Adela Cortina y La Ciudadnia
Adela Cortina y La Ciudadnia
Adela Cortina y La Ciudadnia
1
INTRODUCCIÓN
2
ciudadanía: la ciudadanía civil. Pues, en virtud de algunas de sus notas peculiares,
se satisface, en buena medida, la búsqueda –que emprendemos en este ensayo–
de una mayor identificación de parte de la juventud con el ámbito público. Esto,
por cuanto apunta a una visión no tan legalista como subjetiva de la ciudadanía,
que interpela a los sujetos de una manera más personal, a diferencia de las otras
acepciones del concepto descritas por Cortina: ciudadanía jurídico-política, social
y económica, que tienden a mantener una visión más clásica del concepto de
ciudadanía y que interpela desde un ámbito institucional y normativo.
3
dirección, formulando propuestas concretas para incentivar la participación juvenil
en ámbitos públicos no convencionales.
4
I. JÓVENES Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA: ALGUNOS DATOS AL
RESPECTO
1
www.servicioelectoral.cl, acceso en octubre 2004
5
Como se aprecia en la tabla, el porcentaje de jóvenes que se inscriben en
los registros electorales ha ido decreciendo considerablemente después de 1998,
año en que se generó la más alta tasa de inscripción juvenil. Este fenómeno se
debe a que en ese año se reabrieron los registros electorales, luego de haberse
mantenido cerrados durante casi todo el período de la dictadura militar. Resulta
evidente, que en ese momento, la población, incluidos los jóvenes, tenía un
profundo interés por ejercer su derecho a voto ya que para ello había un propósito
muy claro y concreto: retomar la senda de la democracia, mediante la elección
popular de sus representantes. El voto fue entonces, una posibilidad cierta de
decir “no” a un sistema de gobierno autoritario y acceder a un sistema de gobierno
democrático. Sin embargo hoy, que ya se disfruta de algunas virtudes de la
democracia, el instrumento voto ha ido perdiendo su fuerza y representatividad
para encarnar las aspiraciones de la población.
Por otra parte, para obtener una aproximación objetiva más general sobre el
estado actual de la relación entre juventud y política, podemos observar algunas
cifras que el gobierno ha proporcionado recientemente, a partir de un estudio
realizado con jóvenes de entre 15 y 29 años, de todo el país, el segundo semestre
del año 20032. La encuesta revela interesantes cuestiones relativas a las diversas
problemáticas propias de los jóvenes, pero dentro del plano político, llaman la
atención resultados como los que a continuación se señalan.
Sobre el grado de confianza que los jóvenes declaran tener hacia distintas
instituciones del sector público, existe una considerable deficiencia en lo que se
refiere al mundo político. Quienes más desconfianza suscitan son los diputados y
senadores, los partidos políticos, los alcaldes, el gobierno y los jueces. En tanto
que quienes gozan de mayor confianza entre la juventud son las instituciones de
educación, salud y la familia. Como se aprecia en la siguiente tabla, los partidos
políticos son los que generan menor confianza entre los jóvenes.
6
Munici Medios
Partidos Sistema Iglesia Carabi- Servicios Escuelas Universi-
Congreso Gobierno palida de Familia
Políticos Judicial Católica neros Salud Liceos dades
des comunic.
8,9 18,4 20,3 33,7 40,9 52,1 53,2 57 63,7 80,5 81,6 96,9
2
INSTITUTO NACIONAL DE LA JUVENTUD, Cuarta Encuesta Nacional de Juventud. Centro de
Documentación, Santiago, septiembre de 2004.
3
Este Estudio Internacional de Educación Cívica, realizado durante los años 1999-2000, fue
coordinado por la International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA).
