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TEOLOGIA SOCIAL

Reseña del Libro de Charles C. Ryrie.


“Responsabilidad Social. Lo que enseña la Biblia”
IBLI – 2do. Semestre Diurno
Alumna: Mariana Puerto Romero
Abril de 2019

Equívocos en la acción social del creyente seguidor de Cristo: ¿Jesucristo vino a


servir a los pobres o a redimir a los hombres?

Charles Caldwell Ryrie presenta de manera clara y precisa a lo largo de 14 capítulos, una
serie de análisis, argumentaciones y conclusiones a la luz de la Palabra (La Biblia), que
señalan las prioridades del creyente cristiano en su accionar social y también en su actitud
personal como ciudadano, frente a las desigualdades de tipo social, político y económico
que surgen en el seno de las sociedades. Igualmente plantea cómo la mirada del entorno
social del creyente, sin llegar a ser indiferente, debe estar centrada en Cristo como
sustrato y modelo, para en profundidad, a transitar hacia sus mandatos y su doctrina.

En esa perspectiva, a partir de varios interrogantes trascendentales, plantea discusiones


en torno a temas como la pobreza, las problemáticas sociales y las responsabilidades
civiles, haciendo importantes aportes que proporcionan herramientas para que el creyente
reformule o construya su proyecto de vida, potenciando sus fortalezas, ofrendando para
los creyentes, dando testimonio, sirviendo en la obra del Señor, pero teniendo como meta
la evangelización y el rescate de los perdidos.

Para Ryrie, el seguidor de Cristo, está llamado a construir e impulsar una ética personal
que parta de la perfección del creyente desde el espejo del Señor Jesús, pero también de
una ética social, con un comportamiento adecuado frente a las autoridades, a la sociedad
y al universo (naturaleza- planeta); allí el punto que marca la diferencia es saber que una
cosa es el deber social cristiano y otra, el cumplimiento de los mandatos que nos deja el
Señor Jesús como prioridad.

Para ello toma una serie de afirmaciones y convicciones comunes en muchos cristianos en
torno a la ética social (Imagen 1), que en opinión del autor son equivocadas y nos lleva
por un análisis bíblico para señalar el lugar correcto que tiene esa preocupación social en
las responsabilidades del cristiano, el grado de participacion ideal del creyente, cómo y
en qué áreas debe hacerse, advirtiendo en todo caso que la respuesta a este interrogante
no solo está en palabra de Dios sino en la comunion intima con el Señor, es decir, bajo la
luz del Espíritu Santo.

1
El El cristiano está
evangelio Nuestra
obligado a comisión debe
tiene una combatir y a incluir tanto la
implicación erradicar la responsabilidad
social pobreza social, como la
evangelística
La gran comisión es
un servicio ya que
Jesús vino a servir,
por lo tanto, es un Los ricos
servicio social deben
repartir toda
su riqueza
entre los
La acción
pobres del
social es
mundo
prioritaria

Imagen 1 – Equívocos en torno a la ética social

Comienza Ryrie afirmando tajantemente que la etica social es biblica, pero que no forma
parte del evangelio. La gran comisión consiste en evangelizar y enseñar; predicar el
evangelio significa proclamar las buenas nuevas que tienen que ver con el reino venidero
y es un mensaje que beneficia tanto a ricos como a pobres (se refiere tanto a los
materialmente pobres, como a los de pobreza espiritual). Las buenas nuevas son: Cristo,
el Salvador murió, fue sepultado, resucitó y luego apareció, es decir, que ahora vive. El
que cree en esas buenas nuevas, es salvo. Ahora bien, si Cristo fue enviado a servir y
nosotros también debemos hacerlo, pero servir significa redimir, no calmar las
necesidades básicas de los conciudadanos, lo que se confirma a partir de sus milagros que
dejaron evidencia de su autoridad no solo para sanar sino esencialmente para redimir.

