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La Derivación Delocutiva

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1.

LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA

Una palabra puede tener como sentido —en términos aus-


tinianos— el acto que se realiza al emplearla (como en el
caso de los performativos explícitos: Te prometo venir) o el
sentimiento que experimentamos al utilizarla (como al lan-
zar un insulto o una injuria). Cuando así sucede, nos encon-
tramos ante un proceso gramatical que hace alusión a la acti-
vidad del habla originada en la enunciación. Tal es el caso
igualmente cuando se aborda la noción de delocutividad.

EL ORIGEN DE LA NOCIÓN DE DELOCUTIVIDAD

Los primeros en atestiguar este fenómeno fueron los gra-


máticos árabes desde el siglo VIII. En particular Sibawayhi,
cuya importancia trascendió las fronteras arabigomusulma-
nas.12 Este hecho no es raro si consideramos que los gra-
máticos árabes realizaron, desde aquella época, verdaderos
estudios de semántica léxica. Abordaron temas como la re-
lación entre un nombre y su referente, los diversos tipos de
relaciones léxicas (oposición, complementariedad, intersec-
ción, inclusión) y la sinonimia, 13 temas todos que ocupan
un lugar importante en la lingüística semántica y la prag-
mática modernas.

12
Larcher, 1985: 104.
13
Ayoub et al, 1985: 755 ss.

19
En este siglo, el lingüista francés Emile Benveniste fue el
primero en teorizar sobre la delocutividad, y se distinguió
también como pionero en los estudios sobre la enuncia-
ción. Dado que la delocutividad está íntimamente unida a
la enunciación, hablaré antes brevemente sobre esta última.

LA TEORÍA DE LA ENUNCIACIÓN

En lingüística14 es común distinguir la frase, entidad abs-


tracta, y el enunciado, que es la realización concreta de una
frase producida por un sujeto hablante, en un momento y
lugar específicos. Los lingüistas igualmente distinguen la
enunciación y la definen como el acontecimiento histórico
que constituye la producción de un enunciado. La enuncia-
ción puede estudiarse desde un punto de vista sociolingüís-
tico o psicolingüístico (analizando las condiciones sociales o
psicológicas que determinan la producción de un enun-
ciado). Pero también es posible estudiar, en el sentido del
enunciado, las alusiones que este último hace de su enun-
ciación; en otras palabras, las marcas que la enunciación
deja en el enunciado. Este aspecto es el que interesa para
abordar la noción de derivación delocutiva. En efecto, este
tipo de derivación que, como veremos, se distingue de la
derivación morfológica típica, se produce a través de la
enunciación. Ahora bien, éste no es un fenómeno único, ya
que, de hecho, todas las lenguas comportan palabras o es-
tructuras cuyo sentido hace necesaria la intervención de la
enunciación. Daré algunos ejemplos.
Los deícticos (es decir los pronombres personales, los
tiempos verbales, los adverbios de lugar, etc.) designan un
objeto relacionándolo con la enunciación. Así, por ejemplo,
los pronombres yo y tú remiten a los seres a los que se atri-

14
Ducrot-Schaeffer, 1995: 603 ss.

20
buyen los papeles de locutor e interlocutor de la enun-
ciación en la que aparecen. El adverbio aquí se refiere a un
lugar que se identifica como aquél en donde se lleva a cabo
la enunciación. El ahora y el presente de indicativo se refie-
ren a un momento que se corresponde con aquél en el que
se habla.
Pero existen otras partículas y expresiones que igualmen-
te hacen alusión a la enunciación. Ducrot a menudo ha
insistido en que, además del papel que tradicionalmente
juega una expresión adverbial, especificando un verbo, co-
mo en:

Pedro insistió enfáticamente

o incluso el conjunto del enunciado, como en:

Por suerte, Juan no se contagió de varicela

es necesario distinguir también los casos en los que la


expresión adverbial califica la enunciación misma en la que
tiene lugar el enunciado. Por ejemplo, cuando se hace pre-
ceder este último de expresiones como sinceramente, con toda
imparcialidad, francamente, a título de confidencia. En estos ca-
sos, lo que se califica de sincero, imparcial, franco, etc., es el
acto de habla que realiza el locutor. Dado que estos actos
son, a su vez, descripciones de la enunciación (ya que, por
medio de la enunciación se realizan todo tipo de actos: de
afirmación, de promesa, de compromiso, de amenaza, etc.)
entonces los adverbios en cuestión también remiten a ella,
atribuyéndole tal o cual carácter.
La noción de adverbio de enunciación representa un ca-
so particular de lo que Ducrot llama el encadenamiento a
partir de la enunciación. En un monólogo o en un diálogo,
es posible que a la relación entre dos segmentos discursivos

21
le concierna, en por lo menos uno de ellos, no lo que se
dice en él, sino la enunciación en la que aparece; en otras
palabras, es posible que esta relación tenga que ver, no con
la información que se transmite, sino con el hecho de decir
algo. En estos casos los dos segmentos del discurso están
unidos por conjunciones como ya que, puesto que. Así es, por
ejemplo, en:

Me caso mañana, ya que todo lo quieres saber.

La necesidad de informar al interlocutor no explica aquí


la futura boda sino el hecho de notificarle sobre la misma.
Es imposible entonces interpretar el ya que si se reduce el
primer miembro de la frase a su valor informativo; es ne-
cesario mencionar el acto de enunciación en el que se pro-
duce y al que hace alusión. Ésta es, pues, otra modalidad de
la presencia de la enunciación en el enunciado.
Por último, existen otras partículas que también aluden a
la enunciación. Se trata de las expresiones exclamativas y las
interjecciones, que permiten construir una imagen de la
enunciación que, en términos de Ducrot, aparece como
"arrebatada al locutor por los sentimientos o las sensaciones
que experimenta". 15 Tal es así en enunciados como:

¡Hace un calor de los mil demonios!

o en:

¡Ay qué dolor de muelas!

