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Psicologia Personalidad Unidad 1 y 2

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Definición

Ciencia que intenta entender el comportamiento del ser humano en el mundo. El estudio de la personalidad es
abordada desde distintas perspectivas, cada una de las cuales presenta argumentos significativos, de todo que
probablemente ninguna de ellas sea más importante que otra, dado que todas contribuyen a la comprensión última de
lo que es la personalidad.

Orígenes de las teorías de la personalidad

Se remonta a la historia humana antigua. La conciencia acerca del "yo" y del mundo existió con probabilidad antes de la
reflexión deliberada, la filosofía y la ciencia. Con el transcurrir del tiempo, conforme las personas comenzaron a
reflexionar sobre sus ideas, la filosofía se desarrolló como un modo de entendimiento y de expresión.

Galeno asignó a cada tipo de persona un fundamento biológico basado en los cuatro fluidos corporales de la época; así
el entusiasmo del sanguíneo, se atribuía a la fuerza de la sangre, la tristeza al melancólico y era fruto a la sobreactivación
de la bilis negra, la irritabilidad del colérico al predominio de la bilis amarilla, y la apatía y lentitud del flemático a la
influencia de la flema.

En las modernas teorías de la personalidad responden a métodos científicos cuyo objetivo es determinar a través de las
respuestas habituales y específicas los conceptos básicos que definen los tipos y los rasgos, como también las basadas
en la constitución corporal. Estos modelos observacionales asignaban diferentes rasgos de personalidad a los sujetos
dependiendo de su pertenencia a distintas categorías definidas por características físicas.

Ernst Kretschmer, que diferenciaba entre leptosómicos, pícnicos y atléticos (delgados, gruesos y fornidos). Más tarde
William Sheldon, partiendo de preceptos teóricos distintos llegó a una clasificación paralela, si bien llamó a sus tres
grupos: ectomórficos (leptosomo), endomorfo (pícnico) y mesomorfo (atlético).

Hasta hoy, Sigmund Freud, es el mas influyente teórico de la personalidad, este abrió una nueva dirección para estudiar
el comportamiento humano. Según Freud, el fundamento de la conducta humana se ha de buscar en varios instintos
inconscientes, llamados también impulsos, y distinguió dos de ellos, los instintos cocientes y los instintos inconscientes.,
llamados también, instintos de la vida e instintos de la muerte.

El estudio de la personalidad propiamente dicho empezó en el siglo XX. En las dos primeras décadas los psicólogos
desarrollaron “tests mentales” para resolver problemas prácticos urgentes. No obstante el estudio de la personalidad no
se formalizó hasta finales de la década de los 30 con el trabajo de Allport y su definición como “la organización dinámica
en el individuo de aquellos sistemas psicofísicos (patrones característicos de conducta, pensamientos y sentimientos)
que determinan su peculiar ajuste al entorno” (Allport, 1966). En esta definición integra lo físico y lo psíquico, organiza la
personalidad en un sistema, la persona es un agente activo y único y se adapta a la situación.

En las décadas de los 30 y los 40 influyeron las guerras mundiales; asociándose mucho esta etapa al desarrollo de tests
estandarizados, donde Rogers y Frankl tuvieron gran implicación, cada uno en sus ramas (Mars, 2000). En la década de
los 50 y los 60, los trabajos de Skinner sobre las condiciones del entorno como factores de influencia en el
comportamiento humano y el desarrollo de la psicología social experimental cobraron gran importancia (Mars, 2000).

En las décadas de los 70 y 80 la psicología de la personalidad había perdido su objetivo principal (estudio del individuo
en su totalidad) al proliferar la investigación de constructos aislados (Bandura, 1989). Pero poco a poco, la disciplina se
fortaleció retomando las relaciones entre cognición, afecto y conducta; entre variables biológicas y culturales; entre
variables de personalidad y campos aplicados; y vuelve al estudio del Yo (Mars, 2000), tal y como lo comprendió Freud
en su momento. A partir de los 90 se produce una gran dispersión en su estudio, inabarcable para el objetivo de este
trabajo, por lo que nos centraremos principalmente en las teorías comprendidas en el periodo de 1900 a 1990.
Principales teorías de la personalidad

De acuerdo con la importancia que se le ha dado al estudio de la personalidad, se encuentra que para una mejor y
mayor conceptualización de la misma, se han desarrollado diferentes teorías que intentan explicar cómo se constituye la
personalidad humana; también se han diseñado estrategia para su evaluación, medición e interpretación, cada una de
las cuales constituye una forma diferente de abordar este fenómeno. Los instrumentos de personalidad son diseñados
para establecer semejanzas y diferencias entre varios individuos frente a las manifestaciones conductuales. Los
exponentes de las teorías y estrategias de evaluación que se presentarán; a continuación se basan en algún modelo
psicológico; por lo tanto, sus ideas acerca de la personalidad están de acuerdo con las leyes y principios generales de sus
postulados.