El ejercicio de la ética personal y social dependerá del concepto que se tenga de Dios en
4 perspectivas: soberanía, amor, bondad y justicia; allí es necesario que el creyente de
testimonio y ejemplo consecuente de seguir a Cristo. Dios es soberano y reina haciendo
todas las cosas según el designio de su propia voluntad, es por ello que no podemos discutir
ni cuestionar el orden social, el devenir de los pobres o el curso de los gobiernos. El autor
define el amor como procurar lo mejor para el objeto amado, en nuestro caso, cualquier
cosa que traiga gloria al Omnipotente. Amarse unos a otros significa que cada uno ha de
buscar la gloria de Dios en la vida del otro. Ello hace referencia básicamente a la familia

2
de Dios, pero frente a los inconversos ¿cómo funciona? Buscando su salvación para que a
su vez estos nuevos creyentes encuentren la gracias de Dios. Aunque las buenas obras con
todo el mundo son buenas, jamás tendrán la misma importancia de promover la salvación
de las personas. De manera complementaria, Dios es bondadoso para guiar a todos los
hombres al arrepentimiento. Nuestra tarea es llevarles la salvación. Finalmente, señala
que Dios es justo; su justicia siempre triunfará y será El quien la realice. Nuestra tarea
en términos personales, es evitar ser injustos.

La labor del cristiano frente a la humanidad

El autor nos recuerda que, aunque el hombre fue creado a imagen de Dios, sus atributos
(dominio, inteligencia y vida misma) están limitados por la caída, razón por la cual el
hombre jamás podrá alcanzar las máximas posibilidades para las cuales fue creado. Por
eso nuestra prioridad no es mejorar las condiciones sociales de la humanidad y de los
Estados; la necesidad más grande de un hombre es tener un salvador y nuestra mayor
muestra de solidaridad es el evangelismo. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento, está presente la preocupación por los oprimidos, no se exige el
establecimiento de justicia en el mundo, ni es una meta el cuidado de todos los
necesitados; en ambos la preocupación por pobres, huérfanos y viudas es similar; estas
preocupaciones forman parte de los deberes cristianos y se dirigen primeramente al
cuerpo de Cristo.

El cristiano frente a la pobreza y de la riqueza

La pobreza es un fenómeno social inevitable, que fue anunciado por Jesús en Marcos 14:7
cuando dijo “siempre tendréis a los pobres”. Si la pobreza que siempre ha existido y
existirá constituyera un llamado a la acción para eliminarla, entonces ningún cristiano
podría justificar su derecho de poseer más bienes básicos para subsistir. La mera
existencia de la necesidad, no determinan si debo hacer la buena obra o no. Es necesario
saber la voluntad de Dios antes de realizarla.

Todos debemos ofrendar, incluso los pobres, de manera proporcional y generosamente.


Los pobres son bendecidos de manera especial, pero deben buscar la manera de superarse.
Esforzarse al máximo para poder disfrutar del fruto de sus labores. Ser rico no es
intrínsecamente malo. Debe usarse la riqueza de forma adecuada pero no necesariamente
repartir su riqueza. Lo que se posee debe ser utilizado para la gloria de Dios y no para
satisfacer la propia avaricia, por ello es deseable usar el dinero para contribuir a que otros
sigan a Cristo y para hacer bien a la familia de la fe.

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Los deberes del cristiano hacia los hombres

El cristiano no puede ser indiferente a las necesidades del prójimo; el amor hace a la
iglesia disponible para todo ser humano en sus dolores y tragedias; esa actitud de
disponibilidad y aproximación a la sociedad es parte de la bendición compartida por los
creyentes y es lo que el autor considera como ética social bíblica, que se resume en el
siguiente esquema (Efesios 3:19):

AMAR AL PROJIMO
PRIORIDAD

PREDICAR EL SER SAL Y LUZ


EVANGELIO Trabajar por dar vida y Entendiendo prójimo como
mantener en el incrédulo, cualquier persona
Predicar el evangelio
la influencia cristiana necesitada (cualquiera que
significa proclamar las
positiva. sea su raza, color, estrato
buenas nuevas que tienen
económico o partido
que ver con el reino Debemos ser luz como político) que llegue a tener
venidero. Cristo fue reflejo de aquel que es la contacto conmigo.
enviado a servir y nosotros luz del mundo; luz visible, Debemos comenzar con los
también debemos hacerlo, consistente, en público y en prójimos más cercanos en
pero servir significa redimir. privado, por medio de la iglesia y en nuestra
Sus milagros dejaron buenas obras, para comunidad.
evidencia de su autoridad glorificar al Padre.
para redimir.

