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Divinidades Andinas - Primera Parte.17.09.2014

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ENCAMINAMIENTO (17/09/2014)

En la notable serie de estudios sobre las divinidades de la religión andina


publicados en la Revista Trimestral de Estudios Antropológicos INCA (Órgano del
Museo de Arqueología de la Universidad Mayor de San Marcos), J. C. Tello cita al
antropólogo y etnólogo alemán Paul Ehrenreich1 como precursor de los estudios
comparativos de los mitos recolectados en América con los mitos del viejo mundo,
iniciando en 1905, según Tello, un amplio campo de nuevas investigaciones2.

Dando proseguimiento a los estudios sobre las representaciones mitológicas en


las colecciones de cerámica de la costa norte del Perú, iniciados por Edward Seler,
continuaré éstas investigaciones en el presente ensayo. Tema que vuelve a ser de interés
con la reciente publicación de la obra inédita de Max Uhle, LAS RUINAS DE
MOCHE, por Peter Kaulicke. En los fundamentos de una habitación subterránea de la
Huaca de la Luna, fueron encontradas cuatro máscaras de anta-cori. Uhle las identificó
con: Rímac, Pachacamac, dios zorro y Mamacocha3. A la luz de mis recientes
investigaciones propongo otra identificación para esas máscaras.

El descubrimiento por Walter Alva e Ignacio Alva Menese de templos y


edificios gigantescos en el complejo arqueológico de Ventarrón, con altares dedicados
al culto del fuego, sepultados bajo montañas de arena en la región de Lambayeque, con
una antigüedad que remonta a 5.000 años, torna imprescindible reconsiderar la
importancia del Antiguo Perú en la historia de la humanidad.

DIVINIDADES ANDINAS Y EL ORIGEN DE LA


MITOLOGIA EN EL ANTIGUO PERÚ

PRIMERA PARTE

PROBABLE RELACIÓN DELA MITOLOGIA PERUANA CON LAS ANTIGUAS


RELIGIONES DEL VIEJO MUNDO

PRÓLOGO
1
INCA, Vol. I – Nº 1, p. 101, Wira Kocha, por Julio C. Tello, Enero-Marzo, 1923.
2
Die Mythen and Legenden der südamerikanischen Urvölker und Beziehungen zu denen Nord-Amerikas
und der alten Welt et, en 1910, Die allgemeine Mythologie und ihre ethnologischen Graundlagn.
3
Walter Lehmann, “The Art of Old Peru”, p. 24, Publication of the Ethnological Institute of the
Ethnographical Museum, Berlin, London, 1924
Recientemente, el 20 de abril del 2014, en homenaje a la ciudad de Végueta,
Huaura, al norte de Lima, Guido Mendoza publicó en su blog: “Vichama de Végueta:
importantes descubrimientos sobre la milenaria historia de la costa central peruana”. El
mismo autor había publicado anteriormente, la narración recogida a inicios del siglo
XVII por Fray Antonio de La Calancha: “La mítica lucha entre Vichama y
Pachacamac”, discutiendo nuevas evidencias sobre la antigüedad del relato mítico,
relacionándolo con la “Ciudad sagrada de Caral” y sugiriendo la necesidad de seguir
profundizando en las investigaciones mediante trabajos multidisciplinarios, a fin de
encontrar las probables causas o acontecimientos que habrían originado el episodio
mítico que, supuestamente, se remontaría al inicio de la Civilización Mundial.

Algunos investigadores de las antigüedades peruanas no piensan así. En el


reciente ensayo de Federico Kauffmann Doig, GESTACIÓN Y ROSTRO DE LA
CIVILIZACIÓN ANDINA, p. 17, “El tema de los orígenes en el incario y en los siglos
XVI y XVII”, sustenta que el mito de Vichama es considerado como propaganda
inventada por las elites, con el propósito de inculcar a la grande mayoría que la
condición socioeconómica de los humanos era desigual desde cuando habría brotado la
humanidad: <<Lo que cuenta el mito de Vichama es elocuente al respecto. Relata que
los antepasados primigenios de la humanidad nacieron de tres míticos huevos: uno de
oro, otro de plata y el tercero de cobre>> (sustentando este punto de vista con las
referencias: Kaufmann Doig, 1982; 1990, 2: 80-81, 161) y prosigue: <<Como ya quedó
referido en anteriores acápites, diversos autores, de los siglos XVI y XVII publicaron
tratados en los que dan cuenta de su parecer sobre el origen de los americanos y de los
antiguos peruanos en particular, en base a lucubraciones respaldadas en un derroche de
erudición acometido con carencia de método. En los dos siglos subsiguientes el interés
en el tema declinó y los contados aportes siguieron la ruta de las disquisiciones
desprovistas de fundamentos presentados con solidez>>. En la p. 16, citando la
hipótesis de contactos transpacíficos (refiriéndose probablemente a la obra magna de
Thor Heyerdahl AMERICAN INDIAN IN THE PACIFIC ‘The Theory behid the Kon-
Tiki Expedition’ y/o al trabajo “A Transpacific Contact in 3000 B.C.” de Betty J.
Meggers y Clifford Evans, donde los autores describen el descubrimiento arqueológico
de fragmentos cerámicos idénticos a los de la civilización japonesa Jomon, encontrados
en estratos de gran profundidad en la región costeña de Valdivia, Ecuador), menciona a
Thor Heyerdahl (1952), pero concluye que sus planteamientos inciden en que la ruta
seguida fue en sentido inverso, de América a Oceanía. El prof. Kauffmann Doig,
aunque las menciona en su “Manual de Arqueología Peruana”, se olvidó citar las dos
expediciones RA realizadas por Heyerdahl en el Océano Atlántico (1969-1970),
siguiendo la corriente ecuatorial desde el antiguo puerto fenicio de la “Ciudad Solar” de
Lixus, en la costa de Maruecos, donde, según la leyenda, se encuentra el túmulo de
Heracles, para demostrar que los antiguos navegadores fenicios seguían esa ruta para
llegar a América4 (Thor Heyerdhal “Las Expediciones RA” Editorial Juventud,
Barcelona, España). Cuando mi hermano, Silvio Mattievich, lo visitó en su residencia
de Túcume, el antropólogo, explorador y científico noruego, le reveló que estaba
convencido de la presencia fenicia en el antiguo Perú. Thor Heyerdhal fue condecorado
por el congreso de la republica el 3 de octubre de 1989, a los 75 años de edad
(CARETAS/Agosto 7, 1989).

