Roman Britain">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Pictos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 41

Pictos: El Enigma de los Guerreros

Azules

 
Una hipótesis controvertida defiende que los primeros pobladores de
Escocia fueron navegantes llegados desde Asia menor.
 
 
Pelo muy oscuro, de corta estatura, tatuados o pintados de azul y
extremadamente fieros en el combate.
 
Así debieron ser los pictos si atendemos a un puñado de fuentes
documentales y a los estereotipos que se han encargado de extender
vetustas ilustraciones, sin embargo, sabemos muy poco acerca de
este pueblo, excepto que ocupó el noroeste de gran Bretaña y erigió
megalitos grabados con símbolos indescifrables.
 
La primera mención escrita en la que aparecen data del año 297 de
nuestra era. Se trata de un panegírico redactado por Eumenio,
secretario privado del emperador romano Constancio Cloro, a quien
acompañó en varias campañas militares.
En el texto, Eumenio se refiere a los picti (pictos) como enemigos
acérrimos de los britanos, subrayando que acudían al combate
semidesnudos.
 
El tono del discurso de Eumenio refleja la animadversión de las tribus
pictas hacia sus propios vecinos, pero también muestra la frustración
de los romanos debido a la feroz resistencia picta en el contexto de la
ocupación de las Islas Británicas.
 
Es sabido que la conquista romana de aquellas tierras siempre
tropezó con idéntico escollo: los pictos nunca dejaron de hostigar a las
legiones enviadas por Roma.
 
¿Quiénes eran los Pictos?
En realidad, el término picto parece ser una especie de apodo que los
romanos utilizaban para referirse a los pueblos que vivían al norte del
Muro de Adriano. En cuanto al verdadero sentido del vocablo, tal vez
significase «la gente pintada», aludiendo a la costumbre picta de
tatuarse o pintarse el cabello o el cuerpo con un pigmento azul cuando
iban a la guerra.

No obstante, los celtas se referían a ellos como cruithni, palabra en


irlandés antiguo que vendría a significar «pueblo de los dibujos», sin
que sepamos si tal calificativo tenía que ver con la tradición picta de
tatuarse (o pintarse) o con los elaborados diseños que solían plasmar
en metales y piedras.
 
Lo cierto es que desconocemos cómo se llamaban a sí mismos,
aunque investigaciones recientes especulan con que utilizaran el
genérico pecht (los antepasados), palabra que se intuye en antiguos
topónimos escoceses como Pett, Pitt y Pettr, este último exclusivo de
las Islas Orcadas, quizá el primer lugar donde se agruparon en tribus o
pequeños clanes… O el primero al que llegaron desde el mar. 
Porque el gran enigma en torno a los pictos es si fueron los
descendientes de los constructores de brochs –célebres torres
defensivas erigidas durante la Edad del Hierro escocesa– o, por el
contrario, arribaron a las Orcadas y demás islas al norte de Gran
Bretaña del mismo modo que lo hicieron los noruegos en el año 875
de nuestra era.
 
Si era cierto que los pictos se tatuaban o pintaban y el azul era un
color frecuente en su indumentaria, no es imposible que en realidad
perteneciesen a una etnia extranjera, llegada desde mucho más lejos
de lo que se asumía como probable.
 
Veamos por qué.
 
Dado el fuerte nacionalismo que todavía hoy impregna los
sentimientos del pueblo escocés, las fuentes bibliográficas modernas
en relación con los pictos tienden a sostener que fueron los primeros
pobladores de estas tierras, o sea, siempre estuvieron en Escocia.
Así, el arqueólogo Gordon Noble argumenta que «todas las
evidencias apuntan a que los pictos eran indígenas del norte de
Escocia (…) Comenzaron a mezclarse con otras tribus durante el
periodo romano tardío y formaron algunos de los reinos más
poderosos del norte de Gran Bretaña a comienzos de la Edad Media»,
opinión que comparten Stuart McHardy y otros investigadores
escoceses. 
 
Sin embargo, conviene insistir en que la escritura de los pictos es tan
misteriosa como ellos mismos, de manera que los historiadores no lo
tienen fácil para escudriñar sus orígenes. De hecho, la historia de este
pueblo sólo está documentada a partir del siglo IV, cuando los pictos
aparecen como personajes secundarios en varios anales irlandeses y
en biografías de santos locales, como la hagiografía de san Columba
de Iona. Habría que esperar al siglo VIII para encontrar una referencia
más extensa y seguramente ajustada a la realidad. La hallamos en
uno de los textos más importantes de la historia anglosajona, aunque
escrito en latín. Nos referimos a Historia ecclesiastica gentis Anglorum
(Historia eclesiástica del pueblo inglés), obra del monje benedictino y
gran erudito Beda el Venerable que le valió el título de «padre de la
historia inglesa». 
 
Resulta llamativo que este libro sea probablemente el más
referenciado a propósito de los pictos, aceptándose como fidedigno y
bien documentado. No obstante, cuando echamos mano de relatos
modernos sobre los pictos que incluyen citas textuales de la Historia
de Beda, solemos encontrar una corrección recurrente a una supuesta
inexactitud del monje. Se trata de una sola palabra, pero su
importancia resulta capital. 
 
Leemos lo siguiente en la obra de Beda el Venerable: «Ocurrió que el
pueblo de los pictos, procedente de Escitia, según cuentan se echó al
océano con unas pocas naves de guerra y, llevado por el soplo de los
vientos, llegó a Hibernia (Irlanda), más allá de todos los confines de
Britania, y desembarcó en sus costas septentrionales y, al encontrar
allí al pueblo de los escotos, pidió también para él (el pueblo picto) un
asentamiento en su tierra y no pudo conseguirlo»… Un momento,
¿procedente de Escitia? ¿La histórica región euroasiática? 
 
Los historiadores modernos aducen que Beda no quiso escribir
Escitia, sino Escandinavia, de ahí que algunos consideren la
posibilidad –aunque remota, suelen apostillar– de que, al igual que los
noruegos, los pictos arribaran a Escocia provenientes de
Escandinavia.
 
Lo llamativo de este asunto es que las fuentes modernas que citan
textualmente estos párrafos de la Historia eclesiástica,
indefectiblemente copian el topónimo «Escitia» para, a continuación y
entre paréntesis, escribir «Escandinavia», enmendando la plana
al «padre de la historia inglesa» y añadiendo en ciertos casos que éste
habría recogido una tradición errónea que confundía Scythia (la región
junto al mar Caspio) con Scandia o Escania (cierta área de la
península escandinava).
 
En fin, la anécdota, si es que podemos llamarla así, recuerda las
cambiantes opiniones sobre otro «padre de la historia», Heródoto,
cuyos textos son generalmente aplaudidos… con excepción de
aquellos que contradicen la versión oficial de la historia escrita en
tiempos recientes. 
Origen tracio-escita
 
Si Beda el Venerable describió la llegada de los pictos a las Islas
Británicas sugiriendo el origen escita de los mismos, Heródoto de
Halicarnaso (484-425 a. C) identificó a los pictos con un pueblo de
origen tracio-escita, los agatirsos, que en tiempos del célebre
historiador griego aún habitaban las llanuras de Maris, una región
ubicada en la actual Rumanía.
 
En el libro IV de sus Historias, Heródoto describe a los agatirsos como
amantes del lujo, subrayando que solían adornar sus cuerpos con
objetos de metales preciosos. También destaca que eran polígamos,
aunque lo justifica diciendo que los varones tenían mujeres en común
para establecer lazos de parentesco y verse libres de la envidia y el
odio mutuos, lo que más parece corresponderse con la poliandria, no
la poligamia.
 
