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El Misterio Del Belen

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El Misterio del Belén.

Una catequesis, basada en Carta apostólica Admirabile


signum del Santo Padre Francisco sobre el significado y
el valor del Belén, 01/12/2019

Santiago Tornos Alonso, pbro.


1. La Palabra de Dios
1. Lc 2, 6-21

Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del


parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo
recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la
posada. En aquella misma región había unos pastores que pasaban la
noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel
del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad,
y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio
una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en
la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y
aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y
acostado en un pesebre». De pronto, en torno al ángel, apareció una
legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «Gloria a
Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena
voluntad». Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo,
los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y
veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha
comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al
niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había
dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les
habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas
cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando
gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme
a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para
circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había
llamado el ángel antes de su concepción.

2. Mt 2, 9-11

Unos magos se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían


visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de
donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa
alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y
cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le
ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

2.  ORIGEN HISTÓRICO:
San Francisco de Asís, en 1223 se queda asombrado por los mosaicos
de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento
de Jesús. Francisco quería celebrar el día de Navidad contemplando,
es decir, no solo viendo sino como si estuviera presente con sus ojos
lo que vivió Jesús como niño, acostado en un pesebre y colocado entre
la mula y el buey, junto con María y José.
El 25 de Diciembre muchos frailes franciscanos y hombres y mujeres
fueron a celebrar con flores y antorchas para iluminar esa noche santa.
Cuentan que experimentaron una gran alegría que no podían describir.
Y celebraron juntos la Eucaristía. Cada Eucaristía es como si nos
trasladáramos a Belén, ocurre el mismo hecho, Jesús se hace presente.

3.  SIGNOS IMPORTANTES:
a.  Bethlehem

Significa casa de pan. Jesús “es el pan vivo bajado del cielo” (Jn 6,
41). Cumple la profecía de Miqueas: “Y tú, Belén Efratá, pequeña
entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel;
sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemoriales. Por eso, los
entregará hasta que dé a luz la
que debe dar a luz, el resto de
sus hermanos volverá junto
con los hijos de Israel.” (Mi
5,1-2)

b.  El cielo estrellado,


la oscuridad, el
silencio…
El nacimiento de Jesús ocurrió en la noche, en lo secreto y escondido.
En muchos momentos nosotros experimentamos la soledad, el
silencio, la tristeza… Jesús viene para iluminar la oscuridad y darnos
la verdadera paz y alegría.
c.  Ruinas

Hay algunas casas y algunos


castillos medio derrumbados. Hay
una historia que cuenta que el
templo de la Paz en Roma se
derrumbaría cuando una Virgen
diera a luz. Jesús es alguien tan
importante que rompe todo lo que es
viejo y es falso, y que Jesús ha
venido a sanar y reconstruir, a devolver a nuestra vida y al mundo
todo lo bueno que Dios había creado.

d.  El palacio de Herodes

Los poderosos y los que no aceptan


que necesitan la ayuda de Dios viven
sordos de esta noticia. Herodes
representa el rechazo de Dios.

e.  El ambiente: montañas,


animales, ríos, los pastores…

Son los primeros testigos, los


primeros en recibir el
anuncio, en mirar y escuchar
a Jesús, su mensaje de
salvación y ellos responden
con el asombro y la alegría.
El encuentro entre Dios y sus
hijos, gracias a Jesús, es el
que da vida y sentido al
hombre y constituye una singular belleza en nuestra religión. Son los
primeros en cantar la gloria de Dios.

f.  Los mendigos

Los pobres son los privilegiados de este momento, los que lo captan
de verdad, son más capaces de reconocer la presencia de Dios en
medio de nosotros. Solo el que reconoce que está necesitado del amor
de Dios puede recibir su amor y cercanía.

g. Otras figuras

Representan lo cotidiano, el día a día, la santidad cotidiana a la que


estamos llamados los cristianos, la alegría de hacer de manera
extraordinaria las cosas de todos los días, cuando dejamos que Jesús
comparta su vida en la nuestra y que forme parte de ella, formando
parte nosotros de la Suya.

h. La Estrella

La estrella es la Iglesia, una luz que nos guía, ilumina y acompaña


hasta Jesús. La Iglesia somos todos los bautizados y  creyentes que
debemos anunciar y dar testimonio de Jesús. La luz de la
estrella permanece en la palabra de Dios que puede guiar a todo
hombre a Jesús.

i. Los Magos de Oriente

Estos sabios que vienen de lejos que van siguiendo una estrella para
buscar al Mesías. No se dejan escandalizar, se ponen de rodillas y
adoran a Jesús. Le llegan tres regalos, incienso: para reconocer que
Jesús es Dios, oro para reconocer que Jesús es Rey, mirra que
significa lo amargo, el sufrimiento que Jesús va a tener en su Pasión y
Muerte.
j. María

