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El Clarinete PDF

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ISSN 1988-6047 DEP.

LEGAL: GR 2922/2007 Nº 21 – AGOSTO DE 2009

“HISTORIA DEL CLARINETE”


AUTORÍA
ÁNGEL MUÑOZ MUÑOZ
TEMÁTICA
MÚSICA
ETAPA
ENSEÑANZAS PROFESIONALES DE CONSERVATORIO

Resumen
Para un buen conocimiento del clarinete actual, es necesario conocer la historia de este instrumento
desde su nacimiento. En este artículo voy a tratar desde aquellos instrumentos antecesores directos del
clarinete hasta la descripción y características del clarinete actual, pasando por el momento más o
menos aproximado en que nace el clarinete como instrumento con características propias, y todos
aquellos trabajos e investigaciones que grandes músicos, clarinetistas y constructores han aportado a lo
largo de la historia hasta conseguir el clarinete actual.

Palabras clave
Historia, antecedentes del clarinete, el chalumeau, evolución, desarrollo, constructores e inventores y
clarinete actual.

1. INTRODUCCIÓN

Las historias de la música escritas antes del siglo XIX, hablan de cómo se le atribuye la invención de los
instrumentos a los dioses mitológicos. Así, Mercurio es considerado como el que ideó la Lira, el dios
Pan es el responsable de la invención de la Siringa, que es una flauta, también llamada flauta de Pan, o
el dios Jabal, que es el que inventó el Arpa.
Pero a partir del siglo XIX la mitología se ha reemplazado por la propia historia. Pero, ¿cómo podemos
saber la verdadera historia del instrumento?. La respuesta a esta pregunta es la arqueología, es decir
todos aquellos descubrimientos e investigaciónes arqueológicas en diferentes partes del mundo que
nos hacen entender las costumbres culturales y la utilización de los instrumentos musicales.
Gracias a la arqueología sabemos que en la prehistoria, entre otros instrumentos y sin apartarnos de la
línea del clarinete, se encontraba la hoja de cinta. Esta era una simple hoja de una planta que, aunque
no era un instrumento evolucionado, se utilizaba a modo de lengüeta batiente, colocándose entre los
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dedos pulgares e índices y sonando al ser soplada. Este sistema de producción de sonido, por medio
de lengüeta batiente, es en el que nos centraremos a lo largo de la historia para seguir la línea de
evolución del clarinete. Sabemos también, que en civilizaciones posteriores el sistema de la hoja de
planta se sigue utilizando de manera más perfeccionada, llegando a formar un tubo con su lengüeta
batiente y considerándose como los instrumentos antecesores de los de lengüeta futuros. Uno de estos
instrumentos prehistóricos estaba formado por una hoja larga y ancha de pasto, que enrollada sobre sí
misma formaba un tubo cónico y cuya punta más delgada se doblaba en el orificio superior, más
estrecho, de modo que vibraba al ser soplada. Un instrumento conocido con este sistema es el
Whithorn inglés.