Teoría conductual de la personalidad

Watson, padre del conductismo, manifestó su acuerdo con la teoría de Jhon Locke en el siglo XVII sobre la tabula rasa,
teoría de la personalidad según la cual un recién nacido viene en blanco y es el ambiente el que determinará la
personalidad debido a la moldeabilidad de este, no solo en la infancia sino también en la etapa adulta (Davidoff, 1998).
De otra manera, Skinner, quien realizó experimentos sobre el aprendizaje animal y humano, concluyó que lo que una
persona aprende a hacer es semejante a como aprende otras cosas; por tal razón, lo que implica motivación
inconsciente, aspectos morales y rasgos emocionales no existe (Papalia y Wendkos, 1997).

El enfoque conductual de la personalidad hace énfasis en la especificidad situacional restándole importancia a las
manifestaciones internas (Pervin &John, 1998). Finalmente, la visión de Skinner concibe la conducta como un producto
elicitado como reforzador que incrementa la incidencia conductual.

Por lo tanto, el concepto estructural de la personalidad, planteado por Hull (1943) en el modelo E-R, sostiene que los
estímulos llegan a conectarse a las respuestas para formar lazos E-R; a partir de esta asociación entre estímulo y
respuesta se establecen los denominados hábitos; la estructura de la personalidad está en buena parte conformada por
hábitos o lazos E-R. Otro concepto estructural que utilizó Hull fue el impulso definido como un estimulo capaz de activar
la conducta; por lo tanto, son los impulsos los que hacen responder a un individuo. Estos pueden ser primarios (innatos),
secundarios (aprendidos); los primarios hacen referencia a condiciones fisiológicas en el interior del organismo (hambre,
sed), mientras que los secundarios son aquellos que se han adquirido con base en asociaciones de impulsos primarios
(ansiedad o miedo).

Teoría cognitiva de la personalidad

Esta teoría plantea que la conducta está guiada por la manera como se piensa y se actúa frente a una situación; sin
embargo, no deja de lado las contingencias que ofrece el ambiente inmediato ante cualquier situación. En palabras de
Bandura (1977), la personalidad es la interacción entre cognición, aprendizaje y ambiente; de igual manera juegan un
papel importante las expectativas internas de los individuos, pues el ambiente influye en la manera de comportarse y
por tanto modifica las expectativas del individuo ante otras situaciones respecto a su comportamiento, teniendo en
cuenta que las personas se ajustan a unos criterios o estándares de desempeño que son únicos a la hora de calificar un
comportamiento en diversas situaciones.

De acuerdo con el cumplimiento o no de las expectativas, se dice que las personas que alcanzan grandes niveles de
desempeño interno desarrollan una actitud llamada autoeficacia (Bandura y Locke, 2003), entendida como la capacidad
de manejar las situaciones de manera adecuada para generar resultados deseados. Mientras que para Rotter (1954)
esto puede ser utilizado como una habilidad cognitiva que influye en las personas de acuerdo con el manejo de sus
expectativas, como lo plantea Bandura (1977; citado por Davidoff, 1998), la conducta de las personas está orientada a
metas, pues los individuos se pueden regular a sí mismos; además tienen un grado de libertad y capacidad de cambiar
durante toda la vida.
Bandura consideró a los humanos como seres complejos, únicos, activos, destacando el pensamiento y la
autorregulación. Pues los individuos están en una continua resolución de problemas, partiendo de la experiencia y de la
capacidad de procesamiento de información. Por tal razón, Bandura realizó sus estudios en humanos en el nivel
contextual; por lo tanto, a través de la observación de modelos la persona puede transformar imágenes e ideas que se
pueden combinar y modificar con el fin de elaborar patrones de conducta adecuados.

Siguiendo con Bandura, el carácter, al definirse por dimensiones aprendidas y vinculadas a factores psicosociales, tiende
a formarse de manera continua pero especialmente en los procesos de socialización más básicos. Entre los modelos
centrados en dimensiones del carácter se destacan los que se centran en el concepto de “esquema”. Los esquemas son
sistemas estructurados y entrelazados, responsables del procesamiento de un estímulo percibido y su respuesta
conductual asociada (Beck, Freeman, Pretzer, Davis, Fleming & Ottaviani, 1995).

Por su parte, Mischel (1973) se interesó por estudiar las variables personales del aprendizaje social cognoscitivo,
variables que generaron otras maneras de percibir las diferencias conductuales; a partir, de estos estudios se pudo
especificar cómo las cualidades de una persona influyen en el ambiente y las situaciones, así como también que el
individuo emite patrones de conducta complejos y distintos en cada una de sus interacciones cotidianas. Por tal razón,
es necesario identificar las aptitudes de un individuo para construir diversas conductas bajo ciertas condiciones; de la
misma manera que es pertinente considerar la codificación y clasificación que hace un individuo de la situación, al igual
que demanda un gran interés por conocer sus expectativas respecto a los resultados esperados, los valores de esos
resultados y los sistemas autoregulatorios de esa persona en particular.

Sin embargo, Kelly (1955, citado por Pervin & John, 1998) planteó cono concepto estructural de la personalidad el
constructo, como una manera de construir o interpretar el mundo; es un término utilizado por las personas para
anticipar o experimentar sucesos, pues los interpreta, les da estructura y significado. Al observar dichos sucesos, el
individuo da cuenta de que existen características que los diferencian de otros individuos.

