, es un síndrome clínico asociado con
una amplia variedad de trastornos médicos y neurológicos En el pasado, esto se apoyaba en su
no inclusión de la catatonía de otros orígenes en el CIE-9 y en el DSM-III-R. Por ello, algunos
investigadores presionaron dicha inclusión, ahora clasificada en el DSM-IV y en el CIE-10 como
catatonía de origen orgánico, con algunas diferencias en el desarrollo de los criterios. El CIE-10
requiere la presencia alternada de estupor o negativismo y excitación catatónica. El DSM-IV, en
cambio, hace hincapié en la exclusión del delirio: la alteración no aparece exclusivamente en el
transcurso de un delirium y en la demostración de que sea directamente causada por una
enfermedad médica.
Trastornos catatónicos debido a la enfermedad médica:
 Presencia de catatonía manifestada por inmovilidad motora, actividad motora excesiva
(aparentemente sin propósito y que no es influida por estímulos externos), negativismo
extremo o mutismo, movimientos voluntarios peculiares, ecolalia o ecopraxia.
 Demostración, a través de la historia, exploración física o de las pruebas de laboratorio,
de que la alteración es un efecto fisiológico directo de una enfermedad médica.
 La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental.
 La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de un delirio.
Criterios diagnósticos del CIE-10 para trastornos catatónico orgánico:
Deben satisfacerse los criterios generales para trastorno mental de origen orgánico.
Uno de los siguientes síntomas debe estar presente:
 Estupor, definido como disminución o ausencia total de los movimientos
voluntarios y del lenguaje, así como de la respuesta normal a la luz, al ruido y al
tacto, todo ello con conservación del tono muscular, de la postura estática y de los
movimientos respiratorios (a menudo con limitación de los movimientos oculares
coordinados); o negativismo, definido como resistencia activa a los movimientos
pasivos de los miembros o del cuerpo o por la presencia de posturas rígidas
mantenidas.
 Agitación catatónica (gran inquietud de movimientos de aspecto caótico con
tendencias agresivas o sin éstas).
 Alternancia rápida e imprevisible de estupor y agitación
Es necesario considerar la organicidad como primera causa etiológica en todo paciente con
síntomas catatónicos, especialmente en aquellos que los presentan por primera vez se
mencionó, la catatonía hace parte de la expresión clínica de varias condiciones médicas y
neurológicas, muchas de las cuales también están relacionadas con el delirio.
Capítulo III
3 Fisiopatología
Inicialmente, la catatonía fue considerada parte de la esquizofrenia. En consecuencia, se
estudió como un trastorno motor extrapiramidal y llevó a los investigadores de la época a
centrarse en los ganglios basales, asociados con la producción de movimientos, como el
sustrato neuropatológico subyacente, y aunque sí se observaron en algunos casos
alteraciones menores en los ganglios basales, nunca se obtuvieron hallazgos consistentes.
con el tiempo se ha demostrado que éstos son capaces de inducir síntomas similares a los
de la catatonía como en el caso del síndrome neuroléptico maligno, lo que ha llevado a la
reaparición del interés clínico y científico por esta condición.
Asimismo, se ha encontrado que los síntomas motores, como la acinesia y la adopción de
posturas, se pueden explicar por una disfunción cortical parietal posterior derecha. Los
pacientes catatónicos no tienen dificultad en la iniciación y ejecución de movimientos. El
área motora suplementaria, involucrada en la iniciación interna de movimientos, estaría
entonces intacta, lo que se correlaciona con los hallazgos imagenológicos, que no muestran
hipofunción de esta área.
En contraste, la habilidad para terminar los movimientos y para retornar a la posición
neutral, estrechamente asociada con el reconocimiento de la posición y de la localización
espacial, sí se encuentran alteradas, ya que la coordinación espacial de las propias partes del
cuerpo está a cargo de la corteza parietal posterior derecha. Además, los pacientes
catatónicos presentan anosognosia motora (esto es, permanecen sin conciencia de sus
posturas) y déficits en las habilidades viso construccionales, también específicamente
relacionadas con la corteza parietal posterior derecha.
Los síntomas afectivos, intensos e incontrolables, pueden explicarse por déficits en la transmisión
gabérgica y la actividad cortical prefrontal orbitofrontal medial, implicada en el procesamiento de las
emociones. Esto se evidencia en la eficacia terapéutica de sustancias gabérgicas y en la disminución
de la perfusión imagenológica de áreas orbitofrontales.