En estos casos, las interjecciones o las expresiones excla-


mativas pareciera que sirven para dar verosimilitud al habla.
15
Ducrot-Schaeffer, 1995: 607.

22
Una vez definida la manera como la enunciación puede
estar presente en el enunciado, regresemos al tema que nos
ocupa.

LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA: DEFINICIÓN

Benveniste creó la categoría de verbo delocutivo (es decir el


que se deriva de una locución) oponiéndola a las de verbo
denominativo y de verbo deverbativo (derivadas, respectiva-
mente, de un nombre y de otro verbo).
El ejemplo célebre que utilizó para sustentar esta noción
fue el del verbo latino salutare (saludar)16 Según él, se po-
dría creer que este verbo se deriva de salus-tis (salud) y, por
lo tanto, que se trata de un verbo denominativo; sin embar-
go, para Benveniste el salus que sirve de base a salutare no es
el vocablo salus sino el deseo ¡salus!, es decir, la locución
por medio de la cual se saluda a alguien. Habría por con-
siguiente dos derivaciones posibles en salutare, una deno-
minativa que correspondería a dar la salud (salvar) que vie-
ne de salus-tis y otra delocutiva que significa decir: ¡salus!, en
otras palabras, enunciar la locución ¡salus!
No nos interesa presentar aquí los puntos de vista de
Benveniste, sino más bien algunas de las críticas que se le
hicieron y que han permitido desarrollar fecundamente es-
ta noción.
Es fundamentalmente en Francia, y en especial en el
círculo de los lingüistas que se dedican a la semántica prag-
mática, donde se ha estudiado esta noción. En particular,
han escrito varios artículos sobre este tema Jean-Claude
Anscombre, Oswald Ducrot, Benoit de Cornulier y Pierre
Larcher. Me referiré a los trabajos de todos ellos.

16
Benveniste, 1966: 277.

23
Cabe señalar, antes que nada, que todos estos autores
coinciden en afirmar que la noción de derivación delocu-
tiva elaborada por Benveniste ha sido determinante en el
desarrollo de la lingüística en general y de la semántica y la
pragmática en particular, porque nos introduce a un tipo
de formación lexemática completamente diferente: la crea-
ción de una nueva forma léxica a partir de un valor enun-
ciativo. En efecto, "la esencia de la delocutividad reside en
el hecho de que un valor semántico hace intervenir una
actividad de discurso".17

LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA DESPUÉS DE BENVENISTE

De manera general se le ha reprochado a Benveniste rea-


lizar análisis apresurados, utilizando marcos metodológicos
vagos o inexistentes. Al respecto, Ducrot y Anscombre 18 par-
ten de la siguiente definición: una expresión E' se deriva de
otra E cuando se cumple con las siguientes condiciones:

1. Se establece una relación que puede llegar hasta la iden-


tidad entre la forma material F de E y la forma F' de E'
Por ejemplo, la relación que existe entre tabla y tablón.
2. Se entiende el sentido S' de E' a partir de E y no vice-
versa.

Así, en el ejemplo anterior, tablón se comprende como


una tabla gruesa, y no tabla como un tablón delgado.
En el caso de la derivación delocutiva, además, el sentido
S' se crea, no a partir del sentido S de la expresión original
(como en tabla/tablón), sino a partir de ciertas enunciacio-
nes de la expresión E. En otras palabras, E' es un delocutivo

17
Anscombre, 1979a: 71.
18
Ducrot-Schaeffer, 1995: 609.

24
de E, si E' se deriva morfológicamente de E, y si el sentido
S' de E' se comprende en relación con la enunciación de E
con el valor S.
Es necesario hacer hincapié (por cierto, en un momento
hablaré de esta locución verbal hacer hincapié) en que, a
diferencia de Benveniste19 (quien definía la delocutividad
como una relación formal entre una locución y un verbo
que denota el enunciado de esta locución), la definición de
Anscombre y Ducrot es intencional, se sitúa a nivel prag-
mático. 20 En otras palabras, la derivación delocutiva no ha-
bla sólo del hecho de repetir una palabra (en cuyo caso se
trataría de un fenómeno de mención, como la considera
Beveniste, para quien saludar significa decir: ¡salud! ), sino
de emplearla de una manera particular: realizar el acto que
se lleva a cabo al enunciar E. La derivación delocutiva pone
así en juego la intención del enunciador, quien es responsa-
ble de su enunciación.
De igual manera, a diferencia de la mención, en la deri-
vación delocutiva no es necesario que la forma material F,
es decir la palabra de origen, se pronuncie efectivamente.
Su enunciación es tan sólo un medio, entre muchos otros,
para expresar lo que designa la palabra derivada o la acción
que ella expresa. Así, utilizando un ejemplo de Benveniste,
en francés el adverbio bis (dos veces) tomó, por derivación
delocutiva, el sentido de grito por medio del cual se pide la
repetición en escena de lo que se acaba de ver u oír. El sentido
derivado se construye a partir de las enunciaciones en las
que aparece la palabra de origen. Pero este acto de petición
que se realiza por medio de la enunciación de bis en su
sentido delocutivo, no implica, para su realización, emplear

19
Benveniste, 1966: 285.
20
Anscombre, 1985b: 13.

25
siempre este adverbio. Existen otras formas y medios para
llevarlo a cabo: gritar ¡bravo! o aplaudir, por ejemplo.
Me referiré ahora a la locución hacer hincapié. Para tal
propósito es necesario agregar primero ciertas caracte-
rísticas a la definición de delocutividad: "es delocutiva toda
fórmula cuyo sentido designe objetos, propiedades, relacio-
nes o acciones en referencia a un acto ilocucionario que
puede realizarse al enunciar la fórmula en cuestión; la
derivación delocutiva es la creación de un valor semántico
descriptivo, a partir del valor pragmático (del valor de uso)
de una enunciación". 21 Por consiguiente, de acuerdo con
esta definición, hacer hincapié es, en su sentido no figurado,
un delocutivo; pero en el sentido figurado, que es tal vez el
más usual, deja de serlo porque, al ser una extensión me-
tafórica del delocutivo original, pierde su carácter des-
criptivo (típico de los delocutivos: v. gr. pordiosear, matasellos,
espantapájaros) para tomar uno evaluativo.
Una de las primeras críticas que nuestros autores le
hicieran a Benveniste concierne al hecho de que consi-
derara que los verbos delocutivos se derivan, no sólo semán-
ticamente del sentido de la locución, sino también morfoló-
gicamente de la misma, lo cual no siempre es comprobable.
En el caso de salutare, por ejemplo, es imposible explicar
cómo este verbo lleva la t de salus-tis, y sin embargo supues-
tamente deriva de la locución y no del sustantivo.22 Benve-
niste nunca explicó ni explícito cómo se llevaba a cabo tal
derivación, análisis que sí hicieron Ducrot y Anscombre. 28

