Criminologia
Criminologia
Criminologia
CURSO: CRIMINOLOGIA
DOCTOR: JHONNY ALARCON AVELLANEDA
TEMA: SUEÑOS Y ENSUEÑOS
SEMESTRE: III
INTEGRANTES
1
INDICE
CARATULA…………………………….…………………………………1
INDICE…………………………..…………………….…………………..2
DEDICATORIA….………………………………………………………..4
INTRODUCCIÓN………………………………………………………...5
ENSUEÑOS…….……………………………………………………..….6
INTERPRETACIÓN DE SUEÑO……..………………………..….……7
TIPOS DE SUEÑO……………………………...……………………...11
INCUBO Y SUCUBO……..…………………………..………….…….17
EL NARCISMO….……………….………………………………….….27
TIPOS DE NARCISMO…………………………………..…………….33
MODELO DE NARCISMO…………………………………………..…40
2
LOS SUPUESTOS DE ACCION DE AUSENCIA………………...…46
CONCLUSION…………………………………………..………………48
BIBLIOGRAFIA…..…….…………………..………………...…………49
ANEXO……….……..……..……………………………………….……51
3
DEDICATORIA
4
INTRODUCCION
5
Ensueño
El término ensueño describe el proceso de soñar, aunque suele utilizarse más
frecuentemente, en lenguaje coloquial, el término sueño. Los sueños son
manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones
en un individuo durmiente, y normalmente relacionadas con la realidad. Para la
psicología, los sueños son estímulos esencialmente anímicos que representan
manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante la vigilia se hallan impedidas
de desplegarse libremente. Soñar es un proceso mental involuntario en el que
se produce una reelaboración de la información almacenada en la memoria,
generalmente relacionada con experiencias vividas por el soñante el día
anterior. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden ser simples (una
imagen, un sonido, una idea, etcétera) o muy elaborados. Los sueños más
elaborados contienen escenas, personajes, escenarios y objetos. Se ha
comprobado que puede haber sueños en cualquiera de las fases del dormir
humano. Sin embargo, se recuerdan más sueños y ellos son más elaborados
en la llamada fase movimiento ocular rápido (MOR) y REM por sus siglas en
inglés (rapid eye movement) que tiene lugar en el último tramo del ciclo del
sueño.
6
Interpretación de los sueños
A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una
perspectiva racionalista con su obra La interpretación de los sueños (1900).
Esta obra se convirtió en uno de los libros más influyentes del siglo XX. Al
principio tropezó con una enconada resistencia, pues el psicoanálisis
representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud
llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: la
irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia)
es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según
sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños
es para él la vía regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas
posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.
7
elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el nivel del
significado, sino del símbolo.
Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran
un órgano de información y de control.Los símbolos oníricos son, según este
autor, transmisores de mensajes instintivos a las partes racionales de la mente
del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el lenguaje
de los instintos.4 Jung no creía,
Como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que oculta otra cosa.
Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas
dentro de los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó
a la conclusión de que estos son relativos a la vida del observador. Este
organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el cual tiene la
función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora
inconsciente, a través de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la
persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como único y relativo al soñador.
Para comprenderlo, debía examinarse el cuadro onírico como meollo del
estudio y el análisis. [Cita requerida]
8
permite al soñante hacer un examen por no estar en la lista. Los personajes
auxiliares tienen la función de ayudar al soñante cuando algo negativo ocurre
en el sueño. Por otra parte, los agresores físicos pueden ser personas o
animales.
9
recipientes de descarga de energía provenientes del sistema nervioso,
propiciaban los impulsos y deseos descargados mediante una realización
consciente. Conjeturó, entonces, que aquellos impulsos no descargados
adecuadamente, eran sobrellevados inconscientemente en los sueños.
Al estar despierta una persona, los movimientos que efectúan los ojos están a
merced de centros más evolucionados que los pons. Cuando se realiza un
movimiento con el ojo, el cerebro es receptor de mensajes que tienen la función
de controlar la percepción. Bajo el sueño, las células nerviosas del pontino
transmiten información sobre los movimientos oculares hasta los centros
principales del cerebro. Ahora bien, dicha información consistiría, en ocasiones,
en una llana incoherencia para el sistema cerebral que, en una persona
despierta, comienza el movimiento de los ojos. Consiguientemente, se concibe
al sueño como una forma de ordenar información, como una función biológica
que intenta otorgar sentido a esa fuente de información incoherente. El absurdo
de los sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la falla del cerebro por integrar
adecuadamente su propia información. El cerebro, tras recibir la información
proveniente de los ojos en el MOR, intenta compararla con la fuente de datos
disponibles en la memoria a corto plazo. Está confirmado por grandes
especialistas.Aunque tal teoría puede encajar con el conocimiento actual al
10
respecto, una gran parte de la comunidad científica niega su existencia dado
que no solo deja muchos cabos sueltos al respecto si no que también evita
cuestionarse cualquier necesidad de los sueños.
TIPOS DE SUEÑOS
Sueños residuales: Son aquellos cuyo contenido posee distintos elementos del
mundo real que sucedieron durante el día.
