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Alfonso Ugarte y Vernal

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Alfonso Ugarte y Vernal (Iquique, 13 de julio de 1847-Arica, 7 de junio de 1880) fue un

empresario, comerciante, agricultor y militar peruano, héroe de la Guerra del Pacífico. Obtuvo
el grado de coronel EP. Fue jefe de la Octava División en la defensa de Arica y murió en la
batalla del mismo nombre, bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi. Participó en la
batalla de Arica (7 de junio de 1880), defendiendo la bandera patria de las manos del enemigo
durante la batalla, cuando se vio rodeado por el enemigo en el morro, se lanzó al mar
defendiendo el honor de la bandera nacional.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y
participó en las dos Juntas de Guerra que convocó el anciano coronel Francisco Bolognesi, en
las que se tomó el acuerdo de defender la plaza «hasta quemar el último cartucho».

Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de


un civil y no de un militar de oficio. Varios relatos señalan que se lanzó montado en su caballo
desde la cima del Morro, llevando consigo la bandera del Perú, para evitar que el enemigo lo
tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Como prueba de lo temprana de
esta versión, el 21 de junio de 1880, a solo 15 días de la batalla de Arica, el diario limeño La
Patria describía así la muerte de Ugarte:

El último acto de la corta pero interesante carrera de Alfonso Ugarte revela cuanto era capaz
esa alma verdaderamente grande. Acosado por innumerables enemigos, vencido ya en la
cumbre del Morro histórico, presenciando la mutilación de los caídos, la profanación de esas
reliquias sagradas del heroísmo, quiso sustraerse a las manos enemigas y clavando las espuelas
en los ijares de su caballo, se lanzó al espacio desde aquella inmensa altura para caer
despedazado sobre las rocas de la orilla del mar.

Este testimonio debió ser transmitido por testigos oculares y se dice también que durante
muchos días quedó a la vista la osamenta de un caballo desbarrancado al pie del morro. El
historiador Clements R. Markham consigna también esta versión en su obra histórica sobre la
guerra del Pacífico. Sin embargo, si bien en los partes peruanos sobre la batalla de Arica se
menciona a Ugarte como uno de los caídos en el morro al lado del coronel Bolognesi, en
ninguno de ellos se habla de su lanzamiento al mar a caballo. No obstante, se debe tener en
cuenta que por entonces no se acostumbraba en los partes a dar detalle de la forma de la
muerte de un combatiente.

Un testigo del hecho fue un oficial chileno que combatió en el morro de Arica, quien, en una
carta que el autor chileno Pascual Ahumada publicó en su libro Guerra del Pacífico:
documentos oficiales, afirma que Alfonso Ugarte, como enemigo le pareció que huía, ya que
no daba batalla y que lo vio despeñarse.

El cadáver de Ugarte fue hallado al pie del Morro, tal como lo consignó el párroco de Arica,
José Diego Chávez, en el libro de entierros, con fecha del 15 de junio de 1880, siendo colocado
el cuerpo en un nicho del panteón local.

El cuerpo identificado como el del coronel Alfonso Ugarte fue traído a Lima en 1890, junto con
los restos de otros combatientes caídos en la guerra. En la edición del 10 de julio de 1890 del
diario limeño El Comercio, se menciona que antes de la repatriación, su cajón fue abierto en
Arica y «se encontraron fracciones del cuerpo y un calcetín de hilo con la marca de su
nombre». Un grupo de ilustres tarapaqueños llevaron los restos en fúnebre cortejo hasta el
mausoleo del mariscal Castilla.
Francisco Bolognesi Cervantes (Lima, Virreinato del Perú, 4 de noviembre de 1816 - Arica,
Perú, 7 de junio de 1880), fue un militar peruano que participó en la Guerra del Pacífico, o más
propiamente dicha, la Guerra del Guano y del Salitre. Con el grado de coronel, defendió la
plaza de Arica enfrentando a las fuerzas chilenas muy superiores en número y poderío; y tras
hacer la promesa de pelear «hasta quemar el último cartucho», sucumbió durante la batalla
final. Es considerado Héroe Nacional del Perú. Fue declarado Patrono del Ejército del Perú por
el gobierno del Perú el 2 de enero de 1951 (Orden General del Ejército de 1959) y elevado al
grado de Gran Mariscal del Perú por Ley N.º 25 128 del 30 de noviembre de 1989.