21
Anscombre, 1985b: 24. Esta definición corresponde con la de la
delocutividad léxica que, como veremos más adelante, se distingue de la
formularia.
22
Anscombre, 1979b: 7.
23
Anscombre, 1979a: 72. Ducrot, 1980b: 49.

26
LAS ETAPAS EN LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA: PRIMERA FORMULACIÓN

Tomando el ejemplo salus de Benveniste, estos autores


consideran que, en un primer estadio, sólo existía el sustan-
tivo latino salus (E) con el sentido de "salud" (S). En una
segunda etapa se utilizó esta palabra (en virtud de su valor
semántico S) como una fórmula de saludo. Por educación,
se le desea salud a las personas que saludamos diciendo
¿salus! (¡salud!) (en este estadio, se trata del salus de la ex-
presión original E). En el tercer estadio se lleva a cabo la
derivación delocutiva, es decir que se crea una nueva pa-
labra, en este caso, con el mismo signifícante salus que la
palabra de origen, pero cuya significación S' es: el acto de
habla que se realiza, entre otras formas, empleando E, es
decir, diciendo ¡salus! Por último, en un cuarto estadio, la
fórmula ¡salus! se reinterpreta a partir de su nuevo valor S'
lo que permite comprenderla como el nuevo lexema E',
que corresponde al ¡salud! del español.

LA DELOCUTIVIDAD SINCRÓNICA V LA DELOCUTIVIDAD DIACRÓNICA

Una segunda crítica a Benveniste tiene que ver con su


afirmación "el rasgo esencial [...] de un delocutivo es que
está con su base nominal en una relación decir [...] y no en
una relación hacer..."24
Se pueden hacer dos observaciones al respecto. 25 En
primer lugar, es sorprendente que un lingüista que acepta
la noción de performativo (es decir, el hacer por medio del
discurso) haga esta distinción. Para Benveniste, agradecer no
es realizar el acto que se hace diciendo ¡gracias!, sino preci-
samente el decir: ¡gracias!

24
Benveniste, 1966: 285.
25
Anscombre, 1979a: 71.

27
En segundo lugar, este decir no puede remitir al verbo
decir de las lenguas naturales, ni tampoco a una especie de
noción abstracta equivalente a "proceder a la enunciación
de X" porque, como ya lo mencionamos, ni un verbo delo-
cutivo X, ni una locución verbal decir X, implican forzo-
samente la enunciación de X. Se puede, por ejemplo, agra-
decer o decir gracias también con una mirada, una sonrisa o
con otra fórmula de cortesía. Por lo tanto no es posible
afirmar que el significado de saludar, por ejemplo, sea decir:
¡salud! Este decir, indispensable para la definición de la
delocutividad, debe pues entenderse como una noción me-
talingüística, lo mismo que el hacer.
A partir de esta confusión en Benveniste, Anscombre 26
distingue la delocutividad sincrónica de la diacrónica, mo-
dalidades a las que corresponden dos interpretaciones dife-
rentes de este decir metalingüístico.
E' es un delocutivo sincrónico de E si E' se deriva mor-
fológicamente de E y si el sentido S' de E' se entiende en
relación con el acto que se realiza en ciertas enunciaciones
específicas de E. Un ejemplo es el sustantivo hazmerreir, que
es un delocutivo sincrónico de la fórmula ¡Házme reir! en sus
empleos de burla dirigida a una persona.
Por su parte, E' es delocutivo diacrónico de E si E' es
posterior a E y si, en el momento de su aparición, E' es un
delocutivo sincrónico de E. De acuerdo con esta definición,
cualquier delocutivo diacrónico fue sincrónico en algún
momento, pero no a la inversa. También es posible que E
haya desaparecido y que sólo subsista E'.
Un ejemplo de delocutivo diacrónico es el saludo
¡buenas noches! (o ¡buenas tardes! o ¡buenos días!) analizado
tanto por Cornulier como por Anscombre. 27 Dado que

26
Anscombre, 1985a: 172-173.
27
Cornulier, 1976: 130. Anscombre, 1979a: 83.

28
normalmente se le desea a alguien que pase una buena
noche y no varias a la vez, Cornulier explica el plural en
esta fórmula como resultado de una derivación delocuti-
va. En efecto, se transmiten los deseos de pasar una bue-
na noche de la misma manera como se transmiten los
votos, las felicitaciones, las gracias, etc., ejemplos todos
que no existen en singular. Para Anscombre esta explica-
ción no es satisfactoria porque no resulta evidente el pa-
so del plural de los deseos a la buena noche; además, falta-
ría empezar por justificar este plural en los deseos
mismos. Por su parte, este último autor considera que el
origen de este plural podría deberse a que, en un prin-
cipio, el deseo se acompañaba de un saludo. Por cortesía,
al saludar a alguien se le deseaba, a la vez, una infinidad
de cosas posibles: que sus días fueran dichosos, que sus
hijos benditos, que sus finanzas exitosas, que sus noches
placenteras. Además, es necesario notar que el singular
en estas fórmulas puede resultar ambiguo. Posteriormen-
te, una vez operada la derivación delocutiva, la fórmula
¡buenas noches! se relee como aludiendo específicamente
a la noche de la que su enunciación forma parte.
Anscombre utiliza la noción decir1 al referirse a la defini-
ción diacrónica y decir2 a la sincrónica. E' es un delocutivo
diacrónico de E si S' se entiende a partir de decirl (E). E' es
un delocutivo sincrónico de E si S' se entiende a partir de
decir2 (E). Así, decirl corresponde con la aparición de E
que fabricará la derivación diacrónica, mientras que decir2
con aquella que producirá la derivación sincrónica.