Los países que formaron parte del estudio fueron: Alemania, Australia, Bélgica, Bulgaria, Colombia,
Chile, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, Eslovaquia, Estados unidos, Estonia, Finlandia, Grecia, Hong
Kong, Hungría, Inglaterra, Italia, Letonia, Lituania, Noruega, Polonia, Portugal, República Checa,
Rumania, Federación Rusa, Suiza y Taiwán. Educación Cívica y el ejercicio de la ciudadanía. Los
estudiantes chilenos en el Estudio Internacional de Educación Cívica. Santiago, Unidad de
curriculum y Evaluación, Ministerio de Educación, Octubre 2003
4
INJUV Resultados preliminares Cuarta Encuesta Nacional de Juventud 2003, Doc. de trabajo Nº 5
Departamento de Estudios y Evaluación, Abril 2004 p. 4 . www.injuv.gob.cl
5
INJUV, Cuarta Encuesta... p. 61
7
encuesta, aplicada el 2000. Un 88,7% declara no tener interés en participar, en
tanto que un 10,4% señala que sí le gustaría, y sólo un 0,9 lo hace de hecho6.
6
INJUV, Tercera Encuesta Nacional de Juventud, Informe ejecutivo final, Santiago, septiembre
2001, p.88 www.injuv.gob.cl
7
INJUV, Resultados preliminares Cuarta Encuesta …, p. 7-8
8
(36%)8. De modo que la opinión frecuente de que existiría una suerte de
indiferencia o escepticismo generalizado de parte de la juventud, parece errar en
algunos sentidos, si asumimos que respuestas como estas son producto de una
reflexión y evaluación sobre la democracia por parte de los jóvenes, cuestión que
a su vez presupone un cierto grado de interés en estos temas.
8
INJUV, Cuarta Encuesta …, p. 58-59
9
brindan un servicio mejor o peor.”9 De modo que el problema de la desconfianza y
la desconexión de la juventud, trasciende el problema de la no-participación
electoral.
9
WALZER, Michael: Democracia y Sociedad civil: la idea de sociedad civil. Una vía de
reconstrucción social. En DEL ÁGUILA, Rafael, VALLESPÍN, Fernando y otros: “La democracia en
sus textos”. Alianza. Madrid. 1998. p. 385
10
Antecedentes sobre la participación electoral en Europa pueden encontrarse en International
Institute for Democracy and Electoral Asistance. www.idea.int
10
Intentando explorar una salida optimista al panorama que se ha venido
describiendo, podemos formular desde ya una primera propuesta: que la
ciudadanía, la participación y la democracia no dependen tanto de la ley, como de
cuán cercanos estamos en cada uno de nosotros, en nuestras convicciones e
ideas de bien, con aquellos valores que están detrás de las leyes y que son
respetados por fuerza, gracias a la formulación del derecho positivo.
Rastrearemos entonces, un concepto ampliado de ciudadanía, que reconozca
diversas formas de ser ciudadano, que están antes de la ley, pero que se
encuentran en barbecho o no exploradas, precisamente porque no se valoran lo
suficiente. A continuación revisaremos, a partir de un texto de Adela Cortina,
diversos tipos de ciudadanía, de los cuales rescataremos un concepto de
ciudadanía que trascienda el mero factum de haber nacido en una nación, poseer
un carné de identidad o elegir representantes.
Sin embargo, así como los “humanimales” volvían cada cierto tiempo a sus
conductas animales, olvidando la ley, los humanos olvidamos a menudo que es
11
INSTITUTO NACIONAL DE LA JUVENTUD: Los jóvenes tienen derecho a una democracia de
calidad, Centro de Documentación, Doc-8 2198, Santiago, 2002. p.5
12
CORTINA, Adela: Ciudadanos del mundo: hacia una teoría de la ciudadanía, Alianza. Madrid.
1999.
11
deseable respetar ciertas leyes que yacen ahí, en el derecho. Mas, este olvido
sólo es posible porque probablemente la ley nunca ha sido asimilada
verdaderamente. Así, cuando se acude a votar sólo porque de no hacerlo somos
multados, se pierde el real sentido de la democracia. Lo mismo sucede con todo
tipo de participación ciudadana que al no llevarse a cabo de manera voluntaria, va
perdiendo naturalidad, va perdiendo su sentido. No es posible asegurar el respeto
irrestricto a las leyes que tenemos por buenas si pretendemos “ ‘humanizar’ a las
personas sin buscar en ellas más elementos de sintonía que la repetición de la ley
y la amenaza de castigo social o legal”13
Ciudadanía política*
13
Ibíd., p. 17-18
*
Éste y los siguientes apartados siguen la misma secuencia que Cortina ha seguido en su libro. En
algunos casos, los títulos varían levemente.