Los síntomas comportamentales excéntricos, que incluyen perseveración, estereotipias, obediencia


automática y negativismo, pueden estar relacionados con una disfunción en la corteza orbitofrontal
lateral, estrechamente relacionada con la inhibición del comportamiento y con el control afectivo.
Los pacientes catatónicos muestran esta falta de inhibición comportamental y de control de los
afectos, pérdida de inhibición de patrones comportamentales internamente iniciados o
externamente observados y fallas en la memoria de trabajo.
CAPITULO IV

4. Diagnóstico
La catatonía es un síndrome neuropsiquiátrico de difícil enfoque diagnóstico. Es claro, como se
mencionó, que la gran mayoría de signos catatónicos no es reconocida usualmente y que su
implicación en el diagnóstico pasa inadvertida.
Se critica, por ejemplo, que como parte de su condición los pacientes estuporosos están en estado
de mutismo y, según esto, el DSM-IV rotularía a todo paciente estuporoso como catatónico, aunque
es claro que no todos los pacientes en estupor o estado de mutismo padecen de catatonía.

4.1 Propuestas de nuevos diagnósticos


Mínimo una hora de evolución de inmovilidad, mutismo o estupor asociado con al menos uno de los
siguientes: catalepsia, obediencia automática o adopción de posturas extrañas. Esto observado o
realizado en al menos dos ocasiones.
En la ausencia de inmovilidad, mutismo o estupor, al menos dos de los siguientes, observados o
realizados en al menos dos o más ocasiones: movimientos estereotipados, catalepsia, adopción de
posturas extrañas, negativismo, ambitendencia.

CAPITULO V

5. Tratamiento
Los benzodiacepinas, en especial el Lorazepam, son el tratamiento inicial de elección,
independientemente de la etiología. En las primeras 48-72 horas luego del inicio del Lorazepam (6-8
mg/día), aproximadamente el 70% al 80% de los pacientes muestran mejoría. La respuesta aguda a
los benzodiacepinas parece ser independiente de la vía de administración. El Lorazepam parenteral,
que produce un aumento rápido de las concentraciones plasmáticas con mayor confiabilidad que
otros benzodiacepinas, puede ser efectivo en pacientes que no han respondido a las
benzodiacepinas orales. También se ha recomendado el uso de Lorazepam intravenoso, con las
precauciones necesarias, en pacientes que no responden al Lorazepam oral.
La TEC está indicada en el de manejo de pacientes que no responden al uso del Lorazepam
recomiendan el uso temprano de TEC como opción en el tratamiento de la catatonía, dada la rápida
respuesta observada en algunos pacientes. Sin embargo, hasta el momento no hay hallazgos
publicados ni estudios clínicos controlados aleatorizados que demuestren la superioridad del TEC
sobre los benzodiacepinas y los barbitúricos. Comparativamente, son más los ensayos que apoyan el
uso de benzodiacepinas en la catatonía entre estos más de 35 reportes de casos desde 1986 y dos
series grandes que describen la respuesta rápida al Lorazepam.
El pronóstico de la catatonía, sin importar el número y la gravedad de los síntomas, es bueno si se
interviene en el período agudo. Por otro lado, a partir del cuarto día en que la condición permanece
sin modificarse y la medicación no ha resuelto los síntomas, el riesgo de mortalidad aumenta
drásticamente. A largo plazo, el pronóstico depende de la condición de base que la produjo.
La exposición a antipsicóticos usualmente empeora el pronóstico, al inducir el subtipo maligno, el
cual requiere, como parte del tratamiento, grandes dosis de benzodiacepinas y medidas de soporte
encaminadas a hidratar y a controlar la curva térmica.
En últimas, la catatonía es un síndrome definido y reconocible. Tiene muchas causas etiológicas y
responde a tratamientos específicos. Cuando no se reconoce y no se trata de manera apropiada,
trae consecuencias adversas para el paciente se centró predominantemente en los ganglios basales,
asociados con la generación de movimientos. Con la introducción de los neurolépticos, se produjo un
descenso, aún inexplicable, de su incidencia, a la vez que emergieron otras patologías, como el
síndrome neuroléptico maligno.
Comúnmente relacionada con la esquizofrenia, la catatonía ha sido poco estudiada en relación con
otros trastornos; sin embargo, con el tiempo se ha hecho evidente su asociación con un grupo
heterogéneo de condiciones, fuera de los límites de la esquizofrenia y de los trastornos del afecto.
Esto ha llevado a un incremento en su interés y en los intentos por definirla.
La catatonía es una condición delimitada y fácilmente reconocible, que afecta tanto a adultos como
a niños y adolescentes, y cuyo diagnóstico requiere la presencia de determinados signos cardinales.
Considerada un síndrome neuropsiquiátrico, se caracteriza por una variedad de síntomas y signos,
con alteraciones en el afecto y en la expresión voluntaria del pensamiento y de la conducta motora.