2. ANTECEDENTES DEL CLARINETE.

Los primeros antecedentes del clarinete los encontramos en la antigua Mesopotamia, en relieves y
mosaicos que muestran escenas musicales y que datan de unos tres mil años antes de Cristo.
Especial importancia tienen los restos arqueológicos encontrados en el Cementerio Real de la ciudad
de Ur, pueblo natal de Abrahan. Los mosaicos y relieves aquí encontrados muestran instrumentos de
viento, pero estos no están claramente representados, ya que en Mesopotamia tenían mayor
importancia los instrumentos de cuerda, por lo que no podemos saber exactamente de qué instrumento
de viento se trataba.
Otra dificultad que nos encontramos al estudiar los antecedentes del clarinete, es que diferentes
instrumentos de viento tenían el mismo nombre. Así, en el Antiguo Egipto, instrumentos antecesores
del oboe y del clarinete se llamaban “ma”.
Para tener claro la línea de los antecesores del clarinete, diremos que estos serán aquellos
instrumentos formados por un tubo que encierra una columna de aire y que como forma de producción
del sonido utiliza una fina lengüeta simple de madera que pondrá el aire en vibración. El tubo en un
principio era el que proporcionaba la misma naturaleza, es decir un tubo de caña, para más tarde ser
fabricado por el hombre.
Todos los países del antiguo Mundo Mediterraneo y sudeste de Asia, usaban un instrumento con
dos tubos y cada uno con su propia lengüeta, pero se les soplaba a ambos tubos al mismo tiempo.
Estos instrumentos podían haber tenido una lengüeta simple o doble, y unos eran divergentes y otros
paralelos. Estos últimos son los llamados Dobles Clarinetes. Este instrumento fue descubierto en un
relieve egipcio que data del año 2.700 a.c. y actualmente se encuentra en el Museo Egipcio de El Cairo.
En la India también aparece un doble clarinete, cuyas boquillas de ambos tubos se encuentran
metidas dentro de una pequeña calabaza por cuyo delgado cuello el ejecutante hacia sonar el
instrumento por medio del aire.

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Contemporáneo de los dobles clarinetes egipcios es un instrumento llamado Arghul, también egipcio.
Era un tubo de sección cilíndrica, con la boquilla tallada sobre el mismo cuerpo y en su extremo
superior había una pequeña lámina cortada que servía de lengüeta batiente para producir el sonido.
Más o menos cercanos en el tiempo existieron diversos instrumentos en diferentes lugares y culturas
con características casi idénticas a las del arghul egipcio, como por ejemplo la Tibia Grecorromana o
el Aulos Griego.

2.1. El Clarinete en Europa.


El origen de casi todos los instrumentos musicales de la Europa Medieval viene de de Asia. La herencia
directa de Grecia y Roma parece haber sido insignificante.
La investigación del origen de los instrumentos está subordinada principalmente a la interpretación de
las obras de arte, ya que la contribución de la literatura a este campo es comparativamente pequeña.
Sin embargo los tubos de lengüeta aparecen por primera vez en la literatura francesa del sigloXII. Pero
los términos empleados para designarlos son confusos. Tanto el vocablo francés “chamelele” como el
alemán “rôphife” derivan de palabras que significan caña, (en latín “calamus” y en alemán “rôr”). En
consencuencia, estos términos podrían ser empleados no sólo para designar instrumentos que tienen
lengüeta como forma de producción del sonido, como los clarinetes y oboes, sino también las flautas u
otros instrumentos hechos de caña.
Varios poetas franceses de la Edad Media hablan de un instrumento con siete agujeros llamado
chamelele. Según los investigadores este término se refiere a un instrumento de madera y además con
lengüeta, lo cierto es que no se tiene certeza de que esta lengüeta sea doble como en el oboe o simple
como en el clarinete.
Otro instrumento popular en la Edad Media es el Caramillo, nombre genérico de flautas y oboes.
Estaba compuesto de un tubo cilíndrico sin llaves y es considerado como el antecesor del oboe, pero en
la misma época también designaba una forma primitiva del clarinete.
El caramillo presentaba diversas variantes, uno de ellos y el que nos interesa por seguir la línea de
evolución del clarinete, es el Caramillo Campestre, utilizado por pastores, de dimensiones reducidas y
con pocos agujeros. Era cilíndrico y estaba dotado de lengüeta simple. No podía octavear y se
construía en madera de boj, además no tenia pabellón.
Con todo esto designar los reales antecedentes del clarinete con lengüeta simple es algo confuso,
podrían ser los chameleles o el caramillo campestre o incluso ambos.
Lo que si sabemos con seguridad, gracias a la literatura e incluso partituras musicales, es que el
antecesor directo del clarinete es un instrumento del mismo tipo que el caramillo usado en Francia en el
siglo XVII y conocido con el nombre de Chalumeau.
En el Barroco, a principios del siglo XVII, se impuso una revolución radical en la música. La nueva
generación buscaba emociones fuertes, trataba de conmover el corazón de los oyentes.

