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El Modelo Agro Exportador

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El Modelo Agroexportador

1) Escribe un texto de no menos de una hoja en el que expliques las principales


características del modelo agroexportador y a partir del mismo elabora un mapa
conceptual.
2)

Actividad

A partir de la lectura del texto y de los mapas que aparecen a continuación, respondé
las siguientes consignas:

a) Explicá cuatro motivos por los cuales los empresarios ingleses estuvieron muy
interesados en invertir en ferrocarriles en la Argentina.
b) Establecé una relación entre el trazado de las vías férreas y la estructura
económica que adquirió el país.
c) ¿Qué críticas realiza el autor a la instalación de los ferrocarriles?

FERROCARRILES Y DEPENDENCIA ECONÓMICA

Todo progreso argentino daña alguna partícula de la hegemonía inglesa. Toda industria
argentina desplaza una industria similar inglesa o de alguno de sus satélites, con cuyos
productos ella comercia. El zapato o el traje confeccionado en la Argentina, disminuye
la ganancia de una tejeduría inglesa, de una compañía naviera y de una empresa
ferroviaria. Si se descubriese y explotase algún gran yacimiento metalífero, miles de
desocupados irían a engrosar las legiones parasitarias de los sin trabajo, muchos altos
hornos se extinguirían, muchos buques navegarían en lastre. Mantener inactivos esos
yacimientos sería, en ese caso, la lógica de la política inglesa.

El instrumento más poderoso de la hegemonía inglesa para lograr sus propósitos entre
nosotros es el ferrocarril. El arma del ferrocarril es la tarifa. Las tarifas juegan un papel
preponderante en la vida de un pueblo. Con ellas se pueden impedir industrias, crear
zonas de privilegio, fomentar regiones, estimular cultivos especiales y hasta destruir
ciudades florecientes. Es un arma artera, silenciosa.

Así, tenemos, por ejemplo, que la bolsa de harina remitida por vía Central Argentino
desde Rosario a Mendoza, con 814 kilómetros, paga $ m/n $ 26,26, y en cambio remitida
desde Córdoba con 715 kilómetros, paga $ m/n 32,67. La bolsa de harina cargada en
Buenos Aires con destino a Salta paga $ m/n 2,06 por 1.600 kilómetros. Enviada desde
Córdoba paga $ m/n 2,53 por 882 kilómetros. Naturalmente los molinos de Córdoba
debieron cerrar, salvo los que estaban en combinación con los mismos ferrocarriles, y
el salteño tiene forzosamente que alimentarse con harina molida en Buenos Aires.
Análogas cosas ocurren con la cal, granito, mármoles, etc., cuyas canteras han debido
cerrarse en su mayor parte, mientras se introducen al país mármoles y cementos que
compiten ventajosamente con aquellos.
Relatamos entonces algunos ejemplos de elaboraciones elementales, no de verdaderas
industrias. Si algún provinciano emprendedor quiere utilizar la valiosa mano de obra de
su Provincia, como una maldición caen sobre él las tarifas ferroviarias. Es imposible
fabricar cigarrillos en los centros tabacaleros, hilar y tejer en los centros laneros, destilar
maderas en las zonas boscosas. El imperativo de primitivismo y aniquilamiento cierra
todos los horizontes a la actividad humana. En la provincia de Corrientes, por ejemplo,
cuya población fue particularmente diestra para la tejeduría, ya no se puede ni lavar la
lana que se envía a los centros consumidores. Ahora los cargamentos de lana deben
embarcarse tal como se esquilan. Porque si se lava en Corrientes, el aumento de flete
para la lana lavada supera en mucho el incremento del precio del producto.

En conclusión el ferrocarril extranjero extendió el área comercialmente cultivable con


cereales y el perímetro de las praderas aprovechables para la cría del ganado, pero
impidió sistemáticamente el comercio interior y las industrializaciones locales. El
ferrocarril fue el arma primordial de que se valieron los extranjeros para sofocar todo
progreso que de alguna manera pudiera hacer vacilar su hegemonía. Fueron, los
nuestros, ferrocarriles coloniales destinados a mantenernos en la rutina sin salida del
primitivismo agropecuario. Tal es la triste consecuencia que se deduce de nuestra
historia ferroviaria, y tal fue la misión para la cual fueron construidos.
El poder financiero interno de las empresas ferroviarias, es decir, la suma de caudales
que anualmente manejaban, ha sido apenas ligeramente inferior a los caudales de que
disponían los gobiernos.
Los fondos que los ferrocarriles extraían anualmente de la economía argentina carecían
de todo control y fiscalización, tanto en su percepción como en su inversión; por eso el
poder de corrupción de los ferrocarriles era prácticamente inconmensurable.

