La Derivación Delocutiva
La Derivación Delocutiva
La Derivación Delocutiva
LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA
12
Larcher, 1985: 104.
13
Ayoub et al, 1985: 755 ss.
19
En este siglo, el lingüista francés Emile Benveniste fue el
primero en teorizar sobre la delocutividad, y se distinguió
también como pionero en los estudios sobre la enuncia-
ción. Dado que la delocutividad está íntimamente unida a
la enunciación, hablaré antes brevemente sobre esta última.
LA TEORÍA DE LA ENUNCIACIÓN
14
Ducrot-Schaeffer, 1995: 603 ss.
20
buyen los papeles de locutor e interlocutor de la enun-
ciación en la que aparecen. El adverbio aquí se refiere a un
lugar que se identifica como aquél en donde se lleva a cabo
la enunciación. El ahora y el presente de indicativo se refie-
ren a un momento que se corresponde con aquél en el que
se habla.
Pero existen otras partículas y expresiones que igualmen-
te hacen alusión a la enunciación. Ducrot a menudo ha
insistido en que, además del papel que tradicionalmente
juega una expresión adverbial, especificando un verbo, co-
mo en:
21
le concierna, en por lo menos uno de ellos, no lo que se
dice en él, sino la enunciación en la que aparece; en otras
palabras, es posible que esta relación tenga que ver, no con
la información que se transmite, sino con el hecho de decir
algo. En estos casos los dos segmentos del discurso están
unidos por conjunciones como ya que, puesto que. Así es, por
ejemplo, en:
o en:
22
Una vez definida la manera como la enunciación puede
estar presente en el enunciado, regresemos al tema que nos
ocupa.
16
Benveniste, 1966: 277.
23
Cabe señalar, antes que nada, que todos estos autores
coinciden en afirmar que la noción de derivación delocu-
tiva elaborada por Benveniste ha sido determinante en el
desarrollo de la lingüística en general y de la semántica y la
pragmática en particular, porque nos introduce a un tipo
de formación lexemática completamente diferente: la crea-
ción de una nueva forma léxica a partir de un valor enun-
ciativo. En efecto, "la esencia de la delocutividad reside en
el hecho de que un valor semántico hace intervenir una
actividad de discurso".17
17
Anscombre, 1979a: 71.
18
Ducrot-Schaeffer, 1995: 609.
24
de E, si E' se deriva morfológicamente de E, y si el sentido
S' de E' se comprende en relación con la enunciación de E
con el valor S.
Es necesario hacer hincapié (por cierto, en un momento
hablaré de esta locución verbal hacer hincapié) en que, a
diferencia de Benveniste19 (quien definía la delocutividad
como una relación formal entre una locución y un verbo
que denota el enunciado de esta locución), la definición de
Anscombre y Ducrot es intencional, se sitúa a nivel prag-
mático. 20 En otras palabras, la derivación delocutiva no ha-
bla sólo del hecho de repetir una palabra (en cuyo caso se
trataría de un fenómeno de mención, como la considera
Beveniste, para quien saludar significa decir: ¡salud! ), sino
de emplearla de una manera particular: realizar el acto que
se lleva a cabo al enunciar E. La derivación delocutiva pone
así en juego la intención del enunciador, quien es responsa-
ble de su enunciación.
De igual manera, a diferencia de la mención, en la deri-
vación delocutiva no es necesario que la forma material F,
es decir la palabra de origen, se pronuncie efectivamente.
Su enunciación es tan sólo un medio, entre muchos otros,
para expresar lo que designa la palabra derivada o la acción
que ella expresa. Así, utilizando un ejemplo de Benveniste,
en francés el adverbio bis (dos veces) tomó, por derivación
delocutiva, el sentido de grito por medio del cual se pide la
repetición en escena de lo que se acaba de ver u oír. El sentido
derivado se construye a partir de las enunciaciones en las
que aparece la palabra de origen. Pero este acto de petición
que se realiza por medio de la enunciación de bis en su
sentido delocutivo, no implica, para su realización, emplear
19
Benveniste, 1966: 285.
