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Leyendas y Mitos

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Leyendas de Aguascalientes

El callejón del tesoro


¿Quién no conoce en Aguascalientes la leyenda de "El Callejón del Tesoro? pocos, la historia
de este pasadizo en donde un forastero fincó una casa, y se bordó una leyenda, convirtiéndose
en una de las epopeyas que se cuentan y forman parte de las tradiciones de la Villa de Nuestra
Señora de la Asunción de las Aguas Calientes. Como me lo platicaron, se los cuento. Nos dijo
Alfonso Cabeza de Vaca, un hombre serio que pasa de los ochenta años, su abuelo platicaba un
suceso que llenó de espanto a Aguascalientes, un carro fantástico que recorría la ciudad a
media noche.

Dos caballos blancos jalaban el carruaje que era guiado por un espectro vestido también de
blanco, andaba por las calles haciendo escándalo; despertando al vecindario aquel "carro del
demonio", que parecía que anunciaba una desgracia. Todo mundo hablaba del suceso; algunos
aseguraban que un coche, jalado por dos colosales caballos, lo conducía una bella mujer, que al
parecer estaba perturbada de sus facultades mentales, y como desahogo, sus familiares le
permitían recorriera la Villa por las noches, para no ser reconocida, ya que ni amigos ni
parientes lejanos sabían el secreto de una de las familias más acomodadas de la Villa, que
tenían una hija demente.
Las versiones eran diferentes, se hablaba mucho del suceso y cada
persona inventaba una versión, el caso es que cuando caían las
sombras de la noche, los parroquianos comenzaban a sentir temor.
Los hombres con disimulo cerraban con llave las puertas de sus
casas, las mujeres los postigos y apagaban las velas para que no se
fuera a ver la menor luz y se aseguraban que los niños estuvieran
dormidos para que no se dieran cuenta de este hecho diabólico que
tenía intrigada a toda la población y que nadie se atrevía a
enfrentarlo.
Todos esperaban con pánico aquel ruido que se escuchaba a lo lejos y que se iba acercando
hasta pasar frente a las casas, el que se perdía después y nadie sabía para donde se diluía, el
hecho era que al día siguiente volvía a pasar, ante el azoro de todos. Muchos hombres que por
necesidad tenían que trabajar de noche, al venir aquel carro que parecía que andaba solo, caían
privados, otros trasnochadores al escuchar el ruido de las patas de los caballos que pegaban en
el empedrado, caían de rodillas y rezaban a gritos. Se cuenta que algunas personas perdieron la
vida al oír el "crujir de aquel coche fantástico en polvorosa armonía con las pisadas de los
colosales caballos".