Imitando a Cristo: Las Prioridades del Señor

Afirma el autor que ni siquiera el Señor pudo suplir las carencias de todos los necesitados.
Es imposible socorrer a todas las personas del mundo. Entonces, ¿cuáles deben ser nuestras
prioridades? Las de Cristo:

Jesus no sanó a todos los enfermos, pues El no creía que con solo la existencia de la
enfermedad se justificara la acción social. No dio de comer a todos los hambrientos. El
¿Física o propósito principal no era suplir la escasez material de la gente sino glorificar al
Espiritual? Todopoderoso, enseñar a los discípulos y confirmar que Él era Dios. Además, las prioridades
del Señor eran espirituales. Vino a salvar al mundo de sus pecados.

Nuestra relación más importante no es con el gobierno civil bajo el cual vivimos, sino con el
¿Justicia o Altísimo, lo que implica una vez más, que las prioridades de Jesús eran espirituales. Podemos
sumisión? aceptar que no haya justicia política, pero nunca rechazar que debemos ser sumisos al Padre
Celestial. Jesús no era un revolucionario político, pero si un revolucionario religioso radical.

A veces los cristianos deben sacrificar sus derechos por el bien de otros. Por ejemplo, al ser
¿Derechos o ofendidos no ofender, o al ser tratados de manera injusta no reclamar, aun renunciando a los
ministerio? derechos propios. Todo dependerá de que no se pongan en riesgo las labores de
evangelización y testimonio al mundo.

4
Las responsabilidades civiles del cristiano son mandatos del Señor.

 Jesús no era un El cristiano debe:


revolucionario político. Obediencia: Sumisión voluntaria a los
 Obedecía al gobierno. gobernantes, porque han sido establecidos por
 Nunca intentó reformar el Dios; resistirse a ellos es oponerse al Señor.
sistema o corregir injusticias. Respeto y honra a las autoridades; A Dios: temor.
 Sus prioridades eran A todos los creyentes: Amor. A todos los hombres:
espirituales. respeto.
 Aunque no ignoraba las Apoyo a los gobiernos: A través de la oración,
prioridades físicas, suplió acción de gracias.
realmente pocas. Negarse a la revolución así los gobernantes sean
enemigos de Dios. Es más importante la ciudadanía
celestial.

REFLEXION

La responsabilidad social del cristiano no puede inscribirse como otro movimiento de


reivindicación social, económica, política o de derechos, porque, aunque estos
movimientos históricamente han aportado avances en el acceso a oportunidades de los
ciudadanos o han trazado rutas de protección frente a la vida e integridad de las personas,
adolecen de un ingrediente esencial, la mirada Cristocéntrica y por ende de la guía del
Espíritu Santo. Es posible que muchos de nosotros, antes de llegar a los pies de nuestro
Señor Jesucristo hayamos militado de alguna manera en movimientos de reivindicación
social; desde nuestras propias fuerzas y creyendo tener la razón defendimos causas y
movimientos, pues ciertamente desde las energías de la temprana juventud, quisimos
cambiar el mundo, mejorarlo y transformarlo. En la carne, tal vez fue un ejercicio
intelectual que produjo buenos resultados en términos de justicia humana que satisfizo
necesidades materiales y satisfacciones personales (del ego) pero nunca en absoluto
espirituales, ya que no andábamos en los caminos de Cristo.