LAS ETAPAS DE LA DERIVACIÓN DELOCUTIVA: SEGUNDA FORMULACIÓN

Para dar cuenta de diversos comportamientos semánticos


(incluso en el caso de morfemas complejos, cuyo valor se-
mántico remite a un empleo en enunciación del morfema,

29
o morfemas, del que se deriva), Anscombre 28 redefine la
noción de delocutividad, denominándola delocutividad ge-
neralizada, noción que, como su autor lo indica, resuelve
las insuficiencias de la delocutividad benvenistiana, ya que
permite explicar, por medio de un mecanismo único, tanto
los delocutivos benvenistianos, como las enunciaciones per-
formativas, los insultos, maldiciones, locuciones verbales,
frases de cortesía, ciertas onomatopeyas, etcétera.
Las etapas de este nuevo proceso son las siguientes:

A: Existencia en la lengua de los morfemas m1, m2, ...mn,


que pueden tener, entre otros, los valores semánticos s1,
s2, ...sn.
B: Utilización de m1, m2, ...mn con los valores s1, s2, ...sn en
un cierto tipo de enunciación por medio de una fórmula F
(m1, m2, ...mn), fórmula únicamente descriptiva29 por
medio de la cual se realiza una acción determinada.
C: Creación de un morfema complejo F' cuyo valor semán-
tico S' alude al empleo de m1, m2, ...mn con los valores
respectivos s1, s2, ...sn, es decir, la fórmula de origen F
(m1, m2, ...mn).
D: Los empleos de F (m1, m2, ...mn) citados en la etapa B
se releen atribuyendo a F el valor S'.
E: Los empleos de F(ml, m2, ...mn) citados en la etapa C,
se releen dando también a F el valor S'.

En la redefinición precedente, Anscombre añade una quin-


ta etapa a este proceso de derivación. Es necesario aclarar, que
el paso del estadio C a los estadios D y E no siempre se da,

28
Anscombre, 1979b: 5 ss.
29
No hay que olvidar, en efecto, que la derivación delocutiva crea,
por la enunciación, un valor semántico descriptivo.

30
porque su aparición implica una evolución diacrónica que en
ciertos morfemas aún no ha tenido lugar (incluso, en ciertos
casos, la evolución puede haberse detenido desde la etapa B).
En el caso de ¡salud! (y de su equivalente en francés salut!), en
la etapa C se opera una relectura y, de ser originalmente un
sustantivo objetivo, por derivación delocutiva se relee como
una fórmula de saludo. Al decir ¡salud!, como dice este autor,
no describo el acto de saludar sino que lo realizo, por lo tanto,
la etapa D ha sido alcanzada; pero la etapa E todavía no se ha
dado porque, al hablar de un saludo, se piensa más en el acto
físico que en el hecho de decir ¡salud!
Cuando se cumplen las tres primeras etapas, Anscombre habla
de "derivación delocutiva"; si se logran una o las dos etapas subse-
cuentes, la derivación se denomina "auto-delocutividad".

LA DELOCUTIVIDAD LÉXICA Y LA DELOCUTIVIDAD FORMULARIA

Es igualmente importante señalar que este autor hace otra


distinción en la noción de delocutividad generalizada: la
delocutividad léxica y la formularia. Esta distinción no con-
cierne al proceso mismo de derivación, sino a la naturaleza
de la expresión F' resultante.
La delocutividad formularia conduce de un lexema o una
expresión a una fórmula. Se incluye en esta noción toda pala-
bra o expresión utilizada en la realización de ritos sociales, ya
sea las inscritas en los códigos de educación (gracias, buenos
días, etc.), o también los insultos, injurias, maldiciones, prover-
bios, las expresiones performativas (en su empleo performati-
vo: juro decir la verdad, toda la verdad, etc.) y otro tipo de expre-
siones como vamos hombre, caramba, etc.30 Un ejemplo de

30
Parece que las últimas palabras de Maximiliano, después de recibir
la descarga de fusilería y mientras se doblaba para caer al suelo, fueron:
"¡Hombre!... ¡Hombre!"

31
delocutivo formulario diacrónico es la expresión buenas noches
de la que hablamos antes.
La delocutividad léxica, en cambio, permite pasar de
un delocutivo formulario a un nuevo lexema. S' designa
objetos, propiedades, relaciones o acciones en relación
con el acto ilocucionario que se realiza por medio de
ciertas enunciaciones de F. Esta relación puede ser sim-
ple (como en agradecer) o compleja (por ejemplo en el
sustantivo sabelotodo, cuyo sentido delocutivo es: "persona
de la que se critican ciertos rasgos de carácter, por medio
del acto de burla que se realiza con la enunciación de
sabelotodo").
Apliquemos esta descripción al sustantivo correveidile, que
viene a ser un delocutivo léxico sincrónico de la fórmula
correspondiente.

A: Existen en español los verbos correr, ver, decir y la conjun-


ción y, con las significaciones usuales.
B: Utilización de estos morfemas con su sentido usual en la
fórmula F=¿corre, ve y dile!, destinada a dirigirse sarcástica
o irónicamente a una persona que difunde cuentos y
chismes.
C: Creación del morfema complejo F'=correveidile', con el
sentido S'=persona a la que se le dirige el acto de burla
que denota el hecho de decir ¡corre ve y dile!
D: Relectura de ¡corre ve y dile! (F) (del estadio B) atribu-
yendo a F el valor semántico S' En otras palabras, ¡co-
rre ve y dile! se relee como correveidile'. Al decir correveidi-
le'enuncio lo que hago (un acto de burla) con el simple
fin de hacerlo.
E: Relectura de correveidile': "persona a propósito de la
cual se realiza el acto que se lleva a cabo diciendo corre-
veidile'".

