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Divinidades Andinas - Primera Parte.17.09.2014
Divinidades Andinas - Primera Parte.17.09.2014
Divinidades Andinas - Primera Parte.17.09.2014
PRIMERA PARTE
PRÓLOGO
1
INCA, Vol. I – Nº 1, p. 101, Wira Kocha, por Julio C. Tello, Enero-Marzo, 1923.
2
Die Mythen and Legenden der südamerikanischen Urvölker und Beziehungen zu denen Nord-Amerikas
und der alten Welt et, en 1910, Die allgemeine Mythologie und ihre ethnologischen Graundlagn.
3
Walter Lehmann, “The Art of Old Peru”, p. 24, Publication of the Ethnological Institute of the
Ethnographical Museum, Berlin, London, 1924
Recientemente, el 20 de abril del 2014, en homenaje a la ciudad de Végueta,
Huaura, al norte de Lima, Guido Mendoza publicó en su blog: “Vichama de Végueta:
importantes descubrimientos sobre la milenaria historia de la costa central peruana”. El
mismo autor había publicado anteriormente, la narración recogida a inicios del siglo
XVII por Fray Antonio de La Calancha: “La mítica lucha entre Vichama y
Pachacamac”, discutiendo nuevas evidencias sobre la antigüedad del relato mítico,
relacionándolo con la “Ciudad sagrada de Caral” y sugiriendo la necesidad de seguir
profundizando en las investigaciones mediante trabajos multidisciplinarios, a fin de
encontrar las probables causas o acontecimientos que habrían originado el episodio
mítico que, supuestamente, se remontaría al inicio de la Civilización Mundial.
4
Heyerdahl, Thor (1963) “Feasible Ocean Routes to and from the Américas in Pré-Columbian Times”,
American Antiquary, Vol. 28, Nº 4, pp. 482-488.
2
Thor Heyerdhal en su residencia de Túcume (Fotografia por Silvio Mattievich).
Escribí parte del presente ensayo hace treinta años, en el capítulo cuarto del
manuscrito INFIERNO – Sobre el origen de la mitología griega en el Perú
prehistórico, registrado en Río de Janeiro. Desde 1986 realicé diversos viajes a Lima
con el propósito de publicarlo. En 1992 publiqué la primera parte del manuscrito, en
portugués, en Río de Janeiro, con el título “VIAGEM AO INFERNO MITOLÓGICO –
En las ruinas del laberinto Andino de Chavín, la clave para descifrar el significado
oculto de los mitos griegos. Tres años después, por iniciativa y auspicio de la
Asociación “Themistokles”, de Pireo, y con el apoyo del Cónsul General de Grecia en
Río de Janeiro, fue traducido al griego y publicado en Atenas. Para el lanzamiento del
libro fui invitado a Grecia y galardonado con la medalla de Prometeo por el rector de la
3
Universidad Técnica Nacional de Atenas. Ochocientos ejemplares de la primera edición,
fueron donados en las escuelas de Grecia e islas del Mar Egeo. Finalmente, el 2010, fue
publicado en los Estados Unidos, con el título: JOURNEY TO THE
MYTHOLOGICAL INFERNO – America’s Discovery by the Ancient Greeks – The
ruins of the Andean labyrinth of Chavín hold the key to the hidden significance of the
Greek myths.
Cuatro páginas mas adelante, afirma: las Indias que están de parto invocan a la
Luna, que es lo mismo que azían los Romanos, invocándola con nombre de Lucina. En
el siguiente párrafo refiere que el segundo Concilio Limense, del año de 1567, prohibió
el antiguo rito funerario de poner oro y plata en la boca de sus difuntos, para que les
sirviese en la otra vida.