Llamativamente, Cayo Julio César enfatizó esta misma característica
en relación con los pictos, escribiendo que «las mujeres (pictas) son
las esposas comunes de grupos de diez o doce hombres, formados
generalmente de padres, de hermanos y de hijos».
 
El también historiador Amiano Marcelino –en su obra Res gestae–
apunta otro detalle significativo que conecta a pictos y escitas: los
agatirsos tatuaban sus cuerpos y tenían el cabello coloreado de azul. 
 
Ahora, faltaría saber si los agatirsos abandonaron las llanuras de
Rumanía. Según Mauro Servio, gramático y cronista italiano con fama
de ser uno de los hombres más instruidos de su época (finales del
siglo IV), en su obra Comentarios a las obras de Virgilio, apunta
que «alrededor del 300 a. C., los agatirsos enviaron un contingente de
los suyos a Escocia, donde más tarde se les identificó por el nombre
de pictos, que eran unos formidables guerreros». 
 
Pero no hemos de remontarnos tanto en el tiempo para descubrir
testimonios en el mismo sentido. Ramón Sainero, filólogo, doctor en
Literatura Irlandesa y director del Instituto de Estudios Celtas español,
defiende que navegantes escitas zarparon probablemente desde
Tracia, en un «periplo que aparece en los manuscritos irlandeses
Libro de las invasiones y en los Anales de Clonmacnoise, entre otros,
y nos dicen que el origen de los escotos y de los pictos irlandeses y
escoceses se encontraba en las zonas próximas a Grecia, en la Tracia
y regiones cercanas, y que desde allí, en la época de la destrucción
de Troya, emigraron hasta los confines del litoral atlántico». 
¿En qué idioma hablaban los pictos?
 
Los pictos apenas nos dejaron unos pocos trazos –prácticamente
todos grabados sobre piedras– con los que podamos deducir el origen
de su lengua. 
 
En la biografía de san Columba escrita por Adomnán de Iona, se
cuenta que cuando Columba acudió a entrevistarse con Bridei I, rey de
los pictos entre 554 y 584, necesitó de un traductor para hacerlo, pues
la lengua hablada por Bridei le resultaba totalmente incomprensible.
Dos siglos más tarde, Beda el Venerable también se refería al idioma
de los pictos, subrayando que no se parecía al resto de las lenguas
habladas en las Islas Británicas.
 
Incluso en nuestro días, existe un gran debate acerca del origen de la
lengua picta, idioma que fue sustituido por el gaélico en el siglo IX, tras
la integración del reino picto en Escocia. El reputado filólogo y lingüista
británico William Burley Lockwood escribió lo siguiente refiriéndose
a una inscripción en las Islas Shetland, concretamente a una serie de
muescas en un menhir que trataron de descifrar mediante el alfabeto
Ogam: «Cuando se extraen los nombres de personas, el resto es
totalmente ininteligible. Así, en la piedra de Lunnasting, en las
Shetland, se puede leer ettocuhetts ahehhttann hccvvevv nehhtons.
La última palabra es el comúnmente atestiguado nombre propio
Nechton, pero el resto parece tan exótico que los filólogos concluyen
que el picto fue una lengua no indoeuropea, sin parientes
reconocibles».
 
Recordemos que en su forma más simple, el alfabeto Ogam consiste
en cuatro grupos de trazos o muescas que pueden convertirse en 20
grafías o signos alfabéticos. El hecho de que esta forma de escritura
no pueda aplicarse al picto, da idea de la dificultad inherente a tratar
de desvelar el origen de este pueblo. 
 
Algo parecido ocurre con los diseños plasmados en el resto de
megalitos atribuidos a los pictos. Es fácil reconocer en ellos las
siluetas de peces y caballos, pero también hay criaturas ignotas y
símbolos que parecen extraídos de un manual de geometría. Si acaso,
en otras piedras se grabaron lo que parecen ser espejos y peines, dos
objetos vinculados al universo de los chamanes y casi idénticos a los
que podemos encontrar en menhires en las estepas de Mongolia,
antes recorridas por los jinetes escitas, las tribus nómadas en las que
hemos encontrado ciertos paralelismos con los misteriosos pictos.…
El sorprendente origen de los
misteriosos símbolos de los
pictos
INVESTIGACIÓN
Nuevas excavaciones han permitido determinar que este tipo de
escritura fue influenciado por los romanos y que se originó entre los
siglos III y IV después de Cristo

El famoso Rhynie Man


 University of Aberdeen

DAVID RUIZ MARULL


26/10/2018 12:00Actualizado a 26/10/2018 13:59

Los Pictos siempre han sido considerados un pueblo misterioso. Esta


confederación de tribus habitó el norte y centro de Escocia desde los
tiempos del Imperio romano hasta el siglo X. Pero, aún así, dejaron pocas
evidencias de su vida, más allá de sus icónicas piedras talladas que
contienen un lenguaje de símbolos que aún hoy no ha podido ser
descifrado.

Una investigación liderada por la Universidad de Aberdeen ha


conseguido rastrear el origen de estas representaciones hasta un momento
situado entre los siglos III y IV después de Cristo, mucho antes de lo que
se creía hasta el momento. Los arqueólogos sometieron varios objetos
hallados en excavaciones recientes a un análisis con radiocarbono para
conseguir una cronología mucho más acurada que las antiguas técnicas
histórico-artísticas.

Los Pictos siempre han sido considerados un

pueblo misterioso
Sus hallazgos, publicados en la revista Antiquity , defienden la idea de que
los símbolos son realmente un guión que probablemente representa un
grupo de nombres de miembros de los Pictos y que se desarrolló
exactamente en la misma época que otros tipos de escriptura europeos
como la escritura de Ogham de la antigua Irlanda o el estilo rúnico
desarrollado en Escandinavia.

Entre los principales símbolos de los pictos aparecen bestias extrañas,


águilas, salmones, espejos, peines o cañas misteriosas. Al igual que los
jeroglíficos egipcios, este tipo de escritura era una forma de lenguaje
asociado con la genealogía de familias importantes. Estas combinaciones
de nombre permitieron, aparentemente, reclamar la propiedad sobre la
tierra.
La piedra de Dunfallandy contiene varios símbolos pictos
 Noble et al. / Antiquity

La influencia del Imperio Romano en el desarrollo del lenguaje escrito de


los pueblos indígenas situados en sus fronteras ha sido clara desde hace
mucho tiempo. Los pictos hablaban una lengua celta británica que
continua siendo un misterio en gran parte. Pero los emparejamientos
recurrentes dentro de los símbolos dan a entender que están optimizados
para escribir nombres de personas.

Los análisis de los expertos se basan en los restos recuperados de la


excavación de un fuerte picto situado en la columna de rocas de
Dunnicaer, al sur de Stonehaven (Aberdeenshire). En este espacio
descubierto en 2015 se han encontrado tallas no elaboradas, generalmente
de tamaño más pequeño en comparación con los monumentos de piedra
hallados durante el siglo XIX.

La plata romana se usó como soborno

diplomático,o regalo influyendo en la economía

y sociedad de los Pictos


Los estudios revelaron que las piedras probablemente provenían de la
muralla del fuerte y la datación del sitio demostró que el asentamiento
estaba en su apogeo entre los siglos III y IV después de Cristo. Otros
objetos, como un hueso de buey que apareció en la isla de Orkney,
indican que este lenguaje quizás se usaba en la periferia de la tierra de los
Pictos en el siglo V.