32
LA DELOUTIVIDAD GENERALIZADA

Finalmente, u n a tercera crítica a Behveniste, tal vez la más


i m p o r t a n t e , se refiere al h e c h o de q u e este autor sólo trató
los verbos c u a n d o , en realidad, la derivación delocutiva se
da prácticamente en todas las categorías gramaticales (he-
c h o que, como dijimos, llevó a Anscombre a introducir u n a
noción q u e p u d i e r a dar cuenta de todos los delocutivos).
Citaré algunos ejemplos en las diversas categorías, a u n q u e
sin ilustrar en cada caso las etapas q u e produjeron la deriva-
ción.

— interjecciones: ¡qué va!, ¡qué padre!, ¡caramba!, ¡ojalá!


— maldiciones: ¡carajo!, ¡me lleva el diablo!
— insultos: hijo de puta, pobre diablo, pinche pendejo
— partículas pragmáticas: por favor, gracias, salud, servidor
— verbos: todos los performativos (prometer, agradecer, jurar,
declarar), y otro tipo de verbos: pordiosear, alarmar, chulear,
petatearse
— locuciones verbales: pedir perdón, dar el si, rendir homenaje,
cantar victoria
— sustantivos (muchos de los cuales aún exhiben sus oríge-
nes enunciativos): un recibo, Salaver,31 un no sé qué, un salvo-
conducto, un hazmerreir, un tenmeacá, un sabelotodo, un quien-
vive, un brincacharcos, un malcriado
— adjetivos: pobre diablo, cretino, cariacontecido
— adverbios: quizá
— frases enteras: sálvese quien pueda, a buen entendedor pocas
palabras, lo acompaño en sus sentimientos.

31
Este nombre propio, igual que Quienanday, pertenece a perros. En
estos casos, la derivación aún no se ha fijado en la lengua, no se ha
lexicalizado: se podría decir que están en curso de "delocutivización".

33
DELOCUTIVIDAD Y PERFORMATIVIDAD

Antes de seguir adelante, quisiera explicar por qué se con-


sidera que los verbos performativos son delocutivos. Una de
las hipótesis de Ducrot 32 consiste precisamente en explicar
el fenómeno de la performatividad a partir de la derivación
delocutiva.
Por performativo se entiende un enunciado en primera
persona asertivo, que no se emplea para informar sobre la
realización de un acontecimiento ni para describirlo, sino
cuya enunciación misma lo produce. Lo paradójico de este
tipo de enunciados, explica Ducrot, es que, a pesar de que
su función no tiene ningún carácter asertivo, su compor-
tamiento lingüístico sí lo muestra. Así, por ejemplo, los per-
formativos aceptan la coordinación:

Te permito jugar y te pido que trabajes

coordinación que se vuelve poco aceptable si se reemplaza


uno de los verbos performativos por otro no performativo,
aun cuando sea de función análoga:

(?) Te permito jugar y trabaja.

Este hecho muestra, por consiguiente, que no es posible


separar la estructura de la lengua de su función y que, por
lo tanto, es necesario encontrar una hipótesis que permita
dar cuenta de esta paradoja.
Ducrot y Anscombre proponen considerar que los enun-
ciados performativos son el resultado de una derivación de-
locutiva generalizada. En un primer estadio, se encuentra
un enunciado V que p que consta de un verbo V dotado de

32
Ducrot, 1980b: 50.

34
un significado S, sin relación directa con los actos de habla.
En un segundo momento, ese enunciado se utiliza para
realizar un determinado acto ilocucionario (acto que toda-
vía no se considera como tal: se trata aún de una aserción).
En una tercera etapa, se lleva a cabo la derivación delocuti-
va: V toma la significación S' que consiste en realizar un
acto análogo al que se lleva a cabo enunciando V que p. V es
el nuevo signo creado a partir del empleo de V. En una
cuarta etapa, los empleos de V de la segunda etapa se
releen atribuyéndoles el valor S'; leída bajo la forma de una
aserción, esta fórmula anuncia que el locutor realiza, por su
enunciación misma, un determinado acto. Y en la quinta
etapa, los empleos de la fórmula de la tercera etapa
también se releen dando a V el valor S'. Así S'=el acto que
se realiza diciendo V.
Existen ejemplos que confirmarían esta hipótesis, en los
que el verbo conserva las dos significaciones: la original
asertiva (S) y la delocutiva performativa (S'). Un ejemplo
que citan tanto Ducrot como Anscombre 33 es el del verbo
souhaiter del francés, cuyo equivalente en español desear
también conserva ambas significaciones:

S: Cuando niño Juan siempre deseó tener una bicicleta.

S': Te deseo toda suerte de felicidades.

En su origen, el verbo desear tenía sólo una significación S


de orden psicológico ("aspirar con vehemencia al conoci-
miento, posesión o disfrute de una cosa"34). En una se-
gunda fase, se emplea el verbo desear con su significación S
en fórmulas como: Deseo que... destinadas a hacer votos por
la realización de algo asociándose, verbalmente o no, a los
33
Anscombre, 1979a: 74.
34
Diccionario de la lengua española. Real Academia Española.