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El nuevo estilo se inició casi exclusivamente en el campo vocal, pero pronto los instrumentos siguieron
esta dirección. Para ello los instrumentos en general, pero sobre todo los de viento, sufrieron un severo
proceso de selección. Solo pudieron mantenerse aquellos que tenían una extensión suficientemente
amplia y bastante flexible como para permitir todos los matices dinámicos. Se esperaba de ellos que se
asemejaran a la voz humana, al canto.
El primer síntoma fue el rechazo de la mayoría de instrumentos semejantes al oboe o al clarinete
(chalumeau) cuya lengüeta, escondida dentro de una cánula, no podía ser tomada por los labios del
ejecutante, ya que carecían de elasticidad dinámica y de posibilidades expresivas. Además como tenían
un registro muy reducido y no podían octavear, no eran apropiados para el nuevo estilo. Sólo los
fagotes y, especialmente en Francia, las bombardas u oboes más pequeños fueron conservados, y con
ellos las flautas y algún otro de lengüeta simple como el chalumeau. Sin embargo el color y el timbre de
los instrumentos de cuerda fué considerado bien apropiado para el nuevo estilo.
A pesar de todo esto, queda patente que de todos los instrumentos de tubo cilíndrico y con lengüeta
simple, el chalumeau es sin dudas el más perfecto en cuánto afinación, pureza de sonido y extensión,
por lo que este instrumento se mantendrá con sus características constructivas invariables hasta finales
del siglo XVII para evolucionar al clarinete actual.

3. DEL CHALUMEAU AL CLARINETE.


El chalumeau que nos interesa, por seguir la línea de evolución del clarinete, es el construido en
madera de boj, con una lengüeta simple que se encontraba dentro de una pequeña ”caja” tallada en el
mismo cuerpo del instrumento y que servía de embocadura. No podía octavear, por lo que solo
producía los sonidos fundamentales. Aparentemente era parecido a la flauta de pico. Su extensión era
del Fa2 al Sol3. El registro grave del clarinete actual recibe el nombre de chalumeau en honor a este
instrumento. Los sonidos que podía hacer eran de ocho a once dependiendo de la habilidad del
ejecutante al tapar medios agujeros o la utilización de posiciones de horquilla para obtener los
sostenidos de las diferentes notas. El chalumeau fue el punto de partida a partir del cual Johann
Denner, fabricante de instrumentos, consigue el clarinete hacia 1690 tras varias reformas en aquel
instrumento.
En el año 1730, un constructor de flautas afirmó: “Al principio del siglo actual se inventó el llamado
clarinete”, y haciendo alusión a este instrumento sigue diciendo: “por fin se consiguieron chalumeaus
mejorados”. Esta afirmación demuestra que el clarinete no fue un invento, sino el desarrollo de un
sencillo instrumento de lengüeta simple.
Partiendo del original chalumeau, J. Denner hace algunas innovaciones. Primero le ajusta el pabellón
cónico para mejorar la sonoridad, seguidamente varió los tubos cilíndricos construidos en madera,
trabajandolos en torno y cortandolos en secciones. Luego modifica el sistema de embocadura
sacando la lengüeta del interior del instrumento y haciendo un nuevo diseño de boquilla para lograr
así tener la caña o lengüeta independiente y sujetándola en la boquilla mediante un cordón. De este
modo la caña podía ser tomada directamente por la boca del ejecutante facilitando el control y la
vibración de ésta sobre los labios, además de mejorar la tímbrica al resaltar más armónicos.
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Es importante apuntar que en este momento, la caña o lengüeta se tomaba en contacto con el labio
superior, al contrario que en la actualidad que se toma contra el labio inferior.
También amplió la tesitura del instrumento hacia lo agudo. Para ello realizó un taladro en la parte
superior del instrumento, el cual podía ser tapado o no mediante el mecanismo de una llave en forma
de palanca, es la primera llave de registro.
Denner esperaba que con las posiciones fundamentales y al abrir esta llave se obtuviera la octava de
esas fundamentales, como ocurre en la flauta o en el oboe, pero el resultado fue que surgieron
doceavas de sus fundamentales. Esto fue debido a la forma particular del tubo que no es totalmente
cilíndrico como la flauta, ni demasiado cónico como el oboe.
Ahora el instrumento saltaba del Sol3 al Do4 faltando el La3 y el Si3 para completar la escala. Para
solucionar esto, Denner taladró un agujero un poco más abajo del de doceava y se accionaba por
medio de una llave con el dedo índice izquierdo, obteniendo así el La3. La acción conjunta de ambas
llaves lograba el Si3. Añadió además dos pequeños orificios uno al lado de otro para el dedo meñique
de la mano derecha.
Este nuevo instrumento con estas características tomó el nombre de Clarino, como el nombre que
recibía una pequeña trompeta barroca por el parecido en sonoridad con ese instrumento, y está
expuesto en el Museo Nacional de Baviera en Munich. Sin embargo el nombre de clarinete escrito no
aparece hasta 1732 en el “Musicalische Lexicon”, la primera colección musical bibliográfica editada en
Leipzig (Alemania).
A pesar de las nuevas posibilidades del nuevo clarinete, este no hace desaparecer al chalumeau
aunque sí lo desplaza, coexistiendo en un tiempo, donde había partituras tanto para chalumeau como
para clarinete. En las obras musicales de la época donde aparecían clarinete y chalumeau a la vez,
cada uno tenía su papel diferenciado. El chalumeau se encargaba del registro grave, mientras que el
clarinete sorprendía en sonoridad con su registro agudo.

