Wellness">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
180 vistas9 páginas

Familia Kinética

Descargar como odt, pdf o txt
Descargar como odt, pdf o txt
Descargar como odt, pdf o txt
Está en la página 1/ 9

La técnica de la Familia Kinética Actual en la

infancia. Consideraciones clínicas a través de


un caso de maltrato infantil
Psicología Clínica y Psicoterapia
• Silvina Cohen Imach
Universidad Nacional de Tucumán
San Miguel de Tucumán, Argentina

Resumen
• El presente trabajo se propone analizar los criterios de interpretación utilizados en la técnica
proyectiva gráfica Famita Kinética Actual (FKA) y brindar, principalmente, un modelo de
análisis (Cohen Imach, 2000) a través de un caso clínico. Este instrumento es uno de los más
utilizados en la práctica de la Evaluación y Diagnóstico Psicológico con niños y
adolescentes en nuestro país, y tiene como objetivo primordial obtener material sobre las
relaciones vinculares reales y fantaseadas del sujeto con su grupo familiar, así como también
proveer datos sobre la dinámica y estructura de su personalidad (Verthelyi, 1985).
Palabras clave: Familia kinética, fka, maltrato infantil, relaciones vinculares, personalidad
niños, relaciones padres hijos.

La técnica de la Familia Kinética es una prueba proyectiva gráfica que, junto al Dibujo de la Figura
Humana (DFH), el test de la Casa, el Árbol y la Persona (HTP, por sus siglas en inglés), y Persona
bajo la lluvia, constituye una de las más utilizadas dentro del campo de la evaluación psicológica
con niños y adolescentes.
Tiene sus antecedentes en el test de la familia creado por Porot (1952) y está fundado en la técnica
del dibujo libre. En 1961, Louis Corman (1961) publica en París, junto con sus colaboradores, el
«Test del Dibujo de la Familia» con el objetivo de explorar la adaptación del niño al medio familiar,
considerando al dibujo como un medio libre de expresión a través del cual el niño crea y expresa su
visión del mundo que lo rodea, informándonos acerca de su personalidad.
Corman (1961) introdujo algunas modificaciones importantes a las instrucciones impartidas por
Porot (1952), quien le dice al niño «dibuja tu familia», mientras que Corman (1961), en cambio,
indica «dibuja una familia, una familia que tu imagines». Maurice Porot (1952) considera que
decirle al niño que dibuje su familia, permite conocerla tal como él la representa, lo cual es más
importante que saber cómo es en la realidad; mientras que Louis Corman (1961) considera que la
proyección se da con mayor facilidad si la consigna es mas amplia («dibuja una familia que tú
imagines»), lo que permite, según este autor, que las tendencias inconscientes se expresen con
mayor facilidad.
Posteriormente, en 1972, Burns y Kaufman publican Los Dibujos Kinéticos de la Familia cómo
técnica psicodiagnóstica. Una de las diferencias con el clásico Test de la Familia es la inclusión del
pedido de acción, de la kinesia, que permite apreciar con mayor claridad los conflictos del niño con
su grupo familiar, fantasías de relación interpersonal y el afecto concomitante.
Finalmente, la técnica Familia Kinética, en sus dos versiones (Actual o Prospectiva), fue
desarrollado por Renata Frank de Verthelyi en Interacción y Proyecto Familiar (Verthelyi, 1985); la
autora retoma los aportes de Burns y Kaufman (1972) en cuanto a la inclusión de la kinesia en la
consigna del Test de la Familia pero introduce una serie de modificaciones en relación a la