20
Anscombre, 1985b: 13.
25
siempre este adverbio. Existen otras formas y medios para
llevarlo a cabo: gritar ¡bravo! o aplaudir, por ejemplo.
Me referiré ahora a la locución hacer hincapié. Para tal
propósito es necesario agregar primero ciertas caracte-
rísticas a la definición de delocutividad: "es delocutiva toda
fórmula cuyo sentido designe objetos, propiedades, relacio-
nes o acciones en referencia a un acto ilocucionario que
puede realizarse al enunciar la fórmula en cuestión; la
derivación delocutiva es la creación de un valor semántico
descriptivo, a partir del valor pragmático (del valor de uso)
de una enunciación". 21 Por consiguiente, de acuerdo con
esta definición, hacer hincapié es, en su sentido no figurado,
un delocutivo; pero en el sentido figurado, que es tal vez el
más usual, deja de serlo porque, al ser una extensión me-
tafórica del delocutivo original, pierde su carácter des-
criptivo (típico de los delocutivos: v. gr. pordiosear, matasellos,
espantapájaros) para tomar uno evaluativo.
Una de las primeras críticas que nuestros autores le
hicieran a Benveniste concierne al hecho de que consi-
derara que los verbos delocutivos se derivan, no sólo semán-
ticamente del sentido de la locución, sino también morfoló-
gicamente de la misma, lo cual no siempre es comprobable.
En el caso de salutare, por ejemplo, es imposible explicar
cómo este verbo lleva la t de salus-tis, y sin embargo supues-
tamente deriva de la locución y no del sustantivo.22 Benve-
niste nunca explicó ni explícito cómo se llevaba a cabo tal
derivación, análisis que sí hicieron Ducrot y Anscombre. 28
21
Anscombre, 1985b: 24. Esta definición corresponde con la de la
delocutividad léxica que, como veremos más adelante, se distingue de la
formularia.
22
Anscombre, 1979b: 7.
23
Anscombre, 1979a: 72. Ducrot, 1980b: 49.
26
LAS ETAPAS EN LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA: PRIMERA FORMULACIÓN
24
Benveniste, 1966: 285.
25
Anscombre, 1979a: 71.
27
En segundo lugar, este decir no puede remitir al verbo
decir de las lenguas naturales, ni tampoco a una especie de
noción abstracta equivalente a "proceder a la enunciación
de X" porque, como ya lo mencionamos, ni un verbo delo-
cutivo X, ni una locución verbal decir X, implican forzo-
samente la enunciación de X. Se puede, por ejemplo, agra-
decer o decir gracias también con una mirada, una sonrisa o
con otra fórmula de cortesía. Por lo tanto no es posible
afirmar que el significado de saludar, por ejemplo, sea decir:
¡salud! Este decir, indispensable para la definición de la
delocutividad, debe pues entenderse como una noción me-
talingüística, lo mismo que el hacer.
A partir de esta confusión en Benveniste, Anscombre 26
distingue la delocutividad sincrónica de la diacrónica, mo-
dalidades a las que corresponden dos interpretaciones dife-
rentes de este decir metalingüístico.
E' es un delocutivo sincrónico de E si E' se deriva mor-
fológicamente de E y si el sentido S' de E' se entiende en
relación con el acto que se realiza en ciertas enunciaciones
específicas de E. Un ejemplo es el sustantivo hazmerreir, que
es un delocutivo sincrónico de la fórmula ¡Házme reir! en sus
empleos de burla dirigida a una persona.
Por su parte, E' es delocutivo diacrónico de E si E' es
posterior a E y si, en el momento de su aparición, E' es un
delocutivo sincrónico de E. De acuerdo con esta definición,
cualquier delocutivo diacrónico fue sincrónico en algún
momento, pero no a la inversa. También es posible que E
haya desaparecido y que sólo subsista E'.
