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En Santiago de Maria Me Tope Con La Miseria

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EN SANTIAGO DE MARÍA

ME TOPÉ CON LA MISERIA

Dos años de la Vida de Mons. Romero

(1975-1976)

¿Años del Cambio?

ZACARÍAS DÍEZ y JUAN MACHO, Pasionistas


«Me mandan después a Santiago de María
y allí sí me vuelvo a topar con la miseria:
con aquellos niños que se morían
nomás por el agua que bebían,
con aquellos campesinos malmatados
en los cortes de café...»
(Mons. Romero)

Edición telemática en los Servicios Koinonía


http://servicioskoinonia.org
En el ciberespacio, año 2005,
en homenaje a los 25 años del martirio de Mons. Romero.

Edición original en papel:


Imprenta Criterio, del arzobispado de San Salvador
San Salvador, febrero de 1995, 211 páginas.
ÍNDICE GENERAL

Prólogo
Presentación

Introducción general
I.- Preámbulos

1.-LO QUE PRETENDEMOS EN ESTE LIBRO


1.1.-Fechas más significativas de este período
1.2.-En Santiago de María comenzó el cambio

2.-BIBLIOGRAFIA

3.-ESCENARIO DEL TRABAJO DE MONS. ROMERO


3.1.-La Diócesis de Santiago de María
a).-Situación social
b).-Situación religiosa
c).-Situación eclesial
3.2.-La Parroquia de Jiquilisco
3.3.-Centro de promoción campesina "Los Naranjos

II.- El obispo que llega a Santiago María

1.-ENTRADA EN SANTIAGO DE MARÍA (dic. 1974)


-"El obispo que van a tener es un Pastor”
-"¿Qué esperan de su obispo”
2.-SUS IDEAS SOCIALES, TEOLÓGICAS Y PASTORALES (años 74-75)
-Talante del nuevo obispo que nos llega
-Sacerdote tradicionalista: intolerante y severo
-Un tradicionalista a ultranza
-"Puedo dar pruebas de vuestro marxismo"
-A muchos no les gustaba este talante conservador
-El otro obispo Auxiliar es muy liberal y avanzado
-"Hemos guardado la fe"
-Un Documento muy interesante
-Relaciones de Mons. Romero con el "Opus Dei"

III.-El encuentro con la Realidad (años 74 -75)

1.-LA MASACRE DEL CANTÓN "TRES CALLES"


1.1.-Informe de la masacre
1.2.-Carta al Presidente de la República
1.3.-Carta a los obispos del país
2.-LA EXPULSIÓN DEL P. JUAN MACHO MERINO
2.1.-Relación del P. Zacarías Díez
2.2.-Relación del P. Juan Macho
2.3.-Reacción del obispo. Mons. Romero
2.4.-Reacción de la Parroquia de Jiquilisco

3.-ASUNTO DE LA "SEGURIDAD PERSONAL" DE LOS PADRES

4.-EL CASO: CENTRO DE "LOS NARANJOS"


4.1.-Ambigüedad de Mons. Romero
4.2.-El Problema o Conflicto del Centro "Los Naranjos"
a) Comienza el Debate
b) Documento Base para el Diálogo
c) ¿Medellín tenía la culpa?
d) Fin del Debate
e) Una noche de alumbramiento
f) Conclusión del Debate
4.3.-Algunos comentarios
-¿Reapertura pragmática o por convencimiento?
-"Si el padre es comunista, yo soy chino"
-Monseñor estuvo escuchando como un campesino más

IV.-Mons. Romero y los pobres

1.-MONS. ROMERO AMABA A LOS POBRES Y A TODOS LOS DEMÁS


-¿Lobos y ovejas comiendo en un mismo plato?
-¿Es suficiente el amor paternalista y asistencial?

2.-LOS CAMPESINOS LE ENSEÑABAN LA REALIDAD


-Los campesinos le contaban muchas cosas
-Sus visitas a las comunidades
-"En Santiago de María me topé con la miseria"
-Teología campesina versus Teología episcopal
-Una vez más he venido a predicar y me han predicado
-"Los campesinos son más cristianos que los sacerdotes”
-"Los sacerdotes tendría que hablar con la sencillez de los campesinos"
-"Los campesinos desean ser evangelizados, los ricos, no”

3.-MONS. ROMERO Y LA "OPCIÓN POR LOS POBRES"


3.1.-Un poco de historia: de la "Iglesia de los pobres" a la "opción por los pobres"
3.2.-La "opción por los pobres"... exige conversión
V.-Nuevas Inquietudes Pastorales

1.-AGENTES DE PASTORAL

2.-ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL DIOCESANA

3.-LA PASTORAL SOCIAL


3.1.-Jornada de Estudio sobre la Ley de Transformación Agraria, y sus repercusiones en la
Pastoral diocesana
3.2.-Jornada de Pastoral de Octubre (1976)
3.3.-Consejo de Pastoral Social

VI.-A modo de Conclusión

CÓMO VI YO A MONS. ROMERO


-Como aclaración

ALGUNOS RECUERDOS MUY PERSONALES DEL P. JUAN MACHO


-Hombre de convicciones firmes
-Hombre profundamente humilde
-Hombre de oración
-Buen Pastor y Padre siempre
PRÓLOGO

Este libro no trata de abarcar la figura entera de Oscar Arnulfo Romero, sino que se centra en
sólo dos años de su vida, los años 1975 y 1976, sobre los que se pregunta: ¿fueron «los años del
cambio» de monseñor?
Porque mons. Romero, en efecto, cambió, llamativamente. Con más propiedad diríamos «se
convirtió». Ya sabemos: toda conversión es un cambio, aunque no todo cambio sea una conversión. El
cambio de Romero fue verdaderamente una «conversión».
Otros han dicho que ese cambio de monseñor no fue tal, no fue una conversión, sino un engaño,
un desvarío, o incluso una manipulación: Romero habría sido víctima de sectores políticos que lo
manejaron, de personas cercanas que le llenaron la cabeza con ideologías, de grupos cristianos que lo
utilizaron...
Este libro es la demostración de que lo que aconteció en la vida de Romero fue realmente una
«conversión», y que se produjo o se inició fundamentalmente en esos dos años concretos, 1975 y 1976,
dos años que han pasado desapercibidos para la mayor parte de sus biógrafos. Zacarías Díez y Juan
Macho han prestado un servicio invaluable a la Iglesia martirial latinoamericana, de la que Romero es
sin duda la figura más emblemática, al sacar a la luz, con su testimonio personal de primera mano,
aquel proceso de conversión que vivió Romero en la oscuridad de la diócesis de Santiago de María,
antes de ser nombrado arzobispo de San Salvador.

Este libro muestra y demuestra que el «cambio» de mons. Romero no fue ni superficial ni
impensado, ni gratuito ni fácil, sino que tuvo todas las características que una verdadera «conversión»
tiene, porque:
-fue un cambio «personal», de su persona, no como efecto de una mudanza pasajera o de una
moda a la que se hubiera acomodado por la presión social del qué dirán; y fue un proceso personal
vivido muy honestamente en la fe;
-fue un cambio difícil, nada espontáneo; no un dejarse llevar por lo más fácil, sino, al contrario,
un cambio para el que tenía, de entrada, mucha resistencia, y que le fue haciendo encaminarse
progresivamente por una senda cuesta arriba de conflictividad y de sacrificio;
-fue un cambio por convicción, no algo superficial o de la noche a la mañana: una verdadera
transformación interior, una metanoia, estudiada en los documentos de la Iglesia, contrastada con la
realidad, dialogada con las personas amigas más cercanas, discernida en la oración, acogida en la
propia vida con humildad y esfuerzo;
-fue un cambio que no se lo indujeron en la UCA, un cambio que no le indoctrinaron los
jesuitas, un cambio que no fue tampoco una reacción primaria ante el asesinato del P. Rutilio Grande...
interpretaciones todas ellas que han corrido abundantemente como fruto de una primera impresión
superficial que pudieran dar los sólo tres años que estuvo al frente de la arquidiócesis de San
Salvador...; los autores dan en este libro, ante la historia, una palabra decisiva para interpretar el caso
de mons. Romero con una percepción más cabal, más realista, y, a la vez, mucho más ejemplar;
-fue un cambio, sobre todo, que se lo indujeron los pobres, un cambio que le «evangelizaron»
los «injusticiados», con su contacto real y directo, con su vida, su sufrimiento, la injusticia de que eran
víctimas, y, también, su fe, su palabra y su testimonio.
Se trata pues de un libro que desmonta una tesis habitual en la interpretación del «cambio» de
Romero. Los autores sostienen que su «conversión» comenzó antes de su arzobispado, que comenzó en
su período de obispo de Santiago de María, donde él sintió que «me topé con la miseria: con aquellos
niños que se morían nomás por el agua que bebían, con aquellos campesinos malmatados en los cortes
–las cortas– de café»... Zacarías y Juan nos documentan con lujo de detalles esta etapa de la vida de
Romero que evidencia el camino que va de un obispo conservador y tradicionalista, inquisidor en la
Iglesia y amigo de los poderosos en la sociedad, a un obispo abierto a los cambios y a las nuevas
propuestas de la renovación posconciliar, que descubre la realidad injusta de la pobreza y comienza a
afrontar la defensa profética de los pobres a pesar del conflicto que inevitablemente genera.
Gracias a Zacarías Díez y a Juan Macho por este servicio impagable a la verdad de Romero y a
la autenticidad de su opción por los pobres. Y gracias también por decidirse a hacer esta nueva edición,
ahora «telemática», de su libro, a través de los Servicios Koinonía.

José María VIGIL


2005, veinticinco años del Martirio de San Romero de América.
En el ciberespacio:
servicioskoinonia.org
INTRODUCCIÓN GENERAL

Se ha escrito bastante, sobre todo en estos últimos diez años, sobre Mons. Romero. Hay varias
biografías1; algunos trabajos teológicos sobre su praxis pastoral, profética y magisterial2; y finalmente
se ha tratado de coleccionar una larga serie de testimonios y recuerdos de la vida, acciones y palabras o
pensamientos de Monseñor Romero3. Todos estos trabajos van delineando la figura y dibujando más o
menos la penumbra de la personalidad de Mons. Romero.

Pero casi la totalidad de estos trabajos se han fijado exclusivamente en la vida de Monseñor o
en su actuación de los tres últimos años de su vida, (febrero 1977 - marzo 1980), en los que Mons.
Romero fungió como Arzobispo de San Salvador. Las otras épocas de su vida apenas se tratan, casi no
se habla de ellas, y cuando se recuerdan es de una manera muy escueta, accidental y superficialmente,
cuando no inexactamente. Y claro, esto no favorece en modo alguno un conocimiento mejor, más
exacto y profundo, a la vez que real y auténtico, de Mons. Romero, de su persona, de su vida y de sus
actividades completas y totales.

Todo esto nos ha motivado a escribir este libro en el que vamos a hablar de Mons. Romero
como obispo de Santiago de María. Vamos a intentar describir su vida y actuación en estos dos años y
dos meses que duró su episcopado santiagueño, (14 de diciembre 1974 - 21 de febrero 1977).
Queremos centrarnos directamente en este tiempo; aunque indirecta y tangencialmente, también habrá
que hacer alusión, algunas veces, a otros años y épocas de su vida, y a otros acontecimientos y
actuaciones de Monseñor.

Hemos elegido este período de la vida de Mons. Romero porque, en primer lugar, fuimos
testigos muy cercanos y hasta protagonistas de muchos de los acontecimientos que vamos a narrar, ya
que éramos colaboradores suyos como misioneros y sacerdotes en la Diócesis. Y, en segundo lugar,
porque en este período que vamos a historiar sucedieron en la Diócesis de Santiago de María
acontecimientos y hechos muy importantes y transcendentales, que obligaron a Monseñor a tomar
decisiones muy serias y tajantes, después de larga, profunda –algunas veces solitaria y otras veces
compartida– reflexión; también estos acontecimientos y hechos le obligaban a revisar sus ideas, tanto
teológicas como pastorales y sociales. Y decimos que creemos importante y trascendental este
tiempo por varias razones:

- PRIMERA: Porque Mons. Romero recupera su actividad pastoral directa con la gente, que
es lo que siempre había hecho y realizado en su querida ciudad de San Miguel desde recién ordenado
sacerdote, y era a lo que en realidad se sentía inclinado –y adornado con grandes dotes y cualidades
1
James R.BROCKMAN: The word remains: a life of Oscar Romero, Orbis books. Maryknoll, New York 1982. Jesús
DELGADO: Oscar A. Romero, Biografía, Ediciones Paulinas, Madrid 1986.
2
La voz de los sin voz. La palabra viva de Monseñor Romero, Introducciones, comentarios y selección de textos de
J. SOBRINO, I. MARTÍN-BARÓ y R. CARDENAL. Y otros artículos de Jon SOBRINO e Ignacio Ellacuría en la
revista de la UCA «Estudios Centroamericanos» (ECA), especialmente en los años 80.
3
Piezas para un retrato de María LÓPEZ VIGIL, UCA editores, San Salvador, 1993. También hay una Colección de
Testimonios grabados en cintas-casetes.
sacerdotales y apostólicas–. Después de 7 años de un trabajo de oficina y de despacho en San Salvador,
como Secretario General de la Conferencia Episcopal de El Salvador, (CEDES), trabajo de altos vuelos
intelectuales y periodísticos, que le apartaron del trato directo con la gente sencilla del pueblo, Mons.
Romero en Santiago de María se reencuentra consigo mismo como sacerdote-pastor y recupera ese
contacto directo con la gente pobre y sencilla que es ahora su grey.

- SEGUNDA: Porque, creemos, que en este tiempo se empieza a operar un cambio en sus
ideas tanto teológicas como pastorales, y en su manera de ver y juzgar la realidad; de tal manera que
podemos afirmar que en Santiago de María comienza ese admirable cambio que se operó en su vida, y
del que nos hablan todos sus biógrafos y los estudiosos de su vida y persona4.

Es aquí, en Santiago de María, y en este tiempo, cuando empieza a sacudirse el polvo antiguo
de sus vestidos tradicionales y comienza a entender las otras ideas distintas (más o menos avanzadas),
tanto en teología como en pastoral; comienza a dar, pues, cabida en su vida al sano pluralismo dentro
de la Iglesia, que antes rechazaba o no comprendía: de cerrado y cerril a las nuevas corrientes,
comienza a abrirse a ellas; de enemigo acérrimo de la Teología de la Liberación, comienza a leer,
discutir y reflexionar sobre ella; más tarde, sabemos, que será uno de sus mejores abanderados5.

Es verdad que ese cambio y transformación seguirá y se irá profundizando hasta su muerte,
pero creemos que se dan sus primeros pasos aquí, en Santiago de María y en este tiempo; por eso es
muy importante resaltar y estudiar estos años de su vida y apostolado.

- TERCERA: Porque sucedieron algunos acontecimientos que también creemos importantes


en la Diócesis y en la vida de Mons. Romero durante estos dos años y dos meses, de los cuales apenas
hablan sus biógrafos; o, si hablan, lo hacen muy superficialmente y algunas veces desenfocados de la
realidad que aconteció. Me estoy refiriendo a la masacre del Cantón "Las Tres Calles", a la expulsión
de un misionero que trabajaba en su Diócesis, al cuestionamiento de la línea de pastoral de los
Religiosos Pasionistas que regentaban la parroquia de Jiquilisco y el Centro Los Naranjos, entre otros.

Por todo esto que hemos dicho en esta introducción y por más razones que pudiéramos dar, es
por lo que nos hemos dispuesto a escribir este libro. Por otra parte, esperamos llenar un vacío que
existía en las biografías de Mons. Romero. Ojalá que algunos de los testigos, que aún quedan, de la
vida y actuaciones de Monseñor, tanto en San Miguel, como en San Salvador, durante su estancia
como Secretario de la CEDES, se animen también a expresar y consignar esos recuerdos; llenarían
sendos vacíos y lagunas en la vida de Monseñor, y no cabe duda que haríamos un bien a la Iglesia, y a
este pueblo católico de El Salvador amante de Monseñor y que tiene derecho a saber y conocer lo
mejor posible la vida y la obra de su querido Mártir.

Con este trabajo no hacemos otra cosa que agradecer a Dios el don grande que nos dio a El
Salvador, al mundo y a la Iglesia, en la vida, muerte y resurrección de Mons. Romero. También con

4
Ver: Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, pág.9. También: Ignacio Martín Baró: Monseñor: Una voz para un Pueblo
pisoteado", artículo introductorio (págs.13-33), en LA VOZ DE LOS SIN VOZ, la palabra viva de Monseñor
Oscar Arnulfo Romero, págs. 13-14.
5
Sus homilías, enseñanzas y actuaciones nos lo demuestran, especialmente en sus últimos años en San Salvador.
También podemos leer el artículo de Jon SOBRINO: Monseñor Romero: Mártir de la Liberación. Análisis
teológico de su figura y obra, en La Voz de los sin Voz...(págs. 35-62); o en Monseñor Romero, (págs. 65-108).
este trabajo, llenamos una obligación y deuda pendiente que teníamos los Pasionistas con Monseñor, al
que debemos mucho y del que aprendimos mucho: su entrega total, su honradez, su profunda
espiritualidad, su amor a Dios, a los hombres y mujeres, y a la Iglesia. ¡GRACIAS, MONSEÑOR!

San José, Costa Rica, C.A., octubre 1994


LOS AUTORES
I.- P r e á m b u l o s

1.- LO QUE PRETENDEMOS EN ESTE LIBRO

En esta primera parte, queremos exponer algunos datos que creemos necesarios para
comprender mejor esta investigación: proponer lo que pretendemos y deseamos recordar, historiar o
describir de la vida de Mons. Romero. Creemos que nos ayudará también, en esta mejor comprensión,
la descripción de la situación de la Diócesis, como escenario en el que se realizó su trabajo apostólico
en estos dos años y meses; especialmente nos fijaremos en la Parroquia de Jiquilisco, y en el Centro de
promoción campesina "Los Naranjos", por las consecuencias que estas dos instancias trajeron consigo.
También hablaremos de las Fuentes que estamos usando para probar nuestra tesis, y así no hablar
solamente llevados por el puro sentimentalismo, buenos deseos o afirmaciones gratuitas e inexactas.

Exprofeso evitaremos, en lo posible, hacer juicios personales de los distintos testimonios,


acciones o dichos de Monseñor; la conclusión sobre la realidad de nuestra tesis queremos que la saque
el lector después de haber leído los dichos, hechos y actitudes de Mons. Romero expresados en los
diversos testimonios, cartas y documentos que van a abundar en este libro.

Los que firmamos este libro somos dos de los tres que formamos la Comunidad de Jiquilisco en
ese tiempo; también hay un cuarto miembro que se integró a la comunidad en julio de 1976.
Cualquiera de los cuatro podríamos firmar esta obra, ya que no hacemos otra cosa que recoger nuestras
experiencias, vivencias y recuerdos religiosos, sacerdotales y apostólicos de ese tiempo en que Mons.
Romero fue nuestro obispo6.

1.1.- Fechas más significativas de este período:

Deseamos, pues, narrar la vida de Mons. Romero, especialmente como obispo de Santiago de
María, (dic.74- febr.77). Para mejor ubicarnos y familiarizarnos con estas fechas, comenzamos este
apartado recordando algunos de sus datos biográficos, y otras fechas sobre acontecimientos que
sucedieron en este tiempo:

6
Estos éramos los que formábamos la Comunidad Pasionista de Jiquilisco en este tiempo de 1974-1977: Juan
MACHO MERINO, que llegó a Jiquilisco el año 1963 al 1977, pasando a San Salvador y siguiendo, de algún
modo, los pasos de Mons. Romero. Pedro FERRADAS REGUERO, que estuvo del 1969 al 1978. Zacarías
DÍEZ ARNÁIZ, que permaneció desde 1971 al 1982. Y Marcelino ORTEGA GONZÁLEZ desde julio de 1976 al
1986.
1917... 15 de agosto, nace en Ciudad Barrios, al norte del Departamento de San Miguel, en el
Oriente de El Salvador, en Centroamérica.
1930... Entra en el Seminario menor de San Miguel, regido y orientado por Claretianos.
1942... 4 de abril, ordenación sacerdotal en Roma.
1943... 15 de agosto, sale para El Salvador desde Roma.
1943... Diciembre; después de haber estado preso en Cuba llega a San Miguel, El Salvador.
1944... 4 de enero. Por primera vez, como sacerdote, visita su pueblo natal, Ciudad Barrios. En
este año comienza su gran actividad pastoral en la ciudad de San Miguel que durará más
de 20 años.
1957... 30 de mayo: llega a Jiquilisco el primer Pasionista, P. José María Macho para hacerse
cargo de la parroquia.
1967... 24 de julio, traslado de Mons. Romero a San Salvador desde San Miguel.
1967-74. Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador, (CEDES), en San Salvador.
1970... 21 de junio, ordenación episcopal, en San Salvador.
1970-74. Obispo auxiliar de San Salvador.
1971... Julio-octubre: Empieza a funcionar el Centro "Los Naranjos"
1974... 14 de diciembre: toma posesión de la Diócesis de Santiago de María.
1974-77. (Diciembre 74 - febrero 77): obispo de Santiago de María.
1975... 21 de junio: la masacre de Tres Calles.
1975... 16 de agosto: expulsión del P. Juan Macho.
1975... Octubre-diciembre: affaire del Centro Los Naranjos.
1976... Enero: reorganización de la Pastoral diocesana.
1976... Agosto-octubre: organización de la Pastoral social en la Diócesis de Santiago de María.
1977... 22 de febrero: toma posesión de la Arquidiócesis de San Salvador.
1980... 24 marzo, es martirizado en San Salvador.

Esta sintética reseña biográfica nos sirve para conocer un poco la historia particular de este
ilustre salvadoreño, y, sobre todo, nos ayudará a centrarnos y ubicarnos mejor en algunas referencias
que necesariamente tendremos que hacer de las otras etapas de su vida. Para nosotros son de suma
importancia estas fechas: desde el 14 de diciembre de 1974, que toma posesión de Santiago de María,
hasta el 22 de febrero de 1977, que entró en la Arquidiócesis de San Salvador como Arzobispo.

1.2.- En Santiago de María comenzó el "cambio"

Por otra parte, además de recordar su vida y su quehacer pastoral de este tiempo, queremos
demostrar en este trabajo –y esta sería nuestra tesis– que Mons. Romero comenzó su "cambio", su
"conversión", como la llaman algunos, aquí en Santiago de María; por lo tanto es una tesis nueva ya
que todos los que han tratado este punto de su conversión o cambio, la ubican directa o indirectamente
en San Salvador con motivo de las reacciones que le produjo el asesinato del P. Rutilio Grande sj, y
otros acontecimientos, recién llegado a la Arquidiócesis de San Salvador.7

7
Ver diversos testimonios en Piezas para un retrato de Mª LÓPEZ VIGIL, págs. 9, 94, 97, 104, 144. Y en Jesús
DELGADO, obra citada, pág. 71-78. También en Ignacio MARTIÍN BARÓ, obra citada, pág. 18. Y en Salvador
CARRANZA OÑA, Romero - Rutilio, vidas encontradas, pág. 62. Sobre todo, ver Jon SOBRINO, Monseñor
Romero, págs. 17-28, 12 y 13.
Para nosotros, la reacción de Mons. Romero ante la muerte del P. Rutilio, como después la de
los demás sacerdotes asesinados, no es más que una manifestación evidente y lógica del cambio de
mentalidad y de la transformación que empezó a operarse ya en estas fechas, y que se venía gestando
en este tiempo de su episcopado santiagueño. Entonces, no fue una reacción "por generación
espontánea" o "milagrosa", por lo inexplicable de reacción tan fuerte: la "Celebración de la Misa
Única"8, en un hombre tradicional, como vienen a decir algunos, sino la expresión de un cristiano en
proceso de conversión y de cambio, abierto cada vez más a la realidad circundante y a la fuerza del
Espíritu; y esto se venía operando sobre todo desde el año 1976.

En este sentido constatamos la acción del Espíritu de Dios más allá de los puros
acontecimientos políticos, (como algunos intentan colocarla en el caso de los últimos tres años de
Monseñor). Creemos que la tesis ordinaria de los maestros de la vida espiritual sigue patente: "El
Espíritu de Dios no suele romper fronteras, sino que va actuando lentamente en la vida de los
hombres; en este sentido las conversiones nunca suelen ser abruptas". El Espíritu se acomoda al
ritmo de la vida de los humanos.

Es difícil proponer fechas y horarios para determinar el tiempo concreto de la transformación,


cambio o conversión de cualquier persona, porque es, ante todo, una obra del Espíritu Santo, y nuestra
categoría humana del tiempo está rebasada cuando se trata de aplicarla al quehacer de Dios, cuando se
trata de fechar la acción divina de su Espíritu.

Sin embargo, vemos y palpamos hechos y signos positivos de conversión o de cambio de vida y
de acción en algunos hombres; y esos hechos sí están ubicados en un lugar y en un tiempo concretos;
de esta manera podríamos decir que los dos años y dos meses que Mons. Romero estuvo como obispo
de Santiago de María, fue, sobre todo, el año 1976, el año del despegue en el caminar por las distintas
y desconocidas rutas de los cambios nuevos que las realidades de este mundo nos estaban imponiendo
a los cristianos.

El año 1975 fue de tanteo y conocimiento de la amarga realidad social, religiosa y eclesial de la
Diócesis y de sus gentes; y fue toda esta realidad conocida que desencadenó una transformadora
reacción de cambio en su vida, en sus ideas y en sus métodos pastorales; y esto se comienza a percibir
en el año 1976, y continuará hasta el fin de su vida.

2.- BIBLIOGRAFIA:

2.1.- FUENTES PRINCIPALES:

A) Archivos, Cartas y Documentos:

*ACP = Archivos de la Congregación Pasionista: Archivo de la Curia Provincial, (en


Zaragoza, España), y de la Curia Vicarial de Centroamérica.

8
La celebración de la misa única con motivo del asesinato del P. Rutilio Grande en Jesús DELGADO, obra citada,
págs. 78-84. También podemos verlo en Salvador CARRANZA, obra citada, págs. 18, 60-61;. y en J.R.
BROCKMAN, obra citada, págs. 12-18. Pero sobre todo, en Jon SOBRINO, obra citada, págs. 22-28.
*ASM = Archivo de la Diócesis de Santiago de María.

*ASS = Archivo de la Arquidiócesis de San Salvador.

B) Testimonios:
Cintas grabadas en entrevistas; una vez transcritas se citan por su paginación. Citaremos
estos testimonios "al pie de la letra como fueron narrados", para así no perder la espontaneidad y,
sobre todo, vernos expuestos a cambiar el contenido por querer darles un estilo más uniforme. Estas
cintas grabadas están divididas en dos grupos:

*Grupo Nº1: JZE = Grabación de los PP. Juan Macho y Zacarías Díez y un periodista
norteamericano, Eugenio, que dirige la entrevista. (Son dos cintas). Fueron grabadas en el año 1983.
Son 30 páginas.

*Grupo Nº2: JYV = Grabación del P. Juan Macho y la periodista Mª López Vigil que
hace las preguntas y dirige la entrevista. (Son dos cintas). Fueron grabadas en el año 1991. Son 28
páginas.

*En este género, ponemos el libro de María López Vigil: Piezas para un retrato, UCA
Editores, San Salvador, El Salvador, C.A. 1993. Son 399 páginas.

2.2.- FUENTES SECUNDARIAS:

BROCKMAN, James, The word remains: A life of Oscar Romero, Orbis Books, Maryknoll,
New York 1982.

CARRANZA OÑA, Salvador, Romero-Rutilio, vidas encontradas. UCA editores, San Salvador
1992.

DELGADO, Jesús, Oscar A. Romero. Biografía. Testigos, Ediciones Paulinas, Madrid 1986.

DÍEZ ARNÁIZ, Zacarías, Formación y Seguimiento de los Animadores de las Comunidades de


Base en El Salvador. Año de Pastoral, 1982-1983: Instituto Católico, Lille, (Francia). Mimiografiado
de 70 páginas.

ELLACURÍA, Ignacio, Varios artículos sobre Mons. Romero, especialmente en los años 80,
publicados en la Revista "Estudios Centroamericanos", (ECA), editada por la Universidad
Centroamericana Simeón Cañas, (UCA), en San Salvador, El Salvador, C.A.

LOIS, Julio, Teología de la Liberación. Opción por los pobres, D.E.I. San José, Costa Rica,
1988.

ROMERO, Mons. Oscar Arnulfo: Su Diario, (del 31 de marzo de 1978 al 20 de marzo de


1980), Publicación del Arzobispado de San Salvador, conmemorando el décimo aniversario de su
muerte Martirial. Imprenta Criterio, febrero 1990.
SOBRINO, Jon, Monseñor Romero, UCA editores, San Salvador, El Salvador, 1989.
(Recopilación de varios artículos teológicos sobre Monseñor, ya publicados en la Revista ECA en
distintas fechas).

SOBRINO, Jon, MARTIN BARÓ, y CARDENAL, R, La voz de los sin voz, La palabra viva de
Monseñor Romero. Introducciones, comentarios y selección de textos, UCA editores, San Salvador, El
Salvador, 1980.

3.- ESCENARIO DEL TRABAJO DE MONS. ROMERO (1974-1977)

Creemos que es necesario, como un preámbulo más para conocer mejor la vida y actuación de
Mons. Romero en este tiempo a reseñar, tratar de describir un poco el escenario tanto social y religioso
como eclesial en el que se desarrolló su trabajo episcopal en estos dos años y meses. Esta descripción
nos ayudará, una vez más, para comprender sus ideas y actuaciones pastorales.

3.1.- La Diócesis de Santiago de María

La Diócesis de Santiago de María ocupa todo el Departamento de Usulután y el norte del


Departamento de San Miguel; por el norte tiene límites con la frontera de Honduras y por el sur limita
con el Océano Pacífico; al este limita con la Diócesis de San Miguel y al oeste con la Diócesis de San
Vicente.

Mons. Romero es el segundo obispo de la Diócesis de Santiago de María, que fue creada por el
Papa Pío XII el 2 de diciembre del año 1954, con la bula "Eius Vestigia"9. Se desmembraba esta nueva
Diócesis de la de San Miguel. Era la Diócesis benjamina de El Salvador y la más pequeña de las cinco
entonces existentes.

Tenía alrededor de medio millón de habitantes y 2.868.20 Kms210. Había en la Diócesis unas
20 parroquias, de las cuales varias estaban sin sacerdote o eran atendidas por el párroco vecino;
algunas parroquias, las de los religiosos, unas cuatro, solían tener dos o más sacerdotes. Los sacerdotes
de la Diócesis éramos 23, término medio, nunca pasamos de 25 contando a Monseñor.

a) Situación social. Las tres zonas características de la Diócesis: zona norte, zona central y
zona sur o costera, tienen unas idénticas tonalidades o líneas comunes: existen en ellas grandes
propiedades que detentan unos pocos poderosos y ricos; y el gran resto de la población, un 70%, (si
quitamos a un 30% entre profesionales, educadores, etc.), son sus colonos o campesinos, ya que viven
del trabajo en las grandes haciendas o beneficios de café.

9
A.S.S.: II Anuario Eclesiástico de El Salvador, publicado por el Secretariado Social Interdiocesano, Arzobispado,
San Salvador, 1963, pág.260.
10
A.S.S.: II Anuario Eclesiástico de El Salvador, publicado por el Secretariado Social Interdiocesano, Arzobispado,
San Salvador, 1963, pág. 263.
En la zona sur predominaban las grandes haciendas de miles de hectáreas con el producto del
algodón y cría de ganado; en las otras dos zonas abunda el café en grandes extensiones, y en algunos
lugares con modernos beneficios que lo procesan; también hay caña de azúcar. No son muchos los
pequeños propietarios que se dedican al cultivo de los granos básicos: maíz, frijoles y arroz.

Los productos de exportación, algodón, café y azúcar, especialmente, dan trabajo abundante,
más o menos, unos seis meses al año: en la corta, (colección de frutos), y en la limpia y abono de las
plantas.

El analfabetismo, aún alcanzaba, sobre todo en la zona rural hasta el 40%; había mucha
deserción escolar y carencia de escuelas en el campo.

La vivienda era muy deficiente: en la zona sur, la gran mayoría eran casas de paja o bajareque,
(de caña y barro), con piso de tierra; en las otras zonas abundan las casas de adobes con lámina.

Evidentemente, la Diócesis de Santiago de María, como la mayoría de sus habitantes, era pobre.
Son varias las cartas de Mons. Romero donde constata esa cruda realidad de pobreza y miseria, como
veremos adelante. Hay algunas cartas donde agradece a la Santa Sede varias limosnas que le envían
para la Diócesis. Así, escribe al Papa Pablo VI agradeciéndole unas fotografías que le envía de la
audiencia con él, del 23 de noviembre de 1975, en Roma, y le agradece el regalo, que mucho lo
necesita, de $ 5.000 para la Diócesis11. También, en otra carta agradece a la Comisión Pontificia para
América Latina (CAL), la donación de $ 3.000 para la ayuda de la Diócesis.

b) Situación religiosa: En este tiempo que estamos reseñando el 95% de la población se


declaraba católica, sin duda más por tradicionalismo familiar y ambiental que por convicción. La
religiosidad popular llenaba su vivencia de fe, especialmente manifestada en la recepción de los
sacramentos del Bautismo y Confirmación; no eran muchos los que recibían los demás Sacramentos.

También tenían gran importancia en esta vivencia de la fe, la Semana Santa y las Fiestas
Patronales con sus rezos, novenarios y procesiones. El recuerdo y el culto a los muertos tiene también
mucha importancia en esta religiosidad. En general, existía un gran vacío en la formación religiosa del
pueblo católico, que le hacía parecer en la vivencia de su fe, muy infantil y costumbrista sin visos de
criticidad.

c) Situación eclesial: De la veintena, o algo más, de sacerdotes que tenía la Diócesis, 12


éramos religiosos y extranjeros: (Pasionistas, Franciscanos, Paules y Maryknoll), el resto del clero,
diocesano y salvadoreño. La edad de estos operarios de primera línea, estaba más o menos en esta
proporción: unos 14 sacerdotes más de 55 años, (4 pasaban de los 70), el resto, 9 sacerdotes
andábamos entre los 30 y 40 años de edad. Por eso dice uno de los biógrafos de Monseñor: "Monseñor
Romero se hacía cargo de la diócesis más joven de El Salvador, pero, paradójicamente, desde el punto
de vista del clero, la más vetusta"12.

11
Carta de Mons. Romero al Papa Pablo VI, del 19 de marzo de 1976, pág. 1.
12
Jesús DELGADO: Óscar A. Romero, Biografía, pág.60
Toda esta realidad incidía profundamente en el desarrollo del trabajo pastoral de las parroquias
y de la diócesis en general, marcando un talante decididamente tradicional y sacramentalista,
promocionando exageradamente celebraciones cultuales que es lo que produce economía parroquial
para la subsistencia del clero. El énfasis en la formación catequística y evangelizadora era muy
pequeño o casi nulo.

Definitivamente, aunque estábamos ya a casi 10 años de pasado el Concilio Vaticano II, su


influencia y su presencia no se habían dejado sentir en esta diócesis santiagueña. Solamente dos o tres
parroquias eran como islas en medio de este océano oscuro, eran como una excepción a la regla
general diocesana. Y no era para menos, el obispo anterior no era pastoralista, sino un teólogo teórico,
clásico-escolástico, un "intelectual" de escritorio y despacho, que nunca vio con buenos ojos al
Concilio Vaticano II, y "había gobernado a la Diócesis como si el Concilio Vaticano II no
existiera"13.

En este sentido, el P. Juan recuerda una anécdota que nos describe muy bien la idiosincrasia del
predecesor de Mons. Romero en la sede santiagueña: Era en una de las reuniones del clero, y uno de
los PP. Agustinos citó el Concilio no tanto para rebatir, como para aclarar algunas ideas que estaba
diciendo Mons. Castro y Ramírez. La reacción del obispo se dejó sentir inmediatamente: "Yo no
firmé esos Documentos del Concilio".
Esta era más o menos, la descripción rápida de la realidad eclesial, un poco deprimente, que
encuentra Mons. Romero a su llegada a la diócesis de Santiago de María.

3.2.-La Parroquia de Jiquilisco

No nos vamos a fijar en todas y cada una de las 20 parroquias de la diócesis; si ahora vamos a
hablar de la parroquia de Jiquilisco es porque en ella se dieron unas características que motivaron
ciertos problemas con Mons. Romero, de los cuales hablaremos más adelante; (por la misma razón
también hablaremos a continuación del Centro de promoción campesina "Los Naranjos").

La parroquia de Jiquilisco empezó a funcionar como tal el 2 de noviembre de 189414. El Sr.

13
Jesús DELGADO, obra citada, pág.61.
14
Nos lo cuenta el primer cura encargado:
Villa de Jiquilisco, 1894, noviembre,10.
Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Obispo, San Salvador.
Desde el 2 de los corrientes me trasladé a esta nueva parroquia de conformidad con la nota de su Señoría
Ilustrísima, fechada el 27 del mes anterior.
Tengo a bien manifestarle: que los límites jurisdiccionales de este Beneficio, sobre los cuales sobre los cuales debe
decretarse su erección, son los mismos que reconocen las municipalidades de los tres pueblos que lo
componen, a saber: Jiquilisco, San Agustín y Ozatlán, con todos sus valles y caseríos, comprendidos en las
demarcaciones generales siguientes: Al Oriente con la jurisdicción parroquial de Usulután, al Occidente con el
gran río Lempa, al Norte con la jurisdicción parroquial de Alegría, y al Sur con la Bahía de Jiquilisco puerto del
Triunfo...
Esta nueva parroquia siempre será de grande extensión: 8 leguas por el Occidente, 10 por el Noroeste, 3 por el
Este y 2 hasta 9 por el Sud-oeste. Usulután queda entonces reducida a la cabecera del departamento con sus
valles y caseríos a una o dos leguas en circunferencia, parroquia congrua y pequeña muy bonita para
encargarla a un sacerdote cansado". (A.S.S.: Libro de Correspondencia, 1893-1896, págs. 85-86).
obispo comunica esta gran y buena noticia al Sr. Alcalde de Jiquilisco15. El primer párroco fue el Dr.
Juan Ramón Bustillo 16 , pero no duró más que siete meses al frente de la nueva parroquia. 17
Prácticamente desde finales del siglo pasado no tuvo párroco fijo y residente en la sede parroquial;18 y
era atendida esporádicamente, y solamente en los tiempos fuertes: la Semana Santa y en las Fiestas
Patronales, por los párrocos vecinos de San Agustín, Usulután, Santa Elena, Berlín, e inclusive, consta
que la atendieron desde San Salvador, los Franciscanos de la parroquia de Concepción, ya que en ese
archivo parroquial se encuentran partidas de Bautismo realizados en Jiquilisco. La verdad es que esta
parroquia era muy pobre ya que no podía sustentar a un sacerdote, era lo que en la jerga canónica se
llamaba una parroquia "incongrua".

Lo importante es que el 30 de mayo de 1957 llega un párroco fijo, que va a vivir allí con la
gente y va a compartir con ellos las estrecheces y limitaciones de sus vidas y problemas. Se llama P.
José María Macho Merino, es el primer pasionista que atenderá esta parroquia de una manera
continuada y al que le seguirán en su paso por la misma, en los 37 años que la atendieron los
Pasionistas, (hasta febrero del 1994), más de una docena de Pasionistas.

La Parroquia de Jiquilisco es la más grande de todo El Salvador: de 570.27 kms2 de extensión19,


(una sexta parte de la diócesis), y con más de 50.000 habitantes.

Se comienza desde cero, pues no había nada montado en la parroquia. Una de las actividades a
realizar fue una Gran Misión Popular por todos los rincones de la parroquia: durante cuatro meses,
(noviembre 62 - febrero 63)20, un equipo de nueve pasionistas desplegados por toda la geografía
parroquial, por cada uno de los más de 50 cantones, aldeas y caseríos de la parroquia, impartieron un
mensaje de conversión, y catequesis, despertando y sembrando inquietudes cristianas. No cabe duda de

15
"San Salvador, noviembre 27 del 1894.
Señor Alcalde Municipal de Jiquilisco:
Me doy el honor de comunicar a Ud. que el Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. Obispo tomando en consideración las
varias solicitudes que esa Honorable Municipalidad y vecindario le ha hecho en distintas ocasiones, y en el
deseo de favorecer a esos fieles con una administración espiritual más fácil y expedita, ha aprovechado la
buena disposición del Presbítero Dr. D. Juan Ramón Bustillo para encargarle la formación de la parroquia de
Jiquilisco; y debe encontrarse actualmente en esa Villa cumpliendo su cometido.
Al participarlo a Ud. tengo encargo de manifestarle que Su Ilustrísima y Reverendísima cree que esta providencia
debe haber sido recibida por el Municipio y vecindario con muestras de verdadero regocijo, pues iba a realizar
los justos deseos de esos fieles, abrigados desde mucho tiempo; y por lo mismo, espera que todos ayudarán
con gusto al Sr. Bustillo en el cumplimiento de su ministerio así como también a remover los obstáculos que se
le presenten en la fundación de la parroquia. Soy de Ud. Atento. Roque Orellana, Prosecretario. (A.S.S.: Libro
de Correspondencia 1893-1896, págs. 86-87).
16
"Al Pbro. Dr. D. Juan Ramón Bustillo se le ha encargado la administración espiritual de Jiquilisco, con el fin de
establecer allá una nueva parroquia que satisfaga las crecientes necesidades de la población, mientras tanto se
tramita la erección canónica" (A.S.S.: Boletín de la Diócesis, 15 de diciembre 1894, nº 10, pág. 6, 1ª columna).
-Y en el libro de Nombramientos podemos leer: "octubre 27 de 1894: Se encarga de Jiquilisco al Pbro. Dr. D. Juan
R. Bustillo quien ofreció formar aquella parroquia al Señor Obispo, desmembrándose de Usulután". (A.S.S.:
Libro de Nombramientos -1888-1905-, pág.37)
17
Mayo 2 de 1895: "Hoy se exoneró al P. Bustillo de la administración de la Parroquia de Jiquilisco; y se la
encomendó al Pbro. D. Santos Orellana". (A.S.S.: Libro de Nombramientos, 1888-1905, pág. 41).
18
"...3º Las poblaciones de Jiquilisco, Ozatlán, El Triunfo continuarán, como antes, administradas por el párroco de
Usulután" (A.S.S.: Boletín de la Diócesis, 15 de junio de 1896, nº 32, pag. 6, 1ª columna.)
19
A.S.S.: III Anuario Eclesiástico de El Salvador, publicado por el Secretariado Social Interdiocesano, Arzobispado,
San Salvador, 1970, pág. 219.
20
Testimonio del P. Juan Macho que fue uno de los misioneros que realizaron esta «Gran Misión».
que fue un momento decisivo para arrancar con una nueva y más definida pastoral en la parroquia ya
que hubo que dar seguimiento a ese despertar cristiano producido por la Santa Misión.

También como fruto de la Misión, en la evaluación de la misma, deciden los Misioneros


mandar un compañero al P. José María, es su hermano Juan Macho, que estará en Jiquilisco desde
marzo de 1963 a julio 1977; al año siguiente se les unirá otro sacerdote. Siempre en la parroquia hubo
un término medio de tres sacerdotes, algunas veces estuvimos cuatro y hasta cinco sacerdotes21.

Fue decisivo para la nueva reorientación pastoral de la parroquia de Jiquilisco el año 1971 con
la apertura del Centro de promoción campesina "Los Naranjos" para la formación de agentes de
pastoral rurales y el comienzo de la creación de las Comunidades cristianas por toda la parroquia.
Aceleraron este proceso las ideas nuevas emanadas del Concilio Vaticano II (1965), las opciones
pastorales para A.L. de la Conferencia de Medellín (1968), y la venida de un nuevo, joven y dinámico
párroco en el año 1969.

Vamos a transcribir algunos párrafos de las crónicas del Boletín Pasionista de la Provincia de la
Sagrada Familia22. En el año 1971 recoge el cronista algunas de las ideas que estamos narrando:

"Después de más de un año de silencio, nos asomamos a estas páginas del Boletín, nos
asomamos tímidamente a su ventana para ponernos en comunicación y cambiar impresiones con todos
los hermanos de la Provincia que laboran por el Reino de Dios y su justicia en los distintos sectores
que la Provincia nos ha señalado en esta hora decisiva de la Iglesia y del mundo.

NUEVA ETAPA: Así podemos calificar la que estamos viviendo después del relevo del
veterano y benemérito P. José María Macho Merino por el entusiasta P. Pedro Ferradas que el 15 de
diciembre de 1969 recogía la herencia espiritual de 13 años de duro e infatigable trabajo apostólico
en un ambiente difícil, hostil a veces, en esta extensa Parroquia que él y sus tesoneros colaboradores,
los PP. Ignacio Madrid y Juan Macho, han logrado levantar de la nada en todos los aspectos. Estas
sencillas gentes siempre recuerdan con veneración y cariño al sacerdote pasionista que les entregó los
mejores y más florecientes años de su vida sacerdotal.

Hoy gracias a sus esfuerzos, se nota y se respira una prometedora primavera, aunque
naturalmente, este hecho que constatamos implica un esfuerzo serio y una planificación en dedicación
formal a la formación de minorías y élites que sean como levadura en la masa, sin descuidar la
evangelización y formación directa de la misma en un momento en que está tomando conciencia de su
fuerza y comienza a luchar por salir del secular abismo de miseria y opresión en que se hallaba
sumergida.

21
En el año 1971, cuatro; en 1972, cinco; y en los años 1973-1974 cuatro.
A este respecto hay una anécdota que oímos de una de las ancianas de la Comunidad parroquial; ella que
formaba parte y era el "fac totum" del grupo devoto de «Las Marías de los Sagrarios», nos decía que durante
más de 40 años estuvieron pidiendo al Señor que les enviara un sacerdote fijo a la parroquia de Jiquilisco.
«Y ahora, decía ella, no sólo tenemos uno, sino que tenemos CINCO sacerdotes. ¡Qué grande es nuestro
Dios!». En ese momento, la parroquia de Jiquilisco tenía cinco sacerdotes, era la parroquia que más
sacerdotes tenía de todo el país.
22
Este Boletín es un medio de comunicación entre todas las casas (más de 35) de la Provincia Religiosa
Pasionista de la Sagrada Familia, extendida por España y América Latina: (Centroamérica, -Guatemala, El
Salvador, Honduras y Costa Rica-, México, Venezuela y Cuba). Sale, más o menos, cada 3 ó 4 meses.
SITUACION DE LA PARROQUIA: Enclavada en la costa del Pacífico, la Parroquia
comprende más de 500 kms2, donde viven y se mueven unos 50.000 habitantes, la mayoría de los
cuales son colonos que dependen del trabajo de las grandes haciendas, y están carentes de todo en
una zona agrícola sumamente rica. El alcohol y la prostitución organizada o no, causan tremendos
estragos en la población afectada por el clima tropical enervante, y por la falta de alimentación
adecuada y suficiente. Se nota un esfuerzo en el país por elevar cultural y humanamente esta masa
sumida en su mayoría en el analfabetismo y la ignorancia, especialmente en el sector campesino que
constituye en la Parroquia el 80% de la población total...

Además del Centro Parroquial que radica en el pueblo de Jiquilisco con más de 8.000
habitantes, se atienden ordinariamente las poblaciones más significativas: Puerto el Triunfo, que
también es cabecera municipal, con más de 3.500 habitantes, el cantón de Tierra Blanca con cerca los
4.000 habitantes y el Cantón de San Marcos Lempa con unos 2.500 habitantes; también se giran
visitas más o menos periódicas, sobre todo en la estación seca, a la mayoría de las otras Comunidades
o Cantones que sobrepasan el número de 40 sembradas a voleo por toda la geografía parroquial..."23

Sigue la Crónica describiendo también las obras materiales y la economía de la Parroquia, que
siempre fue muy limitada y pobre. Los tres Religiosos estaban enfrascados además en la construcción
de 5 Iglesias y la casa parroquial; describe también un mínimo plan parroquial sobre Evangelización,
Catequesis, Pastoral Litúrgica y distintos movimientos: familiar y juvenil. Al final anuncia que para
julio piensan abrir el Centro de promoción campesina "Los Naranjos"24.

En los años siguientes se continúa más o menos este ritmo y línea de pastoral más potenciado,
si cabe, por la nueva realidad del Centro "Los Naranjos". Queremos acabar este apartado sobre la
Parroquia de Jiquilisco con las impresiones que transcribió el P. Provincial en su Acta de la Visita
Canónica que hizo a Jiquilisco durante los días 2 al 14 de abril de 1974:

"...Durante este tiempo, he procurado visitar los distintos lugares y cantones atendidos por
nuestros Religiosos, así como el Centro de promoción campesina "Los Naranjos".

Es verdaderamente ardua y al mismo tiempo provechosa su labor apostólica. El pueblo aprecia


la labor y sacrificio de los Padres... Este grupo religioso comunitario está animado de buen espíritu y
su entrega generosa al trabajo. Terminada la Casa y funcionando la iglesia, en estos días se está
adecentando las escalinatas de la iglesia y el acceso al Convento o Casa parroquial. También han
trabajado con ilusión para despertar las vocaciones, hay un muchacho que ofrece buenas esperanzas.
En general creo que es muy de alabar el trabajo de nuestros Religiosos. El Centro ha aumentado el
campo de trabajo y les ha dado a conocer en la República. Trabajan así junto con otros Centros en
una labor de actualidad y de gran necesidad. A pesar de no ser fundación (pasionista), merece el
apoyo de la Provincia..."25

23
A.C.P: Boletín de la Provincia de la Sagrada Familia, (BSF), nº 46, Año XVI, abril 1971, págs. 91- 92.
24
A.C.P: BSF, ídem. págs. 92-96.
25
A.C.P: Archivo vicarial, Libro de Visitas Canónicas, pág.25.
3.3.- Centro de promoción campesina "Los Naranjos"

Como el Centro "Los Naranjos", sito en la parroquia de Jiquilisco, fue otro de los puntos
debatidos por Mons. Romero, creándose un verdadero "affaire", queremos explicar un poco en este
primer apartado sobre su nacimiento o comienzo, y, sobre todo, el trabajo realizado en el Centro hasta
la llegada de Monseñor.

