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Módulo 6. Episodio 9 Parte 3. UCDM y Las Relaciones

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Pablo Vazquez Kunz©


UN CURSO DE MILAGROS Y LAS RELACIONES

Para comenzar a sanar nuestras relaciones debemos comprender cómo


experimentamos las relaciones y luego elegir qué tipo de relación vamos a
tener con nosotros mismos y con los demás. UCDM explica que podemos
elegir entre las relaciones especiales (de sufrimiento) y las relaciones santas
(De bienestar).

Relaciones especiales.

Para alcanzar su plan de separación y de individualidad el ego busca retener


la separación y la individualidad que cree haberle robado al Amor sin ser
responsable de ello, por lo tanto deposita (proyección) la carga del pecado
sobre otro. Este otro como vimos es el YO C quien es secretamente invitado
por el YO A. Este plan oculto del ego sirve para proteger su existencia al
mantener al hijo como un ser insensato o sin mente.

Es la relación especial lo que constituye la marca distintiva de la parte final


del plan del ego -la cuarta división- cuya consecuencia fue la fabricación del
universo físico.

La función de todas las relaciones desde el punto de vista del ego es la de


lograr su propósito primario de mantener la separación y la culpa reales en
nuestras mentes (yo a) y de ese modo hacer que el Amor y el Espíritu Santo
desaparezcan, mas hacer a algún otro (yo c) culpable de este pecado
ontológico de usurpar la posición del Amor. Esto nos permite ser todavía muy
individuales (yo b), pero libres del pecado que ahora claramente le pertenece
a otro.

Las relaciones especiales comienzan con la enseñanza del ego de que nos
falta algo, y esta carencia es el producto directo del pecado y se conoce
como el principio de escasez.

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“Nuestra sensación de ser inadecuados, débiles u de estar incompletos
procede del gran valor que le hemos otorgado al “principio de escasez” el
cual rige al mundo de las ilusiones. Desde este punto de vista, buscamos en
otros lo que consideramos que nos falta a nosotros. “Amamos” a otro con el
objeto de ver qué podemos sacar de él. De hecho, a esto es a lo que el
mundo de los sueños se le llama amor”.

En la relación especial nacida del deseo oculto de que los otros nos amen
con un amor especial es donde triunfa el odio del ego. Pues la relación
especial es la renuncia al Amor y el intento de asegurar para uno mismo la
condición de ser especial.

Relaciones de odio especial.

En nuestras relaciones de odio, para exponer aquí simplemente la dinámica


básica del ego, buscamos alivio al dolor proyectando la causa de nuestra
vacuidad y soledad sobre otros, y de hecho decimos: “ Yo (b) soy infeliz
(siento dolor, etc.) debido a lo que tu yo C has hecho (o dejado de hacer);
soy la víctima al sentir ira y culparte por mi sufrimiento”.

Para que el sistema de pensamiento del ego sobreviva, por lo tanto, es


mandatario que exista un enemigo y que se le perciba fuera de nuestra
mente, pues esto “protege “ al hijo de que jamás tenga que comulgar la
verdadera causa de su aflicción: la decisión que tomó, en primer lugar, de
escuchar la voz del pecado, culpa y miedo (yo a) del ego, en lugar de la voz
del Amor de la inocencia.

La ira.

La ira siempre entraña la proyección de la separación, lo cual tenemos que


aceptar, en última instancia, como nuestra propia responsabilidad, en vez de
culpar a otros por ello. No te pueden enfadar a no ser que creas que has sido

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atacado, que está justificado contraatacar y que no eres responsable de ello
en absoluto.

El odio que observamos en los demás es responsabilidad de esas mentes


separadas, tal y como la responsabilidad es nuestra únicamente cuando
proyectamos nuestra culpa y atacamos a otras personas.

Relaciones de amor especial.

Las relaciones de amor especial siguen el mismo patrón dinámico o el


mismo contenido que encontramos en las relaciones de odio, pero con la
forma opuesta.

Ahora el ego nos aconseja que no proyectemos nuestra culpa y odio a


nosotros mismos directamente sobre los demás, sino que más bien dejemos
que las expresiones indirectas de “amor” y de “interés” del odio oculten las
intenciones subyacentes de asesinar. Por lo tanto, bajo el disfraz de amor, el
ego nos exhorta, a sus seguidores, a que canibalicemos lo que está fuera de
nosotros, arrebatándoselo a otro (o al mundo) e incorporándolo a nuestro
interior para llenar el hueco abismal de la nada que convencidos por el ego
creemos que nuestra realidad.