El modelado bayesiano, que permite refinar la datación por radiocarbono,


ha determinado que el asentamiento picto de Rhynie, también en
Aberdeenshire y donde se encontró el famoso Rhynie Man, contiene un
fuerte con piedras que contienen estos símbolos y que está dentro de una
serie de murallas y empalizadas que datan de entre finales del siglo IV y
principios del siglo VI.

Algunos símbolos pictos, por ahora indescifrables


 Noble et al. / Antiquity

Investigaciones recientes han revelado que la plata romana llegó en forma


de regalos y sobornos diplomáticos, influyendo en la economía y la
sociedad de los Pictos, lo que acabó transformando su lenguaje. Los
autores señalan que estos símbolos son probablemente el resultado de la
exposición a la escritura latina, pero también una interpretación indígena
independiente de los mismos.

”En las últimas décadas ha crecido el consenso acerca de que los símbolos
de estas piedras son una forma temprana del lenguaje. Nuestras
excavaciones recientes y la datación de los objetos encontrados
proporciona por primera vez una cronología mucho más segura.
Establecer una momento en el tiempo nos ayuda a reescribir la historia de
estas tradiciones simbólicas del norte de Europa”, explica Gordon Noble,
jefe de arqueología de la Universidad de Aberdeen.
Los pictos dominaron el centro y el norte de Escocia
 Noble et al. / Antiquity

Estas antiguas tribus de granjeros “no adaptaron un guión alfabético, pero


desarrollaron su propio guión de símbolos”. “Las piedras con lenguaje
picto son la forma de comunicación más común y monumental que
sobrevive del norte de Gran Bretaña, pero su origen ha sido poco
comprendido en comparación con otras formas de escritura alfabética”,
apuntan.

“El modelado bayesiano -explica Derek Hamilton, del Scottish


Universities Environmental Research Centre (SUERC)- ha revolucionado
el mundo de la datación por radiocarbono, ayudando a desarrollar marcos
cronológicos más refinados”.

Imagen tomada con un dron del fuerte picto situado en Dunnicaer


 Noble et al. / Antiquity

El famoso Rhynie Man


 University of Aberdeen
ANTIGUA

Los Pictos, mas allá del Muro


Los Pictos 16/03/2016
Si vives en el continente americano, ¡¡tenemos una oferta ESPECIAL
para tí!! con un descuento del -75% para nuestros hermanos americanos,
HAZ CLICK AQUÍ

El siglo V DC fue testigo de un suceso decisivo para la historia europea:


la sustitución del Imperio Romano por los reinos bárbaros que se
convirtieron en germen de gran parte de los estados actuales. En
Escocia la cosa es algo más compleja, pues nunca fue totalmente
conquistada por los romanos, el norte de esta misteriosa tierra
permaneció libre habitado por sus enigmáticos habitantes: los pictos.
Si quieres leer el artículo mas tarde, guárdatelo en PDF y léelo cuando te
plazca: Descárgalo Aquí
Poco se sabe de la historia de los misteriosos habitantes de esta
brumosa tierra, salvo que en los oscuros años de la Alta Edad Media
permanecieron como la titilante luz de la cultura celta, nunca totalmente
doblegada sin importar los negros nubarrones que se cernieron sobre
ella.

Los Pictos, Historia


Se considera que Pictavia fue una confederación de las tribus que no
fueron subyugadas por el Imperio, habitando al norte del muro de
Antonino(leer entrada relacionada) . Colindando al sur primero con los
romanos, después con las tribus que se independizaron de estos
(alrededor del siglo III), y luego con el reino de Strathclyde por el
sudoeste y con Northumbria por el sudeste (a principios del siglo VII). A
partir de una fecha indeterminada a finales del siglo V, grupos de escotos
(irlandeses) se asentaron en el oeste de su territorio y formaron el reino
de Dal Riada, que mantuvo con Pictavia una relación unas veces de
vasallaje, otras de coalición e incluso otras de enemistad.
Los Pictos
Sin embargo, a partir del siglo VI pasa de ser una confederación a una
federación, con un rey de Pictavia  (figura parecida al Alto-Rey de
Irlanda), reyes provinciales (como el de Atholl) y sub-reyes (como el de
las Órcadas). Con el tiempo la presión de los saqueos por parte de
pueblos germánicos provocó que el reino se uniera aún más. Hasta que
la más terrible, la de los vikingos hizo que Pictavia se uniera con Dal
Riada bajo la hegemonía de la última, formando lo que hoy se conoce
como Escocia. Según la Crónica de los Reyes de Alba, escrita
aproximadamente en el siglo XIII, Kenneth MacAlpin (810-858) fue el
primer rey en ser coronado como rey de Escocia, pero fuentes más
modernas sostienen que el cambio de nombre no tuvo lugar hasta medio
siglo más tarde, coincidiendo con la aculturación de los pictos por parte
de los escotos.

Los Pictos, sociedad


Las pruebas arqueológicas sugieren que vivían en pequeños
asentamientos granjeros y se dedicaban principalmente a la ganadería
trashumante como los irlandeses de la época, aunque a veces
organizaban saqueos hacia las tribus vecinas al sur, los britanorromanos,
y luego sobre los britanos de Strathclyde y los Northumbrios tras la
invasión de los Anglos, e incluso sobre tribus de su propia confederación.

Si quieres leer el artículo mas tarde, guárdatelo en PDF y léelo cuando te


plazca: Descárgalo Aquí

Su nombre proviene de que, según los romanos, tenían la costumbre de


pintarse o tatuarse la piel, puede que para la batalla. En la cual se cree
que peleaban como los antiguos britanos: cargando en grandes grupos
pero dividiéndose la batalla en combates singulares al desconocer las
formaciones de batalla. Principalmente con lanzas, espadas,
defendiéndose con escudos y en ocasiones incluso con cotas de malla. A
veces peleaban a distancia con hondas, venablos y arcos, pero algunos
estudiosos sostienen que el combate a distancia era visto por los pueblos
celtas como propio de cobardes. Con todo, puede que su estilo de lucha
hubiera evolucionado tras los enfrentamientos con los romanos, por lo
que quizás luchasen ya en formación de batalla.

Los Pictos
Algunas de estas creencias se deben a que en una estela funeraria del
cementerio de Aberlemno se representan a si mismos sin armaduras,
enfrentándose a Northumbrios con armadura en la batalla de Dunnichen
(685), que puso fin a la expansión de estos últimos por el norte.

Hablaban su propia lengua, que algunos estudiosos, como el Humanista


del Renacimiento George Buchanan, consideran una lengua del
subgrupo britónico de las lenguas celtas. Pero otros, como William Burley
Lockwood el siglo pasado, dudan que sea tan siquiera una lengua
indoeuropea.

Los Pictos, religión


Poco se sabe de la religíon precristiana de los pictos, salvo que eran
animistas y seguían una versión del Politeismo celta, pues la religión del
mundo celta no estaba sistematizada. Por lo que uno podía encontrarse
muchos dioses diferentes cuyas funciones se solapaban, además de
mitos que se contradecían entre ellos.

Lo más probable es que adoraran a dioses como “Lug” (dios solar),


“Cernunnos” (dios de la fertilidad), “Brigantia” (inspiración, sanación y
adivinación), “Epona” (fertilidad, muerte y guerra), “Teutates” (guerra y
protección tribal) y “Taranis” (cielo y tormenta). Además es seguro que
tenían sus dioses propios.

