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Novena de Navidad - Historia Del Amor Más - 0001

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-1-

¿Cómo organizar la Novena?

Cada familia o grupo puede organizar la Novena aprovechando los elementos que ésta ofrece
y sintiéndose en la libertad de aumentar o quitar elementos, de acuerdo al tiempo que han
previsto dedicarle a la misma.

Este es un modelo de cómo organizarla:

1) Villancico.

2) Oración inicial para todos los días (se puede cambiar por otras oraciones).

3) ¿Qué aprendimos ayer? (El primer día se hace la introducción).

4) Lectura Bíblica (sólo se incluye la cita que se puede usar para lectura).

5) Reflexión del día (Es el texto principal de cada día).

6) Villancico.

7) Diálogo (se lo puede organizar haciendo que los participantes representen los
personajes que se ofrecen en la Novena).

8) Oración del día (cada día ofrece una oración particular).

9) Peticiones (todos pueden participar con una petición).

10) Villancico.

11) Cuestionario (se pregunta qué es lo que se ha aprendido en el día).

12) Oración final para todos los días.

13) Villancico.


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Oración para todos los días

Amor de mis amores, tierno e inocente,

Niño Jesús, encanto de pastores y reyes.

Delicia del Corazón de María,

arrullo del sueño de José,

salvador mío y del mundo,

nacido en un pesebre y envuelto en pañales:

Queremos en esta novena,

que nos prepara para celebrar tu nacimiento,

caminar el camino de amor que es tu vida

siguiendo las huellas del amor de tu Padre eterno

y del amor de unos esposos maravillosos,

que te engendraron en la fe

que se vivía en su hogar de Nazaret

todos los días.

Te pedimos que al contemplar estas historias de amor,

nos enamoremos profundamente de Ti, Verbo encarnado.

Amén.


-3-
INTRODUCCIÓN A LA NOVENA

HISTORIAS DE AMOR

Cada día de esta Novena, pondremos nuestros ojos en el evento central que nos
reúne: celebrar la Natividad de Jesús. Celebrar el hecho de que en Belén de Judá,
« ¡un Niño nos ha nacido! »

Lo haremos contemplando nueve historias de amor. Cada una de ellas explica el


porqué debemos celebrar, con todo nuestro corazón, el nacimiento de Jesús.
Queremos, además, aprender a reconocer quién es ese « Niño acostado en un
pesebre y envuelto en pañales » y lo que significa para la historia de vida de nosotros.

Queremos que esta Novena sea una celebración del verdadero y más puro amor. Que
para ser verdadero ama la vida, la entrega total, el respeto, el sacrificio y el gozo. Un
amor que sólo puede ser así, porque ha sido hecho a imagen del amor que el Padre
tiene por su Hijo desde toda la eternidad en el Espíritu Santo.

Cantemos estos nueve días a la belleza del matrimonio, a la grandeza de la familia y a


la locura del amor verdadero entre un hombre y una mujer.

¡Iniciemos ya!


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CITA BÍBLICA

Mateo 1, 16

uestra primera historia

N comienza en Belén: « ¡un Niño


nos ha nacido! ». ¿Y de dónde
vienen los niños? De una historia de
amor entre un esposo y su esposa.
Pero antes de eso, eran como tú, unos
niños que iban creciendo, que
obedecían a sus padres, que hacían
sus oraciones y aprendían todo lo que
podían. También jugaban, se reían,
saltaban y, de tanto en tanto, sus papás
les tenían que decir lo que no debían
hacer.

Los papás de ese Niño que ha nacido


en Belén, se llaman José y María. Y
esta es su historia, que también es
nuestra historia.

José y María vivían en Nazaret. Un pueblo muy pequeño donde todos se conocían.
Los papás de María se llamaban Joaquín y Ana. El papá de José se llamaba Jacob.
Hoy en día lo llamaríamos Santiago o Jacobo.

Jacob, seguramente era carpintero. Oficio que enseñó a su hijo, quien habrá
empezado a tener sus primeros contactos con la leña, el serrucho, el martillo y los
clavos, cuando tenía unos diez ó doce años. Y José era obediente. Aprendió de su
padre la justicia. Nunca hacer mal un trabajo, nunca engañar a nadie, nunca cobrar
de más.

José aprendió también de ellos la lección más importante de esta vida: « Escucha:
Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas ». Y por
eso le gustaba mucho estudiar las Sagradas Escrituras. Y tenía una gran confianza en
que se cumpliría lo que Dios había prometido: « Les enviaré un salvador ».

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María, por su parte, aprendía de Joaquín y Ana
a ser una mujer íntegra, bondadosa, llena de
cariño para con todos. Era capaz de consolar a
cualquiera. Y le gustaba mucho hablar con
Dios, eso que se llama hacer oración. También
le gustaba mucho memorizar las Escrituras y
las repetía con mucha devoción.

José y María fueron creciendo. Ella habrá


tenido unos catorce años. Él, unos dieciocho ó
veinte. José estaba ocupado en su trabajo de
carpintero. María lo veía cuando pasada frente
a su taller para ir a sacar agua del pozo y
llevarla a su casa. Lo hizo muchas veces,
hasta que un día, José levantó la mirada y
quedó impresionado. « ¡Esa es! », gritó en su
corazón. « Esa es la mujer más bella y
hermosa, aquella por la cual quiero vivir y
morir. ¡Quiero ser su esposo! »

María, lo había decidido mucho antes. Siempre le había pedido al Señor un hombre
de Dios. Un hombre que no la amara a ella, sino que lo amara a Él y, después, a ella.

José habló con Joaquín y con Ana, les dijo que se había enamorado de María y que
quería ser su esposo. Ellos se pusieron muy contentos y desde ese día, fueron novios.

Oración por los novios

José y María, esposos inseparables,

ustedes que conocieron la belleza del noviazgo,

les pedimos por todos los novios del mundo,

para que sepan aprovechar ese bello tiempo,

no para vivir desordenadamente su amor,

sino para crecer cada día en él

y prepararse así, para un santo matrimonio.

Amén.

Diálogo

Personajes: José y María

Narrador: Quiero que me cuenten, ¿quién se fijó primero en el otro?

María:  Seguro que fue él quien se fijó en mí. Un día llegó a la casa y le dijo a mis
padres que se había enamorado de mí y que quería casarse conmigo. Mis padres
estuvieron de acuerdo y yo también.