35
deseos de un destinatario (en este estadio el verbo man-
tiene aún su significación psicológica). En la tercera etapa,
el verbo adquiere, por derivación delocutiva, una nueva sig-
nificación S' que consiste en realizar el acto que se lleva a
cabo diciendo: Deseo que... En la cuarta etapa los empleos de
desear de la segunda fase se releen con la significación S': al
decir: Deseo' ...enuncio lo que hago (un acto ilocucionario)
con el simple fin de hacerlo. Y en la última etapa, los
empleos de este verbo del tercer estadio también se releen
atribuyendo a desear' el valor S': S'=realizar el acto que se
realiza diciendo deseo'. A partir de la penúltima etapa, el
verbo desear' responde así a las exigencias de la performativi-
dad: su enunciación equivale a realizar un acto y afirma que
el locutor realiza ese acto.
Así, los verbos performativos son un caso particular de
auto-delocutividad, ya que alcanzan los estadios D y E de la
derivación. En efecto, cualquier performativo como prometer
alcanza la fase E porque en esta última etapa el verbo no
sólo sirve para realizar el acto de promesa (fase D), sino que
su sentido es el acto que se realiza diciendo: Te prometo.
Resumiendo, la noción de delocutividad generalizada se
distingue en varios aspectos de la noción benvenistiana ori-
ginal. 35 Esta última consiste en una derivación morfo-se-
mántica a partir de locuciones o exclamaciones que pueden
llevar, como vimos, a la formación de verbos, pero también
de adjetivos (estúpido derivado del insulto correspondiente),
de adverbios (chingonamente derivado de la fórmula ¡qué
chingón!), o incluso de frases nominales (Este cretino de Car-
los, en donde la persona llamada Carlos es el destinatario del
acto que se realiza diciendo ¡Cretino!). La delocutividad ge-
neralizada, en cambio, parte de un principio completamen-
te diferente: en la fase B de la derivación, la aparición del

35
Anscombre, 1979b: 39 ss.

36
aspecto formulario se debe a que la ley del discurso 36 que se
pone en marcha tiende a incorporarse, a través de los
diversos estadios, al valor semántico de la expresión (más
adelante veremos un ejemplo de cómo se lleva a cabo esta
incorporación). Así, la diferencia entre ambas nociones es
la siguiente: mientras que en el caso de los auto-delocutivos
generalizados la derivación parte de una fase A, ésta no se
da en el de los delocutivos benvenistianos; en otras pala-
bras, no hay una fase anterior, una lectura descriptiva, por
ejemplo en: Este cretino de Carlos, en la que cretino tuviera un
sentido descriptivo en relación con el aspecto patológico
original del término. De lo anterior resulta que cualquier
delocutivo benvenistiano se deriva forzosamente de un au-
to-delocutivo generalizado.

UNA ILUSTRACIÓN DE ESTE TIPO DE ANÁLISIS

Para concluir con este tema, me interesaría presentar el


análisis de una derivación delocutiva formularia (sincróni-
ca) en particular. Se trata de un insulto y, tal vez, del más
usual y socorrido en nuestro país: ¡chinga tu madre! (pido
disculpas al lector). Es precisamente este sentido de insulto,
por el que acabo de excusarme, lo que pretendo explicar a
continuación.
Al respecto, es necesario hacer referencia a una caracteri-
zación de la noción de fórmula, 37 categoría dentro de la
cual entran este tipo de expresiones.

36
En pragmática se utiliza la noción de leyes del discurso (y también
de máximas conversacionales) para referirse a una especie de deontolo-
gía comunicacional o conversacional que los interlocutores pueden ya
sea respetar o infringir (en este último caso, para dejar pasar informa-
ciones sobrentendidas) Cf. Ducrot-Schaeffer, 1995: 475 ss.
"Anscombre, 1985b: 11.

37
En primer lugar, la enunciación de una fórmula no tiene
como finalidad dar una información (podría hacerlo, pero
sólo indirectamente). Por consiguiente, una fórmula tam-
poco puede ser una respuesta a una petición de informa-
ción; sería, en cambio, una réplica, una reacción tempera-
mental (como, por ejemplo, al exclamar: ¡En la madre!). De
esto se deduce igualmente que a una fórmula no puede
adjudicársele un contenido descriptivo (éste podría infe-
rirse, pero no se situaría a nivel de una descripción semánti-
co-pragmática). Su valor de uso es puramente de acción
(como por ejemplo al decir: ¡Vete al demonio!).
La enunciación de una fórmula aparece como impuesta
por la situación, ya sea social (en el caso de las fórmulas de
cortesía), jurídica (al declarar en un juicio o hacer un testa-
mento, por ejemplo), o circunstancial (en el caso de los
insultos, las maldiciones, las injurias o las interjecciones).
Las fórmulas son el resultado de procesos diacrónicos de
fijación léxica y pierden su carácter formulario si se trata de
someterlas a cambios morfológicos o sintácticos. Así, como
vimos, la expresión buenas noches no podría emplearse en
singular sin acarrear a veces una ambigüedad como en: Te
deseo que pases una buena noche.
En el caso particular de los insultos, las injurias, las
maldiciones, es importante hacer hincapié en el problema
semántico que representa identificar su valor en ciertas
construcciones; 38 por ejemplo, el valor de pinche en ¡pinche
pendejo!, o el de chingada en ¡Ah que la chingada!, expresiones
que parecen huir a cualquier tentativa de definición. Por
esta razón, mientras que es posible decir:

Perdí el viejo suéter rosa, no el nuevo rosa

Cornulier, 1976: 137.

38
es en cambio difícil e n t e n d e r :

(?) Perdí el pinche suéter rosa, no el chingado suéter rosa

p o r q u e en este último caso la oposición presupuesta e n t r e


los epítetos no remite a n a d a en particular.
El m i s m o Octavio Paz, 39 en su célebre análisis del verbo
chingar, afirma q u e se trata de u n a voz mágica: "basta un
cambio de t o n o , u n a inflexión apenas, para que el sentido
varíe. Hay tantos matices c o m o entonaciones: tantos signifi-
cados c o m o sentimientos".
De lo a n t e r i o r se d e d u c e q u e la descripción semántica de
estas expresiones (ya sea q u e aparezcan c o m o epítetos, par-
ticipios, locuciones u otras formas sintácticas) resulta un
t a n t o problemática si no se relacionan con el valor q u e
a d q u i e r e n a través de la enunciación.
Lo p r i m e r o q u e llama la atención al analizar el verbo
chingar son sus múltliples derivados:

— adjetivos: chingón, chingonsísimo, chingado


— sustantivos: la Chingada, chingadera, chingonería, chingada-
zo, chingaquedito, chinga
— adverbios: chingo, chingonamente, chingomadral
— verbos: chingarse
— interjecciones: ¡chíngale!, ¡ah chingao!, ¡está de la chingada!,
¡chin!
— maldiciones: ¡me lleva la chingada!, ¡ah que la chingada!
— insultos: ¡chinga tu madre!, ¡hijo de la chingada!, ¡vete a la
chingada!