12
de lo que hoy se conoce como “participacionismo”**, esto es, que la comunidad
entera, es decir, los ciudadanos civiles tienen un espacio para tomar decisiones,
no tan sólo los especialistas. Un buen ciudadano es el que trabaja por una buena
polis, y mediante su participación busca el bien común.
Ciudadanía social.
**
Interesantes consideraciones sobre participacionismo y representacionismo se encuentran
también en Cortina, A.: Ética sin Moral, cap. 9 y Ética aplicada y democracia Radical caps, 6 y 7.
14
CORTINA, Adela: Ob. Cit., p. 54
15
Ibíd. p. 57
13
llamados de segunda generación, tales como el derecho al trabajo, a la educación,
a una vivienda, a la salud, seguros de desempleo, pensiones de vejez, etc.
Ciudadanía Económica.
16
Ibíd. p. 66-67
14
economía. Todos los afectados por decisiones económicas son así, ciudadanos
económicos.
Estos tres modelos de ciudadanía, descritos hasta aquí, tienen sus virtudes
pero también sus limitaciones pues no suscitan esa adherencia espontánea que
precisa hoy la actividad ciudadana. En el caso de la ciudadanía concebida
políticamente, el haber nacido en un Estado no implica necesariamente una
identificación de la comunidad con la ley. Y la idea –o ideal– de participacionismo
o es un mito o es impracticable, dado el nivel de moralidad de nuestra población o
sencillamente por el desarrollo demográfico de las sociedades contemporáneas.
Ciudadanía civil.
15
aspectos. “Somos sociables por naturaleza, y lo éramos antes de convertirnos en
seres políticos o económicos.” 17
17
WALZER, Michael: Ob. Cit., p. 384
16
decir que no sea un artificio del Estado sino que esté allí antes que él, tal como la
lengua y las costumbres lo están. Con “sanguíneo” y “subjetivo” se alude a que la
adhesión a la ciudadanía sea desde dentro de cada individuo, desde su
emocionar. Porque a partir de Kant nos hemos acostumbrado a pensar que lo
bueno desde el punto de vista moral es lo malo respecto de la dimensión del
deseo. En efecto, para el filósofo la felicidad no puede ser nunca un principio
moral, ya que pertenece al terreno de la subjetividad y por tanto carece de la
universalidad necesaria para la ética. Pero como hemos visto, el formalismo
kantiano parece insuficiente para el concepto de ciudadanía que demanda la
democracia hoy.
18
Ibíd. p. 376
17
respeto de unos hacia otros. Comunicación que además debiera propiciar el
entendimiento y el acuerdo sobre valores mínimos que a pesar de las diferencias
pudieran valer universalmente. Cortina propone pues, una ciudadanía que
consista en el reconocimiento legal y emocional de unos hacia otros en su
diversidad, dentro de cada nación. Pero también entre distintas naciones, teniendo
como base la idea de que a pesar de nuestras diferencias, hay algo que todos
tenemos en común, un grupo con el cual todos nos sentimos identificados: el de
los humanos. De ahí que pueda también hablarse de una ciudadanía cosmopolita.
18
de los sujetos, para que puedan por sí mismos procurarse una vida buena. Sin
embargo, por más que la autonomía de los sujetos es un valor apreciable más o
menos universalmente, a este modelo le es inherente otro disvalor no menos
reconocido universalmente como tal: la desigualdad.
19
KYMLICKA, Will: El Retorno del ciudadano, en Revista La Política, Paidós. Barcelona. 1997. p.17
19
facetas del liberalismo–, el “concepto de ciudadanía está íntimamente ligado, por
un lado, a la idea de derechos individuales y, por el otro, a la noción de vínculo
con una comunidad particular.”21
20
Ibíd. p.18
21
Ibíd. p.5
22
Ibíd. p.18
23
Teóricos de corte liberal que a pesar de ello, han indagado y puesto énfasis en la importancia de
la virtud cívica. Amy Gutmann, Stephen Macedo, William Galston. Éste último rescata
principalmente el cuestionamiento hacia la autoridad y la voluntad de involucrarse en los asuntos
públicos. Kymlicka, Ob. Cit. p.20.