4
Heyerdahl, Thor (1963) “Feasible Ocean Routes to and from the Américas in Pré-Columbian Times”,
American Antiquary, Vol. 28, Nº 4, pp. 482-488.

2
Thor Heyerdhal en su residencia de Túcume (Fotografia por Silvio Mattievich).

Antes de proseguir es necesario aclarar un punto esencial: Si bien en los siglos


subsiguientes al descubrimiento de América por los europeos se indagaba el origen de
sus habitantes, sin diferenciarlo del origen de su cultura; hoy sabemos que son asuntos
completamente diferentes, que debemos considerar independientemente. El más
destacado tratado sobre ORIGEN DE LOS INDIOS DEL NUEVO MUNDO fue escrito
y editado por el fraile dominico Gregorio García, en 1607. En el estudio preliminar de la
edición facsimilar, editada en México en 1981, Franklin Pease G. Y. no separa el origen
del hombre americano del origen de su cultura y, apoyado en los argumentos del
historiador José de la Riva Agüero, refuta la historicidad de las Memorias antiguas
historiales y políticas… del licenciado Fernando de Montesinos. Sobre la obra de
Gregorio García, sustenta que nadie hoy puede acoger la veracidad científica de sus
afirmaciones, negando por lo tanto la posibilidad de antiguos contactos culturales de
América con otros continentes.

Las evidencias mas antiguas de la presencia humana en Sudamérica fueron


encontradas por la misión franco-brasileña dirigida por la arqueóloga y antropóloga
brasileña Niède Guidon, en la región semiárida al S-E del estado de Piauí, N-E del
Brasil. Región investigada desde 1970 y actualmente denominada Parque Nacional de la
Sierra de Capibara, declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Allí, donde
están los restos arqueológicos del hombre más antiguo de América, fechados mediante
radio-carbono en 58,000 años, fueron encontrados fósiles de mastodontes, llamas, tigres
diente de sable, perezosos gigantes y paredones rocosos cubiertos de pinturas rupestres
representando rituales de sexo, de caza de animales extintos y diversas otras
representaciones.

Escribí parte del presente ensayo hace treinta años, en el capítulo cuarto del
manuscrito INFIERNO – Sobre el origen de la mitología griega en el Perú
prehistórico, registrado en Río de Janeiro. Desde 1986 realicé diversos viajes a Lima
con el propósito de publicarlo. En 1992 publiqué la primera parte del manuscrito, en
portugués, en Río de Janeiro, con el título “VIAGEM AO INFERNO MITOLÓGICO –
En las ruinas del laberinto Andino de Chavín, la clave para descifrar el significado
oculto de los mitos griegos. Tres años después, por iniciativa y auspicio de la
Asociación “Themistokles”, de Pireo, y con el apoyo del Cónsul General de Grecia en
Río de Janeiro, fue traducido al griego y publicado en Atenas. Para el lanzamiento del
libro fui invitado a Grecia y galardonado con la medalla de Prometeo por el rector de la

3
Universidad Técnica Nacional de Atenas. Ochocientos ejemplares de la primera edición,
fueron donados en las escuelas de Grecia e islas del Mar Egeo. Finalmente, el 2010, fue
publicado en los Estados Unidos, con el título: JOURNEY TO THE
MYTHOLOGICAL INFERNO – America’s Discovery by the Ancient Greeks – The
ruins of the Andean labyrinth of Chavín hold the key to the hidden significance of the
Greek myths.

Antes de analizar el asunto principal, propuesto en el título, veamos un breve


resumen del propósito y de lo que trata Fray Antonio de La Calancha en el Tomo III,
Cap. XII en su crónica: DE LOS RITOS, SACRIFICIOS, SUPERSTICIONES I
ECHISERIAS DESTOS INDIOS, QUE DESTRUYERON LOS RELIGIOSOS DE SAN
AGUSTIN 5. Al inicio del capitulo, afirma: “I para ir seguros de la verdad, diré solo
aquello, que por orden del Santo Concilio Limense está averiguado, i anda inpreso con
el confesionario, porque los demás Autores no pueden aver echo más exacta
averiguación, ni tenido mejores noticias que el Concilio, que certificado de las que por
orden de los Virreyes izo el licenciado Polo, las izo juntar”.

