Guía Comunidad Lillo Nieves
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CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS
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Retomado del libro Manual para el Trabajo Social Comunitario. Pág. 98
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Ibíd. Pág. 99
1. Fase de toma de contacto
Por otro lado, cabe recalcar que debe ser un proceso constante en el Trabajo Social
Comunitario y tiene tres características que permite una intervención integral:
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Ibíd. Pág. 100
Este proceso tiene como objetivo tratar de “conocer a fondo el futuro escenario de
la acción y de detectar la orientación y las condiciones de esta”4. Para ello, es
necesario reconocer los ejes principales de la investigación los cuales son:
3. Fase de Planificación
4
Ibíd. Pág. 102
5
Ibíd. Pág. 101
6
Ibíd. Pág. 105
La dimensión sectorial: indica la articulación en programas por sectores y por
áreas de intervención
describe el plan de acción para cada uno de los sujetos, los niveles, las áreas
y los ámbitos de actuación
Establece los objetivos estratégicos, los objetivos y las metas que queremos
alcanzar, teniendo en cuenta las oportunidades de la zona para estimular su
propio desarrollo y transformación, y también las amenazas que determinan
una predominancia de ciertos puntos débiles sobre los fuertes.
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Ibíd. Págs. 105-106
exija planteamientos de la acción lo suficientemente flexibles que permitan
una adaptación a las circunstancias sobre las que opera.
Integralidad: porque no podemos olvidar el contexto, la comunidad en
general.
Por otra parte, la intervención ordinaria “es aquella fase en la que la comunidad
misma y sus propios grupos son los que empiezan a actuar directamente”9. Esta
fase está caracterizada por los siguientes aspectos:
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Ibíd. Pág. 108
9
Ibíd. Pág. 109
5. Fase de Evaluación:
Esta fase se puede considerar como un instrumento que nos permite realizar un
balance sobre el proceso de intervención que se llevó a cabo, permitiéndonos
identificar los obstáculos como los logros alcanzados, así como hacer una
comparación entre la situación inicial y aquello que se pretendía hacer con la
situación final y aquello que finalmente se pudo realizar.
Por último, “la evaluación supone, en cierto sentido, dar marcha atrás en las fases
metodológicas y analizar cuál ha sido la acción realizada, concretamente; desde la
10
Ibíd. Pág. 112
perspectiva comunitaria”11. De esta manera, la evaluación cuenta con cinco niveles
de análisis:
actitud de respeto,
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Ibíd. Pág. 114
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Ibíd. Pág. 146
autenticidad y transparencia;
preparación técnica y actitudinal referida a técnicas motivacionales.
por último, con el fin que la participación sea efectiva y eficaz se requiere de tres
condiciones: Querer participar (motivación); poder participar (cauces) y saber
participar (conocimientos y habilidades). Para ello, es importante reconocer que, en
la intervención, la participación puede estar inmersa en diferentes dificultades, lo
cual permite generar estrategias que ayuden a mitigar los riesgos.
Bibliografía
Lillo, H. N., & Roselló, N. E. (2010). Manual para el trabajo social comunitario.
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