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José: Claro, pero ella pasaba todos los días por delante de mi taller con un cántaro
de agua. Pasaba a la ida y al regreso. Y yo sé, que el camino más corto para llegar de
su casa hacia el pozo, no pasa por ahí. A mí me daba vergüenza, así que pretendía
que no la miraba. Pero cada vez que podía la miraba. Me había dado cuenta de lo
buena que era con todos, cómo ayudaba a todo el que podía, cómo rezaba con mucha
concentración. Por eso pensé, « ¡Esta es una mujer que vale la pena! Una mujer que
me ayudará a agradar al Señor ».

Narrador: ¿Qué le recomendarían a los enamorados para que vivan un noviazgo tan
bueno como el de ustedes?

María: El noviazgo tiene reglas que son importantísimas. Primero, la regla de oro:
« No soledad. » La soledad le pertenece a los esposos. Los novios siempre deben
estar acompañados, en público.

José: La segunda regla es tener actividades que nos acerquen a Dios. Si los
enamorados no se acercan a Dios, entonces, no sirve de nada.

María: Tener en vista el matrimonio. Eso es importantísimo. Hay novios que sólo
quieren ser novios y nunca piensan en casarse. Eso no sirve.

José: Y hablar… aunque cueste. La comunicación es importantísima. Hay novios que


pasan mucho tiempo juntos, pero no se conocen.


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CITA BÍBLICA

Juan 1, 1-5

uestra segunda historia

N comienza en Belén: « ¡un Niño


nos ha nacido! ». Pero ¿quién
es este Niño? Se llama Jesús. ¿Pero de
dónde ha venido?

Para entender esto, tenemos que


retroceder en el tiempo, hasta un punto
en donde no había tiempo. Ese punto se
llama la eternidad. En la eternidad no
hay antes, ni después. Sólo existe el
presente.

En el principio, cuando todavía no existía


ni el cielo, ni la tierra, ni los ángeles, ni los animales, ni los hombres… cuando no
había nada, existía el Padre. Y ahí donde hay un padre, está su hijo. En este caso, se
trata de EL HIJO. Y el Padre miraba a su Hijo, y el Hijo miraba a su Padre. Como
enamorados que no pueden quitarse los ojos el uno del otro, así se miraban, con una
fuerza incalculable, una fuerza que se llama AMOR, una fuerza que es el Espíritu
Santo.

Dios no es padre de nosotros (eso vendrá después). Dios ES Padre. Padre de su único
Hijo, el UNIGÉNITO. Ese Hijo se llama el Verbo, la Palabra: Dios de Dios, luz de luz,
Dios verdadero, de Dios verdadero. Ese es el Niño que nos ha nacido en Belén y que
se llama Jesús. Pero antes de eso, sólo era el Hijo.

Tanto era el amor que tenía el Padre por su Hijo, tanto era el deseo del Hijo por
complacer a su Padre, tan grande era la fuerza del Espíritu, que quisieron compartir
su amor con otros seres que crearon de la nada.

Y así, el Padre quiso crear ángeles que cantaran a su Hijo canciones de amor con
voces melodiosas. Y así, quiso crear un universo, un lugar material, con muchísimas
estrellas que brillaran adornando a su Hijo. Quiso crear los planetas, y en ellos puso
vida vegetal y animal, y creó todo un parque de diversiones para que su Hijo se
entretuviera con tanta hermosura hecha por su Padre. Y quiso crear al hombre y a la

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mujer, y darles la posibilidad de que ellos también amaran, como el Padre ama a su
Hijo. La creación entera es la extensión del amor del Padre por su Hijo.

Por eso es que Dios ama tanto a su creación y ama tanto a sus creaturas. Porque las
hizo por el amor que le tiene a su Hijo.

Por eso es que el Hijo ama tanto a la creación y a sus creaturas, porque el Padre las
hizo para Él.

Por eso es que el Espíritu Santo inunda con su fuerza la creación entera y a todas sus
creaturas, porque el Padre y el Hijo se aman en ella.

Y en esa creación, puso al primer hombre y a la primera mujer, los primeros esposos,
los primeros papás… eso lo conoceremos mañana.

Oración por la creación

Dios bendito y eterno,

creador de todo lo visible y lo invisible,

tu soberana ternura ha hecho todas las cosas.

Queremos pedirte que el hombre sepa cumplir con su misión

de dominar toda la creación

cuidándola, haciéndola crecer,

mejorando las condiciones de vida de todos,

de tal manera que ese dominio lleve a que todos podamos ver

con más claridad la fuerza de tu amor en toda la creación.

Amén.

Diálogo

Personajes: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

Narrador:  Lo he intentado, pero no puedo. No puedo comprender cómo es eso de que
son un solo Dios, pero son tres personas.

El Padre: Hijo mío, lo primero que tienes que entender es cuánto te amo. Por eso te
he creado. Lo segundo que tienes que entender es que eres mi creatura. Una
creatura no puede entender a su Creador. Si pudieras, entonces significaría que eres
más grande que yo. Eso es imposible.

Narrador: Es verdad, tienes toda la razón. No puedo ser tan soberbio de pensar que
yo, una creatura, puede entender a Dios. Pero eso no significa que no pueda
conocerte.

El Espíritu Santo:  ¡Por supuesto que no! De hecho conocernos es muy fácil para los
hombres. Basta con mirar atentamente y descubrirás a Dios en toda la creación, en
su inteligencia, en su belleza. Todo lo que hay ante tus ojos te habla de nosotros. Es
por ello que cuando ves el cielo, cuando ves las nubes, cuando subes a una montaña,

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cuando juegas con los animales, experimentas tanto gozo. Dios resplandece en la
creación.

Narrador: Tengo una pregunta muy especial para el Hijo. Tú, que eres Dios, decidiste
hacerte hombre. Eso es tan loco como que yo quiera convertirme en una hormiga.
¿Por qué? ¿Por qué has hecho una locura tan grande?

El Hijo: Es fácil de entender. Imagínate que tu padre, con mucho amor, te ha dado un
regalo. Pero ha venido uno que estaba celoso y lo rompió para enojarte. Si está en
tus manos, ¿no arreglarías ese regalo de tu Padre?

Narrador: ¡Por supuesto que sí!

El Hijo: El Padre ha hecho toda la creación para mí y Satanás la ha roto haciendo que
el hombre y su mujer pecaran. Yo amo lo que mi Padre ha creado, y por eso me hice
hombre… para arreglar el regalo de mi Padre.


-10-
CITA BÍBLICA

Génesis 2, 18-24

uestra tercera historia comienza en

N Belén: « ¡un Niño nos ha nacido! ».