En cuanto al aporte a la construcción de instrumento, Rotter (1966) presentó una escala para evaluar las expectativas
generalizadas del individuo sobre el control interno o externo del reforzamiento (Escala I-E). Esta escala consiste en un
inventario autodescriptivo de elección forzada, construido en el contexto del aprendizaje social.

Teoría psicodinámica de la personalidad

De acuerdo con el teórico más importante de este paradigma de la psicología (Sigmund Freud, 1856-1939), la conducta
de una persona es el resultado de fuerzas psicológicas que operan dentro del individuo y que por lo general se dan fuera
de la conciencia (Morris y Maisto, 2005). El concepto de conducta desde esta orientación es de vital importancia porque
permite entender la personalidad; es por eso que Pervin y John (1998) plantean que el punto de vista estructural de
Freud es una buena manera de abordar este tema.

Según la idea antes expuesta, la persona posee tres estructuras que aparecen durante el desarrollo de la vida; la primera
de ellas corresponde a lo que se ha denominado ello, la única estructura que se encuentra presente en el nacimiento y
es totalmente inconsciente, se interesa en satisfacer los deseos del niño con el fin de evitar el dolor. En esta parte del
desarrollo el niño solo tiene dos maneras de obtener placer, las acciones reflejas y la fantasía (Brainsky, 1998).

La segunda estructura planteada por Freud (1967) es el yo, el que se encuentra entre lo consciente y lo preconsciente
que busca satisfacer los deseos del ello en el mundo externo; se diferencia de éste en que, en lugar de actuar de
acuerdo con el principio del placer (satisfacción inmediata), actúa bajo el principio de realidad. Por medio del
razonamiento inteligente el yo busca demorar la satisfacción de los deseos del ello hasta que se pueda garantizar la
gratificación de la manera más segura posible. Cuando la persona llega a la edad adulta no solo busca la satisfacción de
deseos sino que empieza a entrar en juego el componente moral, lo cual se ha denominado súper yo, este cumple las
veces de guardián moral, entonces tiene la función de vigilar al yo para conducirlo hacia las acciones morales
socialmente aceptadas (Pervin & John, 1998).

Teniendo en cuenta lo anterior, Freud plantea que la personalidad se desarrolla en la medida en que una persona logra
satisfacer los deseos sexuales durante el curso de su vida, es decir, que la personalidad está determinada por la manera
en que se aborda cada una de las etapas psicosexuales (Morris & Maisto, 2005). Las etapas psicosexuales son cinco y las
vivencias en cada una de ellas dan cuenta de un posible perfil de personalidad. A continuación se presenta cada una de
estas etapas.

 Etapa oral: este periodo comprende desde el nacimiento hasta los 18 meses y se caracteriza básicamente,
según Davidoff (1998), porque el niño obtiene placer a través de succionar el pecho de la madre y masticar los
alimentos meses más tardes. Según Freud (1967; citado por Pervin & John, 1998), los niños que obtienen buena
gratificación durante esta etapa tienden a ser adultos optimistas, crédulos y confiables, mientras que los que no
son satisfactoriamente gratificados tienden a ser pesimistas, sarcásticos, discutidores y hostiles.
 Etapa anal: comprende de los 18 meses a los 3 años aproximadamente, en esta etapa el placer del niño está
concentrado en el ano y lo experimenta a partir de la expulsión y retención de heces fecales. Se cree que los
hijos de padres estrictos en el entrenamiento de control de esfínteres tienden a ser autodestructivos,
obstinados, mezquinos y excesivamente ordenados durante la edad adulta (Freud, 1967).
 Etapa fálica: comprende de los 3 a 6 años, es una etapa muy importante porque es este el momento en que los
niños empiezan a descubrir sus genitales, entonces se apegan mucho más al progenitor del sexo contrario
mientras que experimentan sentimientos de rivalidad con el progenitor del mismo sexo. De no darse una
adecuada identificación con los progenitores se forma lo que en los niños se conoce como complejo de Edipo y
en las niñas complejo de Electra (Papalia & Wendkos, 1997). Las personas que no reciben suficiente gratificación
durante esta etapa tienden a mostrarse como egoístas, vanidosos, con baja autoestima, tímidos y con
sentimientos de minusvalía durante la edad adulta (Morris & Maisto, 2005).
 Etapa de latencia: va de los 6 hasta los 12 o13 años; Freud creía que en esta etapa el interés por el sexo
disminuye y los niños pueden jugar con los otros niños del mismo sexo sin experimentar ninguna dificultad
(Papalia & Wendkos, 1997). Finalmente de los 13 años en adelante Freud describe la etapa genital, momento en
el cual se despiertan los impulsos sexuales permitiendo que el adolescente satisfaga todos los deseos reprimidos
durante la niñez, las personas que logran abordar satisfactoriamente esta etapa, desarrollan un muy buen
sentido de responsabilidad y preocupación por los demás (Davidoff, 1998).