consigna, los criterios de interpretación y campos de aplicación, administrándolo a niños,
adolescentes y adultos. Esta última versión es la que se administra en la actualidad.
Su relevancia radica en que apunta, no sólo a detectar aspectos de la dinámica y estructura de la
personalidad (mirada intrapsíquica) como todas las técnicas proyectivas gráficas, sino también, a
brindar información valiosa acerca de la problemática del sujeto, desde una perspectiva más amplia
que incluye su particular vivencia del grupo familiar (Verthelyi, 1985). Así, la técnica se propone
como objetivos, en primer lugar, analizar las relaciones vinculares fantaseadas del sujeto con su
grupo familiar y, en segundo término, ofrecer material significativo referido a características de
personalidad (dinámica y estructura).
La técnica de la Familia Kinética Actual, tal como fue señalado, se enmarca dentro de las
denominadas técnicas proyectivas y, dentro de ellas, corresponde a las expresivas (Fernández
Ballesteros, 1990) o gráficas. Si bien no es el objetivo del trabajo abordar esta temática, es preciso
definir el término técnicas proyectivas.
Las pruebas proyectivas constituyen un particular procedimiento de recolección de información
dentro del proceso de evaluación psicológica a partir de un material ambiguo y poco estructurado
con consignas precisas, aunque amplias y generales, que permiten al sujeto casi ilimitada una
amplitud en su respuesta (Sendín, 2000).
Según Anzieu (1961), no se trata de hallar la respuesta correcta, se trata de ofrecer al sujeto la
posibilidad de crear algo partiendo de elementos tan simples que no son más que un pretexto; lo
producido sólo podría reflejar la imagen de la persona que la crea y permite leer, según reglas de
desciframiento apropiadas al tipo de material y de actividad propuesta, ciertos rasgos de su carácter
y ciertos sistemas de organización de su conducta y emociones.
Siguiendo con esta línea, Lindzey (1961) define a las técnicas proyectivas como «aquellos
instrumentos considerados especialmente sensibles para revelar aspectos inconscientes del sujeto,
los cuales permiten provocar una amplia variedad de respuestas subjetivas; son altamente
multidimensionales y evocadores de datos inusualmente ricos con un mínimo de conocimiento por
parte del sujeto del objetivo del test» (pág. 45). No obstante, también han demostrado brindar
información sobre aspectos cognitivos que puedan servir para el diagnóstico y la evaluación del
niño o el adolescente (Fernández Ballesteros, 1990).
Por lo general, el material estímulo es ambiguo, lo que permite la expresión del mundo interno del
sujeto. Debido a esto, no hay respuestas correctas o incorrectas, y su interpretación responde a
criterios de análisis determinados por clínicos e investigadores.
Bell (1971), por su parte, propone que el término proyección deriva de la raíz latina que significa
hacia adelante, siendo ésta la acción implícita en la base de la técnica proyectiva: el sujeto expresa
su mundo interno lanzándolo hacia fuera, externaliza contenidos inconscientes. Por lo tanto, la
técnica proyectiva sería un catalizador a través del cual se pone de manifiesto el propio mundo
interno.
Para graficar esta idea, Rappaport (1977) señala que la proyección es como una película; donde la
hoja de papel sería la pantalla, el proyector son las técnicas proyectivas y lo proyectado (el film, la
película) es representado por la personalidad del sujeto, asimismo, cada escena vista en la pantalla
sería cada respuesta del sujeto.