El Centro de promoción campesina "Los Naranjos" nace en julio de 1971; en los primeros
meses con cursos para catequistas y agentes de la parroquia de Jiquilisco. Es en octubre que se abre, en
coordinación con los otros Centros de promoción del país, a las otras Diócesis y parroquias, realizando
el Primer Curso de PRIMER NIVEL para Delegados de la Palabra (o Catequistas como se prefería
llamarlos), o animadores de Comunidad.

Los otros Centros existentes se llamaban: "Universidad Campesina El Castaño" en la Diócesis


de San Miguel, y "Escuela La Providencia" en la Diócesis de Santa Ana; a éstos se les une el nuevo
"Centro de promoción campesina "Los Naranjos" de la Diócesis de Santiago de María, aunque al
principio no se llamó así, sino que nació con otro nombre. Pero oigamos a uno de los fundadores:

"Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y cómo nació el Centro?

JUAN: El Centro, en primer lugar, atendiendo un deseo expresado por la Conferencia


Episcopal de El Salvador, habíamos pensado y habíamos proyectado que el Centro fuera, de acuerdo
con los otros Centros del "Castaño y "La Providencia", como "ESCUELA DE CATEQUESIS Y
DIACONADO".

Mª LÓPEZ VIGIL: Para formar Diáconos.

JUAN: Sí; la idea era de los Diáconos Permanentes. Y así lo presentamos en el Proyecto
realizado por los Centros a la Conferencia Episcopal. Y la Conferencia Episcopal lo aprobó por
unanimidad, con expresa emoción y contento de varios obispos, especialmente de Mons. Chávez y
González, el Arzobispo... Pero Mons. Castro y Ramírez, obispo de Santiago de María, después de salir
de la Conferencia, me llamó para decirme que sí, que él había estudiado el Proyecto, pero que eso iba
a traer algunos problemas, y en su Diócesis no quería problemas. El decía que por qué no hacíamos y
comenzábamos por una cosa más sencilla. Fue entonces que realizamos un acuerdo con los PP.
norteamericanos del Castaño y comenzamos nosotros con el Primer Nivel (de formación) y el Castaño
quedaba con el Segundo y Tercer Niveles de Delegados de la Palabra o Catequistas.

Mª LÓPEZ VIGIL: Pero Diáconos en ningún lado.

JUAN: En ninguno"26.

Como nunca se formaron diáconos permanentes, no tenía sentido llamarse el Centro con el
primer nombre: (Escuela de Catequesis y Diaconado), y se le dio este otro, por el lugar donde estaba
ubicado, y porque se iba a trabajar especialmente en la promoción de los campesinos: CENTRO DE
PROMOCIÓN CAMPESINA "LOS NARANJOS".
26
Testimonios: Grupo nº 2: JYV. pág. 6.
Era un edificio de dos plantas que había fungido como Colegio de las Religiosas Pasionistas
durante varios años; nos lo cedieron las religiosas en usufructo para tareas pastorales de la parroquia.
Distaba de la casa parroquial poco más de un kilómetro, a las afueras del pueblo.
Ni que decir tiene que estos tres Centros de formación de laicos y agentes de pastoral, así como
los otros cuatro restantes que nacieron poco después en el país, surgieron a la sombra y exigencias de
las opciones y urgencias pastorales promulgadas por el Concilio Vaticano II y Medellín.

En cuanto al trabajo realizado en "LOS NARANJOS" durante los años 1971 y 1972 podemos
leer en las Crónicas del BSF lo siguiente:

"El Centro "Los Naranjos" nació con la inquietud y el deseo de ayudar a los campesinos a
encontrarse a sí mismos como hombres y como cristianos, y a tomar con seguridad su puesto en la
sociedad y en la Iglesia.

Comenzó el primer Curso formalmente el 17 de octubre de 1971. Desde entonces a estas


fechas, más de 300 campesinos han recibido curso de Primer Nivel, en cursos normales de cuatro
semanas; otros 198 alumnos han recibido los beneficios del Centro en curso más breves; y en
jornadas de animación de un día, otros 202.

EVALUACIÓN DEL AÑO 1972: En el transcurso del año que acaba de terminar hemos
tenido en total OCHO CURSOS de Primer Nivel con cuatro semanas de duración, 252 campesinos
recibieron esta primera fase de su formación. Tanto párrocos como los mismos alumnos nos
manifiestan constantemente su satisfacción por nuestro sistema de enseñanza. También el equipo del
Castaño ha expresado repetidas veces la constatación de la buena preparación que consiguen los
egresados de nuestro Centro cuando llegan a su Segundo Nivel en dicho Centro.

Otros 394 campesinos han recibido también aquí adiestramiento como Auxiliares de
Catequesis, Líderes cooperativistas y finalmente evaluadores de la conducta humana en cursos de
Laboratorio Vivencial y Dinámica de Grupo.

Un total, pues, de 646 campesinos han sentido el renacer de su esperanzada ilusión de una
vida auténticamente cristiana para ellos y sus comunidades rurales. Ellos nos manifiestan
repetidamente su cariño en sus visitas al Centro y en sus cartas. Ven en el Centro un faro de luz y
esperanza, e indican haber aprendido que el cristiano tiene un compromiso de lucha para lograr de
este mundo un lugar donde los hijos de Dios puedan vivir y así realizar el plan del Creador.

Todo ello es para nosotros un estímulo y una exigencia que nos recuerda que Evangelizar a los
pobres sigue siendo el signo de nuestra misión" 27.

En las Crónicas de este mismo Boletín trimestral se nos recuerda la actividad realizada el año
1973:

"Los cursos han sido de temas variados: de Primer Nivel, de Animación, de Catequesis, de
Concientización, de Cooperativismo, para Profesores...
27
A.C.P.: BSF., nº 53, junio 1973, pág. 220.
También su duración es variada, pero suelen ser de 4 días o bien de once. La mayoría han sido
Jornadas de animación que ocupan un solo día. Los Primer Nivel son de 20 días.

En números, el trabajo realizado este año se expresa así:

Cursos tenidos..............................47
Días que han ocupado.................222
Número de participantes...........1.278" 28.

Por lo interesante que resulta para conocer un poco la finalidad, la metodología, los temas, y,
sobre todo, el espíritu de búsqueda del Equipo que dirigía el Centro en estos primeros tres años, nos
van a permitir que transcribamos esta cita, aunque sea un poco larga; la creemos importante por lo que
luego, meses más tarde, se discutirá y se pondrá en tela de juicio, es decir, la línea del Centro, ante la
mente teológica y la praxis pastoral de Mons. Romero. También queremos que quede bien claro todo
este punto para comprobar y ver las inexactitudes de algunos autores que han hecho afirmaciones sin
fundamento29.

"EVALUACION DEL TRABAJO DEL CENTRO:

Análisis de los años de labores: Los datos de estadística que aparecen en el numeral anterior,
pueden dar una idea del trabajo realizado (en lo material), pero tenemos que reconocer la dificultad
de someter a números la eficacia de una labor de evangelización. Por supuesto, los objetivos y metas
propuestas en esta evangelización escapan totalmente a la capacidad de las cifras; y, sin embargo, no
podemos conocer la eficacia de nuestra labor si no tenemos como punto de referencia estas metas y
objetivos.

Desde el principio, el Centro tuvo como objetivo la capacitación del campesinado para asumir
dentro de la Iglesia las responsabilidades e iniciativas que son propias del laico consciente de la
madurez de su fe. No se descartó nunca la posibilidad de llegar a la formación de Diáconos con o sin
Orden Sagrado, esto es la Jerarquía quien debe determinarlo. Por eso, nuestro "Proyecto de
Catequesis y Diaconado".

A los dos largos años de comenzado nuestro trabajo, no tenemos inconveniente en reconocer
que nuestro comienzo estuvo lleno de lagunas. Sencillamente tenemos conciencia de que Dios no
eligió para esta obra suya lumbreras, simplemente aceptó nuestra sincera voluntad, lo demás es cosa
de El.

Lo que sí tuvimos claro desde un principio es la conciencia de nuestra responsabilidad y, en


nuestra limitación, hemos tratado de superarnos y capacitarnos hasta donde nos ha sido posible.
Hemos tratado de aprovechar los medios a nuestro alcance: lecturas, reflexiones en equipo, y sin
escatimar el sacrificio económico, los cursos del CELAM en Colombia y otros en países vecinos de
C.A.

28
A.C.P.: BSF., nº 55, febrero 1974, pág. 128.
29
Jesús DELGADO, obra citada, págs. 63-66.
Desde un principio también nos fijamos unas metas y objetivos a conseguir: Meta final: formar
agentes de pastoral que llenen las lagunas propias de una Iglesia escasa de clero. Esta meta,
pensamos, debe ser lograda por etapas sucesivas y progresivas, pero siempre a la luz de la fe" 30.

Estas metas se trataban de conseguir enseñando y reflexionando los temas: El Hombre


Verdadero fundamento de la promoción y dignidad humanas. del progreso y del desarrollo. Otro tema
era el de la Comunidad, fundamentos de Eclesiología; la Biblia era uno de los temas fundamentales
del curso, juntamente con la Celebración de la Palabra; también se hablaba de los Sacramentos. Y
distintos métodos de comunicación.

Pero sigamos escuchando al Cronista:

"Cómo hemos llegado aquí. En un principio, fruto de nuestra misma confusión tuvimos una
metodología más impositiva, pero a medida que se fue sensibilizando nuestra conciencia íbamos
viendo más claro que el camino mejor era el respeto a la libre determinación y la estima de sus ricos
valores. Fue entonces que comenzamos a utilizar la técnica de Dinámica de Grupo; y el resultado ha
sido maravilloso: Al madurar la personalidad humana aumenta el sentido de responsabilidad y se
multiplica el esfuerzo por descubrir y conocer mejor, y ello coloca al hombre en una tónica de
búsqueda que es lo que garantiza el proceso de formación.

A dónde vamos. La pastoral de A.L. se ha caracterizado por una nota peculiar: El


sacramentalismo y las devociones rutinarias... En ningún modo pretendemos restar valor a los
Sacramentos ni a las devociones, pero tenemos que reconocer la urgencia de una instrucción que los
libere del lastre mítico y frecuentemente supersticioso que la ignorancia les ha ido acumulando.
Hemos descubierto en nuestro campesino valores formidables que nos ponen en la pista de nuestra
proyección pastoral. Nos referimos a su gran sensibilidad en el aspecto de la caridad y la solidaridad.
Esta sensibilidad sencillamente maravillosa nos abre un enorme horizonte de pastoral comunitaria.

Nuestra meta es hoy: Lograr la realización de una Iglesia (Pueblo de Dios), adulta en su Fe y
madura en su Esperanza y Caridad, que se haga sentir en estos pueblos abocados a profundos y
rápidos cambios, y que pueda marcar con su sello el futuro ser de estas sociedades hoy confusas e
indecisas.

Cómo lograrlo. Hasta hoy nos hemos esforzado por crear hombres conscientes y responsables.
Hemos tenido y seguimos teniendo, un instrumento maravilloso para ello en la Celebración de la
Palabra de Dios.

Nuestro próximo paso es "formar Comunidad" donde la Fe y la Caridad sean los elementos
fundamentales, y la Palabra de Dios sea la luz que ilumine nuestro camino.
Estamos entreviendo como un futuro muy próximo la necesidad que puedan sentir las
Comunidades de una Diaconía o Diaconado que no podríamos ahora perfilar; pero nos vamos
preparando para estar listos a satisfacer las necesidades de cada Comunidad eclesial.
30
A.C.P: BSF, nº 55, febrero 1974, pág. 129.
Un cambio profundo se ha operado en nosotros; al principio tratábamos de marcar nosotros el
camino... Hoy sencillamente pretendemos estar atentos a descubrir los cauces de la gracia y la
inspiración del Espíritu en su pueblo para potenciar su acción. Cada día comprobamos la actualidad
del "Te doy gracias, Padre, porque escondiste estas cosas a los sabios y prudentes y se las revelaste a
los pobres"31.

Con estos recuerdos y descripciones que hemos hecho, aunque sólo sea parcialmente, (en el
sentido de que hemos hecho alusión solamente a algunos hechos, pues podríamos habernos fijado en
muchos más), creemos que, con esto, más o menos, ya está dibujado o delineado el decorado del
escenario en que actuará Mons. Romero en Santiago de María. Indiscutiblemente estos detalles
narrados nos ayudarán a comprender mejor toda la historia que vamos a narrar, y sobre todo, el por qué
de ciertos hechos y su desarrollo.

31
A.C.P.: BSF., nº 55, febrero 1974, págs. 128-130. Se puede ver más ampliamente en el trabajo del P. Zacarías
DÍEZ, Formación y seguimiento de los animadores de comunidades de base en El Salvador, págs. 9-49.
II.-El obispo que nos llega a Santiago de María
1.- ENTRADA EN SANTIAGO DE MARÍA (Diciembre 1974)

La entrada de Mons. Romero en la Diócesis de Santiago de María fue normal, queremos


decir, no hubo nada extraordinario que llamara la atención, o desentonara del acto, dentro del
carácter religioso, cívico y social del mismo: Toda la ciudad de Santiago de María, pequeña
población de unos 12.000 habitantes y cabecera diocesana, estaba vestida de gala y alegre por la
venida de su nuevo obispo.

Los desfiles, las procesiones y sobre todo, la Santa Misa, fueron multitudinarias;
acompañaban a Monseñor no sólo las representaciones de las parroquias de la Diócesis, sino
también algunos obispos de la nación. No faltó la presencia de las autoridades civiles y militares
de la zona.

No hubo nada especial en la homilía a sus nuevos feligreses; expresaba su buena


disposición de servir al Pueblo de Dios que vive en esta parcela de la Iglesia universal, que es
esta Diócesis de Santiago de María: animar la fe, promocionar la enseñanza religiosa, alentar la
unidad y la paz, y vigilar la ortodoxia de la religión. El deseaba y quería ser un "Buen Pastor" de
este rebaño que le había encomendado el Papa, Pablo VI.

Esta entrada solemne se realizaba el 14 de diciembre de 1974.

Antes de la toma de posesión de la Diócesis de Santiago de María, queremos recordar dos


anécdotas previas que nos hacen otear un poco el talante del nuevo obispo que nos llega.

El obispo que van a tener es PASTOR

"JUAN: ...Pero hay una anécdota curiosa antes de esto de Santiago de María, y fue con
Mons. Chávez y González, el antiguo Arzobispo, predecesor de Mons. Romero. Yo llegué un día
a hablar con Mons. Chávez y por suerte fui el último ese día que habló con él; y él me dijo:
Mire, lo siento, yo sé que tendría mucho gusto de ir a almorzar con sus hermanos pasionistas,
pero yo tengo la costumbre de que el último que habla conmigo almuerza conmigo; así que va a
tener que almorzar conmigo... Bueno; acepté el almuerzo.

Y Mons. Chávez en el almuerzo me preguntó: Y ¿qué dicen en Santiago sobre el nuevo


obispo que esperan? Pues, mire, Monseñor, le dije...; y le comenté que habíamos tenido un curso
unos días antes en el Centro "Los Naranjos", (yo era el Director), y en ese curso, como aún no
teníamos obispo en Santiago, yo había preguntado a los campesinos, a los futuros Delegados de
la Palabra: "¿Cómo les gustaría a Uds. que fuera el nuevo obispo?". Y me dieron unas cuantas
cualidades de cómo deseaban ellos al nuevo obispo. Se lo conté todo esto a Mons. Chávez y
después que le enumeré las cualidades que los campesinos pedían para el nuevo obispo, Mons.
Chávez me dijo: "¡Ah! No van mal, no van mal. Pero, y ¿dónde encontraremos ese obispo?, me
dijo Monseñor.
Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y ya Ud. sabía que era Mons. Romero el nuevo obispo?

JUAN: No; no lo sabía todavía. Entonces yo le dije: Pues ya ve Monseñor. Y me preguntó


Mons. Chávez: ¿y no le sugirieron algún candidato? Y le dije: sí; sugirieron algunos. "Y
¿quiénes?", preguntó quedito Monseñor, como era su modo. Y le enumeré los tres que más
repetían los campesinos. Mons. Chávez hizo este comentario: "¡Increíble!, ¡Cómo se dan cuenta
la gente quién está con ellos! Entonces él me dijo: pero esté seguro, el obispo que van a tener es
PASTOR.

Mª LÓPEZ VIGIL: Chávez sí lo sabía

JUAN: Sí, él ya lo sabía. Y no me dijo más

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y Ud. no insistió más.

JUAN: No. No quise". 32

¿Qué esperan de su obispo?

"EUGENIO: Entonces vamos a platicar a cerca de la llegada de Monseñor Romero a


Santiago de María, y cómo fueron los primeros contactos con él como su obispo y, en definitiva,
como responsable último del Centro "Los Naranjos".

JUAN: Bueno; cuando él llegó a Santiago de María, hay una anécdota: antes de tomar
posesión de la Diócesis, invitó a todos los sacerdotes a almorzar en una finca de café de un
señor muy rico, amigo suyo, en San Miguel. En esa reunión, fue después del almuerzo, él nos
dijo que quería ser obispo de la Diócesis, y contar siempre con los sacerdotes; y que desde ya
quería saber QUE ESPERABAN SUS SACERDOTES DE EL...

Recuerdo que allí se dijeron muchas cosas; pero al final ya, cuando nos tocó a nosotros
expresar nuestro deseo o esperanza sobre nuestro obispo, yo recuerdo que le dije: "Mire,
Monseñor, nosotros tenemos, como ya sabe, un trabajo, un Centro de Promoción, y nuestro plan
de trabajo pastoral; con esto pretendemos ser fieles al carisma de la Congregación Pasionista;
nosotros somos misioneros esencialmente, entonces estamos queriendo promover una
Evangelización directa tanto por nosotros como con los agentes que multipliquen nuestra
labor...

Y recuerdo que le dije alguna cosa que después me lo recordó alguna vez porque yo le
dije: en esto, Monseñor, no tiene que extrañarse si algún día nos equivocamos, pues vamos a
tener que estar, si queremos hacer una labor un poco válida, vamos a tener que estar un poco en
la vanguardia, en avanzada; entonces es normal que alguna vez nos equivoquemos, yo le pediría

32
Testimonios: Grupo nº 2: JYV: págs.2-3.
al señor obispo que nos permita el derecho, o mejor, la oportunidad de podernos equivocar
alguna vez; pero también le pediría que cuando nos equivoquemos, claramente y sinceramente
nos diga en qué nos hemos equivocado y por qué piensa que estamos equivocados; eso sí,
(recuerdo que le dije), yo no me voy a conformar con que me diga: "Eso no es así; no está bien",
voy a querer que me dé razones, y voy a pedir que me lo explique. (Este paso me lo recordó
después, cuando tuvimos el "pleito", digamos, por LOS NARANJOS)" 33.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y él cómo reaccionó ante esta propuesta?

JUAN: La reacción de él... me pareció que se sintió molesto de que yo le dijera eso.

Mª LÓPEZ VIGIL: Quizás porque no estaba de acuerdo.

JUAN: Sí. Y yo tampoco insistí ya más; y le dije: Bueno, Monseñor, pero creo que nos
vamos a entender; de todas maneras creo que nos vamos a entender.

Mª LÓPEZ VIGIL: Pero él ¿no dio respuesta?, ¿sólo estaba escuchando?

JUAN: Sólo escuchaba. Y cuando yo le dije eso: "creo que nos vamos a entender", él me
dijo: "Sí, creo que sí". 34

2.- SUS IDEAS SOCIALES, TEOLÓGICAS Y PASTORALES (1974 - 1975)

Como uno de los fines de esta investigación es probar que Mons. Romero empezó a
cambiar siendo obispo de Santiago de María, y que esa transformación que se dio en él, fue
especialmente en el campo de las ideas tanto sociales como teológicas y pastorales; vamos a
intentar entrar ya en este tema y tratar de describir su mentalidad previa al 1976, año que
creemos fue el del comienzo de su cambio.

Talante del nuevo obispo que nos llega

Todos los biógrafos y estudiosos de la figura y personalidad de Mons. Romero, están de


acuerdo en afirmar que Oscar Arnulfo Romero fue un sacerdote y un obispo tradicional, mejor
dicho, muy tradicional35. Era, pues, hijo de su tiempo e hijo de la Iglesia, ya que la formación
ordinaria que se daba a los sacerdotes en el Seminario o Universidades eclesiásticas, antes del

33
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 2.
34
Testimonios: Grupo nº 2: JYV: págs. 4-5.
35
Jon SOBRINO, Monseñor Romero, pág. 12 y 13. También puede leerse: J.R. Brockman, obra citada,
págs. 4 y 8.
Concilio, era una que desembocaba lógicamente en una ideología y praxis tradicional y
conservadora.

El mismo Mons. Romero se describe así en la primera carta que escribe al Papa Juan
Pablo II, reconociéndose de "inclinación y temperamento conservadores"36.

Y cuando decimos "tradicional", estamos queriendo decir que Mons. Romero trataba de
apoyarse siempre en las ideas "seguras" de la más rancia tradición teológico-escolástica, es decir,
centrada en sus grandes Maestros, como Santo Tomás y otros; lo cual no es un delito, ni nada
malo, como alguno pudiera pensar; todo esto era en Monseñor una opción y convencimiento
personales de estar en la verdad:

"...en el aspecto doctrinal buscó la seguridad de la fe en el testimonio común de la


Iglesia, en el magisterio, en el dogma. Si una idea venía de Roma, del Papa, de la Santa Sede, no
dudaba un solo instante en acatarla. En cambio, toda idea nacida fuera de Roma era para él,
ante todo, motivo de duda hasta no tener la seguridad plena de que dichas ideas no
contradecían a las del magisterio eclesiástico.

Se entiende, entonces, por qué Mons. Romero no prestó inmediata adhesión al


documento eclesiástico emanado de Medellín. Para él los documentos del Concilio Vaticano II
eran suficientemente claros. Una interpretación o adaptación de los mismos por Medellín, ¿era
verdaderamente una garantía de fidelidad a la doctrina de los Padres de la Iglesia?..." 37

Pero este tradicionalismo tenía también otra vertiente: una fuerte prevención luchadora y
de grandes prejuicios contra las nuevas ideas, fueran teológicas, pastorales, educativas o
sociales.38 Y esto sí, ya era más chocante en unos tiempos de apertura, abiertos por un Concilio
que proclamaba el sano pluralismo; y que se nos pedía a todos los cristianos cambios de
mentalidad y nuevas estrategias pastorales.

Abundan los testimonios y pruebas que nos hablan de este su talante de corte tradicional
y conservador en este tiempo que estamos reseñando; todos ellos nos dan la posibilidad de
afirmar que el obispo que nos viene a Santiago de María en diciembre de 1974, es un obispo
tradicional. Escuchemos algunos de estos testimonios.39

Sacerdote tradicional: intolerante y severo

36
Carta de Mons. Romero al Papa Juan Pablo II del 7 de noviembre de 1978, citado. por J.R. Brockman,
ibidem, pág.132.
37
Jesús DELGADO, obra citada, págs. 48-49.
38
En este sentido la lucha contra los Jesuitas es evidente: Ver Jesús DELGADO, obra citada, págs. 56-58. Y
en Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs. 46-49. También en Salvador Carranza Oña, obra citada, págs.
35-36. Pueden leer lo que se dice en este libro, págs. 30- 31.
39
Abundan estos testimonios en Piezas para un retrato de Mª LÓPEZ VIGIL especialmente en las págs. 33-
54. También se pueden leer en Jesús DELGADO, Óscar A. Romero, Biografía, págs. 28-37.
"No se puede decir que el padre Romero, (nos habla de su vida en S. Miguel), fuera en
aquel tiempo lo que ahora suele atribuirse a los sacerdotes progresistas. Era más bien, un
modelo de sacerdote tradicionalista. Su divisa era "nunca hacer nada en contra del obispo;
nada sin el obispo". Los temas de sus predicaciones y las clases de moral que impartía en un
colegio de señoritas eran temas sacados de los Padres y del magisterio de la Iglesia. Los retiros
espirituales que predicaba siempre giraban en torno a los novísimos: muerte, infierno y gloria.

Tenía Romero un concepto elevadísimo e integérrimo del sacerdocio, y trataba de


ponerlo en práctica con su vida sacerdotal de todos los días. Pero esto mismo le hacía aparecer
como intolerante ante las debilidades humanas de algunos de sus hermanos de profesión. Estos,
a veces, más que respeto, le tenían miedo; y pocos, muy pocos, lo deseaban realmente como
amigo, aun cuando veían en él, bastante bien plasmado el ideal del sacerdote según el Corazón
de Jesús.

Su vida austera, sus juicios a veces muy severos sobre la vida de otros sacerdotes, su
actitud a veces intolerante provocaban en los hermanos de sacerdocio, cierto rechazo de su
persona, y otras veces suscitaron problemas delicados en sus relaciones humanas y
sacerdotales. A veces las relaciones eran tan tensas que le hacían incurrir en errores
incomprensibles, como el de no agradecer favores que otros camaradas le hacían." 40

Un conservador a ultranza

Hay también en «Piezas para un Retrato» muchos de estos testimonios del


tradicionalismo de Mons. Romero, sobre todo, de su estancia en San Salvador (1967-1974). Su
autora, María López Vigil, los recoge con cariño, abundancia y esmero: Estos testimonios le
describen a Mons. Romero, como "UN PEQUEÑO INQUISIDOR", que intenta fiscalizar y
perseguir, para condenarlo a muerte, cualquier movimiento novedoso que se intente implantar en
el Seminario, (donde él vivía), en la Comunidad de los PP. Jesuitas que dirigían el Seminario,
entre los sacerdotes mismos, y en la Iglesia en general; para eso era Secretario General de la
Conferencia Episcopal de El Salvador41.

Es interesante la discusión de Mons. Romero con la Comunidad de base de Zacamil sobre


el tema de la Universidad, (intervenida por el Gobierno). La descripción del hecho nos hace ver
dos posiciones extremas en el juicio de este hecho nacional; por supuesto, Mons. Romero está
apoyando siempre la posición conservadora o tradicional. Es muy interesante esta discusión
porque a través de ella desfilan otros puntos, no sólo sociológicos y políticos, sino también
teológicos, pastorales y litúrgicos en los cuales siempre Monseñor se coloca en el extremo
conservador42.

"Puedo dar pruebas de vuestro marxismo"

40
Jesús DELGADO, obra citada. pág.30
41
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, pág. 33.
42
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs. 43-44.
Pero hay otro testimonio que queremos ponerlo íntegro porque es muy importante para
comprobar esta tendencia "sagrada" de conservador y tradicional: de querer poner las cosas en su
sitio; "cazar brujas" por todos los rincones de la Iglesia:

"Nos encomendaron una tarea que tenía lo suyo. El arzobispo Chávez nos pidió a Néstor
Jaén y a mí que dirigiéramos unos ejercicios espirituales al clero de San Salvador. Y allí
llegaron todos los curas mezclados, chinche y telepate, los de todas las tendencias, aunque la
mayoría en San Salvador eran progresistas.

Una noche estábamos discutiendo en un alegato bastante caliente el tema de la fe y la


política y el papel del sacerdote en todo esto. Un asunto profundamente polémico en aquellos
tiempos.

De repente vimos entrar a un sacerdote ensotanado, que se movía como reptando y que
se quedó allá, en la última fila, perdido. No abrió la boca.

¿Quién es ese?, le cuchicheé yo a Néstor.

-Es el nuevo obispo auxiliar, Oscar Romero.

Cuando terminamos el debate, me dijo Néstor: "Quién sabe cómo va a reaccionar


Romero después de escuchar todo lo que dijimos".

Adivinó. Dos semanas después salió en ORIENTACION un artículo firmado por él


diciendo que los Jesuitas -y daba nuestros nombres- habían dirigido unos ejercicios espirituales
que de espirituales no tenían ni un pelo, que eran pura socología ¡y sociología marxistoide! Y
por ahí seguía el hombre.

Yo me indigné y le escribí una carta muy fogosa y bastante atacante, en la que le decía
que con acusaciones de esa clase estaba poniendo en peligro la vida de la gente y que Medellín
nos exigía cambios. Y por ahí seguía yo.

-A ver si tiene la honestidad de publicarla también en ORIENTACION, ¡pero no será


capaz!

No adiviné: la publicó. Y entera. Agarro yo ese día el semanario y me pongo a releerla,


gozando con mi propia beligerancia, que había logrado doblegar al obispo. Pero al final..., ¡veo
que el hombre vuelve a la carga! Romero había escrito una apostilla de cierre: aunque me daba
voz, él se mantenía en su juicio y afirmaba que podía dar pruebas de nuestro marxismo. En lo
necio no le ganaba nadie. (Juan Hernández Pico)" 43.

43
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs. 40-41.
A muchos no les gustaba este talante conservador

Por eso, no fue de extrañar que el grupo de sacerdotes de la NACIONAL (reunión),44


escribiera una carta de repudio contra el nombramiento de Mons. Romero como obispo auxiliar
de San Salvador (1970). Veían y sospechaban estos sacerdotes en este nombramiento, un freno
para las nuevas experiencias pastorales en la Arquidiócesis.45 No cabe duda que esta reacción de
la NACIONAL estaba basada en la trayectoria tradicionalista y conservadora de Mons. Romero.

Pero no solamente eran este grupo de sacerdotes de la NACIONAL, los que apuntaban y
denunciaban este tradicionalismo de Mons. Romero, (que, por otra parte, era muy normal que lo
hicieran, pues ellos estaban colocados en el extremo opuesto: eran "reconocidos progresistas");
lo que llama poderosamente la atención es constatar que también los dos obispos cercanos a
Mons. Romero, y que trabajaban con él en la Curia Arquidiocesana, lo tuvieran igualmente como
tradicional y conservador.

"Así, Mons. Chávez, el Arzobispo, "se quejaba a menudo de que Mons. Romero para
nada le servía en situaciones así, delicadas, a pesar de que era su obispo auxiliar; por eso -
constata un testigo- el arzobispo Chávez dispuso que Mons. Romero hiciera el viaje conmigo y
así empezara a comprometerse un poquito, "que haga algo, que salga de esa oficina..."
(Inocencio Alas).46

Y es que no le gustaba entrar ni quería comprometerse con situaciones conflictivas de las


que empezaban a abundar en el país. ¿Tenía miedo a perder amigos? El caso que estamos
recordando era simplemente reponer en la parroquia de Suchitoto a los párrocos que habían sido
perseguidos y tuvieron que ocultarse y abandonar la parroquia; entonces volvían de nuevo a la
parroquia acompañados por Mons. Romero que les iba a reinstalar en nombre del Arzobispo.

"El otro obispo auxiliar es demasiado liberal y avanzado"

".... A mí me miraba con reservas, me consideraba demasiado liberal. Cuando se estaba


preparando el Sínodo de obispos en Roma, en 1974, tuvimos un choque. Fue en una reunión de
la Conferencia Episcopal en la que participábamos todos. Ese día llegó planteando tres
renuncias.

44
Un grupo de 20 a 30 sacerdotes de todo el país, tanto extranjeros como nacionales, religiosos como
diocesanos, con una nota común: ser sensibles a los cambios que se estaban dando en la sociedad
salvadoreña, y con ganas enormes de proyectar una pastoral adecuada a la nueva realidad. El grupo
tenía un marcado signo progresista. Se reunían frecuentemente, más o menos, cada mes, para estudiar
la marcha de la realidad nacional y eclesial del momento, y para reflexionar temas importantes de
teología, sociología o pastoral, etc.. Intentaban promover los cambios que estaba pidiendo la Iglesia
tanto en el Concilio como en Medellín.
45
Ver: Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, pág. 37.
46
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, pág. 43.
-Primero que nada, renuncio a seguir dirigiendo el semanario ORIENTACION. En
segundo lugar, a hacer la redacción de la carta pastoral sobre la familia que se me encomendó.

La tercera renuncia tenía que ver conmigo. Hacía un tiempo, Mons. Romero había sido
elegido por nosotros en la Conferencia para ir al Sínodo en Roma representando a la Iglesia
salvadoreña y yo había sido elegido como sustituto.

-En tercer lugar, renuncio a ese viaje, pero sugiero que volvamos a hacer la elección y
que quede siempre Mons. Rivera como suplente del que resulte electo.

Era claro que lo hacía porque no estaba de acuerdo en que yo, tan avanzado a juicio de
él, representara a El Salvador en el Sínodo, no se fiaba de mí. Ah, ¡pero yo no le acepté! Hice
todo un alegato jurídico contra su planteamiento. Y pude hacerlo bien convincente porque las
leyes son mi especialidad.

Yo tengo el derecho de expectativa, –insistí– y el acto de elección en el que resultamos


elegidos, tanto usted como yo, fue un acto jurídico que hizo nacer derechos y deberes y que no
puede ser revocado ni unilateral ni arbitrariamente.

Nos enzarzamos en una discusión que fue muy acalorada, él no quería ceder. "¡La
Conferencia –alegaba– tiene autoridad para revocar esa elección!". "¡La Conferencia no tiene
ninguna autoridad!", repetía yo. Unos obispos tomaron partido por él y otros por mí. Al final
prevaleció mi punto de vista. Yo iría a Roma.

A él se le aceptaron dos renuncias: no haría el viaje y no escribiría la carta pastoral,


pero debía seguir al frente de ORIENTACION. Para mí, Mons. Romero estaba atravesando en
aquel tiempo por una depresión anímica, lo miré muy agotado.

En los cuatro años en que él y yo fuimos auxiliares de Mons. Chávez, ésta fue nuestra
única discusión, a pesar de todos los peros que él sentía ante mí y que no disimulaba; la primera
y la única. Y la recuerdo sólo para hacer ver que él tenía entonces una visión muy crítica de este
servidor. (Arturo Rivera y Damas)" 47

"Hemos guardado la fe"

Creo que también nos demuestra el talante tradicional de Mons. Romero que luchaba por
la ortodoxia hasta el fin: es la última editorial de Orientación fechada el 21 de octubre de 1974,
semanas antes de tomar posesión de Santiago de María. La transcribimos por lo interesante que
resulta para detectar, una vez más, su mentalidad:

"HEMOS GUARDADO LA FE.


La finalización de un período o de una etapa en la vida de ORIENTACION nos obliga a
hacer algunas reflexiones que guardan relación con la amenaza más grave de nuestro tiempo.

47
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs. 48-51.
Esta amenaza es la posible pérdida de la fe en grandes sectores y en notables individuos de la
misma Iglesia. La crisis a la que estamos abocados es aflictiva. Las discusiones son
encarnizadas. Los criterios son muchos. El mal es general...

Nunca adoptamos posturas histéricas e histriónicas de revolucionismo demagógico,


porque juzgamos que en esa actitud sólo se contribuye al desorden y no se aportan elementos
positivos para las soluciones. Hemos respetado a las autoridades, "etiam discolis", y Dios sabe
que no pocas veces hemos abordado al hermano, sin escándalo pero con energía, para
corregirlo y para prevenirlo. Nunca hemos querido hacer de la corrección fraterna un show de
propaganda.

Entre la promoción humana y la evangelización, es lógico que nuestra fe nos inclina a


preferir la segunda, como más necesaria, como más esencial, como el "unum necesarium",
porque, de acuerdo con el Divino Maestro, pensamos que "María optimam partem elegit", pero
esto no quiere decir en absoluto que descuidáramos el otro aspecto. También hemos atendido la
promoción humana...

Lo que sí hemos lamentado, más con un comprensivo silencio de tolerancia y de


paciencia que con una actitud de resentimiento polémico, ha sido la conducta manifiestamente
materialista, violenta y descontrolada de quienes han querido valerse de la religión para
destruir las bases mismas espirituales de la religión. En nombre de la fe han querido luchar los
que ya han perdido la fe. Y esto es muy triste, verdaderamente triste.

Un fenómeno de nuestro tiempo, no lo negamos. Una crisis que, como el huracán, sacude
a los árboles más altos para probar su fuerza, también esperamos que así sea. Lo que sí hemos
afirmado nosotros, a la par de esos grandes fenómenos, es que por nuestra parte hemos
preferido apegarnos a lo seguro, adherirnos con temor y temblor a la roca de Pedro,
ampararnos a la sombra del magisterio eclesiástico, poner el oído junto a los labios del propio
Papa, en vez de irnos por ahí como acróbatas audaces y temerarios por las especulaciones de
pensadores atrevidos y de movimientos sociales de dudosa inspiración.

Que Dios sea el juez o de nuestro temor o de nuestra fidelidad. Si hemos hecho poco por
conservar la fe, por lo menos nos alegramos de no haber contribuido culpablemente a
desmoronar el edificio del cuerpo místico de Cristo ni a introducir en él gérmenes de la
enfermedad...". 48

Un Documento muy interesante

En este pequeño recorrido narrativo, más o menos cronológico, de los hechos,


testimonios, escritos e ideas que nos han ido manifestando el talante tradicional y conservador de
Mons. Romero, hemos encontrado un Documento que creemos trascendental en esta línea. Es un
documento que lo ubicamos entre octubre y noviembre de 1975, ya que creemos es una

48
«Orientación», 21 de octubre de 1974, nº 2089, pág. 3.
aportación muy personal suya, (como se verá por el texto), y que hace referencia al tema de una
de las reuniones de la CAL (Comisión de Obispos para América Latina) de la que Monseñor era
consultor. La reunión de esa Comisión se realizó en Roma el 5 de noviembre de 1975 con el
tema sobre los movimientos políticos de los sacerdotes, o si quiere, sobre la política y el
sacerdocio.

Vamos a transcribirlo íntegramente, respetando, inclusive los nombres que él cita. Se


observará cómo ataca a los jesuitas y a otras personas, que para él eran el origen de las ideas
nuevas, tanto teológicas como pastorales, educativas y sociales.

También habla de los Centros de promoción campesina como "centros de subversión",


(aunque apostilla: "según dice el Gobierno"), en los que se propagan y enseñan estas nuevas
ideas..., manejando el análisis marxista...". 49

Este Documento hay que leerlo detenidamente. Sobran los comentarios.

"TRES FACTORES DEL MOVIMIENTO SACERDOTAL POLÍTICO EN EL SALVADOR.

1.- Los Jesuitas

A.- En la Universidad Centroamericana (UCA) "José Simeón Cañas"

- Influencia de la "Teología política". Su principal exponente el P. Ignacio Ellacuría.


Propuso su doctrina en una conferencia de semana social en la catedral de San Salvador, la
cual se publicó con nihil obstat de la Curia Arzobispal y el patrocinio económico del
Secretariado Interdiocesano Social. Nueva reafirmación de la doctrina al responder a las
observaciones que le hizo la Sagrada Congregación para la doctrina de la fe.
- Actuación en la UCA del seglar español Fernando Valero Iglesias. "Sus clases parecen
mítines políticos contra el gobierno", comentario de Casa Presidencial. Es también agresivo
contra los obispos.
- Publicaciones de crítica a la política gubernamental: el libro que comentó las
elecciones del actual Presidente, la Revista ECA.
- La "educación liberadora" es una consigna de la Compañía en Centroamérica. Lo
confesó el mismo Provincial P. Estrada en una reunión de superiores mayores en Guatemala,
asegurando que si encontraba obstáculo en el Seminario por parte de los obispos, seguirían su
línea en los demás centros educativos.
- Otros problemas doctrinales de la UCA: la "nueva cristología", la publicación semanal
de "nuevos cristianos" en el diario El Mundo (ya no sale). Se enseña teología sin contar con el
Episcopado, y sus estudios son válidos para sus estudiantes jesuitas.

B.-En el Colegio "Externado San José"

49
Estas ideas de Mons. Romero no eran exclusivas de él, las compartían varios obispos del país. Mons.
Revelo las repetiría dos años después en Roma, en el Sínodo sobre la Catequesis, el 4 de octubre de
1977. Ver en J. R. Brockman, obra citada, págs. 82-85.
- Varios padres de familia denunciaron al colegio por indoctrinación marxista. El
escándalo fue nacional.
- Con esta ocasión se publicaron, de parte de los jesuitas, varios pronunciamientos sobre
doctrina social, cuyas ambigüedades fueron refutadas por el jesuita sociólogo P. Rodríguez
Jalón.

C.- En el Seminario San José de la Montaña

- Politización de los seminaristas. No fueron al acto religioso del Día del Papa porque
asistiría el Presidente cuya elección consideraban como fraudulenta. El Rector, P. Amando
López defendió la actitud de los seminaristas como "objeción de conciencia".
- En defensa de su sistema formativo escribieron un folleto con ambiguas
interpretaciones del "Optatam Totius" y de la "Ratio Institutionis".
- Las críticas contra los obispos por el problema del seminario fueron muy acres y
prolongadas.

D.- En la Parroquia de Aguilares confiada a los jesuitas

- Se ha acelerado mucho el proceso de promoción. El periódico comentó la procesión del


Corpus Christi como un mitin político. Pero el párroco P. Rutilio Grande, no está de acuerdo
con muchas cosas de sus colaboradores.

E.- El influjo en las comunidades de religiosas y de colegios católicos.

- Se les ha oído comentarios despectivos a documentos del Papa, como la "Humanae


Vitae" y la exhortación "Marialis Cultus".

2.- Otro factor de problemas socio-políticos es el Secretariado Social Interdiocesano y


la Comisión Justicia y Paz que están a cargo del Pbro. Juan Ramón Vega. También representa
a "Misereor".

- Allí se publica el boletín "Justicia y Paz", con el apoyo económico de Misereor y el


respaldo moral de Mons. Rivera; es una crítica mordaz y negativa contra los capitalistas y el
gobierno. La Conferencia Episcopal ha rogado varias veces al Sr. Arzobispo que se suspenda; el
gobierno se ha quejado varias veces por sus críticas tendenciosas, y son muchos los particulares
resentidos. Su redactor es el P. Fabián Amaya, pagado por el P. Vega. El redactor es uno de los
principales líderes de la línea politizante y de contestación. Lo distribuyen todos los sacerdotes
de esa línea y también el partido político de oposición.
- De allí también salen para los órganos informativos internacionales las noticias de
carácter polémico que tanto han contribuido a dar una imagen negativa de la Conferencia
Episcopal. Me consta que L'Osservatore Romano no ha querido publicar estas colaboraciones.
- Son varios los obispos en C.A. que no se explican cómo puede representar este
sacerdote a la Comisión "Justicia y Paz", pues no es de la confianza de los obispos ni puede
lograr una colaboración sana con el gobierno civil en pro de los objetivos de dicha comisión. Al
contrario, ha tenido serios problemas de migración por sus actuaciones políticas.

3.- Finalmente, como factores de politización de la Iglesia, están los grupos de


sacerdotes, religiosos y religiosas y "cristianos comprometidos" de todas las Diócesis, pero en
perfecta intercomunicación.

- Difunden sus ideas en los Centro de promoción campesina, los cuales ya son señalados
por el Gobierno como "Centros de subversión"; en la Radio católica YSAX, la cual ya fue
misteriosamente quemada una vez; y sobre todo, en sus pequeñas comunidades de reflexión y
concientización. En los centros de retiro espiritual como Domus Mariae y el Hogar Santa
Teresita de Apulo, sirven frecuentemente para ello.
- Conocen y practican el "análisis marxista".
- Entre sus decisiones más graves está la "toma de catedral" en agosto, como protesta
contra el Gobierno por el atropello a la manifestación universitaria del 31 de julio.
- Publican pronunciamientos en circunstancias parecidas.
- Siempre actúan a espaldas de la Jerarquía, a la que acuden en sus situaciones de
conflicto con las autoridades.

Sus convicciones

- Lo que más preocupa a los Pastores es la ideología en que se respaldan estas actitudes
sacerdotales. Entre otras sobresalen estas ideas:
- que la Iglesia no puede ser apolítica porque todos sus actos tienen siempre una
repercusión política. Sólo sería apolítica cuando esté de acuerdo en todo con el Gobierno
constituido;
- que su política no es de partido sino de bien común, en defensa del cual el Evangelio
los obliga a hablar políticamente.
- Cuando su conciencia está contra una disposición de la Iglesia institución, reconocen
que así debe pensar la Iglesia, pero ellos deben seguir su conciencia.
- Contra la acusación de subversión que frecuentemente se les hace, principalmente de
parte del Gobierno, responden que sólo promueven la conciencia crítica y ciudadana del pueblo,
y que esto tiene que molestar al gobierno, sobre todo si es represivo.

Ambiente del país y preocupación pastoral

- El ambiente político, social y económico del país es muy difícil y no se puede olvidar al
estudiar estas reacciones del clero: Un Gobierno militar y represivo que quiere mantenerse en el
poder y trata de destruir toda oposición... Una cruel diferencia social en que unos pocos tienen
todo y la mayoría vive en la miseria.
- Los obispos defienden a sus sacerdotes en todos los conflictos. Tratan de ser oportunos
en sus declaraciones para prevenir "pronunciamientos" de estos grupos. En diálogo con el
Supremo Gobierno lo previenen contra falsas informaciones.
- Su mayor preocupación pastoral es la espiritualización del clero para dar testimonio de
la verdadera esperanza y transcendencia del cristianismo, pero al mismo tiempo buscan la línea
pastoral más certera para unir las clases sociales, y sin traicionar la libertad evangélica
mantener buenas relaciones de sana colaboración con el gobierno. 50

Relaciones de Mons. Romero con el Opus Dei

Finalmente, para acabar este apartado, vamos a recordar las relaciones que Mons.
Romero tenía con el Opus Dei, y hasta qué punto influían o mantenían esta mentalidad
tradicional en él.

No cabe duda que Mons. Romero tuvo sus relaciones de amistad, admiración y confianza
con el Opus Dei; algunos de sus miembros dirigieron su vida espiritual; él admiraba su trabajo y
su ideología o mentalidad tradicional de fidelidad doctrinal y eclesial. Hasta les consultaba en
momentos decisivos de su vida. 51 Tuvo contacto personal con el fundador de la "Obra", del que
recibió "aliento y fortaleza para ser fiel a la doctrina inalterable de Cristo...".

Pero será mejor que Monseñor nos cuente estas cosas. Es en una carta que escribe al Papa
Paulo VI, (uniéndose así a muchos obispos del orbe en una campaña pro-Opus Dei), pidiéndole
la pronta introducción de la causa de Beatificación y Canonización de Mons. Escrivá de
Balaguer. Leámosla:

BEATISIMO PADRE:

Muy reciente aún el día del fallecimiento de Mons. José maría Escrivá de Balaguer, creo
contribuir a la mayor gloria de Dios y al bien de las almas solicitando a Vuestra Santidad la
pronta apertura de la causa de Beatificación y Canonización de tan egregio sacerdote.

Tuve la dicha de conocer a Mons. Escrivá de Balaguer personalmente y recibir de él


aliento y fortaleza para ser fiel a la doctrina inalterable de Cristo y para servir con afán
apostólico a la Santa Iglesia Romana y a esta parcela de Santiago de María que Vuestra
Santidad me ha confiado.

Conozco, desde hace años, la labor del Opus Dei aquí en El Salvador y puedo dar fe del
sentido sobrenatural que lo anima y la fidelidad a la doctrina del Magisterio eclesiástico que lo
caracteriza. Personalmente debo gratitud profunda a los Sacerdotes de la Obra a quienes he
confiado con mucha satisfacción la dirección espiritual de mi vida y de otros sacerdotes.

Personas de todas las clases sociales encuentran en el Opus Dei orientación segura para
vivir como hijos de Dios en medio de sus obligaciones familiares y sociales. Y esto se debe sin
duda a la vida y doctrina de su Fundador.

50
A.S.M.: Archivo de la Diócesis de Santiago de María, págs. 1-3.
51
Jesús DELGADO, obra citada, págs. 41-42.
En este mundo conmocionado, invadido por la inseguridad y la duda, es un signo de
especial gracia de Dios la delicada fidelidad doctrinal que caracteriza al Opus Dei.

Mons. Escrivá de Balaguer supo unir en su vida, un diálogo continuo con el Señor y una
vida de gran humildad: se notaba que era un hombre de Dios y su trato estaba lleno de
delicadeza, cariño y buen humor. Son muchísimas las personas que, desde el momento de su
muerte le están encomendando privadamente sus necesidades.

BEATÍSIMO PADRE: reitero humildemente mi petición de que se abra prontamente la


causa de Beatificación y Canonización de Mons. Escrivá de Balaguer, para mayor gloria de
Dios y edificación de su Iglesia. Con filial afecto y sumisión besa Vuestro Anillo.
Fmdo: Oscar A. Romero, obispo de Santiago de María." 52

Ciertamente, Mons. Romero tuvo muy buenas relaciones con "la Obra". Del tiempo que
estamos reseñando (dic.1974 - feb.1977), solamente he encontrado dos cartas en el Archivo del
Obispado de Santiago de María sobre este tema: Una que es la que acabamos de copiar; y la otra
es del 1976, en la que contesta al P. Antonio Rodríguez Pedrazuela de Guatemala y le agradece
el envío de una publicación sobre Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer; en ella abunda en los
mismos conceptos53.

Aunque se han oído varios comentarios contrario –muy personales, por cierto– al
respecto, no creemos que Mons. Romero perteneciera activamente a la Obra54; más bien, eso sí,
era un gran admirador de ella, ya que el espíritu y praxis de la Obra empalmaba y sintonizaba
plenamente con su talante tradicional y conservador.

Una cosa es cierta, y esto lo recordamos porque se lo oímos decir a Mons. Romero
personalmente: en marzo de 1977 rompió total y radicalmente con la Obra, desapareciendo esas
relaciones de amistad y de admiración. Esto se debió a la "MISA ÚNICA" 55 que, con motivo del
asesinato del P. Rutilio Grande, se mandó celebrar en toda la Arquidiócesis. Ellos, los del "Opus
Dei", no acataron la orden arzobispal y celebraron "sus Misas" para "su gente", que, como decía
Monseñor, "no eran precisamente los pobres, que en esas circunstancias estaban sufriendo una
fiera persecución...". Vemos corroborada esta afirmación y recuerdo con el testimonio de Jon
Sobrino narrado en «Piezas para un Retrato», cuando a la salida de la Nunciatura de San
Salvador, donde habían recurrido para aclarar lo de la "Misa única", pone en boca de Mons.
Romero esta frase: "Éstos son como los del Opus, ¡no entienden!" 56.

