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Historia Evangélicos Chile 1810-1891 2a Ed. Capítulo2

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

Capítulo 2

El protestantismo entre la lucha de


liberales y conservadores 1810 – 1865

1. La realidad chilena previa a la Independencia

En 1810 Chile era una alejada, aislada y pobre colonia española que poseía el
título de Capitanía General. Sin embargo, este territorio fue de vital
importancia para la mantención de las colonias sudamericanas en manos de la
Corona; la relativa pequeñez del país y su escasa importancia económica
dentro del imperio, no decía relación con lo relevante de su posición estratégica
dentro del mismo, ya que era la puerta de entrada al Océano Pacífico y antesala
del rico Virreinato del Perú. Es por esta posición geopolítica destacada que
España consideró de gran importancia la defensa de esta lejana posesión suya,
pese al casi nulo aporte que esta colonia hacía a las arcas de la metrópoli. Para
ello se hizo necesaria la mantención de un ejército permanente para contener a
los belicosos araucanos del sur del Bío-Bío y para la defensa en caso de una
posible agresión de una potencia hostil.

El escaso aporte de Chile a la economía imperial se debía


principalmente a la poca importancia que tenían las explotaciones mineras de
metales preciosos, prácticamente agotados ya en el siglo XVI. El principal
aporte del país a la economía colonial era la producción ganadera y agrícola,
siendo su mayor mercado el Virreinato del Perú, cuyos comerciantes siempre
se las arreglaban para controlar los precios de los productos comprados a los
terratenientes chilenos; lo que provoco tensiones entre éstos y los
comerciantes limeños. Hay que precisar, que debido a las reformas económicas
introducidas por los borbones en el siglo XVIII, el país se vio abarrotado de

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

productos, los que era necesario cancelar con metales preciosos lo que vino a
dar cierta importancia la explotación de minerales de plata y oro, en especial en
la zona del actual Norte Chico.

La extensión de la Capitanía General de Chile, en la práctica se


extendía desde Copiapó hasta el Bío-Bío; contando con alrededor de
quinientos mil habitantes. Era una sociedad eminentemente campesina, con
muy pocas ciudades, la mayor parte de la población la constituían los mestizos,
los que habían reemplazado a los indígenas como mano de obra, ya que los
últimos habían desaparecido en su gran mayoría como producto del mestizaje y
la sobre explotación laboral. Al sur del Bío-Bío vivían más de cien mil
indígenas, pero éstos no formaban parte de la Capitanía General, pues no
habían sido asimilados al sistema colonial.

De acuerdo a la estructura social existente, la mayoría de la población


del país, estaba subordinada a los dueños de la tierra, los que pese a su corto
número, no más de doscientas familias, tenían en sus manos el poder
económico y el prestigio social; esta aristocracia terrateniente era en su gran
mayoría descendientes de españoles que se habían enriquecido con el comercio
con el Perú y formaban una clase social compacta y homogénea, tanto racial
como económicamente; sin embargo, no poseían el poder político ni el acceso
a los altos cargos en el ejército, lo que fue motivo de descontento y quejas ante
las autoridades españolas.

Por debajo de este patriciado rural se encontraba todo un sector medio


que estaba compuesto por los empleados de la Corona, los oficiales del
ejército, medianos propietarios y comerciantes, además de los artesanos y que
ejercían alguna profesión. Este sector formaba la clientela de los grandes
terratenientes, no poseían una conciencia de clase, pues su mentalidad era
igualmente aristocrática, por lo que constituían un estrato de la élite dirigente.

Fuera de estos dos sectores -mestizos y terratenientes- no existía en el


país otro sector social, ya que los esclavos negros que vivían en el territorio
eran pocos, por lo que podemos afirmar que la estructura social de Chile al
iniciarse el siglo XIX, era bastante simple. Son estas características, de una
sociedad compacta, las que explican en parte, el breve período de inestabilidad

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

política que vivió el país como fruto de su independencia. También, son estas
características las que igualmente nos explican, porqué los líderes
revolucionarios de 1810 eran en su gran mayoría parte de la élite terrateniente.

La conciencia unitaria del imperio cuyo mejor símbolo era la persona


del monarca, fue la que mantuvo a las colonias españolas unidas a la península
durante los tres siglos que duró la dominación hispana. Pero todo este sistema
colonial que España pretendió mantener cerrado a la intromisión de otras
potencias europeas, habría de derrumbarse, escapándosele de las manos
irremisiblemente y de manera imprevista.

Durante el siglo XVIII, la Corona había tomado una serie de medidas


destinadas a revertir el proceso de decadencia que estaba sufriendo España
frente a las principales potencias europeas: Francia e Inglaterra; sobre todo ante
esta última, que con una apreciable disponibilidad de capitales y una creciente
transformación en la técnica que poco a poco iba abriendo paso a la
Revolución Industrial, estaba paulatinamente dominando la economía mundial,
con lo que a su vez, adquiría mayor poder político en el plano internacional.
España no fue capaz de resistir la presión de estas potencias, por lo que
gradualmente fue abriendo sus puertos y los de América a embarcaciones y
comerciantes de estas naciones, e incluso hacia finales del siglo XVIII, también
lo hará con la naciente república de los Estados Unidos.

En la alborada del siglo XIX, la conciencia política de los


hispanoamericanos presentaba cierta madurez, provocada por el mayor grado
de cultura alcanzado en el último siglo colonial, lo que fue acompañado por el
aumento de la riqueza en la élite terrateniente, producto de la intensificación
del comercio, lo que a su vez, había traído consigo una mayor relación con
extranjeros que eran portadores de las nuevas ideas políticas en boga en
Europa. Es en esta época en que la aristocracia criolla se consolida como la
élite dirigente del país, lo que tuvo proyecciones decisivas en el proceso
independentista y que gesto a partir de 1808.

Sergio Villalobos plantea que, "Dadas las condiciones sociales


existentes, la aristocracia sentía que el país le pertenecía y que el destino de él
se confundía con su propio destino; y en este sentido, la conciencia auto

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

valorativa y el amor al suelo natal eran fuerzas anímicas que se proyectaban


hacia el futuro"1.

Este sentimiento aristocrático de los criollos, fue reforzado por las


frecuentes tensiones que tenían con las autoridades nominadas por la Corona,
por la defensa de sus intereses y por las grandes esperanzas que tenían en el
potencial humano y económico del territorio. Esto, se contradecía con la
realidad y relativa pobreza del país. Para poder sacarlo de este estado de
postración, los criollos pensaban que sólo bastaba llevar a cabo un plan de
reformas donde ellos tuvieran participación, tanto en la gestación, como en su
aplicación, ya que eran los que mejor conocían el país y también eran los que
tenían mayor interés en el progreso de Chile como colonia.

Estas aspiraciones reformistas de nuestra aristocracia, que sin duda


tenían un tinte político, constituían la expresión del descontento acumulado
durante los siglos del periodo de la Colonia y del mayor grado de conciencia
política alcanzados en los últimos decenios. Todo esto complotaba en contra de
la mantención del sistema colonial, pese al fuerte sentimiento de fidelidad a la
monarquía, el que empezó a desvanecerse con los inesperados sucesos que
precipitaron la caída de la Corona española en manos de Napoleón.

2. La independencia nacional y el rol que cumplieron en ella los


protestantes residentes en el país

Con el arresto del rey de España, Fernando VII, por las tropas francesas y su
posterior exilio en 1808, se desatarán los vientos de independencia que
recorrieron toda la América Española y que llevo a que Chile inicie en
septiembre de 1810 el proceso que lo condujo a la Declaración de la
Independencia Nacional, el 12 de febrero de 1818, bajo el gobierno de
Bernardo O’Higgins, gobierno que se extendió hasta 1823, cuando se ve
obligado a presentar su dimisión, evitando así una guerra civil y partiendo al

1
Villalobos, Sergio y otros, Historia de Chile, pp. 328-330. Donoso, Ricardo. El Poder
Eclesial. Influencia de la Iglesia Chilena, separata de "Las Ideas Políticas en Chile", pp.
337-338.

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

exilio al Perú, desde donde no pudo regresar a su patria hasta después de su


muerte.

Los sucesos: 1808 - 1823

En el año 1808, los súbditos americanos de la Corona española recibieron la


más terrible noticia, que jamás les habrían imaginado que fuera alguna vez a
suceder, la Corona había sido usurpada por un extranjero: Napoleón
Bonaparte, quién tomó prisionero al rey Carlos IV y al príncipe heredero,
Fernando VII; y puesto en su lugar a un francés, a José Bonaparte, su hermano,
el que se encontraba apoyado por las tropas francesas que habían invadido la
península en su paso hacia Portugal.

Estos acontecimientos provocaron el alzamiento del pueblo español en


contra del invasor francés, luchando de una manera heroica y creando juntas de
gobiernos autónomas del poder central, en nombre del rey prisionero;
desconociendo de esta forma a la autoridad impuesta por Napoleón.

En América fue unánime el repudio y la indignación ante lo ocurrido, y


en todas ellas se hicieron manifestaciones de lealtad al rey cautivo, e incluso,
algunos criollos se embarcaron hacia España para unirse a la resistencia del
pueblo español en contra de las tropas napoleónicas.

Este inesperado acontecimiento planteó una difícil situación a los


criollos, ya que el poder real había sido removido, provocando un vacío en el
gobierno de América. La solución a este problema habría de dividir a la
sociedad colonial entre los partidarios de la mantención de las autoridades
coloniales designadas por el rey prisionero antes de la invasión francesa, y los
que proponían la creación de juntas de gobierno en nombre del Rey, como ya
lo habían hecho las ciudades españolas. Esta situación fue clave en la gestación
del proceso emancipador de las colonias españolas, y que concluyó a
mediados del segundo decenio del siglo XIX.

Para los funcionarios de la Corona, como para un sector de los criollos


y de la mayoría de los españoles residentes en el país, las juntas de gobierno
que habían surgido en España y que a su vez, habían delegado toda su
autoridad a la junta central constituida en Sevilla, eran las representantes

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

legítimas del poder real, ya que se habían constituido en su nombre. Por lo que
no sólo los peninsulares le debían obediencia, sino que todos los súbditos de la
Corona en todo el imperio.

Por su parte, los criollos sostenían que los dominios americanos de la


Corona de Castilla constituían reinos, diferentes a los de España, y lo que los
mantenía unidos a todos, era la persona del monarca, ya que estos dominios de
la Corona en América, en el aspecto jurídico, eran posesión personal del
monarca y no del pueblo español; por lo tanto, al desaparecer la persona del
Rey, los americanos tenían los mismos derechos que los peninsulares para
constituir juntas de gobierno en su nombre, sin tener que obedecer a las
autoridades elegidas por el pueblo español.

La existencia de estas posiciones antagónicas, provocó e intensifico las


tensiones existentes entre ambos sectores de la élite, españoles y criollos,
lanzándose mutuas recriminaciones. Este ambiente de creciente hostilidad se
vio además alimentado por la poca atinada administración del gobernador
Antonio García Carrasco, sobre el cual recaían las acusaciones de ambos
sectores quien durante su gobierno entro en conflicto prácticamente con todas
las instituciones y grupos de presión existentes en el país.

Los desatinos de su administración llevaron a que fuera destituido de


su cargo por la Real Audiencia, esta quiso adelantarse al cabildo de Santiago
dominado por los criollos de ideas independentistas, que pensaba hacer lo
mismo. De esta forma la Real Audiencia pretendía mantener el control de
acontecimientos que a partir de allí se desarrollaron, y que llevaron al país a
una situación de independencia con respecto a España, aunque no declarada
formalmente.

Entre 1810 y 1814, Chile vivió su primera experiencia de gobierno


autónomo; fue en este período en donde se practicarán por primera vez los
postulados liberales del gobierno representativo. Pero por sobre todo, el mayor
aporte de esta etapa, conocida como la Patria Vieja, fue la difusión de la
ideología revolucionaria o emancipadora durante el gobierno de José Miguel
Carrera.

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

Esta trascendental labor de difusión de la nueva ideología y del intento


de ponerla en práctica, era la obra de una pequeña minoría de criollos, los
cuales con astucia y valor lograron controlar el proceso político iniciado en
1808, llevándolo hacia su radicalización. Esta tarea no fue sencilla, porque
estuvo llena de tropiezos y de pugnas internas, las que terminaron por debilitar
al bando patriota. A causa de estas divisiones los patriota no fueron capaz de
enfrentar de manera exitosa la reacción armada del bando realista, que con el
apoyo del Virrey del Perú los logran derrotar militarmente en Rancagua,
terminando de esta forma con el primer intento de independencia nacional2.

Aunque el desastre de Rancagua aplastó este primer intento de


gobierno nacional, no pudo hacer lo mismo con la divulgación y desarrollo de
la nueva ideología política sustentada durante la Patria Vieja, y al contrario de
lo que esperaba la Corona, la Reconquista sirvió para que los indecisos
tomaran la bandera de la independencia nacional.

Con la llegada del Ejército de Los Andes, se inició el fin definitivo de


la dominación española en Chile, proclamando O’Higgins la independencia
nacional el 12 de Febrero de 1818, la que pudo ser coronada con la victoria
decisiva sobre las fuerzas realistas en la batalla de Maipú, el 5 de abril de ese
año.

Una vez lograda la independencia nacional, la labor del gobierno de


O’Higgins estuvo destinada fundamentalmente a acabar con la presencia
española en el Perú, ya que su existencia constituía una amenaza latente para
nuestro país; por lo que se procuró formar una flota de guerra, para acabar con
el dominio marítimo de los españoles, y una vez alcanzado ese objetivo,
lanzarse a la tarea de independizar al Perú. El 20 de agosto de 1820 zarpó la
expedición libertadora organizada y financiada por el gobierno chileno al
mando del general San Martín, el que logrará instaurar un gobierno patriota en
Lima.

En el plano interno, el gobierno de O’Higgins no fue tan afortunado


como en su política exterior; los continuos roces con la aristocracia criolla,

2
Collier, Simón. Ideas y Política de la Independencia Chilena 1808-1833,
Andrés Bello, Santiago, Chile, pp. 38-46.

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

provocaron finalmente su renuncia al cargo de Director Supremo de la Nación


en 1823. Pero pese a esto, tanto sus amigos como sus enemigos reconocieron
que durante su gobierno se había profundizado el espíritu de la revolución
entre los chilenos, lo que constituyó la clave de sus éxitos militares frente a las
tropas españolas.

La influencia de los protestantes en el surgimiento de la ideología


revolucionaria.

Como ya hemos visto, en 1810 no existía en Chile ninguna comunidad


cristiana disidente de la iglesia oficial, que era sostenida por el Estado, aún
más, prácticamente no había ningún chileno que no fuera miembro de la Iglesia
Católica Apostólica Romana, lo que era lógico dentro del régimen del
Patronato; el que consagraba la unión del trono con el altar. Por tanto fueron
los extranjeros que llegan a nuestras costas procedentes de las naciones
protestantes, los que introdujeron la disidencia religiosa en el país.

Estos extranjeros de fe protestante llegan motivados principalmente por


la posibilidad de hacer buenos negocios, son muy pocos los que se radicaron en
Chile, y sólo excepcionalmente alguno de ellos aprovecha su estadía para hacer
proselitismo religioso entre los habitantes del territorio. La principal labor de
tipo ideológico realizada por estos extranjeros, será la divulgación de las
teorías políticas en boga en sus países de origen, donde además ya se habían
puesto en práctica.

En este sentido la presencia protestante en territorio chileno en forma


creciente a partir del siglo XVIII, es considerado como uno de los factores que
ayudó a la creación de la conciencia revolucionaria entre los criollos, y más
tarde fue de mucha ayuda para el éxito militar de los patriotas, debido a que
servirán de proveedores de armas para el ejército, e incluso algunos de ellos se
enrolarán en él, tanto durante la Patria Vieja como en el Gobierno de
O’Higgins. Durante la Patria Vieja, ellos tuvieron una destacada participación
en la divulgación de la nueva ideología y en la inspiración de las reformas
acometidas por el gobierno de Carrera.

La llegada de estos extranjeros a las costas chilenas estaba en estrecha


relación con la expansión económica y política de los países anglosajones que

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

eran mayoritariamente de religión protestante y cuyos sistemas de gobierno


estaban inspirados por la ideología liberal desarrollada por la burguesía de
estos países. En especial, fueron los estadounidenses que pisan nuestras tierras
por motivos económicos y a partir de la independencia nacional, Ellos
desarrollaron una mayor labor de difusión de sus ideas democráticas y
republicanas, e incluso, repartían extractos o resúmenes de su declaración de
independencia y de su constitución traducida al castellano.

La presencia de barcos estadounidenses en las costas data


aproximadamente desde la última década del siglo XVIII, siendo la mayoría de
ellos buques balleneros. Simón Collier en su libro Ideas y Política de la
Independencia Chilena. 1808-1823, cita el caso de los dueños de un barco
estadounidense, que aprovecharon su estadía en Chile para difundir sus ideales
democráticos y republicanos tanto a través de la conversación personal, como
por medio de la repartición de documentos que contenían la declaración de
independencia y la constitución, esto sucedió en Valparaíso en el año 1802.