Administración de la técnica
Dentro del proceso de evaluación psicológica a niños y adolescentes, la técnica Familia Kinética se
administra, en general, luego de haber aplicado la de Dibujo Libre, el DFH y HTP o el dibujo de las
dos personas, ya que, suele generar mayores niveles de ansiedad que las restantes.
Tiene diferentes modos de administración, según la edad y etapa evolutiva del paciente. Cuando se
aplica a niños se utiliza la consigna de la versión FKA, a partir de los 5 años, aunque es posible
realizarlo desde los 4 años, cuando el grafismo del sujeto es capaz de discriminar distintos
personajes. Si bien es un instrumento diagnóstico que se utiliza también con adultos, en el presente
trabajo sólo se hace referencia a su aplicación a población infantil y adolescente y a la versión de
FKA.
En cuanto al material de prueba, la FKA requiere para su aplicación una hoja de papel A4, lápiz
negro y goma de borrar (aunque no dispuesta en el escritorio, frente al niño, sino guardada para
cuando el respondiente la solicite).
La consigna de FK tiene dos partes:
1. Parte gráfica
En la parte gráfica de la consigna se le dice al niño «dibuja a tu familia haciendo algo; la puedes
hacer como quieras, pero recuerda que te pido que estén haciendo algo«. En caso de ser necesario
se le menciona que «no haga figuras esquemáticas, tipo fosforito».
A toda pregunta del niño sobre cómo hacer las figuras se le debe contestar «cómo quieras«. Los
interrogantes más comunes entre los niños se refieren a la forma de realizar la tarea -¿Los hago a
todos juntos o cada por uno por separado?-; a la acción que pueden realizar -¿Los puedo hacer
jugando todos en el parque?-; y a quiénes incluir en el gráfico -No sé si dibujarlo a mi papá, porque
el ya no vive en mi casa-.
Cuando se observa dificultad en comprender la consigna, puede pedírsele primero que explique
quiénes conforman su familia y luego alentarlo a dibijarla. La única pregunta que se responde
afirmativamente es cuando el sujeto señala si él también debe incluirse. Una vez concluido el
dibujo, si el psicólogo evaluador advierte que el sujeto no se ha dibujado, interroga si «¿están
todos?», con el objeto de que el niño registre la omisión y la corrija. Si no lo registra de modo
manifiesto, se le debe señalar «faltas tú«.
2. Parte verbal
Una vez concluida la primera etapa se debe continuar con la parte verbal de la consigna. En ésta se
solicita al niño/adolescente que «coloque ahora quién es cada figura (parentesco y nombre de pila)
y qué están haciendo» (Verthelyi, 1985). Es importante que, una vez finalizada la ejecución, quede
clara la identidad de cada personaje, en qué orden los graficó y qué está haciendo cada uno. Si se
trata de niños menores de 6 años, por lo general, es el entrevistador quien coloca en la hoja estos
datos. Muchas veces, además, solo se identifica a la figura con un número y en otra hoja el
psicólogo registra los nombres y la acción que el sujeto le asigna, para no ensuciar el dibujo del
niño.
Criterios de análisis e interpretación
Una vez administrada la prueba se siguen los criterios que Verthelyi (1985) propuso hace ya
algunos años para la fase de interpretación revisados, a su vez, por el equipo de investigación de
Contini (Contini, Figueroa, Cohen Imach & Alves, 1997; Contini, Figueroa, Mejail & Coronel,
1997) a partir de un estudio llevado a cabo con niños y adolescentes de Tucumán, Argentina.
La regla fundamental para interpretar las técnicas proyectivas, según Wolff (1962), es que cada
elemento adquiere significación sólo en relación con el total. Con el objeto de realizar una correcta
interpretación del material que ofrece la técnica, es imprescindible tener en cuenta que las diferentes
variables evaluadas están fuertemente interrelacionadas entre sí, por lo que se hace necesaria la
continua articulación de la información que se recoge, así como también la interpretación de cada
indicador dentro del contexto de todos los demás. Esto permitirá, a través de la búsqueda de
evidencias múltiples -es decir, de recurrencias y convergencias- proponer interpretaciones
dinámicas ricas en contenidos y bien fundamentadas (Verthelyi, 1985).
A continuación se detallan brevemente los criterios de interpretación utilizados (véase Corman,
1967, Hammer, 2005, Verthelyi, 1985; Wolff, 1962):