Un ejemplo de delocutivo diacrónico es el saludo
¡buenas noches! (o ¡buenas tardes! o ¡buenos días!) analizado
tanto por Cornulier como por Anscombre. 27 Dado que
26
Anscombre, 1985a: 172-173.
27
Cornulier, 1976: 130. Anscombre, 1979a: 83.
28
normalmente se le desea a alguien que pase una buena
noche y no varias a la vez, Cornulier explica el plural en
esta fórmula como resultado de una derivación delocuti-
va. En efecto, se transmiten los deseos de pasar una bue-
na noche de la misma manera como se transmiten los
votos, las felicitaciones, las gracias, etc., ejemplos todos
que no existen en singular. Para Anscombre esta explica-
ción no es satisfactoria porque no resulta evidente el pa-
so del plural de los deseos a la buena noche; además, falta-
ría empezar por justificar este plural en los deseos
mismos. Por su parte, este último autor considera que el
origen de este plural podría deberse a que, en un prin-
cipio, el deseo se acompañaba de un saludo. Por cortesía,
al saludar a alguien se le deseaba, a la vez, una infinidad
de cosas posibles: que sus días fueran dichosos, que sus
hijos benditos, que sus finanzas exitosas, que sus noches
placenteras. Además, es necesario notar que el singular
en estas fórmulas puede resultar ambiguo. Posteriormen-
te, una vez operada la derivación delocutiva, la fórmula
¡buenas noches! se relee como aludiendo específicamente
a la noche de la que su enunciación forma parte.
Anscombre utiliza la noción decir1 al referirse a la defini-
ción diacrónica y decir2 a la sincrónica. E' es un delocutivo
diacrónico de E si S' se entiende a partir de decirl (E). E' es
un delocutivo sincrónico de E si S' se entiende a partir de
decir2 (E). Así, decirl corresponde con la aparición de E
que fabricará la derivación diacrónica, mientras que decir2
con aquella que producirá la derivación sincrónica.
29
o morfemas, del que se deriva), Anscombre 28 redefine la
noción de delocutividad, denominándola delocutividad ge-
neralizada, noción que, como su autor lo indica, resuelve
las insuficiencias de la delocutividad benvenistiana, ya que
permite explicar, por medio de un mecanismo único, tanto
los delocutivos benvenistianos, como las enunciaciones per-
formativas, los insultos, maldiciones, locuciones verbales,
frases de cortesía, ciertas onomatopeyas, etcétera.
Las etapas de este nuevo proceso son las siguientes:
28
Anscombre, 1979b: 5 ss.
29
No hay que olvidar, en efecto, que la derivación delocutiva crea,
por la enunciación, un valor semántico descriptivo.
30
porque su aparición implica una evolución diacrónica que en
ciertos morfemas aún no ha tenido lugar (incluso, en ciertos
casos, la evolución puede haberse detenido desde la etapa B).
En el caso de ¡salud! (y de su equivalente en francés salut!), en
la etapa C se opera una relectura y, de ser originalmente un
sustantivo objetivo, por derivación delocutiva se relee como
una fórmula de saludo. Al decir ¡salud!, como dice este autor,
no describo el acto de saludar sino que lo realizo, por lo tanto,
la etapa D ha sido alcanzada; pero la etapa E todavía no se ha
dado porque, al hablar de un saludo, se piensa más en el acto
físico que en el hecho de decir ¡salud!
Cuando se cumplen las tres primeras etapas, Anscombre habla
de "derivación delocutiva"; si se logran una o las dos etapas subse-
cuentes, la derivación se denomina "auto-delocutividad".
30
Parece que las últimas palabras de Maximiliano, después de recibir
la descarga de fusilería y mientras se doblaba para caer al suelo, fueron:
"¡Hombre!... ¡Hombre!"
31
delocutivo formulario diacrónico es la expresión buenas noches
de la que hablamos antes.
