Filosofia y Formacion Docente
Filosofia y Formacion Docente
Filosofia y Formacion Docente
El psicólogo Paulo Freire implica que desde la perspectiva educativa existen muchas
otras cosas, ya que la forma en la que calificamos la naturaleza del pensamiento podrían
basarse en conceptos de método o una metodología, una teoría, un sistema o una pedagogía,
que, en definitiva, involucran el mismo proceso de formación tanto para el docente como
para los estudiantes; a lo anterior, se le ha denominado filosofía de Paulo Freire y,
particularmente una filosofía de la educación.
En este sentido, se precisa que el intento de toda filosofía es comprender, y esto tiene
ver, con hacer familiar algo que en algún sentido y de alguna manera nos resulta lejano, tal
cual y como puede visualizare desde los procesos o prácticas educativas, en palabras de
Martínez (2015):
El papel de enseñar que tiene el profesor no se agota en la descripción del concepto del
objeto. Esto es, enseñar no es para mí describir, no es perfilar al alumno el concepto,
muchas veces alejado, demasiado ya, de la materialidad del contenido: ya que aprender
no es memorizar mecánicamente el perfil del objeto, o la descripción del objeto (Freire,
p.12).
En el mismo artículo, se advierte sobre los riegos que implica el proceso educativo,
destacando que se debe priorizar un elemento por encima de otros. Decía por ello que “la
escuela tradicional enfatiza la figura del maestro enormemente. Enfatiza, por ejemplo, el
papel de paradigma, de modelo. Las escuelas nuevas, por otro lado, enfatizaron el papel del
alumno, del discípulo, olvidando a veces el papel del educador” (Freire, 1989, p. 18)2.
Sin embargo, la filosofía educativa de este autor, es una filosofía de la educación que
al entender el proceso educativo globalmente, reconoce lo político de la educación, recupera
la unidad dialéctica entre enseñanza y aprendizaje, y el saber de experiencia como elemento
clave del proceso educativo, además de pensar en la profesión docente y reconocer que si
1
Freire, P. (1989). Una educación para el desarrollo: la animación sociocultural. Buenos Aires:
ICSAHvmanitas.
2
Ibíd., 1989.
bien, se caracteriza por una falta de estima social, igualmente es una tarea apasionante,
eminentemente ética, sustantivamente política, adjetivamente pedagógica e intelectualmente
exigente.
Ahora bien, resulta conveniente destacar que en la actualidad el papel de los docentes-
formadores no es tanto el de “enseñar” unos determinados conocimientos que tendrán una
vigencia limitada y estarán siempre accesibles para quienes lo necesiten; como el de ayudar
a los estudiantes a “aprender a aprender para emprender y ser” de una manera autónoma, en
esta cultura del cambio y evolución continua, promoviendo su desarrollo cognitivo y
personal.
3
Villanueva, J. (2006). La filosofía y la formación docente. Hacia la construcción y consolidación de una
praxis educativa más conciente, crítica y participativa. Laurus, vol. 12, núm. Ext, 2006, pp. 206-235
4
De Sahagún, L. (1988), “El hombre ¿Quién es?”, Madrid: Atenas
colocar al docente, en su búsqueda por poseer y trasmitir la verdad, ante el reto de conocer y
comprender las cuestiones acerca de las causas últimas, las razones esenciales y la finalidad.
Para esto, la capacidad de discurrir, de cuestionar y de justificar sistemática y racionalmente
lo que se piensa, es fundamental.
Sumado a lo anterior, se considera que para que exista una verdadera filosofía
educativa, de la práctica y los procesos ligados al aprendizaje y, formación a docente, se
deben cambiar esas formas de práctica cuando, además de estar animada por un proyecto que
es asumido y orientado por teorías que se someten a crítica constante, es una forma de
objetivación que a la vez transforma a los individuos y los hace capaces de realizar otras
prácticas.
5
Yurén, C. (2005). “Reformas curriculares en la formación de docentes en México.” Edición – Educao
Realidade.