52
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al Papa Paulo VI, 12 de julio de 1975
53
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al P. Antonio Rodríguez Pedrazuela, 28 de octubre 1976.
54
En esto coincidimos con Jesús DELGADO, obra citada, pág. 32.
55
Puede leerse su interesante historia en la nota 3 de la Primera Parte: "Preámbulos" de este libro, pág.6.
56
Ver en Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, pág. 106.
Le impactó mucho no el que no estuvieran de acuerdo con la determinación de
Arzobispo, (lo cual eran libres de pensar lo que creyeran más conveniente), y además había otras
personas que tampoco estaban de acuerdo con ese mandato, sino lo que le impactó y no aceptó
fue el hecho de esa "desobediencia abierta" al Pastor de la Arquidiócesis que tenía sus motivos
pastorales y teológicos, estudiados conjuntamente por la mayoría de sus sacerdotes, para tal
determinación; ése fue el verdadero motivo, entre otros, de la ruptura con "la Obra".

Ciertamente, en el año 1975, eran muy buenas las relaciones entre Mons. Romero y el
"Opus Dei", de tal manera que nos suscribió, o mejor, nos regaló a todas las parroquias de la
Diócesis la Revista PALABRA57. Pero solamente durante ese año, ya que en el 1976 no la
volvimos a recibir.

No cabe duda que esas relaciones con la "Obra" del Beato José María Escrivá de
Balaguer existieron, y que fueron bastante intensas, y posiblemente abarcaron desde los años de
1968 al 1976, como nos lo da a entender el mismo Mons. Romero en uno de sus testimonios58.
Curiosamente fueron los años de más beligerancia conservadora de Monseñor, tanto en San
Salvador, siendo obispo auxiliar, como en Santiago de María, según hemos recordado y
recordaremos con algunos hechos. ¿Influiría la mentalidad y la praxis de la "Obra" en él?

57
Una revista mensual, dirigida por el "Opus Dei" en España, de carácter teológico-pastoral, o mejor de
ciencias de la religión, con un cierto tono científico-divulgativo.
58
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs.148-149, y que nosotros hemos transcrito arriba en las págs. 102-103.
III.- Encuentro con la Realidad (1974- 1975)

Los primeros meses en la nueva Diócesis, sobre todo el año 1975 fueron decisivos en la
vida de Mons. Romero: empieza a conocer la realidad de su pequeña Diócesis y las múltiples
necesidades de su grey; y esto a campo abierto, o directamente, iba palpando la cruda realidad
del momento que se estaba viviendo en el país: la represión y la persecución política de un
Gobierno ilegítimo, nacido de un fraude electoral (1972) y no elegido por el pueblo; la miseria y
la explotación en que vivían los pobres, etc. ¡Qué diferente es conocer la realidad de "oídas", o
indirectamente, es decir, por lo que otros dicen, y conocerla directamente, es decir, porque yo la
estoy viendo, la estoy tocando, la estoy viviendo! No cabe duda, que Mons. Romero conocía la
realidad del país, pues era un buen salvadoreño, pero quizás su conocimiento era abstracto,
teórico, de hombre de despacho y oficina, alejado del campo donde se mascaba y se comía esa
realidad.

La Diócesis de Santiago de María (Dpto. de Usulután y norte del Dpto. de San Miguel),
no era distinta del resto del país; en ella también se daban esas injusticias y atropellos con las
personas. ¡Y había que hacer algo! ¡No podíamos quedarnos insensibles ante tanta arbitrariedad e
impunidad, ante tanto mal y abuso!

Vamos a recordar solamente cuatro hechos que fueron muy importantes no sólo porque le
hicieron reflexionar mucho a Mons. Romero, sino también porque le hicieron tomar algunas
decisiones a las que no estaba acostumbrado. Diríamos que le empezaron a complicar y
comprometer un poco su vida. Se dieron estos acontecimientos después de mediado el año 1975,
y produjeron como "una pequeña siembra" del comienzo del cambio en la mente de Monseñor.
Estos hechos que hemos elegido son:

1º. La Masacre del cantón "Las Tres Calles" (21 de junio 1975).
2º. Expulsión del P. Juan Macho Merino C.P. (16 de agosto 1975).
3º. La Seguridad personal de los Sacerdotes de Jiquilisco.
4º. La línea de Pastoral de los Pasionistas: "Asunto del Centro Los Naranjos" (oct-dic. 1975).
1.- LA MASACRE DEL CANTON "TRES CALLES"

Este cantón o aldea está situado en la jurisdicción de la parroquia de San Agustín, vecina
de la parroquia de Jiquilisco. Está situada a 4 kms. al norte de la carretera del Litoral a la altura
del cantón "Tierra Blanca", (Jiquilisco). Los hechos que sucedieron en esa madrugada fatídica
del 21 de junio del 75 nos los narra el mismo Mons. Romero en un informe que él mismo
mandará a todos los obispos del país y al mismo Presidente de la nación, en sendas cartas que
transcribimos a continuación.

1.1.- Informe de la masacre en el cantón Tres Calles, jurisdicción de San Agustín

"Estos datos fueron tomados, por encargo del señor obispo, de testigos presenciales en el
lugar de los hechos, el sábado 21 de junio, como a las 10.30 a.m., directa y personalmente por el
P. Pedro Ferradas, Párroco de Jiquilisco. Datos que el mismo obispo escuchó en el mismo sitio
en su visita a aquel lugar, el domingo 22 al mediodía.

El sábado 21 de junio de 1975, a la una de la madrugada, agentes de la Guardia


Nacional, en número como de 40, acompañados de dos civiles no identificados y a bordo de
varios vehículos, irrumpieron en el cantón Tres Calles, jurisdicción de San Agustín,
(Departamento de Usulután) y se presentaron, en forma violenta en la casa de habitación del
señor José Alberto Ostorga, de 58 años de edad, mientras los restantes agentes se mantenían
rodeando la casa. Encendiendo sus lámparas, pusieron manos arriba a toda la familia que se
hallaba descansando, exigiendo las armas y conminando al Sr. José Alberto Ostorga a abrir la
puerta a los agentes que permanecían fuera, mientras pedían la documentación a Héctor David
Ostorga, de 17 años de edad, estudiante de 8º grado, a quien amarraron por los pulgares.

Mientras tanto, José Alfredo Ostorga, hijo de 23 años del señor arriba mencionado, al
ver cómo amarraban a su hermano y ultrajaban a su padre, se quiso esconder en una troja, de
inmediato dispararon sus G3 contra el refugio de la víctima, dejándole completamente
acribillado. A Héctor David Ostorga que, en la confusión del momento, amarrado como estaba,
intentó salir de la casa, los guardias que se encontraban fuera de la casa, lo ametrallaron
quedando en la puerta de su casa, pasando por encima de la víctima al entrar en la casa.

Enseguida amarraron al Sr. José Alberto Ostorga y a su hijo de 28 años que llevaba el
mismo nombre, y los sacaron fuera de la casa, así como a Santos Morales, de 38 años de edad,
de su casita, situada como a 20 metros de la de los Ostorga. Y luego, como a 200 metros de la
casa fueron ametrallados, siendo posteriormente macheteados por todo el cuerpo y la cabeza.

Tomaron preso también al Sr. Juan Francisco Morales, a quien posteriormente, en la


madrugada del 22 de junio, encontraron muerto con un balazo en la sien derecha, en una
quebrada del cantón El Zapote, de la misma jurisdicción de San Agustín. Al menor de 13 años
de edad, Juan Ostorga , lo golpearon, dejándole marcas en el cuerpo.

También fue saqueada la casa de Dña. Adela Gámez, vda. de Paz, y al encontrarla sola
(la casa) se comieron buena cantidad de pan, huevos y otros alimentos. Destrozaron a
machetazos varias sillas y se llevaron fotografías de sus hijos que se encontraban en la pared.
Se robaron aproximadamente C/ 50.00 en efectivo, un reloj y ropa.

A las familias se les hizo objeto de ultrajes y vejámenes y les advirtieron que ésta sólo
era la primera vez, y "que van a volver". Entre los hombres se nota, junto con el temor,
indignación." 59

Éstos son los hechos de aquella noche trágica y triste de la masacre de Tres Calles. Para
Mons. Romero era la primera vez que tenía que encararse a una dura realidad. ¿Qué hacer? ¿Qué
acciones tomar ante estos hechos lamentables? ¿Protestas? ¿Denuncias? ¿Manifestaciones?
¿Documentos públicos?

"Hay que hacer algo, Monseñor", le decíamos unos pocos sacerdotes de la diócesis; y
hasta le proponíamos qué se podía hacer. Pero, definitivamente, Monseñor estaba en otra onda y
no pensaba lo mismo que nosotros.

Es verdad que sí; que él hizo algo: fue una protesta enérgica y una fuerte denuncia, pero
no fue pública, fue privada; ya que él aún creía que eran más eficaces las denuncias de autoridad
a autoridad, que las públicas60; por eso, escribió sendas cartas, una al Presidente de la República,
y otra a los obispos del país. Bueno, era algo entre lo mucho que se podía hacer, que era mejor
que nada; y para ser la primera acción y reacción suya no estuvo mal, diríamos que estuvo bien.
Lo mejor de todo este acontecimiento fue que no le dejó insensible este hecho aterrador cuya
realidad él vio con sus propios ojos, palpó con sus propias manos, oyó con sus mismos oídos y
compartió con sus feligreses: era un nuevo método que él desconocía, o por lo menos, no
practicaba hasta entonces, para acercarse y conocer la realidad.

Pero mejor vamos a transcribir estas cartas para que las podamos compartir y comentar
brevemente:

1.2.- Carta al Presidente de la República: Coronel Arturo Armando Molina

"Señor Presidente:

Considero que no cumpliría yo con mi difícil deber de Pastor de esta Diócesis, si


guardara silencio ante Ud., después de haber compartido personalmente, en la mañana del

59
A.S.M.: Carta al Presidente Molina, del 26 de junio de 1975, pág. 3.
60
Después, más tarde, en San Salvador, se convencería de la inutilidad e ineficacia de este sistema de
denuncia. Ver Jesús DELGADO, obra citada, págs. 93-97.
domingo recién pasado, la amarga experiencia que están viviendo, en estos días, mis queridos
feligreses del cantón Tres Calles de la jurisdicción de San Agustín.

Fui allá para consolar a las familias que habían sido atropelladas, en la madrugada del
sábado anterior, por un pelotón de la Guardia Nacional, dejando un doloroso saldo de cuatro
matados que ya habían sido sepultados. Pero antes de llegar a los afligidos hogares, a donde me
dirigía, tuve que detenerme para rezar ante el cadáver insepulto de Juan Francisco Morales,
que yacía, entre el llanto de su madre y de su esposa, acribillado con un balazo en la cabeza. Al
llegar, después, a las dos casitas que habían sido invadidas por la fuerza armada, créame, Señor
Presidente, que se me partió el alma al oír el amargo llanto de madres viudas y niños huérfanos
que, entre inconsolables sollozos, me narraban, sin explicaciones estudiadas, el cruel atropello y
lamentaban la orfandad en que se les había dejado.

No menor impresión me causó el semblante de terror y de indignación que reflejaban los


numerosos rostros de aquellos compatriotas a quienes saludé con mi mayor cariño pastoral,
exhortándoles a la cordura y recordándoles nuestro principio cristiano de que "la violencia sólo
engendra violencia" y malestar. Invité a todos a rezar por los difuntos y traté de consolar en su
dolor a las familias afligidas. Cabalmente el Evangelio, que acababa de leer en mi misa de
Jiquilisco, me sirvió de inspiración en aquella difícil circunstancia, por evocar la Providencia y
la Justicia de Dios que no deja sin protección a las víctimas de "los que matan el cuerpo sin
poder tocar el alma", ni dejará sin su justo castigo a los que conculcan sus leyes, entre las que
se destaca terminante la de "no matar".

Ahora, Señor Presidente, después de haber convivido esta desolación, sembrada por
quienes deberían ser inspiración de confianza y seguridad de nuestro noble campesinado,
cumplo con mi deber de expresar a Ud. mi respetuosa pero firme protesta de obispo de la
Diócesis, por la forma en que un "cuerpo de seguridad" se atribuye indebidamente el derecho de
matar y maltratar. No intento justificar la conducta de los acribillados. Tampoco estoy de
acuerdo con quienes instrumentalizan estos hechos lamentables para sus fines políticos. Mi
perspectiva es única y sinceramente la del Pastor de la Iglesia que lamenta ante el Señor
Presidente de la República la forma en que se ha atropellado la dignidad y la vida, a la que
tiene derecho todo hombre, incluso si es un criminal, mientras no se le haya sometido a un
tribunal de justicia que dicte, si es necesario, la sentencia que merecen sus culpas. Con esta
misma limpia intención pastoral ruego al Señor Presidente su decisiva intervención a fin de que
retorne al cantón Tres Calles la paz de los hogares perdida ante la amenaza y el temor, y se
haga justicia a las víctimas del atropello y se restituya, de alguna manera, a las familias, por la
pérdida de quienes eran su sostén.

No hubiera querido, Señor Presidente, usar, en mi correspondencia con Ud. el lenguaje


de la protesta y del reclamo; pero creo que no sería franca ni sincera mi amistad con Ud. si, por
conservarla, dejara de obedecer a la voz de mi conciencia que reclama este deber pastoral. Y
porque sinceramente tengo un alto concepto de sus valores personales, confío que mi palabra,
dirigida a Ud. en nombre también de los pobres sin voz, encontrará amplia sintonía y eficaz
reacción en sus nobles sentimientos.
Por lo demás, quiero asegurar a Ud. que esta carta es completamente confidencial, ya
que no me lleva ningún afán de notoriedad sino el deseo de una eficaz intervención ante quien
tiene en sus manos los principales recursos para evitar estas lamentables situaciones. Por eso,
me gustaría, Señor Presidente, comentar más ampliamente y sin intermediarios, cuanto aquí he
expresado, porque cada vez me convenzo más de que el diálogo directo y sincero, no sólo sirve
para conjurar conflictos y malos entendidos, sino sobre todo para construir, entre Supremo
Gobierno y Pastores de la Iglesia, desde sus propias competencias, el verdadero bienestar del
país. Así lo manifesté también al Señor Comandante Departamental de Usulután, cuando la
noche de ese mismo domingo comentamos la difícil situación del país y las nobles intenciones
personales de Ud.

Estimado Coronel Molina: reitero a Ud. el testimonio de mi estimación y de mi sincero


deseo de colaboración y servicio, desde mi competencia pastoral, en pro del bienestar de la
Nación. Fmdo: O.A. Romero, obispo de Santiago de María." 61

Es de advertir que, en el Archivo, Mons. Romero conservó dos redacciones de esta


misma carta al Presidente, una fechada el 22 de junio, y ésta del 26; en la primera pone de su
puño y letra: "1ª Redacción no enviada"; la segunda, que es la que envió y nosotros hemos
transcrito, es mucho más fuerte, más exigente, un poco más larga, y mucho mejor redactada en
los puntos más decisivos de denuncia y protesta.

Es interesante constatar cómo a pesar de la gran amistad que le une con el Sr. Presidente,
no por eso deja de cumplir su deber de Pastor según se lo dicta su conciencia: usando la protesta
y el reclamo fuerte y vibrante contra los "cuerpos de seguridad" que se atribuyen indebidamente
el derecho de matar y maltratar, conculcando una vez más las leyes de Dios entre las que se
destaca la de "no matar"; y esto lo hace en favor de los pobres y de su derecho a la dignidad y a
la vida. Creo que también es muy importante que esta primera denuncia que él hace –aunque sea
privada– está motivada por lo que él mismo ha visto y ha comprobado personalmente en el lugar
de los hechos. Es, pues, la cruda realidad la que le impele a reaccionar y comportarse de esta
manera nueva para él hasta este instante.

No cabe duda, que este momento era decisivo y muy complicado en la vida y mentalidad
de Mons. Romero, porque estaba comenzando una nueva praxis pastoral promovida por las
nuevas circunstancias que imponía la nueva realidad del país; estaba a las puertas de un cambio
de nuevos métodos pastorales; y esto creaba en él indecisión; no estaba muy "seguro"; ¿dudaba
de la "novedad" de este camino? Por eso, para pedir luz, quizás comprensión, de esta nueva
praxis pastoral, pide consejo a sus hermanos obispos, y les narra el camino que él ha seguido en
todo el proceso de la "Masacre de Tres Calles", para que le juzguen, le aconsejen y le sugieran
otros métodos o caminos pastorales a seguir. Por lo interesante de esta carta la transcribimos
entera a continuación.

61
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al Presidente de la República, del 26 de junio de 1975, págs. 1-2.
1.3.- Otra carta a todos los obispos del país

"Excmos. Monseñores:
Luis Chávez y González, Arzobispo de San Salvador,
Benjamín Barrera y Reyes, Obispo de Santa Ana
Pedro Arnoldo Aparicio, Obispo de San Vicente
J. Eduardo Álvarez, Obispo de San Miguel
Arturo Rivera y Damas, Obispo Auxiliar de San Salvador
Marco René Revelo, Obispo Auxiliar de Santa Ana.

Queridos hermanos Obispos:

Como una confidencia fraternal y para pedir, en la misma forma, sus criterios y
sugerencias sobre el particular, quiero informar a Uds. sobre los recientes sucesos que tuvieron
lugar en el cantón Tres Calles, de mi jurisdicción diocesana, y sobre mi actuación pastoral en
esas circunstancias.

Los hechos: (En este apartado les pone el informe que él elaboró de los hechos; es
idéntico al que mandó al Presidente Molina y que nosotros lo hemos narrado arriba).

Mi actuación:

1) El mismo sábado 21 de junio, por la noche, al tener la primera noticia del atropello,
quise comunicarme con el puesto de guardia de Santiago de María para informarme, pero todos
"andaban en comisión". Pregunté por teléfono a Jiquilisco si era conveniente mi presencia allá y
me contestaron los Padres que era suficiente que llegara a la misa que ya les había anunciado
para el domingo.

2) El domingo 22, después de dicha misa celebrada en Jiquilisco a las 9 a.m. fui,
acompañado por el P. Pedro, al cantón Tres Calles, para orar por los muertos, consolar a sus
familias y ofrecer una exhortación oportuna a los vecinos. Al pasar por la quebrada El Zapote
me detuve ante la aglomeración que rodeaba el cadáver de Juan Francisco Morales a quien vi
muerto de un balazo en la sien. Con gran fervor la gente me acompañó en mi rezo: "¡qué
dicha!", exclamaron en medio de su llanto la madre y la viuda de Morales al saber que era su
obispo quien las hablaba. Y exhorté a todos a la serenidad y cordura, porque noté mucho terror
e indignación en los hombres. Con iguales sentimientos procedí en las casitas de los Ostorga y
de los Morales donde el llanto de viudas y huérfanos era inconsolable. Constaté que los datos
del informe del P. Pedro coincidían con los que toda la gente comentaba.

3) Cuando, al regreso, pasé por Usulután, fui a buscar al Sr. Gobernador y al Sr.
Comandante Departamental para expresarles mi solidaridad con aquel sufrido cantón y pedir su
intervención para que no se siguiese provocando el terror y la indignación. Lamentablemente no
los encontré, pero les dejé anuncio de mi visita esa noche.
4) Por la tarde redacté una carta confidencial para el Sr. Presidente de la República con
intención de confiarla al Sr. Comandante Departamental para su rápida entrega.

5) Después de la misa que celebré en Usulután a las 7 p.m. fui a visitar al Sr.
Comandante con quien comenté ampliamente lo que había visto. Leyó mi carta al Sr. Presidente.
Me expresó su preocupación por lo acontecido en Tres Calles y me aseguró que ya se hacía una
investigación y me suplicaba esperar el resultado para conversar de nuevo y enviar mi carta; me
prometió que no se molestaría más a aquella gente.

6) El martes 24 nueva entrevista con el Sr. Comandante, quien me insinuó que se trata de
gente malhechora. Yo le insistí que mi punto de vista no era la conducta de los asesinados, sino
de reclamar pastoralmente por el atropello a la dignidad y la vida a las que tiene derecho todo
hombre, aunque sea un asesino; y que, si se les considera como tales, lo procedente hubiera sido
capturarlos y someterlos a los tribunales.

7) El 26 de junio envié, por conducto seguro, mi carta estrictamente confidencial al Sr.


Presidente de la República.

8) El lunes 30 fui nuevamente al cantón Tres Calles a celebrar la misa de noveno día de
los 6 muertos. Alguien me sugirió que era mejor no ir por peligro de una manipulación política
de mi presencia; pero al consultar al párroco de San Agustín, que también había ido a aquel
lugar, me confirmó en mi propósito, porque "aquella gente está inconsolable". Me sorprendió la
presencia de un grupo de sacerdotes de la Diócesis de San Vicente con representaciones de sus
comunidades parroquiales; pero su actitud fue correcta, sólo un gesto de solidaridad; me
ayudaron a confesar numerosos fieles y les permití concelebrar conmigo sin otra intervención.
Únicamente hubiera querido que los cantos no fueran los conocidos "de protesta" que aprenden
los catequistas en nuestros "Centros de promoción".

Ahora, mis queridos hermanos Obispos, ruego a Uds. juzgar estas actuaciones y
sugerirme qué otra cosa se puede hacer pastoralmente y quizás colegialmente. Por mi parte, no
he creído necesario ningún pronunciamiento público, para el que no han faltado presiones: a)
porque juzgué que era más eficaz una intervención directa antes quienes pueden remediar el
problema, deduciendo responsabilidades y resarciendo en lo posible el mal causado a aquellas
familias; b) porque no se había implicado directamente en este asunto problemas de Iglesia; y c)
porque aún no estoy seguro de los verdaderos móviles del acontecimiento ni de la conducta
privada de los interesados.

Pero un consejo fraternal de Uds. siempre será para mí de mucho valor. Se lo


agradeceré, si creen conveniente tratarlo en alguna de las próximas sesiones de la CEDES.
Frmdo.: O.A. Romero" 62.

62
A.S.M.: Carta de Mons. Romero a los Obispos del país, 3 de julio del 1975, págs. 1-2.
2.- LA EXPULSIÓN DEL P. JUAN MACHO MERINO

Hay otro hecho interesante que le fue abriendo los ojos a Mons. Romero hacia la realidad
nueva y acuciante que le golpeaba con más fuerza cada día: es el caso del P. Juan Macho Merino,
uno de los integrantes de la Comunidad Pasionista de Jiquilisco, que además era el Director del
Centro "Los Naranjos".

Como siempre vamos a leer los datos frescos y recientes del Cronista de los hechos recién
sucedidos que son narrados en el Boletín de la Provincia de la Sagrada Familia 63. La Crónica
está a cuatro bandas:

- 1ª. Relación del P. Zacarías, testigo presencial en el aeropuerto.


- 2ª. Relación del propio P. Juan: en una carta nos cuenta los hechos.
- 3ª. La reacción del obispo de Santiago de María, Mons. Romero.
- 4ª. La reacción de la Parroquia de Jiquilisco.

Podemos leer:

"JIQUILISCO. Son momentos muy difíciles los que ha estado viviendo el pueblo de El
Salvador en estos últimos meses, y que una solidaridad cristiana hace que repercutan en una
Comunidad consciente, como intenta ser nuestra Parroquia de Jiquilisco.

-Primero, la masacre de seis campesinos en el cantón "Tres Calles", contiguo a nuestra


parroquia, el 21 de junio, realizada por la Guardia nacional; tuvimos que hablar y alguna vez
fuerte, remedando la voz profética y denunciante de los Pastores que aman a sus ovejas.

-Después la gran masacre de estudiantes en San Salvador, el 30 de julio, hecha por las
fuerzas del orden, que sacudió a toda la nación que aún tiene sentimientos cristianos.

-Contrarréplica: "la Toma de Catedral de San Salvador" como una actitud de algunos
cristianos que ya no se contentan con denunciar y criticar, sino que realizan algunos hechos
como éste, "Tomar la Catedral", precisamente en las Fiestas Patronales, para hacer una
llamada profunda en la conciencia del pueblo por los derechos humanos atropellados.

-Continúa la dura represión contra todas las fuerzas de oposición: circulan panfletos de
todas las clases y tendencias, algunos critican duramente a los Centros de Promoción, como
subversivos, y a algunos curas como comunistas.

-Para nosotros hay un caso muy especial, dentro de esta escalada de atropellos de
derechos humanos: La expulsión del P. Juan.

63
A.C.P.: BSF: nº 61, diciembre 1975, págs, 127-133.
A todos les supongo enterados del "Caso": El 16 de agosto fue devuelto a España por el
Gobierno de El Salvador en el mismo avión de Iberia que lo traía desde Madrid" 64.

"Vamos a narrar la noticia desde varios ángulos de vista, para ver si así podemos
explicarnos el porqué de ella:

2.1.- Relación del P. Zacarías (16 de agosto, sábado)

"- 8 a.m.: Llego al aeropuerto, el avión de Iberia ya ha aterrizado. Me pongo a la espera


en la puerta de la salida. Van atravesándola los distintos viajeros, se les ve dichosos de haber
tenido un viaje feliz; intercambian abrazos y palabras con sus familiares, de lo bien que lo han
pasado en España. Veo salir a unos conocidos que me dicen: "por ahí llega el P. Juan". Espero,
espero, espero, media hora, una hora, interminables; (una ligera sospecha que comentábamos
con Pedro la víspera, parece que se está haciendo realidad), Juan no sale. Pregunto. No me dan
respuesta. Quiero entrar dentro y no me dejan. Insistiendo y preguntando a todo el mundo. Por
fin, un oficial se me acerca y con cara destemplada, me dice:

-¿Qué quiere Ud.?


-Saber dónde está mi compañero que venía en el vuelo de Iberia y no ha salido todavía.
-¿Es cura español?
-Sí.
-Pues no se le dio permiso de entrada y se le devolverá a España en el mismo avión.
Hemos llamado al Embajador y estamos esperándole.
-¿Y por qué todo esto?
-Son órdenes superiores.

Era la primera noticia que me llegaba después de casi tres horas de espera. Desde
entonces ya sabía a qué atenerme: Había que esperar; tenía esperanza que todo se arreglara,
por parte del Embajador.

Efectivamente, veo que llega un carro con el canciller de la Embajada española, el Sr.
Manuel de la Helguera. Le saludo y le abordo a bocajarro: "¿Crees que se podrá hacer algo?".
"¿Qué?", me dice. No sabía nada. El venía a esperar –pura casualidad– al Embajador de
España en Managua que venía a pasar el fin de semana y que es amigo suyo.

Le explico lo sucedido, y me dice: El Embajador de España no está en la capital, me


consta que está, este fin de semana, en el mar con el nuevo secretario; no lo localizarán...
Veamos a ver si puedo hacer algo.

-10.45 a.m.: El Canciller intenta entrar dentro, en las salas de viajeros y de migración

64
A.C.P.: BSF. nº 61, diciembre 1975, pág. 127.
para pedir explicaciones. No se le dejaba entrar; presentó el pasaporte y papeles diplomáticos y
después de chequearle tres veces la policía, le dejaron pasar adelante. A los cinco minutos
estaba de vuelta. Me dijo: "No he visto a Juan, pero me han dicho que está en el avión, y se
quedará en San José de Costa Rica. Ante mis interrogantes todos me contestaron: Son
órdenes superiores".

-11.15 a.m.: El avión se pone en movimiento para despegar. Está rodeado de guardias y
soldados como si llevara un montón de malhechores. Salió con más de hora y media de retraso.
¿Por Juan? Creo que sí. Remontado ya el avión en el aire se esfumaron las esperanzas.

-12.45 a.m.: Llego al convento de San Salvador. Telefoneo a Mons. Romero dándole la
noticia; me dice que hasta el lunes no se puede hacer nada. También comunico la noticia a
Jiquilisco. A las 6 p.m., ya estaba de vuelta en Jiquilisco para ayudar en las misas del domingo
17.

(18 de agosto, lunes)

-6 a.m.: Salgo de Jiquilisco para San Salvador.

-8 a.m.: Estoy en la Embajada de España, me dicen que haga una "petición oficial" de
indagación y reclamación sobre el ciudadano español Juan Macho, que tenía que estar en el
país según las leyes internacionales...; y por qué no se le dejó entrar...

Vuelvo al convento de San Salvador y juntamente con el P. Ramiro escribimos la carta


reclamatoria; se la presento al Embajador, la completamos un poco con algunos detalles más y
firmada por él y apoyada con nuestro reclamo, es enviada de una manera "oficial" al Ministerio
del Interior, pidiendo explicaciones de su expulsión. (Porque en realidad era expulsión, ya que
tenía carnet de RESIDENTE hasta los primeros meses del año 1976, y según las leyes
internacionales tiene derecho de entrar, si no existen causas graves. Es distinto una simple
negación de entrada, lo cual puede hacerse más fácilmente; así me explicó el Embajador).

El contenido de la carta del Embajador, era este, más o menos: "Me llama
poderosamente la atención por qué el ciudadano español Juan Macho Merino, religioso
pasionista, más de 12 años residente en este país, y trabajando... Viniendo de vacacionar 45 días
desde España, de casa de sus padres..., ajeno totalmente a los sucesos que hace unas semanas
pasó el país... (estaba haciendo alusión implícita a la masacre del 31 de julio en San Salvador, a
todas las protestas y a la toma de catedral...), se le impidió la permanencia en el país...; por lo
cual como responsable de todos los españoles aquí residentes, exijo una explicación y el por qué
de su expulsión...". Se pasó un día, una semana, un mes, dos meses... y aún estamos esperando la
respuesta.
(19 de agosto, martes)

En este día, el Periódico LA PRENSA GRAFICA de San Salvador daba la noticia en una
de las páginas interiores con este título: IMPIDEN INGRESO DE PARROCO DE JIQUILISCO
EN AEROPUERTO. Explicaba las incidencias en el aeropuerto especialmente lo relacionado
con el Canciller de la Embajada; que fue el que mandó publicar la noticia 65.

Desde este momento la noticia se hizo nacional, y empezamos a recibir comunicaciones y


visitas que se interesaban por el asunto, especialmente la gente conocida y cristianos
comprometidos" 66.

Continúa la narración del Cronista:

2.2.- Relación del P. Juan

"Queridos compañeros: Veni, vidi y...; Y aquí me tenéis otra vez en España a donde
llegué "empaquetado" en el avión de regreso hasta Madrid: total 33 horas de vuelo en redondo.
Así sucedió: Salí de Madrid con los padres de Leopoldo, feliz de llegar nuevamente a compartir
con vosotros las comunes inquietudes y afanes de esa Comunidad que, al fin, se perfilaba llena
de ilusiones y esperanzas.

Llegó el avión y descendí feliz, saludé con la mano en alto a Leo y entré impaciente a
comenzar los trámites migratorios y de aduana con el ansia de daros el abrazo de saludo. Me
puse en una cola en la que ocupaba el tercer puesto, detrás de mí los padres de Leopoldo.
Presenté el pasaporte, la señorita lo cogió, leyó el nombre, llamó a un señor que andaba por ahí
y le dijo: "Aquí lo tiene"; le entregó mi pasaporte y el señor me cogió del brazo y me dijo:
"Acompáñeme". Me llevó a la oficina del oficial de Migración que escuetamente me dijo: "Ud.
no puede entrar". Le dije: "Bueno, ¿y eso?". Contestó: "Vamos, acompáñeme". Hizo señas a
dos policías que se pusieron a mi lado, me cogió del brazo y salimos hacia el avión; por el
trayecto le dije: "Eso tiene que tener alguna explicación"; y me dijo: "Mire, Ud. tiene
demasiados problemas en Jiquilisco; y no pregunte más; es compromiso para mí que Ud. esté
en tierra. La orden es que no bajara del avión, pero como Uds. vienen así, es imposible
reconocerles". Me puso en la escalerilla del avión. Habló con el comandante de la nave. Dejó a
un policía junto a la escalerilla y se fue. Ya no pude ver a nadie, tampoco me permitieron
despedirme de los padres de Leopoldo. ¡Qué llegada! Se presentó el de Iberia todo apenado
para arreglar el pasaje de regreso ($ 636), le dije que si hablaba con los de la casa le podían
pagar allí; no le permitieron hacer contacto, y tuve que venir a "porte debido". Como podéis
suponer llegué molido y desecho..." 67

65
«La Prensa Gráfica», martes 19 de agosto 1975, pág. 22.
66
A.C.P.: BSF. nº 61, diciembre 1975, págs. 127-129.
67
A.C.P.: BSF. nº 61, diciembre 1975, pág.130: Carta del P. Juan Macho a Zacarías Díez y Pedro Ferradas
del 19 de agosto de 1975, pág. 1.
Hasta aquí la versión de Juan que es bien significativa y realista. Pueden sacarse
conclusiones.

2.3.- Reacción del obispo, Mons. Romero

A continuación ponemos la reacción de Mons. Romero, obispo de Santiago de María,


diócesis donde está enclavada la parroquia de Jiquilisco: el día 18, lunes manda una carta al
Presidente, contándole el hecho y pidiéndole reconsideración de la determinación contra el P.
Juan Macho. Al día siguiente tiene una entrevista personal con el Sr. Presidente de la República
en la que le pide motivaciones o el por qué de la expulsión. La respuesta del Sr. Presidente:
"Hubo una equivocación, el Padre puede volver a entrar". (Así no más, sin más
explicaciones).

Carta al Señor Presidente:

Señor Presidente:

Nuevamente circunstancias conflictivas entre el Gobierno civil y la Iglesia –que, como


Ud. bien sabe, me causan mucha pena–, me obligan a molestar su atención para suplicarle
atenta y encarecidamente su decisiva intervención para resolver favorablemente el siguiente
problema que afecta grandemente a mi Diócesis.

El sábado recién pasado (16 de agosto), no se permitió el ingreso al país al Padre Juan
Macho Merino, que regresaba por avión de unas breves vacaciones en España, a la parroquia
de Jiquilisco donde presta, desde hace varios años, sus servicios sacerdotales a esta Diócesis.
Comprendo, Señor Presidente, las preocupaciones de su Gobierno que pudieron inspirar esta
determinación; pero tengo la satisfacción de asegurarle, con la sinceridad que caracteriza mis
relaciones de amistad con Ud., que el sacerdote mencionado es merecedor de mi confianza en
cuanto a su ideología y sus actuaciones sacerdotales; la promoción humana y cristiana en las
que él trabaja están conforme al sentir del Evangelio y de la Iglesia.

Por lo que, atenta y encarecidamente, suplico a Ud. que se reconsidere la determinación


tomada contra el P. Juan Macho Merino y que se le permita entrar al país para seguir
trabajando en su parroquia. Ud. ya sabe que tengo la diócesis más necesitada de sacerdotes y
uno sólo que me falte compromete seriamente mis proyectos pastorales. Si Ud. tuviera alguna
queja justa contra él, le agradecería indicármela y le prometo advertírsela con la seguridad de
encontrar en él la rectitud y buena voluntad de un verdadero seguidor del Evangelio de Nuestro
Señor. Para aclarar mejor mi pensamiento al respecto, mucho agradecería a Ud. darme la
oportunidad de una audiencia dentro de la urgencia que para mí significa este problema.
Me es honroso aprovechar esta nueva oportunidad para reiterar al estimado Coronel
Molina el testimonio de mi estimación y amistad sacerdotal. Fmdo: Oscar A. Romero, obispo de
Santiago de María" 68.

El que rehuía y era enemigo de los conflictos, reconoce que se están dando
"circunstancias conflictivas" entre la Iglesia y el Estado, lo cual le causan mucha pena, pero ahí
están, y ésa es la realidad. El trata de encararla: intuye cuál es el verdadero motivo de este suceso
y por eso sale en defensa del P. Juan Macho, de su ideología y de sus actuaciones sacerdotales,
sobre todo, en la promoción humana y cristiana, ya que el P. Juan es el Director del Centro de
promoción campesina "Los Naranjos".

Definitivamente, esta carta no tiene el mordiente de denuncia y protesta que tenía la


anterior, escrita también al Sr. Presidente de la República, aunque se prestaba para ello; pero
consiguió lo que pedía; a diferencia de la otra carta que no consiguió nada de lo que solicitaba en
favor de las familias de los campesinos masacrados de "Tres Calles".

Este sistema de recurrir al Presidente de la República por parte de algunos obispos del
país para quejarse de actos y abusos de los militares o funcionarios, y para pedirle algunos
favores, parece que era una práctica común; no sólo lo usaba Mons. Romero69, también tenemos
aquí presente una carta de Mons. Aparicio, obispo de San Vicente70. Y consta que el Arzobispo
Chávez, predecesor de Mons. Romero, usaba mucho este método.

Nos sigue narrando el Cronista la reacción de la Parroquia de Jiquilisco ante este hecho
insólito:

2.4.- Reacción de la Parroquia de Jiquilisco

En todo momento a la gente más consciente se la tuvo notificada de todos los pasos
dados. A nivel parroquial se convocó a "Una Misa de Solidaridad con el P. Juan", el 29 de
agosto, viernes, a las 9 a.m. Había representantes de unas 10 parroquias (simpatizantes de Juan y
del Centro "Los Naranjos"); cerca de mil personas. El acto duró hasta las 11:30 am. Fue una
especie de mitin "cristiano" a la luz de la Palabra de Dios "intra muros Ecclesiae"; en él tomaron
la palabra más de 15 campesinos solidarizándose con el P. Juan.

68
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al Presidente de la República, 18 de agosto 1975, pág. 1.
69
Ya lo hemos visto en sendas cartas que hemos transcrito. También tenemos aquí un Memorándum en el
que Mons. Romero recuerda al Señor Presidente cuatro asuntos o favores. (A.S.M.: Memorándum del
14 de enero de 1976).
70
En ella se queja al Sr. Presidente de los atropellos y torturas sufridos por uno de sus sacerdotes, el P.
Rafael Barahona, que fue detenido el 7 de mayo de1975 por los militares. También protesta por los
hostigamientos a sendos sacerdotes de su Diócesis realizados por la Guardia nacional, etc. (A.S.M.:
Carta de Mons. Aparicio al Presidente de la República).
El texto central de la Homilía se leyó y se multiplicó para repartirse entre la gente, estaba
firmado por las Comunidades Cristianas de Jiquilisco; y decía así, según nos lo recuerda el
Cronista:

"REFLEXIÓN ANTE EL PUEBLO SALVADOREÑO

"...Y no tomen parte en las obras estériles de las tinieblas; al contrario,


denúncienlas. Es cierto que da vergüenza incluso decir lo que esa gente hace a escondidas, pero,
en cuanto es denunciado por la luz, todo se aclara. Más aún: lo que fue aclarado llega a ser luz.
Por eso se dice: "Tú que duermes, despiértate, levántate de entre los muertos, y la luz de Cristo
brillará sobre ti" (Efesios, 5, 11-14)

"HECHOS: El 16 de agosto próximo pasado, el P. Juan Macho Merino, sacerdote


español, de la Congregación de los Padres Pasionistas, cuando regresaba de España en vuelo
regular de Iberia, NO LE FUE PERMITIDO INGRESAR EN EL SALVADOR por la policía de
seguridad de la terminal aérea de Ilopango, quien, sin mediar ninguna explicación, le detuvo e
incomunicó totalmente y, posteriormente, reembarcado en el mismo avión de Iberia, tuvo que
emprender viaje obligadamente de regreso a España.

El P. Juan Macho Merino, religioso de conducta intachable y muy apreciado y querido


por las personas y feligreses donde ha desarrollado su acción apostólica, volvía de un
pueblecito de España de la provincia de Palencia, donde residen sus ya muy ancianos padres a
los cuales no había visitado desde hace cinco años. Allí permaneció mes y medio compartiendo
el gozo y la alegría de sus padres, parientes y amigos.

Arrancándose de los suyos, regresaba una vez más con entusiasmo e ilusión a su trabajo
sacerdotal, cuando se encontró con la ARBITRARIA Y DOLOROSA orden de EXPULSIÓN de El
Salvador "por órdenes superiores".

El P. Juan se encuentra en el país desde el año 1959 y tiene su residencia definitiva aquí.
Ha desarrollado intensa e incesante acción sacerdotal apostólica y social en el país comenzando
por la Arquidiócesis de San Salvador como fundador y superior de la primera casa de la
Congregación Pasionista en nuestra Patria, y como Misionero después por muchos pueblos y
cantones.

Desde hace 12 años se encuentra laborando pastoralmente en la Parroquia de Jiquilisco


encomendada a los Pasionistas y donde es ampliamente conocido y querido y donde los
feligreses son testigos de sus trabajos y desvelos. Desde 1971 ejerce el cargo de Director
responsable inmediato del Centro de promoción campesina "Los Naranjos", proyecto de la
Diócesis de Santiago de María, para la EVANGELIZACIÓN Y PROMOCIÓN HUMANA
INTEGRAL del campesino especialmente de esta zona oriental de la República, siguiendo
fielmente la doctrina y directrices de la Iglesia en el Concilio Vaticano II y las recomendaciones
de los obispos latinoamericanos reunidos en Medellín y la Doctrina Social de la Iglesia.
Todos los esfuerzos realizados por el P. Zacarías Díez, compañero y hermano de
Congregación que había llegado al aeropuerto para darle el abrazo de bienvenida al P. Juan,
así como la intervención del Canciller de la Embajada de España, Sr. Manuel de la Helguera,
resultaron totalmente infructuosos porque las autoridades de Migración y policía se limitaron a
decir que no podía entrar en el país el mencionado sacerdote, dando como única explicación del
atropello que "se cumplían órdenes superiores".

El día 19 de agosto y por intervención del sr. obispo de la Diócesis de Santiago de


María, a cuya jurisdicción eclesiástica pertenece la Parroquia de Jiquilisco y el Centro "Los
Naranjos", se nos comunica que el P. Juan Macho Merino puede volver al país, que todo había
sido una equivocación.

REFLEXIÓN: Es realmente increíble que las autoridades del país, contra todo Derecho,
incluso Internacional, y sin mediar delito o acusación alguna contra el P. Juan Macho y sin
externar los motivos diciendo que todo ha sido una equivocación. Ninguna persona,
medianamente consciente, cree tan absurda explicación.

Sabemos, sí, que lo que realmente molesta y se persigue sistemáticamente (y los


panfletos anónimos distribuidos en estos días lo confirman), es la Acción Evangelizadora y de
Promoción Humana Integral del Campesinado que la Iglesia Católica realiza tan eficazmente
por medio de los Centros de Formación Cristiana, uno de los cuales dirige el P. Juan en
Jiquilisco, a los que arbitraria y calumniosamente se les tilda de "subversivos", lo mismo que a
los sacerdotes que llevan la dirección de los mismos bajo la autoridad de sus respectivos
obispos.

Sólo personas o grupos con intereses creados e ignorantes de la dinámica salvadora del
Evangelio, de las directrices de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, las recomendaciones de los
obispos latinoamericanos reunidos en Medellín y la Doctrina Social de la Iglesia actualizada
por el Papa Pablo VI, se atreven a levantar, desde la oscuridad de su conciencia y la comodidad
de sus privilegios, tan falsas y calumniosas imputaciones.

¿Cómo puede llamarse "subversivo" al que, dejando patria y familia, se dedica a


predicar el Evangelio Liberador y a trabajar por lograr la Promoción del ser humano, de elevar
y hacer consciente de su dignidad de persona humana e hijo de Dios al campesino secularmente
humillado y esclavizado por una situación de injusticia inmerecida; de acompañar a descubrir
sus valores y su destino humano-divino y su papel en el desarrollo de nuestra patria a la luz de
la Fe en el Dios Vivo y Liberador que nos revela la Biblia?

¿O lo que se intenta con semejantes Equivocaciones y consiguientes calumnias e


infundios es amedrentar y acobardar a la Iglesia para que no siga Anunciando los valores
salvadores del Reino de Dios, Gracia, Justicia, Amor, Paz, Verdad, que Jesucristo proclamó
desde la pobreza y la persecución y rubricó con su propia SANGRE, condenado injustamente
por los poderosos de aquel tiempo a quienes ponía al descubierto sus iniquidades?
¿O quizás se pretende dictar a la Iglesia la doctrina que debe enseñar y el modo de
enseñarla? ¿O se desea que la religión cristiana sea como una droga que continúe
adormeciendo la conciencia del pueblo, reduciendo la Fe cristiana a sólo meros actos externos e
individuales, cuando de la misma entraña de la Fe cristiana surge incontenible el compromiso
ineludible de construir, con todos los hombres de buena voluntad, un Hombre Nuevo y una
Sociedad Nueva donde la paz, la verdadera paz, se cimiente en la justicia, el amor y la verdad?

¿O se quiere obligar a la Iglesia a traicionar la misión que Jesús le encomendó,


permitiendo que el pueblo oprimido siga blasfemando el nombre de Dios inconscientemente,
echándole la culpa de su miseria, hambre y desesperación ("es la voluntad de Dios"), cuando la
causa de su injusta, inhumana e inmerecida situación reside en la entraña misma de una
sociedad que sólo usa el nombre de Dios en sus discursos retóricos, al mismo tiempo que
conculca cínicamente sus Mandamientos?

P. Juan, te esperamos con el corazón y los brazos abiertos en esta tu segunda patria. Te
necesitamos.

"Hay que obedecer a Dios ante que a los hombres" (Hechos, 5,29).

Comunidades Cristianas de Jiquilisco, agosto, 1975" 71.

El Padre Juan Macho no regresó hasta principios de noviembre.

Hubiéramos deseado que Mons. Romero, nuestro obispo, nos acompañara en la Misa de
solidaridad por el P. Juan; pero era mucho pedir. Sabíamos que, en este tiempo, él era reacio a
toda protesta pública por creerla ineficaz y como un show publicitario. No obstante, Monseñor
sabía la programación de este acto solidario parroquial, y nunca nos dijo nada, ni a favor ni en
contra; simplemente nos dejó proceder según creíamos lo más conveniente en esos momentos
dolorosos de la Parroquia.

3.- ASUNTO DE LA "SEGURIDAD PERSONAL" DE LOS PADRES

Creo que puede ser este el lugar para colocar aquí el asunto o problema de la "seguridad
personal" de los Pasionistas que componíamos la Comunidad de Jiquilisco: Juan Macho, Pedro
Ferradas y Zacarías Díez. Tanto Mons. Romero como el P. Provincial manejaron mucho este
argumento de nuestra "seguridad personal", es decir, del peligro sobre nuestras vidas y personas.

Acabamos de ver y recordar lo que sucedió al P. Juan y el por qué de esa expulsión,
según lo analizábamos en la "Reflexión al Pueblo Salvadoreño" de las Comunidades cristianas
de la parroquia de Jiquilisco. Ciertamente estábamos en la "mira" de los terratenientes y militares
de la zona, no más que como tantos cristianos comprometidos y buenas gentes que propugnaban

71
A.C.P.: BSF., nº 61, diciembre 1975, págs. 132-133.
y luchaban por un cambio en el país.

Según los criterios y denuncias de las gentes pudientes e interesadas, que las hay en todos
los lugares, al P. Juan se le llamaba: "el comunista NUMERO UNO de la zona oriental del país".
Oigamos directamente estos relatos:

"EUGENIO: Antes del cierre del Centro, y antes que Juan fuera expulsado, ¿había otras
señales por parte del Gobierno o de los terratenientes que no les gustaba el trabajo que Uds.
estaban haciendo?

JUAN: Bueno, ya había habido algún signo: En alguna reunión de la Cooperativa


Algodonera ya habían dicho algo, concretamente, en una reunión allí cerca, entre Jiquilisco y
Usulután, hay un plantel de dicha Cooperativa, y allí me habían acusado, ya habían dicho
concretamente mi nombre, y me decían el comunista "número uno" de la zona oriental del país...
Pero mayor cosa no había habido, nada más que alguna cosa de ésas, ¿no?" 72.

Por otra parte, el P. Pedro, juntamente con otros cristianos, sacerdotes y religiosas, toma
parte en una acción de protesta y de denuncia contra la masacre de estudiantes del 30 de julio de
1975; y esto lo hace como una opción muy particular y personal. Este acto nunca fue aceptado,
ni mucho menos comprendido, por el Mons. Romero del 1975.

Indiscutiblemente, todo esto y otros signos más, hacen vivir a la Comunidad Pasionista de
Jiquilisco en la inseguridad personal en la que vivía la mayoría de nuestro pueblo: Las llamadas
telefónicas anónimas y del Cuartel de la Guardia de Jiquilisco que intentaban amedrentarnos con
sus amenazas continuas para que abandonáramos nuestro campo de apostolado; los cateos
frecuentes de los militares al Centro de los "Naranjos"; hasta una "bomba hechiza" nos hicieron
estallar en la puerta de la casa parroquial... pero nos mantuvimos firmes como creíamos que era
nuestro deber. Éramos conscientes de esa situación de "inseguridad" y la aceptábamos, hasta
gozosos, porque así participábamos un poco de la "Pasión que sufría el pueblo salvadoreño".

No sólo el caso del P. Juan que acabamos de relatar arriba, sino también al P. Pedro no le
querían renovar la residencia en el país. Por eso, un día fue llamado a presentarse en la Dirección
General de Migración, y aclarar las denuncias que en su contra tenía el Coronel López, Director
General de Migración. Y el P. Pedro tuvo que firmar este documento que ponemos a
continuación:

"EN LA DIRECCION GENERAL DE MIGRACION, San Salvador, a las diez horas del
día veinticuatro de septiembre de mil novecientos setenta y cinco, presente en esta oficina el
Sacerdote Católico PEDRO FERRADAS REGUERO, de nacionalidad española, quien fue
invitado a venir a esta oficina en relación a que se tiene conocimiento de que en el ejercicio de
sus actividades religiosas ha comentado tópicos de carácter político que atañen estrictamente a
los salvadoreños, los cuales le están vedados por su calidad de extranjero. Habiendo asistido a

72
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 7.
la invitación antes mencionada, se entrevistó con el Señor Director, con quien intercambiaron
impresiones al respecto, manifestando el Sacerdote FERRADAS REGUERO, que él considera
que en ningún momento ha incluido en sus charlas asuntos de carácter político partidarista, sino
puramente religioso. Habiéndose llegado al acuerdo de que el Sacerdote no incluirá en sus
pláticas religiosas cuestiones que violen las disposiciones a que está sujeta, según la ley de
Migración, su calidad de extranjero residente. Y la Dirección General por su parte a investigar
lo que haya de cierto en lo informado a esta oficina. No habiendo más que constar, damos por
terminada la presente que firmamos: Coronel López y P. Ferradas". Hay sello de Migración." 73

Agradecimos siempre ese deseo de nuestros superiores por cuidar de nuestras vidas y
buscar nuestra seguridad personal, advirtiéndonos de los peligros. Era su deber. Lo que ya no
aceptábamos era que se quisieran servir de esta situación para frenar nuestro compromiso con el
pueblo sufriente; para acallar el grito profético de denuncia; para querer cambiar o trasladar a
alguno de los Padres del Equipo, solamente basados en ese posible peligro, que como digo, no
era "un peligro especial", sino el normal que corría toda la gente del país en esas circunstancias.