El hecho de provenir de las primeras colonias americanas que se


liberaban del lazo de una potencia europea, hacía que los estadounidenses se
sintieran como los apóstoles de la libertad, tratando de persuadir al resto de los
americanos de los beneficios de la democracia y del sistema republicano. Sin
duda, que el ejemplo dado por las colonias inglesas no dejó de tener influencia
en el pensamiento de los criollos que aspiraban a independizarse de España.

Uno de los estadounidenses que se destacó como propagandista, fue el


médico Procopio Pollock, el que fue detenido por las autoridades españolas del
puerto de Talcahuano en 1807. Mientras se desarrollaba su proceso, entrabó
amistad con el futuro prócer de la patria, Juan Martínez de Rosas, en ese
momento secretario del gobernador de Concepción, Antonio García Carrasco,
futuro gobernador del reino; producto de esta amistad, Pollock se pudo
trasladar a la capital en donde se puso a trabajar por la causa revolucionaria y
secretamente comenzó a difundir las ideas independentistas a través de un
diario manuscrito que tituló Gacetas de Procopio. De acuerdo a lo que afirma
Sergio Rodríguez R. en su tesis Influencia de los Estados Unidos en el Proceso
de la Independencia de Chile. 1776-1824, Pollock continúo como figura

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

combativa durante el proceso de independencia y aun después de alcanzada


ésta, participando en la política nacional.

El aporte de los protestantes a la Patria Vieja

Fuera de los grandes líderes intelectuales criollos que influyeron en la


transformación política del país durante la Patria Vieja, existió un pequeño
grupo de protestantes provenientes casi exclusivamente de los Estados Unidos,
que también promovió la causa de la independencia.

En primer lugar nos referiremos a Mateo Hoevel, estadounidense de


origen sueco, quien llegó a Talcahuano en 1805, venía como sobrecargo del
Grampur, el cual había zarpado hacia nuestras costas con el propósito de
practicar el contrabando, siendo descubierto por las autoridades españolas.
Estas requisaron el barco, para más tarde subastarlo, Hoevel después de un
largo proceso logró la devolución del dinero obtenido por la subasta del
Grampur, una vez obtenida esta meta, este astuto comerciante se avecindó en
los alrededores de Santiago y cuando comenzaron a surgir las primeras señales
de independencia se precipitó en participar en la contienda revolucionaria,
siguiendo muy de cerca los pasos dados por los líderes patriotas.

Para Hoevel, en este proceso, los Estados Unidos podían y debían jugar
un rol importante a favor de la causa patriota. En septiembre de 1810 le escribe
una carta al presidente Madison, donde le propone la realización de un tratado
de comercio y navegación entre ambos países, el fue el agente del gobierno
estadounidense en nuestro país3. Valiéndose de su identificación con el bando
revolucionario, Hoevel solicitó al gobierno la ciudadanía chilena, la que le fue
concedida el 29 de octubre de 1811. Con la carta de ciudadanía en sus manos,
obtuvo un contrato comercial con el gobierno para la importación de la primera
imprenta nacional y para conseguir los servicios de los tres tipógrafos a cargo
de su manejo, todos estadounidenses. Estos que llegaron al país el 24 de
noviembre de ese año; además había embarcado para Chile junto con lo
anterior, una partida de armas y municiones para dotar al ejército patriota ya en
formación.

3
Rodríguez, Sergio. Influencia de los Estados Unidos en el Proceso de la Independencia
Nacional 1776-1824, pp. 41-52.

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

La mayor parte del armamento adquirido durante este período se hizo


por medio del contrabando, debido a que los Estados Unidos se encontraban en
guerra con Inglaterra, por lo que los comerciantes de ambos países tenían
prohibido vender armas a otras naciones; lo que significaba pagar altos precios
por su adquisición por parte del gobierno chileno.

Debido a estos relevantes servicios prestados por Hoevel a favor de la


causa patriota, Poinsett lo nombró como vicecónsul para que actuara bajo sus
órdenes. Henry Clay Evans, en su obra Chile and its relation with the United
States4, afirma que Hoevel y Poinsett planearon juntos la manera de influir en
la gestión gubernativa de Carrera, para así poder convertir a Chile en una
república, para lo cual era necesario que rompiera todos sus lazos con España.
Cuando se inició la lucha armada entre patriotas y realistas, Hoevel renuncio a
su calidad diplomática para poder enrolarse en el ejército patriota en donde se
le concedió el grado de capitán de la sexta compañía de guardias cívicos. Al
producirse el desastre de Rancagua, no alcanzó a huir a la Argentina con la
mayoría de sus compañeros de armas, por lo que fue arrestado por las
autoridades españolas y desterrado a la isla de Juan Fernández.

En el verano de 1812 llegó a Chile el más destacado de los protestantes


estadounidenses que actuó durante la Patria Vieja en pro de la independencia
nacional; Joel R. Poinsett, quien vino al país como agente consular del
gobierno de su nación, presidido entonces, por James Madison, que lo designó
como agente diplomático en Buenos Aires, Santiago y Lima. Con su llegada
los patriotas pensaron que los Estados Unidos estaban a favor de la
independencia nacional y que al enviar un agente diplomático al país, estaba
reconociendo a Chile como una nación soberana. Por lo que tratarán de ganarse
la simpatía de su agente diplomático, para así obtener un apoyo incondicional a
la causa patriota por parte del gobierno estadounidense.

Cuando se inició el conflicto armado con los realistas, el cónsul


estadounidense acompañó al "Presidente de Chile" al sur5, para ayudarlo a
organizar el ejército patriota y aún más, lo siguió al campo de batalla para

4
Rodríguez, Sergio, op. cit., pp 30-40.
5
Rodríguez, Sergio, op. cit.

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

prestarle su asesoría. Una de sus últimas actividades en el país antes de regresar


a su patria, fue el intento de conseguir la libertad de los hermanos Carrera.
Después de aquél último acto, Poinsett se retiró de nuestro país en el mes de
abril de 1814, obligado por las circunstancias adversas que se imponían para la
causa patriota después del “Desastre de Rancagua”.

La labor prácticamente impune de los protestantes estadounidenses


durante la Patria Vieja, se debió a dos causas principales: en primer lugar, en el
plano religioso ellos mantuvieron una actitud de respeto hacia la religión
oficial y no hicieron proselitismo religioso, limitando sus actividades al plano
económico y político, con lo que no atacaban directamente al status quo
imperante. Además, les favoreció su accionar impune, el hecho de que la
Iglesia estuviera comprometida con el bando realista, con lo que se
desprestigió ante los ojos de los líderes criollos que procuraban la
independencia nacional. En segundo lugar, el contexto político imperante en
ese período, les permitió tener una apreciable influencia en los asuntos
políticos, pues los criollos vieron en ellos la experiencia que les faltaba, y por
lo tanto, los protestantes estadounidenses les podrían asesorar; además de
servirles de nexo con la "gran república del norte", el único país en ese instante
en el cual podían confiar y de donde podían eventualmente recibir ayuda.

A partir de entonces los sectores liberales de la sociedad, que


descubrieron su afinidad ideológica con los protestantes, vieron en éstos, sus
aliados en la construcción de un nuevo proyecto social cimentado en los
principios de la modernidad que les inspiraba a ambos.

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

JOEL ROBERTS POINSETT


El protestante que influyó en la Independencia, cómo Agente Confidencial
Estadounidense en Chile y amigo de José Miguel Carrera6

El día 24 de febrero del año1812 era recibido oficialmente cómo Cónsul


General de los Estados Unidos en Chile, Joel Roberts Poinsett, en una
pomposa ceremonia, realizada en el palacio de gobierno, encabezado por
José Miguel Carrera, cómo presidente de la Junta de Gobierno; estando
presente todas las autoridades del país; constituyéndose así en el primer
agente diplomático estadounidense en Chile. Si él sólo se hubiese atenido a
sus instrucciones escritas, solamente se habría dedicado a defender los
intereses comerciales de su país, cosa que hizo, pero, sobrepasó con creces sus
instrucciones escritas, comprometiéndose profundamente en la política interna
de Chile, a favor del bando patriota y entablando una fuerte amistad con el
dirigente de la nación, José Miguel Carrera, sobre el cual influyó
ideológicamente e incluso llegando a incidir en sus decisiones políticas.
logrando una gran influencia en el gobierno chileno, llegando a ejercer cómo
consejero personal de José Miguel Carrera, con quien construyó una gran
amistad, acompañándolo incluso en el campo de batalla, cómo consejero
militar y por su influencia se constituyó en mediador en los conflictos que
Carrera tuvo con los demás miembros de su familia. Poinsett se quedará en
Chile hasta el 28 de Abril de 1814, regresando a su país para colaborar en la
guerra anglo-estadounidense.

6
Fuentes: La Aurora de Chile, 2 de marzo de 1812. Carrera, José Miguel; Diario
Militar; en Colección de Historiadores y Documentos Relativos a la Independencia de
Chile; tomo 1, Santiago, Chile, 1900, pp. 63, 109. Vicuña Mackenna, Benjamín; El
Ostracismo de los Carrera; Santiago, Chile, 1857, pp. 40, 42-73, 533. Barros Arana,
Diego; Historia General de Chile; Santiago, Chile, 1887, tomo 8, pp. 564-613; tomo 9,
pp. 43, 69, 96, 108, 116, 158, 162, 336, 369, 461-462, 500; tomo 10, p. 178. Miller,
William y Feliu Cruz, Guillermo; La Primera Misión de los Estados Unidos en
América en Chile; mimeo, Santiago, Chile, 2004. Muñoz, David; Ascendencia de Joel
Robert Poinsett en José Miguel Carrera; Valparaíso, El Alba, 2012.
http://www.iglesiasevangelicas.cl/index.php/biografias/91-joel-roberts-poinsett;
Consultado el 2 de julio de 2014.

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Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Poinsett vino a Chile por encargo de su amigo, el presidente de Estados


Unidos, James Madison; quien le asignó la tarea de ser el primer agente
diplomático de su país en Sudamérica; cómo Cónsul Confidencial en
Buenos Aires y Santiago; con el fin de auscultar el carácter de las
revoluciones hispanoamericanas, entablar relaciones amistosas con sus
autoridades; y por supuesto, velar por el bienestar de los intereses
económicos de los ciudadanos estadounidenses en la región.

Poinsett llegó primero a Buenos Aires, en donde no intervino en la política


interna, dedicándose exclusivamente a su trabajo oficial, logrando la firma
de un convenio comercial favorable a los Estados Unidos, lo que contrarió a
los comerciantes ingleses. En Buenos Aires recibió el nombramiento de
Cónsul General. Después de nombrar un Vicecónsul, el 11 de noviembre de
1811 partió hacia Chile, cruzando las pampas argentinas y la Cordillera de
Los Andes, lo cual le produjo una gran impresión en su espíritu aventurero.
Llegó a Santiago el 29 de diciembre; pero debido a la firme oposición del
bando realista, representado en el Real Tribunal del Consulado, integrado
principalmente por comerciantes españoles; tuvo que esperar hasta el 24 de
febrero de 1812, para ser recibido oficialmente cómo representante consular
del gobierno estadounidense ante el gobierno chileno.

La corta estadía de Poinsett en Chile, fue inversamente proporcional al nivel


de su influencia en la política nacional, que daba sus primeros pasos hacia la
independencia de España. Debido a su personalidad, inteligencia, al
prestigio alcanzado por su país, al que representaba oficialmente, cómo a sus
conocimientos y experiencias propias de vivir en un régimen republicano y
democrático, de principios liberales, al que los patriotas chilenos admiraban
y querían implantar en nuestro país; Poinsett se transformó en el protestante
de mayor influencia en la historia de Chile, hasta el presente. De hecho,
debido a su fe protestante, logró influir directamente en la confección del
primer Reglamento Constitucional, del año 1812 y en la confección del
primer escudo patrio.

Para Carrera y los patriotas chilenos, la presencia de Poinsett fue


considerada como un gran respaldo para su causa; y por ello se le dio el
mayor realce posible a su recepción oficial; y desde entonces, debido en

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

parte a las altas expectativas puestas en esta representación consular


estadounidense, cómo a las características personales del cónsul, y por
supuesto, a la afinidad de ideas y cercanía de edad entre él y la joven
generación de líderes patriotas, particularmente en José Miguel Carrera, es
que se estableció desde el primer día en que entraron en contacto, una
estrecha y duradera relación de amistad.

La personalidad de Poinsett fraguada en su fe religiosa calvinista, cultivada


en su amplio bagaje cultural adquirido en sus largos viajes por el viejo
mundo y acrisolada en la cultura política liberal de su país, resultó atrayente
para Carrera, que quedó deslumbrado ante este hombre de mirada sincera, de
pocas pero elocuentes y contundentes palabras; y cuya corporalidad
trasuntaba su amplia cultura, altura moral y energía vital contenida.

Una de las primeras medidas de Poinsett en Chile fue nombrar un


Vicecónsul, siendo el elegido, el ciudadano sueco nacionalizado
estadounidense, Mateo Hoevel, comerciante y marino mercante, que llevaba
algunos años viviendo en Chile, y quien trajo a Chile la imprenta y los
tipógrafos estadounidenses en la cual se imprimieron los periódico oficiales
del gobierno chileno, La Aurora y El Monitor Araucano; otra medida fue
velar por la protección de los barcos mercantes estadounidenses, que eran
atacados por corsarios peruanos, autorizados por el Virrey Abascal, quien
pretendía entonces ahogar la economía chilena mediante un boicot
económico. Estas molestias fueron conjuradas con la llegada a Valparaíso
de la fragata estadounidense Essex, al mando del capitán David Porter, quien
en el contexto de la guerra anglo-estadounidense que había estallado en el
año 1812, fue enviado por su gobierno para que atacará a los corsarios
peruanos y a los buques ingleses, con el fin de proteger a los barcos
mercantes estadounidenses en las costas chileno-peruanas; llegando en el
mes de marzo de 1813, manteniéndose en las costas chilenas hasta febrero
de 1814.

Pero Poinsett tuvo un rol en Chile, que iba mucho más allá de su
nombramiento cómo Cónsul General de los Estados Unidos, debido a la
amistad que logró con Carrera, compartió con él su deseo de liberar al país
definitivamente de España y transformarlo en una sociedad moderna bajo el

127
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

paradigma político liberal; pasando a transformarse en su consejero personal


en materias políticas y militares; llegando incluso a cumplir el rol de Jefe del
Estado Mayor del ejército patriota en la campaña militar del año 1813.

Entre los meses de agosto y octubre de 1812 Poinsett demostró sus grandes
dotes políticas, al intermediar con éxito en la fuerte pugna por el poder entre el
hermano mayor de José Miguel, Juan José, entonces comandante del
regimiento de Granaderos de Santiago, quien pretendía hacerse con el poder,
influenciado por enemigos políticos del gobierno, por considerar que tenía más
derecho que su hermano menor, por el solo hecho de ser el primogénito;
logrando Poinsett en su casa, terminar con el conflicto entre los hermanos, al
reconciliarse en esa reunión.

La amistad con Carrera levantó las sospechas entre los realistas e incluso, entre
los observadores ingleses en Buenos Aires, ya que él se había transformado en
un activo agente de la revolución, divulgando los ideales libertarios y
democráticos y llegó, a proponerle a Carrera un proyecto Constitucional, que
no era más que una adaptación de la constitución de su nación. Aparte de esta
labor constituyente de Poinsett, éste influyó sobre Carrera, aparentemente, para
que creara los primeros emblemas nacionales, la bandera y la escarapela,
siendo el estreno del emblema nacional con ocasión de la fiesta de celebración
de la independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1812.

A Poinsett se le considera como uno de los inspiradores de las reformas


radicales realizadas por Carrera durante su gobierno, destacándose su
influencia en la redacción del Reglamento Constitucional Provisorio de 1812; e
incluso, presentó un proyecto constitucional a Carrera, que él mismo había
redactado y que era una adaptación de la constitución estadounidense; por lo
que fue rechazada por la comisión constituyente nombrada por Carrera, por no
considerar al sistema monárquico dentro de ese proyecto. Pero a pesar de este
traspié, no perderá su influencia sobre Carrera, y conseguirá que la última
reunión de la comisión constituyente se efectuase en su domicilio,
presumiéndose que en aquella ocasión influyó en la redacción de algunos
artículos del proyecto definitivo, específicamente en los artículos 1° y 5°.

