Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

Ensayo Antonio Dagnino

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 31

I

Herman Hesse: “La vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo, el intento
de un camino, el esbozo de un sendero”
Herman Hesse
Hablar de Antonio Dagnino impone trasladarnos a la atmósfera y el espacio donde

se desarrollan nuestras conversaciones; una vieja casa familiar apartada del bullicio

en el lado sur de la ciudad. Allí se encuentran su estudio y taller. Allí habitan, entre

espacios de luz y sombra, delineados por la luminosidad de aquellas ventanas que

dejan pasar la irradiación del sol entre los árboles del jardín que rodean la casa;

recuerdos familiares y personales, encarnaciones en objetos y muebles, viejas

fotografías y pinturas que parecen transcurrir en un extraño tiempo de silencios que

mora en cada habitación.

Cada encuentro que ocurría en casa del maestro estaba anticipado por las ansias

de querer librarme del estrepito de la ciudad, del azoramiento de la faena diaria en

este vivir metropolitano; para poder llegar con armonía y paz, y así poder estar a

tono con el matiz del aire que se respira en su presencia.

Cada relato de su vida está pleno de sustancias que lo estampan como un personaje

apasionado sobre la superficie de todos los eventos que componen la extraordinaria

narración que es su vida. Pero esta pasión contrasta con la suave cadencia de su

voz, una voz que surge profunda como sustancia madura, anidada por el viento y

las nubes de un peregrinar entre abismos y cumbres en una búsqueda del ser, que

estalla de repente en magníficas risas explosivas que acompañan a cada uno de

sus relatos.

1
Mientras conversamos, entre libros, papeles, pinturas, pinceles y esculturas, el

maestro suele jugar con un cigarrillo, sin encenderlo, nunca lo llega a fumar. Saca

de él algunas hojas de tabaco, las mastica y se las traga, y luego hace del extremo

del cigarrillo una punta como la de un lápiz. Algún viejo hábito que insiste del

pasado.

Hoy, el maestro Dagnino observa el horizonte a través de miradas que releen su

vida pasada, en un ejercicio de búsqueda de sentidos. Esta tarea de recordar y

desandar el camino, regresar sobre los pasos dados a través de la escritura, el

dibujo y la pintura, abriendo heridas ya sanadas, descociendo y encontrando el

patrón que ha dado forma a la vestimenta; es un descoser y coser que permite

crear y reinventar. Es, quizá, abrir una caja melancólica que al mismo tiempo avanza

sobre un horizonte de esperanza que puede abrir las puertas de un paraíso del que

no podrá ser expulsado.

“Los recuerdos no pueblan nuestra soledad, como suele decirse. Por el contrario,
la hacen más profunda.”
Gustave Flaubert
Profunda y aguda es esta labor del recordar donde el maestro, entre el oficio de

escritor y el de pintor y dibujante, se ha construido una ruta de doble vía, entre lo

sagrado y lo profano, la luz y la oscuridad, la muerte y la inmortalidad. Una ruta que

se expresa en el desarrollo de su pintura y su literatura compuesta de una narrativa

autobiográfica. Ruta difícil de transitar, que no es para cualquiera, tal como aparece

inscrito en el frontispicio del “”teatro mágico” en el Lobo Estepario de Herman Hesse,

en donde el desarraigo más profundo y encarnizado con la locura, el desenfreno y

el borde de los abismos más insondables, hacen que se retire a la reflexión sobre

2
heridas abriéndolas nuevamente desde su narrativa y su plástica para que, quizás,

allí la ignorancia encuentre la muerte. La ignorancia de aquello que como enigma

sea finalmente revelado y muera.

Esta aventura es un recorrido, que, para el maestro, asiduo habitante de este oficio

del vivir, escribir y pintar, encarna el ideal de su arte: las andanzas por los estados

del alma eternamente sedienta de luz. El anhelo de encontrar, como decía Herman

Hesse, la posibilidad de que su arte sea “la contemplación del mundo en estado de

gracia”.

Y así, finalmente la memoria descanse, bajo la frondosa sombra de la poesía y del

arte.

II

Antonio Eduardo Dagnino Mosquera nace en Caracas el 28 de enero de 1940. Un

acuariano, nacido en la era del signo de acuario. Era de revelaciones místicas y de

liberación de la mente. Un tiempo caracterizado por una generación marcada por la

expansión de la libertad individual. Generación rubricada por acontecimientos

mundiales memorables; el asesinato de John F. Kennedy, Robert Kennedy y Martin

Luther King, Jr., The Beatles, el Rock y la explosión de la Cultura Pop, la llegada del

hombre a la Luna, la guerra de Vietnam y las consecuentes protestas contra ella, la

experimentación social, la libertad sexual, movimientos por los derechos civiles,

disturbios políticos, movimientos ecologistas, movimientos feministas, la

experimentación con sustancias para la alteración de la conciencia y la inserción

3
del pensamiento oriental en la cultura occidental. Una generación marcada por la

ansiedad y el ímpetu de romper los moldes de sus predecesores.

En Venezuela en particular, una generación marcada por el derrocamiento de la

dictadura Perejimenizsta. Así nos lo relata “… para 1958 había sido la caída de

Pérez Jiménez y eso cambió enormemente la mentalidad del país… por tradición

desde los tiempos de Bolívar y de Páez, Venezuela había estado bajo una célula

militar en una sociedad poco permisiva social e ideológicamente… 1958 fue un

boom y para la gente de mi edad eso fue un gran estímulo…y por eso tuve la fuerza

de oponerme a mi familia y convencerlos de que me dejaran buscar mi destino en

un camino no convencional…”

Un impulso que conlleva al maestro a surcar peligrosos recorridos que como bordes

de saltos abismales en un viaje arquetípico lo llevan al descenso y a la penetración

de iniciaciones en su vida, que se pueblan de pruebas, aliados y aun de enemigos

dispuestos en sus propias neurosis en los recovecos de su mente. Una lucha de

días fríos y zonas gélidas.