5
Calancha, Antonio de La, Crónicas del Perú, Edición de Ignacio Prado Pastor, Tomo III, Capitulo XII,
Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1976
6
Raimondi, A, “El Departamento de Ancash y sus riquezas minerales”, p. 150, Lima, (1873)
4
El Licenciado Rodrigo Hernández Príncipe, confirma esta antigua
costumbre7:”Hacían el Pacarico (velar, amanecer, Pakkar, amanecer, según, J. A. Lira)
cuando algunos se morían, no probando sal en cinco días; derramaban ceniza dentro de
la casa del difunto por ver si algunos de los vivos vienen a morir por las señales que ven
en las cenizas. Al cabo de cinco días lavan la ropa del difunto; quemaban maíz, quinuas,
papas y chuño para que comiesen los difuntos. Los cuales, decían, iban a unos campos
elíseos donde están sus antepasados, y que unos perros grandes los pasaban por un
puente de cabellos que llaman Huarcuchaca, Acchachaca Acchahuaru, Sípacpampa.
8
Sir James George Frazer, “The Native Races of America”, p.320, Percy Lund Humphries & Co.,
London, (1939)
9
F. M. Conford, “Principium Sapientae” – Los orígenes del pensamiento filosófico griego – Traducción
de Maria Manuela Rocheta dos Santos – 2ª Edición, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1981
10
http://www.indigogroup.co.uk/edge/pbridge.htm
11
Seler, Edward “Viaje Arqueológica en Perú y Bolivia” – Con Observaciones del Editor (Julio C.
Tello) al Discurso del profesor Seler – ps. 355-382, Vol. I, Nº 2, INCA – Revista Trimestral de Estudios
Antropológicos, Órgano del Museo de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,
Lima, Perú, Abril-Junio, 1923.
12
Calancha, Antonio de La, “Crónica Moralizada Del Orden de San Agustín en el Perú”, Tomo IV, Cáp.
II
5
denominada Si-An “Casa de la Luna” en lengua Yunka (o Yunga). Junto con la Luna,
veneraban las Pléyades, llamadas Fur, porque con el aparecimiento de este grupo de
estrellas, que les proporcionaba alimentos, haciendo crecer los sembrados, se iniciaba el
año. Especialmente sagradas para ellos eran las dos estrellas externas del cinturón de
Orión que llamaban Patá. Que la estrella del medio del cinturón era un ladrón,
malhechor y facineroso, que la Luna quiso castigar enviando las dos estrellas para que
lo prendiesen al medio (que eso quiere decir Patá) para ser comido por los buitres (las
cuatro estrellas principales alrededor del cinturón) y que en memoria de este castigo
ejemplar estaban aquellas siete estrellas de la constelación de Orión.
Fig. 1. Dibujo representando, según Seler, al condenado relacionado con la leyenda de las estrellas.
“Viaje Arqueológico en el Perú”, Edward Seler, p. 373, INCA, Vol. I, Nº 2, 1923, Lima.
Lo que debió estimular aun más su curiosidad, fue constatar que las actividades
agrícolas en el antiguo Perú se regían por las Pléyades, igualmente que las actividades
agrícolas en Grecia, en tiempos mitológicos, según relata Hesiodo (Trabajos y Días,
384-394) refiriéndose a las Pléyades como las hijas de Atlas.
6
procuraremos resolver este enigma examinando las pinturas y representaciones de los
artistas precolombinos, y consultando las narraciones mitológicas del ‘Viejo Mundo’.
Fig. 2. Atlas y Prometeo en una taza de Laconia. Atlas soporta el cielo en su espalda. Los puntos en el
cielo representan las estrellas y una grande ave de rapiña ataca a su hermano Prometeo, amarrado a una
columna. La serpiente atrás de Atlas es asociada al mundo inferior.
<<…Era un tiempo en el que existían los dioses, pero no las especies mortales.