Pero a ciencia cierta nadie sabía realmente de lo que se trataba, se hacían miles de conjeturas,
lo cierto es que el terror se apoderó de los habitantes de la Villa. Los sacerdotes regaban agua
bendita por todos lados, había peregrinaciones por las calles, pero nada cuando menos se lo
esperaban, aquel carro del demonio salía por alguna arteria, recorría la ciudad y se perdía entre
la bruma de la noche.
Cuenta la leyenda que Don Narciso Aguilar, un hombre
inmensamente rico vivía en la ciudad de Guadalajara con su
familia. Tenía fabulosos negocios a los que les dedicaba la mayor
parte de su tiempo. Un día su mujer al sentirse sola y no contar
nunca con su marido, decidió tener un amigo para hacer menos
triste su soledad. Al enterarse Don Narciso del engaño de su
mujer, en vez de hacer un escándalo y lavar con sangre su honor,
pensó alejarse de la ciudad para siempre, buscando un lugar en
donde nadie pudiera encontrarlo. Sabía que Aguascalientes era un
lugar tranquilo, hospitalario, que se podría vivir con tranquilidad y
eligió esa Villa para pasar los últimos años de su vida, y olvidar la
traición de su mujer.
Don Narciso Aguilar tenía, un amigo de la infancia un hombre bondadoso que por muchos
años había trabajado con él y el único al que podía confiarle su secreto; le platicó su plan y lo
invitó para correr con él la aventura, ya que era una persona solitaria, entrado en años y soltero.
Los dos llegaron a la Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguas Calientes y después
de recorrer la ciudad, encontraron un callejón, apropiado para lo que querían, y sin más
compraron varias casitas casi en ruinas y don Narciso comenzó a construir su residencia, la
única casa que se encontraba en el callejón, que después se llamó del Tesoro.
Mientras construía la casa que llevó el número 13, Don Narciso
hacía constantes viajes a Guadalajara para ir trasladando poco a
poco su cuantioso tesoro, que eran varias talegas de oro, lo que
hacía a medianoche para evitar sospechas. Se cuenta que vestido
de arriero y a lomo de mula, Don Narciso trasladó su dineral y
ayudado por su amigo Cirilo Castañeda, lo guardaron en la cocina
de la casa que estaba junto al brocal del pozo frente a la puerta de
la calle.
Al llegar a Aguascalientes los dos amigos, traían sendos caballos blancos, briosos y de alzada,
así como un carro en donde habían traído sus pertenencias. Don Narciso y Don Cirilo, no
conocían a nadie en el lugar, ni querían conocer. Se dedicaban a dirigir la casa que le hicieron
unos buenos albañiles de la Escuela de Don Refugio Reyes Rivas, el arquitecto sin título que
hiciera el templo de San Antonio, y por la noche se aburrían mortalmente. Jugaban baraja, se
tomaban sus copitas, pero... les sobraba tiempo, hasta que un día decidieron dar una vuelta por
la ciudad, pero sin darse a ver. Don Cirilo era quien guiaba el coche y para no ser reconocido,
se vistió con una túnica blanca, que le iba desde la cabeza a los pies, y sólo había dejado dos
rendijas para que se le asomaran los ojos. Don Narciso vestía un extraño traje pegado al cuerpo
de color carne y una media en la cara. Él iba acostado en el coche para no ser visto. Todas las
noches se disfrazaban, tomaban su carro y salían a recorrer las calles.
Cuando vieron que su paseo les causaba pavor a las personas, lo
hacían con más ganas, sirviéndoles de diversión el miedo que les
causaba a los parroquianos; mientras las gentes se privaban de
espanto, ellos se "morían" pero de risa. Habían encontrado una
gran diversión por las noches que al principio les eran
mortalmente aburridas. Este recorrido lo hicieron por mucho
tiempo, hasta que el pueblo se fue acostumbrando a ver y escuchar
a este "carro del demonio" que resultó inofensivo.
Al ver Don Narciso y Don Cirilo que ya nadie les temía, dejaron de salir a realizar sus paseos
nocturnos que por tanto tiempo tuvo inquieta la ciudad, y así desapareció el temido "carro del
demonio". Los dos amigos vivían solitarios en aquel callejón cuidando el tesoro de Don
Narciso Aguilar, así como a los caballos y burros que tenían en el traspatio. Se hablaba de dos
viejitos ricos que vivían en el "Callejón del Tesoro", como le puso el vulgo. De pronto
desapareció Don Cirilo, nadie supo de su paradero . ¿Se peleó con Don Narciso y se fue a
Guadalajara? ¿Se murió de muerte natural? ¿Lo mató Don Narciso por miedo a que lo
robara?... nadie supo. Don Narciso salía y entraba a su casa solo, siempre solo; no hablaba con
nadie, cuando se escuchaba su voz era porque se dirigía a sus animales.

Se había corrido la voz de que en el Callejón del Tesoro, en el número 13, vivía un hombre
solo, el que se dedicaba a cuidar un fabuloso tesoro. Esto llegó a oídos del famoso Juan
Chávez, uno de los más grandes ladrones que ha habido en Aguascalientes. Una noche Juan
Chávez quiso apoderarse del "entierro" de Don Narciso y por asustarlo para que le dijera en
dónde estaba el dinero, se le pasó la mano, y lo mató. Y el dinero que por muchos años estuvo
escondido en la casa número 13 de un callejón, pasó a manos de Juan Chávez y Don Narciso
pasó a mejor vida. La historia de Narciso Aguilar el rico jalisciense y su amigo Don Cirilo
Castañeda se olvidó, pero el nombre del "Callejón del Tesoro", todavía existe en la Ciudad de
Aguascalientes, nombre que resultó de una sabrosa leyenda.