Cuatro páginas mas adelante, afirma: las Indias que están de parto invocan a la
Luna, que es lo mismo que azían los Romanos, invocándola con nombre de Lucina. En
el siguiente párrafo refiere que el segundo Concilio Limense, del año de 1567, prohibió
el antiguo rito funerario de poner oro y plata en la boca de sus difuntos, para que les
sirviese en la otra vida.

En la descripción de las antigüedades del Distrito de Huarmey, Antonio


Raimondi menciona las ruinas de una fortaleza, sobre un cerro que domina la chacra
llamada Ampanu, donde los cadáveres desenterrados presentan cráneos con una mancha
verde en el paladar. Esta mancha es debida a la oxidación de una pieza metálica que
acostumbraban poner e la boca de los cadáveres6.

La práctica funeraria greco-romana de introducir en la boca de los difuntos una


moneda equivalente a un óbolo (la menor moneda entre los griegos), conocida como
Óbolo de Caronte, servía para que el alma fuese transportada en el río Stix o Stige. Las
sombras que no tenían dinero para pagar la travesía, deambulaban durante cien años por
las siniestras márgenes del río Stix.

Prosiguiendo el relato de Calancha, más adelante, dice: Común error es de todos


los pueblos de la sierra que se an visitado, que todas las ánimas de los que mueren van
a una tierra que llaman Upamarca, la tierra muda, i que antes se pasa un río, i es la
puente de cabellos muy estrecha, i las pasan unos perros negros, i por eso los crían los
Indios, los del pueblo de Guacho, i los otros de la costa dicen que van las ánimas a la
Isla de Uano, i que las llevan los lobos marinos que ellos llaman Tumi, éste es el error
de los Latinos de los Campos Elíseos, i en que se ve la frase Latina Regio silentium, el
río Leteo, i las furias y comenta: Estas infernales eregías sembraron los cabilosos
hechiceros, i fue tan venenosa peste, que infeccionó lo más del Perú….

5
Calancha, Antonio de La, Crónicas del Perú, Edición de Ignacio Prado Pastor, Tomo III, Capitulo XII,
Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1976

6
Raimondi, A, “El Departamento de Ancash y sus riquezas minerales”, p. 150, Lima, (1873)

4
El Licenciado Rodrigo Hernández Príncipe, confirma esta antigua
costumbre7:”Hacían el Pacarico (velar, amanecer, Pakkar, amanecer, según, J. A. Lira)
cuando algunos se morían, no probando sal en cinco días; derramaban ceniza dentro de
la casa del difunto por ver si algunos de los vivos vienen a morir por las señales que ven
en las cenizas. Al cabo de cinco días lavan la ropa del difunto; quemaban maíz, quinuas,
papas y chuño para que comiesen los difuntos. Los cuales, decían, iban a unos campos
elíseos donde están sus antepasados, y que unos perros grandes los pasaban por un
puente de cabellos que llaman Huarcuchaca, Acchachaca Acchahuaru, Sípacpampa.

Sir James George Frazer, en su cuarta y última Antología Antropológica, “The


Native Races of America”, publicada en 1939, cuando ya se encontraba completamente
ciego, menciona este antiguo mito peruano8, sin comentar su correspondencia con un
antiguo mito Altaico, difundido por toda Asia Central, desde Turquía, pasando por
Mongolia, hasta el Océano Pacífico.

En su última obra sobre los orígenes de la religión y filosofía griega, del


investigador británico, F. M. Conford, “Principium Sapientiae”, en el capitulo VI,
aborda un drama chamánico Altaico, relatando un viaje al infierno 9. Desde el lugar
donde se inicia la jornada, atravesando estepas y montañas, hasta alcanzar una abertura
en el suelo que conduce al infierno. Después de atravesar el mar por un estrecho puente
de cabellos, llega a la mansión de Erlik Khan, soberano del infierno10.

EDWARD SELER Y SU INTERÉS POR MITOS Y LEYENDAS DEL PERÚ.

No pasó desapercibida al eminente americanista, Edward Seler, la profusión de


elementos culturales clásicos representados en el arte precolombino del Perú. En su
discurso presentado a la Sociedad de Antropología y Etnología de Berlín, en febrero de
1912, publicado por Julio C. Tello11; interesado por las colecciones de cerámicas
arqueológicas de la costa Norte del Perú, con diseños semejantes a las pinturas
mitológicas representadas en los vasos griegos, llama la atención para la leyenda
publicada en 1638 por el erudito padre de la orden de San Agustín, Antonio de La
Calancha12, donde refiere que los habitantes de la región costeña del Perú veneraban, en
primer lugar a la Luna (Si) como deidad principal, que tenía un adoratorio en la waka
7
Mitología Andina, Idolatrías de Recuay, por el Licenciado Rodrigo Hernández Príncipe, INCA, Vol. I
– Nº 1, p. 41, Lima, 1923

8
Sir James George Frazer, “The Native Races of America”, p.320, Percy Lund Humphries & Co.,
London, (1939)

9
F. M. Conford, “Principium Sapientae” – Los orígenes del pensamiento filosófico griego – Traducción
de Maria Manuela Rocheta dos Santos – 2ª Edición, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1981

10
http://www.indigogroup.co.uk/edge/pbridge.htm
11
Seler, Edward “Viaje Arqueológica en Perú y Bolivia” – Con Observaciones del Editor (Julio C.
Tello) al Discurso del profesor Seler – ps. 355-382, Vol. I, Nº 2, INCA – Revista Trimestral de Estudios
Antropológicos, Órgano del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
Lima, Perú, Abril-Junio, 1923.