1. Comportamiento del niño/adolescente


durante la prueba
Se refiere a la actitud que el niño asume al enfrentar la tarea. Aquí se registra el comportamiento del
niño, verbal y no verbal, durante la realización de la prueba. Para ello, se tiene en cuenta lo que dice
el paciente acerca de su propio dibujo, de los personajes, al igual que sus gestos y cambios de
comportamiento. La forma de realizar la tarea puede ser: impulsiva, con calma y tranquilidad, en
silencio o locuazmente, confiada o controlada, lo que hace el psicólogo; de manera descuidada o
con ansiedad; con evidente fastidio o con gusto por la tarea.
También interesa registrar el tipo de vínculo que establece el sujeto con el psicólogo (autonomía o
dependencia, rechazo o cordialidad). Este análisis permitirá elaborar hipótesis respecto a
características del comportamiento esperable por parte del sujeto en otras situaciones que
promuevan una ansiedad similar, tal como la situación del examen, y cuáles son los recursos yoicos
con los que cuenta para afrontarlas.
Tabla 1
Comportamiento durante la prueba

2. Características formales del grafismo


Se toman en cuenta las características formales de la figura como totalidad. Dichas características
fueron extensamente definidas y trabajadas por autores como Hammer (2005) y Wolff (1962), junto
a la conducta durante la prueba como componentes estructurales o expresivos del grafismo del niño.
Se llaman así, puesto que se exploran las características estructurales del movimiento de un sujeto
(el cómo del dibujo) que expresan aspectos de su personalidad y rasgos culturales. Las categorías
son analizadas siguiendo las pautas de interpretación brindadas por Hammer para todas las otras
técnicas gráficas (véase Hammer, 2005).
Con el objeto de efectuar hipótesis sólidas con respecto a las características de personalidad del
sujeto, es importante la búsqueda de recurrencias y convergencias intratest. Estos aspectos han sido
desarrollados por Coronel (2002), específicamente a partir de la prueba que nos ocupa, por lo que, a
continuación, sólo nombraremos las pautas de interpretación:
–Secuencia del grafismo, incluye a figuras humanas, objetos y detalles
–Tamaño general de la figura
–Presión
–Emplazamiento en la hoja
–Detalles
– Borraduras

3. Primera figura dibujada. Secuencia


General. Adiciones y Omisiones
A partir de la experiencia clínica, se advierte que la inclusión de la kinesia en la consigna de esta
técnica rompe con el estereotipo de dibujar al grupo familiar (todos en fila y de mayor a menor)
como en un retrato, haciendo más significativo el orden de graficación de los distintos personajes
incluidos en el dibujo.
Esta complejización de la consigna requiere mayor planificación, ya que, el niño/adolescente debe
decidir a quiénes dibujar, cómo y haciendo qué, lo que da lugar a una mayor saturación en la
proyección.
Dentro de esta secuencia, se pondrá especial atención en la primera figura graficada, ya que es
considerada la persona más significativa para el niño/adolescente, ya sea porque es con quien
mantiene el vínculo más cercano o porque es una figura que rechaza y, por lo tanto, necesita
desembarazarse de ella (Verthelyi, 1985).
Para poder determinar el tipo de vínculo que el niño mantiene con esta figura, inferir el lugar que
ocupa en el mundo interno del sujeto, es preciso articular este indicador (primera figura dibujada)
con otros, tales como la acción que desarrolla y el rol que se infiere de ella, el grado de completitud
y complejidad de la figura, el trazo empleado, su tamaño relativo, el lugar que ocupa en la hoja, los
detalles incluidos, el tiempo dedicado, las borraduras, entre otros aspectos que permiten un
acercamiento acertado al contenido de la figura.
Interesa, también, si el orden de graficación es el mismo que la secuencia que queda plasmada al
final de dibujo. En la mayoría de los casos, a secuencia gráfica y visual coinciden; pero resulta que,
en ocasiones, el niño grafica puede graficar, en primer lugar al padre, en segundo término a la
madre y, finalmente, se plasma a sí mismo entre ellos dos, por lo que, si bien es realizado al final, el
dibujo revela la fantasía de estar entre ambos padres.
En el análisis de la secuencia de graficación es importante, asimismo, tener en cuenta el ritmo de
trabajo, es decir, el tiempo que el niño le dedica a cada figura (tiempo relativo). Mientras el tiempo
total de ejecución de la técnica revela características generales de personalidad (impulsividad,
control obsesivo), el tiempo relativo está relacionado a la fantasía de vínculos del niño respecto del
personaje dibujado.
A través de las adiciones y omisiones, se intenta detectar a quiénes considera el niño como
pertenecientes a su grupo familiar, si tiene claridad o no con respecto a su composición y límites,
qué figuras aparecen como conflictivas, en tanto no las puede graficar, y qué personajes necesita
adicionar para expresar fantasías de vínculo (Verthelyi, 1985). Se considera adición la inclusión de
figuras familiares o extrafamiliares que no forman el grupo familiar nuclear del propio sujeto (tales
como tíos, primos, abuelos, maestra) y omisión al hecho de no graficar figuras del grupo familiar
primario.
Cuando las adiciones son múltiples se percibe, en general, gran confusión respecto de la identidad
del grupo familiar. Esta inclusión compensatoria puede verse muchas veces en niños con familias a
punto de separarse, con duelos recientes o en el caso de hijos adoptivos. Sin embargo, al momento
de interpretar las adiciones se debe tener en cuenta el contexto sociocultural de donde proviene el
niño, ya que, investigaciones realizadas por Contini, Figueroa, Lascano y Cohen Imach (1997)
señalan que en los niños de la montaña de Tucumán la inclusión de figuras, como tíos y abuelos, no
se considera adición cuando conviven bajo el mismo techo con el niño.
La omisión del propio sujeto es siempre indicador de un conflicto. La racionalización con que se
justifica el no hacerlo puede dar indicios de cuál sería el sentimiento predominante: la no
pertenencia al grupo familiar, la inadecuación; se debe discriminar si esta actitud sólo se da frente a
este material en tanto promueve una situación de conflicto ligada al grupo familiar o si es una
conducta que aparece a lo largo de la evaluación, independientemente de la prueba aplicada y, por
lo tanto, describe un rasgo más central de la personalidad del sujeto examinado.