Esto nos hace pensar q u e en toda esta familia de palabras


y expresiones hay m u c h a s derivaciones delocutivas. En efec-

39
Paz, 1996:84.

39
to, según Anscombre, 40 "parece ser que, no sólo los insultos,
sino también las maldiciones, las injurias, la mayoría de las
exclamaciones, los apelativos y, en fin, ciertas onomato-
peyas son el resultado de un proceso de delocutividad gene-
ralizada". De hecho, el carácter de agresión directa, de
ofensa, hace patente este origen enunciativo y, por consi-
guiente, delocutivo.
Según Octavio Paz,41 el verbo podría tener una proceden-
cia azteca: chingaste es xinachtli (semilla de hortaliza) o xi-
naxtli (aguamiel fermentado). Sin embargo, tanto Coromi-
nas y Pascual, como Santamaría difieren y proponen otros
orígenes no americanos.
Debido a la amplísima difusión geográfica que tiene la pre-
sencia de esta voz (usada tanto en España como en toda Amé-
rica Latina y hasta en Portugal), consideraremos en particular
el origen que mencionan Corominas y Pascual,42 que coincide
también con el que aduce Santamaría43 (sin descartar del todo
la posibilidad de un origen indígena). Su significado primitivo
fue pelear, reprender, fastidiar, estropear. Vendría del gitano
cingarár (pelear), de origen índico. "La raíz cinger, con leves
variantes, es común a las hablas zíngaras de toda Europa, con
el sentido de pelear en las de España, Inglaterra, Alemania,
Polonia y con el más etimológico de cortar, agujerear, rajar,
desgarraren las de Grecia, Rumania, Rusia, Hungría."
A partir de estos orígenes, fácilmente podemos llegar al
empleo en México,44 del que nos habla Octavio Paz. Chingar

40
Anscombre, 1980: 116.
41
Paz, 1996: 83.
42
Corominas-Pascual, 1980: 365.
43
Santamaría, 1959: 400.
44
Este sentido no es en absoluto el único: en toda América Latina
proliferan los sentidos de este vocablo y de sus derivados. Santamaría
[1959: 397-400] hace un recuento minucioso y muy extenso.

40
es: incomodar, picar, zaherir, violar, desgarrar, matar, herir, ras-
gar, destruir. "El verbo denota violencia, salir de sí mismo y
penetrar por fuerza en otro." 45
Las etapas de la derivación delocutiva que llevaron al
insulto ¡chinga tu madre! son las siguientes:

A: En un primer estadio existen en la lengua los morfemas


chingar, a, tu y madre, con las significaciones usuales.
B: En un segundo momento se utiliza este sintagma con su
sentido usual (el verbo chingar con el sentido de violar,
herir, destruir) en la fórmula exclamativa ¥=¡chinga a tu
madre!, fórmula de carácter descriptivo dirigida a un in-
terlocutor, en un diálogo agresivo o en una franca pelea,
con el fin de desearle que haga violencia sobre su propia
madre. El rito social que inspira esta fórmula y que se
pone en juego se basa en la infracción explícita de un
tabú sexual, infracción tanto más grave cuanto que se
ejerce sobre uno de los símbolos más sagrados de la so-
ciedad mexicana: la figura de la madre. 46
C: En el tercer estadio se produce la derivación delocutiva:
se fabrica una fórmula F'=¡chinga tu madre!',47 cuyo valor
semántico S' alude al empleo de F citado en el estadio B,
es decir al acto que se realiza al decir ¡chinga tu madré!,
acto que corresponde a un insulto.
D: En el cuarto estadio, los empleos de F citados en el
estadio B se reinterpretan atribuyendo a F el nuevo valor
S' de insulto, ofensa. Al decir: ¡chinga tu madre!', enuncio

45
Paz, 1996: 84.
46
La Madre tiene otra aparición en la Chingada, que Octavio Paz
[1996: 83] describe como una figura mítica de la Madre "que ha sufrido,
metafórica o realmente, la acción corrosiva e infamante implícita en el
verbo que le da nombre".
47
Al lexicalizarse, la fórmula en cuestión pierde la preposición a de
la expresión original.

41
lo que hago (un acto de insulto) con el simple fin de
hacerlo.
E: relectura de ¡chinga tu madre!': el acto que se lleva a cabo
diciendo: ¡chinga tu madre!'.

Recordemos que, de acuerdo con la definición de Ans-


combre, 48 un delocutivo es un morfema que posee en un
principio un sentido S que permite, por medio de algunas
de sus enunciaciones, realizar un determinado acto ilocu-
cionario no marcado en su sentido original, pero deducible
de éste por medio de leyes generales del discurso.
En el caso de insultos como ¡chinga tu madre!, esta ley
tendría la forma siguiente: "si X se dirige a Y deseándole
que lleve a cabo acciones despreciables, X está insultando a
Y." Por consiguiente, el nuevo valor de insulto de la expre-
sión aparece debido a que esta ley del discurso se incorpo-
ra, a lo largo de las fases de la derivación, al valor semántico
de la expresión original.
A partir de este tipo de análisis, resulta interesante
comprobar que el concepto derivado se origina en un "ha-
cer" discursivo. En efecto, los sentidos que se crean a partir
de la derivación delocutiva son sentidos fruto de la enuncia-
ción, sentidos diferentes del valor semántico de la entidad
misma, sentidos que se agregan a la palabra original o que
crean un concepto nuevo. En el caso de ¡chinga tu madre!,
esta expresión adquirió el sentido de un insulto, una inju-
ria, bajo la forma de una fórmula lexicalizada, a causa de la
acción de la derivación delocutiva que se ejerció sobre ella.
La delocutividad es, entonces, una fuente inagotable de
ideas y conceptos nuevos, pues este proceso puede repetirse
hasta el infinito: la enunciación de cada nuevo signo creado
por delocutividad podría tomar un valor diferente, y este

48
Anscombre, 1982:9.

42
último podría cristalizar en un concepto nuevo, y así sucesi-
vamente. 49
El fenómeno de la derivación delocutiva nos conduce así,
de nuevo, hacia la retórica, ya que refleja el resultado, en el
enriquecimiento de la lengua, de un hacer discursivo.

