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Palabras Alusivas Al 9 y 6 de Julio

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Palabras alusivas al 9 y 6 de julio

El Congreso de 1816 fue la consumación de un proceso, la formalización de ideas


previas, de luchas anteriores, de revoluciones alcanzadas. Porque las actas, los papeles, las
firmas, llegaron tan sólo cuando las palabras fueron dichas, las batalla libradas, los esfuerzos
realizados. Allí está, entonces el acta de la Independencia, la confirmación de las Provincias
Unidas como territorios libres, la certeza para las demás regiones de que ya no había en
estas tierras una colonia, sino una nueva Nación.

Esta fecha es una buena ocasión para reflexionar sobre las ideas de independencia
y libertad. Y una oportunidad inmejorable para preguntarnos ¿Qué significa ser un país
independiente? ¿Qué significó la independencia en estos años, y qué significa hoy para
nosotros? Si allá en 1816 firmar un acta así requería de una profunda decisión política y de
una voluntad inquebrantable para defender la soberanía y empezar a organizar un gobierno
propio, hoy pretendemos que la independencia se refleje en otros aspectos… ¿Pero cuáles?

Podemos asumir que somos un país independiente porque tenemos una bandera,
una moneda propia, o porque elegimos a nuestros representantes a través del voto. Pero
también pensar que un país libre es aquel que trabaja por nuevos ideales, por un lugar en
el mundo, por el bienestar de sus habitantes.

Creemos, entonces, que la Independencia no es un acta. No es un objeto, no está


escrita: no es algo del pasado. Es un camino que se transita y construye día a día, en el que
cada uno de nosotros puede ser protagonista de la historia, la que entre todos, seguimos
escribiendo.


Si cerramos nuestros ojos y llevamos nuestra mente a principios del siglo XVI
podemos ver cómo los colonizadores Españoles recorrían el territorio argentino; uno de
ellos llegó hasta aquí, hasta la ciudad de Córdoba que hoy conocemos y vivimos.

El propósito de los conquistadores del Alto Perú era encontrar una ruta hacia el Río
de la Plata, lo que llevó a tomar la decisión de fundar una ciudad que les sirviera de paso. Es
por eso que Córdoba de la Nueva Andalucía fue fundada con tal propósito, el 6 de Julio de
1573 por Jerónimo Luis de Cabrera al norte del río Suquía -en el actual Barrio Yapeyú-.

Lo que es ahora nuestra ciudad, estaba habitada por los nativos comechingones, que
vivían en comunidades denominadas "ayllus". Eran barbados, habitaban viviendas
semienterradas y practicaban la agricultura.

Hacia 1608 se estableció el Colegio Máximo, de los Padres Jesuitas, y cinco años
después se instalaba la Universidad, una de las más antiguas de América. En 1622 comienza
a funcionar la Aduana Seca y en 1699 Córdoba es sede del obispado del Tucumán. De esta
manera, la ciudad es centro administrativo, religioso y educacional de la región.
En 1767 son expulsados los jesuitas y recién en 1783 se produce la llegada del marqués de
Sobremonte. Fue durante su gestión (1784-1797) cuando se llevaron a cabo muy
importantes obras públicas.

Córdoba es una importante factoría cultural, receptora de estudiantes universitarios


de todo el país y del mundo. Nuestra Universidad nació en 1613 fue la primera en haber
sido fundada en Argentina y la cuarta más antigua de América. Es considerada una de las
más importantes del continente.

En la actualidad, Córdoba es la segunda metrópoli más poblada del país, después de


la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De acuerdo a los datos establecidos en el censo
nacional de 2010, la ciudad de Córdoba tiene una población de 1.329.604 habitantes
Además, es un importante centro cultural, económico, educativo, financiero y de
entretenimiento.
Asimismo, es una usina cultural y educativa. Su Universidad Nacional (UNC) fue la
primera de Argentina y la cuarta más antigua de América.
La Cañada y el Arco de Córdoba son dos de las imágenes más emblemáticas de la
ciudad.
En 2000, la Unesco declaró a la Manzana Jesuítica como Patrimonio de la Humanidad
y en 2006 fue nombrada Capital Americana de la Cultura de ese año.
Debemos honrar su memoria en nuestro obrar cotidiano, cultivando el sentido
ciudadano del deber y la honradez.
Muchas gracias.

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