Muchas veces los dioses se agrupaban en tríadas o trinidades, como la


formada por Teutates, Taranis y Esus. Según Rolleston (1911) cada
tríada era una persona, con funciones divididas pero interrelacionadas,
formando un todo. Pronto todas ellas serían sustituidas por un nuevo tipo
de religión trinitaria: el Cristianismo.

Los Pictos
La historiografía oficial suele sostener que los pictos no se empezaron a
convertir hasta que San Columba y sus monjes del monasterio de Iona,
fundado en el año 563, empezaron a enviar misiones, convirtiendo a su
rey Bridei al poco tiempo. Se cree que para el año 580 el Cristianismo ya
tenía una firme cabeza de puente en tierras pictas.

Por otro lado, hay versiones antiguas que sostienen que el obispo Ninian
de Whithorn (Sur de la actual Escocia) convirtió a los pictos del sur. Se
suelen considerar estas últimas como falsas, pero cabe dudar a la luz de
los hallazgos de iglesias fechadas por esta época. Ya San Patricio habló
en sus Confesiones de los pictos como apóstatas, lo cual puede indicar
que se abandonase la nueva religión tras ver que no les gustaba, que
fueran obligados a renegar o (la menos probable) que fuesen muertos.

En un final poético propio de ellos, los misteriosos pictos pasaron de


habitar en las tierras de la brumosa Escocia a perderse en las nieblas del
olvido, dejando pocos restos de su paso por la oscuridad de la Alta Edad
Media.
EL LÍDER DE LOS
PICTOS QUE SE
INVENTÓ UN
HISTORIADOR PARA
GLORIA DE SU
SUEGRO, EL
GENERAL
AGRÍCOLA
COMPARTE:      

 JAVIER SANZ — 3 JULIO 2014


El protagonista de esta historia pudo ser un gran jefe tribal de los pictos o fruto de la
inventiva de Publio Cornelio Tácito, historiador, político y yerno de Agrícola, el
gobernador de Britania que llevó las legiones hasta los confines de la isla. Poco se sabe
de su vida, pero su presunto discurso previo a la batalla del Mons Graupius es todo un
alegato de libertad.

En el verano del 77  Gneo Julio Agrícola fue designado como gobernador de Britania. La


isla se encontraba por entonces en una tensa calma. Los rescoldos de la revuelta
de Boudica ya se habían apagado, pero la frontera norte se había vuelto inestable. Una
nueva revuelta protagonizada por la tribu de los brigantes durante el mandato del anterior
gobernador Quinto Petilio Cerial había insuflado aires de libertad a muchas de las tribus
al norte de Eboracum (la actual York), pero Cerial conjuró la rebelión y dispersó a los
sublevados, refugiándose los irredentos muy al norte de sus tierras, en las brumosas
montañas de la conocida por entonces como Caledonia (actual Escocia)
Agrícola realizó seis campañas para afianzar la estabilidad del norte de Britania, en el 78
tomando de nuevo la isla de Mona (Anglesey) y sofocando las revueltas de
los ordovices (hoy Gales) y entre el 79 y el 83 se adentró casi hasta territorio picto. Ningún
ejército romano había llegado tan al norte desde que César desembarcase en Britania más
de un siglo antes (de hecho, hasta que la flota de Agrícola no circunnavegó Britania aquel
año no estaban completamente seguros de que era una isla) Fue en esta penúltima
campaña, en la del 83, cuando la Legio IX Hispana entró en contacto con nuestro
protagonista.

Las tribus pictas, alentadas por los brigantes huidos del sur, decidieron enfrentarse a la
amenaza que suponía un ejército romano acampado tan cerca de sus tierras. Por ello, y
según Tácito, eligieron a un hombre que les acaudillara. Según el historiador romano, ese
honor cayó en Calgaco, cuyo nombre en celta podría ser interpretado como calg-ac-os,
«el hombre de la espada”. El erudito romano lo describió como “el más distinguido de
nacimiento y el valor entre los jefes“. Teniendo en cuenta que todo lo que sabemos de este
hombre y las campañas pictas se basa en el De Vita Iulii Agricolae, la crónica de la vida y
hazañas de su admirado suegro, bien puede tratarse de un bárbaro idealizado para mayor
gloria de Agrícola. El caso es que, en un ataque nocturno, los pictos asaltaron el
campamento de la IX cerca del lago Ore. El asalto fue un fiasco, pero el peligro latente que
la hostilidad picta representaba para la frontera britana hizo que Agrícola se embarcase en
una sexta campaña llevando sus tropas mucho más al norte en busca de los indígenas
que se habían atrevido a desafiar el poder de Roma.

En la primavera del 84, Gneo Julio Agrícola movilizó a la IX y a la XX Valeria Vitrix. Se cree
que sus efectivos rondarían los 20.000 hombres, dos legiones a las que se sumarían cerca
de 8.000 auxiliares britanos y 2.000 jinetes bátavos que se trajo desde Germania, mientras
que la coalición de tribus pictas bajo el mando de Calgaco ascendería a unos 30.000
combatientes (y digo combatientes porque los pictos acudían al combate con sus familias,
así pues eran hombres y mujeres). Los pictos eran gentes bravas e indómitas. Al estar
dentro de la esfera de influencia celta, la literatura y el cine nos han dejado bastantes
guiños sobre su apariencia, costumbres y modos. Pelirrojos, desgarbados, desnudos y
pintarrajeados de azul, acudían al combate en familia. Sus carros de guerra suponían un
importante desafío para un ejército eminentemente de infantería como el romano. La
palabra griega Πικτοί (picti en latín) aparece por primera vez en el siglo III a.C. y puede
traducirse como “los pintados” o “los tatuados”, pero también podría referirse a una
etimología popular indígena, quizá procedente del celta Pehta o Peihta (luchador)
Calgaco evitó en varias ocasiones un enfrentamiento directo con el ejército de Agrícola,
que se adentró en territorio enemigo hasta llegar a un punto indeterminado de los Montes
Grampianos, al norte de la actual Perth, una colina a la que Tácito llamó Mons Graupius.
Allí fue donde, rompiendo con la táctica de acoso y fuga que había llevado durante toda la
campaña, la coalición picta le presentó batalla al gobernador romano. Quizá Agrícola
forzase a Calgaco a enfrentarse al cortarle su cadena de suministros, quizá el consejo
tribal – guerrero y no estratega – se cansó de acosar y huir y prefirió entablar combate en
terreno conocido.  Agrícola dispuso en lo alto de una colina rocosa a sus tropas, estirando
las líneas todo lo que pudo para paliar la superioridad numérica enemiga. Los auxiliares
britanos conformaron la primera línea, reservándose en retaguardia a la XX Valeria Vitrix y
colocando a la caballería bátava en las alas. Los zapadores de la legión dispusieron de
zanjas y empalizadas que estorbasen una posible carga de carros de guerra. Por el
contrario, Calgaco colocó a todos sus efectivos frente a Agrícola, concentrando la
infantería en un bloque y colocando a su caballería en vanguardia. Tras el clásico
intercambio de proyectiles, venablos y flechas de las dos avanzadas, se produjo el ataque
de la caballería picta en el flanco derecho romano, incursión que hizo estirarse aún más la
línea romana para evitar cualquier brecha.