Según el enfoque dinámico de la personalidad la manera de evaluar dicho fenómeno involucra estrategias como las
técnicas de manchas o tintas, técnicas pictóricas o gráficas, técnicas verbales, recuerdos autobiográficos y técnicas de
ejecución. Entre las técnicas de mancha se encuentra la prueba proyectiva del Rorschach y la técnica de mancha de tinta
de Holtzman (HIT). El Rorschach deriva su nombre de su autor llamado Hermann Rorschach, esta revela percepciones,
emociones, pensamientos e impulsos inconscientes acerca del mundo exterior (Davidoff, 1998). Consiste en una serie de
10 láminas que contienen manchas, a las cuales la persona debe hacerles una interpretación comunicando lo que piensa
que representan; adicional a esto el examinador debe llevar un registro del tiempo que tarda la persona en responder, la
localización, los determinantes y la calidad o nivel de la forma de la respuesta. Aunque esta prueba no posee fiabilidad y
validez está mucho más dirigida a la organización cognitiva del individuo (Papalia & Wendkos, 1997).

El HIT fue diseñado tomando como base el Rorschach, con el fin de eliminar las deficiencias técnicas de los primeros
instrumentos. La técnica de HIT proporciona dos series paralelas de 45 tarjetas cada una donde la persona debe dar una
sola respuesta, incluye muchas variables presentes en el Rorschach y adiciona otras como ansiedad y hostilidad.

De acuerdo con las técnicas pictóricas o gráficas se encuentran algunas como: el Test de Apercepción Temática, el cual
evalúa la personalidad apartar de 19 tarjetas que contienen dibujos no definidos en blanco y negro mas una tarjeta en
blanco, se le pide al examinado que elabore una historia de acuerdo con el dibujo. Para la tarjeta blanca se le pide que
imagine algún dibujo que lo describa y que cuente una historia al respecto (Anastasi & Urbina, 1998). Las técnicas
verbales hacen especial énfasis en la asociación e palabras o en completar frases. Los recuerdos autobiográficos hacen
especial énfasis en que la persona recuerde eventos tempranos de su vida, las técnicas de ejecución hacen referencias al
uso del dibujo, el juego y los juguetes para la interpretación de la personalidad.
Teoría fenomenológica de la personalidad

La teoría fenomenológica de la personalidad, a diferencia del psicoanálisis, considera que el ser humano no debe ser
comprendido como resultado de conflictos ocultos e inconscientes sino que tiene una motivación positiva y que,
conforme a cómo evoluciona en la vida, el hombre va logrando obtener niveles superiores de funcionamiento, teniendo
en cuenta que la persona es responsable de sus propias actuaciones y por ende de las consecuencias que le
sobrevienen. Dos de los teóricos importantes de esta compresión de la personalidad son Carl Rogers y Gordon Allport.

Carl Rogers consideró que los seres humanos construyen su personalidad cuando se ponen al servicio de metas
positivas, es decir, cuando sus acciones están dirigidas a alcanzar logros que tengan un componente benéfico (Morris &
Maisto, 2005). Para Rogers, la persona desde que nace viene con una serie de capacidades y potenciales los cuales tiene
que seguir cultivando a través de la adquisición de nuevas destrezas; esta capacidad se ha denominado tendencia a la
realización; por el contrario, cuando el individuo descuida el potencial innato hay una tendencia a que se vuelva un ser
rígido, defensivo, coartado y a menudo se siente amenazado y ansioso.

Por su parte, Allport (1940), resaltó la importancia de los factores individuales en la determinación de la personalidad,
señaló que debía existir una continuidad motivacional en la vida de la persona, estuvo de acuerdo con Freud en que la
motivación estaba determinada por los instintos sexuales, pero difiere de él en que esta determinación se dé de manera
indefinida pues según él, el predominio de los instintos sexuales no permanece durante toda la vida.

También creía que la medida en que los motivos de una persona para actuar son autónomos, determina su nivel de
madurez, señalando así la importancia del yo, concepto que defendió porque creía que era una de las características
más importantes de la personalidad. Para que no se confundiera su orientación del yo con la dada por Freud, creo el
concepto de propium, lo que contiene las raíces de la uniformidad que caracteriza las actitudes, objetivos y valores de la
persona. Según lo anterior, el yo no se encuentra presente al momento de nacer sino que se desarrolla con el paso del
tiempo (Mischel, 1988). Para la evaluación de la personalidad desde este modelo, los teóricos han planteado la
utilización de pruebas tales como: Ordenamientos Q, diseñada por William Stephenson en la década de los 50’s, es una
prueba proyectiva, pero desde el punto de vista subjetivo proporciona la representación integral de los puntos fuertes y
debilidades de la personalidad de un individuo. Otros instrumentos como la Escala de Autoconcepto de Tennessee, la
escala de Autoconcepto para niños de Piers-Harris y los Inventarios de Autoestima de Coopersmith. De manera general,
desde este enfoque se tiende a preferir herramientas como los estudios de casos, entrevistas no estructuradas en lugar
de pruebas psicológicas de tipo objetivo (Aiken, 2003).

Perspectivas Psicológicas de la Personalidad

Desde la perspectiva psicológica se ha venido definiendo el concepto de personalidad; por ejemplo, Leal, Vidales y
Vidales (1997) plantean la personalidad desde tres miradas diferentes, las cuales son: a) organización total de las
tendencias reactivas, patrones de hábitos y cualidades físicas que determinan la efectividad social del individuo; b) como
un modo habitual de ajustes que el organismo efectúa entre sus impulsos internos y las demandas del ambiente; y c)
como un sistema integrado de actitudes y tendencias de conductas habituales en el individuo que se ajustan a las
características del ambiente.