128
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

El 30 de septiembre de 1812 Carrera presentaba al país, en una ceremonia


pública, el primer escudo nacional, el cual consistía en una figura ovalada, en
cuyo centro estaba una columna, flanqueada por una pareja de indígenas en sus
atuendos típicos, coronada con un globo terráqueo, que en su parte superior
ostentaba una lanza y una hoja de palma entrecruzadas, y sobre ellos, una
estrella radiante; sobre este conjunto estaba la frase en latín Post Tenebras
Lux (Después de las tinieblas la luz); y en la inferior Aut Consilio Aut Ense
(O por consejo o por espada). En la frase superior del escudo se nota
claramente la influencia directa de Poinsett, pues ella es el lema de los
calvinistas francosuizos, y forma parte del escudo de armas del cantón
protestante calvinista de Ginebra, desde el siglo XVI hasta hoy.

Una de sus últimas actividades en el país antes de regresar a su patria, fue el


intento de conseguir la libertad de los hermanos Carrera, de mano de los
españoles que lo habían tomado prisionero en Penco. Después de aquél último
acto, Poinsett se retiró de Chile en el mes de abril de 1814, obligado por las
circunstancias adversas que se imponían para la causa patriota, y
particularmente por la abierta animadversión hacia él y José Miguel Carrera,
del gobierno del nuevo Director Supremo, Francisco de la Lastra, un ex marino
de la real armada española; y más proclive a la alianza del país con Inglaterra
que con los Estados Unidos, cómo quedó demostrado en el mes de marzo, en el
combate naval entre las naves inglesas y la fragata Essex ,comandada por el
capitán Porter; en donde los navíos ingleses abrieron fuego dentro de las aguas
jurisdiccionales chilenas, no respetando la neutralidad del país; y las baterías de
cañones chilenas emplazadas en la costa, no atacaron a los buques que
rompieron la neutralidad.

Poinsett desde Chile se dirigió a Buenos Aires, allí se reencontrará con


Carrera en el año 1815, el cual había llegado hasta allí producto de su exilio
y de los demás patriotas, a raíz del desastre de la batalla de Rancagua, y de
sus desavenencias con el gobernador de Mendoza, José de San Martín; allí
Carrera le solicita su apoyo para viajar a Estados Unidos para conseguir
armas y barcos para luchar por la independencia de Chile; partiendo para
Estados Unidos en noviembre de ese año.

129
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

La relación de Poinsett con Carrera en Estados Unidos fue más bien fría, en
relación con la estrecha amistad que habían mantenido en Chile, cosa que
Carrera lamentó en su diario de viaje; pero pese a ello, logró finalmente que
su amigo le ayudara en sus gestiones; y por su influencia se incorporó a la
masonería, en el rito de York, del cual Poinsett era miembro; logrando
finalmente, en el año 1817 armar una pequeña escuadra, con marinos, armas
y soldados, en el éxito final de esta empresa, quien ayudó más a Carrera, fue
el capitán Porter. Lamentablemente todos los barcos y su armamento fueron
confiscados por el gobierno de Buenos Aires; y finalmente Carrera y sus
hermanos terminaron fusilados por las autoridades argentinas en Mendoza.
José Miguel al momento de la extremaunción antes de su fusilamiento,
rechazó la solicitud del sacerdote de besar el crucifijo y que declara
públicamente el arrepentimiento de sus pecados; ante lo cual él declaró que
a Cristo lo llevaba en su corazón y no en los labios, afirmación que estaba
más acorde con la teología protestante que la católica tridentina de la época.

Los disidentes y el gobierno de O'Higgins

Con la instalación del gobierno de O’Higgins los protestantes o disidentes


como se les llamaba en aquél tiempo, pasaron a tener un espacio dentro de la
sociedad chilena; aunque restringida la manifestación pública de su fe, ellos
lograrán durante este período (1817-1823), la obtención de algunos privilegios
religiosos. Esto hubiese sido impensable apenas algunos años antes. Durante
este período, creció en forma significativa la cantidad de extranjeros
provenientes de los países anglosajones que llegaban al país a radicarse, sobre
todo en Valparaíso. La gran mayoría de ellos, motivados por las expectativas
comerciales que se abrían al desaparecer el candado español, que aunque en los
últimos años de la Colonia, España entreabrió las puertas de su imperio a las
grandes potencias europeas, sin embargo, mantuvo ciertas limitaciones al
comercio.

Este aumento significativo de los protestantes residentes en el país,


como ya vimos, estuvo ligado a las expectativas comerciales. Pero a diferencia
de lo que ocurrió en la Patria Vieja, en que fueron los ciudadanos
estadounidenses los más numerosos e influyentes; a partir de este período,

130
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

denominado la Patria Nueva, los extranjeros que tuvieron una mayor y


creciente influencia, fueron los ciudadanos británicos, los que sobrepasaron a
los norteamericanos en número y capital. Sin embargo, no se produjo una
rivalidad, abierta por lo menos, entre los residentes de ambas naciones, por el
contrario, pareciera ser, que la unidad de lengua y por compartir el
protestantismo como religión, les hacía en muchas oportunidades participar
unidos, en especial, cuando se trataba de asuntos religiosos, para defender u
obtener ciertos privilegios en esa materia.

La creciente influencia alcanzada por los protestantes, sin duda, que se


vio allanada por la gestión del Director Supremo, Bernardo O’Higgins; quién,
con su liberalismo permitió que éstos obtuvieran algunos privilegios, para
mantenerlos fieles a sus planes económicos, para así financiar las operaciones
militares que se debían desarrollar para asegurar la independencia nacional.

Para asegurar la independencia de Chile, O’Higgins y san Martín


tenían claro que debían terminar con la presencia española en el océano
Pacífico y en el Perú; para lo cual debían conformar una poderosa escuadra,
con marinos experimentados; de los que Chile carecía. Es por ello que el
gobierno chileno decidió buscar en Inglaterra y otros países europeos, tanto los
buques cómo los hombres que los comandaran; encontrando y contratando al
mejor marino vivo de su época, el escocés Thomas Cochrane.

Tanto Ricardo Donoso como Luis Valencia Avaria7, concuerdan que


O’Higgins era liberal en religión, pero, el segundo aclara esta afirmación, al
sostener que este liberalismo religioso del Director Supremo no significaba que
hubiese abandonado su religiosidad católica, sino que, manteniéndola, ésta se
vio enriquecida con su estadía en Inglaterra, en donde se desprendió de los
ribetes de fanatismo y superstición que tenía el catolicismo español. Por tanto,
la religiosidad del Director Supremo provocaba la suspicacia de los sectores
más conservadores de la sociedad chilena, que ante sus ojos, no era más que un
disfraz para ocultar su falta de fe e incluso les causaba sospechas su tolerancia
y acercamiento a los protestantes residentes.

7
Donoso, Ricardo, op. cit., Valencia Avaria, Bernardo O'Higgins el Buen
Genio de América, pp. 225-226.

131
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

En este sentido, Jay Kins Bruner8, afirma que la concesión de


privilegios religiosos a los extranjeros de fe protestante era una demostración
del grado de influencia que éstos habían alcanzado hacia fines de 1819; pero
también era una muestra del espíritu liberal de nuestro padre de la patria.

Ricardo Donoso nos llama la atención ante el hecho de que O'Higgins


se haya opuesto a la inclusión de una afirmación de carácter religioso en la
Declaración de Independencia en favor del exclusivismo católico, y que por el
contrario, estaba dispuesto a incluir una manifestación en pro de la tolerancia9,
pero sus intenciones de lograr un espacio para los protestantes dentro del país
tenían que chocar con la profunda religiosidad católica heredada de la Colonia.
Ante esta situación, se vio presionado por los propios protestantes que le
pedían un mayor grado de libertad religiosa, permitiéndoles levantar capillas en
donde celebrar sus cultos y el reconocimiento oficial de éste, en ambos casos
O'Higgins no les pudo satisfacer sus deseos porque temía la reacción de la
aristocracia santiaguina, que ya estaba molesta con él por las concesiones que
ya les había otorgado a los disidentes y por sus enfrentamientos con el clero,
esto sin contar los motivos políticos y sociales que tenían en contra del
Director Supremo.

A la importancia económica alcanzada por los protestantes dentro de


las actividades comerciales y de transporte marítimo, sumaban como fuente de
presión ante el gobierno, la neutralidad de sus gobiernos ante el conflicto con
España. En este caso eran los británicos los más beneficiados, ya que, el
gobierno chileno no había obtenido el reconocimiento de su independencia por
parte de Gran Bretaña, lo cual era de mucha importancia para O’Higgins,
porque tenía que asegurarse la neutralidad de la flota británica que operaba
frente a nuestras costas, además, con su reconocimiento se aseguraría el éxito
internacional de la independencia, al aislar a España, quitándole uno de sus
principales aliados. Aprovechando esta situación, los protestantes pidieron al
gobierno la creación de un cementerio para sus muertos, el 30 de noviembre de
1819 le dirigieron una carta a O'Higgins para que les permitiera comprar
8
Kinsbruner, Jay. La Influencia Política de los Mercaderes Británicos Residentes en
Chile Durante la Administración de O'Higgins, 1817-1823. Universidad de Concepción,
Facultad de Educación Humanidades y Arte, mimeo.
9
Donoso, Ricardo, op. cit., p. 6.

132
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

terrenos en Santiago y Valparaíso en donde pudieran enterrar a sus muertos, de


acuerdo a los ritos de su fe protestante.

Esta petición fue hecha en un momento clave para que fuera


respondida positivamente, pues, el gobierno estaba necesitando la ayuda
pecuniaria de los extranjeros residentes para poder financiar, en parte, los
gastos que requería la expedición libertadora al Perú. La carta estaba firmada
por los cuarenta y cinco extranjeros más destacados del país, la mayor parte de
ellos dedicados a actividades comerciales, en su mayoría eran británicos, pero
también aparecen las firmas de residentes estadounidenses y alemanes. Sin
embargo, lo que más llama la atención, es el hecho de que la lista de firmas
esté encabezada por el comandante de la flota británica en el Pacífico, W. H.
Shirref, lo que demuestra la abierta presión que ejercía la comunidad británica
sobre el gobierno chileno al utilizar a la flota como argumento para conseguir
algún asunto, mientras su nación no reconociera la independencia nacional.
Además nos demuestra, la existencia de cierto grado de cohesión y solidaridad
entre los protestantes, por sobre las diferencias nacionales.

La promulgación del decreto que autorizó a los protestantes para que


compraran un terreno para destinarlo a cementerio, el 14 de diciembre de 1819
fue el mayor privilegio en materia religiosa que obtuvieron los extranjeros
residentes en el país, debieron pasar muchos años para que éstos volvieran a
conseguir un privilegio de esa clase. Los pormenores del debate que se entabló
a causa de la promulgación de este decreto se encuentran en la obra de Ricardo
Donoso10. Los protestantes tendrán que esperar algunos años para poder
dedicar su cementerio en Valparaíso, y tendrán que esperar hasta el año 1855
para poder contar con un lugar en Santiago, en donde pudieran darle un
entierro digno a sus muertos.

El espacio ganado por los protestantes dentro de la sociedad chilena sin


duda estuvo coadyuvado por el decaimiento del clero católico, que a causa de
la guerra de la independencia y su opción por el bando realista, lo que hizo que
sus principales dirigentes tuvieron que partir del país. La Iglesia Católica
perdió parte importante de su prestigio social y además ya no contaba con los

10
Donoso, Ricardo, op. cit., pp. 60-63.

133
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

medios humanos y económicos como para realizar su obra evangelizadora, por


lo que, no tenía la fuerza ni la influencia como para impedir la penetración
protestante en territorio chileno.

Pero cabe preguntarse, si esta situación de tolerancia que existía de


facto, iba acompañada por una legislación que la consagrara jurídicamente. Al
revisar las constituciones promulgadas por O'Higgins en 1818 y 1822, nos
damos cuenta, que el exclusivismo religioso a favor de la Iglesia Católica
seguía vigente, pero en la de 1822, fueron incluidos dos artículos que permitían
un cierto grado de tolerancia hacia los disidentes, el artículo 215 expresaba: "A
nadie se castigará por pensamiento, ni por manifestación de ellos, cuando no
contengan calumnias, o excitaciones a los crímenes"11. Y el artículo 221
establecía que: "en ningún caso ni por circunstancias, sean cuales fueses, se
establecerán en Chile las instituciones inquisitoriales"12; asegurando de esta
manera a los extranjeros residentes y que profesaban el protestantismo, que no
iban a ser molestados por sus creencias.

En el capítulo I mencionamos la labor hecha por Diego Thomson,


como agente de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y como difusor del
sistema lancasteriano, que era la misión oficial por la que había sido contratado
por el gobierno chileno. Este hecho es sintomático, ya que nos demuestra que
los patriotas estaban dispuestos a permitir la tolerancia religiosa en el país, para
así poder atraer a los protestantes anglosajones que en aquel tiempo estaban a
la cabeza de los adelantos tecnológicos. Los criollos querían hacer de Chile un
país moderno, o "civilizado" por tanto, era clave contar con su experiencia en
los negocios, su instrucción y sus capitales. En aquella época se decía que las
naciones protestantes representaban el ejemplo práctico que se debía imitar,
por lo que era necesario crear el espacio religioso necesario en el país para que
los habitantes de esas naciones que llegaran a Chile, les fuera atractivo
radicarse en él. Este era el sentir de los patriotas y de su gobierno encabezado
por O'Higgins, y a partir de entonces, durante todo el siglo XIX, los sectores
liberales de la sociedad tratarán de incentivar la inmigración desde los países
protestantes.

11
Donoso, Ricardo, op. cit., pp. 7-8.
12
Donoso, Ricardo, op. cit.

134
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

Entre los extranjeros de fe protestante que llegaron a Chile durante el


gobierno de O’Higgins, se encuentra a May Graham; destacada testigo, tanto
de los acontecimientos políticos y militares, como de la vida cotidiana, cultura
y de la naturaleza chilena del periodo, que observó con sus propios ojos, y que
dejó registrada en su diario de viaje; el cual se ha constituido en una
inapreciable fuente histórica, desde una perspectiva externa, sobre el gobierno
de O´Higgins y el Chile de la Independencia.

THOMAS COCHRANE
El más grande héroe de la Armada chilena13

En noviembre de 1817, el Agente chileno en Londres, José Antonio Álvarez


Condarco, entraba en contacto con el mayor héroe naval británico vivo,
después del gran Almirante Nelson; Thomas Cochrane; quien en ese
momento ejercía cómo un popular diputado del partido liberal,
representando a Westminster en la Cámara de los Comunes del Parlamento
británico; y que se encontraba expulsado de la marina, que lo había privado
de todos sus grados y honores. Álvarez, a nombre del gobierno chileno, le
ofreció el cargo de Comandante en Jefe de la Armada chilena, para luchar
contra la flota española presente en las costas sudamericanas del océano
Pacifico, y que ponía en peligro la independencia nacional. Cochrane aceptó,
con la única condición, de él elegir su oficialidad entre marinos ingleses de
su confianza, lo cual fue aceptado por el agente chileno.

13
Fuentes: Cochrane, Thomas. Memorias de Lord Cochrane, Conde de Dundonald;
Lima, Perú, 1863. Bilbao, Manuel. Advertencia; en Memorias de Lord Cochrane;
Lima, Perú, 1863. Academia Chilena de la Historia. Archivo de don Bernardo
O’Higgins; Correspondencia del Comandante en Jefe de la Escuadra Chilena Thomas
Alexander Cochrane; “Dundonald Papers” Archivo Edimburgo; tomos XXXV al
XXXVII; Santiago, Chile, 2001, 2005 y 2008. Graham, Mary. Diario de mi residencia
en Chile en 1822. Editorial América, Madrid, España, s/f. Barros Arana, Diego.
Historia General de Chile; tomos XII y XIII, Santiago, Chile, 1894. Lago, Tomás. La
viajera ilustrada. Vida de María Graham; Planeta, Santiago, Chile, 2000.

135
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Entre los años 1818 y 1822 Cochrane sirvió lealmente al gobierno chileno,
durante este periodo se transformó en el héroe patriota más aclamado por el
pueblo chileno, superando en popularidad al General José de San Martín y al
Director Supremo Bernardo O’Higgins. Sus victorias asombrosas, casi
milagrosas, ante la fuerza naval española, que era mucho más poderosa, en
hombres, cañones, barcos y experiencia en las aguas del Pacífico; le dieron
fama mundial, y lo transformaron en el terror de los marinos españoles, que
le apodaron el diablo. A tanto llegó su audacia, valor e ingenio militar, que
fue capaz de eliminar por completo de las costas americanas, desde
California a Tierra del Fuego, a todos los barcos de la armada española; y de
paso, transformó a Chile, en la mayor potencia naval de las costas del
Océano Pacífico de Norte y Sudamérica.