La llorona
La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos,
también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda,
cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las personas mayores, es
conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad,
joven y bella, se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía
como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna.

Pero él sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ",
trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que
sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas,
para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes
paseos.

Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos; estos eran educados por la servidumbre; mientras
que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa
López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y
nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo
murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de
sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus
muebles. Sus alhajas; con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil
para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó
mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de
paseo al río de los pirules. Los chamacos saltaban de alegría, ya
que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo.
Los subió al carruaje y salió de su casa alas voladas, como si
trajera gran pisa por llegar. Llegó al río, que entonces era
caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue
aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían
señas de que se estaban ahogando.
Pero ella, tendenciosa y fría, veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el
agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían
muertos. Como autómata se retiro del lugar, tomo el carruaje, salió como "alma que lleva el
diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las
criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella
también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que
flotaban en el río.

Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de
ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura)
y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde
estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las
personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al
escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía
una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.

Las mujeres cerraban los visillos, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se
le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían
grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto
vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos,
haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica
calle de Aguascalientes, tomaba por Carrillo Puerto (ahora la Merced) después por Guerrero
para luego seguir por la calle de Nieto, que directamente daba al río pirules.

Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas. Al finalizar la arteria
de Nieto, dio un ultimo grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y
carruaje. Por mucho tiempo la llamada Llorona, tuvo atemorizados a parroquianos de esta
villa, los que se encerraban a piedra y lodo, y nunca salían a la medianoche a la calle.
EL CARRETÓN DE LA MUERTE

Leyenda de Matehuala, SLP

Todavía cuentan aquí en Matehuala de una carreta fantasma que pasaba por la calle de
Reyes a eso de las tres de la tarde y seguía su camino hasta desaparecer en el panteón
Hidalgo. La carreta iba dirigida por un hombre con un látigo y la gente escuchaba los

latigazos. Como esa calle antiguamente era de piedra bola y no


de pavimento, y la carreta iba jalada por caballos, entonces dicen que los cascos de éstos al
pisar aventaban chispas.

A esa carreta le decían «el carretón de la Muerte» porque cuando pasaba, o más bien como
que la veían o nada más la escuchaban pasar, se decía que alguien iba a morir aquí en
Matehuala y, a decir de muchos, este presagio nunca fallaba porque a los pocos días alguien
se moría y lo llevaban a enterrar al mismo panteón Hidalgo.

Hay una historia parecida, aunque algunas personas no creen que sea la misma del carretón
de la Muerte. Esa historia narra de una señorita que tenía un novio, pero su familia se
oponía a esa relación y ya la tenían comprometida para casarse con un hombre a quien ella
no quería. Ante su agobio ella decidió fugarse con su novio y éste aceptó gustoso.

Para esto, la mamá de ella había sido una mujer muy dura, aunque para ese entonces ya
había muerto. Entonces la pareja se subió a la
carreta para escaparse y vieron que estaba
sentada con ellos una mujer. La señorita se sentó en la parte de los pasajeros donde estaba
esa mujer y el muchacho se sentó con el cochero. En ese momento el cochero le preguntó al
muchacho: “¿A dónde vamos?”. Y el muchacho le dijo: “Síguele, yo te voy diciendo
adónde.” Sin embargo, la mujer que iba sentada a un lado de la señorita fue la que le indicó
al cochero que se dirigieran primero hacia el panteón.

Cuando llegaron al panteón Hidalgo la mujer se esfumó de la carreta y para cuando la


señorita se percató de esto, aquélla ya estaba en el umbral del cementerio. Entonces la
señorita oyó una voz de ultratumba que le dijo: “Tú no te vas a casar nunca.” Del susto el
muchacho corrió y nunca lo volvieron a ver, y la muchacha nunca se casó.

Entonces se cree que la mujer que los llevó al panteón y que fue la misma que le dijo la
señorita que nunca se iba casar, era la difunta madre de la señorita.