La delocutividad léxica, en cambio, permite pasar de
un delocutivo formulario a un nuevo lexema. S' designa
objetos, propiedades, relaciones o acciones en relación
con el acto ilocucionario que se realiza por medio de
ciertas enunciaciones de F. Esta relación puede ser sim-
ple (como en agradecer) o compleja (por ejemplo en el
sustantivo sabelotodo, cuyo sentido delocutivo es: "persona
de la que se critican ciertos rasgos de carácter, por medio
del acto de burla que se realiza con la enunciación de
sabelotodo").
Apliquemos esta descripción al sustantivo correveidile, que
viene a ser un delocutivo léxico sincrónico de la fórmula
correspondiente.
32
LA DELOUTIVIDAD GENERALIZADA
31
Este nombre propio, igual que Quienanday, pertenece a perros. En
estos casos, la derivación aún no se ha fijado en la lengua, no se ha
lexicalizado: se podría decir que están en curso de "delocutivización".
33
DELOCUTIVIDAD Y PERFORMATIVIDAD
32
Ducrot, 1980b: 50.
34
un significado S, sin relación directa con los actos de habla.
En un segundo momento, ese enunciado se utiliza para
realizar un determinado acto ilocucionario (acto que toda-
vía no se considera como tal: se trata aún de una aserción).
En una tercera etapa, se lleva a cabo la derivación delocuti-
va: V toma la significación S' que consiste en realizar un
acto análogo al que se lleva a cabo enunciando V que p. V es
el nuevo signo creado a partir del empleo de V. En una
cuarta etapa, los empleos de V de la segunda etapa se
releen atribuyéndoles el valor S'; leída bajo la forma de una
aserción, esta fórmula anuncia que el locutor realiza, por su
enunciación misma, un determinado acto. Y en la quinta
etapa, los empleos de la fórmula de la tercera etapa
también se releen dando a V el valor S'. Así S'=el acto que
se realiza diciendo V.
Existen ejemplos que confirmarían esta hipótesis, en los
que el verbo conserva las dos significaciones: la original
asertiva (S) y la delocutiva performativa (S'). Un ejemplo
que citan tanto Ducrot como Anscombre 33 es el del verbo
souhaiter del francés, cuyo equivalente en español desear
también conserva ambas significaciones:
35
deseos de un destinatario (en este estadio el verbo man-
tiene aún su significación psicológica). En la tercera etapa,
el verbo adquiere, por derivación delocutiva, una nueva sig-
nificación S' que consiste en realizar el acto que se lleva a
cabo diciendo: Deseo que... En la cuarta etapa los empleos de
desear de la segunda fase se releen con la significación S': al
decir: Deseo' ...enuncio lo que hago (un acto ilocucionario)
con el simple fin de hacerlo. Y en la última etapa, los
empleos de este verbo del tercer estadio también se releen
atribuyendo a desear' el valor S': S'=realizar el acto que se
realiza diciendo deseo'. A partir de la penúltima etapa, el
verbo desear' responde así a las exigencias de la performativi-
dad: su enunciación equivale a realizar un acto y afirma que
el locutor realiza ese acto.
Así, los verbos performativos son un caso particular de
auto-delocutividad, ya que alcanzan los estadios D y E de la
derivación. En efecto, cualquier performativo como prometer
alcanza la fase E porque en esta última etapa el verbo no
sólo sirve para realizar el acto de promesa (fase D), sino que
su sentido es el acto que se realiza diciendo: Te prometo.
Resumiendo, la noción de delocutividad generalizada se
distingue en varios aspectos de la noción benvenistiana ori-
ginal. 35 Esta última consiste en una derivación morfo-se-
mántica a partir de locuciones o exclamaciones que pueden
llevar, como vimos, a la formación de verbos, pero también
de adjetivos (estúpido derivado del insulto correspondiente),
de adverbios (chingonamente derivado de la fórmula ¡qué
chingón!), o incluso de frases nominales (Este cretino de Car-
los, en donde la persona llamada Carlos es el destinatario del
acto que se realiza diciendo ¡Cretino!). La delocutividad ge-
neralizada, en cambio, parte de un principio completamen-
te diferente: en la fase B de la derivación, la aparición del
35
Anscombre, 1979b: 39 ss.