Pero estos magníficos triunfos también le trajeron roces y enemistades


dentro del propio bando patriota; siendo San Martín, su principal contendor
en estas disputas intestinas; al cual nunca le perdonará su intento de
apoderarse de los buques de la escuadra chilena, para traspasárselos al
gobierno del Perú, que el propio San Martín regía; además de las diferencias
que tenía con el General del Ejército Libertador, sobre la estrategia que
debía llevarse a cabo en contra de las fuerzas españolas en territorio
peruano; pues Cochrane, era partidario de atacar rápidamente a las fuerzas
realistas, aprovechando la sorpresa, antes de que se reorganizasen; cosa que
San Martín desestimó; lo que a la larga perjudicó el avance de la causa
patriota, estancándose, y solo con la llegada del ejército de Simón Bolívar,
que compartía la visión estratégica de Cochrane, el Perú logró su
independencia plena; y San Martín volvió a Chile en 1822 sin cumplir en
plenitud con su plan libertador, a diferencia de Cochrane, que también
regresó a Chile en 1822, pero lleno de triunfos, popularidad, y con sus
objetivos militares plenamente realizados.

desilusionado completamente de la elite conservadora gobernante, decide


abandonar Inglaterra, poniendo un aviso en la prensa londinense, ofreciendo
sus servicios de marino a cualquier nación que lo necesitase, para luchar por
su independencia nacional; es así que conoció al agente chileno en Londres,
decidiéndose por aceptar su propuesta, embarcándose con su esposa y dos
hijos para Chile en 1818, llegando a Valparaíso a bordo de la fragata inglesa

136
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

Rosa, el 28 de noviembre, donde es recibido por el propio Director


Supremo, Bernardo O’Higgins.

Su llegada no estuvo exenta de polémicas y agrias disputas, tanto en el seno


de la elite criolla, como entre la alta oficialidad de la Armada chilena¸ que le
cuestionaban su religión protestante, el ser extranjero y el hecho de
desplazar al Almirante Manuel Blanco Encalada, del comando de la
Escuadra; pero tanto O’Higgins, cómo San Martin y el Propio Blanco
Encalada lo apoyaron decididamente para que asumiera el mando absoluto
de toda la flota, en consideración de su innegable y extraordinario
curriculum, que lo transformaban en el mejor hombre que se podía encontrar
en el planeta, para comandar la naciente escuadra chilena, y llevarla al
triunfo total sobre la escuadra española.

El 22 de diciembre Thomas Cochrane izó su insignia de comandante en jefe


de la escuadra chilena, en la fragata O’Higgins, la cual había sido capturada
por Blanco Encalada en Talcahuano. El 16 de enero de 1819 comenzó sus
operaciones navales, dirigiéndose con la escuadra hacia el Perú, pero al poco
tiempo de zarpar, frente a Coquimbo, estalló un motín en el Chacabuco, el
que, después de cuatro días fue controlado por los oficiales con la ayuda de
algunos soldados, y los amotinados fueron llevados a puerto para su
enjuiciamiento. Durante los meses que duró la misión, Cochrane aprovechó
los días en altamar para entrenar y disciplinar a sus marinos y soldados,
tanto en sus labores a bordo, cómo en el uso de las armas y en ejercicios de
maniobras y batallas; castigando severamente cualquier acto de indisciplina;
cuando logró habituarlos a su exigente plan de trabajo diario, le repartió el
vestuario oficial, como premio a su desempeño; lo que quedó demostrado,
cuando les tocó batirse en batalla, con orden y excelente desempeño.

El plan era llegar hasta el puerto del Callao, y allí atacar el puerto y barcos,
y lograr la captura de la mayor cantidad posible de ellos, junto con sus
botines, además de repartir propaganda y espías por toda la costa del sur del
Perú, todo lo cual lo realizó exitosamente, regresando a Valparaíso en Junio
de 1819. En septiembre volvió nuevamente a atacar el Callao y la flota
española que allí se encontraba; logrando bloquear el puerto, pero
fracasando en su plan de utilización de cohetes para atacar a la flota

137
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

española, debido a la pésima calidad de los proyectiles; pero a pesar de ello


logró apresar algunos buques españoles, e inmovilizando a los demás en el
puerto; situación que aprovechó para dirigirse por la costa norte peruana
hasta Guayaquil, donde capturó varios barcos mercantes, con su botín;
después de lo cual regresó con la flota a Valparaíso, y él solo con la
O’Higgins, se dirigió a Valdivia, atacándola por la costa, y recabando
información estratégica para su posterior captura.

La mayor hazaña de Cochrane en aguas chilenas, fue la captura por tierra,


del mayor complejo portuario-militar español al sur del Perú, los fuertes de
Valdivia, con solo trecientos hombres, en un ataque anfibio, entre los días 3
y 4 de febrero de 1820; en que uno a uno, fueron cayendo todos los fuertes
españoles, en un ataque sorpresivo por tierra, para lo cual no estaban
preparados; quedando todos en manos chilenas. Desde Valdivia se dirigió a
Chiloé, con el fin de conquistarlo, pero debido a su escases de armas,
municiones y hombres, fracasó en su intento, debiendo regresar a
Valparaíso, sin antes asegurar el dominio chileno sobre las ciudades de
Valdivia y Osorno, al derrotar completamente a las fuerzas realistas allí
apostadas.

De regreso a Valparaíso se incorporó a la expedición libertadora del Perú


comandada por el general José de San Martín, a quien, junto con su ejército,
debía transportar, proteger y apoyar por mar, de acuerdo a la planificación
realizada por el general; zarpando el día 20 de agosto de 1820, con ocho
buques y dieciséis barcos de transporte; pero antes de ello, se había
preocupado de enviar a sus hijos a estudiar a Inglaterra, acompañados de su
esposa, la cual debía regresar a Chile, para reencontrarse con él, en la
hacienda que había adquirido en Quintero. Después de desembarcar un
destacamento en Pisco, al sur de Lima y el resto del ejército lo efectuó en
Huacho, al norte de Lima. Una vez realizado esto, Cochrane bloqueó por
tercera y última vez, al puerto del Callao, logrando allí la proeza de capturar
al mayor buque de guerra de la escuadra española en Sudamérica, la fragata
Esmeralda, utilizando solo botes y la oscuridad de la noche; en la batalla,
Cochrane recibió dos heridas, una cerca de su columna; pero pese a ello,
siguió dando órdenes, hasta lograr el triunfo. Esta victoria trajo la
desmoralización en toda la flota realista y en los soldados del puerto, los

138
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

cuales después de un estricto bloqueo, se rindieron, el 19 de septiembre de


1821, tomando San Martín posesión de él. En el intertanto, Cochrane logró
persuadir a San Martín, para que el ejército realizara una campaña en el sur
del Perú, para que se conquistaran ciudades y puertos, y logara así apoyo
estratégico y popular para la expedición libertadora, lo que se logró
exitosamente.

Lamentablemente debido a sus diferencias con respecto a la estrategia para


conquistar Lima, Cochrane se enemistó profundamente con San Martin; el
cual confabuló contra él para arrebatarle el mando de la Escuadra y la toma
de sus buques, lo que Cochrane logró conjurar, gracias a la lealtad de la
mayoría de sus oficiales y marinos. Pero San Martín le respondió quitándole
todo apoyo logístico y de suministros, por lo que Cochrane se vio en la
obligación, de atacar algunos barcos, apropiándose de los dineros que
transportaban, para así pagar sueldos adeudados a su tripulación, y
suministrarse alimentos y recursos, para poder mantenerse en el mar. Debido
a estas profundas diferencias, Cochrane optó por dirigirse hacia Guayaquil,
para reparar sus barcos y proseguir en la persecución de los últimos buques
españoles que aún permanecían en el Pacífico sudamericano.

En su caza de los buques españoles, Cochrane alcanzó hasta Acapulco y


California, barriendo con todo vestigio de presencia naval española a su
paso; regresando al Callao, donde no es recibido por San Martin, ni se le
permitió reabastecerse, a lo que Cochrane respondió con la captura de la
goleta Moctezuma, que estaba al servicio del Perú, gobernado por San
Martín. Ante esta ruptura definitiva con el general, y habiendo cumplido
todos sus objetivos, regresó a Chile, en junio de 1822. Siendo recibido con
honores, medallas, fiestas y la fama popular. En Chile tiene el honor de
haber traído el primer buque de guerra propulsado por vapor, el Rissing Star,
que navegó por primera vez entre Valparaíso y Quintero.

Cochrane, pese a todos sus servicios a Chile, no recibió un solo peso de su


sueldo, retirándose del país, el 18 de enero de 1822, para no verse envuelto
en las guerras intestinas; dirigiéndose a Brasil, donde sirvió como Almirante
de la escuadra Brasileña, y más tarde hará lo mismo en Grecia, para regresar
finalmente a Inglaterra en el año 1828, en donde el gobierno liberal le

139
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

restituirá en la Armada, en el año 1830 y la Corona le repondrá su


condecoración y su título nobiliario; otorgándole además, en el año 1851, el
rango de Almirante, y el gobierno chileno le pagara todos sus sueldos
adeudados y le repondrá en el escalafón naval; falleciendo en Londres el 31
de octubre de 1860, siendo enterrado como héroe en la Abadía de
Westminster.

MARY GRAHAM
La ilustrada viajera inglesa, testigo de la Independencia Nacional14

En la madrugada del domingo 28 de abril del año 1822, recalaba en el puerto


de Valparaíso, la fragata de la armada británica, Doris, con su bandera izada
a media asta, pues traía con ella, al interior de un barril de wiski, el cuerpo
sin vida de su capitán, Thomas Graham, fallecido en las turbulentas aguas
del Cabo de Hornos, fruto de una enfermedad, contraída en Brasil; y
acompañándolo, se encontraba su viuda, Mary, quien el día siguiente
desembarca, para enterrar a su marido en un fuerte chileno, de acuerdo al
rito religioso presbiteriano, gracias al gentil ofrecimiento del Gobernador de
la ciudad puerto, José Ignacio Zenteno.

Mary Graham se quedó en Chile por nueve meses, siendo una testigo
privilegiada de los sucesos acontecidos en ese período en el país, entrando
en contacto con O’Higgins, San Martín y Cochrane; presenciando el fin de

14
Fuentes: Graham, Mary. Diario de mi residencia en Chile en 1822. Editorial
América, Madrid, España, s/f. Barros Arana, Diego. Historia General de Chile; tomo
XIII, Santiago, Chile, 1894. Lago, Tomás. La viajera ilustrada. Vida de María
Graham; Planeta, Santiago, Chile, 2000. Lara, Martín. Viaje y Representación: El caso
de Mary Graham, trayectoria de una viajera romántica; Boletín de Historia y
Geografía, N° 20, 2006, pp. 171-204. Bintrup, Lilianet. María Graham: El Almendral,
Urbanidad-Sociabilidad engañosa; Anales de la literatura chilena, N° 21, 2014, pp.
61-80. Vergara, Constanza. “Yo, tan aficionada a ver todas las cosas” Propuesta de
lectura de Diario de mi Residencia en Chile en 1822 de Mary Graham; Persona y
Sociedad, Vol. XX, N° 2, 2006, pp. 83-93. Wikipedia. Maria Callcott,
http://es.m.wikipedia.org/wiki/Maria_Callcott 07 de octubre de 2014.

140
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

esta triple alianza, que había permitido la derrota definitiva de España en


Chile y en el océano Pacifico hispanoamericano, desde California hasta el
Cabo de Hornos; saliendo de Chile, el 18 de enero de 1823, acompañando a
Cochrane, diez días antes de que O’Higgins abdicara a su gobierno, para
evitar la guerra civil. Todo lo que ella vivió en ese periodo, lo dejó
registrado en su Diario de mi residencia en Chile en 1822, una fuente
histórica inapreciable, que desde su condición de extranjera y mujer observa
y registra todo lo que sus ojos ven, en un Valparaíso y un Santiago, que
transitaban con todo Chile, desde una pobre sociedad hispanocolonial,
localizada en los últimos extremos del occidente cristiano, hacia una
sociedad más moderna y prospera, integrada más directamente a la
modernidad anglosajona liderada por Inglaterra y secundada por Estados
Unidos.

La llegada de Mary a Valparaíso, con su corazón destrozado, tuvo marcada


por la Providencia, pues cuando la Doris ingresó al puerto esa mañana de
domingo de abril, se encontraba fondeado el bergantín Galvarino, que la
armada chilena había comprado a la marina británica; y que ella reconoció
inmediatamente, pues ese era el buque que su esposo Thomas, capitaneó por
primera vez en la India, y viajó con ella recorriendo las indias orientales
hacia doce años atras, cuando llevaba el nombre de Hecate. Ella llegó
decidida a quedarse un buen tiempo, acompañando a su marido en la tierra
en que iba a quedar enterrado su cuerpo.

Pese a todas de las recomendaciones de chilenos y extranjeros, Mary


arrienda una casita en el popular sector del Almendral, lejos del bullicio y
ajetreo del puerto; pues ella quería estar sola, en silencio, pese a los
supuestos peligros de ladrones y asesinos, que ella desestima; demostrando
así su carácter independiente; además le atrae ese lugar porque está más
rodeado de la naturaleza, con huertos, cerros y jardines. Desde el primer día
que llega al puerto, comienza a escribir su diario de viaje, registrando todo
lo que le llama la atención y comparándolo con lo que conoce. Entra en
contacto con sus vecinos y vecinas, se fija en la arquitectura, estilos,
materiales, jardines, costumbres, comidas, salubridad, modas, bailes,
canciones, la religiosidad católica, la naturaleza, la flora nativa, etc. Todo le
impresiona, algunas cosas agradablemente, como la geografía, las flores, las

141
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

plantas medicinales, los animales de corral, el agradable clima, la belleza de


las mujeres chilenas, sus finos modales, la habilidad extraordinaria del huaso
para montar, la buena calidad del vino; otras le llaman la atención de manera
desagradable, como la oscuridad de las casas, la costumbre de escupir en los
salones, la ausencia de farmacias, la socialización en los dormitorios, la
falta de cortinas en las ventanas, la costumbre de tomar mate en rondas con
una sola bombilla, y por supuesto, el culto a las imágenes de los santos y
advocaciones de la virgen.

Se relacionó con extranjeros y chilenos de todas las clases sociales, pero


muy particularmente con la alta oficialidad de los barcos británicos; así en
julio, entra en contacto con el Vicealmirante de la Armada Chile, Thomas
Cochrane, a quien había conocido en Inglaterra, donde no le había
provocado una buena impresión; pero en los meses en que van a compartir
más íntimamente, cambiará completamente su impresión, tornándose en su
admiradora, por su genio militar, audacia y valor como marino; además de
don de mando y carisma sobre su tripulación. Llegando a empatizar
completamente con él, y es a través de él que juzga negativamente a José de
San Martín, como un hombre ambicioso de poder e inescrupuloso,
conociéndole en Valparaíso, cuando este llega desde el Perú; encontrándolo
inteligente, carismático y físicamente agradable, destacando por su estatura
y delgadez, pero de modales amanerados y poca educación. A O’Higgins le
conoce en Santiago, a quien describe físicamente, como un típico irlandés,
pequeño, grueso de tronco, rubio, ojos azules, y que por la pequeñez de sus
manos y pies denotaba su sangre indígena; destacando su sinceridad, buenas
intenciones como gobernante; pero lamentablemente rodeado por asesores y
amigos que perseguían intereses egoístas, cómo su ministro de hacienda
Rodríguez Aldea; y el propio San Martín.

Su opinión de la clase dirigente chilena fue negativa, pues consideró que era
un grupo de comerciantes, que gobernaba el país pensando sólo en sus
intereses comerciales y no en los intereses de todo el país, lo que repercutiría
negativamente en el futuro desarrollo político y económico de Chile.
Igualmente, consideraba que las constituciones que O’Higgins se había dado
para gobernar, no eran realmente aplicables en el Chile de la época, pues

142
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

estaban inspiradas en un revoltijo de ideas extrañas a la cultura e


idiosincrasia chilena.

En su visita a Santiago en el mes de septiembre, Mary sufrió uno de sus


periódicos ataques de tuberculosis, quedando postrada varios días, y lo peor
para ella, le impide continuar con su viaje hacia Concepción, como era su
intención. Su regreso a Valparaíso, ya no es montada a caballo, como fue su
viaje de ida, sino que por su delicada salud, regresa en una calesa, pasando
por El Monte y Talagante, donde aloja en la ruca del cacique del lugar, y
entra en contacto con las costumbres mapuches.

En Valparaíso, le tocó vivir la experiencia de los temblores y un terremoto el


día 19 de noviembre, pasadas las diez de la noche, cuya duración fue de
alrededor de tres minutos; y que sus réplicas se extenderán hasta el mes de
diciembre; tanto el terremoto, como algunos de los temblores previos y
algunas de sus réplicas, iban acompañados de fuertes ruidos subterráneos.
Esta experiencia es completamente nueva para ella, dejándole la sensación
de un desagradable mareo, y con la desagradable sensación, de sentir la
imposibilidad de refugiarse en ninguna parte, pues le parece que los
cimientos mismos de la tierra se desmoronan. De hecho casi todas las
viviendas y edificios de Valparaíso y villas cercanas se derrumbaron o
quedaron en muy mal estado. Entre las observaciones que ella realizó sobre
el terremoto, destaca la del levantamiento de la costa en varios lugares,
llegando incluso hasta los tres metros; lo cual fue corroborado por Cochrane,
quien observó este fenómeno personalmente en varios lugares de la costa;
especulando entonces, que los terremotos eran los causante del
levantamiento de las montañas; lo que fue aceptado científicamente casi un
siglo más tarde.