Hijo del compositor italiano Andrés Bolognesi y de Juana Cervantes, nació en Lima el 4 de
noviembre de 1816, según consta en su partida de bautismo. A la edad de ocho años se
trasladó con su familia a Arequipa donde cursó estudios en el Seminario Conciliar de San
Jerónimo. Luego trabajó como tenedor de libros (contador) de una empresa (1832-1840) e
incursionó en el negocio muy rentable de la cascarilla y la coca, viajando para tal fin a las
montañas de Carabaya (Puno). En 1853 ingresó en el ejército, durante la amenaza de guerra
entre el Perú y Bolivia. Se especializó en artillería. Poco después, se sumó a la revolución liberal
de 1854 encabezada por Ramón Castilla contra el gobierno de José Rufino Echenique. Se
mantuvo leal al gobierno de Castilla durante la guerra civil de 1856-1858 y participó en la toma
de Arequipa. Fue ascendido a coronel y enseguida participó en la campaña de Ecuador (1859-
1860), siendo enviado luego a Europa para adquirir armamento para el ejército y cañones para
los fuertes del Callao. En 1868 asumió como Comandante General de Artillería. Al estallar en
1879 la guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, se hallaba ya retirado del servicio, pero solicitó
su readmisión y fue destinado como Jefe de la 3º División en el Sur, al frente de la cual se
destacó en las batallas de San Francisco y Tarapacá. Al replegarse los restos del ejército
peruano hacia Tacna, se le confió la defensa de la plaza de Arica con 2000 hombres, la misma
que fue sitiada por fuerzas chilenas muy superiores en número y poderío de fuego. Cuando el
mando adversario, a través del mayor Juan de la Cruz Salvo, le solicitó su rendición, se negó
dando su célebre respuesta: «Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta
quemar el último cartucho». Sus oficiales y subordinados le acompañaron resueltamente en su
decisión. El 7 de junio de 1880 se libró la batalla final, donde, en sangrienta lucha cuerpo a
cuerpo, cumplió su promesa y murió: una bala le impactó el corazón en tanto que un culatazo
le destrozó el cráneo.

Otra escena considerada heróica lo dio el sargento mayor Armando Blondel, tercer jefe del
Artesanos de Tacna, quien junto con cuatro soldados defendió el pabellón peruano, hasta caer
bajo las balas enemigas. Luego, el coronel Alfonso Ugarte, según una versión transmitida por el
historiador Clements Markham, tomó el pabellón y montado a caballo se lanzó desde lo alto
del Morro hacia el precipicio. En el sector Norte, el teniente coronel Juan Pablo Ayllón, hizo
volar las Baterías San José, Dos de Mayo y Santa Rosa, para que no cayeran en poder del
enemigo. Por su parte, el comandante Lagomarsino hundió a su buque, el monitor Manco
Cápac.26

Murieron en Arica unos 900 defensores peruanos, es decir, casi los dos tercios de las fuerzas
totales; el resto fue tomado prisionero. Tan elevado número de víctimas peruanas se debió a
que muchos heridos y prisioneros fueron fusilados por los chilenos. Hubo también saqueos,
incendios y ataques a los consulados, entre otros desmanes desatados por las tropas
vencedoras. Todos estos excesos se dieron, a decir de los mismos chilenos, en represalia por la
explosión de algunas minas durante la batalla, que les causaron algunas bajas.27
La batalla de Arica, también conocida como el asalto y toma del Morro de Arica5, ocurrió el 7
de junio de 1880 y fue el último mayor enfrentamiento bélico de la Campaña de Tacna y Arica,
durante la Guerra del Pacífico (1879-1883).

Tras las batallas de Los Ángeles y del Alto de la Alianza, la batalla por el puerto de Arica
enfrentó a las fuerzas peruanas bajo el mando del coronel Francisco Bolognesi que quedaban
en la ciudad, aisladas por tierra y sin hinterland, con dos columnas chilenas bajo el mando de
Pedro Lagos. Los atacantes lograron vencer los campos de minas, fuertes, fusilería y artillería
peruana y ocupar la ciudad. El monitor peruano Manco Cápac fue hundido por su tripulación
tras la derrota de sus fuerzas terrestres.

La caída de Arica significó para Perú la destrucción de su ejército profesional, la pérdida de su


base naval y base de operaciones terrestres más austral. Para Bolivia significó el cierre de su
salida natural al Pacífico.

Posteriormente a este suceso, se desarrollaron la expedición Lynch, que tuvo como objetivo
demostrar al gobierno peruano la futilidad de su resistencia, y la Conferencia de Arica, que,
bajo los auspicios del gobierno de Estados Unidos, buscó un acuerdo que pusiera fin a la
guerra; sin embargo, su fracaso dio paso a la continuación del conflicto.