Cuando a éstas les llegó, marcado por el destino, el tiempo de la génesis, los dioses las
modelaron en las entrañas de la tierra, mezclando tierra, fuego y cuantas materias se
combinan con fuego y tierra. Cuando se disponían a sacarlas a la luz, mandaron a
Prometeo y Epimeteo que las revistiesen de facultades distribuyéndolas
convenientemente entre ellas. Epimeteo pidió a Prometeo que le permitiese a él hacer la
distribución “Una vez que yo haya hecho la distribución, dijo, tu la supervisas”. Con
éste permiso comienza a distribuir. Al distribuir, a unos les proporcionaba fuerza, pero
no rapidez, en tanto que revestía de rapidez a otros más débiles. Dotaba de arma a unas,
en tanto que para aquellas, a las que daba una naturaleza inerme, ideaba otra facultad
para su salvación. A las que daba un cuerpo pequeño, les dotaba de alas para huir o de
13
Rose, H. J., “A Handbook of Greek Mythology”, p. 54, Methuen & Co LTD, London, 1974
7
escondrijos para guarnecerse, en tanto que a las que daba un cuerpo grande,
precisamente mediante él, las salvaba.
De este modo equitativo iba distribuyendo las restantes facultades. Y las ideaba
tomando la precaución de que ninguna especie fuese aniquilada. Cuando les suministró
los medios para evitar las destrucciones mutuas, ideó defensas contra el rigor de las
estaciones enviadas por Zeus: las cubrió con pelo y piel gruesa, aptos para protegerse de
frío invernal y del calor ardiente, y, además para que cuando fueran a acostarse, les
sirviera de abrigo natural y adecuado a cada cual. A algunas les puso en los pies cascos
y a otras piel gruesa, sin sangre. Después de esto, suministró alimentos distintos a cada
una: a unas hierbas de la tierra; a otras, frutos de los árboles; y a otras raíces. Y hubo
especies a las que permitió alimentarse con la carne de otros animales. Concedió a
aquellas descendencia, y a otras, devorados por aquellas, gran fecundidad; procurando,
así, salvar la especie.
Pero como Epimeteo no era del todo sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las
facultades en los brutos. Pero quedaba aún sin equipar la especie humana y no sabía que
hacer. Hallándose en ese trance, llega Prometeo para supervisar la distribución. Ve a
todos los animales armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin
calzado, sin abrigo e inerme. Y ya era inminente el día señalado por el destino en que el
hombre debía salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de
salvación para el hombre. Prometeo roba a Hefestos y a Atena la sabiduría de las artes
junto con el fuego (ya que sin el fuego era imposible que aquella fuese adquirida por
nadie o resultase útil) y se la ofrece, así, como regalo al hombre. Con ella recibió el
hombre la sabiduría para conservar la vida, pero no recibió la sabiduría política, porque
estaba en poder de Zeus y a Prometeo no le estaba permitido acceder a la mansión de
Zeus, en la acrópolis, a cuya entrada había dos guardianes terribles. Pero entró
furtivamente al taller común de Atena y Hefestos en el que practicaban juntos sus artes
y, robando el arte del fuego de Hefestos y las demás de Atena, se las dio al hombre. Y,
debido a esto, el hombre adquiere los recursos necesarios para la vida, pero sobre
Prometeo, por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo del robo.
El hombre, una vez que participó de una porción divina, fue el único de los
animales que, a causa de este parentesco divino, primeramente reconoció a los dioses y
comenzó a erigir altares e imágenes a los dioses. Luego, adquirió rápidamente el arte de
articular sonidos vocales y nombres, e inventó viviendas, vestidos, calzados alimentos
de la tierra. Equipados de este modo, los hombres vivían al principio dispersos y no en
ciudades, siendo así, aniquilados por las fieras, al ser en todo más débiles que ellas. El
arte que profesaban constituía un medio, adecuado para alimentarse, pero insuficiente
para la guerra contra las fieras, porque no poseían el arte de la política, del que el de la
guerra es una parte. Buscaban la forma de reunirse y salvarse construyendo ciudades,
pero, una vez reunidos, se ultrajaban entre sí por no poseer el arte de la política, de
modo que al dispersarse de nuevo, perecían. Entonces Zeus, temiendo que nuestra
especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que llevase a los
hombres el pudor y la justicia, a fin de que rigiesen en las ciudades la armonía y los
lazos comunes de amistad. Preguntó, entonces, Hermes a Zeus la forma de repartir la
justicia y el pudor entre los hombres: “Las distribuyo como fueron distribuidas las
demás artes?”.