36
aspecto formulario se debe a que la ley del discurso 36 que se
pone en marcha tiende a incorporarse, a través de los
diversos estadios, al valor semántico de la expresión (más
adelante veremos un ejemplo de cómo se lleva a cabo esta
incorporación). Así, la diferencia entre ambas nociones es
la siguiente: mientras que en el caso de los auto-delocutivos
generalizados la derivación parte de una fase A, ésta no se
da en el de los delocutivos benvenistianos; en otras pala-
bras, no hay una fase anterior, una lectura descriptiva, por
ejemplo en: Este cretino de Carlos, en la que cretino tuviera un
sentido descriptivo en relación con el aspecto patológico
original del término. De lo anterior resulta que cualquier
delocutivo benvenistiano se deriva forzosamente de un au-
to-delocutivo generalizado.
36
En pragmática se utiliza la noción de leyes del discurso (y también
de máximas conversacionales) para referirse a una especie de deontolo-
gía comunicacional o conversacional que los interlocutores pueden ya
sea respetar o infringir (en este último caso, para dejar pasar informa-
ciones sobrentendidas) Cf. Ducrot-Schaeffer, 1995: 475 ss.
"Anscombre, 1985b: 11.
37
En primer lugar, la enunciación de una fórmula no tiene
como finalidad dar una información (podría hacerlo, pero
sólo indirectamente). Por consiguiente, una fórmula tam-
poco puede ser una respuesta a una petición de informa-
ción; sería, en cambio, una réplica, una reacción tempera-
mental (como, por ejemplo, al exclamar: ¡En la madre!). De
esto se deduce igualmente que a una fórmula no puede
adjudicársele un contenido descriptivo (éste podría infe-
rirse, pero no se situaría a nivel de una descripción semánti-
co-pragmática). Su valor de uso es puramente de acción
(como por ejemplo al decir: ¡Vete al demonio!).
La enunciación de una fórmula aparece como impuesta
por la situación, ya sea social (en el caso de las fórmulas de
cortesía), jurídica (al declarar en un juicio o hacer un testa-
mento, por ejemplo), o circunstancial (en el caso de los
insultos, las maldiciones, las injurias o las interjecciones).
Las fórmulas son el resultado de procesos diacrónicos de
fijación léxica y pierden su carácter formulario si se trata de
someterlas a cambios morfológicos o sintácticos. Así, como
vimos, la expresión buenas noches no podría emplearse en
singular sin acarrear a veces una ambigüedad como en: Te
deseo que pases una buena noche.
En el caso particular de los insultos, las injurias, las
maldiciones, es importante hacer hincapié en el problema
semántico que representa identificar su valor en ciertas
construcciones; 38 por ejemplo, el valor de pinche en ¡pinche
pendejo!, o el de chingada en ¡Ah que la chingada!, expresiones
que parecen huir a cualquier tentativa de definición. Por
esta razón, mientras que es posible decir:
38
es en cambio difícil e n t e n d e r :
39
Paz, 1996:84.
39
to, según Anscombre, 40 "parece ser que, no sólo los insultos,
sino también las maldiciones, las injurias, la mayoría de las
exclamaciones, los apelativos y, en fin, ciertas onomato-
peyas son el resultado de un proceso de delocutividad gene-
ralizada". De hecho, el carácter de agresión directa, de
ofensa, hace patente este origen enunciativo y, por consi-
guiente, delocutivo.
Según Octavio Paz,41 el verbo podría tener una proceden-
cia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xi-
naxtli (aguamiel fermentado). Sin embargo, tanto Coromi-
nas y Pascual, como Santamaría difieren y proponen otros
orígenes no americanos.