Esta leyenda, narrada por doña Carmela Alcocer, fue publicada en la plaquette

Leyendas del Festival del Desierto, en la colección “Cantera


la Voz”, como parte del Programa de Fomento a la Lectura durante la Feria del Libro de
Matehuala, 2005.
Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado. San Luis Potosí. 2005.

Recopilación: Homero Adame

Edición: Mtra. Déborah Chenillo Alazraki.

Diseño: Beatriz Gaytán Reyes.

SAN JOSÉ, PROTECTOR DE SUS DEVOTOS

Leyenda de Villa Hidalgo, SLP

Entre los relatos que por aquí se escuchan, existen desde luego también los que refieren
hechos milagrosos del santo patrono del pueblo, el Sr. San José, quien sabido de que
muchos seres humanos en algunos casos pueden recuperar su salud, pero en otras ocasiones
son definitivamente llamados a la presencia de Dios, se esmera en que por lo menos todo
aquel que ha mantenido su fe y su devoción en él, no deje este mundo sin el auxilio de un
sacerdote.

Corrían así los años cuando Villa Hidalgo era aún vicaría de la parroquia de Armadillo, que
lo siguió siendo hasta 1906. El señor Carlos Martínez, fiel devoto de

San José y compadre del párroco del


Armadillo, se hallaba muy enfermo y ya en agonía; lo único que podía dar el consuelo a su
familia y al enfermo mismo era que por lo menos pudiese recibir el sacramento de la
extremaunción, cosa que parecía imposible, pues las fuerzas del enfermo comenzaban a
flaquear y traer al párroco desde El Armadillo significaba una jornada a caballo durante la
noche y el retorno hasta el día siguiente, con la posibilidad, además, de que el párroco
anduviera cumpliendo con su ministerio por otro rumbo de su extensa parroquia y no
pudiera atender de inmediato aquel llamado. Simple y sencillamente todo indicaba a que el
enfermo se iba de este mundo sin aquel auxilio tan reconfortante para él como para los que
aquí se quedaban rogando por su alma.
De pronto se escucharon unos toquidos en la pequeña ventana de madera de mezquite de la
casa del enfermo. Era el sacerdote que llegaba directo desde El Armadillo, tras haber sido
avisado por un humilde hombre de barba y sombrero, de las condiciones en que se hallaba
su compadre. Los de la casa se preguntaban quién pudo haber sido aquel hombre que avisó
al sacerdote en tan corto tiempo, simplemente a nadie se le había pedido o encomendado
aquello, mucho menos a alguien desconocido, pues el párroco conocía a todos sus
feligreses y aunque el rostro de aquel hombre que desapareció en cuanto le comunicó la
noticia que llevaba, le parecía familiar y le inspiraba confianza, simple y sencillamente
estaba seguro que jamás lo había visto por estos rumbos. Únicamente recordó su apacible
voz y la humilde vestimenta en inusuales colores amarillo y verde. Fue entonces que vino a
su memoria el rostro de la imagen frente a la cual tantas veces había orado durante sus
visitas a la capilla de San José de Picachos.

Esta leyenda fue publicada en el libro Picachos, Villa Hidalgo, S.L.P. Monografía y
recuerdos, de José Rafael Barboza Gudiño. Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
SLP. 2011.

Se ha publicado en este blog con autorización del autor.

¡LA LLORONA ES CARLOTA!


.
Leyenda de Villa de Guadalupe, SLP
.