11
premonitorios, clarividentes y telepáticos, que no han obtenido resultados
sólidos por lo que se considera una creencia pseudocientífica.
La parálisis del sueño es una incapacidad transitoria para realizar cualquier tipo
de movimiento voluntario que tiene lugar durante el periodo de transición entre
el estado de sueño y el de vigilia.1 Puede ocurrir en el momento de comenzar a
dormir o en el de despertarse y suele acompañarse de una sensación de gran
angustia.2345 Su duración suele ser corta, generalmente entre uno y tres
minutos, tras los cuales la parálisis cede espontáneamente. Durante el
episodio, la persona está totalmente consciente, con capacidad auditiva y táctil,
pero es incapaz de moverse o hablar, lo que puede provocar gran ansiedad.
Sin embargo, no existe peligro alguno para la vida, pues los músculos
respiratorios siguen funcionando automáticamente.6 Este trastorno está
recogido en clasificación internacional de los trastornos del sueño dentro del
grupo de las parasomnias. Está causado por una disociación entre los
mecanismos que provocan la relajación muscular en el sueño de movimientos
oculares rápidos (sueño MOR) y aquellos que mantienen el estado de alerta.
TIPOS DE EXPERIENCIA
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Alucinaciones táctiles:
Alucinaciones visuales:
Alucinaciones auditivas:
al igual que en las visuales, se tiene la convicción de que los sonidos son
reales y que provienen del exterior más que de su mente. Son sonidos
diversos, muchas veces mecánico e intensos, como zumbidos, silbidos o
chillidos.17 En otros casos son sonidos identificables concretos como timbres
de teléfono, sirenas, herramientas, motor eléctrico, golpes de puerta, arrastrar
de muebles, vidrios o vajilla que se rompe, música extraña, sonido de radio con
ruido blanco o que recibe varias estaciones, sonidos de viento, rugido de olas
del mar, etc.; las voces humanas son el sonido más frecuente en un 37% de los
casos, en forma de griterío o leves susurros, sin mensaje identificable ni claro.
Sensación de presencia:
13
sentimiento de terror, peligro y urgencia; necesitan despertarse lo más pronto
posible.
Tratamiento
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Otras terapias que se ha utilizado la terapia cognitivo-conductual y la
meditación-relajación o terapia MR que se basa en cuatro pasos: revaluación
del significado del ataque (revaluación cognitiva), distanciamiento psicológico y
emocional, meditación interna focalizada en la atención y relajación muscular.
Hay informes de casos preliminares apoyando este tratamiento que se apoya
en teorías del neurólogo hindú S. Ramachandran.
Diagnóstico diferencial
La parálisis del sueño debe distinguirse de otros procesos que pueden dar
síntomas parecidos. Entre ellos los siguientes:
15
primer episodio. El fenómeno de angustia aumenta cuando el entorno cultural
facilita explicaciones fantásticas, sobrenaturales o paranormales que no tienen
ningún fundamento científico, son muy diversas en las diferentes partes del
mundo y están influenciadas por la época y las tradiciones de cada región. De
tal forma que en muchos países existen interpretaciones discordantes y
supersticiosas para explicar el fenómeno. 6 A partir de los relatos de las
experiencias de los encuestados se ha descrito la sensación de una presencia,
la sensación de ser tocado en alguna parte del cuerpo, por ejemplo los brazos
o las piernas, con sensación de dificultad para respirar, pensamientos de
muerte y experiencias de movimiento ilusorio que incluyen sensaciones de
movimiento inexistente, por ejemplo caer o flotar.
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ÍNCUBOS Y SÚCUBOS
DEMONIOS SÚCUBOS
Se esconden tras esta atractiva fachada para conseguir atraer y tentar a los
mortales que se cruzan en su camino. Su única misión es atraer primero para
atormentar después.
17
adoptar el papel de víctima o de damisela en apuros. Incluso pueden enredar y
poner a unos en contra de otros por simple diversión.
DEMONIOS ÍNCUBOS
18
Existe la teoría de que estos demonios son descendientes de ángeles caídos
que han degenerado en succionadores energéticos. Aunque también se dice
que, en realidad, los íncubos y los súcubos son el mismo tipo de demonio, que
adopta la forma de hombre o mujer según los gustos de su víctima.
ENCANTAMIENTOS DE CAMA
Este poderoso hechizo puede acabar con la vida del mortal mientras que hace
más fuerte al demonio. Así, cuantas más víctimas consiga, más poderoso se
vuelve.
19
tradición religiosa sostiene que tener relaciones sexuales con un íncubo o
súcubo puede provocar un deterioro en la salud, o incluso hasta la muerte.3
Las víctimas viven la experiencia como un sueño sin poder despertar de éste.
Mito
Si una mujer queda embarazada, dará a luz una persona de fácil control por
parte del mal, o con habilidades especiales (como el mago Merlín, hijo de un
íncubo y de una prostituta, según una de las tantas versiones de su nacimiento.