Era una sospecha nuestra, de que éste era uno de los argumentos principales que Mons.
Romero esgrimía ante nuestros superiores religiosos: por eso insiste en el traslado del P. Pedro
(ya que a él lo creía muy avanzado y conflictivo). Otra cosa que nos hacía sufrir era que Mons.
Romero parecía que aceptaba así no más, sin evaluarlas ni hacer una crítica, las denuncias que
los terratenientes y militares hacían sobre la Comunidad Pasionista de Jiquilisco.

Aunque en el apartado siguiente se harán algunas alusiones a este tema de la "seguridad


personal", vamos a transcribir a continuación algunos párrafos de cartas que creemos quieren
expresar estas ideas:

"Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Obispo:

Puede imaginarse que después de lo ocurrido con el P. Juan Macho y por las noticias
que han llegado a cerca de los acontecimientos de El Salvador, vivimos bastante preocupados
por la situación de nuestros Padres de Jiquilisco y los peligros que puedan correr.

Nuestra preocupación se centra de manera espacial por el P. Pedro Ferradas por la


actuación tomada en los últimos acontecimientos y los problemas que esto puede haberle creado
en algunos sectores del país.

Quizás ellos, metidos un poco en la mística del momento y con la seguridad de seguir el
camino que les marca su conciencia cristiana y religiosa no midan los peligros reales a los que
se pueden ver expuestos. Por esta razón, una palabra de tranquilidad o de sobreaviso que
pudiera venir de parte de Vuestra Excelencia, pudiera traernos la seguridad, hacer desaparecer

73
A.S.M.: Documento firmado por el Coronel López y el P. Pedro Ferradas en la Dirección General de
Migración, el día 24 de septiembre de 1975, pág.1.
las preocupaciones no justificadas, o pueda orientarnos hacia actitudes o medidas que se crean
convenientes.

Por otra parte, se nos asegura que las dificultades en torno a la vuelta y entrada del P.
Juan Macho en el país, han desaparecido y que por lo mismo se puede intentar su ingreso. ¿Qué
seguridades podemos tener de que esto corresponda a la realidad, y no nos expongamos a hacer
un triple viaje inútil? ¿No sería factible conseguir algún documento o cosa semejante de las
autoridades competentes que diesen esa seguridad? Es comprensible que el P. Juan no quiera
exponerse a sufrir una nueva experiencia desagradable como la anterior, y nosotros mismos
necesitamos alguna seguridad de que no le enviamos al vacío y a la aventura. Desde luego, el P.
Juan está dispuesto a emprender el regreso, pero se necesita una cierta seguridad. En el mismo
sentido he escrito a los Padres, pero una palabra suya de parte de su Excelencia, tendría quizás
un mayor valor.

Beso su anillo pastoral..." 74

En contestación de Mons. Romero a esta última carta del P. Provincial le dice lo


siguiente:

"...En cuanto al P. Juan, creo que puede estar tranquilo Ud. y él, y que puede venirse. Así
me lo ha prometido personalmente el Señor Presidente de la República, en respuesta a mi carta
(de la que le anexo copia). Sin embargo, los interrogantes de su carta y el temor del P. Juan de
"exponerse a sufrir una nueva experiencia desagradable como la anterior" son también
razonables en nuestras circunstancias; pero se me ha hecho imposible obtener algo escrito como
Ud. y yo lo deseamos; me responden que no hay necesidad porque ya se han dado órdenes a
migración para que no se ponga dificultad a su ingreso. Una solución práctica es la que
proponen los Padres de Jiquilisco: que venga el P. Juan a Guatemala y de allí, por tierra, a El
Salvador. Así, si se presentara alguna dificultad, estaríamos más cerca para poderlo ayudar.

Más bien, igual que Ud., yo "centro de manera especial mi preocupación por el P.
Pedro". El mismo Arzobispo de San Salvador lamenta aquella participación por su calidad de
extranjero. El Padre desde un principio, definió su decisión como Ud. la califica en su carta:
"metido en la mística del momento y con la seguridad de seguir el camino que le marca su
conciencia...". Y esta convicción es la que más me preocupa, sobre todo cuando, al confrontar
esa actitud personal con la disciplina jerárquica, se contrapone y hasta se antepone la tal
"actitud de conciencia" a la "Iglesia institucional". Esto me preocupa más precisamente por la
sabia observación que Ud. hace: "no miden los peligros reales a los que se pueden ver
expuestos"; peligros que no sólo son de carácter personal, sino que compromete su actividad
parroquial, el Centro "Los Naranjos", y hasta su propia Congregación (piense en el caso del P.
Juan).

74
A.C.P.: Carta del P. Provincial a Mons. Romero, 9 de septiembre de 1975, pág.1.
Gracias a Dios, hasta hoy no ha habido ningún atropello ni amenaza; pero ya la semana
recién pasada fue llamado con insistencia a la Dirección de Migración para convenirle su
"intromisión en política" y recordarle su calidad de "extranjero". Me informó que se le trató con
respeto y que se le comprendió que no hacía política de partido sino del bien común.

También tengo informes confidenciales de similares acusaciones que se archivan en la


comandancia departamental de Usulután. Son estas últimas circunstancias las que han
acentuado mi preocupación que yo quise exponer desde el principio a Ud. pero que creía
superadas en vista de la aparente normalidad con que se le ha seguido dejando trabajar. Pero
ante los temores expresados por Ud., sí creo un deber expresarle que sí temo por el P. Pedro, a
pesar de las garantías ofrecidas; y expresarle también que varios consejeros prudentes opinan
que se pida a Ud. un cambio hacia fuera del país. Sería yo el primero en lamentarlo, pues
admiro y agradezco la entrega sacerdotal con que está trabajando; pero su seguridad personal y
el quitar pretextos que obstaculicen su labor, también cuentan mucho en la pastoral" 75.

También tenemos una carta del P. Provincial que insiste en el mismo tema y en las
mismas ideas. Escuchémosla:

"...Al escribir al Sr. Obispo le manifestaba igualmente mi preocupación por Pedro, ya


que no de vosotros, pero sí de otros habían llegado noticias como para preocuparse. Creo que
para mí no es suficiente saber que el interesado se encuentra tranquilo y dispuesto a todo, si por
otra parte me consta que puede correr algún peligro. Por eso le indicaba a Victorino que se
debiera estudiar, también con vosotros, la posibilidad o conveniencia de cambios de personal si
esto podía asegurar mejor la permanencia de la obra evangelizadora que ahí se lleva. Si ha de
hacerse o no, eso lo decidiréis ahí, pero indicar que se debe estudiar este punto creo era de mi
incumbencia y responsabilidad recordarlo..." 76

4.- EL CASO: CENTRO DE PROMOCIÓN CAMPESINA "LOS NARANJOS"

Quizás este suceso que ahora estamos comenzando a tratar fue uno de los que más le
ayudaron a Mons. Romero a encontrar el camino del cambio de mentalidad que se empezó a
operar aquí, en Santiago de María; y no sólo en las ideas teológico-pastorales, sino también en la
praxis: comienza a estar más abierto a corrientes pastorales nuevas, avanzadas y distintas de las
suyas más tradicionales.

75
A.C.P.: Carta de Mons. Romero al P. Provincial, 1 de octubre de 1975, págs. 2-3.
76
A.C.P.: Carta del P. Provincial a los PP. de Jiquilisco, del 17 de octubre de 1975, pág.1.
4.1.- ¿Ambigüedad en Mons. Romero?

Aunque hay datos de que en este tiempo (1974-1975) alababa la labor de los Pasionistas,
tanto en la parroquia de Jiquilisco, como en el Centro, sin embargo, también hay ocasiones que
pone en duda y no le satisface la línea de pastoral que estábamos llevando.

¿A qué se debe esta ambigüedad? ¿Acaso porque nosotros dábamos una de cal y otra de
arena, dando ocasión para ello, enseñando a la vez lo bueno y lo menos bueno? O más bien, ¿no
era por la lógica posición de Monseñor en este tiempo, que estaba a caballo entre el "Sí"..., "pero
no"? Creemos que es esto último: él estaba en el comienzo del camino del cambio, pero con el
peso grande de su tradición, vivida durante años, a su espalda. Está en la linde del camino nuevo
por recorrer y del camino viejo recorrido; está colocándose en el filo del riesgo y de la
inseguridad de lo nuevo por realizar y de lo de siempre realizado que es más seguro.

Desde estas posiciones, según se mire a derecha o izquierda, se ven a "buenos" o a


"malos"; según se eche la mirada adelante o atrás, percibiremos "progresistas" y "avanzados" o
"tradicionalistas" y "retrógrados". Es el tiempo y el lugar del comienzo del cambio, donde son
muy propias esas apreciaciones contradictorias y ambiguas 77.

Vamos a recoger algunas de estas apreciaciones suyas; son elogios de alabanza a la tarea
pastoral realizada por los Padres, por una parte; y por otra, expone sus dudas o interrogantes
sobre esa misma pastoral.

12 febrero 1975: Carta de Mons. Romero al Director de Adveniat, en la que recomienda


la solicitud de ayuda para el Centro "Los Naranjos" en el primer semestre del año 1975. Habla
positivamente del trabajo del Centro:

"Estimado Doctor Hoffacker:

Con mucho gusto doy mi aprobación y recomendación a la adjunta solicitad de subsidio,


presentada por el P. Juan Macho M., Director del Centro de promoción campesina "Los
Naranjos" de esta Diócesis de Santiago de María.

Se trata de un verdadero instrumento de la pastoral diocesana y, desde mi reciente


llegada a esta sede episcopal, apenas hace tres meses, he comprendido su trascendencia y
significa una verdadera esperanza para mi episcopado..." 78

77
En este mismo sentido de ambigüedad, se explicaría la reacción de su famoso panegírico o discurso de la
Fiesta Patronal del Salvador del Mundo, (6 de agosto de 1976). Por una parte, se le veía que
COMENZABA a cambiar en sus ideas como estamos constatando y comprobando; pero por otra parte,
vemos que le cuesta despegarse de ciertos prejuicios y aceptar esas nuevas ideas. (Ver J.R.
BROCKMAN, obra citada, pág. 76).
78
A.S.M.: Carta de Mons. Romero a ADVENIAT, 12 de febrero de 1975, pág.1
25 abril 1975: Carta circular-convocatoria del secretario canciller del obispo para la
Reunión del Clero, en la que se estudiará las inquietudes, problemas, temores y esperanzas con
respecto al funcionamiento del Centro "Los Naranjos". La reunión se celebró en el mismo Centro
el 6 de mayo de 1975:

"Reverendo Padre:

Reciba mi atento y cordial saludo.


Con instrucciones del Excmo. Sr. Obispo, le comunico que la próxima reunión del Clero,
será el día 6 de mayo, a las 9 a.m., en la Escuela de Formación Integral para Líderes
Campesinos "Nuestra Sra. del Tránsito", Los Naranjos, Jurisdicción de Jiquilisco. En esta
reunión, tendrá usted, oportunidad de formular sus inquietudes, dificultades, problemas, temores
y esperanzas, con respecto al funcionamiento de este Centro de Formación de Líderes
Campesinos, tan necesarios para la Pastoral..." 79

Esta reunión nos puso un poco tensos al equipo de Jiquilisco, porque intuíamos, por
debajo, que la reunión fue promovida expresamente por Monseñor para tratar de sacar a flote
algunos puntos del funcionamiento y línea del Centro, sobre los que él no estaba muy de
acuerdo. Estábamos sobreaviso; sin embargo, la reunión tomó otros derroteros: no se expresaron
ni temores, ni esperanzas, ni inquietudes. No salieron a relucir los puntos que Monseñor deseaba,
ni él se atrevió a proponerlos en ese momento. La reunión se redujo a dos aspectos:

El PRIMERO: constatación de una contradicción, que siendo la Diócesis la agraciada con


el Centro y la ayuda de Adveniat para la formación de líderes cristianos, sin embargo, era la que
menos se aprovechaba, siendo los más beneficiados gentes de las Diócesis vecinas de San
Vicente y de San Miguel. Entonces Monseñor instó, una vez más, a sus sacerdotes a que
mandaran campesinos al Centro, porque por ahí iba la nueva línea pastoral: formar laicos y
prepararlos para el trabajo pastoral.

Efectivamente, no llegaba al 10% de los alumnos el proveniente de la Diócesis de


Santiago de María. No era porque nosotros no los admitiéramos, sino porque los sacerdotes no
los mandaban, quizás porque estos nuevos métodos de formación de laicos no encajaban en su
pastoral tradicional.

El SEGUNDO: se habló del P. David Rodríguez, sacerdote de la Diócesis vecina de San


Vicente, que era uno de los que formaban el equipo del Centro y daba algunas materias como:
Canto, Realidad nacional, Comunidad, etc.; comenzaron a recordar algunas acusaciones contra
él; especialmente sobre su progresismo y socialismo. Las acusaciones eran indirectas y no
probadas: el principal argumento era el "dicen que...": dicen que el Padre es comunista; dicen
que enseña marxismo; dicen que manipula a los campesinos en sus clases de Realidad nacional;
dicen que... Pero no probaron nada contra el Padre.

79
A.S.M.: Carta circular del Secretario-Canciller, Pbro. Saúl David Rodríguez Macall, a los sacerdotes de la
Diócesis para convocatoria de Reunión mensual, 25 de abril de 1975, pág.1
A todo eso se redujo una reunión que estaba planeada (eso creemos que era el deseo de
Monseñor) para discutir un poco a fondo la línea de pastoral del Centro, (ya que Monseñor creía
o suponía que muchos de sus sacerdotes no estaban de acuerdo con ella y por eso no mandaban
sus feligreses a formarse al Centro). Pero la mayoría de sus sacerdotes no sabían qué es lo que se
hacía ni qué se enseñaba en el Centro porque a penas mandaban gente y nunca se hacían
presentes ni se interesaban por el Centro. Definitivamente, ellos tenían otras inquietudes
pastorales muy distintas.

14 julio 1975: Carta de Mons. Romero al Director de Adveniat, agradeciendo la ayuda


del 1º semestre y pidiendo ayuda para el 2º semestre; en ella dice que el Centro "es una escuela
providencial" donde se enseña "la sana promoción a los campesinos":

"Estimado Doctor Hoffacker:

Junto con el informe del primer semestre que enviará a ADVENIAT el Centro de
promoción campesina "Los Naranjos" de Jiquilisco, debo expresar a la Acción episcopal de
ADVENIAT, por medio de su digno Director Gerente, el agradecimiento de nuestra Diócesis y
también de varias parroquias de otras Diócesis salvadoreñas que se están beneficiando
grandemente de esta providencial escuela. En ella muchos de nuestros nobles campesinos están
encontrando esa sana promoción que sólo pueden inspirar el Evangelio y la doctrina de nuestra
Iglesia.

Esta promoción cristiana que personalmente voy siguiendo con verdadero interés
pastoral, se hace hoy más necesaria que nunca en nuestro país, donde fuertes corrientes
anticristianas invaden nuestros prometedores ambientes rurales. Por eso suplico, una vez más, a
ADVENIAT que nos siga ayudando en este aspecto tan útil y oportuno...80

1º octubre 1975: Carta del Mons. Romero al P. Provincial, en la que le cuenta varias
cosas... En lo relativo al Centro que es el tema que nos atañe ahora, es la primera carta o
documento oficial donde externa sus inquietudes e impresiones personales sobre la línea de
pastoral que estamos llevando; juntamente con las alabanzas van los reproches.

"...Por estos temores y por la ausencia de los Padres Juan (en España) y Zacarías (que
está tomando un curso de pastoral en Guatemala todo el mes de septiembre), creí prudente
posponer un curso de promoción campesina que debía empezar el 1º de septiembre. En efecto, el
Centro "Los Naranjos" está también "señalado", máxime después de la actitud del P. Pedro y de
la similar del P. David Rodríguez, que es otro de los principales instructores del Centro.

Pero, a parte de estas circunstancias, creo que nuestro centro merece una especial
evaluación y reflexión, que yo agradecería mucho que hiciéramos al regresar el P. Juan y antes

80
A.S.M.: Carta de Mons. Romero a ADVENIAT, 14 de julio de 1975, pág. 1.
de que se prosigan sus actividades. Mis impresiones personales, después de observar y dialogar
largamente con los Padres, son optimistas y creo de justicia aprovechar esta oportunidad para
agradecer a la Congregación Pasionista todo el esfuerzo y el bien logrado en favor de la
Diócesis.

Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos por lograr de los Párrocos de la Diócesis un
mayor acercamiento y aprovechamiento, advierto que no se le tiene plena confianza porque se le
atribuye a su formación mucho énfasis temporalista y político que la capacidad de los alumnos
campesinos no logra asimilar adecuadamente. No se oponen a una sana promoción, pero creen
que tal promoción deseada por la Iglesia actual, debería llevarse con un proceso y un lenguaje
más acorde con el modo tradicional de pensar de nuestra gente campesina.

Otro obstáculo señalado con insistencia por nuestros sacerdotes (no todos) es la
presencia, en el Centro, del P. David Rodríguez, de cuya integridad moral y sacerdotal no se
discute, pero al que califican como muy fogoso y con problemas negativos ante el gobierno; él
además no es de nuestra Diócesis y son los feligreses de su parroquia los que numéricamente se
están aprovechando más de Los Naranjos, que los Párrocos de esta Diócesis..." 81

A continuación de este párrafo, en esa misma carta, nos deja ver de nuevo su modo
conservador, sobre un tema marginal al que estamos tratando (del Centro); por eso lo pongo en
una nota y con letra pequeña. Creo que este parrafito nos descubre un poco el lugar de donde se
ubica Monseñor para juzgar todas estas realidades 82 . Y acaba esta misma carta con este
sustancioso párrafo en el que, una vez más, expresa sus ideas:

"...Me alegro mucho de haber compartido con Ud. -en ambiente estrictamente
confidencial de superiores- estas mutuas preocupaciones, mientras pido al Señor que le ilumine
para deducir las decisiones más convenientes, pues la evidente labor que los Pasionistas han
realizado en esta Diócesis y que nunca les sabremos pagar debidamente, merece que no se
entorpezca sino que avance de acuerdo con un verdadero "sentir con la Iglesia..." 83
Sabemos que en este tiempo (octubre-noviembre 1975) que estuvo por Europa con
motivo de la Reunión de la CAL., (el 5 de noviembre del 75), pasó visitando a nuestros

81
A.S.M. y A.C.P.: Carta de Mons. Romero al P. Provincial, 1 de octubre 1975, pág. 2.
82
"...Permítame, estimado Padre Provincial, que aproveche este momento fraternal y confidencial para
rogarle otra valiosa colaboración en pro del buen ejemplo y la disciplina de esta Diócesis: se trata del
distintivo eclesiástico de los Padres. Es justicia reconocer que son muy edificantes en sus actuaciones
litúrgicas en que siempre visten su hábito; también son muy respetuosos al presentarse con "clergyman"
a la Curia y actos sociales. Pero en ciertas circunstancias me apena verlos vestidos como seglares. No
ignoro que se trata de una corriente mundial de moda..., ni constituye este tema el punto central de mi
preocupación pastoral... pero creo que, por respeto a los sentimientos de nuestro pueblo sencillo, y
porque hay un trasfondo teológico de nuestra consagración sacerdotal y también una expresión de
obediencia a la Conferencia Episcopal, no debo mirar con indiferencia esta corriente de la moda, sino
pedir la ayuda inteligente de quienes, como S.R., pueden colaborar a dar a esta Diócesis un rostro
edificante. Dios se lo pagará y nuestra gente mucho se lo agradecerá" (A.S.M. y A.C.P.: Carta de Mons.
Romero al P. Provincial, 1 de octubre de 1975, pág.3).
83
A.S.M. y A.C.P.: Carta de Mons. Romero al P. Provincial, del 1 de octubre de 1975, pág. 3.
Superiores Mayores, exponiéndoles estos problemas y las impresiones suyas sobre la línea de
pastoral llevada por la Comunidad Pasionista de Jiquilisco: Estuvo en Roma hablando con la
Curia General84; también pasó por Zaragoza (España) y conversó con el P. Provincial, como nos
lo cuenta el mismo P. Venancio, Provincial en aquel entonces85. Estos escucharon atentamente
sus quejas y preocupaciones, pero le hicieron ver que había un Superior Mayor inmediato en
Centroamérica, el Vicario Regional, que residía en Honduras, y con él tendría que tratar el
asunto, después de haberlo analizado también con los Padres de la Comunidad.

Inclusive, este asunto para él debía tener mucha importancia y transcendencia porque lo
llevó hasta la Sagrada Congregación para el Clero; (quizás porque a nivel de la Congregación
Pasionista no había encontrado una respuesta satisfactoria a sus inquietudes ortodoxas). Fue
precisamente en este tiempo y en esa visita a Roma, antes narrada, que se entrevistó con el
Secretario de ese Dicasterio romano, y hablaron sobre el asunto de "Los Naranjos", y de nuestra
línea de pastoral, como lo recuerda en esta carta que copiamos a continuación.

16 enero 1976: Carta de Mons. Romero escrita al entonces Secretario de esa misma
Congregación romana: Mons. Maximino Romero de Lema; además le adjunta "fotocopiados"
unos documentos, (que suponemos fueron los que elaboramos nosotros para exponerle a
Monseñor nuestra línea de Pastoral). La carta dice así:

"Excelencia:
Cuando tuve el gusto de ir a saludar a V.E., en los últimos días de octubre recién pasado,
le conversé de mis inquietudes acerca del "Centro de promoción campesina" que funciona en mi
Diócesis, porque me parecía que se acentuaba mucho lo sociológico y lo político y se corría el
riesgo de no destacar bien el sentido religioso y sobrenatural de la Iglesia. V.E. me pidió más
elementos de juicio para poderme dar la opinión y orientación que entonces le supliqué.

A mi regreso surgió el problema que reflejan los documentos que me permito enviar a
V.E., "fotocopiados". Además del problema concreto, creo que en estos documentos se trasluce
suficientemente la ideología de esa comunidad religiosa que tiene a su cargo el "Centro"
mencionado y sobre el cual puede quizá V.E. pronunciar la autorizada opinión y orientación que
mucho me serviría para proseguir el diálogo que, gracias a Dios, después del pequeño conflicto,
se ha reanudado con bastante provecho.

Ruego a V.E. perdonar la molestia que le ocasiono, pero Dios le bendecirá más por este
nuevo servicio prestado a su Iglesia.

Y, naturalmente, mucho se lo agradecerá su afmo. hermano y servidor. Frmdo: Oscar A.


Romero" 86.

84
Testimonio personal del P. Carlos Elizalde, C.P., entonces Consultor General.
85
A.C.P.: Carta del P. Provincial a Zacarías Díez y Pedro Ferradas, 17 de octubre 1975, pág. 1.
86
A.S.M.: Carta de Mons. Romero a Mons. Maximino Romero de Lema, Secretario de la Sagrada
Congregación para el Clero, 16 de enero de 1976, pág.1.
4.2.-El Problema o Conflicto del Centro "Los Naranjos"

Así lo acaba de describir Mons. Romero en esta última carta transcrita al Secretario de la
S.C. para el Clero: "A mi regreso surgió el problema...", "...para proseguir el diálogo que,
gracias a Dios, después del pequeño conflicto, se ha reanudado con bastante provecho".
En este apartado queremos hacer un poco de historia de ese "problema", de ese
"conflicto" y de ese "diálogo".

Continuamos la cronología de documentos y cartas:

15 octubre 1975: Carta del Vicario General de la Diócesis, Mons. José Mª Dueñas; en la
que prácticamente quedaba clausurado el Centro hasta que vuelva el sr. obispo de ese viaje por
Europa; cuando él llegue se discutirán y estudiarán los nuevos planes y programas. (Es chocante
el tono de la carta, cuando en la Diócesis de Santiago de María sólo había un Centro y un
Director: "los Naranjos" y el P. Juan Macho, ausente).
La carta decía así, lacónicamnete:

"CIRCULAR A LOS DIRECTORES DE CENTROS DE PROMOCIÓN"

15 de octubre de 1975.

Señor Director:

Después de mi atento saludo tengo a bien comunicarles que, en reunión celebrada por el
Excelentísimo Prelado Diocesano y el Consejo de Consultores, se acordó, entre otras cosas,
pedir a los Directores de Centros de Promoción en la Diócesis, que no planifiquen ningún curso
para próximas fechas. El Excelentísimo Señor Obispo estará ausente de la Diócesis y será hasta
su regreso que deberán estudiarse los planes y programas para futuras actividades en dichos
Centros.
Al comunicarlo a Uds. me es grato suscribirme su atento servidor en Cristo y María.
Frmdo: Mons. José Mª Dueñas A., Pbro., Vicario General" 87.

Es de advertir que el Centro llevaba prácticamente cerrado desde agosto del 75 y sin
ninguna actividad, ya que ese era el deseo de Monseñor. En agosto, según la programación
establecida, debía de realizarse un curso para catequistas; ya estaba todo preparado, lo iban a
impartir Mons. Romero y Zacarías; pero un día antes nos comunica por teléfono que él no va a
poder participar, que mejor suspendiéramos el curso; nos oponemos, y le decimos que ya lo
daremos entre Pedro y Zacarías; pero él, rotundamente, lo suspendió. Lo mismo pasó con otro
curso de Primer Nivel para Delegados de la Palabra en el mes de septiembre88.

87
A.S.M. y .A.C.P.: Carta de Mons. José María Dueñas A., Vicario General, al Director del Centro "Los
Naranjos", 15 de octubre de 1975, pág. 1.
88
A.C.P. y A.S.M.: Nos lo recuerda en la carta del 1 de octubre de 1975, en la que Mons. Romero escribe al
P. Provincial, pág. 2.
17 octubre 1975: Recibimos una carta del P. Provincial en la que nos cuenta su
conversación con Mons. Romero y nos insinúa cómo tendríamos que abordar el asunto de "Los
Naranjos":

"...Igualmente me ha manifestado su deseo de someter a un examen y reflexión serena y


objetiva el Centro. Creo que en esto está en su pleno derecho, puesto que el Centro depende en
algún sentido del Obispado y es el Obispo el que firma las peticiones de ayuda, etc. Por lo que
puedo entender lo quisiera más abierto a la colaboración de los demás sacerdotes de la diócesis
y a una más variada participación de gentes de todas las parroquias, y también más orientado a
una catequización con menos acentuación temporalista. No vamos a discutir ahora si esto
corresponde a la realidad, si eso es mejor o peor. Son cosas a ver en la reflexión que ahí debéis
tener entre todos.

En este sentido he escrito también al P. Victorino para que os pongáis de acuerdo para
acceder a este deseo del Sr. Obispo de reflexionar sobre el Centro. Para ello le indico que me
parece bien que junto con el Sr. Obispo, vosotros, los de la Capital, Victorino y alguno más que
pueda venir con él, una vez que haya llegado ya Juan, hagáis esa reflexión y esa revisión, con
espíritu abierto, a tener en cuenta todos los puntos de vista y a proceder con entera pureza de
intención a la búsqueda de lo más eficaz en estos momentos para el servicio del Pueblo de
Dios...Ya sé que juzgáis al Sr. Obispo como muy tradicional, prudente, miedoso o
comprometido, etc.. Pero es concretamente con ese y no con otro, con el que hay que contar, y
creo que la permanencia y la seguridad de cada uno de vosotros ha de depender mucho en estos
momentos del interés que por vosotros y por la obra del Centro tenga el Sr. Obispo..." 89

a) Comienza el debate

Ya prácticamente estaba todo listo para el debate:

-Una realidad: Cierre total del Centro, sin saber exactamente por qué, ya que Monseñor no
había hablado directamente con nosotros sobre el asunto; (nos enteramos indirectamente por esta
última carta del P. Provincial arriba transcrita).

-A Monseñor le gustaba tratar estos asuntos de autoridad a autoridad; lo creía el método más
eficaz.

-Estaba prescindiendo de nosotros que éramos los "acusados" y "denunciados"; y creíamos que,
en justicia, se nos debía escuchar y darnos chance de defender nuestra posición o línea de
pastoral puesta en duda y atacada.

89
A.C.P.: Carta del P. Provincial a los PP. Zacarías y Pedro, 17 de octubre 1975, págs 2-3.
-Teníamos más o menos, listo el método de reflexión para hacer esa revisión, y el espíritu con
que debíamos proceder en ella, (según nos insinuaba el P. Provincial en la carta anteriormente
transcrita).

-Juan acababa de llegar de España, después de su odisea de agosto; llegó a primeros de


noviembre. Y Mons. Romero, lo mismo, estaba arribando de su viaje a Roma el 17 de
noviembre.

Entonces todo estaba listo para comenzar a dilucidar la cuestión de la línea de pastoral de
los Pasionistas de Jiquilisco en la Diócesis de Santiago de María.

Seguimos, como siempre, el orden cronológico de los acontecimientos, cartas y


documentos:

19 noviembre 1975: Es una carta del P. Juan a Mons. Romero en la que manifiesta su
disgusto por el cierre del Centro, y su sorpresa de someter a OTRO examen o juicio al Centro
"Los Naranjos". Le pide que nos exponga las razones, sin duda "graves" que tiene para esas
determinaciones:

"Excmo. y Rvmo, Señor:


Ayer me enteré de su regreso. Lo correcto sería ir personalmente a saludarle puesto que
también yo regresé hace poco. Pero no puedo ni quiero disimular el disgusto que a mi llegada
me produjo la determinación de S. E. Rvma. contenida en la comunicación del Sr. Vicario
General del 15 de octubre del corriente año. En ella se nos comunica el acuerdo de que "Los
Centros de Promoción de la Diócesis no planifiquen ningún curso para próximas fechas. El
Excmo. Sr. Obispo estará ausente de la Diócesis y será hasta su regreso que deberán estudiarse
los planes y programas para futuras actividades de dichos centros".

La sorpresa fue mayor al recibir la carta del P. Provincial en que habla del deseo de S.E.
de "someter a un examen –¿otro?– y reflexión serena y objetiva el Centro."

Esta determinación y modo de proceder:

1º Ha de obedecer, sin duda, a razones muy graves que nosotros desconocemos hasta el
momento.

2º Contradice su formal promesa de tratar directamente los problemas y crea un clima


de franca desconfianza que no es ciertamente el que nosotros desde un principio estamos
tratando de dar a las mutuas relaciones.
Por tanto, suplicamos a S.E. Rvma. se digne exponernos por escrito estas graves razones
a fin de poderlas estudiar detenidamente y proseguir así el diálogo que acabe con esta
embarazosa situación..." 90.

90
A.C.P.: Carta del P. Juan Macho a Mons. Romero, 19 de noviembre de 1975, pág.1.
Pero mientras esperamos la contestación escrita de Mons. Romero a esta última carta del
P. Juan, vamos a colocar aquí una carta del mismo Juan al P. Provincial; la creemos muy
importante ya que nos describe cómo ve la situación de todos estos asuntos.

22 noviembre 1975: En esta carta, el P. Juan expone al P. Provincial cómo ve él, recién
llegado de España, la realidad de la Comunidad de Jiquilisco y del Centro "Los Naranjos"; es
una visión algo distinta, (en cuanto menos exagerada), de la descrita por Mons. Romero en sus
cartas al P. Provincial; También describe y concretiza la metodología o los pasos que debemos
dar y llevar en este asunto:

"Casi al mes de mi llegada te escribo estas letras para informarte de la situación que
encontré a mi regreso.

1º.- Puntualizando informaciones:

Recuerdo haberte oído decir la noticia de que el Centro había sido amenazado de
violencia; totalmente falso. Igualmente recuerdo haberte oído algo de vigilancia sobre Pedro;
igualmente falso; se mueve con toda libertad y nadie le ha molestado.

Mi hermano me dijo en Madrid que el Sr. Obispo le informó de algunas actitudes


extremistas de Pedro como el hecho de que, a raíz de los acontecimientos de agosto, había
tomado la determinación de celebrar las misas de San Marcos Lempa fuera del Templo;
totalmente falso.

2º.- Lo que el Sr. Obispo ha dicho sobre el Centro:

Como te informó Zacarías se programó un curso para mujeres catequistas que debían
impartir el propio Sr. Obispo y Zacarías. La víspera de comenzar, con una llamada telefónica
suspendió el curso, sin más explicaciones.

Un curso de Primer Nivel para hombres catequistas que debiera haberse realizado
durante el mes de septiembre, Zacarías le consultó y tras haber sido informado del total acuerdo
con la línea del Centro programó el curso. Dos días antes de comenzar, nuevamente por
teléfono, ordenó la suspensión. ¿Razones? "No está Juan ni Zacarías (en Guatemala), y sabemos
que Pedro y David están muy vigilados".

Al emprender viaje para Roma dejó encargo al Vicario General de comunicarnos:


"Después de mi atento saludo, tengo a bien comunicarles que, en reunión celebrada por
el Excelentísimo Prelado Diocesano y el Consejo de Consultores, se acordó, entre otras cosas,
pedir a los Directores de los Centros de Promoción en la diócesis, que no planifiquen ningún
curso para próximas fechas. El excelentísimo Señor Obispo estará ausente de la Diócesis y será
hasta su regreso que deberá estudiarse los planes y programas para futuras actividades en
dichos Centros".
En Roma habló contigo y según tu carta del 17 de octubre te manifestó el deseo de
"someter a un examen y reflexión serena y objetiva el Centro". ¿En qué quedamos? También te
manifestó el deseo de que el Centro lo quisiera más abierto a la colaboración de los demás
sacerdotes de la Diócesis. Nosotros preguntamos: ¿Cuál es la participación de los religiosos en
los asuntos diocesanos? (somos trece religiosos y doce diocesanos, y el Consejo lo componen
cinco todos diocesanos).

En cuanto a la participación de las parroquias no creo que podamos hacer más que
invitar (como lo hacemos siempre). Si lo que se pretende es que los cursos sean para diversas
clases sociales habría que estudiarlo más detenidamente ya que el Centro nació como Centro
para campesinos. No discuto ni explico línea de pastoral ya que, como tú dices y lo afirma
nuestro Decreto Capitular Nº 59, es cosa de la Comunidad.

3º.- Como el Sr. Obispo a su regreso de Roma nada dice, le escribí la carta del 19 de
noviembre, cuya copia te adjunto.

4º.- Lo que creemos debe hacerse:

a) Que el diálogo comience a nivel Obispo-Comunidad.

b) Cuando sea preciso deberá intervenir el Vicario Regional con algunos del Vicariato y
de la Comunidad de la capital, como tú mismo dices.

c) No nos parece oportuno ni aceptable que nadie ocupe el lugar de la Comunidad en las
primeras gestiones.

El sesgo que parece tomar el asunto nos recuerda la triste historia de los PP.
Agustinos91, y creemos que la experiencia vivida por ellos puede ayudarnos. Sospechamos que lo
que en realidad se pretende es despojarnos del Centro. Por si no lo sabes, la Diócesis tuvo el
local del Centro cedido por las Religiosas Pasionistas; nada pudieron hacer; y las religiosas
solicitaron su devolución para cederlo a nuestra Comunidad, (tenemos documento notarial).
¿Pretenden ahora hacer con el Centro lo que hicieron con los dos colegios que les dejaron los
Agustinos?

Creo que con esto tienes una idea de cómo están las cosas. Te tendremos informado del
asunto..." 92

91
Los Agustinos recoletos salían de la Diócesis de Santiago de María en diciembre del 1971, por un pleito
muy personal con el anterior Obispo, Mons. Castro y Ramírez. Regentaban las Parroquias de Santa
Catarina de Usulután y de Catedral en Santiago de María; también dirigían ambos Colegios en
Usulután y en Santiago de María.
92
A.C.P.: Carta del P. Juan Macho al P. Provincial, 22 de noviembre de 1975, págs.1-3.
24 noviembre 1975: Es la respuesta de Mons. Romero a la carta del P. Juan del 19 de
noviembre en la que le instaba a que nos dijera y detallara las razones que le llevaron a tomar la
decisión del 15 de octubre de cerrar el Centro y pedir una nueva evaluación del mismo. Creemos
muy interesante esta carta porque es la primera vez que nos comunica directamente sus
interrogantes e inquietudes, –por no decir prejuicios y sospechas– sobre la línea de pastoral que
llevábamos en la Diócesis. Juntamente con esta carta que copiamos a continuación, nos envió
una copia de la carta que enviara al P. Provincial el 1º de octubre y que nosotros ya hemos
copiado arriba93. Por el envío de ambas cartas nos dimos cuenta, más o menos, por dónde iban
las acusaciones y concretizaban bastante bien los puntos a discutir y aclarar.

La carta de Mons. Romero es ésta:

"Estimado Padre Juan:

Agradezco su saludo de bienvenida e igualmente me alegro de su presencia de nuevo en


nuestra Diócesis. Pero lamento que el objeto principal de su carta sea su "disgusto", causado
por una determinación que el Obispo tomó con la sincera intención de buscar el mayor bien a la
Diócesis y una mejor garantía para Uds. Y como Ud. desea que le exponga "por escrito" lo que
llama mis "graves razones" y alude a mis conversaciones con su P. Provincial, no tengo
inconveniente en transcribirles, completa, mi respuesta a la carta de dicho Superior. A propósito
de esta correspondencia y para aclarar la 2ª conclusión de la carta de Ud., opino que mi
diálogo con el P. Provincial "en ambiente estrictamente confidencial de superiores", así como
cualquier otro diálogo prudente en busca de un serio asesoramiento, en nada "contradice" mi
"formal promesa de tratar directamente (con Uds.) los problemas", ni tienen por qué "crear un
clima de franca desconfianza". En cambio, sí ruego encarecidamente, en nombre de la comunión
eclesial y del buen ejemplo religioso, que se evite cuidadosamente toda actitud y comentario
desedificantes.

Una lectura serena e imparcial de mi carta al P. Provincial creo que es suficiente para
conocer "las razones" que Ud. busca y también la línea de pensamiento y acción pastoral que el
Obispo de esta Diócesis señala a todos sus colaboradores. Por eso se la ofrezco –en forma
confidencial– abrigando la esperanza que Ud. mismo inspira al prometer, al final de su carta,
"estudiarla detenidamente y proseguir así el diálogo".

Prosigamos, pues, el diálogo, superando con noble amor de Iglesia cualquier culpa o
mal entendido que pudiera echar a perder la mutua buena voluntad que ha logrado ya muchas
inolvidables colaboraciones. Por lo que ruego a Ud.:

1.-Preparar un breve informe del "Centro" acerca de su contenido ideológico, de su


método, de sus programas de estudio, de su personal y de sus proyectos para el próximo año.
2.-Y acudir a esta residencia episcopal el miércoles 10 de diciembre, a las 9.30 a.m. para
llevar a cabo la "evaluación y reflexión" que en la carta se sugiere...".94

93
Arriba en este libro, varias págs. 54-55, 58-59.
94
A.C.P.: Carta de Mons. Romero al P. Juan Macho, 24 de noviembre de 1975, pág. 1.
3 diciembre 1975: Mientras la Comunidad de Jiquilisco estaba elaborando ese "informe
sobre el Centro" que nos pedía Monseñor, llegó esta carta del P. Provincial en la que contestaba a
la del P. Juan del día 22. En esta carta confirma y le parece bueno el método concreto a llevar en
esta discusión-diálogo con Monseñor, que nosotros precisábamos en esa misma carta. Pero no le
satisface "el tono" de la carta que Juan escribió al obispo pidiéndole que expusiera "por escrito"
las razones de su proceder. El P. Provincial nos da "un jalón de orejas"; tendremos que amainar
el malhumor, y sobre todo, "el tono", "la manera" o "el modo" de llevar el diálogo. Insiste que
Monseñor tiene pleno derecho a pedir esa nueva evaluación, discusión o diálogo, y nosotros
también a manifestar nuestro parecer o disensión, pero en "otro tono".

"Estimado P. Juan:

....Agradezco igualmente las otras informaciones o precisiones que contiene tu carta y


que pueden contribuir a crear una imagen más tranquila de vuestra situación y actividad en
Jiquilisco. Creo que faltan datos y conocimiento suficiente de la situación para poder juzgar la
actuación del sr. obispo respecto al Centro y a las demás orientaciones que ha tomado. Desde
luego, no creo que su actitud frente a vosotros pueda tener ningún parecido o relación con la
anterior frente al asunto de los Agustinos. Creo que, aunque no ha ocultado su preocupación o
su no total acuerdo con algunas cosas (creo no habrá dificultad en admitir este derecho en
tiempos de tanta libertad); él tiene un gran aprecio a vuestra labor y de vuestras personas. Por
otra parte, delante de él y delante de vosotros yo he reconocido su derecho a someter a estudio
y, si se juzga oportuno, a revisión la acción y orientación del Centro, puesto que es un Centro
diocesano y en tanto es apoyado por el obispo de la Diócesis ha recibido su ayuda de Adveniat.
Por lo mismo, no creo que oponiéndoos vosotros totalmente a sus proyectos, podáis en definitiva
conseguir nada provechoso para el mismo Centro. Accediendo en cosas menos sustanciales se
puede salvar los más importante. Qué es cada cosa, tampoco puedo, no sé yo, juzgarlo desde
aquí. Pero en un sereno y fraterno diálogo con el sr. obispo, prolongado a lo largo de días, si es
necesario, se puede llegar a una buena inteligencia.

En cuanto al modo de llevarlo a cabo, estoy de acuerdo con el método que expones en tu
carta en el Nº 4º. La primera en actuar debe ser la Comunidad. Si en ese grado se arregla todo,
no habría por qué incluir a los demás. Y aunque actúen ya desde un primer momento con
vosotros, ha de ser más en el sentido de consejo y ayuda para encontrar más fácilmente entre
todos el camino apropiado al momento actual. Yo creo que el obispo ya conoce que el Superior
inmediato a vosotros es el P. Victorino...

Yo no sé si en las mismas circunstancias que tú has vivido, hubiera tenido la misma


reacción, o más fuerte que la tuya, frente al sr. obispo. Pero examinado el asunto desde fuera,
como persona que estoy afectada por el asunto, creo que no se puede aprobar los términos de tu
carta al Sr. Obispo. Lo cual no quiere decir que no se le puedan exponer los problemas y quejas
que uno tiene. Es más bien el tono. Y si ahora necesitamos algo, creo que en primer lugar es la
aceptación y buena relación con el Obispo de la Diócesis.
Creo sinceramente que el Sr. Obispo tiene derecho a tomar esa medida del 15 de octubre
a la que aludes, aunque puesto en el caso, yo pudiera discrepar de su oportunidad o acierto. Por
otra parte, tiene derecho a examinar la marcha de los Centros diocesanos y a estudiar con las
personas que él juzgue convenientes, (pienso que los interesados de los Centros serán los
primeros llamados) la orientación que se les ha de dar. Es sin duda a esa intención, a la que
aludió en su conversación conmigo en Roma, y a la que me refería yo en mi carta a vosotros. No
se trata, pues, de dos cosas distintas ni de dos exámenes o juicios diversos...

Y bien estaría, pedirle al Sr. Obispo una aclaración de lo que piensa o proyecta, o de
cómo ve las cosas. Hecha esta petición en una conversación con él, sería lo más normal. Pedido
en una carta, puede no ser tan bien recibido. Exigir casi esa respuesta por escrito, creo que pasa
un poco o quizás mucho de lo conveniente.

Eso es sinceramente lo que pienso de tu carta. No sé en los puntos que me darás algo de
razón. Creo que con buenas relaciones podemos conseguir más, porque el Sr. Obispo ha de
estar dispuesto a oír y aceptar vuestras explicaciones y a convencerse de la rectitud de vuestras
actuaciones, orientaciones, etc., que exigiendo o acusando, etc." 95.

b).- Documento Base para el Diálogo

Teniendo un poco en cuenta estos puntos de vista del P. Provincial y sus consejos,
elaboramos este Documento que también, de alguna manera, nos estaba pidiendo Mons. Romero
en su carta del 24; es un DOCUMENTO BASE PARA EL DIÁLOGO. Por lo extenso, (14
páginas), no lo vamos a copiar entero; pero sí vamos a transcribir los puntos que creemos más
importantes para conocimiento de Uds., y así puedan seguir mejor este apasionante asunto.

"DOCUMENTO BASE PARA EL DIÁLOGO «COMUNIDAD PASIONISTA DE


JIQUILISCO - SR. OBISPO DE SANTIAGO DE MARÍA», (Depto. USULUTÁN)

Monseñor:
Vamos a seguir hoy al diálogo comenzado a propósito del Centro "Los Naranjos". Como
punto de partida tomaremos las dos cartas que Ud. nos envió; seguiremos el orden cronológico
de las mismas, ya que como dice en la primera, fotocopiada de la que el 1º de octubre escribió a
nuestro Provincial, están las razones de su decisión.
La responsabilidad del Centro pesa sobre la Comunidad Pasionista; ésta delega en el
Director su representación. De la carta "confidencial", entresacamos unos puntos para una
reflexión comunitaria. El fruto de esta reflexión es lo que hoy presentamos a S.E. como
Documento Base para el Diálogo.

95
A.C.P.: Carta del P. Provincial a Juan Macho, 3 de diciembre 1975, págs. 1-2.
PUNTOS DE SU CARTA

1º.- No se nos achaca error doctrinal.


2º.- Se atribuye a la formación del Centro mucho énfasis temporalista y político.
3º.- Se califica al P. David Rodríguez como muy fogoso y con problemas negativos ante
el Gobierno.
4º.- Se manifiesta un muy acentuado interés y preocupación por nuestra seguridad.
5º.- Se habla (por primera vez) de las últimas disposiciones de la Conferencia Episcopal
sobre la mayor participación de los párrocos de las respectivas Diócesis en las tareas de los
Centros.

En su carta del 24 de noviembre, concretamente se nos pide:

"Preparar un breve informe del Centro acerca de su contenido ideológico, de su método,


de sus programas de estudio, de su personal y proyectos para el año próximo".

Vamos a tratar de explicar cada uno de los puntos con la brevedad que nos sea posible;
no vamos a hacer un tratado, sencillamente vamos a apuntar criterios y motivaciones.

Dividimos nuestra reflexión en tres partes:

Iª PARTE: a) Principios y orientaciones pastorales de la Iglesia.


b) Contenidos ideológicos del Centro.

IIª PARTE: Actitudes.

IIIª PARTE: a) Compromisos.


b) Opciones.

CONCLUSION" 96.

Sigue el Documento en sus páginas 2-5 abundante en citas precisas, tanto del Concilio,
como de Medellín (Documentos de Paz, Catequesis y Conclusiones), y de otros documentos
eclesiásticos: los Sínodos de Justicia y Evangelización, y del mismo CELAM; la finalidad es
probar el cambio que estos documentos propugnan en las líneas de pastoral, especialmente en
A.L.; no olvidándose del cariz social, temporal y político que no debe faltar en una pastoral que
quiera ser realista y no abstracta o atemporal. Con estas citas de estos documentos eclesiásticos y
las actitudes que ellos nos piden en la pastoral, estamos intentando probar o justificar eso que
Monseñor llama "énfasis temporalista y político" de nuestra línea de pastoral. Corresponde a la Iª
Parte, a) Principios y orientaciones pastorales de la Iglesia.

96
A.C.P.: Documento Base para el Diálogo Comunidad Pasionista - Sr. Obispo de Santiago de María, p. 1.
En las páginas 6-8, se desarrolla el inciso b) de la Iª Parte: -Contenido ideológico del
Centro. Por la importancia y transcendencia del tema lo copiamos íntegramente:

"b) Contenido ideológico del Centro

OBJETIVOS DEL CENTRO: Preparar agentes de pastoral de y para el sector


campesino según el espíritu de renovación trazado por el Vaticano II.

Siguiendo esta línea del Vaticano II, creemos que es imprescindible fijar nuestra
atención, ante todo, en el Hombre, destinatario del Mensaje salvífico, considerándole en sí
mismo y en su proyección comunitaria. En consecuencia, nos hemos fijado unos objetivos
concretos para el Primer Nivel.

OBJETIVOS DE PRIMER NIVEL:

1º.- Formar una persona madura, individual y socialmente, con capacidad de líder. (GS
34; AA 29).
2º.- Llevarle simultáneamente al "estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud
de Cristo" (Ef 11,13 y 23).
3º.- Cultivar en él su sentido de la misión y ministerio profético. (AA 3; L.G.17).
4º.- Educar al catequista para la comunicación personal y el diálogo. (AG 3).
5º.- Capacitarle para que pueda crear una Comunidad Cristiana. (AA 10).
6º.- Disponerle al encuentro personal con Dios y con el prójimo en una vida de fe.