Ya sabemos que ese Niño tiene un papá y una


mamá. Sus nombres son José y María. Pero
antes que ellos decidieran casarse, la historia
de la humanidad comenzó cuando Dios quiso
crear todas las cosas para su Hijo. Creó a los
ángeles, seres bellísimos e inteligentísimos.
Creó a los animales, preciosas creaturas de
todas las formas y tamaños. Y creó al primer
hombre, Adán y a la primera mujer, Eva.

Al principio, Adán estaba solo. Y Dios vio que


eso no era bueno. El amor no se vive en
soledad. Dios quería que el hombre conociera
el amor que el Padre tiene por su Hijo. Así
que hizo dormir a Adán y, mientras dormía, le
preparó una sorpresa gigante.

Adán abrió los ojos. Todavía no podía ver bien


y se sentía un poco cansado. Pero sintió los
pasos de Dios y se puso de pie. Dios no venía
sólo. Había alguien con Él. No era como
ninguna de las otras creaturas que había
visto. No era tampoco como él. Era parecida,
pero distinta. Era perfecta, era hermosa, era
una dulzura tan tierna. Adán no le podía
quitar los ojos de encima. El Padre reconoció
esa mirada. Era la misma mirada con la que
Él miraba a su Hijo. Era la mirada del Amor.
Una mirada tan fuerte que, sin decir una sola
palabra, es capaz de traspasar el alma,
porque va cargada de la fuerza del Espíritu Santo.

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Pero Adán no aguantó más y gritó: « ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de
mi carne! ». El hombre estaba enamorado y Eva quedó admirada de esas palabras
tan bellas. Fue el primer piropo de la humanidad. La primera vez que un hombre
descubrió lo que es amar a una mujer.

Desde entonces, el hombre, por ese amor que es tan grande, es capaz de dejar a su
padre y a su madre, para unirse a su esposa y ser una sola carne.

Dios les mandó tres cosas a los primeros esposos: « crezcan, multiplíquense y
dominen ».

Crecer, en todos nuestros talentos y capacidades.

Multiplicarse, porque el amor entre el hombre y la mujer, hace que se quiera


compartir con otros el amor, así como el Padre ha querido compartir con nosotros el
amor que tiene por su Hijo.

Dominar, que es la verdadera riqueza que puede conquistar el hombre. Dominar la


naturaleza, empezando por el dominio de sí mismo.

Muchísimos años después de esta historia de amor, aparecerán esos dos novios que
ya hemos conocido: José y María. Y José repitió las mismas palabras de Adán: « ¡Ésta
es! ¡Quiero ser su esposo! ».

Ahí comenzó la historia de amor de ese Niño que nació en Belén.

Oración para crecer en el amor

Niño divino, Jesús encantador,

con humildad nos acercamos a ti

para que nos enseñes,

desde la humildad de tu corazón,

a crecer siempre en el amor.

Danos siempre deseos de poder amar más:

a Dios, sobre todas las cosas,

a nuestros familiares y amigos,

a todos los que nos hacen el bien,

y también a todos aquellos que nos hacen el mal.

Danos un corazón grande y generoso

para con todos.

Amén.

-12-
Diálogo

Personajes: Adán y Eva

Narrador: Adán, ¿nos puedes contar cómo era el jardín del Edén?

Adán: Hay que imaginarse el lugar más hermoso de la tierra y pensar que el Edén era
mil veces mejor. No sólo por toda la belleza natural, las plantas, las colinas, las
montañas, las flores, los árboles y todos los animales, sino, sobre todo, porque Dios
caminaba en él constantemente. Todas las tardes nos iba a visitar. El mejor lugar del
mundo es donde Dios está.

Narrador: ¿Y Eva cuándo apareció?

Adán: Me quedé dormido en medio del día. Eso nunca sucedía, pero sucedió. Y
cuando desperté, sentí los pasos de Dios que venía hacia mí. Me puse de pie
inmediatamente, pero me di cuenta, que no venía solo. Y cuando la vi a ella, era algo
que nunca había visto en mi vida. Tan parecida a mí, pero a la vez, tan inmensamente
diferente. A penas la vi lo supe, ella era para mí y yo era para ella.

Narrador: Y tú Eva, ¿Qué pensaste cuando viste a Adán?

Eva: La verdad, lo primero que pensé es que era un poco feo. Era grande, peludo,
tosco en su forma de caminar y de moverse. No era elegante, como yo. No era muy
sensible…

Narrador: ¿Y entonces? ¿Qué te gustó de él?

Eva: Al final, que sea tan distinto de mí me gustó mucho. Pero, sobre todas las cosas,
me encantó cuando empezó a hablar y a decirme cosas bellas. Puedo pasarme el día
entero escuchando que me diga que me quiere.

Narrador: Los dos coinciden en que lo más bello del otro es que sean distintos.

Eva: Tenemos muchas cosas en común, pero lo más bello es el encuentro para
compartir. Recibir del otro lo que uno no tiene.

Adán: Hemos sido hechos a imagen de Dios y el amor se vive, cuando se aprende a
apreciar lo diferente. Sólo hay un Dios, pero el Padre no es el Hijo y el Hijo no es el
Padre y los dos no son el Espíritu Santo. Es la relación de encuentro entre los tres lo
que hace que Dios sea AMOR.


-13-
CITA BÍBLICA

Génesis 3, 1-6

uestra cuarta historia comienza en

N Belén: « ¡un Niño nos ha nacido! ». Su


nombre es Jesús. Que es el Hijo del
Padre, que se ha hecho hombre. Pero, ¿por qué?
¿Por qué el Hijo, siendo Dios, se ha convertido
en una creatura? ¿Por qué se ha rebajado de
esta manera?

Para entenderlo, tenemos que volver a la


primera historia de amor de la humanidad.

Adán ha quedado admirado al ver a Eva. Eva ha


quedado locamente enamorada de Adán. Son
los primeros esposos de la humanidad.
Aquellos que pueden vivir por primera vez lo que siente el Padre por su Hijo desde
toda la eternidad.

Pero llegó un entrometido a meterse en el amor del hombre y su mujer. Ese


entrometido es Satanás, el demonio. Que se disfrazó de serpiente para engañarlos.

Todo iba muy bien, Adán y Eva trabajaban en el


jardín del Edén. Comían de todos los árboles que
había en él. Incluyendo un árbol precioso que se
llamaba « El árbol de la vida ». Se divertían, se
bañaban en los lagos, en los ríos. Subían a los
montes, hacían paseos y, además, todos las tardes,
Dios los visitaba para conversar con ellos.

Pero la serpiente, tenía envidia. Ella era la creatura


más bella y más inteligente. No había otro igual.
Pensaba, por tanto, que Dios no debía prestarle
tanta atención al hombre y a la mujer. Y mucho
menos estaba de acuerdo con tener que adorar a un
niño que, muchos años después, nacería en Belén.