Calgaco entendió que su oportunidad estaba en aprovechar esta maniobra para quebrar el


centro y lanzó el grueso de su ejército contra la línea romana. El gran problema picto fue
no intuir que la disciplina y la pala eran las verdaderas armas de Roma. Las zanjas y el
terreno pedregoso conjuraron la carga de carros, mientras que las turmae de caballería
bátava espantaron a sus oponentes, produciendo su desbandada un efecto dominó en el
resto de tropas. Agrícola fue uno de los militares más avezados de su tiempo, y reaccionó
como tal. Había reforzado su primera línea con cinco cohortes bátavas, a las que siguieron
las tropas veteranas y frescas de la XX Valeria Vitrix. La desmoralización se convirtió en
fuga desordenada, desatándose una persecución que se tornó en matanza y sólo la caída
de la noche evitó que las tropas romanas sacasen del bosque a todo picto armado. Ante la
inmensa cantidad de prisioneros que caían en manos romanas se dio la orden de matar a
todo enemigo… Tácito habla de 360 romanos muertos frente a 10.000 pictos. Puede
que la cifra estuviese hinchada en exceso para allanarle el triunfo a su suegro, pero no
sería el primer caso de unas cifras de bajas tan dispares entre vencedor y vencido en la
historia del ejército romano republicano (Lúculo en Tigranocerta, César en Pharsalia o  
entre Londinium y Viroconium, por ejemplo).
Nada más se supo de Calgaco; no fue hecho prisionero, ni se sabe si murió junto a sus
hombres o pudo huir al interior de Caledonia, lo que sí sabemos es lo efímero y fútil que
fue aquel esfuerzo militar. Sin una fuerza armada que se opusiese a Roma, todo parecía
abocado a que las tierras de los pictos pasasen a formar parte de la Britania romana, pero
quizá los celos evitaron que la actual Escocia se convirtiera en parte del Imperio. Poco
después de la victoria en el Mons Graupius, Cneo Julio Agrícola fue llamado a Roma. El
emperador Domiciano, un psicópata envidioso y despótico, molesto por los logros
militares de Agrícola, le ofreció el puesto de gobernador de la pacífica provincia de África,
cargo que aquel rehusó por dos veces. Su insistente negativa, sumado a los rumores de
frontera de que Agrícola era el único legado capaz de solucionar el problema germano,
pudo alentar a Domiciano a ordenar su muerte por envenenamiento. El caso es que
Agrícola falleció durante su exilio velado en su casa de la Galia en el 93; Tácito dejó
entrever que la mano de Domiciano estuvo detrás y Dion Casio afirmó sin dudas que fue
asesinado por orden del emperador.
Discurso de Calgaco

El discurso de Calgaco

Es muy poco probable que Calgaco soltase esta arenga a sus tropas antes del
enfrentamiento que les llevaría a la muerte o el cautiverio, parecen más propias de alguien
como Tácito, un erudito que ensalza a los enemigos de Roma para hacer así más
gloriosas las victorias de sus legados, poniendo además en boca de un bárbaro muchos
de los pensamientos que habrían servido para el guion de “Braveheart”. Este es un
extracto del discurso que forma parte del De Vita Iulii Agricolae:

Cada vez que examino las causas de la guerra y las dificultades


que nos ocasiona, tengo la gran esperanza en que en este día
vuestra unión dará lugar a la independencia para toda Britania.
Las batallas anteriores, donde hemos luchado contra los
romanos con diversa fortuna, nos dejaban esperanza y reserva,
porque para nosotros, que no hemos sido esclavizados a ninguna
de las orillas, la mancha de la opresión no enturbiaba nuestras
miradas. Situados en los confines del mundo y de la libertad, este
alejamiento y lejanía nos ha defendido y cubierto nuestro
nombre. Pero hoy Britania está abierta al enemigo…los
romanos, cuya insolencia intentaremos evitar en vano con la
sumisión y la reserva. Salteadores del mundo que, tras devastar
todo, ya no tienen tierras que saquear y buscan en el mar;
ávidos de poseer, si el enemigo es rico, de dominar si es pobre, ni
Oriente ni Occidente les ha saciado… Robar, masacrar,
arrebatar, esto es lo que llaman autoridad, y vacían territorios
para establecer la paz.
El Pueblo de los Pictos –
Inglaterra en el Siglo VI
 

Rate This

Los Pictos fueron un antiguo pueblo habitante de Caledonia (la actual Escocia),
cuyo origen étnico no ha sido posible establecer con precisión, aunque parece
quedar claro su origen precelta. Su denominación procede del latín pictus, ya que
los historiadores romanos del siglo IV les llamaron picti (‘pintados’) a causa de que
sus guerreros, siguiendo antiguas costumbres tribales, acudían pintados con
diversos tatuajes a las batallas. Su área de expansión principal se centró en el
norte y centro de Escocia, sobre todo en las cercanías de la ciudad de Aberdeen y
con el río Clyde como frontera natural. Algunos restos arqueológicos parecen fechar
hacia el primer milenio a.C. el asentamiento de la gran inmigración picta, con casi
toda seguridad procedente del norte del continente europeo. Allí se convirtieron en
uno de los pueblos indígenas que con mayor ímpetu resistieron, tanto el dominio
romano, como las posteriores incursiones de anglos, jutos y sajones.
Los pictos debieron de estructurarse como una típica sociedad “germánica”, es
decir, guerrera y militar, en la que el caudillo militar era el máximo dirigente, con la
existencia de vínculos de dependencia personal entre los guerreros. Antes de la
llegada de los romanos dominaron toda la extensa zona del norte de las islas,
donde basaron su riqueza en el control de las fértiles tierras de la comarca de Fife.
Prueba de su fiereza guerrera fue la construcción de la famosa muralla de Adriano,
fortificación datada hacia el año 120 y construida para frenar sus incursiones. En
principio, estas incursiones, pese a aterrorizar a la sociedad galorromana del otro
lado de la muralla, no eran más que expediciones de saqueo. A finales del siglo III,
el ejército romano en Britania, dirigido por Constancio Cloro, derrotó varias veces a
los pictos, frenando un poco la expansión de los pueblos del norte sobre Irlanda.
Pero durante el siglo IV las campañas de saqueo volvieron a tener a los pictos como
protagonistas: la irrupción más violenta tuvo lugar en el año 367, cuando los pictos
sobrepasaron los límites de la dominación romana para pasar a adentrarse en
Irlanda. Esta fecha tuvo una gran importancia en la vida cotidiana de las Islas
Británicas, dado que los núcleos de habitación del interior, villas y ciudades,
comenzaron a fortificarse ante el temor de los ataques pictos, pues el muro de
Adriano fue inutilizado y, con casi toda seguridad, abandonado por sus defensores
algunas décadas más tarde. Gracias a los testimonios de Beda el Venerable se ha
podido datar otra incursión de pictos hacia el año 429, ocasión en la que fueron
combatidos por San Germán, el cual instó a todas las comunidades británicas a
combatir a los paganos del norte. La razón de este cambio de actitud hay que
encontrarla en el pleno desarrollo de una entidad política, bien un reino o bien una
confederación de territorios con una obediencia superior, amalgamada en el seno
de una o varias familias de la aristocracia picta. Estas familias fueron aumentando
su poder entre los siglos V y VI hasta constituir un linaje regio, el cual presentaba
la particularidad de seguir una sucesión matrilineal; es decir, el derecho sucesorio
correspondía a la familia de la mujer vinculada al linaje, no al varón. Por esta
razón, un hermano o un sobrino de un monarca fallecido, en tanto que hijos de
reina, podían ser elegidos reyes por delante de los hijos del rey finado,
contrariamente a las costumbres monárquicas clásicas.