Al momento del terremoto, ella se encontraba de visita en la hacienda de


Cochrane en Quintero, Cochrane se encontraba a bordo de la fragata
O’Higgins en Valparaíso y el propio O’Higgins se encontraba en el edificio
de la gobernación, y casi perece aplastado por una muralla que se le vino
encima; y juntos organizaron los auxilios a la población del puerto. A partir
del terremoto, Mary decide volver a Inglaterra, pues, aunque su casita en El
Almendral había resistido bien el violento sacudón; el dueño de la

143
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

propiedad, de manera inconsulta la arrendó a unos comerciantes ingleses,


dejándola sin casa donde alojarse, siendo Cochrane quien la socorrió,
ofreciéndole alojamiento en su hacienda, que pese a que también había
sufrido la destrucción de las casas, armó un campamento de carpas a orillas
del mar. Allí vivirá hasta su partida del país, aceptando la invitación que le
hizo Cochrane, quien también se retiraba definitivamente de Chile.

El día 18 de enero de 1823, en medio de la crisis del gobierno de O’Higgins,


que estaba a punto de llegar a su fin, Mary, acompañada de Cochrane y otros
oficiales ingleses, además de un primo que se encontraba enfermo, se va de
Chile en el bergantín inglés Colonell Allen, que los dejó en Brasil, donde
Cochrane se reencuentra con su esposa, y en donde él prestará sus servicios
en la lucha por la independencia de ese país. Mary se quedará allí hasta
septiembre del año 1825, sirviendo incluso por un breve tiempo cómo
institutriz al servicio de la familia imperial; y escribiendo un nuevo diario de
viaje, sobre esta nueva experiencia.

3. La libertad religiosa en el período de la lucha por la organización


del Estado (1823 – 1829)

Estos siete años de la historia de Chile que se extienden desde la abdicación de


O’Higgins hasta la reacción conservadora de 1829, y que comúnmente se les
ha catalogado como el período de la anarquía, han sido quizás, sobre los cuales
más han debatido nuestros historiadores, acerca de su carácter y significado.
Sin duda, que los numerosos y aparentemente confusos sucesos ocurridos en
este período, son el resultado de nuestra independencia, que fue un
acontecimiento grandioso y que por lo tanto, necesariamente sus consecuencias
tenían que proyectarse por varios años, ya fueran éstas positivas o negativas.

La inestabilidad política reinante durante estos años, y que para Julio


Heise no es más que el fruto de la descolonización una vez conseguida la
independencia de España15 y con todo lo que ello implicaba, como eran la falta
de experiencia política de la élite, la existencia de varios bandos que se

15
Heise, Julio. Años de Formación y Aprendizaje Políticos, 1810-1833,
Universitaria, Santiago, 1978; pp. 32-42.

144
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

peleaban entre sí por llegar al poder, el idealismo reformista que pretendía


cambiar todo lo existente que tuviera resabios coloniales. Además, el que
fueran los intelectuales y los militares los que tuvieran en sus manos el poder, y
no el sector más aristocrático de la sociedad, todo esto, se confabulaba para
hacer de este período, uno de los más convulsionados de la historia del pueblo
chileno.

Pero por sobre el aparente caos reinante, este período legó a la historia
de Chile el afianzamiento del sistema republicano y la independencia completa
de todo el territorio nacional. Una serie de conceptos jurídicos e institucionales
fueron incorporados a la vida política nacional, la mayoría de los cuales han
seguido hasta el día de hoy. Entre estos tenemos, los conceptos de soberanía
nacional y régimen representativo, "que quedaron como los fundamentos
indispensables de cualquier tipo de organización"16. Otro concepto que nos fue
legado por este período, fue el de la división de los poderes del estado y de su
correspondiente independencia, surgiendo el congreso, el poder judicial y el
ejecutivo, con las características básicas que les conocemos hoy.

Un aspecto relevante dentro de la institucionalización de los nuevos


conceptos políticos incorporados al país, fue la legitimación de los derechos
individuales, los que fueron elevados a una categoría constitucional, entre
ellos, los más importantes; libertad, igualdad, derecho de propiedad y libertad
de conciencia, aunque esta última mantuvo algunas limitaciones. La irrupción
de todos estos nuevos conceptos e instituciones políticas, en un país donde no
se habían puesto en práctica antes, y que además, estaba viviendo una etapa
convulsionada, sólo demostrarían su eficacia años más tarde, cuando exista un
clima de tranquilidad.

El desplazamiento del sector conservador del poder, por parte de los


intelectuales y militares que habían conseguido su propósito de independizar al
país, y que estaban impregnados por la ideología liberal y republicana, permitió
el establecimiento de un cierto grado de tolerancia, e incluso, en este sentido,
los legisladores y gobernantes de este período, en su mayoría, estaban de
acuerdo en establecerla legalmente, lo que se hizo en la ley de garantías

16
Heise, Julio, op. cit.

145
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

aprobadas por el Congreso de 1825. Esta ley establecía en el artículo cuarto


que "ninguno puede ser perseguido por meras opiniones", declaración que fue
criticada por el sector conservador de la sociedad chilena, por considerar que se
estaban abriendo las puertas a la inmoralidad y al ateísmo.

Hacia fines del período, en 1828, la Constitución Liberal redactada por


José Joaquín de Mora, fue el documento jurídico que con mayor claridad
abordó este tema, ya que mientras establecía en su artículo tercero, que la
religión de Chile era la católica romana, con exclusión del ejercicio público de
cualquiera otra, inmediatamente agregaba en el siguiente, que "Nadie será
perseguido ni molestado por sus opiniones privadas".

El número de protestantes era insignificante, además de ser el


protestantismo, la religión de los extranjeros residentes, situación que no varió
hasta la segunda mitad del siglo XIX. A los líderes criollos, en general, no les
interesaba implantar la fe protestante dentro de la población chilena, a ellos les
importaba atraer hacia Chile a los extranjeros provenientes de los países
europeos o de los Estados Unidos, para aprovechar sus conocimientos y
aptitudes en bien del desarrollo nacional. Por tal razón, se puede sostener que
ese era el principal objetivo de promulgar aquellas débiles declaraciones de
tolerancia.

En el año 1826 llegó al país el agente de la Sociedad Bíblica Británica,


Lucas Matthews, el que no fue molestado en su trabajo de distribución de
Biblias y otros escritos en donde se presentaba la doctrina protestante. Esta
labor prácticamente impune de este "Colportor", se vio allanada por la libertad
de imprenta de difusión de las ideas que existió en aquellos años. La
Constitución de 1822, en su capítulo cuarto, trataba acerca de la administración
de justicia y de las garantías individuales, en el artículo 224 consagraba, "la
libertad de las conversaciones privadas" y en el 225 establecía que "Es libre la
circulación de impresos en cualquier idioma; pero no podrán introducirse obras
obscenas, inmorales e incendiarias", estos preceptos fueron mantenidos por
todas las constituciones del período. En consecuencia la labor de los
colportores de la Sociedad Bíblica estaba salvaguardada legalmente, ya que las
obras que repartían, no podían ser acusadas de inmorales, obscenas o
incendiarias.

146
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

A nadie se le ocurría que esta labor de los colportores pusiera en


peligro la catolicidad del pueblo chileno, al contrario, era bien mirada su labor
incluso por algunos sacerdotes, lo que se explica por el decaimiento general de
la Iglesia Católica Romana durante estos años, pero esta situación iba a llegar
abruptamente a su fin con la revolución de 1829, con la que los sectores
conservadores de la sociedad terminaron con la inestabilidad política reinante e
impusieron nuevamente los antiguos valores sociales de la Colonia que habían
sido quebrantados con la independencia. Este sector para lograr consagrar su
triunfo en forma duradera, restituyo a la Iglesia en el sitial de honor que tuvo
hasta antes de 1810, pues ella representaba el orden social existente en la
sociedad chilena hasta esa fecha y que los conservadores querían restituir
dentro de la naciente república.

4. Los protestantes un elemento necesario para la organización


nacional. (1830-1865)

Con la llegada al poder de las fuerzas conservadoras lideradas por el


comerciante Diego Portales, el país inicio una etapa de consolidar de sus
instituciones políticas, basándose en la experiencia de los años anteriores, el
régimen conservador puso en marcha un sistema autoritario en lo político y
progresista en lo económico, que asegurará la estabilidad política la que a su
vez permitió la existencia de un ambiente propicio para las actividades
económicas.

Durante este período, el "Partido Pelucón", logró hacer retornar al país


a una situación de tranquilidad semejante a la que existía durante la colonia,
para lograr este objetivo, los conservadores dotaron al ejecutivo con amplias
atribuciones políticas, pudiendo incluso suspender el imperio de la constitución
si así lo estimaba conveniente para mantener la tranquilidad pública. Mediante
este expediente, fue eliminada la oposición política, los enemigos del régimen
fueron perseguidos, desterrados o exiliados, dicha tranquilidad fue puesta en
peligro seriamente en dos oportunidades durante el gobierno de Manuel Montt,
en 1851 y 1859, pero en ambas ocasiones, el gobierno conservador logró
imponerse por sobre sus adversarios.

147
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Simón Collier en su estudio sobre el conservantismo chileno17, pone de


manifiesto que los dos grandes principios de los conservadores durante este
período, eran "orden y progreso", con un aparente mayor énfasis en el primero;
pero sin descuidar la realización del segundo. La expresión jurídica de este
orden implantado por los conservadores fue la Constitución de 1833, la que fue
considerada por ellos, como la clave de su éxito en la mantención del orden
público; lo que los llevó a mantener una especie de veneración hacia ella. La
Constitución brindó a los gobiernos de la época las bases legales para que
ejercieran extensos poderes, con el objeto de mantener el orden ante el peligro
de un caos público potencial.

El régimen conservador que en propiedad se extendió desde 1830 hasta


1860, trató de restaurar, como ya dijimos, el orden colonial, utilizando todos
los medios posibles, eliminando a la oposición liberal, terminando con las
libertades y garantías personales instituidas durante el período anterior, tales
como la libertad de prensa y difusión libre de las ideas. Pero a pesar de ello, los
conservadores mantuvieron cierto grado de tolerancia religiosa, llegando en su
último decenio de gobierno a permitir la construcción de templos protestantes
de Valparaíso. Esta tolerancia de facto, que más tarde fue reconocida
legalmente, era mantenida por la necesidad que tenía el régimen conservador
de mantener una política de modernización de la economía nacional, de
integración y centralización del territorio.

Para poder alcanzar estos objetivos, a los gobiernos conservadores, se


les presentaba como necesario atraer los capitales y la inversión de los países
europeos, además de sus recursos humanos e intelectuales, para poder
incentivar el progreso económico y la colonización de territorios hasta
entonces no controlados por el estado nacional. Los intelectuales del partido
pelucón vieron en los protestantes las virtudes económicas que debían ser
aprovechadas por el gobierno, su ética económica era la que les interesaba de
los protestantes residentes en Chile, ellos incentivaban el comercio, la minería
y gracias a su aporte se podían desarrollar de grandes proyectos de
modernización, como eran la introducción del ferrocarril, mirado como el

17
Collier, Simón. Conservantismo chileno, 1830-1860. Temas e imágenes, Revista Nueva
Historia, págs. 143-159.

148
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

símbolo del progreso alcanzado por la civilización hasta ese entonces, y la


implantación del telégrafo a lo largo del territorio nacional.

Es en este proceso modernizador de la economía, y de su integración


directa a la economía europea, que llegó a Chile, el más prominente empresario
protestante al servicio de Chile, durante el siglo XIX, William Wheelwright.

Chile, según su clase dirigente, necesitaba de los protestantes, no para


implantar su religión en el país, lo cual, ni siquiera lo deseaban, pero sí
deseaban que su ética y los frutos materiales que ella traía fuera imitada por el
pueblo chileno, tanto por su clase dirigente como por los sectores que hoy
llamaríamos "populares". En este sentido no había unanimidad en el seno del
partido, los sectores más apegados a la Iglesia Católica no estaban
completamente de acuerdo con la inmigración y colonización protestante en el
territorio nacional, y lo demostraron al oponerse tenazmente a la colonización
del sur del país por parte de los colonos alemanes de religión luterana.

Esta diferencia de opinión ante la inmigración extranjera que introdujo


las prácticas de un culto disidente en el sur del país, como la tolerancia del
gobierno ante las manifestaciones religiosas de los protestantes de Valparaíso,
fue uno de los motivos que terminaron por quebrar al partido conservador y la
ruptura se produjo por un hecho sin mayor significado en sí mismo, pero que
simbolizará las diferentes opiniones que tenían los dos sectores del partido en
materia religiosa.

Para los regalistas18, que eran los sostenedores de la idea que era
necesaria la presencia de los protestantes en el país, por lo importante de su
aporte a la modernización, el protestantismo de los residentes y colonos
extranjeros debía ser tolerado, mientras no trataran de difundirlo en la
población nacional de fe católica. Aparentemente ellos esperaban que con el
correr de los años, los protestantes iban a ser asimilados por la población
mayoritariamente católica y ésta a su vez iba a adquirir sus hábitos de trabajo y

18
Wikipedia define el regalismo como el conjunto de teorías y prácticas sustentadoras
del derecho privativo de los soberanos sobre determinadas regalías (derechos y
prerrogativas exclusivas de los reyes, inherentes a la soberanía). Especialmente de las
que chocaban con los derechos del Papa.

149
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

creatividad, pero mientras tanto, había que mantener una política de tolerancia
religiosa, que aunque restringida, permitiera su llegada; ya que eran necesarios
para el afianzamiento del nuevo orden económico establecido y para la
creación de la mentalidad moderna que éste requería.

Desde esta perspectiva hay que entender la aparentemente


contradictoria acción de los gobiernos conservadores en materia religiosa, que
por una parte propiciaban el más estricto exclusivismo religioso a favor del
catolicismo, consagrado en el artículo quinto de la Constitución, y por otra
toleraban las manifestaciones religiosas de los extranjeros de fe protestante.

La actitud tolerante de los gobiernos conservadores, se vio reforzada


hacia mediados de siglo con la aparición de sectores liberales dentro de la clase
dirigente, que aspiraban a reformar la Constitución, para terminar con su
autoritarismo e intolerancia civil y religiosa. Esta actitud de gran parte de la
clase dirigente, llevó a dictar la ley interpretativa del artículo quinto que
consagró el derecho de los "disidentes" a mantener sus creencias y de
practicarlas en forma privada. La promulgación de esta ley el 17 de julio de
1865 por parte del gobierno de la fusión liberal-conservadora, presidido por
José Joaquín Pérez, además, les permitió a "los disidentes fundar y sostener
escuelas para la enseñanza de sus propios hijos en las doctrinas de sus
religiones"19, lo que provocó las protestas del clero, y la realización de marchas
públicas por parte de las mujeres en contra de su publicación.

Con la publicación de la ley interpretativa del artículo quinto de la


Constitución de 1833, por una parte, se consagró jurídicamente una situación
que existía de facto, pues los protestantes desde hacía diez años que venían
levantando sus templos y manteniendo sus propias escuelas; y por otra, abrió
las puertas para que surgiera la disidencia religiosa nacional. David Trumbull
así lo entendió cuando se dictó la ley, ya que aseguraba que ningún chileno que
no profesara la "religión católica, apostólica, romana" iba a ser perseguido o
molestado por las autoridades, sino, que se le aseguraba, que se le permitiría
practicar en forma particular su religión; en virtud de esto, Trumbull se lanzó a
la "evangelización" del país.

19
Donoso, Ricardo, op. cit., pp. 42-44.

150
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

WILLIAM WHEELWRIGHT
El gran empresario puritano que modernizó Chile desde Valparaíso 20

En el día 14 de octubre de 1840, salían desde el puerto de Talcahuano; luego


de una travesía desde Inglaterra, vía el Cabo de Hornos, dos barcos a vapor;
el Chile y el Perú, con destino a Valparaíso, el puerto principal de Chile;
arribando en la tarde del día 15, luego de 26 horas de navegación. En
Valparaíso fueron recibidos con un gran festejo de la población, veintiún
cañonazos de salvas, además de saludos de los buques de guerra ingleses y
chilenos. Esta algarabía, de debía, a que con el arribo de estas naves, se
aseguraba desde entonces la navegación a vapor por el Pacífico, y con ello,
el acortamiento considerable en los tiempos de viaje y el abaratamiento
consecuente en los costos de los transportes navieros, tanto entre Chile y
Europa, cómo entre Chile y el resto de América; transformando con ello a
Valparaíso en el principal puerto sudamericano en el Océano Pacífico; e
insertando definitivamente al país con el comercio global liderado entonces
por Inglaterra.