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Pensó en un modo para hacer que Dios odiara al hombre y a la mujer. Para que se
separara de ellos. Se acercó a la mujer y la engañó. Le hizo pensar que si comía del
fruto del « árbol del bien y del mal », recibiría un gran premio. Eva le creyó y comió
del fruto de ese árbol y Adán también lo hizo. Dios les había ordenado no comer ese
fruto, pero lo hicieron igual.

Este fue el primer pecado, el pecado original. Desobedecieron a Dios.

La serpiente estaba feliz, porque ahora vería como Dios se enojaba tanto con sus
creaturas predilectas, que las arrojaría muy lejos donde nadie las podría ver jamás.

Pero se equivocó.

Dios, como buen Padre, castigó a sus hijos, el hombre y la mujer. Pero no porque no
los quisiera, sino para enseñarles cómo debían comportarse. Y después de eso, le
pidió a su Hijo que fuera a rescatar a todos los hombres, naciendo en Belén, naciendo
de una mujer bellísima que se llama María, la esposa de José.

Y el Hijo dijo que sí. Por eso nació ese Niño en Belén.

Oración para vencer el mal

Niño Jesús, nacido en Belén,

que lleno de humildad viniste al mundo,

te hiciste hombre y acogiste un pesebre como cuna.

Tú, que supiste conquistar la victoria sobre el mal,

humillándote hasta el extremo

de morir desnudo en una Cruz.

A ti te pedimos con corazón sincero:

Ayúdanos a vencer el mal

con un corazón humilde como el tuyo,

dispuestos a ofrecer las humillaciones,

como ejercicio que nos fortalezca.

Amén.

Diálogo

Personajes: la Serpiente

Narrador: Serpiente fea, ¿por qué decidiste engañar a la mujer?

Serpiente: Yo soy muy inteligente, el más inteligente de todo el universo. Por eso, vi
que el hombre siempre quería complacer a su mujer. Así que, si la engañaba a ella,
ella haría que el hombre desobedeciera a Dios.

Narrador: Por eso es que las mujeres pueden hacer también el contrario. Cuando
ellas aman mucho a Dios, hacen que los hombres también lo amen.

Serpiente: Lamentablemente si… pero yo trato siempre de evitar eso.

-15-
Narrador: ¿Y por qué lo haces?

Serpiente: No soporto que Dios haya escogido al hombre para amarlo tanto. No
soporto que haya decidido que su Hijo se hiciera hombre. Y que yo, la más grande, la
más inteligente, la más bella, que YO tuviera que adorar esa aberración. ¡Jamás! Eso
no es digno de mí.

Narrador: ¿Y por qué estás tan llena de odio?

Serpiente: Porque odio todo lo que viene de Dios.

Narrador: Entonces odias todo, porque todo viene de Dios. Y te odias a ti mismo,
porque tú también eres una creatura de Dios.

Serpiente: ¡No!, ¡eso no! Yo no soy una creatura de Dios.

Narrador: ¡Pues lo eres! Aunque digas que no. ¡Eres una creatura de Dios!

Serpiente: ¡No, no, no! No soporto escuchar eso. No lo digas más. (La serpiente se
va)

Narrador: Ahora ya sabemos cómo vencer a la serpiente. Hay que recordarle que
aunque se cree más grande que Dios, sólo es una creatura.


-16-
CITA BÍBLICA

Lucas 1, 5-20

uestra quinta historia

N comienza en Belén: « ¡un


Niño nos ha nacido! ». Este
Niño tiene unos tíos muy
simpáticos que se llaman Zacarías
e Isabel.

Zacarías era un sacerdote de la


Antigua Alianza. Un hombre muy
devoto de Dios. Que se casó con
una mujer bellísima que se llamaba
Isabel. Cuando se casaron estaban
muy enamorados uno del otro y
tenían muchas ganas de tener una
familia muy grande.

Isabel siempre le decía a Zacarías:


« Quiero una casa muy bulliciosa,
quiero tener por lo menos diez
hijos ». Su esposo le respondía:
« Pues no, no estoy de acuerdo.
Porque yo quiero por lo menos
quince ». Y se echaban a reír.

Pasó el primer año de su matrimonio y no llegaron los hijos. Lo mismo sucedió el


segundo, el tercero y el cuarto. Habían pasado ya muchos años casados y los hijos no
llegaron. No los quince, no los diez. No había llegado ninguno. Isabel y Zacarías
sufrían mucho por eso. Querían tener una familia. Pero eso nunca los hizo dejar de
quererse el uno al otro y, mucho menos, dejar de querer a Dios.

« Tranquila, esposa mía », le decía Zacarías a Isabel, « yo te amo con todas mis
fuerzas y lo haré hasta el último día de mi vida ». Ella sonreía y le decía: « Todo con
paciencia, todo en el tiempo de Dios ».

-17-
Cuando ya eran bastante ancianos, Dios envió a un ángel muy especial a visitar a
Zacarías. El ángel era un Arcángel, que quiere decir un ángel muy poderoso. Su
nombre es Gabriel.

Zacarías estaba ocupado en ese momento cumpliendo su labor de sacerdote,


poniendo incienso en el Santuario de Dios. Y cuando el Arcángel Gabriel se le
apareció, tuvo mucho miedo y puso en duda la noticia que le daban: finalmente iba a
ser papá. Su hijo se llamaría Juan y sería aquel que prepararía la llegada de ese Niño
que nació en Belén.

Por ese motivo Zacarías se quedó mudo hasta el día en que nació su hijo. Por haber
dudado de la buena noticia que Dios le había enviado.

Isabel, estaba muy contenta cuando se dio cuenta que estaba embarazada, pero como
era ya vieja, tuvo vergüenza y se ocultó durante seis meses para que nadie la viera.

Oración por los matrimonios que no pueden concebir

Divino Niño Jesús, luz que ilumina el mundo y le da vida,

hoy queremos pedirte de modo especial

por todos los matrimonios que no han podido tener hijos.

Míralos con compasión Niño lindo,

mira como su corazón se llena de pena y dolor

y escucha su ruego y nuestro ruego:

¡Danos matrimonios fecundos!

Danos matrimonios que quieran multiplicar

el amor que Tú nos has dado.

Amén.

Diálogo

Personajes: Zacarías e Isabel

Narrador: Zacarías: ¿Es verdad que tú querías tener muchos hijos?

Zacarías: Isabel quería tener muchos hijos, yo quería tener muchísimos más.

