El Comunicado y Las Exigencias Del M-19
El Comunicado y Las Exigencias Del M-19
El Comunicado y Las Exigencias Del M-19
Varios fueron los llamados, mensajes y gritos de los magistrados para pedir al gobierno
nacional que ordenara el cese al fuego a los militares para buscar una solución pacífica.
También reclamaron la presencia de la Cruz Roja Internacional. El gobierno de Belisario
Betancur quedó como un simple espectador, mientras los disparos y explosiones sonaban
en el Palacio. El Ejército tomó el absoluto control de las decisiones imposibilitando
cualquier solución negociada.
Por ese hecho han sido condenados por la justicia colombiana el coronel Alfonso Plazas
Vega y el general Jesús Armando Arias Cabrales. Sin embargo, aún existen otros militares
que no han sido juzgados.
Según pudo verse en varios videos de la época, del Palacio de Justicia salieron con vida
varias personas que fueron llevadas a la Casa del Florero, convertida en base militar del
Ejército, y a otras instalaciones militares. Nunca más se volvería a saber de estas personas.
Por ejemplo, en un video revelado por Noticias Uno en 2007 se ve salir con vida al
magistrado auxiliar Carlos Horacio Urán Rojas, pero luego su cuerpo fue encontrado dentro
de las instalaciones del Palacio con una herida en la cabeza de proyectil 9 milímetros. En
otro video encontrado en un allanamiento en casa del Coronel Alfonso Plazas Vega, se ve
al administrador de la cafetería, Carlos Augusto Rodríguez, y a Cristina del Pilar Guarín,
una de las cajeras, salir con vida del Palacio aunque después fueron desaparecidos.
De los 35 miembros del M-19 que participaron en la toma, sólo Clara Helena Enciso
conseguiría escapar con vida. La guerrillera Irma Franco Pineda salió del Palacio pero fue
detenida por el Ejército y posteriormente torturada, asesinada; y su cuerpo, desaparecido.
Algunos de los guerrilleros capturados dentro del Palacio fueron asesinados después de
haberse rendido o cuando quedaron en estado de indefensión. Lugo fueron presentados
como muertos en combate.
«Masacre u Holocausto»
En 2006, la Comisión de la Verdad conformada por los exmagistrados de la Corte Suprema
de Justicia José Roberto Herrera, Jorge Aníbal Gómez, y el magistrado de la Corte
Constitucional Nilson Pinilla, encontró responsables del holocausto al M-19, al gobierno de
Belisario Betancur y a las fuerzas militares colombianas.
Para esa Comisión de la Verdad el M-19 fue responsable del asalto del Palacio de Justicia y
de la toma de rehenes. En dicho informe la Comisión señala una conexión entre el cartel de
Medellín y el M-19 para la realización de la toma, pero no aclara el nivel de dicha relación.
Estas afirmaciones fueron negadas por antiguos miembros del M-19, quienes aseguran que
la operación tenía como objetivo juzgar al gobierno por el fracaso del proceso de paz y que
la organización no tenía ninguna motivación en favor de los carteles de la mafia.
En el Palacio de Justicia, durante la toma, fueron destruidos varios procesos judiciales que
afectaban a los narcotraficantes y a miembros de las fuerzas militares involucrados en
crímenes y violaciones a los derechos humanos y en vínculos con grupos paramilitares.
Además, aquel día de la toma se adelantaban las discusiones sobre la extradición y dichas
cortes habían sido amenazadas por los narcotraficantes.
Quienes saldrían más responsabilizados por los hechos del Palacio de Justicia serían las
fuerzas militares colombianas. Para la Comisión de la Verdad, los militares nunca buscaron
salvar a las personas rehenes. En las conclusiones de la investigación consta que los
militares tenían conocimiento con anticipación de la operación que realizaría el M-19 por
información que había dado el magistrado Echandía. Sin embargo, no hicieron nada para
impedir que ocurriera la toma. Igualmente el Ejército tiene responsabilidad en la
desaparición forzada y en la ejecución y asesinato de varias de las víctimas. Las fuerzas
militares impidieron cualquier intento para realizar un cese al fuego y no dudaron en hacer
un uso excesivo de la fuerza para retomar el Palacio de Justicia.