Adicional a lo anterior, los planteamientos psicológicos hacen referencia a un conjunto de cualidades propias de cada
persona en particular, clasificadas en tres grupos: a) clasificación de los atributos personales, que hacen referencia a la
organización del ser humano en las diferentes etapas del desarrollo; b) los biólogos y los conductistas la definen en
términos de ajuste, debido a que es un fenómeno de la evolución que se refiere a un modo de supervivencia o de
adaptación al medio a partir de las características del individuo; y c) la personalidad definida a partir de las diferencias
individuales, es decir, que las características que posee un miembro difieren de las características de otro individuo de
su mismo grupo (Leal & cols., 1997).
De igual manera Allport (1975, citado por Cerdá, 1985) asume que la personalidad se refiere a “la integración de todos
los rasgos y características del individuo que determinan una forma de comportarse” (p. 438), es decir, que la
personalidad se forma en función del desarrollo del individuo, a partir de las características ambientales, biológicas y
sociales que explican, modulan y mantienen su comportamiento.

A partir de las características definidas anteriormente, éstas se relacionan con algunos términos que son primordiales en
lo que al estudio de la personalidad se refiere, por lo cual se describirán dos términos que darán sustento al concepto de
personalidad: el temperamento y el carácter. Según Allport (1975, citado por Cerdá, 1985) el temperamento es un
fenómeno naturalmente emocional, es decir, que se puede presentar a causa de factores genéticos o hereditarios, pues
los individuos reaccionan de manera rápida e intensa ante la estimulación ambiental y por tanto su estado puede
fluctuar de acuerdo a las exigencias del medio.

Desde la primera etapa de la evolución humana, las necesidades de adaptación del hombre primitivo y de los animales
superiores impulsaron el desarrollo de los instintos básicos –huida, defensa y reproducción–. De acuerdo con estos tres
instintos se constituyen los tres tipos de temperamento, y que hoy es posible representar a través de tres dimensiones –
ansiedad, hostilidad y extraversión–. Cada una de estas dimensiones o temperamentos están relacionados con el
desarrollo de estrategias cognitivas propias (Lluís, 2002).

Respecto al segundo término que compone el concepto de personalidad se encuentra el carácter que es entendido
como el grado de organización moral que posee un individuo y que se fundamenta a través de los juicios de valor y de
una evaluación ética que se hace de la personalidad, depende en gran medida de la propia experiencia de cada
individuo, debido a que cada persona se ve influenciada por diferentes factores que ocurren a su alrededor; por tanto
como lo plantea Lluís (2002) el carácter controla, modifica, corrige y autorregula la actividad de los individuos, a fin de
poder dar respuestas satisfactorias a las exigencias del medio. El carácter es una combinación de sentimientos, valores y
sentimientos que un individuo va adquiriendo a lo largo de su desarrollo a través de la interacción, condiciones y
circunstancias externas, además difiere en cada individuo de acuerdo con su forma o punto de vista de interpretar la
realidad humana.

Pero la personalidad no solo se ha entendido a partir de los dos conceptos anteriores sino también desde lo genético, el
desarrollo en cuanto a etapas y la evolución de la especie; pues de acuerdo con algunas teorías (Domínguez &
Fernández, 1999), todos los niños poseen ciertas funciones y estructuras que no han alcanzado su correspondiente
maduración, lo cual permite no identificar una base sólida de la personalidad, por tal razón, se puede hablar de
personalidad a partir de los 3 años, puesto que se han identificado algunos intereses, aptitudes, estilo conductual y la
manera de resolver problemas que facilitan su bienestar y supervivencia en el medio (Costa & McCrae, 1997; Díaz &
Díaz-Guerrero, 1997). Resulta claro que la estructura de personalidad es permanente, continua y particular a lo largo de
los años en hombres y mujeres, aunque en algunos casos esta puede adoptar otros patrones que dificultan el
desempeño del individuo (Costa & McCrae, 1994; Digman, 1989; Fruyt, Mervielde & Van-Leeuwen, 2002).

Raymond Cattell

(Staffordshire, 1905 - Honolulu, 1998) Psicólogo inglés que estableció un método experimental y cuantitativo para el
estudio de la personalidad y la motivación humana. En sus primeras investigaciones aisló 16 factores de personalidad,
los cuales agrupó en un test denominado 16PF.