William Wheelwright era el empresario naviero dueño de estos barcos,


quien había residido anteriormente en el puerto ecuatoriano de Guayaquil,
donde ejercía como cónsul del gobierno de los Estados Unidos; llegando a
Valparaíso en el año 1829; mismo año en que el bando conservador de la
elite criolla chilena, liderado por el rico y poderoso comerciante Diego
Portales, triunfaba en la guerra civil, por sobre el gobierno liberal. El triunfo
de los conservadores le aseguraba un país tranquilo para hacer sus negocios

20
FUENTES: Alverdi, Juan Bautista; La vida y los trabajos industriales de William
Wheelwright en la América del Sud. Paris, Francia, 1876. The Unión Church of
Valparaíso, It's History, Doctrines and Standing Rules, Valparaíso, Chile, 1878. Paul,
Irvin; Un Reformador Yanqui en Chile. Santiago, Chile, Iglesia Presbiteriana de Chile,
1995. Alliende, María Piedad; Historia del ferrocarril en Chile. Santiago, Chile,
Pehuén, 1993. Garrido, Eugenia et all; Historia de la marina mercante chilena 1541-
2006.Valparaíso, Chile, Asociación Nacional de Armadores de Chile, 2006. Millar
Carvacho, René; “Aspectos de la Religiosidad Porteña. Valparaíso 1830-1930”.
Historia (Santiago), 2000, vol. 33, pp. 297-368. Vargas, Juan Eduardo; “Aspectos de la
vida privada de la clase alta de Valparaíso”. Historia (Santiago), 1999, vol. 32, pp. 617-
684.

151
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

de comercio naviero. Estableció entonces una línea de veleros entre


Valparaíso y el puerto boliviano de Cobija, y el mismo año regresó a su
pueblo natal en Estados Unidos para casarse con Marta Bartlet, con quien
tuvo dos hijos. Con su esposa, regresó nuevamente a Valparaíso a principios
de la década de 1830, para dedicarse al comercio marítimo.

El gobierno de José Joaquín Prieto, por recomendación del ministro


Portales, le otorgó -por ley del 25 de agosto de 1835- una concesión en la
cual se comprometió a establecer, al cabo de dos años, la navegación a vapor
en los mares y ríos de Chile. No encontrando respaldo económico en el país,
partió a Estados Unidos a buscar capitales, y luego a Londres, Inglaterra;
donde logró encontrar el financiamiento para su empresa, en el año 1836;
organizando la Pacific Steam Navigation Company, con un capital de 250
mil libras; y el día 15 de octubre de 1840, en la Bolsa de Valparaíso se
pusieron a la venta las acciones de la PSNC, por el valor de 250 mil libras;
estableciendo así el primer tráfico comercial a vapor estable por las costas
del Pacífico, entre Valparaíso y El Callao, en una primera etapa, para
después extenderse hasta Panamá; Wheelwright fue su primer gerente; y su
compañía se transformaría en la principal compañía naviera del mundo.

Las operaciones de la PSNC posibilitaron el inicio de otras actividades


económicas asociadas, necesarias para su desarrollo; y mejoró otras ya
existentes. Es así que incentivó la extracción de carbón de piedra en la
provincia de Concepción y en el litoral de Arauco, destinado a alimentar los
motores de los vapores, debido al alto precio del carbón inglés. Wheelwright
viajó en 1841 a trabajar en el morro de Talcahuano, para explotar el carbón
que allí había y extrajo cuatro mil toneladas hasta septiembre de 1842,
utilizándolo con éxito en sus vapores. Su trabajo también contribuyó al
mejoramiento de los puertos a lo largo de las costas del Pacífico, desde
Guayaquil hasta Valparaíso, construyendo o ampliando faros, muelles,
almacenes y vías de acceso. En el año 1845, después de diez años de
esfuerzos y grandes dificultades, quedó establecida de manera permanente la
navegación entre Valparaíso y Europa, vía Panamá, con cuatro vapores,
regulando la navegación de su compañía para transportar pasajeros,
correspondencia y carga.

152
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

La acción empresarial de Wheelwright en Chile está también asociada a la


construcción del primer ferrocarril en el país, entre el puerto de Caldera y la
ciudad minera de Copiapó, en pleno desierto de Atacama; que entonces
vivía un boom gracias a la explotación de los minerales de plata de
Chañarcillo y Caracoles. Wheelwright extendió y unió sus negocios navieros
con este proyecto ferroviario, que era entonces el nuevo símbolo del
progreso técnico en el transporte terrestre. En octubre de 1840, en una visita
al puerto de Caldera, concibió este nuevo desafío empresarial,
compartiéndolo con algunos mineros, a los cuales convenció de que se podía
importar una máquina a vapor, para unir los 80 kilómetros que separaban
Copiapó con Caldera, disminuyendo así los costos de comercialización de
los minerales, a la vez que sus vapores se verían beneficiados.

Para Wheelwright este nuevo proyecto tampoco fue fácil de desarrollar,


teniendo que vencer grandes dificultades, entre ellas, el hecho de que en el
año 1848, el gobierno chileno había entregado la concesión de la
construcción de esta vía férrea, al escocés Juan Mouat; al cual se la compró.
Entre los años 1849 y 1852, con el apoyo de los ingenieros estadounidenses
Alan y Alexander Campbell, pudo construir en Chile el primer ferrocarril
del país; siendo importadas las locomotoras y carros, tanto de carga como de
pasajeros, desde Estados Unidos. Inaugurándose su primer viaje el 29 de
julio de 1851, con la locomotora N°1, que llevaba el nombre de Copiapó.

Para financiar las obras suscribió mil seiscientas acciones, por un valor total
de 800 mil pesos. En 1850 el gobierno chileno le concedió la medalla de oro
del país como testimonio de gratitud por haber introducido la navegación a
vapor y el ferrocarril en Chile. En 1852 ayudó a Enrique Meiggs a completar
el ferrocarril entre Santiago y Valparaíso.

Durante ese período en Valparaíso, promovió la construcción de las


canalizaciones del gas y del agua, a la vez que amplió las instalaciones de su
puerto, que fueron culminadas con la edificación de un faro; también
estableció el primer telégrafo eléctrico de Chile, el cuerpo de bomberos de
Valparaíso, el alcantarillado y el alumbrado de gas, lo cual también realizó
en Copiapó, Caldera y en otras ciudades portuarias de Chile y Perú.

153
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Pero la vida de Wheelwright no solo estaba centrada en sus grandes proyectos


empresariales; pues era un hombre de fuertes convicciones religiosas,
alimentadas por su protestantismo puritano, lo que se reflejaba en su estilo de
vida personal, familiar y pública. Es así que su casa en el Cerro Alegre de
Valparaíso, destacaba por su sobria austeridad, fiel reflejo de su propietario. En
su casa prestó refugio a su hermano Isaac, quien había llegado a Chile en el
año 1834, con el fin de distribuir biblias y tratados protestantes entre la
población chilena, sirviendo su domicilio como bodega de ellos; y más tarde
de residencia permanente para el colportor de la Sociedad Bíblica, Lucas
Matthews. Además, Wheelwright era un fiel miembro de la Unión Church; la
cual lo designó a él con la misión de encontrar un pastor protestante que
ministrara a este grupo y a otros de sus creencias en el puerto. Es en
respuesta a la petición de Wheelwright, que el joven Reverendo David
Trumbull.

5. El quiebre de la unidad de creencias ante el surgimiento de las


formas de asociación modernas.

A partir de la década de 1840 el país entro a una etapa de desarrollo cultural y


económico, que fue acompañado por primera vez en la historia republicana, de
una tranquilidad pública y que perduro toda la década. El descubrimiento y
explotación de ricos yacimientos de oro y plata en el norte chico permitieron la
creación de nuevas fortunas que no estaban ligadas, hasta ese momento, a la
aristocracia terrateniente. Además durante estos años, el país recibió una
cantidad apreciable de extranjeros, siendo el grupo más numeroso, el de
exiliados argentinos, cuyos intelectuales aportaron sus conocimientos al país

Sin duda, que los dos acontecimientos culturales más relevantes del
siglo XIX, ocurrió en esta década, el surgimiento de la Sociedad Literaria de
1842, donde participó la mayoría de la juventud intelectual del país, y que ha
pasado a la historia como "La generación de 1842"; y el otro gran
acontecimiento cultural fue la creación de la Universidad de Chile el año 1843,
siendo su primer rector, el maestro de toda esta nueva generación de
intelectuales chilenos, el inmigrante venezolano, Andrés Bello.

154
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

En este contexto cultural, económico y político surgió nuevamente el


espíritu liberal apagado por la dura reacción portaliana, la nueva generación de
intelectuales y de ricos, miró a las instituciones vigentes como un estorbo para
el desarrollo social y cultural. Este grupo de jóvenes y "ricos de la barreta"
como se les llamó por el origen minero de sus fortunas, a miraron con
simpatías a los movimientos liberales que estaban desenvolviéndose en
Europa, y leerán a sus ideólogos, en especial franceses. Esta simpatía hacia los
liberales europeos se vio reforzada, con los movimientos revolucionarios
inspirados en la ideología liberal, que se desarrollaron en Francia y gran parte
de Europa en el año1848.

Estos grupos liberales desde entonces iniciaron una marcha ascendente


hacia el poder, al principio sus pasos fueron débiles, por lo que fueron
fácilmente aplastados por el gobierno conservador, pero ya estaban echadas las
bases de un movimiento liberal que terminó por imponerse ideológica y
políticamente en la segunda mitad del siglo XIX, por sobre el
conservadurismo. Pero este triunfo liberal no fue completo, tuvo que tranzar
para poder avanzar. Tuvieron, que moderar las radicales posiciones de sus
comienzos, terminaron aceptando el discurso del "orden" propagado por los
conservadores, y finalmente compartieron juntos el poder en el período
oligárquico, ya que los conservadores habían sufrido en el mismo periodo el
proceso contrario mientras eran oposición, la libertad había pasado a ocupar
uno de los principales tópicos de su discurso.

Entre los últimos años de la década de 1860 y 1875, se inició el camino


de los liberales hacia el poder, en esta etapa de su vida, el liberalismo elaboró
su programa de reformas, siendo una de las principales, el término del
monopolio cultural que mantenía la Iglesia, ya que ello significaba la apertura a
la libertad de expresión a un régimen más pluralista, tanto en lo político como
en materia religiosa.

En este nuevo ambiente político y cultural surgieron asociaciones


disidentes al catolicismo y al régimen conservador en el poder. Surgen así las
primeras iglesias protestantes, se forman logias masónicas y se crean clubes y
sociedades políticas demoliberales, tales como el Club de la Reforma y La
Sociedad de la Igualdad; todas estas asociaciones disidentes aparecen los

155
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

últimos años del gobierno de Manuel Bulnes (1841-1851). Estas agrupaciones


se caracterizaron por ser asociaciones voluntarias donde se practicaba la
democracia en su interior, basadas en el respeto del individuo, siendo
verdaderas escuelas democráticas para los chilenos que ingresaban a alguna de
ellas, o como de hecho se dio, a más de una.

Todas estas asociaciones promovieron el pluralismo ideológico en la


sociedad chilena, pues su existencia dependía de ello; pero ante el obstáculo
enorme que era la Iglesia, formaron una alianza tácita entre ellas para poder
vencer la resistencia de los círculos conservadores. Por su parte la Iglesia ante
el peligro de perder su monopolio, se tornó a la lucha política, al crear al
Partido Conservador hacia el año 1858.

Francisco Bilbao y la Sociedad de la Igualdad: La primera organización


socio-religiosa disidente en Chile.

Una de las primeras asociaciones disidentes al régimen conservador, que


surgió hacia fines del gobierno de Bulnes, poco antes de las elecciones
presidenciales, fue la Sociedad de la Igualdad, fundada en febrero de 1850 21,
sus fundadores fueron los jóvenes liberales, Francisco Bilbao, Santiago Arcos
y Eusebio Lillo, entre otros. Por primera vez en la historia política del país, los
artesanos son llamados a jugar un papel importante22, y de esta forma alcanzar
cierta participación en la dirección de la sociedad.

Entre el núcleo fundador de la sociedad habían seis artesanos, entre


ellos, un sombrerero, Ambrosio Larrecheda, y que alcanzo a ocupar uno de los
nueve cargos de la junta directiva de la sociedad, pero que tuvo escasos siete
meses de vida, sin embargo, este pequeño período de duración marcó
profundamente la conciencia social del artesanado chileno, quienes
comenzaron a organizarse en mutuales para su protección y educación.
Larrecheda años más tarde ingresó a la Iglesia Evangélica Chilena de Santiago.

En consecuencia, aquí nos interesa analizar la Sociedad de la Igualdad


desde una óptica religiosa, ya que es desde esta perspectiva, en donde la figura

21
Ramírez N., Hernán. Historia del Movimiento Obrero, pp 80-84.
22
Ramírez N., Hernán, op. cit.

156
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

de Bilbao adquiere una dimensión, que podríamos llamar profética, al estilo de


los profetas del Antiguo Testamento o de Juan el Bautista en el Nuevo.

Los mentores de la sociedad fueron Santiago Arcos y Francisco Bilbao,


quienes pretendían destruir hasta sus cimientos el régimen conservador
imperante. Para poder lograrlo, según ellos, no bastaba con la creación de un
partido político liberal, o una mayoría parlamentaria capaz de imponer las
reformas. Ya que como bien lo plantea Hernán Ramírez, "En el concepto de
los igualitarios, se requería superar todo esto mediante la generación de un
vasto movimiento democrático que se sustentase antes que nada en la fuerza
del pueblo, en la acción decidida de las clases trabajadoras. Esta era, al menos,
la experiencia dejada por la Revolución francesa de 1792 y por los
movimientos liberales que sacudieron a Europa en la primera mitad del siglo
XIX, especialmente la Revolución de 1848. No habrá triunfo posible sobre la
oligarquía, afirmaba uno de los primeros igualitarios, sin el apoyo del
pueblo"23.

El ideólogo de la Sociedad de la Igualdad fue Santiago Arcos, cuyo


pensamiento económico, social y político era, en lo esencial; republicano,
democrático y liberal. Estas ideas de Arcos eran revolucionarias en el Chile de
mediados del siglo XIX, porque la República Conservadora era en realidad una
especie de monarquía constitucional y su régimen jurídico sustentado en la
Constitución de 1833 significaba en la práctica, la negación de los derechos
individuales y de la filosofía política liberal; y el hecho de que surgiera una
organización democrática dentro del sistema conservador vigente, fue en sí
mismo un acto revolucionario24.

Así como Arcos tiene el mérito de ser el ideólogo, Francisco Bilbao


tuvo el mérito, de ser el líder carismático de esta organización disidente; quien
poseía un bagaje filosófico amplio, pero poco digerido aún en 1850, pero la
fuerza de su retórica hizo estragos entre los artesanos, para quienes con el
correr del tiempo se transformó en un símbolo de su causa.

23
Ramírez N., Hernán, op. cit.
24
Gazmuri, Cristián. El Pensamiento Político y Social de Santiago Arcos, Revista
Historia, Nº21, pp. 249-274.

157
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Ya en 1844, siendo alumno de la Universidad de Chile, Bilbao se había


hecho notar como libre pensador y crítico de la sociedad imperante, al publicar
el ensayo Sociabilidad chilena, donde criticó ácidamente a la religión
imperante; lo que le valió por primera vez en su vida, la excomunión.

De regreso en el país después de una estadía por Europa, en donde


tomó contacto con los pensadores liberales franceses, Bilbao entro a participar
de lleno en la política nacional, siendo el principal líder de la Sociedad de la
Igualdad.

Es en la primera fase de la sociedad, -antes que ingresaran a ella los


opositores a la candidatura de Montt-, en que la característica principal de ella
fue su confianza en la pedagogía y en los resultados que se podían obtener a
largo plazo, desechando la posibilidad de constituir un movimiento masivo que
obtuviera rápidos resultados electorales. Es en este momento en que Bilbao le
da un cariz religioso a la asociación, sus discursos y escritos critican a la
religión imperante y al estado moral de la sociedad chilena, fundamentándose
en los evangelios, de los cuales habían hecho una traducción al español en
1846, basándose a su vez, en la traducción que habían hecho el sacerdote
liberal francés, Lamennais. Esta posición religiosa disidente, Bilbao la
transmitía a los artesanos, algunos de los cuales cuando se les ofrezca la
oportunidad, constituirán el grueso de los fieles de la Primera Iglesia
Evangélica Chilena.