Es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a


visitarlo. Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado y ha
respondido: “He aquí la esclava el Señor, hágase en mí según tu
palabra” Lc 1,38. Es la mujer de la obediencia plena y total. Para el
creyente es un testimonio, un ejemplo a seguir de abandono en la fe a
la voluntad de Dios.

k. José

El padre silencioso y protector, que nunca se cansaba de proteger a su


familia. No duda en ponerse en camino y emigrar a Egipto (Mt 2, 13-
15). José llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y
a María su esposa, y como hombre justo confió en la voluntad de
Dios, la puso en práctica y acepto vivir en secreto este gran anuncio y
su vida.

l. El pesebre

Jesús nació en un lugar donde los animales van a comer. Jesús se


convierte también en alimento para nosotros, él se va a dejar comer y
beber (su Cuerpo y su Sangre).

m. El niño Jesús

Dios se presenta así, para recibirlo en sus brazos, en debilidad y


fragilidad, esconde su poder que todo lo crea y transforma. En Jesús,
Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la
grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en la ternura.
Nos llena de alegría su nacimiento. Dios renuncia a su gloria para
hacerse hombre como nosotros.

n. El que contempla, el creyente.

El que mira el Belén, los que rezan ante él, los que cantan
villancicos… Son aquellos que quieren alegrarse por la venida de
Jesús, que quieren seguirle y amarle que quieren recibir su amor, pero
no para guardarlo, sino para anunciarlo y mostrarlo al mundo, el Amor
ha hecho posible que la Palabra de Dios se encarne. Se ha hecho
hombre para que el hombre hable del y con amor, y el Amor sea
hablado por nuestras obras...
4. Una bendición
1243. Es laudable la costumbre de instalar en las casas y en las iglesias un «belén» o
«nacimiento», que recuerda y ayuda a vivir el misterio de la Navidad.
1244. Para dar más sentido religioso o para significar su inauguración puede hacerse un rito de
bendición, que signifique el comienzo de las solemnes fiestas navideñas. Este rito es
introductorio de los misterios que se celebran en la Liturgia.
1245. Si se trata de un «belén» colocado en la iglesia, la bendición puede hacerse antes o
después de alguna de las celebraciones con que comienzan las fiestas de Navidad (al final de las
vísperas o al final de la Misa de la Noche). También puede hacerse la bendición como una
celebración independiente en la tarde del 24 de diciembre.

1246. Reunida la familia, el padre o la madre de la misma dice:


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.
El que dirige la celebración puede decir:
Alabemos y demos gracias al Señor, que tanto amó al mundo que le
entregó a su Hijo.
Todos responden:
Bendito seas por siempre, Señor.
1247. Luego el que dirige la celebración dispone a los presentes para la bendición, con estas
palabras u otras semejantes:
Durante estos días contemplaremos asiduamente en nuestro hogar este
pesebre y meditaremos el gran amor del Hijo de Dios, que ha querido
habitar con nosotros. Pidamos, pues, a Dios que el pesebre colocado
en nuestro hogar avive en nosotros la fe cristiana y nos ayude a
celebrar más intensamente estas fiestas de Navidad.
1248. Uno de los miembros de la familia lee un texto de la Sagrada Escritura.
Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san
Lucas: Lc 2, 4-7a: María dio a luz a su hijo primogénito
En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió
desde la ciudad de-Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se
llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que
estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y
dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en
un pesebre.
Palabra del Señor.
1249. Después de la lectura, según las circunstancias, puede cantarse un canto adecuado.
1250. Sigue la plegaria común:

En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para


iniciar las fiestas de Navidad, dirijamos nuestra oración a Cristo, Hijo
de Dios vivo, que quiso ser también hijo de una familia humana;
digámosle:
R./ Por tu Nacimiento, Señor, protege a esta familia.
Oh, Cristo, por el misterio de tu sumisión a María y a José enséñanos
el respeto y la obediencia a quienes dirigen esta familia. R./
Tú que amaste y fuiste amado por tus padres, afianza a nuestra familia
en el amor y la concordia. R./
Tú que estuviste siempre atento a las cosas de tu Padre, haz que en
nuestra familia Dios sea honorificado. R./
Tú que has dado parte de tu gloria a María y a José, admite a nuestros
familiares, que otros años celebraban las fiestas de Navidad con
nosotros, en tu familia eterna. R./
1251. Luego el ministro, con las manos juntas, dice:

Señor Dios, Padre nuestro,


que tanto amaste al mundo
que nos entregaste a tu Hijo único
nacido de María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento
y a la comunidad cristiana que está aquí presente
para que las imágenes de este Belén
ayuden a profundizar en la fe
a los adultos y a los niños.
Te lo pedimos por Jesús, tu Hijo amado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
1252. El que dirige la celebración concluye el rito, santiguándose y diciendo:
Cristo, el Señor, que se ha aparecido en la tierra y ha querido convivir
con los hombres nos bendiga y nos guarde en su amor.
Todos responden:

Amén.

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