Otra versión de la conocida leyenda dice que la madre era una monja seducida
por el demonio. Otra de las versiones sostiene que la madre era una célibe hija
y heredera de un rey menor de Gales del Sur). El íncubo succiona la energía
corporal de la persona en el momento de la copulación; de esta manera, vive o
se hace más fuerte.
En casos extremos, de acuerdo con quienes los estudian, puede llegar a darle
un paro al corazón de la víctima e incluso matarla por la succión energética
ocasionada, dejando a la víctima débil. El único caso "catalogado" de íncubo
todavía en el siglo pasado, es el de un joven de 22 años, nacido en torno a
1880, considerado tal por su apariencia y el número de asesinatos cometido
contra mujeres de su región. Todos lo describieron igual: ojos color miel, el ojo
izquierdo en el infierno, cuerpo seductor, una sonrisa hermosa y en la mano
derecha una pulsera de acero, que lo ata al mundo mortal para poder seguir
apoderándose de más víctimas.
20
En Bolivia es conocido como La Sajra, con apariencia de gato. Aunque no
copula, mientras la mujer duerme, sube desde los pies y se posa sobre el
pecho de la víctima impidiendo su movimiento. Si tiene éxito, esta muere; si no,
enferma.
En Brasil es conocido como Boto, porque se dice que el delfín rosado de río en
las noches de luna llena se transforma en un joven y bello, con traje y zapatos
blancos y su característico sombrero blanco con que busca tapar el agujero
que no pierde en lo alto de su cabeza. Se acerca a fiestas y bailes para seducir
muchachas.
21
En Honduras se le conoce como el Duende, es de baja estatura y secuestra a
las mujeres de los pueblos para casarse con ellas, ataca a los esposos o
novios de las mujeres tirando piedras o agua por la ventana.
En Hungría era llamado liderc y puede ser un amante satánico que vuela por
las noches, y parece como una luz arrolladora o como un pájaro de fuego.
22
presencia consiste en que la dama duerma con una prenda masculina,
preferentemente del novio o esposo.
En la Ruta Maya, en México, se le conoce como el "Ah tabai" que es, según la
leyenda, un espectro o demonio que habita en los yaxché y/o las ceibas, el cual
adopta la forma de un indio, guapo y musculoso; que seduce a las muchachas,
excitando a que se acerquen o a tener relaciones sexuales. Cuando se le
acercan, se transforma en una criatura demoníaca y muy horrenda. Muy pocas
sobreviven. También se le conoce como el Uay Chup, duende lúbrico o
lujurioso que se mete en las casas para tener relaciones sexuales con
muchachas y muchachos.
23
LAS TRES INSTANCIAS PSÍQUICAS DE LA
TEORÍA DE FREUD
El ello:
Aquí se encuentran todos los datos almacenados desde que hemos nacido, y
hasta incluso algunos recuerdos del vientre de la madre, y del momento del
parto, momento bastante determinante en el desarrollo posterior del niño o
futuro adulto, según algunos psicólogos opinan. En esta división de la mente al
no haber noción del bien y el mal, no se encuentran conflictos, lo único que hay
aquí son impulsos (que algunos pueden ser conflictivos), y gran cantidad de
información. Aquí es donde se comienzan a formar nuestros pensamientos,
que son en su momento inicial tan sólo impulsos a satisfacer una necesidad del
organismo.
24
EL YO:
es lo que está en contacto con la realidad, viene siendo algo así como la parte
consciente del ello, o una parte más exterior, o la que se ha modificado por
estar en contacto con la realidad presentada. Es así por ejemplo que si nos
encontramos en el medio de un almacén comprando productos, y nuestro
cuerpo pide renovar energías, el ello lo notará y comenzará a mandar impulsos
para comer, porque sabe que estamos rodeados de comida. El yo y la próxima
división que veremos que es el “súper yo” como se encuentran en contacto con
la realidad, saben que si no pasamos antes por la caja registradora para pagar,
no se puede agarrar y abrir un paquete para comer, porque no esta permitido.
Tal es así que el yo le envía continuamente información al ello “como tratando
de hacerle entender la realidad”. El yo domina la descarga de los impulsos que
envía el ello generalmente.
El Súper yo:
25
REPRESIÓN:
es como una barrera entre el ello y el yo; para que no todos los impulsos del
ello afloren al yo. Un ejemplo, supongamos que alguien no nos agrada, porque
nos mató un perro que le molestaba. Nuestro impulso, que es obviamente
proveniente del ello será querer matarlo a él que tal cosa hizo, porque
queríamos al perro. Como sabemos que no tenemos el derecho de quitarle la
vida a alguien, y menos por matar un perro que le molestaba (hecho no
justificable). El pensamiento de darle muerte a esa persona será
inmediatamente reprimido (salvo en personas desequilibradas). Se provocará
entonces lo que se denomina en psicología sublimación: el ello intentará de
nuevo pero de forma tal que lo permita la “represión” y aflorarán al consciente
posiblemente el deseo primitivo de querer matar, pero ahora cambiado en
forma de insulto, tal vez largando una maldición. La represión sólo permitirá
aflorar al consciente pensamiento para el individuo mínimamente aprobables.