Estudió Química en la Universidad de Londres y se doctoró en 1929 por la misma universidad. Posteriormente comenzó
a sentirse interesado por la Psicología y trabajó bajo la dirección de Charles E. Spearman, en la Clínica de Orientación
Infantil de Leicester, desde 1932 hasta 1937. En este mismo año se desplazó a Nueva York y realizó varias
investigaciones con Edward L. Thorndike. Ocupó puestos en las universidades de Harvard, Clark y Buke. En 1945 fue
designado profesor investigador en la Universidad de Illinois, de la que fue profesor durante más de 30 años. Desde
1978 hasta su muerte en 1998 fue profesor en la Universidad de Hawai. Fundó el Institute for Personality and Ability
Testing (IPAT) en 1949.
Fue el investigador más famoso en el campo de las teorías de la personalidad basadas en la clasificación de los sujetos
según sus "rasgos". El desorbitado número de términos ingleses, unos 18.000, que aparecían en los diccionarios de
psicología referidos a la personalidad le llevaron a Cattell a señalar que muchos de ellos eran en realidad sinónimos o
casi sinónimos. Cattell redujo la lista de 4.500 adjetivos aplicables al ser humano que habían elaborado los psicólogos
Allport y Odbert a 171 rasgos de la personalidad, suprimiendo los sinónimos. Además, demostró que cuando a las
personas se las clasifica dentro de esas 170 o 200 características, varios rasgos tienden a agruparse, de manera que si a
una persona se la califica de tenaz y persistente, puede ser calificada también de responsable, metódica y servicial. De
esta forma llegó a establecer 16 grupos de rasgos que definen la personalidad humana.

Cattell diseñó el cuestionario "16 Factores de Personalidad" (16PF) destinado a investigar estos factores. A cada uno de
los 16 grupos le puso una letra que luego derivó en un título correspondiente al nombre de algún rasgo. Los denominó
sizia/affectia (persona reservada/persona demostrativa), inteligencia, fortaleza yoica (estabilidad o inestabilidad
emocional), dominio/sometimiento, desurgencia/surgencia (precavido o confiado en la buena suerte), fuerza superyoica
(concienzudo o no), threctia/parmia (timidez o desinhibición), harria/premsia (rudeza o ternura), alaxia/protensión
(confianza o suspicacia), praxernia/autia (práctico o imaginativo), sencillez/astucia, adecuación no
perturbada/proclividad a sentir culpa, conservadurismo/radicalismo, adhesión grupal/autosuficiencia, integración del
sentimiento de sí (indisciplina o control), y tensión érgica (tranquilidad o tensión); estas dimensiones están
correlacionadas entre sí y mediante un análisis factorial se pueden reducir de 4 a 8 factores de segundo orden. Entre sus
numerosísimas obras cabe destacar The scientific analysis of personality (1965) y Personality and mood by questionnaire
(1973).

Gordon Allport

(Gordon Willard Allport; Montezuma, Indiana, 1897-Cambridge, Massachusetts, 1967) Psicólogo y pedagogo
estadounidense. Aplicó conceptos y métodos de las ciencias sociales a los estudios psicológicos y desarrolló una original
teoría de la personalidad, expuesta en obras como Personalidad: una interpretación psicológica (1937).

Gordon Allport estudió psicología con Münsterberg y conoció a fondo la psicología experimental con Langfeld y la
epistemología e historia de la psicología con Holt en Harvard; trabajó en el servicio social para estudiantes extranjeros
del departamento de ética social, y prestó el servicio militar en el Student Army Training Corps, del que se licenció en
1919. En 1921 se doctoró en Psicología con una tesis dedicada a los rasgos de la personalidad.

Durante los dos años siguientes residió en Berlín, Hamburgo y Cambridge, en donde estudió con C. Stumpf, M. Dessoir,
M. Wertheimer, W. Köhler, E. Jaensch, H. Werner y W. Stern. Regresó a Harvard en 1924, donde impartió clases de ética
social, y colaboró con E. G. Boring y W. McDougall. De 1929 a 1933 enseñó psicología en el Dartmouth College. En 1930,
invitado por Boring, regresó a Harvard, en donde permaneció hasta el fin de su vida.

Allport promovió el "movimiento interdisciplinario" de la Universidad de Harvard, de donde surgió el departamento de


ciencias sociales dirigido por Talcott Parsons. Durante 48 años formó parte de la redacción del Journal of Abnormal and
Social Psychology, del que fue director durante 12 años. Como responsable de la sección de la American Psychological
Association, que se ocupaba de los intercambios con el extranjero, consiguió ayudas concretas para muchos psicólogos
europeos que durante el nazismo se habían visto obligados a dejar Europa y refugiarse en Estados Unidos o en América
del Sur.

Su nombre está estrechamente relacionado con el desarrollo de la psicología de la personalidad, que desde 1920 se
constituyó como disciplina psicológica autónoma. En su obra, Gordon Allport pone el acento sobre la singularidad del
comportamiento humano individual, y critica la teoría freudiana, el conductismo radical y las teorías de la personalidad
basadas, en gran parte, en la observación del comportamiento animal. Subraya, además, la coherencia del
comportamiento y la importancia de los determinantes conscientes.

En Personalidad: una interpretación psicológica (1937) define la personalidad como "la organización dinámica dentro del
individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su adaptación al ambiente", subrayando que esta
personalidad es diferente en cada individuo. Ninguno de los modelos teóricos usados en el estudio del comportamiento
humano proporciona una base útil para la comprensión de la personalidad, cuyo estudio sólo puede emprenderse desde
un punto de vista empírico. Según Allport, a la psicología le incumbe la definición de los conceptos sobre los que se
puede estudiar empíricamente la personalidad.

