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Los Animales en El Arca

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Los Animales en el Arca, de Marco Denevi

El presente trabajo tiene como objetivo realizar el análisis narratológico del


cuento “Los animales en el arca” del libro “Falsificaciones”, de Marco Denevi.
El autor de este cuento, a través de la connotación, relaciona un pasaje de la
Biblia con un nuevo diálogo ficticio entre el autor y el lector. Sáer, en su texto de
“El concepto de Ficción”, trata este tema desde una postura histórica, en este
caso para confundir y para señalar el carácter doble de la ficción, que mezcla
de un modo inevitable lo empírico y lo imaginario.
Mediante una afirmación y declaración del hecho bíblico en el comienzo del
cuento, Denevi arremete pensamientos subjetivos, evalúa experiencias,
necesidades, construye un nuevo texto a base de su interpretación. Para
Barthes “[…] Interpretar un texto no es darle un sentido, sino por el contrario
apreciar el plural de qué está hecho…se accede a él a través de múltiples
entradas sin que ninguna de ellas pueda ser declarada con toda seguridad la
principal…”.
Denevi logra, en este texto, atrapar al lector desde el lado cultural y filosófico,
por medio de preguntas retóricas y provocando en ellos una nueva visión, que
en principio fue una lectura objetiva por ser un texto legible como lo es un texto
bíblico y convertirlo luego en un texto plural. Para Barthes, significa ir paso a
paso y posibilitar las diferentes entradas al texto, esparcirlo para una nueva
interpretación.
Desde el título del cuento “Los animales en el arca”, ya comienza a tomar
forma una significación, a la que Barthes llama lexía, frase que sitúa al lector en
una dimensión, espacio. Cada lexía que aparece en el cuento hace a una
nueva significación. Por ejemplo: “…Pero durante los cuarentas días y
cuarenta noches del diluvio…”, “Sí, Noé cumplió la orden divina”, “…Cuando al
cabo del diluvio…”, en cada una de ellas, el autor pretende provocar en el
lector la perspicacia de los sentidos. En la primera, se pretende establecer la
imponente duración de la catástrofe que vivió Noé, en la segunda se trata de
un mandato de obediencia y la tercera implica miedo, potencia y sus
posteriores consecuencias luego de la catástrofe. Más adelante, se observan
catálisis en donde se hace reflexionar al lector, “Sólo se salvarían los de piel
más dura, los de carne menos apetecible, los erizados de púas, de cuernos, de
garras y de picos, los que alojan el veneno, los que se ocultan en la sombra,
los más feos y los más fuertes…”, esto provoca en el mismo una distracción en
las subjetividades y la fuerza en las lexías que le otorga el autor.
En el cuento, Denevi logra quebrar el texto por medio de la ironía psicológica
en donde interviene el comentario del narrador, como lo hace en este
fragmento: “… Estoy viendo al león, al oso y a la víbora mandar al otro mundo,
de un zarpazo o de una mordedura, a un pobre animalito indefenso. ¿Y
quiénes serían los más indefensos sino los más hermosos? Porque los
hermosos no tienen otra protección que su belleza…”, el autor hace hincapié
en estas tres lexías provocando una buena combinación, en donde la belleza
de los animales y las bestias salvajes son antítesis de una realidad que aún se
encuentra presente en nuestros tiempos.
Los cinco códigos en la formación de la estructura del texto -como señala
Barthes en S/Z- se ven reflejados por el autor en el cuento, hace que cada
una de las lexías del texto encuentren su razón de ser, por orden de aparición.
El primer código es la hermenéutica, de acuerdo con la interpretación de
Denevi, que en este cuento parte de una afirmación y preguntas retóricas,
para luego dar un desenlace irónico. A continuación los semas o rasgos
semánticos mantienen unidas y vinculadas a las lexías de manera que están
dentro del mismo campo temático, objeto o personaje. Por ejemplo, al tomar la
primera lexía y la última “…Sí, Noé cumplió la orden divina…”, “…ay, aquellas
criaturas no descendieron del arca de Noé…” se observa que se utiliza hasta el
final el mismo eje y vínculo desde el comienzo del cuento, lo que permite el
acceso al tercer campo que es el simbólico destinado a la multi-valencia y
reversibilidad al entrar al texto desde diferentes perspectivas, por ejemplo: “…
La compañía, dentro del mismo barco, de las eternas víctimas y de los eternos
victimarios ¿no desataría ningún crimen? Estoy viendo al león, al oso y a la
víbora mandar al otro mundo, de un zarpazo o de una mordedura, a un pobre
animalito indefenso…”. Los comportamientos son el cuarto código, puesto
que son secuencias que suceden en la historia, organizándose a lo largo de
todo el texto. Por ejemplo: desde el momento que Noé recibe la orden divina
hasta el momento que tuvieron que descender. Con respecto al quinto código
es cultural, ya que se cita en este caso desde lo histórico, como un hecho
bíblico hasta el uso de la reflexión.
El estilo propio de Denevi, hace que cada palabra que utiliza en su cuento sea
previamente escogida en función del hecho que quiere contar. Carver, en su
texto “Escribir un cuento”, comenta que cada autor tiene un estilo y que cada
palabra que elige o escoge debe significar lo que en verdad pretende. Además
del compromiso del autor, lo que justifica la carga de emocionalidad que el
mismo potencia en su texto, y la llegada al lector, implica una necesidad
mutua desde sus condiciones culturales; sociales; religiosas; etc., para su
mejor interpretación y decodificación del cuento como en este caso.

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