MEDIOS (CONTENIDO DEL PRIMER NIVEL):

-FORMACION DE LA PERSONA: "El hombre verdadero", (plan de Dios en la creación,


dignidad del hombre, imagen de Dios y continuador de la obra de la creación mediante el
dominio de la naturaleza). "Alfabetización".
-DESCUBRIR EL MISTERIO SALVÍFICO EN LA BIBLIA: "Introducción a la Biblia",
"Historia de la Salvación".
-CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS, con base en la realidad concreta en que
se vive; para que esta Palabra pueda ser iluminación cristiana de la vida.
-FORMACIÓN DE LA COMUNIDAD.
-TÉCNICA Y PRACTICA DEL DIÁLOGO.
-COMUNIDAD ECLESIAL DE BASE.
-DINÁMICA DE GRUPO.
-ORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD.
Todo ello pretendemos lograrlo en un curso vivencial comunitario de 20 días completos.
Después en el Centro de "EL CASTAÑO", se sigue su preparación con el Segundo y
Tercer Niveles, con objetivos concretos y un contenido bastante flexible y variado.
OBJETIVOS DEL CUARTO NIVEL (que también se daba en "Los Naranjos"):

1º.-Interpretar con fidelidad la Palabra de Dios, en dimensión de mensaje, contenido en


la Biblia, la Tradición, el Magisterio y la Vida de la Iglesia (CD 14).
2º.-Presentar la Iglesia como una Comunidad de fe, de culto y de caridad. (LG 8; GEM
4; SC 2).
3º.-Hacer descubrir el valor y el sentido cristiano de los signos humanos actuales. (GS
32 y 36).
4º.-Ayudar al hombre a tomar conciencia de su responsabilidad de colaborar en la
creación y redención del mundo, hasta la consumación del Reino. (GS 39).
5º.-Capacitar al catequista en el empleo de los recursos que ayudan a descubrir y
aceptar en la realidad concreta a Cristo con su mensaje; tomando en cuenta los medios de
comunicación social.

MEDIOS (CONTENIDO DEL CUARTO NIVEL):

Este es un curso que queda SIEMPRE ABIERTO y se realiza en cursos breves (de una
semana) y monográficos que respondan a las necesidades concretas sentidas por los equipos
parroquiales de catequistas o Delegados de la Palabra. El contenido puede ser muy variado:
Aspectos teológicos, sociológicos, comunitarios... Es la respuesta concreta de la fe a los
problemas del hombre de hoy. Es la Diaconía, en el sentido amplio de la palabra, en acción. Es
la presencia de la Iglesia como testimonio en el mundo de hoy. Es la capacitación constante de
nuestros catequistas para el cumplimiento de su misión profética y kerigmática. Es una
profundización de la preparación básica de los tres niveles y una evaluación del trabajo en
comunidad. Es nuestro Afán Constante de Búsqueda.

METAS:

Esperamos que esta preparación ha de dar a la Iglesia y a la Patria, hombres


debidamente preparados, para que tomando las inquietudes y las ansias de cambio que laten en
nuestra sociedad, e iluminándolas con la Fe, puedan contribuir a la realización de un mundo de
acuerdo con el designio del Señor y que pueda, en verdad, decirse Reino de justicia, de amor y
de paz.

MÉTODO:

Siguiendo las orientaciones que nos da la reunión Latinoamericana de Pastoral de


Conjunto habida en Río de Janeiro 14-29 de marzo de 1971, adoptamos el método dinámico
apoyado en la Dinámica de Grupo y en la revisión y evaluación constantes de la acción
pastoral. En la misma reunión se nos dice, nº 36: una acción pastoral planificada exige:
a) Estudio de la realidad del ambiente con la colaboración técnica de organismos y
personas especializadas;
b) Reflexión teológica sobre la realidad detectada;
c) Censo y ordenamiento de los elementos humanos disponibles y de los materiales de
trabajo; el personal especializado se preparará en los diversos Institutos nacionales o
latinoamericanos;
ch) Determinación de las prioridades de acción
d) Elaboración del plan pastoral. Se deben seguir para esto los principios técnicos y
serios de una auténtica planificación, dentro de una integración en planes de nivel superior;
e) Evaluación periódica de las realizaciones.

NOTA: Un ligero análisis comparativo entre las normas y orientaciones de la Iglesia y


nuestro programa nos hace ver a primera vista: ¡QUÉ LEJOS ESTAMOS DE LOS
POSTULADOS DE LA IGLESIA!" 97.

En las páginas siguientes se desarrolla la IIª PARTE del Documento donde tratamos del
nuestras ACTITUDES. La copiamos también íntegra:

"IIª PARTE: A c t i t u d e s:

FOGOSIDAD Y PROBLEMAS DEL P. DAVID: En otro estilo de pastoral, se


consideró la fogosidad como virtud o mejor, como manifestación de estar compenetrado de lo
que se decía. ¿Ya no vale este criterio?

En cuanto a los problemas negativos preguntamos: ¿Ya cambiaron su papel el "poder de


las tinieblas y la luz"? Que no sea aceptado en ciertos ambientes, ya nos lo previene el
Evangelio: "Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos" (Mt 10,16).

PEOCUPACION POR NUESTRA SEGURIDAD: Al referirnos a esta su preocupación


(y del P. Provincial) por nuestra seguridad es de agradecer; pero solamente como precaución
no como insinuación y menos como imposición autoritaria de algo que pueda ser en detrimento
de la fidelidad al mensaje, o del elemental derecho de libre opción. "Juzgad si es justo delante
de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios" (Hech 4,19).

Hay algo que resulta difícil de compaginar; y es esa su preocupación por nuestra
seguridad y su silencio respetuoso a las denuncias que sabe se archivan en nuestra contra. Y
otra cosa: ¿Conoce Ud. en concreto esas acusaciones? ¿Qué crédito da Ud. a las mismas? ¿Ha
tratado de averiguar qué base de verdad tienen? ¿O permite que se juzgue y Ud. mismo juzga
por las apariencias? "No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas" (Is 11,3).

97
A.C.P.: Documento Base para..., págs. 6-8.
Si la "mística del momento y la seguridad de seguir el camino que marca la conciencia"
nos lleva a ser calumniados y perseguidos, habrá que recordar aquello de: "Bienaventurados
seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por
mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, que de la
misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros" (Mt 5,11-12).

No vemos por ninguna parte una razón o criterio evangélico; sólo prudencia humana;
(¿O decimos, mejor, miedo, cobardía, o, tal vez, compromiso ante los poderosos? "que pueden
matar el cuerpo..." (Mt 10,28).

Algo que no entendemos es el conflicto entre la "actitud de conciencia" y la "Iglesia


institucional". Aún suponiendo error, cabría repasar lo que dice la Moral, (la que Ud. y
nosotros estudiamos en el Seminario), sobre la Conciencia Práctica. Pero lo curioso es que no
se imputa error. Lo curioso es que toda nuestra línea pastoral se inspira en el Vaticano II,
Medellín, Sínodos, Comisión de Pastoral de Conjunto del CELAM, Carta del Papa al Cardenal
Roy, etc. ¿A cuál "Iglesia institucional" se refiere, Monseñor?

En cuanto al Centro y la Congregación, si no se han de salvar como testimonio de lo que


debe ser una institución con criterios auténticamente cristianos, es mejor que desaparezcan. Su
única razón de ser es anunciar el Mensaje y ser testigos de que esa Mensaje es posible.

PARTICIPACIÓN DE LOS PÁRROCOS: Ud. mismo dice que es la parroquia de


Tecoluca98 la que más se beneficia del Centro, ¿No será que son los sacerdotes de esa parroquia
los que más interés tienen en aprovechar la ayuda del Centro? Si así es, lógicamente ellos deben
tener una mayor participación. ¿Qué podrá aportar un sacerdote a una línea de pastoral que
para empezar considera peligrosa?" 99.

En la PARTE IIIª, hablamos de nuestros compromisos y opciones. Todos ellos los


creemos muy importantes en nuestra vida personal y trabajo misionero:

"IIIª PARTE: Compromiso y Opciones

No podemos olvidar que el Centro en sus cuatro años de existencia ha adquirido unos
compromisos a los que no puede fallar:

1º.-Compromiso de coordinación con los otros Centros.


2º.-Compromisos con las Parroquias beneficiarias.
3º.-Compromiso con la Parroquia de Jiquilisco.

98
La Parroquia de Tecoluca es de la Diócesis de S. Vicente; es vecina de la Parroquia de Jiquilisco; era la
Parroquia del P. David Rodríguez que a su vez era miembro del Equipo y profesor del Centro "Los
Naranjos".
99
Documento Base para..., pág. 8-9.
COMPROMISO DE COORDINACION: Como se ve en los datos históricos del origen
del Centro, éste nació a la par y con la dinámica de la Coordinación de Centros del país: Todos
juntos hemos ido dando forma a una línea de pastoral que nos es común. Juntos hemos
elaborado programas. Juntos hemos trabajado en la confección de textos. Juntos hemos
madurado, a la luz de las enseñanzas de la Iglesia y sobre la base del conocimiento del
ambiente, la línea a seguir. Juntos hemos definido el campo de acción y programado de acuerdo
con la Conferencia Episcopal, los distintos niveles con servicio de reciprocidad entre las
diversas Diócesis.

No podemos ahora, sin faltar a este compromiso de solidaridad, cambiar nuestro modo
de ser ni aislarnos con criterios pueblerinos en circunscripciones geográficas que multiplicarían
inútilmente nuestros esfuerzos.

COMPROMISO CON OTRAS PARROQUIAS: Es en esta línea de coordinación que el


Centro, al igual que los Centros de San Miguel principalmente, ha trabajado con una
proyección interdiocesana. Parroquias de otras diócesis, no sólo de las orientales, también de la
Arquidiócesis, se han beneficiado de nuestra labor.

Con estas parroquias, 45 en total -9 de la Diócesis-, y directamente con los egresados, el


Centro "Los Naranjos" tiene un compromiso de seguimiento100. Es aquí donde principalmente
entra en juego la colaboración mutua del Centro con los párrocos. Sin un verdadero interés de
parte del párroco, la labor del Centro se pierde indefectiblemente, con toda una secuela de
desencantos y frustraciones. Nos estamos cuestionando, muy en serio, si vale la pena admitir
candidatos de parroquias en las que nos consta que luego se les va a dejar abandonados. (De
casi 900 egresados del Primer Nivel, 175 son la Diócesis y tenemos que lamentar que casi la
mitad están abandonados de sus párrocos).

Esto implica para nosotros, en este momento en que se siente urgente una planificación
de seguimiento, un grave compromiso que no podemos eludir sin sentirnos responsables de la
frustración que ello puede producir en los egresados de nuestro Centro.

Independientemente del juicio que pueda merecer el Centro a los nuevos posibles
beneficiarios de él, creemos que son suficientes los que consideran positiva nuestra labor como
para que el Centro siga funcionando a plenitud. Más respeto nos merecen los que han tenido la
inquietud y la visión de comprender el servicio que se ofrecía, que los que ahora, no sabemos
con qué propósitos, ni estamos seguros con cuánta sinceridad, dicen que "Tal vez... cambiando...
buscando nuevas orientaciones...".

100
A.C.P.: Se elaboró un "Plan de seguimiento para los líderes egresados de nuestros centros ". Lo elaboró
el Equipo del Centro "Los Naranjos", y se estaba llevando a la realidad en algunas parroquias como en
la de Jiquilisco y Tecoluca entre otras. Consta de 6 hojas: en ellas podemos ver los detalles de la
formación, reuniones y actividades diversas en los distintos niveles de los egresados, futuros agentes de
pastoral. También se habla de este Plan de Seguimiento en Formación y seguimiento de los animadores
de las comunidades de base en El Salvador, C.A., del P. Zacarías DÍEZ, págs. 9-32.
Los que piensan que puede hacerse otra cosa distinta, cuentan, desde luego, con el
respeto que nos merece un sano y legítimo pluralismo. Nos parecería muy bien que realicen sus
propósitos. Pero no creemos que sea necesario matar una obra, considerada por muchos como
buena, para cimentar sobre sus cenizas un proyecto que todavía ni siquiera se sabe qué va a ser.

Nosotros pensamos que, no habiendo error doctrinal, tenemos pleno derecho a que se
respete nuestra opción dentro de ese sano y legítimo pluralismo.

Los riesgos que ello implica son nuestros y los aceptamos. Los aceptamos el día de
nuestra Profesión religiosa, al incorporarnos a un Instituto misionero. Y los aceptamos, sobre
todo, el día que recibimos la participación del sacerdocio ministerial de Cristo, que realizó su
sacrificio en el altar de la Cruz.

COMPROMISO CON LA PARROQUIA DE JIQUILISCO: Es nuestro primer y


principal compromiso. El Centro nació fundamentalmente para responder a las necesidades
pastorales de la Parroquia. Si extendió su acción ha sido teniendo en cuenta las amplias
posibilidades del Centro.

Hablar del Centro es hablar de la Parroquia y hablar de la Parroquia es hablar del


Centro. Son dos elementos que no se pueden separar. El Centro sin la Parroquia le faltaría su
objetivo primordial. La Parroquia sin el Centro se vería privada de un elemento esencial para
su labor pastoral.

Suprimir o cambiar el Centro equivale a suprimir o anular la acción de la Parroquia".101

A continuación vienen casi dos páginas en las que se cuenta la historia del Centro y de la
parroquia de Jiquilisco; y las diferentes maneras de trabajo o líneas de pastoral que se han
desarrollado desde que la tomamos a nuestro cargo. (No lo transcribimos por estar ya narrado, de
alguna manera, arriba)102.

Finalmente, viene una conclusión que dice así:

"CONCLUSIÓN: Monseñor, somos también religiosos, hijos de una Congregación


misionera. En el Documento Capitular, (norma experimental de la puesta al día de la
Congregación), en el nº 59 se dice: "...Todas la casas, que constituyen un valor para toda la
Congregación, deben estar integradas de manera efectiva con las demás comunidades de la
Provincia y tener claramente definida su orientación apostólica".

101
A.C.P: Documento Base para..., págs.10-11.
102
En este libro, págs. 11-20.
Y en el nº 61 se lee: "manifestamos nuestra configuración con Cristo Crucificado por la
amorosa disponibilidad para comprometernos en los trabajos apostólicos... y finalmente, por la
participación sincera en la suerte de los pobres y marginados".

La Comunidad Pasionista de Jiquilisco piensa cumplir con estas normas, a la vez que
presta su colaboración a la pastoral de la Diócesis, con el Plan Parroquial y Proyecto de
seguimiento, que a su tiempo presenté a S.E., y con el Centro de promoción campesina "Los
Naranjos"; sirviendo a los que quieran aprovechar nuestro trabajo misionero.

COMUNIDAD SOLIDARIA:

Tratamos de que cada día más nuestra Comunidad sea signo de solidaridad en el amor.
Queremos que, cada día más, nuestras inquietudes y anhelos estén en esa línea de amor
solidario.

Anhelamos vivir comunitariamente: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las
angustias de los hombres de nuestro tiempo. Sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a
la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo..." (GS 1)

Comunitariamente hemos tomado una opción y así queremos vivirla. Esta es, pues
nuestra opción fundamental. Esta nuestra línea de pastoral. Esta Comunidad ofrece un servicio,
primero en la Parroquia, luego en colaboración con los que (en esta línea) soliciten nuestro
servicio, sea en la Diócesis o fuera de ella, con amplio sentido eclesial.

CREEMOS QUE ESTA CLARO:

Y deseamos una respuesta igualmente clara, sin ambigüedades ni subterfugios. Un


cristianismo de medias tintas ya no satisface a nadie.

Nos damos cuenta de que es preciso meditar bien el asunto. Comprendemos que es
comprometido. Pero creemos que sobran cristianos del "Partir el pan" y hacen falta testigos del
"Vamos a morir con él".

Cristo nos redimió en la Cruz; y en el Calvario de las persecuciones, las calumnias y


hasta las torturas y la muerte, es donde los "Alter Christus" tienen que realizar su misión
redentora.

Esperamos que, de una vez por todas, Ud. sepa aceptar plenamente nuestra opción.
Esperamos que Ud. tenga al menos, el valor de poner su sello oficial y público a esta nuestra
opción y la dé así, de una vez por todas, carta de ciudadanía en la Diócesis"103.

103
Documento Base para..., págs.13-14.
Hasta aquí este importante Documento-Base para el diálogo. Nosotros lo habíamos
pensado muy bien ya que fue el fruto de reflexión de varios días. Unos días antes de la reunión
del 10 de diciembre, (a la que el Sr. obispo nos había convocado, según la 2ª conclusión de su
carta del 24), se le llevó este Documento-Base para que lo estudiara y se familiarizara con él
antes de dicha reunión.

Reunión del 10 de diciembre: Optamos porque a la reunión fuera sólo el P. Juan, ya que
suponíamos que estaría sólo el obispo, pues la verdad era que no queríamos presionarlo ni que se
viera forzado o acosado por la mayoría absoluta de tres contra uno. Pero cuál no fue la sorpresa
de Juan, como él nos lo cuenta, cuando el verdaderamente acosado fue él: seis contra uno, ya que
con el Sr. obispo estaban presentes en la reunión: el Consejo de Consultores (4) y Mons. Revelo,
obispo auxiliar de Santa Ana, Presidente de la Comisión de Catequesis nacional por la
Conferencia Episcopal, y Coordinador de los Centros Rurales de la Iglesia en El Salvador.

Vamos a escuchar el relato del P. Juan presente en esa reunión de discusión:

"JUAN: En esa reunión hubo detalles interesantes, el primer detalle fue: La víspera de la
reunión, (9 de diciembre), llegaron dos policías al Centro vestidos de civil, pero se identificaron
como policías, y me preguntaron que qué iba a haber el día siguiente pues se habían enterado
que iba haber una fiesta y que iba a venir Mons. Chávez, el Arzobispo de San Salvador, que iba
a llegar allí. Yo les dije que no, que ni iba a haber fiesta, ni iba a venir Mons. Chávez, que no
había nada de esto. (Bueno, creo que esto fue sólo un pretexto para ir y quizás para comenzar la
plática de los policías conmigo).

El caso es que al ir y comenzar la reunión del día siguiente con el obispo, uno de los
Consultores o Consejeros diocesanos comenzó en seguida diciendo que, pues, ya teníamos que
saber que la policía tenía vigilado el Centro "Los Naranjos", puesto que varias veces había ido
la policía allí. Entonces, como solamente aquella vez había llegado la policía, yo le dije:
"¿Cómo es que ayer tarde, a última hora de la tarde, llegaron dos policías, vestidos de civil, y
hoy, a esta hora, primera hora de la mañana, Ud. ya sabe que estuvo la policía? Esto se me hace
muy sospechoso, y yo con Ud. no tengo nada que hablar".

EUGENIO: ¿Y qué dijo él?

JUAN: Nada; no dijo nada. Simplemente se levantó, pidió excusa y se retiró de la


reunión.

EUGENIO: ¿Este Consejero era un cura?

JUAN: Sí; un cura, un sacerdote.

Después, en esa reunión, fue la discusión, digamos, sobre la temática del Centro: qué
estábamos enseñando en el Centro.
JUAN: Entonces, yo sencillamente, porque de parte del Centro estaba yo solo, entonces
yo les dije: "Bueno, la línea de trabajo y los fundamentos doctrinales del Centro los tiene aquí
en el Archivo diocesano, pues se lo dimos al obispo anterior, está ahí guardado, lo pueden ver
cuando quieran"; además pueden leer el Documento-Base que le mandé...

Mons. Romero me dijo: "Sí, pero hay algunas cosas que son un poco avanzadas y
queríamos que nos aclarara eso".

Yo simplemente le dije: "Lo que hacemos no es ni con mucho lo que nos dice y manda
Medellín, nos quedamos todavía bastante cortos". Bueno, hubo un poco de discusión, no mucho,
pero se sentía el punto de disensión...

JUAN: Y luego el obispo Auxiliar de Santa Ana, presidente de la Comisión Nacional de


Catequesis, me dijo esta frase: "Pero Uds. deben saber ya, que esas cosas que Uds. enseñan en
el Centro, al Gobierno no le gustan nada". Yo le pregunté y le dije: "Bueno, aquí hay dos
obispos, quiero que los dos me digan ¿Quién es el que a mí, sacerdote, me tiene que decir lo que
tengo que enseñar, si es el Gobierno o si son los obispos? Si son los obispos, bueno; pero si es el
Gobierno, ¿para qué quiero obispos?"...

Entonces así discutimos de varias cosas de estas...

Me agregó entonces el Auxiliar nuevamente: "Sí; pero en esto, Uds. están corriendo un
grave riesgo". "Grave riesgo ¿de qué?", le dije. "Cualquier día –me dijo– pueden tener Uds.
problemas personales por estas enseñanzas que están impartiendo". Yo me recuerdo que le dije:
"Esto yo ya lo sabía desde el momento que me hice sacerdote; ya está en el Evangelio, y no tiene
que extrañarme; ahora, para mí lo duro y lo que sería... y me cuestionaría, sería decir que en mi
sacerdocio no he tenido con nadie problemas de esta clase. Bueno, así estuvimos más o menos la
mañana...

JUAN: Pero hubo un detalle interesante: al terminar la reunión, Mons. Romero me invitó
a mí a almorzar con él, y no invitó al Auxiliar. Después, durante el almuerzo seguimos
platicando los dos ya solos; platicando ya, no como una reunión formal, sino informalmente, le
dije cómo veía yo las cosas y cómo veía todo esto... Y recuerdo que sí le dije en un momento
dado, porque él siempre decía: "es que estoy preocupado..."; en un momento yo le dije: "Mire,
Monseñor, la verdad es que no le envidio, porque Ud. es el responsable de la Diócesis, y Ud. es
el que tiene que marcar las pautas de la Pastoral; y no le envidio porque si Ud. quiere que
cortemos todo, pues no sé qué pastoral pueda quedar, no sé qué vamos hacer. De cualquier
manera, Ud. tiene que pensar esto, que la responsabilidad de la Diócesis es de Ud." Y le
recordé: "Si estamos equivocados, de acuerdo, Ud. nos dice en qué y por qué, y estamos
dispuestos a rectificar, pero Ud. nos tiene que demostrar la equivocación". (Y Mons. Romero se
recordó e hizo alusión a las palabras que le dije, unos días antes de su toma de posesión de la
Diócesis, en la finca del cafetalero)" 104.

104
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 7-9.
c) ¿Medellín tenía la culpa?

Indiscutiblemente, la principal dificultad y divergencia del diálogo-discusión sobre la


línea de pastoral de los Pasionistas de Jiquilisco, se acentuó y centró en la diversa comprensión
de los Documentos episcopales latinoamericanos emanados en la reunión de Medellín: mientras
que para nosotros los teníamos como verdadera y auténtica palabra, orientación y mandato de la
Iglesia Latinoamericana, y en ellos basábamos nuestro compromiso y línea de pastoral, (como lo
expresábamos en el Documento-Base), para Mons. Romero la concepción que él tenía de
Medellín, en este tiempo que estamos historiando, era un poco peculiar: se fijaba más bien y lo
generalizaba, en los aspectos negativos de las interpretaciones exageradas de algunos de sus
seguidores; y eso le hacía ver a Medellín con ciertos prejuicios y precauciones.

Para probar esto vamos a leer tres citas sobre el tema; son algunas ideas de tres editoriales
de Mons. Romero en Orientación:

"A TRES AÑOS DE MEDELLÍN:

Según la categoría de los propagandistas, así se hace ambiente bueno o malo a un


producto. Y eso ha pasado con los Documentos de Medellín. No sólo han tenido magníficos
interpretes de su espíritu, sino que han surgido muchos "charlatanes" que los presentan como
pretexto para solapar sus extravagancias...105

"MEDELLÍN MAL COMPRENDIDO Y MUTILADO:

Hace cinco años en este mes de agosto, se gestaron en Medellín (Colombia), las famosas
conclusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, conocidas más
brevemente con el nombre de "Documentos de Medellín" o simplemente "Medellín". Nombre que
va de boca en boca, muchos pronunciándolo con fanática propaganda, muchos con repugnancia
y repudio... Los han mutilado quienes sólo conocen malamente los documentos de justicia y paz
para entresacar de ellos sólo lo que conviene a sus intentos demagógicos..."106

"MEDELLÍN APREMIA TODAVÍA:

"...Un hecho de la vida de la Iglesia, tan trascendental para América, se ha desfigurado


por la exageración de dos extremos: el de los que no quieren dejarse llevar adelante por el
vigoroso soplo del Espíritu Santo que impulsa a la Iglesia a una presencia más dinámica "en la
actual trasformación de América Latina" y de los que quieren acelerar tanto ese dinamismo que

105
Orientación: Editorial del 25 de septiembre de 1971, nº 1234, pág. 3.
106
«Orientación»: Editorial del 12 de agosto 1973, nº 2030, pág. 3.
hasta han llegado a confundir las exigencias del Espíritu con el espíritu de una revolución
anticristiana. Unos y otros han hecho mucho mal al verdadero espíritu de Medellín que, ante
todo, es un espíritu religioso..." 107

Ciertamente tenía una visión muy peculiar de los "Documentos de Medellín" que le
hacían tener una especie de prevención y prejuicios especiales; quizás fuera, no sólo por las
exageraciones avanzadas de algunos de sus simpatizantes, sino, más bien, por la línea nueva de
pastoral que propugnaban esos documentos, ante la cual él y su pastoral tradicional se rebelaban.

Vamos a reproducir algunas anécdotas sobre este tema, para así completar más esta visión
de Mons. Romero:

"Nunca había pensado esto"

"JUAN: Es que hay algo interesante en la trayectoria de Mons. Romero: él estuvo casi
dos años en Santiago de María sin citar nunca a Medellín; citaba el Vaticano II, pero citar a
Medellín nunca; más, cuando se le citaba a Medellín, se ponía "evidentemente nervioso y tenso".

Entonces, sobre esto discutimos también muchas veces. Un día que estábamos platicando
y discutiendo los dos, y yo le había citado varios pasajes de Medellín, me dijo: "Es que Uds. sólo
a Medellín citan, sólo Medellín, sólo Medellín". Yo le dije entonces: "Mire, Monseñor, es que yo
no puedo de dejar de citar Medellín, porque Medellín es el esfuerzo de la Iglesia por poner, en
las condiciones de Latinoamérica, el Concilio Vaticano II; entonces, ¿por qué no citar a
Medellín?" Entonces él me contestó y me dijo: "Es que Medellín es muy manipulable y muy...
tendencioso". Yo recuerdo que le dije: "Mire, Monseñor, yo tengo que creer en la asistencia del
Espíritu en Medellín igual que en el Concilio Vaticano , porque si yo negara que en Medellín
hubo una asistencia especial del Espíritu a la Iglesia, estaría a un solo paso de negar la
asistencia del Espíritu en el Vaticano; y esto, yo no lo puedo negar, no puedo admitir de ninguna
manera que se me diga que en Medellín no hay ninguna asistencia del Espíritu Santo, cuando
estaba representada allí casi la mitad del catolicismo; no puedo". Y recuerdo que se me quedó
muy pensativo, y me dijo: "Nunca había yo pensado esto". Entonces, desde aquí, empezó a citar
Medellín." 108

"Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y él había leído Medellín?

JUAN: Claro. Él lo conocía.

Mª LÓPEZ VIGIL: Él lo conocía, pero lo tenía como algo...

JUAN: Él lo conocía, pero lo tenía como algo sospechoso.

107
«Orientación», Editorial del 23 de septiembre de 1973, nº 2036, pág. 3.
108
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág.15; y Grupo nº 2: JYV: págs. 7 y 20.
Mª LÓPEZ VIGIL: ¡Ajá! Y de ahí empezó...

JUAN: Ahí empezó él a citar Medellín.

Mª LÓPEZ VIGIL: O sea, que era un hombre también en el cual se podía ir haciendo luz,
¿verdad?

JUAN: Sí. Era honrado y actuaba de acuerdo con sus convicciones, de acuerdo con lo
que él tenía claridad. Así actuaba"109.

No cabe duda que estos cambios de mentalidad que se iban operando en Mons. Romero,
le facilitaban el camino para una mejor comprensión de las razones y motivaciones de la línea de
pastoral de los Pasionistas. Un biógrafo dice: "Desde aquel día, (el de la discusión sobre la
línea del Centro), Romero se preocupó más por entender mejor a Medellín. Y esto fue un
logro de "Los Naranjos"; al punto de que se puede decir que, al cerrar temporalmente
aquella experiencia, éste abrió definitivamente su mente hacia Medellín, pues hasta
entonces había estado cerrado, en medio de sospechas y dudas, a la doctrina expuesta en
tan importante documento"110.

d) Fin del Debate

Pero después de este apartado sobre Medellín, que lo creíamos necesario para
comprender mejor la discusión sobre el Centro, volvamos al asunto de "Los Naranjos" para
conocer en qué quedó todo ello, es decir, cómo finalizó el Debate:

12 diciembre 1975: Se da la intervención de nuestro Superior inmediato, el Vicario


Regional de los Pasionistas de Centroamérica; viene desde Honduras a platicar con Mons.
Romero sobre nuestra situación. El P. Vicario recoge en este Documento que vamos a transcribir
a continuación los puntos principales del diálogo que ese mismo día sostuvo con Mons. Romero.
El llama a estos puntos: "Análisis de la Comunidad Pasionista de Jiquilisco, con el Sr. obispo
de la Diócesis, Mons. Romero - Jiquilisco, 12 de diciembre de 1975".

En este documento se expone la inquietud sobre el estado de la Comunidad de Jiquilisco,


apoya el diálogo con el obispo, se hacen algunos interrogantes a Mons. Romero para aclarar un
poco la situación apostólica de la Comunidad. Prácticamente emplaza a Monseñor a que diga si
acepta o no, la línea que le estamos ofreciendo o presentando; que diga si quiere o no, nuestro
servicio apostólico en su Diócesis.

Escuchemos este importantísimo planteamiento:

109
Testimonios: Grupo nº 2: JYV: pág. 21.
110
Jesús DELGADO, obra citada, pág. 66.
"ANÁLISIS DE LA COMUNIDAD PASIONISTA DE JIQUILISCO CON EL SR.
OBISPO DE LA DIÓCESIS, MONS. Romero. Jiquilisco, 12 de diciembre de 1975:

MI SORPRESA: En todas mis visitas a la Comunidad Pasionista de Jiquilisco, siempre


he admirado la unión, el buen espíritu y el compromiso eclesial de los Sacerdotes: su
inmejorable deseo y entusiasmo por servir a una Diócesis necesitada y pobre, como es la de
Santiago de María.

He admirado igualmente el espíritu de BUSQUEDA constante, no para llevar una vida


más cómoda, sino para dar la mejor respuesta a la Iglesia concreta a la que están sirviendo:
Búsqueda difícil, por las condiciones socio-económicas, culturales, políticas y religiosas en las
que vive la inmensa mayoría de sus feligreses. TODO ELLO, un signo evidente, para mí, de su
inmejorable disposición de servicio sacerdotal.

Una demostración de lo anterior: todos ellos, sufragándose los gastos, han hecho un
esfuerzo notable de puesta al día, realizando Cursos de "AGGIORNAMENTO", para
profundizar aún más su compromiso, refrescar la Teología, y poder dar una respuesta más a
tono con las necesidades y urgencias de la Iglesia de nuestros días.

Este esfuerzo personal, ha cuestionado constantemente sus métodos y toda su acción


pastoral, más de conformidad con el Vaticano II y Medellín, y como una exigencia de la
búsqueda constante del propio carisma pasionista, como nos lo están pidiendo a todos los
Sacerdotes el Papa Paulo VI, y las Conferencias Episcopales, y como lo están exigiendo los
miembros más conscientes de nuestras comunidades cristianas.

FRANCAMENTE, me sentía feliz, de contar con toda una Comunidad en Jiquilisco,


unida, bien comprometida, ejemplar en todos los aspectos, en línea Conciliar y de avanzada,
capaz de presentar, en su pequeño sector, el nuevo rostro de la Iglesia querido por Juan XXIII,
sobre todo a través de su labor en la PROMOCIÓN DEL LAICADO CONSCIENTE, sin la cual
es imposible hoy realizar la Iglesia del Señor en esta América nuestra.

EN ESTA VISITA: Les siento preocupados. Desconcertados; y no por las dificultades


inherentes a su trabajo apostólico; no por las privaciones y sacrificios de todo tipo que les
impone su campo concreto de trabajo; ni siquiera por la oposición que encuentra su acción
pastoral en los sectores de injusticia y explotación de los pobres y marginados... Esta oposición
está prevista en el Evangelio, y cuentan con ella, la dan por supuesta.

LO QUE LES DUELE, y les desconcierta, es que, dentro de la Iglesia, e incluso a nivel
de Jerarquía, no son comprendidos; su trabajo es considerado sospechoso; incluso se sienten
boicoteados. Esto les hace deducir, que se pretende que vuelvan a UN TIPO DE PASTORAL
TRADICIONALISTA, DE SACRAMENTOS, entontecedora y adormecedora de las masas, a la
que ya no pueden regresar, sin traicionar el Evangelio, su propia conciencia, y al pueblo al que
ya han metido en un proceso de concientización y de cambio, de vivencia crítica y comprometida
de su FE cristiana.
EL PROBLEMA, así visto, es sumamente grave, para ellos y para mí, como su Vicario
Regional, y hay que analizarlo y resolverlo con serenidad y con justicia, porque no se pueden
desperdiciar unas personas y unos valores, que entiendo están en línea con nuestra Iglesia
Latinoamericana y que anhelan servirla fielmente, aquí, o en otra Iglesia local que quiera
aceptar sus servicios pastorales.

POR ESO HE VENIDO, desde Honduras, a analizar serenamente la problemática de la


Comunidad Pasionista de su Diócesis, y buscar con V. Excelencia las soluciones concretas, que
dejen despejado el camino para tomar la opción que la Comunidad crea conveniente, para ella y
para la Diócesis a la que quieren servir.

COSAS QUE SE DEBE ACLARAR:

1.- Si su enseñanza, tanto en la Parroquia como en el Centro de promoción campesina "Los


Naranjos", tiene algo y qué, en concreto, en contra de las enseñanzas y prácticas pastorales de
la Iglesia en general, o de la Diócesis en particular. Concretar muy bien, cuáles enseñanzas y
prácticas.

2.-Se atribuye a los Padres, de conformidad con el documento base, que ellos le han presentado,
MUCHO ÉNFASIS TEMPORALISTA Y POLITICO, en su labor en el Centro "Los Naranjos".
¿En qué se demuestra la veracidad de esa acusación? ¿Qué pruebas concretas tiene el Sr.
obispo para juzgar así la orientación del Centro? Porque todos somos susceptibles de error,
sobre todo en estos tiempos en que hay tantos intereses de encadenar el Evangelio. Más razón
para reflexionar con serenidad sobre cuanto se considere erróneo o peligroso para la causa de
Jesucristo. Y el Sr. obispo está puesto por la Iglesia, como árbitro y garante de esa Palabra de
Jesucristo y de la auténtica fe vivida por la Comunidad.

3.-ESTABLECER UNA COMPARACION OBJETIVA ENTRE: PROGRAMAS,


MÉTODOS, TEMARIOS, LINEAS PASTORALES ENSEÑDAS EN EL CENTRO, y las
orientaciones del Vaticano II, de los Sínodos de la Iglesia, de la Conferencia de Medellín y de la
Conferencia Episcopal de El Salvador, para ver si hay acuerdo y comunión efectiva o no, de
nuestros Padres, con la enseñanza de la Iglesia.

4.-A PREOCUPACIÓN POR SU SEGURIDAD PERSONAL, varias veces manifestada a


los Padres, por V. Excia., ellos, quizás un poco condicionados por el estado de ánimo y el
desconcierto del que le hablaba arriba, le dan una interpretación peligrosa, no sé si muy justa;
la consideran UNA COACCIÓN VELADA a su línea de pastoral, que interpretan no es
compartida por su obispo.

¿Cual es su verdadera posición al respecto? Parece que hay acusaciones en su contra y


que Ud. conoce y no ha compartido ni analizado con ellos. ¿Existen, y cuáles son esas
acusaciones? ¿Por qué tratándose de sus Sacerdotes, no se ha averiguado con ellos la veracidad
de esas acusaciones? El no haberles hablado claramente sobre este asunto, creo les está dando
la idea de falta de fe y confianza de su obispo en ellos, sin las cuales se sienten muy incómodos
para su trabajo en la Diócesis.
5.-Otra de las cosas que más les inquietan, es saber en concreto, en qué cosas encuentra
su obispo contradicciones y aun anteposición entre SU ACTITUD DE CONCIENCIA Y LA
IGLESIA INSTITUCIONAL. Como se da cuenta es este un tema sumamente delicado para un
Sacerdote que se cree entregado a un servicio total a la causa de Cristo y de la Iglesia.
Querrían aclaraciones muy precisas al respecto.

6.-No entienden tampoco el alcance que S. Excia. le da a la palabra "más participación


de los párrocos en el Centro Los Naranjos". Creo que ellos han tenido abierto el Centro a
cuantos se han querido servir de él. Si alguien de la Diócesis no lo ha hecho, habrá sido por
razones o prejuicios personales, que sería interesante analizar. ¿O se pretende que los párrocos
planifiquen con los Padres la actividad del Centro para una mayor eficacia diocesana? No creo
que tengan inconveniente en hacerlo.

¿O se quiere la participación directa de algún sacerdote diocesano en la marcha de los


cursos, para garantizar la ortodoxia de los mismos? Creo que si los Padres, han sido aceptados
en la Diócesis, merecen confianza, y ofrecen, por su conducta y por su competencia, al menos la
misma garantía que cualquier otro miembro de la Diócesis. ¿O se pretende un control
administrativo directo de los fondos que llegan para el servicio de la promoción de la Pastoral
diocesana? ¿Es que hay sospechas de malversación de fondos? Será muy interesante tener datos
muy concretos sobre este asunto también.

LA LINEA DE PASTORAL COMO OPCIÓN CONCRETA DE LA COMUNIDAD


PASIONISTA:
Creo que los Padres de la Comunidad de Jiquilisco, dejan muy claro en su documento
base, una vez más, LA LÍNEA CONCRETA DE PASTORAL EN LA QUE ESTÁN
COMPROMETIDOS, y en la que quieren y deben trabajar, de acuerdo con su conciencia y con
el CARISMA PASIONISTA con el que quieren servir a su Iglesia.
Tengo la impresión de que saben plantear las cosas con toda nobleza, y nada dejan
oculto: siempre han jugado con todas las cartas sobre la mesa:

a).-La parroquia de Jiquilisco, y su instrumento mejor, Centro "Los Naranjos", con el


que cuentan sobre todo para su acción apostólica, TIENEN MUY CLARAMENTE DEFINIDA
LA ORIENTACION APOSTOLICA, lo que es un deber para todo Pasionista, de conformidad
con el nº 59 del Documento Capitular, nuestra Constitución vigente. y en perfecta sintonía con
todas las Comunidades Pasionistas del Vicariato intentan realizar el carisma propio, y el
servicio a la Iglesia que la Congregación les pide. (La única pequeña Comunidad que no tenía
esta orientación en el Vicariato, es la que hasta hace poco existía en San Salvador, (La Santa
Cruz); la Comunidad de todo el Vicariato sometió a análisis esa situación y optó por cerrarla).

b).-También de conformidad con el nº 61 de nuestras Constituciones, los Pasionistas del


Vicariato, hemos logrado descubrir el sentido concreto que tiene y la exigencia que conlleva
nuestro anhelo de CONFIGURARNOS CON CRISTO CRUCIFICADO, en una forma real, y
como algo elemental en nuestro carisma propio, teniendo una disposición para los trabajos más
difíciles del apostolado, y participando en forma clara en las "angustias y esperanzas" de los
hombres de nuestro tiempo, pero en concreto participando de la suerte de los pobres y
marginados, llevando el mensaje de la Cruz y de la Resurrección a su situación concreta. Somos
conscientes de los riesgos que esto supone, pero esa es NUESTRA OPCION y nuestro Servicio
concreto en Centro América.

ESTO ES LO QUE NOSOTROS PODEMOS OFRECER A LAS DIOCESIS Y A LOS


RESPONSABLES MAXIMOS QUE SON LOS OBISPOS. Y esto ofrecemos.

-¿El obispo de Santiago de María, ve CLARA la línea de pastoral que le ofrece la


Comunidad Pasionista de Jiquilisco?.

-¿Tiene objeciones serias que hacer a esta línea concreta de Pastoral?

-¿Acepta AMPLIAMENTE, la colaboración de la Comunidad en esa línea?

-Conociendo los planes, proyectos, programas del Centro "Los Naranjos", ¿está
dispuesto no sólo a darles el "Visto Bueno", sino a apoyarles positivamente, como obra suya y
de su Diócesis, con toda la confianza que se necesita del obispo, para ponerlos en práctica con
todos los riesgos que eso supone hoy?

LA COMUNIDAD, y yo personalmente, deseamos una definición clara, y por escrito,


sobre estos últimos cuestionamientos.

De conformidad con la CLARIDAD Y ALCANCE de esa respuesta, depende el que los


Padres sigan colaborando en su Diócesis, o que opten por ofrecer su trabajo y su Carisma, a
otra Diócesis cuyo obispo sí acepte incondicionalmente lo que NOSOTROS PODEMOS
OFRECER.

Espero una respuesta urgente de S. Excia. y por escrito, ya que el lunes tengo que
regresar a Honduras, mi lugar de residencia habitual, y no quiero hacerlo sin haber dejado
resuelto este asunto.
Jiquilisco, 12 de diciembre de 1975.
Frmdo: P. Victorino Sevilla, G., C.P., Vicario Regional de los P.P. Pasionistas." 111

e) Una noche de "alumbramiento"

Indiscutiblemente, la noche del 12 al 13 de diciembre de 1975 fue muy especial para


Mons. Romero, pues tenía que dar una respuesta seria y decisiva a los cuestionamientos e
interrogantes que le acababa de hacer nuestro Vicario Regional: Tenía que decir prácticamente,
sí o no a la tarea de los Pasionistas en su Diócesis.

111
A.C.P.: Carta del P. Victorino Sevilla, Vicario Regional a Mons. Romero,12 de diciembre 1975, págs.1-5.
Es muy posible que aquella noche no durmiera; hay testigos que lo confirman; y
conociendo su recia espiritualidad, la pasara en oración buscando luz desesperadamente para
poder discernir lo adecuado para su Diócesis. Efectivamente, ya dimidiada la noche, pide consejo
a un sacerdote vecino de Santiago de María, comparte con él este problema que le angustia, y
planifican unas estrategias a seguir.

Estas actitudes de pedir consejo y ayuda eran muy propias de Mons. Romero sobre todo
cuando estaba en juego lo que él creía una importante o transcendental decisión. Era propio de su
carácter indeciso; en ciertas circunstancias límite necesitaba el apoyo de otros para lanzarse a
toma de posiciones o decisiones nuevas e imprevistas para él.112

Supuestas todas estas reacciones de Mons. Romero en esa noche de alumbramiento, se


atreve y se decide a dar esta respuesta concretada en la carta que copiamos a continuación:

13 diciembre 1975: Esta carta es respuesta a los requerimientos del Vicario Regional;
Mons. Romero desea que se den por acabados los recelos y desconfianzas, que se continúe con el
diálogo, y con la tarea apostólica de los Pasionistas en su Diócesis. Y propone tres soluciones.
Leamos:

"Estimado Padre Vicario:

Agradezco, ante todo, a V.R. el sacrificio de su venida a nuestra Diócesis, con el noble
propósito de ofrecer personalmente su autoridad religiosa, como un servicio al mutuo
entendimiento pastoral entre la Comunidad Pasionista de Jiquilisco y el obispo de la Diócesis.
Con gusto estoy condescendiendo al deseo de V.R. de tener "una respuesta urgente y por
escrito" al memorándum que me entregó ayer, en la visita que yo le hice en esa residencia. Pero
el mismo carácter de apremio que V.R. desea y el hecho de haber tenido ya dos diálogos
prolongados, –el de ayer con V.R. y el del martes recién pasado con el P. Juan Macho, que yo
hubiera querido con toda la Comunidad– sobre los mismos cuestionamientos presentados por
los dos, creo que me dispensan de repetir aquí "in extensum" mi pensamiento al respecto, que ya
di a conocer, en las mencionadas circunstancias, la primera de las cuales tuvo testigos
cualificados113.

En ambos diálogos me parece haber explicado y aclarado suficientemente las dudas y


temores que pudieron surgir de mi carta del 1º de octubre al R.P. Provincial, la cual ofrecí a la
Comunidad de Jiquilisco, como explicación de "las razones" que buscaba el P. Juan y también
(para conocer) la línea de pensamiento y acción pastoral que el obispo de esta Diócesis señala a
todos sus colaboradores".

112
Así sucedió cuando tuvo que aceptar la elección de Obispo (21 de abril 1970): consultando en aquel
entonces a un jesuita y a un miembro del Opus Dei. Citado por Jesús DELGADO en obra citada, págs.
41-42.
113
Alude a la Reunión del 10 de diciembre de 1975, donde estuvieron presentes, además de Mons. Romero,
el Consejo diocesano de Consultores (4 sacerdotes), y Mons. Marco René Revelo, Obispo Auxiliar de
Santa Ana, encargado de la Catequesis nacional por la CEDES, y Coordinador de los Centro rurales de
la Iglesia de El Salvador.
El mismo P. Juan pudo apuntar en su "Reflexión Comunitaria", sobre dicha carta, que
"no se achaca error doctrinal"; y creo haber expresado suficientemente en ella mi aprecio y
agradecimiento al abnegado servicio que los PP. Pasionistas han venido prestando desde su
arribo a esta Diócesis. Considero su presencia y su trabajo como una parte muy destacada, de
la herencia apostólica que, a través del recordado Mons. Castro y Ramírez, me ha entregado el
Señor, para que, con la necesaria colaboración de Uds. la cultive de acuerdo con aquella
relación eclesial entre carismas religiosos y Jerarquía, que la fe impone a nuestro humilde
servicio. (Conf. 1ªTes 5,19-21; LG 1,2; LG 27 y 45).

Naturalmente la conjugación de estos dos elementos, (carismas y jerarquía), tan


indispensables para la vida de la Iglesia, lo mismo que el sincero deseo, que para el obispo
constituye un deber principal, de conducir hacia la vida y unidad de la Diócesis, los valores
auténticos de un sano "aggiornamento", y de las legítimas y variadas tradiciones de nuestro
pueblo y de la idiosincrasia de nuestra gente y de los mismos agentes de pastoral pueden
provocar dolorosas fricciones que sólo se pueden superar con una dosis de oración, de espíritu
de discernimiento, de humildad, buena voluntad, etc.

Tampoco puedo descuidar, en mis criterios de Gobierno diocesano, mi deber de


SOLIDARIDAD JERÁRQUICA, para con las opciones de la CONFERENCIA EPISCOPAL, al
orientar problemas comunes internos de Pastoral o enfrentar las difíciles circunstancias socio-
políticas del País. Acerca del tema que nos ocupa, creo útil transcribirle las últimas directrices
de la CEDES: "...que se incluya en las directivas de los Centros de Formación Campesina, a
párrocos de la Diócesis; que los obispos diocesanos apoyen el Centro de Formación Campesina,
y que revise de alguna manera los programas de estudio; la Conferencia Episcopal repudia
documentos que se publican sin firmas responsables y que los calcen abusivamente con el
nombre de organizaciones eclesiales... Mons. Marco René Revelo se encargará de revisar los
Estatutos de la Coordinación Nacional de los Centros Rurales de la Iglesia en El Salvador. Se
apunta que conviene poner claramente que: el responsable nato del Centro, en cuanto a lo
doctrinal, es el Obispo diocesano; la coordinación nacional debe procurar coordinar las
actividades de los Centros del País, en vista de una acción organizada o de conjunto" (Acta, nº
101, 7, A.).

Yo suplico, pues, estimado P. Vicario, que dando fe a mi sincera expresión de aprecio en


favor de la labor sacerdotal de la Comunidad Pasionista de Jiquilisco, se disipe toda
desconfianza o malentendido, que pueda entorpecer tan valiosa colaboración; y que, en vez de
consignar con urgencia y por escrito los detalles que sugieren sus cuestionamientos, dejemos
abierto el diálogo franco con los Padres, para aclarar, con paz, todas las dudas y temores que
aún existan y, sobre todo, para seguir buscando, sin más compromisos que nuestro amor a la
Iglesia, la mejor manera de encauzar hacia el bien común de la Diócesis lo mucho que el
verdadero "carisma pasionista" le está ofreciendo con tanta generosidad.

Solamente me permitiría detallar estas tres iniciativas, precisamente para favorecer el


diálogo que deseo:
1.- La primera, Ud. mismo la sugiere como posible en la pag.3 (nº 6) del memorandum:
"Que los párrocos planifiquen con los Padres la actividad del Centro para una mayor eficacia
diocesana".

2.- La segunda, es un ofrecimiento de mi participación personal, siempre que sea posible,


en las reflexiones pastorales de la Comunidad Pasionista.

3.- Y la tercera, además de ser una súplica de colaboración más íntima, quiere ser
expresión de mi confianza: Es preguntar a V.R. y al P. Juan, si éste aceptaría el cargo de
Vicario de la Pastoral diocesana.

Por mi parte, estimado P. Vicario, creo que V.R. al tener que regresar tan pronto a su
residencia de Honduras, puede sentirse satisfecho de que su noble intervención ha encontrado
buena voluntad y deseo de comprensión en esta Diócesis y en su obispo. Por lo que le reitero
mis agradecimientos, extensivos al trabajo generoso de la Comunidad de Jiquilisco. Con
fraternal afecto. Oscar A. Romero, obispo de Santiago de María"114.

f) Conclusión del Debate

Como conclusión de todo este debate sobre el asunto del Centro "Los Naranjos", o mejor,
sobre la línea pastoral de los Pasionistas de Jiquilisco, vamos a copiar tres cartas:

-LA PRIMERA del P. Vicario Regional, que es respuesta a la de Mons. Romero del 13 de
diciembre, en la que comenta las conclusiones acertadas de Monseñor, y da por acabada la
situación de crisis relativa al Centro "Los Naranjos".

-LA SEGUNDA carta es del P. Provincial al P. Vicario Regional: en ella hace como una
"evaluación" de cómo se ha llevado el asunto del Centro: alaba la exposición del P. Vicario, y
vuelve a poner reparos sobre "el proceder prepotente" de la Comunidad de Jiquilisco en este
asunto. Al mismo tiempo -y esto es lo que nos anima a copiar esta carta- alaba la humildad, los
sentimientos y el proceder de Mons. Romero.