Manteniéndose dentro de los márgenes del cristianismo, Bilbao muy


influido por Lamennais planteo por primera vez en Chile, en forma pública,
una posición religiosa disidente a la oficial, y que le costó la excomunión de la
Iglesia Católica Apostólica Romana. La interpretación que hizo Bilbao del
cristianismo está enmarcada dentro de la denominada teología liberal, surgida
en el siglo XIX en Europa y que estuvo en boga hasta la Primera Guerra
Mundial. Bilbao, aunque no adhiere al protestantismo, su accionar religioso
disidente significó la creación de la futura base congregacional de las iglesias
evangélicas que surgieron a partir de la década de 1860, en la zona central del
país. La posición religiosa de Bilbao influyo profundamente en los artesanos de
la Sociedad de la Igualdad, quienes comenzaron a abandonar el catolicismo,
que ante sus ojos era la religión que legitimaba el sistema conservador

158
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

imperante y que se oponía a las reformas democráticas y liberales que ellos


anhelaban.

La Sociedad de la Igualdad les ayudo abrir los ojos a una nueva


interpretación del cristianismo que se oponía a la tradicional interpretación
católica que a ellos ya no les satisfacía. Además, Bilbao los llevó hacia la
Biblia. Para poder legitimar su interpretación liberal del Evangelio, Bilbao
fundamentaba sus argumentos en las Sagradas Escrituras, y no en los padres de
la Iglesia o algún documento religioso emanado del catolicismo romano.

Estos dos componentes del discurso religioso de Bilbao, su énfasis


bíblico y la elaboración de una teología política que justificaba las aspiraciones
democráticas, liberales y republicanas de los artesanos; permanecieron en sus
conciencias, aún después de desaparecida la Sociedad de la Igualdad. Este
hecho llevó a algunos artesanos a ingresar a la Iglesia Evangélica Chilena, al
comprobar la similitud de ambas posiciones teológicas, la aprendida en la
sociedad y la predicada por los misioneros norteamericanos, que también
basaban su discurso en la Biblia, y por medio de ella justificaban las reformas
liberales que se estaban tratando de imponer en el país durante la República
Liberal.

Las pruebas que demuestran la veracidad de las afirmaciones


anteriores, las encontramos en los escritos de Bilbao durante el año 1850, e
incluso anteriores, y en los artículos aparecidos en el órgano oficial de la
sociedad, El amigo del pueblo; que publicó un capítulo de las Palabras de un
creyente de Lamennais, lo que producirá la reacción del clero, provocándose
una polémica con la Revista Católica. En medio de ésta polémica, Bilbao
publico los Boletines del Espíritu, en donde reafirma su fe en Dios y en la
soberanía del pueblo, a la vez, que atacaba al clero y a la aristocracia por
oponerse a la voluntad divina de la fraternidad y libertad de los pueblos25.

Esta publicación le costó la excomunión y a la vez le dio más


notoriedad a Bilbao dentro de los círculos liberales, e incluso algunos
sacerdotes le dieron su apoyo, como es el caso de los agustinos. Ese mismo día
de la excomunión visitaron al grupo número dos de la Sociedad de la Igualdad,
25
Bilbao, Francisco. Boletines del Espíritu, Santiago, 1850.

159
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

conglomerado compuesto por seiscientas personas, según Manuel Blanco


Cuartín26, y que lo presidía un sacerdote, el abate Ortiz, quien lo saludó
dándole la mano, lo que a provoco la ovación de todos los presentes.

Pero los ataques del clero siguieron y además, se sumaron a ellos la


prensa tanto del gobierno como la del liberalismo reformista, quienes
aprovechándose de la coyuntura trataron de separarlo de la Sociedad de la
Igualdad, pero los artesanos, entre ellos Larrecheda, se opusieron a ello,
logrando mantener en su puesto a su carismático líder.

En las expresiones del último artesano que pide la palabra para


defender a Bilbao encontramos las siguientes referencias bíblicas: "Ciudadano
Bilbao... si la aristocracia os proscribe, nosotros os seguiremos al desierto cual
los israelitas a Moisés"27. Sin duda que esta frase nos aclara bastante acerca de
la perspectiva religiosa que tienen los artesanos del conflicto social y político
en que se encontraban. Inmediatamente después de él, Bilbao diserta una
improvisación, en la que apoya su defensa de la democracia y de la justicia en
argumentos religiosos, tales como:

"¿Es el programa de la revolución la retórica de un tal o la del otro insulto, la


calumnia, la pasión?, no! es la palabra del cristianismo y de la filosofía que
debe palpitar en el seno de las multitudes; es la palabra de libertad y de amor la
que debe iluminar a la raza embrutecida y alimentarla en la miseria de la vida
con los resplandores de Dios".

En su polémica con la Revista Católica, los redactores de El amigo del


pueblo, van a dejar en claro que el cambio radical de la sociedad chilena que
ellos preconizaban incluía una transformación religiosa del país, volviendo a la
pureza del cristianismo apostólico. Desde el 6 de mayo hasta el 22 de ese
mismo mes, en medio de la polémica los sacerdotes a cargo de la redacción de
la Revista Católica lanzaron la excomunión sobre ellos, a lo que respondieron
tratando de fariseos y de traidores del evangelio a los sacerdotes, arguyendo
que ellos, los redactores de El amigo del pueblo, eran fieles al evangelio al

26
Cubillos, Máximo. Francisco Bilbao, Su Vida y sus Escritos, Santiago, 1876,
pp. 86-91.
27
Cubillos, Máximo, op. cit.

160
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

cumplir con el mandamiento de Cristo de "amaos los unos a los otros como
hermanos", cosa que según ellos, el clero había olvidado al ponerse al lado de
los ricos y olvidándose de los pobres.

No cabe duda, de que la Sociedad de la Igualdad tuvo un discurso


religioso disidente, el cual buscó proyectar hacia el futuro por medio de los
artesanos que más tarde pasaron a formar parte de la Iglesia Evangélica
Chilena, en donde mantuvieron su discurso democrático afiatado en las
peripecias del año 1850 que les tocó vivir por su participación en ellas.

El surgimiento de la masonería en Chile.

En este proceso de descatolización y modernización de la sociedad chilena,


tuvo una destacada participación la masonería, la que inicio sus actividades
durante el decenio de Montt, aunque hay antecedentes que demuestran su
presencia en el país desde los inicios de la república; pero será a partir de
mediados de siglo, que su influencia y acción política va a tornarse decisiva en
el quiebre del monopolio de creencias en manos de la Iglesia Católica.

La primera logia masónica chilena surgió en el período pipiolo, siendo


constituida el 15 de marzo de 1827, su Venerable Maestro fue Manuel Blanco
Encalada. Esta logia llamada "Filantropía chilena" tuvo una corta existencia, el
ambiente cultural de la época hizo que su vida fuera efímera. Tardarían varios
años más para que volviera a surgir una logia masónica en el país, pero esta
vez, existirían las bases necesarias para que se arraigara firmemente en el
sector progresista de la sociedad chilena, asegurando de esta forma su
permanencia a través del tiempo hasta hoy día.

El surgimiento de una nueva logia masónica en el país, fue en 1850, la


fundaron emigrados franceses residentes en Valparaíso, todos ellos de ideas
republicanas, entre los cuales se encontraban algunos exiliados, como es el
caso de su fundador de apellido Gent. El 14 de julio se reunirán en su casa un
grupo de ciudadanos franceses los que fueron el núcleo fundador de la logia
"Etoile du Pacifique", cuyo gran oriente fue Francia. Al poco tiempo después,
también en Valparaíso, los masones estadounidenses residentes, instalarán su
logia, cuyo nombre fue, "Bethesda", estando ligada a la gran Logia de
Massachusetts; y ambas celebrarán sus reuniones o "tenidas" en sus respectivos

161
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

idiomas, por lo cual limitaba la participación de los nacionales en ellas, al no


dominar estos idiomas.

La existencia de estas dos logias en el puerto, abrió las expectativas de


los nacionales que simpatizaban con la masonería, lo que llevó a que muchos
liberales de Santiago viajaran frecuentemente hasta el puerto para participar en
sus reuniones; esta situación llevó al masón brasileño Manuel de Lima,
residente en el país, a echar las bases de una logia netamente chilena, y que
obtuvo su autorización por parte del gran oriente de Francia. De esta forma, el
27 de julio de 1853 comenzó a trabajar la logia "Unión Fraternal", siendo su
Venerable Maestro Manuel de Lima, ingresando a ella los más destacados
líderes del movimiento liberal, junto a algunos exiliados argentinos, como
Domingo Faustino Sarmiento.

A partir de entonces comenzaron a surgir otros talleres masónicos en


Santiago y en las ciudades de provincias, existiendo un total de cuatro logias
chilenas a principios de 1862, entre ellas la "Aurora de Chile" en Concepción
dirigida por el Venerable Maestro Enrique Pastor, haciendo un total de seis las
que funcionaban en el país, contando a las dos compuestas por extranjeros.

El 24 de mayo de 1862 se constituyó la Gran Logia de Chile, bajo la


dirección del Serenísimo Gran Maestro Juan de Dios Arlegui, comenzando
desde entonces una expansión notoria de las logias masónicas a lo largo del
territorio nacional, todas ellas proyectándose a su vez hacia la política por
medio de los partidos alimentados ideológicamente por el liberalismo, en
especial, por el Partido Radical.

El surgimiento de la masonería en el país a mediados del siglo XIX


constituyó uno de los hitos más significativos del quiebre de la unidad de
creencias en el Chile decimonónico, en que el catolicismo comienza a perder
terreno dentro de la élite dirigente, siendo prácticamente expulsado de los
círculos intelectuales, serán muy pocos los pensadores católicos, en relación a
la pléyade de lumbreras intelectuales que estarán bajo el control de las logias
masónicas, o que por lo menos, estaban bajo su influencia. El peso político
alcanzado por las logias en el siglo XIX se debe a que en ellas recibían su
formación ideológica liberal los miembros de los partidos Liberal y Radical; en

162
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

ellas se discutían las reformas políticas, que se consideraban necesarias de


plantear en el Congreso, para poder liberalizar a la sociedad, despojándola de
sus reminiscencias heredadas de la colonia y que impedían el afianzamiento
del proyecto de sociedad moderna que tenían para Chile, consistente en una
sociedad tolerante, liberal, democrática y republicana.

Sin duda que la masonería representó en grado eminente, el espíritu


burgués, pues exalta los mismos valores: el racionalismo, la probidad, la
tolerancia, el laicismo, la libertad, y la filantropía. Hasta el día de hoy, el amor
a la libertad ha sido el principio medular de las logias, por lo que junto a la
burguesía, los masones ostentan un pasado glorioso en la conquista de las
libertades de la sociedad moderna28.

Desde un punto de vista religioso, los masones tuvieron en su gran


mayoría una clara conciencia, siendo por lo general deístas, concibiendo a un
ser supremo como el Gran Arquitecto del Universo; pero a diferencia de las
religiones monoteístas, no les preocupa la vida ultraterrena, concentrándose
enérgicamente en la vida presente; el masón debe perfeccionarse en y para esta
vida, mediante las herramientas que se le enseñan en la logia, en este sentido,
la masonería ha secularizado a la Divinidad.

La masonería apoyo la instalación de las primeras iglesias evangélicas


en el país, las va a proteger de los ataques del clero, esta actitud se debía, como
vimos en el capítulo anterior, a la afinidad ideológica entre ambas asociaciones
disidentes, lo que llevó a que muchos protestantes ingresen a las logias y éstas
a su vez les facilitarán sus medios de comunicación y de apoyo político y
económico para que puedan realizar su labor religiosa.

Esta doble militancia evangélico-masónica, la encontramos desde los


inicios de ambas en nuestro país, este es el caso del Reverendo David
Trumbull, quién cuando llega al país, viene con la misión de iniciar la labor
misionera entre los chilenos, pero va a tener que esperar varios años para
cumplir ese propósito, recién logrará iniciar su labor proselitista a partir de
mediados de la década siguiente, y esto gracias al apoyo de algunos masones

28
Heise, Julio. Historia de Chile, el Período Parlamentario. 1861-1925, pp.
197-205.

163
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

que le facilitarán el local de reuniones y la imprenta para imprimir sus folletos,


la identificación de Trumbull con la masonería de Valparaíso, lo llevará a
participar del directorio de la escuela masónica Blas Cuevas fundada en 1872.
Esta escuela nació por el esfuerzo realizado por la logia "Aurora" número 6, a
cuya cabeza se encontraba Ramón Allende Padín29. De acuerdo a lo que dice
Oviedo, Trumbull era parte del directorio a cargo de la construcción del
establecimiento, dejando en claro la militancia masónica del padre del
protestantismo nacional.

Por ahora basta con dejar en claro que la masonería jugo un importante
rol en la descatolización de la sociedad y en el comienzo de la labor
evangelizadora de los misioneros estadounidenses que vinieron a abrir un
espacio religioso para el protestantismo en la sociedad chilena, formaron un
frente común anticatólico y generador de los individuos-ciudadanos que
necesitaba la sociedad moderna en gestación. Estas sociedades disidentes,
aunque distintas, compartían los principios fundamentales del liberalismo y su
presencia llegó a constituir el mayor símbolo del quiebre de la unidad de
creencias en Chile.

La presencia de las iglesias cristianas disidentes y su participación en la


política nacional.

Desde el gobierno de Manuel Bulnes, que se caracterizó por su buena


administración y paz pública, la población protestante del país había venido
aumentando significativamente, con respecto a los años anteriores, este
significativo aumento llevó a que se dictara una ley que reconociera la
realización de los matrimonios entre los disidentes. Ley que el 6 de septiembre
de 1844 fue promulgada, con esto se pretendía sanear la situación de varios
protestantes que hasta entonces se habían visto obligados a contraer
matrimonio en los barcos extranjeros que llegaban a los puertos, o ante el
agente diplomático de su nación, para así evitar las limitaciones civiles que les
eran impuestas a los matrimonios que no eran católicos, por parte del derecho
canónico vigente en Chile; pero esta ley dejó pendiente el problema de los

29
Oviedo, Benjamín. La Masonería en Chile, p. 263.

164
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

matrimonios mixtos, el cual no sería resuelto hasta el gobierno de Domingo


Santa María.

Es interesante resaltar el hecho de que en el mensaje enviado por el


Presidente de la República al Congreso para que fuera aprobada la ley, se decía
que esta reforma era reclamada por la Constitución del Estado, que toleraba el
culto privado de los disidentes30.

Esta declaración oficial del gobierno en la que asegura que la tolerancia


religiosa era reconocida en la Constitución, aparentemente era compartida por
el resto de los conservadores de aquel tiempo, ya que la ley fue aprobada, pero
como señala Ricardo Donoso, la Iglesia aceptó con repugnancia la ejecución
de este decreto, pues los sacerdotes debían cumplir el deber de oficiar como
oficiales civiles para legalizar el acto; pero el Arzobispo Valdivieso no opuso
resistencia ni hizo ninguna declaración oficial en contra de la ley ni del
Gobierno.

Pero esta actitud de respeto entre ambos poderes de la sociedad chilena


no iba a durar mucho tiempo más, debido a lo delicado que era para la Iglesia
Católica la llegada de iglesias cristianas disidentes que eran potencialmente un
peligro para su hegemonía; esta situación estalló durante el Gobierno de
Manuel Montt, con la denominada “cuestión del sacristán”31, en 1856. La

30
Donoso, Ricardo, op. cit., pp. 109-110.
31
En el portal Memoria Chilena,
www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=liberalessacristan; se señala que “a
mediados de siglo XIX, la pugna ideológica entre conservadores y liberales fue muy
apasionada. Uno de los conflictos más trascendentes y de mayor magnitud fue la
denominada "cuestión del sacristán" que involucró al arzobispo de Santiago, Rafael
Valentín Valdivieso, y al gobierno de Manuel Montt. Otorgó una nueva fisonomía al
panorama político chileno al dividir al Partido Conservador y originar las condiciones
para el nacimiento del Chile liberal posterior a 1870. El sacristán mayor de la catedral,
Presbítero Francisco Martínez Garfias, ordenó la expulsión del empleado de la sacristía
Pedro Santelices. El arzobispo Valdivieso se encontraba ausente de la ciudad cuando el
cabildo Metropolitano, en virtud del Derecho de Patronato, resolvió ignorar la expulsión
manteniendo a Santelices en su cargo. Frente a estos sucesos el sacristán mayor presentó
su renuncia y se quejó ante el vicario, quién a su regreso a Santiago ordenó nuevamente
la expulsión del empleado de la sacristía. Dos miembros del cabildo desobedecieron y

165
Historia de los evangélicos en Chile 1810-1891

Iglesia demostró claramente sus intenciones de independencia con respecto al


poder civil, porque consideraba que el Gobierno ya no cumplía con su función
de proteger y ayudar a la Iglesia ante los peligros que la asechaban. En
consecuencia creía necesario mantener su independencia, lo cual provocó
serios conflictos entre ambos poderes, produciéndose el quiebre definitivo ese
año.