8
Pues éstas fueron distribuidas así: Con un solo hombre que posea el arte de la
medicina, basta para tratar a muchos, legos en la materia; y lo mismo ocurre con los
demás profesionales. “Reparto así la justicia y el poder entre los hombres, o bien las
distribuyo entre todos?” <<“Entre todos, respondió Zeus; y que todos participen de
ellas; porque si participan de ellas solo unos pocos, como en las demás artes, jamás
habrá ciudades. Además, establecerás en mi nombre esta ley: Que todo aquel que sea
incapaz de participar del pudor y de la justicia sea eliminado, como una peste, de la
ciudad.>>
TÍCIO. Este gigante, hijo de Gaia (la madre Tierra) es mencionado en la Odisea
de Homero, XI, 572-579: Ulises, al bajar al Mundo Inferior o Hades, ve al gigante
cazador Orión. También Tício se encontraba allí; yacía en el suelo cubriendo un área de
nueve pletros (antiguamedida agraria equivalente a 70 metros cuadrados) o
sea 9 X 70 m² = 63 metros cuadrados. Lado a lado un par de buitres, excavando sus
entrañas, le destrozaban el hígado sin que sus manos pudiesen espantarlos (Fig. 3). Tício
es uno de los malhechores que recibió punición en el Mundo Inferior, impuesta por
Zeus, por atacar con lujuria y tentar violar a Leto14.
Fig. 3. Oleo de Tiziano (1548) representando al gigante Tício torturado por un buitre que le devora el
higado en el Mundo Inferior o Infierno. En la parte inferior una serpiente indicando asociación con el
Mundo Inferior.
14
Fontenrose, Josep, “Python” – A Study of Delphic Myth and Its Origins - , p.55 and 65, University of
California Press, 1980
9
Fig. 4. El gigante Tício echado de espalda en el Hades. Dos buitres están comiendo su hígado. Una
inmensa roca cuelga sobre su cuerpo, en la cual Sísifo arrastra su piedra. Orión esta cazando detrás de él
constantemente y abajo están las Danaides, tratando de llenar sus jarros sin fondo. [mural de una casa en
Roma, circa 40 A.C.; Museo del Vaticano]
Fig. 5. Escena de un dios o demonio devorado por buitres. Lamina XVII - k, “El culto al agua en el
antiguo Perú”, Rebeca Carrión Cachot. Revista del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, Vol.
II, Nº 2, 1955, Lima.
15
Hesiod – The Homeric Hymns and Homerica – , p. 71, The Loeb Classical Library,1982
10
muerte. Escuchando las súplicas de Artemis y Leto, Zeus lo pone entre las estrellas, así
como al escorpión, en memoria de lo ocurrido.
En el mito de Prometeo, Zeus, principal dios del Olimpo, mandó que Hefestos,
llamado Ptah por los Egipcios16 auxiliado por Kratos (Poder) y Bia (Fuerza)
encadenasen al titán a una montaña para que una águila le devorase el hígado, por haber
robado el fuego y por engañar al dios. El gigante Tício, extendido sobre un campo de 63
metros cuadrados, en el Mundo Inferior o Hades, era castigado por dos buitres que le
roían las vísceras por haber tentado violentar la esposa del dios. Orión, también
relacionado con Hefestos-Ptah, a pedido de Artemis y Leto, es puesto en el cielo como
constelación.