Combate en las baterías del Norte y en el Morro

Entre tanto, el regimiento Lautaro, comandado por el coronel Orozimbo Barbosa, avanzaba
sobre las Baterías del Norte defendidas por 96 artilleros al mando del teniente coronel Ayllón.
Estas baterías y el monitor Manco Cápac abrieron fuego sobre el Lautaro, el que, sin embargo,
continuó avanzando y respondió el fuego. La resistencia peruana en este frente fue poco
enérgica ya que sus defensores dejaron de hacer fuego y se retiraron al morro, no sin antes
volar las Baterías San José, 2 de Mayo y Santa Rosa.

Los regimientos 3.º y 4.º de Línea al haberse apoderado de los fuertes del Este y Ciudadela, no
detuvieron su avance para esperar al regimiento Buin 1.º de Línea como se había planificado.
Esto se debería a que en las filas del 4.º de Línea se oyó un grito que decía: ¡ Al Morro
muchachos !,18 lo que habría hecho a las tropas olvidar la orden recibida y se precipitaran
hacia el morro. El Buin les seguía un poco más atrás, pero no lograría participar en las acciones.

Cuando se inició el asalto a las baterías del Este, Bolognesi percibió que el ataque no sería
desde el norte sino desde el este y ordenó que la 8.ª división peruana se dirigiera al Morro.17
En cerro Gordo se reagruparon con parte del batallón Artesanos de Tacna y resistieron el
ataque chileno, principalmente del 4.º de Línea. Los artilleros de la batería baja del morro
dispararon sobre las fuerzas chilenas que estaban en las baterías del Este, bombas y tarros de
metralla. Medio batallón del Iquique Nº 33 y otro medio batallón del Tarapacá Nº 23 quedaron
también en Cerro Gordo intentando resistir el ataque chileno mientras el resto subió al Morro.

En el morro, el coronel Bolognesi intentó hacer volar las minas en la cima, pero el mecanismo
no funcionó. Los artilleros de la batería baja del morro se retiraron a la cima, haciendo volar
uno de sus cañones. Una vez en la cima del Morro los atacantes, enfurecidos por el uso de
minas que consideraban formas desleales de combate, desataron un feroz ataque sin dar
cuartel a los defensores y que solo difícilmente pudo ser contenido por los oficiales chilenos.19
Fue en ese momento de la lucha en el morro que murieron el teniente coronel Ramón Zavala,
jefe del batallón Tarapacá Nº 23, y el teniente coronel Benigno Cornejo, segundo jefe de ese
batallón, quedando herido en un brazo el teniente coronel Roque Sáenz Peña.
Fiestas Patrias: el sueño de José de San Martín

Por Fiestas Patrias, es preciso recordar que la primera bandera del Perú fue creada por el
libertador don José de San Martín en 1820. La bandera es uno de los símbolos más
importantes de la nación.

Entre las versiones más aceptadas hasta la actualidad sobre cómo se inspiró para crear la
bandera está en una publicación realizada por el escritor Abraham Valdelomar.

En ella José de San Martín se encontraba en la bahía de Paracas, recostado bajo la sombra de
una palmera, pensando en los afanes para preparar la marcha del ejército libertador, hasta
que se quedó dormido.

De pronto soñó que estaba frente a un gran puerto, donde había buques así como arenales de
la bahía que se habían convertido en una población con altos y hermosos edificios donde
ondeaban muchas banderas, pero entre ellas, había una que sobresalía por su belleza y
colorido, de pronto dio un sobresalto y despertó.

Al hacerlo, frente a él, por encima del mar cruzaban en airado vuelo varias “parihuanas”, aves
marinas de pecho blanco y alas de rojo intenso y exclamó:

“¡General Las Heras! ¿Ve aquella bandada de aves? Esa es la bandera de la libertad, blanca y
roja, bandera de la libertad peruana que venimos a conquistar”, exclamó.

OTRAS VERSIONES

El historiador Felipe Paz explica que la bandera tiene los colores rojo y blanco porque el
libertador tomó el rojo de la chilena y el blanco, de la argentina, ambos países que habían
liberado antes que nuestro país.

De otro lado, también cuentan que San Martín estaba a favor de una Monarquía
Constitucional, por lo que utilizó símbolos monárquicos para definirla.

El rojo de la mascaipacha que los reyes Incas usaban como corona y el rojo del emblema del
rey España. Con el tiempo nuestra bandera sufrió modificaciones, pero conserva los colores
originales.

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