24
KYMLICKA, Will: Ob. Cit. p. 21
20
de la juventud exige, más que ningún otro sector de la sociedad, una concepción
de la ciudadanía como la recién esbozada.
25
INJUV, Resultados preliminares Cuarta Encuesta…, p. 9
26
INJUV, Cuarta Encuesta…, p. 51
21
electoral, pues de hecho al momento de inscribirse estaban interesados. De modo
que “se trata de un desencanto con la oferta política más que con un desinterés en
los asuntos públicos”.27
Por otra parte, el descrédito en que parece haber caído la política (agentes
e instituciones), aumenta en la misma medida en que crece la credibilidad en la
democracia y los valores democráticos. Recordemos que en la Tercera Encuesta
casi la mitad de los entrevistados declaraban considerar la democracia como un
sistema de gobierno más, en tanto que la Cuarta Encuesta, muestra que un 72,5%
piensa que es mejor que otros sistemas. Además un 79% considera que Chile es
un país democrático, pero de estos, un 55% piensa que requiere perfeccionare.
Como ya mencionamos, estas opiniones tienen implícito un sustrato de reflexión
crítica que reafirma nuestra idea de que la juventud no padece una indiferencia
hacia los temas públicos, sino más bien un rechazo hacia sus representantes.
27
Ibíd., p. 66
28
Ministerio de Educación: Educación Cívica y el ejercicio de la ciudadanía. Santiago, 2003
29
INJUV: Los jóvenes tienen derecho...,
22
legitimándose y estimulándose, como formas efectivas de participación. Si bien no
como participación “política” en el sentido tradicional de la palabra que relega esta
actividad a las acciones ejercidas dentro del ámbito de las instituciones del
Estado, sí como una participación en donde los actores cumplen importantes
funciones sociales y de esa manera refuerzan la democracia.
“Lo que antes veíamos como alejamiento de la política, ahora puede verse
como abandono de una forma institucional de hacer política y posible
descubrimiento de ‘una nueva dimensión de lo político’, más contradictoria y
ambivalente, pero más cercana a los intereses del individuo reflexivo” 30
30
BENEDICTO, Jorge y MORÁN, María Luz: La construcción de una ciudadanía activa entre los
jóvenes, Instituto de la Juventud, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2002.
31
INJUV: Resultados Preliminares Cuanta Encuesta… p.19
23
joven”, lo cual dificulta la elaboración y mantenimiento de iniciativas destinadas a
este sector de la población.32
Si bien partimos este recorrido con unos datos muy poco alentadores sobre
la participación política de la juventud, dijimos también que un concepto ampliado
de ciudadanía, podría ayudarnos a superar este desolador panorama. Si
recogemos en la definición del concepto ciertas notas que amplían su
comprensión, tales como la dimensión civil que reconoce la importancia de la
32
INJUV: Los jóvenes tienen derecho….
24
participación no institucional, el reconocimiento eventual del joven como un sujeto
específico de derechos, la creación de espacios físicos de reunión para los
jóvenes y la potenciación de los ya existentes, entonces tal vez la inicial dicotomía
entre juventud y política pueda ir desvaneciéndose.
25
sino también desde el sentimiento es practicándolos, apreciándolos, viviendo su
necesidad y su valor.
33
AGUIRRE CERDA, Pedro: Circular Nº 88, 19 de febrero de 1918. Ministerio de Instrucción
Pública, Santiago. Citado en CASTRO, Eduardo y NORDENFLYCHT, María Eugenia: El consejo
de curso y el rol del profesor jefe en la construcción de una ciudadanía activa, Ediciones SM Chile.
Santiago. 1999.