VICHAMA-PACHACAMAC
El siguiente mito relatado por Calancha, sobre los dioses creadores venerados
por los antiguos habitantes de la costa peruana, fue el resultado de seis audiencias con el
propósito de erradicar idolatrías, realizadas por los padres Luis Teruel y Joseph de
Arriaga y resume las declaraciones de más de mil testimonios [14]. Este relato también
fue reproducido por el arqueólogo Max Uhle [15], en “Pachacamac: Informe de la
expedición peruana William Pepper de 1896”; libro publicado por la Universidad
Mayor de San Marcos (UNMSM) en Lima, 2003, ps. 220-222:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/libros/historia/pachacamac/ficha.htm.
11
pues no te compadeces de los afligidos y no socorres a esta desdichada criatura;
permite pues, que el cielo me mate con un rayo, o que la tierra me trague,
acabando esta desdichada vida o, si eres benévolo y omnipotente, socórreme tú
que me creaste.
Escuchando las súplicas y compadeciéndose de la afligida mujer, el Sol se le
apareció y mandó que continuase a sacar raíces. Mientras se ocupaba en ese
menester, el Sol la fecundó con sus rayos y dentro de cuatro días parió el hijo
concebido por el Sol.
La madre pedía socorro y venganza al Sol, pero Pachacamac, para que nadie más
dirigiese sus pedidos y súplicas a su padre, el Sol, sembró los dientes del difunto
semidiós, de los cuales nació el maíz; sembró las costillas y demás huesos, de
donde nacieron las yucas y demás raíces comestibles. De la carne sembrada
procedieron, pacaes, pepinos y las restantes frutas y árboles. Desde entonces los
Yungas no pasaron más necesidades ni tuvieron más hambre, debiéndosele al
dios Pachacamac la fertilidad y el sustento que proporciona la tierra.
No se aplacó la madre con esta abundancia, porque en cada fruta que veía sentía
renacer su sufrimiento (como podía comer una fruta sin sentir que se alimentaba
de su propio hijo?). Y así, la desconsolada madre continuaba clamando al Sol
por venganza. Bajó otra vez el Sol condolido y pidiéndole el ombligo del difunto
hijo, de ese apéndice, creó y dio vida a otro hijo. Se lo entregó a la madre,
diciéndole: Toma, envuélvelo en mantillas a este niño que llora, que su nombre
es Vichama.
La madre crió al niño que creció y llegó a ser muy hermoso. Llegando a edad
adulta y queriendo imitar a su padre, Vichama quiso recorrer el mundo y salió en
pos de su viaje. Apenas Vichama se hubo ausentado de su ciudad natal llamada
Vegueta, regresó el dios Pachacamac, mató a la vieja mujer y la dividió en
pequeños pedazos y los dio de comer a los gallinazos y a los cóndores. Los
cabellos y huesos los escondió en la orilla del mar y crió nuevos hombres y
mujeres para que poblasen el mundo y nombró curacas y caciques para
gobernarlos.
Con furor fue dispuesto a aniquilar al dios Pachacamac. Por no matar a este
semidiós y hermano, Pachacamac, enojado con los hombres que había creado, se
metió en el mar, justamente en el lugar que actualmente se encuentra su Guaca y
12
adoratorio llamado Pachacamac. Viendo Vichama que Pachacamac se había
fugado, bramando encendía los aires echando centellas y quemando los campos.