Uno de sus conceptos fundamentales es el de "rasgo", definido como "sistema neuropsíquico generalizado y focalizado,
capaz de ofrecer muchos estímulos funcionalmente equivalentes y de preparar y dirigir formas coherentes de
comportamiento adaptativo y expresivo". El rasgo tiene un carácter más general que la actitud, y no implica valores, es
decir, que prescinde de la aceptación o el rechazo de objetos o circunstancias. Para comprender su teoría es esencial
distinguir entre "rasgos individuales" y "rasgos comunes", lo que se ha de tener en cuenta al explicar el comportamiento
intencional.

En su concepto de la motivación, destaca la singularidad del individuo, y considera fundamental el principio de


"autonomía funcional". Las necesidades o motivos que influyen sobre el comportamiento humano no proceden
directamente de necesidades primarias (hambre, sexo), sino que son funcionalmente autónomas con respecto al
individuo y capaces de reproducirse a sí mismas; es decir, el principio afirma que una actividad o forma de
comportamiento dada puede llegar a ser un fin, un objetivo en sí misma, aunque en principio tuviera otras causas. Para
él, este principio explica los proyectos, intenciones, objetivos y planes del "Yo" que no pueden remontarse a los de la
infancia ni entenderse como reacciones condicionadas.

En su teoría de la motivación y de la personalidad también revisten además extrema importancia los conceptos de "Sí" y
de "Yo", más tarde sustituidos por el de "proprium", definido como aquella parte de la personalidad que parece
desempeñar un papel íntimo y central para el individuo. Allport subraya que la psicología necesita adoptar métodos
"idiográficos", que permitan el estudio del caso particular. Por lo tanto, el uso de las pruebas psicológicas debe
conjugarse con formas de examen directo basadas en el empleo de cuestionarios y la utilización de documentos
personales, como memorias, apuntes o cartas.

Entre sus estudios destacan también los dedicados al análisis del prejuicio, que, según Allport, puede llegar a tener una
connotación favorable, pues tiende a disminuir cada vez que miembros de grupos diferentes se encuentran en situación
de igualdad ante objetivos comunes. En La naturaleza del prejuicio (1954) se ocupó de las discriminaciones contra los
judíos y los negros americanos, señalando que el racismo es producido por "temores imaginarios". Tampoco pueden
dejar de recordarse sus estudios dedicados a la religión, que para él representa un aspecto de la personalidad que el
psicólogo no puede descuidar ni minusvalorar (The Individual and his Religion, 1950; Becoming, 1955). Entre sus obras
deben destacarse, junto a las ya citadas, Desarrollo y cambio: consideraciones básicas para una psicología y La
personalidad: su configuración y desarrollo.

Hans Jürgen Eysenck

(Berlín, 1916 - Londres, 1997) Psicólogo británico de origen alemán. Profesor de psicología en la Universidad de
Londres, realizó diversos estudios sobre teoría de la personalidad y tratamiento de las neurosis. Entre sus numerosas
obras destacan Las bases biológicas de la personalidad (1967), Sexo y personalidad (1976) e Inteligencia: la lucha de la
mente (1981).

El verse obligado a afiliarse al partido nacionalsocialista para poder ingresar en la Universidad de Berlín le hizo
marcharse de Alemania. Al finalizar sus estudios en la Universidad de Dijon, Hans Eysenck se estableció en Inglaterra,
donde ingresó en el University College de Exeter. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como psicólogo en el Mill
Hill Emergency Hospital de Londres, encargándose del tratamiento psiquiátrico del personal militar.

Posteriormente a la reapertura de este centro en 1946, fue nombrado director del departamento de psicología (1947).
Fundó el Instituto de Psicología del Maudsley Hospital (1950), del que fue director, y que se convirtió en uno de los más
importantes de Gran Bretaña. Profesor de psicología en la Universidad de Londres desde 1948, en 1955 fue nombrado
catedrático.
Hans Eysenck es autor de numerosos cuestionarios y tests, entre los que destaca el Eysenck Personality Inventory, que
intenta medir tres constructos dimensionales en el ser humano: extroversión versus introversión, neuroticismo versus
control, y psicoticismo versus normalidad, que representan la estructuración de la personalidad en el más alto nivel de
generalización.

Escéptico respecto del valor de la psicoterapia y del psicoanálisis, Eysenck defendió la terapia de conducta como
tratamiento de los trastornos mentales, inspirándose en las teorías de Ivan Pavlov y de John B. Watson. Una de sus tesis
más polémicas es la de que el nivel de inteligencia está condicionado por factores raciales. Esta idea queda manifiesta en
su obra Raza, inteligencia y educación (1971), basada en estudios estadísticos.

Otras de sus obras son Usos y abusos de la psicología (1953), Psicología: hechos y palabrería (1956), Cómo conocer su
propio cociente de inteligencia (1966), El estudio experimental de las teorías freudianas (1973), La rata o el diván (1980),
Astrología: ciencia o superstición (1982), El declinar del imperio freudiano (1985), Personalidad y diferencias individuales
(1986), Enigmas de la psicología (1982) y Experimentos en terapia de conducta (1964).

Primeras investigaciones sobre los rasgos

La teoría de los rasgos se refieren a las características particulares de cada individuo como el temperamento, la
adaptación, la labilidad emocional y los valores que le permiten al individuo girar en torno a una característica en
particular (Engler, 1996).