La Llorona... la Llorona, sí, todo mundo ha oído hablar de ella. Unos dicen que es una mujer que se
aparece en los arroyos llorando por sus hijos, pero históricamente sabemos que la Llorona fue la
mujer que anduvo con el Emperador Maximiliano. Ella se llamaba Carlota. Ellos aquí en México
tuvieron un hijo, pero como ella estaba un poco mal de la cabeza se lo quitaron y lo mandaron a
España. Fue tanto su dolor de no tener a su hijo en brazos que esa mujer andaba llorando en las
calles de la ciudad de México, en las ciudades, en los pueblos, y hasta en los ranchos. Es que ella
se iba a otras partes diciéndole a su marido que iba en alguna misión, pero la verdad era para
buscar a su hijo y ahí fue cuando ella se volvió loca de a tiro; se volvió loca porque le dijeron que
su hijo nunca había nacido. Ella, con su sentido de madre, sabía que su hijo sí vivía y por eso lo
anduvo buscando en aquel tiempo.
.
Cuando fusilaron a Maximiliano ella quedó más loca que cualquier cabra y dicen que la mandaron
a España también, pero lo cierto es que ella se escapó y anduvo vagando por todos los ranchos
buscando a su hijo. Luego, ya de vieja se habrá muerto por ahí y su ánima sigue penando esa
pena tan horrible de no haber conocido a su hijo. Su ánima por eso llora por todos los caminos y
las brechas del monte y grita que busca a su hijo.
.

Como bien sabemos, la leyenda de la Llorona tiene muchísimas variantes, sin embargo, raras
veces se menciona quién es o quién fue. En esta versión, narrada por Don Antonio Martínez, en
Villa de Guadalupe, SLP, y publicada en el libro Mitos y leyendas del Altiplano potosino,
encontramos una explicación un tanto diferente del origen de la Llorona, pues hasta se le da
nombre, lo que la hace en una versión por demás inusual.
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EL DUENDECITO

Leyenda del Edificio Ipiña de San Luis Potosí


.
Aquí en el estacionamiento del
Edificio Ipiña hemos visto a un niño corriendo, como si fuera un duendecito. Es un niño chiquito y
casi no se le mirada ropa. Anda corriendo y se ríe. Una vez estábamos ya muy tarde jugando futbol
y se nos fue la pelota un poco lejos. Fuimos por ella y en eso que sale el niño y aventó la pelota
más lejos. Todos medio nos asustamos, pero pensábamos que era algún niño travieso que se
había metido aunque el estacionamiento y estaba cerrado. Uno de los compañeros fue por la
pelota y el niño, risa y risa, la aventó más lejos. Luego este amigo como que quiso regañar al niño
por andarle haciendo travesuras y el niño corrió y se metió en aquella puerta que está cerrada. Lo
curioso, y lo que nos dio miedo, es que atravesó la puerta y allí mero se desapareció. Leyenda
encontrada en un blog de Homero Adame.
.
En otra ocasión estaba lloviendo ya en la tarde y casi no había coches.

De repente que vemos al


mismo niño parado sobre la pared afuera de la puerta. Yo ya sabía que es así como niño fantasma
o un duende y me asusté, pero todavía pensé que a lo mejor era un niño de a de veras y le dije
que qué andaba haciendo allí, que se cubriera porque se iba mojar. El niño nada más se dio vuelta
y atravesó la puerta que estaba cerrada. Sentí bien raro de ver eso. Leyenda potosina.
.
También cuentan que las cámaras de vigilancia que tienen en la oficina han captado a un niño que

luego está ahí parado junto a la caseta de pago. Yo no he


visto lo que han captado las cámaras, pero dicen que no es el mismo niño fantasma o duendecito
que hemos visto o correr y reírse por aquí. Leyenda potosina.
.
.
Esta aparición fantasmal, según me contó Juan Manuel Martínez, sucede en el estacionamiento
público del Edificio Ipiña, en San Luis Potosí.