Durante los siglos VI y VII los pictos se enfrentaron a dos graves problemas: la
invasión de los sajones, por el sur, y de los escotos, por el nordeste. Precisamente
una de las razones por las que los sajones fueron bien recibidos por la población de
las islas fue porque, en teoría, venían como federados del imperio para batallar
contra los belicosos pictos. Por lo que respecta a los escotos, los intercambios entre
ellos y los pictos fueron en constante aumento, por lo que, a partir del siglo VII los
pictos perdieron su primitiva identidad individual, fundiéndose con los escotos.
Estos invasores, al principio poco menos que unos piratas continentales que
arrasaban periódicamente el territorio picto, fueron poco a poco colonizando el
territorio al norte del río Clyde, hasta el punto de que, en la segunda mitad del siglo
VI, todas las tierras entre el citado cauce y las Hébridas del Sur quedó enmarcado
en el reino de Dalriada, el antecedente más inmediato de Albán, el primer reino
escocés unificado del siglo VII. De esta manera, los antiguos aliados, pictos y
escotos, entraron en un conflicto bélico permanente, pero la mayoría de los pictos
optó por unirse a los segundos. Los pictos que resistieron tuvieron que refugiarse
más al norte de Aberdeen, donde, además, fueron constantemente debilitados por
los ataques del rey escoto Aedan Mac Gabrain, y también por las incursiones
depredadoras de piratas normandos. El punto final al conflicto entre escotos y
pictos tuvo lugar en el año 843, cuando los pictos se sometieron a la obediencia del
rey escoto Kenneth Mac Alpin.

El constante intercambio de población acontecido en Escocia durante los siglos III y


VI, así como la absorción de los escotos, han hecho prácticamente imposible
encontrar algún rasgo decisivo para enmarcar la cultura picta en su justa medida.
De ellos, además de la costumbre bélica a la que deben su nombre, únicamente
cabe reseñar su avezado paganismo, descrito por Estrabón o por Tácito, y
combatido por todas las autoridades eclesiásticas de las islas, que resistió a las
evangelizaciones romana e irlandesa durante casi toda su existencia. Uno de los
más importantes monasterios irlandeses de la época, el situado en la pequeña isla
de Iona aproximadamente en el año 560, tuvo como objetivo prioritario lograr la
ansiada conversión de los pictos, pero éstos resistieron enconadamente y sólo se
puede hablar de una verdadera cristianización hacia la segunda mitad del siglo X.
Igualmente, por referencias eclesiásticas, se ha podido averiguar que los pictos
tenían una lengua propia que aún conservaron tras la sumisión del año 843, sobre
todo en el norte de Aberdeen; no obstante, el gaélico irlandés (todavía hablado en
algunas zonas del noroeste de la actual Escocia) acabó por imponerse casi a la par
que el cristianismo. Por último, la historiografía británica suele denominar con el
nombre de Picts’ House (‘Casa de los Pictos’) a ciertas construcciones redondas,
como una especie de torres de poco más de tres metros de altura, encontradas en
el norte de Escocia. Al parecer, se trata de los lugares de habitación de los poblados
pictos, testimonio de su origen precelta. A pesar de ello, también hay
investigadores que han negado la paternidad picta sobre estas construcciones, lo
que conformando a los pictos como uno de los pueblos menos conocidos de la larga
época, entre los siglos III y X, en la que se fraguaron las estructuras sociales de la
actual Escocia.
Batalla del monte Graupius
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Batalla del monte Graupius

Parte de Conquista romana de Britania

Dibujo del siglo XIX en el que se representa el discurso


de Calgaco a los caledonios al principio de la batalla de Mons
Graupius.

Fecha Septiembre de 831

Lugar Discutido, pero en algún punto del noreste


de Escocia2

Coordenadas 56°55′00″N 3°00′00″OCoordenadas:  5
6°55′00″N 3°00′00″O (mapa)

Resultado Victoria romana

Beligerantes
Caledonios Imperio romano

Comandantes
Calgaco Cneo Julio Agrícola

Fuerzas en combate
Más de 1 legión romana (IX Hispana)
15 000 guerreros (estimación y auxiliares2
moderna)3

Bajas
4
10 000 muertos 360 muertos4

[editar datos en Wikidata]

La batalla del Monte Graupius fue un enfrentamiento militar librado en


el año 83 durante la conquista de Britania, entre las legiones del Imperio
romano, lideradas por el gobernador Cneo Julio Agrícola, y una confederación
de tribus caledonias, comandadas por el jefe Calgaco.
Se la conoce principalmente gracias a la obra Agrícola, una biografía escrita
por el yerno del gobernador, Tácito. Actualmente no hay claridad sobre el lugar
donde se produjo pero sí que la batalla terminó con una completa victoria de
las fuerzas imperiales.
Sin embargo, no significó la anexión de la actual Escocia al territorio imperial.
El emperador Tito Flavio Domiciano llamó al gobernador de vuelta a Roma,
temeroso de la popularidad que su general había alcanzado entre el Senado y
el pueblo, cancelando las campañas en Caledonia.

Índice

 1Antecedentes
 2Fuerzas enfrentadas
 3Batalla
 4Consecuencias
 5Referencias
o 5.1Notas
 6Bibliografía
o 6.1Antiguas
o 6.2Modernas
 7Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Mientras las autoridades estaban a la espera de la llegada del nuevo
gobernador, Cneo Julio Agrícola, los ordovicos del norte de Gales se
rebelaron.5 Era septiembre del 77 y el gobernador saliente, Sexto Julio
Frontino, tenía dos legiones disponibles pero ya empezaba el otoño y nadie
deseaba combatir con mal tiempo.6 En cuanto llegó, Agrícola marchó contra los
rebeldes, que se retiraron a sus colinas,7 pero el nuevo gobernador los
persiguió y masacró a casi toda la tribu.8
Después de esto, Agrícola pasó el invierno organizando su administración para
solucionar los problemas que habían causado los levantamientos.9 Al volver la
temporada de campañas el gobernador lanzó una serie de expediciones
punitivas contra los brigantes,10 exigiéndoles la entrega de rehenes.11 Logrado
este objetivo los romanos empezaron a fijar metas todavía más al norte.12 En el
período estival del año 79, Agrícola navegó hasta el estuario del Taus (Tay),13
estableciendo contacto con los dumnones14 y dejando guarniciones que se
mantuvieron durante la estación invernal.1516
En el verano siguiente el gobernador intentó asegurar el dominio imperial en
las Tierras Bajas de Escocia, construyendo fuertes al norte del territorio
brigante y aumentando las guarniciones en los que ya habían, aliándose con
los votadini y selgovae, exigiéndoles rehenes para asegurar su fidelidad ya que
el gobernador los obligó a darles suministros a sus tropas en el invierno; 17 en
definitiva, trataba de llevar la frontera a la línea entre Clota (Clyde) y Bodotria
(Forth).18

Mapa de las campañas de Agrícola.