Si vamos más lejos, en el caso de un hombre muy moral, o un sabio educador,
o un hombre o mujer de iglesia consagrado a Dios, la represión será tal que se
producirá un cambio muy grande en lo que sería el impulso primitivo o no
desarrollado; y la persona ni siquiera lo insultaría o maldeciría, reprendería su
mal acto con palabras suaves (las más efectivas, y más difíciles de pronunciar
en tales momentos) de forma tal que afecten directamente al súper yo del
receptor, activando a este, o “despertándolo” de forma tal que se forme en el
receptor lo que se denomina “sentido de culpa”.
26
EL NARCISISMO RELACIONAL DE FREUD
Como indica el título y aunque pueda parecer una boutade, quisiera empezar
este artículo afirmando que el narcisismo es un concepto relacional: la clínica,
tanto en su vertiente tradicionalmente médica como en la psicoanalítica o
psicoterapéutica, ha sido y es ineludiblemente relacional y el término
narcisismo se introdujo desde un principio (Havellock Ellis y después Freud)
para referirse a observaciones clínicas y, por lo tanto, relacionales. Se le suele
entender como aludiendo a la no relación, pero la no relación no existe: el ser
humano nace de la relación de dos personas (incluso en el nivel más biológico
representado por los gametos) y toda su vida y su desarrollo siguen siendo
relacionales. El desarrollo psicoemocional es un continuum evolutivo desde una
relación sin conciencia de diferenciación hacia una relación conscientemente
diferenciada; desde lo que Freud llama narcisismo primario (que
correspondería aproximadamente a la fase autosensorial) hasta lo que llamaba
relación “genital”, que es la relación madura con conciencia de identidad mutua
y diferenciada (diferenciación e individuación de Mahler; posición depresiva de
Klein).
27
Narcisismo y Personalidad narcisista
28
mismo, cuando es el primero, es la principal raíz, el primer origen y el principio
de todos los males… Pues quien pone su propio amor en sí mismo, tiene en sí
plantada la raíz de todos los males… El amor a sí mismo vuelve a la voluntad
injusta, mala, perversa y maligna, y soberbia».
29
Algo parecido se lee en el Symposium de Platón: “en efecto, no es lo nuestro lo
que nosotros amamos, a menos que no miremos como nuestro y
perteneciéndonos en propiedad lo que es bueno, y como extraño lo que es
malo, porque los hombres solo aman lo que es bueno”. Para el propio Freud
en Instintos y sus Vicisitudes en el paso del Yo-realidad primario al Yo-placer
depurado la realidad sólo se empezaría a aceptar como algo externo y malo.
Narcisismo es un término de vieja raigambre psicoanalítica que se ha hecho
dudosamente operativo porque en la actualidad se utiliza confusamente para
referirse a funcionamientos y fenómenos mentales diversos que, a pesar de
estar interrelacionados en sus orígenes, son diferentes en cuanto a su
significación y su status clínico. Introducido por Havellock Ellis (1898) y Paul
Näcke (1989) para referirse a una actitud hacia el propio cuerpo en la que éste
es tratado como si fuera un objeto amoroso al que se acaricia y utiliza como
fuente de placer y autosatisfacción, es recogido y usado por Freud con diversos
significados, aplicándolo al estudio de diferentes situaciones clínicas. Además
de la actitud amorosa respecto del propio cuerpo, amplía el concepto
extendiéndolo a otros terrenos clínicos, como la autosobrevaloración o
autoidealización (tanto en la dimensión corporal como en la mental), la
sobrevaloración o idealización de un objeto (en el enamoramiento, por
ejemplo), el tipo de relación en el que el otro (el «objeto») aparece como un
reflejo del sujeto (del self o sí mismo) y es utilizado para alimentar y engrosar
una autoestima endeble e insuficiente, el ensimismamiento o retraimiento
observable en las personalidades esquizoides, la megalomanía inicial de
algunas psicosis y la relación confusional en que sujeto y objeto tienden a
fundirse o confundirse indiferenciadamente. Finalmente, desde una perspectiva
metapsicológica, Freud propone el concepto de narcisismo primarioo para
referirse a un hipotético estadio inicial y arcaico del desarrollo emocional en el
que toda la energía psíquica (libido) está investida en el propio Yo porque
todavía no se ha reconocido la existencia del otro («objeto»). Salvo este
narcisismo primario, las demás conceptos de narcisismo se refieren a
situaciones en las que el investimiento libidinal del objeto (según la
terminología de Freud) o el vínculo relacional (como se entendería mejor el
concepto de investimiento desde la teoría de la relación de objeto)[4] con los
objetos ya reconocidos como diferenciados del self y con existencia propia,
30
sufre un menoscabo regresivo que vuelve a reforzar investimiento o vínculo
narcisistas con uno mismo (narcisismo secundario). Así pues, el narcisismo
queda estrictamente redefinido en el marco de la teoría de la libido como un
investimiento libidinal del sí mismo, en oposición al investimiento libidinal del
objeto (ya diferenciado como objeto con existencia propia). Freud llama libido
narcisista a la libido que inviste al sí mismo o self y libido objetal a la que inviste
al objeto y, como es lógico dentro de la teoría energética de aquel modelo
freudiano, considera a una y otra libido como inversamente proporcionales: a
mayor cantidad de libido objetal –investida en los objetos– menor cantidad de
libido narcisista y a la inversa. La libido objetal se extrae y se resta de la libido
narcisista y, en momentos o situaciones de conflicto con los objetos –en
situaciones de insatisfacción o frustración– el camino se invierte
regresivamente y la libido objetal se retira de los objetos y se reconvierte en
libido narcisista, o sea, se extrae y se resta de la libido objetal para volver a
hacerse narcisista (narcisismo secundario).