LA SIERPE DE SIETE CABEZAS


.
(Mito de Norias del Castillo, municipio de Matehuala, SLP)
.
En un amplia franja geográfica de comunidades dentro de los municipios de Charcas, Matehuala y
Villa de Guadalupe se habla de una gran serpiente de siete cabezas (algunas versiones dicen que
son nueve), la cual estaba destinada a causar grandes calamidades e, incluso, destruir por
completo la ciudad de San Luis Potosí, pero gracias a un exorcismo realizado por un sacerdote,
ese fabuloso reptil quedó petrificado, o mejor dicho, convertido en cerro.
.
Muchos lugareños afirman que han visto al animal convertido en piedra y que la historia es real.
Sin embargo, también hay quienes aseguran que es una simple formación natural en lo alto de un
cerro. Mito o no, lo cierto es que ha generado un sinfín de leyendas y aquí tenemos una versión
que habla del porqué de la existencia de dicho animal. (Texto de Homero Adame tomado del blog
Mitos, leyendas y tradiciones de México.).
.
Por ahí, en un cañón que sube de Villa de Guadalupe a la hacienda de Solís, hay una serpiente;
está sobre la sierra y se forma como un camino donde se apartan las cabezas –son siete cabezas–
que tiene el animal. También
por ahí hay un cerrito boludito, prieto, que es un cuervo y ese cuervo iba guiando a la serpiente.
.
Cuentan que esa serpiente de las siete cabezas era como un embrujo de los antiguos huachichiles
–muy bravos esos hombres–. Entonces viene la historia que en los años antiguos la conjuró a esa
serpiente el padre –un padre que ha de haber estado en la iglesia de Villa de Guadalupe o en la de
Solís–, y la conjuró porque parece que venía esa serpiente a un rancho que le llaman el Rancho
Alegre; que iba a caer ahí a comerse a la gente. Entonces el padre la conjuró y ahí está hecha
piedra. Sí, eso cuentan, que la serpiente está hecha piedra y el cuervo hecho cerrito.
.
Y luego digo yo: «Bueno, ¿cómo estará eso de que vuelva a resucitar ese animal, que ya no esté
hecho piedra; cómo estará eso?». Es que, según la plática, se dice que un mal día esa serpiente
de la siete cabezas ya no va tener el conjuro y va resucitar y va seguir su camino para comerse a
la gente de Rancho Alegre o de cualquier otro lugar hasta donde vaya ella a cumplir la misión que
le encomendaron los huachichiles. ((Escrito por Homero Adame.)
.
Esta versión de “La sierpe de siete cabezas”, narrada por don Marcos Saucedo en Norias del
Castillo, es inédita, pero gracias a ella y a otras similares que he escuchado, escribí una versión
mía que se publicó en el libro Mitos y leyendas de huachichiles, el cual editó la Secretaría de
Cultura del Estado de Oaxaca, en 2008, tras haber sido el libro ganador del Premio Nacional de
Cuento, Mito y Leyenda “Andrés Henestrosa” 2007, convocado por dicha institución.

LEYENDA DEL PARIAN, AGUASCALIENTES, AGS.

En la ciudad de Aguascalientes,ags existe un lugar muy popular y muy concurrido por


jovenes,adultos y todo tipo de personas este lugar es llamado el PARIAN, este es una de las
atracciones turisticas del lugar….

A continuacion redactare una historia que a muchos se les pondra la piel de gallina,espero y
les agrade.

Ya eran las 11 de la noche y los veladores de este lugar ya estaban dando la ronda de todas
las noches a asegurarse que todo este en su lugar, uno de los dos veladores llamado Josue
estaba en el area de los elevadores del segundo piso cuando de repente ve jugando aun niño
palido,palido de lo mas blanco que ha visto Josue en su vida y se sorprende demasiado y
por el radio que usan los 2 veladores Josue le dice a Ricardo: oye ricardo por aca dejaron
olvidado a muchachito como de 7 años, ricardo dijo seguro? entonces Josue voltio de neuvo
donde estaba jugando el muchchito y ya no habia nadie, por el radio grito ricardo muy
asustado ahhhhhhhhhhhhhhhhh y tartamudeando ricardo le dijo a josue que el muchaho
ahora estaba con el ( el cual no era posible ya que ricardo estaba en el tercer piso y solo se
puede llegar por ahi en los elevadores y los elvadores no se habian visto ni escuchado
sonar), despues de eso josue y ricardo se fueron en el cuarto donde duermen y no salieron
hast
a que llegaron los otros 2 relevos, a quien platicaron lo sucedido y ellos no hisieron caso,a
los relevos esa noche no les sucedio nada extraño….

Pero se dice que en la noche y en el dia ese niño apodado por la gente de aguascalientes el
pekas ronda por los pasillos del PARIAN , que en veses esta jugando o tan solo el mira a
quien pasa.

Si tu vives en Aguascalientes no le temes solo se dice que si le dejas un caramelo el estara


contento.

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