-LA TERCERA es una carta de Mons. Romero al Director de Adveniat pidiéndole ayuda
para el Centro en el primer semestre del año 1976. En ella se refiere al "affaire" del Centro y
dice: "creo que han sido providenciales piedras de toque para acrisolar esta obra de Dios..."
Creemos que es una visión sincera y muy propia de Monseñor por el sentido espiritualista y
providencial de la misma; por eso también la copiamos.

114
A.C.P: Carta de Mons. Romero al Vicario Regional de los Pasionistas, 13 de diciembre de 1975, págs.1-
2.
PRIMERA CARTA:

"Excmo. y Rvmo. Sr:

Agradezco muy de veras su comunicación de fecha 13 de diciembre de los corrientes, que


recibí en nuestra Residencia parroquial de Jiquilisco, y que es una demostración palpable de lo
que V. Excia. afirma en sus últimas líneas: "...puede sentirse satisfecho de que ha encontrado
buena voluntad y deseo de comprensión en esta Diócesis y en su obispo". Por todo ello, le doy
gracias a Dios.

Esta sabia y ponderada comunicación, nos deja bien marcados suficientes criterios para
que podamos mirar con optimismo y con sentido eclesial, el trabajo por venir de los PP.
Pasionistas en su querida Diócesis. Señalo algunos que me parecen más destacados:

1.- El que considere la presencia y el trabajo de la Comunidad Pasionista como una


parte muy destacada de la herencia que le ha entregado el Señor y como una colaboración
necesaria, al buen servicio pastoral de su Diócesis.

Sinceramente, eso nos desborda y nos hace sentir, no sólo aceptados, sino que nos
compromete aún más a trabajar con mayor dedicación, en esa su Iglesia local.

2.- Soy muy consciente de que, a pesar de esa buenísima voluntad mutua, como V. Excia.,
muy acertadamente lo expresa, no desplaza los problemas ni las fricciones, a la hora de las
soluciones y planteamientos concretos de una Pastoral encarnada en la realidad.

Y personalmente, acepto y me alegra, la pauta de solución para esos momentos


conflictivos: "Sólo se pueden superar, con una buena dosis de oración, de espíritu de
discernimiento, de humildad, de buena voluntad".

Estoy más que convencido de esa actitud, en todos los responsables de la Diócesis, sería
la más conveniente para que el Espíritu del Señor se manifieste y nos haga ver con claridad las
soluciones para un servicio mejor al Pueblo de Dios.

3.- De igual modo, creo que el criterio de la "solidaridad para con las opciones de la
Conferencia Episcopal, al orientar problemas comunes de Pastoral o enfrentar las difíciles
circunstancias socio-políticas del País", como norma práctica, es un signo de comunión eclesial,
y por lo mismo, ha de ser tenido muy en cuenta por todos los que quieran construir o trabajar en
una Iglesia concreta.

4.- Y lo que más estimo, por ser el punto clave de todas las soluciones, es su disposición y
su apertura para un diálogo franco con los Padres, en una actitud de BÚSQUEDA constante,
sin más compromisos que el amor a la Iglesia para encontrar juntos la mejor manera de poner
al servicio de la Diócesis los distintos aportes y carismas de cada quien.
Estoy, por lo demás, muy de acuerdo con todas y cada una de las iniciativas que V.
Excía. sugiere al final de su comunicación, e interpreto su gesto de que "le agradaría poder
contar con la colaboración del P. Juan Macho para el cargo de Vicario de Pastoral de su
Diócesis", como una demostración clara de su confianza y de su deseo de una colaboración más
íntima de los Padres, en su tarea apostólica. Por mi parte le dejé dicho al P. Juan, que, si él se
sentía animado para este nuevo trabajo, no sólo tenía mi visto bueno, sino que me alegraría
mucho el que siempre el Sr. obispo les encontrase con esa disposición de servicio incondicional.

Estaré muy contento de que el nuevo año, se pueda volver a trabajar con toda
normalidad, y que en este ambiente de mutua comprensión, tanto en la Parroquia de Jiquilisco,
como en el Centro "Los Naranjos", y desde ya, deseo que esa labor apostólica tenga los mejores
éxitos.

Ruego mucho al Señor, por esa su querida Iglesia, por su obispo y por sus Sacerdotes,
para que el espíritu les acompañe en estos tiempos tan difíciles.

Acepte, Monseñor, el testimonio de mi distinguida consideración y aprecio, junto con los


mejores deseos de una Navidad y Año Nuevo llenos de las bendiciones del Señor. Frmdo: P.
Victorino Sevilla González, Vicario Regional de los Pasionistas"115.

SEGUNDA CARTA:

"Estimado P. Victorino:
Recibí en estos días de Navidad tu carta del 19 de diciembre junto con los documentos
referentes a la situación de Jiquilisco. Espero y supongo que con tu visita y las medidas tomadas
se hayan tranquilizado un poco y vean las cosas con mayor optimismo.

Tengo la impresión de que han levantado una gran tormenta en un vaso de agua.
Igualmente pienso que en este caso no era el mejor camino para aclarar las cosas, la redacción
de documentos, sino un diálogo directo y fraterno con el mismo obispo, ya que por esos lugares
tenéis la suerte de tener obispos sencillos y que se avienen a ello. Todo lo demás sólo contribuye
a dar pie a malas interpretaciones de frases escritas y a poner unos diques y obstáculos a una
mejor comprensión en el futuro.

Creo que el Señor obispo había manifestado más que de sobra su aprecio por los Padres
y por la obra realizada. En ningún momento había dudado de su ortodoxia, etc. Era
normalísimo que quisiera examinar la marcha del Centro, siguiendo las orientaciones de la
Conferencia Episcopal, etc. ¿Por qué entonces, esa premura en exigir razones, acusaciones,
etc., y todo ello además por escrito? Ya le escribí yo a Juan cuando me envió la copia de su
carta al Sr. obispo, que objetivamente no podía aprobar su tono. Sinceramente pienso que no ha
sido una muestra de diálogo, lo que ellos han dado.

115
A.C.P.: Carta del Vicario Regional a Mons. Romero, 19 de diciembre 1975, págs. 1-2.
En cambio, tu exposición me ha parecido mucho más sensata y en su puesto, porque era
normal manifestar la preocupación por la situación allí creada. Solamente no aprobaría todo, la
premura con que le pedías al Sr. obispo la respuesta y que fuese por escrito.

Pero, en fin, yo estoy juzgando las cosas un poco desde lejos y como quien no se ha visto
apremiado por los problemas ni por la urgencia de buscarles una solución. Por eso quizás
puedo hablar con más frialdad y no quizás con mayor objetividad. Por eso dejo el asunto de
lado. Y espero que todo ello haya sido una pequeña tormenta sin transcendencia. Me parece que
el Sr. obispo, ahora, al final por lo menos, ha dado una buena lección de diálogo, de sencillez y
disponibilidad y de su decidida voluntad de llegar a la mejor solución..."116

TERCERA CARTA:

"Estimado Dr. Hoffacker:

La presente es, ante todo, portadora del agradecimiento de nuestra Diócesis a los
hermanos obispos de Alemania, porque gracias a su genial "Acción Adveniat", que Ud.
dignamente administra, ha sido posible un año más de vida y actividades pastorales de nuestro
Centro de promoción campesina "Los Naranjos", de cuyos frutos es imposible medir el alcance,
ya que los campesinos que allí reciben enseñanzas y experiencias son verdaderos "agentes" de
irradiación en sus propias comunidades y en otros ambientes rurales.

Las vicisitudes a que se refiere la "evaluación" del adjunto informe, creo que han sido
providenciales piedras de toque para acrisolar esta obra de Dios que lleva el secreto de su éxito
en el respeto y docilidad a la Jerarquía de la Diócesis, empeñada de intensificar la formación de
toda clase posible de "agentes" para desarrollar una labor pastoral diocesana más organizada.
Por lo que, al agradecimiento expresado, me permito agregar mi encarecida
recomendación a la solicitud de ayuda explicada en el programa adjunto preparado por el P.
Juan Macho Merino, Director del Centro y, hoy, Vicario de Pastoral de la Diócesis..."117

4.3- Algunos Comentarios

Todo este suceso nos da la ocasión de hacer algunos comentarios:

¿Fué por pragmatismo o por convencimiento que aceptó la reapertura del Centro?

"EUGENIO: Si hablamos del cambio en Monseñor, al principio, yo había pensado que


su decisión de abrir de nuevo LOS NARANJOS, era como un reflejo de que él ya había

116
A.C.P.: Carta del P. Provincial al P. Vicario Regional, 3 de enero de 1976, pág. 1.
117
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al Director de ADVENIAT, 25 de febrero 1976, pág. 1.
cambiado; pero ahora me doy cuenta de que me equivoqué, pues parece que la decisión de
abrirlo de nuevo, tal vez fue una decisión más pragmática, pues como le dijeron era mejor tener
algo, (aunque sea dudoso y problemático), que no tener nada; pero que el verdadero cambio de
opinión vino más tarde.

ZACARÍAS: Ciertamente; creo que fue así, que estás en lo cierto. Él manda reabrir el
Centro, pero si examinamos bien la carta última, observamos que él sí lo abría porque confiaba
en nosotros, pero insistía que teníamos que ir buscando, que teníamos que seguir dialogando...
vamos a ir caminando juntos.

El se invitaba, se autoinvitaba a nuestras reuniones de pastoral, (pues decía que le


invitáramos a todas las reuniones que la Comunidad tuviera de Pastoral), y es interesante,
recuerdo que él me confesó algunas veces, que él echaba mucho de menos una Comunidad con
la que poder compartir la vida, las reflexiones, hasta el trabajo apostólico, por eso, él se
autoinvitó a nuestras reuniones en las que pretendíamos y solíamos hacer eso. (Ésta fue una de
las conclusiones del affaire). Igualmente, el nombramiento de Juan como Vicario de Pastoral.

La cuestión del Centro, -vamos a empezar a hacer un pequeño análisis-, fue como el
primer choque, el primer aldabonazo: Quizás nunca, hasta entonces, le habían dicho, que podía
estar equivocado, que podía cambiar, que podía avanzar de otra manera, de otro modo, quizás
más... Y cuando, de repente, toma una decisión autoritaria, pasándose por encima de nosotros, y
sin contar con nosotros, sin dialogar con nosotros, nos condena, –porque eso era un condena–.
Entonces, nos pusimos de frente, le hicimos reflexionar; y creo que fue un primer toque de
atención que empezó a querer poner las cosas en su sitio. Pero la decisión tomada por él sobre
la reapertura del Centro, no creo que fuera porque él estuviera totalmente convencido...

Ahora bien, él notó, se dio cuenta de nuestra sinceridad, (creo que esto es interesante, él
lo constató más de una vez), que no nos veía con doblez, que no le pretendíamos engañar, que
no teníamos ningún móvil rastrero o humano, que lo que pensábamos, eso le decíamos, y eso lo
alabó mucho: nuestra sinceridad.

Pero que estuviera de acuerdo con todas nuestras ideas, sobre todo en ese tiempo, eso
era otra cosa. Y el hecho de que la noche anterior de tomar esa decisión, y de escribir esa carta
última decisoria, la consultara, nos está diciendo que él no estaba claro de si convenía o no,
nuestra presencia en la Diócesis.

Todo esto nos está diciendo que él no estaba totalmente convencido ni mucho menos
cambiado. Pero sí, creo, estaba echada y sembrada la semilla; y que todo esto le hizo
reflexionar...

Y, después, ese contacto con los campesinos, ese meterse en la pastoral como se metió,
ese conocimiento más profundo de la realidad, especialmente rural de su Diócesis, fueron
transformando a Mons. Romero, de tal manera, que el Monseñor que entró a Santiago de María
era muy distinto del que salió dos años más tarde. Y por eso, cuando le nombraron Arzobispo de
San Salvador, hubo gente, sobre todo los más avanzados en la pastoral, que no recibieron bien a
Mons. Romero en la Arquidiócesis; hubieran querido a otro obispo cualquiera; (éstos estaban
deseando a Mons. Rivera); y eso era normal, porque estaban pensando en el Mons. Romero
tradicional que fue Obispo Auxiliar, y no conocían nada de este proceso del que estamos
hablando y de este nuevo talante que había adquirido en la Diócesis de Santiago de María; y
por eso, lo recibieron mal y con muchas prevenciones118.

Claro; nosotros fuimos los privilegiados de poder conocer y estar cerca de este proceso,
de poder contar casi todos sus pasos; y era normal que los demás lo desconocieran por estar
lejos de esta realidad tan personal.

Y en este proceso creo, no me cabe la menor duda, de que Juan tuvo un lugar muy
importante: las conversaciones continuas, profundas e impresionantes con Monseñor sobre
temas de pastoral y de teología, fueron también muy importantes en el caminar de este proceso
de cambio de Mons. Romero. Lo mismo pasó cuando nuestro Superior de Centroamérica, P.
Victorino Sevilla, que residía en Honduras, llegó a platicar con él sobre el caso del cierre del
Centro; fue una conversación que duró más de dos horas: vio en él una mentalidad muy
tradicional en lo que a pastoral se refiere, que naturalmente tenía que chocar con nuestra
mentalidad un poco más abierta y diríamos de vanguardia. No obstante, vio nuestro Superior en
él un Obispo con buena voluntad, que no es poco, al que teníamos que ayudarle en todos los
campos –según su expresión–, tanto en lo pastoral como en la reflexión teológica... El P.
Victorino le dejó una carta muy interesante, (de autoridad a autoridad), en la que le hacía
interrogantes serios sobre pastoral y teología; también trataba de justificar, o, mejor, de
fundamentar el por qué de nuestra línea de pastoral que él tenía como sospechosa.

Resumiendo un poco, diríamos que, en este PROCESO de cambio o de ¿conversión?,


fueron diversos los factores humanos que intervinieron; (no hablamos de los factores divinos
por ser para nosotros desconocidos, pero no por eso menos reales, sin los cuales no se da
verdadera conversión); entre aquellos podemos recordar:

-El caso del Centro, y todo su interrogante sobre nuestra pastoral, con su consecuente
reflexión.

-El conocimiento más profundo y el contacto más frecuente y casi continuo con la
realidad, sobre todo rural, de su Diócesis de Santiago de María.

-Los diálogos y conversaciones cotidianas con los campesinos con los que se encontraba
en sus frecuentes visitas a los Cantones o Comunidades.

-Las reflexiones (y diríamos que algunas veces fueron discusiones) informales,


profundas, frecuentes e interesantes del P. Juan Macho, Vicario de Pastoral, con Mons. Romero.

-También habría que expresar otra razón que creo muy importante: él era un hombre

118
Pueden leerse más de 10 testimonios sobre este tema, en Piezas para un retrato, págs. 73-78.
humilde, que sabía escuchar porque no lo sabía todo. Tenía Monseñor una capacidad de
escucha impresionante. Era humilde y un hombre de una fe grande, y confiaba también en las
personas"119.

RESUMIENDO, diríamos que Mons. Romero:

-Se encontró con unas realidades nuevas y distintas, no sólo sociales, religiosas y
eclesiales, sino también pastorales en su nueva Diócesis, a las que tuvo que dar soluciones
nuevas.

-Se topa con gente que exige, en justicia, un sano pluralismo dentro de la Iglesia: ya sea
en las ideas teológicas, pastorales o sociales, como en la praxis pastoral.

-Observa que no todas las acusaciones o denuncias contra los Padres son exactas ni
verdaderas, sino muchas de ellas interesadas y manipuladas.

-Definitivamente tiene que cambiar de estilo en la solución de "los nuevos problemas"; y


en la responsabilidad y dirección de la pastoral de su Diócesis: no son suficientes las
tradicionales posturas del autoritarismo, o del "ordeno y mando", se impone el diálogo, el
discernimiento, la reflexión compartidos.

Aunque no se cumplieron muy exacta y escrupulosamente esas tres conclusiones


propuestas por Monseñor, ciertamente, el P. Juan fungió competentemente y con cierta autoridad
como Vicario de Pastoral. Las otras dos propuestas o conclusiones apenas se llevaron a la
práctica. No obstante, nosotros le hicimos ver con insistencia que los pudientes, los ricos, los
terratenientes, amigos suyos, son los que le habían intentado manipular en cuanto a las
acusaciones falsas sobre nuestra línea de pastoral, y sobre "nuestro comunismo"; y le retábamos
a que no hiciera caso de esas denuncias interesadas, que mejor él fuera directamente a escuchar
nuestras charlas o clases. Y él tomó esto muy en serio: quiso enterarse y conocer personalmente,
no por intermediarios, el contenido de nuestras enseñanzas:

"Si el Padre es comunista, yo soy chino":

"JUAN: Hay un detalle: siendo yo Vicario de Pastoral, me pidió un día que quitara de
enseñar en el Centro a un sacerdote de allá, porque, me dijo, que le habían dicho varios
sacerdotes de la Diócesis que era comunista. Entonces yo le dije: "Mire, Monseñor, pero ¿le han
dado alguna prueba? Porque yo condenar sin pruebas no puedo, y quitarle así no más porque
dicen que..., tampoco me parece cristiano ni justo; entonces, si hay pruebas, vamos a analizar
las pruebas si valen o no valen". Me dijo que no tenía prueba, que solamente le habían dicho
que era comunista el sacerdote ese.

119
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 21-23.
Entonces yo le dije: "Mire, Monseñor, hay una manera clara de saberlo: Ud. puede oírle
sus lecciones cuando quiera y le puede escuchar sin que él se dé cuenta; Ud. le puede escuchar
perfectamente, y luego juzgar si su doctrina es o no es doctrina católica". Entonces me dijo que
sí iba a ir un día.

Y cuando llegó, yo le dije: "Mire, (y le señalé un lugar donde él pudiera escuchar toda la
lección sin ser visto, y le dije que ahí podía estar tranquilo) el Padre no tiene inconveniente que
Ud. le escuche". Entonces él me dijo que no, que prefería entrar dentro. Entró, se sentó, y
escuchó unas dos horas en la clase que el Padre estaba dando a los campesinos. Y al final
cuando se acabó la lección y salió Monseñor, se fue a mi cuarto y solamente dijo: "Si el Padre
David es comunista, yo soy chino"120.

Esta anécdota que acabamos de escuchar, nos recuerda otra parecida que sucedió y que
vamos a narrar a continuación. Con este proceder Monseñor manifestaba interés en escucharnos
y en ver directamente, si en efecto, lo que enseñábamos era lo que decía la gente interesada, o no.

Monseñor estuvo escuchando como un campesino más:

"ZACARÍAS: Y yo cuento otra anécdota igual: Un Domingo, a las 4 de la tarde, pues


teníamos curso, se presentó Monseñor en el Centro; yo estaba dando, precisamente, el tema del
Éxodo; entró sigilosamente sin hacerse sentir, se sentó atrás, y estuvo escuchando más de dos
horas, (era de los temas que a penas hacíamos descanso para no perder la atención del
conjunto). Lo extraordinario para mí fue "cómo pudo aguantar tanto tiempo escuchándome". Lo
importante fue lo que me dijo al final: "Yo le agradezco, Padre, porque es un tema que se presta
a la manipulación, pero conviene hablar con sinceridad a nuestro pueblo de la realidad, de la
liberación. Le agradezco, Padre, lo ha hecho muy bien; y he visto con qué interés los
campesinos seguían esta enseñanza tan propia de ellos." Él estuvo escuchando como un
campesino más"121.

Vemos por estas anécdotas que él sí tomó en serio las conclusiones de nuestro "Affaire".
Como que Monseñor quería verificar él mismo lo que se hacía y se enseñaba en el Centro para
tener motivos de reflexión y de decisión propios. Se iba apartando de los chismes y decires de la
gente, aunque ésta fuera importante; iba haciéndose su criterio propio e independiente, dejando a
un lado otras conjeturas o suposiciones motivadas por intereses particulares muy concretos. ¿Se
estaba dando cuenta de la manipulación a la que había estado expuesto por parte de los
terratenientes y poderosos de la zona?

120
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 11-12.
121
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 12.
A modo de conclusión y para acabar este tercer apartado en el que hemos intentado
describir el "encuentro con la realidad" de Mons. Romero y las reacciones que esta realidad
produjeron en la vida de Monseñor, queremos poner unas palabras de Jon Sobrino donde nos
habla de la importancia de la realidad para hacer teología; y que nosotros aplicamos a Mons.
Romero en el sentido de que esta realidad le sirvió a Monseñor para vivir su vida cristiana y
sacerdotal teológicamente, por eso, el conocimiento y la reflexión de esta realidad fueron muy
importantes y transcendentales en el cambio operado en Monseñor ya en Santiago de María:

"También Mons. Romero me hizo pensar –sin entrar ahora en una discusión teórica– en
la necesidad de usar la realidad actual como argumento teológico. Todo teólogo sabe que para
hacer teología hay que usar la escritura, la tradición, el magisterio, etc. Pero empecé a pensar
que hay que usar también la realidad para esclarecer contenidos teológicos. ¿qué es
esperanza?, ¿qué es martirio?, ¿qué es un obispo?, ¿qué es profecía?... Estas palabras y otras
cosas se me han iluminado desde él y desde otros, es decir, desde la realidad"122.

Sí; no cabe duda; Mons. Romero se nos ha convertido en un verdadero Maestro en el uso
de la realidad como ¿fuente teológica? de sus enseñanzas y de su discurso. Sin embargo, al
principio no fue así. Nada más llegar a Santiago de María, lo primero que le llamó la atención era
esa clase de "Realidad nacional" que se daba en el Centro "Los Naranjos", contra la que él
formulaba sus reparos: "¿Qué uso podrán hacer estos campesinos de estas enseñanzas sobre
la realidad nacional?, ¿entenderán algo?, ¿no lo confundirán todo?; hay otras cosas más
necesarias y urgentes que enseñar a los campesinos...", nos decía.

Estos reparos eran muy comunes y frecuentes al principio, cuando aún no conocía la
entrega, ni confiaba en la capacidad e inteligencia de los campesinos; después, ya saben Uds. lo
que pasó, y se lo vamos a ir reafirmando en el próximo apartado: el conocimiento de esa misma
realidad fue para él, y para todos, una verdadera fuente y camino de conocimiento distinto y más
claro, no sólo de las personas, especialmente de los pobres, sino también del Dios de Jesús que es
un Dios que tiene sus preferencias por los más pobres.

122
Jon SOBRINO, Monseñor Romero, pág. 38.
IV.- Mons. Romero y los Pobres

Esta parte de la investigación es un paso más, quizás el más importante, en esta historia
que estamos relatando: El Comienzo del Cambio o la Transformación de Mons. Romero que se
intuye o se prevé ya en Santiago de María. Por eso lo queremos tratar de una manera más amplia
y documentada con variados testimonios.

Partimos de este hecho: los pobres, especialmente los campesinos, y su realidad vivencial
de fe, de lucha, de miseria y de explotación, fueron los que más ayudaron a Mons. Romero a
empezar ese cambio y transformación de su vida. Ellos serán, partiendo con Puebla, los que
evangelicen a Mons. Romero siendo todavía obispo de Santiago de María.

1.- MONS. ROMERO AMABA A LOS POBRES Y A LOS DEMÁS

Son interesantes la cantidad de testimonios y relatos que Mª López Vigil recoge en su


libro Piezas para un Retrato sobre la relación de Mons. Romero con los pobres; y esto ya desde
San Miguel, siendo párroco y secretario de su obispo. Abundan esos relatos: no solamente él
quería ser pobre (pág. 20); él estaba con los pobres y atendía a los borrachos (pág. 21); recibía y
daba posada a los pobres (pág. 23); cada día repartía limosnas entre ellos (págs. 23-24); daba
participación a los pobres en sus programas de radio (pág. 26); era amigo de los limpiabotas
(pág. 30). Verdaderamente Monseñor amaba a los pobres y se preocupaba por ellos y les
ayudaba con ayudas espirituales y limosnas123.

De la misma manera él amaba a todas las personas, y trataba de ayudarlas dentro de sus
posibilidades. Su amor o caridad no era "exclusivista": el quería a todos los hombres y mujeres
por igual, con ese amor cristiano y universal que no excluye a nadie. Por eso, también amaba a

123
Ver en Jesús DELGADO, obra citada, pág. 32.
los ricos, a los que ayudaba con su asistencia espiritual y pastoral, y a los que hacía o inducía a
dar ayudas a la Iglesia y limosnas para los pobres, las cuales, muchas veces, él repartía. También
abundan los testimonios de este amor y dedicación de Mons. Romero con estas personas
pudientes, y de estas actitudes suyas con ellos124:

No quiero dejar de poner esta anécdota-testimonio de María Verona. Aunque sea larga la
copio entera porque creo que expone muy bien la mentalidad tradicional de Mons. Romero sobre
la caridad cristiana con los pobres, el amor universal a todos los hombres, y por lo tanto a los
ricos, y las "relaciones pacíficas" que deben existir entre ambos:

¿Lobos y ovejas comiendo en un mismo plato?

"Creíamos que él era el nuevo obispo de San Miguel. Vaya, todo el mundo lo pensaba
así. ¿Quién si no el padre Romero? El cura más nombrado, el que andaba en todo, a él le darían
el cargo.

Pero ni lo nombraron obispo ni lo dejaron en San Miguel. Nunca supimos por qué, pero
le llegó la orden de que tenía que irse a San Salvador para trabajar de secretario a todo el resto
de los obispos.

Para despedirlo se le hizo una fiesta en un cine de San Miguel. Llegó un gential, no se
cabía allí dentro. Pobres, ricos, medios ricos y medios pobres llegamos al convivio. Todos, pues.
Yo fui trajeada con lo mejor que tenía, un mi vestido celeste, pero ya dentro me sentí toda
achicada, había demasiadas señoras, todas elegantonas.

Lo que más recuerdo de aquel homenaje es que un cipote subió a la tarima donde él
estaba, con una ovejita para regalársela. El padre Romero la recibió.

Cuando lo miramos chineando a la animalita, todos aplaudimos bastante. Yo misma


aplaudí y también aplaudió mi comadre. Y mucho aplaudieron las grandes señoras que allí se
habían congregado para halagarlo. Y en el festejo de aquella aplaudidera de todos, me quedé
viéndolo al padre Romero...

¿Quiere que le sea franca? ¿El padre Romero? Amigo de pobres y amigo de ricos. A los
ricos les decía: amen a los pobres. Y a nosotros los pobres nos dijo: amen a Dios, que él sabe lo
que hace poniéndolos a ustedes los últimos en la fila, ya después tendrán el cielo. Y a ese cielo
que nos predicaba él, irían los ricos que dieran limosna y los pobres que no diéramos guerra...

¿El padre Romero? Iba con ovejas y también iba con los lobos y su pensar era que los
lobos y ovejas debemos comer juntos en el mismo plato porque eso es lo que a Dios le gusta.

124
Pueden leerse en Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, las páginas 24, 25, 29, 30, 37 y 74.
Eran tiempos feos aquellos. Los cafetaleros, los algodoneros, la camada de los García
Prieto se comían todas las tierras de El Salvador y se bebían nuestro sudor a cambio de unos
centavos, los ingratos. Y tanta gente todavía sin conciencia, como dormida, pensando que este
volado no lo cambia nadie, que era el destino escrito por Dios.

Lo miré, pues, al padre Romero ahí arriba en la tarima chineando aquella oveja tiernita.
Pero, verdaderamente creo que si le hubieran regalado un lobito, con todo y colmillos, lo
hubiera recibido igual.

Todo el mundo lo aplaudió y hubo llorazones porque se iba. Después de 23 años se iba
de San Miguel. A mi persona, no es que mucho me doliera".125

¿Es suficiente el amor paternalista y asistencial?

Por lo transcrito notamos la clase de amor y caridad cristiana propugnados por el Mons.
Romero siendo párroco en San Miguel: Caridad y amor universales que no excluyen a nadie;
que es sincero y profundo, manifestado especialmente con esos seres marginados y no amados
de nuestra sociedad; que intenta ser pacífico, de ninguna manera conflictivo. Pero que también
es paternalista, que intenta solucionar los problemas desde fuera, con ayuda, sobre todo, de los
poderosos; asistencialista, que lucha por resolver los efectos de la pobreza, pero no se preocupa
mucho de las causas.

Hoy la Teología de la Liberación y la Iglesia misma, nos hablan de un verdadero,


auténtico y profundo amor cristiano a los pobres, que se manifiesta en la opción por ellos,
tomada en la fe de una vida de creyentes auténticos; se manifiesta esa "opción por los pobres" en
el encarnarse en la vida misma de los pobres, y en el asumir sus ideales y sus luchas. Eso
parece que le faltaba a Mons. Romero en su gran amor a los pobres; pero creemos que comienza
a incursionar por esos caminos en este tiempo de su episcopado santiagueño. Es lo que vamos a
intentar probar en este apartado.

2.- LOS CAMPESINOS LE ENSEÑABAN LA REALIDAD

Vamos a copiar varios testimonios de la actitud de Mons. Romero con sus amigos los
pobres. Son de este tiempo, especialmente del 1976. Empieza a darse una perfecta simbiosis: él
les daba cobijo, cama y un atolito para quitar el frío de la noche, ellos le regalaban su saber o
sabiduría popular, sus inquietudes, sus sentimientos y su vida entera con todas sus miserias.

125
Mª LÓPEZ VIGIL, obra citada, págs. 31-32.
Los Campesinos le contaban muchas cosas

"JUAN: Y una de las cosas que influyeron en esto, y que fue interesante conocer después
de esto, fue, es interesante saber, por ejemplo, esta anécdota: En Santiago de María que está a
1000 metros sobre el nivel del mar, los meses de invierno hace frío, sobre todo, las noches; y los
cortadores de café, (curioso, el año anterior no se había fijado), ese año ya se fijó que los
cortadores de café dormían en las aceras.

Mª LÓPEZ VIGIL: ...de la ciudad.

JUAN: Sí, de la ciudad. Entonces en una reunión del clero, nos preguntó: "¿qué se puede
hacer?". Y le dijimos ahí tiene esa casona que fue el Colegio, había sido un Colegio, primero
con los Paulinos y después lo tuvieron los Agustinos como Colegio también. Y entonces estaba
cerrado, no había nada allí. "¡Ábralo, que duerma la gente ahí!", le dijimos; y abrió el Colegio
y abrió también una salita donde teníamos las reuniones del clero y también ahí les dio dónde
dormir.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Lo abrió así como público?

JUAN: Como dormitorio público. Pero lo curioso fue esto, y esto es para mí, muy
importante en la vida de Mons. Romero: Porque dio orden a Cáritas de que a esos campesinos
que iban a dormir a los dos sitios les dieran algo caliente en la noche, ya fuera un vaso de leche
o fuera un vaso de atol.

Mª LÓPEZ VIGIL: Para el frío.

JUAN: Para el frío. Y mientras tomaban ese atol en la salita, allí en la casa del obispo,
donde teníamos las reuniones del clero, iba a platicar con ellos. Y en ese platicar con ellos él
cayó en la cuenta que eran ciertas algunas cosas que le habíamos dicho, por ejemplo, de que
existía el sistema de "las ayudas".

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Qué es eso?

JUAN: ¡Ah! Eso mismo nos había preguntado él. "La ayuda" era: en las fincas de café y
en las haciendas de algodón, escribían un determinado número de trabajadores en la planilla y
ya no apuntaban más; pero sí admitían más trabajadores con tal que fueran como "ayudantes"
de alguno de los que estaban inscritos.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Para pagarles menos?

JUAN: Sí; claro. Les pagaban lo que pesaba el algodón o el café que recogían, pero no
les pagaban el séptimo, el día séptimo, ni les daban la comida, que es a lo que tenían derecho
sólo los apuntados, pero no los "ayudantes".
Mª LÓPEZ VIGIL: Los tenían de mano más barata.

JUAN: Era mano de obra más barata. Y ahí, en esas conversaciones, Monseñor cayó en
la cuenta y se convenció que era cierto lo que le habíamos dicho.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y él no lo creía?

JUAN: El no lo creía.

Mª LÓPEZ VIGIL: Porque él defendía a los cafetaleros. Tenía una tendencia a


defenderlos.

JUAN: El tenía una idea, por ejemplo, decía: ¿Cómo es posible que gente tan buena y
cristiana...

Mª LÓPEZ VIGIL: Porque él los veía buenos.

JUAN: Sí; "¡Tan cristiana esa gente, que haga semejante cosa!".

Mª LÓPEZ VIGIL: Porque él estaba cercano a esos cafetaleros. Eran sus amigos.

JUAN: Siempre estuvo muy cercano de ellos; aunque fue ya desde la parroquia de San
Miguel, desde que él era párroco fue un hombre muy popular y cercano al pueblo.

Mª LÓPEZ VIGIL: Pero con amigos ricos.

JUAN: Sí, eso es. Con amigos ricos y con ese concepto de santidad y de buena vida
cristiana el que frecuentaba los sacramentos, sin lanzarles a más.

Mª LÓPEZ VIGIL: Así es, así es. ¿Y en Santiago de María así era?

JUAN: ¡Ah! Claro.

Mª LÓPEZ VIGIL: Y por eso no les creía a Uds.

JUAN: Entonces...

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y él se iba por la noche a hablar con ellos espontáneamente?

JUAN: Y cuando fue viendo esto, fue que empezó a preguntarnos: "¿Cómo era eso?"

Yo recuerdo que en una de esas le dije: Monseñor, y eso no es todo; después todo lo
justifican dándoles un regalo para Navidad: Vea, en la Hacienda de Tal... (le cité el nombre), les
han regalado para Navidad, como regalo de Navidad a los trabajadores que están cortando
algodón, un calzoncillo, vale tres pesos; eso se lo han quitado cada día, al quitarles la comida y
el día séptimo, cada día les están quitando eso de su paga.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Y él no lo creía?

JUAN: Sí. Entonces ya sí empezó a darse cuenta. Y más; le dije, puede ir a esa finca
(porque ese dueño tenía hacienda y tenía finca), puede ir a la finca y comprobará que en la
pizarra de esa finca se anuncian unos salarios por debajo del salario legal.

"¿Cómo es posible? ¿Y los inspectores de trabajo?, nos decía.

Monseñor, le contestaba, los inspectores de trabajo llegan... y se van convencidos, (y le


hice el gesto así con la mano como quien recibe...)

Mª LÓPEZ VIGIL: una mordidita.

JUAN: Una mordidita. "Pero, ¿es posible? No puede ser" (decía Monseñor). "Vaya,
Monseñor, haga una visita a la finca y fíjese". Y lo hizo.

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Fue?

JUAN: Fue. Y a los pocos días me dijo: "Tenía razón, Padre, ¿Cómo es posible? Lo
comprobé y es cierto".

Mª LÓPEZ VIGIL: O sea, que él iba descubriendo un mundo.

JUAN: El iba descubriendo todo ese mundo de injusticia, lo iba descubriendo así.

Mª LÓPEZ VIGIL: Tal vez si no hubiera abierto el dormitorio, no hubiera...

JUAN: Posiblemente si no hubiera abierto el dormitorio, hubiera creído que le


estábamos exagerando.

Mª LÓPEZ VIGIL: Claro, pero al verlo y...

JUAN: Ahí fue donde el empezó a caer en la cuenta de que los informes que le dábamos
eran verídicos" 126.

Estas ideas y estos hechos a los que en un principio él era incrédulo, parece que las iba
rumiando y hasta las iba verificando tanto personalmente como por el testimonio y
conversaciones con los campesinos, y, una vez convencido, escribía su parecer sobre el asunto y
denunciaba su injusticia, como en el caso del que estábamos hablando de las "ayudas". Así lo
hizo en el APÓSTOL:

126
Testimonios: Grupo nº 2: JYV: págs.15-18.
"CORTADORES Y AYUDAS"

Estamos en plena recolección del café, que aquí designamos con un nombre quizás
discutible gramaticalmente: "la corta", "el corte" como quiera que se llame, lo cierto es que
Dios, siempre espléndido en sus obras, nos está regalando también este año esa espléndida
lluvia de rubíes que traen millares de brazos de todas partes para recoger la rica dádiva de
nuestras montañas.

Y es aquí donde comienza la discriminación con que el pecado de los hombres hace
gemir la hermosura de una creación destinada a todos los hijos del Creador (como diría San
Pablo a los Romanos, cap. 8). Y por eso la Iglesia tiene que clamar por mandato de Dios: "Dios
ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todo el género humano. En
consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma justa, bajo la égida de la justicia
y con la compañía de la caridad. Sean las que sean las formas de la propiedad... jamás se debe
perder de vista este destino universal de todos los bienes" (Concilio Vaticano II, GS 68).

Por eso nos alegra la alegría de "la corta". Porque no sólo es alegría de los
terratenientes sino que colma de felicidad a tantos "cortadores" que con esta cosecha ven
colmada su única esperanza de ingresos de todo el año. Pero así también nos entristece y nos
preocupa el egoísmo con que se inventan medidas y disposiciones para neutralizar el salario
justo de los trabajadores. Piénsese por ejemplo, en esa nueva categoría de "AYUDAS" con que
se designa a verdaderos "cortadores" para privárseles de sus legítimas prestaciones.

Cómo quisiéramos que la alegría de esta lluvia de rubíes y de todas las cosechas de la
tierra no se vayan a ver ensombrecidas por la trágica sentencia de la Biblia: "Mirad, el jornal
de los braceros que segaron vuestros campos, defraudado por vosotros, está clamando, y los
gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos" (Carta de Santiago,
5,4) 127.

Sus visitas a las Comunidades:

No solamente eran los cortadores de café, los campesinos de la montaña, los que le iban
enseñando a Monseñor la realidad, eran también los campesinos de la llanura y de la costa, los
que le iban haciendo ver y conocer su realidad, ya que eran continuas las visitas que Mons.
Romero hacía a las diversas poblaciones de su Diócesis; él nunca decía "no" a cualquier
invitación que se le hiciera para visitar una Comunidad.

En esas visitas a la vez que él evangelizaba y predicaba, (iba siempre con potentes
parlantes o altavoces colocados en la parrilla del carro) 128 también, a su vez, era él evangelizado
y bautizado por la realidad de pobreza, miseria e ignorancia de esas grandes masas campesinas
de su Diócesis.

127
«El Apóstol», 28 de noviembre 1976, nº 64, pág. 3.
128
Esto lo recuerda Jesús DELGADO, obra citada, pág. 61.
Podemos leer en los Testimonios:

"ZACARÍAS: Hay más; yo estoy totalmente de acuerdo con lo que acaba d decir Juan, y,
por poner cifras, diríamos que un 80%, más o menos, le hicieron cambiar los campesinos, los
pobres; el contacto con la realidad que él había un tanto descuidado, quizás metido en la
burocracia de San Salvador, tanto como obispo auxiliar, cuanto como Secretario de la CEDES.

Abundo más en esa misma idea: en los dos años y meses que estuvo en Santiago de
María, creo, y me atrevería a decir, que fueron muy pocos los cantones o aldeas de la Diócesis
de Santiago de María que él no llegara a visitar; de tal manera que alguna vez, entró en
conflicto con los párrocos porque iba a visitar los cantones de sus parroquias sin contar con
ellos. Todas estas visitas continuas y prolongadas le hicieron conocer la realidad dura y triste
de los campesinos"129.

"En Santiago de María me topé con la miseria"

Es interesantísimo este testimonio del mismo Mons. Romero, y que nos lo cuenta el P.
César Jerez, S.J.; en él constata que efectivamente, él había cambiado y que fueron los pobres,
los campesinos y su realidad de miseria, lo que le ayudó a cambiar: su cambio era como un
recuperar o volver a sus raíces de pobre, era como un regreso con los suyos, los pobres.
Escuchemos este interesantísimo relato:

"Caminábamos por la Via della Conciliazione. Al fondo, la cúpula del Vaticano. Ya era
muy noche. Yo sentí que aquel hielito, lo oscuro, el silencio, favorecían las confidencias. Me
atreví a hacerlo hablar.

-Monseñor, usted ha cambiado, eso se nota en todo... ¿Qué pasó?...

-¿Por qué cambió usted, Monseñor?

-Vea, padre Jerez, yo también me hago esa misma pregunta en la oración...

Se paró y se quedó callado.

-¿Y halla alguna respuesta, Monseñor?

-Alguna sí... Es que uno tiene raíces... Yo nací en una familia pobre. Yo he aguantado
hambre, sé lo que es trabajar desde cipote... Cuando me voy al seminario y le entro a mis
estudios y me mandan a terminarlos aquí a Roma, paso años y años metido entre libros y me voy
olvidando de mis orígenes. Me fui haciendo otro mundo. Después regreso a El Salvador y me
dan responsabilidad de secretario del obispo de San Miguel. Veintitrés años de párroco allá,

129
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 7.
también muy sumido entre papeles. Y cuando ya me traen a San Salvador de obispo auxiliar,
¡caigo en manos del Opus Dei!, y ahí quedó todo.

Caminábamos despacio, me parecía que Romero tenía ganas de seguir hablando.

-Me mandan después a Santiago de María y allí sí me vuelvo a topar con la miseria. Con
aquellos niños que se morían no más por el agua que bebían, con aquellos campesinos
malmatados en las cortas... Ya sabe, padre, carbón que ha sido brasa, con nada que sople
prende. Y no fue poco lo que nos pasó al llegar al arzobispado, lo del P. Grande. Usted sabe que
mucho lo apreciaba yo. Cuando yo lo miré a Rutilio muerto, pensé: si lo mataron por hacer lo
que hacía, me toca a mí andar por el mismo camino... Cambié, sí, pero también es que volví de
regreso.
Seguimos andando un rato en silencio, La luna nueva ponía un acento de luz en el cielo
romano (César Jerez)" 130.

Para completar un poco más esta visión de la relación de Mons. Romero con los pobres, o
campesinos, o mejor dicho, para poder comprender más la fuerza evangelizadora de estos pobres,
vamos a transcribir algunas anécdotas en las que notaremos cómo también estos campesinos
ayudaron al cambio de Mons. Romero, no sólo haciéndole conocer la realidad, como acabamos
de ver arriba, sino también en el cambio de su mentalidad teológica y pastoral:

Teología campesina versus Teología episcopal

"JUAN: En este sentido recuerdo una anécdota curiosa que no la tenía anotada aquí:
Era el final de una de las Evaluaciones trimestrales de la Pastoral en la parroquia de Jiquilisco,
realizada en los Naranjos, llegó Monseñor a celebrar la Eucaristía de clausura un Domingo de
julio; tocó la lectura de la multiplicación de los panes...; y yo le había dicho: "Mire, Monseñor,
aquí hacemos siempre así: hacemos las lecturas y después de las lecturas, se invita si alguien
tiene un comentario que hacer, o alguna reflexión, que la haga; y al final, el sacerdote que
preside, hoy le toca a Ud., hace el resumen de lo que se ha reflexionado, o si hay que rectificar
alguna cosa se rectifica y se aclara. "Está bien, me parece bien", me dijo.

Bueno, pues, cuando llegó el momento, hubo un campesino, uno de estos Delegados que
comenzó su comentario diciendo: Pues a mí esta lectura del Evangelio me hace entender que
este muchacho que tenía los panes y los peces, le obligó a Cristo a hacer el milagro...

En cuanto oyó Monseñor esto de que "le obligó a hacer el milagro", le interrumpió
inmediatamente y le dijo: "muchacho, quién le podía obligar a nada a Jesús; Jesús era libre".
Pero el campesino muy tranquilo, muy sereno, le dijo: "Sí, Monseñor, pero permítame un
momentito y verá; yo digo que le obligó a hacer el milagro por que él, (el muchacho), sólo tenía
cinco panes y dos pescados, y eso para tanta gente no era nada; a pesar de eso, él dio todo lo

130
Mª LÓPEZ VIGIL: obra citada, págs.148-149.
que tenía; o sea, que el muchacho hizo todo lo que podía hacer para que la gente comiera.
Entonces Jesús tenía que hacer todo lo que pudiera hacer para que comiera la gente. Y
nuevamente le interrumpió Monseñor y le dijo: "Ahora entiendo". Sí, pero vea, Monseñor, lo que
yo pienso: muchas veces le pedimos milagros a Dios, pero empezamos guardando los panes que
tenemos, y así Dios no hace milagros. Dios sólo nos hará milagros el día que aprendamos a dar
el pan que tenemos, entonces nos hará el milagro de que no nos falte, pero mientras guardemos
no nos va hacer milagros... Monseñor se quedó así... Luego hubo otras intervenciones...

Y al terminar Monseñor hizo este comentario: "Yo había preparado una homilía para el
día de hoy, pero después de todo lo que he oído, sólo me resta decirles a Uds. las palabras del
Evangelio: "Te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a los sencillos, y se las has
ocultado a los sabios y entendidos...". Y no dijo más.

Mª LÓPEZ VIGIL: O sea, que él se quedaría... sorprendido, ¿no?

JUAN: Después, hasta ese momento, a mí me había insistido mucho en aquello de decir,
no; para la Celebración de la Palabra, esperen, que se preparen bien; son gente que no saben,
tienen que aprender, tienen que capacitarse para que puedan hacer la Celebración de la
Palabra, para que puedan hacer comentarios sobre la Palabra de Dios.

Al salir de la Misa, ese día, me dijo: "Padre, déjelos que hagan comentarios, bien
pueden."

Mª LÓPEZ VIGIL: ¿Ah, sí? ¿Y era la primera vez que él participaba en algo así?

JUAN: No; ya había participado otras veces. Pero es que esa vez fue un comentario muy,
muy...
Mª LÓPEZ VIGIL: Como que le sorprendió.

JUAN: Sí; le sorprendió. Y eso fue, entonces como una enseñanza más, recibida de los
pobres"131.

"Una vez más he venido a predicar y me han predicado"

"ZACARÍAS: Esto que acabas de testimoniar me hace recordarme de otra anécdota:


¿Juan, no te recuerdas de una fiesta de la Santísima Trinidad, que hubo la Confirmación de
Roberto, uno de los Delegados? No sé si se leyeron los textos del día o textos escogidos; sólo me
recuerdo que una de las frases del Evangelio era aquella: "Felipe, el que me ve a mí, ve al
Padre..."

131
Testimonios: Grupo nº 2: JYV: págs. 19-20.
El primer comentario de un campesino Delegado fue en síntesis éste: "el que ve a Jesús
ve al Padre; y a Jesús se le mira y se le ve especialmente en el pobre; entonces, a través del
pobre vemos a Jesús, el Hijo, y al Padre y al Espíritu Santo".

A través del amor a los pobres podemos ver y vivir este misterio tan alto de la Santísima
Trinidad que no comprendemos pero que sí podemos vivirlo en el amor al pobre. El que sabe ver
a Jesús en el pobre llega a la Trinidad...

Y así fueron aterrizando los distintos comentarios de los campesinos; un misterio tan
elevado de la Trinidad hecho realidad en el amor de cada día entre los pobres.

Monseñor iba a decir sus palabras, pero no dijo nada de la homilía que había
preparado. Al final nos dijo en la sacristía cuando se estaba quitando los ornamentos: "Una vez
más he venido a predicar y he sido predicado". Y no dijo nada más. Sólo dijo: "Es maravilloso,
estos campesinos, cómo profundizan estos campesinos, cómo lo que les llega a su realidad, lo
que sienten lo saben interpretar así".

Indiscutiblemente que este contacto con los sencillos y los humildes es lo que le iba
haciendo cambiar poco a poco.

JUAN: Hay muchas anécdotas como éstas, pues él llegaba con frecuencia al Centro así,
y le gustaba participar"132.

"Los campesinos son más cristianos que los sacerdotes"

Y transcribimos otra anécdota que es todo un signo del amor, confianza, aprecio y unidad
que Mons. Romero tuvo con los pobres, los campesinos de su Diócesis santiagueña, que tanto le
enseñaron en tan poco tiempo:

"JUAN: ...Y es que, bueno, él recordaba la experiencia que habíamos tenido con un
curso de campesinos en los NARANJOS, una experiencia interesante: en el año 1976 hubo un
Proyecto de Ley de Transformación Agraria en El Salvador; entonces, cuando estaba toda esa
propaganda de la Ley de Transformación Agraria: que al campesino le estaban ofreciendo
tierra, que al campesino le estaban ofreciendo...todo. En uno de los cursos con los campesinos,
hice una experiencia: puse en la pizarra unas nueve cosas, ponía esta lista, más o menos, de
palabras o frases:
-tener tierra propia.
-la ayuda a los compañeros
-el amor a los padres
-una buena enseñanza o educación

132
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 13-14.
-tener una buena casa
-tener una buena familia
-etc.

Y varias cosas más; y las puse todas en la pizarra; y les dije a los campesinos: copien
esas palabras y me van a ir en grupos de tres o cuatro, y pónganse de acuerdo en la importancia
de cada palabra o frase, a cada palabra la pongan un número, la que crean la más importante
de todas pónganle el número uno, la que le sigue en importancia pongan el número dos y así
sucesivamente hasta que pongan número a todas las palabras, no importan el tiempo que
necesiten para hacer eso, les dije, pero quiero que me lo hagan. Y fue curioso, porque con toda
la propaganda de la Transformación Agraria que había, lo lógico era de esperar que lo primero
pusieran el "tener tierra propia"; pero lo interesante fue, en lo que coincidieron todos los
grupos, que lo primero y más importante era "ayudarse unos a otros"; y "tener tierra propia" lo
pusieron el sexto lugar; "tener una buena casa" en séptimo lugar.

Recuerdo esto, porque cuando se lo comenté a Monseñor, a los dos días teníamos
reunión del clero, y le enseñé la hojita donde había copiado el resultado de la reflexión de los
campesinos, le conté esto; y me dijo: y ¿por qué no les preguntamos a los sacerdotes hoy en la
reunión?; y lo hicimos con los sacerdotes: les dimos la hojita ya con las preguntas, y les dijimos
póngales el número y anónimo, déjennos la hojita ahí. Cuando vimos las respuestas de los
sacerdotes, todos ponía lo primero "tener tierra propia", segundo, ×tener una buena casa",
tercero, "tener una buena educación", y los valores familiares y comunitarios, el valor de la
familia y el valor de la colaboración y de la ayuda mutua lo ponían entre los últimos lugares de
las nueve cosas.
Cuando vio Monseñor las respuestas me hizo el comentario: "Parece mentira, los
campesinos son más cristianos que los sacerdotes".