Debido a la amplísima difusión geográfica que tiene la pre-
sencia de esta voz (usada tanto en España como en toda Amé-
rica Latina y hasta en Portugal), consideraremos en particular
el origen que mencionan Corominas y Pascual,42 que coincide
también con el que aduce Santamaría43 (sin descartar del todo
la posibilidad de un origen indígena). Su significado primitivo
fue pelear, reprender, fastidiar, estropear. Vendría del gitano
cingarár (pelear), de origen índico. "La raíz cinger, con leves
variantes, es común a las hablas zíngaras de toda Europa, con
el sentido de pelear en las de España, Inglaterra, Alemania,
Polonia y con el más etimológico de cortar, agujerear, rajar,
desgarraren las de Grecia, Rumania, Rusia, Hungría."
A partir de estos orígenes, fácilmente podemos llegar al
empleo en México,44 del que nos habla Octavio Paz. Chingar
40
Anscombre, 1980: 116.
41
Paz, 1996: 83.
42
Corominas-Pascual, 1980: 365.
43
Santamaría, 1959: 400.
44
Este sentido no es en absoluto el único: en toda América Latina
proliferan los sentidos de este vocablo y de sus derivados. Santamaría
[1959: 397-400] hace un recuento minucioso y muy extenso.
40
es: incomodar, picar, zaherir, violar, desgarrar, matar, herir, ras-
gar, destruir. "El verbo denota violencia, salir de sí mismo y
penetrar por fuerza en otro." 45
Las etapas de la derivación delocutiva que llevaron al
insulto ¡chinga tu madre! son las siguientes:
45
Paz, 1996: 84.
46
La Madre tiene otra aparición en la Chingada, que Octavio Paz
[1996: 83] describe como una figura mítica de la Madre "que ha sufrido,
metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el
verbo que le da nombre".
47
Al lexicalizarse, la fórmula en cuestión pierde la preposición a de
la expresión original.
41
lo que hago (un acto de insulto) con el simple fin de
hacerlo.
E: relectura de ¡chinga tu madre!': el acto que se lleva a cabo
diciendo: ¡chinga tu madre!'.
48
Anscombre, 1982:9.
42
último podría cristalizar en un concepto nuevo, y así sucesi-
vamente. 49
El fenómeno de la derivación delocutiva nos conduce así,
de nuevo, hacia la retórica, ya que refleja el resultado, en el
enriquecimiento de la lengua, de un hacer discursivo.
DELOCUTIVIDAD Y ARGUMENTACIÓN
49
Ducrot, 1988: 46.
50
Anscombre-Ducrot, 1983: 169-174.
51
Geach, 1972.
43
Este hotel es bueno, pero no te lo recomiendo.
44
vos que en el marco de su teoría de la argumentación resul-
tan ilusorios.
Para estos autores, los enunciados de este tipo pueden
analizarse de la siguiente manera. El sentido primero, origi-
nal, de estos enunciados es el de presentar su enunciación
como destinada a realizar, en nuestro ejemplo, un acto de
argumentar a favor del hotel en cuestión. Este acto es mu-
cho más general que un acto concreto de recomendación o
de elogio, y permite, por ejemplo, explicar la siguiente ar-
gumentación:
45
justifica la argumentación de la que estos enunciados son
originalmente portadores.
De acuerdo con esta explicación, al parafrasear el sentido
que comporta el enunciado Pedro es inteligente tenemos: "Pe-
dro posee la cualidad que legitima el acto de argumentar
que se realiza al decir Pedro es inteligente".
¿Qué resulta de este análisis? Esta hipótesis permite afir-
mar que los enunciados evaluativos, aparentemente infor-
mativos, son en realidad fundamentalmente argumentati-
vos, y que lo informativo viene a ser un derivado delocutivo
de lo argumentativo. "La pretensión de describir la realidad
no es entonces más que un disfraz de una pretensión más
fundamental de hacer presión sobre las opiniones del
otro", 52 con lo que volvemos a recordar la cita de Roland
Barthes sobre la naturaleza "fascista" de la lengua.
52
Anscombre-Ducrot, 1983: 169.
46