4. EVOLUCIÓN DEL CLARINETE DESDE EL SIGLO XVIII.


A partir del siglo XVIII el clarinete se convierte en un instrumento con posibilidades sonoras de cierta
calidad, con lo cual los compositores empiezan a componer para él de manera progresiva.
En 1720 Joseph Faber lo utiliza en la orquesta y por esta época también lo emplea A.Vivaldi.
Johann Denner ha conseguido un clarinete con buenas posibilidades, pero el instrumento aún sufrirá
mejoras importantes. El primero que continua con los trabajos de Denner será su propio hijo mayor
Jacob Denner, que en 1740 alarga el tubo y adapta una tercera llave que consigue el Mi2 y por
consiguiente el Si3 al accionar la llave de doceava. También trabaja en la mejora de la sonoridad y
afinación. Para los conciertos para clarinete de Johann Melchior Molter (m.1765), se utilizó un
clarinete de tres llaves, estas obras tienen la sonoridad alta y clara típica de la época y requiere una
articulación muy ágil.

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Más adelante Joseph Beer, hacia 1760, pone dos llaves más al clarinete para obtener el Slo#2 y el
Fa#2 y con sus doceavas se conseguía el Re#4 y el Do#4 con lo que ya se tenía un clarinete de 5
llaves, abarcando una tesitura de tres octavas y media y con una afinación de La=430 Hz ( en el
barroco era 415 Hz).
El constructor de instrumentos Theodor Lotz junto con el gran clarinetista de la época y amigo de
Mozar Anton Stadler, crean un clarinete de mayores dimensiones el cual abarca cuatro notas
cromáticas más, descendentes, logrando hacer cuatro octavas completas. Me estoy refiriendo al
clarinete di basetto en La, instrumento para el que Mozart creó su gran concierto para clarinete K.622,
estrenado por su gran amigo A. Stadler.
Este siglo fue el origen de la creación de los clarinetes más graves, conocidos como “cornos di
bassetto”, afinados en Fa.
Pese a todo esto comienza el siglo XIX sin cambiar un aspecto importante, la sonoridad.
Debido a los sistemas de boquillas, las cañas y a la distribución de los taladros en el tubo, el clarinete
sonaba estridente y desigual entre los registros. Además existía el problema para acceder a tonalidades
con muchos sostenidos o bemoles, de aquí la proliferación de clarinetes con diferentes longitudes de
tubo y en diferentes tonalidades, para con la misma digitación y sin utilizar posiciones muy complicadas,
poder acceder a esas tonalidades.
Jean Xavier Lefevre fue un gran clarinetista además de investigador en la evolución del clarinete, que
añadió la sexta llave permitiendo hacer el Do#3 y con su doceava el Sol#4. Esta llave fue muy
importante ya que mejoró en mucho la digitación del instrumento, además de evitar tapar medios
agujeros y como consecuencia mejorar la sonoridad y conseguir una afinación más precisa. Lefevre
además de inventor fue nombrado profesor de clarinete en el refundado Conservatorio de París
después de la revolución francesa. Como profesor del conservatorio es encargado de escribir en 1801
el método oficial de clarinete junto a sus famosas 12 sonatas, de dificultad progresiva.
En 1808 el francés J.F.Simiot introduce la séptima llave que permitía mejorar los trinos y alcanzar la
tesitura hasta el Sol5. Además consiguió eliminar el problema con la condensación de agua en el
agujero del pulgar colocando un tubito de metal que recubría el orificio, de manera que el agua
resbalaba.
El gran clarinetista alemán J. Baermann a quien Carl María von Weber le escribió sus obras para
clarinete, estrenó los conciertos con un clarinete de 8 llaves. No obstante la sonoridad presentaba cierta
inestabilidad y los pasajes rápidos exigían gran destreza por parte del ejecutante. En 1809 se sabe que
Baermann ya utiliza un clarinete de 10 llaves fabricado por Greislin en Berlin.