Dicho de otra forma, la gente y las cosas fuera de nosotros (yos C) llenan
las necesidades especiales que creemos tener (yos B), las cuales no son
sino formas específicas de la subyacente creencia abstracta en la realidad
de nuestras propia culpa y escasez (yo A). La motivación primaria en todas
las relaciones especiales, pues, es la creencia de que “uniéndonos” con otro
en amor (afecto, aprobación, cuidados, etc.=) saciamos el inherente estado
de sentirnos incompletos dentro de nosotros, y de ese modo evitamos
abrazar al dolor del profundo odio hacia nosotros mismos.

Cuando estas necesidades son satisfechas por esta persona especial, nos
enamoramos, lo cual es meramente otro término para dependencia: “Cuando

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ambos miembros de la relación especial ven en el otro yo especial, el ego ve
una unión bendecida en el Cielo”.

Pero cuando esas necesidades no son satisfechas de la manera que


nosotros hemos establecido que lo sean, entonces nuestro “amor”
rápidamente se convierte en odio, y volvemos a la dinámica de culpar a
alguien o algo fuera de nosotros por nuestra aflicción. (El Yo B es la víctima
del Yo C).

El núcleo de todas las relaciones especiales es la negociación, el medio a


través del cual ambas partes en las relaciones especiales buscan negociar
por satisfacción de sus necesidades, y el principio imperante es sacar lo más
posible del otro, pero pagando lo menos posible por ello.

Las relaciones santas.

La relación santa, que es un paso crucial hacia la percepción del mundo real,
es algo que se aprende. Es la relación no santa de antes, pero transformada
y vista con otros ojos. La relación santa es un logro educativo extraordinario.
La relación santa es en todos sus aspectos -comienzo, desarrollo y
consumación- lo opuesto a la relación no santa.

Consuélate con esto: la única fase difícil es el comienzo. Pues en esa etapa,
el objetivo de la relación cambio de súbito exactamente lo opuesto de lo que
era antes. Este es el primer resultado que se tiene cuando se ofrece la
relación al Espíritu Santo, a fin de que él se valga de ella para sus fines.

El espíritu Santo acepta tu invitación inmediatamente y no se demora un


instante en ofrecerte los resultados prácticos derivados de haberle pedido
que intervenga. Su objetivo reemplaza el tuyo de inmediato. Por lo tanto, las
dos personas comprometidas en la relación santa son las mismas de la
relación especial, pero ahora con un maestro diferente como guía, al menos
uno de los dos percibe al otro de manera diferente. Ya no están (los yos B y

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C) desde la perspectiva de uno de ellos por lo menos, trabados en un
combate mortal como víctima y victimario, con sólo un posible ganador.
Ahora ellos (yos B y C) se ven compartiendo la misma necesidad, el mismo
problema y la misma meta. Todas las personas en este mundo
inconscientemente creen que han destruido a su creador y fuente y, por lo
tanto, se conciben huérfanos y solos el universo, sin ninguna esperanza de
retornar jamás a casa. No importa la forma que nuestras vidas tomen en el
sueño, todos compartimos este mismo contenido de enajenación,
desesperanza y muerte segura. Es esta percepción de igualdad lo que
constituye la diferencia principal entre la relación especial y la relación santa.

“De esta forma damos comienzo al año con alegría y en libertad. Es mucho
lo que aún nos queda por hacer, llevamos mucho retraso. Acepta el instante
santo como el nacimiento de este año, y ocupa tu lugar en el gran despertar.
Haz que este año sea diferente al hacer que todo sea lo mismo. Y permite
que todas tus relaciones sean santificadas. Esta es nuestra voluntad”.

Ejercicio.
Identificar una situación en donde vivimos un conflicto con otra persona.

¿Cómo juzgué a otros?

¿Cómo ataqué a otros (pensamiento o acción)?

¿Dónde me comparé con otros?

Tomar consciencia dentro de la escena seleccionado donde se representa el


conflicto cuál fue la proyección y qué es lo se estaba negando de sí mismo.

Una vez descubierto el mecanismo del ego elegir: ¿Preferís tener razón o
estar en paz?

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