Este documento resume los 7 mandamientos de Jesús para sus discípulos: 1) Arrepentirse, 2) Bautizarse, 3) Partir el pan en la Cena del Señor, 4) Amar a Dios, al prójimo y al enemigo, 5) Orar, 6) Practicar la mayordomía cristiana dando de nuestro tiempo, talentos y tesoros, y 7) Hacer discípulos capacitando a otros para enseñar la Palabra de Dios.
Este documento resume los 7 mandamientos de Jesús para sus discípulos: 1) Arrepentirse, 2) Bautizarse, 3) Partir el pan en la Cena del Señor, 4) Amar a Dios, al prójimo y al enemigo, 5) Orar, 6) Practicar la mayordomía cristiana dando de nuestro tiempo, talentos y tesoros, y 7) Hacer discípulos capacitando a otros para enseñar la Palabra de Dios.
Este documento resume los 7 mandamientos de Jesús para sus discípulos: 1) Arrepentirse, 2) Bautizarse, 3) Partir el pan en la Cena del Señor, 4) Amar a Dios, al prójimo y al enemigo, 5) Orar, 6) Practicar la mayordomía cristiana dando de nuestro tiempo, talentos y tesoros, y 7) Hacer discípulos capacitando a otros para enseñar la Palabra de Dios.
Este documento resume los 7 mandamientos de Jesús para sus discípulos: 1) Arrepentirse, 2) Bautizarse, 3) Partir el pan en la Cena del Señor, 4) Amar a Dios, al prójimo y al enemigo, 5) Orar, 6) Practicar la mayordomía cristiana dando de nuestro tiempo, talentos y tesoros, y 7) Hacer discípulos capacitando a otros para enseñar la Palabra de Dios.
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LOS 7 MANDAMIENTOS DE JESUS.
(para sus discípulos)
1. ARREPENTIRNOS (Marcos1:15, Juan 3:16, Juan 20:22): El arrepentimiento es un cambio de corazón, obra de Dios y de nosotros. Dios nos hace renacer del Espíritu, comenzando una eterna transformación, por medio de nuestra fe (Romanos 8:5-30). El arrepentimiento no es solo hacer una decisión. La biblia no menciona decisiones para recibir a Cristo; eso es una tradición común, pero humana (que no viene de la Biblia). Lo que ordena Cristo es el arrepentimiento, ósea un cambio de corazón. Uno se vuelve a Dios. si una decisión abraza el arrepentimiento, bien, pero a veces no lo hace; tenemos que tratar directamente la transformación por el Espíritu Santo. El arrepentimiento no es solo dejar los pecados. Aunque uno deje todo pecado todavía no logra la santidad. Un sapo no peca, ni tampoco una piedra, pero no son santos. El arrepentimiento significa que el Espíritu Santo nos ha penetrado el corazón con la vida del Cristo resucitado para iniciar la santa vida, pero todavía mora en nosotros tambien aquel ‘viejo hombre’ de pecado (Romanos 7:14-25). No exigimos una perfección inmediata. Un pecador puede arrepentirse de corazón, pero por haber tenido una vida muy mala, comete todavía muchos errores y pecados. Nos parece aún inconverso y lo mal juzgamos. Pero Dios que conoce los corazones ve aquel que hace un esfuerzo mucho más grande que los otros para vivir en santidad. Solo Dios lo sabe. Por esto Cristo nos ordena no juzgar (Mateo 7:1-2) ni arrancar lo que parece cizaña entre el trigo, sino dejar que Dios juzgue (Mateo 13:27-30). Por todo esto, el maestro sabio aplica la palabra a los creyentes crecientes, para facilitar esta transformación en Cristo. 2. BAUTIZARNOS (Mateo 28:18-20): el bautismo inicia el discipulado. El Cristo resucitado nos ordena en su Gran comisión “hacer discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…” el discipulado comienza con el bautismo de los que se arrepienten y confían en Cristo. El bautismo es el primer paso de fe y obediencia para los arrepentidos. Significa morir con Cristo al pecado y resucitar con El para nueva vida eterna y santa (Romanos 6:1-14). Por esto los apóstoles bautizaron inmediatamente (Hechos 2:41; 10:47-48, etc.). no usaron el bautismo como una clausura después de un curso largo de doctrina o aprobación. Esto es una tradición común pero humana. El bautismo confirma la conversión. Los apóstoles contaron los convertidos cuando fueron añadidos a la iglesia por el bautismo (Hechos 2:41). Les ensenaron la doctrina en detalle después (Hechos 2:42). El evangelismo se cumple en uno cuando se bautiza. Es para los malos que lo confiesan y piden perdón. A los que pidieron el bautismo por motivo de su santidad, Juan el Bautista les llama víboras y se lo negó; pero a los muy malos que lo confesaron les bautizo, (Lucas 3:1-18). Cuando uno renace en Cristo es un bebe espiritual, ¿dejamos al bebe fuera de la puerta en el frio hasta que deje de ensuciar los panales? Así hacemos si desanimamos al recién nacido demorando su bautismo por nuestras dudas. Dilatar el bautismo por requisitos no bíblicos es ser mezquino con la gracia de Dios tambien hace que uno regale demasiado a la gente. Pues, este curso pastoral le ayudara a enseñar de modo positivo, para que su enseñanza sea un canal para la gracia, para creyente nuevos y crecientes. 