El siguiente paso importante en la evolución del clarinete se le debe a Iwan Müller.
En 1812, Müller construye un clarinete de 13 llaves. Sus mejoras fueron una mejor disposición de los
taladros para mejorar la afinación y una llave distinta para cada semitono, con lo que se podía hacer la
escala cromática completa. Este clarinete Müller lo llama Omnitónico y hace innecesario la utilización
de la gran cantidad de clarinetes en diferentes tonalidades que hasta el momento existían. Esto no
quiere decir que desaparecieran todos los demás clarinetes, solo aquellos que por su longitud de tubo y
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afinación, presentaban una sonoridad poco apropiada. Müller también inventó un nuevo clarinete, el
clarinete alto para el que escribió un método y otro para el omnitónico.
Otra mejora es que cambia las zapatillas de cuero por unas rellenas de lana y recubiertas en piel. Müller
también cambia la sujeción de la caña a la boquilla, sustituyendo el cordón por una abrazadera
metálica, con lo que gana en seguridad. También cambia la posición de la boquilla, tomándose ahora
con la caña hacia abajo y contra el labio inferior, con lo que se gana en el control sobre la caña y mejora
el picado al poder separar las notas con la lengua.
A pesar de todas estas innovaciones y claras mejoras, al ser presentado el nuevo clarinete ante la
comisión del Conservatorio de París, de la que formaba parte Xavier Lefevre, es rechazado porque no
gustaban sus características sonoras. Lefevre estaba más a favor de una sonoridad clara y timbrada,
más apropiada para el estilo francés, que de las grandes ventajas que ofrecía el clarinete de Müller, con
una sonoridad y timbre al estilo alemán.
Sin embargo el clarinete es adoptado por el clarinetista Karl Baermann, hijo de J. Baermann,
utilizándolo en sus conciertos y dándolo a conocer por toda Europa. Tal fue el éxito que en unos años
cautivará incluso a clarinetistas franceses.
En 1831 Friedrich Berr ocupa el puesto de profesor en el conservatorio de París y Berr que era
seguidor de Müller, hace que sus alumnos adopten el clarinete omnitónico.
En 1823, el francés C. Jansen introdujo los rodillos corredizos en las llaves de los dedos meñiques para
facilitar el legato.
El camino hacia el clarinete moderno no se hizo esperar. En 1843, el clarinetista francés Hyacinthe
Klosé y el constructor de instrumentos Auguste Buffet adaptan el sistema de anillos móviles, ideado
para la flauta por el flautista Theobaldo Boehm, al clarinete, lo que permite evitar las posiciones de
horquilla así como el deslizamiento de dedos, gracias a la duplicación de llaves para ciertas notas. Este
clarinete se construye con17 llaves y 6 anillos, exactamente igual que el clarinete actual. Este sistema
se adopta en casi todo el mundo conociéndose como clarinete sistema francés o boehm.
Paralelamente al sistema boehm, en Alemania Oscar Oehler diseña un clarinete que sigue la tradición
del clarinete de Müller, pero con grandes mejoras en digitación, sonoridad y afinación. Es el llamado
sistema alemán.
Así llegamos a los dos sistemas de clarinete que se utilizan en la actualidad: el sistema alemán, que se
utiliza casi exclusivamente en Alemania y Austria y el sistema francés utilizado en el resto del mundo.
El sistema francés se caracterizó originalmente por la calidad de su timbre y la facilidad de emisión del
sonido, a diferencia del alemán de sonoridad más densa. El alemán utiliza una boquilla más larga y
estrecha y una caña más corta y gruesa, además de un taladro de tubo diferente al francés, siendo el
alemán más cónico hacia la parte de la campana.
La razón de que existan estos dos sistemas al mismo tiempo se debe a la diferencia estética en cuanto
al timbre y sonoridad. El clarinete francés tiene una sonoridad apropiada para la escuela francesa, y