31
narcisismo primario. Las pulsiones –decía Fairbairn– son buscadoras de objeto
en el sentido de que buscan primordialmente el contacto o la relación con el
objeto, no el placer; el placer es secundario a la relación. La pulsión es
originariamente objetal, no narcisista: va dirigida al objeto, no al self. Por eso
Balint habla de amor primario. Estos autores podrían considerarse, junto a
Ferenczi y también Suttie, como precursores de la corriente de pensamiento
psicoanalítico conocida actualmente como “psicoanálisis relacional”.
32
y que, en el curso de las experiencias satisfactorias o insatisfactorias con el
mismo, se diversifica respectivamente en libidinal-sexual y libidinal-agresiva.
También se apoyaría en este concepto el postulado bioniano de que la
ausencia del objeto bueno o deseado (la ausencia de una experiencia
satisfactoria en la terminología fairbiana) equivale a la presencia de un objeto
frustrante y malo (a una experiencia insatisfactoria).
TIPOS DE NARCISISMO
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narcisismo que se manejan en la clínica psicoanalítica actual y distinguía cuatro
tipos: narcisismo libidinal o amoroso, narcisismo antilibidinal o destructivo,
narcisismo fusional y organización narcisista patológica, aunque en la realidad
clínica suelan presentarse entremezclados en proporciones diferentes y
complementándose entre sí.
34
Si el resto de narcisismo libidinal es excesivo porque no está depurado en amor
objetal (narcisismo primario) o porque, en situaciones de conflicto o regresión,
ha sido excesivamente engrosado por la retirada regresiva hacia el sí mismo de
la libido que investía los objetos, con la consiguiente reconversión de libido
objetal en libido narcisista (narcisismo secundario), el resultado podría ser,
según Freud, el sentimiento megalomaníaco de grandeza con que se inician
clínicamente algunos procesos psicóticos o la exaltación e idealización del
propio Yo típica de las personalidades narcisistas (arrogancia, soberbia,
endiosamiento, etc.). Es para este componente excesivo del amor a sí mismo
que deberíamos reservar el término «narcisismo», puesto que el componente
necesario para la autoestima y el amor objetal no es clínicamente narcisismo;
en todo caso, para referirse a este componente necesario, debería hablarse de
un «narcisismo normal» o sano, si es que se quiere conservar para él el
término de narcisismo.
35
perspectiva diferente a la de la teoría de las pulsiones, esta actitud narcisista se
explicaría por el odio a la realidad (representada por el otro, por el sentimiento
de dependencia del otro y por la resistencia a reconocerlo como tal), que es
máximo o casi total en el estadio narcisista del desarrollo. Freud (1915)
describe este narcisismo antilibidinal como originariamente pasivo, pues no se
trata de desprecio ni de ataque, sino de ignorancia: la realidad (el objeto, el
otro) es simplemente ignorado por el «Yo-realidad primario». Después, cuando
la existencia del otro tiene que ser forzosamente reconocida, la ignorancia se
convierte en odio activo por parte de un «Yo-placer” que rechaza la realidad del
objeto hasta que tiene que ir acomodándose a ella y tiene la característica,
también narcisista, de considerar que todo lo bueno está en uno (amor a sí
mismo) y todo lo malo en el otro (desprecio del prójimo). Dicho sea de paso, en
el concepto de «Yo-placer”, que pone fuera todo lo malo, está implícito el
concepto, ulteriormente desarrollado por Klein, de identificación proyectiva.
c) Narcisismo fusional.
36
así la tendencia fusional del investimiento amoroso: «Que la principal fuerza y
propiedad del amor es que une al amante con el amado, y cambia, convierte y
transforma al amante en la cosa (objeto) amada… Y de dos hace uno, porque
el que ama es uno con la cosa amada en virtud del amor».En esta frase queda
bien expresada la capacidad fusionante del amor. Los mecanismos
psicológicos de introyección permiten al niño ir creando nuevas estructuras
psíquicas en su desarrollo emocional que le van transformando en la «cosa
amada» por identificación introyectiva (o sea, por identificación con el pecho, la
madre o “el amado”, como objetos introyectados) a la par que la identificación
proyectiva va transformando a la «cosa amada» en la medida en que ésta se
identifica con lo que se le proyecta; así, la acción simultánea de ambos
mecanismos fundamentales para el desarrollo infantil (introyección y
proyección) va haciendo de dos uno. Este es un tema recogido por los místicos
en la unión de la amada con el amado (simbólicamente del alma con Jesucristo
en San Juan de la Cruz) que, psicológicamente, simbolizaría un estado de
anhelo nostálgico por la unión «mística» de carácter fusional que el lactante
debió experimentar en un estadio primitivo con el objeto amado (pecho, madre)
y que, psicopatológicamente, aparece en las patologías psicóticas fusionales
(en las simbióticas, por ejemplo)[6]. Psicoanalíticamente, este estado es
narcisista en la medida en que se entiende como relación narcisista una
relación en la que sujeto y objeto tienden a fundirse o confundirse.