3. PARTIR EL PAN (cena del Señor): A través de los siglos los cristianos han celebrado la Santa Cena en obediencia a Cristo. tal obediencia glorifica más a Cristo que cualquier enseñanza o alabanza. Podríamos alabar a nuestro Rey Jesucristo con los labios hasta ponernos roncos, pero si no le obedecemos, el no acepta tales alabanzas vacías (Isaías 29:13). El pastor sabio busca equilibrio y armonía entre su enseñanza y los otros elementos de la adoración divina. 4. AMAR: amamos a Dios y al prójimo de modo practico (Lucas 10:25-37); a otros discípulos (Juan 13:34-35); y al enemigo perdonamos (Mateo 5:44; 6:14-15) el amor entre hermanos en Cristo se concreta cuando servimos unos a otros con los dones espirituales que nos da el Espíritu Santo. (Romanos 12:3-16). Nada vale aprender y predicar la Palabra si no es por amor (1 Corintios 13:1-3). La enseñanza tiene que apoyar los otros ministerios que Dios requiere en el Nuevo Testamento (Efesios 4:11-16). El Espíritu Santo los armoniza en amor (1 Corintios 12; 13). 5. ORAR (Juan 16:24): en cada sesión en que se reúnen los estudiantes con el Instructor de extensión, oramos unos por los otros, y por los planes de todos. La oración apoya todo ministerio de la iglesia. Todo lo importante que hace la iglesia es por obra de Dios, pero él no hace nada sin que lo pidamos. Nuestras enseñanzas y ministerios llevaron fruto solo cuando pedimos a Dios su dirección, poder y sabiduría. Si no ensenamos con oración, nuestros esfuerzos serán de balde ante Dios. 6. DAR (Lucas 6:38): Jesús ordena que practiquemos la mayordomía cristiana. Dios nos ha dado todo lo que poseemos; somos mayordomos de ellos. Un mayordomo es un siervo que maneja los bienes de otro. Le da cuenta al dueño de como lo hace, tal como en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). Ocupamos lo que Dios nos ha dado para su gloria, no para fines egoísta. El dar no solo toca el dinero. Somos mayordomos de nuestro tiempo, talento y tesoros. Lo que damos en estos tres aspectos de la vida en la tierra es invertido para recibir una recompensa más grande en el cielo (Mateo 5: 19-21). damos con alegría lo que se propone en el corazón, y no por obligación (2 Corintios 9:6-7). La mayordomía incluye dedicar nuestro tiempo a Dios, aunque no recibamos ningún pago. Satanás susurra que uno sirva de pastor a menos que recibamos salario. Las iglesias con recursos deben sostener a sus pastores (1 Timoteo 5:17-18). Pero cuando faltan recursos uno pastorea por amor (1 Pedro 5:1-4; 2 Tesalonicenses 3:7:12). Tambien, aunque haya recursos para algunos, Dios quiere que todos sirvan en algún ministerio. Una iglesia le falta salud si solamente los que reciben salario ensenan la Palabra y cumplen con los otros ministerios que el Nuevo Testamento requiere. El pastor o anciano que ama a Dios y la gente, practica y ensena la mayordomía cristiana de modo que todos den con alegría de su tiempo, tesoro y talento. 7. HACER DISCIPULOS (Mateo 28:18-20): ¿Cuál es la diferencia entre un discípulo y un mero estudiante? Los dos aprenden la Palabra de Dios, pero con distintos fines. El mero estudiante aprende para ganar más conocimientos. Pero el discípulo estudia para ponerlo en práctica inmediatamente con la gente que sirve. Es hacedor de la Palabra y no solamente oidor (Santiago 1:22). Pues hermano, este curso pastoral facilita aplicar el estudio inmediatamente, a los que usted pastorea o capacita como líderes, recordando estos siete mandatos básicos del Señor. Recuerde bien que es deber de nosotros capacitar a nuestros propios Timoteos tal como lo hizo Jesucristo con los doce apóstoles; ellos lo hicieron con otros. Lo hacemos por cadena. Pablo dijo a Timoteo (2 Timoteo 2:2), “lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para ensenar a otros”