En el 81 Agrícola cruzó Clyde19 y decidió que debía someter a


los novantae antes de avanzar más al norte, venciéndolos en varias batallas.20
Posiblemente también recorrió la península de Galloway y recibió embajadas
de varios reyezuelos de Hibernia (Irlanda).21
Al siguiente año Agrícola pasó Forth22 y avanzó hasta el Tay, donde construyó
nuevos fuertes en territorio de los dumnones, además de hacer un
reconocimiento de los puertos naturales para su flota.23 Obviamente, su
intención era asegurarse que podría mantener comunicaciones con los fuertes
septentrionales en invierno por vía marítima cuando las rutas terrestres
quedaran bloqueadas. Sin duda, también aprovechó de explorar más al norte
de la actual Escocia, como Montrose, Stonehaven y Aberdeen.24 Se desconoce
que sucedió aquel invierno.25
Por entonces, las fuerzas romanas al norte de la isla debían sumar unos
25 000 efectivos26 pero para desgracia de los romanos, en aquellos momentos
la guarnición de Britania tuvo que desprenderse de algunas unidades auxiliares
que fueron enviadas al Rin.27

Fuerzas enfrentadas[editar]
Del ejército romano solamente se sabe que combatieron 8000 auxiliares y 3000
jinetes en primera línea.28 A estos se pueden sumar cuatro alae de caballería,29
aproximadamente 2000 caballos, que estarían en reserva y unos
4000 legionarios de una legión, probablemente la legio IX Hispana porque era
la unidad a cargo de la frontera norte de Britania. El ejército del gobernador
sumaría 15 000 a 17 000 efectivos, la mitad del enemigo pero la diferencia
numérica no era tan grande como dice Tácito.2 Otros autores creen que la
infantería legionaria probablemente se equipararía a la auxiliar.30
La otra opción posible era la legio II Augusta, pero los registros parecen indicar
que ésta estaba en el sur de Gales manteniendo el orden.2 Aunque se sabe
que en esa época un destacamento de la II Augusta, presumiblemente
dos cohortes o el equivalente a 1000 legionarios, sirvió en la isla es probable
que fuera en territorio de los silures.31
El ejército de los caledonios sumaba 30 000 guerreros según Tácito.32 Cifra
bastante cuestionada por eruditos modernos,33 pero nunca menos de 15 000.3

Batalla[editar]

Estatua de Agrícola en Bath.

A comienzos del verano, el gobernador se lanzó a una nueva campaña.34 Tras


recorrer un tramo con su flota siguió por tierra hasta los montes
Grampianos con sus aliados britanos en vanguardia.35 Posiblemente la marcha
se dio desde Camelon, en Clyde, hasta el río Tay, en Perth.36
Ahí se encontraban los caledonios, quienes habían formado una importante
alianza y convocado a los guerreros de todas las tribus.37 A la cabeza de estos
nativos estaba Calgaco, quien les decía que32 sin tener donde huir38 porque
vivían en los confines del mundo39 estaban luchando para defender su libertad
frente a la esclavitud que representaba una Roma40 deseosa de guerra,
esclavos y saqueo.41 Sus palabras fueron recibidas con cánticos y gritos por los
nativos. Entre tanto, Agrícola formaba sus líneas detrás de sus trincheras y42
les recordó que eran veteranos de ocho años de campañas en la isla, donde
habían demostrado su fortaleza y valor muchas veces.43 Esto animó de
sobremanera a las tropas.44 Arengar a las tropas por parte de sus comandantes
es algo muy frecuente en las fuentes antiguas, un elemento que buscaba hacer
más épico el relato.45
Agrícola dispuso en primera línea a las fuerzas auxiliares en el centro con la
caballería en las alas. En retaguardia estaban los legionarios, junto enfrente
del castra (campamento militar), esperando actuar como reserva si los
auxiliares eran vencidos.28 Las fuerzas auxiliares no eran tan prescindibles
como se sugiere por los relatos antiguos, tanto éstas como los legionarios
tenían sus propias virtudes y debilidades, y es posible que Agrícola los pusiera
en primera línea porque confiaba en su entrenamiento y experiencia.46 Los
caledonios estaban en la loma de una colina con una formación similar a un
arco y más adelante sus carros, en la llanura entre ellos y los romanos,47 varias
docenas48 que hacían mucho ruido con sus ruedas y animales. El gobernador,
temiendo que el enemigo numéricamente superior lo atacara por el frente y los
costados a la vez, extendió sus líneas demasiado por lo que sus oficiales le
aconsejaron hacer avanzar a las legiones, pero él se negó.49

Mapa de los territorios conquistados por Agrícola.

La lucha comenzó con un intercambio de proyectiles. Los caledonios desviaban


las jabalinas que les arrojaban con sus enormes espadas y pequeños escudos
a la vez que arrojaban las propias, hasta que Agrícola mando a sus
dos cohortes de tungros y otras tres de bátavos cargar para provocar un
combate cuerpo a cuerpo, algo que sabían hacer muy bien los veteranos.50 En
cambio, las espadas caledonias no eran adecuadas para combate en espacio
cerrado.51 Los bátavos avanzaron formando un muro de escudos y lograron
expulsar al enemigo de la llanura, empezando a subir la ladera, a lo que pronto
se sumaron el resto de los auxiliares, matando a muchos nativos en el
ataque.52 Mientras tanto, la caballería caledonia había huido y los carros
estaban mezclados en la lucha de infanterías, pronto quedando detenidos por
la masa de hombres y la dificultad del terreno.53
Fue en ese momento que la reserva de los caledonios, que estaba en la cima
de la colina, intento flanquear a los romanos, quienes enviaron cuatro alas de
caballería que estaban en reserva a detenerlos.29 Este contingente de nativos
huyó y la caballería romana aprovechó para flanquear al ejército enemigo y
atacarlo por la retaguardia.54 Entonces los auxiliares persiguieron y masacraron
a los caledonios que empezaban a retirarse. Algunos contingentes completos
de nativos huyeron ante unos pocos romanos, mientras que los más valientes
se mantenían resistiendo hasta la muerte.55 Así el campo abierto quedó lleno
de cadáveres y miembros mutilados, y los caledonios se refugiaron en el
bosque cercano, donde era un suicidio perseguirlos. Agrícola envió algunas
cohortes de infantería ligera a cazarlos en la foresta más densa, a la vez que
un ala de caballería entraba en una zona parcialmente arbolada.56 Finalmente,
los caledonios se retiraron en grupos dispersos a regiones aún más
inaccesibles para estar a salvo.57

Consecuencias[editar]