Narrador: Pero eso es muy difícil, es tan costoso, tan complicado, además dicen que
el mundo está sobre poblado, que no entramos, que no alcanzan los recursos.

Zacarías: Momento, poniendo orden a la cabeza. Yo creo en Dios, padre


todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. No existe ningún hijo que venga al
mundo si no es por voluntad de Dios. Si hay problemas, no es por culpa de Dios. Dios
nos ha dado un mundo rico, con suficientes recursos para todos. Dios nos ha indicado
el camino del amor para traer los hijos al mundo, dentro del matrimonio. Lo que pasa
es que los hombres son egoístas, ese es el problema.

Isabel: Para mí es más sencillo: el amor verdadero siempre quiere crecer, siempre se
quiere multiplicar. El amor verdadero siempre quiere compartirse con más personas.

-18-
Y nada mejor que el amor de los esposos se comparta con los hijos. Como Dios, que
nos ha creado, justamente porque ha querido compartirnos su amor.

Narrador: Pero Zacarías, cuando finalmente llegó el momento de tener un hijo, tú


dudaste de lo que te anunciaba el ángel.

Zacarías: ¡Es verdad! Y cuánto me arrepiento. Me puse a pensar que ya estaba muy
viejo, que iba a ser difícil, pero sobre todo, quería tener la seguridad de aquello que
me anunciaban y no confié en Dios. Por eso me quedé mudo.

Isabel: Yo me alegré mucho, pero me dio vergüenza que me vieran así, vieja, por eso
me quedé escondida en la casa. No debí hacerlo. Las maravillas del Señor deben ser
proclamadas, las alegrías deben compartirse.

-19-
CITA BÍBLICA

Lucas 1, 26-27

uestra sexta historia comienza

N en Belén: « ¡un Niño nos ha


nacido! ». Pero antes de que
naciera, hubo una boda en Nazaret.

Sí, fue la boda más bonita del mundo.


Los mejores novios dejaron de ser
novios. Ahora serían esposos. No se
lo tomaron con prisa, ni se dejaron
llevar sólo por las emociones y los
sentimientos. José le dijo varias veces
a María: « Seré tu esposo hasta la
muerte ». Y María sabía que le decía la
verdad. Sabían que no los unía sólo su
amor, sino que Dios era el que los unía.
Muchas veces uno y otro le dirían a su
hijo, ese que nació en Belén, « lo que
Dios ha unido no lo debe separar el hombre ».

Todo estaba listo y preparado. María siempre recordaría este día con mucho cariño.
De hecho, toda boda a la que asistió como invitada después, le recordaba ese día. Por
eso siempre se preocupó de que todo saliera bien. Especialmente en una boda que se
celebró en Caná unos años después.

José estaba guapísimo. Se había recortado la barba y se había puesto un traje verde
oliva con un manto café que lo hacían ver como un príncipe. María iba de azul, con un
manto rojo sangre que hacía que sus ojos se vieran más hermosos que nunca.

José caminó desde su casa acompañado de sus padres y hermanos. Por el camino
recordó a ese primer hombre y a esa primera mujer. Recordó el grito de emoción de
Adán. Y después recordó al entrometido que rompió la armonía del Edén. Así que le
pidió al Señor con mucha humildad: « Libra mi matrimonio de todo entrometido que
quiera destruirlo ».

-20-
María caminó desde su casa de la mano de su papá Joaquín. « ¿Estás segura hija
mía? », le preguntó él. « Papá, tú conoces quién es José, ¿qué crees, estoy segura o
no? », le respondió ella. « Es verdad, hija mía - le dijo su papá -, ¡te entregaré a las
mejores manos que hay! » Y se abrazaron muy fuerte con una sonrisa de encanto que
no soporta imitación.

José estaba esperando junto al sacerdote. María se acercó con su padre. « ¡Estás
bellísima! », le dijo José. « Tú pareces un príncipe, verdadero hijo de David », le
respondió ella.

Unieron sus manos, hicieron sus votos y pusieron a Dios como testigo.

Gloria al Creador, al único Dios verdadero que quiso compartir con los hombres el
amor que Él ha tenido desde la eternidad por su Hijo.

José y María pronto podrían experimentar ese amor como ningún otro matrimonio lo
ha hecho jamás, porque serían los primeros en ver los ojos del Hijo hecho hombre, y
lo reconocerían como fruto de su amor de esposos.

Oración por los esposos

Niño bello y hermoso,

Jesús que repleta los corazones

y los hace latir con verdadero júbilo.

Te queremos pedir hoy por los esposos,

hazlos siempre recordar su primer amor,

ese primer momento en que empezaron su historia.

Hazlos recordar las promesas que se hicieron uno al otro,

hazlos tener el deseo de que ese amor nunca disminuya,

por el contrario, hazlos querer que su amor siempre crezca.

Amén.

Diálogo

Personajes: Joaquín y Ana

Narrador: Joaquín y Ana, ustedes son los papás de María, los abuelos de Jesús, los
suegros de José. Quiero preguntarles: ¿Cómo fue el día de la boda de José y María?

Joaquín: Lo más importante de ese día, es que fue muy bien preparado.

Narrador: ¡Uf, ya me imagino! Todos los preparativos de la fiesta, la música, los


adornos, la comida, los vestidos…

Ana: No, no, no. A lo que se refiere mi esposo es a los preparativos importantes:
preparar el corazón y el espíritu.

Joaquín: Así es. Lo primero, cuando ya se fijó el día de la boda, fue hacer un plan de
oración. No podíamos rezar lo mismo. Tenían que ser meses de oración más intensa.
Incluso nos fuimos de peregrinación a Jerusalén, para pedirle al Señor por el futuro
-21-
matrimonio de nuestra hija. Y todos los días, varias veces al día, nos juntábamos para
pedir que su matrimonio fuera santo.

Ana: Ya queríamos mucho a José, sabíamos lo valioso que era. Pero también
aprovechamos el tiempo para conocerlo más, para conocer a su familia, para formar
una relación sólida entre nosotros. José ahora sería una sola carne con nuestra hija,
todo el amor que teníamos por ella, ahora teníamos que tenerlo por él también.

Joaquín: Así es, el esposo de mi hija, tenía que ser querido con el mismo amor que
tenemos por ella. No puede ser de otro modo.

Narrador: ¿Y el día de la boda, todo fue bien?

Ana: Mi hija siempre se ha hecho querer por todos. Así que nadie en Nazaret quiso
perderse la boda. Y todos ofrecieron ayuda para hacer una linda fiesta.