37
formación defensiva de tipo seudoadaptativo que da lugar a un sometimiento
complaciente al objeto del que se depende, desarrollando una personalidad
seudomadura moldeada según los deseos del objeto. La organización
narcisista patológica también es una organización defensiva que protege y
encapsula a un self hipersensible a la dependencia; pero la organización
narcisista patológica se basa en el desprecio, el odio y la utilización perversa y
tiránica de la relación con el objeto (el otro). La parte dependiente, necesitada
del objeto, de su reconocimiento y de su amor, es tiranizada por otra seudoaul-
ta, seudoafirmada narcisísticamente, endiosada e idealizada que le coacciona
para que no ame ni dependa de nadie más que de ella misma y que emplea
técnicas de dominio y tiranización que recuerdan, según Rosenfeld, las de una
organización mafiosa. Cuando la organización narcisista está interesada en
captar y utilizar para sus fines a otra persona (objeto), puede mostrarse
seductora y dúctil y hasta servil y aduladora, lo que podría recordar el
falso self de Winnicott por su apariencia seudoadaptativa, pero que se
diferencia fundamentalmente por el predominio adulador y seductor de la
conducta, aunque el odio y la destructividad se ponen claramente de manifiesto
en cuanto la relación frustra los intereses de la organización narcisista o
amenaza con despertar sentimientos de dependencia.
Autosensorialidad
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objeto diferenciada de una representación mental de sí mismo, sino, en todo
caso, una representación mental de él mismo indiferenciado o confundido
«con» el objeto y con las sensaciones estimuladas por éste (autosensorialidad).
Lo que posiblemente ocurra en estos primeros estadios, desde el punto de
vista emocional y psíquico, es que el bebé no tenga una representación mental
del objeto como algo externo a él ni siquiera una clara representación mental
de sí mismo; la representación mental inicial sería simultánea y fusionalmente
de Yo y objeto sincréticamente unidos y la diferenciación se iría produciendo en
el proceso de la experiencia y el desarrollo. Riviere (1952) dice: “Debe tenerse
en cuenta que este mundo narcisista de la psique es un mundo de
“alucinación”, basado en sensaciones y regulado por sentimientos (bajo el
imperio del principio del placer-dolor), totalmente autista, no sólo falto de
objetividad, sino desde el principio sin conciencia de objetos externos; además,
desde este punto de vista omnipotente, toda responsabilidad recae sobre el self
y toda relación causal procede del interior del self”.Autores postkleinianos
hablan de una posición autista (Tustin, Meltzer, Ogden) o autosensorial
(Coromines) previa a la esquizoparanoide, posición que recordaría en muchos
aspectos al narcisismo primario de Freud, aunque convenientemente tras-
plantado desde la teoría energética de la libido a la teoría de la relación de
objeto. Las dificultades principales de la teoría freudiana de la libido provenían
de la definición del narcisismo primario como investimiento libidinal
originalmente primario del Yo puesto que la noción de investimiento original y
primario del Yo invita a imaginarse un Yo que no necesitara relación alguna con
los objetos y que se bastara a sí mismo. Este concepto de narcisismo primario,
como el de instinto de muerte, del que está teóricamente muy próximo, ha sido
usado en ocasiones como explicación tautológica y última de toda la psicopato-
logía, especialmente la psicótica, obviando cómodamente las complejas
vicisitudes de los procesos psicóticos, que quedaban explicados
simplificadamente como una regresión al narcisismo primario y al dominio del
instinto de muerte sobre el instinto libidinal o de vida. Por esta vía la
consideración de una etapa primaria y anobjetal del desarrollo (narcisismo
primario) se ha convertido a veces en un concepto nada dinámico que sirve
para explicárselo todo, de forma que siempre se puede echar mano del
principio genético-evolutivo para explicarse los procesos psicóticos como una
39
regresión que lleva al afloramiento del narcisismo primario con el consiguiente
repliegue sobre sí mismo y alejamiento de la relación con los objetos
(ensimismamiento o repliegue narcisista, lo que Bleuler llamaba autismo)
40
única a través del investimiento del Yo sería el propiamente narcisista,
secundario cronológicamente al autoerotismo como estadio inicial, y abocaría
en el proceso de crecimiento y diferenciación al tercer estadio, que sería el de
la elección de objeto. Con la búsqueda y elección de objeto aparecería,
simultánea y necesariamente, la diferenciación entre representación mental del
objeto y representación mental del Yo o del Self. Para llegar a la elección de
objeto –reflexiona Freud desde la perspectiva de este modelo– hay que haber
pasado primero por el autoerotismo anárquico y caótico de las pulsiones
parciales sin objeto propiamente dicho y por la fase de unificación de las
pulsiones que caracteriza al narcisismo (siempre entendido en la teoría libidinal
como investimiento libidinal del Yo) y abre el camino hacia la elección de
objeto. De este modo, el narcisismo aparece, evolutivamente, como una
situación intermedia entre el autoerotismo y la elección de objeto en la que el
objeto ya no es el cuerpo del niño investido parcialmente (a trozos como quien
dice) por pulsiones también parciales, sino que ya es el Yo, a partir del cual se
investirán después los objetos externos. Sustituyendo la terminología propia de
la teoría energética de la libido por una terminología más actual podríamos
suponer que estos tres estadios (autoerotismo, narcisismo y elección de objeto)
se corresponden, por una parte, con la evolución desde la autosensorialidad
(falta de diferenciación entre estímulo y sensación) y el narcisismo (falta de
diferenciación entre el Yo y el objeto ideal introyectado) a la relación de objeto;
y, por otra, a la evolución desde el principio de autosensorialidad hacia
el principio de realidad pasando por el principio del placer, de lo que se deduce
fácilmente la importancia que estos conceptos han de tener para la
comprensión de la psicopatología en general y de la psicosis en particular.
