Control de Esfínteres
Control de Esfínteres
Control de Esfínteres
MAESTRÍA EN TANATOLOGÍA
Generación 34
Equipo:
Avendaño Ordoñez Estela
Basilio Vidal Juana Rocío
Corchado García María de los Ángeles
Díaz Ramírez Claudia de la Cruz
Guzmán Lira Dolores
Horcasitas Valdez Gabriel Alberto
Mendoza Medina Andrea
Olvera Correa Edgar
Tolsá Martínez Juan Carlos
INTRODUCCIÓN
La falta de capacidad de los padres y adultos que rodean al niño para enfrentar y
aceptar el dolor, así como tolerar el sufrimiento propio y el de los menores, es lo que puede
llevar a una necesidad de “proteger” (mal entendida), y aislar al niño de las experiencias
dolorosas. Esta “protección” ante el dolor inevitable debilita el desarrollo de las
capacidades del niño a enfrentar y manejar situaciones de pérdida, tanto físicas como
simbólicas que se presentarán a lo largo de su vida.
Una adecuada educación para las pérdidas sensibilizar a padres en este sentido y
permitirá una actitud más responsable hacia el dolor del niño.
MARCO TEÓRICO
El autocontrol tiene que ver con inhibir acciones y el control de esfínteres hace
madurar al niño en este sentido. Aprender a controlar los esfínteres es una cuestión de gran
envergadura dentro del aprendizaje, es una gran conquista mental. Aprender a orinar y
defecar de manera controlada es de gran importancia como lo es aprender a leer, ya que
aporta madurez al cerebro. El sistema nervioso debe estar maduro para que el pañal pueda
ser retirado, pero si actuamos convenientemente en el tiempo, lo que hacemos es estimular
las funciones cerebrales, por lo que el niño ejercita más y mejor su sistema nervioso.
A los tres años la mayoría de los niños ya han aprendido a contraer los músculos
pélvicos, son capaces de inhibir el vaciado y retener la orina durante cierto tiempo cuando
su vejiga está llena, y de indicar voluntariamente la micción. En esta etapa la capacidad de
la vejiga aumenta progresivamente.
Las etapas por las que atraviesan los niños/as en el proceso de aprendizaje del control
de esfínteres son:
Los niños pueden dejar los pañales cuando estén maduros para hacerlo biológica,
psicológica y afectivamente. Por lo tanto, se toma un periodo entre los dos y tres años
como un parámetro estadístico y una referencia, ya que cada niño y sus circunstancias
son particulares y se desenvuelven dentro de un entorno sociocultural que lo determina,
Un niño controla esfínteres dejando los pañales cuando él retiene y depósita su orina y
su materia fecal cuando y donde desee y no cuando y donde le indiquen. Por lo que hay
que esperar su propio tiempo.
De acuerdo a Piaget: etapa peoperacional, donde el niño empieza a jugar a los roles
del otro, por ejemplo, puede jugar a ir al baño como su padre.
Para Freud era de suma importancia todas las etapas de desarrollo ya que dejan
huellas en el inconsciente que se harán notar en la vida adulta sin embargo el control de
esfínteres se encuentra en la etapa anal , Freud creía que el objetivo principal de la
libido se hallaba en lograr el control de los movimientos del intestino y la vejiga. El
conflicto importante en esta etapa es el control de esfínteres: el niño tiene que aprender
a controlar sus necesidades corporales. El desarrollo de este control conduce a una
sensación de logro y la independencia.
Según Freud, el éxito en esta etapa depende de la forma en que los padres abordan
el tema. Los padres que utilizan la alabanza y la recompensa por usar el inodoro en el
momento apropiado, fomentan resultados positivos y ayudan a los niños a sentirse
capaces y productivos. Freud creía que las experiencias positivas durante esta etapa
sientan las bases para que las personas se conviertan en adultos competentes,
productivos y creativos.
Sin embargo, no todos los padres proporcionan el apoyo y el estímulo que los niños
necesitan durante esta etapa. Algunos padres castigan, ridiculizan o incluso
avergüenzan a un niño cuando tiene accidentes.
Para él, las respuestas parentales inadecuadas pueden dar lugar a resultados
negativos. Si los padres toman un enfoque demasiado indulgente en esta etapa, podría
desarrollarse una personalidad anal-expulsiva, que se traduce en una persona adulta
desordenada, derrochadora y destructiva. Si los padres son demasiado estrictos o
empiezan el control de esfínteres demasiado pronto, se genera una personalidad anal-
retentiva, que se traduce en un individuo demasiado rígido, ordenado y obsesivo.
(Martha Guerri 2018)