Dirigiendo su enojo contra los pobladores de Vegueta y culpándolos de
cómplices, por permitir la muerte de su madre, sin admitir disculpas, pidió al
Sol, su padre, para que los convirtiesen en piedra. No bien hubo ejecutado el
castigo, convirtiendo en piedras a los hombres creados por Pachacamac, el Sol y
Vichama se arrepintieron. No pudiendo deshacer el castigo, el Sol y Vichama,
determinaron que los curacas, caciques, y nobles transformados en escollos,
rocas e islas dentro del mar, fuesen adoradas como Guacas. A cada año que le
fuesen ofrecidas ofrendas de plata, chicha y espinco [16a, 16b], para aplacar el
castigo que les fue impuesto. Dieron le el primer lugar al cacique Anat, que es
una isla rocosa de una legua de extensión, rodeada por el mar, por haber sido y
continua siendo, el lugar de mayor adoración entre los Yungas. Viendo Vichama
que el mundo se había quedado sin hombres, y al Sol y demás guacas sin quien
los adorasen, rogó a su padre el Sol para que criase nuevos hombres. El Sol
envió tres huevos: uno de oro, otro de plata y otro de cobre. Del huevo de oro
salieron los curacas, los caciques y los nobles; del huevo de plata se engendraron
las mujeres de estos y del huevo de cobre los plebeyos, que hoy llaman mitayos,
sus mujeres y familias,
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
[1] Calancha, Antonio de La, Crónicas del Perú, Edición de Ignacio Prado Pastor,
Tomo III, Capitulo XII, Universidad Nacional de San Marcos, Lima, 1976
[2] Raimondi, A, “El Departamento de Ancash y sus riquezas minerales”, p. 150,
Lima, (1873)
[3] Mitología Andina, Idolatrías de Recuay, por el Licenciado Rodrigo Hernández
Príncipe, INCA, Vol. I – Nº 1, p. 41, Lima, 1923
[4] Sir James George Frazer, “The Native Races of America”, p.320, Percy Lund
Humphries & Co., London, (1939)
[5] F. M. Conford, “Principium Sapientae” – Los orígenes del pensamiento
filosófico griego – Traducción de Maria Manuela Rocheta dos Santos – 2ª
Edición, Fundação Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1981
[6] http://www.indigogroup.co.uk/edge/pbridge.htm
[7] Seler, Edward “Viaje Arqueológica en Perú y Bolivia” – Con Observaciones del
Editor (Julio C. Tello) al Discurso del profesor Seler – ps. 355-382, Vol. I, Nº 2,
INCA – Revista Trimestral de Estudios Antropológicos, Órgano del Museo de
Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Perú,
Abril-Junio, 1923.
[8] Calancha, Antonio de La, “Crónica Moralizada Del Orden de San Agustín en el
Perú”, Tomo IV, Cáp. II
[9] Rose, H. J., “A Handbook of Greek Mythology”, p. 54, Methuen & Co LTD,
London, 1974
[10] Fontenrose, Josep, “Python” – A Study of Delphic Myth and Its Origins - , p.55
and 65, University of California Press, 1980
[11] Hesiod – The Homeric Hymns and Homerica – The Loeb Classical Library, p
71, 1982
[12] Václav Blazek, “Hephaistos vs. Ptah”
13
http://www.quest-
journal.net/PIP/New_Perspectives_On_Myth_2010/New_Perspectives_on_Myth
_Chapter11.pdf
[13] Calancha, Antonio de La, “Cronica Moralizada Del Perú” Tomo III, Cap. XII
22/11/2011
[14] Calancha, Antonio de La, “Cronica Moralizada,…”, Tomo III, Cap. XIX
[15] Max Uhle, “Pachacamac: Informe de la expedición peruana William Pepper
de 1896”; libro publicado por la Universidad Mayor de San Marcos
(UNMSM) en Lima, 2003, ps. 220-222:
http://sisbib.unmsm.edu.pe/BibVirtual/libros/historia/pachacamac/ficha.htm.
[16a] Espinco o Espingo, arbol indígena del Perú con frutos como almendras redondas
y pronunciado olor. Es una planta medicinal. Era ofrenda para las Huacas,
especialmente en los llanos. Pablo Joseph de Arriaga “ Extirpación de Idolatrias
en el Perú” p. 46
[16b] Ishpingo del Quechua Ishpinku, o Ixpingo (Canela de Quijos) Fam. Laureaceae,
Ocotea quixos, Gen. Nectandra.
En la casa cultural más importante de Atenas, con raíces que remontan a la Academia fundada
por Platón en el siglo IV A.C., comunicando a la distinguida platea que los Andes Peruanos
fueron , probablemente, el escenario donde se gestaron los mitos de sus antepasados.
14