Párrafos seleccionados de Scalabrini Ortiz, Raúl. Política Británica en el Río de la Plata e


Historia de los Ferrocarriles Argentinos. Editorial Plus Ultra.

Los beneficios otorgados por el Estado al capital extranjero


“Para fomentar la inversión extranjera en ferrocarriles, el Estado comenzó garantizando
a las empresas beneficios mínimos que llegaban hasta el 7% del capital empleado…
Las concesiones de tierras adyacentes a las vías, la introducción de materiales libres de
derechos y, finalmente, la Ley Mitre de 1907, que eximía a las empresas del pago de
todo tipo de impuestos nacionales, municipales o provinciales… constituyeron un
poderoso estímulo para la inversión ferroviaria.”
Rapoport, Mario. Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Ed. Macchi.
3)

Actividad

A modo de síntesis.

Lean en grupos las fuentes que aparecen a continuación y luego respondan:


a) Sinteticen los argumentos de Juan B. Alberdi en defensa del modelo
económico implementado en Argentina entre 1880 y 1914.
b) ¿Qué críticas se desprenden del texto de Ciafardini (Fuente 2) a esas
opiniones?

Fuente 1
“La América del Sud depende industrialmente de la Europa, en provecho, no en perjuicio de la
libertad. Cuando yo digo que Sud América depende industrialmente de la Europa, no lo señalo
como una calamidad que la política económica debe tratar de remediar por leyes protectoras de
las industrias nacientes. Al contrario, esa falta que debe al error del sistema colonial español, se
torna hoy en provecho de su civilización porque la liga más estrechamente con la Europa
industrial, es decir, con Inglaterra, Francia, Alemania, etc., que es lo más civilizado del mundo.
Teniendo a la Europa más civilizada por su fabricante universal y favorito, teniendo en ella el
taller que la provee de muebles, vestidos, objetos de artes liberales, máquinas de locomoción y
de agricultura, ¿qué le importa carecer de esas industrias, si tiene productos de riqueza natural,
para comprar a la Europa los productos de su industria?”
Juan Bautista Alberdi. Citado en Terán, O. Alberdi Póstumo, Puntosur editores, Buenos Aires,
1988.
Fuente 2
“La Argentina entra de lleno en el mercado mundial con modalidades similares a las
contemporáneas en la segunda mitad del siglo XIX. Y lo hace no precisamente a partir de la
formación de una economía compleja, en lo fundamental autodeterminada, sino con la modalidad
de una especialización extrema convirtiéndose, como por lo general las naciones oprimidas de
aquel entonces, en mera exportadora de materias primas y alimentos.
(...)La Inglaterra industrial que abre sus mercados a los productos agropecuarios
extranjeros, se convirtió en poco tiempo en el polo dominante de una relación que tendría en el
otro polo a la economía argentina agroexportadora, subordinada, dominada y especializada en
extremo.
(...)Debe identificarse pues al elemento interno de la sociedad argentina que hacía
posible este tipo de complementación, al otro miembro de la alianza histórica que configura y va
afianzando un esquema económico y social de complementariedad subordinada. Se trata de los
grandes terratenientes, fundamentalmente de la pampa húmeda, una clase social que se tiene
por fundadora del Estado argentino moderno; la clase más poderosa de la sociedad argentina
desde sus orígenes aún desde los tiempos coloniales; la dueña de la tierra, es decir, del
medio de producción histórico fundamental de nuestra economía (principalmente las praderas
pampeanas); cuyos privilegios, basados en la propiedad territorial, requerían sin embargo para
perpetuarse, y aun afianzarse, que la sociedad no se complejizase descontroladamente
encaminándose por la vía de una industrialización precoz.
(...)Pero éste no es el único modo desde el cual una nación oprimida puede encontrar su
complemento en un centro imperialista: está el otro aspecto, que es el de las inversiones de
capital extranjero(...)
Entonces, en los años locos de principios de siglo, mientras la Argentina se presentaba
como extremadamente próspera, como Meca de inversiones en escala internacional, su
economía estaba desnacionalizándose aceleradamente”.

Ciafardini, Horacio. Crisis, inflación y desindustrialización en la Argentina dependiente.


1990.

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