5.1 discusión
A comienzos del siglo XX, la catatonía se reducía a un síndrome motor, por lo que la investigación
se centró predominantemente en los ganglios basales, asociados con la generación de movimientos.
Con la introducción de los neurolépticos, se produjo un descenso, aún inexplicable, de su incidencia,
a la vez que emergieron otras patologías, como el síndrome neuroléptico maligno.
Comúnmente relacionada con la esquizofrenia, la catatonía ha sido poco estudiada en relación con
otros trastornos; sin embargo, con el tiempo se ha hecho evidente su asociación con un grupo
heterogéneo de condiciones, fuera de los límites de la esquizofrenia y de los trastornos del afecto.
Esto ha llevado a un incremento en su interés y en los intentos por definirla.
La catatonía es una condición delimitada y fácilmente reconocible, que afecta tanto a adultos como
a niños y adolescentes, y cuyo diagnóstico requiere la presencia de determinados signos cardinales.
Considerada un síndrome neuropsiquiátrico, se caracteriza por una variedad de síntomas y signos,
con alteraciones en el afecto y en la expresión voluntaria del pensamiento y de la conducta motora.
Aunque su naturaleza se mantiene poco clara, clínicamente muestra síntomas motores que pueden
explicarse por la alteración en la regulación gabérgica de circuitos cortico-subcorticales, sobre todo
del circuito motor, que conecta la corteza motora/premotora con los ganglios basales. A su vez, es
posible que la disfunción gabérgica del circuito prefrontal orbitofrontal explique los síntomas
afectivos y comportamentales observados.
Su evolución es típica y su curso episódico, con períodos de remisión. Responde a tratamientos
específicos e, incluso, empeora cuando no se realiza la intervención apropiada. Los benzodiacepinas,
principalmente el Lorazepam, son el tratamiento de elección. La TEC está indicada en los pacientes
que no responden al uso del Lorazepam. Cuando no es reconocida a tiempo, y no se instaura
oportunamente el manejo apropiado, trae al paciente consecuencias graves, que pueden incluir la
muerte.
caracteriza la catatonía como un «síndrome psicomotor cortical». Por otra parte, proponen que sea
incluida dentro de una nueva categoría diagnóstica, como un fenómeno que va más allá de una
«enfermedad específica», ya que no se limita a un único diagnóstico. De todos modos, es necesario
que se genere una mayor discusión acerca de la categorización y clasificación diagnóstica de la
catatonía como un síndrome aislado, un síndrome neuropsiquiátrico de múltiples etiologías, y que se
promuevan nuevas investigaciones a partir de las cuales se pueda estructurar un consenso general
sobre la condición.

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