Sir Francis Galton fue el primer científico en reconocer lo que hoy en día es conocida como la Teoría Léxica. Esta es, la
idea de que las diferencias en personalidad más relevantes socialmente están codificadas en el lenguaje mediante un
adjetivo que las designe.

En 1936, Gordon Allport y H. S. Odbert pusieron esta hipótesis en práctica. Buscaron en dos de los más importantes
diccionarios de la lengua inglesa y extrajeron 17 953 palabras que describían la personalidad. Después redujeron esta
gigantesca lista a 4504 adjetivos que describían rasgos observables y relativamente permanentes.

En 1940, Raymond Cattell utilizó la lista de Allport-Odbert, introdujo términos obtenidos de una investigación
psicológica, y eliminó todos los sinónimos reduciendo la lista a un total de 171 palabras. Después encuestó a sujetos
para que evaluaran a gente que conocían con los adjetivos de esta lista y analizó los resultados. Cattell identificó 35
rasgos de personalidad a los cuales se refirió como la "esfera de personalidad". Él y sus colaboradores construyeron tests
de personalidad para estos rasgos. Los datos obtenidos de estos tests fueron analizados con la emergente tecnología de
la informática combinado con el método estadístico del análisis factorial. Resultó en 16 grandes rasgos de personalidad,
con los cuales confeccionó el test.

En 1961, dos investigadores de las Fuerzas Aéreas, Tupes y Christal, utilizaron las medidas de rasgos de Cattell, y
encontraron 5 factores recurrentes. Este trabajo fue replicado por Norman, que también encontró que 5 grandes
factores eran suficientes para explicar muchos tipos de personalidad. A estos factores Norman los denominó
Extraversión, Agradabilidad, Conciencia, Estabilidad Emocional y Cultura.

En este sentido Raymond Cattel, uno de los personajes más significativos en esta teoría, agrupó los rasgos en cuatro
formas que se anteponen; de esta manera su clasificación fue la siguiente:

Comunes (propios de todas las personas) contra únicos (son característicos de individuo); b) superficiales (fáciles de
observar) contra fuentes (solo pueden ser descubiertos mediante análisis factorial); c) constitucionales (dependen de la
herencia) contra moldeados por el ambiente (dependen del entorno); d) los dinámicos (motivan a la persona hacia la
meta) contra habilidad (capacidad para alcanzar la meta) contra temperamento (aspectos emocionales de la actividad
dirigida hacia la meta) (Aiken, 2003).
Posteriormente, Hans Eysenck (1970) definió la personalidad como una organización estable y perdurable del carácter,
del temperamento, del intelecto y del físico de la persona, lo cual permite su adaptación al ambiente, definición
originada a partir del orden de las fuerzas biológicas, la tipología histórica y la teoría del aprendizaje, estableciendo así la
base de la personalidad compuesta por tres dimensiones: introversión-extroversión, neuroticismo (síntomas
relacionados con la ansiedad) y psicoticismo (conducta desorganizada) (Davidoff, 1998).

Eysenck describe la personalidad como una jerarquía de respuestas especificas y respuestas habituales que no solo
describen la conducta sino que busca comprender los factores causales de la misma (Engler, 1996). Eysenck (1947)
realizó una revisión acerca de las teorías del temperamento con la que logró dar explicación a los factores o dimensiones
de la personalidad: introversión en contraposición con extroversión y emocionalidad en contraposición con estabilidad,
siendo la primera dimensión la que determina que una persona sea sociable y participativa al relacionarse con otros
sujetos. Extroversión-introversión es una dimensión continua que varía entre individuos, pues algunos tienden a ser más
amistosos, impulsivos y extrovertidos mientras que otros se inclinan por ser más reservados, callados y tímidos.

La dimensión de emocionalidad, en contraposición con estabilidad, se refiere a la capacidad de adaptación de un


individuo al ambiente y a la estabilidad de esta conducta a través del tiempo. Algunas personas son más estables
emocionalmente de una manera integral mientras que otrassuelen ser más impredecibles desde el punto de vista
emocional.

Eysenck y Rachman (1965) sostiene que existen dos extremos de esta dimensión en los que fácilmente una persona
puede encajar o no; en uno de los extremos las personas son emocionalmente más inestables, intensas y exaltantes con
facilidad o por el contrario son malhumoras, ansiosas e intranquilas; en el otro, las personas son más estables a nivel
emocional, calmadas, confiables y despreocupadas.

La dimensión denominada psicoticismo se caracteriza por la pérdida o ausencia del principio de realidad connotado por
la incapacidad para distinguir entre los acontecimientos reales o imaginados (Engler, 1996). Entre los instrumentos de
evaluación de la personalidad desde esta teoría se encuentra que una de las herramientas más usadas es el 16PF,
desarrollado por Cattel, que definió y midió a través del análisis funcional los 16 factores o dimensiones de la
personalidad, describiendo lo abierta o cerrada que es una persona, si es estable o emotiva (Papalia & Wendkos, 1997).
En su versión final, el 16PF dispone de una sola forma, la cual contiene 185 reactivos tomados de las formas previas del
cuestionario, sus preguntas están orientadas hacia la solución de problemas (Anastasi & Urbina, 1998).

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