Una travesía que se inicia desde su mundo cotidiano y familiar que pasó de un día

para otro a estar signado por el divorcio de sus padres y la separación de su madre

cuando apenas contaba los 7 años de edad. El arrebato de su madre de este mundo

habitual se transforma en una marca profunda que recorrerá su vida y se

transformará en un anhelo por completarse, un deseo por conquistar un

inalcanzable paraíso perdido. La presencia de una antigua armonía, plena y

profunda que se escapa misteriosamente trasfigurando su mundo, que de repente

4
gira vertiginosamente e, incomprensiblemente, desemboca en abandono. Con

apenas 11 años de edad, termina en un internado de los Estados Unidos, solo y sin

comunicación con su familia.

Sin embargo, un recorrido que lo lleva a allanar caminos de contemplación en la

mente de un joven sensible que como nos cuenta “…ya tenía un vicio de leer desde

muy chamito por influencia de mi mamá. Antes de los 11 años, antes de irme a

estudiar a los USA, ya yo había leído por lo menos veinte novelas, había leído Emilio

Salgari, había leído todas las novelas de Dumas, el ciclo del Rey Arturo, Las Mil y

Una Noche versión infantil, y lo que es más raro Las Mil y Una Noche en varios

tomos en versión para adultos, que es una obra erótica. Esa vaina me la daba mi

mamá a leer, yo no sé cómo, cuando yo no tenía ni los 11 años…” Todo esto marca

el horizonte de una búsqueda y de una lucha espiritual que lo llevará después de

numerosas situaciones, al encuentro del mundo y el pensamiento de la India.

En enero de 1960 llega a París para inscribirse en L’Ecole National Superiore des

Beux Arts. Logra finalmente que lo apoyen en un camino cuya propensión ya sentía

cuando “… me aclaré en mi vocación artística a la edad de los 16-17 años cuando

estaba interno en el colegio San José de Mérida”.

Habiendo abandonado sus estudios de filosofía en la Universidad Central de

Venezuela”… finalmente conseguí que me apoyaran con una beca muy pequeña

para ir a París y allí estuve 6 años”

París representa unos de los umbrales de una travesía que rebasaría las paredes

de la educación artística de L’Ecole National Superiore des Beux Art, para

5
convertirse en un territorio, una cartografía de pruebas, aliados y enemigos. Y en

última instancia la aproximación a la fosas más profundas de su propia mente. “...le

paro nada o casi nada a las clases. Prefiero los museos, las exposiciones, los libros,

las pasiones, los levantes, las polémicas con los artistas y los poetas en los Cafés

de la Rive Gauche. Prefiero encerrarme en mi buhardilla, solo, a vomitar, desde el

magma del subconsciente, colores y formas de pesadilla. Me han brotado mil ojos

en el cerebro y un signo de interrogación en cada poro y cada cabello rebelde”

París configura una red de relaciones que constituye en el joven artista la fuente

primaria de una poética y una plástica que como un todo expresa las

correspondencias fantásticas de las cuales están hechas su percepción de la

realidad. Así él nos cuenta como “…No hubo una estructura familiar que me

enseñara valores…si tu padre se casa y se vuelve divorciar y se vuelve a casar, y

tu madre lo hace 7 veces…tú estas un poco perdido ante la vida…y no sabes

enfrentarla con éxito…así un poco los libros y los museos fueron la fuente no sólo

de cultura general sino de valores…fuente de cosas que yo debía emular para

crecer para no quedarme como un niño atormentado que es lo que reflejan los

dibujos entre los 17,18,19 años que son los que están en Sol en la casa Doce…”

De este periplo van a surgir posteriormente sus narrativas “Sol en la Casa Doce”

(1970) “A Contracorriente” (1995) y “Delirio en París” (2010).

En las conversaciones el maestro nos relata acerca de los personajes que gotean

el lienzo de su diario vivir parisino y que se convierten en trazos de su formación

artística, cultural y personal “…En París conocí y hable largamente con Pablo

Neruda… allí conocí a Allen Ginsberg… pasé como 10 horas hablando (con

6
Él)…conocí a Henry Michaux el gran poeta del momento y el autor de libros

seminales sobre psicotrópicos… a Ginsberg lo admiraba mucho… ya yo había leído

buena literatura y algunos amigos me habían hablado de los Hipsters…y había

leído a Jack Kerouac …era un tiempo donde empezaba un boom absolutamente

nuevo y creador… …un tiempo que cambió literalmente los parámetros culturales

del momento… vi, aunque nunca me atreví a hablar con ellos, a Sartre y Simone de

Beauvoir…vi a Alejo Carpentier… al gran Giacometti lo vi muchas veces en los cafés

tarde en las noches o en los restaurantes…lo admiraba muchísimo…nunca tuve el

coraje de llegar y hablarle…y en ese ambiente cosmopolita había un grupo

venezolano maravilloso…Soto todavía tenía que tocar de noche en los cafés para

ganarse la vida…trabaja en los cafés en la noche y en el día pintaba, trabajaba

durísimo…Cruz Diez más bien trabajaba en diseño para ganarse la vida…y estaba

la gente de mi edad Manuel Espinosa, El Indio Guerra, Gabriel Marco, por allí paso

el Chino Hung. Entre los poetas estaba Adriano Gonzales León, Hernando Track,

Mario Abreu, un personaje que se hizo muy amigo mío a pesar de la diferencia de

edad, Juan Sánchez Peláez…había como una hermandad… había ciertos cafés

que frecuentábamos… cafés como la Pallete y otros donde nos encontrábamos no

sólo los venezolanos sino también argentinos, dominicanos, gente del Ecuador, era

un ambiente bien internacional entre artistas, escritores y poetas…”

En este ambiente, también frecuenta al poeta Chales Duits a quien había conocido

en el camarote del barco que lo llevó a París. Duits se convertirá en una especie de

mentor de su travesía parisina y su recorrido por el mundo del descubrimiento

psicodélico y del alcance sagrado de los psicotrópicos que van a alimentar en su

7
conciencia la expansión del horizonte espiritual. “…Él (Duits) había sido iniciado en

el peyote por un amigo de la infancia o de la adolescencia…en nueva york…David

Hare… al cabo de uno o dos años me propuso que hiciéramos esa experiencia…la

hicimos una 3 0 4 veces”.