Aunque este libro data de 1990, describe el auge de los movimientos cristianos que centran
su mirada en el servicio y responsabilidad social (y que surgen de manera alterna con otros
movimientos sociales en las décadas de los 40´s a los 80`s) que no son neotestamentarios
y tuvieron como error poner en el mismo lugar la justicia social y evangelismo. Por
ejemplo, en Colombia la Teología de la liberación se proclamó en su momento como la
primera teología cristiana propiamente latinoamericana, fiel al grito profético de los
primeros misioneros cristianos, en defensa de los oprimidos, con figuras relevantes y
cuatro grupos o movimientos de Iglesia (católica), que ejercieron su labor en el país entre
los años 1940 a 1980: Richard Shaull (misionero presbiteriano norteamericano), Camilo
Torres (sacerdote, sociólogo y guerrillero colombiano), Rafael Ávila (teólogo y profesor
laico colombiano). Los cuatro movimientos, vigentes entre los años 60-80, fueron los

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movimientos sacerdotales “Golconda” y “Sacerdotes para América Latina” (SAL), y los
movimientos eclesiales de base “cristianos por el Socialismo” (CPS) y “Comunidades
Eclesiales de Base” (CEBs).

El autor nos advierte que Jesucristo no era un revolucionario político, pero si un


revolucionario religioso radical y nos plantea la siguiente disyuntiva: Insistir en hacer
justicia por que Dios es justo o hacer caso omiso de nuestros derechos por que Él es
misericordioso. Con este derrotero claro, vale la pena entonces preguntarnos si ¿los
creyentes cristianos deben guardar silencio frente a los desafíos políticos ocasionados por
gobiernos autoritarios, absolutistas o presidencialismos autoritarios, que generan
exterminios humanos, injusticias, males sociales e indignidad humana, entre otros? Si el
origen de toda autoridad proviene de Dios (Romanos 13 – Efesios 1:21-22 – Juan 19:10-11)
al Estado se le debe respetar, pero no idolatrar (caso del régimen Nazi y la ciudadanía
alemana) ya que su propósito es hacer el bien, proteger a sus asociados, hacer justicia,
castigar a los culpables, proporcionar orden, seguridad y paz.

En épocas de la iglesia primitiva, el sanedrín era un órgano religioso, pero también político
y por contradecir el mandato divino, Pablo y Pedro le hicieron oposición, desobedecieron
y sufrieron las consecuencias (Hechos 5:29). Pablo en Filipos a través de un paro (Hechos
16:37) presionó a las autoridades romanas a cumplir con su derecho al debido proceso
ante una sentencia injusta. Los creyentes somos ciudadanos del cielo (Efesios 2:12,19) y
ciudadanos del Estado, por lo tanto, debemos participar en política, cumplir nuestros
deberes y ejercer nuestros derechos, tal y como lo hizo Pablo como ciudadano romano.

No obstante, queda claro que así un gobierno sea enemigo de Dios, por cuestiones de
conciencia los creyentes podemos declararnos en desobediencia (con las consecuencias
que ello trae) pero nunca promover la revolución y el derrocamiento de los gobiernos,
porque, al fin y al cabo, es Dios quien pone y quita los gobernantes. Los creyentes estamos
llamados a contribuir a la realización de la justicia desde la oración, con un
comportamiento santo en las relaciones con el Estado, es decir con honestidad, el
ejercicio de una ciudadanía respetuosa y su participación en los procesos y mecanismos
legales de acción social.

Hay líderes seguidores de Cristo que son ejemplos de vida y que contribuyeron a cambiar
el curso de la historia en contra de la injusticia en su nombre; ellos fueron, entre otros,
Martin Luther King Jr. en Norteamérica, William Wiberforce en Reino Unido, Desmond
Tutu en Sudáfrica, Jerzy Popiluszco en Polonia, Oscar Romero en El Salvador y Dietrich
Bonhoeffer en Alemania; verdaderos siervos, que lograron construir su proyecto de vida
en consecuencia al Plan Divino (como lo describe el autor), desde el principal
mandamiento de Jesús. Allí está nuestro mayor desafío.

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