12
Calancha, Antonio de La, “Crónica Moralizada Del Orden de San Agustín en el Perú”, Tomo IV, Cáp.
II

5
denominada Si-An “Casa de la Luna” en lengua Yunka (o Yunga). Junto con la Luna,
veneraban las Pléyades, llamadas Fur, porque con el aparecimiento de este grupo de
estrellas, que les proporcionaba alimentos, haciendo crecer los sembrados, se iniciaba el
año. Especialmente sagradas para ellos eran las dos estrellas externas del cinturón de
Orión que llamaban Patá. Que la estrella del medio del cinturón era un ladrón,
malhechor y facineroso, que la Luna quiso castigar enviando las dos estrellas para que
lo prendiesen al medio (que eso quiere decir Patá) para ser comido por los buitres (las
cuatro estrellas principales alrededor del cinturón) y que en memoria de este castigo
ejemplar estaban aquellas siete estrellas de la constelación de Orión.

Con bastante frecuencia, observa Seler, encontramos una trinidad de figuras en


los vasos provenientes del Departamento de Chiclayo y lugares vecinos. Entre estas
figuras se encuentra la de un individuo, demonio o dios, siendo conducido por los
brazos. Entonces, concluye Seler, el condenado a muerte comido por los buitres, seria
tan solo un cuadro o una fase de una leyenda general, y las numerosas representaciones
del prisionero desnudo deben comprenderse, en el sentido especial, relacionadas con
aquella leyenda de las estrellas. El profesor Seler, reproduce la pintura sobre una vasija
de cerámica mostrando un muerto atado a un poste, rodeado por cuatro buitres y lo
equipara a una especie de Prometeo; al cual, en vez de comerle el hígado, un buitre le
devora el pene (Fig. 1).

Fig. 1. Dibujo representando, según Seler, al condenado relacionado con la leyenda de las estrellas.
“Viaje Arqueológico en el Perú”, Edward Seler, p. 373, INCA, Vol. I, Nº 2, 1923, Lima.

Este eminente etnólogo, antropólogo y arqueólogo alemán (*Dic 5, 1849 - +


Nov 23, 1922), profesor de la Universidad Friederich Wilhelms y Director del
Königlichen Museum für Völkerkunde en Berlín, instigado por los descubrimientos que
había realizado en el Perú; en 1912, con más de 63 años de edad, se ocupaba en estudiar
la lengua Quechua. Infelizmente, falleció pocos años después, sin encontrar respuesta a
las inquietantes cuestiones que levantaba la presencia de mitos y leyendas del Viejo
Mundo en el Perú.

Lo que debió estimular aun más su curiosidad, fue constatar que las actividades
agrícolas en el antiguo Perú se regían por las Pléyades, igualmente que las actividades
agrícolas en Grecia, en tiempos mitológicos, según relata Hesiodo (Trabajos y Días,
384-394) refiriéndose a las Pléyades como las hijas de Atlas.

Continuando estas indagaciones, veamos quién habría sido el ‘facineroso


malhechor’ para merecer tan terrible castigo? Calancha no informa el delito cometido,

6
procuraremos resolver este enigma examinando las pinturas y representaciones de los
artistas precolombinos, y consultando las narraciones mitológicas del ‘Viejo Mundo’.

PROMETEO. En la mitología griega a éste titán se atribuye la creación de los


hombres, a partir de la arcilla. Aún en tiempos históricos, en Panopea, Grecia Central,
se mostraba al eventual curioso las piedras convertidas de la arcilla usada para la
creación de la humanidad. Para auxiliar la humanidad creada, Prometeo robó el fuego
del cielo, según una versión o de la fragua de Hefestos, según la versión más común y lo
entregó a los hombres, instruyéndolos en las artes y en las ciencias, para elevarlos de la
condición salvaje en que se encontraban13. El robo del fuego atrajo hacia Prometeo la ira
de Zeus. En adición, Prometeo engañó a Zeus, envolviendo los huesos de la victima
sacrificada con grasa y escondió la mejor parte de las carnes en el estómago del buey
sacrificado. Instado a escoger, Zeus prefirió la que parecía más apetitosa; pero cuando
descubrió que solamente contenía huesos, planeó una venganza creando a Pandora, la
mujer que sería la ruina de Prometeo. Finalmente Zeus tomó severas medidas para
castigarlo. Mandó que Hefestos, acompañado de Kratos y Bia (Poder y Fuerza, criaturas
engendradas por el río Styx del Infierno) condujesen al Titán al pico de una elevada
montaña, donde fue encadenado. Diariamente un águila le devoraba el hígado, que
volvía a crecer durante la noche, haciéndole padecer una agonía sin fin (Fig. 2).