26
comunidad. Señalamos al final de la sección anterior, que algunos teóricos de la
ciudadanía rescatan el valor que la escuela tiene en cuanto un lugar preeminente
en donde los jóvenes tienen la posibilidad de desarrollar un razonamiento crítico y
un sentido moral acorde con las necesidades de una sociedad democrática. Los
jóvenes –es tarea de la escuela– deben aprender a pensar críticamente respecto
de la sociedad, pero con un creciente grado de responsabilidad hacia ella.35
Recordemos que en la ciudadanía que hemos venido descubriendo son tan
importantes los derechos, como los deberes de los que las personas son sujetos.
De modo que la tarea de la escuela, será la formación de ciudadanos, no sólo
conocedores de la ley y que sepan repetir de memoria los Derechos Humanos,
como los “humanimales”, sino que sean individuos “capaces de observar la
realidad de manera crítica y desarrollar un discernimiento moral autónomo”.36 Es
necesario hacer manifiesto que los ciudadanos son constructores de la
democracia, no sólo espectadores pasivos que ven desfilar ante sí los procesos
sociales con cierto grado de complacencia.
34
BENEDICTO, Jorge y MORÁN, María Luz: Aprendiendo a ser ciudadanos. Experiencias
sociales y construcción de la ciudadanía entre los jóvenes. Cap. 2 Los jóvenes, ¿Ciudadanos en
proyecto? Instituto de la Juventud, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2003.
35
GUTMANN, Amy: Democratic Education, 1987 citado en KYMLICKA: Ob. Cit. p. 21
27
han venido incorporando estas temáticas. Sin embargo, hasta hace poco los
tópicos sobre ciudadanía eran abordados como parte de la clase de “educación
cívica” como una materia más, que se enseñaba de manera más o menos
directiva y memorística. Por cierto, la cuestión en el plano educativo ha ido
cambiando y un giro distinto se está imprimiendo en los programas y –es de
esperar también– en las salas de clases.
36
ÁGUILA, Ernesto: Participación estudiantil y construcción de ciudadanía democrática, en Revista
Pensamiento educativo Vol. 22, Santiago, Facultad de Educación, Universidad Católica, 1998. p.
252
37
Algunos importantes acontecimientos que anteceden a estos procesos de cambio en nuestro
currículo chileno, son la Declaración Mundial sobre Educación para Todos. (Jomtien, Tailandia,
28
muchos años, en el horizonte de un régimen autoritario, las clases se vieron
orientadas a la entrega de información sobre “el orden constitucional y cívico del
país y la formación de hábitos de adaptación social”38, resulta favorable que la
educación en ciudadanía haya comenzado a disponer de una base curricular
independiente de las asignaturas tradicionales. De modo que es a partir de este
giro transversal, que emerge un sustrato propicio –al menos teóricamente– para
trabajar temas como Ciudadanía, Sexualidad, Medio ambiente, etc. Sin embargo,
esta iniciativa se ha venido materializando con dificultad ya que el cómo y cuándo
trabajar estos objetivos, no se ha señalado con suficiente claridad.
29
autónoma de las normas y formas de convivencia y en el desarrollo de un espíritu
cooperativo, solidario y de adhesión al grupo”.40
Sin embargo, el Consejo de Curso tiene que compartir su horario con las
actividades de Orientación, que no dispone de un tiempo específico para
trabajarse. Además, existen “indicaciones difusas en el marco curricular, que no
facilitan en los docentes el sentido de formación ciudadana que este espacio
podría tener”41 Asimismo, si bien el texto de los OFT explicita que uno de sus
objetivos es desarrollar una actitud que les permita a los alumnos “comprender y
participar activamente como ciudadanos, en el cuidado y reforzamiento de la
identidad nacional y la integración social […]”42, su tratamiento es bastante
reducido y no queda claro si habría un tipo específico de ciudadanía que se
quisiera potenciar*. Proponemos entonces, un concepto ampliado de ciudadanía
del cual la escuela debiera hacerse cargo, que distinga entre conociminetos más
asociadas a la participación formal, convencional en política (propios de la
Educación Cívica) y otras actividades orientadas al fortalecimiento de la sociedad
civil que pudieran potenciarse en los espacios transversales de la educación. Nos
parece necesario estimular mucho más este segundo modelo de ciudadanía, así
como su trabajo transversal principalmente en el consejo de curso, pues
favorecería la conexión de los jóvenes y la democracia en tanto que posibilita la
alteración de espacios en donde suelen imponerse modelos más o menos
autoritarios que tienden a negar las peculiaridades de la juventud, por otros donde
los estudiantes son los protagonistas de sus propios procesos.