Joaquín: Fue un día de alegría para todos. Alegría verdadera y sincera. Nos
alegramos muchísimo por los nuevos esposos.


-22-
CITA BÍBLICA

Lucas 1, 28-38

uestra séptima historia comienza en

N Belén: « ¡un Niño nos ha nacido! ».


Pero nueve meses antes, el Hijo
todavía no se había hecho hombre. Antes de
poder nacer, tenían que preguntarle a la futura
mamá.

Habían pasado pocas semanas desde el


matrimonio. Todavía María no se había mudado
a vivir con José, pues faltaban detalles en la
casa que él estaba construyendo para la futura
familia.

María estaba en oración, como lo hacía mínimo


tres veces al día. De pronto, nuestro viejo
amigo, Gabriel, estaba junto a ella. Antes de
decirle ninguna palabra, Gabriel la vio un largo
rato en silencio. « ¡De verdad que Dios ha
escogido a la mejor! », se dijo una y otra
vez al mirar a María.

« Dios te salve, María », finalmente habló.


Y María escuchó atenta. Gabriel se
sorprendió. A diferencia de Zacarías,
María no se llenó de miedo delante de la
presencia de un ángel. Tampoco lo
interrumpió. Escuchó atenta cada palabra.
Y después una pregunta extraña: « no
conozco varón ». Gabriel entendió
perfectamente, en su emoción había
olvidado un detalle importantísimo. María
y José habían decidido vivir un matrimonio
virginal. « Esto será obra del Espíritu
Santo », le explicó. « Hágase según tu
palabra », respondió la que sólo se llamó a
-23-
sí misma como esclava del Señor. Gabriel tuvo que contarle muchas veces la historia
a todos los ángeles del cielo. Todavía hoy la sigue contando emocionado,
especialmente al mediodía: « ¡El Verbo de Dios se hizo hombre! ».

Dos cosas había que resolver. La primera, contárselo a su esposo. La segunda, ir a


ver a su prima Isabel. María no tenía miedo. La voluntad de Dios se recibe sin
apremio en el corazón. No había que esperar el día adecuado, ni buscar el modo más
suave. Había que hablar y hacerlo como hija de Dios: siempre con sinceridad. Y eso
hizo.

José escuchó. Escuchó en silencio. Porque no quería interrumpir todo lo que le


contaba María. Estaba contento, María sería mamá. Estaba triste, porque pensaba
que sus planes no resultarían como él había pensado. Estaba confundido, porque no
entendía cómo se había producido esto. « María, tengo que hacer mucha oración ».
María le pidió permiso para ir a ver a Isabel.

Aquel fue un día de profunda oración. Porque no hay mejor modo de afrontar las
decisiones difíciles que buscar a Dios en la oración. José oró tanto, que cayó rendido
por el cansancio. Y en el sueño, se presentó Gabriel ante él. Antes de hablarle, tal y
como lo hizo con María, Gabriel miró con profundidad a José: « ¡Este es el hombre al
cual mi Dios llamará papá! », se dijo. E hizo una reverencia ante él.

José se levantó de su sueño y no tuvo ninguna duda. Fue a buscar a su esposa y le


dijo: « ¡Nuestra casa está lista, tú la convertirás en un hogar!

Unos días después, juntos, fueron a ver a Zacarías e Isabel. Al llegar, José se quedó
atrás, mientras María atravesaba la puerta, pero pudo escuchar todo. Isabel gritó de
emoción: « ¡Bendito el fruto de tu vientre! ». Esa era la confirmación de todo lo que le
había dicho el ángel en sus sueños. María esperaba al Hijo de Dios.

Oración por las embarazadas

Jesús tierno y hermoso,

que pasaste nueve meses creciendo en el vientre de María,

a ti te pedimos que cuides a todas las embarazadas

y cuides al hijo que crece en su barriga.

Haz que los meses de embarazo, sean de dicha para los tres:

para el padre, para la madre y para su hijo.

Que reine en el hogar de las embarazadas

paz y armonía profunda.

Que se espere con alegría la llegada

de esa vida que ya es vida, desde su concepción.

Sana cualquier herida que haya en el corazón de esas madres

y sana cualquier herida en el hijo que en ella crece.

Amén.

-24-
Diálogo

Personajes: Arcángel san Gabriel

Narrador: Confieso que estoy un poco nervioso, nunca he estado en la presencia de


un ángel, menos de un Arcángel.

Gabriel: Eso no es verdad. Todo el tiempo estás en presencia de nosotros. Primero,


tienes un ángel junto a ti todo el tiempo, es tu ángel de la guarda. Cada vez que haces
oración, muchos ángeles vienen a acompañarte. Y, sobre todo, cada misa en la que
participas, te has unido a todo el coro de los ángeles, arcángeles, querubines y
serafines, para glorificar al que es tres veces Santo.

Narrador: ¡Es verdad! No lo había pensado así. Gabriel, ¿cuéntame qué pensaste
cuando supiste que serías el encargado de anunciar a María que el Verbo de Dios se
haría hombre.

Gabriel: Mi nombre significa « fuerza de Dios », y eso es lo que sentí en ese momento,
que la fuerza para dar una noticia así, no podía venir de mí, tenía que venir de Él. A
veces, los hombres no se dan cuenta de lo que significa esta noticia. Pero decir que el
Verbo de Dios se ha hecho carne, se ha hecho un hombre, una creatura… ¡no es
cualquier cosa! Es la noticia más escandalosa, más tremenda, más sublime y más
bella de toda la historia de la humanidad.

Narrador: ¿Y qué pensaste cuando estuviste frente a María?

Gabriel: Antes de hablarle la miré con mucha atención. Vi el modo en que hablaba
con Dios. Su modo era muy distinto al de los otros hombres que conocía. María tenía,
desde siempre, una confianza completa en Dios, lo trataba con cariño, con cercanía.
Se sentía una verdadera hija en los brazos de su Padre. Eso me gustó mucho. Así
actúa quien conoce verdaderamente a Dios. Después, me llamó mucho la atención
que no se asustara. Su corazón, basado en esa confianza en Dios, no se sobresaltaba,
no se angustiaba, no tenía miedos. Y lo que más me gustó, fue el modo en que me
escuchó. ¡Qué feo es cuando las personas no saben escuchar! Hay tantos que te
interrumpen y se ponen a hablar, sin dejarte terminar de decir lo que querías. María
no, ella sabe escuchar.

Narrador: Y cuando ella dijo que sí, ¿qué hiciste?