Fig. 2. Atlas y Prometeo en una taza de Laconia. Atlas soporta el cielo en su espalda. Los puntos en el
cielo representan las estrellas y una grande ave de rapiña ataca a su hermano Prometeo, amarrado a una
columna. La serpiente atrás de Atlas es asociada al mundo inferior.

En el Protágoras, 320d-322d, de Platón, tal vez el mejor diálogo de su época de


juventud, se encuentra una interesante versión del mito de Prometeo:

<<…Era un tiempo en el que existían los dioses, pero no las especies mortales.
Cuando a éstas les llegó, marcado por el destino, el tiempo de la génesis, los dioses las
modelaron en las entrañas de la tierra, mezclando tierra, fuego y cuantas materias se
combinan con fuego y tierra. Cuando se disponían a sacarlas a la luz, mandaron a
Prometeo y Epimeteo que las revistiesen de facultades distribuyéndolas
convenientemente entre ellas. Epimeteo pidió a Prometeo que le permitiese a él hacer la
distribución “Una vez que yo haya hecho la distribución, dijo, tu la supervisas”. Con
éste permiso comienza a distribuir. Al distribuir, a unos les proporcionaba fuerza, pero
no rapidez, en tanto que revestía de rapidez a otros más débiles. Dotaba de arma a unas,
en tanto que para aquellas, a las que daba una naturaleza inerme, ideaba otra facultad
para su salvación. A las que daba un cuerpo pequeño, les dotaba de alas para huir o de
13
Rose, H. J., “A Handbook of Greek Mythology”, p. 54, Methuen & Co LTD, London, 1974

7
escondrijos para guarnecerse, en tanto que a las que daba un cuerpo grande,
precisamente mediante él, las salvaba.

De este modo equitativo iba distribuyendo las restantes facultades. Y las ideaba
tomando la precaución de que ninguna especie fuese aniquilada. Cuando les suministró
los medios para evitar las destrucciones mutuas, ideó defensas contra el rigor de las
estaciones enviadas por Zeus: las cubrió con pelo y piel gruesa, aptos para protegerse de
frío invernal y del calor ardiente, y, además para que cuando fueran a acostarse, les
sirviera de abrigo natural y adecuado a cada cual. A algunas les puso en los pies cascos
y a otras piel gruesa, sin sangre. Después de esto, suministró alimentos distintos a cada
una: a unas hierbas de la tierra; a otras, frutos de los árboles; y a otras raíces. Y hubo
especies a las que permitió alimentarse con la carne de otros animales. Concedió a
aquellas descendencia, y a otras, devorados por aquellas, gran fecundidad; procurando,
así, salvar la especie.

Pero como Epimeteo no era del todo sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las
facultades en los brutos. Pero quedaba aún sin equipar la especie humana y no sabía que
hacer. Hallándose en ese trance, llega Prometeo para supervisar la distribución. Ve a
todos los animales armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin
calzado, sin abrigo e inerme. Y ya era inminente el día señalado por el destino en que el
hombre debía salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de
salvación para el hombre. Prometeo roba a Hefestos y a Atena la sabiduría de las artes
junto con el fuego (ya que sin el fuego era imposible que aquella fuese adquirida por
nadie o resultase útil) y se la ofrece, así, como regalo al hombre. Con ella recibió el
hombre la sabiduría para conservar la vida, pero no recibió la sabiduría política, porque
estaba en poder de Zeus y a Prometeo no le estaba permitido acceder a la mansión de
Zeus, en la acrópolis, a cuya entrada había dos guardianes terribles. Pero entró
furtivamente al taller común de Atena y Hefestos en el que practicaban juntos sus artes
y, robando el arte del fuego de Hefestos y las demás de Atena, se las dio al hombre. Y,
debido a esto, el hombre adquiere los recursos necesarios para la vida, pero sobre
Prometeo, por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo del robo.

El hombre, una vez que participó de una porción divina, fue el único de los
animales que, a causa de este parentesco divino, primeramente reconoció a los dioses y
comenzó a erigir altares e imágenes a los dioses. Luego, adquirió rápidamente el arte de
articular sonidos vocales y nombres, e inventó viviendas, vestidos, calzados alimentos
de la tierra. Equipados de este modo, los hombres vivían al principio dispersos y no en
ciudades, siendo así, aniquilados por las fieras, al ser en todo más débiles que ellas. El
arte que profesaban constituía un medio, adecuado para alimentarse, pero insuficiente
para la guerra contra las fieras, porque no poseían el arte de la política, del que el de la
guerra es una parte. Buscaban la forma de reunirse y salvarse construyendo ciudades,
pero, una vez reunidos, se ultrajaban entre sí por no poseer el arte de la política, de
modo que al dispersarse de nuevo, perecían. Entonces Zeus, temiendo que nuestra
especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que llevase a los
hombres el pudor y la justicia, a fin de que rigiesen en las ciudades la armonía y los
lazos comunes de amistad. Preguntó, entonces, Hermes a Zeus la forma de repartir la
justicia y el pudor entre los hombres: “Las distribuyo como fueron distribuidas las
demás artes?”.