V. NOTAS FINALES.
40
ÁGUILA, Ernesto: Ob. Cit. P.253
41
EGAÑA, M. Loreto, Reflexiones finales sobre el estudio: “Reforma educativa y objetivos
fundamentales transversales, los dilemas de la innovación” Programa Interdisciplinario de
Investigaciones en Educación, Santiago, 2004. www.piie.cl
42
Ministerio de Educación: Objetivos Fundamentales y Contenidos mínimos obligatorios de la
Educación media. Santiago,1998
*
Una descripción más detallada de algunos de los problemas que enfrenta la educación en
Ciudadanía se encuentra en el texto citado de EGAÑA, M. Loreto.
30
La “ciudadanía” concebida principalmente como posesión de ciertos
derechos, puede considerarse, en cierto sentido, un reduccionismo, en la medida
en que algunos fenómenos de las sociedades contemporáneas parecen estar
dando cuenta de que la ciudadanía involucra, o requiere, otras dimensiones,
además de la política entendida convencionalmente. Así por ejemplo, resulta
evidente que nuestra sociedad actual carece de suficiente adhesión de los
individuos al conjunto de la comunidad, pues, derivada del liberalismo
predominante, que pone énfasis en la felicidad de los individuos dejando de lado la
preocupación y participación en los asuntos públicos, la noción de una vida buena,
parece anclarse principalmente en el sujeto, con el consecuente distanciamiento
de la colectividad. Sin embargo, parece también evidente, que hay ciertos
proyectos humanos que no pueden conseguirse a partir de individuos aislados,
sino que requieren del concurso social, nacional, y en algunos casos, mundial para
realizarse.
31
están antes que el Estado, y por tanto convocan a la participación con mayor
entusiasmo. La ciudadanía civil encuentra notables y renovadas bases teóricas en
los pensadores de la sociedad civil, quienes han enfatizado en la importancia que
el contexto y las redes extraoficiales tienen en la configuración de la vida social y
más aún, de la vida buena.
32
entrecruzamiento entre norma y voluntad, se ha develado como el paso necesario
para conformar una auténtica democracia, caracterizada principalmente por la
participación de ciudadanos activos. En este caso, es la escuela la primera
instancia en donde ese entrecruzamiento tiene cabida, en el entendido de que
practicando los valores democráticos y no sólo respetando la norma escrita, es
como nos hacemos realmente ciudadanos. La escuela es el lugar primordial en
donde los sujetos no sólo aprenden conceptualmente lo que es la ciudadanía, sino
que también pueden ejercerla. Como afirma Cortina, la civilidad no surge de una
generación espontánea, sino que requiere de un vínculo armonioso entre la
sociedad y cada una de las personas, y sus tareas específicas. De parte de la
sociedad una organización tal que reconozca efectivamente a cada uno de sus
miembros, y de parte de estos, la adhesión e identificación suficiente para
comprometerse en tareas colectivas.43
43
CORTINA, Adela: Ob. Cit., p.25
33
BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA
CORTINA, Adela: Ciudadanos del mundo, Hacia una teoría de la ciudadanía. Ed.
Alianza, Madrid, 1999.
WALZER, Michael: Democracia y Sociedad civil: la idea de sociedad civil. Una vía
de reconstrucción social. En DEL ÁGUILA, Rafael, VALLESPÍN,
Fernando y otros: La democracia en sus textos. Madrid, Ed.
Alianza, 1998. p. 375-394
34
MINISTERIO DE EDUCACIÓN: Educación Cívica y el ejercicio de la ciudadanía.
Los estudiantes chilenos en el Estudio Internacional de Educación
Cívica. Santiago, Unidad de curriculum y Evaluación, Ministerio de
Educación, Octubre 2003
35