4. Características individuales de las figuras


Se consideran todos los indicadores denominados de contenido, propuestos por diferentes autores
que investigaron sobre la figura humana tales como Hammer, (1982) y Koppitz (1984), priorizando
el análisis comparativo entre las figuras para detectar similitudes y diferencias en su tratamiento.
Según Verthelyi (1985), se debe registrar si el niño es capaz de diferenciar los personajes según
sexo, edad y rol o, por lo contrario, si las figuras son tan similares unas con otras que podrían ser
intercambiables entre sí. Es a través de las diferencias que el niño puede trasmitir afectos, conflictos
y fantasías de vínculos particulares.
– Tamaño relativo. Es la capacidad del niño de discriminar adultos de niños, y niños entre sí. Se
registra como tamaño adecuado, medio o inadecuado. Tanto el tamaño relativo como el área
asignada al personaje informan sobre el tipo de vínculo que el niño tiene con esa figura. Si bien no
es esperable que aparezca en niños pequeños, el tamaño relativo es una cualidad a la que tanto niños
como adolescentes están atentos. En la pubertad, por su parte, se advierte una tendencia a agrandar
su propia imagen, en detrimento de la de los hermanos.
– Postura. Es importante registrar la posición en la que está cada figura dibujada. Si se encuentra de
frente, de perfil puede expresar un deseo de acercamiento o, por lo contrario, de evitación; de
espaldas, apuntaría a una fantasía de oposicionismo o a un sentimiento de exclusión del núcleo
familiar.
– Kinesia. Es la capacidad del niño de imprimirle un movimiento a las figuras. Llama la atención
que cuando esto no es logrado puede estar incidiendo la capacidad para el dibujo, la etapa evolutiva
y el nivel intelectual del niño. Otras veces, sobre todo en niños muy pequeños, la tendencia a
exacerbar el movimiento expresa una actitud compensatoria frente a una inmovilidad física temida
o sufrida. Este mismo indicador en adolescentes remite más bien a comportamientos impulsivos y
violencia física.
– Diferenciación sexual. Alude a la posibilidad del niño de discriminar varones de mujeres, que
puede ser representada de un modo adecuado (cuando al menos se visualizan dos elementos que
diferencia el sexo; por ejemplo, que las mujeres sean graficados con el cabello largo y faldas o
vestidos; se registra como una diferenciación media cuando solo se observa un elemento que
diferencia figuras de ambos sexos; e inadecuado, cuando no hay indicadores que permitan realizar
esta diferencia. Esta variable permite inferir si el niño o el adolescente es capaz de discriminar en la
realidad ambos géneros, sin que aluda a una identificación sexual.
Asimismo, y tomando los aportes realizados por Elizabeth Koppitz (1984), para el DFH, es
importante registrar otras características de contenido en cada personaje graficado que pueden
aportan elementos adicionales al análisis diferencial, tales como la integración de las partes de la
figura; el sombreado -de cara, cuerpo, piernas, brazos manos, cuello-, la simetría de las
extremidades, las proporciones, la inclinación de la figura, las figuras pequeñas, las figuras grandes,
las transparencias, los ojos bizcos, la presencia de dientes, la posición de los miembros superiores e
inferiores, el dibujo de genitales, la presencia de figuras monstruosas o grotescas, presencia de
nubes/lluvia/nieve, la omisión de alguna parte del cuerpo -ojos, nariz, boca, cuerpo, brazos, piernas,
pies, cuello-, entre otras. Estos indicadores fueron estudiados por Koppitz como signos de
perturbación emocional (véase Koppitz, 1984).