8
Pues éstas fueron distribuidas así: Con un solo hombre que posea el arte de la
medicina, basta para tratar a muchos, legos en la materia; y lo mismo ocurre con los
demás profesionales. “Reparto así la justicia y el poder entre los hombres, o bien las
distribuyo entre todos?” <<“Entre todos, respondió Zeus; y que todos participen de
ellas; porque si participan de ellas solo unos pocos, como en las demás artes, jamás
habrá ciudades. Además, establecerás en mi nombre esta ley: Que todo aquel que sea
incapaz de participar del pudor y de la justicia sea eliminado, como una peste, de la
ciudad.>>

TÍCIO. Este gigante, hijo de Gaia (la madre Tierra) es mencionado en la Odisea
de Homero, XI, 572-579: Ulises, al bajar al Mundo Inferior o Hades, ve al gigante
cazador Orión. También Tício se encontraba allí; yacía en el suelo cubriendo un área de
nueve pletros (antiguamedida agraria equivalente a 70 metros cuadrados) o
sea 9 X 70 m² = 63 metros cuadrados. Lado a lado un par de buitres, excavando sus
entrañas, le destrozaban el hígado sin que sus manos pudiesen espantarlos (Fig. 3). Tício
es uno de los malhechores que recibió punición en el Mundo Inferior, impuesta por
Zeus, por atacar con lujuria y tentar violar a Leto14.

Fig. 3. Oleo de Tiziano (1548) representando al gigante Tício torturado por un buitre que le devora el
higado en el Mundo Inferior o Infierno. En la parte inferior una serpiente indicando asociación con el
Mundo Inferior.

14
Fontenrose, Josep, “Python” – A Study of Delphic Myth and Its Origins - , p.55 and 65, University of
California Press, 1980

9
Fig. 4. El gigante Tício echado de espalda en el Hades. Dos buitres están comiendo su hígado. Una
inmensa roca cuelga sobre su cuerpo, en la cual Sísifo arrastra su piedra. Orión esta cazando detrás de él
constantemente y abajo están las Danaides, tratando de llenar sus jarros sin fondo. [mural de una casa en
Roma, circa 40 A.C.; Museo del Vaticano]

Fig. 5. Escena de un dios o demonio devorado por buitres. Lamina XVII - k, “El culto al agua en el
antiguo Perú”, Rebeca Carrión Cachot. Revista del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, Vol.
II, Nº 2, 1955, Lima.

ORIÓN, en lo que restó de la mas antigua literatura griega, es mencionado como


un cazador gigante y también como constelación del cielo (Iliada, XVII, 486 y Odisea,
XI, 572-5). Su leyenda fue contada por Hesiodo en su “Astronomía” 15, cuyo texto hoy
perdido se conservó en forma abreviada en un texto atribuido a Eratóstenes, donde
Orión es descrito como el hijo de Poseidón y Euryale, hija de Minos. El gigante
embriagado atentó contra el pudor de Mérope, hija de Oenopión. El padre ultrajado
ciega a Orión y lo expulsa del país. Ciego y mendicante, encuentra a Hefestos que
compadeciéndose de él le entrega a Cedalión, su propio sirviente, para que lo guíe
subido en los hombros del gigante. En su marcha hacia el sol naciente, encuentra a
Helios (el Sol) que le cura la ceguera. Orión en compañía de Artemis y Leto se torna un
cazador incansable, amenazando exterminar todas las bestias de la Tierra; por lo cual,
encolerizada, Gaia envía contra él un enorme escorpión que lo aguijonea, causándole la

15
Hesiod – The Homeric Hymns and Homerica – , p. 71, The Loeb Classical Library,1982

10
muerte. Escuchando las súplicas de Artemis y Leto, Zeus lo pone entre las estrellas, así
como al escorpión, en memoria de lo ocurrido.

En el mito de Prometeo, Zeus, principal dios del Olimpo, mandó que Hefestos,
llamado Ptah por los Egipcios16 auxiliado por Kratos (Poder) y Bia (Fuerza)
encadenasen al titán a una montaña para que una águila le devorase el hígado, por haber
robado el fuego y por engañar al dios. El gigante Tício, extendido sobre un campo de 63
metros cuadrados, en el Mundo Inferior o Hades, era castigado por dos buitres que le
roían las vísceras por haber tentado violentar la esposa del dios. Orión, también
relacionado con Hefestos-Ptah, a pedido de Artemis y Leto, es puesto en el cielo como
constelación.

HEFESTOS Y SU RELACIÓN CON LAS DIVINIDADES DEL FUEGO.

En 1567, en el segundo Concilio Limense 17, se atribuyó al Demonio que los


antiguos peruanos tuviesen las mismas idolatrías de los paganos (Egipcios, Semitas,
Griegos y Romanos). En el siglo pasado C. G. Jung y sus seguidores explicaron los
mitos como manifestaciones del Inconsciente Colectivo. Los mitos narrados por
Calancha y las citadas representaciones artísticas en las cerámicas arqueológicas de la
costa Norte del Perú; en mi opinión, son el resultado del sincretismo de mitos religiosos
que indican contacto cultural entre América y el ‘Viejo Mundo’ en la antigüedad. El que
los mitos hayan podido conservarse durante un período tan grande entre pueblos ágrafos
se explica, en parte, por haber sido narrados o representados repetidamente en
ceremonias agrícolas y religiosas, relacionadas con la astronomía.

