Excalibur
Excalibur
Excalibur
Exc�libur
Arma de Materia de Breta�a
ExcalaburCaledfwlchTranslucent.gif
Exc�libur, seg�n el artista Britton LaRoche.
Tipo Espada legendaria
Otros nombres Ex Calce Liberatus, Caliburn, Caledfwlch
Historia de servicio
Propietario(s) Rey Arturo
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Exc�libur es el nombre m�s aceptado de la espada legendaria del Rey Arturo, a la
que se le han atribuido diferentes propiedades extraordinarias a lo largo de las
numerosas versiones del mito y las historias subsiguientes.
�ndice
1 Origen y etimolog�a
2 La obtenci�n de Exc�libur
3 La desaparici�n de Exc�libur
4 La espada de San Galgano
5 En Videojuegos
6 Cine, TV y Comics
7 Notas y referencias
8 Bibliograf�a utilizada
Origen y etimolog�a
Seg�n Franklin R. Warren (2000, p. 19), la fuente m�s antigua que habla de la
espada empu�ada por el primer Rey de los britanos es el libro Historia de los reyes
de Britania, de Geoffrey de Monmouth, escrito hacia 1130, pero ah� no se menciona
que se liberase de la piedra. Algunos a�os antes, sin embargo, los monjes de Cluny
hab�an divulgado la leyenda del caballero San Galgano (probablemente Gawain o
Galv�n), que contiene elementos coincidentes como la espada inserta en la piedra,
que aparece por vez primera en la materia art�rica en el Merl�n de Robert de Boron.
Sin embargo el origen es m�s antiguo: el romano Servio, en su famoso comentario a
la Eneida de Virgilio, recuerda que H�rcules, con ganas de probarse a s� mismo,
clav� una barra de hierro en el suelo y ninguno logr� sacarla sino �l mismo; del
agujero brot� una gran masa de agua que luego form� el hoy conocido como lago de
Vico, en los montes Ciminos de Viterbo. Autores como Christopher Hibbert (2004, p.
24) o Warren (2000), entre otros, no dudan en atribuirle la paternidad de la
invenci�n del nombre de la espada a Geoffrey. Ambos autores indican la importancia
de dichas armas en la Baja Edad Media, donde cada gran h�roe portaba la suya, como
es el caso de Rold�n con la Durandarte, que ni �l mismo pudo romper, o la Tizona
del Cid Campeador.
La obtenci�n de Exc�libur
El Rey Arturo y Merl�n recogiendo a Exc�libur ofrecida por la Dama del Lago.
Existen diversas historias de c�mo Arturo se hace poseedor de la m�tica espada.
Al morir el rey Uther Pendragon, Merl�n forj� en la isla de �valon (la isla de las
hadas) una espada (Exc�libur) y la clav� en una piedra que estaba al lado de una
capilla de Londres. Esta versi�n es la recogida, por ejemplo, en el Merl�n del
franc�s Robert de Boron.
En el libro La �ltima legi�n, escrito por Valerio Massimo Manfredi, se relata c�mo
el �ltimo emperador romano de Occidente, R�mulo Augusto, un ni�o de 13 a�os en
compa��a de un grupo de hombres y una mujer que se encuentran por causas del
destino, escapan de Italia perseguidos por un fiero general b�rbaro llamado
Wulfila. Estando encerrados en la c�rcel de Capri, R�mulo junto a su tutor
Ambrosino (quien resulta ser un druida celta llamado Myrdin Emreis) encuentran la
espada con la que Julio C�sar conquist� la isla britana. Ambrosino fiel a una vieja
leyenda celta, lleva al ni�o junto a un grupo de hombres a Britannia, a donde
prometi� volver con un ej�rcito para proteger al pa�s de las invasiones
provenientes del norte. En palabras de Manfredi, �Fue el prestigioso celtista
Venscelas Kruta, de La Sorbona, buen amigo, el que me ofreci� la clave de una
interpretaci�n latina del nombre Excalibur, y as� he podido hacer proceder la
espada del mundo mediterr�neo. El asunto tiene una importante dimensi�n simb�lica e
ideol�gica, pues permite mostrar un paso de testigo del Imperio Romano a otro gran
imperio mundial, el brit�nico. En ese sentido, quise hacer una par�bola sobre el
fin de los imperios y la herencia de las civilizaciones�.
La desaparici�n de Exc�libur
Cuando el caballero lanza la espada al estanque, una mano vestida de seda blanca
(Nimue) surge de la superficie del agua, toma la espada y luego desaparece en las
profundidades. Este relato sobre el retorno de Exc�libur al lago podr�a estar
basado en las costumbres de algunos pueblos celtas de lanzar a los lagos algunas
pertenencias de los grandes guerreros que acababan de morir como ofrenda a sus
dioses.
Se dice tambi�n que la espada descansa junto con el Rey en Aval�n aguardando el d�a
de su regreso.
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