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relacional, podríamos seguir distinguiendo en el vínculo un doble componente
objetal y narcisista, que correspondería ala diferencia fundamental entre
elección de objeto narcisista y objetal. En la elección narcisista se busca en el
objeto una representación de uno mismo; se le escoge porque se parece a uno
mismo, a lo que uno quisiera ser o a lo que uno fue; se le escoge en suma
porque, de una forma u otra, se busca en él la imagen que uno tiene de sí
mismo en el presente, en el futuro o en el pasado. Por lo tanto, con la elección
narcisista de objeto, el propio Freud ya introducía un concepto de narcisismo
que no era el del investimiento libidinal del Yo. Al investimiento libidinal del Yo,
que explicaría desde la teoría libidinal un aspecto del narcisismo clínico (la
grandiosidad del Yo, la tendencia a la autoidealización, a constituir un mundo
egocéntrico y a sentirse poseedor de todas las perfecciones y merecedor de la
admiración de los demás) se le podría llamar igualmente vínculo relacional de
predominio narcisista: sería, paradójicamente, una “relación narcisista de
objeto”. Este concepto freudiano de elección narcisista de objeto ya parece
referirse, implícitamente, a la proyección de un aspecto del self en el objeto, en
la vinculación con él se busca la reunión con lo proyectado, la recuperación del
estado anterior a la proyección. Dicho de otra manera y con otra terminología,
la elección narcisista de objeto lleva implícita una referencia a lo que hoy día
llamaríamos identificación proyectiva: al hecho de que partes o aspectos
del self pueden ser proyectados dentro del objeto (sería mejor decir dentro de
la representación mental del objeto), haciendo que uno se parezca al otro y
difuminando o borrando la separación entre self y objeto que había empezado
a establecerse. Desde esta concepción el narcisismo ya no se refiere
necesariamente a un estadio primario y anobjetal ni a un investimiento libidinal
del Yo o del Self, sino a una situación primitiva de indiferenciación a la que se
puede volver defensiva y regresivamente ante las ansiedades que acompañan
al proceso de diferenciación mediante el uso de la identificación proyectiva.
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únicamente al desarrollo infantil del bebé o el niño pequeño y a su relación con
la madre, por fundamental que sea, sino que, precisamente por lo fundamental
que es, se extiende a todas las relaciones. La elección anaclítica y la narcisista
no se excluyen ni se contradicen; al contrario, se complementan y siguen
siendo observables y actuantes en toda relación, incluso en las aparentemente
más adultas. En el caso de la psicopatología es su proporción relativa la que
imprimirá un carácter más o menos patológico a las relaciones humanas y, en
última instancia, promoverá una neurosis o una psicosis (o una patología
intermedia como la borderline). Cierto investimiento del sí mismo no es
patológico, pero un predominio desproporcionado de elección narcisista se
acompañará siempre de una tendencia a la confusión con el objeto y,
consiguientemente, de una debilitación del criterio de realidad. Tampoco es
patológico que el bebé, en sus experiencias con objetos nuevos, busque el
reencuentro con su primer objeto de relación (anaclisis); al contrario, esto
constituye el fundamento psicológicamente necesario para el desarrollo del
simbolismo y de la capacidad sana de relación. Lo que sí sería patológico es
que el adulto siguiera buscando primordialmente la relación de objeto parcial en
detrimento de la relación total o madura. En un fenómeno tan típicamente
adolescente e incluso adulto como el enamoramiento es fácilmente observable
la coexistencia de los dos tipos de elección de objeto. Si predomina el
narcisista, en el objeto de amor se buscará principalmente la imagen especular
de un niño admirado sin limitaciones por una imagen materna devota, de modo
que el deseo de recuperar lo proyectado y volver a ser el niño admirado
condicionará una tendencia fusional de la relación, con todas las
consecuencias patológicas que son de imaginar (la patología celotípica del
amor posesivo, por ejemplo). En caso de que el predominio sea excesivamente
anaclítico, la tendencia será a establecer una relación en la que el objeto sería
usado fundamentalmente para satisfacer las propias necesidades y la
expresión clínica podría ser una dependencia excesiva. Ambos casos
comparten, no obstante, un aspecto regresivo infantil, aunque el uno sea más
“fusional” y el otro más “consumista”, por así decirlo.