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como ésta estética musical se difundió con éxito durante el siglo XIX por casi toda Europa y América, es
el motivo de que este clarinete sea tan popular.
Sin embargo las características de la música alemana como Mozart o Brahms, hace buscar una
sonoridad diferente, y es por lo que el clarinete es diferente. Según esto nos hacemos una pregunta:
¿entonces utilizaremos un clarinete diferente dependiendo de la música que toquemos?. Pues aunque
la verdad es que la música es diferente, en la actualidad eso no es necesario, ya que en los últimos
años ambos sistemas se han acercado y esto unido a la técnica interpretativa, hoy en día es posible
obtener resultados similares con ambos instrumentos.
Además de todos los clarinetistas anteriormente mencionados, que han trabajado y luchado por la
mejora del clarinete, ha habido otros clarinetistas que igualmente han querido mejorar el instrumento
que han amado, pero que la historia no les ha hecho justicia por su trabajo. Entre estos es justo
mencionar a dos clarinetistas que idearon nuevos sistemas con el fin de perfeccionar el instrumento.
Uno es el español Antonio Romero, que ideó un clarinete con 29 agujeros que se tapaban con nueve
dedos por medio de 7 anillos y 17 llaves. En 1861 fue presentado en la Exposición Universal de París,
obteniendo la medalla de plata a las nuevas invenciones. Finalmente y debido a lo complicado de su
mecanismo, este clarinete no tuvo éxito.
Otro es el clarinetista Joseph Marchi, cuya investigación y finalmente logro, estuvo centrada en ampliar
las posibilidades del registro agudo. Marchi añadió una segunda llave de octava en un taladro efectuado
en el barrilete que se accionaba por medio del dedo pulgar izquierdo. Con este clarinete se podía
obtener una escala que llegaba al Fa6 (una cuarta por encima del clarinete actual). Este sistema se dio
a conocer hacia 1970 y tampoco ha tenido trascendencia.

5. BIBLIOGRAFÍA.
- Vercher, J. (1983). El Clarinete. Gandía: Gráficas Hnos. APARISI, S.L.
- Garcés, A. (1991). Primer libro del clarinetista. Madrid: Mundimúsica, Ediciones Musicales.

Autoría
 Nombre y Apellidos: Ángel Muñoz Muñoz
 Centro, localidad, provincia: Conservatorio Profesional de Música de Córdoba, Córdoba
 E-mail: angelmu2005@yahoo.es

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