Gabriel: Me fui rapidísimo. No me podía contener en la alegría. Fui gritando todo el


viaje: « ¡Padre Santo, ha dicho que sí, ha dicho que sí! ». Y vi con mis ojos como el
Espíritu Santo descendió y la cubrió con su sombra y el Hijo eterno de Dios se hizo
hombre. Todos los ángeles se reunieron y tuve que contar una y otra vez la historia.
Desde entonces a eso me dedico: a contar la mejor historia del mundo, la historia de
cómo el Verbo de Dios se hizo hombre.


-25-
CITA BÍBLICA

Lucas 2, 1-7

uestra octava historia comienza en

N Belén: « ¡un Niño nos ha nacido! ».


Pero este pobre bebé ha sido
recostado en un pesebre y envuelto en unos
simples pañales. ¿Qué pasó con su cuna, sus
vestidos y todo lo que sus padres prepararon
para él?

José volvió de la visita a Isabel y Zacarías


unas semanas después. Estaba ansioso de
volver. Mientras María se quedaba con Isabel
esperando que naciera su hijo, José se
pondría a trabajar. A la casa le faltaban
detalles, un poco de pintura y unos cuantos
muebles que todavía no había terminado.
Ahora, había que trabajar también en lo que era necesario para el niño que María
esperaba. Primero: una cuna. Sería la mejor cuna del mundo. Digna del Rey de
reyes. Segundo, unos cuantos juguetes de madera. Tercero, José pensó en una mesa
alta que le permitiera a María cambiarlo de ropa con comodidad.

Cuando María regresó, traía consigo un montón de ropa que había tejido con Isabel
durante ese tiempo. Y traía muchas más ideas. Le contó a José todo lo ocurrido y
cómo Zacarías había recuperado la voz al imponerle el nombre de Juan a su hijo. La
panza de María había crecido mucho. Se veía preciosa.

Seis meses estuvieron preparando todo. No había detalle que se les pasara por alto.
Y todas las tardes, antes de comer, dedicaban una hora a leer las Escrituras y ver,
cómo lo que Dios había prometido, se estaba cumpliendo allí, en su hogar, en el
vientre de María.

Un edicto del César llamando a la población a censarse, detuvo todos los planes que
José y María habían hecho para el parto. Ya quedaba muy poco tiempo. Pero
supieron reconocer, en este edicto, el modo en que Dios los llamaba a ir hacia Belén
para que se cumplieran las profecías.

-26-
« ¡Es una locura! », les dijo Joaquín. « María no está en condiciones de hacer un viaje
así ». Pues entonces tendrían que dejar todo lo preparado. No podía ser un viaje
largo, tendrían que ir ligeros para que demorara lo menos posible. Los días estaban
contados.

José y María no lo dudaron. « Nuestros planes no importan: siempre un sí a los


planes de Dios ».

Y un burro tuvo el honor de llevar en su lomo a María. ¡Qué trabajo el de ese burro!
José le habló con mucho respeto: « Llevas en tu lomo la carga más preciosa del
mundo ». Ese burro llevó a María como si caminaran sobre nubes.

Llegaron sorprendentemente rápido, pero ya no había más tiempo. El Niño estaba


por nacer. José se adelantó a prisa buscando posada. Nadie los quiso recibir. « Allá
abajo hay una gruta donde guardan a los animales en las noches frías », les dijo uno
que quiso ayudar de alguna manera.

José miró esa gruta y se sintió por un momento desdichado. « ¿Cómo pude permitir
que llegáramos a esto? No es digno de mi Señor este lugar, he fallado en mi misión ».
María, no tuvo que escucharlo para saber lo que pasaba en la mente de su esposo.
« Nosotros somos su hogar, sea donde sea que estemos ». Y José sonrío, porque su
esposa, como siempre, tenía razón.

-27-
Oración por los trabajadores

Niño Jesús

que por nueve meses fuiste llevado en el vientre de María,

y que te transportó un burro para llevarte a Belén.

Queremos pedirte por todos los trabajadores,

que con su esfuerzo y dedicación

dan sustento a sus familias.

Te pedimos para que todos tengan un trabajo digno

y con él puedan cuidar a sus familias.

Te pedimos también por aquellos que no tienen trabajo,

socórrelos con tu auxilio.

Y haz que cada uno de nosotros reconozca

que el trabajo es una bendición

con la que debemos agradar a Dios.

Amén.

Diálogo

Personajes: el Burro

Narrador: Burro, hay algunos por ahí, que dicen que tú eres muy burro. ¿Qué dices a
eso?

Burro: Pues que es verdad. Soy burro, a veces burrito y otras burrote.

Narrador: ¿Y no te molesta?

Burro: No me ofende la verdad. Me ofende la mentira. Y sí, soy burro, no pienso


mucho y yo creía que era poco importante, pero al final, este burro, que a veces es
muy burrote, tuvo una responsabilidad muy grande.

Narrador: ¿Y qué hiciste tú para merecer cargar en tu lomo a María, que llevaba a su
hijo?

Burro: Yo soy el burro de José. Y siempre lo he acompañado. Juntos montamos su


taller. Él siempre fue tan bueno conmigo. Siempre me decía: « Burro, qué sería de mí
sin ti, no podría hacer mi trabajo ».

Narrador: ¿Y después fuiste el burro de María?

Burro: Mucho habíamos trabajado con José preparando todo en el taller, en la casa.
Hicimos un viaje hasta la casa de Isabel y Zacarías. Fueron unos pocos días de
descanso. Pero a la vuelta, José estaba muy ansioso de trabajar, teníamos tanto que
hacer. Y cuando terminó la cuna… ¡qué cuna más bonita! La dejó varios días en el
taller y yo en las noches la veía y me imaginaba al Niño que en ella se iba a acostar.

Narrador: Pero no pudieron llevarse la cuna.

Burro: Yo no entiendo muchas cosas, lo que pasa es que soy burro. Pero José me
miró muy serio y me dijo: « tenemos que irnos y viajar de prisa ». Así que no
llevamos casi nada.

Narrador: ¿Y fuiste de prisa?

Burro: Cuando María subió en mi lomo, entendí ese grito que escuchamos fuera de
casa de Isabel. Fue como si algo explotara de alegría en mi panza. Entendí las
-28-
palabras de José. Yo llevaba en mi lomo el tesoro más grande de este mundo. Nunca
hice un viaje tan rápido, no me cansé ni un solo instante y, si paraba, era sólo porque
José me lo pedía.

Narrador: Y después de eso, ¿ya no hiciste nada más?

