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Rse Upao Cueva Zelada Anthony

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Alumno : Cueva Zelada, Anthony

ID : 000157007

Carrera : Contabilidad

Curso : Responsabilidad Social y Empresarial

¿Qué empresas cumplen con implementar la RSE en el cuidado del Medio


Ambiente?
En el Perú, empresas de todos los rubros empiezan a entender que cuidar
del medio ambiente es beneficioso para sus balances y sostenibilidad.
EL MUNDO ES TU CASA
El 40% del costo operativo de LAN se va en combustible y, por lo tanto, cualquier
reducción en su consumo favorece el medio ambiente, a la vez que impacta de manera
positiva en sus márgenes financieros. Por eso, además de reducir las emisiones de su flota
invirtiendo en aeronaves que consumen no solo menos combustible, sino también uno cada
vez más limpio, han instalado sharklets (Airbus) y winlets (Boeing) a todos sus aviones, lo
que representa una reducción de entre 4% y 5% de emisiones de CO2 al medio ambiente.

Pero, entre los varios programas de RSE que maneja la empresa, hay uno que se sale
de esta lógica. Se llama «Cuido mi destino» y consiste en intervenir el espacio público (un
parque, una plaza) de alguna ciudad, provincia o distrito ¿El objetivo Restaurarlo? Se invita
para ello a alumnos de cuarto y quinto de secundaria de un colegio a que participen en la
actividad, que dura entre uno y tres días, y que consiste en realizar desde tareas simples en
jardinería hasta la siembra de árboles y flores, o pintar e incluso poner clavos. Para todo esto,
se les capacita y, luego de darles una charla en la que se les cuenta por qué es importante
recuperar el espacio escogido y por qué es más conveniente cuidar lo que existe que tener
que restaurarlo, se ponen manos a la obra

EL AGUA QUE VUELVE

La cadena de valor de una empresa como Coca Cola es, obviamente, inmensa. Desde
la distribución y venta hasta el recojo y el reciclaje de envases PET (politereftalato de etileno,
que en el Perú no se puede utilizar una vez reciclado; por eso, Industrias San Miguel exporta
el 100% de su producción de envases reciclados). Y, como en casi todas partes del mundo,
las mujeres forman parte importante de esa cadena de valor.

Por esta razón, Coca Cola diseñó un programa de inclusión financiera para las mujeres
que formaran parte de su cadena, sea cual fuera su papel: gerentas de negocios, bodegueras,
proveedoras, vendedoras, promotoras, agricultoras y recicladoras. «La inclusión se realiza a
través de mentoring, capacitación y préstamos, y todo se hace acompañado de capacitación»,
nos cuenta la gerenta de Asuntos Públicos y Comunicación Corporativa de Coca Cola, Julia
Sobrevilla. El año pasado, el programa capacitó a 3.600 mujeres, y este año esperan repetirlo.
La empresa, además de donar losas deportivas a las comunidades donde viven estas mujeres,
recicla el 100% de sus botellas, aunque el PET no se pueda quedar en el Perú.

MILES DE ÁRBOLES

Dos de las empresas con las que conversamos tienen varios programas de RSE
vinculados al medio ambiente y, en particular, a la forestación o reforestación de sus
respectivas zonas de influencia. Estas empresas son Backus y Antamina.

En el 2011, Backus lanzó en los alrededores de su planta en Pucallpa el programa


Ecoparque Vive Responsable. Se trata de un proyecto de reforestación cuyos objetivos
primordiales son crear conciencia de la necesidad de conservar el bosque amazónico
¿incluyendo su flora y fauna – y demostrar que se pueden manejar los impactos (básicamente
residuos) de manera sostenible.

Backus fue reconocida en mayo de este año con el Premio Empresa Ejemplar,
concedido por el Centro Mexicano para la Filantropía (Cernen), en mérito a su estrategia de
desarrollo sostenible. «Este premio nos reconoce como una de las mejores empresas de
América Latina que promueven la responsabilidad social, y estamos muy orgullosos de ello»,
afirma el vicepresidente de Asuntos Corporativos de Backus, Felipe Cantuarias.

El proyecto Bosque de Huarmey, de la minera Antamina, es otro ejemplo en el ámbito


latinoamericano. De hecho, varias mineras se han acercado a la empresa para aprender de la
experiencia y tratar de imitarla: un bosque de más de 200.000 árboles sembrados en medio
del desierto de Huarmey (Áncash), que da hogar a más de 50 especies de aves y algunos
mamíferos pequeños, sin atectar la napa freática ni el ecosistema del desierto que rodea todo
el lugar. El bosque se riega por aspersión con agua proveniente de dos grandes reservónos
que se encuentran próximos, y que fueron formados, a su vez, a partir del agua tratada de la
operación de la minera (transporte de los concentrados de zinc y cobre).
UN BANCO, DOS BANCOS

Y ahora el BCP y el Scotiabank cuentan, entre sus varios programas de


responsabilidad social, con algunas iniciativas muy potentes enfocadas en el medio ambiente
que sí tienen un impacto importante y que, además, buscan ser sostenibles en el tiempo.

El Scotiabank se alió con una iniciativa de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental


(SPDA) que promueve la creación de áreas protegidas privadas, medioambientalmente
sostenibles.

Se trata de capital semilla concursable que el banco dona al programa del SPDA para
que este se acerque a individuos, familias o comunidades propietarias de medianas a grandes
extensiones de tierras con valor biodiverso. La idea del programa es conservar estas tierras
al tiempo que se les ofrece a los propietarios ponerlas en valor como repositorio de plantas
medicinales y de árboles, para la investigación científica, para la construcción de
infraestructura ecoturística y otras formas de aprovechamiento sostenible, según nos contó la
gerenta de RSE del banco, Fiorella Ceruti.
El BCP canaliza una línea de crédito ambiental del gobierno suizo llamada Línea de
garantía SECO, a través de la cual se busca premiar a las iniciativas o proyectos favorables
para el medio ambiente como, por ejemplo, un cambio de matriz energética, la
implementación de prácticas productivas verdes o el cambio a tecnología menos
contaminante. Esta línea de crédito está dirigida a empresas pequeñas, medianas y hasta
grandes (en las proporciones del Perú).

Los casos aquí reunidos nos demuestran que, poco a poco, las empresas de todos los
rubros van asumiendo que hacer RSE no es un gasto, sino una inversión en su propia
sostenibilidad a través del interés y del cuidado del entorno en el que están inscritas y que les
permite funcionar. Porque no hace falta que las empresas hagan RSE movidas por su bondad:
con que lo hagan para su propio beneficio, nos basta. Al menos para empezar.

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