Después, alrededor de las 11:30 a.m., ingresaron tres carros por el sótano con 28
guerrilleros. De manera que el “Comando Iván Marino Ospina” del M-19, que ingresó al
Palacio de Justicia para realizar la denominada “Operación Antonio Nariño por los
Derechos del Hombre”, quedó finalmente conformado por 35 guerrilleros (25 hombres y 10
mujeres).
“Nadie podía imaginar que 28 horas después el Palacio de Justicia sería arrasado como
resultado de una de las acciones más demenciales que el país ha presenciado, resultado de
la violenta incursión armada de la guerrilla y la desproporcionada respuesta del Estado: el
uso de armamentos y explosivos de todo tipo, el inexplicable vacío de poder del gobierno,
los incendios que destruyeron la edificación y el saldo trágico de cerca de un centenar de
personas que perdieron la vida entre civiles, miembros de la fuerza pública y guerrilleros y
al menos 11 cuyo paradero aún se desconoce”, dice el Informe de la Comisión de la Verdad
del Palacio de Justicia de 2010.
El 20 de octubre de 2015 la Fiscalía General y Medicina legal dieron a conocer que los
restos de Cristina del Pilar Guarín, Luz Mary Portela y Lucy Amparo Oviedo Bonilla
fueron identificados en Bogotá, mujeres que desaparecieron ese fatídico 6 de noviembre.
Los restos Lucy Amparo Oviedo y Cristina Guarín ya fueron entregados a sus familiares.
Los de Luz Mery Portela fueron entregados en un acto conmemorativo el pasado 8 de
noviembre en el reconstruido Palacio de Justicia.
Durante todo el día de la toma, los medios de comunicación transmitieron parte de lo que
observaban desde la Plaza de Bolívar, y las conversaciones que lograban entablar con los
rehenes dentro del Palacio. Es el caso de la conversación telefónica que sostuvo Yamid
Amat con el presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía, que se encontraba
en el último piso del Palacio como rehén de Luis Otero Cifuentes, líder de la operación por
parte del M-19. Así se registraron las angustiantes palabras del Presidente de la Corte
Suprema de Justicia:
La situación es dramática, estamos rodeados aquí de personal del M-19. ¡Por favor, que
cese el fuego inmediatamente! Divulgue ante la opinión pública, esto es urgente, es de vida
o muerte. ¿Sí me oyen? [...]
Por favor que el Presidente dé finalmente la orden del cese al fuego [...]. Estamos en un
trance de muerte. Ustedes tienen que ayudarnos. Tienen que pedirle al gobierno que cese el
fuego. Rogarle para que el Ejército y la Policía se detengan... Ellos no entienden. Nos
apuntan con sus armas. Yo les ruego detengan el fuego porque están dispuestos a todo...
A raíz de esta orden, en uno de los canales de televisión que había de la época, el feroz
combate del M-19 con el Ejército dejó de verse, no se sabía de los rehenes y por varios
minutos lo colombianos vieron, sin que eso estuviera en la programación, que en el estadio
Nemesio Camacho el Campin de Bogotá, a 10 kilómetros del Palacio, Juan Carlos Díaz y
Juan Gilberto Funes le hacían dos goles al Unión Magdalena, y al holocausto del Palacio de
Justicia por la censura del gobierno.
31 años de incertidumbre
Durante la toma y retoma del Palacio, hace 31 años, fueron desaparecidas 12 personas. A
pesar de que existen videos que muestra claramente que varios de ellos fueron evacuados
con vida del recinto, por parte del Ejército, su paradero nunca fue revelado. Sus familiares
aún esperan el esclarecimiento de los hechos; esperan verdad y justicia.
Para este aniversario del holocausto se recordó a los desaparecidos con urnas en las que sus
familiares depositaron objetos que les pertenecían: fotografías y poemas dedicados, y 11
sillas rodeadas por fotografías, velas y flores en representación de la ausencia de sus seres
queridos.
“Este día y muchos de los días de dolor que tiene Colombia es importante recordarlos
porque no podemos permitir que vuelvan a pasar estas cosas. Recordar es pasar por el
corazón, entonces cada año y siempre pasamos a nuestros familiares por el corazón”,
explicó Pilar Navarrete, esposa de Héctor Jaime Buitrago, uno de los desaparecidos en la
toma del Palacio.