Estas experiencias inducidas por el uso de psicotrópicos lo lleva a un conocimiento

cumbre “…era el encontrarse cara a cara con el sentido último de la vida…”

“Sobre el horizonte glorioso,

Infinito y milagroso

una Luz desconocida

-más brillante y atractiva

que el primer lucero,

que cualquier herida-

me ilimita, abriendo un agujero

en lo que antes era un pobre cero.

mi alma surge de mi frente

y vuela hacia su fuente”

(Antonio E. Dagnino-Delirio en Paris)

Una iniciación que deriva en “…una obsesión sobre todo esto y en cómo se logra

esta experiencia sin las drogas… “. Sin embargo, para un joven confundido

representó todavía una mayor confusión.

8
Pero “…las lecturas me hicieron ver gente como Ramakrisna y

Vivekannada…fueron unos de los primeros libros místicos que conseguí donde

hablaban de la misma cosas… entonces me fui a la India a buscar un maestro…”

Esta búsqueda lo lleva en 1964 a la India donde conoce a la mística Sufí Ma

Rehanna Tyabji quien lo lleva por la experiencia de las regresiones a explorar sus

vidas pasadas y lo conduce eventualmente a buscar en Hardwar a la santísima

Madre Sri Sri Anandamayi quien…”me despierta y me sumerge durante 12 horas

en una lucidez sin fondo sin medida, sin pensamiento ni temporalidad…Lo supremo

lo sagrado…”

Esta experiencia representa un tesoro vital y la revelación del horizonte espiritual

para el maestro Dagnino que atesorará mientras el recorrido por la vida lo regresa

a Europa y a Venezuela donde trabaja como profesor en el Centro Experimental de

Arte de La Universidad de Los Andes entre 1966-1969 junto a personajes como

Oswaldo Vigas, Manuel Espinosa, el Indio Guerra, Manuel de La fuente, Carlos

Contramaestre, entre otros.

El germen de estas experiencias pulula en el interior del artista. Un principio simple

pero activo y primitivo que como alquimia de toda iniciación se intensifica con el

tiempo y arrastra lo viejo a lo nuevo, desde la confusión y la oscuridad de la

desorientación al esplendor del camino por recorrer.

“El hombre libre es el que no

teme ir hasta el final de su pensamiento”

León Blum

9
Así, después de descubrir el culto a María Lionza y viajar por México y Bolivia.

Regresa a la India al inicio de los años 70 y ”… me vuelvo a sentar humildemente

en el regazo omniamoroso y todoabarcante de Sri Sri Mata Anandamayi…”

Dejando los obstáculos y las inseguridades se zambulle a vivir la vida en la India, a

conocerla viviéndola. A vivir “…con los shadus como los shadus…” Descalzo y en

taparrabos recorre como monje errante desde Punjab Hasta Assam y desde

Rishikesh a Kanya Kumari.

El ansia de adoración divina quiebra cualquier temor, incluso el más difícil de los

temores, el temor a sí mismo. La verdadera vida es una mística pulsión por retornar

a esa intuición fundamental libre de inhibiciones.

Enlaza conocimientos de iluminados conocidos y desconocidos recorriendo

enseñanzas y transmisiones. Recorre desde “mezquitas venerables y templos

eróticos tántricos hasta las pagodas más santas del Budismo”

“The Hidden well-spring of your soul must needs rise and run to the sea;

And the treasure of your infinite depth would be revealed to your eyes” 1

(Kahlil Gibran-The Prophet)

Pero es la propia Anandamayi, su gurú, quien le dice que regrese a Venezuela. “…si

no hubiera sido por una orden suya, no estaría cumpliendo mi misión en Venezuela.”

1
El oculto manantial de tu alma necesita surgir y correr susurrando hacia el mar;
Y el tesoro de tu infinita profundidad quedaría descubierto ante tus ojos.

10
Así, otra vez en el mundo, firme sobre sí mismo, consumada esta odisea, se levanta

sobre el origen intransferible de la libertad conquistada, y toma el camino de

regreso, y paso a paso, detalle a detalle, dibuja y des-oculta las imágenes de sus

días venideros. Sin duda, no sin algún temor de que la gracia lograda por las

hazañas se desvanezca en el mundo, pues lleva el bálsamo de la luz conquistado

a la cotidianidad.

En 1976 regresa como profesor de dibujo en la ULA donde va a desarrollar una

importante labor como docente que continúa hasta la fecha y que realiza al mismo

tiempo que desarrolla diversas actividades artísticas y expositivas.

Entre muchas de las actividades que realiza llega a protagonizar el papel del

Libertador en el mítico largometraje de Diego Rízquez originalmente filmado en

Super 8 “Bolívar, Sinfonía Tropikal “. Actúa en “Narciso y Goldmundo” y “Candilejas

en la Niebla” de Beto Arvelo y en “Cubagua” de Michael New. Y explora con éxito

el mundo de las tablas con el montaje de “Cuatro Piedras” de Freddy Torres y luego

“Simón Macabeo de las Américas” y escribe la versión final de “Delirio en París” y

publica “A Contracorriente” y “El Árbol de la Vida”

Pero es con "Doce Metros Cuadrados de Erotismo" (comic simbólico y afrodisíaco

de ese tamaño), que “le gane la última batalla a los partos monstruosos y los

desgarramientos neuróticos, y pongo el diablo del desdibujo en su negror y en su

luz sitúo el amor divino y el divino amor.”

Sin embargo, las sombras que no han sido totalmente depuestas suelen retornar

como una mirada que hostiga en el tiempo para así responder a un último ataque

11
desesperado, el último intento de aquello que se defiende y se niega a entregarse

definitivamente.