VICHAMA-PACHACAMAC

El siguiente mito relatado por Calancha, sobre los dioses creadores venerados
por los antiguos habitantes de la costa peruana, fue el resultado de seis audiencias con el
propósito de erradicar idolatrías, realizadas por los padres Luis Teruel y Joseph de
Arriaga y resume las declaraciones de más de mil testimonios [14]. Este relato también
fue reproducido por el arqueólogo Max Uhle [15], en “Pachacamac: Informe de la
expedición peruana William Pepper de 1896”; libro publicado por la Universidad
Mayor de San Marcos (UNMSM) en Lima, 2003, ps. 220-222:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/libros/historia/pachacamac/ficha.htm.

Que no había en el principio del mundo comida suficiente para el hombre y la


mujer que el dios Pachacamac había creado, y muriéndose de hambre el hombre,
quedó solamente la mujer. Que saliendo un día a sacar raíces de hierbas entre las
espinas del campo para su sustento, alzó los ojos al Sol y entre abundantes
lágrimas, se quejaba de su miserable vida, dirigiendo al Sol estas palabras:
“Amado creador de todas las cosas: Para que me sacaste a la luz del mundo, si
había de ser para matarme con pobreza y consumirme con hambre? Mejor nunca
me hubieses creado de la nada. Que me resta en esta vida, sin hijos, pobre y
afligida? Oh Sol! Porque si me creaste, me consumes? Si eres el que repartes
luces, porque te muestras miserable negándome el sustento? No pareces piadoso,
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Václav Blazek, “Hephaistos vs. Ptah”
http://www.quest-
journal.net/PIP/New_Perspectives_On_Myth_2010/New_Perspectives_on_Myth_Chapter11.pdf
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Calancha, Antonio de La, “Cronica Moralizada Del Perú” Tomo III, Cap. XII

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pues no te compadeces de los afligidos y no socorres a esta desdichada criatura;
permite pues, que el cielo me mate con un rayo, o que la tierra me trague,
acabando esta desdichada vida o, si eres benévolo y omnipotente, socórreme tú
que me creaste.
Escuchando las súplicas y compadeciéndose de la afligida mujer, el Sol se le
apareció y mandó que continuase a sacar raíces. Mientras se ocupaba en ese
menester, el Sol la fecundó con sus rayos y dentro de cuatro días parió el hijo
concebido por el Sol.

Creyéndose segura y protegida, pensó que de allí en adelante le sobrarían las


comidas, pero no fue así. El dios Pachacamac, indignado de que al Sol le fuesen
dirigidas las súplicas y adoración que le eran debidas a él, y que naciese aquel
hijo-hermano y rival suyo, cogió al semidiós recién nacido, lo despedazó en
menudas partes, sembrando sus huesos por los campos.

La madre pedía socorro y venganza al Sol, pero Pachacamac, para que nadie más
dirigiese sus pedidos y súplicas a su padre, el Sol, sembró los dientes del difunto
semidiós, de los cuales nació el maíz; sembró las costillas y demás huesos, de
donde nacieron las yucas y demás raíces comestibles. De la carne sembrada
procedieron, pacaes, pepinos y las restantes frutas y árboles. Desde entonces los
Yungas no pasaron más necesidades ni tuvieron más hambre, debiéndosele al
dios Pachacamac la fertilidad y el sustento que proporciona la tierra.

No se aplacó la madre con esta abundancia, porque en cada fruta que veía sentía
renacer su sufrimiento (como podía comer una fruta sin sentir que se alimentaba
de su propio hijo?). Y así, la desconsolada madre continuaba clamando al Sol
por venganza. Bajó otra vez el Sol condolido y pidiéndole el ombligo del difunto
hijo, de ese apéndice, creó y dio vida a otro hijo. Se lo entregó a la madre,
diciéndole: Toma, envuélvelo en mantillas a este niño que llora, que su nombre
es Vichama.

La madre crió al niño que creció y llegó a ser muy hermoso. Llegando a edad
adulta y queriendo imitar a su padre, Vichama quiso recorrer el mundo y salió en
pos de su viaje. Apenas Vichama se hubo ausentado de su ciudad natal llamada
Vegueta, regresó el dios Pachacamac, mató a la vieja mujer y la dividió en
pequeños pedazos y los dio de comer a los gallinazos y a los cóndores. Los
cabellos y huesos los escondió en la orilla del mar y crió nuevos hombres y
mujeres para que poblasen el mundo y nombró curacas y caciques para
gobernarlos.

Regresó el semidiós Vichama a su patria, que se llama Vegueta, un valle de


abundantes bosques y hermosas flores, situado a una legua de Guaura, deseoso
de ver a su madre y no la halló. Supo por un curaca del cruel castigo. Tomado de
ira, arrojando fuego de sus ojos y con el corazón en llamas, convocó a los
habitantes del valle. Quiso saber donde estaban los huesos de su madre y
hallándolos, los recompuso y les dio vida, resucitando a su madre.