Burro: Mucho más, muchísimo más. A los ocho días de nacido, llevé al Niño a que le
impusieran el nombre. Después, a media noche, tuvimos que salir en un viaje hasta
Egipto, después los regresé hasta Nazaret, nuestra casa. Y muchos años después,
cuando ese niño ya era grande, yo lo entré a Jerusalén mientras todos saludaban con
sus ramos.

Narrador: ¿Y ahora a qué te dedicas Burro?

Burro: Ahora me dedico a enseñar.

Narrador: ¡Tú, Burro!, ¿eres profesor?

Burro: Sí, lo soy. Enseño a todo el que quiere, que lo que se necesita para llevar en tu
lomo a Jesús y María es tener un corazón sencillo y dejarse llenar de la gracia de
Dios, aunque seas burro como yo. Yo no era digno del regalo que recibí, y nadie es
digno de recibir a Jesús en la Comunión, pero si tienes el corazón sencillo, puedes
hacerlo muy bien.


-29-
CITA BÍBLICA

Mateo 2, 1-12

Lucas 2, 8-20

uestra novena historia

N comienza en Belén: « ¡un Niño


nos ha nacido! ». José ha sido
el primero en sostenerlo en sus manos.
« ¡Dulce Jesús mío! »

María no ha tenido prisa en recuperar


al Niño para ponerlo en su regazo. Ha
dejado que su esposo se deleite
tocando su cabeza, alzándole los
pequeños deditos, limpiándolo con una
tela.

« Hay que ponerle un pañal », le dijo


finalmente María. Y José se lo entregó.
Después de nueves meses en su vientre,
por primera vez el Niño está en manos de
su madre, esa que pronto sería también
Nuestra Madre.

« Te hice tantos vestidos, tejí tantas


delicias que iban a cubrir tu piel desnuda,
pero has querido que las cosas sean
distintas. Hijo mío, si con telas finas no he
podido cubrirte, te vestiré con mi amor y mi
ternura ».

Ya con su pañal puesto, María regresó al


Niño a los brazos de José. Mientras ella le
ponía los pañales, él había adecentado un
pesebre. Olía muy mal. Buscó la paja más
seca para que suavizara la dureza de la
madera.

-30-
« Hijo mío, te preparé una cuna hermosa para que en ella te recostaras como el Rey
que eres. Ahora te coloco en este pesebre, pero te doy mi vida, soy esclavo de tus
encantos y en ti pongo mi confianza ».

De repente, unos pastores llegan a ver al Niño. Cuentan cómo el ángel se les ha
aparecido. María y José conocen bien a ese ángel. Aquí están los primeros
adoradores del Niño Rey, los más despreciados de todo el pueblo. « Para restablecer
la justicia perdida has venido », le dice José al Niño a su oído.

Burro, vaca, buey, ovejas y todo tipo de animales se suman a la adoración. Los
ángeles siguen cantando « Gloria ». La creación entera reconoce para qué las creó el
Padre en un principio: para alabar a su amado, aquel en el cual el Padre se complace:
el Hijo, que ahora también es hombre.

Unos días después, llegan los Reyes de oriente. No pertenecen al pueblo de la


Alianza, y sin embargo, con corazón sincero han sabido encontrar el camino que los
ha llevado hasta Jesús, José y María. La Sagrada Familia comienza a multiplicar el
amor de Dios a todas la naciones a lo largo de todos los tiempos.

Y la historia de la multiplicación de ese amor…. no termina nunca.

Oración para multiplicar el amor

Niño Jesús nos has dado un corazón

hecho a imagen del tuyo.

¡Gracias Señor!

Ahora te pedimos que nuestro corazón,

como el tuyo, no se quede pequeño.

¡Qué crezca nuestro corazón, Jesús!

Y que de él se multiplique siempre el amor

con el que Tú has amado al mundo.

Amén.

Diálogo

Personajes: pastores, pastora y oveja.

Narrador: ¿Qué fue lo que ocurrió durante la noche?

Pastor: Al principio, un estruendo… un brillo, un relámpago y miles más. No podría en


verdad definirlo. Pero eso, que era como un gran ruido, de pronto adquirió sonido de
música, de canto, de voces, de instrumentos.

Pastor 2: Pero era como si la música proviniera de todas partes, como si los árboles,
la plantas, las ovejas, las montañas, el viento, todo, absolutamente todo participara en
el concierto de una manera armoniosa.

-31-
Pastora: Yo había llegado recién. Le llevaba a mi esposo un poco de comida. Y esa luz,
ya no era luz, aunque seguía brillando, era un gran ángel, precioso. Estaba ahí, lo
podía ver, pero era como que no estaba.

Pastor: Todos sentimos miedo, pero un miedo que no nos hacía querer salir corriendo.
Porque queríamos ver más, escuchar más.

Narrador: ¿Y les dijo lo del Niño?

Pastor 2: Un niño recostado en un pesebre. ¿Te imaginas? ¿En un pesebre?

Pastora: ¿Quién acuesta a un niño en un pesebre? Ahí comen los animales.

Pastor: Y vestido con pañales. Eso fue lo que nos dijo. Y el canto.

Pastora: ¡Qué canto! Gloria, gloria, gloria a Dios en el cielo y paz a los hombres.

Narrador: ¿Y encontraron al Niño?

Pastor: No sólo lo encontramos, lo adoramos… pero después vino lo mejor.

Pastor 2: Sus padres lo pusieron en nuestras manos.

Pastora: A cada uno de nosotros. ¡Te imaginas!

Pastor: A nosotros, a unos pastores, sucios y apestosos. ¡A nosotros nos pusieron al


Niño en los brazos!

Narrador: Y tú, oveja: ¿qué hacías cuando esto ocurría?

Oveja: ¡Cantar! Nos organizamos en seguida. Un grupo hizo de bajo, otros de tenor y
otras de soprano. Nos salió bellísimo ese canto. Repetíamos lo que escuchábamos
decir a los ángeles: ¡Gloria, gloria, gloria!


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Oración a la Sagrada Familia

Jesús, María y José,

en ustedes contemplamos

el esplendor del verdadero amor,

a ustedes, confiados, nos dirigimos.

Santa Familia de Nazaret,

has también de nuestras familias

lugar de comunión y cenáculo de oración,

auténticas escuelas del Evangelio

y pequeñas iglesias domésticas.

Santa Familia de Nazaret,

que nunca más haya en las familias

episodios de violencia, de cerrazón y división;

que quien haya sido herido o escandalizado,

sea pronto consolado y curado.

Santa Familia de Nazaret,

haz tomar conciencia a todos

del carácter sagrado e inviolable de la familia,

de su belleza en el proyecto de Dios.

Jesús, María y José,

escuchen, acojan nuestra súplica.

Amén.

-33-

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