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como una situación primitiva o arcaica del desarrollo emocional caracterizada
por la no diferenciación entre el self y los objetos, situación que se
correspondería clínicamente con las psicosis autistas y simbióticas (Mahler,
1974), el autismo de Tustin o Meltzer, el concepto de autosensorialidad
(Coromines) y las «relaciones y estructuras narcisistas» de Klein. Como una
etapa primaria del desarrollo, este concepto de narcisismo sería equiparable al
de narcisismo primario de Freud. Otro concepto de narcisismo, más clínico y
relacionado con el concepto de defensas esquizoides, es el de la retirada de la
relación con los objetos externos para sustituirla por la relación con los objetos
internos (Fairbairn, 1940).
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cuando se retiraba del objeto y se hacía narcisista). Para Freud, aún en el
supuesto de que durante la inicial regresión narcisista con retirada de la libido
objetal no hubiera transferencia, al dirigirse nuevamente al mundo y reconectar
con los objetos, el psicótico vuelve a estar en situación relacional y transfe-
rencial, aunque se trate de una transferencia psicótica. En Introducción al
narcisismo se lee una frase sobre la que quisiera llamar la atención: “La
diferencia entre las neurosis de transferencia producidas en el caso de esta
clase de renovada catexia libidinal (se refiere a la restauración de los objetos) y
las correspondientes formaciones (residuales) del Yo normal tendrían que
proporcionarnos la visión más profunda de la estructura de nuestro aparato
mental”. Es decir, si no lo entiendo mal y refiriéndolo al texto completo, las
formaciones residuales en las que el Yo es normal son las que quedan todavía
de la relación originaria de objeto (libido objetal) después de retirada la mayor
parte de libido objetal hacia el Yo en la regresión narcisista y, naturalmente,
puesto que son normales y de libido objetal-neurótica, son capaces de
transferencia. Pero también se produce «neurosis de transferencia» en la
«renovada catexia libidinal», o sea, en la catexia que se restablece con los
objetos en la fase sintomática de la psicosis que Freud llamaba restauración de
los objetos. Lo sorprendente es que, entendiéndolo así, Freud consideraba ya
en 1914 la posibilidad de una «neurosis transferencial» en la psicosis y de una
diferencia importante entre esa transferencia del psicótico y la neurosis
transferencial del Yo neurótico o normal. Parece lógico suponer que ya
pensaba en la transferencia psicótica y que advertía que el estudio de las
diferencias entre la transferencia neurótica y la psicótica había de arrojar
mucha luz sobre la estructura profunda del aparato mental. Teniendo en cuenta
que muchos de los pacientes que trataba en aquella época eran pacientes que
hoy día diagnosticaríamos de borderline o fronterizos, pensamos que Freud
apuntaba ya entonces a las extraordinarias posibilidades que ofrecen los
pacientes borderline al manifestar en diferentes momentos de la cura
psicoanalítica, y a veces hasta de forma casi simultánea, fenómenos trans-
ferenciales psicóticos y neuróticos.
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LOS SUPUESTOS DE AUSENCIA DE ACCION EN
EL AMBITO DE CRIMINOLOGIA
Puesto que no hay delito sin acción. Obviamente cuando no hay acción
tampoco hay delito. Invariablemente ocurre asi cuando falta una manifestación
exterior, o sea una modificación externa
inconsciencia
movimientos reflejos
fuerza irresistible
Los tres supuestos ahora descritos, y por eliminar los tres en el autocontrol,
desaparece la responsabilidad penal, porque no puede hablarse de su base
imprescindible , una conducta humana.
INCONSCIENCIA
MOVIMIENTOS REFLEJOS
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FUERZA IRRESISTIBLE
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CONCLUSION
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BIBLIOGRAFIA
https://prezi.com/hi3pn6p5_7cp/ausencia-de-accion/
https://psicologiaymente.com/psicologia/ello-yo-superyo-sigmund-freud
https://es.scribd.com/document/333464859/Ello-Yo-y-Superyo
http://www.temasdepsicoanalisis.org/2014/07/18/el-narcisismo-relacional-de-freud/
Ellis, H. (1898), Auto-erotism: a Psychological Study, The Alienist and Neurologist, vol.19.
Fairbairn, W.R. (1952), An Object Theory of the Personality, New York, Basic Books.
Freud, S. (1914), On Narcisism: an Introduction, Standard Edition vol. 14, London, Hogarth
Press and the Institute of Psycho-Analysis.
Freud, S. (1915), Instincts and their Vicissitudes, Standard Edition vol. 14, London, Hogarth
Press and the Institute of Psychoanalysis.
Freud, S. (1923), The Ego and the Id, Standard Edition vol. 19, London, Hogarth Press and the
Institute of Psychoanalysis.
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ANEXO
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