En 1999, regresa a la India invitado por el Indian Council for Cultural Relations, para

dar clases en la Chitrakala Parishat, la Escuela Superior de Arte de la Universidad

de Bangalore y allí una vez terminado su contrato fija residencia en Puttaparthy,

para enfrentar dos embates: un cáncer en la vesícula y fiebre tifoidea.

Bajo la amorosa sombra de Sai Baba recibe la curación de sus manos. “Sai Baba

me cura de un cáncer en la Vesícula y me forzó a mirar hacia dentro sin escape, día

tras día, mes tras mes, año tras año. Casi siempre hay tensión, rencores que soltar.

Temores que vencer. Pero a veces; beso la pureza; sondeo el infinito y -con la gracia

de los maestros- naufrago y me diluyo como luz en la luz….”

En la India visita los devotos de su Maestra Sri Sri Ma Anandamayi en Harwar, quien

había fallecido.

Sin embargo, para el maestro “…las líneas de mis dibujos no puedan abarcar el

proceso intimo que se ha desencadenado en mi…”

Estas experiencias de lucha contra la muerte representan un renacimiento para el

maestro Dagnino que significan una transformación que se ha convertido en el

trabajo artístico y literario actual, y que vislumbra temas alrededor del éxtasis, el

amor universal y que lo lleva a revisar “…las sombras desdibujadas y el delirio

agresivo que atormentó mi alma y mi obra desde su inicio. Corrijo defectos. Retomo

simbolismos, castigos texturas y entrompo telas de grandes dimensiones que deseo

incendiar con colores puros, claridades cósmicas y figuras serenas con luz propia.”

12
Obras aún inéditas como “God razy: My timeless times with Ma", entre otras muchas

que esperan en sus libretas y bocetos, y que dibujan la exaltación que la vida le ha

asignado, que buscan comunicar con nuevos bríos y formas expresivas escrutando

rutas para lograr emerger, tal como nos relata: “…me cuesta mucho terminar en el

sentido de estar seguro de que cuento el cuento de la manera como deba ser

contado…”. En esta nueva etapa de la vida que representa el envejecer con una

mirada libre, amplia y serena, y que comprendemos cuando nos dice: “…yo vi la

vejez como uno quisiera vivirla… en la india… esa vejez que ves allá en el pueblo

común… esos ancianos que te llaman la atención por su nobleza, por algo en la

mirada por un porte… mi primera guru Anandamayima igual… (que) Sai Baba,

son… ejemplos…”

II

Antonio Eduardo Dagnino Mosquera nace en Caracas el 28 de enero de 1940. Un

acuariano, nacido en la era del signo de acuario. Era de revelaciones místicas y de

liberación de la mente. Un tiempo caracterizado por una generación marcada por la

expansión de la libertad individual. Generación rubricada por acontecimientos

mundiales memorables; el asesinato de John F. Kennedy, Robert Kennedy y Martin

Luther King, Jr., The Beatles, el Rock y la explosión de la Cultura Pop, la llegada del

hombre a la Luna, la guerra de Vietnam y las consecuentes protestas contra ella, la

experimentación social, la libertad sexual, movimientos por los derechos civiles,

disturbios políticos, movimientos ecologistas, movimientos feministas, la

experimentación con sustancias para la alteración de la conciencia y la inserción

13
del pensamiento oriental en la cultura occidental. Una generación marcada por la

ansiedad y el ímpetu de romper los moldes de sus predecesores.

En Venezuela en particular, una generación marcada por el derrocamiento de la

dictadura Perejimenizsta. Así nos lo relata “… para 1958 había sido la caída de

Pérez Jiménez y eso cambió enormemente la mentalidad del país… por tradición

desde los tiempos de Bolívar y de Páez, Venezuela había estado bajo una célula

militar en una sociedad poco permisiva social e ideológicamente… 1958 fue un

boom y para la gente de mi edad eso fue un gran estímulo…y por eso tuve la fuerza

de oponerme a mi familia y convencerlos de que me dejaran buscar mi destino en

un camino no convencional…”

Un impulso que conlleva al maestro a surcar peligrosos recorridos que como bordes

de saltos abismales en un viaje arquetípico lo llevan al descenso y a la penetración

de iniciaciones en su vida, que se pueblan de pruebas, aliados y aun de enemigos

dispuestos en sus propias neurosis en los recovecos de su mente. Una lucha de

días fríos y zonas gélidas.

Una travesía que se inicia desde su mundo cotidiano y familiar que pasó de un día

para otro a estar signado por el divorcio de sus padres y la separación de su madre

cuando apenas contaba los 7 años de edad. El arrebato de su madre de este mundo

habitual se transforma en una marca profunda que recorrerá su vida y se

transformará en un anhelo por completarse, un deseo por conquistar un

inalcanzable paraíso perdido. La presencia de una antigua armonía, plena y

profunda que se escapa misteriosamente trasfigurando su mundo, que de repente

14
gira vertiginosamente e, incomprensiblemente, desemboca en abandono. Con

apenas 11 años de edad, termina en un internado de los Estados Unidos, solo y sin

comunicación con su familia.

Sin embargo, un recorrido que lo lleva a allanar caminos de contemplación en la

mente de un joven sensible que como nos cuenta “…ya tenía un vicio de leer desde

muy chamito por influencia de mi mamá. Antes de los 11 años, antes de irme a

estudiar a los USA, ya yo había leído por lo menos veinte novelas, había leído Emilio

Salgari, había leído todas las novelas de Dumas, el ciclo del Rey Arturo, Las Mil y

Una Noche versión infantil, y lo que es más raro Las Mil y Una Noche en varios

tomos en versión para adultos, que es una obra erótica. Esa vaina me la daba mi

mamá a leer, yo no sé cómo, cuando yo no tenía ni los 11 años…” Todo esto marca

el horizonte de una búsqueda y de una lucha espiritual que lo llevará después de

numerosas situaciones, al encuentro del mundo y el pensamiento de la India.