DELOCUTIVIDAD Y ARGUMENTACIÓN

La noción de delocutividad es, por otra parte, uno de los


fundamentos de la teoría de la argumentación en la lengua,
como lo muestra el siguiente análisis.50
De acuerdo con esta teoría, el sentido de una palabra se
corresponde con el conjunto de posibilidades argumentati-
vas ligadas a su empleo. Sin embargo, como ya se había
mencionado antes, al utilizar la lengua, los hablantes tene-
mos el sentimiento espontáneo de describir objetos, de in-
formar sobre la realidad.
Así, en su empleo común y corriente, los enunciados
declarativos de la estructura sujeto-predicado como: Pedro es
inteligente o Este hotel es bueno se interpretan a menudo como
si atribuyeran una propiedad o una acción a un objeto, es
decir, se presentan como si fueran descriptivos.
Ciertos filósofos del lenguaje consideraron que este as-
pecto descriptivo era sólo aparente, y que, en realidad, la
función de estos enunciados consistía en realizar un acto de
elogio o de recomendación. Se trataba, pues, de un juicio
de valor y no de atribuir una propiedad intrínseca al objeto.
Geach 51 refutó esta posición afirmando que, si se tratara
de un juicio de valor, enunciados como los siguientes debe-
rían resultar contradictorios:

49
Ducrot, 1988: 46.
50
Anscombre-Ducrot, 1983: 169-174.
51
Geach, 1972.

43
Este hotel es bueno, pero no te lo recomiendo.

Pedro es inteligente, pero no aprecio su forma de inteligencia.

Y, sobre todo, desde un punto de vista semántico, existen


analogías entre este tipo de enunciados y los enunciados tí-
picamente informativos. Así, al someterlos a una subordina-
ción, se comportan como cualquier enunciado descriptivo:

Si este hotel es bueno, debe de ser caro.

En este ejemplo, lo que determina el precio elevado no


es un acto de recomendación, sino la propiedad que parece
atribuirse al hotel. Por lo tanto, este enunciado se comporta
de manera semejante a:

Si este hotel es céntrico, debe de ser caro.

Ahora bien, los filósofos del lenguaje sostenían que en las


subordinadas los enunciados de este tipo cambiaban de
naturaleza, y por esa razón perdían sus características inicia-
les. Sin embargo, para Geach esta justificación no es muy
convincente, ya que significa entonces que es imposible lle-
var a cabo razonamientos por medio de enunciados evalua-
tivos, y sin embargo bien puede considerarse aceptable el
silogismo:

Un hotel bueno suele ser caro.


Este hotel es bueno,
por lo tanto este hotel debe de ser caro.

Ducrot y Anscombre se interesaron en la tesis que defen-


dían los filósofos del lenguaje porque esta posición evita
introducir, en el metalenguaje semántico, valores informati-

44
vos que en el marco de su teoría de la argumentación resul-
tan ilusorios.
Para estos autores, los enunciados de este tipo pueden
analizarse de la siguiente manera. El sentido primero, origi-
nal, de estos enunciados es el de presentar su enunciación
como destinada a realizar, en nuestro ejemplo, un acto de
argumentar a favor del hotel en cuestión. Este acto es mu-
cho más general que un acto concreto de recomendación o
de elogio, y permite, por ejemplo, explicar la siguiente ar-
gumentación:

Este hotel es bueno, por consiguiente no te lo recomiendo

en donde se entiende que el hotel no se corresponde con


las posibilidades económicas del interlocutor, o con el em-
pleo al que lo destinaba.
En cuanto al aspecto aparentemente descriptivo de estos
enunciados, Ducrot y Anscombre lo explican por medio de
la delocutividad. En efecto, es precisamente una derivación
delocutiva la que se opera en predicados como ser bueno o
ser inteligente, que se entienden como la atribución de una
característica o propiedad.
En un primer momento los enunciados X es bueno y Y es
inteligente tienen como sentido S: realizar un acto de ar-
gumentar a favor de X o de Y. En un estadio ulterior, una
derivación delocutiva produce, para el adjetivo, una sig-
nificación segunda en la que designa una propiedad, a-
quella que se puede atribuir a los objetos X o Y a propósi-
to de los cuales se argumenta diciendo X es bueno, Y es
inteligente.
Se trata así de la fabricación de una propiedad a partir de
un discurso. Y, una vez que la derivación se ha realizado, es
posible releer y reinterpretar los enunciados declarativos
como afirmaciones que atribuyen una cualidad, aquella que

45
justifica la argumentación de la que estos enunciados son
originalmente portadores.
De acuerdo con esta explicación, al parafrasear el sentido
que comporta el enunciado Pedro es inteligente tenemos: "Pe-
dro posee la cualidad que legitima el acto de argumentar
que se realiza al decir Pedro es inteligente".
¿Qué resulta de este análisis? Esta hipótesis permite afir-
mar que los enunciados evaluativos, aparentemente infor-
mativos, son en realidad fundamentalmente argumentati-
vos, y que lo informativo viene a ser un derivado delocutivo
de lo argumentativo. "La pretensión de describir la realidad
no es entonces más que un disfraz de una pretensión más
fundamental de hacer presión sobre las opiniones del
otro", 52 con lo que volvemos a recordar la cita de Roland
Barthes sobre la naturaleza "fascista" de la lengua.

52
Anscombre-Ducrot, 1983: 169.

46

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