Con furor fue dispuesto a aniquilar al dios Pachacamac. Por no matar a este
semidiós y hermano, Pachacamac, enojado con los hombres que había creado, se
metió en el mar, justamente en el lugar que actualmente se encuentra su Guaca y

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adoratorio llamado Pachacamac. Viendo Vichama que Pachacamac se había
fugado, bramando encendía los aires echando centellas y quemando los campos.
Dirigiendo su enojo contra los pobladores de Vegueta y culpándolos de
cómplices, por permitir la muerte de su madre, sin admitir disculpas, pidió al
Sol, su padre, para que los convirtiesen en piedra. No bien hubo ejecutado el
castigo, convirtiendo en piedras a los hombres creados por Pachacamac, el Sol y
Vichama se arrepintieron. No pudiendo deshacer el castigo, el Sol y Vichama,
determinaron que los curacas, caciques, y nobles transformados en escollos,
rocas e islas dentro del mar, fuesen adoradas como Guacas. A cada año que le
fuesen ofrecidas ofrendas de plata, chicha y espinco [16a, 16b], para aplacar el
castigo que les fue impuesto. Dieron le el primer lugar al cacique Anat, que es
una isla rocosa de una legua de extensión, rodeada por el mar, por haber sido y
continua siendo, el lugar de mayor adoración entre los Yungas. Viendo Vichama
que el mundo se había quedado sin hombres, y al Sol y demás guacas sin quien
los adorasen, rogó a su padre el Sol para que criase nuevos hombres. El Sol
envió tres huevos: uno de oro, otro de plata y otro de cobre. Del huevo de oro
salieron los curacas, los caciques y los nobles; del huevo de plata se engendraron
las mujeres de estos y del huevo de cobre los plebeyos, que hoy llaman mitayos,
sus mujeres y familias,

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
[1] Calancha, Antonio de La, Crónicas del Perú, Edición de Ignacio Prado Pastor,
Tomo III, Capitulo XII, Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1976
[2] Raimondi, A, “El Departamento de Ancash y sus riquezas minerales”, p. 150,
Lima, (1873)
[3] Mitología Andina, Idolatrías de Recuay, por el Licenciado Rodrigo Hernández
Príncipe, INCA, Vol. I – Nº 1, p. 41, Lima, 1923
[4] Sir James George Frazer, “The Native Races of America”, p.320, Percy Lund
Humphries & Co., London, (1939)
[5] F. M. Conford, “Principium Sapientae” – Los orígenes del pensamiento
filosófico griego – Traducción de Maria Manuela Rocheta dos Santos – 2ª
Edición, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1981
[6] http://www.indigogroup.co.uk/edge/pbridge.htm
[7] Seler, Edward “Viaje Arqueológica en Perú y Bolivia” – Con Observaciones del
Editor (Julio C. Tello) al Discurso del profesor Seler – ps. 355-382, Vol. I, Nº 2,
INCA – Revista Trimestral de Estudios Antropológicos, Órgano del Museo de
Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú,
Abril-Junio, 1923.
[8] Calancha, Antonio de La, “Crónica Moralizada Del Orden de San Agustín en el
Perú”, Tomo IV, Cáp. II

[9] Rose, H. J., “A Handbook of Greek Mythology”, p. 54, Methuen & Co LTD,
London, 1974
[10] Fontenrose, Josep, “Python” – A Study of Delphic Myth and Its Origins - , p.55
and 65, University of California Press, 1980
[11] Hesiod – The Homeric Hymns and Homerica – The Loeb Classical Library, p
71, 1982
[12] Václav Blazek, “Hephaistos vs. Ptah”

13
http://www.quest-
journal.net/PIP/New_Perspectives_On_Myth_2010/New_Perspectives_on_Myth
_Chapter11.pdf
[13] Calancha, Antonio de La, “Cronica Moralizada Del Perú” Tomo III, Cap. XII
22/11/2011
[14] Calancha, Antonio de La, “Cronica Moralizada,…”, Tomo III, Cap. XIX
[15] Max Uhle, “Pachacamac: Informe de la expedición peruana William Pepper
de 1896”; libro publicado por la Universidad Mayor de San Marcos
(UNMSM) en Lima, 2003, ps. 220-222:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/libros/historia/pachacamac/ficha.htm.
[16a] Espinco o Espingo, arbol indígena del Perú con frutos como almendras redondas
y pronunciado olor. Es una planta medicinal. Era ofrenda para las Huacas,
especialmente en los llanos. Pablo Joseph de Arriaga “ Extirpación de Idolatrias
en el Perú” p. 46
[16b] Ishpingo del Quechua Ishpinku, o Ixpingo (Canela de Quijos) Fam. Laureaceae,
Ocotea quixos, Gen. Nectandra.

La medalla de Prometeo que recibí en la Universidad Técnica Nacional de Atenas


por “robar el fuego de los dioses”, el día del lanzamiento del libro, 06 de octubre, 1995:
VIAJE AL INFIERNO MITOLÓGICO)

En la casa cultural más importante de Atenas, con raíces que remontan a la Academia fundada
por Platón en el siglo IV A.C., comunicando a la distinguida platea que los Andes Peruanos
fueron , probablemente, el escenario donde se gestaron los mitos de sus antepasados.

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