En enero de 1960 llega a París para inscribirse en L’Ecole National Superiore des

Beux Arts. Logra finalmente que lo apoyen en un camino cuya propensión ya sentía

cuando “… me aclaré en mi vocación artística a la edad de los 16-17 años cuando

estaba interno en el colegio San José de Mérida”.

Habiendo abandonado sus estudios de filosofía en la Universidad Central de

Venezuela”… finalmente conseguí que me apoyaran con una beca muy pequeña

para ir a París y allí estuve 6 años”

París representa unos de los umbrales de una travesía que rebasaría las paredes

de la educación artística de L’Ecole National Superiore des Beux Art, para

15
convertirse en un territorio, una cartografía de pruebas, aliados y enemigos. Y en

última instancia la aproximación a la fosas más profundas de su propia mente. “...le

paro nada o casi nada a las clases. Prefiero los museos, las exposiciones, los libros,

las pasiones, los levantes, las polémicas con los artistas y los poetas en los Cafés

de la Rive Gauche. Prefiero encerrarme en mi buhardilla, solo, a vomitar, desde el

magma del subconsciente, colores y formas de pesadilla. Me han brotado mil ojos

en el cerebro y un signo de interrogación en cada poro y cada cabello rebelde”

París configura una red de relaciones que constituye en el joven artista la fuente

primaria de una poética y una plástica que como un todo expresa las

correspondencias fantásticas de las cuales están hechas su percepción de la

realidad. Así él nos cuenta como “…No hubo una estructura familiar que me

enseñara valores…si tu padre se casa y se vuelve divorciar y se vuelve a casar, y

tu madre lo hace 7 veces…tú estas un poco perdido ante la vida…y no sabes

enfrentarla con éxito…así un poco los libros y los museos fueron la fuente no sólo

de cultura general sino de valores…fuente de cosas que yo debía emular para

crecer para no quedarme como un niño atormentado que es lo que reflejan los

dibujos entre los 17,18,19 años que son los que están en Sol en la casa Doce…”

De este periplo van a surgir posteriormente sus narrativas “Sol en la Casa Doce”

(1970) “A Contracorriente” (1995) y “Delirio en París” (2010).

En las conversaciones el maestro nos relata acerca de los personajes que gotean

el lienzo de su diario vivir parisino y que se convierten en trazos de su formación

artística, cultural y personal “…En París conocí y hable largamente con Pablo

Neruda… allí conocí a Allen Ginsberg… pasé como 10 horas hablando (con

16
Él)…conocí a Henry Michaux el gran poeta del momento y el autor de libros

seminales sobre psicotrópicos… a Ginsberg lo admiraba mucho… ya yo había leído

buena literatura y algunos amigos me habían hablado de los Hipsters…y había

leído a Jack Kerouac …era un tiempo donde empezaba un boom absolutamente

nuevo y creador… …un tiempo que cambió literalmente los parámetros culturales

del momento… vi, aunque nunca me atreví a hablar con ellos, a Sartre y Simone de

Beauvoir…vi a Alejo Carpentier… al gran Giacometti lo vi muchas veces en los cafés

tarde en las noches o en los restaurantes…lo admiraba muchísimo…nunca tuve el

coraje de llegar y hablarle…y en ese ambiente cosmopolita había un grupo

venezolano maravilloso…Soto todavía tenía que tocar de noche en los cafés para

ganarse la vida…trabaja en los cafés en la noche y en el día pintaba, trabajaba

durísimo…Cruz Diez más bien trabajaba en diseño para ganarse la vida…y estaba

la gente de mi edad Manuel Espinosa, El Indio Guerra, Gabriel Marco, por allí paso

el Chino Hung. Entre los poetas estaba Adriano Gonzales León, Hernando Track,

Mario Abreu, un personaje que se hizo muy amigo mío a pesar de la diferencia de

edad, Juan Sánchez Peláez…había como una hermandad… había ciertos cafés

que frecuentábamos… cafés como la Pallete y otros donde nos encontrábamos no

sólo los venezolanos sino también argentinos, dominicanos, gente del Ecuador, era

un ambiente bien internacional entre artistas, escritores y poetas…”

En este ambiente, también frecuenta al poeta Chales Duits a quien había conocido

en el camarote del barco que lo llevó a París. Duits se convertirá en una especie de

mentor de su travesía parisina y su recorrido por el mundo del descubrimiento

psicodélico y del alcance sagrado de los psicotrópicos que van a alimentar en su

17
conciencia la expansión del horizonte espiritual. “…Él (Duits) había sido iniciado en

el peyote por un amigo de la infancia o de la adolescencia…en nueva york…David

Hare… al cabo de uno o dos años me propuso que hiciéramos esa experiencia…la

hicimos una 3 0 4 veces”.

Estas experiencias inducidas por el uso de psicotrópicos lo lleva a un conocimiento

cumbre “…era el encontrarse cara a cara con el sentido último de la vida…”

“Sobre el horizonte glorioso,

Infinito y milagroso

una Luz desconocida

-más brillante y atractiva

que el primer lucero,

que cualquier herida-

me ilimita, abriendo un agujero

en lo que antes era un pobre cero.

mi alma surge de mi frente

y vuela hacia su fuente”

(Antonio E. Dagnino-Delirio en Paris)

Una iniciación que deriva en “…una obsesión sobre todo esto y en cómo se logra

esta experiencia sin las drogas… “. Sin embargo, para un joven confundido

representó todavía una mayor confusión.