5. Acciones asignadas y roles inferidos


Esta variable es considerada una de las más importantes entre de los criterios de interpretación y se
refiere al análisis de las actividades que desarrolla cada miembro de la familia (padre, madre,
hermanos, sujeto) en el gráfico. A través de las acciones graficadas es como se expresan, de forma
más clara, los modos de interacción con cada uno y, a partir de ellas, se puede inferir fantasías de
vínculo (agresividad, dependencia, idealización, rechazo, temor, ambivalencia), y el rol o la función
que ocupa cada personaje. Igualmente, permite detectar la dinámica familiar y la ubicación del niño
frente a ésta (Ampudia Rueda & Santaella Hidalgo, 2009).
– Es importante destacar, en primer lugar, si hay presencia o no de kinesia en las figuras. Cuando la
ausencia de acción es muy marcada, tanto a nivel gráfico como verbal, será necesario articular con
otros indicadores del análisis intra test. Este análisis permitirá efectuar diferentes hipótesis según
sea el caso:
a. Si se trata de falta de comprensión de la consigna, producto de un déficit madurativo.
b. Si se debe a una falta de comprensión de la consignas por factores emocionales vinculados a la
problemática familiar o
c. Si responde a un negativismo acentuado, ligado a la pasividad, apatía o depresión del sujeto.
– En segundo lugar, se tendrá en cuenta si las actividades realizadas son las esperables socialmente,
según la edad y la función de los personajes. Sin embargo, el contexto sociocultural en el cual se
desarrolla el sujeto incide notablemente en la elección de las actividades a incluir. En
investigaciones realizadas por Contini se advierte que mientras los niños urbanos de nivel
socioeconómico bajo dibujan, generalmente, a las figuras maternas en tareas del hogar, las figuras
paternas en tareas laborales y los hijos, de acuerdo a la edad, en actividades vinculadas al estudio, la
recreación o el descanso; los niños de contextos rurales tienden a graficar a todos los miembros de
la familia en tareas domésticas (Contini, Figueroa, Cohen Imach & Alves, 1997), entre las que
citamos como ejemplo «padre trayendo leña para hacer fuego»; y las figuras infantiles «cuidando
las ovejas».
– En tercer lugar, se analiza si las acciones de los personajes son individuales o compartidas o en
subagrupamientos.
a. Acciones individuales: se registran cuando cada personaje está haciendo algo diferente. En estos
casos, es importante tener en cuenta si estas actividades están señalando aislamiento y soledad entre
sí («mi hermano está estudiando en su cuarto, mi mamá está en gimnasia, mi papá está saliendo
para el trabajo y yo estoy en la computadora»), ya que las actividades acentúan la falta de
comunicación; o, por lo contrario, son de cooperación y complementariedad («mi mamá está
cocinando, mi hermano está poniendo la mesa, el sujeto está trayendo los platos y el papá está ya
sentado en la mesa»), que estarían expresando diferenciación de roles y funciones dentro de la
familia sin implicar incomunicación entre sus miembros.
b. Acciones conjuntas: es cuando todos realizan la misma actividad, por ejemplo, «todos en el
cumpleaños de mi papá». Se deberá analizar si este modo de graficación no expresa más bien una
negación del conflicto familiar o de sentimientos hostiles y de abandono del sujeto.
c. Acciones en subagrupamientos: es importante analizar si todos los miembros están incorporados
en interacciones parciales o si hay alguna figura aislada del resto. También es preciso visualizar
quienes conforman cada subgrupo y qué actividad realizan. En cada caso, se debe tener en cuenta el
grado de cooperación, dependencia, competencia, control y sostén emocional proyectado.

6. Configuración espacial y ámbitos. Objetos y


escenarios
La inclusión de la acción produce en el niño la graficación de un espacio donde realiza esa acción.
En ese espacio, se pueden diferenciar la configuración espacial, los ámbitos, el escenario y los
objetos incluidos en el mismo.
– Configuración espacia está relacionada con el manejo expansivo o restrictivo que el sujeto hace
del espacio. La configuración pueden ser expansiva, dispersa o restrictiva, compacta,
compartimentalizada; con una distribución armónica o confusa de los personajes, con un
predominio horizontal, vertical o circular. La compartamentalización podría estar evidenciando
sentimientos de aislamiento, así como se percibe necesidad de evitar el contacto cuando la hoja es
dividida antes de comenzar a graficar.


Recomendar a un Amigo un caso de maltrato infantil. Revista PsicologiaCientifica.com, 13(10).
Disponible en: http://www.psicologiacientifica.com/familia-kinetica-actual-maltrato-infantil

También podría gustarte