ZACARÍAS: Son detalles... del cambio que se iba operando en él". 133

Los sacerdotes tendríamos que hablar con la sencillez de los campesinos

Para finalizar este apartado ponemos estos testimonios personales de los que estuvimos a
su alrededor, muy cerca de él, y tuvimos la suerte de observar estos cambios en Monseñor, como
signos del comienzo de su transformación o conversión:

"JUAN: Él siempre pensaba en un primer tiempo de los campesinos de una manera, y


poco después de conocerlos mejor por sus pláticas con ellos, pensó de otra. Un día le oí decir:
"Yo siempre creí y siempre sostuve que para permitir que un campesino hablara en público era
necesario una gran preparación; y siempre dije que primero tiene que llenarse él; pero
oyéndoles a estos campesinos, uno no puede dudar de que es Dios el que habla por ellos; hay
que ver con qué propiedad y con qué sencillez se hacen entender, yo creo que nosotros, los
sacerdotes, tendríamos que aprender a hablar con esa sencillez.

133
Testimonios: Grupo nº 1: JZE. pág. 24.
ZACARÍAS: Los comentarios que hacía, todos eran de alabanza para estos humildes
campesinos. En un principio, tenía sus dudas si estábamos haciendo política y guerrilleros del
Centro; después, al final, acababa poniéndonos de ejemplo diciendo a sus sacerdotes: "Manden
gente al Centro, que por ahí va la pastoral, que son verdaderos catequistas que animan las
comunidades, que son los que mejor van a ayudar a los párrocos a hacer cristianos a la gente".

Se va viendo siempre el cambio: desde un temor tan grande que tenía y de las
acusaciones serias que nos hacía, hasta el final que nos ponía de ejemplo e invitaba a las
parroquias a aprovechar el servicio que ofrecía el Centro para formar esos laicos que
necesitaba la pastoral diocesana.

Todo esto lo iba viendo y aprendiendo en el contacto que, sobre todo, tuvo con los
campesinos, catequistas o Delegados de las parroquias de Jiquilisco, de Ciudad Barrios y
Jucuarán, entre otras, que eran las que más Catequistas o Delegados tenían y mejor se les daba
seguimiento. Fueron una vez más los campesinos y su trabajo o praxis en las Comunidades, los
que le iba haciendo cambiar, de tal manera, que al final no sólo aceptaba la pastoral que al
principio rechazaba o ponía en duda, sino que también quería imponerla a todas las parroquias
de la Diócesis, deseando que la pastoral fuera por ahí: formación de los laicos, con esa
formación que él en un principio había puesto en duda". 134

"Los campesinos desean ser evangelizados, los ricos... no"

No sólo los pobres eran evangelizadores y verdaderos apóstoles en sus comunidades, sino
que tenían una gran hambre de Dios y de saber y conocer la fe y la Palabra de Dios, por eso no
escatimaban tiempo para asistir a los cursos y a las reuniones de formación y así ir reflexionando
cada vez más profundamente su fe, su compromiso y su vida cristiana. Esto era un signo de la
predilección y presencia de Dios en ellos. Por el contrario, los ricos...:

"JUAN: Hubo en ese tiempo, debió ser como en junio o julio, hubo en Santiago de Maria
una reunión muy interesante de Cáritas, fue en casa de Dn. Prudencio Llach.

EUGENIO: ¿Fue en el 76?

JUAN: Sí, en el 76. Fue una reunión de Cáritas. (Dn. Prudencio Llach era uno de los
grandes cafetaleros del país). Él era el Presidente de Cáritas diocesana, entonces en su casa fue
la reunión; la reunión tenía un objetivo, era tratar de hacer de Cáritas no sólo una asistencia
material, sino un instrumento de promoción para el campesino; que al mismo tiempo que
recibían una ayuda material de alimentos, recibieran una ayuda también de promoción, de
capacitación para ir superando su situación.

134
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 18.
Recuerdo que toda la reunión, una hora y media, estuvimos platicando sobre ese tema, y
al final de la hora y media, el Presidente de Cáritas, Dn. Prudencio, salió con una pregunta-
afirmación: O sea, que lo que Uds. quieren es que Cáritas no solamente dé comida sino que dé
algo más. Llevábamos hora y media hablando de esto y no había comprendido del todo, y eso
que era uno de los pro-hombres, intelectualmente bien preparados.

Y entonces recuerdo que, al salir de la reunión, Mons. Romero me hizo este comentario:
"También éstos necesitan ser evangelizados". "Sí; Monseñor, ciertamente necesitan ser
evangelizados, pero hay una gran dificultad", le dije; y él me dijo: "Sí, ya sé: que los campesinos
están deseando ser evangelizados y éstos (los ricos) no quieren ser evangelizados".

ZACARÍAS: Esa frase supone mucho en el proceso de él, porque me acuerdo que, quizás
en los primeros meses, y después algunas veces decía de los ricos frases más o menos como
éstas: "No hay que despreciar o hablar mal de los ricos, los ricos son los que nos están
ayudando y nos han ayudado a hacer las iglesias, entonces no hay que despreciarlos o hablar
mal de ellos, pues también son hijos de Dios".

JUAN: E incluso decía: "Son buenos cristianos, tendrán sus criterios, pero son buenos
cristianos." Esto era al principio, después dice: "tienen que ser evangelizados, pero no quieren."

ZACARÍAS: Hasta en ese concepto de los ricos iba poniéndose un poco más a tono con la
realidad. Son frases que suponen un cambio bastante interesante". 135

3.- MONS. ROMERO Y LA "OPCIÓN POR LOS POBRES"

No cabe duda, que después de estos testimonios y anécdotas que hemos recordado de la
vida de Mons. Romero en Santiago de María, podemos afirmar que hubo una relación muy
íntima entre Mons. Romero y los pobres y campesinos, una relación que fue transformadora para
él: un amor y un aprecio muy grandes por ellos, reconociendo sus deficiencias y limitaciones
pero también valorando, en toda su realidad existencial, sus dones y cualidades positivas; hasta
intentó defenderlos y ayudarlos en sus problemas como hemos visto y volveremos a ver más
tarde.

Por otra parte, los campesinos le dieron y compartieron con él todo lo que ellos tenían: su
pobreza, sus miserias, pero, sobre todo, su fe, su solidaridad, sus ideales y sus luchas; todo. Ellos
le ayudaron a cambiar: le hicieron ver y juzgar las cosas de distinta manera. Y Monseñor aceptó
esta oferta de los pobres, puesto que le donaban todo lo que ellos poseían.

135
Testimonios: Grupo nº 1: JZE: págs. 18-19.
Entonces, podríamos preguntarnos: ¿Se dio una verdadera "opción por los pobres" en la
vida de Mons. Romero?, ¿Cuándo? Es irrefutable que Monseñor optó por los pobres; en los
últimos años de su vida, sobre todo en San Salvador, hay pruebas evidentísimas y acciones
directas que manifiestan esa opción. Pero, ¿cuándo comienza esta opción? ¿Qué implicaciones
trajo consigo esta opción?

Si queremos estudiar aquí este tema, es porque lo creemos muy importante para dar una
visión más completa y real de esta relación de Mons. Romero y los pobres.

Primeramente, vamos a recordar unos simples datos históricos de los 30 últimos años de
la reflexión teológica sobre este tema. Después, una breve noción de qué se entiende por "Opción
por los pobres" y sus consecuencias vitales o espirituales en el optante; de esta manera
comprenderemos mejor la situación en que se encontraba Mons. Romero al comenzar a andar
por este camino evangélico.136

3.1.- Un poco de historia: de la "Iglesia de los pobres", a la "Opción por los pobres"

Hay una larga y profunda reflexión teológica sobre estos temas: de los pobres, pobreza e
Iglesia, entre los teólogos de estos últimos 30 años.137 Creo que una breve síntesis histórica nos
aclarará un poco más este tema importante para llegar a comprender la "Opción por los pobres"
que creemos fue vital en Mons. Romero.

Ya en el Concilio Vaticano II se habló de esta realidad y tarea cristiana, y, sobre todo, los
últimos documentos eclesiásticos motivados por la reflexión de aquellas famosas frases de Juan
XXIII, pronunciadas un mes antes de inaugurarse el Concilio:

"Frente a los países subdesarrollados, la Iglesia se presenta tal como es y quiere ser:
como la Iglesia de todos y, particularmente, la Iglesia de los pobres". 138

Y en su mensaje inicial dirigido a todos los hombres, el 21 de octubre de 1962, los Padres
conciliares, utilizaban un lenguaje en el que expresaban esa inquietud:

"Ponemos insistentemente nuestra atención sobre todas las angustias que hoy afligen a
los hombres. Ante todo, debe volar nuestra alma hacia los más humildes, las más débiles, e,
imitando a Cristo, hemos de compadecernos de las turbas oprimidas por el hambre, por la
miseria, por la ignorancia, poniendo constantemente ante nuestros ojos a quienes, por falta de
bienes necesarios, no han alcanzado todavía una condición de vida digna del hombre" (Ad
Omnes 9).

136
Estas ideas que vamos a exponer a continuación están tomadas del libro de Julio LOIS, Teología de la
Liberación. Opción por los Pobres, DEI, San José, Costa Rica, 1988, págs. 193-287.
137
Puede verse en Julio LOIS, ibídem, págs. 9-68.
138
Cit. por Julio LOIS, obra citada, pág.12.
Y, sobre todo, fueron famosas las frases proféticas del Cardenal Lercaro, arzobispo de
Bolonia:

"El misterio de Cristo en la Iglesia es siempre, pero sobre todo hoy, el misterio de Cristo
en los pobres"... (Y por la falta de esta revelación esencial en los Esquemas conciliares, exigía,
el Cardenal, una nueva redacción más acorde con esta verdad): "El tema de este Concilio es,
ciertamente, la Iglesia en tanto que es, sobre todo, la Iglesia de los pobres". 139

Todas estas reflexiones y frases, juntamente con algunas aportaciones de los documentos
conciliares, hicieron nacer un movimiento de ulteriores reflexiones y profundizaciones en torno a
este tema de los "pobres, pobreza e Iglesia".

Así, en Medellín, este tema fue y se constituyó como tema central: "...fue el inicio de un
nuevo camino para la Iglesia de América Latina"140.

Efectivamente, Medellín fue el acontecimiento que provocó que la vida de la Iglesia


experimentase, según L. Boff: "un cambio de lugar social y, a partir de ahí", "una
redefinición de su misión y de su presencia en la sociedad de los sub-hombres". 141

En Puebla, al igual que Medellín, los temas de los pobres, la pobreza y la "opción por los
pobres", están presentes prácticamente en todos los capítulos del documento final; el capítulo
primero de la cuarta parte del Documento está expresamente dedicado a la "opción preferencial
por los pobres". Los teólogos de la liberación están de acuerdo unánimemente: que la opción por
los pobres realizada por la Iglesia latinoamericana en Medellín es "continuada", "ratificada
con energía", "ahondada" y "profundizada"; "asumida con mucha más determinación",
"de un modo más consciente y radical", "con mucha más concreción", en Puebla.

L. Boff dice: "Si Medellín fue el bautismo de nuestra Iglesia, consagrada a los
pobres, a su organización en comunidades de base y a su liberación, creo que Puebla ha
sido la confirmación". 142

3.2.- La "Opción por los pobres"

Cuando hablamos de "Opción por los pobres", queremos decir o la definimos, "como la
decisión voluntaria de un ser humano, que le conduce a encarnarse en el mundo de los
pobres para asumir con realismo histórico su causa de liberación integral". Puesto que es
una opción cristiana está informada y nacida de la fe.

17 Intervención conciliar del 6 de diciembre de 1962. Primera Sesión.


18 Gustavo GUTIÉRREZ, Teología de la Liberación. Perspectivas, Salamanca 1972, pág. 176.
19
Leonardo BOFF, La fe en la periferia del mundo. El caminar de la Iglesia con los oprimidos, Santander
1981, pág. 170.
20 Se encuentran todas estas citas en Autores Varios (AAVV.), Los Teólogos de la Liberación en Puebla,
Madrid 1979, pág. 128.
El sujeto de esta "opción por los pobres" somos todos los creyentes, cualquiera que sea su
condición socio-económica. A todos llega la exigencia y todos reciben el don de optar; no es,
pues, una exigencia únicamente referida a los que no siendo pobres han de tomar la decisión de
serlo si quieren vivir la pobreza evangélica, sino es una exigencia de los que también son pobres,
pues esta opción tiene como uno de sus elementos esenciales la asunción consciente y activa de
la causa de los pobres, y este factor subjetivo no se deriva automática y necesariamente del
hecho de ser realmente pobre.

Esta "opción por los pobres" puede y debe realizarse a un doble nivel, personal-
individualmente y comunitario-eclesial; dicho de otra forma: los sujetos de la "opción por los
pobres" son los creyentes individualmente considerados, los grupos o comunidades cristianas en
general, los distintos sectores eclesiales y la Iglesia en su conjunto. Este doble nivel personal y
comunitario, lo afirma el documento final de Puebla (nº 1134).

Jon Sobrino dice que Mons. Romero logró que la Iglesia de San Salvador
"institucionalizara" la opción por los pobres:

"Si los pobres acudían espontáneamente a él, es porque él había forjado esa figura de
obispo. Y de esta forma, Mons. Romero consiguió algo sumamente importante, aunque en la
formulación pudiera parecer ambiguo. Consiguió "institucionalizar" la opción preferencial por
los pobres. "Institucionalizar" no significa en este caso burocratizar o trivializar esa opción.
Significa, por el contrario, que no sólo los cristianos como individuos deben optar por los
pobres, sino que la Iglesia, como tal, como institución debe optar por ellos, y debe poner
también lo que tiene de institucional a su servicio".

Precisamente, por ser arzobispo, representante máximo de lo institucional de la Iglesia,


Mons. Romero logró que se pudiese hablar de la Iglesia de los pobres. Y consiguió, de hecho,
que el pueblo juzgase a diversas instituciones eclesiales a partir de este criterio: la defensa del
pobre y del oprimido". 143

Mons. Romero no sólo optó por los pobres él personalmente con su vida, sino que, como
pastor, trató de que su Iglesia, la Arquidiócesis de San Salvador, quedara implicada en esta
opción preferencial.

Los destinatarios de esta opción son los pobres de la tierra; se opta por los pobres
materiales o reales, por los injustamente empobrecidos y desposeídos; pero no sólo aislada sino
colectivamente considerados. Es más, en esta opción tienen la "mejor parte" los pobres en tanto
que constituyen un colectivo social y son conscientes de ello, es decir, los desposeídos "con
espíritu" que luchan por su causa, "las mayorías populares organizadas"144.

143
Jon SOBRINO, Mons.Romero, pág. 79.
144
Ignacio ELLACURÍA, El verdadero Pueblo de Dios según Mons. Romero, en "Estudios
Centroamericanos" (ECA), 36(1981)535-536. Y en "Sal Terrae", 70(1982)223-225: Las Iglesias
latinoamericanas interpelan a la Iglesia en España.
Todo esto está suponiendo que la "opción por los pobres" suprime, o está sobre,
cualquier manifestación o expresión de amor paternalista o meramente asistencial; y se vincula a
la lucha por la justicia que en el contexto latinoamericano se traduce en praxis histórica de
liberación.

A partir de la consideración de la vida misma de Jesús, los teólogos de la liberación, que


son los que más han reflexionado este tema, entienden la "opción por los pobres" como un
proceso de carácter kenótico-salvífico y liberador que se despliega en tres momentos
fundamentales:

1º.- El momento encarnatorio o de identificación: es "cambio de lugar físico y social", es "salir al


encuentro del otro", es ruptura con el mundo cultural propio y sus criterios específicos de
valoración". Este primer momento es de descenso o estrictamente kenótico, que consiste en
encarnarse en el mundo de los pobres, con la finalidad de vivir con y como ellos; tiene una clara
dimensión de ruptura o conversión inicial.

2º.- El momento de asunción consciente y activa de la causa de los pobres: es "defensa activa de
los derechos de los pobres", es "solidaridad activa con las luchas y prácticas populares", es
"afirmación incondicional de la vida, e incondicional rechazo de la injusticia", es "compromiso
con la liberación de los pobres". Este segundo momento es de ascenso o propiamente salvífico-
liberador, es el central de la opción, que sitúa al que la realiza en "tierra extraña", en un punto
peligroso y conflictivo. Es en este momento de la opción, donde la conversión como ruptura,
iniciada en la encarnación entendida como un "ir al mundo del otro", se radicaliza y se hace
proceso inacabado.

3º.- El momento de asunción del destino de los pobres, que en un continente como el
latinoamericano –y especialmente en la situación que tienen y han tenido algunos países
concretos– pasa, casi inevitablemente, por la persecución, y algunas veces la muerte, destino
inexorable de los pobres que luchan contra su pobreza injusta. Este tercer momento se convierte
así en criterio de verificación de la autenticidad de la encarnación en el mundo de los pobres y de
la defensa activa de su causa. 145

Así resumidos, rápida y someramente, estos contenidos u objetivos de la "opción por los
pobres", inmediatamente vemos, como retratada y descrita la vida de Mons. Romero en sus
últimos años y meses; prueba evidente de que él optó por los pobres; su martirio, con otras
muchas acciones más, son la señal evidentísima de esta opción. 146

Quizás después de haber escuchado esta reflexión de los teólogos, veamos con más
claridad la necesidad, o si quieren mejor, la lógica de ese cambio, transformación o conversión,

145 Julio LOIS, ibídem, págs. 197-198.


146 Pueden verse estos gestos y acciones de Mons. Romero en Jesús DELGADO, obra citada, págs. 93-
113. Y en Jon SOBRINO, Monseñor Romero, págs. 40-47, 78-79, 92-108, 178-184, 199, 212-213; sobre
todo, el ejercicio profético de la palabra predicada de Mons. Romero en favor y defensa de los pobres,
tan bien expuesto en esta misma obra por Jon SOBRINO, págs. 109- 170.
operada en la vida de Mons. Romero, de la cual nos hablan todos sus biógrafos y estudiosos de
su persona y obras, y a la cual nosotros estamos haciendo alusión constantemente: Fue un paso
decisivo e imprescindible, consecuente y coherente de la "opción por los pobres" que él realizó
en su vida.

Esta exigencia de conversión o cambio que implica la "opción por los pobres", está
obviamente afirmada en el Documento de Puebla:

"Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial


por los pobres, con miras a la liberación integral". 147

A esta conversión o cambio en la vida del optante se refieren con insistencia los teólogos de la
liberación: 148

Nosotros también pensamos que fue esta "opción por los pobres" el motivo y la causa de
ese cambio que se dio en la vida de Monseñor, y que para todos es evidente. Y, más: estamos
también afirmando que el comienzo de esta opción y por lo tanto de este cambio, se origina en
Santiago de María, y más concretamente en el año 1976. Es en su episcopado santiagueño donde
comienza este proceso de cambio en su vida, que seguirá progresando y avanzando de una
manera rápida y evidente, después, siendo Arzobispo de San Salvador, ayudado por las
circunstancias especiales que le tocó vivir.

Por los testimonios narrados podemos vislumbrar ese cambio: de una mentalidad muy
tradicional, uniforme, rígida y autoritaria, a otra mentalidad abierta, pluralista y condescendiente;
de una cierta apatía hacia la realidad, empieza a sentirla como algo cercano a su vida, y esta
misma cercanía genera en él una perspectiva y unas acciones diferentes de las que hasta ahora se
habían manifestado en su vida.

Comienza a ver y amar al pueblo, especialmente a los pobres, de modo distinto: empieza
a confiar en ellos y en sus acciones apostólicas, alaba su entrega y su afán de querer formarse y
de querer conocer la Palabra de Dios, se asombra de su fe, de su sencillez, y de su profundidad,

147
Puebla, nº 1134
148
GUSTAVO GUTIÉRREZ, Evangelio y Praxis de liberación, en AA.VV., Fe cristiana y cambio social en
América Latina, Salamanca 1973, págs. 234-235.
ID, Movimientos de liberación y teología: «Concilium» 10(1974)452.
ID, Fe y Política: Teología de la liberación. Trabajo mimeografiado y presentado en la Semana de estudio
organizada por el CELAM en Bogotá del 19 al 24 de noviembre de 1973, pág. 3-5.
LEONARDO BOFF, La fe en la periferia del mundo. El caminar de la Iglesia con los oprimidos, Santander
1981, pág. 175, 194-195, 243-244.
JON SOBRINO, Mons. Romero y la Iglesia salvadoreña, un año después, en ECA, 36, (1981), pág. 129-130.
ID, La Iglesia de El Salvador: interpelación y Buena Noticia, en ECA, 38(1983)30.
ID, La oración de Jesús y del cristiano, en AA.VV.: Oración cristiana y liberación, Bilbao 1980, pág. 111-112.
IGNACIO ELLACURIA, El verdadero Pueblo de Dios según Mons. Romero, en ECA, 36, (1981), págs. 534-
535.
ID, Tesis sobre posibilidad, necesidad y sentido de una teología latinoamericana, en AA.VV.: Teología y
mundo contemporáneo, Madrid 1975, pág. 336.
de sus comentarios bíblicos en las celebraciones de la Palabra; va conociendo y palpando sus
luchas diarias por sobrevivir y porque su realidad de injusticia cambie.

Monseñor no es indiferente ante esta gozosa realidad eclesial. Es manifiesta su alegría y


esa esperanza que va depositando en los pobres campesinos. Constata que los pobres le
evangelizan y le llevan a conocer de un modo distinto, no sólo las Sagradas Escrituras, sino
también al Dios de Jesús que es un Dios de todos, pero preferentemente de los pobres, de los que
sufren, de los crucificados.

Iremos completando y continuaremos probando estos puntos de vista no sólo con los
datos expuestos hasta ahora, sino también con los que iremos exponiendo a continuación.

Vº.- Nuevas inquietudes pastorales

Para completar y ampliar un poco más la visión de la vida de Mons. Romero en Santiago
de María, que estamos intentando describir, vamos a fijarnos en tres puntos, o aspectos de la
Pastoral, que se dieron con bastante intensidad e insistencia especialmente en este tiempo de
1976; y que creemos son expresión, y una prueba más, de ese cambio que se estaba operando en
él. Son inquietudes pastorales nuevas y distintas de las que él tradicionalmente había tenido y
vivido.

1.- LOS AGENTES DE PASTORAL

Siempre fue como una obsesión de Monseñor, tener suficientes "Agentes de Pastoral
cualificados", es decir, sacerdotes149 y religiosas que evangelizaran y catequizaran al pueblo
sencillo e ignorante. La Diócesis de Santiago de María era pobre en estos agentes, tenía pocos
sacerdotes, ya mayores y, sobre todo, no muy entrenados en la nueva dinámica de la
evangelización que estaba pidiendo la Iglesia en esos tiempos; más bien, los pocos que había se

149
Ver Jesús DELGADO, obra citada, pág. 60.
dedicaban, casi exclusivamente, al culto y a la administración de sacramentos. Había necesidad
de nuevos operarios y con una nueva mentalidad misionera, sacrificados y verdaderamente
entregados al pueblo pobre.

Vamos a copiar solamente tres cartas de este tiempo, en las que vemos cómo expresa este
deseo e interés porque su Diócesis tenga suficientes operarios para que sea atendida
pastoralmente con eficiencia y eficacia. Llama a las puertas de algunas Diócesis y de sus
pastores, pidiendo gestos de solidaridad apostólica y sacerdotal.

Cuando en mayo de 1976 Zacarías salió unos meses de vacaciones para España, le
encargó encarecidamente que le buscara algunos sacerdotes o religiosas para que vinieran a
trabajar a la Diócesis; la carta en la que le presentaba decía así:

"Santiago de María, 12 de mayo de 1976

QUERIDO HERMANO Y COMPAÑERO EN EL SERVICIO DEL EVANGELIO:

El P. Zacarías Díez, sacerdote pasionista, colabora, desde hace varios años, en esta
Diócesis de Santiago de María en El Salvador (América Central). Como tal, es conocedor de las
grandes dificultades que, a diario, se presentan en la realización de nuestros ideales apostólicos.

Le hemos rogado que, aprovechando su viaje de merecida vacación, sea el portador de


nuestra súplica de ayuda ante quienes puedan dárnosla con generoso sentido de Iglesia.

Nuestra Diócesis consta de casi medio millón de habitantes, con sólo 25 sacerdotes,
incluido el obispo, para atenderlos. Nuestra primera necesidad es, por tanto, de personal
sacerdotal; y con cuánto gusto tenderíamos los brazos a generosos sacerdotes, bien formados y
con sincero espíritu misionero, que quisieran venir a compartir esta aventura por el Reino del
Señor...

Y eternamente bendecirá su memoria este humilde pastor y el Pueblo de Dios que con él
aquí peregrina. Fraternalmente. Fmdo: Oscar A. Romero. obispo de Santiago de María". 150

Ya antes, en el mes de febrero de ese mismo año, había escrito a su amigo y compañero
de estudios en Roma, Mons. Enrique Mejía, para hacerle la misma petición:

"Querido Monseñor Mejía:

...Quiero pedirte también otro favor de carácter diocesano y personal. Tal vez ya tienes
una idea de mi pobre Diócesis de Santiago de María... El favor, pues, que te pido es que me
ayudes a buscar algunos sacerdotes que quieran venir a tomar una parroquia y, si es posible,
una región de esta Diócesis que por escasez de sacerdotes están hoy desatendidas. En primer

150
A.S.M.: Carta de Mons. Romero (pidiendo sacerdotes), 12 de mayo de 1976, pág. 1.
lugar, apóyame la súplica que en esta misma carta le hago al P. Esteban para ver la posibilidad
de que el Instituto despliegue sus maravillosos carismas misioneros en estas tierras que,
sinceramente, son de misión, pero con una respuesta maravillosa de parte de nuestra buena
gente. ¡Qué daría yo por contar entre mis colaboradores con tan magníficos elementos!

También otra súplica. "Caro Mejía", ¿no te sería posible conseguir para mi Diócesis
algunas comunidades de religiosas que puedan y quieran dedicarse a la vida parroquial, ya sea
para ayudar algún párroco en sus ministerios en la cabecera parroquial, o bien para
establecerse en pueblos sin sacerdote para realizar las funciones de que sean capaces?

Pero no debo omitir de decirte que por su pobreza esta Diócesis no puede ofrecer
mayores ventajas económicas. Se trata de regiones pobres, pero puedo asegurarte que nuestra
gente comparte, generosa y con cariño, sus mismas pobrezas con quienes les prestan el servicio
espiritual que tanto ansían.

Perdona, pues, Monseñor Mejía, que te haya cargado con mis preocupaciones de pastor.
Pero estoy seguro de que las acoges con corazón de hermano y que harás lo que te sea posible
por esta porción necesitada de nuestra santa Madre Iglesia...".151

Y para acabar, entre las otras muchas cartas que hay sobre el asunto, vamos a transcribir
ésta al obispo de Palencia (España); Zacarías la llevó personalmente y la comentó con el prelado
palentino.

"Querido Hermano Obispo:


Estimulado por la amistad con que V.E. honra a nuestro estimado Padre Juan Macho
Merino, Pasionista que trabaja, desde hace muchos años, en esta Diócesis de Santiago de
María, me permito dirigir a V.E. este saludo fraternal y valerme del viaje a España del P.
Zacarías Díez, también Pasionista de esta Diócesis, para repetirle una súplica de socorro en el
sentido ya indicado a V.E. por el P. Juan.

Para atender a medio millón de almas sólo somos 25 sacerdotes. V.E. nos daría un gran
alivio si permitiera que uno o varios sacerdotes de esa Diócesis, mejor provista de clero, se
trasladaran a esta parte de la Iglesia a unir su colaboración a nuestros esfuerzos de
evangelización. Naturalmente se trata de sacerdotes bien formados en el sano progreso de la
Iglesia actual, con mucho espíritu de sacrificio y capacidad de adaptación a un ambiente tan
distinto del que dejarían.

El P. Zacarías lleva el encargo de exponer mejor a V.E. nuestra situación y nuestra


súplica también acerca de otras indigencias de esta diócesis, la más pobre de las cinco de El
Salvador, con la esperanza de que Palencia, con un noble gesto de efectiva colegialidad, querrá
socorrernos desde el ámbito de sus posibilidades...". 152

151
A.S.M.: Carta de Mons. Romero a Mons. Enrique Mejía, 13 de febrero de 1976, pág. 1.
152
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al Obispo de Palencia, Mons. Anastasio Granados, 12 de mayo de 1976,
pág. 1.
Estos gritos de socorro y de auxilio de Mons. Romero fueron de alguna manera
escuchados, pues llegaron algunas religiosas (que fueron ubicadas en la zona norte, en Ciudad
Barrios, y trabajaron muy bien). Las religiosas que había en la Diócesis en tiempo de Mons.
Romero eran de 13 a 15, divididas en tres comunidades: las Pasionistas, las Franciscanas y las
Carmelitas de San José. Las dos primeras comunidades se dedicaban a la pastoral educativa: las
primeras tenían un Colegio en Santiago de María, y las otras en Usulután. Solamente las últimas
se dedicaban directamente a la pastoral parroquial, preparando catequistas y agentes de pastoral
laicos en Ciudad Barrios.

También llegaron como unos 7 sacerdotes, que estuvieron en distintos tiempos, y que no
aguantaron mucho, debido a la pobreza del lugar y a la situación social y política cada vez más
deprimente y peligrosa. Con varios de estos sacerdotes tuvo problemas; especialmente con uno al
que Monseñor tuvo que "suspenderlo". 153

En realidad, estos sacerdotes no le resolvieron el problema pastoral pendiente en la


Diócesis. Esto le condujo a Monseñor a buscar ayuda para la evangelización de su Diócesis en
"Los Agentes Laicos de Pastoral" y en "Las pequeñas Comunidades Cristianas" que estaban
comenzando a existir en la Diócesis, sobre todo en algunas Parroquias que hacían girar su
pastoral alrededor del Centro de promoción campesina "Los Naranjos".

Veamos este punto; lo trata Monseñor en la revista diocesana "EL APOSTOL". Leamos
estas ideas escritas por él mismo:

"La Voz del Pastor

HACER PEQUEÑAS COMUNIDADES, UNA CONSIGNA DE CUARESMA

Cuaresma y Semana Santa nos ofrecen una ocasión propicia y única para que el
Evangelio de Cristo llegue más copiosamente al corazón de nuestro pueblo. Pero esta tarea
evangelizadora no es sólo de los sacerdotes, sobre todo donde los sacerdotes son tan escasos.
También los laicos cristianos, por su bautismo, están capacitados y son responsables de la
evangelización del mundo Por eso, desde que inauguré la Cuaresma de esta Diócesis, el
miércoles de ceniza en la catedral, hice un llamamiento, que hoy quiero repetir para agradecer
y felicitar a quienes lo están llevando a la realidad y para repetir la súplica de colaboración
que, en ese sentido, pueden prestar todos los católicos: se trata de organizar pequeñas
comunidades en sus cantones, en sus barrios, en sus mesones, en donde quiera que un cristiano
pueda reunirse con dos, tres a más amigos para reflexionar juntos la Palabra de Dios, leyendo
la Biblia y comentándola juntos para alimentar en forma comunitaria su vida espiritual
cristiana y llevarla a la participación de los sacramentos e irradiar en el ambiente el espíritu
cristiano. En otras palabras, crear un grupo cristiano del que Cristo pueda decir que es, en su
ambiente, luz del mundo, sal de la tierra, fermento de la sociedad.

153
En el archivo episcopal de Santiago de María hemos encontrado el "Decreto de Suspensión" de dicho
sacerdote, con fecha del 30 de junio del 1976.
Estas pequeñas "Comunidades eclesiales de base" son la mejor señal de la verdadera
evangelización del pueblo, pues el verdadero fruto del evangelio es la conversión de los hombres
hacia esa nueva manera de ser y vivir juntos que anuncia el Evangelio. En la reciente
exhortación del Papa Pablo VI sobre la Evangelización del mundo actual se ofrecen criterios
magníficos para esta nueva modalidad hoy tan en boga. En la página 13 de esta revista
diocesana ofrecemos un esquema que puede servir de modelo para esas reuniones. Y quien
desee mayores informaciones puede dirigirse a la Comisión diocesana de pastoral, por medio de
esta revista EL APOSTOL que seguirá prestando este servicio en sus páginas. Fmdo: El
Obispo". 154

Es sumamente interesante también esta otra editorial o La Voz del Pastor, en la que ya no
sólo insinúa o incita a que los laicos deben hacer pastoral, sino que ya constata algunos frutos o
realizaciones pastorales de los laicos en su Diócesis:

"La Voz del Pastor


LA SEMANA SANTA DE LOS LAICOS

Se me ocurre llamar así a la semana santa de nuestra Diócesis por la excepcional


participación que tuvieron los seglares en su celebración. Este ha sido un hecho para mí muy
revelador y muy consolador, me atrevería a llamarle "un signo de los tiempos" "una voz del
Espíritu", porque creo que abre unas brechas formidables a nuestra Pastoral diocesana y nos
invita a Párrocos y Obispos a "no apagar el Espíritu" sino a pedirle un exquisito "don de
discernimiento" para "probarlo todo" y quitar con prudencia lo inconveniente y aprovechar, con
generosidad y hasta con prudente audacia, todo lo bueno de este impulso.

A través de Radio Oromontique y Radio Fides fueron muchos los que siguieron con
atención el mensaje de la liturgia y las tradiciones populares de Semana Santa, proclamado por
equipos de hombres y mujeres seglares. Los "reportajes" que están llegando de toda la Diócesis
son muy animadores.

En poblaciones sin sacerdote, en cantones y caseríos, fueron muchas las comunidades


que "celebraron" por primera vez una Semana Santa gracias a equipos de Catequistas o
Delegados de la Palabra preparados para ello en el Centro de promoción campesina "Los
Naranjos", o por su propio párroco, ya que oportunamente la Comisión diocesana de Pastoral
editó adecuados esquemas para la "celebración de la Palabra en semana Santa y Pascua".
También de estas celebraciones nos están llegando "reportajes" muy optimistas.

No son más que dos botones de muestra de la participación de los seglares en esta
Semana Santa y sobre todo una maravillosa demostración de las posibilidades pastorales de
nuestro laicado.
Bendito sea Dios. Fmdo: El Obispo"155.

154
«El Apóstol», 21 de marzo de 1976, nº 28, págs. 3-4.
155
«El Apóstol», 25 de abril de 1976, nº 32, págs. 3-4.
Es interesante constatar cómo Mons. Romero va aceptando esa realidad de su Diócesis y
cómo va expresando poco a poco su confianza en los laicos y en la obra evangelizadora que
están comenzando a realizar; se nota que va caminando y avanzando en una concepción más
amplia y universal de la pastoral según las sugerencias y actitudes propugnadas por el Concilio y
por Medellín, tan diversas y opuestas a las vividas por la Iglesia preconciliar en las que Mons.
Romero fuera educado y ejercitado.

2.- ORGANIZACION DE LA PASTORAL DIOCESANA

A penas llegado a la Diócesis de Santiago de María, Mons. Romero, consciente de su


responsabilidad pastoral como pastor y obispo, y ante la inexistencia de aparato alguno o plan
diocesano de pastoral, intenta organizar la pastoral de su nueva Diócesis. Pero se encuentra con
muchas dificultades y limitaciones; son las que ya hemos descrito anteriormente: pocos
sacerdotes, mayores, muy conservadores y no acostumbrados a trabajar en equipo; eso por una
parte. Por otra parte, la poca pastoral organizada existente en la Diócesis no se está realizando de
acuerdo a sus criterios pastorales, que como sabemos, son más bien tradicionales. ¿Qué hacer?

Hemos recordado un poco cómo Mons. Romero reaccionó con este segundo obstáculo: el
encuentro y enfrentamiento con otras ideas teológicas y pastorales distintas de las suyas, y cómo
fue aceptando poco a poco esas nuevas acciones y mentalidad pastorales que nos iban pidiendo
la Iglesia postconciliar y latinoamericana. Por otra parte, en cuanto al primer obstáculo, son
continuas las referencias, avisos e interpelaciones, que va haciendo a sus sacerdotes, sobre todo a
los mayores, ya sea en las reuniones del clero, y en sus conversaciones personales, como en las
cartas circulares y pastorales: insistía que tenían que ir abriéndose hacia las nuevas orientaciones
pastorales de la Iglesia; sobre todo, insiste en la catequesis, predicación y administración más
"perfecta y lógica de los sacramentos".

Para probar esto voy a transcribir una carta circular de Monseñor con la que quiere
"iniciar una práctica gradual" en la administración de los sacramentos de iniciación, sobre
todo, en el de la Confirmación; queriendo romper y apartándose definitivamente de la práctica
tradicional de la Diócesis de confirmar a infantes el mismo día del bautismo, e implementando
una catequesis presacramental.

"ORIENTACIONES PASTORALES SOBRE LA CONFIRMACION

Carta Circular del Obispo de Santiago de María a los señores sacerdotes, a las
religiosas y a todos los fieles.

Nuestro deseo en la próxima celebración litúrgica de Pentecostés es:


-administrar el sacramento de la CONFIRMACION a aquellas personas ya bautizadas y
en pleno desarrollo de sus facultades racionales, sobre todo la edad de los jóvenes adolescentes,
que aún no han recibido el don del Espíritu.

-manifestar y testimoniar así nuestra adhesión a la sana doctrina de la Iglesia dada a


conocer en las Constituciones siguientes:
+ la Dogmática de "Lumen Gentium"
+ la Apostólica de "Divinae Consortium Naturae".

-iniciar la práctica (gradualmente) en nuestra diócesis de dar, desde hoy en adelante,


preferencia a la administración de los tres sacramentos de la iniciación cristiana en una forma
más perfecta, lógica y tradicional, o sea:
+ el bautismo, cuanto antes a los infantes.
+ la confirmación y la eucaristía a la edad del uso de razón y hasta donde sea
posible juntamente en la celebración de la Misa.

Salvaguardando:
-primero, el derecho de cada fiel de pedir la administración de los sacramentos según
dicte su conciencia y
-segundo, una adecuada catequesis, previa y posterior, del sacramento.

En tal sentido, exhortamos a nuestros fieles el cumplimiento de sus obligaciones en


cuanto a la enseñanza religiosa sobre estos sacramentos y a nuestros sacerdotes y religiosos el
hacer conciencia de la misión de cada fiel por ser miembro de la Iglesia, el Cuerpo Místico de
Cristo.

Suplicamos a todos nuestros sacerdotes que prediquen, enseñen y, con todos los medios a
ellos disponibles, hagan llegar a nuestros queridos fieles una catequesis urgente sobre los tres
sacramentos de la iniciación cristiana con énfasis en el sacramento de la Confirmación con
ocasión de la próxima celebración de la Fiesta de Pentecostés, según los apuntes y nociones
adjuntos.

Con nuestra bendición.


Santiago de María, 6 de mayo de 1975
Fmdo. Oscar A.Romero, Obispo"156.
Fue, pues, el año 1975 de tanteo y de ir descubriendo y conociendo un poco la realidad y
las posibilidades pastorales de la Diócesis; y esto por distintos caminos y métodos como hemos
visto. Sin embargo, él comenzó su pastoral diocesana dando énfasis a lo que siempre había
hecho: asociaciones piadosas, movimientos de espiritualidad, apostolado de la Radio con la
difusión de las homilías dominicales desde la Catedral de Santiago de María por las mañanas, y
desde la co-Catedral de Usulután por las noches. (En este sentido instó y ayudó a crear una nueva
"Radio Emisora", que poco después se convertía en Radio FIDES, sita en la cabecera
departamental de Usulután). También visitaba y atendía con frecuencia a los campesinos en sus
aldeas o cantones por medio de sus correrías apostólicas y misioneras.

156
A.S.M.: Carta circular sobre la Confirmación, 6 de mayo de 1975, pág. 1.
Será en el año 1976 cuando intente dar los primeros pasos más firmes en la organización
de la Pastoral de la Diócesis para intentar crear una futura planificación pastoral. Es con el
nombramiento del P. Juan Macho Merino como Vicario General de Pastoral y la constitución de
la Comisión de Pastoral de la Diócesis, en enero de 1976:

"R.P. Juan Macho Merino, C.P.

Tengo el agrado de hacer de su conocimiento que el Excmo. Prelado Diocesano ha


emitido el siguiente

ACUERDO EPISCOPAL

OSCAR A. ROMERO, obispo de Santiago de María,

Considerando necesario en nuestra Diócesis un organismo que coordine eficientemente


con el Obispo el elemento humano y los medios adecuados para la planificación de la acción
pastoral en cada parroquia, a fin de que la comunidad cristiana, saturada de las enseñanzas
saludables del Evangelio, viva en consonancia con su fe:

ACORDAMOS:

1º-Constituir en nuestra Diócesis la Comisión de Pastoral, integrada por un Vicario


General de Pastoral y por varios sacerdotes, religiosas y laicos connotados católicos;

2º-Nombrar Vicario General de Pastoral al R.P. Juan Macho Merino, C.P., y designar
como miembros de dicha Comisión a los señores Presbíteros R. Orlando Cabrera, René Rivera,
Saúl David Rodríguez y Zacarías Díez, C.P., Rda. M. Aurora Rivas Laguardia, Pasionista, Don
Salvador López Ayala y otros que se designarán oportunamente, y que serán los responsables de
la planificación del trabajo pastoral en nuestra diócesis.

Comuníquese.
Dado en la Sede Episcopal, Santiago de María, a seis de enero de mil novecientos
setenta y seis.
Fmdo: Oscar A.Romero, Obispo
Por mandato. Fmdo: Mons. José María Dueñas A., Vicario General.

Al felicitarlo por tan acertado nombramiento, me es grato suscribirme de S.R. afmo.


servidor en Cristo y María.
Fmdo: Mons. José M. Dueñas A., Vicario General"157.

157
A.S.M.: Acuerdo Episcopal del nombramiento y creación de la Comisión de Pastoral y del Vicario de
Pastoral de la Diócesis de Santiago de María, 6 de enero, 1976, pág. 1.
Llevado por ese gran interés de organizar la Pastoral diocesana, ya unos meses antes, en
septiembre de 1975, había mandado a cuatro sacerdotes de la Diócesis a recibir un curso de un
mes a Guatemala, que expresamente trataba sobre la planificación pastoral. (Los cuatro serían,
juntamente con el Vicario de Pastoral, P. Juan Macho, la base de esta Comisión de pastoral
diocesana recién nombrada). Después también mandaría a estudiar a Medellín (Colombia), con la
misma finalidad al actual obispo de Santiago de María, Mons. Orlando Cabrera.

Mons. Romero mandó hacer una encuesta-formulario para ir empezando a estudiar esta
realidad pastoral como base de una futura planificación pastoral de la Diócesis. Todas estas cosas
y todo el gran interés de Monseñor sobre este tema nos expresa esta carta circular a sus
sacerdotes:

"Santiago de María, 27 de agosto de 1975

Estimado Padre:

En el mes de septiembre se realizará en Guatemala La Antigua, un Curso de


Planeamiento Pastoral organizado por el CELAM y al cual asistirán cuatro sacerdotes de
nuestra Diócesis: Pbro. Orlando Cabrera, Pbro. Saúl David Rodríguez, Pbro. René Rivera y P.
Zacarías Díez.

Interesado en que ellos aprovechen este curso al máximo para el bien de una futura
planificación pastoral, hemos preparado el siguiente formulario, para tener una mejor
perspectiva de nuestra realidad en las parroquias y poder coordinar mejor una pastoral
diocesana. Le suplico que conteste con toda seriedad el siguiente cuestionario y lo traiga ya
preparado a nuestra próxima reunión mensual el 2 de septiembre próximo. Sus respuestas al
cuestionario, servirán de base para elaborar un estudio de la realidad de la diócesis y que la
comisión nombrada presentará en Guatemala...". 158

3.- LA PASTORAL SOCIAL

Pasemos a otro tercer punto que fue como su gran inquietud ya dimidiado el año 1976;
además es como otro signo del cambio que se estaba operando en él: organizar la Pastoral
Social de la Diócesis.

Se partía de cero; en la Diócesis nunca se había organizado nada, mucho menos una
Pastoral Social; a lo más, en algunos casos de emergencia, como en tiempo de inundaciones en el
invierno, se repartían algunos alimentos y ropa usada que venía de los Estados Unidos, o de

158
A.S.M.: Carta circular a los sacerdotes, 27 de agosto 1975, pág. 1.
Cáritas; pero esto se realizaba con un fin altruista, asistencial y de una manera temporal y casual,
nunca con una finalidad promocional o formativa, continuada o programada.

Si Uds. han leído atentamente algunos pasajes que hemos puesto arriba, en este libro, se
recordarán de varias de las ideas de Mons. Romero sobre la Pastoral social; sobre todo, la última
editorial suya en Orientación159: era como una especie de rechazo encubierto a este aspecto de la
Pastoral, por creerlo muy proclive a la crítica política, social y gubernamental. Lo mismo la
acusación principal que nos hacía en nuestro trabajo pastoral de Jiquilisco: era el horizontalismo
social y político que, según él, dábamos a nuestra línea de pastoral.

Las acusaciones a los Jesuitas en sus cuatro frentes: UCA, Externado de San José, el
Seminario de San José de la Montaña y la Parroquia de Aguilares, iban por esa misma
dirección160. Los principales reparos que ponía al Secretariado Social Interdiocesano y a la
Comisión de Justicia y Paz, son del mismo cariz: su línea politizante, de contestación y de crítica
social y gubernamental161.

Creemos que los prejuicios que tenía contra Medellín se debían a este aspecto social de la
Pastoral que propugnaban sus Documentos; recuérdese, si no, esas tres editoriales que escribió
sobre el tema y que nosotros hemos copiado arriba162. ¿Acaso no son una velada sátira y crítica a
los que intentaban seguir ese aspecto social de la pastoral?

Definitivamente, la mentalidad pastoral de Mons. Romero en esos tiempos (1970-1975),


no comulgaba con la Pastoral Social, se conformaba y prefería una pastoral más espiritualista,
personal e intimista, o de espíritu religioso, como le gustaba llamarla,163 más que social.

Entonces, ¿a qué se debió ese afán e insistencia, mediado el año 1976, de querer
organizar la Pastoral Social de la Diócesis? Porque es sumamente chocante que, en estos siete
meses últimos de su estancia en Santiago de María, se diera una actividad inusitada en la Pastoral
Social diocesana: primero, en agosto, una reunión de estudio sobre el Proyecto de Ley de la
Transformación Agraria; después otra Reunión en octubre para reorganizar la Pastoral Social; en
los otros meses las reuniones periódicas del Consejo de Pastoral Social diocesano. A la vez, se
estaban haciendo unos trabajos de investigación sobre la realidad social de las distintas zonas de
la Diócesis en vistas a planificar tareas eminentemente sociales: cooperativas, promoción social,
educación de adultos, alfabetización, promoción de la mujer, etc.

¿Qué es lo que estaba sucediendo en la Diócesis de Santiago de María? Y ¿Qué le estaba


pasando a Mons. Romero –pues él animaba toda esta actividad– para explicar un cambio tan
repentino? Porque hay algo que llama poderosamente la atención, y es esto: que aquellas
instancias que Monseñor criticaba y acusaba de sociales y politizantes, de horizontalismo e
izquierdismo, de contestatarios y críticos, son las que ahora él llama a que vengan a ayudarle
159
«Orientación», 21 de octubre 1974, nº2089, pág.3. Puede verse en este libro en las págs. 28-29.
160
Cfr supra, págs. 30-31.
161
Cfr supra, pág. 31.
162
Cfr supra, pág. 78.
163
«Orientación», 23 de septiembre 1973, nº 2036, pág. 3.
para organizar la Pastoral Social de su Diócesis, los que vemos dirigiendo y coordinando esas
reuniones de mentalización pastoral, y los que van investigando la realidad social de la Diócesis,
y ayudando a proyectar acciones sociales concretas: el Secretariado Social Interdiocesano, la
U.C.A., el Vicario de Pastoral y los Pasionistas de Jiquilisco. ¿Qué es lo que pasó? Ciertamente
se dio un gran cambio en Mons. Romero en este aspecto. Vamos a fijarnos ahora en algunos de
estos detalles.

3. 1.- Jornada de Estudio sobre la Ley de Transformación Agraria y sus


Repercusiones en la Pastoral Diocesana

Así se llamó la primera reunión de envergadura sobre la Pastoral Social en la Diócesis de


Santiago de María. Como uno de los distritos de la Transformación Agraria iba a recaer
principalmente en algunas haciendas del Departamento de Usulután, es por eso que la Diócesis
de Santiago de María, con su obispo a la cabeza, fue la primera y única del país, que estudió en
profundidad este tema en sus reuniones pastorales.

En la carta convocatoria a esta Reunión, podemos leer estos aspectos planificados sobre
ella:

"OBJETIVOS:

1.-Estudiar la Ley de Transformación Agraria como respuesta al hombre de la zona;


2.-Analizar la situación del hombre y sus expectativas sociales en esa zona;
3.-Analizar cómo ese hombre será afectado por la Ley de Transformación Agraria;
4.-Proyectar la Pastoral diocesana en ese contexto.

PARTICIPANTES:

-El Señor obispo diocesano


-Sacerdotes, religiosas y laicos agentes de la pastoral diocesana;
-Secretariado Social Interdiocesano

PONENTES:

-Delegados del ISTA (Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria)


-Delegados de la UCA (Universidad Centroamericana)

COORDINACION:

-Secretariado Social Interdiocesano


LUGAR: Casa Episcopal del Obispado de Santiago de María

FECHA: 12 y 13 de agosto de 1976". 164

La carta convocatoria a esa Jornada de estudio, además de recordar la planificación de


la misma, daba estas razones y motivaciones para su asistencia: la importancia del tema, y el
deseo del obispo. Leámosla:

"SECRETARIADO EPISCOPAL

SANTIAGO DE MARIA

Estimado Padre, las inquietudes sugeridas en el seno de nuestra Diócesis el día martes,
13-7-76, en reunión del Clero, han encontrado eco en distintos sectores, y, representantes
autorizados del ISTA, de la UCA y del SECRETARIADO SOCIAL INTERDIOCESANO, han
aceptado gustosos y entusiastas, sostener un diálogo con nosotros, para revisar desde el punto
de vista pastoral, el PROYECTO DE TRANSFORMACION AGRARIA. Teniendo en cuenta que
se trata de un tema de mucha importancia, estos organismos nos han pedido dedicar dos días a
este estudio. Por lo que el Señor Obispo suplica a Ud. hacer un esfuerzo para asistir a esta
reunión, los días 12 y 13 de agosto próximo, desde las 9 a.m., hasta las 5.00 p.m.