18
Pero “…las lecturas me hicieron ver gente como Ramakrisna y

Vivekannada…fueron unos de los primeros libros místicos que conseguí donde

hablaban de la misma cosas… entonces me fui a la India a buscar un maestro…”

Esta búsqueda lo lleva en 1964 a la India donde conoce a la mística Sufí Ma

Rehanna Tyabji quien lo lleva por la experiencia de las regresiones a explorar sus

vidas pasadas y lo conduce eventualmente a buscar en Hardwar a la santísima

Madre Sri Sri Anandamayi quien…”me despierta y me sumerge durante 12 horas

en una lucidez sin fondo sin medida, sin pensamiento ni temporalidad…Lo supremo

lo sagrado…”

Esta experiencia representa un tesoro vital y la revelación del horizonte espiritual

para el maestro Dagnino que atesorará mientras el recorrido por la vida lo regresa

a Europa y a Venezuela donde trabaja como profesor en el Centro Experimental de

Arte de La Universidad de Los Andes entre 1966-1969 junto a personajes como

Oswaldo Vigas, Manuel Espinosa, el Indio Guerra, Manuel de La fuente, Carlos

Contramaestre, entre otros.

El germen de estas experiencias pulula en el interior del artista. Un principio simple

pero activo y primitivo que como alquimia de toda iniciación se intensifica con el

tiempo y arrastra lo viejo a lo nuevo, desde la confusión y la oscuridad de la

desorientación al esplendor del camino por recorrer.

“El hombre libre es el que no

teme ir hasta el final de su pensamiento”

León Blum

19
Así, después de descubrir el culto a María Lionza y viajar por México y Bolivia.

Regresa a la India al inicio de los años 70 y ”… me vuelvo a sentar humildemente

en el regazo omniamoroso y todoabarcante de Sri Sri Mata Anandamayi…”

Dejando los obstáculos y las inseguridades se zambulle a vivir la vida en la India, a

conocerla viviéndola. A vivir “…con los shadus como los shadus…” Descalzo y en

taparrabos recorre como monje errante desde Punjab Hasta Assam y desde

Rishikesh a Kanya Kumari.

El ansia de adoración divina quiebra cualquier temor, incluso el más difícil de los

temores, el temor a sí mismo. La verdadera vida es una mística pulsión por retornar

a esa intuición fundamental libre de inhibiciones.

Enlaza conocimientos de iluminados conocidos y desconocidos recorriendo

enseñanzas y transmisiones. Recorre desde “mezquitas venerables y templos

eróticos tántricos hasta las pagodas más santas del Budismo”

“The Hidden well-spring of your soul must needs rise and run to the sea;

And the treasure of your infinite depth would be revealed to your eyes” 2

(Kahlil Gibran-The Prophet)

Pero es la propia Anandamayi, su gurú, quien le dice que regrese a Venezuela. “…si

no hubiera sido por una orden suya, no estaría cumpliendo mi misión en Venezuela.”

2
El oculto manantial de tu alma necesita surgir y correr susurrando hacia el mar;
Y el tesoro de tu infinita profundidad quedaría descubierto ante tus ojos.

20
Así, otra vez en el mundo, firme sobre sí mismo, consumada esta odisea, se levanta

sobre el origen intransferible de la libertad conquistada, y toma el camino de

regreso, y paso a paso, detalle a detalle, dibuja y des-oculta las imágenes de sus

días venideros. Sin duda, no sin algún temor de que la gracia lograda por las

hazañas se desvanezca en el mundo, pues lleva el bálsamo de la luz conquistado

a la cotidianidad.

En 1976 regresa como profesor de dibujo en la ULA donde va a desarrollar una

importante labor como docente que continúa hasta la fecha y que realiza al mismo

tiempo que desarrolla diversas actividades artísticas y expositivas.

Entre muchas de las actividades que realiza llega a protagonizar el papel del

Libertador en el mítico largometraje de Diego Rízquez originalmente filmado en

Super 8 “Bolívar, Sinfonía Tropikal “. Actúa en “Narciso y Goldmundo” y “Candilejas

en la Niebla” de Beto Arvelo y en “Cubagua” de Michael New. Y explora con éxito

el mundo de las tablas con el montaje de “Cuatro Piedras” de Freddy Torres y luego

“Simón Macabeo de las Américas” y escribe la versión final de “Delirio en París” y

publica “A Contracorriente” y “El Árbol de la Vida”

Pero es con "Doce Metros Cuadrados de Erotismo" (comic simbólico y afrodisíaco

de ese tamaño), que “le gane la última batalla a los partos monstruosos y los

desgarramientos neuróticos, y pongo el diablo del desdibujo en su negror y en su

luz sitúo el amor divino y el divino amor.”

Sin embargo, las sombras que no han sido totalmente depuestas suelen retornar

como una mirada que hostiga en el tiempo para así responder a un último ataque

21
desesperado, el último intento de aquello que se defiende y se niega a entregarse

definitivamente.

En 1999, regresa a la India invitado por el Indian Council for Cultural Relations, para

dar clases en la Chitrakala Parishat, la Escuela Superior de Arte de la Universidad

de Bangalore y allí una vez terminado su contrato fija residencia en Puttaparthy,

para enfrentar dos embates: un cáncer en la vesícula y fiebre tifoidea.

Bajo la amorosa sombra de Sai Baba recibe la curación de sus manos. “Sai Baba

me cura de un cáncer en la Vesícula y me forzó a mirar hacia dentro sin escape, día

tras día, mes tras mes, año tras año. Casi siempre hay tensión, rencores que soltar.

Temores que vencer. Pero a veces; beso la pureza; sondeo el infinito y -con la gracia

de los maestros- naufrago y me diluyo como luz en la luz….”

En la India visita los devotos de su Maestra Sri Sri Ma Anandamayi en Harwar, quien

había fallecido.

Sin embargo, para el maestro “…las líneas de mis dibujos no puedan abarcar el

proceso intimo que se ha desencadenado en mi…”

Estas experiencias de lucha contra la muerte representan un renacimiento para el

maestro Dagnino que significan una transformación que se ha convertido en el

trabajo artístico y literario actual, y que vislumbra temas alrededor del éxtasis, el

amor universal y que lo lleva a revisar “…las sombras desdibujadas y el delirio

agresivo que atormentó mi alma y mi obra desde su inicio. Corrijo defectos. Retomo

simbolismos, castigos texturas y entrompo telas de grandes dimensiones que deseo

incendiar con colores puros, claridades cósmicas y figuras serenas con luz propia.”