El Arzobispo Valdivieso organizó la Sociedad de Santo Tomás de


Cantorbery, que en un comienzo contó con alrededor de ochenta sacerdotes,
unidos con el propósito de defender los intereses de la Iglesia Católica frente a
las intromisiones del gobierno autoritario de Montt, y para "frenar los impulsos
patronatistas que Montt y Varas habían heredado de los viejos pelucones"32. Es
esta voluntad eclesiástica de intervenir en la política nacional, lo que llevó a
que la fracción más clerical del Partido Conservador a retirarse del gobierno y
pasase a la oposición, apoyando decididamente a la Iglesia, llevándose consigo
el nombre del partido, y pasándose a llamar Nacionales o Monttvaristas los
conservadores que apoyaban a Montt en su posición de mantener el patronato.

En 1845, la historia religiosa chilena vio ascender dos grandes figuras,


la una católica, Rafael Valentín Valdivieso, quien se hizo cargo de la
arquidiócesis de Santiago, con él, la Iglesia Católica busco retomar su vigor y
moralidad perdida durante el período de la independencia; la otra figura, era un
disidente, el misionero estadounidense David Trumbull, padre del
protestantismo nacional y ferviente defensor de las libertades civiles. Ambos
personajes son las más señeras figuras de la lucha religiosa entre los disidentes

apelaron a la resolución del Obispo con un recurso de fuerza ante la Corte Suprema,
cuyo fallo fue favorable a las pretensiones de los canónigos rebeldes ya que conminó al
Obispo a suspender la sanción impuesta. Valdivieso recurrió al presidente Montt, pero
éste le manifestó que no podía dejar sin cumplimiento un fallo judicial. Monseñor
Valdivieso decidió salir desterrado. El Gobierno, arrepentido, consiguió que los
canónigos se desistieran ante la Corte Suprema por lo que Valdivieso les levantó el
castigo. El recurso de fuerza utilizado por lo canónigos rebeldes fue un derecho
inherente del Patronato y consistió en la facultad que tenían los miembros del clero de
recurrir a los tribunales ordinarios de justicia para reclamar las resoluciones del tribunal
eclesiástico. De este modo una cuestión que no parecía tener mayor trascendencia
precipitó la ruptura del Partido Pelucón.”
32
Heise, Julio, op. cit., pp. 310-311.

166
El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

y la iglesia oficial durante el siglo XIX. Ambos, defendieron férreamente los


intereses de sus iglesias, y desde el momento de su aparición, se inició la pugna
entre ellos, estando muy bien detalladas en la obra del padre Rodolfo Vergara
Antúnez33.

En 1858, cuando los protestantes de Valparaíso iniciaron la


construcción de su segundo templo, se produjo por primera vez en la historia
chilena, una fuerte polémica en torno a la tolerancia religiosa en sociedad. La
construcción de ese templo anglicano hizo detonar el rencor acumulado de la
Iglesia en contra del gobierno de Montt, durante el cual la presencia protestante
había aumentado sustancialmente bajo su amparo. El Arzobispo Valdivieso
descargó sobre el gobierno la culpa que los protestantes actuaran
impunemente, tanto en la construcción de su capilla, como en la propagación
de sus doctrinas entre la población de Valparaíso por medio de impresos.

Ante esta situación, el 12 de marzo el Arzobispo publicó una pastoral


dedicada a sus fieles, en esta acusa al gobierno de fomentar el quebrantamiento
del artículo quinto de la Constitución por parte de los protestantes. El
lanzamiento de esta pastoral fue interpretada como una jugada política del
Arzobispo, ya que en pocos días más se realizaban las elecciones
parlamentarias, las primeras en que la Iglesia apoyaba a los candidatos
opositores al gobierno de un presidente conservador.

La publicación de esta pastoral provocó una larga polémica por medio


de la prensa, en ella los aliados políticos del nuevo partido conservador
ultramontano, los liberales, no le dieron su apoyo, para ubicarse al lado del
gobierno, poniendo en peligro el futuro de la "fusión liberal-conservadora". La
Revista Católica inició la polémica, publicando un artículo en que atacó
fuertemente a los protestantes y al gobierno, provocando la reacción de la
prensa liberal de Santiago y Valparaíso, las que defendieron la tolerancia
religiosa y la presencia en Chile de los protestantes.

El Mercurio de Valparaíso, fue el primero en contestar a la revista, en


una editorial del día 16 de ese mes, siendo éste el inicio de una serie de

33
Vergara, Rodolfo. Vida y Obras de don Rafael Valentín Valdivieso, Santiago,
Imprenta Nacional, 1886; pp. 180-185, 265-274.

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artículos sobre el tema, hasta el día 30; por su parte, en la capital, fue El
Ferrocarril quien a partir del día 18 inició la serie de artículos en defensa de la
presencia protestante en el país.

En su primera editorial, del 18 de marzo, este último, defendió la


tolerancia en virtud del evangelio, preguntándose: “Qué tres palabras nos dio el
evangelio para tratar a los hombres? Amor a los hombres, abnegación de
nosotros mismos, tolerancia con las flaquezas del prójimo, unión de todos en
Dios y por Dios. La Caridad; palabra de verdad y de consuelo" y acusó a los
redactores de la revista de no tener presente esta palabra, olvidándose de hacer
irradiar la paz del evangelio; y en cuanto a los protestantes, que según la
revista, estaban condenados al infierno, El Ferrocarril les respondió lo
siguiente:

Si a pesar de eso, vienen a nuestras playas con el semblante risueño del


amigo y del hermano; si nos conducen en sus embarcaciones el producto
de su afanosa industria el fruto de su experiencia y de su talento; si
mejoran y engrandecen nuestra mansión en nuestro mundo; si se unen a
nosotros en los esfuerzos incesantes del progreso y si con nosotros
trabajan en todos sentidos para suavizar las asperezas de la vida, ¿por
qué llamarlos nuestros enemigos?

En este párrafo, se aprecia claramente la alianza consciente de liberales


y protestantes, en que los primeros le prestan su apoyo públicamente,
oponiéndose a la intolerancia católica. Pero también, encontramos en forma
clara el motivo de los liberales para defenderlos: el aporte que hacían al
enriquecimiento económico del país, y muy particularmente de la burguesía.

El Ferrocarril, a la vez que criticaba la actitud tomada por la Revista


Católica, acusaba a sus editores de utilizar la pastoral como un arma política
contra el gobierno, cosa que según ellos, el Arzobispo Valdivieso no había
pretendido hacer al publicarla; sino que lo hizo con fines puramente
eclesiásticos. De esta manera, los liberales, no querían provocar el quiebre de
la fusión como producto de esta polémica. En los días siguientes, El
Ferrocarril continúo aludiendo al tema, abogando por la libertad de conciencia
y por el derecho de los protestantes a adorar privadamente a Dios de acuerdo a

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su fe. La polémica entre el clero y el gobierno continuó, un grupo de sacerdotes


sacó una proclama en que trataban a Montt y a Varas de ateos y a su vez se
defendían de las declaraciones de El Ferrocarril afirmando que:

A los ojos de los católicos todos los hombres son hermanos: nosotros
amamos también a los que viven en el error, porque son más dignos de
piedad (que los ateos), pero no protegemos la propagación de las malas
doctrinas como lo hacen Montt y Varas... Si fueran cristianos, no serían
crueles, sanguinarios y escandalosos... votando por la oposición se
trabaja por la religión católica34.

Con esta declaración, el clero entraba de lleno al campo político, haciendo de


la religión su bandera de lucha. Ya muy cerca de las elecciones, un grupo
distinguido de católicos mandaron una petición al gobierno para que clausurara
el templo protestante que se estaba construyendo en Valparaíso, lo que provocó
la reacción de la prensa liberal, que criticó ácidamente esta manifestación de
intolerancia a ultranza. El día 23 El Ferrocarril decididamente apoyó al
gobierno en su actitud de permitir su construcción, entre otras cosas el diario
decía:

Una secta del cristianismo es tratado en un pueblo cristiano con el


desprecio que Moisés trató al becerro de oro... El gobierno no debe ceder
un paso. Es preciso antes de todo salvar la justicia, la moral cristiana, y el
nombre de culto y hospitalario que se ha granjeado el país. Ante estas
consideraciones debe postergarse cualquier otro interés.

El 30 de marzo El Mercurio de Valparaíso publicó un artículo de


David Trumbull, que hasta ese entonces se había mantenido en silencio, siendo
esta la primera vez que un protestante aparecía públicamente para polemizar
con la iglesia oficial. Trumbull, defendió las actividades proselitistas que se
habían estado realizando en Valparaíso, por medio de la distribución de Biblias
y otros escritos protestantes, asegurando, que él dejaría de hacerlo; siempre y
cuando se le demostrara que las traducciones de las Biblias que se estaban
repartiendo estuvieran erradas. Con esta intervención de Trumbull, la prensa
liberal dio por terminado el debate con la Revista Católica; contribuyó a ello la
34
Heise, Julio, op. cit.

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posición final tomada por el gobierno, en el sentido de autorizar la


construcción del templo disidente, no obstante, mando a levantar un muro que
cubriera el frontis del templo para asegurar su carácter privado.

El Gobierno de Montt, como vimos anteriormente, abrió las puertas


para que los protestantes se instalaran libremente en el país. La idea era
estimular la economía por medio de sus habilidades comerciales e industriales
adquiridas en sus países de origen, como por medio de los préstamos y
facilidades económicas que podía granjearse de los países de donde provenían
los protestantes, al concederles ciertos privilegios fundamentales tales como: el
derecho de poder libremente adorar a Dios de acuerdo a su religión y de poder
igualmente, consagrar los actos más importantes de su vida, incluyendo su
muerte, de acuerdo a los ritos de su fe.

Con la derrota de la oposición en las elecciones parlamentarias de


1858, el clima político comenzó a deteriorarse, los opositores vieron como la
única solución para terminar con el gobierno autoritario el efectuar una
revolución armada. Esta estalló a principios del año siguiente, pero
rápidamente fue aplastada por el régimen luego de unos meses. Pero el triunfo
del Gobierno no significó el apaciguamiento de los ánimos, continuaron los
motines y atentados, siendo el más grave de todos, el ocurrido en Valparaíso, el
18 de septiembre de 1859, mientras se celebraba en la iglesia matriz, el
Tedeum por la independencia nacional.

Alrededor de las tres de la tarde de ese día, un grupo organizado de


hombres armados se abalanzaron sobre la guardia que custodiaba la iglesia,
provocando la confusión sobre los soldados y el público congregado a las
afueras del templo. La autoridad que presidía esta ceremonia era el Intendente
interino, el General Juan Vidaurre Leal, quien había sido el vencedor en la
batalla de Cerro Grande, en el que fue derrotado en forma definitiva el ejército
revolucionario del norte, organizado por el rico minero Pedro León Gallo,
poniendo fin así a la revolución iniciada unos meses antes. El General Vidaurre
al oír los disparos, salió de la iglesia con el fin de apaciguar a los amotinados,
cuando en forma imprevista, y a boca de jarro, recibió un disparo que lo hirió
de muerte, cayendo por las escalinatas de la iglesia donde se encontraba. Este
acontecimiento provocó la huida de los amotinados que se dispersaron llenos

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El protestantismo entre la lucha de liberales y conservadores

de pánico, por lo visto no tenían en sus planes asesinar al General. Con este
atentado, la oposición sintió el peso de su culpa; y se unió al gobierno para
repudiar este acto y llamar a la tranquilidad.

El domingo siguiente, en la Unión Church, el reverendo Trumbull


predicó un sermón, el cual fue traducido al español en dos oportunidades para
ser distribuido entre la población del puerto; en él, condenó el atentado, y
formuló su posición frente a los métodos de gobernar de las autoridades de la
nación, las que debían hacerlo con el respeto y las simpatías de sus pueblos;
señalando además que el deber de los gobernados era acatar y apoyar a la
autoridad. Para Trumbull, era un deber sagrado el respeto a la autoridad, y
aunque esta fuera defectuosa en su proceder para con su pueblo; la resistencia
sólo debía ser utilizada como último remedio para poner fin a un mal gobierno,
y éste no era el caso del Intendente asesinado.

En su sermón Trumbull hizo un llamado a la oposición, para que dejara


de echar mano a los actos violentos, ya que éstos sólo engendrarían más odio,
mientras mantuvieran la violencia como arma para llegar al poder los
opositores no podrían nunca hacer un buen gobierno. A los liberales les dijo
que con ese tipo de actos, no se promovía la causa de la libertad, sino más bien
la maltrataba y postergaba su realización.

Este llamado público de Trumbull a los liberales para que desecharan


la violencia como método para terminar con el Gobierno y así tener acceso al
poder, sin duda que estaba motivado por un espíritu evangélico de
reconciliación para traer la paz a la convulsionada vida política nacional
alterada desde los inicios del año. También, podría concluirse que esta actitud
reconciliadora también se debía a su agradecimiento y a través de él, el de
todos los protestantes residentes en el país, al Gobierno de Montt por el amplio
grado de tolerancia de que habían gozado durante su mandato, permitiéndoles
incluso levantar sus templos y hacer proselitismo sin mayores tropiezos. Por
estas razones, aunque los protestantes no estuvieran de acuerdo con el
autoritarismo de Montt, reconocían que por lo menos para ellos había existido
un mayor grado de libertad que el que podría esperarse de acuerdo a lo
estipulado por las leyes y la Constitución.

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El gobierno de Montt llegó a su fin en medio de la intranquilidad


pública; durante su decenio, el país había sufrido notables transformaciones,
tanto por el progreso introducido en las comunicaciones, como por la
incorporación de territorios hasta ese momento fuera del alcance del poder
central. Por sobre esas transformaciones materiales, la más importante de todas
fue el quiebre de la unidad de creencias existentes hasta entonces. Con el
surgimiento de las logias masónicas y de las iglesias protestantes se comenzó a
abrir paso a nuevas ideas religiosas y políticas; el liberalismo inició su ascenso
hacia el poder en la sociedad chilena, y con él, el laicismo buscó legitimar
religiosamente su discurso ante la oposición tenaz del ultramontanismo.

Pese a todo, los protestantes eran un elemento de esta lucha en la que


su toma de posición dentro del campo de batalla ya estaba predeterminada, el
bando liberal era donde estaba su posición en la lucha ideológica que se transó
entre liberales y conservadores a lo largo del siglo XIX, especialmente a partir
del gobierno de Montt.

Con la llegada de José Joaquín Pérez al poder, el país entró


nuevamente a un estado de tranquilidad pública, el mandatario trató de hacer
un gobierno de conciliación nacional, por lo que llamó a gente de la fusión
liberal-conservadora para que formase parte de su gobierno, junto a los
nacionales. Pero luego de un tiempo éstos se retiraron del gobierno pasando a
la oposición, teniendo mayoría en el Congreso. La fusión liberal-conservadora
llegó a ser el grupo político que apoyó a Pérez en su gestión gubernativa.

Durante el primer quinquenio de su administración, los protestantes


continuaron manteniendo los privilegios alcanzados en el gobierno anterior, e
incluso, pudieron difundir sus doctrinas en una forma más libre, pero sobre
todo, utilizaron la prensa liberal para dar a conocer lo que ellos consideraban
una injusta discriminación, como era la prohibición de los matrimonios mixtos,
entre católicos y protestantes.

David Trumbull por medio de la prensa liberal-radical de Valparaíso y


Santiago, inició una campaña de concientización sobre el estado de muchas
parejas que no podían contraer matrimonio, a no ser que alguno de los
esponsales renunciara a su fe, aceptando la de su futuro cónyuge, cosa que

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algunos hacían sólo para casarse, pero manteniendo privadamente su religión.


En cambio había otros casos, en que la solución al problema era el
concubinato; en ambas situaciones la falta moral era grave. En 1863 Trumbull
inició esta cruzada para que se legisle a favor de los matrimonios mixtos,
cruzada que no terminó hasta la aprobación de la ley del matrimonio civil
dictada por Santa María. En 1865, con ocasión de la discusión en el Congreso
sobre la reforma del artículo Quinto, Trumbull nuevamente utilizó la prensa
liberal ligada a la masonería para presionar al gobierno para que se aprobara la
ley.

Pese a la campaña a favor de la reforma del artículo Quinto, sólo se


logró la dictación de una ley interpretativa el 17 de julio de 1865, que
estableció que los no católicos podían practicar sus cultos en locales privados,
e igualmente podían mantener escuelas para la educación de sus hijos donde
podían enseñarles las doctrinas de su religión. Aunque no satisfacía
completamente las aspiraciones de los protestantes, la ley interpretativa
constituía un avance sustancial en su situación jurídica, al reconocerles el
derecho de reunirse y de educarse en sus propios locales, por lo que se les
garantizaba que no serían molestados. Con la aprobación de esta ley se abrió
las puertas para que los misioneros estadounidenses iniciaran su labor
proselitista en el país, como de hecho ocurrió una vez aprobada la ley;
iniciándose así una nueva etapa en la historia religiosa del país.

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