Etnias de Caledonia alrededor del año 150; se puede observar los muros de Adriano y Antonio, que
separaban a la Britania romana de Caledonia.
Los vencedores pasaron la noche festejando y repartiendo el botín, mientras
los vencidos deambulaban en el campo entre gemidos, arrastrando a los
heridos, llamando a los ilesos y abandonando sus hogares para buscar
escondites.58 Días después formaron un consejo y en su pena, algunos
guerreros violentaron a sus familias.59 Cuando los romanos, a la mañana
siguiente de la batalla, fueron a perseguirlos, encontrados las colinas vacías,
las aldeas abandonadas y las chozas quemadas. Como el verano se acababa,
el gobernador dio órdenes de retirarse pero antes atacó a la tribu de
los boresti,60 aunque historiadores modernos creen que Tácito lo inventó
porque ninguna otra fuente menciona ese pueblo.61 Después de exigirles
rehenes, el gobernador ordenó a la flota un viaje de circunnavegación62 que lo
llevó hasta las islas Shetland,63 esto causó gran alarma entre las tribus porque
hizo marchar por tierra a su ejército con la intención de intimidarlas.62
Finalmente, volvió a los cuarteles invernales64 demostrando que Britania era
una isla.65
Agrícola consideraba que la completa sumisión de Caledonia, e incluso la
conquista de Hibernia, serían la mejor manera de garantizar la seguridad de la
provincia romana de Britania. Sin embargo, las órdenes de la capital fueron
limitarse a confinar a los bárbaros contra las montañas, desde las que, por otra
parte, causaban mucho daño a las legiones con sus ataques.66 En total, la
conquista romana de Britania costó la vida de cien a doscientos cincuenta mil
nativos, en una época que la población isleña debía rondar apenas el par de
millones.67
Durante aquel verano el emperador Domiciano tomó
el cognomen Germanicus y tuvo su cuarta aclamación como imperator por sus
victorias sobre los catos.68 Entre tanto, después de llegar la noticia de la victoria
del gobernador, Agrícola recibió una ornamenta triumphalia y derecho a una
estatua pública69 mientras el monarca recibía su quinta aclamación.70
Domiciano había conseguido una victoria “fingida” ante los germanos y aunque
públicamente felicitaba a su general, en privado recelaba de su éxito71 y temía
que en su gloria, Agrícola intentase suplantarlo,72 pero no podía actuar
directamente contra un gobernador tan popular, ya que el apoyo de los
militares al emperador era cada vez más exiguo.73 En los últimos años había
habido desastres militares en Mesia, Dacia, Panonia y Germania74 y al único al
que el pueblo alababa era Agrícola.75 Luego, mandó a Agrícola dejar el
gobierno de Britania habiendo cumplido su misión de pacificar la provincia y fue
sucedido por Salustio Lúculo.76 El envidioso emperador apartó al gobernador
de toda actividad pública hasta su muerte en el año 93.70
Posteriormente para defender la provincia romana de Britania mejor de las
incursiones de los pictos los romanos levantaron el Muro de Adriano,
entre 122 y 132. Posteriormente entre 140 y 142 se levantó aún más al norte
el Muro de Antonino que terminaría por ser abandonado tan solo unos veinte
años después, haciendo retroceder la frontera de vuelta al muro anterior. En
torno al año 141 las fuerzas romanas en el norte de la isla apenas alcanzaban
16 500 hombres (una legión, la II Augusta y sus tropas auxiliares).77
Finalmente, entre 208 y 211, el emperador Septimio Severo luchó con una
poderosa fuerza de 40 000 soldados contra las guerrillas pictas sin lograr
ningún gran éxito y sufriendo altísimas bajas,n 1 (Dión Casio afirma que perdió
50 000 hombres,78 cifra seguramente exagerada). Tras este fracaso la frontera
se situó definitivamente en el Muro de Adriano hasta su abandono a fines
del siglo IV.
Pictos, ¿cómo obtenían el
azul con que se pintaban?

En una sobremesa agradable, en la que nos quedamos hablando en el jardín


tras una comida sabrosa y ligera, hablábamos de Pintura y colores con una
amiga y surgieron los Pictos, esos guerreros celtas que iban a la batalla
con el cuerpo pintado de azul. Mi amiga preguntó: "¿cómo obtenían el
pigmento azul?". He indagado para contestar y he aquí algunas
respuestas:

Julio César en el Siglo I a.C. escribe en "La guerra de las


Galias": “Los celtas pintan sus cuerpos con tintura
de glasto, para parecer más terribles. Llevan el pelo largo y
los cuerpos afeitados, a excepción del labio superior y la
cabeza”.
En el blog exapamicron encuentro este ameno
artículo que amplía la información:

Breve historia del azul

08/15/06 by fraxi

Empezamos con William Wallace. Al "Braveheart" de Mel Gibson habría que desmaquillarlo y quitarle la falda. No
existen testimonios de que en esa época hubiera guerreros escoceses pintados de azul, esa ornamentación es bastante
anterior, así como tampoco lo hay de escoceses con kilt (la falda) hasta mucho después. Sin embargo lo que nos
interesa es el azul que los antepasados de Wallace emplearon para teñir la ropa y pintarse el cuerpo. Para aplicarse
esos colores utilizaban un tinte azul que procedía del glasto, un arbusto de un metro de altura que crece en la
Europa septentrional. Cuando se ponía el glasto en contacto con un montón de abono produce un líquido
amarillo que si se frota en las ropas o el cuerpo cambia de color convirtiéndose en azul brillante.

Como se podía obtener a bajo costo en grandes cantidades este azul se extendió por toda Europa y durante la Edad
Media lo encontramos dando color a calzas, jubones y tocas. No tuvo rival hasta unos siglos más tarde cuando los
mercaderes holandeses que viajaban a Oriente trajeron una planta que produce el mismo tinte y crece más deprisa y a
menos coste que el glasto: el índigo. Los británicos, principales productores europeos de azul de glasto, reclamaron
impuestos sobre el “azul extranjero” ya que según sus análisis era “dañosa, funestamente devoradora, perniciosa,
engañadora, consuntiva y corrosiva” (documento londinense de 1577). La Marina Real se puso de su lado, sus
uniformes sólo podrían ser teñidos mediante el patriótico glasto. Pero los los productores de tinte no tardaron en ver
las ventajas del índigo y establecieron plantaciones en el Caribe y en la India abandonando el glasto. A principios del
siglo XVII entró en bancarrota el último de los productores de glasto.

La venganza del glasto llegaría por medio de un químico alemán, Adolf von Bayer, que desde los 8 años buscaba una
manera de obtener indigo en una probeta y cuya tenacidad se vió recompensada en 1885 cuando contaba 60 años.
Ahora una fábrica alemana podía producir tanto índigo como una plantación subtropical británica de 100.000
hectáreas. Los productores de índigo pidieron impuestos sobre ese pernicioso índigo sintético, la Armada Real
manifestó que sus uniformes sólo podían ser teñidos con el hermoso y patriótico indigo. Pronto las fabricas británicas
empezaron a “cosechar” el índigo sintético. En 1912 entró en bancarrota la ultima de las plantaciones.

Estamos en la gran época del indigo sintético, las batallas en los campos de Europa destrozan millones de uniformes
teñidos de ese color. Pero en los 50 estalla el crack del azul, China que utilizaba el índigo para teñir los monos de
obrero, el uniforme oficial y obligatorio, cierra el comercio al “azul extranjero” y comienza a utilizar sus propios
tintes. El 30% del mercado mundial se vino a pique. Para empeorar las cosas la empresa suiza Ciba y la británica ICI
se ponen de acuerdo para comercializar nuevos tintes sintéticos de colores brillantes y baratos. El índigo yace
arrinconado en el fondo del armario ante el boom de las prendas de algodón chillonas de los 60. La Armada Real no
dice nada no vaya a ser que acabe por llevar uniformes de rosa fucsia.
A principios de los 60 sólo existían cuatro fábricas de índigo fuera de China y la situación empeoraba por momentos,
se debía buscar un nuevo uso para el índigo. No se conoce el nombre del ingeniero químico que sugirió la primera
aproximación a la solución, marketing dijo que la idea era una solemne estupidez y no fue apoyada. ¿A quién iban a
interesarle unos pantalones azules?. La verdad es que el índigo le daba a los pantalones un brillante color azul que los
hacia parecer demasiado llamativos. Otro químico dio con una solución que calmaba la intensidad del color azul: se
teñirian los hilos verticales de la tela de indigo y se dejarían que los horizontales siguiesen de color blanco. Se
descubrió que una pequeña empresa textil de California poseía precisamente este tipo de diseño en su catálogo. Se
llamaba Levi-Strauss, y fabricaba los pantalones tejanos de marca Levi’s.

Libro:
David Bodanis : Los secretos de una casa

Existe una información diferente a la del pigmento de


glasto que explicaría el origen de ese azul de otro modo:
Herodías, en el Siglo III d.c. escribe:…”Poco acostumbrados a llevar ropas, adornan sus
cuellos y cinturas, lo que consideran un símbolo de belleza y de prosperidad
económica, tatúan su cuerpo con dibujos abstractos y toda suerte de animales, acudiendo
casi siempre desnudos a la lucha…”

También podría gustarte