22
Obras aún inéditas como “God razy: My timeless times with Ma", entre otras muchas

que esperan en sus libretas y bocetos, y que dibujan la exaltación que la vida le ha

asignado, que buscan comunicar con nuevos bríos y formas expresivas escrutando

rutas para lograr emerger, tal como nos relata: “…me cuesta mucho terminar en el

sentido de estar seguro de que cuento el cuento de la manera como deba ser

contado…”. En esta nueva etapa de la vida que representa el envejecer con una

mirada libre, amplia y serena, y que comprendemos cuando nos dice: “…yo vi la

vejez como uno quisiera vivirla… en la india… esa vejez que ves allá en el pueblo

común… esos ancianos que te llaman la atención por su nobleza, por algo en la

mirada por un porte… mi primera guru Anandamayima igual… (que) Sai Baba,

son… ejemplos…”

III

“¿Qué sería la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo?

Vincent Van Gogh

Prolongada, y muchas veces polémica, ha sido la actividad plástica del maestro

Dagnino. Algunos de los momentos importantes en su vida expositiva comienzan

en 1962 cuando participa en la exposición "Artistes Latinoamericaines a Paris, en el

Musee d' Art Moderne de la Ville de Paris. Ese mismo año participa en el montaje

"Cristo 63", el primer "happening" realizado en Roma, que se convirtió en un

acontecimiento. En 1963 regresa a Caracas y expone 5 años del trabajo realizado

en París en la Sala Mendoza. En 1965, de regreso en París, participa en La Segunda

23
Exposición de los Artistas Latinoamericanos en el Museo de Arte Moderno de Paris.

Expone, además, en la Galeria Due Mondi de Roma. Entre los años 1966 y 1969

expone en la Círculo Galería de Mérida, en la Galería XXII de Caracas y el salón

Oficial de Arte; y en 1976 expone en la Galería La Otra Banda de Mérida y en la

Galería de Lía Bermudez en Maracaibo, además, participa en varias colectivas y en

un salón Nacional de dibujo organizado por Carlos Contramaestre. Ya para 1981 y

1989 gana el 1er premio de pintura en el Salón del Occidente de Venezuela y La

Galería La Otra Banda, organiza una retrospectiva que logra su eco para el 2010

con una gran retrospectiva en el Museo De Arte Moderno Juan Astorga Anta,

nuevamente en Mérida.

Sin embargo, estos hitos en su historia expositiva nos dan una visión incompleta de

su obra en conjunto, pues la obra plástica y literaria del maestro Dagnino formula

un valeroso universo testimonial e interior único. Plástica y narrativa, inseparables

el uno del otro, conforman una concordancia en su vida y obra.

A pesar de haberse ejecutado en diferentes momentos de su vida, pues, en términos

expositivos, la actividad literaria ocurre posterior a la plástica, en realidad vienen

gestándose conjuntamente: “…al final de los 70´s empecé a escribir en serio. Ya

había escrito “Sol en la Casa Doce”. Pero “Sol en la Casa Doce” la había escrito en

dos o tres meses apenas. Y prácticamente no la corregí sino que se editó así…

empecé a escribir mayor, ya hacia los cuarenta años. En el primer libro “A Contra

Corriente” me basé en “Sol en la Casa Doce” He escrito mucho desde entonces y

solo he publicado 4 libros”

24
Estos dos universos se encuentran dialogando en un proceso creativo y en las

búsquedas estéticas y espirituales del artista. Entre la plástica y la narrativa se

trenzan similitudes e intercambios que facilitan y complementa la comprensión de

su obra.

Para el maestro Dagnino el giro entre plástica y narrativa representa un cambio de

énfasis puesto que “Allí empezó otra pasión que me fue absorbiendo. Porque las

artes plásticas te dan como un símbolo fijo de un momento en el tiempo y el espacio.

(por ejemplo), un autorretrato de Rembrandt te da un momento en la vida de

Rembrandt…ese momento… y allí te puedes parar y tratar de entrar en Rembrandt

a partir de esa imagen fija... Vas a sentir lo que el rostro de Rembrandt expresa pero

no vas a entrar en sus vivencias y en todo lo que estaba pasando en su vida en el

momento en que hizo el autorretrato…puede ser que un biógrafo te de una biografía

y te diga que estaba pasando, pero todavía es muy superficial…pero qué estaba

pasando dentro de él minuto a minuto…yo quería expresar eso y por eso me fui a

literatura…puedes abarcar años de un proceso en el libro”

Cada medio personifica en alguna medida una capacidad de representar la realidad,

realidad que ha conformado su vida, y esto provoca y acentúa algo que sugiere

relaciones inter-artísticas indisociables en relación a la referencialidad, entre

realidad y representación desde donde se define la naturaleza y función del arte.

Desde temprana edad, la lectura forma parte de la vida del maestro Dagnino como

Él mismo nos lo ha expresado, y desde ese momento ya se vienen gestando los

materiales que conformarán su desarrollo literario. Al observar la obra plástica y

25
literaria de Dagnino podemos ver elementos de desarrollos plásticos e imágenes

que conforman un universo simbólico propio y complejo.

Este universo simbólico está conformado por materiales de su historia personal que

se constituyen en metáforas de un mundo espiritual y místico interior, donde

conviven juntos y se expresan violentos aspectos expresionistas, morfologías

eróticas, al mismo tiempo que divinas figuras celestiales.

De alguna manera, este universo del maestro Dagnino nos recuerda el ideal de la

poética Baudelaireana; el poeta-artista que se impulsa a la gloria o al infierno en

una exploración sublime, obsesivamente impelido por lograr estados de conciencia

cada vez más cercanos a alcanzar una primitiva inocencia, un paraíso perdido. En

este universo cohabitan la vigilia y el sueño, la voluptuosidad y el dolor ascético.

Pero también nos recuerda del anhelo rimbaudiano del despertar de los sentidos

navegando sobre la rebeldía y la contestación y su vida ha tenido también bastante

de un sentido agitador de la sociedad y su mundo familiar y cotidiano.