Lo que pretendemos con este diálogo es, tomar orientaciones para nuestro trabajo
pastoral en la Diócesis...". 165

Es interesante cómo el Secretariado Social Interdiocesano, coordinador general del


evento, se preocupó de preparar todos los detalles. A continuación les ponemos una carta de
conexión, nada menos que, con el Presidente del ISTA, para pedirle la colaboración de personal
para la jornada de estudio:

"Honorable Señor:

La Diócesis de Santiago de María presidida por S. Excia. Mons. Oscar A. Romero, nos
ha pedido la coordinación de una jornada de estudio sobre la Ley de Transformación Agraria y
sus repercusiones en la pastoral diocesana. La Diócesis de Santiago de María comprende
territorialmente el Departamento de Usulután y parte del Departamento de San Miguel, zona
geográfica donde está ubicado el primer distrito de Transformación Agraria.

Como usted sabe, la estructura agraria condiciona la situación del hombre y repercute
en sus actitudes, formas de comportamiento y cosmovisión. El hombre hace las estructuras, pero

164
A.S.M.: Carta convocatoria para la Reunión de Estudio sobre el Proyecto de Ley de la Transformación
Agraria, 22 de julio de 1976, pág. 2.
165
A.S.M.: Carta convocatoria para la Reunión de Estudio sobre el Proyecto de Ley de Transformación
Agraria, firmada por el Secretario Episcopal, Pbro., Elías Morales, fechada el 22 de julio de 1976, pág. 1.
éstas a su vez condicionan la vida del hombre. La Iglesia, para su acción pastoral, necesita
proyectarse concretamente a la situación del hombre situado, a fin de que su vida de fe sea
respuesta a las necesidades de su situación histórica. En este sentido, una ley que cambia la
estructura agraria de una manera notable, es de suponer que afectará la vivencia religiosa del
hombre de esa zona. El Sr. Obispo de Santiago de María desea que su clero y los agentes de
pastoral de esa diócesis sean debidamente informados sobre el contenido y proyecto social de
dicha ley, a fin de buscar con su equipo de pastoral diocesana respuestas que tengan en cuenta
la nueva situación social en que vivirá el hombre de esa zona.

El Ing. Jorge Villacorta, sub-director del Departamento Técnico de este Secretariado,


conversó con el Ing. Jorge Alfaro Mancía, Gerente del ISTA, el pasado miércoles 21 de julio,
pidiendo colaboración del ISTA para esta jornada. El Ing. Alfaro Mancía acogió con mucha
simpatía la preocupación del Obispo de Santiago de María y ofreció su colaboración
indicándonos que nos dirigiéramos a usted para tener la aprobación oficial de esta
participación.

Siguiendo, pues, sus instrucciones, nos dirigimos a usted para solicitarle la información
sobre el contenido de la Ley de Transformación Agraria y sus proyecciones sociales a exponer
por los delegados que el ISTA tenga a bien señalar el día jueves 12 de agosto a las 9.30 a.m. en
la casa episcopal del obispado de Santiago de María.

Le pedimos su confirmación por escrito o bien telefónicamente. Atentamente...". 166

El resultado de esta Jornada de Estudio fue muy positivo. Tenemos en las manos las
Actas, son 15 hojas; ellas expresan las opiniones de los distintos grupos que participaron en la
Reunión-Estudio: son las Impresiones Positivas y Negativas del Proyecto de Transformación
Agraria, y las Recomendaciones Pastorales que dan. Lo más importante fue la sensibilidad
social que esta reunión comenzó a sembrar en los agentes pastorales de la Diócesis y cómo lo
social tiene que ver mucho con la pastoral y la vivencia de la fe.

Es Mons. Romero el que hace alusión a estas ideas, a la vez que sale al paso de algunas
críticas solapadas de la gente "bien y poderosa" de la ciudad de Santiago de María. Es en una
editorial en «El Apóstol»:

"La Voz del Pastor:


NUESTRA REUNION FUE PASTORAL

Durante los días 12 y 13 de este mes, celebramos en nuestra residencia episcopal una
"Jornada de estudio sobre la ley de transformación agraria y sus repercusiones en la pastoral
diocesana". Este título de nuestra reunión define claramente el carácter y la finalidad de la
misma.

166
A.S.M.: Carta del P. Juan Ramón Vega, Pbro., Secretario General del Secretariado Social Interdiocesano
al Coronel Efraín Tejada, Presidente del ISTA, 21 julio 1976, pág. 1-2.
No nos reunimos como técnicos para apoyar o desaprobar una ley. Nos reunimos como
pastores, es decir, como hombres responsables de iluminar con la luz del Evangelio y las
enseñanzas de la Iglesia los acontecimientos y las realidades en que se mueven los hombres,
para orientarlos hacia una auténtica promoción integral. La ley de T.A. es una realidad que
afectará a gran parte de los hombres de nuestra Diócesis y necesitábamos una información
exacta que con gusto y competencia nos dieron los propios responsables de esa ley. Invitamos
también a la ANEP, 167 para tener una información directa de sus criterios. No era una
invitación para una confrontación de técnicos e intereses que nos hubiera llevado a una
polémica inútil para nuestro caso.

Nuestro caso era sencillamente una reflexión pastoral. Y fue eso lo que tuvimos todo el
viernes 13 con una rica recogida de recomendaciones para el quehacer propio de la Iglesia, en
esta coyuntura de la Diócesis.

Este rico material será llevado a la Conferencia Episcopal, como una aportación de la
Diócesis que los Señores Obispos podrán tener en cuenta para una posible orientación conjunta
a los católicos salvadoreños en esta difícil coyuntura del país". 168

Tanto le impactó este tema a Monseñor que pensó escribir una Carta Pastoral sobre él; y
ya estaban esbozando las primeras ideas con su Vicario de Pastoral, el P. Juan Macho, cuando
los obispos del país le sugirieron que podía ser una Carta Colectiva o Conjunta; entonces
desistió. Él cuenta todo esto en esta carta:

"Estimado Padre Juan:

La Conferencia Episcopal me sugiere que la Pastoral que proyectamos podría ser un


documento conjunto del Episcopado, pero que habría que cambiar un poco el esquema, ya que
no se tocaría de frente sólo el problema de la Transformación Agraria sino toda la situación del
país; en ese caso, la clasificación de hombre que habíamos proyectado formaría sólo un detalle
de un esquema más amplio.

Le suplico, pues, si tiene algo preparado, que me lo mande para proponer a la CEDES lo
que allá se desea. En este caso también suprimiríamos la entrevista en el Secretariado Social
Interdiocesano concertada para el viernes. Yo avisaré al P. Vega. Y oportunamente volveré
avisarle cuando esboce el proyecto de los Sres. Obispos...". 169

Hubiera sido muy interesante para estudiar y conocer su evolución y cambio teológico-
pastoral, una Carta sobre ese tema social y en esas fechas. Hubiera sido su Segunda Carta

167
Asociación Nacional de la Empresa Privada, que aglutinaba a los industriales y propietarios más
importantes del país, opuestos a las reformas sociales.
168
«El Apóstol», 29 de agosto del 1976, nº 49, pág.3.
169
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al P. Juan Macho, 1 de septiembre 1976, pág.1
Pastoral a los feligreses de Santiago de María. La Primera Carta la escribió con motivo de la
Fiesta de Pentecostés del año 1975, el 18 de mayo, "El Espíritu Santo en la Iglesia". Esta carta no
la hemos comentado porque no tiene nada especial que nos pueda interesar; su discurso es más
bien tradicional y conservador.

3.2.- Jornada de Pastoral, 14 y 15 de octubre de 1976

Es una gran Jornada de Pastoral, también de dos días, para ir aclarando ideas en todos los
agentes de pastoral de la Diócesis de Santiago de María; especialmente se hizo énfasis en la
organización y diseño de las alternativas de la Pastoral Social de la Diócesis. También la
coordinó el Secretariado Social Interdiocesano.

En la carta que ponemos a continuación, de uno de los miembros del Secretariado Social
Interdiocesano encargado de la preparación de la Jornada, podemos sacar los objetivos, metas y
métodos de esta interesante Jornada de Pastoral:

"MEMORANDO

Para: David Alvarado Mixto


De: Jorge Villacorta
Asunto: Preparación de la Jornada de Pastoral para la Diócesis de Santiago de María.

Después de pláticas sostenidas con Su Excelencia Monseñor Oscar A. Romero, Obispo


Diocesano de Santiago de María, se ha considerado necesario que se realice una Jornada de
Pastoral con los objetivos siguientes:

1.-Unificar los conceptos y criterios sobre Pastoral a desarrollar en la Diócesis de


Santiago de María;

2.-Que la Pastoral Social tenga como base el análisis de la realidad de las tres zonas de
la Diócesis;
3.-Que el Consejo de Acción Social participe activamente en la elaboración de la
Pastoral con el fin de dinamizar el trabajo y hacerlo más efectivo.

4.-Señalar objetivamente el papel del seglar en la Pastoral de la Iglesia.

Para cumplir con estos objetivos se seguirá el procedimiento siguiente:

1.- Análisis de Monografías elaboradas para cada Zona:

A la fecha se encuentran concluidas las Monografías de:


ZONA COSTERA: Puerto El Triunfo y Jiquilisco
ZONA CENTRAL: Santiago de María
ZONA NORTE: Ciudad Barrios y Sesori
Para el análisis de las Monografías se han organizado 3 grupos de trabajo, uno de cada
zona, que harán un estudio a profundidad y muy detallado sobre el documento de su respectiva
zona; además de un análisis somero de las otras dos zonas. Para facilitar esta tarea se han
elaborado cuadros resúmenes, que contienen casillas para clasificar los problemas de cada
zona, sus causas y consecuencias y finalmente las alternativas posibles de solución. Estos
cuadros están en posesión de los Pbros. Juan Macho Merino y René Rivera, y de los Srs. Raúl
Juárez y Adán Romero. Este trabajo será revisado por Mons. Romero, los días 4, 6 y 8 de
octubre en reuniones con cada grupo de trabajo.

2.- Jornada de Pastoral:

Los días 14 y 15 de octubre del presente año, se celebrará en Santiago de María la


Jornada de Pastoral con la siguiente agenda:

a)-¿Qué es Pastoral? (Responsables): Mons. Oscar A. Romero y P. Juan Macho Merino.


b)-Puesta en común del "Análisis de la Realidad" de cada zona por los grupos de
trabajo.
c)-Análisis de las alternativas de solución planteada para diseño de la Pastoral Social de
toda la Diócesis de Santiago de María.

Para el desarrollo del primer literal se utilizará el método de exposición y luego un


período de aclaraciones y preguntas; en los otros literales se trabajará por medio de Plenarias
con un Secretario Relator.

Las recomendaciones finales sobre Pastoral Social serán entregadas al Señor Obispo
Oscar A. Romero para la toma de decisiones e implementación respectiva.

San Salvador, 28 de septiembre de 1976"170

3.3.- Consejo de Pastoral Social:

Constituido el Consejo de Pastoral Social de la Diócesis, se reunía periódicamente, sobre


todo en este año de 1976. Tengo en mis manos las Actas de las reuniones de julio (día 3) y de
agosto (día 27) de ese mismo año.

Por ellas podemos ver las tareas realizadas y los planes a desarrollarse a corto y mediano
plazo en las diferentes zonas de trabajo correspondientes a la Diócesis: se habla de estudios o
monografías de la realidad social de las distintas zonas o municipios de la Diócesis, en vistas a
una planificación; de oficinas de Promoción en Usulután y otra que se proyecta en Ciudad
Barrios; de cooperativas de Consumo y Producción, etc.; de programas de radio: educación de

170
A.S.M.: Memorándum de Jorge Villacorta del Secretariado Social Interdiocesano al Jefe de Sección,
David Alvarado Mixco, comunicándole la preparación y planificación de la Jornada de Pastoral de La
Diócesis de Santiago de María para los días 14 y 15 de octubre de 1976. Está fechado este
Memorándum el 28 de septiembre de 1976.
adultos, alfabetización, promoción del cooperativismo, etc.; de promoción de la mujer, realizada
por las religiosas en Ciudad Barrios; y de diversos proyectos de Cáritas.

Solamente para corroborar estas afirmaciones voy a poner las Conclusiones de las Actas
de la Reunión del Consejo de Pastoral Social diocesano del mes de agosto. Siempre estuvieron
coordinados, sobre todo en este año de despegue (1976), por el Secretariado Social
Interdiocesano:

"CONCLUSIONES:

-Se puede afirmar que los resultados han sido positivos pues los líderes y grupos
interesados han acogidos la idea con mucho entusiasmo. Por el momento los grupos atendidos
cuentan con un alto porcentaje de catequistas formados por las "Hermanas Carmelitas de San
José", de Ciudad Barrios y el Centro "Los Naranjos" de Jiquilisco.

-De la experiencia recogida a la fecha podemos afirmar que se hace necesario organizar
Cooperativas no sólo de Producción Agrícola y Consumo, sino que de servicios múltiples con el
fin de agilizar su operación y hacer más flexible su estructura legal.

-También se concluyó que el Centro "Los Naranjos", para servir mejor a la Pastoral
Social, tendrá que diversificar su acción formadora incluyendo cursos sobre Cooperativismo,
Desarrollo de la Comunidad, Salud e Higiene, etc.

-Para los cursos de Salud e Higiene, por la cercanía del Centro San Lucas, Unidad
especializada en Promotores de Salud, se ve como conveniente iniciar el programa enviando
campesinos a recibir formación en ese Centro.

-Se acordó que se haga un tiraje de toda la papelería de operación de la Cooperativas


con el fin de que sirva como material didáctico para los núcleos cooperativos en formación. El
señor Antonio de Jesús Hernández enviará al Departamento un ejemplar de cada fórmula de la
Cooperativa de Santa Catalina, para su estudio y posterior tiraje. Además, se hará un tiraje de
La Ley de Cooperativas.

-Se hizo la recomendación a los Promotores para que mantengan una actitud de mutuo
entendimiento y colaboración decidida con todos los organismos de inspiración cristiana que
laboren en la zona.

-Se consideró también como necesario que los miembros del Consejo de Acción Social
tengan contactos con otras experiencias de trabajo social que se realizan en estos lugares como
el Programa de Cáritas en el Altiplano de Guatemala. Esto con el fin de mejorar el trabajo en la
Diócesis.

-En vista del alto índice de analfabetismo, principalmente en la zona norte, se vio
conveniente iniciar pláticas con funcionarios de ALFALIT, a fin de organizar un grupo para
líderes que puedan organizar, a corto plazo, un programa de alfabetización de adultos.
San Salvador, 9 de septiembre de 1976. Fmdo: Jorge Villacorta". 171

El interés de Mons. Romero no sólo era el estudio y esclarecimiento de las ideas


pastorales en todos los agentes de pastoral de la Diócesis, sino también la organización de dicha
Pastoral en todas sus facetas. Si la Pastoral Social surgió con más fuerza, quizás fuera por no
existir ningún antecedente en la Diócesis de esa Pastoral y por la necesidad profunda de la
realidad social de la misma.

El interés de Monseñor estaba en todos los detalles. Tenemos en las manos esta carta
dirigida al P. Pedro Ferradas, en la que Monseñor le recuerda que no se olvide de ir a una
reunión de Secretarios diocesanos de Pastoral Social.

Leámosla:

"Estimado Padre Pedro:

...El próximo lunes 6, a partir de las 8.30 a.m. en el Hotel Izalco Club Cabaña, se
reunirán los secretarios de Pastoral Social de las diversas Diócesis. Como supliqué a esa
querida comunidad de Jiquilisco que se encargara de esa dicha secretaría, de nuevo ruego a
Ud. ir, o designar a otro Padre para que tome parte en esa importante reunión. Puede pedir
detalles al Secretariado Social Interdiocesano que es el que organiza esta reunión." 172

Queremos concluir este apartado, no con un juicio sobre Mons. Romero, su vida, su
apostolado, su cambio, (hemos estado rehuyendo el hacer juicios), el juicio queremos que lo
haga el lector después de haber leído los hechos y testimonios de esa inexplicable actuación
apostólica de Monseñor en Santiago de María; inexplicable por la amplitud ambiciosa de miras,
proyectos y objetivos en tan poco tiempo, con tan pocos recursos y comenzando desde cero;
mucho más, que estaba implementando una pastoral en la que él no estaba versado y en la que
estaba rompiendo lanzas y experimentando nuevos caminos.

Definitivamente, las palabras de Mons. Chávez, el anterior arzobispo, al P. Juan Macho,


poco antes de su toma de posesión en Santiago de María, se estaban cumpliendo: "El obispo que
van a tener es Pastor".173 Efectivamente, Mons. Romero fue un Pastor que caminó por delante
en toda esta actividad pastoral, especialmente en la pastoral social, jalando a todo el mundo
diocesano: Cáritas, religiosas, sacerdotes y distintos movimientos; en especial él contaba con los
Catequistas o Delegados de la Palabra, o sea, los pobres o campesinos, que salían y se formaban
en el Centro "Los Naranjos".

171
A.S.M.: Memorándum de la Reunión del Consejo de Pastoral Social de la Diócesis de Santiago de María,
del 27 de agosto de 1976. Estas Actas o Memorándum están fechados el 9 de septiembre de 1976.
172
A.S.M.: Carta de Mons. Romero al P. Pedro Ferradas sobre una Reunión de Pastoral Social a nivel
nacional, 2 de diciembre de 1976.
173
Cfr supra, pág. 21- 22
Sin duda, Mons. Romero fue Pastor que trató de confirmar en la fe a los hermanos; como
obispo sabía que esa era una de sus principales obligaciones; intentó hacer "creíble esa misma fe
cristiana", y, sobre todo, se esforzó en ser "testigo" de esa misma fe, en esta parcela de la Iglesia
universal, que es la Diócesis de Santiago de María, y deseó que toda su Iglesia particular también
lo fuera.

Una vez más creemos que toda esta nueva actividad pastoral de Mons. Romero, (que es
un signo más de su cambio que se estaba gestando), nació del conocimiento más profundo y
directo de la realidad social, eclesial y religiosa de su diócesis, y de las necesidades urgentes que
él veía y sentía en los pobres, la mayoría de sus feligreses.
VIº.- A modo de conclusión

CÓMO VI YO A MONS. ROMERO

Como aclaración

Hemos dicho en la "Introducción General" que con este libro los Pasionistas llenamos
una deuda y una obligación pendiente con Mons. Romero. El nos estimó mucho y tuvo mucha
confianza en nosotros sobre todo a partir del año 1976. De él aprendimos mucho. Esta estima y
consideración con los Pasionistas la manifestó muchas veces y de muchas maneras. Como un
ejemplo podemos leer en los Testimonios:

"JUAN: ...Recuerdo que un día llegué a hablar con él juntamente con el P. Marcelino
Ortega; pero cuando llegamos ya habían cerrado las oficinas del Arzobispado, entonces tuvimos
que esperar hasta la tarde, hasta que terminara su descanso después del almuerzo.

Mª LÓPEZ VIGIL: Ya siendo arzobispo.

JUAN: Sí, ya era arzobispo. Y cuando nos vio, nada más nos vio, el saludo fue: "Por
favor, cuando vengan, no importa la hora que sea, avisen que están Uds., y que son Uds., que
para Uds. no tengo hora".

Mª LÓPEZ VIGIL: Porque él quedó... enamorado de los Pasionistas.

JUAN: Sí, no. Él, realmente... y nos dijo entonces, que él necesitaba, de vez en cuando,
que fuéramos a platicar con él; y nos dijo: "Para mí es un descanso platicar con Uds.".

De hecho, después en el último año, 1980, ya estábamos nosotros en Mejicanos, pues nos
había dado la parroquia para poder tener los Estudiantes en la U.C.A; entonces él iba, de vez en
cuando, a Mejicanos a platicar conmigo".174

174 Testimonios: Grupo nº 2: JYV: pág. 26.


Efectivamente, en su DIARIO habla unas catorce veces de la Congregación Pasionista y
de los Pasionistas; siempre con respeto, estima y consideración. 175

Pero es con el P. Juan Macho con el que más manifiesta esta amistad y confianza; él llegó
a ser un verdadero amigo personal y confidente de Mons. Romero. El P. Juan siguió muy de
cerca a Mons. Romero, sobre todo a partir de su estancia en Santiago de María, siendo su Vicario
de Pastoral; después, en julio de 1977 es trasladado a San Salvador donde desempeña el servicio
de párroco de S. Francisco en Mejicanos. Esto le hace estar de nuevo cerca de su amigo íntimo, y
así pueden continuar su amistad y ayuda mutua hasta la muerte de Monseñor.

Quiero poner aquí solamente tres citas de Monseñor, entre las muchas que podría poner,
en las que expresa el concepto de amistad, de valía y de estima que tenía del P. Juan Macho. La
primera cita la saco de la homilía que predicó con motivo de la toma de posesión de la parroquia
de Mejicanos: 176

"Hoy es para mí un día muy agradable y alegre, y vengo a hacerles a Uds., la parroquia
de San Francisco Mejicanos, un regalo: Les vengo a poner al frente de la parroquia a la
comunidad de los Pasionistas, y concretamente al P. Juan con el que tengo una gran amistad".
177

En su DIARIO, el 9 de enero de 1980, dice:

"Fui a la Vicaría de Mejicanos, pero ya no encontré a los sacerdotes reunidos, sino sólo
hablé con el P. Juan Macho, a quien acaban de elegir como vicario de aquella vicaría, por lo
cual estoy muy satisfecho, ya que es un sacerdote muy pastoral y muy espiritual. Platicamos de
varios problemas de la vicaría, pero él cree que llevando el trabajo a nivel de equipo vicarial,
todos estos problemas de la vicaría se irán resolviendo con la ayuda del Señor". 178

Podemos leer en su DIARIO, el 22 de febrero de 1980:

"También me visitó el P. Provincial de los Pasionistas, junto con el P. Juan Macho... De


manera especial nos referimos a los seminaristas y vocaciones, ya que ellos tienen entre
nosotros un grupo de estudiantes pasionistas y desean lo mejor, porque son la esperanza de la
Congregación. A este propósito comentamos si era suficiente la formación filosófica y teológica
que están recibiendo sus alumnos en la UCA. Yo expuse claramente mi pensamiento diciendo
que lo sometieran al juicio del P. Juan, que me parece muy seguro, para ir completando lo que
pueda haber de deficiente". 179

175 Podemos leer estas alusiones en el Diario, págs: 78, 79, 176, 186, 248, 285, 322, 343, 375, 377, 381,
438, 445 y 470.
176 Ver Diario de Mons. ROMERO, pág. 285
177 Testimonios: Grupo nº 1: JZE: pág. 27 y Grupo nº 2: pág. 23.
178 Mons. ROMERO, Diario, pág. 381.
179 Mons. ROMERO, Diario, pág. 438.
El motivo de expresar aquí el alto concepto que Monseñor tenía de su amigo Juan Macho,
es para justificar de alguna manera las líneas e ideas que vienen a continuación, como testimonio
muy personal del P. Juan. Él nos habla de "Cómo vio a Mons. Romero". Quiere contarnos algo
de la interioridad del amigo que supo compartir problemas, dudas, limitaciones, angustias y
alegrías; así pudieron caminar juntos por la senda de la fe y de la fraternidad sacerdotal y
apostólica. Indiscutiblemente, esta relación de amistad, confianza y cercanía ayudaron a ambos a
recorrer juntos los caminos difíciles de los cambios que la Iglesia universal (Vaticano II) y
latinoamericana (Medellín) estaban pidiendo a todos los cristianos.

ALGUNOS RECUERDOS MUY PERSONALES DEL P. JUAN MACHO:

No soy escritor ni me tengo por teólogo; (aunque Mons. Romero me llamara "teólogo" y
me dijera muchas veces: "Padre, Ud., como teólogo, qué opina sobre..."); definitivamente, no
tengo nada que ver con ambientes intelectuales. Soy sencillamente un misionero y de los
populares; siempre he pensado que lo mío, lo que Dios me ha pedido es eso, transmitir el
mensaje evangélico a los sencillos y a los pobres.

Aunque ya he contado muchas anécdotas y sucesos sobre Mons. Romero a través de todo
este libro, quiero hacer un último esfuerzo para recordar y exponer algunos testimonios más,
muy personales por cierto, que expresan la idea de cómo vi yo a Mons. Romero, especialmente
en Santiago de María:

1.-Un hombre de convicciones firmes: honrado con su conciencia y consecuente con sus
principios
2.-Un hombre profundamente humilde.
3.-Un hombre de oración.
4.-Un hombre que supo ser siempre Pastor y Padre.

Con esta narración que para mí supone un gran esfuerzo no sólo porque me cuesta mucho
escribir, sino, sobre todo, porque voy a hablar de algunas interioridades mías, a lo que no soy
inclinado, ni me gusta, quiero, digo, pasar por esta situación sacrificial y con ella agradecer al
Señor dos grandes regalos que me ha concedido:
-vivir casi 25 años en El Salvador donde aprendí mucho,
-y la oportunidad de conocer y tratar muy de cerca, en especial desde el año 1976, a Mons.
Romero.

Que todo este esfuerzo y trabajo sirvan para mejor conocer, amar e imitar a Monseñor.

Antes de llegar a Santiago de María, (1974) apenas conocía a Mons. Romero. La primera
vez que lo vi y platiqué con él esporádicamente fue en el año 1960: uno de nuestros misioneros
estaba predicando unas misiones en unos cantones o aldeas, en las faldas del volcán de San
Miguel que pertenecían a la parroquia del P. Romero; yo estaba visitando al misionero.
Después le vi varias veces cuando estaba de obispo auxiliar de San Salvador, ya que él
era el Director nacional de los Cursillos de Cristiandad, y yo entonces trabajaba también con
Cursillistas en la Diócesis de Santiago de María con Mons. Castro y Ramírez; coincidimos en
varias reuniones.

También me recuerdo de una reunión con toda la Conferencia Episcopal de El Salvador:


nos habían convocado a todos los representantes de los Centros de promoción de la Iglesia que
había en El Salvador para pedirnos algunas aclaraciones sobre lo que estábamos enseñando en
los Centros. Mons. Romero estaba presente en esa reunión, era entonces Auxiliar de San
Salvador y Secretario de la CEDES... No había tenido, pues, mayores contactos con Monseñor
antes de estas fechas.

La imagen que yo tenía de él cuando llega a Santiago de María es la que tenía la inmensa
mayoría de la gente comprometida en la Iglesia: la de un obispo auxiliar muy tradicional y
conservador, y con una actitud incomprensible y tirante con la pastoral que se llevaba en la
Arquidiócesis por creerla él muy avanzada y hasta desviada; esta postura le aislaba de tal manera
de los sacerdotes de la Arquidiócesis que ni iba a las reuniones del clero.

Llega a Santiago de María y el primer año 1975 ya saben cómo lo pasó; lo hemos contado
ampliamente en este libro: empieza a conocer su nueva Diócesis y quiere dar una impronta
pastoral; pero se encuentra con grandes limitaciones, lagunas y problemas, tanto de orden
personal, económico, ideológico, social y eclesial. No esconderá su cabeza, como la avestruz,
ante esta realidad; sabrá encararse a ella y buscar nuevas soluciones y nuevos métodos ante estos
nuevos desafíos. Es lo que hemos calificado en este libro como "siembra del cambio".

Hombre de convicciones firmes

La sólida formación recibida en Roma en sus años de seminarista hizo de él un hombre


que sabía lo que decía y por qué lo decía. Esto fue, tal vez, lo que le encerró un tiempo a las
nuevas corrientes que el Espíritu suscitó en la Iglesia sobre el Concilio y Medellín, ya que la
formación recibida en su tiempo de estudiante, como la que recibimos los que tenemos su edad,
era impositiva y poco creativa, ya definida y de alguna manera cerrada a nuevas formulaciones y
corrientes.

El Concilio lo aceptó, aunque a veces le resultara difícil compaginarlo con sus arraigadas
convicciones; y lo acepta no tanto como expresión del Espíritu Santo, cuanto por ser hombre de
Iglesia que debe obediencia a la suprema autoridad eclesiástica. Lo mismo Medellín, le costó
aceptarlo; para él, "Medellín era muy horizontalista", "tan poco espiritual"... y los
documentos de Medellín resultaban un peligro para la sana ortodoxia, en especial las que él
llamaba equivocadas interpretaciones.
No puedo olvidar el notorio disgusto que le produje cuando en la finca del cafetalero,
antes de entrar en la Diócesis de Santiago de María, 180 le dije lo que esperábamos de él:" que
nos permitiera correr el riesgo de equivocarnos alguna vez". Ya en San Salvador me lo
recordó y me dijo: "Hoy entiendo que sin riesgos no se progresa; que lo nuevo siempre nos
llega con el riesgo de una equivocada interpretación". El papel del Pastor, le dije, es el
descubrir las equivocadas interpretaciones y hacérselas ver al equivocado, pero nunca cerrarse a
la novedad actuante del Espíritu.

Tal vez por eso en las reuniones que tenía, ya en San Salvador, con el grupo de sacerdotes
que él consideraba peligrosamente avanzados, me pedía que le acompañara "para que Ud. –me
decía– como teólogo, me ayude a discernir lo correcto y lo equivocado que dicen los
Padres". 181

No sé de dónde él sacó lo de "teólogo", pero lo cierto es que me lo dijo muchas veces a


pesar de que una y otra vez le decía que no tengo nada de teólogo; si poseo algo, es un poco de
experiencia que he acumulado en más de 40 años de misionero.

Fue en una de estas reuniones con este grupo de sacerdotes donde se trató el tema del
seguimiento que los cristianos tienen derecho a esperar de la Iglesia, de conformidad con lo que
dice el Papa Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi, sobre los que siguiendo su vocación incursionan
en el campo de la política. "¿Cómo dirigir esas conciencias sin que se nos tache de interferir
en un campo que no es de nuestra incumbencia?", preguntaba y pedía aclaraciones Monseñor.
Una cosa es, le dije, que formemos la conciencia y demos criterios cristianos, y otra muy distinta
es que queramos dar soluciones concretas a los problemas políticos. Después me consultó varias
veces sobre la conveniencia de nombrar un "Vicario de Pastoral de seguimiento político";
pocos días antes de su muerte me pidió que le sugiriera algunos nombres para este ministerio.

Y ¿quién no recuerda en el desarrollo de sus homilías los documentos del Vaticano II


primero, luego también los de Medellín y finalmente los de Puebla, sobre la mesa del altar, o
sobre el ambón para citarlos, leídos, en el momento oportuno? Siempre trataba de evitar el
peligro de una cita errónea; a eso le llevaba sus convicciones y principios firmes y la honradez de
su conciencia.

Pero perdone el lector el desorden y volvamos a Santiago de María. Fue en enero del 76,
apenas unos días después de haberme nombrado Vicario de Pastoral. Me pidió que coordinara
los Ejercicios Espirituales del clero que aquel año quiso centrarlos en el documento pontificio,

180 Está aludiendo al pasaje que hemos narrado en este libro en la págs. 22-23.
181 El P. Juan está aludiendo a lo que nos cuenta Mons. ROMERO en su Diario, pág. 375: "Viernes, 4 de
enero de 1980. Esta mañana la dediqué a una reunión con cinco sacerdotes de la Arquidiócesis, con
quienes hay algunas dificultades en la comunión más íntima, por aspectos políticos de su pastoral. Pero
dialogando muy a fondo y buscando sinceramente la solución de estas dificultades y desconfianzas, he
encontrado mucho valor humano, cristiano y sacerdotal que seguiremos cultivando en ulteriores
reuniones. Recuerdo que fueron el P. Rogelio P., el P. Benito T., el P. Trinidad N., el P. Rutilio S., el P.
Pedro C.; asistieron también el P. Juan Macho y el P. Walter Guerra que me dieron muy buena ayuda
por sus orientaciones tan bien centradas y sacerdotales".
recién publicado, "Evangelii Nuntiandi" de Pablo VI. Su mentalidad chocaba con algunos
puntos; y recuerdo que repetidas veces pidió al clero: "ayúdenme, por favor, a entender
algunas cosas que no comprendo". Tenía convicciones firmes a las que sólo renunciaba cuando
veía con claridad lo nuevo. Era honrado y consecuente con sus principios; pero nunca estuvo
cerrado herméticamente a la novedad del Espíritu.

Uno de los puntos que no comprendía muy bien de este documento era "La Pastoral de
Acompañamiento o Seguimiento"; él no entendía cómo una pastoral con gente implicada en
política no suponía ya una intromisión en la misma política. Estuvimos analizando y discutiendo
bastante... Yo le decía: "Si preparamos a un cristiano para que viva su fe en su profesión,
¿por qué a los políticos no? También tenemos que preparar a los políticos para que en el
ejercicio de la política vivan su fe. De lo contrario, les preparamos para que sean cristianos
consecuentes y cuando se meten a desempeñar una labor donde pueden influir en todo el
país, les dejamos solos. La Iglesia no puede abandonarles". Bueno la cosa quedó más o
menos clara; y empezó a aceptar este nuevo planteamiento.

Fue también en Santiago de María: Ansioso de dar a su Pastoral un derrotero de eficacia y


al mismo tiempo sólida doctrinalmente, me consultó un día sobre la conveniencia de organizar lo
que él llamó "Equipo de Reflexión Teológico Pastoral", con el fin de que los agentes más
destacados entre los laicos pudieran profundizar su formación y así influir en la pastoral laical.

Era un grupo de Reflexión teológica a nivel de laicos, pero Monseñor no faltaba nunca a
estas reuniones de reflexión, siempre estaba presente. Recuerdo que uno de los laicos planteó un
problema, y era éste: había en Santiago de María un grupo juvenil que estaba comenzando a
funcionar y una muchacha, que no tenía muy buena fama, ni buena reputación, quería entrar a
formar parte de ese grupo de jóvenes, ¿qué hacer?

La reacción y solución de algunos papás de esos jóvenes era clara: se oponían a su


entrada en el grupo juvenil; si esa muchacha entraba en el grupo, sus hijos, sobre todo, las
muchachas tendrían que abandonar el grupo. Entonces plantearon este problema en una de las
reuniones de este grupo de Reflexión teológico-pastoral. ¿Qué aconsejar a los jóvenes? Había
distintos pareceres; los más opinaban que el punto de vista de los padres de familia era el
correcto; además, teniendo en cuenta que el grupo juvenil estaba en sus comienzos, había que
cuidar de su imagen y que no se pusiera en entredicho un grupo que se denominaba de Iglesia...;
y ésta era la opinión de Monseñor.

Cuando me tocó hablar pedí detalles sobre la fama de la muchacha; eran sencillamente
cuestiones de pueblo: una muchacha crítica y extrovertida no encajaba en el esquema de un
cristianismo conservador como el que imperaba en Santiago de María. Entonces leí en Lucas,
7,36 al 8,3, y dije: "Este es el criterio de Cristo: cuando el pecador, (pongámonos en el caso
de que la muchacha lo fuera), llega arrepentido ya no es pecador, no se le pueden cerrar las
puertas... Cristo usa con la Magdalena un criterio totalmente distinto al nuestro, no
solamente le perdona sus pecados sino que casi de inmediato la Magdalena está formando
parte del grupo de las mujeres que acompañan a Jesús, y lo seguirá hasta la cruz; Jesús no
tuvo ningún reparo en admitirla entre sus acompañantes habituales a pesar de su fama".
Monseñor se quedó callado por unos momentos; al fin dijo: "El Padre tiene razón". Y
continuó: "Si cerramos las puertas a los arrepentidos nunca tendremos convertidos".

Unos días más tarde me comentó: "¿Se da cuenta? El Equipo de Reflexión se debilita
y el grupo de jóvenes está a punto de desaparecer". Recuerdo que le contesté: "¡Qué
diferente es esta gente de los campesinos! Los campesinos preguntan para actuar en
consecuencia; pero –los buenos, los de siempre en la Iglesia– preguntan para que se les
reafirme en sus opiniones, nunca para cambiar, si es preciso".

Distinto era el caso de Monseñor: preguntaba, dialogaba, discutía, reflexionaba para


encontrar caminos a recorrer. Yo pienso que ya en este año de 1976 no les tenía tanto miedo a los
riesgos.

Fueron muchas las pláticas, los diálogos hasta discusiones sobre teología y pastoral que
mantuvimos entre ambos. ¿Cuántas veces sonó el teléfono para decirme: Padre, cuando tenga un
rato libre suba que quiero conversar con Ud.? Ni yo lo puedo decir, ¡fueron tantas...!

Hay muchos detalles de esta coherencia y honradez de Monseñor con su conciencia y


principios una vez adquiridos como verdad; voy a relatarles una confidencia que me hizo
Monseñor:

Habíamos tenido una reunión de la Vicaría en la parroquia central de Mejicanos, en la


Asunción, que está a unas cuadras de la de San Francisco. Cuando acabamos el almuerzo me dijo
Monseñor: ¿quiere que le lleve en el carro? No, Monseñor, le contesté, voy andando que está
cerca. Pero era un pretexto para hablarme y confiarme un gran problema que le angustiaba; por
eso me llevó a S. Francisco y platicamos largo.

El Sr. Nuncio le acababa de hablar del peligro serio que corría su vida; y que por lo tanto
tenía que suavizar el tono de sus homilías porque eso es lo que le ponía en peligro; además, en
definitiva, en Roma no era bien visto ese tono de sus sermones; tenía que cambiar. Pero
Monseñor me dijo al final: "yo le he dicho así al Sr. Nuncio, no sé si hice bien o hice mal, le
he dicho que en conciencia yo tengo que hablar así; y que mientras sea Arzobispo de San
Salvador tengo esa obligación moral; pero que, en definitiva, si el Santo Padre considera
que no estoy haciéndolo bien, dígale que me quite, tampoco tengo inconveniente que me
quiten de Arzobispo".

Así era su modo, una vez convencido de la verdad: recto, consecuente, honrado y
coherente con ella.

Todos recordamos la última homilía dominical (23 de marzo 1980), y aquellas famosas
palabras: "En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos
suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico. les ruego, les ordeno en nombre
de Dios: ¡Cese la represión!" ¿No eran sus últimas homilías, especialmente ésta, una
demostración de esas actitudes de coherencia y honradez con la verdad y la realidad que el
percibía en su conciencia?
Estábamos concelebrando en esa última Misa dominical de Mons. Romero un franciscano
norteamericano y un servidor182. Y recuerdo que, al terminar la Misa, mientras nos quitábamos
los ornamentos, yo le dije con la amistad y confianza que nos caracterizaba: "Monseñor, Ud. ha
dicho hoy unas frases muy fuertes", y le dije: "¿Pensadas o le salieron de momento?" Y me
dijo: "Lo pensé". Y yo le dije: "Monseñor, los militares esto lo van a tomar como una
incitación a la rebelión"; (pues yo había sido capellán militar en España, y sabía cómo piensan
los militares en esas cuestiones). Y me dijo: "Es el riesgo, pero había que decirlo".

2.- Hombre profundamente humilde

Se estará preguntando el lector: ¿Cómo es que de los primeros recelos sobre los
Pasionistas pasara Monseñor a tanta confianza con ellos? Hay un hecho que siempre he creído
que fue decisivo en esta relación y que fue para mí un gran signo de que el cambio y la
transformación de Mons. Romero eran posibles: fue su humildad y el reconocimiento de sus
defectos y errores.

Ya era yo su Vicario de Pastoral; una mañana, muy temprano, apenas me había levantado
y me disponía a bañarme, cuando llega el P. Majano183, con un recado de Monseñor: "Me
manda Monseñor que le diga que quite al P. David de impartir lecciones en el Centro de
Los Naranjos, porque dicen que es comunista".

Doblemente me indignó este mensaje: primero, porque había hablado sobre el asunto con
Mons. Romero y habíamos llegado a un acuerdo; y segundo, por la clase de mensajero que
usaba: un compañero sacerdote al que no le teníamos ninguna confianza ya que públicamente
nos acusaba de comunistas y subversivos.

Le respondí enojado al Padre: "Dile a Monseñor que, por favor, cuando quiera
decirme algo, basta con que me llame por teléfono y yo subo a hablar con él
inmediatamente a Santiago; y que no me mande estos mensajes por intermediarios y menos
por ti". ¿Por qué?, me preguntó el Padre; porque voy a decirte algo que hace días te quería decir:
"Eres un bocón y un imprudente y no te das cuenta que con tu manera de hablar estás
poniendo en peligro de muerte a David y también a nosotros. Tú debes saber que, si un
sacerdote, y más un obispo, dice que un cura o cualquier fiel es comunista, es más que
suficiente para que los militares y los escuadrones los busquen para desaparecerlos".

El Padre subió para Santiago de María con mi recado para Monseñor, y yo fui a la
parroquia a contar a mis compañeros el percance. Confieso que yo estaba furioso. Los

182
Lo recuerda Monseñor al principio de su homilía: "Comparten con nosotros esta celebración de la Palabra
de Dios y de la Eucaristía nuestros hermanos que forman una misión ecuménica en asuntos de
derechos humanos. Son ellos el Rvdo. Alan McCoy, franciscano que junto con el P. Juan Macho Merino
me acompañan en la presidencia de esta Misa;..." (La voz de los sin voz, pág. 270)
183
El P. Majano era uno de los sacerdotes que Monseñor había aceptado a prueba en la diócesis y residía
en la casa episcopal de Santiago de María; atendía la parroquia de San Agustín, vecina de Jiquilisco.
compañeros reaccionaron de la misma manera y me dijeron: "¿Te das cuenta? Estás ilusionado
con que Monseñor va a cambiar; no cambia, es terco. ¿Por qué no renuncias de una
vez?...". En mi enojo era lo que necesitaba escuchar. Volví a los Naranjos y de inmediato me
puse a escribir la renuncia a seguir siendo su Vicario de Pastoral. Estaba en ésas cuando apareció
Monseñor en el Centro; oí el carro y bajé a recibirlo.

Venía apenado, humilde y comprensivo hasta donde se puede llegar. No sabía cómo
excusarse... En un momento dado, a pesar de que varias veces yo le había repetido: "No tiene
importancia, Monseñor, lo pasado ya pasó; pero confíe y sepa, Monseñor, que no queremos
crear problemas; sólo queremos ayudarle, sinceramente queremos ayudarle..." En ese
momento, se echó de rodillas a mis pies y me dijo: "Perdóneme, Padre, le prometo que no
volverá a ocurrir". Le ayudé a levantarse, lo abracé llorando y él también lloró. Es el abrazo de
reconciliación más sincero y fuerte que he vivido en mi vida. Seguimos luego un buen rato
platicando cordialmente. El se fue para Santiago de María y yo me quedé confundido y
admirado. Cuando un obispo pide perdón, es de verdad un hombre humilde. Cada vez que lo
recuerdo me confunde y me estimula.

Humilde hasta aceptar ser enseñado por los pobres, los campesinos y los ignorantes que
tantas cosas le enseñaron a Monseñor.

3.- Hombre de oración

Era humilde y abierto porque era hombre de oración. Me atrevo a decir que entre los
hombres que he conocido, muy pocos, tal vez tres o cuatro, les compararía con él en este aspecto.

Fueron muchas las veces que subí a Santiago de María ha hablar con él y que decía:
"Perdone la espera, estaba haciendo un poco de oración; tengo un problemita que no sé
cómo resolver..." Algunas veces me expuso el problema, pidiendo mi parecer.

Ya en San Salvador, en los tiempos difíciles, tuve que buscarle alguna vez en la Capilla
del Seminario donde iba a buscar luz y fuerza para seguir adelante; me consta que no fui yo sólo,
de esto somos varios los testigos; pero en especial recuerdo una vez que llegué; él estaba hincado
apoyando su mano en la mesa del altar, como agarrándose a ella, respeté el momento y esperé un
rato uniéndome a su oración. Cuando se levantó y me vio se me acercó y me dijo: "¿Estaba Ud.
aquí?". Me puso la mano en el hombro, como buscando apoyo y me dijo: "Estoy solo, Padre,
estoy solo". "No, Monseñor, le dije, Ud. sabe que no está solo, hay muchos con Ud." "Ud.
no sabe cuánto se lo agradezco a todos", me dijo; y fuimos hacia su oficina.

También me recuerdo que más de una vez me decía que el tema de su oración por las
noches eran las conversaciones que había tenido con los cortadores de café que dormían en salita
de la casa episcopal: sus problemas, sus luchas, sus ilusiones, sus fracasos, toda esa vida del
pobre. "¡Cuánto hay que hacer, Señor!". Era muy especial e intensa la vida de oración de
Mons. Romero. Me atrevo a decir que de ella recibía esa fuerza que necesitaba para abrirse
constantemente al Espíritu y seguir caminando hacia... el martirio.
4.- Buen Pastor y Padre siempre

Un hombre de oración, un hombre humilde tenía que ser un buen Pastor y Padre. En todas
las partes donde ejerció su ministerio lo recuerdan celoso y abnegado.

Recuerdo, por ejemplo, a principios del 76, al irse percatando de lo mucho que había que
hacer en la Diócesis, me llamó para pedirme que pensara cómo motivar a los Cursillistas de
Cristiandad y a los otros Movimientos laicales para implicarlos en la pastoral diocesana.
Empezamos con los Cursillos de Cristiandad; le propuse una reunión sin angustia de tiempo,
todo un sábado en que la gente pudiera acudir sin agobios de horarios de trabajo; comenzamos a
las nueve de la mañana; mandó preparar almuerzo para todos, y terminamos a las cuatro de la
tarde.

Comencé con una pregunta muy simple que resultó ser bastante complicada: ¿Qué
esperan Uds. del obispo? Hice que se dividieran en grupos y les pedí que, sin prisas, fueran
concretando la respuesta. ¡Había tanto que hacer! Los grupos pensaban y anotaban... Todo lo
esperaban del obispo.

En determinado momento me di cuenta que Monseñor se movía nervioso de un lado a


otro; caí en la cuenta que la metodología le resultaba lenta y poco eficaz; pero ya faltaba poco
para el plenario y dejé que el proceso siguiera normalmente.

En el plenario salieron tantas cosas que no pude menos de preguntar: ¿Han calculado
Uds. cuántos obispos tendríamos que tener en Santiago de María para hacer todo lo que Uds.
esperan de uno solo?, porque todo se lo dejaban al obispo. Entonces como final, pedí a los
grupos: Ahora Uds., cada grupo, en sus reuniones analicen lo que cada uno puede hacer en
conformidad con el carisma de cada quien, y tráiganle a Monseñor por escrito sus compromisos
pastorales, es decir, en lo que le quieren y pueden ayudar.

Entonces Monseñor me dijo: "Ahora entiendo el trabajo de todo el día". Yo recuerdo


que le dije: "y ahora, Monseñor, veremos con quiénes y cuántos puede contar para el trabajo de
la pastoral que Ud. quiere impulsar". Me invitó a cenar; en la cena me comentó: "créame que
hubo un momento en que estuve a punto de decirle: cortemos esto; voy a decirles unas
palabras y que se vayan a sus casas".

Monseñor esperó vanamente las respuestas de la gente de estos grupos dispuesta a


trabajar en pastoral; lo más doloroso para él fue el silencio también de sus "queridos cursillistas".
Él había sido el Asesor nacional del movimiento cuando estuvo en San Salvador de obispo
auxiliar, y entonces le "chineaban"; ahora de obispo Residencial le dejan solo. Se desahogó
conmigo y me pidió que hiciera un esfuerzo para que los cursillistas al menos dijeran: ¡Presente!
Volví a trabajar con ellos; todo fue inútil.

Quizás toda esta realidad de reticencia o falta de disposición para trabajar en la pastoral
por parte de esta gente más pudiente y culta, contrastaba con la disponibilidad total e
incondicional de los pobres e incultos campesinos que estaban dispuestos a todo por el Reino.
Monseñor no era ciego y se daba cuenta de esta realidad diocesana y dónde estaba la verdadera
fuerza evangelizadora de su Diócesis.

Y, ¿a cuántos cantones o aldeas de la parroquia de Jiquilisco no llegó a celebrar, a


compartir su fe, a transmitir una palabra de aliento y consuelo? Recuérdese la escena del cantón
"Tres Calles" que él mismo narra escribiendo al Presidente Molina y a sus hermanos en el
episcopado. 184 Siempre cuando se iba quedaba en los labios de los campesinos el mismo
comentario: "Éste sí es obispo". Ya en San Salvador, abundan los testimonios, y yo no creo que
esto se haga de la noche a la mañana.

Como Padre comprensivo, acogedor, paciente, podrían hablar los sacerdotes, Majano,
Quinteros, Aníbal, Bravo y Francisco, entre otros, a los que recibió en la Diócesis paternalmente
sin fijarse en sus antecedentes, animado más por la ley del amor y la ayuda evangélica que por
las leyes canónicas.

Y para acabar estos relatos quiero referirme a un hecho en que intervino un campesino de
Jiquilisco. Había subido conmigo a una reunión que tenía programada Monseñor con los
Cursillistas. Expresamente me pidió que llevara algún campesino; Monseñor no pudo asistir a
esa reunión porque le llegó la noticia de que un franciscano, el P. Sixto, que residía en Santiago
de María, había fallecido en accidente de tránsito, precisamente en el desvío de Jiquilisco.
Naturalmente la reunión no se hizo, pero los cursillistas comentaron conmigo sus problemas. El
campesino que había estado escuchando en silencio intervino en un momento dado para decir:
"Yo no veo el problema; hablen con Monseñor que él siempre escucha, y si Uds. tienen
razón, Monseñor también acepta, no se cierra. Nosotros así lo hacemos y él nos oye y está
siempre dispuesto a ayudarnos en nuestro trabajo apostólico; claro, que si él ve que no
tenemos razón nos dice por qué y hay que aceptarlo. Pero hablen con confianza, él es un
buen Pastor y un gran Padre".

184
Se pueden leer en este libro en las págs. 37-42.

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