“Sol en la Casa Doce”, “A Contracorriente” y “Delirio en París” se convierten en una

alucinante gesta que al “leerse” conjuntamente con la obra plástica nos da la

impresión de que nos permite explorar, a partir de los dos medios, el desarrollo de

un espacio de sentido extático que se proyecta desde cada momento plástico,

sostenido sobre el fluir temporal de la crónica personal. Todo esto nos permite

palpar la interioridad del ser artístico y allí también .vernos reflejados y

reconocernos, de igual manera, en la necesidad arquetípica que cada ser humano

26
tiene de realizar el descenso al cosmos interior sin importar los misterios que allí

podemos encontrar que nos pueden desprender de nuestras zonas de confort.

“Yo veo que mi camino bordea los abismos y me enorgullezco de concebir y hasta

de desear el libertinaje que puede conducir a la santidad, como en el caso de San

Agustín”

(Antonio E. Dagnino-A Contracorriente)

Toda esta obra del maestro Dagnino representa una travesía arquetípica que corre

conjuntamente con la travesía que ha sido su vida. Pues el material de su obra

plástica-literaria es su propia vida. Y esta aventura humana-plástica-literaria es

inseparable de su destino espiritual. Él nos dice: “…poco he escrito inventado…yo

me he ido por la autobiografía…escrita como novela para darle ritmo y pasión pero

en base a hechos reales porque siempre me pareció que la vida misma era más rica

que la ficción…”

“Hay inmensos pasajes de mi vida (pasajes lacerantes, perversos, militantes) que

se acallaron para siempre; inmensos trozos que-monologando con el psiquiatra,

monologando conmigo hasta quemarlos…se perdieron, desaparecieron, ardieron.

Pero también hay paisajes fabulosos, reprimidos (la quilla hundida de mi iceberg)

que no me darán reposo si no pinto, concientizo o sonorizo lo que me impide su

gozo”

(Antonio E. Dagnino-Delirio en Paris)

27
Un destino que aún se encuentra en desarrollo, pero que quizás se inicia desde el

momento de “excomulgación” al cual es condenado a causa de la separación del

universo familiar y estable, para luego ser arrojado en el mundo.

Desde allí, Eduardo Dagnino buscaba, a través del desdibujo de seres que

conforman su plástica y cuyas morfología híbridas parecieran desear transcenderse

a sí mismas, y a partir de la propia corporeidad, torciéndose en una tensión y lucha

sexual y erótica, en un constante movimiento sinuoso que se marca en los trazos y

gestos circulares hacia, quizá, una unidad primordial.

Estas formas plásticas, de igual manera, consiguen reflejo y diálogo a todo lo largo

de su expresión literaria.

“Yo deseo adorar a Dios como plenitud, mezclarme, crecer y participar en el

movimiento solar de la vida. No me quiero estancar ni temer nada, ni siquiera a mí

mismo.

Lo que quiero es diluirme, sumergir los huesos y los nervios en agua deseada de

un amor que no conozco. Sí, en un agua que me limpie, que me aclare, que me

haga transparente…

(Locura de sensaciones, demasiadas sensaciones sucediéndose con un martilleo

vibratorio insoportable…

Sensaciones Primitivas, primarias, anales y violentas como el empuje del falo…)

(Antonio E. Dagnino-A Contracorriente)

28
La totalidad de la obra es una imbricada trama sustentada sobre una alquimia

donde el poeta-artista valoriza la realidad cotidiana en su narrativa a partir de una

metafórica y particular manera de aprehensión de la vida, y que conlleva a

correspondencias en las imaginarias de ambas territorios.

Así, de esta manera, hay pasajes en su narrativa que explotan con toda la fuerza

vital y visual que en su correspondencia plástica demarcan el sentido de un esfuerzo

por expresar en un todo el conjunto de las relaciones en las cuales consiste la

percepción de una realidad.

“¡Si pudiera, realmente, nombrar el tormento que me acosa! ¡Quizás nombrándolo,

volviéndolo imagen lo podría conocer y liberarme de él!...

(Antonio E. Dagnino-Sol en la Casa Doce-A Contracorriente)

Su narrativa se vuelve visual no solo en la forma como las imaginarias son tratadas

en el propio texto, sino porque en ella se encuentra incorporada muchas veces sus

dibujos a manera de ilustraciones. Tal es el caso de “Sol en la Casa Doce” y “Delirio

en París”

Nací salvaje como un animal, mitad fiera, mitad reptil, mitad ave…Pervertido por los

venenos más sutiles, los que no se ven y nos seducen con placeres como puntas

de alfileres, fui condenado al sufrimiento…hurgando todas las geologías de mi ser,

destruyendo quimeras, sueños, deseos, crímenes y amores fantasmales…Se

debería corroer todo, se debería solear todo… ¡Y las sombras roen desde los pies,

asesinan los recuerdos y la luz casi no se filtra!

29
Hay tentáculos que se adhieren a mis nalgas como espadas finas, tentáculos que

adhieren como dulces bocas, tentáculos que me estrangulan, éxtasis nocturno de

animales”

(Antonio E. Dagnino-Sol en la Casa Doce-A Contracorriente)

La plástica y la narrativa de Antonio E. Dagnino, como un conjunto, orientan y

evidencian mecanismos de percepción y de interacción como una manera de

entender la realidad.

Realidad que parece hoy alcanzar para el maestro la posibilidad final de una unidad

espiritual, una intuición fundamental que sublime y transforme en él y su percepción

del mundo, la huella del destierro original. Así nos explica que”… cuando uno

empieza la vida con muchas neurosis, ir aclarando esas neurosis y Dios mediante

morir tranquilo, para merecer una vejez serena, sabia… pues no es trabajo fácil…

es pues por eso que escribo explorando distintos ángulos y recovecos de mi alma y

del mundo…”

“… y en eso estoy…”

30
31

También podría gustarte